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RODOLFO MONDOLFO
EL PENSAMIENTO
ANTIGUO
(…)
2. Partes de la filosofía y su unidad. — Pero las virtudes más
generales son tres: la natural, la moral y la racional. Por la misma
causa, también la filosofía está dividida en tres partos: física, ética y
lógica. (AECIO, Plac, 1, pr. 2).
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La concatenación universal de las causas. — Dicen que este mundo,
siendo uno y conteniendo en sí todos los seres, y siendo gobernado
por una naturaleza viviente, racional y pensante, tiene el gobierno
eterno de los seres, de acuerdo a una concatenación y un orden
preexistentes, por los cuales los primeros hechos son causa de los
sucesivos, y de esta manera, todos necesitados los unos de los otros
[todas las cosas están ligadas entre sí]; y así, nada sucede en este
mundo que no dependa en todo de é1 y no tenga algo distinto
ligado a sí como a causa, ni ninguno de los hechos que han de
sobrevenir puede estar desligado de los precedentes, como para no
seguir a ellos, con el mismo carácter de necesidad; antes bien, a
cada hecho le sigue otro, vinculado a él necesariamente, como a
su causa, y todo hecho está precedido por otro, del cual se halla
suspendido como a causa. En efecto, nada existe ni sucede en el
mundo sin causa, porque en él no existe nada separado y desligado
de todos los precedentes. En efecto, el mundo se dividiría, se
despedazaría si surgiese un movimiento sin causa y no
permanecería más uno, mientras que se halla siempre gobernado
por un solo orden y designio ... (ALEJ. de Afrodisia, De fato, c. 22, p.
191, 30).
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[El fragmento que sigue es añadido por Daniel Malvasio al texto de
Mondolfo y está tomado de Cicerón, Sobre la adivinación – Sobre el
destino – Timeo, Madrid, Gredos, 1999, pp. 324-25].
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[Fragmento tomado de Mondolfo de la Sección] II. LA LÓGICA
(TEORÍA DEL CONOCIMIENTO).
(…)
5. La receptividad en la representación y la actividad espiritual:
a) el asentimiento. — En la parte (lógica) de la filosofía, Zenón dijo
cosas nuevas en torno a los sentidos mismos, a los cuales cree
unidos a una especie de impulso proveniente del exterior, que llamó
representación (fantasía) y nosotros podemos llamar imagen
(visum) Pero a éstas, que son representaciones casi recibidas por los
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IV. LA ÉTICA.
de toda la vida (Dióg., L., VII, 89). Y ella se basta a sí misma para la
felicidad, dicen Zenón y Crisipo. . . y Hecatón. . . Pues, dice, si la
grandeza del alma basta para realizar actos superiores a todos los
demás, y ella es parte de la virtud, también bastará la virtud misma
para la felicidad, y nos hará despreciar aun las pretendidas
molestias (ibíd., VII, 127).
Por eso, también son siempre felices en todo los hombres buenos e
infelices los viles: y la felicidad de aquellos no difiere de la felicidad
divina (EsTOB., égl., II, 98, 17). Y el tiempo añadido no acrecentará
el bien; sino que aunque alguien se convierte en sabio por un
intervalo infinitesimal de tiempo, en cuanto a la felicidad, no
permanecerá para nada por debajo de quien goce durante toda su
vida de virtud y viva bienaventuradamente en ella (PLUT., de com.
not., 8, 1061).
Sucede, por naturaleza, que los hijos sean amados por los padres:
principio del cual se deriva la sociedad común del género humano,
que en consecuencia nosotros buscamos. . . También entre las bestias
se puede percibir la fuerza de la naturaleza, y observando el
cuidado que ponen en el parto y en la cría, nos parece escuchar la
voz misma de la naturaleza. Por lo que. . . parece que estamos
impulsados por la naturaleza misma a amar a aquellos que
engendramos. De lo que se deriva que también sea natural entre los
hombres, una común honra de los hombres; por eso es necesario que
el hombre, por el hecho mismo de ser hombre, no parezca extraño al
hombre. . . Por eso somos aptos, por naturaleza, a las uniones,
consorcios, ciudades (CicER., De fin., III, 19, 62-3).