Está en la página 1de 106

Cáncer de próstata

¿Qué es el cáncer?
El cuerpo está compuesto por millones de millones de células vivas. Las células normales
del cuerpo crecen, se dividen para crear nuevas células y mueren de manera ordenada.
Durante los primeros años de vida de una persona, las células normales se dividen más
rápidamente para permitir el crecimiento. Una vez que una persona llega a la edad adulta,
la mayoría de las células sólo se dividen para remplazar a las células desgastadas o a las
que están muriendo y para reparar lesiones.
El cáncer se origina cuando las células en alguna parte del cuerpo comienzan a crecer de
manera descontrolada. Existen muchos tipos de cáncer, pero todos comienzan debido al
crecimiento sin control de las células anormales.
El crecimiento de las células cancerosas es diferente al crecimiento de las células
normales. En lugar de morir, las células cancerosas continúan creciendo y forman nuevas
células anormales. En la mayoría de los casos, las células cancerosas forman un tumor.
Las células cancerosas pueden también invadir o propagarse a otros tejidos, algo que las
células normales no pueden hacer. El hecho de que crezcan sin control e invadan otros
tejidos es lo que hace que una célula sea cancerosa.
Las células se transforman en células cancerosas debido a una alteración en el ADN. El
ADN se encuentra en cada célula y dirige todas sus actividades. En una célula normal,
cuando se altera el ADN, la célula repara la alteración o muere. Por el contrario, en las
células cancerosas el ADN alterado no se repara, y la célula no muere como debería. En
lugar de esto, esta célula persiste en producir más células que el cuerpo no necesita.
Todas estas células nuevas tendrán el mismo ADN alterado que tuvo la primera célula
anormal.
Las personas pueden heredar un ADN alterado, pero con más frecuencia las alteraciones
del ADN son causadas por errores que ocurren durante la reproducción de una célula
normal o por algún otro factor del ambiente. Algunas veces, la causa del daño al ADN es
algo obvio, como el fumar cigarrillos. No obstante, es frecuente que no se encuentre una
causa clara.
Las células cancerosas a menudo se trasladan a otras partes del organismo donde
comienzan a crecer y a formar nuevos tumores que remplazan al tejido normal. A este
proceso se le conoce como metástasis. Ocurre cuando las células cancerosas entran al
torrente sanguíneo o a los vasos linfáticos de nuestro organismo.
Independientemente del lugar hacia el cual se propague el cáncer, se le da el nombre (y se
trata) según el lugar donde se originó. Por ejemplo, el cáncer de próstata que se extendió
a los huesos sigue siendo cáncer de próstata y no cáncer de huesos.
Los diferentes tipos de cáncer se pueden comportar de manera muy distinta. Cada tipo de
cáncer crece a velocidad distinta y responde a distintos tratamientos. Por esta razón, las
personas con cáncer necesitan recibir un tratamiento dirigido a su particular tipo de
cáncer.
No todos los tumores son cancerosos. A los tumores que no son cancerosos se les llama
tumores benignos. Los tumores benignos pueden causar problemas, ya que pueden crecer
mucho y ocasionar presión en los tejidos y órganos sanos. Sin embargo, estos tumores no
pueden crecer (invadir) hacia otros tejidos. Debido a que no pueden invadir otros tejidos,
tampoco se pueden propagar a otras partes del cuerpo (hacer metástasis). Estos tumores
pocas veces ponen en riesgo la vida de una persona.

¿Qué es cáncer de próstata?


Para entender el cáncer de próstata, resulta útil conocer sobre la próstata y las estructuras
adyacentes en el cuerpo.

Algunos datos sobre la próstata


• La próstata es una glándula que sólo tienen los hombres, y que se ubica justo debajo
de la vejiga urinaria y delante del recto.
• El tamaño de la próstata cambia con la edad. Su crecimiento es rápido durante la
pubertad, promovido por el aumento en hormonas masculinas (llamadas andrógenos)
que hay en el cuerpo, como testosterona y dihidrotestosterona (DHT).
• Mientras las hormonas masculinas estén presentes, por lo general el tamaño de la
próstata permanece casi igual o crece lentamente en los adultos. En los hombres más
jóvenes, la próstata es del tamaño aproximado de una nuez. Sin embargo, puede ser
mucho más grande en hombres de más edad.
• La función de la próstata consiste en producir cierta cantidad del líquido que protege
y nutre a los espermatozoides presentes en el semen. Esto causa que el semen sea más
líquido.
Justo detrás de la próstata se encuentran las glándulas llamadas vesículas seminales, las
cuales producen el mayor volumen de líquido para el semen. La uretra, que es el
conducto que transporta la orina y el semen fuera del cuerpo a través del pene, pasa por el
centro de la próstata.

Hiperplasia prostática benigna


A medida que el hombre envejece, la parte interior de la próstata (alrededor de la uretra)
a menudo sigue creciendo, lo que puede causar una afección común llamada hiperplasia
prostática benigna (benign prostatic hyperplasia, BPH). Cuando se presenta esta
afección, el tejido de la próstata puede presionar la uretra, lo que causa problemas al
pasar la orina.
La hiperplasia prostática benigna no es cáncer ni se convierte en cáncer, aunque puede
ser un problema grave para algunos hombres. Si se requiere tratamiento, a menudo se
pueden usar medicinas para reducir el tamaño de la próstata o para relajar los músculos
que se encuentran en ésta, lo que usualmente ayuda a que la orina fluya. Si las medicinas
no son útiles, puede que sea necesario emplear algún tipo de cirugía, tal como una
resección transuretral de la próstata. (Lea la sección “Cirugía para el cáncer de próstata”
para una descripción de este procedimiento).

Cáncer de próstata
En la próstata, hay varios tipos de células, pero casi todos los cánceres de próstata se
originan de las células glandulares (las células que producen el líquido de la próstata que
es agregado al semen). El término médico para un cáncer que comienza en las células
glandulares es adenocarcinoma.
Otros tipos de cáncer también se pueden originar en la glándula prostática, incluyendo:
• Sarcomas
• Carcinomas de células pequeñas
• Tumores neuroendocrinos (aparte de los carcinomas de células pequeñas)
• Carcinomas de células transicionales
Pero estos tipos de cáncer de próstata no son frecuentes. Por lo tanto, si usted tiene cáncer
de próstata es casi seguro que sea un adenocarcinoma. El resto de este documento se
refiere solamente al adenocarcinoma de la próstata.
Algunos cánceres de próstata pueden crecer y propagarse rápidamente, pero la mayoría
crece lentamente. De hecho, los estudios realizados en algunas autopsias muestran que
muchos hombres de edad avanzada (e incluso algunos hombres más jóvenes) que
murieron por otras causas también tenían cáncer de próstata que nunca les afectó durante
sus vidas. En muchos casos, ellos no sabían, y ni siquiera sus médico, que tenían cáncer
de próstata.

Posibles afecciones precancerosas de la próstata


Algunos estudios sugieren que el cáncer de próstata comienza con una afección
precancerosa, aunque esto aún no se conoce con certeza.

Neoplasia prostática intraepitelial


En esta afección, existen cambios microscópicos en la apariencia de la glándula
prostática, pero las células anormales no parecen invadir otras partes de la próstata (como
lo harían las células cancerosas). Basándose en cuán anormales se ven los patrones de las
células, se clasifican de la siguiente forma:
• PIN de bajo grado: los patrones de las células de la próstata se ven casi normales.
• PIN de alto grado: los patrones de las células se ven más anormales.
Esta afección comienza a aparecer en la próstata de algunos hombres tan temprano como
entre los 20 y los 29 años de edad. Casi la mitad de todos los hombres tienen neoplasia
prostática intraepitelial (prostatic intraepithelial neoplasia, PIN) al cumplir los 50 años.
Muchos hombres comienzan a presentar una neoplasia de bajo grado a una edad
temprana, pero no necesariamente padecen cáncer. Aún no está clara la importancia de la
neoplasia prostática intraepitelial de bajo grado con respecto al cáncer de próstata. Si en
una biopsia de la próstata se reporta un hallazgo de PIN de bajo grado, el seguimiento
para los pacientes usualmente es el mismo al que se daría si nada anormal se hubiese
reportado.
Si se encontró una neoplasia prostática intraepitelial de alto grado en su biopsia de
próstata, hay aproximadamente 20% de probabilidades de que usted también tenga cáncer
en otra área de la próstata. Por esta razón, los médicos a menudo observan
cuidadosamente a los hombres con neoplasia prostática intraepitelial de alto grado y
pueden recomendar la repetición de una biopsia de la próstata, especialmente si la biopsia
original no tomó muestras de todas las partes de la glándula.

Atrofia inflamatoria proliferativa


La atrofia inflamatoria proliferativa (proliferative inflammatory atrophy, PIA) es otro
posible hallazgo en una biopsia de próstata. En esta afección, las células de la próstata
lucen más pequeñas de lo normal, y existen signos de inflamación en el área. La PIA no
es cáncer, pero los investigadores creen que algunas veces puede convertirse en una PIN
de alto grado o tal vez en cáncer de próstata directamente.

¿Qué indican las estadísticas clave sobre el


cáncer de próstata?
El cáncer de próstata es el cáncer más común después del cáncer de piel, entre los
hombres en los Estados Unidos. Para el año 2015, los cálculos de la Sociedad Americana
Contra El Cáncer para este cáncer en los Estados Unidos son:
• Se diagnosticarán alrededor de 220,800 casos nuevos de cáncer de próstata.
• Se reportarán 27,540 muertes a causa del cáncer de próstata.
Aproximadamente uno de cada siete hombres será diagnosticado con cáncer de próstata
en el transcurso de su vida.
El cáncer de próstata principalmente ocurre en los hombres de edad avanzada. Alrededor
de seis de 10 casos se diagnostican en hombres de 65 años o más, y en pocas ocasiones se
presenta antes de los 40 años. La edad promedio al momento de realizarse el diagnóstico
es de aproximadamente 66 años.
El cáncer de próstata es la segunda causa principal de muerte en los hombres de los
Estados Unidos, después del cáncer de pulmón. Aproximadamente uno de cada 38
hombres morirá por cáncer de próstata.
El cáncer de próstata puede ser una enfermedad grave, aunque la mayoría de los hombres
diagnosticados con este cáncer no muere a causa de esta enfermedad. De hecho, en los
Estados Unidos, más de 2.9 millones de hombres que han sido diagnosticados con cáncer
de próstata en algún momento, siguen vivos hoy día.
Para obtener las estadísticas relacionadas con la supervivencia, lea la sección, “Tasas de
supervivencia del cáncer de próstata”.
¿Cuáles son los factores de riesgo del
cáncer de próstata?
Un factor de riesgo es todo aquello que afecta la probabilidad de que usted padezca una
enfermedad, como por ejemplo el cáncer. Los distintos tipos de cáncer tienen diferentes
factores de riesgo. Algunos factores de riesgo, como el fumar, pueden cambiarse. Otros,
como la edad de la persona o sus antecedentes familiares, no se pueden cambiar.
Sin embargo, los factores de riesgo no lo indican todo. Muchas personas con uno o más
factores de riesgo nunca padecen cáncer, mientras que otras que padecen la enfermedad
puede que hayan tenido pocos factores de riesgo conocidos o ninguno de éstos.
Todavía no entendemos completamente las causas del cáncer de próstata, pero los
investigadores han encontrado varios factores que podrían afectar el riesgo de un hombre
de padecer esta enfermedad.

Edad
El cáncer de próstata ocurre en muy pocas ocasiones en hombres menores de 40 años,
pero la probabilidad de tener cáncer de próstata aumenta rápidamente después de los 50
años. Alrededor de 6 de 10 casos de cáncer de próstata se detectan en hombres mayores
de 65 años.

Raza/grupo étnico
El cáncer de próstata ocurre con más frecuencia en los hombres de raza negra y en
hombres del Caribe con ascendencia africana que en los hombres de otras razas. Los
hombres de raza negra también tienen más del doble de probabilidades de fallecer debido
al cáncer de la próstata que los hombres de raza blanca. El cáncer de próstata ocurre con
menos frecuencia en los hombres asiático-americanos y en los hispanos/latinos que en los
hombres blancos. No están claras las razones de estas diferencias raciales y étnicas.

Geografía
El cáncer de próstata es más común en Norteamérica y en la región noroeste de Europa,
Australia, y en las islas del Caribe. Es menos común en Asia, África, Centroamérica y
Sudamérica.
Las razones de esto no están claras. Es probable que el uso más intenso de pruebas de
detección en algunos países desarrollados sea responsable por lo menos en parte de esta
diferencia, pero también es probable que otros factores sean importantes, como
diferencias en el estilo de vida (alimentación, etc.). Por ejemplo, los hombres de
ascendencia asiática que viven en los Estados Unidos tienen un menor riesgo de cáncer
de próstata que los estadounidenses blancos, pero el riesgo de ellos es mayor que el de los
hombres que viven en Asia con antecedentes similares.

Antecedentes familiares
Parece ser que el cáncer de próstata afecta más a algunas familias, lo cual sugiere que en
algunos casos puede haber un factor hereditario o genético. Si el padre o el hermano de
un hombre padecen cáncer de próstata, se duplica el riesgo de que este hombre padezca la
enfermedad (el riesgo es mayor para los hombres que tienen un hermano con la
enfermedad que para aquellos con un padre afectado por este cáncer). Asimismo, el
riesgo es mucho mayor en el caso de los hombres que tienen varios familiares afectados,
particularmente si tales familiares eran jóvenes cuando se les encontró el cáncer.

Cambios genéticos
Los científicos han descubierto varios cambios genéticos heredados que parecen
aumentar el riesgo de cáncer de próstata, pero probablemente son sólo responsables de un
pequeño porcentaje de casos en general. Por ejemplo:
• Las mutaciones hereditarias de los genes BRCA1 o BRCA2 aumentan el riesgo de
cánceres de seno y de ovario en algunas familias. Las mutaciones en estos genes
también podrían aumentar el riesgo de cáncer de próstata en algunos hombres.
• Los hombres con el síndrome de Lynch (también conocido como cáncer colorrectal
hereditario sin poliposis o HNPCC), una afección causada por cambios genéticos
hereditarios, tienen un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluyendo el cáncer
de próstata.
Otros cambios genéticos hereditarios también pueden aumentar el riesgo de un hombre de
cáncer de próstata. Para más información sobre algunos de estos cambios genéticos, lea
“¿Conocemos las causas del cáncer de próstata?”.
Recientemente, algunas variaciones genéticas comunes han sido asociadas a un mayor
riesgo de cáncer de próstata. Se necesitan estudios para confirmar esto con el fin de
determinar si las pruebas para variantes genéticas serían útiles en predecir el riesgo de
cáncer de próstata.

Alimentación
No está claro cuál es el papel exacto que desempeña la alimentación en el desarrollo del
cáncer de próstata, aunque se han estudiado varios factores.
Los hombres que comen muchas carnes rojas o productos lácteos altos en grasa parecen
tener una probabilidad ligeramente mayor de cáncer de próstata. Estos hombres también
tienden a comer menos alimentos de origen vegetal como frutas, ensaladas y verduras.
Los médicos no están seguros cuál de estos factores es responsable del aumento en el
riesgo.
Algunos estudios han sugerido que los hombres que consumen una gran cantidad de
calcio (proveniente de alimentos o complementos) pueden tener un mayor riesgo de
padecer un cáncer de próstata. Es posible que los productos lácteos (los cuales a menudo
tienen mucho calcio) también puedan aumentar el riesgo. Sin embargo, la mayoría de los
estudios no ha encontrado tal asociación con los niveles de calcio encontrados en una
dieta regular. Es importante indicar que se sabe que el calcio proporciona otros beneficios
importantes a la salud.

Obesidad
La mayoría de los estudios no ha encontrado que estar obeso (peso excesivo) está
asociado con un mayor riesgo general de cáncer de próstata.
Sin embargo, algunos estudios han encontrado que los hombres obesos tienen un menor
riesgo de una forma de la enfermedad de bajo grado (menos peligrosa), pero un mayor
riesgo de un cáncer de próstata más agresivo. Las razones de esto no están claras.
Algunos estudios también han encontrado que los hombres obesos pueden tener un mayor
riesgo de padecer cáncer de próstata avanzado y de morir a causa de esta enfermedad,
pero no todos los estudios han encontrado esto.

Tabaquismo
La mayoría de los estudios no ha encontrado una asociación entre el hábito de fumar y el
riesgo de cáncer de próstata. Algunas investigaciones han vinculado el fumar con un
posible aumento pequeño en el riesgo de morir a causa de cáncer de próstata, aunque este
hallazgo necesitará ser confirmado por otros estudios.

Exposiciones en el lugar de trabajo


Cierta evidencia indica que los bomberos están expuestos a sustancias (productos tóxicos
de la combustión) que podrían aumentar el riesgo de cáncer de próstata.

Inflamación de la próstata
Algunos estudios han sugerido que la prostatitis (inflamación de la glándula prostática)
puede estar asociada a un riesgo aumentado de cáncer de próstata, aunque otros estudios
no han encontrado tal asociación. A menudo, la inflamación se observa en las muestras
del tejido de la próstata que también contiene cáncer. La asociación entre los dos no está
clara, pero ésta es un área activa de investigación.
Infecciones de transmisión sexual
Los investigadores han estudiado si las infecciones de transmisión sexual (como gonorrea
o clamidia) podrían aumentar el riesgo de cáncer de próstata, porque podrían causar
inflamación de la próstata. Hasta el momento, los estudios no han concordado, y no se
han logrado conclusiones sólidas.

Vasectomía
Algunos estudios han sugerido que los hombres que se han sometido a una vasectomía
(cirugía menor para volverse estériles) presentan un riesgo ligeramente mayor de cáncer
de próstata. Sin embargo, otros estudios no han hallado un incremento en el riesgo entre
los hombres que se han sometido a esta operación. Se sigue realizando investigación
sobre este posible vínculo.

¿Conocemos las causas del cáncer de


próstata?
Desconocemos exactamente qué causa el cáncer de próstata. Sin embargo, los
investigadores han encontrado algunos factores de riesgo y han logrado avanzar en el
entendimiento de cómo estos factores causan que las células de la glándula prostática se
vuelvan cancerosas (consulte la sección “¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de
próstata?”).
En un nivel básico, el cáncer de próstata es causado por cambios en el ADN de una célula
de la próstata. Los científicos han avanzado mucho en el entendimiento de cómo ciertos
cambios en el ADN pueden provocar que las células normales de la próstata crezcan
anormalmente y formen cánceres. El ADN es la estructura química en cada una de
nuestras células que conforma nuestros genes, las instrucciones para casi todo lo que
hacen nuestras células. Por lo general nos parecemos a nuestros padres porque ellos son
la fuente de nuestro ADN. Sin embargo, el ADN afecta algo más que nuestra apariencia.
Algunos genes controlan cuándo crecen nuestras células, cuándo se dividen para formar
nuevas células y cuándo mueren. A ciertos genes que ayudan a las células a crecer,
dividirse y a mantenerse vivas se les denominan oncogenes. Otros que retardan
normalmente la división celular, reparan los errores en el ADN, o que causan que las
células mueran en el momento apropiado se llaman genes supresores de tumores. El
cáncer puede ser causado en parte por cambios en el ADN (mutaciones) que activan los
oncogenes o desactivan los genes supresores de tumores.
Los cambios en el ADN pueden ser heredados de uno de los padres o pueden ser
adquiridos durante la vida de una persona.
Mutaciones hereditarias del ADN
Los cambios hereditarios en el ADN de ciertos genes parecen causar aproximadamente
5% a 10% de los cánceres de próstata. Varios genes mutados han sido vinculados a una
tendencia hereditaria del hombre de padecer cáncer de próstata, incluyendo:
RNASEL (anteriormente HPC1): la función normal de este gen supresor de tumores
consiste en ayudar a las células a morir cuando algo va mal en su interior. Las mutaciones
hereditarias en este gen podrían permitir que las células anormales vivan más tiempo de
lo que deberían, lo que puede dar lugar a un mayor riesgo de cáncer de próstata.
BRCA1 y BRCA2: estos genes supresores de tumores normalmente ayudan a reparar
errores en el ADN de una célula (o provocan que la célula muera si el error no se puede
corregir). Las mutaciones hereditarias en estos genes causan más comúnmente cáncer de
seno y de ovario en las mujeres. No obstante, los cambios hereditarios en el gen BRCA
también representan un número muy pequeño de los cánceres de próstata.
Genes de reparación de discordancias de ADN (tal como MSH2 y MLH1): estos
genes normalmente ayudan a corregir errores (discordancias) en el ADN que se cometen
cuando una célula se está preparando para dividirse en dos nuevas células. (Las células
deben hacer una copia nueva de su ADN cada vez que se dividen). Los hombres con
mutaciones hereditarias en estos genes tienen una condición conocida como síndrome de
Lynch, y tienen un mayor riesgo de cáncer colorrectal, próstata y otros tipos de cáncer.
Otras mutaciones genéticas hereditarias pueden ser responsables de algunos casos de
cáncer de próstata hereditario, aunque ninguna de ellas es una causa importante. Se están
llevando a cabo más investigaciones sobre estos genes.

Mutaciones del ADN adquiridas durante la vida de un


hombre
La mayoría de las mutaciones del ADN relacionadas con el cáncer de próstata no parecen
ser heredadas, sino que se forman durante el transcurso de la vida de un hombre.
Cada vez que una célula se prepara para dividirse en dos nuevas células debe copiar su
ADN. Este proceso no es perfecto y algunas veces ocurren errores, lo que deja el ADN
con imperfecciones en la célula nueva. No está claro con qué frecuencia estos cambios
del ADN se deben a eventos aleatorios, ni con qué frecuencia son influenciados por otros
factores (alimentación, niveles hormonales, etc.). En general, entre más rápido las células
crecen y se dividen, mayores son las probabilidades de que ocurran las mutaciones. Por lo
tanto, cualquier cosa que adelante este proceso puede hacer que el cáncer de próstata sea
más probable.
El desarrollo del cáncer de próstata puede estar asociado a un aumento en los niveles de
ciertas hormonas. Los niveles altos de andrógenos (hormonas masculinas, como la
testosterona) promueven el crecimiento de las células de la próstata, y podrían contribuir
al riesgo de cáncer de próstata en algunos hombres.
Algunos investigadores han notado que los hombres que presentan altos niveles de otra
hormona, el factor de crecimiento análogo a la insulina - 1 [IGF1]), tienen más
probabilidades de padecer cáncer de próstata. El IGF-1 es similar a la insulina, pero
afecta el crecimiento celular, no el metabolismo del azúcar. Sin embargo, en otros
estudios no se ha encontrado una relación entre el IGF-1 y el cáncer de próstata. Se
necesita más investigación para comprender estos hallazgos.
Como se mencionó en la sección “¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de
próstata?”, algunos estudios recientes han encontrado que la inflamación en la próstata
puede contribuir a cáncer de próstata. Una teoría consiste en que la inflamación podría
conducir a daño al ADN de la célula, lo que pudiese llevar a una célula a estar más cerca
de volverse cancerosa. Se necesitan más estudios en esta área.
La exposición a la radiación o a las sustancias químicas cancerígenas pueden causar
mutaciones en el ADN de muchos órganos, pero no se ha comprobado que estos factores
sean causas importantes de mutaciones en las células de la próstata.

¿Se puede prevenir el cáncer de próstata?


La causa exacta del cáncer de próstata se desconoce, por lo que no es posible prevenir la
mayoría de los casos de la enfermedad. Muchos factores de riesgo, tales como la edad, la
raza, y el historial familiar no se pueden controlar. No obstante, de acuerdo con lo que
sabemos, existen algunas medidas que puede tomar y que podrían reducir su riesgo de
cáncer de próstata.

Peso corporal, actividad física y alimentación


Los efectos del peso corporal, la actividad física y la alimentación sobre el riesgo de
cáncer de próstata no están claros, aunque usted puede tomar medidas que podrían
reducir su riesgo, tal como:
• Coma al menos 2½ tazas de una gran variedad de verduras y frutas cada día.
• Manténgase físicamente activo.
• Mantenga un peso saludable.
Para más información, lea Guías de la Sociedad Americana Contra El Cáncer sobre
nutrición y actividad física para la prevención del cáncer.
Vitaminas, minerales y otros suplementos
Algunos estudios preliminares han sugerido que tomar ciertos suplementos vitamínicos o
minerales, como la vitamina E o el selenio, pueden reducir el riesgo de cáncer de
próstata. Sin embargo, en un estudio extenso, no se encontró que la vitamina E ni el
selenio redujeran el riesgo de cáncer de próstata. Varios estudios actualmente buscan los
posibles efectos de la proteína de soya (llamada isoflavonas) en el riesgo de cáncer de
próstata. Los resultados de estos estudios todavía no están disponibles.
El consumo de suplementos puede presentar tanto riesgos como beneficios. Antes de
comenzar a tomar vitaminas u otros suplementos, consulte con su médico.

Medicinas
Algunos medicamentos podrían ayudar a reducir el riesgo de cáncer de próstata.

Inhibidores de la 5-alfa reductasa


Los dos medicamentos llamados inhibidores de la 5-alfa reductasa que se utilizan para
tratar la hiperplasia prostática benigna (BPH), un crecimiento no canceroso de la próstata,
son:
• Finasterida (Proscar®)
• Dutasterida (Avodart®)
Estos medicamentos también se han estudiado para saber si pueden reducir el riesgo de
cáncer de próstata, pero no está claro si los beneficios superarán los riesgos para la
mayoría de los hombres. Aun así, los hombres que quieran aprender más sobre el uso de
estos medicamentos deben consultar con sus médicos.

Aspirina
Algunas investigaciones sugieren que los hombres que toman aspirina diariamente por
mucho tiempo podrían presentar un menor riesgo de padecer y morir a causa de cáncer
de próstata. No obstante, se necesitan más investigaciones para demostrar si los posibles
beneficios superan a los riesgos.

Otros medicamentos
Se están realizando actualmente estudios clínicos con otras medicinas y suplementos
dietéticos que pudieran ayudar a reducir el riesgo de cáncer de próstata. Pero hasta ahora,
ninguno ha probado reducir el riesgo.
Para más información sobre estos temas, lea nuestro documento Prevención y detección
temprana del cáncer de próstata.

¿Se puede detectar el cáncer de próstata en


forma temprana?
La detección temprana se refiere a las pruebas que se realizan para encontrar una
enfermedad, como el cáncer, en personas que no presentan síntomas de esa enfermedad.
Para algunos tipos de cáncer, las pruebas de detección pueden ayudar a encontrar
cánceres en una etapa inicial cuando son más fáciles de curar.
Frecuentemente se puede encontrar el cáncer de próstata en sus etapas tempranas
mediante el análisis de la cantidad de antígeno prostático específico (prostate-specific
antigen, PSA) en la sangre de un hombre. El cáncer de próstata también se puede
encontrar durante un examen digital del recto (digital rectal exam, DRE), en el cual el
médico se coloca un guante para insertar un dedo en el recto y palpar la glándula
prostática. Estas dos pruebas se describen detalladamente en nuestro documento
Prevención y detección temprana del cáncer de próstata.
Si los resultados de una de estas pruebas son anormales, se necesitan hacer pruebas
adicionales para determinar si se trata de cáncer. Si se encuentra cáncer de próstata
mediante las pruebas de detección PSA o DRE, probablemente el cáncer se encontrará en
una etapa más temprana y más tratable que la etapa de un cáncer que no hubiese sido
detectado precozmente con estas pruebas.
Las pruebas de detección definitivamente pueden ayudar a encontrar muchos cánceres de
próstata en etapa temprana, pero aún no está claro si estas pruebas salvan vidas. Hoy día,
las pruebas de detección que se utilizan para el cáncer de próstata presentan claramente
tanto beneficios como desventajas.
Actualmente, la Sociedad Americana Contra El Cáncer recomienda que los hombres que
estén considerando las pruebas de detección del cáncer de próstata deben tomar
decisiones fundadas en la información disponible, el diálogo con sus médicos y sus
opiniones sobre los beneficios y los efectos secundarios de las pruebas de detección y el
tratamiento del cáncer de próstata.
Para más información sobre las guías de detección para el cáncer de próstata de la
Sociedad Americana Contra El Cáncer, lea el documento titulado Prevención y detección
temprana del cáncer de próstata.

Signos y síntomas del cáncer de próstata


Por lo general, el cáncer de próstata en etapa inicial no causa síntomas. No obstante, los
cánceres de próstata más avanzados pueden a veces causar síntomas, como:
• Problemas al orinar, incluyendo un flujo urinario lento o debilitado o necesidad de
orinar con más frecuencia, especialmente de noche
• Sangre en la orina
• Dificultad para lograr una erección (disfunción eréctil)
• Dolor en las caderas, la espalda (columna vertebral), el tórax (costillas) u otras áreas
debido al cáncer que se ha propagado a los huesos
• Debilidad o adormecimiento de las piernas o los pies, o incluso pérdida del control de
la vejiga o los intestinos debido a que el cáncer causa presión en la médula espinal
Otras afecciones, también pueden causar muchos de estos mismos síntomas. Por ejemplo,
la hiperplasia prostática benigna (BPH) causa la dificultad para orinar con mucha más
frecuencia que el cáncer. Aun así, resulta importante que usted le informe a su médico si
presenta cualquiera de estos problemas para que la causa pueda ser encontrada y tratada,
de ser necesario.

¿Cómo se diagnostica el cáncer de próstata?


La mayoría de los cánceres de próstata se detecta primero mediante la prueba sanguínea
del antígeno prostático específico (prostate-specific antigen, PSA) y/o el examen digital
del recto (digital rectal exam, DRE). (Lea Prevención y detección temprana del cáncer
de próstata). Por lo general, los cánceres de próstata en etapas iniciales no causan
síntomas, en cambio los cánceres más avanzados se pueden detectar debido a los
síntomas que causan. Si de acuerdo con las pruebas de detección o los síntomas se
sospecha cáncer, el diagnóstico definitivo sólo se puede hacer mediante una biopsia de la
próstata.

Antecedentes médicos y examen físico


Si su médico sospecha que usted tiene cáncer de próstata, él o ella le preguntará si
presenta síntomas, tales como problemas urinarios o sexuales, y el tiempo que los lleva
presentando. Además, el médico le hará preguntas sobre dolor en los huesos, lo que
pudiera ser una señal de que el cáncer se propagó a los huesos.
Su médico también le hará un examen que incluirá un examen digital del recto (DRE), en
el cual él introducirá un dedo cubierto con un guante lubricado en el recto a fin de palpar
cualquier abultamiento o área firme en la próstata que pudiese ser cáncer. Si usted tiene
cáncer, algunas veces el DRE puede ayudar a indicar si el cáncer se encuentra en un solo
lado de la próstata, o en ambos lados, o si hay probabilidades de que se haya propagado
de la glándula prostática a los tejidos cercanos.
Su médico también puede examinar otras áreas de su cuerpo, y puede ordenar algunas
pruebas.

Prueba de PSA en sangre


La prueba de sangre del antígeno prostático específico (PSA) se usa principalmente para
tratar de encontrar temprano el cáncer de próstata en los hombres que no presentan
síntomas (lea Prevención y detección temprana del cáncer de próstata). No obstante,
también es una de las primeras pruebas realizadas en los hombres que presentan síntomas
que pudiesen ser causados por cáncer de próstata.

• La mayoría de los hombres saludables tiene una concentración de PSA


menor a 4 nanogramos por mililitro de sangre (ng/mL). La probabilidad de
tener cáncer de próstata aumenta a medida que el nivel de PSA sube.
Cuando se forma el cáncer de próstata, el nivel de PSA generalmente aumenta a más de 4
nanogramos. Aun así, un nivel menor de 4 no garantiza que un hombre no tenga cáncer,
pues alrededor del 15% de los hombres con un PSA menor de 4 darán positivo a cáncer
de próstata en una biopsia.

