Está en la página 1de 8

EL SOPLADOR DE ESTRELLAS

Personajes:
- Cibelina - Maestro Bornolio

CIBELINA (al público): - Maestro Bornolio: cara de marinero arrepentido y más gruñón que
una bolsa de nueces...
MAESTRO BORNOLIO: - Eso está de más, no tiene por qué decirlo...
CIBELINA: - Como les decía, Maestro Bornolio pasa las noches mirando al cielo desde una
vieja terraza abandonada por sus dueños, que olvidaron hace tiempo la costumbre de tomar
fresco y orear la ropa al sereno de la noche y blanquearla con el sol de la mañana...
MAESTRO BORNOLIO: - No hable tanto, que confunde; diga que vivo en la terraza y listo.
CIBELINA: - Sí... Sí, Maestro Bornolio sopla estrellas. ¡Las apaga!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Siichtt...! ¡Quién le dijo que dijera eso! Si va a contar todo de
entrada no tiene ninguna gracia.
CIBELINA: - Perdón, se me escapó. Maestro Bornolio necesita una ayudanta, o tal vez
compañía, porque el trabajo de "Soplar Estrellas"...es muy solitario... No tiene sindicato, ni
compañeros para charlar. Está solo en esta empresa, tiene dudas, miedos y sufre
pesadillas… de día porque duerme de día; y las pesadillas que se sueñan de día, por más
horrendas que sean, no se aproximan en espanto a las soñadas de noche, cuando todo es
oscuro. Más ahora que están faltando estrellas...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Siichttt...! Está hablando de más...
CIBELINA: - ¡Partieron los pedidos de ayudanta en todas las direcciones! Soplados por el
viento, enganchados en los cables telefónicos, pinchados con astillas en los postes,
navegando alcantarillas, pegados a suelas de zapatos... Y todos decían lo mismo...
MAESTRO BORNOLIO: - "Maestro Bornolio necesita ayudanta: abstenerse personas con
vértigo y corazón cerrado... Si es posible con ojos grandes... Presentarse de tardecita en
Pasaje El Silencio 524. No toque timbre porque estoy en la terraza..."
CIBELINA: - Me llamo Cibelina, pero me puede decir Cibe o Lina, como más le guste...
MAESTRO BORNOLIO: - Me gusta Cibelina...
CIBELINA: - ¿Cibelina?
MAESTRO BORNOLIO: - Qué... ¿hay algún problema?
Cibelina: ¡No! No... Bueno, sí... Me va a tener que llamar dos veces... Porque cuando me
llame no me voy a dar a cuenta, porque nunca me llamaron así...
MAESTRO BORNOLIO: - Así... ¿cómo?
CIBELINA: - Cibelina... Me llamó desde la punta de un pino... Tuve que rasparme toda para
alcanzarlo... Estaba escondido en una boca de tormenta; tuve que mojarme toda para
agarrarlo... ¡Se había pegado en la suela de un zapato marrón! ¡Tuve que seguirlo cuadras y
cuadras! ...Subir a un colectivo, bajar a un subterráneo y esconderme debajo de una cama...
Por fin, a la noche pude despegarlo, y todos dicen...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Maestro Bornolio necesita ayudanta! Bornolio soy yo. Me llamo
Bornolio, pero puede decirme Bornolio...
CIBELINA: - ¿Bornolio?
MAESTRO BORNOLIO: - Qué... ¿no le gusta?
CIBELINA: - Sí... sí... ¡Es atípico!
MAESTRO BORNOLIO: - Mire para arriba... Mire para abajo... ¿Qué? ¿tiene vértigo?
CIBELINA: - No... no, no... ¡Me gustan las alturas! De chiquitita caminaba en puntitas de pie
por el borde de la cuna...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Ese va a ser su trabajo: mirar para abajo! Porque yo tengo que
mirar para arriba y es muy peligroso; ¡sobre todo de noche, que no se ve nada!
CIBELINA: - ¿Y para qué mira si no se ve nada?
