Está en la página 1de 9

a) Ensayo

ENTENDIENDO A LA ESCUELA COMO UN SISTEMA COMPLEJO

La Teoría General de Sistemas y la Terapia Sistémica nos permiten avanzar de


una visión individual a un enfoque relacional y de contexto. Es así, que posibilitan
analizar las organizaciones escolares (desde los individuos y la organización),
para ver las relaciones que en ellas se establecen y como el contexto influye para
que en ella se desarrollen las distintas interacciones, entre individuos y entre
grupos de individuos. “Los sistemas complejos se definen a sí mismos mediante la
capacidad de autoobservación y de distinción de su entorno; al autoobservarse los
sistemas complejos se producen como una unidad a partir de la diferencia de lo
que queda por fuera: el entorno.” (Pereda, 2008).

Para entender a la escuela como un sistema, es necesario conocer la Teoría


General de Sistemas y los elementos que la conforman, para luego establecer
correspondencias con los elementos que componen una institución educativa y
que la definen como un sistema.

La noción de sistema se remonta a los filósofos griegos y quizás mucho mas atrás,
pero en la actualidad se relaciona con las investigaciones realizadas por el biólogo
Ludwig Von Bertalanffy en el transcurso del siglo XX, sobre lo que este denomina
Teoría General de Sistemas. Esta fue planteada para modelar sistemas de
diversas áreas disciplinares, como un esfuerzo de colaboración entre múltiples
disciplinas. Se espera que la Teoría General de Sistemas ayude al desarrollo de la
ciencia, mejorando la comunicación e identificando isomorfismos y llevando éstos
de un ámbito a otro, en un intento de unificar el conocimiento científico,
favoreciendo el progreso del trabajo interdisciplinario logrando una mayor
integración y unidad en la ciencia. (Bertoglio y Johansen, 1982).

El enfoque sistémico se caracteriza por promover una percepción global del


mundo como sistema abierto, en el cual las interacciones generan efectos
relevantes. Promueve un aprendizaje multidisciplinar, basado en una comprensión
desde la perspectiva de los objetivos, (Joturan, 1994). Esta teoría o enfoque
sistémico (que es precedida por un enfoque reduccionista) propone que un
sistema se compone no solo de las partes que lo integran, sino también de las
interrelaciones entre ellas, siendo su principal consideración o característica, que
esa interacción es la que le da vida y lo enriquece.

El pensamiento o visión sistémica considera una perspectiva holística para ver el


mundo en torno a nosotros y vernos a nosotros en el mundo. Es así que un
sistema puede ser definido como totalidad, como una organización, basada en
sus límites, como transformadores o con objetivos. Lorenzon (2020) cita a Stafford
Beer para explicar lo que es un sistema, a partir de la siguiente definición, “Es un
grupo de elementos relacionados dinámicamente en el tiempo, de acuerdo con
algún patrón de coherencia y con un propósito definido”, mientras que para Von
Bertalanffy es “un complejo de elementos interactuantes”. Podemos decir
también que un sistema es una conceptualización que hace un observador sobre
una porción del universo, por lo tanto, los sistemas no existen en la realidad, son
construcciones que poseen limites, entradas y salidas, subsistemas y relaciones,
entorno y suprasistemas. (Bertoglio y Johansen, 1982)

Los limites separan lo que es o están en el sistema, de aquello que queda fuera de
él, es decir, su entorno. Estos limites son establecidos por el observador y no son
necesariamente físicos, sin embargo, deben ser bien definidos, aunque muchas
veces son difíciles de establecer. El entorno aporta las entradas y salidas que el
sistema necesita para su funcionamiento. (Bertoglio y Johansen, 1982)

Existen sistemas abiertos y cerrados, uno difiere del otro en si se produce o no


intercambio de energía, materia o información con su entorno. Un sistema cerrado
no tiene capacidad de sobrevivir al no poder incorporar energía. Los sistemas
necesitan mantenerse en un equilibrio dinámico y organizado (Joturan, 1994).

