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UNA MIRADA A LA EXTRADICIÓN EN COLOMBIA

Hoy en día cuando se habla de extradición a muchos les suena el concepto


como tantos otros ligados en el ámbito del derecho internacional. Algo muy
ligado a la lucha contra el crimen, el terrorismo y en especial el narcotráfico.
Muy a menudo se ve y escucha en diferentes medios, casi como algo ya del
día a día, como se plantea, lleva a cabo, niega o discute extradición de
nacionales a otras naciones, especialmente Estados Unidos, dados los
crímenes que cometieron fuera del país, sin que cause mayor asombro o
referencia del crudo pasado que fue el surgir de este método aceptado a
finales del siglo pasado en Colombia.

Efectivamente, esta es una práctica bastante común en el mundo, llevar a la


justicia a criminales extranjeros cuyos crímenes han tocado a sus propios
ciudadanos. Sin embargo, en el contexto colombiano la extradición se ha
convertido en un sustituto para una verdadera justicia, pues se ha convertido,
incluso desde su origen, como un medio para decirle a los criminales del país
que sus delitos si tendrán castigo, fuera del país claro, pues de fondo se deja
entender el débil sistema judicial para someter a estos personajes bien por el
temor que se ha creado contra la integridad de los funcionarios o gracias a la
corrupción filtradaza en la “trabajadora” rama judicial.

Estos se entiende desde el mismo origen de la extradición, pues más allá del
procedimiento por el cual una persona acusada o condenada por un delito
conforme a la ley de un Estado es detenida en otro y devuelta para ser
enjuiciada o que cumpla la pena ya impuesta, como bien se define la
extradición, es de ver que en nuestro país su aplicación tuvo un gran
causante: el narcotráfico. Pues durante los últimos 20 años del siglo XX el
país tuvo un gran auge del comercio ilegal de drogas hacia países como
Estados Unidos de parte de personajes tan conocidos como Pablo Escobar y
los Hermanos Orejuela tan cercanos a esta zona del país. Y no es que por
estos actores fuere dada la necesidad de recurrir a un método de presión
contra el mundo ilegal dado que desde 1980 se tiene la Ley 27 por medio de
la cual se aprueba el Tratado de Extradición entre la República de Colombia
y los Estados Unidos de América; sin embargo su puesta en marcha fue el
tropiezo para el surgir de una serie de eventos desafortunados que han deja
grandes grietas en el corazón de la justicia de nuestro país.

Claro y principal ejemplo de esto fue dado por el “Patrón”, o mejor conocido
como Pablo Escobar Gaviria en la década de los ochenta en nuestro país,
pasando de ser un miembro del congreso en contra de la extradición a ser el
confeso narcotraficante en contra de la misma.

Se dice que Pablo Escobar, abatido en 1993, pagó un millón de dólares en


1985 a la guerrilla del M-19 para que asaltara el Palacio de Justicia de
Bogotá, como dijo Virginia Vallejo (amante del capo del cartel de Medellín.
Vallejo y ex presentadora de televisión) a cambio de la destrucción de los
archivos de la Corte Suprema, que preparaba la extradición de grandes
narcotraficantes a Estados Unidos.

Esto sin contar la muerte a sangre fría en 1983 por un joven contratado por
el mismo Cartel de Medellín, en cabeza de Pablo Escobar, para silenciar al
entonces ministro Lara Bonilla, declarado un enemigo directo del capo. Pues
Lara desde su nombramiento como Ministro de Justicia, continua su lucha
frontal contra los carteles de la droga, sobre todo el de Medellín, al igual que
demostrando el vínculo de Pablo Escobar (entonces suplente de la Cámara
de Representantes) con el negocio de narcóticos; finalizando luego en una
expulsión de Escobar del congreso y la cancelación de su visa a Estados
Unidos. Debido a esto, dada la presión sobre la justicia del país en ese
momento, el gobierno de Betancourt, inicia la extradición con los Estados
Unidos, con la consecuente caída de funcionarios incluyendo luego los del
Palacio de Justicia.

Además, es de recordar (pues nuestra generación apenas estaba en


pañales), como cae Luís Carlos Galán, candido del Nuevo Liberalismo, en
1990 a manos de personal contratado por Pablo Escobar, dada la política
clara de extradición apoyada por el entonces candidato favorito a la
Presidencia de la Republica.

Continua así la historia de la justicia del país amedentrada o comprada por


el crimen organizado (pese a la muerte de Escobar en el 93). Dándole una
imagen cada vez menos fuerte para afrontar los crímenes a tal punto que en
década de los 90 se ve en el corazón de los colombianos la falta de justicia,
reclamando un verdadero sistema judicial, pese a los cambios
implementados, incluso con el surgimiento de instituciones como la Fiscalía
(abuchada incluso desde su origen por la burocracia inoperante cada vez
más frecuente). Y ahora en el siglo XX se ve como el gobierno ha usado
esta herramienta como medio político para llevar a cabo su política de justicia
y paz, dadas las ordenes detenidas en contra de miembros de las
Autodefensas que “supuestamente desmovilizadas” entran a poner la cara la
justicia con penas mínimas dados los crímenes atroces cometidos contra los
colombianos que realmente ven poca credibilidad en su justicia.

Entonces de ser un fenómeno de derecho internacional de causas


delincuenciales, el fenómeno de la extradición ha tomado hoy día carácter
político en Colombia debido a que la delincuencia penetró diversas instancias
del sector publico, dándose entonces un credibilidad muy baja ante el resto
de compatriotas que día a día luchan por sujetarse a la ley a riesgo de ser
acusados y condenados con brazo duro por mínimos delitos que no se
comparan con los del narcotráfico, masacres y terrorismo .

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