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FACULTAD DE DERECHO

CARRERA PROFESIONAL DE DERECHO Y CIENCIA POLITICA

TEMA:

PLAZOS Y TERMINOS. INSTRUCCIÓN DEL


PROCEDIMIENTO

ASIGNATURA: DERECHO PRCESAL ADMINISTRATIVO I

DOCENTE: Mag. CARMEN NATALIA GIBAJA ZAPATA

INTEGRANTES: Fuentes Huanca, Yuesly Marilia 012200697B

Gutierrez Peña, Flavio Rodrigo 019100538C

Salas Apaza, Marilia Lucero 016201054D

Valverde Goyzueta, Vannia Sarita 019101149k


INDICE................................................................................................................................... 4

1. PLAZOS Y TÉRMINOS...................................................................................................4

ARTÍCULO 131° OBLIGATORIEDAD DE PLAZOS Y TÉRMINOS....................................5

ARTÍCULO 132° PLAZOS MÁXIMOS PARA REALIZAR ACTOS PROCEDIMENTALES..6

ARTÍCULO 133° INICIO DE CÓMPUTO............................................................................6

ARTÍCULO 134° TRANSCURSO DEL PLAZO..................................................................6

ARTÍCULO 135° TÉRMINO DE LA DISTANCIA................................................................7

ARTÍCULO 136° PLAZOS IMPRORROGABLES...............................................................7

ARTÍCULO 137° RÉGIMEN PARA DÍAS INHÁBILES........................................................7

ARTÍCULO 138° RÉGIMEN DE LAS HORAS HÁBILES....................................................8

ARTÍCULO 139° CÓMPUTO DE DÍAS CALENDARIO......................................................8

ARTÍCULO 140° EFECTOS DEL VENCIMIENTO DEL PLAZO.........................................8

ARTÍCULO 141° ADELANTAMIENTO DE PLAZOS..........................................................9

ARTÍCULO 142° PLAZO MÁXIMO DEL PROCEDIMIENTO..............................................9

ARTÍCULO 143° RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO DE PLAZOS.................9

2. INSTRUCCION DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTATIVO.............................................10

ARTÍCULO 170.- ACTOS DE INSTRUCCIÓN.................................................................10

ARTÍCULO 171.- ACCESO AL EXPEDIENTE.................................................................10

ARTÍCULO 172.- ALEGACIONES....................................................................................11

ARTÍCULO 173.- CARGA DE LA PRUEBA......................................................................11

ARTÍCULO 174.- ACTUACIÓN PROBATORIA................................................................11

3. LA PRUEBA EN EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO.........................................12

3.1 TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA.....................................................................12

3.2 LA CARGA DE LA PRUEBA..................................................................................12

3.3 LOS MEDIOS PROBATORIOS EN LA LPAG........................................................13

4. VALORACIÓN DE LA PRUEBA....................................................................................13

4.1 VALORACIÓN DE LA PRUEBA EN SEDE ADMINISTRATIVA Y JUDICIAL..............13

4.2 CRITERIO A SEGUIRSE EN CASO DE DUDA.....................................................14


4.3 LA APRECIACIÓN DE LA PRUEBA Y LA PRESUNCIÓN DE LEGITIMIDAD DEL
ACTO............................................................................................................................... 15

4.4 ARBITRARIEDAD EN LA APRECIACIÓN DE LA PRUEBA...................................15

4.5 LA PRUEBA TESTIMONIAL EN SEDE ADMINISTRATIVA Y JUDICIAL..................16

4.6 LA PRUEBA DE CONFESIÓN DEL SUMARIADO...................................................17

4.7 DISPENSA DE PRUEBA...........................................................................................18

4.8 HECHOS “LEGISLATIVOS” Y “ADJUDICATIVOS”....................................................20

4.9 LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS NO SON INSTRUMENTOS PÚBLICOS.


REMISIÓN........................................................................................................................ 21

5. AUDIENCIA PÚBLICA..................................................................................................22

5.1 LA AUDIENCIA PÚBLICA..........................................................................................22

5.2 ACCIONES PREVIAS A LA AUDIENCIA PÚBLICA:..................................................22

5.3 EL DESARROLLO DE LA AUDIENCIA:.....................................................................24

5.4 LAS ACCIONES POSTERIORES A LA AUDIENCIA PUBLICA.................................24

5.5 AUTORIDADES Y FUNCIONES:...............................................................................24

6. INFORMACION PUBLICA............................................................................................25

7. CONCLUSIONES......................................................................................................... 26

8. BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................. 27
INTRODUCCIÓN
La administración no está sometida a reglas prefijadas para apreciar el valor de la prueba,
pero ello no significa que su apreciación pueda ser totalmente discrecional ni menos aún
irrevisable. Los superiores jerárquicos y los jueces, por lo tanto, están plenamente
habilitados para controlar la apreciación efectuada acerca de los hechos, como elemento de
la legitimidad del acto y revocar o anular a este si reputan errónea a aquélla. Como ya
indicamos al hablar de la llamada “discrecionalidad técnica,” la apreciación de qué es lo que
realmente ha ocurrido, o cuál es una situación de hecho determinada, no depende de
consideraciones de oportunidad, mérito o conveniencia, ni a la vacía invocación del interés
público, sino que debe ser estrictamente ajustada a la realidad fáctica, con sustento
probatorio suficiente de acuerdo a las reglas de la prueba.

La realización de las Audiencias Públicas Participativas, de conformidad con los


lineamientos trazados por Presidencia de la República, exigen la realización por parte de la
Entidad Pública de ciertas actividades, antes, durante y después de la realización de las
mencionadas audiencias. Así las cosas, en lo que tiene que ver con las actividades
posteriores tenemos que, al finalizar la audiencia la Entidad debe evaluar la realización del
evento y retroalimentar los resultados incorporando sugerencias de la ciudadanía para
mejorar la gestión de las Entidades.

los Representantes Legales de las Entidades Públicas presentan, evalúan y retroalimentan


de cara a la comunidad, la gestión que se pretende realizar o que fue realizada durante un
periodo especifico, con el objeto de someterse de manera pura y simple, al control social
formal e informal que realiza el Estado por medio de sus órganos constituidos, por un lado,
y por el otro por parte de la comunidad como titular del control social informal.
PLAZOS Y TERMINOS

INSTRUCCIÓN DEL PROCEDIMIENTO

1. PLAZOS Y TÉRMINOS

 Regla general: No hay procedimiento administrativo sin plazo. El plazo siempre


juega en favor del administrado, nunca en contra.
 Definición de plazo: Es el lapso de tiempo (entendidos como máximos) mediante el
cual deben cumplirse determinados actos/diligencias y etapas de un procedimiento
administrativo.
 Su vencimiento genera determinadas consecuencias jurídicas, tanto para el
administrado como para la Administración Pública (P. ejemplo, otorgamiento de un
derecho a través del silencio administrativo positivo, abandono del procedimiento,
caducidad, entre otros).
 Es lo mismo plazo y término ¿?: LPAG da entender que es así. Sin embargo,
tomemos en cuenta que el término es aquel instante en el cual concluye
determinada actuación.
 Plazo administrativo: Flexible, no es rígido como el plazo procesal o civil.

