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EL SOPLADOR DE ESTRELLAS

De Ricardo Talento

LA OBRA: El Soplador de estrellas, con libro de Ricardo Talento, se


estrenó en la Sala Juan Bautista Alberdi, durante la Temporada Teatral
1995 y, durante 1997, participó en diversos Ciclos de Teatro Infantil -
organizados por esta Sala.

PERSONAJES

o CIBELINA
o MAESTRO BORNOLIO

Una soga panzona de ropa abandonada cruza el espacio del escenario. Entre la
ropa, cuelgan del cordel: un zapato pelirrojo, un cucharón, un marco de cuadro
sin cuadro, un colador con agujeros redondos, una cacerola y un broche de
madera desocupado. Es una terraza; también hay un fuentón en el suelo, y
mucho hollín...

1 CIBELINA (al público): - Maestro Bornolio: cara de marinero arrepentido y


más gruñón que una bolsa de nueces rancias...

2 MAESTRO BORNOLIO: - Eso está de más, no tiene por qué decirlo...

3 CIBELINA: - Como les decía, Maestro Bornolio pasa las noches mirando al
cielo desde su refugio: una vieja azotea abandonada por sus dueños, que
olvidaron hace tiempo la costumbre de tomar fresco y orear la ropa al sereno
de la noche y blanquearla con el sol de la mañana...

4 MAESTRO BORNOLIO: - No hable tanto, que confunde; diga que vivo en la


azotea y listo.

5 CIBELINA: - Sí... Sí. Maestro Bornolio sopla estrellas. ¡Las apaga!

6 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Sshh...! ¡Quién le dijo que dijera eso! Si va a


contar todo de entrada no tiene ninguna gracia.

7 CIBELINA: - Perdón, se me escapó. Maestro Bornolio necesita una ayudanta,


o tal vez compañía, porque el trabajo de "Soplar Estrellas" es muy solitario...
No tiene sindicato, ni compañeros para charlar, ni patrón con quien discutir
salario. Está solo en esta empresa por lo cual, tiene dudas, miedos y sufre
pesadillas; eso sí, no nos vamos a poner dramáticos... Pesadillas de día porque
duerme de día; y las pesadillas que se sueñan de día, por más horrendas que
sean, no se aproximan en espanto a las soñadas de noche, cuando todo es
oscuro. Más ahora que están faltando estrellas...
8 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Siichttt...! Está hablando de más...

9 CIBELINA: - ¡Partieron los volantes de ayudanta en todas las direcciones!


Soplados por el viento, enganchados en los cables telefónicos, pegados con
astillas en los postes, navegando alcantarillas, pegados a suelas de zapatos... Y
todos decían lo mismo...

10 MAESTRO BORNOLIO: - "Maestro Bornolio necesita ayudanta: abstenerse


personas con vértigo y corazón cerrado... Si es posible con ojos grandes...
Presentarse de tardecita en Pasaje El Silencio 524. No toque timbre porque
estoy en la azotea..."

11 CIBELINA (Trae un atril chiquito de pintar, una tela tapada - vaya uno a
saber por qué- y cosas para instalarse... ¡Ah! ...y una radio, toda pintada de
colores como para espantar viejas.): - Me llamo Cibelina, pero me puede decir
Cibe o Lina, como más le guste...

12 MAESTRO BORNOLIO: - Me gusta Cibelina...

13 CIBELINA: - ¿Cibelina?

14 MAESTRO BORNOLIO: - Qué... ¿hay algún problema?

15 CIBELINA: ¡No! No... Bueno, sí... Me va a tener que llamar dos veces...
Porque cuando me llame no me voy a dar a cuenta de que me está llamando.
Porque nunca me llamaron así...

16 MAESTRO BORNOLIO: - Así... ¿cómo?

17 CIBELINA: - Cibelina... (Sacando uno de los papeles donde se pide


ayudanta.) Me llamó desde la punta de un pino... Tuve que rasparme toda para
alcanzarlo... (Por otro de los papeles.) Estaba escondido en la boca de
tormenta; tuve que mojarme toda para agarrarlo... (Por un tercero.) ¡Se había
pegado en la suela de un zapato marrón! ¡Tuve que seguirlo cuadras y cuadras!
...Subir a un camión, bajar a un subterráneo y esconderme debajo de una
cama... Por fin, a la noche pude despegarlo, y todos dicen...

18 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Maestro Bornolio necesita ayudanta! Bornolio soy


yo. Me llamo Bornolio, pero puede decirme Bornolio...

19 CIBELINA: - ¿Bornolio?

20 MAESTRO BORNOLIO: - Qué... ¿no le gusta?

21 CIBELINA: - Sí... sí... ¡Es atípico!

22 MAESTRO BORNOLIO: - Para mí no, pero me lo puso mi madre para que


se enojara mi padre.

23 CIBELINA: - ¿Y su papá se enojó?

24 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Y a usted qué le importa! Mire para arriba... Mire


para abajo...
25 CIBELINA: - ¡Aaagggg!

