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conforme a la letra del artículo 7 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, hecha la notificación
para la audiencia preliminar, las partes quedan a derecho y no habrá necesidad de nueva
notificación para ningún otro acto del proceso, salvo los casos expresamente señalados en esa
Ley.
SENTENCIA nº 025 del 20 de febrero de 2020 Sala de Casación Social de Tribunal Supremo de
Justicia “.. para los juicios laborales rige el principio de la notificación única -salvo algunas
excepciones-, y por tanto las partes se encuentran a derecho, teniendo la carga de actuar y
estar vigilantes de los actos que se realicen en el proceso, por lo que al no haber estado
paralizada la causa -como anteriormente se indicó-, no era necesario una nueva notificación,
como lo alega la parte recurrente, en razón a que no hubo ruptura de la estadía a derecho, en
consecuencia resulta improcedente la delación planteada. Así se declara.”
La Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia Nº 0311 de fecha 17
de marzo de 2009 señala: “..En materia laboral, la valoración y apreciación de las pruebas
corresponde hacerlo al juez de conformidad con las reglas de la sana crítica, debiendo analizar
y juzgar todas las pruebas que hayan sido promovidas y evacuadas en la oportunidad legal
prevista para ello, aun aquellas que, a su juicio, no aporten ningún elemento de convicción
sobre los hechos controvertidos en el proceso, de conformidad con lo establecido en los
artículos 5° y 10 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo y el artículo 509 del Código de
Procedimiento Civil…”
Es un recurso que interpone alguna de las partes, ante un tribunal superior al que dictó la
decisión en primera instancia para que éste, anule, reforme o revoque una sentencia total o
parcialmente desfavorable. Es una garantía al principio de la doble instancia, considerada
como de derecho humano, según el cual toda decisión judicial debe estar sujeta a una
instancia superior, en este tenor la Sala Constitucional del Tribunal supremo de Justicia en
Sentencia Nº 95 de fecha 15 de marzo de 2000 con ponencia del Magistrado Jesús Eduardo
Cabrera señala: “…Dicho principio, a pesar de no estar recogido por la Constitución vigente, se
aplica con jerarquía constitucional, debido al citado artículo 25, y solo sufre excepciones en los
procesos que en una sola instancia se ventilan ante el Tribunal Supremo de Justicia, ya que
estando el Tribunal Supremo en el pináculo del poder judicial, como se desprende de los
artículos 253, 254, 259 y 325 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, al
colocarlo como máximo y último intérprete de la Constitución, le atribuye la Ley el
conocimiento directo de juicios, sobre él no hay ningún otro Tribunal que pueda conocer en una
doble instancia, y de la estructura del Tribunal Supremo, según la propia Constitución, surge la
excepción al principio de la doble instancia, el que podría sufrir otras excepciones de acuerdo a
la especialidad de algunos procedimientos.
Tercero: Pero para los tribunales distintos al Tribunal Supremo de Justicia, que
conozcan de las acciones de amparo, tiene que regir el principio de la doble instancia.
Ahora bien, este principio tiene que regir de manera efectiva y no como una mera
formalidad, ya que de ser así, se estaría no sólo infringiendo la razón de la doble instancia, sino
también el principio constitucional contenido en los artículos 26, 27 y 257 de la vigente
Constitución que coloca a la justicia por encima de los formalismos. Si la doble instancia ab
initio no va a lograr su cometido de un doble juzgamiento del asunto sub iudice, se estaría
infringiendo el principio de la doble instancia. Por ello, el Código de Procedimiento Civil, en
materia de apelaciones, expresa en el artículo 296 que si se admitiere la apelación en ambos
efectos, no se dictará ninguna providencia que directa o indirectamente pueda producir
innovación en lo que sea materia de litigio, y agrega que de las sentencias definitivas dictadas
en primera instancia su apelación se oirá en ambos efectos. Esto significa, que mientras se
dilucida la cuestión en la alzada, no podrá haber cambios en la situación jurídica que es
materia del litigio.
el recurso de hecho constituye el medio o garantía del derecho a la defensa que tiene el
interesado para impugnar el auto del Tribunal, con el fin de dejarlo sin efecto, al haber ejercido
el recurso de apelación (
11.- DEMANDA
14.- LAPSO: Lo definimos como el espacio temporal en el cal se debe realizar el acto procesal,
en este sentido Romberg Rengel, A. en su “Tratado de Derecho Procesal” nos señala: “…
Espacio de tiempo en que debe realizarse el acto procesal, pudiendo ocurrir en cada uno de los
momentos que lo componen…”
15.- TÉRMINO
sentencia de la sala social del tsj R.C. Nº AA60-S-2008-001111 de fecha 04 de junio de 2009
“El término de comparecencia, es el plazo fijado por las normas procesales o por la autoridad
judicial, para que tenga lugar un acto o trámite del proceso, en virtud del llamamiento o
intimación que se ha hecho a una persona. Noción, que es diversa a la de aquellos términos
previstos en la ley, como presupuesto para el inicio del plazo para que ocurra un acto del
proceso o su reanudación.”
