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EL LENGUAJE Y EL LUGAR DE LA MUJER: SOCIOLINGÜÍSTICA FEMINISTA Y VALORACIÓN SOCIAL DEL

HABLA FEMENINA. Virginia Acuña

2. LA INVESTIGACIÓN SOBRE LAS DIFERENCIAS DE GÉNERO EN EL HABLA

En los últimos años, la Sociolingüística se ha centrado en analizar las diferencias en la forma de hablar de los hombres
y mujeres en diversas situaciones comunicativas, y de los estereotipos que han ido surgiendo. Estas investigaciones
empezaron a desarrollarse a partir de la publicación del libro de Lakoff: Language and woman’s place.
Donde dice que las mujeres son discriminadas lingüísticamente por el modo en que aparecen representadas en la
estructura de las lenguas y por la manera en que la sociedad espera que hablen y se expresen. Lakoff nos dice que las
mujeres son educadas desde niñas para hablar con delicadeza y cortesía, evitando usar un lenguaje directo y cualquier
expresión que pueda resultar demasiado tajante. Por lo que consideraba que las mujeres hablan de esa manera porque
es como la sociedad ha establecido que debe hablar una “señorita”. Según Virginia, el problema es que ese estilo de
habla, que se considera femenino y apropiado para las mujeres, puede expresar “inseguridad” y “falta de poder y
autoridad”, y esto puede ser un obstáculo para el éxito profesional de las mujeres, principalmente para alcanzar los
puestos que requieren el desempeño de un rol de liderazgo.
La visión problemática de la “lengua de las mujeres” de Lakoff originó muchas investigaciones que dicen que las
mujeres utilizan con frecuencia las formas de expresión señaladas por Lakoff, pero no porque sean más inseguras a la
hora de hablar, sino porque suelen ser más corteses que los hombres; por ej., las mujeres suelen matizar las
afirmaciones para no imponer su punto de vista a los demás y no porque duden de lo que dicen.
En estas investigaciones, que las mujeres hablen con más cortesía, se valora como una habilidad comunicativa porque
demuestra sensibilidad hacia las necesidades del interlocutor. A menudo, las mujeres intercambian confidencias y
hablan sobre sus problemas personales, esto refleja la importancia que le dan a la expresión de emociones y empatía a
través de la comunicación.
Se elaboró una larga lista de “diferencias de género” en el habla, donde se interpretaba que las mujeres y los
hombres tienen estilos comunicativos diferentes: a las mujeres se les atribuye un estilo comunicativo indirecto, falto
de autoridad, afectivo y de solidaridad con el interlocutor, mientras que el estilo de los hombres es directo, poderoso,
informativo y competitivo. Estos estilos se atribuían sin tener en cuenta el contexto comunicativo, la edad, la cultura o
la orientación sexual. Esto ha sido muy criticado por el tratarlos como si fuesen una clase homogénea y no tener en
cuenta las diferencias que pueden darse los dos grupos. Además, estas diferencias están apoyadas en estereotipos. Por
eso, se vio la necesidad de trabajar dentro de un marco teórico diferente, como va a explicar Ana.

4. LA VALORACIÓN SOCIAL DEL HABLA FEMENINA EN EL TRABAJO

Hasta hace poco parecía que se valoraba más el estilo masculino que el femenino. Sin embargo, Cameron dice que
esto ha cambiado. Virginia dice que actualmente las mujeres están muy valoradas por las habilidades comunicativas
que se les asocian; y para ello cita el anuncio de una compañía telefónica británica, donde se anima a los hombres a
ser tan comunicativos como las mujeres.
Otro ejemplo que utiliza Cameron consiste en la reproducción de una parte de la entrevista en la que explica las
razones por las que tienden a escoger a mujeres para trabajar en servicios de comunicación con el cliente.
Cameron destaca que esta valoración positiva del habla femenina no ha supuesto una mejora de las condiciones
laborales de las mujeres, ya hay muchas teleoperadoras, pero este es un trabajo precario y de sueldos bajos.
Según los estudios sociolingüísticos más recientes sobre género y discurso en el mundo laboral, las características
asociadas con el habla femenina apenas aparecen en otros sectores o se perciben como inadecuadas.
Holmes & Schnurr hicieron un análisis y para ello grabaron interacciones en varios centros de trabajo de Nueva
Zelanda, y descubrieron que este tipo de prácticas, asociadas con el habla femenina, son realizadas por hombres y
mujeres en el sector de la educación y en empresas que tratan directamente con los clientes. En cambio, en las fábricas
y en las empresas de informática se prefiere a los hombres.
Ostermann compara el estilo discursivo de las mujeres que trabajan con víctimas de violencia de género en 2
instituciones: un centro de atención feminista y una oficina de la policía. Aunque en los dos casos las víctimas eran
atendidas por mujeres, estas interactuaban de forma distinta; en el centro feminista usaban un estilo de comunicación
centrado en la solidaridad, mientras que en la oficina de la policía empleaban un estilo más distante. Esto se interpreta
como que las trabajadoras trataban de adaptarse al sistema policial, en el que dominan las normas tradicionales de
comportamiento masculino.

