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Trabajo Final

Metodologías Artistico-terapéuticas I
Elaboración Simbólica
Camila Luna

Profesora: Cecilia Beas


E1.
Lápices de palo y música:
Fecundación
Submarina
E2.
El puente:
Aquí me quedo
E3.
La muñeca:
Fresia
E4.
Sueño 1:
Las cosas que me guardé
E5.
Sueño 2:
Piedras del camino
E6.
Sueño 3:
Dolor de rodilla
E8.
Open Studio Process - arcilla:
La oscuridad me abraza
E8.
Open Studio Process - collage:
Esta vez no me voy a guardar
Elaboración simbólica:
Análisis personal y bibliográfico - Inconsciente personal y colectivo

1.- Elegir de todos los ejercicios la imagen que más se repite o que más me llama la atención.
La escultura “La oscuridad me abraza” y sus elementos: el triángulo, el óvalo-círculo y la cueva.

2.1.- Análisis personal


a) Observar la representación e identificar elementos formales
Es una escultura de arcilla que tiene forma ovalada, horizontal y cóncava. Se presenta como una cueva que al
fondo contiene un marco triangular equilátero, a modo de puerta, para ingresar a una subcueva más pequeña.
Esta última, posee un orificio triangular en el techo que permite el ingreso de la luz, permitiendo proyectar, con
la luz adecuada, un triángulo invertido que se contrapone al de la puerta de ingreso al espacio. Frente al marco
puerta, podemos ver una protuberancia similar a un cilindro.
b) ¿Cómo me siento?, ¿Agrado, desagrado, emotividad basal?
Me siento un poco ansiosa, pero segura. Me identifico con el cilindro erguido frente al marco-puerta. Me siento
capacitada para conocer más desde mis sombras, sin embargo, algo pareciera mantenerme suspendida en ese
lugar, como si estuviera procesando o sorteando una última batalla.
c) Contexto, análisis, asociación , amplificación.
Esta obra fue realizada en una de las sesiones del taller aplicado de Open Studio Process, con Ignacia Yañez. El
texto que emergió de mi obra fue: “Con permiso para sumergirme, vengo de visita sin miedo de ahogarme,
porque ya tengo branquias. La oscuridad se vuelve maestra y me abraza” y mi intención era “sentir libremente”.
Esta obra me resultó desafiante, ya que mi mente estaba muy activa y perturbada por discusiones previas que se
generaron en el curso en torno al material de la arcilla y cómo yo no había trabajado antes con ella, me generó
una preocupación de entrada. Fue así que me encontré de alguna forma luchando por habitar el presente y
permitirme el sentir profundo, sin lograr desbloquearme plenamente. Escribir el texto escritura también fue
difícil para mí, bajo esta misma lógica. Finalmente logré relajarme un poco, para comenzar a moldear y terminé
creando la escultura presentada de manera muy inconsciente.
Cuando observé mi obra por primera vez, recuerdo que miraba hacia la subcueva y sentía que era mi
subconsciente o donde habitaban mis sombras. Un espacio donde podía aprender mucho de mí y crecer. Aún
así, me posicionaba frente al umbral de ingreso, anclada, transmitiéndome la sensación de que, si bien, me
sentía preparada para ingresar, no podía hacerlo aún.
Creo que puede tener que ver con una etapa que estoy finalizando o casi superando y que me permitirá
evolucionar en cierto sentido. Al menos, me permitirá integrar nuevos conocimientos sobre mi misma.
2.2.- Análisis bibliográfico: vinculación colectivo
a) Revisar textos y vincular la imagen elegida con ellos.
En el texto “El diccionario de los símbolos” el autor expone que Jung “señala –también- que la interpretación de
los productos del inconsciente tiene dos aspectos: lo que el símbolo representa en si (interpretación objetiva) y lo
que significa como proyección, como «caso» particularizado (interpretación subjetiva). Por nuestra parte, la
interpretación objetiva es la que denominamos comprensión, simplemente. La subjetiva es la verdadera
interpretación, que consiste en la traducción del sentido más general y profundo del símbolo a un momento
concreto particular, a unos casos determinados (Cirlot. J, 1992, p.41).
A partir de esta cita, se esclarece que la interpretación más importante es la que nosotros mismos podemos
realizar en el dominio de la información simbólica. Finalmente, lo que nos da un sentido profundo.
Partiré exponiendo algunas menciones en torno a los elementos de la escultura que quiero analizar, para
establecer una relación simbólica subjetiva.
a) Triángulo. Representa el número 3, que es la proporción divina. En mi obra hay un triángulo con punta hacia
arriba que es el marco de ingreso a la subcueva y otro que proyecta un triángulo invertido de luz hacia dentro de
la cueva. El primero es un símbolo masculino solar que representa el fuego, el corazón, el ascenso y el segundo es
un símbolo femenino lunar que representa el agua y la fertilidad. Interpuestos uno sobre otro, equilibrada y
