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¿Qué es el cáncer?
El cuerpo está compuesto por millones de millones de células vivas. Las células normales
del cuerpo crecen, se dividen para crear nuevas células y mueren de manera ordenada.
Durante los primeros años de vida de una persona, las células normales se dividen más
rápidamente para permitir el crecimiento. Una vez que una persona llega a la edad adulta,
la mayoría de las células sólo se dividen para remplazar a las células desgastadas o a las
que están muriendo y para reparar lesiones.
El cáncer se origina cuando las células en alguna parte del cuerpo comienzan a crecer de
manera descontrolada. Existen muchos tipos de cáncer, pero todos comienzan debido al
crecimiento sin control de las células anormales.
El crecimiento de las células cancerosas es diferente al crecimiento de las células
normales. En lugar de morir, las células cancerosas continúan creciendo y forman nuevas
células anormales. En la mayoría de los casos, las células cancerosas forman un tumor.
Las células cancerosas pueden también invadir o propagarse a otros tejidos, algo que las
células normales no pueden hacer. El hecho de que crezcan sin control e invadan otros
tejidos es lo que hace que una célula sea cancerosa.
Las células se transforman en células cancerosas debido a una alteración en el ADN. El
ADN se encuentra en cada célula y dirige todas sus actividades. En una célula normal,
cuando se altera el ADN, la célula repara la alteración o muere. Por el contrario, en las
células cancerosas el ADN alterado no se repara, y la célula no muere como debería. En
lugar de esto, esta célula persiste en producir más células que el cuerpo no necesita.
Todas estas células nuevas tendrán el mismo ADN alterado que tuvo la primera célula
anormal.
Las personas pueden heredar un ADN alterado, pero con más frecuencia las alteraciones
del ADN son causadas por errores que ocurren durante la reproducción de una célula
normal o por algún otro factor del ambiente. Algunas veces, la causa del daño al ADN es
algo obvio, como el fumar cigarrillos. No obstante, es frecuente que no se encuentre una
causa clara.
Las células cancerosas a menudo se trasladan a otras partes del organismo donde
comienzan a crecer y a formar nuevos tumores que remplazan al tejido normal. A este
proceso se le conoce como metástasis. Ocurre cuando las células cancerosas entran al
torrente sanguíneo o a los vasos linfáticos de nuestro organismo.
Independientemente del lugar hacia el cual se propague el cáncer, se le da el nombre (y se
trata) según el lugar donde se originó. Por ejemplo, el cáncer de próstata que se extendió
a los huesos sigue siendo cáncer de próstata y no cáncer de huesos.
Los diferentes tipos de cáncer se pueden comportar de manera muy distinta. Cada tipo de
cáncer crece a velocidad distinta y responde a distintos tratamientos. Por esta razón, las
personas con cáncer necesitan recibir un tratamiento dirigido a su particular tipo de
cáncer.
No todos los tumores son cancerosos. A los tumores que no son cancerosos se les llama
tumores benignos. Los tumores benignos pueden causar problemas, ya que pueden crecer
mucho y ocasionar presión en los tejidos y órganos sanos. Sin embargo, estos tumores no
pueden crecer (invadir) hacia otros tejidos. Debido a que no pueden invadir otros tejidos,
tampoco se pueden propagar a otras partes del cuerpo (hacer metástasis). Estos tumores
pocas veces ponen en riesgo la vida de una persona.
Cáncer de próstata
En la próstata, hay varios tipos de células, pero casi todos los cánceres de próstata se
originan de las células glandulares (las células que producen el líquido de la próstata que
es agregado al semen). El término médico para un cáncer que comienza en las células
glandulares es adenocarcinoma.
Otros tipos de cáncer también se pueden originar en la glándula prostática, incluyendo:
• Sarcomas
• Carcinomas de células pequeñas
• Tumores neuroendocrinos (aparte de los carcinomas de células pequeñas)
• Carcinomas de células transicionales
Pero estos tipos de cáncer de próstata no son frecuentes. Por lo tanto, si usted tiene cáncer
de próstata es casi seguro que sea un adenocarcinoma. El resto de este documento se
refiere solamente al adenocarcinoma de la próstata.
Algunos cánceres de próstata pueden crecer y propagarse rápidamente, pero la mayoría
crece lentamente. De hecho, los estudios realizados en algunas autopsias muestran que
muchos hombres de edad avanzada (e incluso algunos hombres más jóvenes) que
murieron por otras causas también tenían cáncer de próstata que nunca les afectó durante
sus vidas. En muchos casos, ellos no sabían, y ni siquiera sus médico, que tenían cáncer
de próstata.
Edad
El cáncer de próstata ocurre en muy pocas ocasiones en hombres menores de 40 años,
pero la probabilidad de tener cáncer de próstata aumenta rápidamente después de los 50
años. Alrededor de 6 de 10 casos de cáncer de próstata se detectan en hombres mayores
de 65 años.
Raza/grupo étnico
El cáncer de próstata ocurre con más frecuencia en los hombres de raza negra y en
hombres del Caribe con ascendencia africana que en los hombres de otras razas. Los
hombres de raza negra también tienen más del doble de probabilidades de fallecer debido
al cáncer de la próstata que los hombres de raza blanca. El cáncer de próstata ocurre con
menos frecuencia en los hombres asiático-americanos y en los hispanos/latinos que en los
hombres blancos. No están claras las razones de estas diferencias raciales y étnicas.
Geografía
El cáncer de próstata es más común en Norteamérica y en la región noroeste de Europa,
Australia, y en las islas del Caribe. Es menos común en Asia, África, Centroamérica y
Sudamérica.
Las razones de esto no están claras. Es probable que el uso más intenso de pruebas de
detección en algunos países desarrollados sea responsable por lo menos en parte de esta
diferencia, pero también es probable que otros factores sean importantes, como
diferencias en el estilo de vida (alimentación, etc.). Por ejemplo, los hombres de
ascendencia asiática que viven en los Estados Unidos tienen un menor riesgo de cáncer
de próstata que los estadounidenses blancos, pero el riesgo de ellos es mayor que el de los
hombres que viven en Asia con antecedentes similares.
Antecedentes familiares
Parece ser que el cáncer de próstata afecta más a algunas familias, lo cual sugiere que en
algunos casos puede haber un factor hereditario o genético. Si el padre o el hermano de
un hombre padecen cáncer de próstata, se duplica el riesgo de que este hombre padezca la
enfermedad (el riesgo es mayor para los hombres que tienen un hermano con la
enfermedad que para aquellos con un padre afectado por este cáncer). Asimismo, el
riesgo es mucho mayor en el caso de los hombres que tienen varios familiares afectados,
particularmente si tales familiares eran jóvenes cuando se les encontró el cáncer.
Cambios genéticos
Los científicos han descubierto varios cambios genéticos heredados que parecen
aumentar el riesgo de cáncer de próstata, pero probablemente son sólo responsables de un
pequeño porcentaje de casos en general. Por ejemplo:
• Las mutaciones hereditarias de los genes BRCA1 o BRCA2 aumentan el riesgo de
cánceres de seno y de ovario en algunas familias. Las mutaciones en estos genes
también podrían aumentar el riesgo de cáncer de próstata en algunos hombres.
• Los hombres con el síndrome de Lynch (también conocido como cáncer colorrectal
hereditario sin poliposis o HNPCC), una afección causada por cambios genéticos
hereditarios, tienen un mayor riesgo de varios tipos de cáncer, incluyendo el cáncer
de próstata.
Otros cambios genéticos hereditarios también pueden aumentar el riesgo de un hombre de
cáncer de próstata. Para más información sobre algunos de estos cambios genéticos, lea
“¿Conocemos las causas del cáncer de próstata?”.
Recientemente, algunas variaciones genéticas comunes han sido asociadas a un mayor
riesgo de cáncer de próstata. Se necesitan estudios para confirmar esto con el fin de
determinar si las pruebas para variantes genéticas serían útiles en predecir el riesgo de
cáncer de próstata.
Alimentación
No está claro cuál es el papel exacto que desempeña la alimentación en el desarrollo del
cáncer de próstata, aunque se han estudiado varios factores.
Los hombres que comen muchas carnes rojas o productos lácteos altos en grasa parecen
tener una probabilidad ligeramente mayor de cáncer de próstata. Estos hombres también
tienden a comer menos alimentos de origen vegetal como frutas, ensaladas y verduras.
Los médicos no están seguros cuál de estos factores es responsable del aumento en el
riesgo.
Algunos estudios han sugerido que los hombres que consumen una gran cantidad de
calcio (proveniente de alimentos o complementos) pueden tener un mayor riesgo de
padecer un cáncer de próstata. Es posible que los productos lácteos (los cuales a menudo
tienen mucho calcio) también puedan aumentar el riesgo. Sin embargo, la mayoría de los
estudios no ha encontrado tal asociación con los niveles de calcio encontrados en una
dieta regular. Es importante indicar que se sabe que el calcio proporciona otros beneficios
importantes a la salud.
Obesidad
La mayoría de los estudios no ha encontrado que estar obeso (peso excesivo) está
asociado con un mayor riesgo general de cáncer de próstata.
Sin embargo, algunos estudios han encontrado que los hombres obesos tienen un menor
riesgo de una forma de la enfermedad de bajo grado (menos peligrosa), pero un mayor
riesgo de un cáncer de próstata más agresivo. Las razones de esto no están claras.
Algunos estudios también han encontrado que los hombres obesos pueden tener un mayor
riesgo de padecer cáncer de próstata avanzado y de morir a causa de esta enfermedad,
pero no todos los estudios han encontrado esto.
Tabaquismo
La mayoría de los estudios no ha encontrado una asociación entre el hábito de fumar y el
riesgo de cáncer de próstata. Algunas investigaciones han vinculado el fumar con un
posible aumento pequeño en el riesgo de morir a causa de cáncer de próstata, aunque este
hallazgo necesitará ser confirmado por otros estudios.
Inflamación de la próstata
Algunos estudios han sugerido que la prostatitis (inflamación de la glándula prostática)
puede estar asociada a un riesgo aumentado de cáncer de próstata, aunque otros estudios
no han encontrado tal asociación. A menudo, la inflamación se observa en las muestras
del tejido de la próstata que también contiene cáncer. La asociación entre los dos no está
clara, pero ésta es un área activa de investigación.
Infecciones de transmisión sexual
Los investigadores han estudiado si las infecciones de transmisión sexual (como gonorrea
o clamidia) podrían aumentar el riesgo de cáncer de próstata, porque podrían causar
inflamación de la próstata. Hasta el momento, los estudios no han concordado, y no se
han logrado conclusiones sólidas.
