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UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

ARBITRAJE AD HOC
Grupo Nro. 10

ASIGNATURA: Seminario Taller de Conciliación y Arbitraje


DOCENTE: Mgtr. Mery Múñoz Camero
INTEGRANTES: Nilson Valenzuela Sani
Milena Velasquez Pareja
Mariela Vivanco Lucana
Kevyn Vizcarra Coronel
Angélica Zúñiga Vargas
Diego Zúñiga Vargas
SEMESTRE: 2022 – II

CUSCO – PERÚ
Noviembre, 2022
1.GENERALIDADES:

Desde que entró en vigencia la primera Ley de Arbitraje en el Perú, siempre quedó la
duda sobre cuáles eran los límites en las competencias de los tribunales ordinarios de
justicia para poder tomar injerencia en los procesos de arbitraje en curso. Esta situación
generó que en los últimos años de la década de los noventa y en los primeros años de la
década pasada se produjeran interferencias notorias en los procesos de arbitraje en
curso, tanto por parte de jueces civiles, jueces constitucionales o jueces penales.

Si bien el artículo 4 de la derogada Ley General de Arbitraje, Ley N° 26572, regulaba la


“intervención del Poder Judicial” en el arbitraje, dicha norma era bastante escueta, al
establecer lo siguiente:

“Artículo 4.- Intervención del Poder Judicial Salvo pacto en contrario, las partes
podrán someterse de modo exclusivo y excluyente a la jurisdicción arbitral. (El
subrayado es nuestro.) Este artículo constituía corolario del denominado efecto
negativo del convenio arbitral, que impide a los tribunales conocer las
controversias sometidas a arbitraje”.1 (Arangüena Fanego, 2004)

Dentro de tal orden de ideas, salvo disposición distinta de la propia Ley General de
Arbitraje o pacto en contrario de las partes, al existir un convenio arbitral o durante el
desarrollo de un proceso arbitral, ningún órgano jurisdiccional o administrativo podía
admitir a trámite proceso, procedimiento, pretensión, acción o recurso que, de
cualquier manera, impidiera el inicio del arbitraje o lo suspendiera.

Empero, a pesar de la existencia de una norma que regulaba la “intervención del Poder
Judicial”, en la práctica se presentaron varios y muy graves problemas, en virtud de la
indebida intervención de los jueces en el proceso arbitral, lo que conllevó a que el
artículo 3 de la actual Ley de Arbitraje sea más preciso —e, incluso, reiterativo— en
torno a la independencia y autonomía del arbitraje. La propia Exposición de Motivos nos
dice que el artículo 3 responde a “la preocupación que actualmente existe en el medio

1
Coral Arangüena Fanego. “Intervención Judicial”. En Comentarios prácticos a la Ley de Arbitraje, ed.
Vicente Giularte Rodríguez. Valladolid: Editorial Lex Nova, 2004.
acerca de la indebida intervención judicial o administrativa en el arbitraje. Así,
contempla la protección del arbitraje frente a toda clase de interferencias. El control
jurisdiccional se mantiene, pero se orienta a un control ex post del laudo y no a un
control ex ante del laudo que frene u obstruya el desarrollo del arbitraje. Con ello se
libera al arbitraje de trabas durante su tramitación, pero respetando la facultad del
sistema judicial de velar por el cumplimiento de la ley y el derecho de defensa de las
partes”.

Asimismo, sabemos que los árbitros ostentan una jurisdicción, la cual está debidamente
regulada por norma correspondiente, además de las limitaciones en ésta misma. Así lo
expresa Caivano, quien refiere que “la jurisdicción que detentan los árbitros está
sostenida por el ordenamiento legal que respalda la institución del arbitraje, permitiendo
que los particulares, dentro de la esfera de la libertad negocial, sustraigan determinadas
contiendas de la jurisdicción de los jueces estatales para otorgarlas a otros
particulares”2. (Caivano J., 2000)

Incluso, en el Proyecto Modificatorio 3, elaborado por la Comisión Técnica creada por


Resolución Ministerial N° 027-2006-JUS, de fecha 25 de enero de 2006, se contemplaba
la modificación del artículo 4 de la siguiente manera:

Artículo 4.- Autonomía del arbitraje El sometimiento a arbitraje excluye la


jurisdicción de los jueces. En consecuencia, en los asuntos que se rijan por la
presente ley, no intervendrá ninguna autoridad judicial, salvo en los casos en que
esta ley así lo disponga. Es especialmente aplicable a la jurisdicción arbitral el
inciso 2 del artículo 139 de la Constitución. Salvo disposición distinta de esta ley,
existiendo convenio arbitral o durante el desarrollo del arbitraje ningún órgano
jurisdiccional o administrativo puede admitir a trámite proceso, procedimiento,
pretensión, acción o recurso que de cualquier manera impida el inicio del
arbitraje, o que lo suspenda o impida su continuación. En ejercicio de su
independencia y su jurisdicción, sin incurrir en responsabilidad de ningún tipo los

