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Exp.- 356-19.

EN VIRTUD DE UN RECURSO DE APELACIÓN. SE


CONTRAVIENEN LOS SUPUESTOS AGRAVIOS QUE ADUCE
LA DEFENSA SE CAUSAN CON UNA RESOLUCIÓN
JUDICIAL. QUE SE CONFIRME Y RATIFIQUE POR EL A-
QUEM EL AUTO DE SOBRESEIMIENTO PROVICIONAL
DICTADO FUNDADAMENTE POR EL A-QUO.

Señor Juez de Letras Seccional de Tegucigalpa Francisco Morazán.

Yo NAZARETH MABEL RAMOS LÓPEZ mayor de edad, hondureña,


Abogada, Inscrito en el Colegio de Abogados de Honduras con el número
20244; actuando en mi condición de Fiscal del Ministerio Público, adscrito a
la Fiscalía de Tegucigalpa en el proceso criminal contra la ciudadana
GABRIELA SARAHÍ RIVERA CASULÁ a quien el Ministerio Público
reprocha la acción ilícita cometida y que se enmarca en el tipo penal de
ASESINATO; Ante usted con elevado respeto asisto en tiempo y forma
contestando y desvirtuando los supuestos agravios que aduce la defensa se
causan con la resolución Judicial de fecha tres de noviembre del año Dos Mil
Veinte; Resolución que asentimos en todo su contexto, desvirtuando a
continuación aquel libelo que la defensa intitula “Auto de Formal
Procesamiento”, lo cual hago en los términos siguientes:

ANTECEDENTES DE LA RESOLUCIÓN RECURRIDA:

Habiendo dictado el Juzgador “Auto de Formal Procesamiento” en fecha


tres de noviembre del Dos mil veinte contra la acusada, la defensa técnica
considerando ilegítima aquella resolución, decidió recurrir del fallo,
interponiendo en consecuencia el Recurso de Apelación correspondiente y
expresando los supuestos agravios causados, en fecha siete de diciembre del
dos mil veinte, se celebró la audiencia preliminar al efecto que la defensa
acreditara al estrado la ocurrencia de aquellos contraindicios que fundaren
una sustitución de los medios de prueba a favor de la imputada, como lo
habrían expresado en su petitorio, sin embargo, los amparadores de la
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sindicada únicamente se dedicaron a solicitar el AUTO de apertura a juicio
oral y público en el que tratarán de desvirtuar pruebas debidamente
incorporadas al proceso.-

Con lo anterior se visualiza que ya no era una, sino tres las pretensiones
conjuntas, sucesivas y sobre todo contradictorias entre sí, utilizadas por la
defensa, a saber: primero la inconformidad del auto de prisión de fecha
xxxxxxx, recurrida debidamente mediante apelación, en segundo lugar la
solicitud de sustitución de medidas y en tercer lugar una nulidad de
Actuaciones; Todas ellas declaradas sin lugar fundadamente por el Juzgador
con la resolución de fecha 22 de Junio de 2019, y la cual defendemos a
continuación, desvirtuando cualquier posible agravio causado, como aduce la
defensa.

CONTRAVENCIÓN DE SUPUESTOS AGRAVIOS:

PRIMERO: El ilustrado defensor en su primer comparecencia como


agraviado advierte que la resolución recurrida contiene una flagrante
violación de las Garantías que informan el concepto debido proceso, esto en
virtud de haberse aplicado la norma penal con preeminencia de otra norma
no tan gravosa y de aplicación primaria, llámese Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Cuentas; Seguidamente, el defensor sostiene que se ha
violentado el principio de intervención mínima y el concepto de última ratio
(y no última ratia, como aparece en el impreso, entendemos que es
una aberratio scripta,) que se refiere a la participación del Derecho Penal
siempre y cuando no exista otra solución más viable y menos perjudicial; Al
final del primer párrafo, el defensor concluye esbozando su intención de no
pretender crear un conflicto de leyes, sino apuntar a la infracción al debido
proceso.