Vasectomía
Algunos estudios han sugerido que los hombres que se han sometido a una vasectomía
(cirugía menor para volverse estériles) presentan un riesgo ligeramente mayor de cáncer
de próstata. Sin embargo, otros estudios no han hallado un incremento en el riesgo entre
los hombres que se han sometido a esta operación. Se sigue realizando investigación
sobre este posible vínculo.
Medicinas
Algunos medicamentos podrían ayudar a reducir el riesgo de cáncer de próstata.
Aspirina
Algunas investigaciones sugieren que los hombres que toman aspirina diariamente por
mucho tiempo podrían presentar un menor riesgo de padecer y morir a causa de cáncer
de próstata. No obstante, se necesitan más investigaciones para demostrar si los posibles
beneficios superan a los riesgos.
Otros medicamentos
Se están realizando actualmente estudios clínicos con otras medicinas y suplementos
dietéticos que pudieran ayudar a reducir el riesgo de cáncer de próstata. Pero hasta ahora,
ninguno ha probado reducir el riesgo.
Para más información sobre estos temas, lea nuestro documento Prevención y detección
temprana del cáncer de próstata.
Ecografía transrectal
Para esta prueba, se lubrica y coloca una pequeña sonda de aproximadamente el ancho de
un dedo en su recto. Esta sonda libera ondas de sonido que entran en la próstata y crean
ecos. La sonda detecta los ecos que una computadora entonces convierte en una imagen
en blanco y negro de la próstata.
A menudo, el procedimiento sólo dura unos 10 minutos y se puede realizar en el
consultorio del médico o en una clínica ambulatoria. Usted sentirá algo de presión
durante la introducción de la sonda, pero usualmente este procedimiento no causa dolor.
Se puede adormecer el área antes de realizar el procedimiento.
La TRUS a menudo se usa para examinar la próstata cuando un hombre presenta un alto
nivel de PSA o un resultado de DRE anormal. También se usa durante una biopsia de la
próstata para guiar las agujas al área correcta de la próstata.
La TRUS también es útil en otras situaciones. Puede ser usada para medir el tamaño de la
glándula prostática, lo que puede ayudar a determinar la densidad del PSA (descrito en
Prevención y detección temprana del cáncer de próstata) y también es posible que afecte
las opciones de tratamiento del hombre. Además, TRUS se usa como una guía durante
algunas formas de tratamiento, tal como braquiterapia (radioterapia interna) o criocirugía.
Biopsia de la próstata
Si ciertos síntomas o los resultados de las pruebas de detección temprana (la prueba de
sangre PSA y/o el examen digital del recto) sugieren que usted pudiese tener cáncer de
próstata, su médico hará una biopsia de la próstata para determinar si la enfermedad está
presente.
Una biopsia es un procedimiento en el cual se extrae una muestra de tejido del cuerpo y
luego se observa con un microscopio. Una biopsia por punción con aguja gruesa es el
principal método usado para diagnosticar el cáncer de próstata. La biopsia por lo general
es llevada a cabo por un urólogo (un cirujano que trata los cánceres del tracto
genitourinario, que incluye la glándula prostática).
En la ecografía transrectal para “observar” la glándula prostática, el médico inserta
rápidamente una aguja delgada y hueca a través de la pared del recto hasta la próstata. Al
extraer la aguja, se remueve un pequeño cilindro de tejido prostático. Este procedimiento
se repite de ocho a 18 veces, aunque la mayoría de los urólogos tomará alrededor de 12
muestras.
Aunque el procedimiento parece doloroso, por lo general cada biopsia solo causa una
sensación desagradable breve debido a que se hace con un instrumento especial de
biopsia con resorte automático. Este dispositivo introduce y saca la aguja en fracciones de
segundo. La mayoría de los médicos que hacen la biopsia adormecerán el área primero al
inyectar un anestésico local al lado de la próstata. Sería bueno que le pregunte a su
médico si él o ella planea hacer esto.
La biopsia por sí sola dura aproximadamente 10 minutos y por lo general se realiza en el
consultorio del médico. Es probable que se le administren antibióticos antes de la biopsia,
y posiblemente por un día o dos después del procedimiento para reducir el riesgo de
infección.
Unos pocos días después del procedimiento, usted puede sentir cierta molestia en el área,
y puede notar sangre en su orina. Además puede sangrar un poco por el recto,
especialmente si tiene hemorroides. Muchos hombres también observan algo de sangre en
el semen o semen de color del metal oxidado, lo que puede durar por algunas semanas
después de la biopsia (dependiendo de cuán frecuentemente eyacule).
Las muestras que se obtengan de la biopsia se enviarán a un laboratorio, donde un
patólogo (un médico especializado en el diagnóstico de enfermedades en muestras de
tejido) las observará con un microscopio para determinar si contienen células cancerosas.
Si se encuentra cáncer, el patólogo también le asignará un grado (vea la próxima
sección). Usualmente los resultados están disponibles de uno a tres días, aunque a veces
podría tomar más tiempo.
Aun cuando se toman muchas muestras, las biopsias pueden algunas veces pasar por alto
el cáncer si ninguna de las agujas de la biopsia lo alcanza. Esto se conoce como resultado
negativo falso. Si su médico sigue teniendo mucha sospecha de que usted tiene cáncer de
próstata (por ejemplo, debido a que su PSA está muy elevado), es posible que sea
necesario repetir la biopsia para ayudar a confirmar si hay o no cáncer.
Resultados sospechosos
Algunas veces, cuando el patólogo observa las células prostáticas con un microscopio, las
células pueden no parecer cancerosas, pero tampoco se ven normales. A menudo, estos
resultados se catalogan como sospechosos.
Neoplasia prostática intraepitelial (prostatic intrepithelial neoplasia, “PIN”): en la
PIN, existen cambios en la apariencia de las células de la glándula prostática vistas bajo
el microscopio, pero las células anormales no parecen estar creciendo en otras partes de
la próstata (como sí lo harían las células cancerosas). La neoplasia prostática intraepitelial
a menudo se divide en alto y bajo grado.
Muchos hombres comienzan a presentar una neoplasia de bajo grado a una edad
temprana, pero no necesariamente padecen cáncer. Aún no está clara la importancia de la
neoplasia prostática intraepitelial de bajo grado con respecto al cáncer de próstata. Si en
una biopsia de la próstata se reporta un hallazgo de PIN de bajo grado, el seguimiento
para los pacientes usualmente es el mismo al que se daría si nada anormal se hubiese
reportado.
Si en la biopsia se encuentra una neoplasia prostática intraepitelial de alto grado, existe
una probabilidad aproximada de 20% de que el cáncer ya esté presente en algún lugar de
la próstata. Por esta razón, los médicos a menudo observan cuidadosamente a los
hombres con neoplasia prostática intraepitelial de alto grado y pueden recomendar la
repetición de una biopsia de la próstata, especialmente si la biopsia original no tomó
muestras de todas las partes de la glándula.
Proliferación microacinar atípica: algunas veces es simplemente llamado atipia. En
este caso, las células parece que pudieran ser cancerosas cuando se observan con un
microscopio, pero hay tan pocas de ellas en la laminilla como para estar seguro. Si se
encuentra ASAP, existe una alta probabilidad de que el cáncer también esté presente en la
próstata, razón por la cual muchos médicos recomiendan repetir la biopsia pocos meses
después.
Atrofia inflamatoria proliferativa: en esta afección, las células de la próstata lucen más
pequeñas de lo normal, y existen signos de inflamación en el área. La atrofia inflamatoria
proliferativa no es cáncer, pero los investigadores creen que algunas veces puede
convertirse en una PIN de alto grado o tal vez en cáncer de próstata directamente.
Para más información sobre cómo se informan los resultados de una biopsia, lea la
sección Prostate Pathology en nuestro Sitio en Internet.
Gammagrafía ósea
Si el cáncer de próstata se propaga a lugares distantes, comúnmente pasa primero a los
huesos Una gammagrafía ósea puede ayudar a mostrar si el cáncer ha alcanzado a los
huesos.
Para el primer estudio, se inyecta una pequeña cantidad de material de baja radiactividad
en la vena (vía intravenosa, o IV). La sustancia se asienta en las áreas dañadas de los
huesos de todo el cuerpo en el transcurso de un par de horas. Después hay que
permanecer recostado en una camilla por alrededor de 30 minutos mientras una cámara
especial detecta la radioactividad y crea una imagen del esqueleto.
Las áreas dañadas del hueso aparecerán como "puntos radioactivos" en el esqueleto, esto
significa que estas áreas atraen la radioactividad. Los puntos radioactivos pueden sugerir
la presencia de un cáncer en los huesos, pero la artritis u otras enfermedades de los
huesos también pueden dar lugar a puntos radioactivos. Para hacer un diagnóstico
preciso, podría ser necesario realizar otros estudios como radiografías regulares,
tomografías computarizadas (CT) o imágenes por resonancia magnética (MRI), o incluso
una biopsia de hueso.
La colocación de la línea intravenosa puede causar algo de dolor breve, pero el estudio en
sí no es doloroso. El material radioactivo sale del cuerpo a través de la orina durante el
transcurso de los próximos días. La cantidad de radioactividad usada es muy baja, de
modo que conlleva un riesgo muy pequeño para usted u otras personas. No obstante,
puede que aún usted quiera preguntar a su médico si debe tomar precauciones especiales
después de haberse hecho este estudio.
Tomografía computarizada
Este estudio no se emplea con frecuencia en cánceres de próstata recientemente
diagnosticados si probablemente están confinados a la próstata de acuerdo con otros
hallazgos (examen digital del recto, el nivel de PSA y la puntuación Gleason). Aun así,
este estudio a veces puede ayudar a determinar si el cáncer de próstata se propagó a los
ganglios linfáticos adyacentes. Si el cáncer de próstata regresó después del tratamiento, la
tomografía computarizada puede con frecuencia indicar si está creciendo en el interior de
otros órganos o en las estructuras de la pelvis.
La tomografía computarizada (computed tomography, CT) usa rayos X para producir
imágenes transversales detalladas de su cuerpo. En vez de tomar una fotografía, como la
radiografía convencional, la tomografía computarizada toma muchas fotografías al
tiempo que un dispositivo rota a su alrededor mientras usted se encuentra acostado en una
camilla. Luego, una computadora combina estas fotografías en imágenes de secciones
transversales de la parte del cuerpo que se está estudiando.
El tomógrafo que se utiliza para este estudio consiste en un anillo grande similar a una
rosca (dona) grande, con una camilla estrecha que se desliza hacia adentro y afuera de la
abertura central. Usted tendrá que acostarse inmóvil sobre la camilla mientras se realiza
el examen. Las tomografías computarizadas toman más tiempo que las radiografías
convencionales, y usted puede sentirse un poco confinado por el anillo mientras se toman
las fotografías.
Para algunos estudios, se le podría solicitar que beba aproximadamente entre una y dos
pintas (entre 0.5 y 1 litro) de un contraste oral antes del primer conjunto de imágenes.
