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Enfoque Biofísico de la Transferencia de Energía en los seres vivos


(Monografía)

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Rubén Herrera Rodríguez Rolando Serra Toledo


Universidad Tecnológica de la Habana, José Antonio Echeverría Universidad Tecnológica de la Habana, José Antonio Echeverría
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Enfoque Biofísico de la Transferencia de Energía en los
seres vivos
(Monografía)

Autores: Lic. Rubén Herrera Rodríguez, MSc.

Dr. Juan Daniel Zayas Guillot, Profesor Consultante.

Lic. Rolando Serra Toledo, DrC.

Introducción: El cuerpo humano, al igual que otros sistemas biológicos, se


comportan como Sistemas Termodinámicos Abiertos, en constante intercambio
energético, tanto en lo interno como con el medio que le rodea (Fig. 1). En lo
interno necesita disponer de fuentes de energía y de un intercambio constante
de la misma, de forma que todas las reacciones bioquímicas, trabajo,
multiplicación celular, coordinación, etc., cuenten en cada momento con la
energía necesaria en el lugar donde la necesita.

Fig. 1: Esquema de intercambio energético y de información en el cuerpo humano.


Todo indica que hay diferentes fuentes de energía, donde lo más importante es
entender cómo garantizar la formación del ATP en el mismo lugar donde se
consume su energía, y por tanto cómo es que se repone la energía para formar
nuevamente el ATP gastado.

La Entropía (E) es la magnitud termodinámica que mide el grado de


intercambio energético, tanto en lo interno (dEi), como con el medio que nos
rodea (dEe), donde su fuente fundamental es la energía fotónica que nos llega
del Sol.

En el trabajo se expone el modelo biofísico de las bandas de conducción


energética en las macromoléculas proteicas, como una de las vías internas
para mantener un intercambio constante de energía por todo el organismo, algo
que se asemeja a los canales de energía que plantean las medicinas asiáticas.

Todo lo anterior se consolida en la práctica con el uso de las cámaras GDV,


Bioelectrografía Computarizada (Korokov, 2002), las cuales hemos utilizado
con éxito en nuestras investigaciones, y donde uno de los parámetros
fundamentales que nos brinda es el relacionado con el estado de la entropía
del sistema. Conocer la eficiencia de intercambio de entropía de un sistema es
fundamental para poder valorar sus posibilidades de trabajo y por tanto su
estado de salud.

Para poder actuar sobre el cuerpo humano y corregir alguna situación que lo
afecte, es necesario conocer cómo funciona. Cómo funciona armónicamente
como un todo, como un sistema termodinámico abierto e interconectado en lo
interno y con el medio que le rodea.

La integración de los conceptos de salud de oriente y de occidente, enriquecen


la propia visión del hombre al comprender que los desajustes de la salud se
producen antes en el cuerpo energético y posteriormente se manifiestan en el
cuerpo físico, cuestión que ayuda hacia una medicina con un diagnóstico
precoz y preventivo de las enfermedades.

Bajo este paradigma energético cuántico, la realidad ya no la podemos


entender de forma deterministica, sino estocástica, y por tanto probabilística.
Hablaríamos de probabilidades de sucesos. Esta aproximación científica en el
campo biológico se puede denominar Biofísica Informacional Cuántica, de la
cual se ha desarrollado lo que hoy conocemos en el campo terapéutico como,
Terapias de Información Biofísica.

Contexto científico

A finales del siglo pasado y lo que transcurre de éste, el mundo científico


vinculado a la medicina y los estudios de los diferentes sistemas biológicos, ha
vuelto la mirada hacia este comportamiento a nivel atómico; donde aparecen
términos como los de nube electrónica, fotones, patrones coherentes, modelos
holográfico, etc. Pasando la comunicación, la información y la interacción por
campos a un nivel de análisis superior y por tanto aparecen los nuevos
modelos ajustados a esta aproximación científica.

La GDV en apoyo a la toma de decisiones

El funcionamiento del organismo humano involucra un flujo permanente de


materiales, energía e información que tiene lugar dentro del organismo y,
también, del exterior y hacia el exterior. Los mecanismos de autorregulación
(homeostasis) le permiten mantener al sistema un relativo grado de invariancia
e independencia.

Hasta hace no menos de 50 años, se pensaba que el comportamiento de la


mayoría de los sistemas era determinista, es decir, obedece a leyes
determinadas y por lo tanto puede ser predicho o descrito fácilmente por medio
de fórmulas determinísticas. Dicho concepto está fundamentado en el modelo
de Homeostasis propuesto por Claude Bernard y desarrollado posteriormente
por Walter Canon.

Fruto de éste modelo homeostático determinístico, surge el concepto de la


enfermedad como un desequilibrio o pérdida de la estabilidad del sistema.
Dicho modelo resultaba interesante en lo teórico pero inaplicable en lo práctico,
ya que en muchos casos, es precisamente el comportamiento estable el que
indica la presencia de la enfermedad.

Sin embargo, la mayoría de los sistemas biológicos exhiben un comportamiento


aparentemente desordenado, aunque globalmente son estables. Por ejemplo,
se sabe que la frecuencia cardiaca normal puede estar entre 60 y 100 latidos
por minuto, pero es imposible predecir con exactitud, la frecuencia cardiaca en
el próximo instante a partir de un registro histórico. (Bassingthwaighte et al,
1994 – Goldberger A., 1996)

La dinámica básica de la evolución, comienza en un estado de homeostasis-


un estado de balance dinámico caracterizado por fluctuaciones múltiples e
interdependientes-. Cuando el sistema está siendo disturbado este tiene la
tendencia de mantener su estabilidad por medio de mecanismos de
realimentación negativa, los cuales tienden a reducir la desviación del estado
balanceado.

En estos casos, un concepto útil para la descripción de la materia viviente es la


consideración de su estructura como una red. Las redes son estructuras
complejas, ya que los cambios y estados de cada elemento dependen directa o
indirectamente del estado y los cambios de todos los otros elementos.
Por lo tanto, el comportamiento de la red es el de un sistema coherente, cuyo
estado de salud es gobernado gracias a las conexiones correctas de los
procesos internos y externos. La comunicación y coherencia son garantizadas
por el valor de la información original; la capacidad de señalización a los
cambios dañinos, y la eficiencia con que la energía es encauzada hacia el
propósito de reconstrucción de la conformación original.

Una estructura en red que conocemos, es la utilizada por la Medicina


Tradicional Asiática (Fig. 2).

Fig. 2: Estructura en red de la Medicina Tradicional Asiática.

Ahora bien, en un primer plano de percepción, somos un sistema


termodinámico abierto, manteniendo un intercambio constante en lo interior y
con el medio exterior para poder garantizar la homeostasis. El principal
elemento a tener en cuenta en este tipo de sistemas, es su energía disponible
para realizar trabajo, o sea, la que conocemos en termodinámica como energía
libre.

Intercambio y transformaciones de la energía en el cuerpo humano.

Veamos algunos aspectos ya establecidos (Herrera, 2012):

ENERGÍA: Capacidad para realizar trabajo. Esta puede ser:

- Potencial.
- Cinética.
En termodinámica, un sistema es la materia contenida en una región definida.
La materia del resto del universo se denomina entorno. El primer principio de la
termodinámica establece que la energía total de un sistema y su entorno es
una constante. En otras palabras, la energía se conserva. La expresión
matemática del primer principio es la siguiente:

∆E = EB - EA = Q – w (ec. 1)

Donde EA es la energía de un sistema al comienzo de un proceso y EB al final


de él. Q es el calor absorbido por el sistema y W el trabajo realizado por el
mismo. Un aspecto importante de Ia ecuación (1) es que el cambio de energía
de un sistema depende solamente de los estados inicial y final y no del modo
como ocurre la transformación. El primer principio de la Termodinámica no
puede utilizarse para predecir si una reacción puede producirse
espontáneamente.