El concepto de "obligatoriedad" de los plazos no debe confundirse con el de


"perentoriedad". El plazo perentorio supone la pérdida del derecho que no ha sido ejercido
en plazo. Tampoco debe confundirse con la "improrrogabilidad" del plazo, diferente a las
dos anteriores definiciones, ya que este implica la imposibilidad de extender o ampliar los
plazos fijados.

El transcurso de los plazos y términos generan diversas consecuencias jurídicas, tanto para
el administrado como para la Administración Pública.

Plazos y términos son entendidos como máximos (no distingue una fecha concreta para la
realización de un acto).

Cumplimiento obligatorio tanto para el administrado como para la Administración Pública. El


administrado tiene derecho a exigir que se cumpla determinado acto en el plazo de ley y la
Administración Pública cumplir determinadas actuaciones en el tiempo correspondiente.

Plazo máximo para realizar actos procedimentales a falta de ley expresa: reduce el margen
de discrecionalidad para resolver en el tiempo.
CONCORDANCIAS: D.U. N° 099-2009 (Establecen como días hábiles para el cómputo de
determinados plazos administrativos a los días sábados, domingos y feriados no laborables)

ARTÍCULO 131° OBLIGATORIEDAD DE PLAZOS Y TÉRMINOS


131.1 Los plazos y términos son entendidos como máximos, se computan
independientemente de cualquier formalidad, y obligan por igual a la administración y a los
administrados, sin necesidad de apremio, aquello que respectivamente les concierna.

131.2 Toda autoridad debe cumplir con los términos y plazos a su cargo, así como
supervisar que los subalternos cumplan con los propios de su nivel.

131.3 Es derecho de los administrados exigir el cumplimiento de los plazos y términos


establecidos para cada actuación o servicio.

ARTÍCULO 132° PLAZOS MÁXIMOS PARA REALIZAR ACTOS PROCEDIMENTALES


A falta de plazo establecido por ley expresa, las actuaciones deben producirse dentro de los
siguientes:

1. Para recepción y derivación de un escrito a la unidad competente dentro del mismo


día de su presentación.
2. Para actos de mero trámite y decidir peticiones de ese carácter en tres días.
3. Para emisión de dictámenes, peritajes, informes y similares dentro de siete días
después de solicitados; pudiendo ser prorrogado a tres días más si la diligencia
requiere el traslado fuera de su sede o la asistencia de terceros.
4. Para actos de cargo del administrado requeridos por la autoridad, como entrega de
información, respuesta a las cuestiones sobre las cuales deban pronunciarse dentro
de los diez días de solicitados.

ARTÍCULO 133° INICIO DE CÓMPUTO


133.1 El plazo expresado en días es contado a partir del día hábil siguiente de aquel en que
se practique la notificación o la publicación del acto, salvo que éste señale una fecha
posterior, o que sea necesario efectuar publicaciones sucesivas, en cuyo caso el cómputo
es iniciado a partir de la última.

133.2 El plazo expresado en meses o años es contado a partir de la notificación o de la


publicación del respectivo acto, salvo que éste disponga fecha posterior.
ARTÍCULO 134° TRANSCURSO DEL PLAZO
134.1 Cuando el plazo es señalado por días, se entenderá por hábiles consecutivos,
excluyendo del cómputo aquellos no laborables del servicio, y los feriados no laborables de
orden nacional o regional.

134.2 Cuando el último día de plazo o la fecha determinada es inhábil o por cualquier otra
circunstancia la atención al público ese día no funcione durante el horario normal, son
entendidos prorrogados al primer día hábil siguiente.

134.3 Cuando el plazo es fijado en meses o años, es contado de fecha a fecha,


concluyendo el día igual al del mes o año que inició, completando el número de meses o
años fijados para el lapso. Si en el mes de vencimiento no hubiere día igual a aquel en que
comenzó el cómputo, es entendido que el plazo expira el primer día hábil del siguiente mes
calendario.

ARTÍCULO 135° TÉRMINO DE LA DISTANCIA


135.1 Al cómputo de los plazos establecidos en el procedimiento administrativo, se agrega
el término de la distancia previsto entre el lugar de domicilio del administrado dentro del
territorio nacional y el lugar de la unidad de recepción más cercana a aquél facultado para
llevar a cabo la perspectiva actuación.

135.2 El cuadro de términos de la distancia es aprobado por la autoridad competente.

ARTÍCULO 136° PLAZOS IMPRORROGABLES


136.1 Los plazos fijados por norma expresa son improrrogables, salvo disposición
habilitante en contrario.

136.2 La autoridad competente puede otorgar prórroga a los plazos establecidos para la
actuación de pruebas o para la emisión de informes o dictámenes, cuando así lo soliciten
antes de su vencimiento los administrados o los funcionarios, respectivamente.

136.3 La prórroga es concedida por única vez mediante decisión expresa, siempre que el
plazo no haya sido perjudicado por causa imputable a quien la solicita y siempre que
aquella no afecte derechos de terceros.
ARTÍCULO 137° RÉGIMEN PARA DÍAS INHÁBILES
137.1 El Poder Ejecutivo fija por decreto supremo, dentro del ámbito geográfico nacional u
alguno particular, los días inhábiles, a efecto del cómputo de plazos administrativos.

137.2 Esta norma debe publicarse previamente y difundirse permanentemente en los


ambientes de las entidades, a fin de permitir su conocimiento a los administrados.

137.3 Las entidades no pueden unilateralmente inhabilitar días, y, aun en caso de fuerza
mayor que impida el normal funcionamiento de sus servicios, debe garantizar el
mantenimiento del servicio de su unidad de recepción documental.