MAESTRO BORNOLIO: - Miro lo que se ve, lo que no se ve no lo miro...
CIBELINA: - ¡Ah...!
1.............................................................................................................-------------------------------
MAESTRO BORNOLIO (llamando): - ¡Cibelina...! ¡¡Cibelina!!
CIBELINA: - Cibelina soy yo, cabeza hueca... Ni Cibe, ni Lina. ¡Cibelina! Yo me llamo
Cibelina...
MAESTRO BORNOLIO: - Ya es de noche... A trabajar...
CIBELINA: - Ordene usted, Maestro Bornolio. Si hay que trabajar, trabajo; si hay que ayudar,
ayudo: para eso soy su ayudanta. ¡La mejor ayudanta que haya podido conseguir!
MAESTRO BORNOLIO: - Hoy voy a explorar el sector sudeste, sobre el ángulo derecho,
latitud sur de la terraza...
CIBELINA: - ¿Y yo qué tengo que hacer, Maestro Bornolio?
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Cómo que "qué tiene que hacer"? ¡Mirar para abajo! De usted
depende que no pierda pie y me caiga de cabeza a la calle. ¡Para eso le pago!
CIBELINA: - ¡Nunca me pagó!
MAESTRO BORNOLIO: - Porque nunca trabajó. Y será mejor que empiece, porque si no, la
despido ahora mismo... ¿Voy bien?
CIBELINA : - Creo que sí...
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Cómo que "cree"? ¿Voy bien o no voy bien? ¡Mi vida está en sus
manos!
CIBELINA: - Sí... Sí... ¡Quédese tranquilo, Maestro Bornolio; si se cae yo le aviso!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Me tiene que avisar antes de que me caiga, inconsciente!
CIBELINA: - ¡Cuidado! ¡Se está por caer!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Aaaggggg! ¡Está despedidaaaaaaa!
CIBELINA: - Yo le avisé, maestro Bornolio; pero usted se cayó igual...¡Uy... uy... uy...!
"¡Ayudanta asesina empuja a Maestro Bornolio once pisos para abajo!" ¡No... no, no! Yo no lo
empujé, ¡se cayó solito, por no mirar...! ¡La que tenía que mirar era yo...! Y no miré... Porque
me da miedo mirar para abajo... Pero si él mira para arriba, yo tengo que mirar para abajo...
Para eso... me paga... ¡Nunca me pagó!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Porque nunca trabajó!
CIBELINA: - Yo pensé que estaría re-frito, re-estrellado contra el suelo... ¡hecho pomada!
MAESTRO BORNOLIO: - Yo también lo pensé, pero por suerte caí parado...
CIBELINA: ¿Entonces me tengo que ir...? ¿Estoy despedida?
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Atípica!
2--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CIBELINA: - Maestro Bornolio, después de la caída, pasó tres noches con sus tres días
metido en su fuentón, sin decir una sola palabra; y lo que es peor, sin mirar para arriba... ¡Y
todo por mi culpa, que no pude mirar para abajo!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Cibelina! ¡Cibelina!
CIBELINA: - Ordene, Maestro Bornolio... Le juro que nunca más va a suceder... Puede mirar
tranquilo para arriba, que su ayudanta Cibelina va a vigilar las tinieblas de la noche, los
abismos, los abismos... los abismos...
MAESTRO BORNOLIO: - Según usted, ¿qué es esto, Cibelina?
CIBELINA: - ¡Un fuentón, Maestro Bornolio!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡No! Respuesta equivocada, producto de su apresuramiento y
torpeza. Si quiere ser mi ayudanta no puede dejarse llevar por la apariencia de las
cosas...Parece un fuentón, pero no lo es...
CIBELINA: - ¿No?
MAESTRO BORNOLIO: - No, Cibelina
CIBELINA: - Es de lata, ¿no?
MAESTRO BORNOLIO: - Correcto, Cibelina, es un artefacto de lata...