Veamos entonces:

dE = dQ – dW (ec. 2)

Si el trabajo realizado implica cambio de volumen, a presión constante:

dE = dQ – PdV (ec. 3)

La energía interna del sistema al final puede ser mayor, menor o igual que al
principio de cualquier proceso que tenga lugar. Algunas reacciones ocurren
espontáneamente aunque ∆E sea positivo. En tales casos, el sistema absorbe
calor de su entorno de tal forma que la suma de las energías del sistema y su
entorno permanece constante.

ENTALPÍA (H): Función de Estado, que expresa el contenido total de la energía


de un sistema (energía interna más los cambios en presión y volumen de todo
el conjunto de moléculas).

H = (E+PV) (ec. 4)

El cambio de Entalpía viene expresado por:

dH = d(E+PV) dH = dE+PdV+VdP (ec. 5)


Como los cambios en P y V son despreciables en bioquímica, ya que los
procesos se considera ocurren aproximadamente a presión y volumen
constante, entonces:

dH = dE = dQ (ec. 6)

- Sistemas que producen calor: H –

- Sistemas que absorben calor: H +

Un problema que se presenta con el Primer Principio de la Termodinámica es


que no predice el sentido en que ocurre una reacción, particularmente la
dirección relativa al estado de equilibrio, siendo necesario definir otra función
diferente de ∆E. Una de tales funciones es la entropía (S), que es una medida
del grado de desorden o azar de un sistema.

S = klnW (ec. 7)

Donde k = 1.38 X 10-23 J/0K, es la llamada constante de Boltzmann y W es la


función probabilidad asociada con un estado macroscópico dado.

Así, ∆S = S(2) – S(1) = k ln W2/ W1

La entropía de un sistema aumenta (∆S es positivo) cuando se hace más


desordenado El segundo principio de la termodinámica establece que un
proceso puede producirse espontáneamente sólo si la suma de las entropías
del sistema y su entorno aumenta.

(∆S sistema + ∆S entorno) > 0 para un proceso espontáneo (ec. 8)

Nótese que la entropía de un sistema puede decrecer durante un proceso


espontáneo en el caso de que la entropía del entorno aumente de tal forma que
su suma sea positiva. Por ejemplo, la formación de una estructura biológica
altamente ordenada es posible termodinámicamente porque el descenso en la
entropía de tal sistema está más que compensado por el aumento de entropía
de su entorno. La entropía se torna máxima en un sistema cuando éste se
aproxima al equilibrio verdadero.

Segundo Principio de la Termodinámica: Todo proceso ocurre desde un estado


de baja probabilidad (ordenado) a otro de mayor probabilidad (desordenado):
∆S> 0
Ej.: La catálisis enzimática es favorable pues en ella el S es +.

Entropía de la vida: En una perspectiva termodinámica los sistemas biológicos


abiertos existen en un estado de equilibrio dinámico inestable [Bauer, 1935].
Cada sistema pasa a través de una serie de delicados estados de desequilibrio
en su proceso de funcionamiento, con cada cambio de estado efectuado
alternativamente por los cambios de variables termodinámicas. El
mantenimiento de los estados de desequilibrio en los sistemas abiertos es sólo
posible a expensas de los flujos creados de la materia y energía dentro de los
sistemas biológicos y entre el sistema y su medio ambiente. Desde la
perspectiva de esos flujos los parámetros de tales sistemas se deben
considerar como funciones de tiempo.

La entropía de un sistema abierto (dS) variará con los intercambios con el


medio ambiente (dSe) y con el incremento de entropía del sistema en sí mismo
(dSi), como un resultado de los procesos irreversibles internos (dSi > 0).

Erwin Shroedinger introduce la noción de que el cambio general de entropía de


un sistema abierto está compuesto de dos partes: cambio de entropía con el
medio ambiente y la entropía interna: dS = dSe + dSi.

Diferenciando esta expresión respecto al tiempo, obtenemos:

dS/dt = dSe/dt + dSi/dt

Esta fórmula significa que la velocidad de cambio de entropía del sistema dS/dt
es igual a la velocidad de cambio de entropía entre el sistema y el medio
ambiente más la velocidad de producción de entropía del sistema interno.

El término dSe/dt, considerando el proceso de intercambio de energía con el


medio ambiente, puede ser positivo o negativo, así que teniendo dSi > 0, la
entropía general del sistema puede aumentar y decrecer.

Un valor negativo para el término de intercambio medioambiental, dSe/dt < 0,


corresponde a la condición donde el flujo exterior de entropía positiva desde el
sistema en el medio ambiente excede la afluencia de la entropía positiva de
fuera, así el equilibrio total del intercambio de entropía entre el sistema y el
medio ambiente es negativo. Si el ritmo del incremento de intercambio
medioambiental es suficientemente negativo para superar el incremento de la
energía interna, entonces podemos representar la relación con estas
expresiones diferenciales:

dS/dt < 0 si dSe/dt < 0 y │dSe/dt│ > dSi/dt.

Así, la entropía de un sistema abierto decrece a expensas del hecho de que los
procesos asociados producen entropía positiva (mayor desorden) en otras
partes del medio ambiente.
Para los organismos de la tierra el intercambio general de la energía puede ser
representado de forma simple, como la formación de complejos de moléculas
de carbohidratos desde СО2 y H2O en la fotosíntesis, seguida por la
degradación de estos productos de la fotosíntesis en los procesos de
respiración. Este intenso intercambio de energía proporciona la existencia y el
desarrollo de dos entidades diferenciadas: los componentes en la circulación
de la energía, y la vida en la tierra en su totalidad (Korokov, 2002).

Desde éste punto de vista, el decrecimiento de la entropía en los sistemas


vivos con los procesos de su actividad vital deriva en última instancia de la
absorción de cuantos de luz (fotones) por los organismos fotosintéticos. Esta
disminución de la entropía, sin embargo, es excesivamente compensada por la
formación de entropía positiva dentro de las profundidades del Sol.

Este principio también pertenece a organismos heterótrofos, para los cuales la


afluencia de alimentos del exterior, que aportan un flujo de entropía “negativa”
se conecta con la producción de entropía positiva cuando los nutrientes son
separados en partes en el medio ambiente, en cuyo caso la suma de
intercambio de entropía en el sistema (organismo + medio ambiente) es
siempre positiva.

En condiciones medioambientales constantes, para un sistema abierto


parcialmente equilibrado en un estado estacionario cerca del equilibrio
termodinámico, el crecimiento de la velocidad de entropía a expensas de
procesos irreversibles internos alcanza un cierto valor positivo mínimo
constante distinto a cero:

diS/dt => Amin > 0

Este principio de un mínimo de crecimiento de entropía, o teorema de


Prigogine, representa un criterio cuantitativo para la evaluación de la dirección
general de los cambios espontáneos por un sistema abierto cerca del equilibrio.

Esta condición se puede representar de otra manera:

d/dt (diS/dt) < 0

La desigualdad anterior indica estabilidad del estado estacionario. De hecho, si


el sistema está en un estado estacionario no puede salir espontáneamente de
ese estado. Los cambios irreversibles internos mantienen la estabilidad del
estado estacionario. Cuando el sistema se desvía de su estado estacionario
tendrán lugar en él procesos internos y lo traerán de nuevo al estado
estacionario, que corresponde al principio de Le-Shatelie de estabilidad de los
estados de equilibrio. Cualquier desviación del estado estacionario causará un
aumento en la velocidad de producción de entropía.
La disminución de la entropía de sistemas vivos es proporcionada por la
energía libre, que se libera cuando los nutrientes consumidos desde el exterior
se disocian, es decir a expensas de la energía solar. Por tanto, es importante
compensar el flujo de entropía negativa por procesos destructivos internos con
la disminución de energía libre disipada por reacciones metabólicas
espontáneas. Esta es la cuestión clave: circulación y transformación de la
energía libre, que dirige las funciones de los sistemas vivos.