ARTÍCULO 138° RÉGIMEN DE LAS HORAS HÁBILES


El horario de atención de las entidades para la realización de cualquier actuación se rige por
las siguientes reglas:

1. Son horas hábiles las correspondientes al horario fijado para el funcionamiento de la


entidad, sin que en ningún caso la atención a los usuarios pueda ser inferior a ocho
horas diarias consecutivas.
2. CONCORDANCIAS: ACUERDO N° 006-2005 (Cumplimiento obligatorio del horario
de atención de las entidades establecido por la Ley del Procedimiento Administrativo
General)
3. El horario de atención diario es establecido por cada entidad cumpliendo un período
no coincidente con la jornada laboral ordinaria, para favorecer el cumplimiento de las
obligaciones y actuaciones de la ciudadanía. Para el efecto, distribuye su personal
en turnos, cumpliendo jornadas no mayores de ocho horas diarias.
4. El horario de atención es continuado para brindar sus servicios a todos los asuntos
de su competencia, sin fraccionarlo para atender algunos en determinados días u
horas, ni afectar su desarrollo por razones personales.
5. El horario de atención concluye con la prestación del servicio a la última persona
compareciente dentro del horario hábil.
6. Los actos de naturaleza continua iniciados en hora hábil son concluidos sin afectar
su validez después del horario de atención, salvo que el administrado consienta en
diferirlos.
7. En cada servicio rige la hora seguida por la entidad, en caso de duda o a falta de
aquella, debe verificarse en el acto, si fuere posible, la hora oficial, que prevalecerá.
ARTÍCULO 139° CÓMPUTO DE DÍAS CALENDARIO
139.1 Tratándose del plazo para el cumplimiento de actos procedimentales internos a cargo
de las entidades, la norma legal puede establecer que su cómputo sea en días calendario, o
que el término expire con la conclusión del último día aun cuando fuera inhábil.

139.2 Cuando una ley señale que el cómputo del plazo para un acto procedimental a cargo
del administrado sea en días calendario, esta circunstancia le es advertida expresamente en
la notificación.

ARTÍCULO 140° EFECTOS DEL VENCIMIENTO DEL PLAZO


140.1 El plazo vence el último momento del día hábil fijado, o anticipadamente, si antes de
esa fecha son cumplidas las actuaciones para las que fuera establecido.

140.2 Al vencimiento de un plazo improrrogable para realizar una actuación o ejercer una
facultad procesal, previo apercibimiento, la entidad declara decaído el derecho al
correspondiente acto, notificando la decisión.

140.3 El vencimiento del plazo para cumplir un acto a cargo de la administración, no exime
de sus obligaciones establecidas atendiendo al orden público. La actuación administrativa
fuera de término no queda afecta de nulidad, salvo que la ley expresamente así lo disponga
por la naturaleza perentoria del plazo.

140.4 La preclusión por el vencimiento de plazos administrativos opera en procedimientos


trilaterales, concurrenciales, y en aquellos que por existir dos o más administrados con
intereses divergentes, deba asegurárselas tratamiento paritario.

ARTÍCULO 141° ADELANTAMIENTO DE PLAZOS


La autoridad a cargo de la instrucción del procedimiento mediante decisión irrecurrible,
puede reducir los plazos o anticipar los términos, dirigidos a la administración, atendiendo
razones de oportunidad o conveniencia del caso.

ARTÍCULO 142° PLAZO MÁXIMO DEL PROCEDIMIENTO


No puede exceder de treinta días el plazo que transcurra desde que es iniciado un
procedimiento administrativo de evaluación previa hasta aquel en que sea dictada la
resolución respectiva, salvo que la ley establezca trámites cuyo cumplimiento requiera una
duración mayor.
ARTÍCULO 143° RESPONSABILIDAD POR INCUMPLIMIENTO DE PLAZOS
143.1 El incumplimiento injustificado de los plazos previstos para las actuaciones de las
entidades genera responsabilidad disciplinaria para la autoridad obligada, sin perjuicio de la
responsabilidad civil por los daños y perjuicios que pudiera haber ocasionado.

143.2 También alcanza solidariamente la responsabilidad al superior jerárquico, por omisión


en la supervisión, si el incumplimiento fuera reiterativo o sistemático.

2. INSTRUCCION DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTATIVO


ARTÍCULO 170.- ACTOS DE INSTRUCCIÓN
170.1 Los actos de instrucción necesarios para la determinación, conocimiento y
comprobación de los datos en virtud de los cuales deba pronunciarse la resolución, serán
realizados de ofi cio por la autoridad a cuyo cargo se tramita el procedimiento de evaluación
previa, sin perjuicio del derecho de los administrados a proponer actuaciones probatorias.

Los actos de instrucción son las diligencias necesarias para la determinación, conocimiento
y comprobación de los datos en virtud de los cuales deba pronunciarse la resolución final en
un procedimiento administrativo

ARTÍCULO 171.- ACCESO AL EXPEDIENTE


Como resultado del derecho de los administrados al debido proceso en sede administrativa;
los administrados, sus representantes o abogados, tienen derecho de acceso al expediente
que corresponde al procedimiento en cualquier momento de su trámite, así como a sus
documentos, antecedentes, estudios, informes y dictámenes; pudiendo obtener
certificaciones de su estado y recabar copias de las piezas que contiene, previo pago del
costo de las mismas.

Dada la importancia de la información en el procedimiento administrativo, los administrados


tienen derecho a acceder, en cualquier momento, de manera directa y sin limitación alguna
a la información contenida en los expedientes de los procedimientos administrativos en que
sean partes.

El conocimiento del expediente permite al administrado tomar decisiones eficientes respecto


a la tramitación del procedimiento del cual es parte. A su vez, esta es una aplicación al
procedimiento administrativo del derecho constitucional a la información, establecido en el
inciso 5 del artículo 2 de la Constitución.
Sólo se exceptúan de derecho de acceso a la información del expediente administrativo
aquellas actuaciones, diligencias, informes o dictámenes que contienen información cuyo
conocimiento pueda afectar su derecho a la intimidad personal o familiar y las que
expresamente se excluyan por ley o por razones de seguridad nacional de acuerdo a lo
establecido en el inciso 5) del Artículo 2° de la Constitución Política.

El pedido de acceso podrá hacerse verbalmente y se concede de inmediato, sin necesidad


de resolución expresa, en la oficina en que se encuentre el expediente, aunque no sea la
unidad de recepción documental.