Esto ayuda a delinear el intestino para que luzca diferente a cualquier tumor. Es posible
que también necesite una vía IV (intravenosa) a través de la cual le inyectarán un tipo
diferente de contraste. Esto ayuda a delinear mejor las estructuras en su cuerpo.
El contraste intravenoso puede causarle sensación de rubor (una sensación de calor con
algo de enrojecimiento en la piel). Algunas personas son alérgicas y presentan urticaria
(erupciones en la piel). Rara vez, se presentan reacciones más graves como dificultad
para respirar o baja presión sanguínea. Se le puede administrar medicamentos para
prevenir y tratar las reacciones alérgicas. Así que asegúrese de informarle a su médico si
usted presenta cualquier alergia o si ha tenido alguna vez una reacción a cualquier
material de contraste utilizado en las radiografías.
También necesitará tomar suficiente líquido para llenar la vejiga. Esto permitirá que el
intestino permanezca fuera del área de la próstata.
Las tomografías computarizadas no son tan útiles como las imágenes por resonancia
magnética (MRI) para observar la glándula prostática.
Gammagrafía ProstaScint™
Al igual que la gammagrafía ósea, la gammagrafía ProstaScint utiliza una inyección de
material de baja radioactividad para detectar el cáncer que se propagó fuera de la
próstata. Ambos exámenes buscan las áreas del cuerpo en las que se deposita el material
radioactivo, pero funcionan de maneras diferentes.
Mientras el material radioactivo que se usa en las gammagrafías óseas es atraído al hueso,
el material radioactivo de la gammagrafía ProstaScint es atraído por las células de la
próstata en el cuerpo. Además, contiene un anticuerpo monoclonal, un tipo de proteína
artificial que reconoce y se adhiere a una sustancia particular. En este caso, el anticuerpo
se adhiere el antígeno de membrana prostático específico (PSMA), una sustancia que se
encuentra en altas concentraciones en las células normales y cancerosas de la próstata.
Después de inyectar el material, a usted se le pedirá que se acueste en una mesa mientras
una cámara especial crea una imagen del cuerpo. Esto usualmente se hace
aproximadamente media hora después de la inyección y de nuevo de 3 a 5 días después.
Este estudio puede encontrar células cancerosas de la próstata en los ganglios linfáticos y
en otros órganos blandos (sin hueso), aunque no es tan útil para examinar el área que
rodea la próstata en sí. El anticuerpo sólo se adhiere a las células de la próstata de modo
que otros cánceres o problemas benignos no deben causar resultados anormales. Sin
embargo, este examen no siempre es preciso, y algunas veces los resultados pueden ser
confusos.
La mayoría de los médicos no recomienda este examen a los hombres que acaban de ser
diagnosticados con cáncer de próstata. No obstante, puede ser útil si el nivel de PSA en la
sangre comienza a aumentar después del tratamiento y otras pruebas no pueden encontrar
la localización exacta de su cáncer. Es posible que los médicos no ordenen este examen si
ellos creen que no será útil para un paciente en particular.
Biopsia de los ganglios linfáticos
En una biopsia de ganglio linfático, también conocida como disección de ganglios
linfáticos o linfadenectomía, se extirpan uno o más ganglios linfáticos para saber si
contienen células cancerosas. Este procedimiento no se emplea con mucha frecuencia
para el cáncer de próstata, aunque se puede hacer para determinar si el cáncer se ha
propagado de la próstata hacia los ganglios linfáticos cercanos. Se puede realizar una
biopsia de ganglio linfático en ocasiones diferentes.
Categorías T (clínicas)
Hay cuatro categorías para describir la extensión local del tumor de la próstata, desde T1
hasta T4. La mayoría de éstas también tienen subcategorías.
T1: su médico no puede palpar el tumor ni verlo con estudios por imágenes, como por
ejemplo con una ecografía transrectal.
• T1a: el cáncer se encuentra por casualidad (accidentalmente) durante la resección
transuretral de la próstata (TURP) que se hizo para el tratamiento de la hiperplasia
prostática benigna. El cáncer está en no más del 5% del tejido extirpado.
• T1b: el cáncer se detecta durante la TURP, pero está presente en más de un 5% del
tejido extirpado.
• T1c: el cáncer se encuentra mediante una biopsia por aguja, realizada debido a un
nivel aumentado de PSA.
T2: su médico puede palpar el cáncer cuando realiza un examen digital del recto (DRE) o
lo observa mediante un estudio por imágenes, como ecografía transrectal, pero parece que
aún está limitado a la glándula prostática.
• T2a: el cáncer se encuentra en la mitad o menos de un solo lado (izquierdo o
derecho) de la próstata.
• T2b: el cáncer se encuentra en más de la mitad de un solo lado (izquierdo o derecho)
de la próstata.
• T2c: el cáncer está en ambos lados de la próstata.
T3: el cáncer se extendió fuera de la próstata y pudo haberse propagado a las vesículas
seminales.
• T3a: el cáncer se extendió fuera de la próstata, pero no afectó a las vesículas
seminales.
• T3b: el cáncer se propagó hacia las vesículas seminales.
T4: el cáncer ha crecido hacia los tejidos adyacentes a la próstata (además de las
vesículas seminales), como por ejemplo al esfínter uretral (músculo que ayuda a controlar
la micción), al recto, la vejiga, y/o a la pared de la pelvis.
Categorías N
Las categorías N describen si el cáncer se ha propagado a los ganglios (nódulos)
linfáticos cercanos (regionales).
NX: los ganglios linfáticos adyacentes no fueron evaluados.
N0: el cáncer no se ha propagado a ningún ganglio linfático adyacente.
N1: el cáncer se ha propagado a uno o más ganglios linfáticos cercanos.
Categorías M
Las categorías M describen si el cáncer se ha propagado a partes distantes del cuerpo. Los
huesos y los ganglios linfáticos distantes son los lugares más comunes a donde el cáncer
de próstata se propaga, aunque también se puede propagar a otros órganos, como a los
pulmones y al hígado.
M0: el cáncer no se ha propagado a los ganglios linfáticos cercanos.
M1: el cáncer se ha propagado más allá de los ganglios linfáticos cercanos.
• M1a: el cáncer se propagó a los ganglios linfáticos distantes (en el exterior de la
pelvis).
• M1b: el cáncer se propagó a los huesos.
• M1c: el cáncer se propagó a otros órganos tales como los pulmones, el hígado o el
cerebro (con propagación a los huesos o sin ella).
Sistema Whitmore-Jewett
Este sistema clasifica el cáncer de próstata como A, B, C o D y se usaba comúnmente en
el pasado. Hoy día, la mayoría de los especialistas de la próstata usan el sistema TNM. Si
sus médicos utilizan el sistema Whitmore-Jewett, pídales que lo traduzcan al sistema
TNM o que le expliquen cómo se determinará sus opciones de tratamiento en base a esa
clasificación.
Distante 28%
La información sobre tratamientos incluida en este documento no constituye una política oficial de la
Sociedad y no tiene como objetivo ofrecer asesoramiento médico que remplace la experiencia y el juicio de
su equipo de atención médica contra el cáncer. Su objetivo es ayudar a que usted y a su familia estén
informados para tomar decisiones conjuntamente con su médico.
Es posible que su médico tenga motivos para sugerir un plan de tratamiento distinto de estas opciones
generales de tratamiento. No dude en hacer preguntas a su médico sobre sus opciones de tratamiento.
Riesgos quirúrgicos
Los riesgos asociados a cualquier tipo de prostatectomía radical son similares a los de
cualquier cirugía mayor. Entre los riesgos más graves se encuentran un ataque cardíaco,
un derrame cerebral, la formación de coágulos sanguíneos en las piernas que podrían
viajar hacia los pulmones, reacciones a la anestesia, y una infección en el área de la
incisión. Debido a que hay muchos vasos sanguíneos cerca de la glándula prostática, otro
de los riesgos es el sangrado durante y después de la cirugía. Es posible que necesite
transfusiones de sangre, lo de por sí conlleva un riesgo menor.
En pocas ocasiones, es posible que se corte parte del intestino durante la cirugía. Esto
podría causar infecciones en el abdomen y podría requerir otra cirugía para corregir este
problema. Las lesiones a los intestinos son más comunes con las cirugías robóticas y
laparoscópicas que con el método abierto.
Si se extirpan los ganglios linfáticos, se puede formar una acumulación de líquido
linfático (llamado linfocele), la cual pudiera requerir que se drene.
En algunos casos no muy frecuentes, es posible que el paciente fallezca debido a
complicaciones de la operación. El riesgo depende en parte de su estado de salud general,
su edad y de la experiencia del equipo quirúrgico.
Efectos secundarios
Los principales posibles efectos secundarios de la prostatectomía radical son la
incontinencia urinaria (falta de control de la vejiga) e impotencia (el no poder lograr
erecciones). Estos efectos secundarios también pueden ocurrir con otras formas de
tratamiento para cáncer de próstata, lo que se describe a continuación.
Incontinencia urinaria: usted pudiese padecer incontinencia urinaria, lo que significa
que no puede controlar la orina o bien presenta algo de chorreo o goteo involuntario de
orina. Existen diferentes niveles de incontinencia. El tener incontinencia puede afectarle
no sólo físicamente, sino también emocional y socialmente. Los siguientes son los tres
tipos principales de incontinencia:
• La incontinencia de esfuerzo es el tipo más común después de la cirugía de la
próstata. Los hombres con incontinencia urinaria de esfuerzo podrían perder orina
cuando tosen, se ríen, estornudan o hacen ejercicio. Usualmente es causada por
problemas con la válvula muscular que retiene la orina en la vejiga (esfínter de la
vejiga). Los tratamientos del cáncer de próstata pueden dañar los músculos que
forman esta válvula o los nervios que mantienen los músculos funcionando.
• Los hombres que padecen incontinencia por rebosamiento presentan dificultad para
vaciar la vejiga. Estos hombres se tardan mucho en orinar y tienen un flujo goteante
con poca fuerza. Generalmente la incontinencia por rebosamiento es causada por el
bloqueo o el estrechamiento de la salida de la vejiga debido a tejido cicatricial.
• Los hombres que padecen incontinencia de urgencia tienen una necesidad repentina
de orinar. Este problema ocurre cuando la vejiga se vuelve demasiado sensible al
estiramiento conforme se llena de orina.
En pocas ocasiones, los hombres pierden toda la capacidad para controlar la orina
después de la cirugía, lo que se conoce como incontinencia continua.
Después de la cirugía del cáncer de próstata, el control normal de la vejiga usualmente
regresa dentro de varias semanas o meses. La recuperación por lo general ocurre
gradualmente, en etapas.
Los médicos no pueden predecir con certeza cómo un hombre se afectará después de la
cirugía. En general, los hombres de edad más avanzada suelen tener más problemas de
incontinencia que los hombres más jóvenes.