Una dificultad para utilizar la entropía como criterio de si un proceso biológico


puede producirse espontáneamente radica en que los cambios de entropía en
las reacciones químicas no se pueden medir fácilmente. Además, el criterio de;
espontaneidad dado en la ecuación (8) requiere que se conozcan tanto el
cambio de entropía del entorno como el del sistema que interesa. Estas
dificultades se pueden superar utilizando otra función termodinámica
denominada Energía Libre que se especifica mediante el símbolo G.

En 1878, Josiah Willard Gibbs creó la función de energía libre combinando el


primero y segundo principios de la termodinámica (BTOL-Bioenergetics).

Concepto de Energía Libre (G): Parte de la energía de un sistema que se


encuentra disponible para realizar un trabajo. El cambio en la energía libre (∆G)
en un sistema es aquella parte del cambio total de energía que está disponible
para realizar trabajo, es decir, la energía libre es la energía útil.

∆G= ∆H - T.∆S (ec. 9)

Donde ∆G es el cambio en la energía libre de un sistema que está sufriendo


una transformación a presión (P) y temperatura (T) constantes, ∆H es el
cambio en Entalpía de este sistema y ∆S es el cambio en la entropía del
mismo: Nótese que las propiedades del entorno no participan en esta ecuación.

Por su parte, el cambio de entalpía viene dado por:

∆H = ∆E + P∆V (ec. 10)

El cambio de volumen es pequeño para casi todas las reacciones bioquímicas


y por eso ∆H es aproximadamente igual a la ∆E interna. De aquí:

∆G = ∆E - T.∆S (ec. 11)

Así pues, la ∆G de una reacción depende a la vez del cambio de energía


interna (∆E) y del cambio de entropía (∆S) del sistema. El cambio de energía
libre (∆G) de una reacción, a diferencia del cambio de energía interna (∆E), es
un criterio valioso “para" conocer si dicha reacción puede ocurrir
espontáneamente:

1. Una reacción se produce espontáneamente sólo si ∆G es negativo, o sea, el


estado final de energía libre disponible es menor que la energía libre inicial. La
diferencia se utiliza en el desarrollo energético de la reacción.

2. Si ∆G es cero, el sistema se encuentra en equilibrio y no puede producirse


cambio neto en ningún sentido.

3. Una reacción no puede producirse espontáneamente si ∆G es positivo. Se


necesita un aporte de energía libre para producir tal reacción.

Es necesario subrayar aquí otros dos puntos más:

- Primero: ∆G de una reacción depende únicamente de la energía libre de


los productos (sustancias en el estado final) menos la de los reactantes
(sustancias en el estado inicial). El ∆G de una reacción es Independiente
de la vía por la cual transcurre la transformación. El mecanismo de la
reacción no tiene efecto sobre ∆G. Por ejemplo, ∆G de la oxidación de la
glucosa a CO2 y H2O es el mismo independiente de si la combustión
transcurre in vitro o si se produce en la célula por una serie de múltiples
etapas catalizadas por enzimas.
- Segundo: ∆G no suministra información acerca de la velocidad de una
reacción. Un ∆G negativo indica que la reacción puede producirse
espontáneamente, pero no significa que se produzca a velocidad
perceptible. La velocidad de una reacción depende de la energía libre de
activación (∆G+), que no está relacionada con ∆G.

Todos los procesos espontáneos transcurren desde un estado de mayor


energía libre a otro de menor energía libre, es decir, posen un ∆G negativo.

Un método alternativo de acoplamiento de un proceso exergónico a uno


endergónico es mediante la síntesis de un compuesto con un potencial de
"alta" energía en la reacción exergónica y la incorporación de este compuesto
nuevo a la reacción endergónica, con lo que se efectúa así una transferencia
de energía libre de la vía exergónica a la endergónica.

Se ha adoptado un convenio para simplificar los cálculos de la energía libre


para las reacciones bioquímicas. Se define un estado estándar que tiene un pH
7. En consecuencia, la actividad del H+ correspondiente a un pH 7 tiene un
valor de 1, también se toma como 1 la actividad del agua. El cambio de energía
libre estándar a pH 7, especificado mediante el símbolo AG’. será el utilizado
en este tema .

En la célula viva, el principal intermediario o compuesto portador de alta


energía (designado ~ E) es el adenoslntrlfosfato o ATP.
En los animales y las personas, la energía (fotones) que la atmósfera deja
llegar a la superficie de la Tierra, no pueden absorberse en su totalidad, ellos
adquieren esa energía del Sol a través de las plantas, las que realizan la
Fotosíntesis y con ello aportan energía en sus enlaces y electrones, los que al
ser consumidos en la alimentación, pasan a formar parte de la energía en estos
sistemas biológicos (Fig. 3).

Fig. 3: Ciclo de la Energía que llega a la Tierra desde el Sol.

El ATP como moneda universal de Energía en los seres vivos: Los seres
vivos necesitan un suministro continuo de energía libre por tres causas
principales: la realización de trabajo mecánico en la contracción muscular y
otros movimientos celulares, el transporte activo de iones y moléculas y la
síntesis de macromoléculas y otras biomoléculas a partir de precursores
sencillos. La energía libre utilizada en estos procesos, que mantienen a un
organismo lejos del estado de equilibrio, se: extrae del entorno. Los seres
quimiotrofos obtienen esta energía mediante la oxidación de los alimentos,
mientras que los fototrofos la consiguen captando energía lumínica. La energía
libre que se deriva de la oxidación de los alimentos y de la luz se almacena en
una molécula especial antes de su utilización para el movimiento, el transporte
activo y la biosíntesis. Este transportador especial de la energía libre es el
adenosintrifosfato (ATP). El papel central del ATP en los intercambios de
energía de los sistemas biológicos fue advertido por Fritz Lipmann y Hermán
Kalckar en 1941.
Es la principal molécula de alto contenido energético que conecta las
reacciones productoras de energía con las que la necesitan en el organismo.
Donde se necesita energía, el ATP es el principal encargado de donarla,
rompiéndose el enlace fosfato. Pero será preciso resintetizar otra vez el ATP,
en otros procesos, generándose un ciclo sin fin en los seres vivos (Fig. 4).

El ATP es un nucleótido que consta de una adenina, una ribosa y una unidad
de trifosfato. La forma activa del ATP es normalmente un complejo del ATP con
Mn2+ o Mg2+. Al considerar el papel del ATP como un transportador de
energía debemos fijarnos en su grupo trifosfato. El ATP es una molécula rica
en energía porque su unidad trifosfato contiene dos enlaces anhídrido fosfórico.
Cuando el ATP se hidroliza hasta adenosin difosfato (ADP) y ortofosfato (Pi) o
cuando se hidroliza hasta adenosin monofosfato (AMP) y pirofosfato (PPi) se
desprende una gran cantidad de energía libre. El ∆G ' (energía libre estándar)
para estas reacciones depende de la fuerza iónica del medio y de la
concentración de Mg2+ y Ca2+. Utilizaremos un valor de -7,3 kcal/mol. En las
condiciones típicas celulares, el valor real de ∆G de estas hidrólisis es
aproximadamente -12 kcal/mol.