CIBELINA: - ¿Y está en la terraza?
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Exacto, Cibelina! Como nosotros dos y todas estas cosas, está en
la terraza...
CIBELINA: - ¡Un tacho para poner basura!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡No, no y no! ¿Usted cree que yo tengo cara de basura?
CIBELINA: - No, no... Para nada, Maestro Bornolio... ¿Un balde grande, entonces?
MAESTRO BORNOLIO: - ¡No!
CIBELINA: - ¿Un inodoro para campamento?
MAESTRO BORNOLIO: - ¡No, no y no! Y como veo que no puede salir de los adminículos
acuíferos, se lo voy a decir yo... ¡Esto es un estelaeróforo retráctil!
CIBELINA: - ¿Un qué?
MAESTRO BORNOLIO: - Un estelaeróforo retráctil... Será mejor que aprenda pronto este
nombre... ¡Estelaeróforo retráctil!
CIBELINA: - Estela...
MAESTRO BORNOLIO: - Sí...
CIBELINA: - Estela... piojo...
MAESTRO BORNOLIO: - Aeróforo, aeróforo. De aire, de viento...Y retráctil, para que nadie
más que yo, y ahora usted, que va a ser mi ayudanta, lo pueda descubrir... ¡Es mi secreto!
CIBELINA: - ¿Secreto?
MAESTRO BORNOLIO: - Tiene apariencia de fuentón. Es más: lo construí como si fuera un
fuentón, pero no es un fuentón...
CIBELINA: - No, es un es-te-la-e-ro-fo-ro... re... re...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡¡Retráctil!! ¡Mire!
CIBELINA: - ¡Oh!
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué me dice? ¡Un simple soplido humano, con este aparato se
transforma en tempestad intergaláctica...! En un viento feroz, capaz de recorrer el espacio y
apagar una estrella a miles y miles de años luz de esta terraza...
CIBELINA: - ¿Apagar una estrella?
MAESTRO BORNOLIO: - Sí, mi estimada Cibelina. Ese es mi trabajo: ¡soplar estrellas!
CIBELINA: - ¡Nooo!
MAESTRO BORNOLIO: - Mire allá... ¿Ve aquella que brilla entre dos más chiquitas? Es la
Irene Margarita... Mírela bien. Dentro de diez segundos no estará más; se habrá perdido para
siempre. ¡Voy a soplarla, Cibelina!
CIBELINA: - ¡Nooo!
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué pasa?
CIBELINA: - Espere... por favor. Maestro Bornolio... No la apague...¡Es tan bella!
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Bella...? ¡Perfecta, Cibelina! ¡Es perfecta! (Va a soplar.)
CIBELINA: - ¡No...! ¡No! ¡Espere, no la apague todavía...! No quiero que se pierda para
siempre…
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué hace?
CIBELINA: - Quiero tenerla en mi cielo, así, como está ahora; titilando de miedo como si
presintiera, pobrecita, que está por morir...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡No diga pavadas y apúrese! Está pasando la noche y tengo que
soplar...
CIBELINA: - Sí... sí... ¡Ya está...! ¡Oh...! ¡Ooooh...! ¡Oooh!
3--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
MAESTRO BORNOLIO: - Cibelina quedó tan maravillada por mi trabajo, que pasó tres días,
con sus noches, dando vueltas como sonámbula por la terraza y no pudiendo hacer otra cosa
que decir: "¡Oooh...! ¡Oooh...! ¡Oooh!"
CIBELINA: - ¡Maestro Bornolio es un monstruo! ¡Está dejando el cielo sin estrellas!
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué hace?
CIBELINA: - Me voy...
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Cómo que se va? ¡Usted no se puede ir, conoce mi secreto!
CIBELINA: - ¡Yo me voy! ¡No pienso ser cómplice de un asesino de estrellas! Si una estrella
deja de brillar, está muerta! ¡Lo voy a denunciar a la policía!