2
Roque J. Caivano. Arbitraje. Segunda edición. Buenos Aires: Ad-Hoc S.R.L., 2000.
3
Sobre nuestros comentarios a este proyecto modificatorio, recomendamos ver: Mario Castillo Freyre,
Rita Sabroso Minaya, Irene Martínez Cárdenas y Rosana Rosales Báscones. Arbitraje y Debido Proceso.
Biblioteca de Arbitraje del Estudio Mario Castillo Freyre. Vol. 2. Lima: Palestra Editores y Estudio Mario
Castillo Freyre, 2007, pp. 185-295.
árbitros tienen competencia exclusiva para instalarse como tribunal arbitral, dar
inicio al proceso y continuarlo, examinar su competencia y dictar el laudo. El
arbitraje solo está sujeto a control judicial posterior mediante el recurso de
anulación del laudo. Cualquier intervención judicial o administrativa distinta y
anterior al laudo conducente a ejercer un control o a interferir en el ejercicio de
las funciones arbitrales está sujeta a responsabilidad y no obliga a las partes ni a
los árbitros.

Sin embargo, este tema ahora ha sido abordado de mejor manera por el artículo 3 de la
Ley de Arbitraje peruana, precepto que a continuación vamos a analizar.

1. PRINCIPIOS Y DERECHOS DE LA FUNCIÓN ARBITRAL:

Como bien sabemos, los principios y derechos que comprenden la función arbitral y su
esencia, en nuestro país, se encuentra debidamente comprendido y detallado en el
artículo 3 del Decreto Legislativo N.º 1971, Ley que Regula el Arbitraje, o Ley de Arbitraje
propiamente dicha. Dicho artículo expresa lo siguiente:

Artículo 3.- Principios y derechos de la función arbitral

1. En los asuntos que se rijan por este Decreto Legislativo no intervendrá la


autoridad judicial, salvo en los casos en que esta norma así lo disponga. 2. El
tribunal arbitral tiene plena independencia y no está sometido a orden,
disposición o autoridad que menoscabe sus atribuciones.

3. El tribunal arbitral tiene plenas atribuciones para iniciar y continuar con el


trámite de las actuaciones arbitrales, decidir acerca de su propia competencia y
dictar el laudo.

4. Ninguna actuación ni mandato fuera de las actuaciones arbitrales podrá dejar


sin efecto las decisiones del tribunal arbitral, a excepción del control judicial
posterior mediante el recurso de anulación del laudo contemplado en este
Decreto Legislativo. Cualquier intervención judicial distinta, dirigida a ejercer un
control de las funciones de los árbitros o a interferir en las actuaciones arbitrales
antes del laudo, está sujeta a responsabilidad.4

Asi también, es menester conocer estos principios que rigen la función arbitral en
general, y en particular en nuestro Estado. Estos principios vienen a ser:

1.1. Principio de no intervención judicial:

El primer inciso del artículo 3 de la Ley de Arbitraje establece que en los asuntos que
se rijan por ese precepto, “no intervendrá la autoridad judicial, salvo en los casos en
que esta norma así lo disponga”.

De este modo, salvo disposición distinta de la propia Ley de Arbitraje o pacto en


contrario de las partes, al existir un convenio arbitral o durante el desarrollo de un
proceso arbitral, ningún órgano jurisdiccional o administrativo puede admitir a
trámite proceso, procedimiento, pretensión, acción o recurso que, de cualquier
manera, impida el inicio del arbitraje o que lo suspenda.

Es asi que, respecto a lo señalado anteriormente, Arangüena Fanego señala que “la
regulación de la intervención de los órganos judiciales en el arbitraje es restrictiva,
en lógica consonancia con la prevalencia de la autonomía de la voluntad de los
sujetos en conflicto. Si los sujetos mediante la suscripción del convenio arbitral
deciden someter una controversia a la decisión de los árbitros, excluyendo de este
modo la vía jurisdiccional para su resolución, resultaría ilógico hacer intervenir de
una forma notable a los órganos jurisdiccionales cuando precisamente los sujetos
interesados han optado voluntariamente por su apartamiento”.5 (Arangüena
Fanego, 2004)

4
4 Cabe señalar, de manera referencial, que el inciso 1 del artículo 3 de la Ley de Arbitraje tiene como
antecedente el artículo 5 de la Ley Modelo Uncitral, que establece de manera expresa que “en los
asuntos que se rijan por la presente Ley, no intervendrá ningún tribunal, salvo en los casos en que esta
ley así lo disponga”. Por otro lado, los incisos 2 al 4 del citado artículo 3 no tienen antecedente en la Ley
Modelo Uncitral, ya que dichos preceptos son consecuencia de todos los problemas que se presentaron
en la práctica arbitral peruana. Sin embargo, cabe señalar que la intromisión del Poder Judicial en los
arbitrajes no es un problema exclusivo de la práctica arbitral peruana. En efecto, la jurisprudencia
arbitral internacional presenta ejemplos sobre casos en los que tribunales arbitrales internacionales han
tenido que enfrentar medidas de tribunales estatales que buscan obstaculizar la consecución de
procedimientos arbitrales.
5
Coral Arangüena Fanego. Op. Cit.
Asimismo, Mantilla-Serrano6 afirma que “con esta norma se persigue dotar de
previsibilidad al arbitraje, de manera que quienes recurran a él no se vean
sorprendidos con una intervención judicial no prevista en la ley”. (Mantilla Serrano,
2005)