En los procesos oxidativos se libera energía, parte de la cual es utilizada para


la síntesis de ATP a partir del ADP:

ADP + Pi ---------> ATP (G0' = +7.3 kcal/mol) (ec. 12)

Otros procesos, por el contrario, precisan un aporte de energía, suministrada


por el ATP, con lo que existe un ciclo del ATP en muchos procesos biológicos.
El ATP sirve como el principal dador Inmediato de energía libre en los sistemas
biológicos. En una célula típica, cada molécula de ATP se consume dentro del
minuto siguiente a su formación. El recambio del ATP es muy rápido.

La energía libre liberada en la hidrólisis de un enlace anhídrido del ATP se


utiliza para impulsar reacciones que necesitan el aporte de energía libre, como
en la contracción muscular. A su vez, se forma ATP a partir de ADP y Pi
cuando se oxidan las moléculas combustibles en los seres quimiotrofos o
cuando la luz es atrapada por los fototrofos. Este ciclo del ATP-ADP es la
forma fundamental de Intercambio energético en los sistemas biológicos.

Algunas reacciones biosintéticas se hallan dirigidas por nucleótidos que son


análogos al ATP: es decir, guanosín trifosfato (GTP), uridín trifosfato (UTP) y
citidin trifosfato (CTP). Las formas difosfatadas de estos nucleótidos se
designan por GDP, UDP y CDP respectivamente. Hay enzimas que catalizan la
transferencia del grupo fosforilo terminal de un nucleótido a otro como en las
siguientes reacciones:

El ATP sirve como el principal dador Inmediato de energía libre en los sistemas
biológicos. En una célula típica, cada molécula de ATP se consume dentro del
minuto siguiente a su formación. El recambio del ATP es muy rápido. Por
ejemplo, un ser humano en reposo consume unos 40 kg de ATP en 24 horas.
Durante el ejercicio vigoroso, la tasa de utilización del ATP puede alcanzar los
0,5 kg por minuto. El movimiento, el transporte activo, la amplificación de
señales y la biosíntesis solamente pueden producirse si el ATP se regenera
continuamente a partir del ADP. Los seres fototrofos extraen la energía libre de
la luz para generar ATP, mientras que los quimiotrofos forman ATP mediante la
oxidación de moléculas combustibles.

Fig. 4: Ciclo del ATP en diferentes procesos biológicos.

¿Cuál es la base estructural del elevado potencial de transferencia de grupos


fosfato del ATP? Se deben examinar las estructuras del ATP y de sus
productos de hidrólisis ADP y Pi para contestar esta pregunta, puesto que el
AG depende de la diferencia en las energías libres de los productos y
sustancias reaccionantes. A este respecto, se demostró que eran importantes
dos factores: la repulsión electrostática y la estabilización por resonancia. A pH
7, la unidad trifosfato del ATP tiene cuatro cargas negativas. Estas cargas se
repelen fuertemente entre sí porque están muy próximas. La repulsión
electrostática entre estos grupos cargados negativamente se reduce cuando se
hidroliza el ATP. El otro factor que contribuye al alto potencial de transferencia
de grupos del ATP es que el ADP y el Pi poseen una estabilidad por resonancia
mayor que la del ATP.
Se denomina frecuentemente al ATP como compuesto de fosfato de alta
energía y sus enlaces fosfoanhídridos se describen como enlaces de alta
energía. Debe hacerse notar que no existe nada especial en los enlaces por sí
mismos. Son enlaces de alta energía en el sentido de que liberan gran cantidad
de energía libre cuando se hidrolizan, por las razones dadas anteriormente.

Donde se necesita energía, el ATP es el principal encargado de donarla,


rompiéndose el enlace fosfato. Pero será preciso resintetizar otra vez el ATP,
en otros procesos, generándose un ciclo sin fin en los seres vivos (Fig. 1). Son
los procesos OXIDATIVOS los encargados de liberar energía, parte de la cual
es utilizada para la síntesis de ATP.

Reacciones de Oxidación-Reducción

Son procesos en los que tiene lugar la transferencia de electrones y/o protones
y son cruciales en el metabolismo celular, por dos razones:

1) Los seres vivos obtienen la mayoría de su energía libre a partir de la


oxidación de ciertos compuestos bioquímicos como glúcidos, lípidos y
ciertos aminoácidos.

2) Muchos procesos biosintéticos implican la reducción de dobles enlaces.

En ambos casos los electrones y protones deben poseer una considerable


energía libre, cosa que ocurre en ciertos nucleótidos: los pares
NADP+/NADPH, NAD+/NADH y FAD/FADH2.

Las formas reducidas de estos nucleótidos se originan mediante la oxidación


de los combustibles celulares en el catabolismo y, bien serán utilizadas en
reacciones de biosíntesis, bien para la producción de energía, en donde se re
oxidan de nuevo, originándose un ciclo de oxidación/reducción.

La Mitocondria. Fábrica de energía celular: El lugar en el que tiene lugar el


transporte electrónico y la fosforilación oxidativa es la mitocondria. La
membrana mitocondrial externa es totalmente permeable a sustancias de hasta
100 kDa de tamaño molecular, gracias a la existencia de porinas. La membrana
interna es impermeable a las sustancias que no tienen transportador
específico.

Translocación de protones y generación de una Fuerza Motriz: Durante el


transporte de electrones se produce, en ciertos puntos de la cadena, una
translocación o bombeo de protones a través de la membrana, desde la matriz
mitocondrial hacia el espacio intermembrana. Eso crea un gradiente de cargas
que genera un voltaje y un gradiente de pH a ambos lados de la membrana
mitocondrial interna.
Mecanismo molecular de la Fosforilación Oxidativa (el ATP Sintasa): Durante el
transporte electrónico son tres puntos en donde tienen lugar pérdidas de
energía libre lo suficientemente grandes como para que puede existir síntesis
de ATP. Ambos procesos, que son diferentes, se encuentran acoplados.

- La ATP sintasa es la enzima que cataliza la fosforilación y se encuentra


ligada a la membrana mitocondrial interna, como proteína integral de la
misma.
- La ATP sintasa posee una zona esférica, llamada factor F1 dirigida hacia
la matriz mitocondrial, y otra parte, el factor F0, integrado en la
membrana.

Hipótesis del Acoplamiento Quimiosmótico: La energía del transporte


electrónico impulsa un sistema de transporte activo que bombea protones fuera
de la matriz mitocondrial, lo cual genera un gradiente electroquímico que
posibilita la síntesis de ATP.

Esta hipótesis se basa en:

i) la existencia de un gradiente electroquímico: Se genera una diferencia


de potencial (voltaje) de transmembrana y pHmatriz > pHintermembrana

ii) un sistema de membrana intacta o en forma de vesícula cerrada.

El uso de los agentes desacoplantes, de los inhibidores y/o de los ionóforos


son apoyos adicionales a esta hipótesis.

Mecanismo del ATP Sintasa: Según la hipótesis de Boyer (hipótesis del cambio
de enlace) el movimiento de protones que se genera a través de los canales en
la base F0 y la cabeza F1 de la ATP Sintasa inducen cambios
conformacionales que alteran la afinidad de la enzima por el ATP, el ADP y el
Pi.

¿Cómo puede tener lugar la condensación del ADP y el Pi en el centro activo


de la enzima? Tanto ADP como Pi no están en solución sino unidos al centro
activo de la misma, en donde Keq ~ 1 y G0' = 0.

Tanto la oxidación de los sustratos (fase soluble) como el transporte electrónico


y la fosforilación oxidativa tienen lugar de forma coordinada y finamente
regulada.

Otros usos de la Fuerza Motriz de Protones:

* Translocación de ADP/ATP: ADP-ATP Translocasa.