Después de leer y observar detenidamente el anterior argumento defensivo


o agravio resultante de la resolución judicial, concluimos en que adolece de
una grave contradicción y confusión dogmática ya que, en primer término la
defensa arguye la violación de las garantías que conforman el debido
proceso, olvidando con ello que “el debido proceso” es per se una

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Garantía constitucional y que se define axiológicamente como las reglas
propias y sanas de el proceso con el restringido respeto de los Derechos
fundamentales que conlleva la aplicación de la ley a un caso concreto y,
siendo que es una garantía, significa que el Estado está obligado a
garantizar a la sociedad que toda sentencia (condenatoria o absolutoria) es
producto de un camino limpio establecido previamente en una Ley,
concluyendo así en el concepto de la autonomía del Debido Proceso y la no
composición de otras garantías como lo aduce el defensor;

De igual forma, encontramos una clara contradicción en lo atinente a


confundir el Debido Proceso con el principio de Mínima Intervención y el de
última ratio, distintos todos.- Por una parte el defensor reconoce la violación
al Debido proceso pero sustentándose en el principio de mínima intervención
y en el principio de última ratio o razón última, ante tal acre confusión
diremos que, en primer lugar el conocer violaciones al Debido Proceso,
significa aceptar implícitamente la existencia de un hecho antijurídico
constitutivo de delito y causante de un perjuicio dañoso en contra de algún
bien jurídicamente tutelado, pero carente, el proceso, en su caso, de las
formalidades establecidas en la Ley o con irrespeto de los Derechos
Fundamentales de la persona humana, situación que no ha sido invocada por
el defensor, precisamente por no existir; no se visualiza entonces hasta el
momento procesal actual, ninguna violación al debido proceso, todo ha
marchado conforme a derecho; En cuanto al principio denominado ULTIMA
RATIO, este nace como un filtro del principio de culpabilidad en un Estado
de Derecho y es precisamente como un control pre jurídico y social de
aquellos hechos que atenten contra la armonía social y la voluntad del
pueblo estatuida en una Constitución y demás Leyes, así, dogmáticamente y
a través de la historia se reconoce que el Estado como entelequia y regidor
del pueblo debe crear los mecanismos formales necesarios para el buen
desenvolvimiento social y crear además un sistema efectivo de control
coercitivo de aquellas conductas que usurpen contra esa armonía y paz
social, es así que nace el Derecho Penal como el MAXIMUM mecanismo
represivo de las conductas destructoras del orden social.- Al Legislador
racional como mandatario del pueblo y como poder exclusivo del Estado le
corresponde precisamente la facultad de aprobar leyes coercitivas o de
control, para mantener como dijimos un equilibrio social, ese legislador debe

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antes de crear dichos mecanismos, hacer juicios axiológicos o valorativos
sopesando entre la paz social y la alteración de ella, buscando como un
punto medio, el mecanismo de restitución de esa paz, lo que se logra
generalmente a través de Leyes, aquí y debido a la preponderancia de los
Derechos y Libertades de la persona humana como fin supremo del Estado,
el Legislador valorará la medida de las restricciones de esas Libertades o
Derechos personales como sanción de conductas prohibidas, así, en menor o
mayor mesura que sea la contravención de un particular, en esa medida
debe ser sancionada; Después de esa valoración se concluye que en efecto
hay conductas que por sí mismas no ponen en tan elevado riesgo la paz y
armonía social, por lo cual el Legislador decide sancionarlas con represiones
mínimas y no muy limitativas de derechos, sin embargo, la sociedad misma
ha creado un catalogo de bienes o derechos que deben ser protegidos en
mayor medida, es decir, que algunas conductas que atentarían contra ese
numero de bienes o derechos, merecen sanciones más graves, naciendo con
ello el derecho Penal, como regulador de aquellas conductas lesivas in
primacía de intereses sociales.
Con todo, concluimos en que la ULTIMA RATIO, como juicio de valor sobre
hechos sociales no puede ser motivo de discusión ni considerarse como un
agravio causado por el Juzgador al no reconocer su existencia, según la
defensa, pues claro está que la imputación hecha a xxxxxxxxxx es
precisamente en razón de haber menoscabado la voluntad soberana del
pueblo que al desear una Administración de sus gobiernos de manera
decente y ponderada, decidió incluirla en el catalogo de derechos o bienes
jurídicos (administración Pública) a protegerse por el mayor órgano
represivo formal, el DERECHO PENAL, si no se hubiese considerado de tanta
importancia, no dudaríamos en creer que no existiría como figura típica en el
Código Penal.

