Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
De Ricardo Talento
PERSONAJES
o CIBELINA
o MAESTRO BORNOLIO
Una soga panzona de ropa abandonada cruza el espacio del escenario. Entre la
ropa, cuelgan del cordel: un zapato pelirrojo, un cucharón, un marco de cuadro
sin cuadro, un colador con agujeros redondos, una cacerola y un broche de
madera desocupado. Es una terraza; también hay un fuentón en el suelo, y
mucho hollín...
3 CIBELINA: - Como les decía, Maestro Bornolio pasa las noches mirando al
cielo desde su refugio: una vieja azotea abandonada por sus dueños, que
olvidaron hace tiempo la costumbre de tomar fresco y orear la ropa al sereno
de la noche y blanquearla con el sol de la mañana...
11 CIBELINA (Trae un atril chiquito de pintar, una tela tapada - vaya uno a
saber por qué- y cosas para instalarse... ¡Ah! ...y una radio, toda pintada de
colores como para espantar viejas.): - Me llamo Cibelina, pero me puede decir
Cibe o Lina, como más le guste...
13 CIBELINA: - ¿Cibelina?
15 CIBELINA: ¡No! No... Bueno, sí... Me va a tener que llamar dos veces...
Porque cuando me llame no me voy a dar a cuenta de que me está llamando.
Porque nunca me llamaron así...
19 CIBELINA: - ¿Bornolio?
27 CIBELINA: - No... no, no... ¡Me gustan las alturas! De chiquitita caminaba
en puntitas de pie por el borde de la cuna...
29 CIBELINA: - ¡¡Noo!! ¡Sí...! Sí, sí, claro, por supuesto... ¡me encantaba
mirar para abajo!
31 CIBELINA: - Y... ¿Qué se puede ver desde una cuna...? La bacinica para
hacer pis y caca... la alfombrita color verde vidrio que me regaló la abuela... la
muñeca de trapo que...
35 CIBELINA: - ¡Ah...!
36 MAESTRO BORNOLIO: - Ponga sus cosas por ahí, que pronto va a ser de
noche y hay que trabajar...
48 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Cómo que "qué tiene que hacer"? ¡Mirar para
abajo! De usted depende que no pierda pie y me caiga de cabeza a la calle.
¡Para eso le pago!
52 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Cómo que "cree"? ¿Voy bien o no voy bien? ¡Mi
vida está en sus manos!
71 CIBELINA: - ¿No?
77 CIBELINA: - ¡Un cesto que tiene la ropa que acaba de lavar y que va a
tender!
79 CIBELINA: - No, no... Para nada, Maestro Bornolio... ¿Un bote de basura
entonces?
89 CIBELINA: - Estela...
94 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Sí, de viento! Y retráctil, para que nadie más que
yo, y ahora usted, que va ser mi ayudanta, lo pueda descubrir... ¡Es mi secreto!
95 CIBELINA: - ¿Secreto?
99 CIBELINA: - ¡Oh!
100 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué me dice? ¡Un simple soplido humano, con
este aparato se transforma en tempestad intergaláctica...! Se transforma... en
un viento feroz, capaz de recorrer el espacio y apagar una estrella a miles y
miles de años luz de esta terraza...
104 MAESTRO BORNOLIO: - Mire allá... ¿Ve aquella que brilla entre dos más
chiquitas? Es la Irene Margarita... Mírela bien. Dentro de diez segundos no
estará más; se habrá perdido para siempre en la noche de los tiempos. ¡Voy a
soplarla, Cibelina! (Apunta con el aparato.)
111 CIBELINA (mientras pinta): - Quiero tenerla en mi cielo, así, como está
ahora; titilando de miedo como si presintiera, pobrecita, que está por morir...
113 CIBELINA: - Sí... sí... (Ha puesto música en la radio y pinta con lágrimas
en los ojos.) ¡Ya está...! (Maestro Bornolio sopla, se produce un profundo
silencio; Cibelina mira hacia arriba y no encuentra en el cielo la Irene
Margarita.) ¡Oh...! ¡Ooooh...! ¡Oooh!
114 MAESTRO BORNOLIO (al público): - Cibelina quedó tan maravillada por
mi trabajo, que pasó tres días, con sus noches, dando vueltas como sonámbula
por la terraza y no pudiendo hacer otra cosa que decir: "¡Oooh...! ¡Oooh...!
¡Oooh!"