Básicamente, con este principio lo que se busca es consagrar el principio de


autonomía e independencia de la jurisdicción arbitral, principio que ha sido
reconocido expresamente en importantes pronunciamientos del Tribunal
Constitucional del Perú.

1.2. Independencia:

Respecto a este principio, el segundo inciso del referido artículo señala que “el
tribunal arbitral tiene plena independencia y no está sometido a orden, disposición
o autoridad que menoscabe sus atribuciones”.

Es evidente que el inciso 2 del artículo 3 está haciendo alusión al tema de la no


intervención judicial, en la medida de que no podría concebirse que se den órdenes
y posiciones de otras autoridades que no sean las autoridades judiciales.

También debemos señalar que el arbitraje debe estar protegido de diversos


intereses y temas políticos. Sobre ello, Marcial Rubio Correa nos dice que 7 “la
independencia debe ser un escudo contra los posibles agentes de influencia: la
política, los propios colegas del organismo jurisdiccional y los diversos interesados
existentes en la sociedad. De todos ellos debe protegerse la decisión jurisdiccional”.
(Rubio Correa, 2006)

1.3. Autonomía y kompetenz-kompetenz:

Por su parte, el inciso 3 del artículo 3 señala que el tribunal arbitral tiene plenas
atribuciones para iniciar y continuar con el trámite de las actuaciones arbitrales, decidir
acerca de su propia competencia y dictar el laudo. Aquí también hay algunos puntos

6
Fernando Mantilla-Serrano. Ley de Arbitraje. Una perspectiva internacional. Madrid: Iustel, 2005.
7
Marcial Rubio Correa. El Estado Peruano según la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Lima:
Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2006.
directamente relacionados con lo anterior. Y es que, en primer lugar, el reiterar las
atribuciones del tribunal arbitral para iniciar el trámite de las actuaciones arbitrales se
debe a la mala práctica de tribunales ordinarios que amparaban medidas cautelares para
que los tribunales no pudieran instalarse. Lo propio con relación a la continuación del
trámite de las actuaciones arbitrales, pues era común que tribunales ordinarios
decretaran que los tribunales arbitrales que ya se habían instalado no podían continuar
con las actuaciones hasta que se reabriera la cuestión de fondo en materia civil, penal o
constitucional, por cuanto se había decretado una medida cautelar.

La autonomía es entendida como el respeto, al interior del propio órgano, del desarrollo
de sus funciones, de modo que sus decisiones sean imparciales y más aún se logre
mantener esa imagen de imparcialidad frente a la opinión pública. Esta autonomía debe
ser entendida desde una doble perspectiva:

a) como garantía de la administración de justicia.

b) como atributo del propio árbitro.

Es en este último plano donde se sientan las bases para poder hablar de una
independencia institucional que garantice la correcta administración de justicia, pues
supone que el árbitro se encuentre y se sienta sujeto únicamente al imperio de la ley y
la Constitución antes que a cualquier fuerza o influencia política.

De otro lado, el propio inciso 3 subraya la plena vigencia del principio kompetenz-
kompetenz, el mismo que faculta a los árbitros a decidir acerca de las materias de su
competencia, a efectos de evitar que una de las partes, que no desea someterse al pacto
de arbitraje, mediante un cuestionamiento de las decisiones arbitrales, pretenda
convocar la participación de jueces mediante la interposición de cualquier acción de
naturaleza civil, constitucional o penal. (Castillo Freyre)

1.4. No interferencia:

En el inciso 4 de este artículo 3 se subraya que ninguna actuación ni mandato fuera de


las actuaciones arbitrales podrá dejar sin efecto las decisiones del tribunal arbitral, a
excepción del control judicial posterior, mediante recurso de anulación del laudo
contemplado en la propia Ley. Es importante también señalar que la norma agrega en
su parte final que esta disposición está sujeta a responsabilidad. Es evidente que la Ley
alude a la responsabilidad de las autoridades judiciales o de cualquier otra que quiera
interferir en el desarrollo de un proceso arbitral, salvo que sea el control ex post a través
del recurso de anulación. Dentro de tal orden de ideas, queda claro que la anulación de
laudo es la única vía. Naturalmente, se ha discutido mucho acerca de la posibilidad de
interponer acción de amparo en el Tribunal Constitucional, con respecto a la resolución
que deniega anular un laudo.

