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Crítica de la Razón Pura, Immanuel Kant, 1781.

Kant estableció una distinción fundamental entre juicios analíticos y sintéticos; y también
entre los a priori y a posteriori.

Juicios a priori: son necesarios y universales, su verdad es conocida independientemente


de la experiencia, inclusive es previa a la misma y, en última instancia, condición de
posibilidad de la experiencia; como son los de las matemáticas.

Juicio a posteriori: conoceremos su verdad a partir de la experiencia y siempre son sobre


hechos particulares y contingentes.

Juicios analíticos: son aquellos en los que el predicado está incluido en el concepto, en el
sujeto, son juicios explicativos pues sólo esclarecen algún conocimiento previo.

Juicios sintéticos: extienden nuestro conocimiento, en éstos la información del predicado


no está incluida en el sujeto.

Asociamos con juicios a posteriori los juicios sintéticos, y los juicios a priori con los
analíticos. Por ejemplo: “Todos los cisnes son blancos”, es un juicio sintético, puesto que el
color “blanco” no es parte del concepto, del sujeto, “cisne” (un cisne negro no deja de ser
cisne) y también es a posteriori, puesto que está sujeto a su contingencia y particularidad,
sin que podamos saber (a priori) si todos los cisnes son blancos.

Kant sostiene que los principios científicos y matemáticos son conocimientos sintéticos a
priori. Por ejemplo, el fallo “7+5=12″, es a priori porque es una verdad necesaria y
universal; a la vez que es sintético pues el concepto “12″ no está contenido en el sujeto
“7+5″.

Planteo kantiano: consiste en que al ser el hombre capaz de conocimiento sintético a


priori se hace posible para la razón pura conocer verdades importantes. Dado que Kant
sostiene que se trata de dar forma a la realidad le rodea pues el sujeto no sólo es afectado
por el mundo sino que también participa activamente en su creación; está en desacuerdo
con la metafísica racionalista que defiende la omnipotencia de la razón y la postula capaz
de penetrar en los más profundos misterios.

Tiempo y espacio, según Kant, son intuiciones puras de nuestra sensibilidad, mientras que
los conceptos propios de la física como el de causalidad o inercia, son intuiciones puras de
nuestro entendimiento. Lo que en otras palabras sería que el sujeto experimenta algo real
cuya información recibida es procesada, organizada y analizada por la razón. Aunque
debe atenderse a que la realidad es un compuesto de fenómenos, detrás de los cuales hay
cosas hay cosas en sí mismas, noúmenos, a lo cual debe añadirse que los fenómenos son
el mundo tal y como aparece en el noúmeno, un mundo sin espectador.

Kant: del racionalismo y empirismo al criticismo


En la Crítica de la razón pura, Kant logra una síntesis entre la tradición racionalista y
empirista. El racionalismo, que retoma la idea de que la razón pura es capaz de un
conocimiento importante, y el empirismo, que admite la idea de que el conocimiento
proviene principalmente de la experiencia. De este modo, se evitan las especulaciones
metafísicas de los racionalistas, sin caer en el escepticismo metafísico.

Kant se da cuenta de lo que él llama una revolución copernicana en la filosofía: que


consiste en derrocar el informe de sujeto / objeto, que es preguntar qué es el pensamiento
que percibe el objeto. Kant niega la idea de hacer la mente una página en blanco o un
receptor de estímulos en el mundo; puesto que no sólo recibe información, sino que
también la proporciona. De hecho el conocimiento no es algo que existe en el mundo
exterior y se introduce en una mente abierta. El conocimiento es más bien algo creado por
la mente.

Kant se diferencia de sus predecesores, al afirmar que la razón pura racionalista puede


discernir la forma, pero no el contenido de la realidad. Los racionalistas, como
Descartes, Spinoza y Leibniz han especulado sobre la naturaleza del tiempo, el espacio, la
causalidad,  y Dios, pensando que la razón pura tiene derecho a encontrar respuestas
satisfactorias a estos objetos.

En La crítica de la razón pura se abre una tercera vía para la metafísica, a medio camino
entre el racionalismo que pretende saberlo todo, y el empirismo que desafía la razón a ser
capaz de encontrar nada fuera de la experiencia: este camino es el de la crítica (o la
filosofía trascendental), que limita el poder de la razón para re-legitimarlo.

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