MAESTRO BORNOLIO: - No le van a creer... nadie se va a tomar el trabajo de mirar al cielo
para ver si es cierto... ¡y menos la policía!
CIBELINA: - ¿Por qué lo hace, Maestro Bornolio?
MAESTRO BORNOLIO: - Soplala... ¡Soplala! (Cibelina está por hacerlo.) ¡No! ¿Qué se hace
antes de soplar una vela?
CIBELINA: - Se piden tres deseos...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Pídelos! ...Ahora sí puedes soplar.
CIBELINA: - No entiendo, Maestro Bornolio...
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Sabes los deseos que yo pido cada vez que soplo una estrella?
CIBELINA: - ¿Muchos?
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Muchos...? ¡Cientos! ¡Miles! ¡Miles de miles, millones de millones!
CIBELINA: - ¿Y se le cumplen?
MAESTRO BORNOLIO: - No lo sé... Porque no los pido para mí, los pido para los demás,
¡para todo el mundo!
CIBELINA: - ¡Ah...! (Va hacia donde está la radio y la prende.)
4---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CIBELINA (al público): - Maestro Bornolio pasó otras tres noches, con sus tres días, dentro del
fuentón; perdón, del Estelaeróforo retráctil, sin decir una sola palabra... Ahora estaba triste... Y
la culpa fue mía por prender la radio. De golpe se enteró de que sus deseos no se estaban
cumpliendo, y de que a pesar de haber soplado tantas estrellas las guerras seguían... Mucha
gente no tenía qué comer; había chicos que vivían en la calle, sin papá ni mamá... Y la basura
seguía tirada por cualquier lado...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Cibelina!
CIBELINA: - ¿Qué, Maestro Bornolio?
MAESTRO BORNOLIO: - Vaya a compararme un diario...
CIBELINA: - ¿Para qué, Maestro Bornolio?
MAESTRO BORNOLIO: - Quiero saber más...
CIBELINA: - Para qué... Lo que pasa, pasa, y lo que no pasa, no pasa... Ni usted ni yo lo
vamos a arreglar...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Quiero un diario!
CIBELINA: - ¿De papel?
MAESTRO BORNOLIO: - Sí, de papel...
CIBELINA: - ¿Con muchas letras?
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Sí!
CIBELINA: - ¿Chiquitas o grandes?
MAESTRO BORNOLIO: - Me da lo mismo...
CIBELINA: - No, Maestro Bornolio, no es lo mismo... Porque usted se quiere poner triste y las
letras grandes ponen más triste que las chiquitas...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Quiero un diario con letras grandes y chiquitas! ¡Y con fotos,
muchas fotos! ¡Quiero saber si se cumplió alguno de mis deseos! Baje y suba, ¡ya! ¡Y compre
un diario!
CIBELINA: - Voy porque usted me lo pide, Maestro Bornolio... Porque usted me lo pide... Pero
esta vez yo no voy a tener la culpa, ¿eh?
CIBELINA : - Y yo, ¿qué podía hacer? No hacía falta comprar ningún diario, ni prender la
radio, ni mirar los noticieros de televisión, para saber que las cosas en el mundo no andaban
del todo bien... Pero la terraza también es parte del mundo, y ahí las cosas tampoco andaban
del todo bien... ¡No me gusta que Maestro Bornolio apague estrellas! ¡Ningún deseo puede
ser tan importante como para que una estrella no brille más! ¡Que se entere!, así no sopla
más estrellas. (Entrando a la terraza.) ¡Diario Clarín, Crónica, La Razón, diario...!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Tiene razón la radio! Todo sigue igual... ¡Hay que soplar, Cibelina,
¡hay que seguir soplando hasta que algo cambie!
CIBELINA: - No vale la pena... Ya sopló muchas, Maestro Bornolio, y no sirvió para nada.