26 MAESTRO BORNOLIO: - Qué... ¿tiene vértigo?

27 CIBELINA: - No... no, no... ¡Me gustan las alturas! De chiquitita caminaba
en puntitas de pie por el borde de la cuna...

28 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Y miraba para abajo?

29 CIBELINA: - ¡¡Noo!! ¡Sí...! Sí, sí, claro, por supuesto... ¡me encantaba
mirar para abajo!

30 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Y qué veía?

31 CIBELINA: - Y... ¿Qué se puede ver desde una cuna...? La bacinica para
hacer pis y caca... la alfombrita color verde vidrio que me regaló la abuela... la
muñeca de trapo que...

32 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Ese va a ser su trabajo: mirar para abajo!


Porque yo tengo que mirar para arriba, que es muy peligroso; ¡sobre todo de
noche, que no se ve nada!

33 CIBELINA: - ¿Y para qué mira si no se ve nada?

34 MAESTRO BORNOLIO: - Miro lo que se ve, lo que no se ve no lo miro...

35 CIBELINA: - ¡Ah...!

36 MAESTRO BORNOLIO: - Ponga sus cosas por ahí, que pronto va a ser de
noche y hay que trabajar...

37 CIBELINA: Sí... Sí, señor Bornolio.

38 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Maestro, maestro Bornolio!

39 CIBELINA: - Sí... Sí, Señor Bornolio...

40 MAESTRO BORNOLIO (llamando): - ¡Cibelina...! ¡¡Cibelina!!

41 CIBELINA: - Cibelina soy yo, cabeza hueca... Ni Cibe, ni Lina. ¡Cibelina! Yo


me llamo Cibelina...

42 MAESTRO BORNOLIO: - Ya es de noche...

43 CIBELINA: - ¡Ay,uy, sí...!

44 MAESTRO BORNOLIO: - A trabajar...

45 CIBELINA: - Ordene usted, Maestro Bornolio. Si hay que trabajar, trabajo;


si hay que ayudar, ayudo: para eso soy su ayudanta. ¡La mejor ayudanta que
haya podido conseguir!
46 MAESTRO BORNOLIO: - Hoy voy a explorar el sector sudeste, sobre el
ángulo derecho, latitud sur de la azotea...

47 CIBELINA: - ¿Y yo qué tengo que hacer, Maestro Bornolio?

48 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Cómo que "qué tiene que hacer"? ¡Mirar para
abajo! De usted depende que no pierda pie y me caiga de cabeza a la calle.
¡Para eso le pago!

49 CIBELINA: - ¡Nunca me pagó!

50 MAESTRO BORNOLIO: - Porque nunca trabajó. Y será mejor que empiece,


porque si no, la despido ahora mismo... (Comienza a caminar por el borde de la
terraza, oteando el cielo.) ¿Voy bien?

51 CIBELINA (con un pánico mortal): - Creo que sí...

52 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Cómo que "cree"? ¿Voy bien o no voy bien? ¡Mi
vida está en sus manos!

53 CIBELINA: - Sí... Sí... ¡Quédese tranquilo, Maestro Bornolio; si se cae yo le


aviso!

54 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Me tiene que avisar antes de que me caiga,


inconsciente! (Pierde pie.)

55 CIBELINA: - ¡Cuidado! ¡Se está por caer!

56 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Aaaggggg! ¡Está despedida! (Se cae.)

57 CIBELINA: - Yo le avisé, maestro Bornolio; pero usted se cayó igual... (No


se anima a mirar hacia abajo.) ¡Uy... uy... uy...! "¡Ayudanta asesina empuja a
Maestro Bornolio de la azotea!" ¡No... no, no! (Para sí.) ¿Qué estás pensando?
...Yo no lo empujé, ¡se cayó solito, por no mirar...! ¡La que tenía que mirar era
yo...! Y no miré... Porque me da miedo mirar para abajo... Pero si él mira para
arriba, yo tengo que mirar para abajo... Para eso... me paga... ¡Nunca me
pagó!

58 MAESTRO BORNOLIO (apareciendo en la terraza): - ¡Porque nunca


trabajó!

59 CIBELINA: - ¡Maestro Bornolio! ¿No se murió?

60 MAESTRO BORNOLIO: - Creo que no...

61 CIBELINA: - Yo pensé que estaría re-frito, re-estrellado contra el suelo...


¡hecho pomada!

62 MAESTRO BORNOLIO: - Yo también lo pensé, pero por suerte caí


parado...

63 CIBELINA: ¿Entonces me tengo que ir...? ¿Estoy despedida?


64 MAESTRO BORNOLIO (la mira y sólo le dice...): - ¡Atípica! (Se mete en el
fuentón.)

65 CIBELINA (relatando al público): - Maestro Bornolio, después de la caída,


pasó tres noches con sus tres días sin decir una sola palabra; y lo que es peor,
sin mirar para arriba... ¡Y todo por mi culpa, que no pude mirar para abajo!

66 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Cibelina! ¡...Cibelina!

67 CIBELINA: - Ordene, Maestro Bornolio... Le juro que nunca más va a


suceder... Puede mirar tranquilo para arriba, que su ayudanta Cibelina va a
vigilar las tinieblas de la noche, las profundidades de la oscuridad, los abismos,
los abismos... los abismos... (Se marea al mirar hacia abajo.)