• Los hombres que tienen un nivel de PSA de 4 a 10 tienen una probabilidad


de 1 en 4 de presentar cáncer de próstata. Si el PSA es mayor de 10, la
probabilidad de cáncer de próstata es de más de 50%.
No todos los médicos usan el mismo valor límite de PSA al considerar si se debe hacer
una biopsia de la próstata. Si el PSA es de 4 o más, algunos médicos pueden recomendar
la biopsia, mientras que otros pueden recomendarla cuando el PSA está en 2.5 o más.
También se toman en cuenta otros factores, tales como la edad, la raza, y el historial
familiar.
La prueba de PSA también puede ser útil si ya se realizó un diagnóstico de cáncer de
próstata.
• En los hombres que acaban de ser diagnosticados con cáncer de próstata, la
prueba del PSA se puede usar junto con los resultados del examen físico y el
grado tumoral (de la biopsia, descrito más adelante) para ayudar a decidir si se
requieren otras pruebas (tal como tomografía computarizada o gammagrafías
óseas).
• La prueba de PSA es una parte de la estadificación y puede ayudar a indicar si es
probable que su cáncer siga limitado a la próstata. Si su nivel de PSA es muy alto,
su cáncer probablemente se ha propagado fuera de la próstata. Esto podría afectar
sus opciones de tratamiento, ya que es probable que algunas formas de
tratamiento (como la cirugía y la radiación) no sean útiles si el cáncer se ha
propagado a los ganglios linfáticos, los huesos u otros órganos.
Las pruebas de PSA también son una parte importante en la observación del cáncer de
próstata durante y después del tratamiento (lea “Seguimiento de los niveles de PSA
durante y después del tratamiento”.

Ecografía transrectal
Para esta prueba, se lubrica y coloca una pequeña sonda de aproximadamente el ancho de
un dedo en su recto. Esta sonda libera ondas de sonido que entran en la próstata y crean
ecos. La sonda detecta los ecos que una computadora entonces convierte en una imagen
en blanco y negro de la próstata.
A menudo, el procedimiento sólo dura unos 10 minutos y se puede realizar en el
consultorio del médico o en una clínica ambulatoria. Usted sentirá algo de presión
durante la introducción de la sonda, pero usualmente este procedimiento no causa dolor.
Se puede adormecer el área antes de realizar el procedimiento.
La TRUS a menudo se usa para examinar la próstata cuando un hombre presenta un alto
nivel de PSA o un resultado de DRE anormal. También se usa durante una biopsia de la
próstata para guiar las agujas al área correcta de la próstata.
La TRUS también es útil en otras situaciones. Puede ser usada para medir el tamaño de la
glándula prostática, lo que puede ayudar a determinar la densidad del PSA (descrito en
Prevención y detección temprana del cáncer de próstata) y también es posible que afecte
las opciones de tratamiento del hombre. Además, TRUS se usa como una guía durante
algunas formas de tratamiento, tal como braquiterapia (radioterapia interna) o criocirugía.

Biopsia de la próstata
Si ciertos síntomas o los resultados de las pruebas de detección temprana (la prueba de
sangre PSA y/o el examen digital del recto) sugieren que usted pudiese tener cáncer de
próstata, su médico hará una biopsia de la próstata para determinar si la enfermedad está
presente.
Una biopsia es un procedimiento en el cual se extrae una muestra de tejido del cuerpo y
luego se observa con un microscopio. Una biopsia por punción con aguja gruesa es el
principal método usado para diagnosticar el cáncer de próstata. La biopsia por lo general
es llevada a cabo por un urólogo (un cirujano que trata los cánceres del tracto
genitourinario, que incluye la glándula prostática).
En la ecografía transrectal para “observar” la glándula prostática, el médico inserta
rápidamente una aguja delgada y hueca a través de la pared del recto hasta la próstata. Al
extraer la aguja, se remueve un pequeño cilindro de tejido prostático. Este procedimiento
se repite de ocho a 18 veces, aunque la mayoría de los urólogos tomará alrededor de 12
muestras.
Aunque el procedimiento parece doloroso, por lo general cada biopsia solo causa una
sensación desagradable breve debido a que se hace con un instrumento especial de
biopsia con resorte automático. Este dispositivo introduce y saca la aguja en fracciones de
segundo. La mayoría de los médicos que hacen la biopsia adormecerán el área primero al
inyectar un anestésico local al lado de la próstata. Sería bueno que le pregunte a su
médico si él o ella planea hacer esto.
La biopsia por sí sola dura aproximadamente 10 minutos y por lo general se realiza en el
consultorio del médico. Es probable que se le administren antibióticos antes de la biopsia,
y posiblemente por un día o dos después del procedimiento para reducir el riesgo de
infección.
Unos pocos días después del procedimiento, usted puede sentir cierta molestia en el área,
y puede notar sangre en su orina. Además puede sangrar un poco por el recto,
especialmente si tiene hemorroides. Muchos hombres también observan algo de sangre en
el semen o semen de color del metal oxidado, lo que puede durar por algunas semanas
después de la biopsia (dependiendo de cuán frecuentemente eyacule).
Las muestras que se obtengan de la biopsia se enviarán a un laboratorio, donde un
patólogo (un médico especializado en el diagnóstico de enfermedades en muestras de
tejido) las observará con un microscopio para determinar si contienen células cancerosas.
Si se encuentra cáncer, el patólogo también le asignará un grado (vea la próxima
sección). Usualmente los resultados están disponibles de uno a tres días, aunque a veces
podría tomar más tiempo.
Aun cuando se toman muchas muestras, las biopsias pueden algunas veces pasar por alto
el cáncer si ninguna de las agujas de la biopsia lo alcanza. Esto se conoce como resultado
negativo falso. Si su médico sigue teniendo mucha sospecha de que usted tiene cáncer de
próstata (por ejemplo, debido a que su PSA está muy elevado), es posible que sea
necesario repetir la biopsia para ayudar a confirmar si hay o no cáncer.

Clasificación por grados del cáncer de próstata


Los patólogos determinan el grado de los cánceres de próstata utilizando el sistema
Gleason. Este sistema asigna un grado Gleason usando números del uno al cinco,
dependiendo de cuánto se parezcan las células en el tejido canceroso a las células en el
tejido normal de la próstata.
• Si el tejido canceroso se parece mucho al tejido prostático normal, se le asigna un
grado 1.
• Si las células cancerosas y sus patrones de crecimiento lucen muy anormales, se le
llama tumor de grado 5.
• Los grados 2 al 4 tienen características entre estos extremos.
Si hay cáncer, la mayoría de las biopsias son grado 3 o más, y los grados 1 y 2 no se usan
a menudo.
Debido a que los cánceres de próstata a menudo tienen áreas con diferentes grados, se
asigna un grado a las dos áreas que forman la mayor parte del cáncer. Estos dos grados se
suman para obtener un puntaje de Gleason (también llamado la suma de Gleason).
Cuánto más alto es el puntaje de Gleason, más probable es que su cáncer crezca y se
propague rápidamente.
La puntuación de Gleason puede ser entre 2 y 10, aunque en la mayoría de las biopsias es
de al menos un 6.
Existen algunas excepciones a esta regla. Si el grado más alto compone la mayoría de la
biopsia (95% o más), el grado para esa área se cuenta doble en la puntuación Gleason.
Además, si hay grados 3 en una biopsia por punción, el grado más alto siempre se incluye
en la puntuación Gleason, incluso si la mayor parte de la muestra cilíndrica de tejido está
compuesta por áreas de cáncer con grados menores.
• A los cánceres con puntuación de Gleason de 6 o menos, se les llama
frecuentemente cánceres bien diferenciados o de bajo grado.
• A los cánceres con puntuación de Gleason 7 se les llama cánceres moderadamente
diferenciados o de grado intermedio.
• A los cánceres con puntuación de Gleason de 8 a 10 se les llama cánceres
pobremente diferenciados o de alto grado.

Otra información en el resultado de biopsia


Además del grado del cáncer (si está presente), el informe patológico a menudo también
contiene otras piezas de información que pueden dar una mejor idea de la amplitud del
cáncer. Éstas pueden incluir:
• El número de muestras de biopsia por punción que contiene cáncer (por ejemplo,
“7 de 12”).
• El porcentaje de cáncer en cada una de las muestras.
• Si el cáncer está en un lado (izquierdo o derecho) de la próstata o en ambos lados
(bilateral).

Resultados sospechosos
Algunas veces, cuando el patólogo observa las células prostáticas con un microscopio, las
células pueden no parecer cancerosas, pero tampoco se ven normales. A menudo, estos
resultados se catalogan como sospechosos.
Neoplasia prostática intraepitelial (prostatic intrepithelial neoplasia, “PIN”): en la
PIN, existen cambios en la apariencia de las células de la glándula prostática vistas bajo
el microscopio, pero las células anormales no parecen estar creciendo en otras partes de
la próstata (como sí lo harían las células cancerosas). La neoplasia prostática intraepitelial
a menudo se divide en alto y bajo grado.
Muchos hombres comienzan a presentar una neoplasia de bajo grado a una edad
temprana, pero no necesariamente padecen cáncer. Aún no está clara la importancia de la
neoplasia prostática intraepitelial de bajo grado con respecto al cáncer de próstata. Si en
una biopsia de la próstata se reporta un hallazgo de PIN de bajo grado, el seguimiento
para los pacientes usualmente es el mismo al que se daría si nada anormal se hubiese
reportado.
Si en la biopsia se encuentra una neoplasia prostática intraepitelial de alto grado, existe
una probabilidad aproximada de 20% de que el cáncer ya esté presente en algún lugar de
la próstata. Por esta razón, los médicos a menudo observan cuidadosamente a los
hombres con neoplasia prostática intraepitelial de alto grado y pueden recomendar la
repetición de una biopsia de la próstata, especialmente si la biopsia original no tomó
muestras de todas las partes de la glándula.
Proliferación microacinar atípica: algunas veces es simplemente llamado atipia. En
este caso, las células parece que pudieran ser cancerosas cuando se observan con un
microscopio, pero hay tan pocas de ellas en la laminilla como para estar seguro. Si se
encuentra ASAP, existe una alta probabilidad de que el cáncer también esté presente en la
próstata, razón por la cual muchos médicos recomiendan repetir la biopsia pocos meses
después.
Atrofia inflamatoria proliferativa: en esta afección, las células de la próstata lucen más
pequeñas de lo normal, y existen signos de inflamación en el área. La atrofia inflamatoria
proliferativa no es cáncer, pero los investigadores creen que algunas veces puede
convertirse en una PIN de alto grado o tal vez en cáncer de próstata directamente.
Para más información sobre cómo se informan los resultados de una biopsia, lea la
sección Prostate Pathology en nuestro Sitio en Internet.

Estudios por imágenes para detectar propagación del


cáncer de próstata
Si a usted le encuentran cáncer de próstata, su médico utilizará los resultados del examen
digital del recto (DRE), el nivel de PSA y la puntuación de Gleason de la biopsia para
determinar la probabilidad de que su cáncer se haya propagado fuera de la próstata. Esta
información se usa para decidir si cualquier estudio por imágenes se necesita para
identificar una posible propagación del cáncer. Los estudios por imágenes utilizan ondas
sonoras, rayos X, campos magnéticos o sustancias radiactivas para obtener imágenes del
interior del cuerpo.
Los hombres con un resultado de examen digital del recto normal, un nivel de PSA bajo y
una puntuación de Gleason baja no necesitan otras pruebas, ya que las probabilidades de
que el cáncer se haya propagado son muy bajas.
Los estudios por imágenes que se usan con más frecuencia para detectar propagación del
cáncer de próstata incluyen:

Gammagrafía ósea
Si el cáncer de próstata se propaga a lugares distantes, comúnmente pasa primero a los
huesos Una gammagrafía ósea puede ayudar a mostrar si el cáncer ha alcanzado a los
huesos.
Para el primer estudio, se inyecta una pequeña cantidad de material de baja radiactividad
en la vena (vía intravenosa, o IV). La sustancia se asienta en las áreas dañadas de los
huesos de todo el cuerpo en el transcurso de un par de horas. Después hay que
permanecer recostado en una camilla por alrededor de 30 minutos mientras una cámara
especial detecta la radioactividad y crea una imagen del esqueleto.
Las áreas dañadas del hueso aparecerán como "puntos radioactivos" en el esqueleto, esto
significa que estas áreas atraen la radioactividad. Los puntos radioactivos pueden sugerir
la presencia de un cáncer en los huesos, pero la artritis u otras enfermedades de los
huesos también pueden dar lugar a puntos radioactivos. Para hacer un diagnóstico
preciso, podría ser necesario realizar otros estudios como radiografías regulares,
tomografías computarizadas (CT) o imágenes por resonancia magnética (MRI), o incluso
una biopsia de hueso.
La colocación de la línea intravenosa puede causar algo de dolor breve, pero el estudio en
sí no es doloroso. El material radioactivo sale del cuerpo a través de la orina durante el
transcurso de los próximos días. La cantidad de radioactividad usada es muy baja, de
modo que conlleva un riesgo muy pequeño para usted u otras personas. No obstante,
puede que aún usted quiera preguntar a su médico si debe tomar precauciones especiales
después de haberse hecho este estudio.

Tomografía computarizada
Este estudio no se emplea con frecuencia en cánceres de próstata recientemente
diagnosticados si probablemente están confinados a la próstata de acuerdo con otros
hallazgos (examen digital del recto, el nivel de PSA y la puntuación Gleason). Aun así,
este estudio a veces puede ayudar a determinar si el cáncer de próstata se propagó a los
ganglios linfáticos adyacentes. Si el cáncer de próstata regresó después del tratamiento, la
tomografía computarizada puede con frecuencia indicar si está creciendo en el interior de
otros órganos o en las estructuras de la pelvis.
La tomografía computarizada (computed tomography, CT) usa rayos X para producir
imágenes transversales detalladas de su cuerpo. En vez de tomar una fotografía, como la
radiografía convencional, la tomografía computarizada toma muchas fotografías al
tiempo que un dispositivo rota a su alrededor mientras usted se encuentra acostado en una
camilla. Luego, una computadora combina estas fotografías en imágenes de secciones
transversales de la parte del cuerpo que se está estudiando.
El tomógrafo que se utiliza para este estudio consiste en un anillo grande similar a una
rosca (dona) grande, con una camilla estrecha que se desliza hacia adentro y afuera de la
abertura central. Usted tendrá que acostarse inmóvil sobre la camilla mientras se realiza
el examen. Las tomografías computarizadas toman más tiempo que las radiografías
convencionales, y usted puede sentirse un poco confinado por el anillo mientras se toman
las fotografías.
Para algunos estudios, se le podría solicitar que beba aproximadamente entre una y dos
pintas (entre 0.5 y 1 litro) de un contraste oral antes del primer conjunto de imágenes.
Esto ayuda a delinear el intestino para que luzca diferente a cualquier tumor. Es posible
que también necesite una vía IV (intravenosa) a través de la cual le inyectarán un tipo
diferente de contraste. Esto ayuda a delinear mejor las estructuras en su cuerpo.
El contraste intravenoso puede causarle sensación de rubor (una sensación de calor con
algo de enrojecimiento en la piel). Algunas personas son alérgicas y presentan urticaria
(erupciones en la piel). Rara vez, se presentan reacciones más graves como dificultad
para respirar o baja presión sanguínea. Se le puede administrar medicamentos para
prevenir y tratar las reacciones alérgicas. Así que asegúrese de informarle a su médico si
usted presenta cualquier alergia o si ha tenido alguna vez una reacción a cualquier
material de contraste utilizado en las radiografías.
También necesitará tomar suficiente líquido para llenar la vejiga. Esto permitirá que el
intestino permanezca fuera del área de la próstata.
Las tomografías computarizadas no son tan útiles como las imágenes por resonancia
magnética (MRI) para observar la glándula prostática.

Imágenes por resonancia magnética


Las imágenes por resonancia magnética (magnetic resonance imaging, MRI) pueden ser
útiles para observar los cánceres de próstata. Éstas pueden producir una imagen muy
clara de la próstata e indicar si el cáncer se ha propagado fuera de la próstata hasta las
vesículas seminales o a otras estructuras adyacentes. Esta información puede ser muy
importante para que los médicos planifiquen su tratamiento. Sin embargo, al igual que las
tomografías, la MRI usualmente no se necesita para los cánceres de próstata
recientemente diagnosticados que, según lo determinado por otros factores,
probablemente estén confinados en la próstata.
En las imágenes por resonancia magnética se utilizan ondas de radio e imanes muy
potentes en lugar de rayos X para la captura de imágenes. Al igual que la CT, se inyectará
un material de contraste, pero esto se hace con menos frecuencia. Debido a que los
dispositivos de lectura (escáner) usan imanes, es posible que las personas que tengan
marcapasos, ciertas válvulas de corazón, u otros implantes médicos no puedan someterse
a una MRI.
Las imágenes por resonancia magnética toman más tiempo que las tomografías
computarizadas, a menudo hasta una hora. Durante este estudio, usted tendrá que
acostarse sin moverse en el interior de un tubo estrecho, lo cual puede hacer que se sienta
encerrado y puede molestar a las personas a las que no les gusta estar en espacios
cerrados. Además la máquina produce un ruido o zumbido. En algunos centros se
proporcionan audífonos para escuchar música y bloquear estos ruidos.
Para mejorar la precisión de la MRI, es posible que le coloquen una sonda, llamada
espiral endorrectal, en el interior del recto para realizar el estudio. Es necesario que la
sonda se mantenga ahí de 30 a 45 minutos y puede ser muy incómoda. Si es necesario y
antes de realizar el estudio, se le puede administrar un medicamento (calmante) para
provocar el sueño.

Gammagrafía ProstaScint™
Al igual que la gammagrafía ósea, la gammagrafía ProstaScint utiliza una inyección de
material de baja radioactividad para detectar el cáncer que se propagó fuera de la
próstata. Ambos exámenes buscan las áreas del cuerpo en las que se deposita el material
radioactivo, pero funcionan de maneras diferentes.
Mientras el material radioactivo que se usa en las gammagrafías óseas es atraído al hueso,
el material radioactivo de la gammagrafía ProstaScint es atraído por las células de la
próstata en el cuerpo. Además, contiene un anticuerpo monoclonal, un tipo de proteína
artificial que reconoce y se adhiere a una sustancia particular. En este caso, el anticuerpo
se adhiere el antígeno de membrana prostático específico (PSMA), una sustancia que se
encuentra en altas concentraciones en las células normales y cancerosas de la próstata.
Después de inyectar el material, a usted se le pedirá que se acueste en una mesa mientras
una cámara especial crea una imagen del cuerpo. Esto usualmente se hace
aproximadamente media hora después de la inyección y de nuevo de 3 a 5 días después.
Este estudio puede encontrar células cancerosas de la próstata en los ganglios linfáticos y
en otros órganos blandos (sin hueso), aunque no es tan útil para examinar el área que
rodea la próstata en sí. El anticuerpo sólo se adhiere a las células de la próstata de modo
que otros cánceres o problemas benignos no deben causar resultados anormales. Sin
embargo, este examen no siempre es preciso, y algunas veces los resultados pueden ser
confusos.
La mayoría de los médicos no recomienda este examen a los hombres que acaban de ser
diagnosticados con cáncer de próstata. No obstante, puede ser útil si el nivel de PSA en la
sangre comienza a aumentar después del tratamiento y otras pruebas no pueden encontrar
la localización exacta de su cáncer. Es posible que los médicos no ordenen este examen si
ellos creen que no será útil para un paciente en particular.
Biopsia de los ganglios linfáticos
En una biopsia de ganglio linfático, también conocida como disección de ganglios
linfáticos o linfadenectomía, se extirpan uno o más ganglios linfáticos para saber si
contienen células cancerosas. Este procedimiento no se emplea con mucha frecuencia
para el cáncer de próstata, aunque se puede hacer para determinar si el cáncer se ha
propagado de la próstata hacia los ganglios linfáticos cercanos. Se puede realizar una
biopsia de ganglio linfático en ocasiones diferentes.

Biopsia durante la cirugía para tratar el cáncer de próstata


El cirujano puede extirpar ganglios linfáticos en la pelvis durante la misma operación que
la prostatectomía radical. (Lea la sección “Cirugía para el cáncer de próstata” para
información sobre la prostatectomía radical).
Si existiera más que una muy pequeña probabilidad de que el cáncer se haya propagado
(según factores como un alto nivel del PSA o una alta puntuación Gleason), el cirujano
puede extirpar algunos ganglios antes de extraer la glándula prostática.
En algunos casos, un patólogo observará inmediatamente los ganglios mientras usted
sigue anestesiado, para ayudar al cirujano a decidir si debe continuar con la
prostatectomía radical. Esto se denomina biopsia por congelación, debido a que la
muestra de tejido se congela antes de preparar algunas secciones delgadas del tejido que
se analizan con un microscopio. Si los ganglios contienen cáncer, es posible que se
suspenda la operación y la próstata se deje en su lugar. Esto ocurriría si el cirujano cree
que es poco probable que la extirpación de la próstata cure el cáncer, y más bien
probablemente podría tener como resultado complicaciones o efectos secundarios graves.
Sin embargo, por lo general, no se realiza un examen de sección congelada
(especialmente si la probabilidad de propagación del cáncer es baja). En lugar de esto, se
extraen los ganglios linfáticos y la próstata para ser examinados en un laboratorio. Los
resultados de laboratorio usualmente están disponibles varios días después de la cirugía.

Biopsia como un procedimiento separado


La biopsia de ganglios linfáticos no se realiza con frecuencia como un procedimiento
aparte. En ocasiones se usa cuando no se planea realizar una prostatectomía radical
(como en los casos de ciertos hombres que escogen tratamiento con radioterapia), pero
aún es importante saber si los ganglios linfáticos contienen cáncer.
Biopsia laparoscópica: un laparoscopio es un tubo largo y flexible con una pequeña
cámara de vídeo en el extremo que se inserta en el abdomen a través de un pequeño corte.
Este instrumento le permite al cirujano observar el interior del abdomen y la pelvis sin
necesidad de hacer una incisión grande. Se realizan otras incisiones pequeñas para
insertar instrumentos largos a fin de extirpar los ganglios linfáticos circundantes a la
glándula prostática, los cuales se envían al laboratorio.
Gracias a que no es necesario hacer incisiones grandes, la mayoría de las personas se
recuperan completamente en sólo uno o dos días, y la operación deja cicatrices muy
pequeñas.
Aspiración con aguja fina (FNA): si sus ganglios linfáticos aparecen agrandados en el
estudio por imagen (tal como CT o MRI), un doctor puede tomar una muestra de las
células de un ganglio linfático agrandado usando una técnica que se llama aspiración con
aguja fina (fine needle aspiration, FNA).
En este procedimiento, el médico usa una imagen de tomografía computarizada para
guiar una aguja larga y hueca a través de la piel en la parte más inferior del abdomen y
hacia el interior de un ganglio agrandado. Antes de introducir la aguja, se adormece la
piel con anestesia local. Una jeringa conectada a la aguja permite al médico tomar una
pequeña muestra de tejido del ganglio, el cual se envía entonces al laboratorio para saber
si se observan células cancerosas.
Usted podrá regresar a su casa unas horas después del procedimiento.

¿Cómo se clasifica por etapas el cáncer de


próstata?
La etapa (estadio o extensión) de un cáncer es uno de los factores más importantes para
seleccionar las opciones de tratamiento y para predecir el pronóstico de un hombre. La
etapa se basa en los resultados de la biopsia de la próstata (incluyendo la puntuación
Gleason), el nivel de PSA, y cualquier otro examen o prueba que se realizó para
determinar cuán lejos se propagó el cáncer. Estas pruebas se describen en la sección
“¿Cómo se diagnostica el cáncer de próstata?”.

El sistema TNM de estadificación (clasificación por etapas)


del AJCC
Un sistema de estadificación es una manera estándar de describir cuán lejos se ha
propagado un cáncer utilizado por los especialistas en el tratamiento del cáncer. El
sistema de estadificación más usado para el cáncer de próstata es el sistema TNM del
American Joint Committee on Cancer (AJCC).
El sistema TNM para el cáncer de próstata se basa en cinco piezas clave de información:
• La extensión del tumor primario (categoría T).
• Si el cáncer se propagó a los ganglios linfáticos (nódulos) cercanos (categoría N).
• La ausencia o presencia de metástasis a distancia (categoría M).
• El nivel de PSA al momento de realizar el diagnóstico.
• La puntación Gleason, según la biopsia de la próstata (o cirugía).
Existen en realidad dos tipos de clasificación por etapa para el cáncer de próstata:
• La etapa clínica consiste en el mejor estimado del médico en cuanto a la extensión de
su enfermedad según los resultados del examen físico (incluyendo el examen digital
del recto), los análisis de laboratorio, la biopsia de la próstata, y cualquier estudio por
imágenes que haya tenido.
• Si se sometió a una cirugía, sus médicos también pueden determinar la etapa
patológica, la cual se basa en la cirugía y la evaluación del tejido extirpado. Esto
significa que si usted se sometió a una cirugía, la etapa de su cáncer pudiese cambiar
después de la operación (por ejemplo, si se encontró cáncer en un lugar donde no se
sospechaba que estaba la enfermedad). La clasificación patológica por etapas
probablemente sea más precisa que la clasificación clínica por etapas, ya que permite
a su médico obtener una impresión directa de la extensión de su enfermedad. Ésta es
una posible ventaja de la cirugía (prostatectomía radical) en vez de la radioterapia o la
vigilancia activa.
Ambos tipos de clasificación usan las mismas categorías (pero la categoría T1 solo se
utiliza en la etapa clínica).

Categorías T (clínicas)
Hay cuatro categorías para describir la extensión local del tumor de la próstata, desde T1
hasta T4. La mayoría de éstas también tienen subcategorías.
T1: su médico no puede palpar el tumor ni verlo con estudios por imágenes, como por
ejemplo con una ecografía transrectal.
• T1a: el cáncer se encuentra por casualidad (accidentalmente) durante la resección
transuretral de la próstata (TURP) que se hizo para el tratamiento de la hiperplasia
prostática benigna. El cáncer está en no más del 5% del tejido extirpado.
• T1b: el cáncer se detecta durante la TURP, pero está presente en más de un 5% del
tejido extirpado.
• T1c: el cáncer se encuentra mediante una biopsia por aguja, realizada debido a un
nivel aumentado de PSA.
T2: su médico puede palpar el cáncer cuando realiza un examen digital del recto (DRE) o
lo observa mediante un estudio por imágenes, como ecografía transrectal, pero parece que
aún está limitado a la glándula prostática.
• T2a: el cáncer se encuentra en la mitad o menos de un solo lado (izquierdo o
derecho) de la próstata.
• T2b: el cáncer se encuentra en más de la mitad de un solo lado (izquierdo o derecho)
de la próstata.
• T2c: el cáncer está en ambos lados de la próstata.
T3: el cáncer se extendió fuera de la próstata y pudo haberse propagado a las vesículas
seminales.
• T3a: el cáncer se extendió fuera de la próstata, pero no afectó a las vesículas
seminales.
• T3b: el cáncer se propagó hacia las vesículas seminales.
T4: el cáncer ha crecido hacia los tejidos adyacentes a la próstata (además de las
vesículas seminales), como por ejemplo al esfínter uretral (músculo que ayuda a controlar
la micción), al recto, la vejiga, y/o a la pared de la pelvis.

Categorías N
Las categorías N describen si el cáncer se ha propagado a los ganglios (nódulos)
linfáticos cercanos (regionales).
NX: los ganglios linfáticos adyacentes no fueron evaluados.
N0: el cáncer no se ha propagado a ningún ganglio linfático adyacente.
N1: el cáncer se ha propagado a uno o más ganglios linfáticos cercanos.

Categorías M
Las categorías M describen si el cáncer se ha propagado a partes distantes del cuerpo. Los
huesos y los ganglios linfáticos distantes son los lugares más comunes a donde el cáncer
de próstata se propaga, aunque también se puede propagar a otros órganos, como a los
pulmones y al hígado.
M0: el cáncer no se ha propagado a los ganglios linfáticos cercanos.
M1: el cáncer se ha propagado más allá de los ganglios linfáticos cercanos.
• M1a: el cáncer se propagó a los ganglios linfáticos distantes (en el exterior de la
pelvis).
• M1b: el cáncer se propagó a los huesos.
• M1c: el cáncer se propagó a otros órganos tales como los pulmones, el hígado o el
cerebro (con propagación a los huesos o sin ella).

Agrupación de las etapas


Una vez que se han determinado las categorías T, N y M, esta información se combina,
junto con la puntuación de Gleason y el nivel de PSA, en un proceso denominado
agrupación por etapas. Si la puntuación de Gleason o los resultados del PSA no están
disponibles, la etapa se puede basar en las categorías T, N, M. La etapa general se
expresa en números romanos desde I (la etapa menos avanzada) hasta IV (la etapa más
avanzada). Esto se hace para ayudar a determinar las opciones de tratamiento y la
expectativa de supervivencia o curación (pronóstico).
Etapa I: aplica uno de los siguientes:
T1, N0, M0, puntuación de Gleason de 6 o menos, PSA menos de 10: el médico no
puede palpar el tumor ni verlo con un estudio por imagen, tal como la ecografía
transrectal (se detectó el tumor ya sea durante una resección transuretral o se lo
diagnosticó mediante una biopsia con aguja realizada debido a un alto nivel de PSA)
[T1]. El cáncer aún está limitado a la próstata y no se propagó hacia los ganglios
linfáticos adyacentes [N0] ni a ninguna otra parte del cuerpo [M0]. La puntuación de
Gleason es 6 o menos y el nivel de PSA es menos de 10.
O
T2a, N0, M0, puntuación de Gleason de 6 o menos, PSA menos de 10: el tumor se
puede palpar durante un examen digital del recto o ver mediante un estudio por imágenes,
como una ecografía transrectal. Además, el tumor se encuentra en una mitad o menos de
un solo lado (derecho o izquierdo) de su próstata [T2a]. El cáncer aún está limitado a la
próstata y no se propagó hacia los ganglios linfáticos adyacentes [N0] ni a ninguna otra
parte del cuerpo [M0]. La puntuación de Gleason es 6 o menos y el nivel de PSA es
menos de 10.
Etapa IIA: aplica uno de los siguientes:
T1, N0, M0, puntuación de Gleason de 7, PSA menos de 20: el médico no puede
palpar el tumor ni verlo con los estudios por imágenes, tal como ecografía transrectal (se
detectó ya sea durante una resección transuretral o se diagnosticó mediante una biopsia
con aguja realizada debido a un alto nivel de PSA) [T1]. El cáncer no se propagó a los
ganglios linfáticos adyacentes [N0] ni a otra parte del cuerpo [M0]. El tumor tiene una
puntuación de Gleason de 7. El nivel de PSA es menos de 20.
O
T1, N0, M0, puntuación de Gleason de 6 o menos, PSA de por lo menos 10, pero
menos de 20: el médico no puede palpar el tumor ni verlo con los estudios por imágenes,
tal como ecografía transrectal (se detectó ya sea durante una resección transuretral o se
diagnosticó mediante una biopsia con aguja realizada debido a un alto nivel de PSA)
[T1]. El cáncer no se propagó a los ganglios linfáticos adyacentes [N0] ni a otra parte del
cuerpo [M0]. El tumor tiene una puntuación de Gleason de 6 o menos. El nivel de PSA es
por lo menos de 10, pero menos de 20.
O
T2a o T2b, N0, M0, puntuación de Gleason de 7 o menos, PSA menos de 20: el tumor
se puede palpar durante un examen digital del recto o se puede ver mediante un estudio
por imágenes, como una ecografía transrectal. Además, el tumor se encuentra sólo en un
lado de la próstata [T2a o T2b]. El cáncer no se propagó a los ganglios linfáticos
adyacentes [N0] ni a otra parte del cuerpo [M0]. El tumor tiene una puntuación de
Gleason de 7 o menos. El nivel de PSA es menos de 20.
Etapa IIB: aplica uno de los siguientes:
T2c, N0, M0, cualquier puntuación Gleason, cualquier PSA: el tumor se puede palpar
durante un examen digital del recto o se puede ver mediante un estudio por imágenes,
como una ecografía transrectal. Además, el tumor se encuentra en ambos lados de la
próstata [T2c]. El cáncer no se propagó a los ganglios linfáticos adyacentes [N0] ni a otra
parte del cuerpo [M0]. El tumor puede tener cualquier puntuación de Gleason y el PSA
puede ser de cualquier valor.
O
T1 o T2, N0, M0, cualquier puntuación Gleason, PSA de 20 o más: el cáncer aún no
se ha propagado fuera de la próstata. Se pudo (o no) palpar en el examen digital del recto
o ver mediante un estudio por imágenes, como una ecografía transrectal [T1 o T2]. El
cáncer no se propagó a los ganglios linfáticos adyacentes [N0] ni a otra parte del cuerpo
[M0]. El tumor puede tener cualquier puntuación Gleason. El nivel de PSA es por lo
menos de 20.
O
T1 o T2, N0, M0, puntuación de Gleason de 8 o más, cualquier PSA: el cáncer aún no
se ha propagado fuera de la próstata. Se pudo (o no) palpar en el examen digital del recto
o ver mediante un estudio por imágenes, como una ecografía transrectal [T1 o T2]. El
cáncer no se propagó a los ganglios linfáticos adyacentes [N0] ni a otra parte del cuerpo
[M0]. La puntuación de Gleason es de 8 o más. El PSA puede ser de cualquier valor.
Etapa III:
T3, N0, M0, cualquier puntuación Gleason, cualquier PSA: el cáncer ha comenzado a
crecer fuera de la próstata y es posible que se haya propagado a las vesículas seminales
[T3] pero no se ha propagado a los ganglios linfáticos cercanos [N0] ni a ninguna otra
parte del cuerpo [M0]. El tumor puede tener cualquier puntuación de Gleason y el PSA
puede ser de cualquier valor.
Etapa IV: aplica uno de los siguientes:
T4, N0, M0, cualquier puntuación Gleason, cualquier PSA: el cáncer se extendió
hacia los tejidos adyacentes a la próstata (excepto a las vesículas seminales), como por
ejemplo al esfínter uretral (el músculo que ayuda a controlar la micción), al recto, vejiga
y/o a la pared de la pelvis [T4]. El cáncer no se propagó a los ganglios linfáticos
adyacentes [N0] ni a otra parte del cuerpo [M0]. El tumor puede tener cualquier
puntuación de Gleason y el PSA puede ser de cualquier valor.
O
Cualquier T, N1, M0, cualquier puntuación Gleason, cualquier PSA: el tumor puede
o no estar creciendo hacia los tejidos cercanos a la próstata [cualquier T]. El cáncer se
propagó a los ganglios linfáticos cercanos [N1], pero no se propagó a ninguna otra parte
del cuerpo [M0]. El tumor puede tener cualquier puntuación de Gleason y el PSA puede
ser de cualquier valor.
O
Cualquier T, cualquier N, M1, cualquier puntuación Gleason, cualquier PSA: el
cáncer puede o no estar creciendo hacia los tejidos cercanos a la próstata [cualquier T] y
se pudo o no haber propagado a los ganglios linfáticos adyacentes (cualquier N). Se
propagó a otras localizaciones más distantes del cuerpo [M1]. El tumor puede tener
cualquier puntuación de Gleason y el PSA puede ser de cualquier valor.