La mayoría de los grandes centros de tratamiento contra el cáncer en los que se realiza la
cirugía de la próstata con más frecuencia, y en los que los cirujanos tienen más
experiencia, reportan menos problemas de incontinencia.
La incontinencia se puede tratar. Aun cuando su incontinencia no se pueda corregir
completamente, es posible aminorarla. Usted puede aprender a manejar y a vivir con su
incontinencia. Para aprender más sobre este efecto secundario y lo que se puede hacer al
respecto, lea nuestro documento titulado Cómo tratar la incontinencia en hombres con
cáncer.
Impotencia (disfunción eréctil): esto significa que no se puede lograr una erección
suficiente para la penetración sexual.
Las erecciones son controladas por dos pequeños grupos de nervios tendidos en los dos
lados de la próstata. Si podía tener erecciones antes de la cirugía, el cirujano tratará de no
dañar estos nervios durante la prostatectomía (método de preservación de los nervios).
No obstante, si el cáncer está creciendo hacia o muy cerca de los nervios, el cirujano
tendrá que extirparlos. Si se extirpan ambos nervios, usted no podrá tener erecciones
espontáneas, aunque es posible que todavía pueda tener erecciones utilizando algunas de
las ayudas que se describen a continuación. En caso de que se extirpen los nervios de un
solo lado, aún podría lograr erecciones, pero esa probabilidad será menor que si no se
hubiera extirpado ninguno de los nervios. Si no se extirpa ninguno de los conjuntos de
nervios, es posible que usted logre nuevamente erecciones normales en algún momento.
También otros tratamientos (además de cirugía) pueden dañar estos nervios o los vasos
sanguíneos que suplen sangre al pene para producir una erección.
Después de esta operación, la capacidad de lograr erecciones depende de la edad, la
capacidad que tenía usted de lograr erecciones antes de la operación, y si se cortaron los
nervios. Todos los hombres pueden esperar una reducción en la capacidad de tener
erecciones, pero cuanto más joven usted sea, hay más probabilidades de que conserve
esta capacidad.
Se ha informado una amplia gama de tasas de impotencia en la literatura médica que van
desde tasas tan bajas como alrededor de uno de cada cuatro hombres menores de 60 años
hasta tan altas como alrededor de tres de cada cuatro hombres mayores de 70 años. Los
cirujanos que realizan muchas prostatectomías radicales con preservación de nervios
suelen reportar tasas de impotencia más bajas que los médicos que realizan la cirugía con
menos frecuencia.
La situación de cada hombre es diferente. Por lo tanto, la mejor manera de obtener una
idea sobre sus probabilidades de recuperar las erecciones consiste en preguntar a su
médico sobre sus tasas de éxito y cuál sería probablemente el pronóstico en su caso.
Si su capacidad para lograr erecciones regresa después de la cirugía, esto a menudo
ocurre lentamente. De hecho, esto puede que tome desde unos pocos meses hasta dos
años. Durante los primeros meses, usted probablemente no podrá lograr una erección
espontánea, por lo que es posible que necesite medicamentos u otros tratamientos.
Si después de la cirugía regresa la potencia, la sensación del orgasmo debe continuar
siendo placentera, pero no hay eyaculación de semen (el orgasmo es “seco”). Esto se
debe a que durante la prostatectomía las glándulas que producen la mayor parte del
líquido para el semen (las vesículas seminales y la próstata) fueron extirpadas, y las vías
por las que pasaba el esperma (el conducto deferente) fueron cortadas.
La mayoría de los médicos cree que recuperar la potencia es ayudada por el intento de
lograr una erección tan pronto como sea posible una vez que el cuerpo ha tenido la
oportunidad de curarse (usualmente varias semanas después de la operación). Algunos
médicos llaman a esto rehabilitación peneana. El uso de medicamentos (vea información
a continuación) puede ser útil en este momento. Asegúrese de hablar con su médico sobre
su situación particular.
Las siguientes opciones podrían ayudarle si usted presenta disfunción eréctil:
• Los inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5), tales como sildenafil (Viagra®),
vardenafil (Levitra®) y tadalafil (Cialis®) son medicamentos que pueden ayudar con
las erecciones. Estos medicamentos no surtirán efecto si ambos nervios que controlan
las erecciones están dañados o si fueron extirpados. Los efectos secundarios más
comunes de estos medicamentos son dolor de cabeza, rubor (la piel se enrojece y se
siente caliente), indigestión, sensibilidad a la luz y goteo o congestión nasal. En pocas
ocasiones, estos medicamentos pueden causar problemas de visión, incluso
posiblemente ceguera. Los nitratos, que son medicamentos que se usan en el
tratamiento de trastornos cardiacos, pueden interactuar con estos medicamentos y
causar una presión sanguínea muy baja, lo que puede ser peligroso. Algunos otros
medicamentos también pueden causar problemas si usted está tomando un inhibidor
de la PDE5. Por lo tanto, asegúrese de informar a su médico qué medicamentos está
tomando.
• La alprostadil es una versión artificial de la prostaglandina E1, una sustancia que se
produce naturalmente en el cuerpo, y que puede producir erecciones. Este
medicamento se puede inyectar en la base del pene sin producir casi dolor, de 5 a 10
minutos antes del coito, o se puede colocar en la punta del pene como si fuera un
supositorio. Hasta se puede aumentar la dosis para prolongar la erección. Es posible
presentar efectos secundarios como dolor, mareos y una erección prolongada, pero
generalmente estos efectos no son graves.
• Los dispositivos de vacío son otra opción para lograr una erección. Estas bombas
mecánicas se colocan alrededor de todo el pene. La bomba succiona aire derivando
sangre hacia el pene para producir una erección. La erección se mantiene después de
remover la bomba mediante una cinta de goma fuerte que se coloca en la base del
pene. La cinta se remueve una vez que finaliza el coito.
• Si otros métodos no ayudan, los implantes de pene podrían recuperar la capacidad de
tener erecciones. Es necesaria una operación para colocar los implantes dentro del
pene. Existen varios tipos de implantes de pene, incluyendo los que usan varillas de
silicón o dispositivos inflables.
Para más información sobre cómo lidiar con los problemas de erección y otros asuntos
relacionados con la sexualidad, lea el documento Sexualidad para el hombre con cáncer.
Cambios en el orgasmo: en algunos hombres, los orgasmos pueden ser de menor
intensidad o desaparecer por completo. Con menos frecuencia, los hombres presentan
dolor con el orgasmo.
Infertilidad: la prostatectomía radical corta la conexión entre los testículos (donde se
produce el esperma) y la uretra (por donde el esperma sale del cuerpo). Sus testículos
seguirán produciendo esperma, aunque ésta no podrá salir como parte de la eyaculación.
Esto significa que un hombre ya no podrá engendrar un hijo de manera natural. A
menudo, esto no es un problema ya que los hombres con cáncer de próstata tienden a ser
de edad avanzada. No obstante, si le preocupa esto, usted puede hablar con su médico
sobre “almacenar” su esperma antes de la operación. Para obtener más información, lea
nuestro documento titulado Fertilidad en los hombres con cáncer.
Linfedema: una complicación poco común, pero posible, de la extirpación de muchos de
los ganglios linfáticos alrededor de la próstata es una condición llamada linfedema.
Normalmente los ganglios linfáticos son una vía para el retorno de líquido hacia el
corazón desde todas las áreas del cuerpo. Cuando se extirpan los ganglios, se puede
acumular líquido en las piernas o en la región genital con el pasar del tiempo, lo que
causa hinchazón y dolor. Por lo general, esta afección puede ser tratada con terapia física,
aunque puede no desaparecer completamente. Para más información, consulte nuestro
documento Linfedema: Understanding Lymphedema (For Cancers Other Than Breast
Cancer).
Cambio en la longitud del pene: uno de los posibles efectos de la cirugía es una
pequeña reducción en la longitud del pene. Esto puede deberse probablemente a un
acortamiento de la uretra que ocurre cuando se extrae una porción de ésta junto con la
próstata.
Hernia inguinal: una prostatectomía aumenta las probabilidades de que un hombre
padezca de una hernia inguinal (de la ingle) en el futuro.
Bifosfonatos
Los bifosfonatos son un grupo de medicamentos que puede ayudar a aliviar el dolor y los
altos niveles de calcio causados por el cáncer que se propagó (que hizo metástasis) a los
huesos. Estos medicamentos también pueden reducir el crecimiento de las metástasis y
ayudar a retrasar o prevenir fracturas. Además, los bifosfonatos pueden ayudar a
fortalecer los huesos en los hombres que están recibiendo terapia hormonal.
Estos medicamentos desaceleran a las células óseas llamadas osteclastos. Estas células
normalmente disuelven la estructura mineral dura de los huesos para ayudarlos a
mantenerse sanos. Pero los osteclastos a menudo se tornan muy activos cuando el cáncer
de próstata se propaga a los huesos, lo que puede causar problemas.
Para el cáncer de próstata, el ácido zoledrónico (Zometa®) es el bifosfonato que se usa
con más frecuencia. Este medicamento se administra como inyección intravenosa
usualmente una vez cada tres o cuatro semanas. A los hombres que toman este
medicamento se les recomienda tomar un suplemento que contenga calcio y vitamina D
para prevenir problemas de bajos niveles de calcio.
Algunos médicos usan otros bifosfonatos para tratar el cáncer de próstata que se ha
propagado a los huesos.
Los bifosfonatos también se pueden usar para tratar osteoporosis (adelgazamiento y
debilidad de los huesos). Algunos hombres con cáncer de próstata padecen esto como
resultado de la terapia hormonal.
Los bifosfonatos pueden ocasionar efectos secundarios, incluyendo síntomas parecidos a
la influenza (gripe) y dolor en los huesos o las articulaciones. También pueden causar
problemas renales. Por lo tanto, es posible que los pacientes que presentan una función
renal deficiente no puedan recibir tratamiento con estos medicamentos.
Un efecto secundario poco común, pero muy grave, consiste en osteonecrosis de la
mandíbula. En esta afección, parte del hueso de la mandíbula pierde su suministro
sanguíneo y muere. Esto puede causar pérdida de dientes e infecciones o llagas abiertas
del hueso de la mandíbula que son difíciles de tratar. Algunas personas padecen
osteonecrosis de la mandíbula después de que se someten a un tratamiento dental (como
la extracción de un diente) mientras están tomando el medicamento. Muchos médicos que
tratan el cáncer recomiendan que los pacientes acudan a una revisión dental y que
cualquier problema de dientes o de mandíbula sea tratado antes de comenzar a tomar un
bifosfonato. Mantener una buena higiene oral mediante el uso de hilo dental y el
cepillado de los dientes, asegurarse de que las dentaduras le queden ajustadas, y
someterse a exámenes dentales regularmente también puede ayudar a evitar esta afección.