68 MAESTRO BORNOLIO: - Según usted, ¿qué es esto, Cibelina?

69 CIBELINA: - ¡Un cesto de ropa sucia, Maestro Bornolio!

70 MAESTRO BORNOLIO: - ¡No! Respuesta equivocada, producto de su


apresuramiento y torpeza. Si quiere ser mi ayudanta no puede dejarse llevar
por lo primero que ve, por la apariencia de las cosas... (Con gran misterio.)
Parece un cesto de ropa sucia, pero no lo es...

71 CIBELINA: - ¿No?

72 MAESTRO BORNOLIO: - No, Cibelina; no es un cesto de ropa sucia...

73 CIBELINA: - Es un cesto, ¿no?

74 MAESTRO BORNOLIO: - Correcto, Cibelina, es un cesto...

75 CIBELINA: - ¿Y está en la azotea?

76 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Exacto, Cibelina! Como nosotros dos y todas


estas cosas, está en la azotea...

77 CIBELINA: - ¡Un cesto que tiene la ropa que acaba de lavar y que va a
tender!

78 MAESTRO BORNOLIO: - ¡No, no y no! ¿Usted cree que yo lavo y tiendo


mi ropa?

79 CIBELINA: - No, no... Para nada, Maestro Bornolio... ¿Un bote de basura
entonces?

80 MAESTRO BORNOLIO: - ¡No!

81 CIBELINA: - ¿La entrada a un túnel que atraviesa el mundo?

82 MAESTRO BORNOLIO: - ¡No!

83 CIBELINA: - ¿El desagüe de un inodoro para campamento?


84 MAESTRO BORNOLIO: - ¡No!

85 CIBELINA: - ¿Un recolector de gotas de lluvia?

86 MAESTRO BORNOLIO: - ¡No, no y no! Y como veo que no puede salir de


los adminículos acuíferos, se lo voy a decir yo... ¡Esto es un estelaeróforo
retráctil!

87 CIBELINA: - ¿Un qué?

88 MAESTRO BORNOLIO: - Un estelaeróforo retráctil... Será mejor que


aprenda pronto este nombre... ¡Estelaeróforo retráctil!

89 CIBELINA: - Estela...

90 MAESTRO BORNOLIO: - Sí...

91 CIBELINA: - Estela... piojo...

92 MAESTRO BORNOLIO: - Aeróforo, aeróforo. De aire, de viento...

93 CIBELINA: - ¿De viento?

94 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Sí, de viento! Y retráctil, para que nadie más que
yo, y ahora usted, que va ser mi ayudanta, lo pueda descubrir... ¡Es mi secreto!

95 CIBELINA: - ¿Secreto?

96 MAESTRO BORNOLIO: - Tiene apariencia de cesto de ropa sucia. Es más:


lo construí como si fuera un cesto de ropa sucia, pero no lo es...

97 CIBELINA: - No, es un es-te-la-e-ro-fo-ro... re... re...

98 MAESTRO BORNOLIO: - ¡¡Retráctil!! ¡Mire! (Acciona el cesto y éste se


estira como si fuera un cañón o rústico telescopio.)

99 CIBELINA: - ¡Oh!

100 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué me dice? ¡Un simple soplido humano, con
este aparato se transforma en tempestad intergaláctica...! Se transforma... en
un viento feroz, capaz de recorrer el espacio y apagar una estrella a miles y
miles de años luz de esta terraza...

101 CIBELINA: - ¿Apagar una estrella?

102 MAESTRO BORNOLIO: - Sí, mi estimada Cibelina. Ese es mi trabajo:


¡soplar estrellas!

103 CIBELINA: - ¡Nooo!

104 MAESTRO BORNOLIO: - Mire allá... ¿Ve aquella que brilla entre dos más
chiquitas? Es la Irene Margarita... Mírela bien. Dentro de diez segundos no
estará más; se habrá perdido para siempre en la noche de los tiempos. ¡Voy a
soplarla, Cibelina! (Apunta con el aparato.)

105 CIBELINA: - ¡Nooo!

106 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué pasa?

107 CIBELINA: - Espere... por favor. Espere, Maestro Bornolio... No la


apague... Quiero verla un ratito más... ¡Es tan bella!

108 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Bella...? ¡Perfecta, Cibelina! ¡Es perfecta! (Va a


soplar.)

109 CIBELINA: - ¡No...! ¡No! ¡Espere, no la apague todavía...! (Toma su atril


con la tela y se apresta a pintar.) No quiero que se pierda para siempre, es tan
hermosa...

110 MAESTRO BORNOLIO: -¿Qué hace?

111 CIBELINA (mientras pinta): - Quiero tenerla en mi cielo, así, como está
ahora; titilando de miedo como si presintiera, pobrecita, que está por morir...

112 MAESTRO BORNOLIO: - ¡No diga pamplinas y apúrese! Está pasando la


noche y tengo que soplar...