118 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Cómo que se va? ¡Usted no se puede ir, conoce
mi secreto!
129 CIBELINA (Va dejando sus cosas.): - ¿Por qué lo hace, Maestro Bornolio?
130 MAESTRO BORNOLIO (No le contesta; saca un pastel con una vela y la
enciende.) - Sóplela... ¡Sóplela! (Cibelina está por hacerlo.) ¡No! ¿Qué se hace
antes de soplar una vela?
134 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Sabe usted los deseos que yo pido cada vez
que soplo una estrella?
138 MAESTRO BORNOLIO: - No lo sé... Porque no los pido para mí, los pido
para los demás, ¡para todo el mundo!
139 CIBELINA: - ¡Ah...! (Va hacia donde está la radio y la prende. Se oye un
clásico informativo.) ¡Maestro Bornolio!
147 CIBELINA: - Para qué... Lo que pasa, pasa, y lo que no pasa, no pasa...
Ni usted ni yo lo vamos a arreglar...
153 CIBELINA: - ¿Chiquitas o grandes? Porque hay diarios que traen letras
grandes y otros que las tienen más chiquitas...
(Maestro Bornolio, al quedar solo, se dirige hacia el cuadro donde Cibelina pintó
la estrella Irene Margarita. Mira el cielo y se moja la solapa con una lágrima
gorda como una uva.)
158 CIBELINA (al público): - Y yo, ¿qué podía hacer? No hacía falta comprar
ningún periódico, ni prender la radio, ni mirar los noticieros de televisión, para
saber que las cosas en el mundo no andaban del todo bien... Pero la azotea
también es parte del mundo, y ahí las cosas tampoco andaban del todo bien...
¡No me gusta que Maestro Bornolio apague estrellas! ¡Ningún deseo puede ser
tan importante como para que una estrella no brille más! Que se entere... ¡Que
se entere!, así no sopla más estrellas. (Entrando a la terraza.) ¡La voz, El sol de
Michoacán, Boletín informativo del Quadratín, Changoonga...!
159 MAESTRO BORNOLIO (saliendo de la pila de diarios con que fue tapado):
- ¡Tiene razón la radio! Todo sigue igual... Todo sigue igual... ¡Hay que soplar,
Cibelina, hay que seguir soplando hasta que algo cambie!
163 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Se van a dar cuenta cuando deje el cielo sin
estrellas! ¡Y recién se van a preocupar cuando algún distraído mire para arriba
y sólo vea un agujero negro...! "¡Se apagaron las estrellas, hay que hacer algo!
¡Se apagaron las estrellas!" Ya veo los titulares de los diarios: "Nuevo desastre
ecológico, se extinguieron las estrellas". Y yo desde aquí les voy a gritar: "¡Se
extinguieron por culpa de ustedes! Y si no cambian, así como apagué las
estrellas, ¡voy a apagar la luna! ¡Y si no alcanza, también voy a soplar el sol!"
164 CIBELINA: - ¡El sol! Está saliendo el sol, Maestro Bornolio; ya es de día...
¡Salió el sol, ya es de día...! Maestro Bornolio, ¡ya es de día...!
165 MAESTRO BORNOLIO: - ¿De día? Despiérteme cuando sea otra vez de
noche... Hay que soplar, Cibelina... Soplar... Soplar... Soplar... Soplar... (Se
queda dormido.)
173 MAESTRO BORNOLIO: - Duerma sin hacer roncar, que no puedo soñar...
174 CIBELINA: - Sí... sí, Maestro Bornolio... (Intenta irse. Habla para sí.)
¡Cerró con llave!
178 CIBELINA: - Sí... sí, Maestro Bornolio... (Trata de escapar por la cornisa,
pero la asusta el vacío.) ¡Aayyy!
182 CIBELINA: - Sí... sí, Maestro Bornolio... (Desesperada, consigue una soga
y lo ata como un "matambre".)
183 MAESTRO BORNOLIO (al sentir que algo lo aprieta): - ¿Qué me está
haciendo?
186 CIBELINA: Sí... sí, Maestro Bornolio... ¡Uy... uy... uy...! (Como de
costumbre, cuando no sabe qué hacer, prende la radio.)
190 CIBELINA: - Sí... sí, Maestro Bornolio... ¡Uy... uy... uy...! (Al público)
¡Y yo, no sabía qué hacer...! Estaba atrapada en la azotea. Para colmo el sol se
iba escondiendo poco a poco; y las estrellas, pobrecitas, se iban asomando sin
saber el peligro que corrían... ¡Escóndanse...! ¡No aparezcan! ¡Quédense
escondidas!