ARTÍCULO 172.- ALEGACIONES


Los administrados pueden en cualquier momento del procedimiento, formular alegaciones,
aportar los documentos u otros elementos de juicio, los que serán analizados por la
autoridad, a resolver.

Es importante en este caso poder diferenciar que para un proceso judicial por lo general
para ofrecer cierto medios de prueba hay etapas, en cambio dentro de la via administrativa
no es necesario seguir este camino en razon al principio de informalismo ya que si en un
momento no se tiene la prueba pero que posterioremente se obtiene se podra aportar
elemento de juicio al expediente.

ARTÍCULO 173.- CARGA DE LA PRUEBA


La carga de la prueba se rige por el principio de impulso de oficio establecido en la presente
Ley.

Corresponde a los administrados aportar pruebas mediante la presentación de documentos


e informes, proponer pericias, testimonios, inspecciones y demás diligencias permitidas, o
aducir alegaciones.

Debe señalarse que la actividad probatoria le corresponde fundamentalmente a la entidad,


estableciéndose entonces el principio de que la carga de la prueba, es decir, la obligación
de probar los fundamentos que sustentan la decisión, le corresponde a la Administración y
no a los administrados, sin perjuicio de permitirle a estos acreditar los hechos que alegan.
No es que los particulares no deban probar su pretensión, sino que la negativa de la
Administración debe estar debidamente acreditada.
ARTÍCULO 174.- ACTUACIÓN PROBATORIA
Cuando la administración no tenga por ciertos los hechos alegados por los administrados o
la naturaleza del procedimiento lo exija, la entidad dispone la actuación de prueba,
siguiendo el criterio de concentración procesal, fijando un período que para el efecto no será
menor de tres días ni mayor de quince, contados a partir de su planteamiento.

Sólo podrá rechazar motivadamente los medios de prueba propuestos por el administrado,
cuando no guarden relación con el fondo del asunto, sean improcedentes o innecesarios.

Esto refiere a que si un administrado expone varios hechos los cuales están bien
redactados y explicados pero que los medios de prueba no son del todo convincentes y no
prueban ni demuestran lo que el administrado dice y ante ello esto genera dudas, por ello es
necesario tener pruebas convincentes concisas y que demuestre lo que uno está
exponiendo ya que asi no se generara dudas a la administración pública.

3. LA PRUEBA EN EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO

3.1 TEORIA GENERAL DE LA PRUEBA


La actuación probatoria se da cuando la administración no tenga por ciertos los hechos
alegados por los administrados o la naturaleza del procedimiento lo exija, la entidad dispone
la actuación de prueba, siguiendo el criterio de concentración procesal, fijando un período
que para el efecto no será menor de tres días ni mayor de quince, contados a partir de su
planteamiento. Sólo podrá rechazar motivadamente los medios de prueba propuestos por el
administrado, cuando no guarden relación con el fondo del asunto, sean improcedentes o
innecesarios.

3.2 LA CARGA DE LA PRUEBA


Para Devis Echandía, la carga de la prueba consiste en lo siguiente:

“La carga de la prueba es una noción procesal, que contiene la regla de juicio por medio de
la cual se le indica al juez cómo debe fallar cuando no encuentra en el proceso pruebas que
le den certeza sobre los hechos que deben fundamentar su decisión e indirectamente
establecer a cuál de las partes le interesa la prueba de tales hechos, para evitar las
consecuencias desfavorables a ella o favorables a la otra parte.”

La regla de la carga de la prueba establece quién tiene que probar qué para obtener una
decisión favorable. Este criterio dispone quién asumirá el riesgo en caso no pruebe el hecho
que le correspondía. De ese modo, cada parte sabrá qué debe probar si quiere obtener una
decisión favorable. Se debe recordar que la carga de la prueba opera al final del
procedimiento, esto es, cuando la autoridad debe tomar una decisión final sobre si está
probado cierto hecho.

Por eso, ante la falta de pruebas concluyentes respecto de qué sucedió en un caso, la regla
de la carga de la prueba tiene como objetivo señalar quién perderá el caso. Es una regla
que opera luego de analizar los hechos del caso.

Debe tenerse en cuenta, además, que la autoridad puede disponer que se actúen ciertas
pruebas, incluso si las partes no las han propuesto. Ello, en tanto que la autoridad se
encuentra obligada a saber qué ocurrió en el caso y puede suplir la deficiencia probatoria de
las partes, tal como se puede apreciar en el párrafo 162.1 del artículo 162.

“Artículo 162.- Carga de la prueba 162.1 La carga de la prueba se rige por el principio de
impulso de oficio establecido en la presente Ley”

3.3 LOS MEDIOS PROBATORIOS EN LA LPAG


Los medios probatorios que deben que ser considerados por la autoridad administrativa al
momento de determinar el valor de un medio probatorio, se debe hacer de conformidad con
lo previsto por el artículo 177 de Texto Único de la Ley de procedimiento Administrativo
General aprobado mediante Decreto Supremo N°004- 2019-JUS que señala:

Medios de prueba. - Los hechos invocados o que fueren conducentes para decidir un
procedimiento podrán ser objeto de todos los medios de prueba necesarios, salvo aquellos
prohibidos por disposición expresa. En particular, en el procedimiento administrativo
procede:

1. Recabar antecedentes y documentos.


2. Solicitar informes y dictámenes de cualquier tipo.
3. Conceder audiencia a los administrados, interrogar testigos y peritos, o recabar de
las mismas declaraciones por escrito.
4. Consultar documentos y actas.
5. Practicar inspecciones oculares.
4. VALORACIÓN DE LA PRUEBA

4.1 VALORACIÓN DE LA PRUEBA EN SEDE ADMINISTRATIVA Y JUDICIAL.

Se sostenía antiguamente que no eran inexcusablemente aplicables las reglas que para la
apreciación de la prueba tienen los Códigos de Procedimientos, pero esto ya no es derecho
vigente ante la categórica remisión que las normas vigentes hacen a la legislación procesal.
Aunque a veces se critica una supuesta judicialización del procedimiento administrativo; en
realidad la solución no deja de apuntar en la dirección correcta, bien que se requieren
modificaciones sustanciales a la estructura administrativa. La administración no debe perder
de vista que la apreciación que ella haga de la prueba estará sujeta a la eventual revisión
judicial con lo que serán los criterios del derecho procesal los que gravitarán en la decisión.
Es a la luz de este enfoque que puede advertirse, entonces, que no sólo existe una
estrecha relación entre la apreciación de la prueba en sede judicial y en sede administrativa:
hoy puede hablarse de una necesaria identidad.