Otro concepto que explica la forma en que se organiza un sistema es el de


entropía, que podría explicarse como medida de la cantidad de energía que no es
aprovechable y que al aumentar dentro del sistema lo lleva al caos, a la
incertidumbre o a la desorganización. Esta avanza de estados menos entrópicos a
estados de mayor entropía para el sistema. (Bertoglio y Johansen, 1982)

Para explicar la teoría de sistemas se debe considerar, además, el concepto de


sinergia, la que surge al observar el todo y no una parte de este de forma aislada,
pues el examen de una parte aislada no explica o predice el comportamiento del
todo, pues cuando un observador reconoce la presencia de sinergia, está ante un
sistema. Un sistema es una entidad sinérgica, es decir, que cuenta con
propiedades que emergen de las interacciones entre las partes. (Bertoglio y
Johansen, 1982)

La Teoría de los sistemas por su parte está vinculada entre otras, con la Teoría de
la Comunicación, cuyo elemento general es la información. Esta teoría se centra
en los fenómenos comunicativos y su relación con los objetos de referencia de los
que se ocupa la comunicación, centrándose en la capacidad de los seres vivos
para intercambiar información. Para que esta se produzca se necesita de un
emisor, un mensaje y un receptor. Esta trata de explicar, entre otras cosas, como
los individuos se comunican, su necesidad de comunicar lo que piensa y siente.
(Bertalanffy,1976)

A partir de la Teoría General de Sistemas han surgido tendencias que buscan su


aplicación práctica a través de las ciencias aplicadas, entre ellas se encuentra la
cibernética, que es desarrollada por Norbert Weiner. Esta ciencia, se basa en el
principio de la retroalimentación (causalidad circular) y la homeostasis. Explica los
mecanismos que poseen los seres vivos y las máquinas para comunicación y
control. (Bertoglio y Johansen, 1982). La cibernética, es entendida esta como una
ciencia que estudia los sistemas de comunicación e información, persigue el
diseño de sistemas regulados artificiales, a partir de isomorfismos con los
procesos de regulación presentes en los animales.

Bertalanffy (1976) explica como la psicología pasa de una visión reduccionista en


que se trataba de resolver fenómenos mentales en unidades elementales a la
primacía de todos psicológicos, gobernadas por leyes dinámicas, considerándola
dentro de la aplicación del concepto de sistema abierto, como ejemplo de ello,
menciona los “sistemas neurológicos” que han sido considerados como
“estructuras dinámicas abiertas”. Por otra parte, la psicología solía explicar la
conducta a través de un modelo mecanicista de estímulo-respuesta, hasta pasar a
la psicología de la Gestalt siendo esta la primera en desafiar a este antiguo
esquema, viéndose recientemente un acercamiento a una imagen del hombre más
satisfactoria, a través del concepto de sistemas. En este campo se comenzó a
utilizar la Teoría General de los Sistemas como forma de explicar la organización e
interpretación de los sistemas abiertos conformados por parejas y familias, dentro
del entorno en que se encontraban inmersos. Se pasó de estudiar el
comportamiento del individuo en particular a un enfoque sistémico en que el
terapeuta estudia las relaciones que se establecen o la interacción dentro del
grupo, como sistemas familiares dentro de un determinado entorno, es decir se
pasa de una visión monádica a una holística-relacional. Se pasa de la causalidad
lineal a la causalidad circular para explicar el comportamiento humano. Esto último
explica como la terapia sistémica, se centra en la organización del sistema y como
los grupos interactúan para lograr la regulación y el equilibrio necesarios para su
“sobrevivencia” (Del Rio, 2012).

La terapia sistémica permite entender los problemas que se producen en los


sistemas y subsistemas en que se organizan los individuos, para encontrar los
problemas producidos dentro de ellos y cambiar las dinámicas que los provocan.
De esta forma se logra un aumento de la funcionalidad del grupo, a través de
lograr mayor empatía entre sus miembros, identificación de emociones propias y
de los otros, aprendizaje de estrategias para afrontar o resolver problemas, entre
otras. El comprender las relaciones que se establecen entre los miembros de un
sistema, permite entender y dar sentido a la conducta individual.

