Está en la página 1de 3

Cronos.

Después de lo sucedido en el centro comercial, me mantuve distanciada de Samuel, no le vuelto a


escribir y aunque él si ha pasado casi todo su tiempo en intentar hablar conmigo, lo he ignorado,
es lo menos que puedo hacer para respetar al pobre de Cronos, quien siempre se ha visto envuelto
en problemas.

—Noah— Dijo mi mamá entrando de repente a mi habitación.

Desde ayer no le había dirigido la palabra, en realidad sigo estando molesta con ella, tanto que me
parece tan inapropiado que invada el único lugar donde tengo privacidad.

—Mamá, no me importa lo que tengas que decir, solo salte de mi habitación — Dije mientras
tapaba mi cara con las almohadas, ahogando mi frustración con ellas.

—Se que estás molesta.

—Y decepcionada— Añadí a su testimonio el cual seguro decía para conseguir mi perdón pero
estoy segura que el caso será muy distinto en esta oportunidad, quiero en verdad que se sienta
mal por sus acciones.

—Tienes razón, he Sido muy cruel contigo y ciertamente ni siquiera debería estar aquí, admitir
haber lo mal madre que he estado siendo y el peso que te he puesto sobre tus hombros, mi
querida hija— Dijo arrepentida, derramando un par de lágrimas de sus ojos—Sin embargo espero
que me escuches, lo que te tengo que decir es sumamente importante _ Agregó tapando su boca,
ahogando su pena.

Levanté la cabeza para observar su innecesaria humillación, sin entender muy bien que quería
lograr con esta farsa.— Por favor, di lo que tengas que decir y sal de mi cuarto— Repetí una vez
más, sintiendo una pequeña molestia en la cabeza, angustiada por mis problemas amorosos.

Mi madre se acercó, tomándose la libertad de sentarse a un lado de mi cama, recostando todo el


peso de su lastima sobre el colchón.

—Nos van a quitar la casa— Dijo luego de dejar escapar un suspiro, seguro sintiendo un alivio al
dejar salir ese enorme peso que estaba obligada a cargar.

Por mi parte, realmente no supe cómo actuar, solo me quedé sin palabras tratando de procesar
está amarga noticia.—¿Qué quieres decir?— Pregunté confundida, sentándose deprisa, mirándola
fijamente.

Mi madre ni siquiera pestañaba, se veía hundía en la preocupación, con el cuerpo temblando, sin
tener una manera de salir de este problema.

—Es así como te he dicho querida, nos van a quitar la casa— Contestó, con la mirada totalmente
ida.

—Se más precisa ¿Cómo nos metimos en este enredo?— Pregunté, teniendo en mente una
respuesta, queriendo que no fuera así para no molestarme más con ella.
Ella volteo a verme, suspirando antes de responder— Es culpa de tu padre, ha apostado los
papeles de la casa y los a perdido.

Baje la mirada, sintiéndome decepcionada de ella por creer en un hombre como él cuando me
cansé de decirle que estaba mal— Supongo que esto es lo que estabas esperando para finalmente
abrir los ojos— Murmuré sintiendo impotencia.

—Perdóname— Respondió, tal vez pensando que con eso sería suficiente.

—¿Ahora que será de nosotros?— Pregunté sin ánimos, suponiendo lo que diría.

—¿No crees posible que nos brindes tu ayuda?— Preguntó con dificultad, sabiendo que todo este
tiempo tuve total razón.

—No madre, ahora sin duda estás sola en esto— Contesté poniéndome de pie, colocando mi
mano sobre su hombro para tratar de calmar su pena pero haciéndole entender que es todo lo
que obtendrá de mi parte.

—Esta bien— Respondió sin insistir— Solo espero que al menos no te enfades conmigo— Suplicó
derramando más lágrimas.

—No te preocupes, creo que ya estás pagando tus pecados, no necesitas que te culpe más—
Respondí saliendo de mi cuarto, dirigiéndome hacía la puerta de salida.

Caminé sin un rumbo, perdiéndome entre la agitada multitud, pensando en que sería de mi de
ahora en adelante, teniendo miedo por lo que tal vez tuviese que hacer para salir de este enredo,
pensando en Cronos y en Samuel al mismo tiempo

Sin darme cuenta termine estando en la calle a horas muy tardes, revise mi teléfono dándome
cuenta del montón de llamadas perdidas que tenía en el, todas de mi madre. Sin embargo las
ignore, no tengo cabeza como para hablar con ella.

Me metí al primer minimarket que estuviera abierto a esta hora.

Al entrar explore varias de las secciones, sin saber que comprar y con muy poco dinero en el
bolsillo, termine escogiendo unos Doritos y un refresco, yendo a la caja para pagar mi mala
decisión. El chico que me atendió fue muy amable conmigo tuvo paciencia con la lentitud del
punto inalámbrico y cuando finalmente no pasó, me regaló mi compra —No te preocupes, va de
parte de la casa— Dijo con un blanco semblante, transmitiéndome alegría.

—No puedo aceptarlo— Murmuré apartando la mirada, sintiéndome avergonzada.

—Esta bien, noto por tu mirada que estás pasando por un mal rato, así que no te preocupes, nos
apoyamos a pesar de no conocernos— Replicó sonriente, empujando las cosas hacia mi.

Me pareció grosero seguir rechazando su ayuda así que al final la acepte, tomando todo con
mucha pena—Muchas gracias por tu ayuda— Dije sin siquiera poder verlo a la cara.

—Espero tengas una feliz noche— Dijo despidiéndose, dejando como afirmación que lo que hacía
era sin ninguna intención de por medio.

—Gracias— Murmuré saliendo de ahí, volteando a verlo una vez más.


Caminé un poco antes de comenzar a comerme mi presunto regalo, me senté en unas bancas en
uno de los parques más visitados. Se sentía tan mal el sabor de la pobreza en mi boca.

Saque mi teléfono escribiéndole un mensaje a Cronos, cansada de esta situación.

Texto.

No tengo casa, mi padre la ha perdido, ahora no tengo donde vivir ¿Hay alguna forma de que me
permitas pasar la noche contigo?.

Enviado. ✓✓.

Ahora solo podía esperar por su respuesta y pensar en como sacar del camino a Samuel, pues
jamás me perdonaré si Cronos se llega a enterar de mi turbio pasado.

No pasó mucho antes de obtener un mensaje de Cronos, el cual sin duda me logro sacar una
sonrisa.

«Si que eres impresionante». Pensé mientras leía el mensaje, comenzando a sentirme más
tranquila, más serena, dejando de ver por un momento las nubes grises a mi alrededor.

También podría gustarte