* Transporte de Calcio
* Producción de calor

Fosforilación Fotosintética: La energía de la luz solar para excitar determinadas


moléculas hasta un cierto nivel energético. Tras ello, ciertos e- de las mismas
son llevados a una cadena de transportadores y la caída en energía libre que
tiene lugar es aprovechada para sintetizar ATP.

La fotosíntesis no utiliza pues sustratos carbonados para obtener nucleótidos


reducidos, sino la luz solar, como fuente de energía. Tiene lugar en los
cloroplastos de las células fotosintéticas: plantas verdes, algas verde-azuladas.
También pueden realizar este tipo de fosforilación ciertas bacterias.

La membrana del cloroplasto que contiene la maquinaria transductora de


energía deriva de la interna y se organiza en sacos llamados tilacoides, que se
apilan en estructuras denominadas grana.

La absorción de la Luz: La energía de la luz se transporta en paquetes


llamados fotones, que contienen energía cuyo valor depende de la frecuencia
(v) o de la longitud de onda (λ), según la ecuación:

E = hv = hc/λ
Donde h y c son constantes.

La absorción de la luz es el primer paso en cualquier proceso fotoquímico.


Cuando una molécula (en estado basal) absorbe un fotón, un e- adquiere
energía y pasa de un orbital interno a otro más externo (estado excitado).

En los seres vivos fotosintéticos existen moléculas, llamadas pigmentos


fotosintéticos, que poseen cromóforos capaces de absorber luz:

- Clorofilas: clorofilas a, b, c y bacterioclorofila (en bacterias).


Pigmento P-700 y Pigmento P-680

- Pigmentos Accesorios: carotenos (amarillos), ficobilinas (azules o


rojas) y luteina.

Los pigmentos fotosintéticos se encuentran agrupados en la membrana del


tilacoide en grupos llamados fotosistemas o unidades fotosintéticas,
compuestas de:

1) Las moléculas antena. Moléculas (varios cientos) encargadas de absorber


quantos de luz.

2) La clorofila del centro de reacción. Transfiere electrones a un aceptor


adyacente.
Flujo electrónico hasta el NADP+:

En la fotosíntesis oxigénica la reacción sumaria (o de Hill) es:

2H2O + 2NADP+ + hv ---------------> 2NADPH + 2H+ + O2

Un fotón de luz no posee suficiente energía para elevar un electrón al nivel


energético requerido, por lo que existen dos fotosistemas diferentes, PSI y
PSII, que actúan en serie.

El centro de reacción de PSII es P-680 y del PSI el P-700. Cuando la la luz


incide sobre la membrana tilacoide, se absorbe energía simultáneamente en
los pigmentos antena de ambos fotosistemas, excitación que luego se pasa a
los respectivos centros de reacción y, de éstos, a los correspondientes
aceptores primarios de los electrones.

En la fotosíntesis oxigénica, en la que actúan ambos fotosistemas en serie, el


flujo de electrones ocurre: 1) entre el H2O y PSII; 2) entre PSII y PSI y 3) entre
PSI y NADP+, disposición descrita como esquema en Z.

Funcionamiento del Fotosistema PSII:

En el PSII primeramente se capta un primer fotón, que es llevado al P680


(aceptor primario) y de éste a unos transportadores, que son: feofitina y dos
plastoquinonas (QA y QB que quedarán como QB•-). Mientras, el P-680+ se
reduce mediante la transferencia de un electrón donado por un residuo de Tyr
(TyrZ) de la proteína D1. A su vez, TyrZ+ se reducirá a TyrZ al aceptar
electrones suministrados por el agua.

La absorción de un segundo fotón, que es pasado a P-680, enviará un segundo


electrón a QB•- para formar QB2-, que se combina con 2H+ para dar QBH2.
Estos 2H+ proceden del estroma, lo que hace que su pH aumente. La QBH2 se
disocia de la proteína y es sustituida por otra QB recién oxidada.

Fotolisis del agua:

Este proceso requiere la pérdida simultánea de 4 e- de dos moléculas de agua:

2H2O -------------------------> 4H+ + 4e- + O2


Pero PSII sólo puede generar una carga positiva a la vez (P-680+). Sin
embargo, se asocian 4Mn a una proteína capaz de catalizar la eliminación de
4e- del agua. Estos iones acumulan cuatro cargas + sucesivas (desde S0 a
S4). Este centro puede entonces transferir 4e-, uno cada vez, al P-680+
cercano, vía TyrZ+.

Flujo electrónico del PSII a PSI:

La absorción de dos fotones en PSII origina una PQH2 cuyos electrones son
transferidos a un complejo multi proteico llamado citocromo b6f, en tanto que
los protones se liberan en la luz del tilacoide. Puesto que esos protones derivan
del estroma, esto implica bombeo de H+ al otro lado de la membrana tilacoide.

Los electrones procedentes del citocromo b6f se transfieren a otro


transportador móvil, una proteína llamada plastocianina, situada en el lado
luninasl de la membrana tilacoide. Esta transfiere los electrones al P-700+ del
PSI.

Transporte electrónico en PSI: Existe también un complejo captador de luz


(LHCI) con moléculas antena de clorofila unidas a proteínas. Estas captan un
fotón y lo pasan a P-700, el cual se oxida(P-700+).

El electrón se pasa luego a una cadena de transportadores que incluyen:

1) clorofila a (A0),

2) filoquinona (A1),

3) tres centros de Fe-S (FX, FB y FA) y

4) una ferredoxina. De ésta, el electrones transferido al NADP+ junto con un


H+, formando NADPH, catalizada la reacción por la ferredoxina-NADP+-
reductasa.

Puesto que para reducir totalmente el NADP+ se precisan 2e- y 1H+, y la


ferredoxina sólo puede transportar un e-, es preciso que actúen juntas dos
ferredoxinas.

2ferredoxinared + H+ + NADP+ ---------------------> 2ferredoxinaox + NADPH

Un esquema del proceso podría ser el siguiente: los e- viajan del H2O al
NADP+ por acción de dos fotosistemas que absorben luz, generando NADPH y
O2. Además, se establece un gradiente de H+ a través de la membrana
tilacoide.
En definitiva, en el esquema en Z es necesario absorber ocho fotones (cuatro
en cada fotosistema) para la formación de una molécula de O2 y dos de
NADPH.

Fotofosforilación:

La ATP-sintasa tiene una estructura similar a la mitocondrial, con una zona


globular (CF1) u otra situada en la membrana (CF0), unidas por un tallo y que
reforman también un canal de protones.

La zona globular está orientada hacia el estroma del cloroplasto. La


concentración de H+ es más alta en en la luz del tilacoide, como consecuencia
del bombeo de H+.

Se ha calculado que se forma una molécula de ATP por cada electrón que se
transporta.

Flujo electrónico cíclico:

Una ruta alternativa de las reacciones luminosas es el llamado flujo electrónico


cíclico, que utiliza los componentes del fotosistema PSI, junto con la
plastocianina y el citocromo b6f. No se produce NADPH, aunque sí se
bombean H+ y se sintetiza ATP.

Este ciclo sirve para generar ATP en situaciones en que hay abundancia de
NADPH.

Hasta aquí una visión bioquímica de las diferentes reacciones que brindan y
transportan energía y electrones a los sistemas biológicos. Veamos ahora el
llamado Modelo de las Bandas de Conducción en las macromoléculas
proteicas (Korokov, 2003).