Denosumab
El denosumab (Xgeva®, Prolia®) es otro medicamento que puede ser útil cuando el
cáncer de próstata se propaga a los huesos. Al igual que los bifosfonatos, el denosumab
también bloquea las células de los huesos llamadas osteoclastos, pero lo hace de una
manera diferente.
En los hombres cuyos cánceres ya se han propagado a los huesos, el denosumab puede
ayudar a prevenir o retrasar algunos problemas, como las fracturas. Los estudios han
demostrado que parece funcionar un poco mejor que el ácido zoledrónico. También
puede ser útil si el ácido zoledrónico ya no surte efecto.
El denosumab puede ayudar a desacelerar la propagación del cáncer a los huesos en los
hombres sin propagación obvia del cáncer a los huesos, pero que tienen niveles de PSA
aumentando a pesar de la terapia hormonal, Sin embargo, no está claro si les ayudará a
vivir por más tiempo.
Este medicamento se inyecta debajo de la piel cada 4 semanas. A menudo, se aconseja a
los hombres que reciben este medicamento que tomen un suplemento que contenga calcio
y vitamina D para prevenir problemas de bajos niveles de calcio.
Los efectos secundarios comunes incluyen náuseas, diarrea, y debilidad o cansancio. Al
igual que los bifosfonatos, el denosumab también puede causar osteonecrosis de la
mandíbula. Por lo tanto, los médicos recomiendan tomar las mismas precauciones (tales
como tratar cualquier problema dental o mandibular antes de comenzar a tomar el
medicamento).
Corticoesteroides
Algunos estudios indican que los corticosteroides (como la prednisona y la
dexametasona) pueden ayudar a aliviar el dolor de huesos en algunos hombres. También
pueden ayudar a bajar los niveles de PSA.
Radioterapia externa
La radioterapia puede ayudar a reducir el dolor en los huesos, especialmente si el dolor
está limitado a una o a sólo algunas áreas de los huesos. La radiación puede ser dirigida a
los tumores en la columna vertebral, lo que puede ayudar a aliviar la presión en la médula
espinal en algunos casos. La radioterapia también puede ayudar a aliviar otros síntomas al
reducir el tamaño de los tumores en otras partes de cuerpo.
Radiofármacos
Los radiofármacos son medicamentos que contienen elementos radiactivos. Se inyectan
en una vena y se asientan en áreas de los huesos afectados (como los que contienen
propagación del cáncer). Una vez allí, la radiación que emiten elimina a las células
cancerosas. Estos medicamentos se pueden usar para tratar el cáncer de próstata que se ha
propagado a muchos huesos. Contrario a la radiación de rayos externos, este tratamiento
permite que todos los huesos afectados reciban tratamiento al mismo tiempo.
Actualmente existen tres radiofármacos que se pueden usar para tratar el cáncer de
próstata que se ha propagado a los huesos:
• Estroncio-89 (Metastron®)
• Samario-153 (Quadramet®)
• Radio- 223 (Xofigo®)
Los tres de estos medicamentos pueden ayudar a aliviar el dolor causado por las
metástasis en los huesos. No obstante, solo el radio-223 ha estado demostrando que
ayuda a los hombres que solo tienen propagación del cáncer en sus huesos a vivir por
más tiempo. Para estos pacientes, el radio-223 podría formar parte del tratamiento inicial.
El principal efecto secundario de estos medicamentos consiste en bajos recuentos de
células sanguíneas. Esto podría aumentar los riesgos de infecciones o sangrado,
especialmente si sus recuentos ya están bajos. También se han observado otros efectos
secundarios de modo que debe hablar con su médico sobre los efectos que puede esperar.
Medicamentos contra el dolor
Cuando se recetan adecuadamente, los medicamentos contra el dolor o analgésicos (desde
ibuprofeno o acetaminofén hasta opioides más potentes como morfina) son muy eficaces.
Es posible que le preocupe la adicción a los opioides, pero esto casi nunca llega a ser un
problema si el medicamento se usa de la manera indicada para tratar el dolor causado por
el cáncer. Los síntomas como la somnolencia y el estreñimiento son posibles, pero
usualmente se pueden tratar mediante el cambio de las dosis o agregando otros
medicamentos.
Los medicamentos contra el dolor son más eficaces cuando se administran siguiendo un
horario regular. Estos medicamentos no funcionan tan bien si son administrados sólo
cuando el dolor se intensifica. Varias formas de morfina y otros opioides de acción
prolongada vienen en forma de pastilla, y únicamente requieren ingerirse una o dos veces
al día. Incluso existe un parche de acción prolongada que solo se aplica cada unos
cuantos días.
Si usted tiene dolor en los huesos a causa del cáncer de próstata, es muy importante que
sea tratado eficazmente. Esto le ayudará a que se sienta mejor y le permitirá concentrarse
en los asuntos que son muy importantes para su vida. No dude en hablar con su equipo de
atención del cáncer respecto al dolor y otros síntomas o sobre cualquier preocupación que
tenga sobre su calidad de vida. El dolor y la mayoría de los otros síntomas del cáncer de
próstata con frecuencia se pueden tratar eficazmente. Si los tratamientos que se
presentaron anteriormente no le alivian los síntomas, existen otras opciones que le
pueden ayudar.
Para más información sobre las opciones para manejar el dolor, lea nuestro documento
titulado Guía sobre el control del dolor causado por el cáncer.
La elección es suya
Siempre es usted quien debe tomar las decisiones sobre cómo tratar o manejar la
enfermedad. Si desea seguir un tratamiento no convencional, obtenga toda la información
que pueda acerca del método y hable con su médico al respecto. Con buena información
y el respaldo de su equipo de atención médica, es posible que pueda usar en forma segura
los métodos que puedan ayudarle y que evite aquellos que puedan ser perjudiciales.
Considerar las opciones de tratamiento del cáncer de
próstata
En la mayoría de los hombres que son diagnosticados de cáncer de próstata la
enfermedad se encuentra aún en etapa temprana. A menudo estos hombres tienen varias
opciones de tratamiento para considerar.
El tratamiento inmediato no es necesario en todos los hombres con cáncer de próstata. Si
usted tiene cáncer de próstata en etapa temprana, hay muchos factores importantes que
debe tomar en consideración antes de tomar una decisión, tal como su edad y salud
general, y la probabilidad de que el cáncer le ocasione problemas. También debe
considerar los posibles efectos secundarios del tratamiento y las molestias que
probablemente le ocasionarían. Algunos hombres, por ejemplo, tal vez quieran evitar
posibles efectos secundarios como la incontinencia o la impotencia por el mayor tiempo
posible. A otros hombres les inquietan menos estos efectos y están más preocupados por
la extirpación o destrucción del cáncer.
Si usted es de edad avanzada o tiene problemas médicos graves y su cáncer es de
crecimiento lento (bajo grado), es posible que le sea útil pensar en el cáncer de próstata
como una enfermedad crónica que probablemente no le causará la muerte, pero que
puede causarle síntomas que desea evitar. Quizá usted quiera considerar la vigilancia
activa, y esté menos inclinado a considerar los tratamientos que con probabilidad causen
efectos secundarios mayores, como la radiación y la cirugía. Por supuesto, la edad por sí
sola no es necesariamente la mejor base para tomar su decisión. Muchos hombres se
encuentran en buena salud mental y física a los 70 años, mientras que algunos hombres
más jóvenes pueden no estar tan saludables.
Si usted es más joven y aparte del cáncer disfruta de una buena salud, es posible que esté
más dispuesto a sobrellevar los efectos secundarios del tratamiento si éste le ofrece la
mejor probabilidad de cura. La mayoría de los médicos opina que la radiación externa, la
prostatectomía radical y la braquiterapia tienen todas las mismas tasas de curación en las
etapas más tempranas del cáncer de próstata. Sin embargo, cada tipo de tratamiento tiene
sus ventajas y desventajas que deben ser consideradas, incluyendo los posibles riesgos y
efectos secundarios.
En los últimos años, seleccionar entre las opciones de tratamiento se ha vuelto aún más
complicado por el surgimiento de los tipos de cirugía más nuevos (prostatectomía
laparoscópica y la prostatectomía radical laparoscópica asistida por robot) y la
radioterapia (radioterapia de intensidad modulada, radiación con rayos de protones, etc.).
Muchos de éstos parecen ser muy promisorios, pero la información a largo plazo de estos
métodos es muy limitada, lo que significa que resulta muy difícil comparar la eficacia y
los posibles efectos secundarios de estos métodos, si no imposible.
Frecuentemente es difícil tomar esta complicada decisión por sí mismo. Es posible que
usted encuentre útil hablar con su familia y amigos antes de tomar una decisión. Además,
tal vez encuentre de utilidad hablar con otros hombres que se han enfrentado o que se
están enfrentando al mismo problema. La Sociedad Americana Contra El Cáncer y otras
organizaciones ofrecen programas de apoyo que proporcionan un foro para que usted se
reúna y converse sobre estos y otros temas relacionados con el cáncer. Si desea más
información sobre nuestros programas, llámenos a la línea telefónica gratuita 1-800-227-
2345 o visite “Find Support Programs and Services” en nuestro sitio Web. Es importante
saber que la experiencia de cada hombre con esta enfermedad es diferente. Simplemente
porque alguien que usted conozca tuvo una buena (o mala) experiencia con cierto tipo de
tratamiento no significa que lo mismo le ocurrirá a usted.
Además, es posible que usted quiera considerar más de una opinión médica, quizás
incluso de otros tipos de médicos. Para los cánceres en etapa inicial, resulta natural para
los cirujanos especialistas, como los urólogos, recomendar la cirugía, y para los
oncólogos expertos en radiación es natural recomendar la radiación. Resulta más
probable que los médicos especializados en los tipos de tratamiento más nuevos
recomienden sus terapias. Hablar con cada uno de ellos puede brindarle una mejor
perspectiva de sus opciones. Su médico de cabecera también puede ayudarle a aclarar qué
tratamiento puede ser adecuado para usted.
Antes de decidir el tratamiento, es posible que usted quiera preguntarse lo siguiente:
• ¿Es usted el tipo de persona que necesita hacer algo contra su cáncer, aun si esto
pudiese resultar en graves efectos secundarios? ¿Estaría usted más cómodo con la
espera en observación o la vigilancia activa, incluso si esto significa que usted
pudiese padecer más ansiedad (y necesitar una atención de seguimiento más
frecuente) en el futuro?
• ¿Tiene la necesidad de conocer inmediatamente si su médico cree que él o ella pudo
extirpar todo el cáncer (una razón por la que algunos hombres optan por la cirugía)?
¿Se siente más cómodo sin saber los resultados del tratamiento por un tiempo (como
es el caso con la radioterapia) si esto significa no someterse a cirugía?