Ello es así incluso en aquellos casos en que se ha podido decir que existe independencia
decisoria, como en el caso del procedimiento penal y administrativo, en que los hechos de
los funcionarios públicos pueden constituir al mismo tiempo delitos de derecho criminal y
faltas de tipo administrativo. En estos casos “la conducta reprochable del agente resulta
susceptible de una valoración distinta según sea el enfoque disciplinario o delictual del caso.
Así, puede un hecho no constituir delito y configurar en cambio clara prueba de incapacidad
o negligencia administrativa, en cuyo supuesto se justificaría la sanción aplicada dentro de
ese ámbito, con prescindencia de la absolución judicial.”

Pues bien, incluso en esta hipótesis la apreciación de los hechos en sede administrativa y
—en el caso— penal, van unidas y si “el hecho atribuido […] es único, […] la existencia o
inexistencia del mismo determinaría la culpabilidad o inocencia del sumariado en ambos
ordenamientos, ya que el cargo es el mismo.”

La jurisprudencia de la Cámara Nacional Federal en materia de cesantía y exoneración es


ilustrativa de este punto. El tribunal había dicho antiguamente que carecía de jurisdicción
plena para entender en los recursos especiales de este tipo. Posteriormente aclaró que “es
jurisprudencia del tribunal la afirmación de disponer de la potestad necesaria para verificar
si el hecho imputado se probó y constituye alguna de las causales admitidas por la ley para
autorizar la medida.” Como es obvio, el tribunal juzgará de acuerdo a sus propios patrones y
criterios de apreciación de la prueba. Esta indiscutible potestad revisora de los hechos que
le compete al tribunal, ha sido reafirmada por la CSJN. En suma, la prueba ha de valorarse
en sede administrativa con las reglas, garantías y principios judiciales.

4.2 CRITERIO A SEGUIRSE EN CASO DE DUDA

Por último, es muy importante recordar que en la duda debe estarse a favor del
administrado. Esto, que es un principio elemental de derecho, no siempre es tenido
presente por los funcionarios de las jerarquías inferiores o por algunos asesores técnicos.
En los casos ocurrentes su criterio de apreciación habrá de ser controlado en el aspecto
indicado. A veces se encuentra en esa oportunidad que el producto investigado está en
malas condiciones, lo que podrá ser tenido en cuenta como prueba contraria al administrado
sólo cuando no exista duda de que el tiempo transcurrido no ha podido afectar en modo
alguno la condición física o química del producto.

Por el contrario, si existe razonable duda acerca de la posibilidad de que por el transcurso
del tiempo se haya operado la alteración del producto, o se haya agravado la posiblemente
existente, cabe estar, en la duda, a favor del administrado y no considerar suficientemente
probado que el producto haya estado alterado, o haya estado alterado en determinada
medida, al momento de tomarse la muestra. González Pérez expresa en este sentido que:

“Si la Administración no hubiese tenido por ciertos los hechos alegados por los interesados
y no se hubiese practicado prueba convincente para demostrar la inexactitud de aquéllos,
deberá soportar los efectos desfavorables de la falta de la actividad probatoria.”

En el mismo sentido se ha manifestado la tendencia doctrinaria y jurisprudencial en otros


países, asignando a la falta de producción de pruebas por parte de la administración
pública, el carácter de admisión de los hechos aducidos por la contraparte, aun sin norma
expresa en tal sentido.

4.3 LA APRECIACIÓN DE LA PRUEBA Y LA PRESUNCIÓN DE LEGITIMIDAD DEL


ACTO

Conviene recordar, como ya lo hemos expresado al referirnos a la carga de la prueba, que


la presunción de legitimidad del acto administrativo importa en todo caso una relevatio ad
onere agendi, pero nunca una relevatio ad onere probandi.
De allí se sigue que “de por sí la presunción de legitimidad no es suficiente para formar la
convicción del juez en caso de falta de elementos instructorios” y que no puede en modo
alguno sentarse un principio de “en la duda a favor del Estado,” sino a todo evento y
parejamente al proceso penal, cuya similitud en cuanto proceso inquisitivo es evidente, in
dubio pro libertate.

4.4 ARBITRARIEDAD EN LA APRECIACIÓN DE LA PRUEBA

En lo que hace a la apreciación de la prueba, no debe olvidarse que “Las resoluciones


fundadas en una prueba inexistente, torna arbitraria la medida dispuesta en ellas”. Ya
hemos señalado en el mismo sentido que las decisiones que prescinden de los hechos
acreditados en el expediente, o se fundan en hechos o pruebas inexistentes, o carecen de
una situación de hecho que las justifique son nulas de acuerdo a la jurisprudencia de la
Corte Suprema de Justicia, por adolecer del vicio de arbitrariedad.

Ha dicho la Corte Suprema que “no cabe al órgano administrativo, en casos como los aquí
juzgados, sin violar principios atinentes a la garantía de la defensa en juicio, prescindir de
esa prueba con la mera afirmación dogmática de que los testimonios son insuficientes o
inadecuados,” y que “los jueces intervinientes poseen, además, la potestad de revocar o
anular la decisión administrativa sobre los hechos controvertidos, si ella fuera
suficientemente irrazonable, o se apoyara tan sólo en la voluntad arbitraria o en el capricho
de los funcionarios.”

4.5 LA PRUEBA TESTIMONIAL EN SEDE ADMINISTRATIVA Y JUDICIAL

Así como se ha dicho que es nula la declaración testimonial tomada administrativamente sin
juramento de decir verdad, por estimarse adecuadamente que esta circunstancia es
trascendente para la valoración ulterior de la veracidad del testigo, debe también
reflexionarse acerca del hecho de que el testigo en el procedimiento administrativo
argentino no incurre en delito de falso testimonio ante la administración. Ello implica una
grave disminución del valor probatorio de las declaraciones testimoniales de cargo y la
experiencia administrativa muestra incesantemente personas que ante la administración
deponen en un sentido (v. gr., acusando al sumariado) pero que al hacerlo judicialmente se
desdicen en un todo de lo que expresaron ante la administración; es lo mismo que ocurre en
los procesos penales. Influye en ello la posibilidad de una condena judicial, pero también,
probablemente, la ausencia de presión o sugestión de parte del órgano, un mejor control de
la declaración en el ámbito judicial que en el administrativo, preguntas más hábilmente
hechas, etc. Sea cual fuere la causa, lo cierto es que hay una clara diferencia entre el
testimonio judicial y el así llamado testimonio producido en la administración.