113 CIBELINA: - Sí... sí... (Ha puesto música en la radio y pinta con lágrimas
en los ojos.) ¡Ya está...! (Maestro Bornolio sopla, se produce un profundo
silencio; Cibelina mira hacia arriba y no encuentra en el cielo la Irene
Margarita.) ¡Oh...! ¡Ooooh...! ¡Oooh!

114 MAESTRO BORNOLIO (al público): - Cibelina quedó tan maravillada por
mi trabajo, que pasó tres días, con sus noches, dando vueltas como sonámbula
por la terraza y no pudiendo hacer otra cosa que decir: "¡Oooh...! ¡Oooh...!
¡Oooh!"

115 CIBELINA (al público): - ¡Maestro Bornolio es un monstruo! ¡Está dejando


el cielo sin estrellas! (Comienza a juntar sus cosas.)

116 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué hace?

117 CIBELINA: - Me voy...

118 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Cómo que se va? ¡Usted no se puede ir, conoce
mi secreto!

119 CIBELINA: - Sí que puedo. ¡Renuncio a mi trabajo!

120 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Y yo no le acepto la renuncia! ¡Usted se queda!

121 CIBELINA: - ¡Yo me voy! ¡No pienso ser cómplice de un asesino de


estrellas!

122 MAESTRO BORNOLIO: - Yo no las mato, las apago...


123 CIBELINA: - ¡Es lo mismo! ¡Si una estrella deja de brillar, está muerta!
¡Lo voy a denunciar!

124 MAESTRO BORNOLIO: - ¿A quién?

125 CIBELINA: - ¡A la policía!

126 MAESTRO BORNOLIO: - No le van a creer...

127 CIBELINA: - ¿Por qué?

128 MAESTRO BORNOLIO: - Porque nadie se va a tomar el trabajo de mirar


al cielo para ver si es cierto... ¡y menos la policía!

129 CIBELINA (Va dejando sus cosas.): - ¿Por qué lo hace, Maestro Bornolio?

130 MAESTRO BORNOLIO (No le contesta; saca un pastel con una vela y la
enciende.) - Sóplela... ¡Sóplela! (Cibelina está por hacerlo.) ¡No! ¿Qué se hace
antes de soplar una vela?

131 CIBELINA: - Se piden un deseo...

132 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Pídalo! ...Ahora sí puede soplar.

133 CIBELINA (después de hacerlo): - No entiendo, Maestro Bornolio...

134 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Sabe usted los deseos que yo pido cada vez
que soplo una estrella?

135 CIBELINA: - ¿Muchos?

136 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Muchos...? ¡Cientos! ¡Miles! ¡Miles de miles,


millones de millones!

137 CIBELINA: - ¿Y se le cumplen?

138 MAESTRO BORNOLIO: - No lo sé... Porque no los pido para mí, los pido
para los demás, ¡para todo el mundo!

139 CIBELINA: - ¡Ah...! (Va hacia donde está la radio y la prende. Se oye un
clásico informativo.) ¡Maestro Bornolio!

140 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué, Cibelina?

141 CIBELINA: - Tengo ganas de llorar... (Quedan los dos en silencio,


totalmente desamparados. Al público): - Maestro Bornolio pasó otras tres
noches, con sus tres días, sin decir una sola palabra... Pero no como después
de la caída. Ahora estaba triste, bastaba mirarle la cara... Y la culpa fue mía por
prender la radio. De golpe se enteró de que sus deseos no se estaban
cumpliendo, y de que a pesar de haber soplado cantidad de estrellas (tantas,
que si uno miraba desde el medio de la azotea solo se veía un agujero negro...)
las guerras seguían... Mucha gente no tenía qué comer; había chicos que vivían
en la calle, sin papá ni mamá... la basura seguía tirada por cualquier lado... los
niños por la violencia ya no podían salir a jugar a la calle… ya la gente no
sonreía.

142 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Cibelina!

143 CIBELINA: - ¿Qué, Maestro Bornolio?

144 MAESTRO BORNOLIO: - Vaya a compararme un periódico...

145 CIBELINA: - Vaya usted… ¿Para qué, Maestro Bornolio?

146 MAESTRO BORNOLIO: - Quiero saber más...

147 CIBELINA: - Para qué... Lo que pasa, pasa, y lo que no pasa, no pasa...
Ni usted ni yo lo vamos a arreglar...

148 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Quiero un periódico!

149 CIBELINA: - ¿De papel?

150 MAESTRO BORNOLIO: - Sí, de papel...

151 CIBELINA: - ¿Con muchas letras?

152 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Sí!

153 CIBELINA: - ¿Chiquitas o grandes? Porque hay diarios que traen letras
grandes y otros que las tienen más chiquitas...

154 MAESTRO BORNOLIO: - Me da lo mismo...

155 CIBELINA: - No, Maestro Bornolio, no es lo mismo... Porque usted se


quiere poner triste y las letras grandes ponen más triste que las chiquitas...

156 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Quiero un periódico con letras grandes y


chiquitas! ¡Y con fotos, muchas fotos! ¡Quiero saber si se cumplió alguno de mis
deseos! Baje y suba, ¡ya! ¡Y compre un periódico!