En efecto, mediante diversas sentencias se ha ido moldeando esta posibilidad. Así, el


último de los pronunciamientos realizados por el Tribunal Constitucional sobre el tema
siguiendo la línea jurisprudencial iniciada con los Expedientes Nº 6167-2005-PHC/TC, N°
1567-2006-PA/TC, Nº 4195-2006-PA/TC, Nº 7532-2006-PA/TC, Nº 5311-2007-PA/TC, Nº
3750-2008-AA/TC y Nº 2851-2010-PA/TC, sobre el ámbito de control constitucional del
laudo arbitral—, recaído en el Expediente 0142-2011-AA/TC, ha precisado algunos
supuestos sobre la procedencia del amparo en contra de laudos, estableciendo una serie
de parámetros.

BIBLIOGRAFÍA
Arangüena Fanego, C. (2004). Intervención Judicial. Valladolid: Lex Nova.
Caivano J., R. (2000). Arbitraje. Buenos Aires: Ad Hoc S.R.L.
Castillo Freyre, M. y. (s.f.). Principios y derechos de la función arbitral. Lex.
Mantilla Serrano, F. (2005). Ley de Arbitraje. Madrid: Iustel.

Rubio Correa, M. (2006). El Estado Peruano según la jurisprudencia del Tribunal


Constitucional. Lima: Fondo Editorial de la PUCP.

2. SOLICITUD DE ARBITRAJE AD HOC

 El arbitraje ad hoc se inicia con la solicitud de arbitraje dirigida a la otra parte por
escrito.
 Se indica el convenio arbitral.
 Un resumen de la o las controversias a ser sometidas a arbitraje y su cuantía.
 La designación del árbitro, cuando corresponda.
 La solicitud a la Entidad o al contratista debe ser dirigida al último domicilio
válidamente señalado para efectos de la ejecución contractual.

Respuesta del arbitraje Ad Hoc

 La parte que reciba una solicitud de arbitraje ad hoc, debe responderla por
escrito dentro del plazo de diez (10) días hábiles, contados a partir del día
siguiente de la recepción de la respectiva solicitud.
 Consignar indicación de la designación del árbitro, de corresponder.
 Posición o resumen referencial respecto de la controversia y su cuantía.
 La falta de respuesta o toda oposición formulada en contra del arbitraje, no
interrumpe el desarrollo del mismo ni de los respectivos procedimientos para
que se lleve a cabo la conformación del tribunal arbitral o árbitro único y la
tramitación del arbitraje.

2.1. Loa árbitros Ad Hoc


El arbitraje es resuelto por árbitro único o por un tribunal arbitral conformado por
tres (3) árbitros, según el acuerdo de las partes, No aplica para arbitrajes
administrados por el SNA OSCE La Entidad formula una propuesta sobre el número
de árbitros que resuelven las controversias en la cláusula de solución de
controversias de la proforma de contrato contenida en los documentos del
procedimiento de selección. El postor puede consentir o no la propuesta de la
Entidad al momento de la presentación de su oferta.

Por su parte el arbitraje ad hoc es aquel en el cual las partes no se someten a ninguna
institución arbitral, sino que son ellas mismas quienes definen las reglas del arbitraje
y a falta de ellas, se rigen por que señala la ley de arbitraje.

Si el postor no está de acuerdo con la propuesta de la Entidad o no se pronuncia al


respecto en su oferta o si la Entidad no cumple con proponer la fórmula en la
proforma del contrato, el arbitraje es resuelto por árbitro único tratándose de un
arbitraje ad hoc. En el caso del arbitraje institucional, se determina el número de
árbitros correspondiente conforme a las disposiciones del reglamento respectivo La
designación del árbitro por parte de la Entidad debe ser aprobada por su Titular o
por el servidor en quien este haya delegado tal función, tanto en el arbitraje
institucional como en el ad hoc. En los arbitrajes institucionales, la institución arbitral
debe verificar que los árbitros cumplan con los requisitos establecidos en el numeral
45.6 del artículo 45 de la Ley8.

Requisitos para ser árbitros

Para desempeñarse como árbitro en los arbitrajes ad hoc, se requiere estar inscrito
en el Registro Nacional de Árbitros (RNA). El registro es de aprobación automática,
sujeto a fiscalización posterior. El árbitro único y el presidente del tribunal arbitral
deben ser necesariamente abogados y contar con especialización acreditada en:
derecho administrativo, Arbitraje y contrataciones con el Estado. Los demás
integrantes del tribunal arbitral pueden ser expertos o profesionales en otras
materias, debiendo necesariamente tener conocimiento en contrataciones con el
Estado.