Esta diferencia impide darle un mismo carácter y alcance probatorio a la prueba testimonial.
Parece claro que es indispensable tener mucha mayor prudencia al valorar como prueba de
cargo una declaración “testimonial” prestada ante la administración, cuya credibilidad se
halla seriamente disminuida, a fin de no incurrir en injusticia evidente. En aquellos casos en
que se han tomado tales declaraciones de cargo sin la participación ni el control del
interesado ni de sus representantes o letrados, en cambio, debe estarse a favor de la
nulidad absoluta de la diligencia procesal. Conviene también tener presente, finalmente, que
el valor probatorio de las declaraciones testimoniales no puede asimilarse a otro tipo de
pruebas más objetivas, ya que el fundamento probatorio reposa en este caso en una doble
circunstancia subjetiva:

Confianza en la corrección de la apreciación del testigo y en la fidelidad de la expresión de


sus apreciaciones, ambas cosas bastante relativas, tratándose de prueba de cargo
producida a favor de la misma administración interesada en la aplicación de la sanción. La
circunstancia de ser la prueba testimonial de menor importancia que otras, p.ej. la
instrumental o la de informes, no significa que pueda denegarse su producción si se la
ofrece como prueba. La valoración del mérito de una prueba se hace después que ella ha
sido producida, no antes.

Discrepamos así con la jurisprudencia, que admite que la administración rechace la


producción de prueba testimonial de descargo por existir otro tipo de prueba en contra del
acusado. Ello suprime lisa y llanamente la defensa del administrado, ya que si el tribunal
admite, como lo ha hecho, que terminado el sumario la administración puede dar vista al
inculpado para que ofrezca prueba y que puede luego denegarle totalmente la producción
de la prueba de descargo por estimar que la había suficiente de cargo, entonces transforma
el requisito de la audiencia y prueba en una broma cruel.

4.6 LA PRUEBA DE CONFESIÓN DEL SUMARIADO

A. Principios generales
En el caso de los sumarios administrativos, el principio clásico es que nadie está obligado a
declarar contra sí mismo y, correlativamente, al imputado no se le puede exigir juramento de
decir verdad de cuanto le fuere preguntado; asimismo, la no concurrencia, silencio o
negativa a declarar, no hacen presunción alguna en contra del agente en el sumario
respectivo. Esto significa que la negativa del sumariado a declarar o a presentarse, no
puede interpretarse como una confesión ficta. La confesión en el procedimiento
administrativo, o es expresa y terminante, o no es confesión. La forma debe ser escrita,
firmada ante la autoridad sumarial competente, con voluntad de obligarse.

B. Valoración frente a otras pruebas

Ahora bien, estas normas claras y sencillas han sido interpretadas en forma harto
cuestionable por la jurisprudencia, en relación a otros medios de prueba.

La originaria CNFED, Sala CA, en 1965 había considerado adecuada la negativa


administrativa a oír testigos de la parte, “frente a la confesión ya obrante en las
actuaciones.” Pero la producción de la prueba puede desvirtuar la confesión, lo que no
puede valorarse sino después de producida la prueba y no antes de conocerla. La confesión
puede probar el hecho, pero no resuelve sobre su valoración, ni sobre los antecedentes del
sumariado, que de acuerdo a principios obvios deben tomarse en cuenta para graduar la
pena: Y es obviamente inconstitucional privar al confeso de su derecho a producir prueba
que permita valorar su hecho y graduar su pena. Esta jurisprudencia “dura” para el
sumariado que confiesa, produce sin duda un efecto pernicioso para el interés de la
administración.

Si confesar el hecho implica abandonar toda posible defensa ulterior, si implica renunciar a
poder introducir pruebas sobre la propia personalidad y antecedentes, los motivos por los
cuales se cometió el hecho, etc., entonces el tribunal obliga a todo sumariado a adoptar la
actitud igualmente “endurecida” del más experto defensor y, en consecuencia, negarse, no
sólo a confesar sino también a declarar, para evitar caer en las trampas procesales que el
sistema tiende al imputado.

El derecho administrativo se aproxima así, una vez más, al derecho penal.


4.7 DISPENSA DE PRUEBA

Finalmente, cabe preguntarse si pueden considerarse como elementos de juicio para tomar
una decisión los hechos públicos y notorios, respecto de los cuales no se exigiría entonces
prueba, o si existen situaciones que permitan prescindir de la prueba. A este respecto cabe
distinguir dos situaciones:

A. El conocimiento oficial no es un hecho notorio

El conocimiento que la administración pueda tener de cierto hecho no es suficiente en


principio para considerarlo a éste como notorio y dispensarlo de prueba, pero existen
algunas excepciones a las que nos referiremos aquí. Por de pronto, es de señalar que este
tipo de conocimiento de los hechos puede dar lugar a muchas dificultades, sea por el tipo de
información de que se trate, la forma en que se la conoce, o el momento y el alcance con
que se la usa.

Si ha podido admitirse que los tribunales pueden tener judicial notice conocimiento judicial
de ciertos hechos públicos y notorios, no se ha aceptado sin embargo con igual extensión
que los órganos administrativos pudieran tener official notice conocimiento oficial, por
razones de seguridad jurídica; la ley de procedimiento administrativo estadounidense
confirma este criterio, estableciendo la necesaria oportunidad de producir prueba en
contrario.

La ciencia procesal se inclina por desechar todo conocimiento oficial y privado del juez,
como posible “hecho notorio” que esté dispensado de prueba: “No son, pues, hechos
notorios aquellos que el órgano jurisdiccional pueda conocer oficialmente o privadamente,
sino aquellos que disfruten de un reconocimiento general en el lugar y en el tiempo en que
el proceso se desarrolla.”