157 CIBELINA: - Voy porque usted me lo pide, Maestro Bornolio... Porque


usted me lo pide... Pero esta vez yo no voy a tener la culpa, ¿eh? Yo no voy a
tener la culpa... (Se va.)

(Maestro Bornolio, al quedar solo, se dirige hacia el cuadro donde Cibelina pintó
la estrella Irene Margarita. Mira el cielo y se moja la solapa con una lágrima
gorda como una uva.)

158 CIBELINA (al público): - Y yo, ¿qué podía hacer? No hacía falta comprar
ningún periódico, ni prender la radio, ni mirar los noticieros de televisión, para
saber que las cosas en el mundo no andaban del todo bien... Pero la azotea
también es parte del mundo, y ahí las cosas tampoco andaban del todo bien...
¡No me gusta que Maestro Bornolio apague estrellas! ¡Ningún deseo puede ser
tan importante como para que una estrella no brille más! Que se entere... ¡Que
se entere!, así no sopla más estrellas. (Entrando a la terraza.) ¡La voz, El sol de
Michoacán, Boletín informativo del Quadratín, Changoonga...!

159 MAESTRO BORNOLIO (saliendo de la pila de diarios con que fue tapado):
- ¡Tiene razón la radio! Todo sigue igual... Todo sigue igual... ¡Hay que soplar,
Cibelina, hay que seguir soplando hasta que algo cambie!

160 CIBELINA: - ¡No!

161 MAESTRO BORNOLIO: - ¿No qué?

162 CIBELINA: - Que no vale la pena... Ya sopló muchas, Maestro Bornolio, y


no sirvió para nada. ¡Nadie se dio cuenta!

163 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Se van a dar cuenta cuando deje el cielo sin
estrellas! ¡Y recién se van a preocupar cuando algún distraído mire para arriba
y sólo vea un agujero negro...! "¡Se apagaron las estrellas, hay que hacer algo!
¡Se apagaron las estrellas!" Ya veo los titulares de los diarios: "Nuevo desastre
ecológico, se extinguieron las estrellas". Y yo desde aquí les voy a gritar: "¡Se
extinguieron por culpa de ustedes! Y si no cambian, así como apagué las
estrellas, ¡voy a apagar la luna! ¡Y si no alcanza, también voy a soplar el sol!"

164 CIBELINA: - ¡El sol! Está saliendo el sol, Maestro Bornolio; ya es de día...
¡Salió el sol, ya es de día...! Maestro Bornolio, ¡ya es de día...!

165 MAESTRO BORNOLIO: - ¿De día? Despiérteme cuando sea otra vez de
noche... Hay que soplar, Cibelina... Soplar... Soplar... Soplar... Soplar... (Se
queda dormido.)

166 CIBELINA (al público): - ¡Maestro Bornolio está loco! ¡Y yo me he


convertido en la ayudanta de un loco! (Cibelina, aprovechando que Maestro
Borrnolio duerme, desarma el estelaeróforo y esconde sus distintas partes.
Entonces comienza a juntar sus cosas y cuando está por irse...)

167 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué hace que no duerme?

168 CIBELINA: - Estoy durmiendo, Maestro Bornolio...

169 MAESTRO BORNOLIO: - Entonces no camine, que me distrae los


sueños...

170 CIBELINA: - Sí, Maestro Bornolio. Voy a dormir quietita...

171 MAESTRO BORNOLIO (A Cibelina se le cae algo.): - ¿Y ahora qué hace?

172 CIBELINA: - Sigo durmiendo, Maestro Bornolio...

173 MAESTRO BORNOLIO: - Duerma sin hacer roncar, que no puedo soñar...

174 CIBELINA: - Sí... sí, Maestro Bornolio... (Intenta irse. Habla para sí.)
¡Cerró con llave!

175 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué dice?


176 CIBELINA: - ¡Hablo dormida, Maestro Bornolio!

177 MAESTRO BORNOLIO: - Hable más bajo entonces, que me desvela...

178 CIBELINA: - Sí... sí, Maestro Bornolio... (Trata de escapar por la cornisa,
pero la asusta el vacío.) ¡Aayyy!

179 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué pasa ahora?

180 CIBELINA: - Soñé que me picaba un mosquito.

181 MAESTRO BORNOLIO: - Rásquese y no grite, que me asusta los


sueños...

182 CIBELINA: - Sí... sí, Maestro Bornolio... (Desesperada, consigue una soga
y lo ata como un "matambre".)

183 MAESTRO BORNOLIO (al sentir que algo lo aprieta): - ¿Qué me está
haciendo?

184 CIBELINA: - Lo estoy tapando para que no tenga frío...

185 MAESTRO BORNOLIO: - Está bien... Pero no me ajuste tanto la frazada...

186 CIBELINA: Sí... sí, Maestro Bornolio... ¡Uy... uy... uy...! (Como de
costumbre, cuando no sabe qué hacer, prende la radio.)

187 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Y eso?

188 CIBELINA: - Música, Maestro Bornolio, para que duerma mejor...

189 MAESTRO BORNOLIO: - ¡No quiero música! Me bailan los sueños y


después me duele la cabeza.