¡Nadie se dio cuenta!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Se van a dar cuenta cuando deje el cielo sin estrellas! ¡Y se van a
preocupar cuando algún distraído mire para arriba y sólo vea un agujero negro...! "¡Se
apagaron las estrellas, hay que hacer algo! ¡Se apagaron las estrellas!" Ya veo los titulares de
los diarios: "Nuevo desastre ecológico, se extinguieron las estrellas". Y yo desde aquí les voy
a gritar: "¡Se extinguieron por culpa de ustedes! Y si no cambian, así como apagué las
estrellas, ¡voy a apagar la luna! ¡Y si no alcanza, también voy a soplar el sol!"
CIBELINA: - ¡El sol! Está saliendo el sol, Maestro Bornolio; ya es de día... ¡Salió el sol!
MAESTRO BORNOLIO: - Hay que soplar, Cibelina... Soplar... Soplar... Soplar... Soplar...
5---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CIBELINA (al público): - ¡Maestro Bornolio está loco! ¡Y yo me he convertido en la ayudanta
de un loco! (Recoge sus cosas para irse)
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué hace que no duerme?
CIBELINA: - Estoy durmiendo, Maestro Bornolio...
MAESTRO BORNOLIO: - Entonces no camine, que me distrae los sueños...
CIBELINA: - Sí, Maestro Bornolio. Voy a dormir quietita...
MAESTRO BORNOLIO (A Cibelina se le cae algo.): - ¿Y ahora qué hace?
CIBELINA: - Sigo durmiendo, Maestro Bornolio... ¡Cerró con llave!
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué dice?
CIBELINA: - ¡Hablo dormida, Maestro Bornolio!
MAESTRO BORNOLIO: - Hable más bajo entonces, que me desvela...
CIBELINA: - Sí... sí, Maestro Bornolio...¡Aayyy!
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué pasa ahora?
CIBELINA: - Soñé que me picaba un mosquito. (Consigue una soga y lo ata)
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Qué me está haciendo?
CIBELINA: - Lo estoy tapando para que no tenga frío...
MAESTRO BORNOLIO: - Está bien... Pero no me ajuste tanto la frazada...
CIBELINA: Sí... sí, Maestro Bornolio... ¡Uy... uy... uy...! (prende la radio.)
MAESTRO BORNOLIO: - ¡No quiero música! Me bailan los sueños y después me duele la
cabeza.
CIBELINA: - Sí... sí, Maestro Bornolio...
¡Y yo, no sabía qué hacer...! Estaba atrapada en la terraza, ¡y a once pisos de altura! Para
colmo el sol se iba escondiendo poco a poco; y las estrellas, pobrecitas, se iban asomando sin
saber el peligro que corrían... ¡Escóndanse...! ¡No aparezcan! ¡Quédense escondidas!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡No hay como despertarse con un rico olor a noche! ¿Eh? ¿Qué me
pasa? ¿Qué es esto...? ¡Cibelina...! ¡Cibelina...! ¡Salga enseguida y sáqueme esta soga...! ¡Le
doy diez segundos para que lo haga...! Uno... Dos... Tres... Yo confié en usted, Cibelina; le
dije mi secreto... Ocho... Nueve... ¡Usted me traicionó, Cibelina!
CIBELINA (apareciendo): - ¡Noo! ¡Eso sí que no, Maestro Bornolio!
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Se puede saber qué significa esto?
CIBELINA: - Significa que está preso, bajo mi custodia. ¡Hasta que se arrepienta!
MAESTRO BORNOLIO: - ¿De qué?
CIBELINA: - ¡Del exterminio de estrellas! ¡Y jure que no va a soplar nunca más!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Yo no juro nada y sáqueme esta soga antes de que la mate!
CIBELINA: - No corra, Maestro Bornolio. Mire que es peligroso, se puede caer... Y ahora más,
que está con los brazos atados...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Desátemelos, entonces!
CIBELINA: - ¡Nooo!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Usted es mi ayudanta, tiene que hacer lo que le ordeno...!
CIBELINA: - ¡Y usted es mi preso y no lo desato hasta que jure!