Otros sistemas de clasificación


Además del sistema TNM, se han usado otros sistemas para clasificar por etapas el
cáncer de próstata.

Sistema Whitmore-Jewett
Este sistema clasifica el cáncer de próstata como A, B, C o D y se usaba comúnmente en
el pasado. Hoy día, la mayoría de los especialistas de la próstata usan el sistema TNM. Si
sus médicos utilizan el sistema Whitmore-Jewett, pídales que lo traduzcan al sistema
TNM o que le expliquen cómo se determinará sus opciones de tratamiento en base a esa
clasificación.

Categorías de riesgo de D’Amico


El sistema D’Amico no se usa para clasificar todos los casos de cáncer de próstata como
lo hace el sistema AJCC. Algunas veces se usa para estimar el riesgo de que un cáncer de
próstata se haya propagado fuera de la próstata. Este sistema usa el nivel de PSA, la
puntuación de Gleason y la etapa T del cáncer para dividir los hombres en tres grupos de
riesgo: bajo, intermedio, y alto.
Tasas de supervivencia para el cáncer de próstata
Los médicos suelen utilizar las tasas de supervivencia para discutir el pronóstico de una
persona en forma estándar. Es posible que algunos hombres con cáncer de próstata
quieran conocer las estadísticas de supervivencia de personas en situaciones similares,
mientras que para otras las cifras pueden no ser útiles e incluso pueden no querer
conocerlas. Si usted prefiere no enterarse de las tasas de supervivencia, no lea los
siguientes párrafos y pase a la próxima sección.
Cuando analizan las estadísticas de supervivencia del cáncer, los médicos a menudo usan
una cifra como tasa de supervivencia a 5 años. La tasa de supervivencia después de 5
años se refiere al porcentaje de pacientes que viven al menos 5 años después del
diagnóstico de cáncer. Desde luego, muchas de estas personas viven mucho más de 5
años (y muchos se curan).
Las tasas relativas de supervivencia a 5 años, como los números que se presentan a
continuación, asumen que algunos hombres morirán de otras causas y comparan la
supervivencia observada con la esperada en hombres sin cáncer de próstata. Esto permite
ver mejor el impacto que el cáncer tiene sobre la supervivencia.
A fin de obtener tasas de supervivencia a 5 años, los médicos tienen que observar a
hombres que recibieron tratamiento hace, al menos, 5 años. Los avances en la detección y
el tratamiento desde entonces pueden producir un mejor pronóstico para hombres que hoy
día son diagnosticados con cáncer de próstata.
Las tasas de supervivencia a menudo se basan en los resultados previos de un gran
número de personas que tuvieron la enfermedad; sin embargo, no pueden predecir lo que
sucederá en el caso de un hombre en particular. Existen muchos otros factores que
pueden afectar el pronóstico de un hombre, como su edad y su estado de salud, el
tratamiento que recibió y cuán bien el cáncer responde al tratamiento. El médico puede
indicarle cómo se aplican las cifras que se presentan a continuación a su caso, ya que él o
ella conoce mejor su situación.
Según los datos más recientes, cuando se incluyen a todas las etapas de cáncer de
próstata:
• La tasa relativa de supervivencia a 5 años es casi 100%.
• La tasa relativa de supervivencia a 10 años es de 99%.
• La tasa relativa de supervivencia a 15 años es de 94%.
Recuerde que de la misma forma que las tasas de supervivencia a 5 años se basan en
pacientes diagnosticados y tratados primero hace más de 5 años, las tasas de
supervivencia a 10 años se basan en pacientes diagnosticados hace más de 10 años (y las
tasas de supervivencia a 15 años se basan en pacientes diagnosticados al menos hace 15
años).
Tasas de supervivencia por etapa
El Instituto Nacional de Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés), mantiene una gran base
de datos nacional con estadísticas de supervivencia para distintos tipos de cáncer,
conocida como base de datos SEER. La base de datos SEER no agrupa a los cánceres por
etapas AJCC, sino que agrupa a los cánceres en las etapas local, regional y distante.
• La etapa local significa que no hay señal de que el cáncer se haya propagado fuera de
la próstata. Ésta corresponde a las etapas I y II del AJCC. Alrededor de cuatro de cada
cinco cánceres de próstata se encuentran en esta etapa temprana.
• La etapa regional significa que el cáncer se ha propagado desde la próstata a áreas
adyacentes. Esto incluye cánceres que están en etapa III y etapa IV que no se han
propagado a partes distantes del cuerpo, tal como tumores T4 y cánceres que se
propagaron a los ganglios linfáticos adyacentes (N1).
• La etapa distante incluye el resto de los cánceres en etapa IV y los cánceres que se
han propagado a ganglios linfáticos distantes, a los huesos o a otros órganos (M1).

Supervivencia relativa a 5 años por etapa al momento del diagnóstico

Etapa Tasa relativa de


supervivencia a 5
años

Local Casi 100%

Regional Casi 100%

Distante 28%

¿Cómo se trata el cáncer de próstata?


Esta información representa los puntos de vista de los médicos y del personal de enfermería que prestan
servicio en la Junta Editorial del Banco de Datos de Información de la Sociedad Americana Contra El
Cáncer. Estos puntos de vista se basan en la interpretación que ellos hacen de los estudios publicados en
revistas médicas, así como en su propia experiencia profesional.

La información sobre tratamientos incluida en este documento no constituye una política oficial de la
Sociedad y no tiene como objetivo ofrecer asesoramiento médico que remplace la experiencia y el juicio de
su equipo de atención médica contra el cáncer. Su objetivo es ayudar a que usted y a su familia estén
informados para tomar decisiones conjuntamente con su médico.

Es posible que su médico tenga motivos para sugerir un plan de tratamiento distinto de estas opciones
generales de tratamiento. No dude en hacer preguntas a su médico sobre sus opciones de tratamiento.

Algunos comentarios generales sobre el tratamiento del


cáncer de próstata
Una vez que se haya diagnosticado su cáncer de próstata y que se haya determinado su
grado y etapa, tendrá mucho que pensar antes de que usted y su médico seleccionen un
plan de tratamiento. Es posible que usted sienta que debe tomar una decisión
rápidamente, pero es importante que se tome el tiempo para asimilar y procesar la
información que ha recibido. Haga preguntas al equipo de profesionales que atiende su
cáncer. Lea la sección “¿Qué debe preguntar a su médico sobre el cáncer de próstata?”
para una lista de algunas preguntas que puede formular.
Dependiendo de la situación, las opciones de tratamiento para los hombres con cáncer de
próstata podrían incluir:
• Terapia expectante (espera en observación) o vigilancia activa.
• Cirugía
• Radioterapia
• Criocirugía (crioterapia)
• Terapia hormonal
• Quimioterapia
• Tratamiento con vacunas
• Tratamiento dirigido a los huesos
Estos tratamientos son generalmente usados uno a la vez, aunque en algunos casos
pueden ser combinados.
El tratamiento que seleccione contra el cáncer de próstata debe tomar en cuenta:
• Su edad y expectativa de vida
• Cualquier otra afección médica grave que tenga
• La etapa y el grado de su cáncer
• Sus propios sentimientos (y la opinión de su médico) sobre la necesidad de tratar el
cáncer inmediatamente
• La probabilidad de que cada tipo de tratamiento curará su cáncer (o sea útil de alguna
otra manera).
• Su sentir sobre los posibles efectos secundarios de cada tratamiento.
Muchos hombres encuentran útil obtener una segunda opinión sobre las mejores opciones
de tratamiento según su situación particular, especialmente si tienen varias opciones. El
cáncer de próstata es una enfermedad compleja, y los médicos pueden tener opiniones
distintas sobre las mejores opciones de tratamiento. Puede que consultar con médicos
especializados en las diferentes clases de tratamiento le ayude a clarificar sus opciones.
Los tipos principales de médicos que tratan el cáncer de próstata incluyen:
• Urólogos: cirujanos que tratan enfermedades del sistema urinario y el sistema
reproductor masculino (incluyendo la próstata).
• Oncólogos especialistas en radiación: médicos que tratan el cáncer con radioterapia.
• Oncólogos clínicos: médicos que tratan el cáncer con medicamentos, como
quimioterapia o terapia hormonal.
Su médico de cabecera también puede ser una fuente útil de información a medida que
considera sus opciones de tratamiento. Es importante hablar con el médico sobre todas
sus opciones de tratamiento, incluyendo los objetivos y los posibles efectos secundarios,
para ayudarle a tomar una decisión que mejor se ajuste a sus necesidades.
Puede que muchos otros especialistas también formen parte de su equipo de atención,
incluyendo asistentes médicos, enfermeras practicantes, especialistas en nutrición,
trabajadores sociales, y otros profesionales de la salud. Si desea aprender más sobre
quiénes podrían ser parte de su equipo de atención del cáncer, lea nuestro documento
Health Professionals Associated With Cancer Care.
Las próximas secciones describen los tipos de tratamientos usados para el cáncer de
próstata. A esto le sigue información sobre otros temas relacionados con el tratamiento,
incluyendo:
• Factores que debe tomar en cuenta al considerar las opciones de tratamiento
• Típicas opciones de tratamiento según la etapa del cáncer
• Seguimiento de los niveles de PSA durante y después del tratamiento
• Cáncer de próstata remanente o recurrente después del tratamiento
Terapia expectante, espera en observación, y vigilancia
activa para cáncer de próstata
Debido a que el cáncer de próstata frecuentemente crece muy lentamente, es posible que
algunos hombres (especialmente aquellos hombres de edad avanzada o con otros
problemas graves de salud) nunca necesiten tratamiento contra el cáncer de próstata. En
vez de tratamiento, sus médicos pueden recomendar métodos conocidos como espera en
observación, observación o vigilancia activa.
Algunos médicos intercambian estos términos que significan lo mismo. Para otros
médicos, los términos vigilancia activa y espera en observación tienen un significado
ligeramente distinto:
La vigilancia activa a menudo se usa para supervisar con atención el cáncer mediante
pruebas de PSA, exámenes digitales del recto y ultrasonidos a intervalos regulares para
saber si el cáncer está creciendo. Las biopsias de la próstata también se pueden hacer para
determinar si el cáncer se está tornando más agresivo. Si surge un cambio en los
resultados de sus pruebas, entonces su médico hablará con usted sobre las opciones de
tratamiento.
Por otro lado, la espera en observación se usa algunas veces para describir un tipo de
seguimiento menos intensivo que pudiera requerir menos pruebas y confiar más en los
cambios de los síntomas de un hombre para decidir si el tratamiento es necesario.
No todos los médicos concuerdan con estas definiciones o las usan exactamente de esta
manera. De hecho, algunos médicos prefieren no emplear el término espera en
observación, ya que creen que implica que nada se está haciendo cuando en realidad el
hombre está bajo observación minuciosa. Independientemente del término que emplee
su médico, resulta importante entender exactamente lo que él o ella quiere decir
cuando lo usa.
Con la vigilancia activa, su cáncer se supervisará cuidadosamente. Por lo general, este
método incluye una visita al médico con una prueba de sangre PSA y un examen digital
del recto alrededor de cada 3 a 6 meses. Además, es posible que se hagan anualmente
biopsias de la próstata guiadas con ecografía transrectal.
Se puede comenzar el tratamiento si el cáncer parece estar creciendo o empeorando,
basándose en un nivel de PSA aumentado o un cambio en el examen rectal, hallazgos en
la ecografía, o los resultados de la biopsia. En las biopsias, un aumento en la puntuación
Gleason o una extensión del tumor (según el número de muestras de biopsias que
contienen tumor) son signos para comenzar tratamiento (usualmente cirugía o
radioterapia).
En la vigilancia activa, sólo se tratan los hombres cuyos cánceres están creciendo (y por
lo tanto tienen una forma más grave de cáncer). Esto permite a los hombres con un
cáncer menos grave evitar los efectos secundarios de un tratamiento que tal vez no les
ayude a vivir más tiempo. Una posible desventaja de este método consiste en que podría
darle una oportunidad al cáncer de crecer y propagarse. Esto podría limitar sus opciones
de tratamiento, y posiblemente afectar las probabilidades de curar el cáncer.
Este método podría recomendarse si el cáncer no está ocasionando ningún síntoma, se
espera que su crecimiento sea lento (de acuerdo con la puntuación de Gleason), es
pequeño y está confinado dentro de la próstata. No es probable que este tipo de método
sea una buena opción si usted tiene un cáncer de rápido crecimiento (por ejemplo, un
cáncer con una alta puntuación Gleason) o si es probable que el cáncer se haya propagado
fuera de la próstata (según los niveles de PSA). Resulta menos probable que a los
hombres jóvenes y saludables se les ofrezca la vigilancia activa, debido a que el cáncer se
volverá un problema durante los próximos 20 o 30 años.
La espera en observación y la vigilancia activa son opciones razonables para algunos
hombres con cánceres de crecimiento lento, ya que se desconoce si tratar el cáncer con
cirugía o radiación les ayudará en realidad a vivir más tiempo. Estos tratamientos tienen
sin duda riesgos y efectos secundarios que pueden superar los posibles beneficios para
algunos hombres. Algunos hombres no se sienten cómodos con este método, y están
dispuestos a aceptar posibles efectos secundarios de tratamientos activos para tratar de
extirpar o destruir el cáncer.
No todos los expertos concuerdan en cuanto a la frecuencia con la que se deben realizar
las pruebas durante la vigilancia activa. Además, se debate cuándo es el mejor momento
para comenzar el tratamiento si surgen cambios.
Se han realizado varios estudios extensos que comparan la espera en observación (en la
que los hombres solo eran tratados si presentaban síntomas a causa del cáncer) y la
cirugía para el cáncer de próstata en etapa inicial. En un estudio, en el que algunos de los
pacientes tenían cánceres en etapas muy tempranas (T1), los hombres que se sometieron a
cirugía vivieron por más tiempo. En otro estudio, en el que alrededor de la mitad de los
hombres que tenían cánceres en etapas muy tempranas, no hubo ventaja real en la
supervivencia para ofrecer tratamiento con cirugía.
Hasta el momento no se han realizado estudios extensos que comparen la vigilancia
activa con otros tratamientos, tal como cirugía o radioterapia. Algunos estudios
preliminares de hombres que son buenos candidatos para la vigilancia activa han
mostrado que solo alrededor de un cuarto de los hombres necesita continuar tratamiento
con radiación o cirugía.

Cirugía para el cáncer de próstata


La cirugía es una opción común para tratar de curar el cáncer de próstata si se cree que no
se ha propagado hacia el exterior de la glándula (cánceres en etapa T1 o T2).
El tipo principal de cirugía para cáncer de próstata se conoce como prostatectomía
radical. En esta operación, el cirujano extirpa toda la glándula prostática además de una
porción del tejido que le rodea, incluyendo las vesículas seminales. Una prostatectomía
radical se puede hacer de maneras diferentes.

Métodos abiertos de prostatectomía radical


En el método más tradicional de realizar una prostatectomía, el cirujano opera a través de
una sola incisión larga para extraer la próstata y los tejidos adyacentes. Este tipo de
cirugía, a veces referido como un abordaje abierto, se realiza actualmente con menos
frecuencia que en el pasado.

Prostatectomía radical retropúbica


Para esta operación, el cirujano hace una incisión en la piel de la parte baja del abdomen,
desde el ombligo hasta el hueso púbico. Durante la cirugía, junto con la sedación se le
puede administrar anestesia general (usted estará dormido) o anestesia espinal o epidural
(se le adormecerá la parte inferior del cuerpo).
Si existe una probabilidad razonable de que el cáncer se propagó a los ganglios linfáticos
(según su nivel de PSA, el examen digital del recto, y los resultados de la biopsia), el
cirujano puede extirpar los ganglios linfáticos que están alrededor de la próstata en este
momento (conocida como biopsia del ganglio linfático). Por lo general, los ganglios se
envían a un laboratorio de patología para ver si tienen células cancerosas (lo que toma
varios días recibir los resultados), aunque en algunos casos los ganglios se pueden
examinar inmediatamente. Si esto se hace durante la cirugía y se encuentran células
cancerosas en cualquiera de los ganglios linfáticos, puede que el cirujano suspenda la
cirugía. Esto se debe a que es poco probable que el cáncer sea curado mediante cirugía, y
a que extirpar la próstata podría aún ocasionar graves efectos secundarios.
Después de la cirugía, mientras usted se encuentra todavía bajo los efectos de la
anestesia, se le colocará un catéter (tubo flexible y delgado) en el pene para ayudarle a
drenar la vejiga. Este catéter usualmente debe permanecer en el sitio de una a dos
semanas durante el período de recuperación. Podrá orinar por su propia cuenta una vez se
le quite el catéter.
Probablemente usted permanecerá en el hospital por varios días después de la operación.
Además, sus actividades estarán limitadas por alrededor de 3 a 5 semanas. Los posibles
efectos secundarios de la prostatectomía se describen más adelante.
Prostatectomía radical perineal
En esta operación, el cirujano hace la incisión en la piel entre el ano y el escroto (el
perineo), como se ilustra en la imagen anterior. Este método se usa con menos frecuencia
debido a que es más probable que dé lugar a problemas con erecciones y porque no se
pueden extirpar los ganglios linfáticos. Sin embargo, a menudo es una operación más
breve y puede ser una opción si a usted no le preocupan las erecciones y no se requiere
extirpar los ganglios linfáticos. También se puede usar si usted padece otras afecciones
médicas que dificulten la cirugía retropúbica. Si se realiza correctamente, puede ser tan
curativa como el método retropúbico. La operación perineal usualmente requiere menos
tiempo que la operación retropúbica, y puede causar menos dolor, y posteriormente una
recuperación más fácil.
Después de la cirugía, mientras usted se encuentra todavía bajo los efectos de la
anestesia, se le colocará un catéter en el pene para ayudarle a drenar la vejiga. Este catéter
usualmente debe permanecer en el sitio de una a dos semanas durante el período de
recuperación. Podrá orinar por su propia cuenta una vez se le quite el catéter.
Después de la cirugía, probablemente usted permanecerá en el hospital por varios días.
Además, sus actividades estarán limitadas por alrededor de 3 a 5 semanas. Los posibles
efectos secundarios de la prostatectomía se describen más adelante.

Métodos laparoscópicos para prostatectomía radical


En los métodos laparoscópicos, se realizan varias incisiones más pequeñas con
instrumentos quirúrgicos especiales para extraer la próstata. Este procedimiento se puede
realizar mientras el cirujano sostiene directamente los instrumentos o usando un panel de
control para mover con precisión los brazos robóticos que sostienen los instrumentos.

Prostatectomía radical laparoscópica


En una prostatectomía radical laparoscópica (laparoscopic radical prostatectomy, LRP),
el cirujano hace varias incisiones pequeñas, a través de las cuales se insertan instrumentos
especiales y largos para extirpar la próstata. Uno de los instrumentos tiene una pequeña
cámara de video en el extremo, lo que permite que el cirujano pueda observar dentro del
abdomen.
La prostatectomía laparoscópica tiene sus ventajas sobre la prostatectomía radical usual
abierta, incluyendo menos pérdida de sangre y dolor, estadías más breves en el hospital
(usualmente no más de un día) y períodos de recuperación más cortos (aunque será
necesario mantener el catéter en la vejiga por aproximadamente la misma cantidad de
tiempo).
La LRP ha sido usada en los Estados Unidos desde 1999 y se ha hecho en centros
comunitarios y médicos importantes. Cuando se realiza por médicos con experiencia en
el procedimiento, la prostatectomía radical laparoscópica parece ser tan eficaz como la
prostatectomía radical abierta, aunque todavía no contamos con los resultados a largo
plazo de los procedimientos hechos en los Estados Unidos.
Las tasas de los principales efectos secundarios de la LRP, tales como problemas de
erección y dificultad para retener la orina (incontinencia) parecen ser casi las mismas que
para la prostatectomía abierta. (Estos efectos secundarios se describen más adelante). Con
este método, puede que se retrase un poco la recuperación del control de la vejiga.

Prostatectomía radical laparoscópica asistida por robot


Un método más nuevo consiste en hacer la cirugía laparoscópica mediante el uso de una
interface robótica (el sistema da Vinci), lo que se conoce como prostatectomía radical
laparoscópica asistida por robot (RALRP). El cirujano se sienta en un panel cercano a la
mesa de operaciones y controla los brazos robóticos para realizar la operación a través de
varias incisiones pequeñas que se hacen en el abdomen del paciente.
Al igual que la prostatectomía radical laparoscópica directa, la prostatectomía
laparoscópica asistida por robot tiene ventajas sobre el método abierto en términos de
dolor, pérdida de sangre y tiempo de recuperación. Sin embargo, hasta el momento
parece haber poca diferencia entre la prostatectomía radical laparoscópica directa y la
robótica para los pacientes.
En términos de los efectos secundarios que más preocupan a los hombres, como
problemas urinarios o problemas de erección, (descritos más adelante), parece no haber
una diferencia entre la LRP asistida por robot y otros métodos de prostatectomía.
Para el cirujano, el sistema robótico puede proveer más maniobrabilidad y más precisión
cuando se mueven los instrumentos que con la prostatectomía radical laparoscópica
convencional. Aun así, la experiencia y la destreza del cirujano son los factores más
importantes en el éxito de cualquier de los dos tipos de prostatectomía radical
laparoscópica.
Si usted está considerando tratarse con cualquiera de los dos tipos de prostatectomía
radical laparoscópica, es importante que entienda lo que se conoce y lo que todavía se
desconoce sobre este método. De nuevo, la experiencia y la destreza de su cirujano son
probablemente los factores más importantes. Si decide que cualquiera de los dos tipos de
prostatectomía radical laparoscópica es el tratamiento apropiado para usted, asegúrese de
encontrar un cirujano que tenga una vasta experiencia con este procedimiento.

Posibles riesgos y efectos secundarios de la prostatectomía


radical (incluyendo LRP)
Existen posibles riesgos y efectos secundarios con cualquier tipo de cirugía para el cáncer
de próstata.

Riesgos quirúrgicos
Los riesgos asociados a cualquier tipo de prostatectomía radical son similares a los de
cualquier cirugía mayor. Entre los riesgos más graves se encuentran un ataque cardíaco,
un derrame cerebral, la formación de coágulos sanguíneos en las piernas que podrían
viajar hacia los pulmones, reacciones a la anestesia, y una infección en el área de la
incisión. Debido a que hay muchos vasos sanguíneos cerca de la glándula prostática, otro
de los riesgos es el sangrado durante y después de la cirugía. Es posible que necesite
transfusiones de sangre, lo de por sí conlleva un riesgo menor.
En pocas ocasiones, es posible que se corte parte del intestino durante la cirugía. Esto
podría causar infecciones en el abdomen y podría requerir otra cirugía para corregir este
problema. Las lesiones a los intestinos son más comunes con las cirugías robóticas y
laparoscópicas que con el método abierto.
Si se extirpan los ganglios linfáticos, se puede formar una acumulación de líquido
linfático (llamado linfocele), la cual pudiera requerir que se drene.
En algunos casos no muy frecuentes, es posible que el paciente fallezca debido a
complicaciones de la operación. El riesgo depende en parte de su estado de salud general,
su edad y de la experiencia del equipo quirúrgico.

Efectos secundarios
Los principales posibles efectos secundarios de la prostatectomía radical son la
incontinencia urinaria (falta de control de la vejiga) e impotencia (el no poder lograr
erecciones). Estos efectos secundarios también pueden ocurrir con otras formas de
tratamiento para cáncer de próstata, lo que se describe a continuación.
Incontinencia urinaria: usted pudiese padecer incontinencia urinaria, lo que significa
que no puede controlar la orina o bien presenta algo de chorreo o goteo involuntario de
orina. Existen diferentes niveles de incontinencia. El tener incontinencia puede afectarle
no sólo físicamente, sino también emocional y socialmente. Los siguientes son los tres
tipos principales de incontinencia:
• La incontinencia de esfuerzo es el tipo más común después de la cirugía de la
próstata. Los hombres con incontinencia urinaria de esfuerzo podrían perder orina
cuando tosen, se ríen, estornudan o hacen ejercicio. Usualmente es causada por
problemas con la válvula muscular que retiene la orina en la vejiga (esfínter de la
vejiga). Los tratamientos del cáncer de próstata pueden dañar los músculos que
forman esta válvula o los nervios que mantienen los músculos funcionando.
• Los hombres que padecen incontinencia por rebosamiento presentan dificultad para
vaciar la vejiga. Estos hombres se tardan mucho en orinar y tienen un flujo goteante
con poca fuerza. Generalmente la incontinencia por rebosamiento es causada por el
bloqueo o el estrechamiento de la salida de la vejiga debido a tejido cicatricial.
• Los hombres que padecen incontinencia de urgencia tienen una necesidad repentina
de orinar. Este problema ocurre cuando la vejiga se vuelve demasiado sensible al
estiramiento conforme se llena de orina.
En pocas ocasiones, los hombres pierden toda la capacidad para controlar la orina
después de la cirugía, lo que se conoce como incontinencia continua.
Después de la cirugía del cáncer de próstata, el control normal de la vejiga usualmente
regresa dentro de varias semanas o meses. La recuperación por lo general ocurre
gradualmente, en etapas.
Los médicos no pueden predecir con certeza cómo un hombre se afectará después de la
cirugía. En general, los hombres de edad más avanzada suelen tener más problemas de
incontinencia que los hombres más jóvenes.
La mayoría de los grandes centros de tratamiento contra el cáncer en los que se realiza la
cirugía de la próstata con más frecuencia, y en los que los cirujanos tienen más
experiencia, reportan menos problemas de incontinencia.
La incontinencia se puede tratar. Aun cuando su incontinencia no se pueda corregir
completamente, es posible aminorarla. Usted puede aprender a manejar y a vivir con su
incontinencia. Para aprender más sobre este efecto secundario y lo que se puede hacer al
respecto, lea nuestro documento titulado Cómo tratar la incontinencia en hombres con
cáncer.
Impotencia (disfunción eréctil): esto significa que no se puede lograr una erección
suficiente para la penetración sexual.
Las erecciones son controladas por dos pequeños grupos de nervios tendidos en los dos
lados de la próstata. Si podía tener erecciones antes de la cirugía, el cirujano tratará de no
dañar estos nervios durante la prostatectomía (método de preservación de los nervios).
No obstante, si el cáncer está creciendo hacia o muy cerca de los nervios, el cirujano
tendrá que extirparlos. Si se extirpan ambos nervios, usted no podrá tener erecciones
espontáneas, aunque es posible que todavía pueda tener erecciones utilizando algunas de
las ayudas que se describen a continuación. En caso de que se extirpen los nervios de un
solo lado, aún podría lograr erecciones, pero esa probabilidad será menor que si no se
hubiera extirpado ninguno de los nervios. Si no se extirpa ninguno de los conjuntos de
nervios, es posible que usted logre nuevamente erecciones normales en algún momento.
También otros tratamientos (además de cirugía) pueden dañar estos nervios o los vasos
sanguíneos que suplen sangre al pene para producir una erección.
Después de esta operación, la capacidad de lograr erecciones depende de la edad, la
capacidad que tenía usted de lograr erecciones antes de la operación, y si se cortaron los
nervios. Todos los hombres pueden esperar una reducción en la capacidad de tener
erecciones, pero cuanto más joven usted sea, hay más probabilidades de que conserve
esta capacidad.
Se ha informado una amplia gama de tasas de impotencia en la literatura médica que van
desde tasas tan bajas como alrededor de uno de cada cuatro hombres menores de 60 años
hasta tan altas como alrededor de tres de cada cuatro hombres mayores de 70 años. Los
cirujanos que realizan muchas prostatectomías radicales con preservación de nervios
suelen reportar tasas de impotencia más bajas que los médicos que realizan la cirugía con
menos frecuencia.
La situación de cada hombre es diferente. Por lo tanto, la mejor manera de obtener una
idea sobre sus probabilidades de recuperar las erecciones consiste en preguntar a su
médico sobre sus tasas de éxito y cuál sería probablemente el pronóstico en su caso.
Si su capacidad para lograr erecciones regresa después de la cirugía, esto a menudo
ocurre lentamente. De hecho, esto puede que tome desde unos pocos meses hasta dos
años. Durante los primeros meses, usted probablemente no podrá lograr una erección
espontánea, por lo que es posible que necesite medicamentos u otros tratamientos.
Si después de la cirugía regresa la potencia, la sensación del orgasmo debe continuar
siendo placentera, pero no hay eyaculación de semen (el orgasmo es “seco”). Esto se
debe a que durante la prostatectomía las glándulas que producen la mayor parte del
líquido para el semen (las vesículas seminales y la próstata) fueron extirpadas, y las vías
por las que pasaba el esperma (el conducto deferente) fueron cortadas.
La mayoría de los médicos cree que recuperar la potencia es ayudada por el intento de
lograr una erección tan pronto como sea posible una vez que el cuerpo ha tenido la
oportunidad de curarse (usualmente varias semanas después de la operación). Algunos
médicos llaman a esto rehabilitación peneana. El uso de medicamentos (vea información
a continuación) puede ser útil en este momento. Asegúrese de hablar con su médico sobre
su situación particular.
Las siguientes opciones podrían ayudarle si usted presenta disfunción eréctil:
• Los inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5), tales como sildenafil (Viagra®),
vardenafil (Levitra®) y tadalafil (Cialis®) son medicamentos que pueden ayudar con
las erecciones. Estos medicamentos no surtirán efecto si ambos nervios que controlan
las erecciones están dañados o si fueron extirpados. Los efectos secundarios más
comunes de estos medicamentos son dolor de cabeza, rubor (la piel se enrojece y se
siente caliente), indigestión, sensibilidad a la luz y goteo o congestión nasal. En pocas
ocasiones, estos medicamentos pueden causar problemas de visión, incluso
posiblemente ceguera. Los nitratos, que son medicamentos que se usan en el
tratamiento de trastornos cardiacos, pueden interactuar con estos medicamentos y
causar una presión sanguínea muy baja, lo que puede ser peligroso. Algunos otros
medicamentos también pueden causar problemas si usted está tomando un inhibidor
de la PDE5. Por lo tanto, asegúrese de informar a su médico qué medicamentos está
tomando.
• La alprostadil es una versión artificial de la prostaglandina E1, una sustancia que se
produce naturalmente en el cuerpo, y que puede producir erecciones. Este
medicamento se puede inyectar en la base del pene sin producir casi dolor, de 5 a 10
minutos antes del coito, o se puede colocar en la punta del pene como si fuera un
supositorio. Hasta se puede aumentar la dosis para prolongar la erección. Es posible
presentar efectos secundarios como dolor, mareos y una erección prolongada, pero
generalmente estos efectos no son graves.
• Los dispositivos de vacío son otra opción para lograr una erección. Estas bombas
mecánicas se colocan alrededor de todo el pene. La bomba succiona aire derivando
sangre hacia el pene para producir una erección. La erección se mantiene después de
remover la bomba mediante una cinta de goma fuerte que se coloca en la base del
pene. La cinta se remueve una vez que finaliza el coito.
• Si otros métodos no ayudan, los implantes de pene podrían recuperar la capacidad de
tener erecciones. Es necesaria una operación para colocar los implantes dentro del
pene. Existen varios tipos de implantes de pene, incluyendo los que usan varillas de
silicón o dispositivos inflables.
Para más información sobre cómo lidiar con los problemas de erección y otros asuntos
relacionados con la sexualidad, lea el documento Sexualidad para el hombre con cáncer.
Cambios en el orgasmo: en algunos hombres, los orgasmos pueden ser de menor
intensidad o desaparecer por completo. Con menos frecuencia, los hombres presentan
dolor con el orgasmo.
Infertilidad: la prostatectomía radical corta la conexión entre los testículos (donde se
produce el esperma) y la uretra (por donde el esperma sale del cuerpo). Sus testículos
seguirán produciendo esperma, aunque ésta no podrá salir como parte de la eyaculación.
Esto significa que un hombre ya no podrá engendrar un hijo de manera natural. A
menudo, esto no es un problema ya que los hombres con cáncer de próstata tienden a ser
de edad avanzada. No obstante, si le preocupa esto, usted puede hablar con su médico
sobre “almacenar” su esperma antes de la operación. Para obtener más información, lea
nuestro documento titulado Fertilidad en los hombres con cáncer.
Linfedema: una complicación poco común, pero posible, de la extirpación de muchos de
los ganglios linfáticos alrededor de la próstata es una condición llamada linfedema.
Normalmente los ganglios linfáticos son una vía para el retorno de líquido hacia el
corazón desde todas las áreas del cuerpo. Cuando se extirpan los ganglios, se puede
acumular líquido en las piernas o en la región genital con el pasar del tiempo, lo que
causa hinchazón y dolor. Por lo general, esta afección puede ser tratada con terapia física,
aunque puede no desaparecer completamente. Para más información, consulte nuestro
documento Linfedema: Understanding Lymphedema (For Cancers Other Than Breast
Cancer).
Cambio en la longitud del pene: uno de los posibles efectos de la cirugía es una
pequeña reducción en la longitud del pene. Esto puede deberse probablemente a un
acortamiento de la uretra que ocurre cuando se extrae una porción de ésta junto con la
próstata.
Hernia inguinal: una prostatectomía aumenta las probabilidades de que un hombre
padezca de una hernia inguinal (de la ingle) en el futuro.

