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CONSIDERACIONES JURIDICAS ACERCA DEL DIVORCIO

Con relación a la estabilidad y permanencia del vínculo matrimonial, es menester referir


que la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se pronunció en el
amparo directo en revisión 917/2009, en el sentido que si bien es cierto que la institución
del matrimonio está formada por dos personas que voluntariamente deciden compartir un
estado de vida para la búsqueda de su realización personal y que es fuente de derechos y
deberes morales; lo cierto es que el logro de esa estabilidad no implica que los consortes,
per se, tengan que permanecer unidos no obstante que sea imposible su convivencia, ya
sea entre ellos o con los hijos si los hubiera, o bien ante la pérdida del afecto que en un
principio los animó a contraer matrimonio.
En tal virtud, el Estado ha reconocido la existencia de una figura jurídica que permite su
disolución cuando se ha tornado imposible la coexistencia entre las parejas y en
consecuencia con los hijos; bajo este esquema se originó la figura del divorcio, la que
tiene por objeto proporcionar una solución menos dañina a la que impera en relaciones
disfuncionales.
En ese orden de ideas, a través de la figura del divorcio se busca solucionar las
relaciones disfuncionales que pudieran suscitarse con posterioridad a la unión
matrimonial.
Es verdad que antes de la legislación familiar que ahora se combate, ya se contemplaban
diversas formas de disolución matrimonial, sin embargo, debe destacarse que el
establecimiento del divorcio por la sola manifestación de uno de los cónyuges resulta
congruente con la obligación contenida en el tercer párrafo del artículo 1° de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, pues con ello se atiende al
derecho fundamental a la dignidad humana.
El Pleno del Alto Tribunal de la Nación, ha sustentado que el derecho superior a la
dignidad humana, es base y condición de todos los demás derechos, en cuanto son
necesarios para que los individuos desarrollen integralmente su personalidad, de donde
se desprenden, entre otros, el de libre desarrollo de la personalidad, el cual comprende,
entre otras expresiones, la libertad de contraer matrimonio o no hacerlo, en tanto que
constituye la forma en que una persona desea proyectarse y vivir su vida y que por tanto,
sólo a ella corresponde decidir autónomamente.
Lo anterior encuentra sustento en la tesis P. LXV/2009, del Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, del rubro y texto:
“DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. El artículo 1o.
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que todas las
personas son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por
razones étnicas o de nacionalidad, raza, sexo, religión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social que atente contra la dignidad humana y que, junto con los
instrumentos internacionales en materia de derechos humanos suscritos por México,
reconocen el valor superior de la dignidad humana, es decir, que en el ser humano hay
una dignidad que debe ser respetada en todo caso, constituyéndose como un derecho
absolutamente fundamental, base y condición de todos los demás, el derecho a ser
reconocido y a vivir en y con la dignidad de la persona humana, y del cual se desprenden
todos los demás derechos, en cuanto son necesarios para que los individuos desarrollen
integralmente su personalidad, dentro de los que se encuentran, entre otros, el derecho a
la vida, a la integridad física y psíquica, al honor, a la privacidad, al nombre, a la propia
imagen, al libre desarrollo de la personalidad, al estado civil y el propio derecho a la
dignidad personal. Además, aun cuando estos derechos personalísimos no se enuncian
expresamente en la Constitución General de la República, están implícitos en los tratados
internacionales suscritos por México y, en todo caso, deben entenderse como derechos
derivados del reconocimiento al derecho a la dignidad humana, pues sólo a través de su
pleno respeto podrá hablarse de un ser humano en toda su dignidad.”2
Así, como la diversa Tesis P. LXVI/2009 del referido Pleno, del rubro y texto:
“DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. ASPECTOS QUE
COMPRENDE. De la dignidad humana, como derecho fundamental superior reconocido
por el orden jurídico mexicano, deriva, entre otros derechos personalísimos, el de todo
individuo a elegir en forma libre y autónoma su proyecto de vida. Así, acorde a la doctrina
y jurisprudencia comparadas, tal derecho es el reconocimiento del Estado sobre la
facultad natural de toda persona a ser individualmente como quiere ser, sin coacción ni
controles injustificados, con el fin de cumplir las metas u objetivos que se ha fijado, de
acuerdo con sus valores, ideas, expectativas, gustos, etcétera. Por tanto, el libre
desarrollo de la personalidad comprende, entre otras expresiones, la libertad de contraer
matrimonio o no hacerlo; de procrear hijos y cuántos, o bien, decidir no tenerlos; de
escoger su apariencia personal; su profesión o actividad laboral, así como la libre opción
sexual, en tanto que todos estos aspectos son parte de la forma en que una persona
desea proyectarse y vivir su vida y que, por tanto, sólo a ella corresponde decidir
autónomamente. “
El derecho de contraer matrimonio o no hacerlo fue reconocido en la exposición de
motivos de veintinueve de agosto de dos mil trece contenida en la iniciativa del Decreto
que adicionó la fracción “XXII” al artículo 249 del Código Civil en el Estado, que señala:
“(…)
En lo que se refiere al artículo 249, se propone la adición de una causal de divorcio en la
fracción XXII, basada en la simple voluntad de cualquiera de los cónyuges. Ésta es
congruente con la condición de libre determinación para contraer matrimonio. Frente al
argumento de que esta causal dejaría desprotegido al cónyuge que no tuviera la voluntad
de disolver la unión matrimonial, es preciso señalar que el juzgador es quien está obligado
a tutelar los bienes jurídicos de los cónyuges y sus hijos al realizar el estudio del caso
concreto.”
El divorcio analizado, constituye un camino, por llamarlo así, de fácil acceso para la
disolución del vínculo matrimonial, en el que es suficiente la solicitud unilateral de la
disolución del matrimonio para que el juez la decrete, donde incluso no importa la posible
oposición del diverso consorte, pues la voluntad del individuo de no seguir vinculado con
su cónyuge es preponderante, no está supeditada a explicación alguna sino simplemente
a su deseo de ya no continuar casado, por lo que la sola manifestación de voluntad de no
querer continuar con el matrimonio es suficiente.
Con la expresión de tal voluntad, esto es, de no continuar con el matrimonio, se ejerce el
derecho al libre desarrollo a la personalidad, pues decidir no continuar casado, cambiar de
estado civil, constituye, la forma en que el individuo desea proyectarse, vivir su vida, es
decir, la forma en que el individuo decide de manera libre y autónoma su proyecto de vida.
Así, la disolución del vínculo matrimonial es sólo el reconocimiento del Estado de una
situación de hecho respecto de la desvinculación de los cónyuges, donde la voluntad de
uno solo de ellos, de no permanecer en matrimonio atiende al derecho al libre desarrollo
de la personalidad.

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