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—Respiración de Tierra —susurró Aki segundos antes de tocar el suelo con la punta de su

espada—. Tercera postura. Vudú.

La tierra debajo del demonio se alzó estirándose hasta formar nueve espinas puntiagudas que
ensartaron su cuello. La cabeza se separó del cuerpo y el enemigo se desmaterializó en un
suspiro, aún con un gesto de sorpresa dibujado en el rostro.

—¡Oye, oye! No está nada mal —comentó Inosuke divertido.

—Es poco femenino, ¿no? La tierra, digo —replicó Zenitsu, que recibió una mirada asesina de
Aki y rectificó rápidamente—: ¡No, pero si está genial! A mí mientras me proteja…

—Parece doloroso —murmuró Tanjiro, pensativo. Una vez más, pensaba en cómo ese demonio
había sido un ser humano como él. En Nezuko, y en cómo ella podría haber estado al otro lado
del filo de su espada.

—Es muy rápido —le aseguró Aki sin entrar en detalles, en un tono seco.

No estaba segura de querer decírselo al grupo, pero a Aki no le gustaba pelear. Vudú era una
técnica en apariencia cruel, agresiva, pero los demonios débiles perecían en cuestión de
momentos con ella. Lo prefería así.

—¿Para qué es ese gorro? —preguntó por curiosidad Zenitsu.

—Con la respiración de tierra, puedo excavar. A veces lo hago. El gorro es para evitar que me
entre mucho polvo en los ojos.

—Él es Tomioka Giyu —le presentó Tanjiro a Aki. Giyu desvió la mirada a su derecha,
incómodo momentáneamente—. Es el Pilar del Agua.

Aki se inclinó respetuosamente ante el Pilar, que la miró entonces de reojo.

—Yo soy Kuriyama Aki. Es un honor, señor Tomioka.

Cuando sus miradas se conectaron, Aki ladeó la cabeza y frunció el ceño, sobrevenida de una
sensación de reconocimiento. Le parecía haber visto esos ojos azules en alguna otra ocasión,
pero dada cuenta de que acababan de conocerse, no parecía que aquello fuera posible.

—¿Pasa algo, Aki? —preguntó Tanjiro.

El hombre la siguió mirando con el mismo gesto serio mientras ella sacudía física y
mentalmente los pensamientos y le sonreía a modo de disculpa.
—¡No! Sólo me ha recordado a alguien. Disculpe, Pilar. Imagino que tendrá muchas cosas que
hacer.

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