3.IMPEDIMENTOS PARA SER ÁRBITRO

Una prohibición es la imposibilidad que tienen las personas de realizar determinadas


actividades cuando se encuentren en situaciones específicas, sin que esto suponga que
carecen o tengan limitada su capacidad de obrar. Precisamente, es una prohibición lo
que se contempla en el artículo 13 de la Ley 60 acerca de que los candidatos a árbitros
no podrán serlo si la normatividad a la que están sometidos por su profesión, les prohíbe
llevar a cabo tal actividad; en otras palabras, la ley ha dejado en manos de los entes que
regulan las distintas profesiones la determinación de si se establece esa prohibición y su
respectiva sanción en caso de su violación (MUNEE, 2003).9

En consecuencia, el intérprete deberá en cada caso concreto revisar si la profesión


desarrollada por el particular le prohíbe actuar como árbitro. Que quienes ejerzan una
determinada profesión no puedan ser árbitros, no debe ser por una razón distinta a que
el desempeño al mismo tiempo de ambas funciones supondrá una colisión entre una y
otra por haber intereses contrapuestos. En efecto, evitar ese choque es la razón por la
cual en la actualidad las únicas profesiones que tiene prohibido desempeñarse como
árbitros, son las propias de la Rama Judicial que ejercen o tienen una relación muy

8
45.6 del artículo 45 de la Ley
9
(MUNEE, 2003)
cercana con la función jurisdiccional. Así, los jueces y magistrados (artículo 389.1 Ley
Orgánica del Poder Judicial -lopj-), los magistrados del Tribunal Constitucional (artículo
159.4° Constitución Española -ce-), los fiscales (artículo 57.2° del Estatuto Orgánico del
Ministerio Fiscal -Ley 50/1981), los procuradores (artículo 24.1° del Estatuto General de
los Procuradores -Real Decreto 1281/2002-) y los secretarios judiciales (artículo 474
lopj), tienen prohibido ejercer como árbitros por disposición expresa de las normas a las
que están sometidos en virtud de la profesión que ejercen. (González, 2003)10

La anterior legislación sobre arbitraje -Ley 36/1988-, establecía taxativamente en su


artículo 12.4 quiénes no podían ser árbitros, incluyendo a todo aquel que ejerciera
funciones públicas retribuidas por arancel, es decir, notarios y registradores; sin
embargo, bajo la ley actual, la situación ha cambiado para ellos, toda vez que al remitir
ésta a las leyes particulares de dichas profesiones, nos encontramos con que los
regímenes jurídicos de las mismas (Ley de 28 de mayo de 1862, en el caso de los
notarios; Decreto del 8 de febrero de 1946 en el caso de los registradores), no
contemplan ninguna prohibición al respecto, dejando entonces la puerta abierta para
que los mismos puedan actuar como árbitros cuando así lo consideren las partes, lo cual,
a nuestro juicio, resulta lógico, teniendo presente que al consistir la función de los
primeros en “…dar fe, conforme a las leyes, de los contratos y demás actos
extrajudiciales” , y la de los segundos, de inscribir actos y contratos; las mismas, aun
cuando sean funciones públicas, nada tienen que ver con la función jurisdiccional de
juzgar y hacer ejecutar lo juzgado contemplada en el artículo 117.3 de la ce; y, en
consecuencia, no entrarían en conflicto con las funciones desempeñadas por los
árbitros.

¿Quiénes no pueden ser árbitros?


Se encuentran impedidos para ejercer la función de árbitros:

1. El Presidente y los vicepresidentes de la República, los Congresistas, los Ministros


de Estado, los Titulares miembros del órgano colegiado de los organismos
constitucionalmente autónomos.

10
(González, 2003)
2. Los Magistrados, con excepción de los Jueces de Paz.

3. Los Fiscales y los Ejecutores Coactivos.

4. Los Procuradores Públicos y el personal que trabaje en las procuradurías, o de las


unidades orgánicas que hagan sus veces, cualquiera sea el vínculo laboral.

5. El Contralor General de la República y el Vice Contralor.

6. Los Titulares de instituciones o de organismos públicos del poder ejecutivo.

7. Los gobernadores regionales y los alcaldes.

8. Los directores de las empresas del Estado.

9. El personal militar y policial en situación de actividad.

10. Los funcionarios y servidores públicos en los casos que tengan relación directa con
la Entidad o Sector en que laboren y dentro de los márgenes establecidos por las normas
de incompatibilidad vigentes.

11. Los funcionarios y servidores del OSCE hasta seis (06) meses después de haber
dejado la institución.

12. Los sometidos a proceso concursal.

13. Los sancionados con inhabilitación o con suspensión de la función arbitral


establecidas por el Consejo de Ética, en tanto estén vigentes dichas sanciones, sin
perjuicio de la culminación de los casos en los que haya aceptado su designación
previamente a la fecha de imposición de la sanción.

14. Los sancionados por los respectivos colegios profesionales o entes administrativos,
en tanto estén vigentes dichas sanciones.

15. Los sancionados con condena que lleve aparejada la inhabilitación para ejercer la
profesión, en tanto esté vigente dicha sanción.