Resección transuretral de la próstata (TURP)


La resección transuretral de la próstata (transurethral resection of the prostate, TURP) se
usa a menudo para tratar a los hombres con agrandamiento no canceroso de la próstata,
conocido como hiperplasia prostática benigna (BPH). Una TURP no se emplea para
tratar de curar el cáncer de próstata, aunque algunas veces se usa en hombres con cáncer
de próstata avanzado para ayudar a aliviar síntomas, tal como problemas urinarios.
Durante esta operación, el cirujano extirpa la parte interna de la próstata que rodea la
uretra (la uretra es el conducto por el cual la orina sale de la vejiga). En esta cirugía no es
necesario hacer una incisión en la piel. Se coloca un instrumento llamado resectoscopio
en el interior de la uretra ingresando por el extremo del pene hasta el nivel de la próstata.
Una vez que está en su sitio, se pasa electricidad a través de un alambre para calentarlo o
se usa un rayo láser para cortar o vaporizar el tejido. Se administra ya sea anestesia
espinal (que adormece la parte inferior de su cuerpo) o anestesia general (en la que usted
está dormido).
La operación usualmente dura una hora. Después de la cirugía se inserta un catéter (tubo
delgado y flexible) en la vejiga a través del pene. Permanece en ese lugar
aproximadamente un día para ayudar a drenar la orina mientras la próstata cicatriza. Por
lo general, usted debe permanecer en el hospital uno o dos días y puede regresar a sus
actividades normales en una o dos semanas.
Es probable que se observe cierto sangrado en la orina después de la cirugía. Otros
posibles efectos secundarios de la TURP incluyen infecciones y cualquier riesgo asociado
con el tipo de anestesia que se administre.

Radioterapia para cáncer de próstata


La radioterapia utiliza rayos de alta energía o partículas para destruir las células
cancerosas. La radiación se puede emplear:
• Como tratamiento inicial para tratar el cáncer de bajo grado que aún está solamente
en la glándula prostática. Las tasas de curación para los hombres con estos tipos de
cánceres son aproximadamente las mismas que para los hombres en los que se realiza
una prostatectomía radical.
• Como parte del tratamiento inicial (junto con terapia hormonal) para cánceres que han
crecido fuera de la próstata y hacia tejidos cercanos.
• Si el cáncer no se extirpó por completo o regresa (recurre) en el área de la próstata
después de la cirugía.
• Si el cáncer es avanzado, para reducir el tamaño del tumor y proporcionar alivio a
posibles síntomas presentes y futuros.
Los dos tipos principales de radioterapia son la radioterapia con haces externos y la
braquiterapia (radiación interna). Ambos parecen ser buenos métodos para tratar el cáncer
de próstata, aunque se tiene más información sobre los resultados a largo plazo con la
radiación externa.
(Otro tipo de radioterapia, en la que se inyecta en el cuerpo una medicina que contiene
radiación, se describe en la sección “Prevención y tratamiento de la propagación del
cáncer de próstata a los huesos”).

Radioterapia de rayos externos


En la radioterapia de rayos externos (external beam radiation therapy, EBRT), la
radiación es dirigida a la glándula prostática desde una máquina que se encuentra fuera de
su cuerpo. Este tipo de radiación se puede usar para tratar de curar los cánceres en etapas
más tempranas, o para ayudar a aliviar síntomas, como el dolor en los huesos si el cáncer
se ha propagado a áreas específicas de los huesos.
Antes de iniciar el tratamiento, se hacen estudios por imágenes tales como imágenes por
resonancia magnética, tomografías computarizadas y radiografías regulares de la pelvis,
para determinar la ubicación exacta de la glándula prostática. Entonces el equipo de
radiación puede hacer unas marcas con tinta en la piel del paciente, que posteriormente se
utilizará como guía para concentrar la radiación en el área correcta.
Generalmente el tratamiento se administra cinco días a la semana, durante alrededor de
siete a nueve semanas en una clínica de servicios ambulatorios. Cada tratamiento con
radiación es muy similar a someterse a una radiografía. La radiación es más potente que
la usada en una radiografía, pero el procedimiento no causa dolor. Cada tratamiento dura
sólo unos minutos, aunque el tiempo de preparación (colocarle en el lugar correcto para
el tratamiento) toma más.
Las técnicas más nuevas de radioterapia de rayos externos enfocan la radiación con más
precisión en el tumor. Esto permite que los médicos administren dosis más altas de
radiación a la vez que se reduce la exposición de radiación a los tejidos sanos
adyacentes.
Radioterapia de representación tridimensional conforme (3D-CRT, siglas en inglés)
Este tipo de radioterapia utiliza computadoras especiales para determinar con precisión la
ubicación de su próstata. Entonces los rayos de la radiación son configurados y dirigidos
a la próstata desde varias direcciones, lo que hace menos probable que haya daños a los
tejidos normales. A usted probablemente lo colocarán en un molde de plástico, parecido a
un yeso para el cuerpo, que lo mantendrá en la misma posición cada día para que la
radiación se pueda dirigir con mayor precisión. Este método parece ser por lo menos tan
eficaz como la radioterapia convencional y con menos efectos secundarios.
Radioterapia de intensidad modulada (IMRT)
La radioterapia de intensidad modulada, una forma avanzada de terapia tridimensional, es
el método de radiación externa para el cáncer de próstata. Esta técnica emplea una
máquina controlada por una computadora que de hecho se mueve alrededor del paciente a
medida que emite la radiación. Además de configurar los rayos y dirigirlos a la próstata
desde varios ángulos, la intensidad (fuerza) de los rayos puede ser ajustada para limitar la
dosis que llega a los tejidos normales más sensibles. Esto permite que los médicos
suministren una dosis incluso más elevada contra el cáncer.
Algunas máquinas de radiación más nuevas tienen un escáner de imágenes integrado.
Este adelanto, conocido como radioterapia guiada por imagen (IGRT), le permite al
médico tomar fotografías de la próstata y hacer ajustes menores en la dirección de los
rayos justo antes de administrar la radiación. Esto podría ayudar a administrar la
radiación incluso con más precisión, lo que puede conducir a menos efectos secundarios,
aunque se necesita más investigación para probar esto. Otro método consiste en colocar
diminutos implantes en la próstata que emiten ondas de radio para indicar a las máquinas
de radioterapia a donde dirigir el tratamiento. Esto permite que la máquina se ajuste
según el movimiento (como el ocasionado por la respiración) y puede que menos
radiación se dirija a los tejidos sanos. En teoría, esto puede disminuir los efectos
secundarios. Sin embargo, hasta el momento, ningún estudio ha demostrado que con este
método se presentan menos efectos secundarios que con otras formas de IMRT. El equipo
que utiliza esto se conoce como Calypso®.
Una variación de la IMRT se conoce como terapia de arco volumétrica modulada. En
esta terapia se usa una máquina que emite rápidamente radiación a medida que gira una
vez alrededor del cuerpo. Esto permite que cada sesión del tratamiento se administre en
tan solo unos minutos. Aunque esto puede ser más conveniente para el paciente, aún no
ha demostrado que sea más eficaz que la IMRT regular.
Radioterapia corporal estereotáctica
En este tratamiento se utilizan técnicas avanzadas guiadas por imágenes para administrar
altas dosis de radiación a un área precisa, como la próstata. Debido a las altas dosis de
radiación en cada dosis, el curso total del tratamiento se administra solo en varios días.
La radioterapia corporal estereotáctica a menudo se conoce por los nombres de los
equipos que administran la radiación, tal como Gamma Knife®, X-Knife®, CyberKnife®,
y Clinac®.
Cuando se compara con la radioterapia de intensidad modulada, la ventaja principal de la
radioterapia corporal estereotáctica consiste en que el tratamiento toma menos tiempo
(días en lugar de semanas). Sin embargo, los efectos secundarios no son menores. De
hecho, algunos estudios han demostrado que algunos efectos secundarios en realidad
podrían ser peores con la radioterapia corporal estereotáctica que con la radioterapia de
intensidad modulada.
Radioterapia con rayos de protones
La terapia con rayos de protones enfoca rayos de protones en lugar de rayos X en el
cáncer. Contrario a los rayos X que liberan energía tanto antes como después de alcanzar
el blanco, los protones causan poco daño a los tejidos a través de los cuales pasan, y
luego liberan su energía solo después de alcanzar cierta distancia. Esto significa que la
radiación con rayos de protones puede en teoría hacer llegar más radiación a la próstata
mientras causa menos daño a los tejidos normales adyacentes. La radioterapia con rayos
de protones puede suministrarse con técnicas similares a la 3D-CRT y la IMRT.
Aunque los resultados preliminares son prometedores, hasta el momento los estudios no
han demostrado que la terapia con rayo de protones es más segura o eficaz que los otros
tipos de radiación externa. Actualmente, la terapia con rayo de protones no está
ampliamente disponible. Las máquinas necesarias para producir los protones son muy
costosas, y no están disponibles en muchos centros en los Estados Unidos. En la
actualidad puede que no todas las compañías de seguro cubran la radiación conformal de
rayos de protones.
Posibles efectos secundarios de la radioterapia de rayos externos
Algunos de los efectos secundarios de la radioterapia de rayos externos son los mismos
que los de la cirugía, mientras que otros son diferentes. Las cifras usadas en la
descripción de los posibles efectos secundarios que se presentan a continuación están
asociadas a la radiación externa convencional, la cual se utiliza actualmente con mucha
menos frecuencia que en el pasado. Los riesgos de los métodos de tratamiento más
nuevos descritos anteriormente son probablemente menores.
Problemas intestinales: la radiación puede irritar el intestino grueso y el recto y causar
una afección llamada proctitis por radiación. Esto puede provocar diarrea, algunas veces
con sangre en las heces fecales e incontinencia rectal. La mayoría de estos problemas
desaparece con el pasar del tiempo, pero en pocos casos el funcionamiento normal de los
intestinos no se restablece. En el pasado, aproximadamente de 10 a 20% de los hombres
reportaron problemas intestinales después de la radioterapia externa, aunque es menos
probable que las nuevas técnicas de radioterapia causen estas complicaciones.
Problemas con la vejiga: la radiación puede irritar la vejiga y causar una afección
llamada cistitis por radiación. Es posible que usted presente frecuentes deseos de orinar,
una sensación de ardor mientras orina y/o sangre en la orina. Los problemas de la vejiga
usualmente se alivian con el pasar del tiempo, pero en algunos hombres estos problemas
nunca desaparecerán. Alrededor de un hombre de cada tres, continúa con la necesidad de
tener que orinar con más frecuencia.
Incontinencia urinaria: algunos hombres padecen incontinencia urinaria después del
tratamiento, lo que significa que no pueden controlar la orina o bien presentan algo de
chorreo o goteo involuntario de orina. Como se describe en la sección sobre cirugía,
existen diferentes niveles y tipos de incontinencia. En general, este efecto secundario es
menos común que después de la cirugía. Al principio, el riesgo es bajo, pero aumenta
cada año por varios años después del tratamiento.
Problemas de erección, incluyendo impotencia: después de varios años, la tasa de
impotencia después de la radiación es aproximadamente la misma que después de la
cirugía. Por lo general, los problemas de erección no ocurren inmediatamente después de
administrarse la radioterapia, sino que se desarrollan lentamente en el transcurso de uno o
más años. Esto es diferente en la cirugía, en la cual la impotencia aparece inmediatamente
y puede mejorar con el transcurso del tiempo.
En estudios más antiguos, alrededor de tres de cada cuatro hombres eran impotentes
dentro de los 5 primeros años de haber recibido radioterapia externa, pero algunos de
estos hombres ya tenían problemas de erección antes del tratamiento. Aproximadamente
la mitad de los hombres que tenían erecciones normales antes del tratamiento se volvió
impotente a los 5 años. No está claro si estos valores también serán válidos para las
nuevas formas de radiación. Al igual que en la cirugía, mientras más avanzada sea su
edad, mayor la probabilidad de tener problemas de erección. A menudo se puede aliviar
la impotencia con tratamientos como los mencionados en la sección sobre cirugía que
incluyen los medicamentos contra la disfunción eréctil.
Para más información sobre cómo lidiar con los problemas de erección y otros asuntos
relacionados con la sexualidad, lea el documento Sexualidad para el hombre con cáncer.
Sensación de cansancio: la radioterapia puede causar cansancio que puede durar por
varios meses después de finalizado el tratamiento.
Linfedema: normalmente los ganglios linfáticos son una vía para el retorno de líquido
hacia el corazón desde todas las áreas del cuerpo. Si los ganglios linfáticos que rodean la
próstata están afectados por la radiación, se puede acumular líquido en las piernas o en la
región genital con el pasar del tiempo, lo que causa hinchazón y dolor. Por lo general,
esta afección puede ser tratada con terapia física, aunque puede no desaparecer
completamente. Para más información, consulte nuestro documento Understanding
Lymphedema: For Cancers Other Than Breast Cancer.
Estrechamiento uretral: en pocas ocasiones, la radiación puede causar la formación de
cicatrices y el estrechamiento del conducto que lleva la orina desde la vejiga hacia el
exterior del cuerpo. Esto puede causar problemas al orinar, y puede requerir tratamiento
adicional para abrir nuevamente el conducto.

Braquiterapia (terapia de radiación interna)


La braquiterapia (también conocida como implantación de partículas o radioterapia
intersticial) utiliza pequeñas partículas radiactivas cada una de ellas del tamaño
aproximado de un grano de arroz. Estas partículas se colocan directamente en su próstata.
Por lo general, la braquiterapia se usa en los hombres con cáncer de próstata en etapas
iniciales cuyo crecimiento es relativamente lento (como los tumores de bajo grado). Su
uso también está limitado por otros factores. Para los hombres que han tenido una
resección transuretral de la próstata o aquellos que ya tienen problemas urinarios, el
riesgo de efectos urinarios secundarios puede ser mayor. Es posible que la braquiterapia
no sea tan eficaz en los hombres con glándulas prostáticas grandes ya que puede no ser
posible colocar las partículas en todas las localizaciones correctas. Actualmente, los
médicos están estudiando las maneras de evitar esto, como administrar con anticipación
un ciclo corto de terapia hormonal a los hombres para reducir el tamaño de la próstata.
Los estudios por imágenes, tales como la ecografía transrectal, la tomografía
computarizada o las imágenes por resonancia magnética se usan para ayudar en la
colocación de las partículas radiactivas. Unos programas de computación especiales
calculan la dosis exacta de radiación necesaria.
Existen dos tipos de braquiterapia de la próstata. Ambos se hacen en una sala de
operaciones y requieren algún tipo de anestesia.
Braquiterapia permanente (en bajas dosis, o LDR, en inglés)
En este método, las partículas (semillas) de material radioactivo (como yodo-125 o el
paladio-103) se colocan en el interior de agujas delgadas, las cuales se introducen a través
de la piel en el área entre el escroto y el ano y en la próstata. Se remueven las agujas y las
partículas se dejan allí, y éstas liberan dosis bajas de radiación en el transcurso de
semanas o meses. La radiación que proviene de las partículas alcanza una distancia muy
corta, por lo que las partículas pueden emitir una gran cantidad de radiación en un área
muy pequeña. Esto disminuye la cantidad de daño hecho a los tejidos sanos que están
cerca de la próstata.
Generalmente se colocan entre 40 y 100 partículas. Debido a su pequeño tamaño, las
partículas causan pocas molestias y simplemente se dejan en ese lugar después de que se
agote su material radioactivo.
Este tipo de radioterapia requiere de anestesia espinal (la parte inferior de su cuerpo es
adormecida) o anestesia general (en la que usted está dormido), y puede requerir una
estadía de una noche en el hospital.
Es posible que se le administre también radiación externa junto con la braquiterapia,
especialmente si existe el riesgo de que su cáncer se propague fuera de la próstata (por
ejemplo, si tiene una puntuación de Gleason más alta).
Braquiterapia temporal (en altas dosis, o HDR)
Esta técnica utiliza dosis más altas de radiación que se administran por un corto tiempo.
Se colocan unas agujas huecas a través de la piel entre el escroto y el ano en dirección a
la próstata. En estas agujas se colocan tubos de nailon suave (catéteres). Luego estas
agujas se retiran, pero los catéteres permanecen en el lugar. Entonces se colocan en los
catéteres el iridio-192 o el cesio-137 radioactivo, generalmente por cinco a quince
minutos. Usualmente, se administran tres tratamientos breves durante dos días en el
hospital, y la sustancia radiactiva se retira cada vez que se administran los tratamientos.
Los catéteres son retirados después del último tratamiento. Durante aproximadamente
una semana después del tratamiento, usted sentirá algo de dolor o hinchazón en el área
entre el escroto y el recto, y la orina puede tener un color marrón rojizo.
Por lo general, se combinan estos tratamientos con radiación externa, que se administra a
una dosis más baja de la que se usaría por sí sola. La dosis total de radiación es lo
suficientemente alta como para destruir todas las células cancerosas. La ventaja de este
método es que la mayor parte de la radiación se concentra en la glándula prostática en sí,
y no afecta la uretra ni los tejidos que circundan la próstata, como por ejemplo los
nervios, la vejiga y el recto.
Posibles riesgos y efectos secundarios de la braquiterapia
Si recibió partículas o semillas permanentes de braquiterapia, éstas emitirán pequeñas
cantidades de radiación durante varias semanas. Aun cuando la radiación no llega lejos,
es posible que su médico le pida que se mantenga alejado de las mujeres embarazadas y
niños pequeños durante este tiempo. Es posible que también le pidan tomar otras
precauciones, tal como usar un condón durante las relaciones sexuales.
Además existe el riesgo menor de que algunas de las semillas se muevan (emigren). Es
posible que le pidan que filtre su orina durante la primera semana para recoger cualquier
semilla que pudiese salir. Asegúrese de seguir cuidadosamente las instrucciones de su
médico. También han surgido informes que indican que las partículas se han movido a
través del torrente sanguíneo a otras partes del cuerpo, como los pulmones. Hasta donde
los médicos han podido averiguar, esto no parece causar ningún daño a la salud y ocurre
en muy pocas ocasiones.
Al igual que la radiación externa, la braquiterapia puede causar problemas con
erecciones, y problemas urinarios e intestinales.
Problemas intestinales: los problemas intestinales, tales como dolor en el recto, ardor
y/o diarrea pueden ocurrir, aunque menos del 5% de los pacientes presenta problemas
graves a largo plazo.
Problemas urinarios: la incontinencia urinaria grave no es un efecto secundario común.
Sin embargo, alrededor de uno de cada tres hombres pueden presentar problemas a largo
plazo con incremento de la frecuencia urinaria. Esto puede ser causado por la irritación
de la uretra (el conducto que drena la orina desde la vejiga). En pocas ocasiones, este
conducto puede llegar a cerrarse (lo que se conoce como un estrechamiento uretral) y será
necesario abrirlo mediante cirugía.
Problemas de erección: algunos estudios han encontrado que las tasas de problemas con
erecciones son menores después de la braquiterapia, pero otros estudios han encontrado
que las tasas no son menores que con la radioterapia externa o la cirugía. De nuevo,
mientras más joven sea usted y mejor haya sido su función sexual antes del tratamiento,
mayores son las probabilidades de que usted recupere la función sexual después del
tratamiento.
Para más información sobre radioterapia, lea nuestro documento titulado Radiación: una
guía para pacientes y sus familias.

Criocirugía para cáncer de próstata


La criocirugía (también llamada crioterapia o crioablación) se usa algunas veces para
tratar el cáncer de próstata en etapa inicial mediante el congelamiento. La mayoría de los
médicos no utiliza la criocirugía como primer tratamiento para el cáncer de próstata, pero
a veces es una opción si el cáncer ha regresado después de otros tratamientos. Al igual
que con la braquiterapia, puede que este tratamiento no sea una buena opción para los
hombres que tienen glándulas prostáticas grandes.
En este método, el doctor emplea la ecografía transrectal (TRUS) para guiar varias
sondas huecas (agujas) a través de la piel que se encuentra entre el ano y el escroto hasta
la próstata. Este tipo de procedimiento requiere de anestesia espinal o epidural (la parte
inferior de su cuerpo es adormecida) o anestesia general (en la que usted está dormido).
Entonces, se pasan gases muy fríos a través de las agujas, lo que crea bolas de hielo que
destruyen la próstata. Para asegurarse de que se destruya la próstata sin causar demasiado
daño a los tejidos adyacentes, el cirujano observa cuidadosamente las imágenes de
ecografía (ultrasonido) durante el procedimiento. Durante el procedimiento, se circula
agua salada tibia en la uretra a través del catéter para evitar que la uretra se congele. El
catéter se deja colocado aproximadamente 3 semanas después para permitir que la vejiga
se vacíe mientras usted se recupera.
Después del procedimiento, puede haber moretones y dolor en el área donde se insertaron
las sondas. Es posible que necesite permanecer en el hospital por un día, aunque muchos
pacientes dejan el hospital el mismo día.

La criocirugía es menos invasiva que la prostatectomía radical, de manera que


usualmente hay menos pérdida de sangre, una hospitalización más breve, menor tiempo
de recuperación y menos dolor que con la cirugía. Sin embargo, en comparación con la
cirugía o la radioterapia, los médicos tienen mucha menos información sobre la eficacia a
largo plazo de la criocirugía. La criocirugía no parece ser tan eficaz como la radiación
para los tumores de próstata más avanzados.

Posibles efectos secundarios de la criocirugía


Contrario a lo que ocurre en los hombres que se someten a este procedimiento como
primera forma de tratamiento, los efectos secundarios de la criocirugía tienden a ser
peores si se hace en hombres que ya han recibido radioterapia.
La mayoría de los hombres tiene sangre en la orina durante uno o dos días después del
procedimiento, así como dolor en el área donde se colocaron las agujas. También es
común la hinchazón del pene o el escroto.
La congelación también puede afectar la vejiga y los intestinos, lo que puede causar
dolor, sensaciones de ardor, y la necesidad de orinar o defecar con frecuencia. La
mayoría de los hombres recobran la función normal de los intestinos y de la vejiga con el
pasar del tiempo.
A menudo, la congelación daña los nervios cercanos a la próstata que controlan las
erecciones. La disfunción eréctil es más común después de la criocirugía que después de
la prostatectomía radical. Para información sobre cómo lidiar con los problemas de
erección y otros asuntos relacionados con la sexualidad, lea el documento Sexualidad
para el hombre con cáncer.
Es poco frecuente que ocurra incontinencia urinaria (problemas para controlar la orina)
en los hombres que se someten a la criocirugía como primer tratamiento del cáncer de
próstata. Sin embargo, es más común en los hombres que ya han recibido radioterapia.
Después de la criocirugía, en menos del 1% de los hombres aparece una fístula (conexión
anormal) entre el recto y la vejiga. Este problema que se presenta en pocas ocasiones,
pero que puede ser grave, puede causar que haya un escape de orina al recto, lo que a
menudo requiere de una cirugía para corregirlo.

Terapia hormonal (privación de andrógenos) contra el


cáncer de próstata
A la terapia hormonal también se le llama terapia de privación de andrógenos (ADT) o
terapia supresora de andrógenos. El objetivo de este tratamiento es reducir los niveles de
las hormonas masculinas, llamadas andrógenos, en el cuerpo, o evitar que estas hormonas
afecten a las células cancerosas de la próstata.
Los andrógenos principales son la testosterona y la dihidrotestosterona. La mayor parte
de los andrógenos provienen de los testículos, aunque las glándulas suprarrenales también
producen una pequeña cantidad. Los andrógenos estimulan el crecimiento de las células
cancerosas de la próstata. La reducción de los niveles de andrógenos o evitar que
alcancen las células del cáncer de próstata a menudo provoca que se reduzca el tamaño de
los cánceres o que crezcan más lentamente por un tiempo. Sin embargo, la terapia
hormonal por sí sola no cura el cáncer de próstata.
La terapia hormonal se puede emplear:
• Si el cáncer se ha propagado demasiado lejos para ser curado con cirugía o radiación,
o si usted no se puede someter a estos tratamientos por alguna otra razón
• Si su cáncer continúa o regresa después del tratamiento con cirugía o radioterapia.
• Junto con la radioterapia como tratamiento inicial si usted se encuentra en un riesgo
más elevado de que el cáncer regrese después del tratamiento (según una alta
puntuación de Gleason, un alto nivel de PSA, y/o crecimiento del cáncer fuera de la
próstata).
• Antes de la radiación para tratar de reducir el tamaño del cáncer y hacer que el
tratamiento sea más eficaz.
Se pueden emplear varios tipos de terapia hormonal para tratar el cáncer de próstata.
Algunos tipos reducen los niveles de testosterona u otros andrógenos (hormonas
masculinas). Otros bloquean la acción de esas hormonas.

Tratamientos para reducir los niveles de andrógenos


Orquiectomía (castración)
A pesar de que es un tipo de cirugía, su principal efecto es como una forma de terapia
hormonal. En esta operación, el cirujano extirpa los testículos, que es donde se produce la
mayor parte de los andrógenos (testosterona y DHT). Al eliminar esta fuente, la mayoría
de los cánceres de próstata dejan de crecer o se reduce su tamaño por un tiempo.
La operación se realiza como un procedimiento ambulatorio. Este método es
probablemente el más económico y simple para reducir los niveles de andrógenos en el
cuerpo. Sin embargo, contrario a algunos otros métodos de reducción de niveles de
andrógenos, éste es permanente, y muchos hombres tienen problemas para aceptar la
extirpación de sus testículos.
A algunos hombres que se someten al procedimiento les preocupa cómo van a lucir
después del procedimiento. Si se desea, se pueden insertar sacos de silicona artificiales en
el escroto. Éstos lucen como testículos.
Análogos de la hormona liberadora de hormona luteinizante (LHRH)
Estos medicamentos reducen la cantidad de testosterona producida por los testículos. Al
tratamiento con estos medicamentos algunas veces se le llama castración química o
castración médica, ya que reducen los niveles de andrógenos tan bien como la
orquiectomía.
Aunque los análogos LHRH (también conocidos como agonistas LHRH o agonistas
GnRH) cuestan más que la orquiectomía y requieren visitas frecuentes al médico, la
mayoría de los hombres prefiere este método. Estos medicamentos permiten que los
testículos permanezcan en su lugar. Sin embargo, los testículos se reducirán en tamaño
con el pasar del tiempo, e incluso puede que se vuelvan tan pequeños que no puedan ser
palpados.
Los análogos de la LHRH se inyectan o colocan como implantes pequeños debajo de la
piel. Dependiendo del medicamento usado, pueden administrarse desde una vez al mes
hasta una vez por año. Los análogos de hormona liberadora de hormona luteinizante
disponibles en los Estados Unidos incluyen leuprolida (Lupron®, Eligard®), la goserelina
(Zoladex®), la triptorelina (Trelstar®) y la histrelina (Vantas®).
Cuando se administran por primera vez los análogos LHRH, aumentan brevemente los
niveles de testosterona antes de disminuir a niveles muy bajos. Este efecto se denomina
exacerbación y resulta de la forma compleja en que actúan los análogos de la LHRH. Los
hombres con cáncer propagado a los huesos pueden experimentar dolor en los huesos. Si
el cáncer se ha propagado a la columna vertebral, incluso un aumento en el crecimiento
tumoral por un corto período de tiempo como resultado de la exacerbación podría
comprimir la médula espinal y causar dolor o parálisis. Se puede evitar la exacerbación
mediante la administración de medicamentos llamados antiandrógenos por varias
semanas cuando se comienza el tratamiento con los análogos de la hormona liberadora de
hormona luteinizante. (Los antiandrógenos se detallan más adelante).
Degarelix (Firmagon®)
El medicamento degarelix es un antagonista LHRH. Los antagonistas de la LHRH
funcionan como los agonistas de la LHRH, pero reducen más rápidamente los niveles de
testosterona y no causan exacerbación del tumor como lo hacen los agonistas de la
LHRH.
Este medicamento se usa para tratar cáncer de próstata avanzado. Se administra
mensualmente en forma de inyección debajo de la piel. Los efectos secundarios más
comunes son problemas en el lugar donde se aplicó la inyección (dolor, enrojecimiento, e
hinchazón) y niveles aumentados de enzimas hepáticas en los análisis de laboratorio. Los
otros efectos secundarios se discuten con mayor detalle más adelante.
Abiraterona (Zytiga®)
Los medicamentos, como los agonistas de la LHRH pueden hacer que los testículos dejen
de producir andrógenos, aunque otras células en el cuerpo, incluyendo las mismas células
cancerosas de la próstata, pueden continuar con la producción de pequeñas cantidades, lo
que puede estimular el crecimiento del cáncer. La abiraterona bloquea una enzima
llamada CYP17, lo cual ayuda a que estas células dejen de producir andrógenos.
La abiraterona puede usarse en hombres con cáncer de próstata resistente a castración (el
tumor canceroso que continúa desarrollándose a pesar de los bajos niveles de testosterona
debido ya sea a un agonista LHRH, antagonista LHRH o a orquiectomía). La abiraterona
ha demostrado que reduce el tamaño o desacelera el crecimiento de algunos de estos
tumores y ayuda a algunos de estos hombres a vivir por más tiempo.
Este medicamento se administra oralmente cada día, y no detiene la producción de
testosterona por parte de los testículos de modo que los hombres que no se hayan
sometido a una orquiectomía necesitan continuar el tratamiento con un agonista o un
antagonista LHRH. Puesto que la abiraterona también reduce el nivel de algunas otras
hormonas en el cuerpo, también es necesario administrar prednisona (un medicamento
similar a la cortisona) durante el tratamiento para evitar ciertos efectos secundarios.