190 CIBELINA: - Sí... sí, Maestro Bornolio... ¡Uy... uy... uy...! (Al público)
¡Y yo, no sabía qué hacer...! Estaba atrapada en la azotea. Para colmo el sol se
iba escondiendo poco a poco; y las estrellas, pobrecitas, se iban asomando sin
saber el peligro que corrían... ¡Escóndanse...! ¡No aparezcan! ¡Quédense
escondidas!

191 MAESTRO BORNOLIO (Comienza a olfatear mientras se despierta;


Cibelina se esconde.): - ¡No hay como despertarse con un rico olor a noche!
¿Eh? ¿Qué me pasa? ¿Qué es esto...? ¡Cibelina...! ¡Cibelina...! (Trata de
desatarse.) ¡Cibelina...! ¿Se puede saber por qué hizo esto...? ¡Contésteme! ¡Sé
que está escondida, y va a ser mejor que aparezca...! ¡Salga enseguida y
sáqueme esta soga...! ¡Le doy diez segundos para que lo haga...! Uno... Dos...
Tres... Le va a convenir salir antes que yo la encuentre... Porque entonces sí,
me va a conocer... Cuatro... Cinco... (Sigue buscando.) Vamos, Cibelina, que se
me está acabando la paciencia... Seis... Siete... Yo confié en usted, Cibelina; le
dije mi secreto... Ocho... Nueve... ¡Usted me traicionó, Cibelina!

192 CIBELINA (apareciendo): - ¡No! ¡Eso sí que no, Maestro Bornolio!


193 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Por fin apareció, la señorita...! ¿Se puede saber
qué significa esto?

194 CIBELINA: - Significa que está atado, Maestro Bornolio...

195 MAESTRO BORNOLIO: - Eso ya lo sé. ¿Pero por qué me ató?

196 CIBELINA: - ¡Está preso!

197 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Preso?

198 CIBELINA: - ¡Sí, bajo mi custodia! ¡Hasta que se arrepienta!

199 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Arrepienta de qué?

200 CIBELINA: - ¡Del exterminio de estrellas! ¡Y jure que no va soplar nunca


más!

201 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Yo no juro nada y sáqueme esta soga antes de
que la mate!

202 CIBELINA: - No corra, Maestro Bornolio. Mire que es peligroso, se puede


caer...

203 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Usted se va a caer, pero cuando la agarre!

204 CIBELINA: - Le estoy avisando que es peligroso... Y ahora más, que está
con los brazos atados...

205 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Desátemelos, entonces!

206 CIBELINA: - ¡No!

207 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Le ordeno que sí!

208 CIBELINA: - ¡Y yo le digo que no!

209 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Usted es mi ayudanta, tiene que hacer lo que le


ordeno...!

210 CIBELINA: - ¡Y usted es mi preso y no lo desato hasta que jure!

211 MAESTRO BORNOLIO: - Está bien, voy a jurar... Desáteme...

212 CIBELINA: - Primero jure y después lo desato...

213 MAESTRO BORNOLIO: - No puedo. Para jurar tengo que levantar el


brazo...

214 CIBELINA: - Ah... (Está por desatarlo.) ¡No! Primero jure y después lo
desato...
215 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Y cómo?

216 CIBELINA: - Levante la mano...

217 MAESTRO BORNOLIO: - No puedo...

218 CIBELINA: - La pierna entonces...

219 MAESTRO BORNOLIO: - ¿La pierna? No sé si voy a poder...

220 CIBELINA: - Sí que va a poder. Yo lo ayudo. Acuéstese y levante la


pierna...

221 MAESTRO BORNOLIO: - No creo que esto sea legal...

222 CIBELINA: - Lo va a ser si usted es sincero. ¡Un juramento vale si se


cumple!

223 MAESTRO BORNOLIO: - Está bien, está bien... Usted gana... (Ayudado
por Cibelina, se acuesta en el suelo y levanta una pierna.)

224 CIBELINA: - Repita conmigo: "Yo, Maestro Bornolio..."

225 MAESTRO BORNOLIO: - Yo, Maestro Bornolio...

226 CIBELINA: - Juro ante mi ayudanta Cibelina...

227 MAESTRO BORNOLIO: - Juro ante mi ayudanta Cibelina... ¡Esto no es


serio!

228 CIBELINA: - ¡No interrumpa el juramento! "...Ante mi hermosísima


ayudanta Cibelina... no soplar más estrellas..."

229 MAESTRO BORNOLIO: - Me estoy acalambrando... ¿Puedo cambiar de


pierna?

230 CIBELINA: - ¡No! Y repita lo que le dije...

231 MAESTRO BORNOLIO: - Juro ante mi hermosísima ayudanta Cibelina no


soplar más estrellas...

232 CIBELINA: - Y menos apagarlas...

233 MAESTRO BORNOLIO: - Y menos apagarlas...

234 CIBELINA: - Para que se cumplan mis deseos.

235 MAESTRO BORNOLIO: - ¡No estoy de acuerdo!

236 CIBELINA: - ¿En qué?

237 MAESTRO BORNOLIO: - En lo de mis deseos. Yo pedía, pero para los


demás...
238 CIBELINA: - Es lo mismo.