SEGUNDO: El principio denominado INTERVENCIÓN MÍNIMA, si bien está


relacionado con el anterior, no son lo mismo, y es precisamente en virtud
que, el Estado como principal garantizador del goce y ejercicio de las
libertades y derechos individuales de sus gobernados, debe limitarse en la
esfera de lo posible de restringir el amplio desenvolvimiento de las
relaciones sociales entre pares permitiendo un desarrollo y contacto social
liberal, evitando en corolario intervenir exageradamente en esas

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interacciones, cualquiera que sea esa forma de intervenir, incluyendo
además la exclusión de aquel mecanismo ultra restricto denominado
Derecho Penal o Ley Penal; Se observa entonces que el agravio señalado
carece de sentido dogmático, por lo cual se aleja de ser un perjuicio.

TERCERO: Tal vez el eje central donde gira el confuso legajo de


pretensiones defensivas, es la aplicación de la Ley del tribunal Superior de
Cuentas como ley previa al Derecho Penal en la aplicación al caso concreto
de xxxxxxxxxxxxxxxx; Con esa argumentación diremos que, en primer
término el defensor reconoce la existencia de un daño causado a la
Administración Pública con las actuaciones de su representada pero, sostiene
que debió dilucidarse en instancias administrativas, tomando como asidero
Jurídico autorizante el artículo número 4 de la norma antes expresada y que
dispone, ad literam: Artículo 4.- PREEMINENCIA NORMATIVA: Las
disposiciones de esta Ley constituyen un régimen especial que por

su naturaleza, fines y competencias TIENE PREEMINENCIA


SOBRE CUALQUIER OTRA LEY GENERAL O ESPECIAL QUE
VERSE SOBRE LA MISMA MATERIA . (Las negritas, mayúsculas y
subrayado no son parte del texto.
Al leer detenidamente el texto de la Ley en su conjunto nos sorprende
sobremanera que sea utilizado como argumento jurídico por la defensa, por
qué, sencillamente al recordar que el ordenamiento jurídico no se compone
de un solo artículo, sino de otra serie de normas, valoraciones,
interpretaciones etc. y que deben analizarse en su conjunto para descubrir
en consecuencia la teleología del Legislador al crear la Ley, con ese
razonamiento vemos que el defensor obvio a su antojadizo gusto leer el
texto de la misma Ley que utiliza como marco de referencia, esto al extraer
objetivamente de la dicha Ley en su artículo 3, ad literam lo siguiente:
ARTÍCULO 3. - ATRIBUCIONES. El Tribunal como ente rector del

sistema de control, tiene como función constitucional LA


FISCALIZACIÓN A POSTERIORI DE LOS FONDOS, BIENES Y
RECURSOS ADMINISTRADOS POR LOS PODERES DEL
ESTADO, instituciones descentralizadas y desconcentradas,
incluyendo los bancos estatales y mixtos, la Comisión Nacional de

Bancos y Seguros, LAS MUNICIPALIDADES y de cualquier otro

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órgano especial o ente público o privado que reciba o administre
recursos públicos de fuentes internas o externas.