Medicamentos que detienen la función de los andrógenos


Antiandrógenos
Para que los andrógenos puedan funcionar, éstos se tienen que unir a una proteína en la
célula llamada un receptor de andrógeno. Los antiandrógenos son medicamentos que se
adhieren a estos receptores de modo que los andrógenos no puedan hacerlo.
Los medicamentos de este tipo, como la flutamida (Eulexin®), bicalutamida (Casodex®) y
nilutamida (Nilandron®), vienen en forma de píldoras que se toman diariamente.
Los antiandrógenos no se usan a menudo por sí solos en los Estados Unidos. Un
antiandrógeno puede agregarse al tratamiento si la orquiectomía, un análogo de LHRH, o
un antagonista de LHRH ya no es eficaz por sí solo. Algunas veces también se administra
un antiandrógeno por varias semanas cuando un análogo de LHRH ha sido comenzado
para prevenir una exacerbación del tumor.
Un tratamiento de antiandrógenos puede ser combinado con orquiectomía o un análogo
de hormona liberadora de la hormona luteinizante como terapia hormonal de primera
línea. A esto se le llama bloqueo combinado de los andrógenos. Todavía se está
debatiendo si este bloqueo es más eficaz bajo este escenario que la orquiectomía o los
análogos de la hormona liberadora de la hormona luteinizante por sí solos. Si existe algún
beneficio, pareciera ser pequeño.
Algunos médicos están probando el uso de los antiandrógenos en lugar de la
orquiectomía o los análogos de la hormona liberadora de la hormona luteinizante.
Algunos estudios han determinado que no existe diferencia en las tasas de supervivencia,
aunque otros estudios han encontrado que los antiandrógenos son ligeramente menos
eficaces.
En algunos hombres, si un antiandrógeno ya no surte efecto, simplemente la suspensión
del antiandrógeno puede causar que el cáncer deje de crecer durante poco tiempo. Los
médicos llaman a esto efecto de abstinencia de antiandrógeno, aunque ellos no saben con
seguridad la razón por la cual ocurre.
Enzalutamida (Xtandi®)
Este medicamento es un tipo de antiandrógeno más reciente. Cuando los andrógenos se
unen al receptor de andrógeno, el receptor envía una señal al centro de control de la
célula, indicándole que crezca y se divida. La enzalutamida bloquea esta señal.
En hombres con cáncer de próstata resistente a castración, la enzalutamida puede reducir
los niveles de PSA, disminuir el tamaño o desacelerar el crecimiento de los tumores, y
ayudar a los hombres a vivir por más tiempo.
La enzalutamida se administra oralmente cada día. En los estudios realizados sobre este
medicamento, los hombres permanecieron en tratamiento con un agonista de la LHRH,
de modo que no está claro si este medicamento sería útil en hombres con niveles
normales de testosterona.

Otros medicamentos supresores de andrógenos


Hace un tiempo los estrógenos (hormonas femeninas) fueron la principal alternativa a la
orquiectomía para los hombres con cáncer de próstata avanzado. Debido a sus posibles
efectos secundarios (que incluyen coágulos de sangre y aumento del tamaño de los
senos), los estrógenos han sido sustituidos principalmente por los análogos de la hormona
liberadora de la hormona luteinizante y los antiandrógenos. Aun así, se pueden tratar los
estrógenos si otros tipos de terapia hormonal dejaron de surtir efecto.
El ketoconazol (Nizoral®), que primero se usó para tratar las infecciones fúngicas,
bloquea la producción de ciertas hormonas, incluyendo los andrógenos, en forma similar
a la abiraterona. Se usa con más frecuencia para tratar a los hombres que acaban de ser
diagnosticados con cáncer de próstata avanzado y que tienen una gran cantidad de cáncer
en el cuerpo, ya que ofrece una manera rápida de bajar los niveles de testosterona.
También se puede tratar si otras formas de terapia hormonal dejaron de surtir efecto.
El ketoconazol también puede bloquear la producción de cortisol, una hormona esteroide
importante en el cuerpo. Las personas tratadas con ketoconazol a menudo necesitan
tomar un corticoesteroide (como hidrocortisona) para prevenir los efectos secundarios
causados por los bajos niveles de cortisol.

Posibles efectos secundarios de la terapia hormonal


La orquiectomía, los análogos de la LHRH y los antagonistas de la LHRH pueden causar
efectos secundarios similares debido a cambios en los niveles hormonales, tales como
testosterona y estrógeno. Estos efectos secundarios pueden incluir:
• Reducción o ausencia de libido (deseo sexual)
• Impotencia (disfunción eréctil)
• Reducción del tamaño de los testículos y el pene
• Sensaciones de calor (bochornos) que pueden aliviarse o incluso desaparecer con el
tiempo
• Sensibilidad de los senos y crecimiento del tejido de las mamas
• Osteoporosis (adelgazamiento de los huesos), lo que causa fracturas de huesos
• Anemia (bajos recuentos de glóbulos rojos)
• Disminución de la agudeza mental
• Pérdida de masa muscular
• Aumento de peso
• Cansancio
• Aumento en los niveles de colesterol
• Depresión
Algunas investigaciones han sugerido que el riesgo de hipertensión arterial, diabetes,
derrames cerebrales, infartos cardiacos, e incluso la muerte a causa de enfermedad
cardiaca es mayor en hombres que son tratados con terapia hormonal, aunque no todos
los estudios concuerdan con esto.
Los antiandrógenos tienen efectos secundarios similares. La principal diferencia de los
agonistas de la hormona liberadora de la hormona luteinizante y la orquiectomía consiste
en que los antiandrógenos tienen menos efectos secundarios sexuales. Cuando se usan
estos medicamentos solos, a menudo se puede mantener la libido y las erecciones. La
diarrea es un efecto secundario mayor cuando se administran estos medicamentos en los
hombres que ya han sido tratados con agonistas de la LHRH. Además, se pueden
presentar náusea, problemas con el hígado y cansancio.
La abiraterona causa dolor en los músculos y las articulaciones, hipertensión arterial,
acumulación de líquido en el cuerpo, sensaciones repentinas de calor, malestar estomacal
y diarrea.
La enzalutamida puede causar diarrea, cansancio, y empeorar los sofocos de calor. Este
medicamento también puede causar algunos efectos secundarios neurológicos,
incluyendo mareo y, en pocas ocasiones, convulsiones. Los hombres que toman este
medicamento son más propensos a caídas, lo que puede ocasionar lesiones.
Se pueden prevenir o tratar muchos efectos secundarios de la terapia hormonal. Por
ejemplo:
• Los bochornos a menudo se pueden aliviar con ciertos antidepresivos u otros
medicamentos.
• El tratamiento breve con radiación a los senos puede ayudar a prevenir que aumenten
en tamaño, pero no es eficaz una vez que los senos han crecido.
• Existen varios medicamentos para ayudar a prevenir y tratar la osteoporosis.
• La depresión puede ser tratada con antidepresivos y/o asesoramiento.
• El ejercicio puede ayudar a reducir muchos efectos secundarios, incluyendo el
cansancio, el aumento de peso y la pérdida de masa ósea y muscular.
Existe una preocupación cada vez mayor en cuanto a si la terapia hormonal para el cáncer
de próstata puede causar problemas con el razonamiento, la concentración y/o con la
memoria, aunque esto no ha sido estudiando a fondo. Resulta difícil estudiar los posibles
efectos de la terapia hormonal en la función cerebral, ya que otros factores también
pueden afectar la manera en que funciona el cerebro. Aun así, parece que la terapia
hormonal causa en efecto problemas con la memoria en algunos hombres. En raras
ocasiones, estos problemas son graves, y con más frecuencia afectan sólo a algunos tipos
de memoria Se están realizando más estudios para analizar este asunto.
Controversias actuales sobre la terapia hormonal
No todos los médicos concuerdan sobre los muchos asuntos relacionados con la terapia
hormonal, tal como el momento más indicado para comenzar o detener la terapia y la
mejor manera de administrarla. Se están llevando a cabo estudios que están analizando
estos asuntos. Algunos de estos asuntos se discuten a continuación.
Tratamiento del cáncer en etapa temprana: algunos médicos han usado terapia
hormonal en lugar de espera en observación o vigilancia activa en hombres con cáncer de
próstata en etapa temprana (etapa I o II) que no quieren someterse a cirugía o radiación.
Los estudios no han encontrado que estos hombres vivan más tiempo que aquellos que no
reciben ningún tratamiento sino hasta que el cáncer progresa o que se presentan síntomas.
Debido a esto, el tratamiento hormonal usualmente no se recomienda para el cáncer de
próstata en etapa temprana.
Tratamiento temprano o tratamiento tardío: para los hombres que necesitan (o
necesitarán en el futuro) terapia hormonal, como los hombres cuyos niveles de PSA están
aumentado después de la cirugía o la radiación, u hombres con cáncer de próstata
avanzado que aún no presentan síntomas, no siempre está claro cuando es mejor
comenzar el tratamiento hormonal. Algunos médicos opinan que la terapia hormonal
funciona mejor si se comienza lo antes posible, incluso si el hombre se siente bien y no
presenta ningún síntoma. Algunos estudios han mostrado que el tratamiento hormonal
puede desacelerar la enfermedad y quizás incluso ayude a los hombres a vivir por más
tiempo.
Sin embargo, no todos los médicos están de acuerdo con este método. Algunos médicos
están esperando por más evidencia que demuestre que existen beneficios. Ellos creen que
no debe comenzarse el tratamiento sino hasta que el hombre tenga síntomas del cáncer,
debido a los efectos secundarios de la terapia hormonal y a la posibilidad de que el cáncer
se vuelva más pronto resistente a la terapia. Se están llevando a cabo estudios que están
analizando este asunto.
Terapia hormonal intermitente contra terapia ininterrumpida: casi todos los
cánceres de próstata tratados con terapia hormonal durante un período de meses o años se
vuelven resistentes a este tratamiento. Algunos médicos creen que la supresión constante
de andrógenos puede no ser necesaria, de manera que recomiendan un tratamiento
intermitente. La intención es que la interrupción de la supresión de andrógenos también
provea a los hombres un descanso de efectos secundarios como disminución de energía,
impotencia, bochornos (sensaciones repentinas de calor) y pérdida del deseo sexual.
En un tipo de terapia intermitente, el tratamiento hormonal se interrumpe cuando el PSA
en la sangre disminuye hasta un nivel muy bajo. Si el nivel de PSA comienza a aumentar,
los medicamentos se comienzan a administrar otra vez. Otro método de terapia
intermitente usa la terapia hormonal durante períodos de tiempo fijos, por ejemplo se
administra durante 6 meses y se descansa los próximos 6 meses.
Actualmente, no está claro si este método sea mejor que la terapia hormonal continua, y
puede que incluso en algunas maneras sea peor emplearlo. En un estudio de hombres con
cáncer de próstata avanzado, no estuvo claro si la terapia intermitente ayudó a los
hombres a vivir tanto como la terapia continua. Aunque los hombres que recibieron
terapia intermitente informaron menos problemas con impotencia y deseo sexual cuando
se evaluaron a los tres meses del estudio, luego no hubo ninguna diferencia.
Bloqueo combinado de andrógenos: algunos médicos tratan a los pacientes con
privación de andrógenos (orquiectomía o agonista o antagonista de LHRH) y un
antiandrógeno. Algunos estudios han sugerido que esto puede ser más útil que la
privación de andrógenos sola, aunque otros estudios no concuerdan con esto. La mayoría
de los médicos no están convencidos de que hay suficiente evidencia que indique que esta
terapia combinada es mejor que comenzar con un solo medicamento cuando se trata el
cáncer de próstata con metástasis.
Bloqueo triple de andrógenos: algunos médicos han sugerido añadir un paso adicional a
la terapia combinada agregando un medicamento llamado inhibidor de la 5-alfa
reductasa, ya sea finasterida (Proscar,) o dutasterida (Avodart) al bloqueo combinado de
los andrógenos. En la actualidad, hay muy poca evidencia para apoyar el uso de este
bloqueo triple de andrógenos.
Cáncer de próstata hormono-refractario y cáncer resistente a la castración: ambos
términos se usan algunas veces para describir los cánceres de próstata que ya no
responden a las hormonas, aunque existe una diferencia entre los dos términos.
El término resistente a la castración significa que el cáncer sigue creciendo incluso
cuando los niveles de testosterona están tan bajos como lo que se esperaría si los
testículos hubiesen sido extirpados (equivalente a los niveles de castración). Los niveles
bajos podrían deberse a una orquiectomía, un agonista de LHRH, o un antagonista de
LHRH. Es posible que algunos hombres se sientan incómodos con este término, pero el
mismo tiene el objetivo de referirse específicamente a estos cánceres, algunos de los
cuales pudieran beneficiarse de otras formas de terapia hormonal, tal como los
medicamentos abiraterona y enzalutamida. Los cánceres que aún responden a algunos
tipos de terapia hormonal no son completamente hormono-refractarios, y por lo tanto ese
término no se puede emplear.
Por otro lado, hormono-refractario se refiere a cáncer de próstata que ya no se beneficia
de ningún tipo de terapia hormonal, incluyendo medicinas más recientes.

Quimioterapia para cáncer de próstata


La quimioterapia (quimio) utiliza medicamentos contra el cáncer que se inyectan en una
vena o que se administran por vía oral. Estos medicamentos entran al torrente sanguíneo
y van por todo el cuerpo, lo cual permite que este tratamiento sea potencialmente útil para
aquellos cánceres que se han propagado a órganos distantes (que han hecho metástasis).
Algunas veces se usa quimioterapia cuando el cáncer de próstata se ha propagado fuera
de la glándula prostática y la terapia hormonal ya no es eficaz. La quimioterapia no es un
tratamiento convencional para el cáncer de próstata en etapa temprana, pero algunos
estudios están determinando si este tratamiento podría ser útil si se administra por un
corto periodo de tiempo después de la cirugía.
Los doctores administran la quimioterapia en ciclos, con cada período de tratamiento
seguido de un período de descanso para permitir que su cuerpo se recupere. Por lo
general, cada ciclo dura varias semanas.
Para el cáncer de próstata, por lo general, los medicamentos de quimioterapia se usan uno
a la vez. Algunos de los medicamentos de quimioterapia que se utilizan para tratar el
cáncer de próstata incluye:
• Docetaxel (Taxotere®)
• Cabazitaxel (Jevtana®)
• Mitoxantrona (Novantrone®)
• Estramustina (Emcyt®)
• Doxorrubicina (Adriamycin®)
• Etopósido (VP-16)
• Vinblastina (Velban®)
• Paclitaxel (Taxol®)
• Carboplatino (Paraplatin®)
• Vinorelbina (Navelbine®)
En la mayoría de los casos, el primer medicamento de quimioterapia que se administra es
el docetaxel, combinado con el medicamento esteroide prednisona. Si este medicamento
no surte efecto (o deja de funcionar), a menudo el próximo medicamento de
quimioterapia a tratar es cabazitaxel (aunque también pueden haber otras opciones de
tratamiento).
Ambos medicamentos han demostrado que ayudan a los hombres a vivir siete meses más,
en promedio, en comparación con los medicamentos de quimioterapia antiguos. Puede
que disminuyan el crecimiento del cáncer y también reduzcan los síntomas, lo que resulta
en una mejor calidad de vida. Aun así, es muy poco probable que la quimioterapia cure el
cáncer de próstata.
Posibles efectos secundarios de la quimioterapia
Los medicamentos de quimioterapia atacan a las células que se están dividiendo
rápidamente, razón por la cual funcionan contra las células cancerosas. Sin embargo,
otras células en el cuerpo, tales como aquellas en la médula ósea (donde se producen
nuevas células sanguíneas), el revestimiento de la boca y los intestinos, así como los
folículos pilosos, también se dividen rápidamente. Estas células también se pueden
afectar por la quimioterapia, lo cual ocasiona los efectos secundarios.
Los efectos secundarios de la quimioterapia dependen del tipo y dosis de los
medicamentos administrados, así como de la duración del tiempo que se administran. Los
efectos secundarios pueden incluir:
• Caída de pelo
• Úlceras en la boca
• Pérdida del apetito
• Náuseas y vómitos
• Diarrea
• Aumento en la probabilidad de infecciones (debido a una disminución de los glóbulos
blancos).
• Facilidad para que se formen moretones o surjan sangrados (debido a muy pocas
plaquetas).
• Cansancio (debido a muy pocos glóbulos rojos).
La mayoría de estos efectos secundarios desaparece cuando termina el tratamiento. Hay
ayuda disponible para muchos de los efectos secundarios. Por ejemplo, se pueden
administrar medicamentos para ayudar a prevenir o reducir las náuseas y los vómitos. Se
pueden administrar otros medicamentos para estimular los recuentos sanguíneos, de ser
necesario.
Además de los riesgos presentados anteriormente, algunos efectos secundarios se
presentan con más frecuencia cuando se usan ciertos medicamentos de quimioterapia. Por
ejemplo:
• El docetaxel y el cabazitaxel a veces causan reacciones alérgicas graves. Para ayudar
a prevenir esto, se administran medicamentos antes de cada tratamiento. Estos
medicamentos también causan daño a los nervios (se conoce como neuropatía
periférica), lo que puede ocasionar entumecimiento, hormigueo o sensaciones de
ardor en las manos o los pies.
• En pocas ocasiones, la mitoxantrona puede causar leucemia varios años después.
• La estramustina conlleva un mayor riesgo de coágulos sanguíneos.
• Por otro lado, la doxorrubicina puede debilitar el músculo del corazón con el pasar
del tiempo. Por lo tanto, los médicos tienen que limitar la cantidad que usan de este
medicamento.
Para más información sobre quimioterapia, lea nuestro documento Una guía sobre
quimioterapia.

Tratamiento con vacunas para cáncer de próstata


Sipuleucel-T (Provenge®) es una vacuna contra el cáncer. Contrario a las vacunas
tradicionales, las cuales refuerzan el sistema inmunológico del cuerpo para ayudar a
prevenir infecciones, esta vacuna refuerza el sistema inmunológico para que ataque las
células cancerosas de la próstata en el cuerpo.
La vacuna se usa para tratar el cáncer de próstata avanzado que ya no responde a la
terapia hormonal inicial, pero que causa pocos o ningún síntoma.
La vacuna se produce específicamente para cada hombre. Para producir esta vacuna, se
extraen los glóbulos blancos (células del sistema inmunológico) de la sangre del paciente
por varias horas mientras el hombre es conectado a una máquina especial. Entonces, las
células se envían a un laboratorio, donde son expuestas a una proteína de las células
cancerosas de la próstata llamada fosfatasa ácida prostática. Luego se envían las células
al consultorio médico u hospital, donde se devuelven al paciente mediante una infusión
en una vena. Este proceso se repite dos o más veces con 2 semanas de diferencia, de
manera que el paciente reciba 3 dosis de células. Una vez en el cuerpo, las células ayudan
a otras células del sistema inmunológico a atacar el cáncer de próstata.
La vacuna no ha demostrado que detenga el crecimiento del cáncer de próstata, pero
parece ayudar a los hombres a vivir un promedio de varios meses más. Al igual que la
terapia hormonal y la quimioterapia, este tipo de tratamiento no ha demostrado curar a
estos cánceres.
Actualmente se realizan estudios para determinar si esta vacuna puede ayudar a los
hombres que tienen cáncer de próstata menos avanzado.

Posibles efectos secundarios del tratamiento con vacuna


Los efectos secundarios de la vacuna suelen ser más leves que los de la terapia hormonal
o la quimioterapia. Los efectos secundarios comunes pueden incluir fiebre, escalofríos,
cansancio, dolor de espalda y de articulaciones, náuseas y dolores de cabeza. Con más
frecuencia, estos efectos comienzan durante las infusiones de las células y no duran más
de un día o dos. Algunos hombres pueden presentar síntomas más graves, incluyendo
problemas para respirar y presión arterial alta, lo que usualmente se alivia después del
tratamiento.

Prevención y tratamiento de la propagación del cáncer de


próstata a los huesos
Si el cáncer de próstata crece fuera de la glándula en sí, a menudo crece primero hacia los
tejidos cercanos o se propaga a los ganglios linfáticos adyacentes. Después de esto, el
cáncer de próstata casi siempre se propaga a los huesos. La metástasis en los huesos
puede causar dolor y otros problemas, tal como fracturas o altos niveles de calcio en la
sangre, lo que puede ser peligroso o incluso amenazar la vida.
La prevención o disminución de la propagación del cáncer a los huesos es un objetivo
principal del tratamiento si el cáncer ha crecido fuera de la próstata. Si el cáncer ya ha
alcanzado los huesos, el control o alivio del dolor y otras complicaciones también es una
parte muy importante del tratamiento.
Los tratamientos que se describieron anteriormente, tal como la terapia hormonal, la
quimioterapia y las vacunas pueden ayudar con estos problemas, aunque otros
tratamientos atacan más específicamente la metástasis en los huesos y los problemas que
esto pudiera causar.

Bifosfonatos
Los bifosfonatos son un grupo de medicamentos que puede ayudar a aliviar el dolor y los
altos niveles de calcio causados por el cáncer que se propagó (que hizo metástasis) a los
huesos. Estos medicamentos también pueden reducir el crecimiento de las metástasis y
ayudar a retrasar o prevenir fracturas. Además, los bifosfonatos pueden ayudar a
fortalecer los huesos en los hombres que están recibiendo terapia hormonal.
Estos medicamentos desaceleran a las células óseas llamadas osteclastos. Estas células
normalmente disuelven la estructura mineral dura de los huesos para ayudarlos a
mantenerse sanos. Pero los osteclastos a menudo se tornan muy activos cuando el cáncer
de próstata se propaga a los huesos, lo que puede causar problemas.
Para el cáncer de próstata, el ácido zoledrónico (Zometa®) es el bifosfonato que se usa
con más frecuencia. Este medicamento se administra como inyección intravenosa
usualmente una vez cada tres o cuatro semanas. A los hombres que toman este
medicamento se les recomienda tomar un suplemento que contenga calcio y vitamina D
para prevenir problemas de bajos niveles de calcio.
Algunos médicos usan otros bifosfonatos para tratar el cáncer de próstata que se ha
propagado a los huesos.
Los bifosfonatos también se pueden usar para tratar osteoporosis (adelgazamiento y
debilidad de los huesos). Algunos hombres con cáncer de próstata padecen esto como
resultado de la terapia hormonal.
Los bifosfonatos pueden ocasionar efectos secundarios, incluyendo síntomas parecidos a
la influenza (gripe) y dolor en los huesos o las articulaciones. También pueden causar
problemas renales. Por lo tanto, es posible que los pacientes que presentan una función
renal deficiente no puedan recibir tratamiento con estos medicamentos.
Un efecto secundario poco común, pero muy grave, consiste en osteonecrosis de la
mandíbula. En esta afección, parte del hueso de la mandíbula pierde su suministro
sanguíneo y muere. Esto puede causar pérdida de dientes e infecciones o llagas abiertas
del hueso de la mandíbula que son difíciles de tratar. Algunas personas padecen
osteonecrosis de la mandíbula después de que se someten a un tratamiento dental (como
la extracción de un diente) mientras están tomando el medicamento. Muchos médicos que
tratan el cáncer recomiendan que los pacientes acudan a una revisión dental y que
cualquier problema de dientes o de mandíbula sea tratado antes de comenzar a tomar un
bifosfonato. Mantener una buena higiene oral mediante el uso de hilo dental y el
cepillado de los dientes, asegurarse de que las dentaduras le queden ajustadas, y
someterse a exámenes dentales regularmente también puede ayudar a evitar esta afección.

Denosumab
El denosumab (Xgeva®, Prolia®) es otro medicamento que puede ser útil cuando el
cáncer de próstata se propaga a los huesos. Al igual que los bifosfonatos, el denosumab
también bloquea las células de los huesos llamadas osteoclastos, pero lo hace de una
manera diferente.
En los hombres cuyos cánceres ya se han propagado a los huesos, el denosumab puede
ayudar a prevenir o retrasar algunos problemas, como las fracturas. Los estudios han
demostrado que parece funcionar un poco mejor que el ácido zoledrónico. También
puede ser útil si el ácido zoledrónico ya no surte efecto.
El denosumab puede ayudar a desacelerar la propagación del cáncer a los huesos en los
hombres sin propagación obvia del cáncer a los huesos, pero que tienen niveles de PSA
aumentando a pesar de la terapia hormonal, Sin embargo, no está claro si les ayudará a
vivir por más tiempo.
Este medicamento se inyecta debajo de la piel cada 4 semanas. A menudo, se aconseja a
los hombres que reciben este medicamento que tomen un suplemento que contenga calcio
y vitamina D para prevenir problemas de bajos niveles de calcio.
Los efectos secundarios comunes incluyen náuseas, diarrea, y debilidad o cansancio. Al
igual que los bifosfonatos, el denosumab también puede causar osteonecrosis de la
mandíbula. Por lo tanto, los médicos recomiendan tomar las mismas precauciones (tales
como tratar cualquier problema dental o mandibular antes de comenzar a tomar el
medicamento).

Corticoesteroides
Algunos estudios indican que los corticosteroides (como la prednisona y la
dexametasona) pueden ayudar a aliviar el dolor de huesos en algunos hombres. También
pueden ayudar a bajar los niveles de PSA.

Radioterapia externa
La radioterapia puede ayudar a reducir el dolor en los huesos, especialmente si el dolor
está limitado a una o a sólo algunas áreas de los huesos. La radiación puede ser dirigida a
los tumores en la columna vertebral, lo que puede ayudar a aliviar la presión en la médula
espinal en algunos casos. La radioterapia también puede ayudar a aliviar otros síntomas al
reducir el tamaño de los tumores en otras partes de cuerpo.

Radiofármacos
Los radiofármacos son medicamentos que contienen elementos radiactivos. Se inyectan
en una vena y se asientan en áreas de los huesos afectados (como los que contienen
propagación del cáncer). Una vez allí, la radiación que emiten elimina a las células
cancerosas. Estos medicamentos se pueden usar para tratar el cáncer de próstata que se ha
propagado a muchos huesos. Contrario a la radiación de rayos externos, este tratamiento
permite que todos los huesos afectados reciban tratamiento al mismo tiempo.
Actualmente existen tres radiofármacos que se pueden usar para tratar el cáncer de
próstata que se ha propagado a los huesos:
• Estroncio-89 (Metastron®)
• Samario-153 (Quadramet®)
• Radio- 223 (Xofigo®)
Los tres de estos medicamentos pueden ayudar a aliviar el dolor causado por las
metástasis en los huesos. No obstante, solo el radio-223 ha estado demostrando que
ayuda a los hombres que solo tienen propagación del cáncer en sus huesos a vivir por
más tiempo. Para estos pacientes, el radio-223 podría formar parte del tratamiento inicial.
El principal efecto secundario de estos medicamentos consiste en bajos recuentos de
células sanguíneas. Esto podría aumentar los riesgos de infecciones o sangrado,
especialmente si sus recuentos ya están bajos. También se han observado otros efectos
secundarios de modo que debe hablar con su médico sobre los efectos que puede esperar.
Medicamentos contra el dolor
Cuando se recetan adecuadamente, los medicamentos contra el dolor o analgésicos (desde
ibuprofeno o acetaminofén hasta opioides más potentes como morfina) son muy eficaces.
Es posible que le preocupe la adicción a los opioides, pero esto casi nunca llega a ser un
problema si el medicamento se usa de la manera indicada para tratar el dolor causado por
el cáncer. Los síntomas como la somnolencia y el estreñimiento son posibles, pero
usualmente se pueden tratar mediante el cambio de las dosis o agregando otros
medicamentos.
Los medicamentos contra el dolor son más eficaces cuando se administran siguiendo un
horario regular. Estos medicamentos no funcionan tan bien si son administrados sólo
cuando el dolor se intensifica. Varias formas de morfina y otros opioides de acción
prolongada vienen en forma de pastilla, y únicamente requieren ingerirse una o dos veces
al día. Incluso existe un parche de acción prolongada que solo se aplica cada unos
cuantos días.
Si usted tiene dolor en los huesos a causa del cáncer de próstata, es muy importante que
sea tratado eficazmente. Esto le ayudará a que se sienta mejor y le permitirá concentrarse
en los asuntos que son muy importantes para su vida. No dude en hablar con su equipo de
atención del cáncer respecto al dolor y otros síntomas o sobre cualquier preocupación que
tenga sobre su calidad de vida. El dolor y la mayoría de los otros síntomas del cáncer de
próstata con frecuencia se pueden tratar eficazmente. Si los tratamientos que se
presentaron anteriormente no le alivian los síntomas, existen otras opciones que le
pueden ayudar.
Para más información sobre las opciones para manejar el dolor, lea nuestro documento
titulado Guía sobre el control del dolor causado por el cáncer.

Estudios clínicos para cáncer de próstata


Es posible que haya tenido que tomar muchísimas decisiones desde que se enteró de que
tiene cáncer de próstata. Una de las decisiones más importantes que tomará es elegir cuál
es el mejor tratamiento para usted. Tal vez haya escuchado hablar sobre estudios clínicos
sobre el cáncer de la próstata. O quizá un integrante de su equipo de atención médica le
comentó sobre un estudio clínico.
Los estudios clínicos son estudios de investigación minuciosamente controlados que se
realizan con pacientes que se ofrecen para participar como voluntarios. Se llevan a cabo
para aprender más sobre nuevos y prometedores tratamientos o procedimientos.
Los estudios clínicos son una forma de tener acceso a la atención más avanzada para el
cáncer. Algunas veces, puede que sean la única manera de recibir algunos tratamientos
más recientes. También es la mejor forma que tienen los médicos de aprender mejores
métodos para tratar el cáncer. Aun así, no son adecuados para todas las personas.
Si está interesado en aprender más sobre los estudios clínicos que podrían ser adecuados
para usted, comience por preguntar a su médico si en la clínica u hospital donde trabaja
se realizan estudios clínicos. También puede comunicarse con nuestro servicio de
compatibilidad de estudios clínicos para obtener una lista de los estudios que cumplen
con sus necesidades desde el punto de vista médico. Este servicio está disponible
llamando al 1-800-303-5691 o mediante nuestro sitio en Internet en
www.cancer.org/clinicaltrials. También puede obtener una lista de los estudios clínicos
que se están realizando en la actualidad comunicándose con el Instituto Nacional del
Cáncer (National Cancer Institute o NCI, por sus siglas en inglés) llamando al número
gratuito 1-800-4-CANCER (1-800-422-6237) o visitando el sitio Web de estudios
clínicos del NCI en www.cancer.gov/clinicaltrials.
Existen ciertos requisitos que usted debe cumplir para participar en cualquier estudio
clínico. Si reúne los requisitos, es usted quien decide si se inscribe o no al estudio clínico.
Para aprender más sobre los estudios clínicos, consulte nuestro documento Estudios
clínicos: lo que necesita saber.