MAESTRO BORNOLIO: - Está bien, voy a jurar... Desáteme...
CIBELINA: - Primero jure y después lo desato...
MAESTRO BORNOLIO: - No puedo. Para jurar tengo que levantar el brazo...
CIBELINA: - Ah... (Está por desatarlo.) ¡No! Primero jure y después lo desato...
MAESTRO BORNOLIO: - ¿Y cómo?
CIBELINA: - Levante la pierna entonces...
MAESTRO BORNOLIO: - ¿La pierna? No creo que esto sea legal...
CIBELINA: - Lo va a ser si usted es sincero. ¡Un juramento vale si se cumple!
MAESTRO BORNOLIO: - Está bien, está bien... Usted gana...
CIBELINA: - Repita conmigo: "Yo, Maestro Bornolio..."
MAESTRO BORNOLIO: - Yo, Maestro Bornolio...
CIBELINA: - Juro ante mi ayudanta Cibelina...
MAESTRO BORNOLIO: - Juro ante mi ayudanta Cibelina... ¡Esto no es serio!
CIBELINA: - ¡No interrumpa el juramento! "...Ante mi ayudanta Cibelina... no soplar más
estrellas..."
MAESTRO BORNOLIO: - Me estoy acalambrando... ¿Puedo cambiar de pierna?
CIBELINA: - ¡No! Y repita lo que le dije...
MAESTRO BORNOLIO: - No soplar más estrellas...
CIBELINA: - Y menos apagarlas...
MAESTRO BORNOLIO: - Y menos apagarlas...
CIBELINA: - Para que se cumplan mis deseos.
MAESTRO BORNOLIO: - ¡No estoy de acuerdo! Yo pedía, pero para los demás...
CIBELINA: - Es lo mismo.
MAESTRO BORNOLIO: - No es lo mismo pedir para mí que pedir para los demás...
CIBELINA: - No me dé vuelta las cosas, Maestro Bornolio! ¡Yo no tengo problema en que pida
deseos! Con lo que no estoy de acuerdo, es con que, para hacerlo, ¡apague estrellas!
MAESTRO BORNOLIO: - Entonces que el juramento termine en: "Menos que menos
apagarlas..."
CIBELINA: - Está bien, como usted quiera... ¡Repita!
MAESTRO BORNOLIO: - Ah, sí... sí... "Y menos que menos apagarlas..." ¿Ya está?
CIBELINA: - Creo que sí...
MAESTRO BORNOLIO: - Bueno, entonces sáqueme esto… ¿Qué espera para irse?
CIBELINA: - ¿Irme?
MAESTRO BORNOLIO: - Sí, irse. No la necesito más, para qué quiero ayudanta si no puedo
trabajar...
CIBELINA: Trabajar puede, ¡lo que no puede es apagar estrellas!
MAESTRO BORNOLIO: - Ese es mi trabajo y para eso la contraté...
CIBELINA: - No, no, no, Maestro Bornolio. Usted me contrató para mirar para abajo.
MAESTRO BORNOLIO: - ¡No me dé vuelta las cosas, señorita Cibelina! Yo la contraté para
que mirara para abajo porque yo tenía que mirar para arriba. Y yo tenía que mirar para arriba
para ver las estrellas...
CIBELINA: - Y poder soplarlas...
MAESTRO BORNOLIO: - Exacto. Veo que nos vamos poniendo de acuerdo, señorita
Cibelina...
CIBELINA: ¡Claro, usted sigue mirando para arriba y yo sigo mirando para abajo! ¡Cada cual a
lo suyo y aquí no ha pasado nada!
MAESTRO BORNOLIO: - Pero sin soplar...
CIBELINA: - ¡Exacto! ¡Sin soplar!
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Se va! ¡Está despedida! ¡No la quiero ver nunca más! ¿Me
entendió? ¿Está claro? ¡No - la - quiero - ver - más! ¡Fuera!
6----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- ---
MAESTRO BORNOLIO (al público): - Parecía una burla del destino... O un castigo del cielo...
