Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
(1) Durante muchos siglos, África y sus pobladores parecían misteriosos, e incluso perversos, al resto del mundo.
Generaciones de comerciantes anclaron sus barcos frente a la reluciente línea de rompientes del continente, y
forzaron las caravanas a través de sus llanuras, áridas y abrasadoras. Conocían y estimaban el oro y el marfil
africanos, pero el continente en sí continuaba siendo un enigma. ¿Cuál era la explicación de sus extrañas
costumbres, tan distintas de las europeas?
(2) Se propusieron varias respuestas, pero en su mayoría sirvieron para hacer aún más profunda la oscuridad que
envolvía la imagen de África. Al fin, los europeos recurrieron a una conclusión fácil que reflejaba su incapacidad
para juzgar cualquier cultura, como no fuera la suya propia. Decidieron que los africanos eran unos salvajes, unos
seres inferiores, y que siempre habían sido así.
(3) Esta ingenua respuesta al problema de África ha prevalecido hasta los tiempos modernos. Sin embargo, en una
de las grandes aventuras intelectuales del siglo XX, África ha sido redescubierta por los eruditos. Como resultado de
los sondeos del oscuro pasado, han conseguido una información fascinante. Ahora resulta que África, después de
todo, no ha sido un país de salvajismo irredento y caótico. Al contrario, su pueblo ha tenido una historia larga y
activa y ha contribuido de modo impresionante al dominio general del mundo por el hombre. Creando culturas y
civilizaciones, desarrollando sistemas de gobierno y de pensamiento, y persiguiendo la vida interior del espíritu con
pasión agotadora, que les condujo a producir un arte de los más bellos entre los conocidos por el hombre.
(4) Los primitivos exploradores vislumbraron, a veces, estas verdades, percibiendo lo que olvidaron otros hombres
después. En 1498, Vasco de Gama y sus marineros portugueses, habiendo conducido sus pequeños barcos en el
Atlántico Sur, doblaron el cabo de Buena Esperanza y se alegraron de hallarse ante elevadas ciudades de piedra,
confortables y ricas, todo a lo largo de la costa oriental africana. Desembarcaron y se encontraron con un pueblo
que sabía tanto como ellos de cartas de marea y de brújulas, y que, a veces, eran incluso más civilizados, los
portugueses repetidamente fueron amonestados por los bárbaros.
(5) Veinte años después el Papa León X, se quedó sorprendido en Roma de un moro cautivo de la legendaria ciudad
de Timbuctú, situada mucho más allá de la línea del horizonte meridional, contaba con muchos eruditos, tantos,
que en realidad los mercaderes conseguían mayores beneficios operando con libros que con cualquier otro artículo.
Los comerciantes de Holanda habían oído referencias semejantes de otros lugares. Algunos holandeses de alto
coturno llegaron hasta el esplendor cívico de la ciudad de Benin, sudando a través de las pluvisilvas de Nigeria.
Cuando regresaron a su país, refirieron a sus principales que las calles de la ciudad eran anchas como las de
Ámsterdam y que su rey vivía en un palacio que ocupaba “tanto espacio como la ciudad de Harlem”.
(6) En Europa continúan recibiéndose noticias de esta clase. Pero los primeros viajeros europeos raramente se
internaron en el continente, y las descripciones de los lugares visitados no eran más que fragmentarias. Con
frecuencia adornaban sus narraciones con mitos y monstruos extraídos del propio folklore europeo. A menudo
referían costumbres extrañas, que aún lo parecían más por falta de explicaciones adecuadas: muy pocos de los
viajeros comprendían lo suficiente de cualquiera de las lengua africanas para permitirles formular preguntas sobre
lo que veían o para entender las contestaciones. Con el tiempo sus historias fueron olvidadas, o apropiadas y
utilizadas por otros para provocar sensaciones y servir de sacacuartos entre auditorios populares. Como la mayoría
de estos elementos estaban interesados principalmente en los detalles sensacionales, el oculto continente
resultaba mucho más misterioso, y sus pobladores aún más extraños. Se creía que los africanos eran unos
monstruos y que tenían un alma tan negra como su piel. Se afirmaba solamente que se cocían y comían los unos a
los otros, que daban a luz en camadas, como perros, y que, a veces, ni siquiera tenían la apariencia de seres de raza
humana: en uno de los relatos se describe a unos africanos “sin cabeza… que tenían los ojos y la boca en el pecho”.
formular Expresar una cosa con términos claros sacacuartos Cualquier cosa de mucha apariencia y
y precisos poco valor
cocían Someter ciertas cosas a la acción del camadas Conjunto de cosas alineadas u
calor para que adquieran ordenadas de tal forma que permiten
determinadas propiedades colocar otras sobre ellas
2.- Identifica con qué tipo de texto estás trabajando. Justifica la clasificación elegida.
Texto científico
Texto periodístico
Texto Literario
Texto publicitario
Otro
4.- Identifica cuál es la intención comunicativa que predomina en cada párrafo y en el texto en general, explícalo
en este cuadro. (Funciones de la lengua: emotiva, referencial, fática, metalingüística, apelativa, poética).
Párrafo 1.
Párrafo 2.
Párrafo 3.
Párrafo 4.
Párrafo 5.
Párrafo 6.
Intención global
del texto:
6.- Subraya las ideas principales de cada párrafo. Con una palabra o una frase breve describe el contenido global.
Párrafo 1.
Párrafo 2.
Párrafo 3.
Párrafo 4.
Párrafo 5.
Párrafo 6.
7.Redacta una paráfrasis del texto.