Es necesario que la justicia restaurativa obtenga una posición de mayor importancia en
cuanto a la legislación española se refiere, y, sobre todo, en ciertos delitos violentos, entre los que encontramos la violencia de género. Desde mi punto de vista, la aplicación de esta herramienta en relación a este tipo de delitos puede ser muy útil tanto para el sistema de justicia, como para víctima y victimario. Es cierto que, quizás, no pueda aplicarse en todos los casos de violencia de género, ya que, cuando la violencia es reiterada, la mujer puede encontrarse en una situación donde no es consciente de todo lo que ocurre a su alrededor, situándola en una clara posición de inseguridad e indefensión, dificultando así la aplicación de esta vía de resolución de conflictos. Sin embargo, no se ha de estereotipar a las víctimas de violencia de género, pues muchas de ellas prefieren resolver el conflicto a través de esta herramienta, ya que, creen en la reeducación del maltratador, y que este tome la responsabilidad de los actos abusivos que ha realizado, y tome conciencia de que no van a volver a ocurrir. Para que esto sea efectivo, es necesario que siempre se dé la igualdad de partes, es decir, que se lleve a cabo el empoderamiento de la víctima para que esta no se encuentre en situación de indefensión. En muchas ocasiones, en este tipo de delitos, la justicia penal anula en gran medida la voluntad de la víctima, pues creen que la mejor manera de protegerla es mediante el empleo directo del derecho penal, lo que es un gran error. Se ha de dar la oportunidad a las víctimas de hablar por sí mismas, puesto que muchas de ellas denuncian por el hecho de que es la única forma para que se les atienda y se le presten ayudas, pero en realidad no quieren pasar, ni hacer pasar al victimario, por todo lo que supone el proceso penal. De ahí, que prefieran, y vean más factible y eficaz resolver el problema a través de la justicia restaurativa. De esta forma también evitamos la llamada victimización secundaria. La justicia restaurativa, a diferencia de la tradicional justicia retributiva, va a tener en cuenta siempre pasado, presente y futuro del agresor, para que este se responsabilice de sus actos, y con ayuda, pueda cambiar su comportamiento. Además, participa también la comunidad, prestando ayuda a la víctima, y haciendo que el maltratador tome conciencia de sus hechos. Por otra parte, se han llevado a cabo en España algunos proyectos piloto en materia de mediación en violencia de género, entre los que se han de destacar el realizado en la Comunidad de Madrid en el Juzgado de lo Penal durante 17 meses, y donde se ejecutaron 12 mediaciones, y los diferentes llevados a cabo en Cataluña. A modo de conclusión, creo que la legislación española debería hacer un mayor uso de esta herramienta en cuanto a delitos violentos se refiere, y sobre todo en materia de violencia de género, como bien hacen otros países como Francia, donde la mediación es utilizada en muchos de estos casos.
Introducción al derecho internacional privado: Tomo III: Conflictos de jurisdicciones, arbitraje internacional y sujetos de las relaciones privadas internacionales