• ¿Prefiere la tecnología más moderna que pudiera tener algunas ventajas teóricas?
¿Prefiere los métodos de tratamiento que han sido mejor probados y con los que los
médicos puede que tengan más experiencia?
• ¿Qué efectos secundarios potenciales del tratamiento (incontinencia, impotencia,
problemas intestinales) podrían ser más perturbadores para usted? (Algunos
tratamientos tienen mayores probabilidades de causar ciertos efectos secundarios que
otros).
• ¿Cuán importante son para usted los asuntos como la cantidad de tiempo dedicada al
tratamiento o a la recuperación?
• Si su tratamiento inicial no da buenos resultados, ¿cuáles serían sus opciones en ese
momento?
Muchos hombres encuentran que es muy estresante escoger entre las opciones de
tratamiento, y siente mucho temor de seleccionar la opción “equivocada”. En muchos
casos, no existe una sola opción ideal. Por lo tanto es importante que se tome el tiempo
necesario y decida qué opción es la adecuada para usted.
La información que se presenta en las secciones siguientes describe las opciones
principales de tratamiento para el cáncer de próstata.
Etapa I
Estos cánceres de próstata son pequeños (T1 o T2a) y no han crecido fuera de la próstata.
Tienen bajas puntuaciones Gleason (6 o menos) y bajos niveles de PSA (menos de 10).
Generalmente crecen muy lentamente, y puede que nunca causen ningún síntoma ni otros
problemas médicos.
Para aquellos hombres que no presentan ningún síntoma de cáncer de próstata y que
tienen edad avanzada u otros problemas médicos graves que pudieran limitar el tiempo de
vida, a menudo se recomienda la vigilancia activa. Por otro lado, la radioterapia
(radiación externa o braquiterapia) o la prostatectomía radical pueden ser opciones para
los hombres que desean comenzar el tratamiento.
Los hombres más jóvenes y que disfrutan de una buena salud pueden considerar la
vigilancia activa (sabiendo que necesitarán posteriormente tratamiento), la prostatectomía
radical o la radioterapia (radiación externa o braquiterapia).
Etapa II
Los cánceres en etapa II aún no han crecido fuera de la glándula prostática, pero son más
grandes, tienen mayores puntuaciones Gleason, y/o niveles de PSA más elevados en
comparación con los tumores en etapa I. En comparación con los cánceres de próstata en
etapa I, los cánceres en etapa II que no son tratados con cirugía o radiación tienen, con el
pasar del tiempo, más probabilidades de propagarse más allá de la próstata y causar
síntomas.
Al igual que con los cánceres en etapa I, la vigilancia activa es frecuentemente una buena
opción para los hombres con cánceres que no producen ningún síntoma y quienes están
en edad avanzada o tienen otros problemas médicos graves. La prostatectomía radical y la
radioterapia (radiación externa o braquiterapia) también pueden ser opciones apropiadas.
Las opciones de tratamiento para los hombres más jóvenes y que por lo demás se
encuentran sanos pueden incluir:
• Prostatectomía radical (a menudo con extirpación de los ganglios linfáticos de la
pelvis). A esto le puede seguir radiación externa si se encuentra que su cáncer se
propagó más allá de la próstata al momento de la cirugía, o si el nivel de PSA sigue
siendo detectable varios meses después de la cirugía.
• Radioterapia externa solamente*.
• Braquiterapia solamente*.
• Braquiterapia y radioterapia externa combinadas*.
• Participación en un estudio clínico de tratamientos más nuevos.
*Todas las opciones de radiación pueden ser combinadas con varios meses de terapia
hormonal si existe una gran probabilidad de recurrencia basada en el nivel de PSA y/o
puntuación Gleason.
Etapa III
Los cánceres en etapa III se propagaron más allá de la próstata, pero no han alcanzado la
vejiga o el recto (T3). No hay propagación a los ganglios linfáticos ni a órganos distantes.
Estos cánceres tienen una probabilidad mayor de regresar después del tratamiento que los
tumores en etapas más tempranas.
Las opciones de tratamiento en esta etapa pueden incluir:
• Radiación externa más terapia hormonal
• Radiación externa más braquiterapia, posiblemente con un ciclo corto de terapia
hormonal
• Prostatectomía radical en casos seleccionados (a menudo con extirpación de los
ganglios linfáticos de la pelvis). Puede ser seguida de radioterapia
Puede que a los hombres que presenten otros problemas de salud se les administre un
tratamiento menos agresivo, tal como terapia hormonal (por sí sola) o incluso vigilancia
activa.
La participación en un estudio clínico de tratamientos más nuevos también es una opción
para muchos hombres con cáncer de próstata en etapa III.
Etapa IV
Los cánceres en etapa IV ya se han propagado a las áreas adyacentes, tal como la vejiga o
el recto (T4), y hacia los ganglios linfáticos cercanos o hacia los órganos distantes, tales
como los huesos. Pocos cánceres T4 pueden ser curables empleando algunos de los
mismos tratamientos que se usan para los cánceres en etapa III. Sin embargo, la mayoría
de los cánceres en etapa IV no se pueden curar con tratamiento convencional.
Las opciones iniciales de tratamiento pueden incluir:
• Terapia hormonal
• Radioterapia externa y terapia hormonal (en casos seleccionados)
• Cirugía (TURP) para aliviar los síntomas tales como sangrado u obstrucción urinaria
• Tratamientos dirigidos a las metástasis en los huesos, tal como denosumab (Xgeva),
un bifosfonato como el ácido zoledrónico (Zometa), radiación externa dirigida a los
huesos o un radiofármaco como el estroncio-89 o el samario-153 o radio-223
• Vigilancia activa (para aquellos hombres que tienen otras enfermedades graves)
• Participación en un estudio clínico de tratamientos más nuevos
El tratamiento de cáncer de próstata en etapa IV también puede incluir tratamientos para
ayudar a prevenir o aliviar síntomas, tal como el dolor.
Las opciones mencionadas anteriormente son para el tratamiento inicial del cáncer de
próstata en diferentes etapas. Pero si estos tratamientos no funcionan (el cáncer continúa
creciendo y extendiéndose) o si el cáncer regresa, se podrían utilizar otros tratamientos
(lea “Cáncer de próstata remanente o recurrente después del tratamiento”).
Después de la cirugía
El PSA debe bajar a un nivel muy bajo o incluso indetectable dentro de un par de meses
después de la prostatectomía radical. Debido a que algo de PSA puede quedar en la
sangre por varias semanas después de la cirugía, incluso si todas las células de la próstata
fueron extirpadas, los médicos a menudo recomiendan esperar por lo menos de seis a
ocho semanas después de la cirugía antes de verificar el nivel de PSA.
Es posible que algunos hombres se preocupen si su PSA sigue siendo detectable incluso a
un nivel muy bajo después de la cirugía, pero esto no siempre significa que todavía hay
cáncer en el cuerpo. Las modernas pruebas de sangre de PSA pueden detectar incluso
pequeñas cantidades de PSA, pero estas cantidades no siempre son relevantes, sobre todo
si no están aumentando con el pasar del tiempo. Sólo podría significar que usted tiene
algunas células en el cuerpo produciendo PSA, pero éstas no son necesariamente células
cancerosas.
Aun así, presentar cualquier PSA detectable después de la cirugía puede ser estresante
para los pacientes y sus familias. Si su PSA sigue siendo detectable después de la cirugía,
incluso a un nivel muy bajo, hable con su médico acerca de lo que podría significar, y lo
que él o ella cree es el mejor curso de acción. Algunos médicos recomiendan darle
seguimiento a tales niveles bajos de PSA por un tiempo para obtener una mejor idea de lo
que está ocurriendo, posiblemente con pruebas que se repitan cada varios meses. Otros
médicos podrían estar más inclinados a recomendar tratamiento adicional.
Después de la radioterapia
Los diferentes tipos de radioterapia no destruyen todas las células en la glándula
prostática, por lo que no se espera que el PSA baje a un nivel indetectable. Las células
normales de la próstata remanentes continuarán produciendo algo de PSA.
El patrón de disminución en el PSA también es diferente al que se reporta después de la
cirugía. Los niveles de PSA después de la radiación tienden a bajar gradualmente, y es
posible que tome hasta dos años o más después del tratamiento para alcanzar su nivel más
bajo.
Los médicos tienden a darle seguimiento a los niveles de PSA cada varios meses para
estudiar las tendencias. Un pequeño aumento del PSA en una sola vez puede ser motivo
para un monitoreo más minucioso, pero no significa necesariamente que el cáncer
regresó, ya que los niveles del PSA pueden fluctuar ligeramente de vez en cuando. Sin
embargo, un PSA que está aumentando durante pruebas consecutivas después del
tratamiento puede indicar que el cáncer sigue presente. Algunos grupos médicos han
propuesto que si el PSA aumenta más de 2 ng/mL sobre el nivel más bajo alcanzado, se
debe considerar tratamiento adicional, pero no está claro si todos los médicos concuerdan
con esto.
Además existe un fenómeno llamado rebote de PSA que algunas veces ocurre después de
la braquiterapia. El PSA aumenta ligeramente por un corto período de tiempo dentro de
los primeros años después del tratamiento, pero luego baja de nuevo. Los médicos no
están seguros porqué ocurre esto. No obstante, no parece afectar el pronóstico del
hombre.
Cuidados posteriores
Aun cuando completó el tratamiento, sus médicos querrán estar muy atentos a usted. Es
muy importante que acuda a todas sus citas de seguimiento. Durante estas visitas, los
médicos le formularán preguntas sobre cualquier problema que tenga y le harán
exámenes y análisis de laboratorios o estudios por imágenes para determinar si hay
signos de cáncer o para tratar efectos secundarios.
Sus médicos también deben darle un plan de seguimiento. Este plan usualmente incluye
visitas regulares al médico y pruebas sanguíneas de PSA, con exámenes digitales del
recto si su próstata no ha sido extirpada. Es probable que estas pruebas comiencen
algunos meses tras haber finalizado el tratamiento. La mayoría de los médicos
recomiendan pruebas de PSA aproximadamente cada 6 meses por los primeros 5 años
después del tratamiento, y por lo menos cada año después de esto. También se pueden
hacer gammagrafías óseas u otros estudios por imágenes, dependiendo de su condición
médica.
Casi todos los tratamientos contra el cáncer pueden causar efectos secundarios. Algunos
de ellos pueden durar de unas pocas semanas a meses, pero otros pueden durar el resto de
su vida. Éste es el momento de hacerle cualquier pregunta al equipo de atención médica
sobre cualquier cambio o problema que usted note, así como hablarle sobre cualquier
inquietud que pudiera tener.
El cáncer de próstata puede reaparecer incluso muchos años después del tratamiento, por
lo que es importante seguir periódicamente las visitas al médico e informar cualquier
síntoma nuevo (como dolor en los huesos o problemas urinarios).
