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DEPARTAMENTO DE GEOGRAFÍA E Hª – 2º BACH.

– Gª DE ESPAÑA

LA RED URBANA ESPAÑOLA. CARACTERÍSTICAS DEL PROCESO DE CRECIMIENTO ESPACIAL DE


LAS CIUDADES.
1. La red urbana española
De forma teórica, la organización urbana de un territorio se establece a partir de un
conjunto de ciudades articuladas entre sí mediante una estructura jerárquica, donde la
principal facilita servicios y abastece de productos a las secundarias y así sucesivamente hasta
cubrir la totalidad del espacio.
De esta forma se establece una red urbana en la que cada ciudad ocupa una posición en
función de su tamaño demográfico, las funciones que desempeña y la extensión de su área de
influencia (las funciones desempeñadas hacia el exterior convierten a las ciudades en lugares
centrales, que abastecen de bienes y servicios a un área más o menos extensa, denominada
área de influencia).
Atendiendo a estos criterios en la jerarquía urbana española se distinguen las siguientes
categorías:
− Metrópolis nacionales: con más de 1,5 millones de habitantes, son las ciudades de
mayor tamaño, que aglutinan un mayor número de funciones y ejercen una gran
influencia sobre el territorio nacional. Son Madrid y Barcelona. Sus áreas
metropolitanas superan los 5 millones de habitantes. En ellas se encuentra el sector
terciario más avanzado y están también estrechamente unidas a otras metrópolis
mundiales.
− Metrópolis regionales de primer orden: aglomeraciones de tamaño medio (entre 1,5
millones y 500.000 habitantes), muy dinámicas y con gran capacidad de articulación
territorial sobre la región, a la vez que mantienen relaciones intensas con las metrópolis
nacionales. Son Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga y Bilbao entre otras.
− Metrópolis regionales de segundo orden o subregionales: Son ciudades y
aglomeraciones con una población entre 250.000 y 500.000 habitantes, mantienen
flujos con las metrópolis nacionales y regionales de primer orden. Su área de influencia
sobrepasa la propia provincia y tienen un papel fundamental como distribuidoras de
servicios especializados. Son ciudades como Valladolid, A Coruña, Oviedo, Vitoria y
Granada.
− Ciudades medias: son ciudades con una población de 50.000 a 250.000 habitantes, en
su mayoría capitales provinciales o ciudades con una fuerte especialización, que en
estos últimos años han recuperado potencialidad, incrementando el nivel de servicios y
ampliando sus actividades industriales y turísticas. Son las ciudades que más crecen en
estas últimas décadas. León, Toledo, Logroño, Castellón, Huelva y Lérida son ejemplos
de este tipo de ciudades.
− Ciudades pequeñas: con una población de 50.000 a 10.000 habitantes. Forman un
amplio colectivo: Soria, Teruel, Huesca, Ronda, Úbeda… ciudades que en estos últimos
años han vivido un proceso semejante al de las ciudades medias. Con funciones mucho
menos especializadas y con un área de influencia comarcal.
En conclusión, la red urbana española se define en la actualidad por un carácter
relativamente denso y “equilibrado”, en la que destacan las dos grandes ciudades del país
(Madrid y Barcelona) con una clara proyección internacional, seguidas de cinco ciudades de
orden regional que superan el medio millón de habitantes y un elevado número de ciudades
subregionales y de tamaño medio distribuidas por todo el territorio.
Las razones que llevan a la actual organización urbana son muy variadas:

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− Es evidente que la evolución histórica del sistema socioeconómico español tiene una
gran importancia. De esta manera, si bien en el siglo XV el mayor número de
habitantes vivían en las tierras cerealistas del interior peninsular, en nuestros días esta
situación se ha invertido tras la mecanización agraria, el asentamiento de industrias en
la periferia y, el gran desarrollo del turismo de playa.
− En las últimas décadas la implantación del estado autonómico ha favorecido la
formación de subsistemas urbanos regionales, la mejora en las infraestructuras de
transporte ha fomentado la comunicación entre ciudades y, por último, la
incorporación de España a la Unión Europea ha supuesto la integración de las ciudades
españolas en el sistema de ciudades de Europa.
Como resultado de todos estos procesos, el centro peninsular, con un menor desarrollo
urbano, se organiza en torno a Madrid, que tiene fuertes vínculos con las ciudades más
próximas de Castilla-La Mancha y de Castilla y León. Esta última región se encuentra, en parte,
estructurada por la ciudad de Valladolid, que es su capital y su área metropolitana de mayor
tamaño.
En la periferia peninsular, dónde se concentran las áreas urbanas, podemos distinguir
cinco ejes urbanos que, a su vez, están conectados con Madrid. Estos son el eje mediterráneo,
el cantábrico, el eje del valle del Ebro, el gallego y el andaluz.
Los archipiélagos, por su insularidad, forman conjuntos independientes que se vinculan
con la Península a través de Madrid y Barcelona principalmente.
2. Características del proceso de crecimiento espacial de las ciudades
La mayoría de las ciudades españolas, al igual que la mayoría de las urbes de la vieja
Europa, cuentan con una larga historia y comparten un proceso bastante similar de
crecimiento en el que se distingue
− un centro histórico en el que se fueron sumando etapas históricas que abarcan
desde el mundo romano, pasando por la Edad Media y Moderna. Este es un
espacio de posición central en el conjunto de la ciudad, que tradicionalmente
estuvo delimitado por una muralla que separaba el espacio urbano intramuros del
espacio rural circundante. Un espacio en el que el componente monumental
ejerce en la actualidad un fuerte atractivo hacia la función turística. La actual
sostenibilidad urbana ha llevado a la rehabilitación de edificios y de barrios
degradados en esta zona central.
− Unos barrios de expansión, que se inician a partir de mediados-finales del siglo
XIX con el trazado de los ensanches planificados y el crecimiento de los
extrarradios formando barriadas de viviendas en la mayoría de los casos carentes
de servicios y dotaciones básicas, y
− Unas áreas de crecimiento periférico de las ciudades, a partir de mediados del XX,
(y que se corresponden con la etapa de mayor crecimiento urbano) en las que
tienen cabida los polígonos industriales y también nuevos espacios-barrios
residenciales que en ocasiones, como consecuencia del desarrollo del automóvil,
llevaron a la aparición de las ciudades dormitorio.
− Finalmente, desde los años ochenta del siglo XX, la ciudad ha seguido creciendo,
aunque a un ritmo más lento, a partir de un modelo “difuso” que ha ido
extendiéndose por las periferias metropolitanas mediante el proceso de
rururbanización. Se trata de un nuevo modelo de ciudad caracterizado por una
menos densidad de edificación y un desarrollo de parques empresariales y
comerciales y grandes equipamientos.

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