Terapias complementarias y alternativas para cáncer de


próstata
Es probable que oiga hablar sobre formas de tratar el cáncer de próstata o de aliviar los
síntomas que su médico no le ha mencionado. Todos, desde amigos y familiares hasta
grupos de medios de comunicación de las redes sociales y páginas en Internet, pueden
ofrecer ideas sobre lo que podría ayudarle. Estos métodos pueden incluir vitaminas,
hierbas y dietas especiales, u otros métodos, como por ejemplo, la acupuntura o los
masajes.

¿Qué son exactamente las terapias complementarias y alternativas?


Estos términos no siempre se emplean de la misma manera y se usan para hacer
referencia a muchos métodos diferentes, por lo que el tema puede resultar confuso.
Usamos el término complementario para referirnos a tratamientos que se usan junto con
su atención médica habitual. Los tratamientos alternativos son los que se usan en lugar
del tratamiento indicado por el médico.
Métodos complementarios: la mayoría de los métodos de tratamiento complementarios
no se ofrecen como curas del cáncer. Se emplean principalmente para ayudar a una
persona a sentirse mejor. Algunos métodos que se usan junto con el tratamiento habitual
son la meditación para reducir la tensión nerviosa, la acupuntura para ayudar a aliviar el
dolor, o el té de menta para aliviar las náuseas. Se sabe que algunos métodos
complementarios son útiles, mientras que el beneficio de otros no ha sido investigado. Se
ha demostrado que algunos de estos métodos no son útiles, y algunos cuántos incluso han
demostrado ser perjudiciales.
Tratamientos alternativos: los tratamientos alternativos pueden ofrecerse como curas
del cáncer. No se ha demostrado en estudios clínicos que estos tratamientos sean seguros
ni eficaces. Algunos de estos métodos pueden ser peligrosos, o tienen efectos secundarios
que representan un riesgo para la vida. Pero en la mayoría de los casos, el mayor peligro
es que usted pueda perder la oportunidad de recibir los beneficios de un tratamiento
médico convencional. Demorar o interrumpir los tratamientos médicos podría dar más
tiempo para que el cáncer se desarrolle, y esto podría ocasionar que haya menos
probabilidad de que el tratamiento sea eficaz.

Obtenga más información


Es comprensible que las personas con cáncer piensen en métodos alternativos, pues
quieren hacer todo lo posible por combatir el cáncer, y la idea de un tratamiento con
pocos o ningún efecto secundario suena genial. En ocasiones, puede resultar difícil recibir
tratamientos médicos, como la quimioterapia, o es posible que ya no den resultado. Pero
la verdad es que la mayoría de los métodos alternativos no han sido probados y no se ha
demostrado que funcionen en el tratamiento del cáncer.
Mientras analiza sus opciones, aquí mencionamos tres pasos importantes que puede
seguir:
• Busque “señales de advertencia” que pudieran sugerir fraude. ¿Promete el método
curar todos los tipos de cáncer o la mayoría de ellos? ¿Le indican que no debe recibir
tratamiento médico habitual? ¿Es el tratamiento un “secreto” que requiere que usted
visite determinados proveedores o viaje a otro país?
• Hable con su médico o enfermera sobre cualquier método que esté considerando usar.
• Llámenos al 1-800-227-2345 o lea nuestro documento titulado Métodos
complementarios y alternativos para la atención del cáncer para obtener más
información sobre métodos complementarios y alternativos.

La elección es suya
Siempre es usted quien debe tomar las decisiones sobre cómo tratar o manejar la
enfermedad. Si desea seguir un tratamiento no convencional, obtenga toda la información
que pueda acerca del método y hable con su médico al respecto. Con buena información
y el respaldo de su equipo de atención médica, es posible que pueda usar en forma segura
los métodos que puedan ayudarle y que evite aquellos que puedan ser perjudiciales.
Considerar las opciones de tratamiento del cáncer de
próstata
En la mayoría de los hombres que son diagnosticados de cáncer de próstata la
enfermedad se encuentra aún en etapa temprana. A menudo estos hombres tienen varias
opciones de tratamiento para considerar.
El tratamiento inmediato no es necesario en todos los hombres con cáncer de próstata. Si
usted tiene cáncer de próstata en etapa temprana, hay muchos factores importantes que
debe tomar en consideración antes de tomar una decisión, tal como su edad y salud
general, y la probabilidad de que el cáncer le ocasione problemas. También debe
considerar los posibles efectos secundarios del tratamiento y las molestias que
probablemente le ocasionarían. Algunos hombres, por ejemplo, tal vez quieran evitar
posibles efectos secundarios como la incontinencia o la impotencia por el mayor tiempo
posible. A otros hombres les inquietan menos estos efectos y están más preocupados por
la extirpación o destrucción del cáncer.
Si usted es de edad avanzada o tiene problemas médicos graves y su cáncer es de
crecimiento lento (bajo grado), es posible que le sea útil pensar en el cáncer de próstata
como una enfermedad crónica que probablemente no le causará la muerte, pero que
puede causarle síntomas que desea evitar. Quizá usted quiera considerar la vigilancia
activa, y esté menos inclinado a considerar los tratamientos que con probabilidad causen
efectos secundarios mayores, como la radiación y la cirugía. Por supuesto, la edad por sí
sola no es necesariamente la mejor base para tomar su decisión. Muchos hombres se
encuentran en buena salud mental y física a los 70 años, mientras que algunos hombres
más jóvenes pueden no estar tan saludables.
Si usted es más joven y aparte del cáncer disfruta de una buena salud, es posible que esté
más dispuesto a sobrellevar los efectos secundarios del tratamiento si éste le ofrece la
mejor probabilidad de cura. La mayoría de los médicos opina que la radiación externa, la
prostatectomía radical y la braquiterapia tienen todas las mismas tasas de curación en las
etapas más tempranas del cáncer de próstata. Sin embargo, cada tipo de tratamiento tiene
sus ventajas y desventajas que deben ser consideradas, incluyendo los posibles riesgos y
efectos secundarios.
En los últimos años, seleccionar entre las opciones de tratamiento se ha vuelto aún más
complicado por el surgimiento de los tipos de cirugía más nuevos (prostatectomía
laparoscópica y la prostatectomía radical laparoscópica asistida por robot) y la
radioterapia (radioterapia de intensidad modulada, radiación con rayos de protones, etc.).
Muchos de éstos parecen ser muy promisorios, pero la información a largo plazo de estos
métodos es muy limitada, lo que significa que resulta muy difícil comparar la eficacia y
los posibles efectos secundarios de estos métodos, si no imposible.
Frecuentemente es difícil tomar esta complicada decisión por sí mismo. Es posible que
usted encuentre útil hablar con su familia y amigos antes de tomar una decisión. Además,
tal vez encuentre de utilidad hablar con otros hombres que se han enfrentado o que se
están enfrentando al mismo problema. La Sociedad Americana Contra El Cáncer y otras
organizaciones ofrecen programas de apoyo que proporcionan un foro para que usted se
reúna y converse sobre estos y otros temas relacionados con el cáncer. Si desea más
información sobre nuestros programas, llámenos a la línea telefónica gratuita 1-800-227-
2345 o visite “Find Support Programs and Services” en nuestro sitio Web. Es importante
saber que la experiencia de cada hombre con esta enfermedad es diferente. Simplemente
porque alguien que usted conozca tuvo una buena (o mala) experiencia con cierto tipo de
tratamiento no significa que lo mismo le ocurrirá a usted.
Además, es posible que usted quiera considerar más de una opinión médica, quizás
incluso de otros tipos de médicos. Para los cánceres en etapa inicial, resulta natural para
los cirujanos especialistas, como los urólogos, recomendar la cirugía, y para los
oncólogos expertos en radiación es natural recomendar la radiación. Resulta más
probable que los médicos especializados en los tipos de tratamiento más nuevos
recomienden sus terapias. Hablar con cada uno de ellos puede brindarle una mejor
perspectiva de sus opciones. Su médico de cabecera también puede ayudarle a aclarar qué
tratamiento puede ser adecuado para usted.
Antes de decidir el tratamiento, es posible que usted quiera preguntarse lo siguiente:
• ¿Es usted el tipo de persona que necesita hacer algo contra su cáncer, aun si esto
pudiese resultar en graves efectos secundarios? ¿Estaría usted más cómodo con la
espera en observación o la vigilancia activa, incluso si esto significa que usted
pudiese padecer más ansiedad (y necesitar una atención de seguimiento más
frecuente) en el futuro?
• ¿Tiene la necesidad de conocer inmediatamente si su médico cree que él o ella pudo
extirpar todo el cáncer (una razón por la que algunos hombres optan por la cirugía)?
¿Se siente más cómodo sin saber los resultados del tratamiento por un tiempo (como
es el caso con la radioterapia) si esto significa no someterse a cirugía?
• ¿Prefiere la tecnología más moderna que pudiera tener algunas ventajas teóricas?
¿Prefiere los métodos de tratamiento que han sido mejor probados y con los que los
médicos puede que tengan más experiencia?
• ¿Qué efectos secundarios potenciales del tratamiento (incontinencia, impotencia,
problemas intestinales) podrían ser más perturbadores para usted? (Algunos
tratamientos tienen mayores probabilidades de causar ciertos efectos secundarios que
otros).
• ¿Cuán importante son para usted los asuntos como la cantidad de tiempo dedicada al
tratamiento o a la recuperación?
• Si su tratamiento inicial no da buenos resultados, ¿cuáles serían sus opciones en ese
momento?
Muchos hombres encuentran que es muy estresante escoger entre las opciones de
tratamiento, y siente mucho temor de seleccionar la opción “equivocada”. En muchos
casos, no existe una sola opción ideal. Por lo tanto es importante que se tome el tiempo
necesario y decida qué opción es la adecuada para usted.
La información que se presenta en las secciones siguientes describe las opciones
principales de tratamiento para el cáncer de próstata.

Tratamiento inicial del cáncer de próstata según la etapa


La etapa del cáncer es uno de los factores más importantes para seleccionar la mejor
manera de tratar el cáncer de próstata. La sección “¿Cómo se clasifica por etapas el
cáncer de próstata?” explica cómo se clasifica el cáncer de próstata, según la extensión
del cáncer (usando las categorías T, N, y M) y el nivel PSA y la puntación Gleason al
momento del diagnóstico.
Sin embargo, recuerde que otros factores, tales como su edad, su salud en general y su
expectativa de vida también deben considerarse cuando se analizan las opciones de
tratamiento.
De hecho, muchos médicos determinan las posibles opciones de tratamiento para un
hombre no sólo según la etapa, sino tomando en cuenta el riesgo de que el cáncer regrese
(recurrencia) después del tratamiento inicial y la expectativa de vida del hombre.
Sería recomendable que consulte con su médico los factores que él (o ella) está tomando
en cuenta al momento de considerar sus opciones de tratamiento. Algunos médicos
podrían recomendar opciones que son diferentes a las que se presentan en este
documento.

Etapa I
Estos cánceres de próstata son pequeños (T1 o T2a) y no han crecido fuera de la próstata.
Tienen bajas puntuaciones Gleason (6 o menos) y bajos niveles de PSA (menos de 10).
Generalmente crecen muy lentamente, y puede que nunca causen ningún síntoma ni otros
problemas médicos.
Para aquellos hombres que no presentan ningún síntoma de cáncer de próstata y que
tienen edad avanzada u otros problemas médicos graves que pudieran limitar el tiempo de
vida, a menudo se recomienda la vigilancia activa. Por otro lado, la radioterapia
(radiación externa o braquiterapia) o la prostatectomía radical pueden ser opciones para
los hombres que desean comenzar el tratamiento.
Los hombres más jóvenes y que disfrutan de una buena salud pueden considerar la
vigilancia activa (sabiendo que necesitarán posteriormente tratamiento), la prostatectomía
radical o la radioterapia (radiación externa o braquiterapia).
Etapa II
Los cánceres en etapa II aún no han crecido fuera de la glándula prostática, pero son más
grandes, tienen mayores puntuaciones Gleason, y/o niveles de PSA más elevados en
comparación con los tumores en etapa I. En comparación con los cánceres de próstata en
etapa I, los cánceres en etapa II que no son tratados con cirugía o radiación tienen, con el
pasar del tiempo, más probabilidades de propagarse más allá de la próstata y causar
síntomas.
Al igual que con los cánceres en etapa I, la vigilancia activa es frecuentemente una buena
opción para los hombres con cánceres que no producen ningún síntoma y quienes están
en edad avanzada o tienen otros problemas médicos graves. La prostatectomía radical y la
radioterapia (radiación externa o braquiterapia) también pueden ser opciones apropiadas.
Las opciones de tratamiento para los hombres más jóvenes y que por lo demás se
encuentran sanos pueden incluir:
• Prostatectomía radical (a menudo con extirpación de los ganglios linfáticos de la
pelvis). A esto le puede seguir radiación externa si se encuentra que su cáncer se
propagó más allá de la próstata al momento de la cirugía, o si el nivel de PSA sigue
siendo detectable varios meses después de la cirugía.
• Radioterapia externa solamente*.
• Braquiterapia solamente*.
• Braquiterapia y radioterapia externa combinadas*.
• Participación en un estudio clínico de tratamientos más nuevos.
*Todas las opciones de radiación pueden ser combinadas con varios meses de terapia
hormonal si existe una gran probabilidad de recurrencia basada en el nivel de PSA y/o
puntuación Gleason.

Etapa III
Los cánceres en etapa III se propagaron más allá de la próstata, pero no han alcanzado la
vejiga o el recto (T3). No hay propagación a los ganglios linfáticos ni a órganos distantes.
Estos cánceres tienen una probabilidad mayor de regresar después del tratamiento que los
tumores en etapas más tempranas.
Las opciones de tratamiento en esta etapa pueden incluir:
• Radiación externa más terapia hormonal
• Radiación externa más braquiterapia, posiblemente con un ciclo corto de terapia
hormonal
• Prostatectomía radical en casos seleccionados (a menudo con extirpación de los
ganglios linfáticos de la pelvis). Puede ser seguida de radioterapia
Puede que a los hombres que presenten otros problemas de salud se les administre un
tratamiento menos agresivo, tal como terapia hormonal (por sí sola) o incluso vigilancia
activa.
La participación en un estudio clínico de tratamientos más nuevos también es una opción
para muchos hombres con cáncer de próstata en etapa III.

Etapa IV
Los cánceres en etapa IV ya se han propagado a las áreas adyacentes, tal como la vejiga o
el recto (T4), y hacia los ganglios linfáticos cercanos o hacia los órganos distantes, tales
como los huesos. Pocos cánceres T4 pueden ser curables empleando algunos de los
mismos tratamientos que se usan para los cánceres en etapa III. Sin embargo, la mayoría
de los cánceres en etapa IV no se pueden curar con tratamiento convencional.
Las opciones iniciales de tratamiento pueden incluir:
• Terapia hormonal
• Radioterapia externa y terapia hormonal (en casos seleccionados)
• Cirugía (TURP) para aliviar los síntomas tales como sangrado u obstrucción urinaria
• Tratamientos dirigidos a las metástasis en los huesos, tal como denosumab (Xgeva),
un bifosfonato como el ácido zoledrónico (Zometa), radiación externa dirigida a los
huesos o un radiofármaco como el estroncio-89 o el samario-153 o radio-223
• Vigilancia activa (para aquellos hombres que tienen otras enfermedades graves)
• Participación en un estudio clínico de tratamientos más nuevos
El tratamiento de cáncer de próstata en etapa IV también puede incluir tratamientos para
ayudar a prevenir o aliviar síntomas, tal como el dolor.
Las opciones mencionadas anteriormente son para el tratamiento inicial del cáncer de
próstata en diferentes etapas. Pero si estos tratamientos no funcionan (el cáncer continúa
creciendo y extendiéndose) o si el cáncer regresa, se podrían utilizar otros tratamientos
(lea “Cáncer de próstata remanente o recurrente después del tratamiento”).

Seguimiento de los niveles de PSA durante y después del


tratamiento
A menudo, el nivel de antígeno prostático específico (PSA) en sangre de un hombre es un
buen indicador para saber cuán eficaz es o ha sido el tratamiento. En términos generales,
su nivel de PSA debe estar muy bajo después del tratamiento. Sin embargo, los resultados
del PSA no siempre son fáciles de interpretar, y algunas veces los médicos no saben con
seguridad lo que significan.
Es buena idea que antes de comenzar el tratamiento usted pregunte a su médico qué
niveles de PSA espera que tenga durante y después del tratamiento, y qué niveles podrían
causar preocupación. Es importante saber que el nivel de PSA es sólo una parte del
panorama general. Otros factores también pueden intervenir en determinar si el cáncer
aún está presente, si ha regresado o si está creciendo.
Resulta importante saber que los niveles de PSA pueden a veces fluctuar un poco por sí
solos. Muchos hombres que reciben tratamiento contra el cáncer de próstata se preocupan
mucho hasta por un pequeño cambio en sus niveles de PSA. El nivel de PSA es una
herramienta importante para vigilar el cáncer, pero no todo aumento en el PSA significa
que el cáncer está creciendo y requiere tratamiento inmediato. Para ayudar a evitar que
presente una posible ansiedad innecesaria, asegúrese de entender cuál es el nivel de
cambio en el PSA que su médico podría considerar preocupante.

Durante la vigilancia activa


Si usted opta por la vigilancia activa, su nivel de PSA será vigilado minuciosamente (con
mayor probabilidad empleando otras pruebas también) para ayudar a decidir si el cáncer
está creciendo y si se debe recibir tratamiento activo. (Lea la sección “Terapia expectante
(espera en observación) y vigilancia activa” para más detalles).
Su médico prestará atención tanto al nivel de PSA por sí solo y la rapidez con que
aumenta. No todos los médicos están de acuerdo en qué niveles de PSA pueden
exactamente requerir tomar nuevas medidas (tales como una biopsia de próstata o
tratamiento). De nuevo, consulte con su doctor para que pueda entender qué cambio en su
PSA podría considerarse preocupante.

Después de la cirugía
El PSA debe bajar a un nivel muy bajo o incluso indetectable dentro de un par de meses
después de la prostatectomía radical. Debido a que algo de PSA puede quedar en la
sangre por varias semanas después de la cirugía, incluso si todas las células de la próstata
fueron extirpadas, los médicos a menudo recomiendan esperar por lo menos de seis a
ocho semanas después de la cirugía antes de verificar el nivel de PSA.
Es posible que algunos hombres se preocupen si su PSA sigue siendo detectable incluso a
un nivel muy bajo después de la cirugía, pero esto no siempre significa que todavía hay
cáncer en el cuerpo. Las modernas pruebas de sangre de PSA pueden detectar incluso
pequeñas cantidades de PSA, pero estas cantidades no siempre son relevantes, sobre todo
si no están aumentando con el pasar del tiempo. Sólo podría significar que usted tiene
algunas células en el cuerpo produciendo PSA, pero éstas no son necesariamente células
cancerosas.
Aun así, presentar cualquier PSA detectable después de la cirugía puede ser estresante
para los pacientes y sus familias. Si su PSA sigue siendo detectable después de la cirugía,
incluso a un nivel muy bajo, hable con su médico acerca de lo que podría significar, y lo
que él o ella cree es el mejor curso de acción. Algunos médicos recomiendan darle
seguimiento a tales niveles bajos de PSA por un tiempo para obtener una mejor idea de lo
que está ocurriendo, posiblemente con pruebas que se repitan cada varios meses. Otros
médicos podrían estar más inclinados a recomendar tratamiento adicional.

Después de la radioterapia
Los diferentes tipos de radioterapia no destruyen todas las células en la glándula
prostática, por lo que no se espera que el PSA baje a un nivel indetectable. Las células
normales de la próstata remanentes continuarán produciendo algo de PSA.
El patrón de disminución en el PSA también es diferente al que se reporta después de la
cirugía. Los niveles de PSA después de la radiación tienden a bajar gradualmente, y es
posible que tome hasta dos años o más después del tratamiento para alcanzar su nivel más
bajo.
Los médicos tienden a darle seguimiento a los niveles de PSA cada varios meses para
estudiar las tendencias. Un pequeño aumento del PSA en una sola vez puede ser motivo
para un monitoreo más minucioso, pero no significa necesariamente que el cáncer
regresó, ya que los niveles del PSA pueden fluctuar ligeramente de vez en cuando. Sin
embargo, un PSA que está aumentando durante pruebas consecutivas después del
tratamiento puede indicar que el cáncer sigue presente. Algunos grupos médicos han
propuesto que si el PSA aumenta más de 2 ng/mL sobre el nivel más bajo alcanzado, se
debe considerar tratamiento adicional, pero no está claro si todos los médicos concuerdan
con esto.
Además existe un fenómeno llamado rebote de PSA que algunas veces ocurre después de
la braquiterapia. El PSA aumenta ligeramente por un corto período de tiempo dentro de
los primeros años después del tratamiento, pero luego baja de nuevo. Los médicos no
están seguros porqué ocurre esto. No obstante, no parece afectar el pronóstico del
hombre.

Durante el tratamiento del cáncer de próstata avanzado


Cuando tratamientos, como la terapia hormonal, la quimioterapia, o la terapia con
vacuna, se usan para el cáncer de próstata más avanzado, el nivel de PSA puede ayudar a
mostrar cuán eficaz es el tratamiento o cuándo es el momento propicio para intentar un
tratamiento diferente.
Los tratamientos deben disminuir el nivel de PSA (por lo menos al principio), aunque en
algunos casos puede que sólo ayuden a evitar que aumente más, o incluso a sólo
desacelerar el incremento. Por supuesto que otros factores, como si usted está
presentando síntomas de la enfermedad y si el cáncer está creciendo (según se observa en
los estudios por imágenes), también son importantes al momento de decidir si éste
pudiera ser el momento para cambiar los tratamientos.
Si el cáncer se ha propagado fuera de la próstata, el nivel actual de PSA a menudo no es
tan importante, como lo son los cambios (en el nivel de PSA) y cuán rápidamente surgen
estos cambios. El nivel de PSA por sí solo no predice si un hombre presentará o no
síntomas ni el tiempo que él vivirá. Muchos hombres tienen valores muy altos de PSA y
se sienten bien, mientras que otros tienen valores bajos y presentan síntomas.

Cáncer de próstata remanente o recurrente después del


tratamiento
Si el nivel de PSA en la sangre muestra que el cáncer de próstata no ha sido curado o ha
regresado (recurrencia) después del intento inicial para curarlo, el tratamiento adicional a
menudo puede aún ser beneficioso. El tratamiento de seguimiento dependerá de si se cree
que el cáncer está localizado y qué otros tratamientos ya se hayan administrado. Pueden
hacerse estudios por imágenes, tales como las tomografías computarizadas, las imágenes
por resonancia magnética, o las gammagrafías óseas para tener una mejor idea de la
localización del cáncer.

El cáncer que aún se cree está en la próstata o en su alrededor


Si se sigue creyendo que el cáncer está localizado en el área de la próstata, podría ser
posible un segundo intento para tratar de curar el cáncer.
En caso de que se haya hecho una prostatectomía radical, algunas veces la radioterapia
puede ser una opción junto con la terapia hormonal.
Si la radiación fue su primer tratamiento, las opciones de tratamiento podrían incluir la
criocirugía o la prostatectomía radical, pero cuando se llevan a cabo estos tratamientos
después de la radiación, esto conlleva un mayor riesgo de efectos secundarios, tal como
incontinencia. Por lo general, repetir la radioterapia no es una opción debido a que hay
más posibilidades de efectos segundarios graves, aunque en algunos casos la
braquiterapia podría ser una opción como un segundo tratamiento.
En ocasiones, puede que no esté claro exactamente dónde se encuentra el cáncer restante
en el cuerpo. Si el único signo de recurrencia del cáncer es un nivel el PSA que está
aumentando (en lugar del cáncer que se observa en estudios por imágenes), otra opción
para algunos hombres podría ser una observación minuciosa en lugar de tratamiento
activo. El cáncer de próstata a menudo crece lentamente, por lo que incluso si no regresa,
puede que no cause problemas durante muchos años, momento en el que el tratamiento
adicional podría entonces ser considerado. En un estudio de la Johns Hopkins University,
en los hombres cuyo nivel de PSA comenzó a aumentar después de una cirugía para
cáncer de próstata, hubo un promedio aproximado de 10 años antes de que se presentaran
signos de cáncer propagado a partes distantes del cuerpo. Por supuesto que estos signos
aparecieron más pronto en algunos hombres y más tarde en otros.
Varios factores, tal como la rapidez con que el PSA aumenta y la puntuación original de
Gleason pueden ayudar a predecir cuán pronto el cáncer aparecerá en distantes partes del
cuerpo, causando problemas. Si el PSA aumenta muy rápidamente, algunos médicos
pueden recomendar que usted comience el tratamiento incluso antes de que el cáncer se
pueda observar en estudios o que cause problemas.
La observación podría ser una opción más atractiva para ciertos grupos de hombres,
como aquellos de edad más avanzada y en quiénes el nivel de PSA está aumentando
lentamente. Aun así, no todos los hombres pueden sentirse cómodos con este enfoque.

El cáncer que se ha propagado


Si el cáncer se propagó fuera de la glándula prostática, con mayor probabilidad alcanzará
primero a los ganglios linfáticos adyacentes, y luego a los huesos. Con menos frecuencia,
el cáncer se propagará al hígado o a otros órganos.
Cuando el cáncer de próstata se ha propagado a otras partes del cuerpo (incluyendo los
huesos), es posible que la terapia hormonal sea el tratamiento más eficaz. Pero no es
probable que cure el cáncer y en algún momento podría dejar de funcionar. Por lo
general, el primer tratamiento es un análogo o antagonista de la hormona liberadora de
hormona luteinizante (LHRH) (u orquiectomía). Si esto deja de ser eficaz, se agrega un
antiandrógeno. También se podrían usar otros medicamentos dirigidos a las metástasis en
los huesos.

Cáncer de próstata hormono-refractario y cáncer resistente a la


castración
La terapia hormonal a menudo es muy eficaz en reducir el tamaño o desacelerar el
crecimiento del cáncer de próstata que se ha propagado, aunque casi siempre pierde su
eficacia con el pasar del tiempo. Los médicos utilizan diferentes términos para describir
los cánceres que ya no responden a las hormonas.
• El cáncer de próstata resistente a castración (CRPC) es cáncer que sigue creciendo
a pesar del hecho de que la terapia hormonal (una orquiectomía, un agonista de
LHRH, o un antagonista de LHRH) mantiene la testosterona en el cuerpo a un nivel
tan bajo como lo que se esperaría si los testículos fueran extraídos (niveles de
castración). No obstante, el cáncer puede que aún responda a otras formas de terapia
hormonal.
• El cáncer de próstata hormono-refractario (HRPC) es cáncer en el que ninguna
forma de terapia hormonal ya es eficaz.
Actualmente, los hombres con cánceres de próstata que siguen creciendo a pesar de la
terapia hormonal inicial tienen muchas más opciones de tratamiento que las que tuvieron
hace algunos años.
Si un antiandrógeno no fue parte de la terapia hormonal inicial, con frecuencia se agrega
en este momento. En caso de que el hombre esté recibiendo un antiandrógeno, pero el
cáncer siga creciendo, suspender el antiandrógeno (mientras se continua con otros
tratamientos hormonales) parece ayudar verdaderamente en algunos casos.
También pueden ser útiles otras formas de terapia hormonal por un tiempo,
especialmente si el cáncer está causando pocos o ningún síntoma. Esto incluye
abiraterona (Zytiga), enzalutamida (Xtandi), ketoconazol, estrógenos (hormonas
femeninas), y corticosteroides.
Otra opción para los hombres cuyos cánceres están causando pocos o ningún síntoma
consiste en la vacuna contra el cáncer de próstata, sipuleucel-T (Provenge). Esto puede
que no reduzca los niveles de PSA, pero puede ayudar a los hombres a vivir por más
tiempo.
Para los cánceres que ya no responden a la terapia hormonal inicial y que están causando
síntomas, puede que existan varias opciones disponibles. A menudo, la quimioterapia con
el medicamento docetaxel (Taxotere) es la primera opción debido a que ha demostrado
ayudar a los hombres a vivir por más tiempo, así como a reducir el dolor. Si el docetaxel
no da buenos resultados o deja de funcionar, puede que otros medicamentos de
quimioterapia, como cabazitaxel (Jevtana), sean útiles. Otra opción puede ser un tipo
diferente de terapia hormonal, como abiraterona o enzalutamida (si aún no se han
tratado).
Los bifosfonatos o el denosumab parecen ser útiles para muchos hombres cuyos cánceres
se propagaron a los huesos. Estos medicamentos pueden reducir el dolor e incluso
desacelerar el crecimiento del cáncer en muchos hombres. También otros medicamentos
y métodos pueden ayudar a mantener bajo control el dolor y otros síntomas. La
radioterapia externa puede ayudar a tratar el dolor de los huesos si sólo está presente en
pocos lugares. A menudo, los radiofármacos pueden reducir el dolor si está más
generalizado, y también pueden desacelerar el crecimiento del cáncer.
Asegúrese de informar a su médico y a todo el equipo de profesionales de la salud que le
atiende si usted siente dolor causado por el cáncer de próstata. Existen muchos
medicamentos muy eficaces que pueden aliviar el dolor. Para más información, lea
nuestro documento Cáncer avanzado.
Existen varios medicamentos nuevos y prometedores que se están probando actualmente
contra el cáncer de próstata, incluyendo vacunas, anticuerpos monoclonales y otros tipos
de medicamentos recientes. Debido a que la capacidad de tratar el cáncer de próstata
hormono-refractario aún no es lo suficientemente eficaz, se exhorta a los hombres a
participar en estudios clínicos para explorar nuevas opciones.

Más información sobre el tratamiento de cáncer de próstata


Para obtener más detalles sobre las opciones de tratamiento, incluyendo información que
no se haya analizado en este documento, la Red Nacional Integral del Cáncer (National
Comprehensive Cancer Network o NCCN, por sus siglas en inglés) y el Instituto
Nacional del Cáncer (NCI) son buenas fuentes de información.
La NCCN, compuesta por expertos de muchos de los principales centros del cáncer en el
país, redactó las guías de tratamiento del cáncer para los doctores. Estas guías están
disponibles en la página Web de la NCCN (www.nccn.org).
El NCI, parte del US National Institutes of Health, proporciona información por teléfono
sobre el tratamiento (1-800-4-CANCER) y su sitio Web (www.cancer.gov). También se
provee información detallada dirigida a los profesionales de atención del cáncer en
www.cancer.gov.

