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El Coronavirus dejo hasta la fecha más de 100 millones de infectados y 2.

15 millones de personas
fallecidas , Miles de millones de dólares en perdidas económicas y un mundo paralizado, el 31 de
diciembre de 2019 la organización mundial de la salud reporta los primeros casos de neumonía
detectada en la ciudad de Wuhan china, de un virus en ese momento desconocido, el 7 de enero
de 2020 se confirma la identificación del virus como un nuevo Coronavirus, esta epidemia obligó al
mundo entero a un aislamiento al que nos hemos visto forzados, lo primero que hay que decir
respecto al momento actual, es que el Coronavirus no vino sobre el mundo como en una tabla
raza, afectando por igual a todos, al contrario el coronavirus llegó después de un modelo
económico y político de más de 30 años que ha generado una gran desigualdad en el mundo,
desigualdad social y económica, que ha aumentado la pobreza, que ha deteriorado los sistemas de
seguridad social, los sistemas de salud, los sistemas de educación, que ha privatizado los servicios
básicos, que ha generado empleos precarios, esto quiere decir que ha puesto en condiciones
vulnerables a grandes conglomerados sociales como nunca antes en la historia, el coronavirus
llega en un momento dónde es más difícil atender de una manera justa e igualitaria, incluyente a
todos los que integramos el mundo, entonces la epidemia la estamos viviendo de distintas
maneras, por supuesto cuando hay la seguridad de un empleo se puede recluir en su casa , pero
pedir a toda la población que se quede por seguridad es un lujo de clase, por qué quienes trabajan
con empleo precario o trabajan en la informalidad no pueden hacerlo. La primera enseñanza que
se puede extraer de está epidemia es que el verdadero milagro es la vida, el verdadero milagro es
que tengamos existencia y vivamos en este mundo a pesar de las amenazas contra la vida de las
enfermedades, en esta pandemia tenemos la ocasión de valorar lo que somos y tenemos, la
segunda enseñanza es que el coronavirus nos ha venido a evidenciar que la humanidad es una y
única es decir que nadie se salva solo que todos estamos indigentemente volcados hacia los
demás, cuando nos aislamos contribuimos a que todas las demás personas puedan estar a salvó, la
tercera enseñanza es que el coronavirus manifiesta que los cuerpos estamos exhaustos, la
celeridad de la producción, de las comunicaciones, los cambios permanentes nos han dejado
cansados, la naturaleza está protestando frente a ritmos inhumanos que nos han impuesto las
necesidades del capital, al volvernos a la reclusión, al aislamiento podemos tener de nuevo ritmos
humanos de descanso, de sueño, de estudio, recuperamos dimensiones perdidas como la
conversación, la cercanía, de la preocupación por los demás, en este momento de globalización
del capital, también es importante la globalización de la solidaridad, de la preocupación y el apoyo
mutuo.

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