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Echeverría y su matadero

Thiago Herrera

El objetivo de este texto es analizar la intención ideológica de “El matadero”. Si


bien sus sugerencias no siempre son explícitas, logra ser claro ante lo que quiere denunciar,
un flagelo que atenta contra la sociedad argentina. Ahondaremos en su discurso así como
en sus modos.

A lo largo del relato numerosas y diversas víctimas son planteadas, entre ellas un
toro. Recordemos que dicho animal toma protagonismo en la víspera de su ejecución, trata
de escapar del matadero, logra progresar, pero es nuevamente capturado. Esta es la
representación más cercana del autor dentro del texto. A diferencia del unitario asesinado
en el último acto, este personaje no tiene voz, su poder es subestimado y su figura es
inidentificable por el público. Todos discuten por su identidad hasta que se le impregna la
etiqueta de unitario.
Es más, la confusión se genera en torno a su genitalia. Recurso que antes fue
aplicado cuando la gente del matadero se enteró de la noticia del ingreso de 50 nuevos
novillos, celebraron exclamando “Chica, pero gorda (..)” (6), atribuciones sutilmente
implicadas al falo de Rosas. Lo importante es que el restaurador, por medios cuestionados,
ofrece algo que es poco, pero que logra satisfacer a la población. Se apela a lo sentimental,
el deseo del pueblo se pone en juego y el contraste es abrumante, esto explica el respeto
durante todo el texto hacia las diferentes figuras que representan a Rosas, la naturalidad de
lograr algo que el grupo de Echeverría está lejos de alcanzar, el apoyo popular. Si la de
Rosas es así, entonces la del toro es chica y encima flaca.
Asimismo, el toro escapa del matadero pero no encuentra el camino a la ciudad, así
como Echeverría denuncia la situación de la sociedad sin proponer soluciones. Por eso se
finaliza la obra diciendo “(...) el foco de la federación estaba en el matadero.” (19), el
narrador en ningún momento critica al federalismo como sistema, sino que ataca a la
barbarie que conlleva y los valores que promueve.
En conclusión, sabemos que Echeverría, como parte de la Generación del ‘37, vivió
la censura y el perseguimiento de sus contemporáneos por tratar de aportar luces a la escena
nacional. Este relato es la viva imagen de ese toro que busca llegar a la ciudad, ese camino
que seguimos buscando hasta día de hoy, confuso, lleno de trampas y que ni siquiera el
autor conoce.

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