16.- PRESCRIPCIÓN
17.- CADUCIDAD
21.- TRANSACCIÓN
22.- CONVENIMIENTO
23.- HOMOLOGACIÓN
25.- SENTENCIA
Puesto en evidencia el error denunciado, y dada la trascendencia que reviste el mismo, esta
Sala de Casación Social considera oportuno remembrar el alcance y la naturaleza jurídica de la
figura del despacho saneador, de los momentos en que puede ordenarse y la importancia de
su aplicación, para lo cual este digno Tribunal se sirve del criterio contenido en la decisión Nº
248, de fecha 12-04-2005, en el caso Hildemaro Vera Weeden contra Cervecería Polar, en el
cual se explicó lo siguiente:
En algunas legislaciones ha sido incluido el despacho saneador dentro del ámbito de los
presupuestos procesales y, concretamente, de los que tutelan tanto el contenido como la
forma, siendo considerado ineficaz el proceso afectado por errores estructurales, derivados,
por ejemplo, por una demanda mal elaborada en cuanto a sus requerimientos legales.
Respecto a los contenidos, es decir, la pretensión, los presupuestos procesales permiten vigilar
la idoneidad de la demanda y sostienen toda la relación procesal, como son la debida
individualización de la pretensión (forma de la demanda), la acumulación debida de
pretensiones, la tutela concreta, la ausencia de cosa juzgada y ausencia de litispendencia.
Igualmente, en relación con los distintos requerimientos que aseguran el debido proceso y
cuya observancia conduciría a la nulidad de lo actuado. Otros presupuestos que tutelan la
forma del proceso son los que se refieren a su trámite, al respeto a la bilateralidad de la
audiencia y al cumplimiento de los lapsos.
Cabe insistir en que el control sobre los presupuestos no debe darse en etapas finales del
juicio, sino que debe estar ligado al despacho saneador, como una facultad y un deber del juez
competente que permita terminar el proceso, u ordenar su depuración, en cualquier momento
en que constate la ausencia de un presupuesto procesal o un requisito del derecho de acción
que requiera de su fenecimiento o que por medio de un auto de reposición que haga renovar,
en casos específicos, el acto al momento oportuno para aplicar el correctivo formal del caso,
sin esperar que el control sea requerido por el opositor de una excepción. Todo ello con la
finalidad de evitar que el juez, cumplidas las etapas sustanciales, llegue a un pronunciamiento
formal en el que constate la existencia de obstáculos o impedimentos trascendentales para
emitir una sentencia de fondo, ya por invalidez o ineficacia, pero siempre buscando un control
para remediarlos. Es igualmente necesario advertir que no puede caerse en una interpretación
excesiva del principio de especificidad en materia de nulidades toda vez que no siempre el
legislador ha de tutelar todos los casos posibles sancionables.
El derecho fundamental a la tutela judicial efectiva exige que los particulares accedan a
instrumentos procesales que sean aptos desde el punto de vista formal para el procesamiento
de la pretensión. No es suficiente la mera comprobación de que hubo decisión en derecho,
pues deben respetarse los presupuestos que sean indispensables para conocer el fondo del
proceso. Una providencia de inadmisibilidad, debidamente fundamentada, satisface el derecho
a la tutela efectiva.
En nuestra legislación, tal como quedó previamente establecido, la institución jurídica está
contemplada en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, al establecer la potestad y obligación de
los jueces de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo de examinar, antes de admitir la
demanda, si el libelo cumple con los extremos exigidos en el artículo 123 de la citada Ley y de
aplicar, en un primer momento, el despacho saneador, cuando el juez ordena al demandante
“con apercibimiento de perención”, corregir la demanda por incumplir con los requisitos
establecidos en la Ley (artículo 124); y, en un segundo momento, la Ley establece que cuando
no fuera posible la conciliación, los jueces deberán, a través del despacho saneador, corregir
oralmente -lo cual deberá constar en acta- los vicios formales que puedan obstaculizar el
desenvolvimiento pleno del proceso. La citada Ley los compromete, además, con la
responsabilidad de que el proceso sea realmente un instrumento de la justicia en los términos
del vigente Texto Constitucional.
27.- JURISDICCIÓN: Humberto Cuenca nos dice que “La jurisdicción es el poder de administrar
justicia, ejercido por el Estado mediante los órganos jurisdiccionales”.; José Angel Balzán
define la jurisdicción como “…Toda actividad pública destinada a dirimir conflicto,…”, La Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia de fecha 29 de julio de 20013,
correspondiente al expediente Nº 11-1445 “La jurisdicción entendida como la potestad
atribuida por la ley a un órgano del Estado para dirimir conflictos de relevancia jurídica, con un
procedimiento predeterminado, siendo el órgano capaz de producir cosa juzgada susceptible de
ejecución, es ejercida por los Tribunales ordinarios y especiales.
A nuestro entender es la facultad que otorga el Estado a los órganos judiciales para dirimir los
conflictos.