201 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Yo no juro nada y sáqueme esta soga antes de
que la mate!
204 CIBELINA: - Le estoy avisando que es peligroso... Y ahora más, que está
con los brazos atados...
214 CIBELINA: - Ah... (Está por desatarlo.) ¡No! Primero jure y después lo
desato...
215 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Y cómo?
223 MAESTRO BORNOLIO: - Está bien, está bien... Usted gana... (Ayudado
por Cibelina, se acuesta en el suelo y levanta una pierna.)
239 MAESTRO BORNOLIO: - No es lo mismo pedir para mí que pedir para los
demás...
240 CIBELINA: ¡No me de vuelta a las cosas , Maestro Bornolio! ¡Yo no tengo
problema en que pida deseos! Con lo que no estoy de acuerdo, es con que para
hacerlo, ¡apague estrellas!
243 MAESTRO BORNOLIO: - Ah, sí... sí... "Y menos que menos apagarlas..."
¿Ya está?
249 MAESTRO BORNOLIO: - Está bien. Pero con la otra pierna, ésta la tengo
dura.
261 MAESTRO BORNOLIO: - Sí, irse. No la necesito más, para qué quiero
ayudanta si no puedo trabajar...
264 CIBELINA: - No, no, no, Maestro Bornolio. Usted me contrató para mirar
para abajo.
268 CIBELINA: ¡Claro, usted sigue mirando para arriba y yo sigo mirando para
abajo! ¡Cada cual a lo suyo y aquí no ha pasado nada!
271 MAESTRO BORNOLIO: - ¡Se va! ¡Está despedida! ¡No la quiero ver nunca
más! ¿Me entendió? ¿Está claro? ¡No - la – quie - ro - ver - más! ¡Fuera!
(Cibelina comienza a juntar sus cosas.)
272 MAESTRO BORNOLIO (al público): - Parecía una burla del destino... O un
castigo del cielo, vaya uno a saber... Pero la cuestión era que todo, todo me
salía al revés. Ninguno de los deseos que pedí para los demás se cumplió... Y el
único... ¡único! que pedí para mí, se cumplió... ¡Pero para mi desgracia! Porque
yo pedí una ayudanta que fuera linda, porque... algún día... si ella quería, le iba
a pedir que fuera mi novia... Llegar... llegó; pero Cibelina, desde que llegó, ¡no
hizo otra cosa que arruinarme la vida!
279 CIBELINA (al público): - Maestro Bornolio pasó otras tres noches, con sus
tres días sin decir una palabra... Pero tan desanimado y solo se sentía, que ni
siquiera se dio cuenta de que su Estelaeróforo retráctil estaba desarmado...
280 MAESTRO BORNOLIO (al público): - Cibelina anduvo tres días, con sus
tres noches, vagando por la ciudad; y cada vez que miraba el cielo, se ponía
triste, muy triste... Pero no por las estrellas que faltaban, sino porque...
297 CIBELINA: - Sí... sí... Debe estar equivocado... Miré mal... Como daba
vueltas y vueltas...
298 MAESTRO BORNOLIO: - ¿Quién?
299 CIBELINA: - ¡El papel! ¿No le dije que lo encontré pegado en la llanta de
un colectivo...?
303 CIBELINA: - ¡Ah!, me olvidaba... (Le da las partes del estelaeróforo que
había escondido.) Fue por precaución, no por mala... Bueno, ahora sí, me voy...
307 CIBELINA (al público): - Y pasaron y pasaron varios tres días, con sus
varias tres noches, hasta que Maestro Bornolio encontró prendido en una
hilacha de su viejo capote, un papel que decía...
324 MAESTRO BORNOLIO: - ¡El deseo! Porque en realidad los dos querían lo
mismo...
325 CIBELINA: - Y a los deseos, para que se cumplan, hay que ayudarlos un
poco... Me puedes decir Cibe... o Lina, como más te guste...
329 CIBELINA: - Hasta que se casaron... y tuvieron que pasar otros tres días
más...
330 MAESTRO BORNOLIO: - Con sus otras tres noches más, para que las
estrellas volvieran a brillar...
331 CIBELINA: - Pero quizás tendrán que pasar muchos tres días...
FIN