16. Los sancionados por delito doloso, en tanto esté vigente dicha sanción.

17. Los que tengan sanción o suspensión vigente impuesta por el Tribunal de
Contrataciones del Estado.
18. Las personas inscritas en el Registro de Deudores de Reparaciones Civiles
(REDERECI) sea en nombre propio o a través de persona jurídica en la que sea accionista
u otro similar, con excepción de las empresas que cotizan acciones en bolsa, así como
en el Registro Nacional de Abogados Sancionados por mala práctica profesional, en el
Registro de funcionarios y servidores sancionados con destitución por el tiempo que
establezca la Ley de la materia y en todos los otros registros creados por Ley que impidan
contratar con el Estado.

19. Las personas inscritas en el Registro de Deudores Alimentarios Moroso (REDAM).

20. Las personas sancionadas por el Consejo de ética según lo dispuesto en este
Reglamento.

21. Las personas a las que se refiere el literal m) del numeral 11.1 del artículo 11 de la
Ley.

En los casos a que se refieren los numerales 8 y 10, el impedimento se restringe al


ámbito sectorial al que pertenecen esas personas. Base Legal: Artículo 190º del
Reglamento de la Ley de Contrataciones del Estado, aprobado mediante Decreto
Supremo N° 350-2015-EF y modificado por Decreto Supremo N° 056-2017-EF. (OSCE,
2020)11
CONCLUSIONES

Que quienes ejerzan una determinada profesión no puedan ser árbitros, no debe ser por
una razón distinta a que el desempeño al mismo tiempo de ambas funciones supondrá
una colisión entre una y otra por haber intereses contrapuestos. En efecto, evitar ese
choque es la razón por la cual en la actualidad las únicas profesiones que tiene prohibido
desempeñarse como árbitros, son las propias de la Rama Judicial que ejercen o tienen
una relación muy cercana con la función jurisdiccional.

Entendemos que gran parte de personas con cargos públicos o aquellos que trabajen a
la par con el estado no podrán ejercer la función de árbitros, nos da entender que Los
árbitros deben ser y permanecer independientes e imparciales durante el desarrollo del
arbitraje. Asimismo, deben cumplir con la obligación de informar oportunamente si

11
Decreto Supremo N° 056-2017-EF. (OSCE, 2020)
existe alguna circunstancia que les impida ejercer el cargo con independencia,
imparcialidad y autonomía; actuar con transparencia y observar la debida conducta
procedimental. El deber de informar se mantiene a lo largo del arbitraje.

BIBLIOGRAFÍA
González, M. (2003). Comentario al artículo 13 de la Ley de Arbitraje, en aa.vv.,
Comentarios a la Ley de Arbitraje Ley 60/2003. bogota.

MUNEE, C. (2003). El Arbitraje en la Ley 60/2003: Una visión práctica para la gestión
eficaz de conflictos. BOGOTA.
OSCE. (25 de FEBRERO de 2020). Conciliación, Arbitraje y Junta de Resolución de
Disputas. Obtenido de https://portal.osce.gob.pe/osce/content/conciliacion-y-
arbitraje

4.INDEPENDENCIA, IMPARCIALIDAD Y DEBER DE INFORMACIÓN


1. Los árbitros deben ser y permanecer durante el desarrollo del arbitraje
independientes e imparciales, sin mantener con las partes relaciones personales,
profesionales o comerciales.
2. Todo árbitro, al momento de aceptar el cargo, debe informar sobre cualquier
circunstancia acaecida dentro de los cinco (5) años anteriores a su nombramiento, que
pudiera generar dudas justificadas sobre su imparcialidad e independencia. Este deber
de información comprende, además, la obligación de dar a conocer a las partes la
ocurrencia de cualquier circunstancia sobrevenida a su aceptación que pudiera generar
dudas sobre su imparcialidad e independencia.
3. El árbitro designado debe presentar una declaración jurada expresa sobre su
idoneidad para ejercer el cargo, señalando que cumple con los requisitos establecidos
en el numeral 45.6 del artículo 45 de la Ley, así como que cuenta con la disponibilidad
de tiempo suficiente para llevar a cabo el arbitraje en forma satisfactoria.

4. En el caso del arbitraje ad hoc, el árbitro designado debe declarar, además, al


momento de su aceptación, que se encuentra inscrito en el Registro Nacional de Árbitros
(RNA).
La Independencia E Imparcialidad De Los Árbitros En La Doctrina