Si el cáncer de próstata regresa, sus opciones de tratamiento dependerán del lugar donde
se crea que está el cáncer y de qué tipos de tratamiento ya usted recibió. Para obtener más
información consulte la sección “Cáncer de próstata remanente o recurrente después del
tratamiento”. Para obtener más información general sobre cómo lidiar con la recurrencia,
usted puede consultar nuestro documento (disponible en inglés) When Your Cancer
Comes Back: Cancer Recurrence.
Aliméntese mejor
Alimentarse bien puede ser difícil para cualquier persona, pero puede ser aún más difícil
durante y después del tratamiento del cáncer. El tratamiento puede cambiar su sentido del
gusto. Las náuseas pueden ser un problema. Tal vez no tenga apetito y pierda peso
involuntariamente. O tal vez no pueda eliminar el peso que ha subido. Todas estas cosas
pueden causar mucha frustración.
Si el tratamiento le ocasiona cambios de peso o problemas con la alimentación o el
sentido del gusto, coma lo mejor que pueda y recuerde que estos problemas usualmente
se alivian con el pasar del tiempo. Puede que le convenga ingerir comidas ligeras cada
dos o tres horas hasta que se sienta mejor. Usted puede también preguntar a los
especialistas en cáncer que lo atienden sobre consultar con un nutricionista (un experto en
nutrición) que le pueda dar ideas sobre cómo lidiar con estos efectos secundarios de su
tratamiento.
Una de las mejores cosas que puede hacer después del tratamiento del cáncer es
comenzar hábitos saludables de alimentación. Puede que a usted le sorprendan los
beneficios a largo plazo de algunos cambios simples, como aumentar la variedad de los
alimentos sanos que consume. Lograr y mantener un peso saludable, adoptar una
alimentación sana y limitar su consumo de alcohol puede reducir su riesgo de padecer
varios tipos de cáncer. Además, esto brinda muchos otros beneficios a la salud.
Para más información, lea nuestro documento Nutrition and Physical Activity During and
After Cancer Treatment: Answers to Common Questions.
Descanso, cansancio y ejercicio
El cansancio extremo, también llamado fatiga, es muy común en las personas que reciben
tratamiento contra el cáncer. Éste no es un tipo de cansancio normal, sino un agotamiento
que a menudo no se alivia con el descanso. Para algunas personas, el cansancio
permanece durante mucho tiempo después del tratamiento, y puede que les resulte difícil
estar activas y realizar otras actividades que deseen llevar a cabo. No obstante, el
ejercicio puede ayudar a reducir el cansancio. Los estudios han mostrado que los
pacientes que siguen un programa de ejercicios adaptado a sus necesidades personales se
sienten mejor física y emocionalmente, y pueden sobrellevar mejor su situación.
Si estuvo enfermo y no muy activo durante el tratamiento, es normal que haya perdido
algo de su condición física, resistencia y fuerza muscular. Cualquier plan de actividad
física debe ajustarse a su situación personal. Si no ha estado activo en varios años, usted
tendrá que comenzar lentamente. Quizás deba comenzar con caminatas cortas.
Hable con el equipo de profesionales de la salud que le atienden antes de comenzar.
Pregúnteles qué opinan sobre su plan de ejercicios. Luego, considere conseguir a alguien
que le acompañe a hacer ejercicios de manera que no los haga solo. La compañía de
familiares o amigos al comenzar un nuevo programa de actividades puede aportarle ese
estímulo adicional para mantenerlo en marcha cuando la voluntad no sea suficiente.
Si usted siente demasiado cansancio, tendrá que aprender a balancear la actividad con el
descanso. Está bien descansar cuando lo necesite. En ocasiones, a algunas personas les
resulta realmente difícil tomar descansos cuando estaban acostumbradas a trabajar todo el
día o a asumir las responsabilidades del hogar. Sin embargo, éste no es el momento de ser
muy exigente con usted mismo. Esté atento a lo que su cuerpo desea y descanse cuando
sea necesario. (Para más información sobre el cansancio y otros efectos secundarios, lea
la sección “Recursos adicionales relacionados con el cáncer de próstata” para obtener una
lista de materiales informativos disponibles).
Tenga en cuenta que el ejercicio puede mejorar su salud física y emocional:
• Mejora su condición cardiovascular (corazón y circulación)
• Junto con una buena alimentación, le ayudará a lograr y a mantener un peso saludable
• Fortalece sus músculos
• Reduce el cansancio y le ayuda a tener más energía
• Ayuda a disminuir la ansiedad y la depresión
• Le puede hacer sentir más feliz
• Le ayuda a sentirse mejor consigo mismo
Realizar regularmente una actividad física desempeña un papel en ayudar a reducir el
riesgo de algunos cánceres. La práctica regular de actividad física también brinda otros
beneficios a la salud.
Cuidado paliativo
Independientemente de lo que decida hacer, usted debe sentirse lo mejor posible.
Asegúrese de solicitar y recibir el tratamiento para cualquier síntoma que pudiese tener,
como náusea o dolor. Este tipo de tratamiento se llama cuidado paliativo.
La atención paliativa ayuda a aliviar síntomas, pero no se espera que cure la enfermedad.
Se puede administrar junto con el tratamiento del cáncer, o incluso puede ser el
tratamiento del cáncer. La diferencia es el propósito con que se administra el tratamiento.
El objetivo principal de la atención paliativa es mejorar su calidad de vida, o ayudarle a
sentirse tan bien como usted pueda, tanto tiempo como sea posible. Algunas veces esto
significa que se usarán medicamentos para ayudar a aliviar los síntomas, como el dolor o
la náusea. En ocasiones, sin embargo, los tratamientos usados para controlar sus síntomas
son los mismos que se usan para tratar el cáncer. Por ejemplo, podría usarse radiación
para ayudar a aliviar el dolor en los huesos causado por el cáncer que se ha propagado a
los huesos. Por otro lado, la quimioterapia puede usarse para ayudar a reducir el tamaño
del tumor y evitar que este bloquee los intestinos. No obstante, esto no es lo mismo que
recibir tratamiento para tratar de curar el cáncer.
Atención de hospicio
Es posible que en algún momento se beneficie de un programa de cuidados paliativos
(hospicio). Ésta es una atención especial que trata a la persona más que a la enfermedad,
enfocándose más en la calidad de vida que en la duración de la vida. La mayoría de las
veces, esta atención se proporciona en casa. Es posible que el cáncer esté causando
problemas que requieran atención, y un programa de cuidados paliativos se enfoca en su
comodidad. Usted debe saber que aunque la atención de una institución para el cuidado
de enfermos terminales a menudo significa el final de los tratamientos, como
quimioterapia y radiación, no significa que usted no pueda recibir tratamiento para los
problemas causados por el cáncer u otras afecciones de salud. En la atención de hospicio,
el enfoque de su cuidado está en vivir la vida tan plenamente como sea posible y que se
sienta tan bien como usted pueda en esta etapa difícil. Puede obtener más información
sobre la atención de hospicio en nuestro documento Hospice Care.
Mantener la esperanza también es importante. Es posible que su esperanza de cura ya no
sea tan clara, pero aún hay esperanza de pasar buenos momentos con familiares y amigos,
momentos llenos de felicidad y de sentido. Una interrupción en el tratamiento contra el
cáncer en este momento le brinda la oportunidad de renfocarse en lo que es más
importante en su vida. Éste es el momento de hacer algunas cosas que usted siempre
deseó hacer y dejar de hacer aquéllas que ya no desea. Aunque el cáncer esté fuera de su
control, usted aún tiene opciones.
Genética
Las nuevas investigaciones sobre cambios genéticos relacionados con el cáncer de
próstata ayudan a los científicos a entender mejor cómo se origina el cáncer de próstata.
Esto podría permitir la creación de medicamentos para atacar estos cambios. Las pruebas
para detectar genes anormales relacionados con el cáncer de próstata también podrían
ayudar a identificar a los hombres con alto riesgo que podrían beneficiarse de pruebas de
detección o de estudios de quimioprevención que usan medicamentos para tratar de evitar
que padezcan cáncer.
Recientemente, se ha vinculado una mutación en un gen llamado HOXB13 al comienzo
temprano del cáncer de próstata que tiende a darse en algunas familias. Sin embargo, esta
mutación es poco común, pues se encuentra en menos del 2% de los hombres con cáncer
de próstata que participaron del estudio.
La mutación genética HOXB13 y la mayoría de las otras mutaciones genéticas que han
sido estudiadas hasta el momento como factores que podrían aumentar el riesgo de cáncer
de próstata provienen de los cromosomas que son heredados de ambos padres. Algunos
estudios han encontrado que cierta variante del DNA mitocondrial, el cual es heredado
sólo de la madre de una persona, pudiera duplicar o incluso triplicar el riesgo de un
hombre de padecer cáncer de próstata.
Uno de los mayores problemas que enfrentan actualmente los médicos y sus pacientes
con cáncer de próstata consiste en determinar cuáles cánceres tienen probabilidad de
permanecer confinados en la glándula, y cuáles tienen más probabilidad de crecer y
propagarse (para los que se necesitaría tratamiento). Los descubrimientos nuevos pueden
ayudar con esto en un futuro cercano. Por ejemplo, el producto de un gen conocido como
EZH2 parece que se presenta con más frecuencia en los cánceres de próstata avanzados
que en aquellos cánceres en etapa inicial. Los investigadores están tratando de decidir si
la presencia del producto de este gen, u otros, indica que el cáncer es más agresivo. Esto
podría en el futuro ayudar a indicar cuáles hombres necesitan tratamiento y cuáles se
podrían beneficiar mejor de vigilancia activa.
Prevención
Los investigadores continúan buscando los alimentos (o las sustancias en ellos) que
pueden ayudar a disminuir el riesgo de cáncer de próstata. Los científicos han encontrado
algunas sustancias (licopenos) en los tomates y en los frijoles de soya (isoflavonas) que
podrían prevenir el cáncer de próstata. Actualmente se llevan a cabo estudios para
examinar más de cerca los posibles efectos de estos componentes. Además, los científicos
están tratando de formar compuestos relacionados que sean aún más potentes y que se
puedan usar como complementos dietéticos. Hasta ahora, la mayoría de las
investigaciones sugieren que una alimentación balanceada que incluya estos alimentos,
así como otras frutas y vegetales, es más beneficiosa que consumir estas sustancias como
complementos dietéticos.
Algunos estudios han sugerido que ciertos complementos vitamínicos y minerales (como
la vitamina E y el selenio) pueden reducir el riesgo de cáncer de próstata. Sin embargo,
un estudio a gran escala sobre este tema, llamado Selenium and Vitamin E Cancer
Prevention Trial (SELECT), encontró que los suplementos de vitamina E o de selenio no
disminuyeron el riesgo de cáncer de próstata después de haberlos consumido diariamente
por alrededor de 5 años. De hecho, se descubrió que los hombres que tomaban
suplementos de vitamina E tenían un riesgo ligeramente mayor de cáncer de próstata.
