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I

Los Black no se ponen nerviosos.

Regulus alzó la barbilla con orgullo cuando pronunciaron su nombre en las pruebas de
Quidditch, avisándole de que era el siguiente. No las tenía todas consigo para salir victorioso: al
fin y al cabo, sólo hacía falta un buscador, y los chicos de segundo año rara vez lograban entrar
en el equipo de su casa.

Aun así, se presentó montado en su escoba con naturalidad. El gesto calmado y levemente
divertido le diferenciaba de la marabunta de jovencillos que cambiaban su peso de una pierna a
otra todo el rato, con el semblante serio, como si se encontraran en el matadero en lugar de en
un campo de juego. Tres horas más tarde, cuando acabaron las pruebas y se colgó el listado de
nombres de los elegidos en el tablón de la Sala Común de Slytherin, Regulus Black se convirtió
en el buscador más joven de su casa de los últimos sesenta años.

Junto a él, una chica de cabello castaño exhaló aire fuertemente, frustrada. Regulus supuso que
se habría quedado fuera. Le sorprendió ver que era Lucinda Talkalot, que, además, le estaba
fulminando con la mirada.

No tenía ningún sentido. Lucinda Talkalot había sido elegida como una de las cazadoras para el
equipo.

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