simétricamente, generan una comunión de ambas partes. Esta interposición se sugiere cuando el triángulo que es
marco-puerta proyecta la oscuridad hacia el fondo y el triángulo invertido proyecta la luz hacia el interior, aunque
no se alcanza del todo.
• Óvalo-círculo: Este elemento está presente en la estructura de ambas cuevas. “El círculo representa iluminación.
Simboliza Ia perfección humana“ (Jung. C, 1995, p.241)
• Cueva. “La cueva, gruta o caverna (véase esta voz) tiene un significado místico desde los primeros tiempos. Se
considere como «centro» o se acepte la asimilación a un significado femenino, como lo haría el psicoanálisis
desde Freud, la caverna o cueva, como abismo interior de la montaña, es el lugar en que lo numinoso se produce
o puede recibir acogida” (Cirlot. J, 1992, p.161).
Si integro los conceptos, valga la redundancia, infiero que mi obra hace un llamado a la integración. No solo desde
un ámbito simbólico, sino también haciéndome cargo del proceso y mi dificultad a sentir, interrumpida por la
razón.
En cuanto a la interposición de los triángulos derecho e invertido, “tradicionalmente, esta forma simboliza la unión
de Shiva y Shakti, las divinidades masculina y femenina, tema que también aparece en esculturas con incontables
variables. En términos de simbolismo psicológico, expresa la unión de opuestos: la unión del mundo personal y
temporal del ego con el mundo impersonal y a temporal del no-ego. En definitiva, esa unión es la plenitud y meta
de todas las religiones: es la unión del alma con el Dios. Los dos triángulos que se compenetran tienen un
significado simbólico análogo al del más común mandala círculo. Representan el completamiento de la psique o “sí-
mismo”, de la cuál la consciencia es solo una parte como también lo es el inconsciente” (Jung. C, 1995, p.240-241)
Al intentar profundizar en esta relación, viajo a la cueva y me posiciono frente a la puerta de la subcueva. Desde
allí, observo ansiosa entrar en esa oscuridad. Creo que aún no estoy realmente lista para hacerlo, porque requiero
equilibrar la dualidad. Si bien se sugiere la interposición de triángulos o la presencia de los círculos en la forma de
las cuevas; ninguno de los dos elementos está expresado a cabalidad. Esto da cuenta de ese recorrido que me falta
aún. Actualmente, comencé un proceso de sicoterapia y me da mucho sentido lo que se desprende del símbolo de
la cueva, en cuánto al espacio de acogida en el que me logro contener a mi misma, en esa oscuridad misteriosa,
que es mi subconsciente. A la que no temo, pero me faltan competencias para develar y aprender de sus señales y
advertencias. Comienzo a caminar en esa dirección.
b) Asignar un contenido universal a partir de los símbolos colectivos.
“La relación del círculo y el cuadrado es frecuentísima en el mundo de la morfología espiritual universal, pero
especialmente en los mandalas de la India y el Tíbet o en los emblemas chinos. Efectivamente, según Chochod, en
China, la actividad, el principio masculino (yang), se representa por un círculo blanco (cielo), mientras la pasividad,
el principio femenino (Yin), es figurado como cuadrado negro (tierra). Los círculos blancos corresponden a la
energía e influjos celestes; los cuadrados negros, a los impulsos telúricos (Cirlot. J, 1992, p.131)”.
Es interesante como ampliar los símbolos culturalmente o al llamado “inconsciente colectivo” de Jung, no siempre
permite apropiarse de una interpretación coherente con nuestra interpretación subjetiva. De la siguiente cita se
podría abrir otra variable de reflexión en torno a la escultura base.
“El símbolo del circulo ha desempeñado una parte curiosa en un fenómeno muy diferente de la vida
contemporánea y, ocasionalmente, lo sigue desempeñando. En los últimos años de Ia segunda guerra mundial,
surgió el "rumor visionario" de cuerpos redondeados y voladores conocidos como "platillos volantes" o UFO
(objetos vo-ladores inidentificados). Jung los ha explicado como proyecciones de un contenido psíquico (o
completamiento) que en todo tiempo simbolizo con el círculo. En otras palabras, ese "rumor visionario", como
también puede verse en muchos sueños de nuestro tiempo, es un intento de la psique inconsciente colectiva de
reparar la división en nuestra era apocalíptica: mediante el símbolo del círculo” (Jung. C, 1995, p.249).
El ingreso a la cueva, a nivel colectivo, podría significar una comunión más allá de mi misma, sería con esa
comunidad llamada humanidad e incluso podría ir más allá.
Bibliografía
• Jung, C. (1995). El hombre y sus símbolos. Ediciones Paidós Ibérica
S.A.
• Cirlot, J. (1992). Diccionario de símbolos. Editorial Labor S.A.

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