Otra vitamina que pudiera ser importante es la vitamina D. Algunos estudios han
encontrado que los hombres con altos niveles de esta vitamina parecen tener un menor
riesgo de padecer las formas más letales de cáncer de próstata. En general, sin embargo,
los estudios no han encontrado que la vitamina D proteja contra el cáncer de próstata.
Muchas personas asumen que las vitaminas y otras sustancias naturales no causan daño,
pero la investigación reciente ha mostrado que las altas dosis de éstas pueden ser
perjudiciales, incluyendo los complementos que se venden específicamente para el cáncer
de próstata. Por ejemplo, un estudio encontró que los hombres que consumen más de
siete tabletas de multivitaminas por semana pueden tener un riesgo aumentado de padecer
cáncer de próstata avanzado. Otro estudio demostró que existe un mayor riesgo de cáncer
de próstata en hombres que tenían altos niveles de ácidos grasos omega-3 en la sangre.
Las pastillas de aceite de pescado, las cuales algunas personas toman para ayudarles con
el corazón, contienen grandes cantidades de ácidos grasos omega-3.
Algunas investigaciones han sugerido que los hombres que toman aspirina diariamente
podrían presentar un menor riesgo de padecer y morir de cáncer de próstata, pero se
necesita más investigación para confirmarlo.
Los científicos también han evaluado si ciertas medicinas hormonales conocidas como
inhibidores de 5-alfa reductasa reducen el riesgo de cáncer de próstata. Los resultados de
estos estudios se discuten en nuestro documento Prevención y detección temprana del
cáncer de próstata.
Detección temprana
Los médicos concuerdan que la prueba del antígeno prostático específico en la sangre no
es perfecta para encontrar el cáncer de próstata en etapa temprana. Esta prueba pasa por
alto algunos cánceres, y en otros casos se eleva cuando el cáncer no está presente. Los
investigadores están trabajando en dos estrategias para resolver este problema.
Un método consiste en tratar de mejorar la prueba que mide el nivel total de PSA, como
se describe en nuestro documento Prevención y detección temprana del cáncer de
próstata.
El otro método consiste en desarrollar nuevas pruebas basadas en otros marcadores
tumorales. Varias pruebas sanguíneas más nuevas parecen ser más precisas que la prueba
PSA, según estudios preliminares. No obstante, éstas y otras pruebas nuevas todavía no
están disponibles fuera de los laboratorios de investigación y se necesitarán más estudios
antes de que se utilicen como prueba para el cáncer de próstata.
Otras pruebas nuevas bajo estudio son las pruebas de orina. Una de las pruebas,
Progensa®, analiza el nivel de antígeno 3 del cáncer de próstata (PCA3) en la orina
después de un examen digital del recto (DRE). (Al realizar el DRE, algunas células de la
próstata pasan a la orina). Mientras más alto sea el nivel, mayor probabilidad existe de
que haya cáncer de próstata. En los estudios, esta prueba se usaba junto con la prueba
PSA.
Otra prueba busca un cambio genético anormal llamado TMPRSS2: ERG en las células
de la próstata en la orina que se obtiene después del DRE. Este cambio genético se
detecta en alrededor de la mitad de todos los cánceres de próstata localizados. Rara vez se
encuentra en las células de los hombres sin cáncer de próstata. Se están realizando
estudios para saber si esta prueba se puede usar para la detección temprana del cáncer de
próstata.
El diagnóstico
Los médicos que realizan biopsias de la próstata a menudo usan la ecografía transrectal
(TRUS), la cual crea imágenes blancas y negras de la próstata usando ondas de sonido,
para saber de dónde tomar las muestras. Sin embargo, la ecografía convencional puede no
detectar algunas áreas que contienen cáncer.
Un método más nuevo cosiste en medir el flujo sanguíneo dentro de la glándula usando
una técnica llamada ecografía Doppler a color. (A menudo los tumores tienen más vasos
sanguíneos alrededor que el tejido normal). Esta técnica podría tomar biopsias más
precisas de la próstata ya que ayuda a asegurar que se obtengan muestras de la parte
correcta de la glándula.
Una técnica más reciente puede mejorar aún más la ecografía Doppler a color. En este
método, al paciente se le inyecta primero con un agente de contraste que contiene
microburbujas, lo que ayuda a mejorar las imágenes de ecografía. Se han informado
resultados prometedores, aunque se necesitarán más estudios antes de que se use
comúnmente.
Los médicos también están estudiando si se puede usar la MRI para ayudar a guiar las
biopsias de la próstata en los hombres que presentaron resultados negativos en biopsias
guiadas con TRUS realizadas anteriormente, pero en quienes aún el médico sospeche que
haya cáncer.
Cirugía
Los médicos están mejorando constantemente las técnicas quirúrgicas utilizadas para
tratar el cáncer de próstata. El objetivo es eliminar todo el cáncer al tiempo que reduce el
riesgo de complicaciones y efectos secundarios de la cirugía.
Radioterapia
Como se describió en la sección “Radioterapia para tratar el cáncer de próstata”, los
avances tecnológicos están haciendo posible que la radiación se dirija con más precisión
que en el pasado. Los métodos actuales, como la radiación “conformal” (CRT), la
radioterapia de intensidad modulada (IMRT) y la radiación con rayos de protones ayuda a
los médicos a evitar la radiación a los tejidos normales tanto como sea posible. Se espera
que estos métodos aumenten la eficacia de la radioterapia a la vez que reduzcan los
efectos secundarios.
La tecnología está logrando que otras formas de radioterapia también sean más eficaces.
Los programas nuevos de computadora permiten a los médicos planear mejor las dosis de
radiación y los métodos tanto de la radiación externa como de la braquiterapia. La
planificación de la braquiterapia hoy día se puede hacer incluso durante el procedimiento
(intraoperatoriamente).
Terapia hormonal
En los últimos años se han estado desarrollando varias formas más nuevas de terapia
hormonal. Algunas de estas pueden ser útiles incluso si las formas convencionales de
terapia hormonal ya no surten efecto.
Algunos ejemplos incluyen abiraterona (Zytiga) y enzalutamida (Xtandi), los cuales se
describen en la sección “Terapia hormonal para tratar el cáncer de próstata”. En la
actualidad, también se están estudiando otros medicamentos.
Los inhibidores de la 5-alfa reductasa, como la finasterida (Proscar) y dutasterida
(Avodart), son medicamentos que bloquean la conversión de testosterona a la
dihidrotestosterona más activa. Estos medicamentos se usan normalmente para encoger la
próstata en hombres con hiperplasia prostática benigna. También se están estudiando para
tratar el cáncer de próstata, ya sea para complementar la vigilancia activa o si el nivel de
PSA aumenta después de la prostatectomía.
Quimioterapia
Los estudios realizados recientemente indican que muchos medicamentos de
quimioterapia pueden afectar el cáncer de próstata. Algunos de ellos, como docetaxel
(Taxotere) y cabazitaxel (Jevtana), han demostrado ayudar a los hombres a vivir por más
tiempo.
Los primeros resultados de un reciente estudio extenso revelaron que en los hombres con
cáncer de próstata metastásico, administrar quimioterapia más temprano en el curso de la
enfermedad parecía ayudarles a vivir por más tiempo. Aquellos hombres que participaron
del estudio y recibieron docetaxel junto con la terapia hormonal como su primer
tratamiento vivieron más de un año que los hombres que recibieron sólo terapia hormonal
como su primer tratamiento. Estos resultados son alentadores, pero este estudio se realizó
antes de que nuevas formas de terapia hormonal (abiraterona y enzalutamida) estuvieran
disponibles de modo que no está claro si los resultados serían los mismos en la
actualidad.
Actualmente se están estudiando también otros medicamentos quimioterapéuticos nuevos
y combinaciones de medicamentos.
Inmunoterapia
El objetivo de la inmunoterapia es estimular el sistema inmunológico del cuerpo para
ayudar a combatir o destruir las células cancerosas.
Vacunas
Contrario a las vacunas contra las infecciones, como el sarampión y las paperas, las
vacunas contra el cáncer de próstata están diseñadas para ayudar a tratar, no prevenir, el
cáncer de próstata. Una de las posibles ventajas de estos tipos de tratamientos consiste en
que parecen tener efectos secundarios muy limitados. Un ejemplo de este tipo de vacuna
es sipuleucel-T (Provenge), la cual fue aprobada por la FDA (descrita en la sección
“Tratamiento con vacunas para cáncer de próstata”.
En estudios clínicos, se están probando otros tipos de vacunas para tratar el cáncer de
próstata.
Un ejemplo es PROSTVAC, la cual utiliza un virus que ha sido modificado
genéticamente para contener antígeno prostático específico (PSA). El sistema
inmunológico del paciente debe responder al virus y comenzar a reconocer y destruir las
células cancerosas que contienen PSA. Los resultados preliminares con esta vacuna han
sido alentadores, y actualmente se realiza un estudio más extenso.
Inhibidores de puntos de control inmunitarios
Una parte importante del sistema inmunológico es su capacidad de evitar por sí solo el
ataque a otras células normales en el cuerpo. Para hacer esto, utiliza “puntos de control”
(moléculas en las células inmunes que necesitan ser activadas [o desactivas] para iniciar
una respuesta inmune). En ocasiones, las células cancerosas usan estos puntos de control
para evitar ser atacadas por el sistema inmunológico. No obstante, los nuevos
medicamentos que se dirigen a estos puestos de control tienen un futuro prometedor
como tratamientos contra el cáncer.
Por ejemplo, el medicamento ipilimumab (Yervoy) ataca a una molécula que está en el
punto de control llamada CTLA-4 en ciertas células inmunes. Este medicamento ya se
usa para tratar el melanoma avanzado, y se está actualmente probando en hombres con
cáncer de próstata avanzado. Los primeros resultados de los estudios con este
medicamento han mostrado cierto beneficio, pero un estudio más extenso que se realizó
recientemente no encontró que ayudó a los hombres a vivir por más tiempo.
Otros medicamentos nuevos se dirigen a los puestos de control inmunes como PD- 1 o
PDL- 1. En algunos otros tipos de cáncer como el melanoma, estos tipos de
medicamentos han demostrado reducir una porción más grande de tumores que el
ipilimumab. Se están realizando estudios para determinar la eficacia de estos
medicamentos contra el cáncer de próstata.
Un enfoque prometedor para el futuro podría ser combinar un inhibidor de punto de
control con una vacuna contra el cáncer de próstata. Esto puede reforzar la respuesta
inmune y ayudar a la vacuna a funcionar mejor.