¿Qué debe preguntar a su médico sobre el


cáncer de próstata?
Es importante que tenga un diálogo sincero y franco con los profesionales de la salud que
componen su equipo de atención del cáncer. Ellos deben responder a todas sus preguntas,
independientemente de que usted crea que son preguntas sin importancia. Por ejemplo,
considere las siguientes:
• ¿Cuáles son las probabilidades de que el cáncer se haya propagado más allá de mi
próstata? De ser así, ¿continúa siendo curable?
• ¿Cuáles pruebas adicionales (si es que existen algunas) usted recomienda y por qué?
• ¿Existen otros tipos de médicos con quienes debo hablar antes de decidir el
tratamiento?
• ¿Cuál es la etapa clínica y la puntuación Gleason (grado) de mi cáncer? ¿Qué
significa esto en mi caso? ¿Me convierte esto en un paciente de bajo, intermedio o
alto riesgo?
• ¿Cuál es mi expectativa de vida en base a la etapa clínica, grado y las varias opciones
de tratamiento?
• ¿Debo considerar la vigilancia activa como una opción? ¿Por qué sí o por qué no?
• ¿Recomienda una prostatectomía radical o radiación? ¿Por qué sí o por qué no?
• ¿Debo considerar la prostatectomía laparoscópica o la asistida por robot?
• ¿Qué tipos de radioterapias podrían ser más eficaces en mi caso?
• ¿Qué otro tratamiento o tratamientos pueden ser apropiados para mí? ¿Por qué?
• ¿Qué riesgos o efectos secundarios debo esperar de mis opciones de tratamiento?
• ¿Cuáles son las probabilidades de que tenga problemas de incontinencia o
impotencia?
• ¿Cuáles son las probabilidades de que tenga otros problemas urinarios o rectales?
• ¿Cuán pronto necesito decidir el tratamiento?
• ¿Qué debo hacer para prepararme para el tratamiento?
• ¿Cuánto tiempo durará el tratamiento? ¿Cómo será la experiencia del tratamiento?
¿Dónde se administrará?
• ¿Cómo afectaría el tratamiento mis actividades cotidianas?
• ¿Qué probabilidades hay de que se produzca una reaparición de mi cáncer con los
planes de tratamiento que hemos discutido? ¿Cuál sería nuestro próximo paso si esto
ocurre?
• ¿Qué tipo de atención médica de seguimiento necesitaré después del tratamiento?
• ¿Dónde puedo obtener más información y apoyo?
Además de estos ejemplos de preguntas, asegúrese de escribir las que usted desee hacer.
Por ejemplo, es posible que desee preguntar sobre los tiempos de recuperación para que
pueda planear su programa de trabajo o actividades. Si aún quiere tener hijos, tal vez
desee preguntar si existe la posibilidad de que se vuelva impotente o estéril. Tal vez desee
también preguntar si reúne los requisitos para participar en un estudio clínico.
Recuerde que los médicos no son los únicos que pueden proporcionarle información.
Otros profesionales de atención a la salud, como las enfermeras y los trabajadores
sociales, pueden tener las respuestas a algunas de sus preguntas. Usted puede encontrar
más información sobre cómo comunicarse con su equipo de atención médica en nuestro
documento titulado La comunicación con su médico.

¿Qué sucede después del tratamiento del


cáncer de próstata?
Para muchos hombres con cáncer de próstata, el tratamiento puede que remueva o
destruya el cáncer. Completar el tratamiento puede causarle tanto tensión como
entusiasmo. Usted tal vez sienta alivio de haber completado el tratamiento, aunque aún
resulte difícil no sentir preocupación sobre el crecimiento del cáncer o el regreso de la
enfermedad. Cuando un cáncer regresa después del tratamiento, a esto se le llama
recurrencia. Ésta es una preocupación muy común en las personas que han tenido cáncer.
Puede que pase un tiempo antes de que sus temores disminuyan. No obstante, puede que
sea útil saber que muchos sobrevivientes de cáncer han aprendido a aceptar esta
incertidumbre y hoy día viven vidas plenas. Para más detalles sobre este tema, por favor,
lea nuestro documento disponible en inglés Living With Uncertainty: The Fear of Cancer
Recurrence.
Para otros hombres, puede que el cáncer regrese o que nunca desaparezca por completo.
Estos hombres podrían recibir tratamiento hormonal u otras terapias para ayudar a
mantener el cáncer bajo control por el mayor tiempo posible. Aprender a vivir con un
cáncer como una enfermedad crónica puede ser difícil y muy estresante, ya que causa
incertidumbre. Nuestro documento When Cancer Doesn’t Go Away provee más detalles
sobre este tema.

Cuidados posteriores
Aun cuando completó el tratamiento, sus médicos querrán estar muy atentos a usted. Es
muy importante que acuda a todas sus citas de seguimiento. Durante estas visitas, los
médicos le formularán preguntas sobre cualquier problema que tenga y le harán
exámenes y análisis de laboratorios o estudios por imágenes para determinar si hay
signos de cáncer o para tratar efectos secundarios.
Sus médicos también deben darle un plan de seguimiento. Este plan usualmente incluye
visitas regulares al médico y pruebas sanguíneas de PSA, con exámenes digitales del
recto si su próstata no ha sido extirpada. Es probable que estas pruebas comiencen
algunos meses tras haber finalizado el tratamiento. La mayoría de los médicos
recomiendan pruebas de PSA aproximadamente cada 6 meses por los primeros 5 años
después del tratamiento, y por lo menos cada año después de esto. También se pueden
hacer gammagrafías óseas u otros estudios por imágenes, dependiendo de su condición
médica.
Casi todos los tratamientos contra el cáncer pueden causar efectos secundarios. Algunos
de ellos pueden durar de unas pocas semanas a meses, pero otros pueden durar el resto de
su vida. Éste es el momento de hacerle cualquier pregunta al equipo de atención médica
sobre cualquier cambio o problema que usted note, así como hablarle sobre cualquier
inquietud que pudiera tener.
El cáncer de próstata puede reaparecer incluso muchos años después del tratamiento, por
lo que es importante seguir periódicamente las visitas al médico e informar cualquier
síntoma nuevo (como dolor en los huesos o problemas urinarios).
Si el cáncer de próstata regresa, sus opciones de tratamiento dependerán del lugar donde
se crea que está el cáncer y de qué tipos de tratamiento ya usted recibió. Para obtener más
información consulte la sección “Cáncer de próstata remanente o recurrente después del
tratamiento”. Para obtener más información general sobre cómo lidiar con la recurrencia,
usted puede consultar nuestro documento (disponible en inglés) When Your Cancer
Comes Back: Cancer Recurrence.

Consultas con un nuevo médico


En algún momento después de su tratamiento, es posible que usted tenga que consultar
con un médico nuevo, quien desconozca totalmente sus antecedentes médicos. Es
importante que usted le proporcione a este nuevo médico los detalles de su diagnóstico y
tratamiento. La recopilación de esta información poco después del tratamiento puede ser
más fácil que tratar de obtenerlos en algún momento en el futuro. Asegúrese de que tenga
disponible la siguiente información (y siempre guarde copias para usted):
• Una copia del informe de patología de cualquier biopsia o cirugía.
• Si se sometió a una cirugía, una copia del informe del procedimiento.
• Si ha tenido radioterapia, una copia del resumen de su tratamiento.
• Copias de los estudios por imágenes (CT o MRI, etc.) que usualmente se pueden
grabar digitalmente (en un DVD, etc.).
• Si se le admitió en el hospital, una copia del resumen al alta que el médico prepara
cuando le envía a su casa.
• Si ha recibido terapia hormonal, quimioterapia u otros medicamentos, una lista de sus
medicinas, las dosis de los medicamentos y cuándo los tomó.
• Los nombres y la información de contacto de los médicos que trataron su cáncer.
También es muy importante mantener un seguro médico. Las pruebas y las consultas
médicas son costosas y, aunque nadie quiere pensar en el regreso de su cáncer, esto
podría ocurrir.

¿Puedo padecer otro cáncer después de haber tenido


cáncer de próstata?
Los sobrevivientes de cáncer pueden verse afectados por una serie de problemas de salud,
pero a menudo su mayor preocupación consiste en enfrentarse nuevamente al cáncer. Si
un cáncer regresa después del tratamiento, a esto se le llama “recurrencia”. Sin embargo,
algunos sobrevivientes de cáncer pueden desarrollar un nuevo cáncer, no relacionado al
primero. A este se le denomina “cáncer secundario”. Independientemente del tipo de
cáncer que haya tenido, aún es posible padecer otro (nuevo) cáncer, incluso después de
sobrevivir al primero.
Desafortunadamente, recibir tratamiento contra el cáncer no significa que no pueda
padecer otro cáncer. Las personas que han tenido cáncer aún pueden padecer los mismos
tipos de cáncer que otras personas padecen. De hecho, ciertos tipos de cáncer y sus
tratamientos pueden estar vinculados a un mayor riesgo de ciertos cánceres secundarios.
Los sobrevivientes del cáncer de próstata pueden padecer cualquier tipo de cáncer
secundario, aunque tienen un mayor riesgo de:
• Cáncer de intestino delgado
• Cáncer de tejido blando
• Cáncer de vejiga
• Cáncer de tiroides
• Cáncer de timo
• Melanoma de la piel
Los hombres que fueron diagnosticados con cáncer de próstata antes de los 50 años de
edad también tienen un mayor riesgo de cáncer de páncreas.
Los hombres que son tratados con radioterapia tienen un mayor riesgo de:
• Cáncer de vejiga
• Cáncer de recto
• Leucemia mieloide aguda (AML)
La radioterapia de haz externo (EBRT) como tratamiento para el cáncer de próstata está
más fuertemente vinculada a cáncer de vejiga y recto que los implantes de semillas
(braquiterapia). Los hombres que recibieron implantes de semillas sin EBRT pueden
tener un riesgo levemente mayor de estos cánceres, pero es menor que lo que se observa
con radioterapia de haz externo. En general, el riesgo observado con la radioterapia no es
alto, pero puede continuar durante más de 10 años después del tratamiento.
El riesgo está probablemente relacionado con la dosis de radiación, como lo es con otros
tipos de cáncer. Los hombres con implantes de semillas normalmente reciben menos
radiación a los órganos cercanos que los que reciben radioterapia de haz externo, ya sea
por sí sola o junto con las semillas.
Los nuevos métodos para administrar radioterapia de haz externo, como la radioterapia
de intensidad modulada y la radioterapia conformada, pueden tener diferentes efectos
sobre los riesgos de un cáncer secundario. Debido a que estos métodos son más recientes,
los efectos a largo plazo no han sido estudiados tan bien.
En el pasado, se utilizaron dosis elevadas de la hormona femenina estrógeno para tratar el
cáncer de próstata avanzado. Esto se relacionó con el cáncer de seno en algunos
hombres. El estrógeno ya no es un tratamiento estándar para el cáncer de próstata.
Cuidado de seguimiento después del tratamiento
Después de completar el tratamiento para el cáncer de próstata, usted debe consultar con
sus médicos con regularidad. Puede que también le realicen pruebas de sangre para
buscar signos de que su cáncer ha regresado o se ha propagado. Los expertos no
recomiendan ninguna otra prueba para buscar cánceres secundarios en personas que no
presentan síntomas.
Las guías de la Sociedad Americana Contra El Cáncer recomiendan que los
sobrevivientes de cáncer de próstata sigan las guías sobre la detección temprana del
cáncer, como las guías de detección temprana del cáncer colorrectal.
Informe a su médico acerca de cualquier nuevo problema o síntoma, ya que podría
deberse a que el cáncer está regresando o a una nueva enfermedad o un cáncer
secundario. Por ejemplo, sangre en la orina puede ser un síntoma de cáncer de vejiga,
mientras que el sangrado rectal y/o el dolor pueden ser síntomas de cáncer de recto.
Todos los sobrevivientes de cáncer de próstata deben evitar el humo del tabaco. Fumar
puede incrementar aún más el riesgo de cáncer de vejiga después de la radiación a la
próstata, además de aumentar el riesgo de muchos otros cánceres.
Para ayudar a mantener una buena salud, los sobrevivientes también deben:
• Lograr y mantener un peso saludable
• Adoptar un estilo de vida físicamente activo
• Comer sanamente con un énfasis en los alimentos de origen vegetal
• Limite el consumo de alcohol a no más de dos bebidas por día
Estos pasos también pueden reducir el riesgo de algunos tipos de cáncer.
Para más información sobre las causas de los cánceres secundarios, lea el documento
disponible en inglés Second Cancers in Adults.

Cambios en el estilo de vida después del cáncer de próstata


Usted no puede cambiar el hecho de que ha tenido cáncer. Lo que sí puede cambiar es la
manera en que vivirá el resto de su vida al tomar decisiones que le ayuden a mantenerse
sano y a sentirse tan bien como pueda. Éste puede ser el momento de revaluar varios
aspectos de su vida. Tal vez esté pensando de qué manera puede mejorar su salud a largo
plazo. Algunas personas incluso comienzan estos cambios durante el tratamiento.

Tome decisiones más saludables


Para muchas personas, recibir un diagnóstico de cáncer les ayuda a enfocarse en la salud
de formas que tal vez no consideraban en el pasado. ¿Qué cosas podría hacer para ser una
persona más saludable? Tal vez podría tratar de comer alimentos más sanos o hacer más
ejercicio. Quizás podría reducir el consumo de alcohol o dejar el tabaco. Incluso cosas
como mantener su nivel de estrés bajo control pueden ayudar. Éste es un buen momento
para considerar incorporar cambios que puedan tener efectos positivos durante el resto de
su vida. Se sentirá mejor y además, estará más sano(a).
Usted puede comenzar por ocuparse de los aspectos que más le inquieten. Obtenga ayuda
para aquellos que le resulten más difíciles. Por ejemplo, si está considerando dejar de
fumar y necesita ayuda, llame a la Sociedad Americana Contra El Cáncer para
información y apoyo.

Aliméntese mejor
Alimentarse bien puede ser difícil para cualquier persona, pero puede ser aún más difícil
durante y después del tratamiento del cáncer. El tratamiento puede cambiar su sentido del
gusto. Las náuseas pueden ser un problema. Tal vez no tenga apetito y pierda peso
involuntariamente. O tal vez no pueda eliminar el peso que ha subido. Todas estas cosas
pueden causar mucha frustración.
Si el tratamiento le ocasiona cambios de peso o problemas con la alimentación o el
sentido del gusto, coma lo mejor que pueda y recuerde que estos problemas usualmente
se alivian con el pasar del tiempo. Puede que le convenga ingerir comidas ligeras cada
dos o tres horas hasta que se sienta mejor. Usted puede también preguntar a los
especialistas en cáncer que lo atienden sobre consultar con un nutricionista (un experto en
nutrición) que le pueda dar ideas sobre cómo lidiar con estos efectos secundarios de su
tratamiento.
Una de las mejores cosas que puede hacer después del tratamiento del cáncer es
comenzar hábitos saludables de alimentación. Puede que a usted le sorprendan los
beneficios a largo plazo de algunos cambios simples, como aumentar la variedad de los
alimentos sanos que consume. Lograr y mantener un peso saludable, adoptar una
alimentación sana y limitar su consumo de alcohol puede reducir su riesgo de padecer
varios tipos de cáncer. Además, esto brinda muchos otros beneficios a la salud.
Para más información, lea nuestro documento Nutrition and Physical Activity During and
After Cancer Treatment: Answers to Common Questions.
Descanso, cansancio y ejercicio
El cansancio extremo, también llamado fatiga, es muy común en las personas que reciben
tratamiento contra el cáncer. Éste no es un tipo de cansancio normal, sino un agotamiento
que a menudo no se alivia con el descanso. Para algunas personas, el cansancio
permanece durante mucho tiempo después del tratamiento, y puede que les resulte difícil
estar activas y realizar otras actividades que deseen llevar a cabo. No obstante, el
ejercicio puede ayudar a reducir el cansancio. Los estudios han mostrado que los
pacientes que siguen un programa de ejercicios adaptado a sus necesidades personales se
sienten mejor física y emocionalmente, y pueden sobrellevar mejor su situación.
Si estuvo enfermo y no muy activo durante el tratamiento, es normal que haya perdido
algo de su condición física, resistencia y fuerza muscular. Cualquier plan de actividad
física debe ajustarse a su situación personal. Si no ha estado activo en varios años, usted
tendrá que comenzar lentamente. Quizás deba comenzar con caminatas cortas.
Hable con el equipo de profesionales de la salud que le atienden antes de comenzar.
Pregúnteles qué opinan sobre su plan de ejercicios. Luego, considere conseguir a alguien
que le acompañe a hacer ejercicios de manera que no los haga solo. La compañía de
familiares o amigos al comenzar un nuevo programa de actividades puede aportarle ese
estímulo adicional para mantenerlo en marcha cuando la voluntad no sea suficiente.
Si usted siente demasiado cansancio, tendrá que aprender a balancear la actividad con el
descanso. Está bien descansar cuando lo necesite. En ocasiones, a algunas personas les
resulta realmente difícil tomar descansos cuando estaban acostumbradas a trabajar todo el
día o a asumir las responsabilidades del hogar. Sin embargo, éste no es el momento de ser
muy exigente con usted mismo. Esté atento a lo que su cuerpo desea y descanse cuando
sea necesario. (Para más información sobre el cansancio y otros efectos secundarios, lea
la sección “Recursos adicionales relacionados con el cáncer de próstata” para obtener una
lista de materiales informativos disponibles).
Tenga en cuenta que el ejercicio puede mejorar su salud física y emocional:
• Mejora su condición cardiovascular (corazón y circulación)
• Junto con una buena alimentación, le ayudará a lograr y a mantener un peso saludable
• Fortalece sus músculos
• Reduce el cansancio y le ayuda a tener más energía
• Ayuda a disminuir la ansiedad y la depresión
• Le puede hacer sentir más feliz
• Le ayuda a sentirse mejor consigo mismo
Realizar regularmente una actividad física desempeña un papel en ayudar a reducir el
riesgo de algunos cánceres. La práctica regular de actividad física también brinda otros
beneficios a la salud.

¿Puedo reducir mi riesgo de que el cáncer progrese o regrese?


La mayoría de las personas quieren saber si pueden realizar ciertos cambios en su estilo
de vida para reducir el riesgo de que el cáncer crezca o regrese. Lamentablemente, para
la mayoría de los cánceres existe poca evidencia sólida que permita guiar a las personas
en este asunto. Sin embargo, esto no implica que no haya nada que no se pueda hacer,
sino que en su mayor parte, esto aún no se ha estudiado bien. La mayoría de los estudios
analizan los cambios en el estilo de vida para prevenir la aparición del cáncer en primer
lugar y no tanto para disminuir su progreso o prevenir su regreso.
Algunos estudios recientes han sugerido que los hombres que se ejercitan regularmente
después del tratamiento pueden vivir por más tiempo en comparación con aquellos que
no hacen ejercicio. No está claro cuánta actividad exactamente se pudiera necesitar,
aunque parece ser que mientras más activo esté el hombre mejor para él. Una actividad
más vigorosa pudiera también ser más beneficiosa que una actividad menos vigorosa. Se
necesita más investigación para darle seguimiento a estos hallazgos.
Por otro lado, algunos estudios han sugerido que los hombres que fuman tienen una
mayor probabilidad de que el cáncer de próstata regrese en comparación con los que no
fuman. Se necesita más investigación para determinar si dejar de fumar es útil, aunque ya
se sabe que dejar de fumar brinda muchos otros beneficios a la salud
Puede que también ayude el adoptar otros comportamientos saludables, tal como una
buena alimentación y lograr o mantener un peso saludable, aunque nadie está seguro de
esto. Sin embargo, sí sabemos que estos cambios pueden tener efectos positivos en su
salud que pueden ser mayores que su riesgo de padecer cáncer de próstata o de otros tipos
de cáncer.
Hasta el momento, ningún suplemento alimenticio ha demostrado claramente que ayude a
reducir el riesgo de que el cáncer de próstata progrese o regrese. De nuevo, esto no
significa que ninguno será útil, aunque es importante saber que ninguno ha demostrado
que lo es.

¿Cómo puede el cáncer de próstata afectar su salud


emocional?
Durante y después del tratamiento es posible que se sienta agobiado con muchas
emociones diferentes. Esto les sucede a muchas personas.
Puede que se encuentre pensando sobre la muerte, o acerca del efecto de su cáncer sobre
sus familiares y amigos, así como el efecto sobre su vida profesional. Quizás este sea el
momento para reevaluar sus relaciones con sus seres queridos. Otros asuntos inesperados
también pueden causar preocupación. Por ejemplo, tal vez sienta estrés a causa de
asuntos económicos que surgen a medida que recibe tratamiento. También es posible que
las consultas con los médicos sean menos frecuentes después del tratamiento y que tenga
más tiempo disponible para usted. Estos cambios pueden causar ansiedad a algunas
personas.
Casi todas las personas que han tenido cáncer pueden beneficiarse de recibir algún tipo de
apoyo. Necesita personas a las que pueda acudir para que le brinden fortaleza y consuelo.
El apoyo puede presentarse en diversas formas: familia, amigos, grupos de apoyo,
iglesias, grupos espirituales o religiosos, comunidades de apoyo en línea u orientadores
individuales. Lo que es mejor para usted depende de su situación y personalidad. Algunas
personas se sienten seguras en grupos de apoyo entre pares o en grupos educativos. Otras
prefieren hablar en un entorno informal, como la iglesia. Es posible que algunas personas
se sientan más a gusto hablando en forma privada con un amigo de confianza o un
consejero. Sea cual fuere su fuente de fortaleza o consuelo, asegúrese de tener un lugar a
donde acudir en caso de tener inquietudes.
El cáncer puede ser una experiencia muy solitaria. No es necesario ni conveniente que
trate de sobrellevar todo usted solo. Sus amigos y familiares pueden sentirse excluidos si
usted no comparte con ellos su situación. Deje que tanto ellos como cualquier otra
persona que usted considere puedan ayudarle. Si no sabe quién puede ayudarle, llame a la
Sociedad Americana Contra El Cáncer al 1-800-227-2345 y le pondremos en contacto
con un grupo o recurso de apoyo que podría serle de utilidad. También puede leer el
artículo Distress in People with Cancer en nuestra página de Internet para obtener más
información.

¿Qué ocurre si el tratamiento de cáncer de


próstata deja de surtir efecto?
Si el cáncer de próstata continúa creciendo o reaparece después de cierto tratamiento, es
posible que otro plan de tratamiento sí pueda curar el cáncer, o por lo menos mantenerlo
bajo control lo suficiente como para ayudarle a vivir más tiempo y hacerle sentir mejor.
Los estudios clínicos también pueden ofrecer la oportunidad de intentar tratamientos más
recientes que podrían ser útiles. Sin embargo, cuando una persona ha intentado muchos
tratamientos diferentes y el cáncer sigue creciendo, es posible que incluso los
tratamientos más nuevos ya no sean útiles. Si esto ocurre, es importante sopesar los
posibles beneficios limitados de un nuevo tratamiento y las posibles desventajas del
mismo. Cada persona tiene su propia manera de considerar esto.
Cuando llegue el momento en el que usted haya recibido muchos tratamientos y ya nada
surta efecto, ésta probablemente sea la parte más difícil de su batalla contra el cáncer. El
médico puede ofrecerle nuevas opciones, pero en algún momento deberá considerar que
es poco probable que el tratamiento mejore su salud o cambie su pronóstico o
supervivencia.
Si quiere continuar recibiendo tratamiento lo más que pueda, es necesario que reflexione
y compare las probabilidades de que el tratamiento sea beneficioso con los posibles
riesgos y efectos secundarios. Su médico puede estimar la probabilidad de que el cáncer
responda al tratamiento que usted esté considerando. Por ejemplo, el médico puede
indicar que administrar más tratamiento pudiese tener alrededor de 1 en 100 de
probabilidad de surtir efecto. Aun así, algunas personas sienten la tentación de intentar
esto, pero resulta importante tener expectativas realistas si usted opta por este plan.

Cuidado paliativo
Independientemente de lo que decida hacer, usted debe sentirse lo mejor posible.
Asegúrese de solicitar y recibir el tratamiento para cualquier síntoma que pudiese tener,
como náusea o dolor. Este tipo de tratamiento se llama cuidado paliativo.
La atención paliativa ayuda a aliviar síntomas, pero no se espera que cure la enfermedad.
Se puede administrar junto con el tratamiento del cáncer, o incluso puede ser el
tratamiento del cáncer. La diferencia es el propósito con que se administra el tratamiento.
El objetivo principal de la atención paliativa es mejorar su calidad de vida, o ayudarle a
sentirse tan bien como usted pueda, tanto tiempo como sea posible. Algunas veces esto
significa que se usarán medicamentos para ayudar a aliviar los síntomas, como el dolor o
la náusea. En ocasiones, sin embargo, los tratamientos usados para controlar sus síntomas
son los mismos que se usan para tratar el cáncer. Por ejemplo, podría usarse radiación
para ayudar a aliviar el dolor en los huesos causado por el cáncer que se ha propagado a
los huesos. Por otro lado, la quimioterapia puede usarse para ayudar a reducir el tamaño
del tumor y evitar que este bloquee los intestinos. No obstante, esto no es lo mismo que
recibir tratamiento para tratar de curar el cáncer.

Atención de hospicio
Es posible que en algún momento se beneficie de un programa de cuidados paliativos
(hospicio). Ésta es una atención especial que trata a la persona más que a la enfermedad,
enfocándose más en la calidad de vida que en la duración de la vida. La mayoría de las
veces, esta atención se proporciona en casa. Es posible que el cáncer esté causando
problemas que requieran atención, y un programa de cuidados paliativos se enfoca en su
comodidad. Usted debe saber que aunque la atención de una institución para el cuidado
de enfermos terminales a menudo significa el final de los tratamientos, como
quimioterapia y radiación, no significa que usted no pueda recibir tratamiento para los
problemas causados por el cáncer u otras afecciones de salud. En la atención de hospicio,
el enfoque de su cuidado está en vivir la vida tan plenamente como sea posible y que se
sienta tan bien como usted pueda en esta etapa difícil. Puede obtener más información
sobre la atención de hospicio en nuestro documento Hospice Care.
Mantener la esperanza también es importante. Es posible que su esperanza de cura ya no
sea tan clara, pero aún hay esperanza de pasar buenos momentos con familiares y amigos,
momentos llenos de felicidad y de sentido. Una interrupción en el tratamiento contra el
cáncer en este momento le brinda la oportunidad de renfocarse en lo que es más
importante en su vida. Éste es el momento de hacer algunas cosas que usted siempre
deseó hacer y dejar de hacer aquéllas que ya no desea. Aunque el cáncer esté fuera de su
control, usted aún tiene opciones.

¿Cómo obtener más información?


Usted puede aprender más sobre los cambios que ocurren cuando el tratamiento curativo
deja de surtir efecto, y sobre planes y preparaciones para usted y su familia en nuestros
documentos Cuando el final de la vida se acerca y Advance Directives.

¿Qué avances hay en la investigación y el


tratamiento del cáncer de próstata?
En muchos centros médicos de todo el mundo actualmente se están realizando
investigaciones sobre las causas, la prevención, la detección y el tratamiento de la
próstata.

Genética
Las nuevas investigaciones sobre cambios genéticos relacionados con el cáncer de
próstata ayudan a los científicos a entender mejor cómo se origina el cáncer de próstata.
Esto podría permitir la creación de medicamentos para atacar estos cambios. Las pruebas
para detectar genes anormales relacionados con el cáncer de próstata también podrían
ayudar a identificar a los hombres con alto riesgo que podrían beneficiarse de pruebas de
detección o de estudios de quimioprevención que usan medicamentos para tratar de evitar
que padezcan cáncer.
Recientemente, se ha vinculado una mutación en un gen llamado HOXB13 al comienzo
temprano del cáncer de próstata que tiende a darse en algunas familias. Sin embargo, esta
mutación es poco común, pues se encuentra en menos del 2% de los hombres con cáncer
de próstata que participaron del estudio.
La mutación genética HOXB13 y la mayoría de las otras mutaciones genéticas que han
sido estudiadas hasta el momento como factores que podrían aumentar el riesgo de cáncer
de próstata provienen de los cromosomas que son heredados de ambos padres. Algunos
estudios han encontrado que cierta variante del DNA mitocondrial, el cual es heredado
sólo de la madre de una persona, pudiera duplicar o incluso triplicar el riesgo de un
hombre de padecer cáncer de próstata.
Uno de los mayores problemas que enfrentan actualmente los médicos y sus pacientes
con cáncer de próstata consiste en determinar cuáles cánceres tienen probabilidad de
permanecer confinados en la glándula, y cuáles tienen más probabilidad de crecer y
propagarse (para los que se necesitaría tratamiento). Los descubrimientos nuevos pueden
ayudar con esto en un futuro cercano. Por ejemplo, el producto de un gen conocido como
EZH2 parece que se presenta con más frecuencia en los cánceres de próstata avanzados
que en aquellos cánceres en etapa inicial. Los investigadores están tratando de decidir si
la presencia del producto de este gen, u otros, indica que el cáncer es más agresivo. Esto
podría en el futuro ayudar a indicar cuáles hombres necesitan tratamiento y cuáles se
podrían beneficiar mejor de vigilancia activa.

Prevención
Los investigadores continúan buscando los alimentos (o las sustancias en ellos) que
pueden ayudar a disminuir el riesgo de cáncer de próstata. Los científicos han encontrado
algunas sustancias (licopenos) en los tomates y en los frijoles de soya (isoflavonas) que
podrían prevenir el cáncer de próstata. Actualmente se llevan a cabo estudios para
examinar más de cerca los posibles efectos de estos componentes. Además, los científicos
están tratando de formar compuestos relacionados que sean aún más potentes y que se
puedan usar como complementos dietéticos. Hasta ahora, la mayoría de las
investigaciones sugieren que una alimentación balanceada que incluya estos alimentos,
así como otras frutas y vegetales, es más beneficiosa que consumir estas sustancias como
complementos dietéticos.
Algunos estudios han sugerido que ciertos complementos vitamínicos y minerales (como
la vitamina E y el selenio) pueden reducir el riesgo de cáncer de próstata. Sin embargo,
un estudio a gran escala sobre este tema, llamado Selenium and Vitamin E Cancer
Prevention Trial (SELECT), encontró que los suplementos de vitamina E o de selenio no
disminuyeron el riesgo de cáncer de próstata después de haberlos consumido diariamente
por alrededor de 5 años. De hecho, se descubrió que los hombres que tomaban
suplementos de vitamina E tenían un riesgo ligeramente mayor de cáncer de próstata.
Otra vitamina que pudiera ser importante es la vitamina D. Algunos estudios han
encontrado que los hombres con altos niveles de esta vitamina parecen tener un menor
riesgo de padecer las formas más letales de cáncer de próstata. En general, sin embargo,
los estudios no han encontrado que la vitamina D proteja contra el cáncer de próstata.
Muchas personas asumen que las vitaminas y otras sustancias naturales no causan daño,
pero la investigación reciente ha mostrado que las altas dosis de éstas pueden ser
perjudiciales, incluyendo los complementos que se venden específicamente para el cáncer
de próstata. Por ejemplo, un estudio encontró que los hombres que consumen más de
siete tabletas de multivitaminas por semana pueden tener un riesgo aumentado de padecer
cáncer de próstata avanzado. Otro estudio demostró que existe un mayor riesgo de cáncer
de próstata en hombres que tenían altos niveles de ácidos grasos omega-3 en la sangre.
Las pastillas de aceite de pescado, las cuales algunas personas toman para ayudarles con
el corazón, contienen grandes cantidades de ácidos grasos omega-3.
Algunas investigaciones han sugerido que los hombres que toman aspirina diariamente
podrían presentar un menor riesgo de padecer y morir de cáncer de próstata, pero se
necesita más investigación para confirmarlo.
Los científicos también han evaluado si ciertas medicinas hormonales conocidas como
inhibidores de 5-alfa reductasa reducen el riesgo de cáncer de próstata. Los resultados de
estos estudios se discuten en nuestro documento Prevención y detección temprana del
cáncer de próstata.