Ahora que hemos definido la Teoría General de Sistemas y los elementos que la
conforman, podemos determinar que un establecimiento educacional es un
sistema en sí mismo, pues posee características que en ella se mencionan. Entre
ellas se puede destacar, que sus elementos componentes se relacionan entre sí,
dinámicamente en el tiempo, es decir, han ido evolucionando activamente en el
tiempo, generando en su interior modos de comportamiento que van consolidando
su identidad. Una escuela con el correr de los años va construyendo su propia
cultura escolar, la que se va organizando a partir de los ideales y principios de
quienes la fundaron, pero dando cabida a que los grupos humanos que la han ido
conformando y la habitan, se sientan parte, dando como resultado, un amalgama
que incluye además, la cultura de los habitantes del barrio y de la comuna en la
que se encuentra.

Estas instituciones van siendo modelada por las interacciones entre los distintos
grupos que en ella conviven, creando en ellos, sentido de pertenencia y a su vez
estableciendo orientaciones para actuar mancomunadamente y bajo patrones
coherentes, que vayan en concordancia y apuntando al logro de sus propósitos,
los que se encuentran definidos en su misión y su declaración de principios
educativos.

Otra característica que define un colegio como sistema es su capacidad para


procesar información y para intercambiar materia y energía con el entorno para
modificarse a sí misma, entendiéndolo de esta manera como un sistema abierto,
cuyas entradas estarán representadas por el recurso humano, recursos
materiales, recursos financieros y conocimientos, principalmente; y sus salidas
estarían representadas principalmente por los estudiantes egresados, personal
docente y no docente desvinculado y los proyectos realizados que van en
beneficio de la comunidad circundante. Como podemos ver se observa al colegio
como un sistema viable, pues se encuentra legalizado por el medio y ha sabido
adaptarse a sus exigencias.
Bajo la óptica de la teoría general de sistemas, el límite (o frontera) es una línea
(conceptual o real) que separa lo que forma parte del sistema de lo que no, por lo
tanto, lo que queda fuera de él es parte de su entorno o suprasistema al cual
pertenece. En el caso de las instituciones escolares este límite es una barrera
conceptual, pues si bien cada escuela desde el punto de vista de la infraestructura
tiene un límite físico o cierre perimetral, que delimita el terreno que ocupa, no
diferencia lo que está dentro de lo que está fuera del sistema, ya que un
estudiante en un día feriado en la playa no deja de ser estudiante o miembro de
esa organización, por lo tanto para señalar sus límites debemos definir claramente
cuáles son sus objetivos e identificar los elementos que lo componen. Es difícil
establecer los límites cuando lo observado como sistema es algo abstracto o
conceptual. Es útil para esta delimitación además de lo anterior, observar por
donde éste intercambia energía con su ambiente.

La capacidad homeostática de un sistema dice relación con la capacidad que tiene


éste de mantener el estado de sus variables fisiológicas internas con el objetivo de
adaptarse a lo que ocurre en el entorno. A partir del conocimiento que se tiene de
una organización escolar se puede afirmar que presenta capacidad homeostática,
ya que es capaz de mantenerse en el tiempo a través de realizar correcciones a
sus perturbaciones, pues de otra forma no lograría mantenerse en el tiempo. Estas
perturbaciones provienen principalmente del entorno.

Los sistemas dinámicos como una organización escolar tienen un propósito que
determina su conducta, esta conducta está orientada al logro de ciertos fines, a
esto se le ha llamado conducta teleológica, y es la conducta encargada de ir
moldeando la estructura y los procesos al interior de la organización.

Como se ha podido observar, las escuelas en general pueden ser concebidas


como un sistema complejo, al ser un conjunto de personas (elementos), que
actúan coordinadamente, por la persecución de un fin. Incorporados en él
podemos encontrar distintos grupos de personas, que están agrupados en
departamentos por asignaturas, niveles de jerarquía, rol dentro del
establecimiento, etc., los que podríamos identificar como los subsistemas, dentro
del sistema (o suprasistema).