Evidentemente se entiende que le corresponde al Tribunal Superior de


Cuentas vigilar por la sana y correcta administración de los bienes y recursos
del Estado, después de revisiones a posteriori, es decir, después de la
gestión de determinados funcionarios administradores; Entonces la
preeminencia normativa se refiere a LEYES QUE VERSEN SOBRE
FISCALIZACIÓN Y CONTROL DE BIENES DEL ESTADO, denominadas Leyes
administrativas (Ley de Municipalidades, Ley de la Administración Pública,
Ley de simplificación Administrativa, Ley de Contratación del Estado, etc..)
¿Será que la ley Penal regula la administración de los Bienes o Recursos del
Estado?; Contundentemente sabemos que NO, más bien se crea para
sancionar las conductas que lesionen o mancillen las arcas públicas y que
sirva de ejemplo para el resto de la población, para de esa forma prevenir la
comisión de mas delitos en contra de ese patrimonio común estatal
(prevención general y especial, como fines del Derecho Penal.)
Posteriormente en todo su articulado, la norma en estudio, define las
políticas de acción, algunas sanciones, atribuciones, etcétera, sin embargo,
no encontramos en ella ninguna disposición condicionante o atinente al
ejercicio de la acción Penal Pública después de la actuación del Tribunal
como Fiscalizador, como tampoco encontramos disposiciones atinentes al
ABUSO DE AUTORIDAD en razón a la violación de normas legales diferentes
y en motivo de actos no relacionados con la administración de los recursos o
bienes municipales, pues tal vez el defensor olvida que no se imputa a su
cliente un delito de ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO, MALVERSACIÓN DE
CAUDALES, ETC. Sino dos delitos de ABUSO DE AUTORIDAD, que lesionaron
el bien Jurídicamente tutelado en la Ley Penal denominado
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA DEL ESTADO DE HONDURAS; olvidar la división
y competencias del ordenamiento Jurídico sería atentar contra la estructura
de un Estado de Derecho.

CUARTO: Continuando su magro discurso, la defensa expone una serie de


casos resueltos por Juzgados de Letras y Cortes de Apelaciones de distintos
lugares de la República, ello con el fin de demostrar que en todas y cada una
de esas resoluciones, los Juzgadores han resuelto declarar la improcedencia

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del ejercicio de la acción penal sobre la base de la no evacuación de un
trámite administrativo previo y con preeminencia normativa; Ante ello,
además de considerar temerario el creer que decisiones aisladas de
Juzgados de Letras o de Apelaciones constituyen JURISPRUDENCIA,
olvidando el verdadero concepto de ella como fuente de Derecho,
consideramos también sin sentido mencionar resoluciones Judiciales
atinentes a casos concretos y diferentes entre sí, hacerlo carecería de
sentido lógico alguno, pues cada caso es un hecho histórico distinto y en
circunstancias totalmente diferentes.- Sirviéndonos de uno de los ejemplos
de esa argumentación defensiva, diremos que en lo referente a la acción
presentada por el Procurador General de la República y que se desestimó por
los parámetros descriptos por la defensa, hay que recordarse que las
acciones de la procuraduría son en virtud de delitos de naturaleza Tributaria
verbigracia la Defraudación Fiscal y que en efecto conlleva la evacuación de
un trámite administrativo previo; Por lo cual se desliga ese argumento falaz
de su aplicación en el caso sub judice.

Como colofón se ratifica sobradamente que el Ministerio Público acreditó en


estrado y sustentará en los momentos procesales oportunos que las acciones
de xxxxxxxxxxxxxx, son constitutivas de 2 delitos de ABUSO DE
AUTORIDAD, con los cuales se lesionó efectivamente el bien jurídico llamado
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA del ESTADO DE HONDURAS protegido por
el Código Penal a través de una sanción en reproche de las conductas
lesivas, por lo tanto no existe ni existirá conflicto de Leyes alguno, por
cuanto ya está facultado el Juzgador por mandato de ley a sancionar
mediante una pena aquellas conductas que atenten contra bienes tutelados,
desconocer esa facultad vendría a atentar contra el sistema de Justicia que
conforma las bases de un Estado Social y Democrático de Derecho.

PRETENSIÓN FISCAL:

Al honorable señor Juez, respetuosamente peticiono: Admitir el presente


impreso de contravención de agravios en descargo de aquellos; en definitiva
que en tiempo y forma se remitan los autos a la honorable Corte de
Apelaciones de esta sección Judicial de Comayagua para los

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correspondientes personamientos y que en conclusión se dicte por el A
QUEM resolución motivada en la que se ratifique el auto de prisión
justamente dictado por el A-QUO.

Comayagua, Comayagua, xxxx 2019.

FISCAL xxxxxxxxxxxx

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