Detección temprana
Los médicos concuerdan que la prueba del antígeno prostático específico en la sangre no
es perfecta para encontrar el cáncer de próstata en etapa temprana. Esta prueba pasa por
alto algunos cánceres, y en otros casos se eleva cuando el cáncer no está presente. Los
investigadores están trabajando en dos estrategias para resolver este problema.
Un método consiste en tratar de mejorar la prueba que mide el nivel total de PSA, como
se describe en nuestro documento Prevención y detección temprana del cáncer de
próstata.
El otro método consiste en desarrollar nuevas pruebas basadas en otros marcadores
tumorales. Varias pruebas sanguíneas más nuevas parecen ser más precisas que la prueba
PSA, según estudios preliminares. No obstante, éstas y otras pruebas nuevas todavía no
están disponibles fuera de los laboratorios de investigación y se necesitarán más estudios
antes de que se utilicen como prueba para el cáncer de próstata.
Otras pruebas nuevas bajo estudio son las pruebas de orina. Una de las pruebas,
Progensa®, analiza el nivel de antígeno 3 del cáncer de próstata (PCA3) en la orina
después de un examen digital del recto (DRE). (Al realizar el DRE, algunas células de la
próstata pasan a la orina). Mientras más alto sea el nivel, mayor probabilidad existe de
que haya cáncer de próstata. En los estudios, esta prueba se usaba junto con la prueba
PSA.
Otra prueba busca un cambio genético anormal llamado TMPRSS2: ERG en las células
de la próstata en la orina que se obtiene después del DRE. Este cambio genético se
detecta en alrededor de la mitad de todos los cánceres de próstata localizados. Rara vez se
encuentra en las células de los hombres sin cáncer de próstata. Se están realizando
estudios para saber si esta prueba se puede usar para la detección temprana del cáncer de
próstata.
El diagnóstico
Los médicos que realizan biopsias de la próstata a menudo usan la ecografía transrectal
(TRUS), la cual crea imágenes blancas y negras de la próstata usando ondas de sonido,
para saber de dónde tomar las muestras. Sin embargo, la ecografía convencional puede no
detectar algunas áreas que contienen cáncer.
Un método más nuevo cosiste en medir el flujo sanguíneo dentro de la glándula usando
una técnica llamada ecografía Doppler a color. (A menudo los tumores tienen más vasos
sanguíneos alrededor que el tejido normal). Esta técnica podría tomar biopsias más
precisas de la próstata ya que ayuda a asegurar que se obtengan muestras de la parte
correcta de la glándula.
Una técnica más reciente puede mejorar aún más la ecografía Doppler a color. En este
método, al paciente se le inyecta primero con un agente de contraste que contiene
microburbujas, lo que ayuda a mejorar las imágenes de ecografía. Se han informado
resultados prometedores, aunque se necesitarán más estudios antes de que se use
comúnmente.
Los médicos también están estudiando si se puede usar la MRI para ayudar a guiar las
biopsias de la próstata en los hombres que presentaron resultados negativos en biopsias
guiadas con TRUS realizadas anteriormente, pero en quienes aún el médico sospeche que
haya cáncer.

Clasificación por etapas (estadificación)


La clasificación por etapas desempeña un papel clave en determinar las opciones de
tratamiento de un hombre. No obstante, los estudios por imágenes para el cáncer de
próstata, tales como la CT y la MRI, no pueden detectar todos los cánceres,
especialmente en áreas pequeñas de cáncer en los ganglios linfáticos.
Es posible que un método nuevo, llamado MRI mejorado, ayude a encontrar los ganglios
linfáticos que contienen cáncer. Primero, a los pacientes se les hace una MRI
convencional y luego se les inyecta partículas magnéticas diminutas, y se les hace otra
MRI el próximo día. Las diferencias entre los dos MRI identifican las posibles células
cancerosas en los ganglios linfáticos. Los resultados preliminares de esta técnica son
prometedores, aunque se necesita más investigación antes de que se pueda usar
ampliamente.
Un tipo más reciente de tomografía por emisión de positrones (PET) que usa acetato de
carbono radiactivo en lugar de glucosa marcada (azúcar) también podría ser útil en
detectar cáncer de próstata en diferentes partes del cuerpo, así como ayudar a determinar
si el tratamiento es eficaz. Actualmente se están realizando estudios sobre esta técnica.
Tratamiento
Se están desarrollando tratamientos más nuevos, y se están logrando mejoras en muchos
de los métodos convencionales para el tratamiento del cáncer de próstata.

Cirugía
Los médicos están mejorando constantemente las técnicas quirúrgicas utilizadas para
tratar el cáncer de próstata. El objetivo es eliminar todo el cáncer al tiempo que reduce el
riesgo de complicaciones y efectos secundarios de la cirugía.

Radioterapia
Como se describió en la sección “Radioterapia para tratar el cáncer de próstata”, los
avances tecnológicos están haciendo posible que la radiación se dirija con más precisión
que en el pasado. Los métodos actuales, como la radiación “conformal” (CRT), la
radioterapia de intensidad modulada (IMRT) y la radiación con rayos de protones ayuda a
los médicos a evitar la radiación a los tejidos normales tanto como sea posible. Se espera
que estos métodos aumenten la eficacia de la radioterapia a la vez que reduzcan los
efectos secundarios.
La tecnología está logrando que otras formas de radioterapia también sean más eficaces.
Los programas nuevos de computadora permiten a los médicos planear mejor las dosis de
radiación y los métodos tanto de la radiación externa como de la braquiterapia. La
planificación de la braquiterapia hoy día se puede hacer incluso durante el procedimiento
(intraoperatoriamente).

Tratamientos recientes para cánceres en etapas iniciales


Los investigadores actualmente están buscando formas nuevas de tratamiento para el
cáncer de próstata en etapa temprana. Estos tratamientos nuevos podrían ser usados como
tratamiento de primera línea o después de la radioterapia en los casos donde ésta no dio
buenos resultados.
Un tratamiento conocido como ultrasonido focalizado de alta intensidad (high-intensity
focused ultrasound, HIFU) destruye las células cancerosas al realizar un calentamiento
intenso con rayos ultrasónicos. Este tratamiento se ha estado usando más en Europa,
aunque ahora está disponible en los Estados Unidos. Se están realizando estudios para
determinar la seguridad y efectividad de este método.

Nutrición y cambios en estilo de vida


Algunos estudios preliminares han encontrado que en hombres que presentan un nivel
elevado de PSA después de la cirugía o radioterapia, tomar jugo de granada o extracto de
granada podría disminuir el tiempo que toma para que el nivel de PSA se duplique.
Actualmente, estudios más extensos investigan los posibles efectos de los jugos y
extractos de granada en el crecimiento del cáncer de próstata.
También han sido informados algunos resultados preliminares alentadores con respecto a
los complementos de linaza (semilla de lino). Un estudio pequeño en los hombres con
cáncer de próstata en etapa inicial encontró que consumir semilla de lino diariamente
pareció desacelerar la multiplicación de las células del cáncer de próstata. Se necesitan
más investigaciones para confirmar estos resultados.
Otro estudio encontró que los hombres que optan por no recibir tratamiento para el cáncer
de próstata localizado pueden reducir el crecimiento de la enfermedad mediante cambios
drásticos en el estilo de vida. En el estudio, los hombres llevaron una dieta vegetariana
(sin comer carne, pescado, huevos, o productos lácteos) e hicieron ejercicios
frecuentemente. Además, estos hombres participaron en grupos de apoyo y yoga.
Después de un año, los hombres tuvieron en promedio una disminución ligera de sus
niveles de PSA. Se desconoce si este efecto durará, ya que el informe sólo dio
seguimiento a los hombres por un año. Además, es posible que el régimen sea difícil de
seguir para algunos hombres.
Un reciente estudio demostró que administrar suplementos de soya después de la cirugía
(prostatectomía radical) para el cáncer de próstata no redujo el riesgo de que el cáncer
regresara.

Terapia hormonal
En los últimos años se han estado desarrollando varias formas más nuevas de terapia
hormonal. Algunas de estas pueden ser útiles incluso si las formas convencionales de
terapia hormonal ya no surten efecto.
Algunos ejemplos incluyen abiraterona (Zytiga) y enzalutamida (Xtandi), los cuales se
describen en la sección “Terapia hormonal para tratar el cáncer de próstata”. En la
actualidad, también se están estudiando otros medicamentos.
Los inhibidores de la 5-alfa reductasa, como la finasterida (Proscar) y dutasterida
(Avodart), son medicamentos que bloquean la conversión de testosterona a la
dihidrotestosterona más activa. Estos medicamentos se usan normalmente para encoger la
próstata en hombres con hiperplasia prostática benigna. También se están estudiando para
tratar el cáncer de próstata, ya sea para complementar la vigilancia activa o si el nivel de
PSA aumenta después de la prostatectomía.

Quimioterapia
Los estudios realizados recientemente indican que muchos medicamentos de
quimioterapia pueden afectar el cáncer de próstata. Algunos de ellos, como docetaxel
(Taxotere) y cabazitaxel (Jevtana), han demostrado ayudar a los hombres a vivir por más
tiempo.
Los primeros resultados de un reciente estudio extenso revelaron que en los hombres con
cáncer de próstata metastásico, administrar quimioterapia más temprano en el curso de la
enfermedad parecía ayudarles a vivir por más tiempo. Aquellos hombres que participaron
del estudio y recibieron docetaxel junto con la terapia hormonal como su primer
tratamiento vivieron más de un año que los hombres que recibieron sólo terapia hormonal
como su primer tratamiento. Estos resultados son alentadores, pero este estudio se realizó
antes de que nuevas formas de terapia hormonal (abiraterona y enzalutamida) estuvieran
disponibles de modo que no está claro si los resultados serían los mismos en la
actualidad.
Actualmente se están estudiando también otros medicamentos quimioterapéuticos nuevos
y combinaciones de medicamentos.

Inmunoterapia
El objetivo de la inmunoterapia es estimular el sistema inmunológico del cuerpo para
ayudar a combatir o destruir las células cancerosas.
Vacunas
Contrario a las vacunas contra las infecciones, como el sarampión y las paperas, las
vacunas contra el cáncer de próstata están diseñadas para ayudar a tratar, no prevenir, el
cáncer de próstata. Una de las posibles ventajas de estos tipos de tratamientos consiste en
que parecen tener efectos secundarios muy limitados. Un ejemplo de este tipo de vacuna
es sipuleucel-T (Provenge), la cual fue aprobada por la FDA (descrita en la sección
“Tratamiento con vacunas para cáncer de próstata”.
En estudios clínicos, se están probando otros tipos de vacunas para tratar el cáncer de
próstata.
Un ejemplo es PROSTVAC, la cual utiliza un virus que ha sido modificado
genéticamente para contener antígeno prostático específico (PSA). El sistema
inmunológico del paciente debe responder al virus y comenzar a reconocer y destruir las
células cancerosas que contienen PSA. Los resultados preliminares con esta vacuna han
sido alentadores, y actualmente se realiza un estudio más extenso.
Inhibidores de puntos de control inmunitarios
Una parte importante del sistema inmunológico es su capacidad de evitar por sí solo el
ataque a otras células normales en el cuerpo. Para hacer esto, utiliza “puntos de control”
(moléculas en las células inmunes que necesitan ser activadas [o desactivas] para iniciar
una respuesta inmune). En ocasiones, las células cancerosas usan estos puntos de control
para evitar ser atacadas por el sistema inmunológico. No obstante, los nuevos
medicamentos que se dirigen a estos puestos de control tienen un futuro prometedor
como tratamientos contra el cáncer.
Por ejemplo, el medicamento ipilimumab (Yervoy) ataca a una molécula que está en el
punto de control llamada CTLA-4 en ciertas células inmunes. Este medicamento ya se
usa para tratar el melanoma avanzado, y se está actualmente probando en hombres con
cáncer de próstata avanzado. Los primeros resultados de los estudios con este
medicamento han mostrado cierto beneficio, pero un estudio más extenso que se realizó
recientemente no encontró que ayudó a los hombres a vivir por más tiempo.
Otros medicamentos nuevos se dirigen a los puestos de control inmunes como PD- 1 o
PDL- 1. En algunos otros tipos de cáncer como el melanoma, estos tipos de
medicamentos han demostrado reducir una porción más grande de tumores que el
ipilimumab. Se están realizando estudios para determinar la eficacia de estos
medicamentos contra el cáncer de próstata.
Un enfoque prometedor para el futuro podría ser combinar un inhibidor de punto de
control con una vacuna contra el cáncer de próstata. Esto puede reforzar la respuesta
inmune y ayudar a la vacuna a funcionar mejor.

Medicamentos de terapia dirigida


Se han estado desarrollando medicamentos más nuevos que funcionan de maneras
distintas a la quimioterapia convencional. Estos medicamentos atacan partes específicas
de las células cancerosas o sus ambientes circundantes. Cada tipo de terapia dirigida
actúa de forma diferente, aunque todas alteran la manera en que una célula cancerosa
crece, se divide, se repara por sí misma, o interactúa con otras células.
Por ejemplo, medicamentos llamados inhibidores de la angiogénesis atacan el
crecimiento de nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) que las células cancerosas
necesitan para crecer. Los cánceres que estimulan el crecimiento de muchos vasos nuevos
son más difíciles de tratar y tienen un pronóstico más desfavorable.
En varios estudios clínicos, se han estado probando algunos medicamentos
antiangiogénicos. Uno de éstos es la talidomida (Thalomid®), la cual ha sido aprobada
por la FDA para tratar los pacientes con mieloma múltiple. Se combinó con
quimioterapia en un estudio preliminar de hombres con cáncer de próstata avanzado.
También ha sido estudiado para determinar si podría ayudar a la terapia hormonal a
funcionar mejor. Aunque prometedor, este medicamento puede causar efectos
secundarios considerables, incluyendo daño a los nervios y coágulos sanguíneos graves.
También se están probando varios otros inhibidores de la angiogénesis.
Tratamiento del cáncer que se ha propagado a los huesos
Los médicos están estudiando el uso de ablación por radiofrecuencia (radiofrequency
ablation, RFA) para ayudar a controlar el dolor en los hombres cuyo cáncer de próstata se
propagó a una o más áreas en los huesos. Durante la RFA, el médico usa la tomografía
computarizada (CT) o la ecografía para guiar una pequeña sonda de metal dentro del área
del tumor. Una corriente de alta frecuencia pasa a través de la sonda para calentar y
destruir el tumor. La RFA se ha estado usando por muchos años para tratar los tumores
en otros órganos como el hígado, pero su uso para tratar el dolor en los huesos sigue
siendo relativamente nuevo. Aun así, los resultados preliminares son promisorios.

Recursos adicionales relacionados con el


cáncer de próstata
Más información de la Sociedad Americana Contra El
Cáncer
A continuación presentamos información que podría ser de su utilidad. Estos materiales
se pueden leer en nuestro sitio Web u ordenarlos a través de nuestra línea telefónica
gratuita 1-800-227-2345.

Cómo lidiar con el diagnóstico y el tratamiento


Health Professionals Associated With Cancer Care
La comunicación con su médico
Después del diagnóstico: una guía para pacientes y sus familias
Cómo enfrentar el cáncer en la vida diaria

Cómo vivir con cáncer


Distress in People with Cancer
Guía para el control del dolor causado por el cáncer
Nutrición para el paciente con cáncer: una guía para pacientes y sus familias
Sexualidad para el hombre con cáncer
Living With Uncertainty: The Fear of Cancer Recurrence
When Cancer Doesn’t Go Away
When Your Cancer Comes Back: Cancer Recurrence

Tratamientos contra el cáncer


Radioterapia: una guía para pacientes y sus familias
Una guía sobre la cirugía del cáncer
Una guía sobre quimioterapia
Cancer Immunotherapy
Estudios clínicos: lo que necesita saber
Cómo tratar la incontinencia en hombres con cáncer

Trabajo, seguro médico y asuntos financieros


Seguro médico y ayuda financiera para el paciente de cáncer
Guía financiera para los sobrevivientes del cáncer y sus familias: pacientes en tratamiento
Working During Cancer Treatment
Returning to Work After Cancer Treatment

Inquietudes de los familiares y de las personas encargadas del cuidado


de los pacientes
Cómo hablar con sus familiares y amigos sobre su cáncer
What It Takes to Be a Caregiver
El cuidado de la persona con cáncer en el hogar: una guía para pacientes y sus familias
Apoyo a los niños cuando un familiar tiene cáncer: cómo afrontar el diagnóstico

Cuando el tratamiento ya no es eficaz


Cuando el final de la vida se acerca
Advance Directives
Hospice Care
Su Sociedad Americana Contra El Cáncer también cuenta con libros que podrían ser de
su ayuda. Llámenos al 1-800-227-2345 o visite nuestra librería en línea para averiguar los
costos o hacer un pedido.
Organizaciones nacionales y sitios en Internet*
Además de la Sociedad Americana Contra El Cáncer, otras fuentes de información y de
apoyo incluyen:
Urology Care Foundation
Línea telefónica gratuita: 1-800-828-7866
Sitio Web: www.urologyhealth.org
Ofrece folletos gratis sobre el cáncer de próstata y pruebas de detección, así como
información en línea sobre enfermedades de próstata, vejiga, y otros problemas de
salud relacionados con urología en la sección “Urology A – Z” de su sitio Web.
National Association for Continence
Línea telefónica gratuita: 1-800-252-3337 (1-800-BLADDER)
Sitio Web: www.nafc.org
Información y apoyo a todas las personas que presentan incontinencia y ofrece
información a los hombres que se han sometido a una cirugía de próstata.
También disponible en español.
National Cancer Institute
Línea telefónica gratuita: 1-800-422-6237 (1-800-4-CANCER); TYY: 1-800-332-8615
Sitio Web: www.cancer.gov
Información actualizada, precisa y gratuita sobre el cáncer a los pacientes, sus
familias y al público en general; también ayuda a las personas a encontrar
estudios clínicos en su área.
National Coalition for Cancer Survivorship
Línea telefónica gratuita: 1-888-650-9127
1-877-622-7937 (1-877-NCCS-YES) para solicitar publicaciones y el Cancer Survival
Toolbox®
Sitio Web: www.canceradvocacy.org
Ofrece información sobre trabajo, seguro médico y más. El Cancer Survival
Toolbox es un programa de autoaprendizaje en audio para ayudar a los
sobrevivientes de cáncer y a los cuidadores de la salud a desarrollar herramientas
prácticas necesarias para lidiar con el diagnóstico, el tratamiento y los retos que
impone el cáncer. Escuche en Internet u ordene CD. También en español y chino.
Prostate Cancer Foundation (formerly CaPCURE)
Línea telefónica gratuita: 1-800-757-2873 (1-800-757-CURE) o 1-310-570-4700
Sitio Web: www.pcf.org
Información sobre el cáncer de próstata y sus opciones de tratamiento, así como
guías para pacientes e historias de sobrevivientes.
US Too International, Inc.
Línea telefónica gratuita: 1-800-808-7866 (1-800-80-US-TOO)
Sitio Web: www.ustoo.org
Información gratis sobre todas las etapas del cáncer de próstata, diferentes
opciones de tratamiento, nuevos hallazgos de investigación y estudios clínicos
vigentes, y algunas recomendaciones para grupos de apoyo en su localidad.
*La inclusión en esta lista no implica la aprobación de la Sociedad Americana Contra El Cáncer.

Independientemente de quién sea usted, nosotros le podemos ayudar. Contáctenos para


obtener información y apoyo. Llámenos al 1-800-227-2345 o visítenos en
www.cancer.org.

Referencias: guía detallada del cáncer de


próstata
Akaza H, Hinotsu S, Usami M, et al; Study Group for the Combined Androgen Blockade
Therapy of Prostate Cancer. Combined androgen blockade with bicalutamide for
advanced prostate cancer: Long-term follow-up of a phase 3, double-blind, randomized
study for survival. Cancer. 2009;115:3437-3445.
American Cancer Society. Cancer Facts & Figures 2015. Atlanta, Ga: American Cancer
Society; 2015.
American Joint Committee on Cancer. Prostate. In: AJCC Cancer Staging Manual. 7th
ed. New York, NY: Springer; 2010:457-464.
Antonarakis ES, Feng Z, Trock BJ, et al. The natural history of metastatic progression in
men with prostate-specific antigen recurrence after radical prostatectomy: Long-term
follow-up. BJU Int. 2012;109:32-39.
Barnas JL, Pierpaoli S, Ladd P, et al. The prevalence and nature of orgasmic dysfunction
after radical prostatectomy. BJU Int. 2004;94:603-605.
Bill-Axelson A, Holmberg L, Ruutu M, et al; SPCG-4 Investigators. Radical
prostatectomy versus watchful waiting in early prostate cancer. N Engl J Med.
2011;364:1708-1717.
Bosland MC, Kato I, Zeleniuch-Jacquotte A, et al. Effect of soy protein isolate
supplementation on biochemical recurrence of prostate cancer after radical
prostatectomy: A randomized trial. JAMA. 2013;310:170-178.
Bostrom PJ, Soloway MS. Secondary cancer after radiotherapy for prostate cancer:
should we be more aware of the risk? Eur Urol. 2007;52:973-982.
Brasky TM, Darke AK, Song X, et al. Plasma phospholipid fatty acids and prostate
cancer risk in the SELECT Trial. J Natl Cancer Inst.2013;105:1132-1141.
Chin JL, Al-Zahrani AA, Autran-Gomez AM, Williams AK, Bauman G. Extended
followup oncologic outcome of randomized trial between cryoablation and external beam
therapy for locally advanced prostate cancer (T2c-T3b). J Urol. 2012;188:1170-1175.
de Bono JS, Oudard S, Ozguroglu M, et al. Cabazitaxel or mitoxantrone with prednisone
in patients with metastatic castration-resistant prostate cancer (mCRPC) previously
treated with docetaxel: Final results of a multinational phase III trial (TROPIC). J Clin
Oncol 28:7s, 2010 (suppl; abstr 4508).
Epstein JI. An update of the Gleason grading system. J Urol. 2010;183:433-440.
Ewing CM, Ray AM, Lange EM, et al. Germline mutations in HOXB13 and prostate-
cancer risk. N Engl J Med. 2012;366:141-149.
Figg WD, Hussain MH, Gulley JL, et al. A double-blind randomized crossover study of
oral thalidomide versus placebo for androgen dependent prostate cancer treated with
intermittent androgen ablation. J Urol. 2009;181:1104-1113; discussion 1113.
Fizazi K, Bosserman L, Gao G, et al. Denosumab treatment of prostate cancer with bone
metastases and increased urine N-telopeptide levels after therapy with intravenous
bisphosphonates: Results of a randomized phase II trial. J Urol. 2009;182:509-515.
Fleshner NE, Lucia MS, Egerdie B, et al. Dutasteride in localised prostate cancer
management: The REDEEM randomised, double-blind, placebo-controlled trial. Lancet.
2012;379:1103-1111.
Giovanucci E, Platz EA. Epidemiology of prostate cancer. In: Vogelzang NJ, Scardino
PT, Shipley WU, Debruyne FMJ, Linehan WM, eds. Comprehensive Textbook of
Genitourinary Oncology. 3rd ed. Philadelphia, Pa: Lippincott Williams & Wilkins;
2006:9-21.
Higano CS, Schellhammer PF, Small EJ, et al. Integrated data from 2 randomized,
double-blind, placebo-controlled, phase 3 trials of active cellular immunotherapy with
sipuleucel-T in advanced prostate cancer. Cancer. 2009;115:3670-3679.
Howlader N, Noone AM, Krapcho M, et al (eds). SEER Cancer Statistics Review, 1975-
2011, National Cancer Institute. Bethesda, MD, http://seer.cancer.gov/csr/1975_2011/,
based on November 2013 SEER data submission, posted to the SEER web site, April
2014.
Hussain M, Tangen CM, Berry DL, et al. Intermittent versus continuous androgen
deprivation in prostate cancer. N Engl J Med 2013; 368:1314-1325.
Kantoff PW, Schuetz TJ, Blumenstein BA, et al. Overall survival analysis of a phase II
randomized controlled trial of a Poxviral-based PSA-targeted immunotherapy in
metastatic castration-resistant prostate cancer. J Clin Oncol. 2010;28:1099-1105.
Karlsson CT, Malmer B, Wiklund F, Grönberg H. Breast cancer as a second primary in
patients with prostate cancer--estrogen treatment or association with family history of
cancer? J Urol. 2006;176:538-543.
Kushi LH, Doyle C, McCullough M, Rock CL, Demark-Wahnefried W, Bandera EV,
Gapstur S, Patel AV, Andrews K, Gansler T; American Cancer Society 2010 Nutrition
and Physical Activity Guidelines Advisory Committee. American Cancer Society
Guidelines on nutrition and physical activity for cancer prevention: reducing the risk of
cancer with healthy food choices and physical activity. CA Cancer J Clin. 2012 Jan-
Feb;62(1):30-67.
Kwon ED, Drake CG, Scher HI, et al. Ipilimumab versus placebo after radiotherapy in
patients with metastatic castration-resistant prostate cancer that had progressed after
docetaxel chemotherapy (CA184-043): A multicentre, randomised, double-blind, phase 3
trial. Lancet Oncol. 2014;15:700-712.
Kyrgidis A, Vahtsevanos K, Koloutsos G, et al. Bisphosphonate-related osteonecrosis of
the jaws: A case-control study of risk factors in breast cancer patients. J Clin Oncol.
2008;26:4634-4638.
Lin DW. Beyond PSA: Utility of novel tumor markers in the setting of elevated PSA.
Urol Oncol. 2009;27:315-321.
Lu-Yao GL, Albertsen PC, Moore DF, et al. Survival following primary androgen
deprivation therapy among men with localized prostate cancer. JAMA. 2008;300:173-
181.
McMaster M, Feuer EJ, Tucker MA. New Malignancies Following Cancer of the Male
Genital Tract. In: Curtis RE, Freedman DM, Ron E, Ries LAG, Hacker DG, Edwards
BK, Tucker MA, Fraumeni JF Jr. (eds). New Malignancies Among Cancer Survivors:
SEER Cancer Registries, 1973-2000. National Cancer Institute. NIH Publ. No. 05-5302.
Bethesda, MD, 2006. Accessed on 4/18/2014 at
http://seer.cancer.gov/archive/publications/mpmono/MPMonograph_complete.pdf.
Moon K, Stukenborg GJ, Keim J, Theodorescu D. Cancer incidence after localized
therapy for prostate cancer. Cancer. 2006;107:991-998.
Nanda A, Chen MH, Moran BJ, et al. Total androgen blockade versus a luteinizing
hormone-releasing hormone agonist alone in men with high-risk prostate cancer treated
with radiotherapy. Int J Radiat Oncol Biol Phys. 2010;76:1439-1444.
National Cancer Institute. Physician Data Query (PDQ). Prostate Cancer Treatment.
2014. Accessed at
www.cancer.gov/cancertopics/pdq/treatment/prostate/healthprofessional on October 16,
2014.
National Comprehensive Cancer Network (NCCN). Practice Guidelines in Oncology:
Prostate Cancer. Version 2.2014. Accessed at
www.nccn.org/professionals/physician_gls/pdf/prostate.pdf on October 17, 2014.
Nelson CJ, Lee JS, Gamboa MC, Roth AJ. Cognitive effects of hormone therapy in men
with prostate cancer: A review. Cancer. 2008;113:1097-1106.
Nelson WG, Carter HB, DeWeese TL, et al. Prostate Cancer. In: Abeloff MD, Armitage
JO, Lichter AS, Niederhuber JE. Kastan MB, McKenna WG, eds. Clinical Oncology. 4th
ed. Philadelphia, Pa: Elsevier; 2008:1653-1699.
Nieder AM, Porter MP, Soloway MS. Radiation therapy for prostate cancer increases
subsequent risk of bladder and rectal cancer: a population based cohort study. J Urol.
2008;180:2005-2009; discussion 2009-10.
Ning YM, Gulley JL, Arlen PM, et al. Phase II trial of bevacizumab, thalidomide,
docetaxel, and prednisone in patients with metastatic castration-resistant prostate cancer.
J Clin Oncol. 2010;28:2070-2076.
Ornish D, Weidner G, Fair WR, et al. Intensive lifestyle changes may affect the
progression of prostate cancer. J Urol. 2005;174:1065-1069.
Parker C, Nilsson S, Heinrich D, et al. Alpha emitter radium-223 and survival in
metastatic prostate cancer. N Engl J Med. 2013;369:213-223.
Perrotti M, Jain R, Abriel LM, et al. Dutasteride monotherapy in men with serologic
relapse following radical therapy for adenocarcinoma of the prostate: A pilot study. Urol
Oncol. 2012;30:133-138.
Potosky AL, Davis WW, Hoffman RM. Five-year outcomes after prostatectomy or
radiotherapy for prostate cancer: The Prostate Cancer Outcomes Study. J Natl Cancer
Inst. 2004;96:1358-1367.
Price MM, Hamilton RJ, Robertson CN, Butts MC, Freedland SJ. Body mass index,
prostate-specific antigen, and digital rectal examination findings among participants in a
prostate cancer screening clinic. Urology. 2008;71:787-791.
Quinlan DM, Epstein JI, Carter BS, Walsh PC. Sexual function following radical
prostatectomy: Influence of preservation of neurovascular bundles. J Urol.
1991;145:998-1002.
Ryan CJ, Smith MR, de Bono JS, et al. Abiraterone in metastatic prostate cancer without
previous chemotherapy. N Engl J Med. 2013;368:138-148.
Ryan S, Jenkins MA, Win AK. Risk of prostate cancer in Lynch syndrome: A systematic
review and meta-analysis. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev. 2014;23:437-449.
Savoie M, Kim SS, Soloway MS. A prospective study measuring penile length in men
treated with radical prostatectomy for prostate cancer. J Urol. 2003;169:1462-1464.
Scher HI, Fizazi K, Saad F, et al. Increased survival with enzalutamide in prostate cancer
after chemotherapy. N Engl J Med. 2012;367:1187-1197.
Shinohara K, Master VA, Chi T, Carroll PR. Prostate needle biopsy techniques and
interpretation. In: Vogelzang NJ, Scardino PT, Shipley WU, Debruyne FMJ, Linehan
WM, eds. Comprehensive Textbook of Genitourinary Oncology. 3rd ed. Philadelphia, Pa:
Lippincott Williams & Wilkins; 2006:111-119.
Siddiqui MM, Wilson KM, Epstein MM, et al. Vasectomy and risk of aggressive prostate
cancer: A 24-year follow-up study. J Clin Oncol. 2014 Jul 7. [Epub ahead of print]
Skolarus TA, Wolf AM, Erb NL, et al. American Cancer Society prostate cancer
survivorship care guidelines. CA Cancer J Clin. 2014 Jul-Aug;64(4):225-49. Epub 2014
Jun 10.
Smith MR, Egerdie B, Hernández Toriz N, et al; Denosumab HALT Prostate Cancer
Study Group. Denosumab in men receiving androgen-deprivation therapy for prostate
cancer. N Engl J Med. 2009;36:745-755.
Sun M, Lughezzani G, Alasker A, et al. Comparative study of inguinal hernia repair after
radical prostatectomy, prostate biopsy, transurethral resection of the prostate or pelvic
lymph node dissection. J Urol. 2010;183:970-975.
Wilt TJ, Brawer MK, Jones KM, et al; Prostate Cancer Intervention versus Observation
Trial (PIVOT) Study Group. Radical prostatectomy versus observation for localized
prostate cancer. N Engl J Med. 2012;367:203-213. Erratum in: N Engl J Med.
2012;367:582.
Yu JB, Cramer LD, Herrin J, et al. Stereotactic body radiation therapy versus intensity-
modulated radiation therapy for prostate cancer: Comparison of toxicity. J Clin Oncol.
2014;32:1195-1201.
Zelefsky MJ, Eastham JA, Sartor OA. Cancer of the prostate. In: DeVita VT, Hellman S,
Rosenberg SA, eds. Cancer: Principles and Practice of Oncology. 9th ed. Philadelphia,
Pa: Lippincott-Raven; 2011:1220-1271.
Last Medical Review: 2/6/2015
Last Revised: 3/12/2015

2015 Copyright American Cancer Society

También podría gustarte