5. REPRESENTACIONES HUMORÍSTICAS DEL “LENGUAJE DE HOMBRES Y MUJERES”

Algunos estudios se han centrado en el modo en que aparece representada el habla de las mujeres en los refranes y
textos clásicos, que describen el habla de las mujeres de forma peyorativa, asociándola con el chisme, el engaño o la
manipulación, y dicen cómo deberían hablar.
En estos refranes, destaca de forma peyorativa la charlatanería de las mujeres, su supuesta tendencia a hablar
demasiado y a difundir cotilleos con mala intención. Este estereotipo de la mujer charlatana se ha explicado como un
intento de controlar el habla entre mujeres, que supone una amenaza para la sociedad patriarcal, que establece el
silencio como virtud femenina.
Actualmente, se habla más de los diferentes “lenguajes” que emplean las mujeres y los hombres, y de los numerosos
malentendidos que se producen entre ellos. Dos libros: Men are from Mars, women are from Venus, de John Gray, y
You just don´t understand, de Deborah Tannen, explican en qué se diferencian estos “lenguajes”, para que los lectores
puedan entender mejor a sus parejas y evitar malentendidos.
Podemos ver que en las redes son más numerosos los contenidos que se centran en el “lenguaje de las mujeres” y que
está bastante más problematizado que el “lenguaje de los hombres”. Esto aparece en viñetas humorísticas, que son las
que va a tratar la autora, aplicadas a la comunicación dentro de la pareja. Por ej., la Figura 1, expresa lo enormemente
difícil que es comprender a las mujeres; no hay una viñeta del mismo tipo para hombres.
Otras viñetas elaboran esta idea mediante una lista de frases supuestamente propias del habla de las mujeres,
acompañadas por su “traducción”. En este caso sí que hay viñetas similares referidas al habla de los hombres, y otras
que comparan el “lenguaje de ambos”. Las frases que se atribuyen a los hombres y su “traducción”:
1. Tengo hambre = Tengo hambre
2. Estoy cansado = Estoy cansado
3. Pareces tensa... ¿Te doy un masaje? = Primero te meto mano, y después lo hacemos
4. ¿Bailas? = Quiero sexo contigo
5. ¿Te gustaría ir al cine? = Quiero sexo contigo
6. ¿Quieres salir a cenar? = Quiero sexo contigo
7. ¿Te quieres casar conmigo? = Quiero que sea ilegal para ti acostarte con otro hombre
8. ¿Qué te pasa? = Qué tipo de drama auto-inventado te afecta hoy?
9. ¿Estás enfadada? = Me imagino que esta noche nada de sexo...
10. ¿Yo también te quiero = Vale? ¿Contenta? ¿Podemos empezar con el sexo ya?
11. ¡Qué bien te queda = Qué buena estás!
Las 2 primeras frases caracterizan a los hombres por usar un lenguaje claro y directo: lo que dicen se corresponde con
lo que piensan.
Un gran número de frases aparecen presentadas como una estrategia que utilizan los hombres para ligar con las
mujeres y conseguir sexo con ellas: ofrecen un masaje, invitan a bailar o a ir al cine.
De forma similar, otras frases son una estrategia para complacer a las mujeres, a veces también con el único fin de
tener sexo con ellas, y ocultan un sentimiento de fastidio por las necesidades afectivas de ellas, representadas como
exageradas y ridículas.
Hay preguntas con las que tantear las posibilidades de tener sexo con la mujer y frases que la halagan por su aspecto,
ocultando una visión sexual.
Por último, la propuesta de matrimonio se presenta como una forma de “asegurarse” legalmente de que la mujer no
podrá acostarse con otro hombre.
Puede decirse que los hombres aparecen representados como “simples”, que hablan de forma directa y que su único
objetivo en la relación con su pareja es el sexo.
6. CONCLUSIONES FINALES
Desde sus inicios, la sociolingüística feminista ha enfocado la valoración social del habla femenina como una cuestión
importante de desigualdades de género, destacando las connotaciones negativas que esta presenta y tratando de
revalorizarla.
Aunque el habla asociada con las mujeres actualmente está bien valorada en determinados sectores del mundo laboral,
en otros se mantiene el predominio de los estilos discursivos que han estado tradicionalmente ligados a la
masculinidad y a los hombres.
De cara al futuro, lo más importante es que la sociolingüística feminista siga insistiendo en las ideologías y
estereotipos de género, demostrando la compleja realidad del discurso de las personas y los aspectos positivos que
presentan tanto el discurso masculino como el femenino en la práctica.

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