Al desplazarnos del proceso civil al procedimiento administrativo, las mismas razones nos
llevan necesariamente hacia una mayor prudencia aun. En este caso particular, no parece
poder admitirse sin más la posibilidad de que un órgano administrativo declare tener
conocimiento oficial de hechos que no son conocidos por todos y ello sirva como elemento
probatorio, toda vez que, de acuerdo a nuestra jurisprudencia, el acto administrativo debe
estar fundado en hechos concretos y no parece que este official notice pueda reunir esa
condición.
En suma y como dice López Nieto y Mallo, lo notorio es “lo conocido por todos; más no lo
que conozca el titular del órgano en forma privada, con un número mayor o menor de
personas.” La inadmisibilidad del “conocimiento oficial” o “conocimiento privado” de la
administración existe sólo en la medida en que se pretenda hacerlo valer como prueba en
contra del interesado, no tratándose de un auténtico hecho público y notorio. En cambio, si
el propio interesado alega un hecho que, sin ser notorio, es de conocimiento oficial o
privado de la administración, ésta puede resolver sobre la base de su propio conocimiento
sin necesidad de exigir otras pruebas, pero dejando constancia de ello en el expediente. En
caso de haber más de un interesado y existir discrepancia acerca del hecho, no puede
admitirse la mera aserción “oficial” de su conocimiento, debiendo entonces exigirse su
probanza.

B. Hecho notorio y hecho evidente

En cuanto al hecho notorio, prestigiosos autores lo han negado en el proceso civil, incluso
en el proceso dispositivo. Va de suyo que la solución deberá ser la misma en el presente
caso. Ello sin negar la distinción que apuntan Carnelli yotros en el sentido de que no es lo
mismo un hecho evidente que un hecho notorio.

En efecto, “La evidencia se justifica porque es absoluta. Porque es irreversible lógicamente.


Hasta porque no tiene demostración;” o como dice la Real Academia, evidencia es aquella
“Certeza clara, manifiesta y tan perceptible de una cosa, que nadie puede racionalmente
dudar de ella;” en cambio, “Lo notorio es relativo,” ya que a cierta circunstancia “la
notoriedad no le agregaría nada, en esencia, dándole sólo difusión, haciéndola pública y
común,” pero no necesariamente verdadera. En este criterio, pues, no requerirá prueba la
determinación de las fechas, o el conocimiento de los días del calendario, o la
desvalorización de la moneda, etc.

Entendemos que el funcionamiento concreto de esta eximente de prueba debe ser el


siguiente: Alegado por parte del recurrente que cierto hecho es “notorio” o evidente y
admitida tal circunstancia por la administración, ésta puede perfectamente no exigir la
probanza de dicho hecho y considerarlo debidamente acreditado; en este caso puede
incluso tenerse mayor latitud, como en el supuesto de conocimiento oficial a que ya hicimos
referencia. En cambio, para que la administración pueda tener por probada determinada
circunstancia en contra del interesado y en contra de sus alegaciones, debe procederse con
la máxima cautela, admitiéndolo no cuando el hecho es “público y notorio,” sino sólo cuando
es además “evidente” en el sentido que expresamos.

Y aun en tal hipótesis es fundamental permitir al particular ofrecer y producir las pruebas
que él considere atinentes a su derecho y que eventualmente lleven o puedan llevar a
cuestionar la “evidencia” del hecho que la administración considera. Y aun puede irse más
lejos, pues si ha de definirse al hecho notorio como aquel “que nadie lo pone en duda”
(Alsina), parece resultar de ello que la simple negación por parte del interesado ya le está
quitando esa característica, impidiendo por lo tanto considerarlo como hecho notorio y
haciendo necesaria la producción de prueba por parte de la administración a su respecto.

4.8 HECHOS “LEGISLATIVOS” Y “ADJUDICATIVOS”

Con estas aclaraciones, no pensamos que corresponda recibir en el derecho argentino la


distinción del derecho anglosajón entre hechos “legislativos,” o sea el tipo de hechos de
carácter general que podrían ser tomados en cuenta por el autor de una norma general y
hechos “adjudicativos” o “decisorios,” en el sentido de hechos propios del caso concreto y
que determinan las particularidades del caso. Un ejemplo del primer caso, o legislative facts,
sería una estadística oficial adoptada por una norma legislativa y de los segundos, o
adjudicative facts, las circunstancias específicas del caso concreto a decidir. Wade admite
que a ello se opone el principio sentado por la Corte Suprema de los EE.UU. en el sentido
de que “nada puede ser tratado como prueba si no se lo ha introducido como tal.”

La consecuencia que se podría derivar de la distinción, de que solamente los hechos de tipo
decisorio para el caso concreto estarían sujetos a prueba en contrario, nos parece
incompatible con el sistema constitucional de control judicial. Es una restricción inadmisible
al derecho de los interesados a producir la prueba que hace a su derecho y al principio
constitucional de razonabilidad de las leyes. Si la administración en un acto administrativo o
en un reglamento, o el legislador en una ley, invocan hechos de cualquier naturaleza parece
indispensable que el particular pueda rebatirlos presentando por su parte las pruebas que
sean conducentes a ello, o mostrando sus circunstancias, el entorno, etc. Negarle esa
prueba sería consagrar como necesariamente verdadera una afirmación que bien puede ser
y a veces es, inexacta.

4.9 LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS NO SON INSTRUMENTOS PÚBLICOS. REMISIÓN


Finalmente, conviene recordar que constituye un error en materia de apreciación de la
prueba, el considerar que los actos o las actuaciones administrativas constituyen
instrumentos públicos que como tales hagan fe hasta ser redargüidos de falsos. Ya hemos
demostrado en otro tomo que esto no es así y a él nos remitimos. Los documentos
administrativos son pruebas escritas y se presumen auténticos, mientras no se pruebe lo
contrario con cualquier clase de prueba.

Claro que, según explicamos, algunas normas legislativas de la Ciudad de Buenos Aires,
exclusivamente para contravenciones de tránsito, dan carácter de instrumentos públicos a
las comprobaciones por fotografía y firma digitalizadas. En los tribunales de faltas locales,
acertadamente, de hecho, se admite prueba simple en contrario, a veces producida de
oficio, no siendo necesario redargüir de falsedad el documento por acción civil o criminal, lo
cual resultaría un despropósito, en la especie de este tipo y esta cantidad de infracciones.

El sistema se morigera adicionalmente, por lo demás, por la aplicación del criterio in dubio
pro reo del derecho contravencional. P. ej., hay casos en que el cartel señala “Prohibido
estacionar,” pero la norma no lo respalda: La duda beneficia al que estacionó, aunque la
foto muestre su auto y el cartel. A la inversa, hay normas prohibitivas de estacionamiento
que no tienen cartel que las anuncie:

Los jueces de faltas igualmente absuelven. Hay casos de carteles que denominan una vía
de tránsito por un nombre, que no es el que corresponde a la norma: Se absuelve. En
cambio, en las infracciones de peligro como violación de luz roja o exceso de velocidad el
criterio jurisprudencial es, adecuadamente, más estricto. Con tales salvedades no parece
haber otra solución materialmente posible o razonable que la prueba fotográfica digitalizada,
u otra más sofisticada que pueda producir el futuro cambio tecnológico, dados los
centenares de miles de infracciones de esta naturaleza que ocurren habitualmente en la
actualidad en ciudades como Buenos Aires.