Es natural afirmar que la independencia y la imparcialidad sean dos características de


los jueces. Con independencia entenderíamos, pues que los jueces deben ejercer sus
funciones de acuerdo con la ley y la constitución, sin injerencias internas y externas de
otros poderes del Estado, autoridades y poderes sociales. Ello lo podemos encontrar en
los artículos 146 y 139 de la Constitución Política del Perú. 12
Según Marcela Escobar-Martínez, la independencia quiere decir “autonomía” frente a
las partes. En base a ello, la autora menciona algunos ejemplos del criterio que el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos considera al evaluar la independencia de un
árbitro: existencia de garantías contra presiones internas y externas; que el órgano
presente una apariencia de independencia; y el tipo de nombramiento de los miembros
(o miembro).
CONCLUSIONES
Habiendo revisado cómo es que el ordenamiento establece diversos mecanismos para
la tutela de los principios de independencia e imparcialidad, podemos señalar las
siguientes conclusiones.
En primer lugar, pese a que los árbitros solo puedan conocer y resolver controversias
de carácter disponible (a diferencia de los jueces), también se les reconoce jurisdicción
para la administración de justicia. Por ello, el árbitro, y sobre todo uno que forma parte
de una controversia sobre contratación pública, debe someterse a determinadas
normas y principios adicionales.

En segundo lugar, la independencia del árbitro implica que deba ejercer sus respectivas
funciones con plena libertad y autonomía. En cambio, la imparcialidad quiere decir que
los árbitros eviten, en la medida de lo posible, cualquier tipo de situación, conducta y/o
juicio subjetivo que oriente su proceder hacia algún tipo de preferencia por alguna de
las partes.13
Y finalmente, ante una presunta violación de la independencia e imparcialidad de los
árbitros en un caso de contrataciones públicas, el ordenamiento prevé dos tipos de
mecanismos de protección. Por un lado, están los medios preventivos, que se relacionan
con el deber de declaración del árbitro; y, por otro lado, están los medios punitivos, que

BIBLIOGRAFÍA
Alonso, J. (2006). «La imparcialidad e independencia del árbitro». En Revista peruana de
arbitraje
Caputo, L. (s.f). Ética del árbitro.

12
Alonso, J. (2006).
13
Caputo, L. (s.f). Ética del árbitro.
5.GASTOS ARBITRALES
¿Qué son gastos arbitrales?

gastos arbitrales, que comprenden los honorarios profesionales de los árbitros y del
Servicio de Administración del Proceso Arbitral, se determinan aplicando la Tabla de
Aranceles del Centro al momento de realizarse las liquidaciones, en atención a las
pretensiones interpuestas por las partes
¿Quién paga los gastos del arbitraje?

A falta de acuerdo, los costos del arbitraje serán de cargo de la parte vencida. Sin
embargo, el tribunal arbitral podrá distribuir y prorratear estos costos entre las partes,
si estima que el prorrateo es razonable, teniendo en cuenta las circunstancias del caso.

Los costos en el arbitraje


Iniciar una discusión, sea a nivel judicial o en sede arbitral, encierra gastos que atender
como los honorarios del abogado, el traslado de los medios de prueba al proceso, los
gastos administrativos y en especial, los honorarios de los árbitros en caso del arbitraje.
La pregunta que surge frente a ello es quién asume los gastos y cómo se hace ese
reparto. En este trabajo abordamos esas inquietudes a la luz de la nueva legislación y
planteamos algunas reflexiones sobre la discreción de los árbitros para graduar la
devolución del gasto.
LA LIBERTAD PARA REGULAR LOS COSTOS
Todas las actividades e insumos que se requieran para el proceso judicial o arbitral
encierran un costo que luego será trasladado a la parte vencida si la contienda se ha
desarrollado en la escenario judicial; en cambio, si se trata de una contienda sometida
al procedimiento arbitral, el reparto de esos gastos se hará teniendo en cuenta -en
primer orden- el acuerdo que las partes hayan asumido al respecto, pero si no se pactó
nada se ocurrirá a la vieja fórmula: "el que pierde paga “Tanto la derogada Ley No. 26572
como la norma vigente (D. Leg. 1071) afirman, en primer orden, el principio de libertad
para determinar los costos procesales; pero se mantiene la fórmula del "vencimiento"
si no hay pacto. El reparto de esos gastos se hará teniendo en cuenta el acuerdo que las
partes hayan asumido al respecto; caso contrario, se entenderá que "el que pierde paga
Una reflexión que surge al respecto es acerca del momento en que se debe pactar el
reparto de los costos. Hubo un caso cuya discusión se centró en determinar si el pacto
del reparto de los costos realizado en el La exoneración de los gastos
Tanto la legislación vigente como la derogada afirman, en primer orden, el principio de
libertad para determinar los costos procesales, pero se mantiene la fórmula del
"vencimiento" si no hay pacto. El reparto de esos gastos se hará teniendo en cuenta el
acuerdo que las partes hayan asumido al respecto; pero si no se pactó nada, se recurrirá
a la vieja fórmula: "el que pierde paga".
Esta regla también era contemplada en la Ley No. 26572 derogada, con la salvedad que
el tribunal arbitral tenía la posibilidad de optar no sólo por la condena sino también por
la exoneración del gasto.
El art. 52 decía: "si el convenio no contiene pacto alguno sobre gastos, los árbitros se
pronunciarán en el laudo sobre su condena o exoneración, teniendo en consideración
el resultado o sentido del mismo".
Frente a ello, la inquietud que surge es averiguar cómo se repartía el gasto en la
exoneración. El texto derogado señalaba que cada parte cubría sus gastos y los que sean
comunes en iguales proporciones. Entendiéndose como comunes las de los árbitros; la
de los costos en el arbitraje son los gastos efectuados directamente en el proceso por
una de las partes para la persecución y defensa de su derecho como sería el pago de los
honorarios del abogado; a diferencia de los gastos arbitrales (comprende los honorarios
y gastos del tribunal arbitral, del secretario, de la institución arbitral y de los peritos o
de cualquier otra asistencia requerida por el tribunal arbitral) que son comunes y que
ambas partes han desembolsado para que sea viable el procedimiento arbitral. Por
tanto, cuando el actual texto contempla la posibilidad de la distribución y del prorrateo,
comprende estos dos rubros: los costos de la defensa y los gastos comunes arbitrales;
operando para los costos la distribución y para los gastos, el prorrateo. Esto, sin mayor
diferencia con la ley derogada donde la exoneración operaba bajo la siguiente regla:
cada parte cubre sus gastos y los que sean comunes (los arbitrales) en iguales
proporciones.
Recapitulando, podemos sostener que los costos del arbitraje cuando no hay pacto
expreso serán repartidos bajo la regla "el que pierde paga"; sin embargo, la legislación
especial vigente no hace referencia expresa a la exoneración del costo, como si lo
contemplaba expresamente la Ley derogada.
A pesar de ello, se puede afirmar que a través de las opciones -distribuir y prorratear-
contenidas en el art.73° D. Leg. 1071 para la regulación de los costos, puede operar la
exoneración tácita de los costos arbitrales si el tribunal dispone que cada parte cubra
sus gastos.14 (Navarez, 2022)
CONCLUSIONES
Podemos advertir algunas ideas ejes en todo este comentario:
a) la prevalencia del principio de autonomía privada de partes en el reparto del costo
arbitral;
b) la vigencia de la teoría del vencimiento en caso no haya pacto expreso sobre los
costos;