Pero es que todo, todo me salía al revés. Ninguno de los deseos que pedí para los demás se
cumplió... Y el único... ¡único! que pedí para mí, se cumplió... ¡Pero para mi desgracia! Porque
yo pedí una ayudanta que fuera linda, porque... algún día... si ella quería, le iba a pedir que
fuera mi novia... De llegar, llegó; pero Cibelina, desde que llegó, ¡no hizo otra cosa que
arruinarme la vida!
CIBELINA: - Me voy, Maestro Bornolio...
MAESTRO BORNOLIO: - Está bien, váyase...
CIBELINA: - Adiós...
MAESTRO BORNOLIO: - Adiós...
MAESTRO BORNOLIO: - Cibelina anduvo tres días, con sus tres noches, vagando por la
ciudad; y cada vez que miraba el cielo, se ponía triste, muy triste... Pero no por las estrellas
que faltaban, sino porque...
CIBELINA: - ¡Extrañaba al Maestro Bornolio...! Y Maestro Bornolio no se dio cuenta de que su
Estelaeróforo retráctil estaba desarmado... porque desde que se fue Cibelina no miró más el
cielo, y no por el juramento que había hecho, sino porque...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Extrañaba a Cibelina!
7-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
CIBELINA (al público): - Y pasaron y pasaron varios tres días, con sus varias tres noches,
hasta que Maestro Bornolio encontró prendido en una hilacha de su viejo capote, un papel
que decía...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Cibelina extraña a Maestro Bornolio...! ¡Cibelina...! ¡Cibelina!
CIBELINA (entrando): - ¡Me llamó, Maestro Bornolio!
MAESTRO BORNOLIO: - Sí, la llamé...
CIBELINA: - ¿Y para qué me llamó, Maestro Bornolio?
MAESTRO BORNOLIO: - Para... para... para hacerle una pregunta: cuando apagó la vela,
¿que pidió, Cibelina?
CIBELINA: ¡Es un secreto, Maestro Bornolio! ¡Y si se dice no se cumplen los deseos!
MAESTRO BORNOLIO: - Entonces, mejor no me lo diga...
CIBELINA: - Pero si no se lo digo me va a dar rabia...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Dígamelo, entonces!
CIBELINA: - ¡No! Prefiero esperar. Tarde o temprano los deseos se cumplen...
MAESTRO BORNOLIO: - No esté tan segura; míreme a mí...
CIBELINA: - ¡A usted no se le cumplieron porque pedía grandes cosas, casi imposibles! Pero
yo pedí algo... algo que puede ser...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Ah...!
CIBELINA: - Y así pasaron tres días...
MAESTRO BORNOLIO: - Con sus tres noches...
CIBELINA: - Mirándose a los ojos, y esperando que por arte de magia los deseos se
cumplieran...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡El deseo! Porque en realidad los dos querían lo mismo...
CIBELINA: - Y a los deseos, para que se cumplan, hay que ayudarlos un poco...
CIBELINA: - Me puedes decir Cibe... o Lina, como más te guste...
MAESTRO BORNOLIO: - ¡Siempre me gustó, Cibelina!
CIBELINA: - Y pasaron tres días...
MAESTRO BORNOLIO: - Con sus tres noches...
CIBELINA: - Hasta que se casaron... y tuvieron que pasar otros tres días más...
MAESTRO BORNOLIO: - Con sus otras tres noches más, para que las estrellas volvieran a
brillar...
CIBELINA: - Pero quizás tendrán que pasar muchos tres días...
MAESTRO BORNOLIO: - Con muchas tres noches...
CIBELINA: - Para que los deseos de Maestro Bornolio se puedan cumplir...
MAESTRO BORNOLIO: - Pero a no desesperar, porque como dice Cibelina...
LOS DOS: - ¡Tarde o temprano, los deseos se cumplen!
LOS DOS (asomándose a la calle y mirándose con angustia): - ¿ O no?

También podría gustarte