Esquema de los electrones de la vida

“Estoy profundamente seguro de que no llegaremos a entender la esencia de


la vida si nos restringimos al nivel molecular... Una sorprendente sutileza de
reacciones biológicas es estipulada por la movilidad de los electrones y puede
ser solamente explicada desde la óptica de la mecánica cuántica”

А. Szent-Györgyi, 1968
La reserva principal de energía libre en procesos biológicos se encuentra en los
estados excitados de los electrones en sistemas moleculares complejos.
Cuando se realiza un trabajo físico o mental, los electrones distribuidos en las
estructuras de proteínas son transportados a los lugares adecuados y
activando los procesos de fosforilación oxidativa, es decir la fuente local de
energía para el funcionamiento del sistema. Una parte de estos electrones en
estado excitado se utiliza para aportar los requerimientos energéticos del
momento en el organismo y otra parte puede ser reservada para el futuro,
como en los láseres después de la absorción de un pulso de bomba. Los
conjuntos de electrones π excitados deslocalizados dentro de las
macromoléculas proteicas son la base de esta reserva de energía. El
organismo forma un “depósito de energía” electrónico para ciertos momentos
en que requiere grandes recursos ó fluir rápido de energía en condiciones de
sobrecargas habituales, como por ejemplo el deporte profesional.

Puede argumentarse que las formaciones de complejos de proteína estructural


dentro de la masa de la epidermis y de la dermis de la piel, proveen de canales
de elevada conductividad electrónica, que se mide experimentalmente como
conductancia eléctrica en los puntos de acupuntura en la superficie. La emisión
estimulada de impulsos desde la piel (efecto GDV) también se produce
principalmente por el transporte los electrones π deslocalizados, en tejido
eléctricamente no conductor, por los mecanismos cuánticos de efecto túnel de
electrones. Esta propuesta permite asumir que la técnica GDV proporciona un
valor indirecto del grado de recursos energéticos a nivel molecular en los
complejos de proteína estructural.

Varios años de investigación GDV han provisto correlaciones clínicas entre


medidas de GDV y parámetros fisiológicos comúnmente aceptados y el
proceso de recuperación posterior a una cirugía ha sido correlacionado con
parámetros GDV. La investigación en un contingente grande de atletas de alto
rendimiento demuestra la dependencia clara de los parámetros GDV con el
potencial psicofísico de atletas de alto rendimiento y con el genotipo ACE para
la enzima conversora de la angiotensina, la cual determina una predisposición
para obtener logros en resistencia física. Los parámetros GDV de deportistas
ofrecen un método de diagnóstico independiente de las reservas psicofísicas
en atletas, caracterizando directamente su potencial psicomotriz.

La circulación y transformación de energía en sistemas biológicos establece las


bases de la vida en la tierra (Fig. 5). Los fotones de la luz solar son absorbidos
por las moléculas de clorofila, concentradas en las membranas de los
cloroplastos en los orgánulos de las plantas verdes. Absorbiendo la luz, los
electrones de la clorofila obtienen energía suplementaria y se transforman de
un estado excitado a otro, usando una adecuada organización en los complejos
de albúmina-clorofila llamados fotosistemas (PS). El electrón excitado adquiere
una capacidad para superar la repulsión electrostática en lugar de ceder
energía en la elevación térmica de las moléculas. Aunque la sustancia contigua
tenga un potencial electrónico más alto que la clorofila, el fotosistema entrega
un electrón excitado a esta sustancia.

Fig. 5: Esquema de los electrones de la vida. Tomado de Korokov, 2003.

Después de la pérdida de este electrón, en la clorofila queda un hueco libre, y


extrae un electrón de las moléculas circundantes. Las sustancias que tienen
poca energía comparada con la de los electrones de la clorofila, sirven como
donantes. El agua es una donante clave de electrones.

El fotosistema oxida el agua a oxígeno molecular, llevando al electrón lejos de


esta. De esta manera, la atmósfera de la tierra se está enriqueciendo
constantemente con oxígeno.

Cuando un electrón se transfiere a lo largo de la cadena de macromoléculas


estructurales interconectadas, proporciona su energía a los procesos
anabólicos y catabólicos en las plantas, y bajo condiciones apropiadas, en
animales. Según nociones modernas [Samoylov, 2001; Rubin, 1999], la
transferencia intermolecular de electrones excitados se produce a través del
efecto túnel en campos eléctricos fuertes. Este campo es creado por
potenciales eléctricos en los márgenes celulares.

La clorofila sirve como paso transitorio en una barrera potencial entre el


donante y el receptor de electrones. A expensas de energía del sol, la clorofila
acepta electrones del donante con un nivel bajo de energía y los excita de
modo que puedan pasar a una sustancia con un potencial electrónico más alto
que el donante. Aunque es un proceso de múltiples pasos, ésta es la única
reacción con la luz en el proceso de la fotosíntesis pues otras reacciones de
biosíntesis autotróficas no necesitan la luz. Se producen en las plantas verdes
debido a la energía contenida en los electrones que pertenecen al NADPH y a
ATP. Como resultado del enorme flujo de electrones al bióxido de carbono, al
agua, a los nitratos, a los sulfatos y a otras sustancias comparativamente
simples, se crean compuestos moleculares altamente complejos:
carbohidratos, albúmina, grasas, y ácidos nucleicos.

Estas sustancias sirven como alimentos principales para los heterótrofos. En el


curso de procesos catabólicos, también provistos con sistemas de transporte
de electrones, se liberan aproximadamente la misma cantidad de electrones
que la capturada por las sustancias orgánicas con la fotosíntesis. Los
electrones liberados a través del catabolismo son transferidos al oxígeno
molecular por la cadena respiratoria de mitocondria. Aquí la oxidación está
asociada a la fosforilación –síntesis del ATP- por unión del resto del ácido
fosfórico a ATP (es decir fosforilación del ATP) que proporciona una fuente de
energía para todos los procesos de la actividad vital en animales y seres
humanos.

Las biomoléculas estando en la célula "viven" intercambiando energía y cargas


eléctricas y, por lo tanto información, proporcionada por los sistemas de
electrones π deslocalizados.

Deslocalización significa que los conjuntos de electrones π se distribuyen sobre


la estructura entera de un complejo molecular. Esto permite a los electrones π
no sólo emigrar dentro de los límites de su propia molécula, sino también la
transferencia desde una molécula a otra, si las moléculas están unidas dentro
de agrupaciones. El fenómeno de la transferencia intermolecular fue
descubierto por J. Weiss en 1942, y el modelo mecánico-cuántico de este
proceso fue desarrollado en 1952-1964 por R.S. Mulliken.

La misión más importante de los electrones π en procesos biológicos deriva no


sólo de su deslocalización, sino también de las particularidades de su estado
de energía. La diferencia entre las energías del estado principal al estado
excitado es mucho menor para los electrones π que para los electrones σ
(electrones locales) y es aproximadamente igual a la energía del fotón hv.

Los electrones π deslocalizados pueden acumular energía del sol porque esta
pequeña diferencia entre el estado base y el estado excitado es igual a la
energía del fotón. Toda fuente de energía de los sistemas biológicos esta
proporcionada por ellos. Por tanto los electrones π pueden ser denominados
como “electrones de la vida” [Samoylov, 2001].
Comparando las escalas de potenciales de reducción para los componentes
del sistema fotosintético y cadenas respiratorias, es obvio que la energía del sol
acumulada por los electrones π bajo fotosíntesis está proyectada
principalmente en la “respiración” celular (síntesis de ATP). Así, a expensas de
absorber dos fotones en el cloroplasto, los electrones π se transfieren desde
P80 a la ferrodoxina, aumentando su energía aproximadamente en 242
KJulios/mol. Una pequeña parte de esta energía es agotada durante la
transferencia de los electrones π desde la ferrodoxina al NADPH.