Es importante al momento de realizar terapia sistémica en una organización


escolar, considerar el propósito de la institución que se va a intervenir. Hay que
buscar los propósitos para poder comprender el sistema y también identificar si
tanto el sistema como sus subsistemas actúan de manera coherentes con su
propósito. También es importante verificar si dentro de este sistema existe
sinergia y como se realiza la gestión de la información para la toma de decisiones
y a quienes involucran estas decisiones.

En conclusión, el observar la organización escolar como un todo en interacción


con múltiples relaciones y características, bajo el enfoque sistémico brinda la
oportunidad de reconocer las propiedades emergentes y motivaciones de los
grupos que la componen, ahora definidos como subsistemas. El visualizarla como
sistema, nos da la posibilidad de vernos como interventores de organizaciones
educativas, de tal manera de tener elementos teóricos y prácticos para optimizar
los recursos, tanto humanos como materiales, mejorando así su funcionamiento y
la calidad de las relaciones humanas que dentro de ella se establecen, al
considerar esta perspectiva al momento de diseñar una intervención. Se espera
que esto permita un mayor porcentaje de logro en los objetivos que como
institución han sido trazados y por lo tanto colaborar con la transformación efectiva
de la organización.

La terapia sistémica entonces es el camino para tomar las medidas que permitirán
a la institución como sistema, lograr los objetivos propuestos superando las
posibles dificultades presentadas por las perturbaciones que puedan existir en el
sistema. Desde el punto de vista de la intervención de un sistema organizacional,
la confianza tiene mucha relevancia, siendo algo que debe tener en cuenta una
intervención de terapia sistémica, entre otras cosas. La confianza, en la teoría de
sistemas sociales complejos, es un mecanismo de reducción de complejidad,
asimismo, las posibilidades futuras se expanden con las decisiones de
planificación producidas desde la confianza, entendiendo esta como un elemento
producido por el sistema. Sin embargo, los sistemas educativos por su
complejidad hacen difícil aislar con exactitud los factores que inciden en un
determinado individuo, por ejemplo, que un estudiante logre los objetivos
educativos esperados para obtener buenos resultados académicos, lo que muchas
veces incide en la confianza que los grupos puedan tener en la intervención
terapéutica (Pereda, 2008).

Si bien desde la perspectiva sistémica existen diferentes modelos y formas de


intervención, estas se adecuan a sistemas abiertos, particularmente a familias o a
componentes de estas, pues las intervenciones terapéuticas en sistemas
complejos como una institución educativa, se transforman en un desafío para la
investigación y la terapia sistémica.

Es así, que la Teoría general de Sistemas es un modelo que nos permite dar una
mirada integral y completa de la realidad de una institución escolar, siendo la
terapia sistémica la vía para ayudarla a cumplir en cierta medida sus objetivos,
posibilitando una mejor toma de decisiones como institución. Se transforma en un
desafío no imposible de cumplir el mejorar la calidad de vida de los individuos que
la integran, explorando en las diferentes técnicas y modalidades de intervención
que ofrece la terapia sistémica.
REFERENCIAS

Bateson, G. (1972). Pasos hacia una ecología de la mente. La epistemología de la


cibernética. (pp. 221-225). Ediciones Lohlé-Lumen. Nueva York. Estados
Unidos de Norteamérica.

Bertoglio, O. J., Johansen, O. (1982). Introducción a la teoría general de sistemas.


Editorial Limusa.

Del Rio, A. (2012). La perspectiva sistémica. Diferentes modelos y formas de


intervención. (pp.78-90). Editorial Universidad de Ciencias Empresariales y
Sociales-Editorial UCES.

Jutoran, S. (1994). El proceso de las ideas sistémico-cibernéticas. Buenos Aires,


Argentina

Lorenzón, E. E. (2020). Sistemas y organizaciones. Libros de Cátedra.

Pereda, C. (2008). Investigación e intervención en organizaciones escolares:


algunas reflexiones desde la teoría de sistemas sociales complejos.
Páginas de educación, 1(1), 7-18.

Von Bertalanffy, L. (1976). Teoría general de los sistemas. México: Editorial Fondo


de Cultura Económica.

También podría gustarte