239 MAESTRO BORNOLIO: - No es lo mismo pedir para mí que pedir para los
demás...

240 CIBELINA: ¡No me de vuelta a las cosas , Maestro Bornolio! ¡Yo no tengo
problema en que pida deseos! Con lo que no estoy de acuerdo, es con que para
hacerlo, ¡apague estrellas!

241 MAESTRO BORNOLIO: - Entonces que el juramento termine en: "Menos


que menos apagarlas..."

242 CIBELINA: - Está bien, como usted quiera... ¡Repita!

243 MAESTRO BORNOLIO: - Ah, sí... sí... "Y menos que menos apagarlas..."
¿Ya está?

244 CIBELINA: - Creo que sí...

245 MAESTRO BORNOLIO: - Bueno, entonces sáqueme esto.

246 CIBELINA (Va a desatarlo.): - No estoy segura... A ver: repita todo de


nuevo...

247 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Todo de nuevo qué?

248 CIBELINA: - ¡El juramento! Quiero oírlo de corrido.

249 MAESTRO BORNOLIO: - Está bien. Pero con la otra pierna, ésta la tengo
dura.

250 CIBELINA: - Como quiera... ¡Empiece!

251 MAESTRO BORNOLIO: - "Yo, Maestro Bornolio, juro ante mi ayudanta,


no soplar..."

252 CIBELINA: - Cibelina...

253 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Cibelina qué?

254 CIBELINA: - "Ante mi hermisísima ayudanta Cibelina", tiene que decir...

255 MAESTRO BORNOLIO: - Juro ante mi hermosísima ayudanta Cibelina, no


soplar más estrellas y... y...

256 CIBELINA: - Y menos que menos...

257 MAESTRO BORNOLIO: - "¡Y menos que menos, apagarlas!" ¿Está


conforme?

258 CIBELINA: - Sí, ahora, sí...


259 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Sáqueme esta soga, entonces! (Cibelina lo
desata.) ¿Qué espera para irse?

260 CIBELINA: - ¿Irme?

261 MAESTRO BORNOLIO: - Sí, irse. No la necesito más, para qué quiero
ayudanta si no puedo trabajar...

262 CIBELINA:¡No me dé vuelta las cosas, Maestro Bornolio! Trabajar puede,


¡lo que no puede es apagar estrellas!

263 MAESTRO BORNOLIO: - Ese es mi trabajo y para eso la contraté...

264 CIBELINA: - No, no, no, Maestro Bornolio. Usted me contrató para mirar
para abajo.

265 MAESTRO BORNOLIO: - ¡No me dé vuelta las cosas, señorita Cibelina! Yo


la contraté para que mirara para abajo porque yo tenía que mirar para arriba. Y
yo tenía que mirar para arriba para ver las estrellas...

266 CIBELINA: - Y poder soplarlas...

267 MAESTRO BORNOLIO: - Exacto. Veo que nos vamos poniendo de


acuerdo, señorita Cibelina...

268 CIBELINA: ¡Claro, usted sigue mirando para arriba y yo sigo mirando para
abajo! ¡Cada cual a lo suyo y aquí no ha pasado nada!

269 MAESTRO BORNOLIO: - Pero sin soplar...

270 CIBELINA: - ¡Exacto! ¡Sin soplar!

271 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Se va! ¡Está despedida! ¡No la quiero ver nunca
más! ¿Me entendió? ¿Está claro? ¡No - la – quie - ro - ver - más! ¡Fuera!
(Cibelina comienza a juntar sus cosas.)

272 MAESTRO BORNOLIO (al público): - Parecía una burla del destino... O un
castigo del cielo, vaya uno a saber... Pero la cuestión era que todo, todo me
salía al revés. Ninguno de los deseos que pedí para los demás se cumplió... Y el
único... ¡único! que pedí para mí, se cumplió... ¡Pero para mi desgracia! Porque
yo pedí una ayudanta que fuera linda, porque... algún día... si ella quería, le iba
a pedir que fuera mi novia... Llegar... llegó; pero Cibelina, desde que llegó, ¡no
hizo otra cosa que arruinarme la vida!

273 CIBELINA: - Me voy, Maestro Bornolio...

274 MAESTRO BORNOLIO: - Está bien, váyase...

275 CIBELINA: - Está cerrado...

276 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Ah! ¡Cierto! Me había olvidado... Ya puede


salir...
277 CIBELINA: - Adiós...

278 MAESTRO BORNOLIO: - Adiós...

279 CIBELINA (al público): - Maestro Bornolio pasó otras tres noches, con sus
tres días sin decir una palabra... Pero tan desanimado y solo se sentía, que ni
siquiera se dio cuenta de que su Estelaeróforo retráctil estaba desarmado...

280 MAESTRO BORNOLIO (al público): - Cibelina anduvo tres días, con sus
tres noches, vagando por la ciudad; y cada vez que miraba el cielo, se ponía
triste, muy triste... Pero no por las estrellas que faltaban, sino porque...