Como resultado, se sintetizan sustancias, que después se convierten en


alimento para los heterótrofos y vuelven a los substratos de la respiración
celular. Al principio de una cadena respiratoria, los recursos de enegía libre de
los electrones π proveen 220 Kjulios/mol. Por tanto, la disminución anterior de
la energía para los electrones π ha sido solamente de 20Kjulios/mol. En las
plantas verdes, más del 90% de la reserva de energía obtenida del sol por los
electrones π es transferido a través de ellas a la cadena respiratoria de la
mitocondria en animales y seres humanos.

El agua es el último producto de las reacciones de óxido-reducción en la


cadena respiratoria de la mitocondria. Posee la menor energía libre de todas
las moléculas biológicamente activas. Se dice que con el agua el organismo
aísla electrones reducidos de energía durante el proceso de actividad vital, de
hecho, la reserva de energía en el agua no es de ninguna manera cero, pero
toda la energía es contenida en enlaces σ y no se puede utilizar para las
transformaciones químicas en el organismo a las temperaturas del cuerpo y a
otros parámetros fisicoquímicos de animales y seres humanos. A este
respecto, se toma la actividad química del agua como punto de referencia (nivel
cero) para la escala de actividad química.

Entre todas las sustancias biológicamente importantes, el agua posee el


potencial de ionización más alto – 12.56 eV. Todas las moléculas de la biosfera
tienen potenciales de ionización más bajos que este valor. El rango de valores
esta aproximadamente en 1 eV. (desde 11.3 hasta 12.56 eV).

Si tomamos el potencial de ionización del agua como punto de referencia de


reactividad para la biosfera, podemos construir una escala de biopotenciales. El
biopotencial de cada sustancia orgánica tiene un valor particular,
correspondiendo a la energía emitida cuando este componente es oxidado a
agua.

Dimensión BP (Biopotencial), es la dimensión de la energía libre de las


sustancias correspondientes (en Kcal.). Por la absorción de fotones, los
electrones pueden alcanzar el máximo biopotencial en los fotosistemas de las
plantas. Desde este nivel alto de energía, decrece discretamente (paso a paso)
al más bajo nivel de energía de la biosfera, el nivel del agua. La energía
devuelta por los electrones a cada paso de esta escala, entra dentro de la
cadena de energía química y así conduce a la vida de los animales y plantas.
Los electrones del agua son captados por las plantas, y la respiración celular
da origen al agua otra vez. Este proceso produce la circulación de electrones
en la biosfera, y nuestro sol es la fuente. La vida está basada en la absorción y
procesamiento de cuantos de luz. Los estados excitados de electrones son la
base para el almacenaje de energía en los sistemas biológicos. La
transferencia de estos estados (no de los electrones en sí mismos) proporciona
mecanismos para la transferencia de “energía” a lo largo de los tejidos
biológicos que se puede asociar con el flujo en los meridianos de energía.

La organización en la membrana del sistema respiratorio celular es importante


para la fosforilación oxidativa. La organización en la membrana proporciona un
orden preciso para el arreglo mutuo de las moléculas, que forman una conexión
en cascada de la cadena de transporte de electrones y un conjunto molecular
entero para el acoplamiento de los procesos de oxidación y fosforilación. Según
lo demostrado por E. Raker, algunos portadores se concentran en el lado
externo de membranas mitocondriales interiores, otros portadores se
concentran en el lado interno, un tercer grupo (citocromo-c- oxidasa) penetra a
través de la membrana, y la bomba protónica no solo atraviesa toda la
membrana si no que se extiende incluso dentro de la matriz. Este vector con
peculiaridades topográficas de organización de las moléculas en el interior de
la membrana de la mitocondria, es una condición necesaria para la
transformación de la energía desde los electrones π excitados en la energía
libre en el término de la unión de fosfato a ATP.

Otra clase de procesos que son fuente y depósito de energía libre en el


organismo son los procesos oxidativos que ocurren en el organismo con la
participación de formas activas del oxígeno (FAO). Las FAO son partículas
altamente químico reactivas, las cuales incluyen radicales libres conteniendo
oxigeno (О2_*, HО2*, НО*, NO*, ROO*), así como moléculas capaces de una
fácil producción de radicales libres (O3, ONOOH, HOCl, H2O2, ROOH,
ROOR). La mayoría de las publicaciones sobre FAO discuten cuestiones sobre
el factor patogénico de FAO, ya que se supuso hace mucho tiempo que las
FAO aparecían en el organismo cuando el metabolismo normal era alterado y
en el curso de las reacciones en cadena iniciadas por componentes
moleculares de radicales libres de la célula dañada.

No obstante en la actualidad está claro que prácticamente todas las células


tienen fermentos generando súper óxido y el proceso fisiológico normal de
reacciones celulares está relacionado con el incremento de la producción de
FAO [e.g. Sauer y col., 2001]. Las FAO son también generadas en el
transcurso de las reacciones no fermentativas que ocurren constantemente en
el organismo [Mullarkey y col., 1990]. La producción de FAO requiere como
mínimo de 10 a 15% de oxigeno durante la respiración cuando un ser humano
o un animal está en estado de reposo. Si la actividad aumenta, esta parte crece
significativamente [Vlessis, y col., 1995].

Se ha encontrado que las reacciones adecuadas de las células a las hormonas,


neuromediadores, citoquinas, y factores físicos (luz, temperatura, efectos
mecánicos) requieren cierto contenido de FAO en el medio. Las FAO pueden
estimular reacciones similares a las desarrolladas bajo la influencia de
moléculas biorreguladoras en las células: desde la activación o inhibición
reversible de sistemas fermentativos a la regulación de la actividad del
genoma. La actividad biológica de los iones del aire, que ejercen un efecto
terapéutico pronunciado en un ancho rango de enfermedades infecciosas y no
infecciosas [Chizhevsky, 1999], se estipula por el hecho de que representan
radicales libres (О2*) [Goldstein, 1992]. Otras FAO que son cada vez más
aplicadas en terapia son el ozono y el peróxido de hidrógeno.

En estos años se han obtenido resultados importantes por el grupo de la


universidad del estado de Moscú conducida por el profesor V.L. Voeikov (2001)
(Novikov y col.l, 2001) que han determinado que las reacciones con la
participación de FAO ocurren continuamente en la sangre. Esta conclusión está
basada en una gran cantidad de datos experimentales sobre la investigación de
la emisión adicional de fotones de la sangre humana intacta diluida.

Los estados excitados de electrones (EES) son generados en el curso de estas


reacciones. Procesos análogos pueden ser iniciados en los sistemas modelo
del agua, conteniendo aminoácidos y componentes, facilitando la lenta
oxidación de aminoácidos bajo condiciones cercanas a las fisiológicas. La
energía de la excitación de los electrones puede de forma radiactiva o no
radiactiva migrar en los sistemas modelo del agua y en sangre y puede ser
usada como energía de activación para la intensificación de procesos
causando estados excitados del electrón, particularmente, a expensas de
inducción de ramificaciones degeneradas de cadenas.

Los procesos de participación de FAO que ocurren en la sangre y en los


sistemas de agua demuestran signos de una organización propia. Estos signos
están representados por el carácter oscilatorio de FAO y la resistencia a la
influencia de intensos factores externos; la sensibilidad a la influencia de
factores de débil o extra débil intensidad se mantiene en cambio. Esta tesis es
la base para la explicación de muchos efectos usados en terapia bajo-intensiva.

Resultados obtenidos por V.L. Voeikov demuestran otro mecanismo de


generación y utilización de los estados excitados de electrones en el
organismo, esta vez en medios líquidos. El desarrollo de las nociones
presentadas en este capítulo permitirá verificar los mecanismos fisiológicos en
la generación y transporte de energía en los sistemas biológicos.
Este intenso intercambio de energía proporciona la existencia y el desarrollo de
dos entidades diferenciadas: los componentes en la circulación de la energía, y
la vida en la tierra en su totalidad.