c) el reparto del costo se puede graduar bajo las reglas de la distribución y el prorrateo;

14
(Navarez, 2022)
d) la condena del costo es una obligación que nace en el procedimiento arbitral y
requiere de una condena expresa;
e) el reembolso del costo arbitral podía exonerarse bajo la derogada Ley N° 26572 o, tal
vez, sometido a la "distribución o prorrateo" como lo califica la actual ley; y, por último
f) la ejecución judicial del cobro de los costos arbitrales involucra además la suma de los
costos judiciales para la ejecución del laudo.
6.ARBITRAJE

•EN LA FECHA DE RECEPCIÓN DE SOLICITUD DE ARBITRAJE


INICIO DE
ARBITRAJE

CONSTITUCIÓ •PUEDE SER: TRIBUNAL DE TRES ÁRBITROS O ÁRBITRO ÚNICO


N DEL
TRIBUNAL
ARBITRAL

•PUEDE SER EN UNA AUDIENCIA DE INSTALACIÓN O POR RESOLUCIÓN


SE FIJAN
REGLAS Y
COSTOS

•PRESENTACION DE DEMANDA Y CONTESTACIÓN Y/O RECONVENCIÓN


ETAPA
POSTULAT
ORIA
• CONCILIACIÓN
• HECHOS
AUDIENCIA • PRUEBAS
S PUEDEN • INFORMES ORALES
SER:

• LAUDO ARBITRAL ES INAPELABLE


FIN DEL • ES EJECUTABLE
ARBITRAJE

CONCLUSIÓN
- El arbitraje, es el método mediante el cual se tratan de resolver extrajudicialmente las
diferencias que puedan surgir o que han surgido entre dos o más partes, mediante la
actuación y decisión de una o más personas llamada árbitros, los cuales derivan su
facultad de un acuerdo previo de las partes involucradas en la controversia.

- Es necesario difundir y concientizar la efectividad del arbitraje, para que se permita ver
en dicha institución un medio de solución de controversias, y no un obstáculo en el
desarrollo de los negocios, la solución de controversias que surjan de estos negocios
debe de tener un principio de beneficio mutuo, y cumplimiento de lo pactado.
15
(Hernández, 2006)

BIBLIOGRAFÍA
ARBITRARE, C. D. (2020). FLUJOGRAMA DEL PROCESO ARBITRAL. Obtenido de PROCESO
ARBITRAL: https://www.arbitrareperu.com/Flujograma.php

Hernández, V. W. (6 de mayo de 2006). Análisis del arbitraje como mecanismo de solución de


controversias en el marco jurídico de México. Obtenido de Biblioteca de la Universidad
de las Américas Puebla:
http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/ledi/hernandez_f_vw/capitulo8.p
df

DIAPOSITIVAS

15
(Hernández, 2006)

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