281 CIBELINA: - ¡Extrañaba al Maestro Bornolio...! Y Maestro Bornolio no se


dio cuenta de que su Estelaeróforo retráctil estaba desarmado... porque desde
que se fue Cibelina no miró más el cielo, y no por el juramento que había
hecho, sino porque...

282 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Extrañaba a Cibelina!

283 CIBELINA: - Y así, extrañando...

284 MAESTRO BORNOLIO: - Y extrañando...

285 CIBELINA: - Pasaron tres días...

286 MAESTRO BORNOLIO: - Con sus tres noches...

287 CIBELINA: - Y otros tres días...

288 MAESTRO BORNOLIO: - Con sus otras tres noches...

289 CIBELINA: - Y otros tres días más...

290 MAESTRO BORNOLIO: - Con sus otras tres noches más...

291 CIBELINA: - Hasta que un día, pegado a una rueda de un colectivo,


Cibelina vio un papelito que decía...

292 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Maestro Bornolio extraña a Cibelina!

293 CIBELINA (entrando de golpe en la terraza): - Lo encontré dando


vueltas en la llanta de un colectivo. Tuve que correr cuadras y cuadras para
alcanzarlo... Cuando lo despegué, vi que decía...

294 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Por qué volvió?

295 CIBELINA: - Porque... Encontré este papel, y como decía... Y yo


también...

296 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Debe estar equivocado! ¡No necesito ayudanta!

297 CIBELINA: - Sí... sí... Debe estar equivocado... Miré mal... Como daba
vueltas y vueltas...
298 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Quién?

299 CIBELINA: - ¡El papel! ¿No le dije que lo encontré pegado en la llanta de
un colectivo...?

300 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Ah!

301 CIBELINA: - Bueno... Me voy... Adiós...

302 MAESTRO BORNOLIO: - Adiós...

303 CIBELINA: - ¡Ah!, me olvidaba... (Le da las partes del estelaeróforo que
había escondido.) Fue por precaución, no por mala... Bueno, ahora sí, me voy...

304 MAESTRO BORNOLIO: - Que le vaya bien...

305 CIBELINA: - Adiós...

306 MAESTRO BORNOLIO: - Adiós...

307 CIBELINA (al público): - Y pasaron y pasaron varios tres días, con sus
varias tres noches, hasta que Maestro Bornolio encontró prendido en una
hilacha de su viejo capote, un papel que decía...

308 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Cibelina extraña a Maestro Bornolio...!


¡Cibelina...! ¡Cibelina!

309 CIBELINA (entrando): - ¡Me llamó, Maestro Bornolio!

310 MAESTRO BORNOLIO: - Sí, la llamé...

311 CIBELINA: - ¿Y para qué me llamó, Maestro Bornolio?

312 MAESTRO BORNOLIO: - Para... para... para hacerle una pregunta:


cuando apagó la vela, ¿que pidió, Cibelina?

313 CIBELINA: ¡Es un secreto, Maestro Bornolio! ¡Y si se dice no se cumplen


los deseos!

314 MAESTRO BORNOLIO: - Entonces, mejor no me lo diga...

315 CIBELINA: - Pero si no se lo digo me va a dar rabia...

316 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Dígamelo, entonces!

317 CIBELINA: - ¡No! Prefiero esperar. Tarde o temprano los deseos se


cumplen...

318 MAESTRO BORNOLIO: - No esté tan segura; míreme a mí...

319 CIBELINA: - ¡A usted no se le cumplieron porque pedía grandes cosas,


casi imposibles y no hacía nada más que pedirlas! Usted tiene que hacer algo
para realizar sus sueños, para que las cosas cambien. Yo pedí algo... algo que
puede ser...

320 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Ah...!

321 CIBELINA: - Y así pasaron tres días...

322 MAESTRO BORNOLIO: - Con sus tres noches...

323 CIBELINA: - Mirándose a los ojos, esperando a que los deseos se


cumplieran...

324 MAESTRO BORNOLIO: - ¡El deseo! Porque en realidad los dos querían lo
mismo...

325 CIBELINA: - Y a los deseos, para que se cumplan, hay que ayudarlos un
poco... Me puedes decir Cibe... o Lina, como más te guste...

326 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Siempre me gustó Cibelina! (Se besan.)

327 CIBELINA: - Y pasaron tres días...

328 MAESTRO BORNOLIO: - Con sus tres noches...

329 CIBELINA: - Hasta que se casaron... y tuvieron que pasar otros tres días
más...

330 MAESTRO BORNOLIO: - Con sus otras tres noches más, para que las
estrellas volvieran a brillar...

331 CIBELINA: - Pero quizás tendrán que pasar muchos tres días...

332 MAESTRO BORNOLIO: - Con muchas tres noches...

333 CIBELINA: - Para que los deseos de Maestro Bornolio se puedan


cumplir...

334 MAESTRO BORNOLIO: - Pero a no desesperar, porque como dice


Cibelina...

335 LOS DOS: - ¡Tarde o temprano, los deseos se cumplen! (asomándose a la


calle y mirándose con angustia): - ¿ O no?

FIN

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