Según el modelo de Bandas de Conducción en las macromoléculas proteicas,


propuesto por Korokov y colaboradores, existen nubes de electrones
compartidas por grupos de átomos de estas moléculas. Estos electrones, que
tienen baja energía de enlace con el átomo, se conocen como electrones π y
son compartidos por varios átomos de un mismo tejido (Fig. 6).

Fig. 6: Electrones π compartidos por varios átomos.

Las biomoléculas estando en la célula, "viven" intercambiando energía y


cargas eléctricas; y por lo tanto información, proporcionada por los sistemas de
electrones π deslocalizados. Esto permite considerar que en este tipo de
estructura se forman Bandas de Conducción (Fig. 7), donde los electrones π
pueden moverse libremente sin perder energía.

En

e-σ

E1

e-π BANDA DE
ENERGÍA
E0π
E0σ

E e-π = E fotón = hc/λ

Fig. 7: Esquema de Banda de Conducción para los electrones π.


Una parte de estos electrones π en estado excitado se utiliza para aportar los
requerimientos energéticos del momento en el organismo y otra parte puede
ser reservada para el futuro.

Cuando un electrón π se transfiere a lo largo de la cadena de macromoléculas


estructurales interconectadas, proporciona su energía a los procesos
anabólicos y catabólicos en las plantas, y bajo condiciones apropiadas, en
animales.

Según [Samoylov, 2001; Rubin, 1999], la transferencia intermolecular de


electrones excitados se produce a través del efecto túnel (Fig. 8) en campos
eléctricos fuertes. Este campo es creado por potenciales eléctricos en los
márgenes celulares. Recordar que un potencial de membrana entre 70-90 mV
en un espesor del orden nanométrico, es equivalente a unos 40 000 Volt en un
milímetro de espesor, suficiente para garantizar el efecto túnel en sus
márgenes.

En la mayoría de las proteínas la conducción es el resultado de saltos de


electrones entre donantes localizados y estados del receptor, separados por
distancias de diez nanómetros; lo que facilita el efecto túnel.

La organización en la membrana del sistema respiratorio celular es importante


para la fosforilación oxidativa. La organización en la membrana proporciona un
orden preciso para el arreglo mutuo de las moléculas, que forman una conexión
en cascada de la cadena de transporte de electrones y un conjunto molecular
entero para el acoplamiento de los procesos de oxidación y fosforilación.

Efecto Túnel

Fig. 8: Esquema del efecto túnel.


Según lo demostrado por E. Raker, algunos portadores se concentran en el
lado externo de membranas mitocondriales interiores, otros portadores se
concentran en el lado interno, un tercer grupo (citocromo-c- oxidasa) penetra a
través de la membrana, y la bomba protónica no solo atraviesa toda la
membrana si no que se extiende incluso dentro de la matriz.

Este vector con peculiaridades topográficas de organización de las moléculas


en el interior de la membrana de la mitocondria, es una condición necesaria
para la transformación de la energía desde los electrones π excitados en la
energía libre en el término de la unión de fosfato a ATP.

La transformación de la energía de electrones en bioestructuras se vincula no


sólo con la transferencia de electrones, sino también con la migración de la
energía de excitación electrónica, que no implica la separación de electrones
de la molécula donante. Según las nociones modernas de resonancia inductiva,
resonancia intercambiable, los mecanismos excitables para la transferencia de
excitación electrónica resultan ser los más importantes para los sistemas
biológicos. Estos procesos son significativos cuando consideramos
transferencias de energía en los complejos moleculares, que no son, en
general, seguidos por una transferencia de la carga.

Así, las formaciones de complejos de proteína estructural dentro de la masa de


la epidermis y de la dermis de la piel, proveen de canales de elevada
conductividad electrónica, que se mide experimentalmente como conductancia
eléctrica en los puntos de acupuntura en la superficie.

Conocemos que la energía de la luz se transporta en paquetes llamados


fotones, que contienen energía cuyo valor depende de la longitud de onda
(Herrera, 2011), según la ecuación:

E = hv = hc/λ

La luz del sol es una comida natural de las plantas, y también de los humanos y
los animales, en el sentido de que se alimentan de plantas que tienen fotones
almacenados. Por tanto, también vivimos de la luz y tenemos que encontrar
cómo se realiza esta conexión entre la capacidad de almacenaje de la comida y
su calidad.

Basándose en las ideas presentadas anteriormente se han desarrollado una


serie de propuestas que nos permiten investigar la actividad de los sistemas
vivos. Los primeros intentos han estado en los métodos espectrales. Más allá
de índices estáticos, la fluorometría en tiempo real revela características
dinámicas de los sistemas biológicos, pues permite realizar pruebas
funcionales e investigar la dependencia “causa-efecto”.

Bioluminiscencia: Emisión de fotones (hv) como resultado de una actividad


bioquímica (Fig. 10).
Fig. 10: Esquema de emisión de fotones en la Bioluminiscencia.

La técnica de Visualización de Descarga de Gas (GDV) aprovecha la emisión


de electrones y fotones desde la superficie de la piel, en este caso de los dedos
(Fig. 11), al estimularla por cortos pulsos (de 10 microsegundos) de un campo
electromagnético (EMF).

Fig. 11: Efecto GDV en la yema de un dedo.

La Bioelectrografía GDV nos da una oportunidad única de observar la


transformación de un campo de energía individual bajo la influencia de
pensamientos, emociones y ejercicios mentales. Por lo tanto, en el análisis
GDV es esencial estudiar las imágenes de los campos físico y mental, ya que
es la fuente de mayor información acerca de la sensibilidad individual a las
influencias internas y externas, así como el grado de intercambio de la
Entropía. Por la importancia que tiene la capacidad de una persona para su
intercambio de energía interna y con en medio, la GDV calcula y brinda el nivel
de entropía en cada persona analizada, ya que este parámetro brinda
información sobre la capacidad de una persona de hacer fluir la energía
internamente y reponer a expensas del medio la energía consumida.

La información energética obtenida de cada dedo (Fig. 12), está asociada con
diferentes lugares del organismo, brindando información de su estado de
funcionamiento.

Fig. 12 Biogramas de los 10 dedos de las manos.

El resultado de las energías brindadas de cada dedo (ambas manos), permite


obtener una imagen que nos da el comportamiento general del organismo
como un todo (Fig. 13).

Fig. 13: Composición del biograma resultante (de frente).


Con esta información, procesada, se obtienen los llamados Biogramas (Fig.
14), donde aparecen los gráficos correspondientes a los estados emocionales
(mediciones sin filtro) y al sistema físico (medición con filtro).

Fig. 14: Diagramas resultantes sin filtro.

Otra información muy importante que brinda la GDV es el comportamiento de


los llamados Chakras(Fig. 15). Un Chakra es un centro de control que actúa
como un vehículo de intercambio entre lo físico y otros cuerpos energéticos de
un ser. Actúa como un medio de cambio y conversión de la energía.

Fig. 15: Esquema GDV de los Chakras en un paciente.


Entendiendo el concepto de chakras, es una herramienta muy poderosa en la
descripción del estado de una persona. Los principios de conexión entre los
chakras y los dedos fueron propuestos en nuestro anterior libro [Korotkov,
1998].

Los últimos descubrimientos científicos nos están alejando del implacable


mecanicismo propio de la filosofía occidental y nos están acercando cada vez
más a las filosofías orientales, donde desde tiempos inmemoriales se le da
especial importancia al concepto de armonía, y a la influencia que ejerce sobre
nosotros todos los elementos del universo.

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