5. AUDIENCIA PÚBLICA

5.1 LA AUDIENCIA PÚBLICA


Es un mecanismo de participación ciudadana, que habilita a los municipios, empresas e
instituciones a expresar su opinión sobre una cuestión determinada que los involucra, ante
el Concejo Municipal y la Alcaldía, responsables de tomar decisiones legislativas o
administrativas. La Audiencia Pública se realiza a partir de una invitación o convocatoria del
Gobierno Local para escuchar opiniones, comentarios, sugerencias, propuestas, preguntas
ciudadanas. Si bien éstas no son vinculantes, esto significa que el Gobierno Local no está
obligado a decidir en el sentido ciudadano expresado en la Audiencia, éste sí debe
fundamentar por qué ha decidido de otro modo, en caso de hacerlo.
El inicio del procedimiento se dará una vez que sea instruido el presidente de la futura
Audiencia Pública, por medio de acuerdo del Concejo Municipal, para que dé inicio a la
gestión de la Audiencia Pública requerida, y se abra el expediente de la Audiencia en la
Secretaría del Concejo Municipal.

5.2 ACCIONES PREVIAS A LA AUDIENCIA PÚBLICA:


Las acciones previas a la Audiencia Pública están relacionadas con los preparativos propios
del evento, esto involucra la organización, la comunicación y las gestiones propias de
recepción de solicitudes de participación ante la Secretaría del Concejo Municipal.

Son acciones previas:

1. Abrir expediente de la Audiencia: La Secretaría del Concejo Municipal iniciará un


expediente con el Acuerdo del Concejo Municipal donde se da inicio al proceso de
realización de la Audiencia, al cual irá integrando las copias de su convocatoria, las
inscripciones y documentación que se genera antes de la Audiencia, las constancias de
cada una de las etapas de la Audiencia Pública y el Informe Final (es responsabilidad de la
Secretaría del Concejo Municipal, velar por una oportuna y adecuada documentación del
expediente). El expediente debe estar a disposición de los interesados para su consulta en
la Secretaría del Concejo Municipal.

2. Establecer lugar, fecha y hora para la Audiencia Pública: La fecha para la Audiencia
no debe ser inferior a 15 (quince) días hábiles ni mayor a 30 (treinta) días naturales, una vez
que sea publicada en el Diario Oficial o un medio de comunicación masiva.

3. Comunicar oficialmente el evento: Se hará una publicación oficial, del lugar, fecha,
hora y mecanismo de registro a los participantes, en el Diario Oficial y podrán utilizarse
como medios complementarios, los demás canales de comunicación de la Corporación,
ejemplo (sin que estos sean los únicos): página oficial de Facebook de la Municipalidad de
las Municipalidades, perifoneo, volantes, afiches, entre otros. Donde además de la
información de la convocatoria se comunicará el presente procedimiento.

4. Recibir solicitudes de participación: Puede participar toda persona física o jurídica


con domicilio, invocando un derecho o interés simple, difuso o de incidencia colectiva,
relacionado con el objeto de la Audiencia, proceda a inscribirse en el registro que se
habilitará para tal fin en la Secretaría del Concejo Municipal. El lapso de recepción de
participantes se comunicará al momento del comunicado oficial de la Audiencia Pública.
Para el registro, el interesado deberá utilizar el formulario del Anexo 1 de este
procedimiento.

La Audiencia Pública deberá realizarse en el lugar, fecha y hora, con apego al orden
establecido; buscando en su desarrollo el logro del objetivo de forma armoniosa y
respetuosa. De forma tal que se dé una efectiva participación ciudadana de manera
transparente y pública sobre las distintas opiniones, propuestas, experiencias, conocimiento
e informaciones existentes sobre la cuestión sometida a consulta.

5.3 EL DESARROLLO DE LA AUDIENCIA:


1. Intervención de la Presidencia: espacio en el cual se realizará una presentación con
los aspectos relevantes sobre la temática. La duración aproximada será de 15 minutos.

2. Intervención de los participantes: según el orden de registro en este espacio se


realizará la exposición sucinta de sus presentaciones no excediendo los 3 minutos. Esta
etapa será de 30 minutos. Para ser parte de la lista de participantes, deberán inscribirse en
la secretaria del Concejo Municipal, con una hora antes de la celebración de la audiencia.
3. Intervención del público asistente: las personas que asistan sin inscripción previa a
la Audiencia Pública pueden participar únicamente mediante el formulario diseñado para tal
efecto.

4. Clausura: finalizadas las intervenciones de las partes, el presidente hace una


intervención breve final y declara el cierre de la Audiencia Pública.

5.4 LAS ACCIONES POSTERIORES A LA AUDIENCIA PUBLICA


Una vez finalizada la Audiencia Pública, la Secretaría de la Audiencia, realizará un Informe,
para ser revisado y aprobado por la Presidencia de la Audiencia, para posteriormente, ser
entregado para su documentación en el expediente que resguarda el Concejo Municipal. El
informe final es el documento con el que se cierra el expediente de la Audiencia Pública.

5.5 AUTORIDADES Y FUNCIONES:


1. Presidencia La Audiencia Pública será nombrada por el Concejo Municipal a quién
asignará la responsabilidad de gestionar la Audiencia Pública.
Son funciones del presidente:

 Designar un secretario que lo asista (ente técnico asociado a la temática).


 Ampliar excepcionalmente el tiempo de las alocuciones, cuando lo considere
necesario.
 Disponer la interrupción, suspensión o postergación, reapertura o continuación de la
sesión cuando lo considere conveniente, de oficio o a petición de algún participante.
 Presentar el Orden del día y explicar las reglas del funcionamiento para el desarrollo
de la Audiencia basadas en el presente procedimiento.
 Otorgar el uso de la palabra a los participantes y moderar el desarrollo de la
Audiencia.
 Velar por el cumplimiento de los tiempos establecidos para cada intervención.

2. Secretaría Es nombrada por la Presidencia y estará asignada a la Unidad Técnica


Especializada asociada a la temática de la Audiencia.

• Son funciones de la secretaría:


• Documentar el proceso de la Audiencia.
• Elaborar el Informe final dentro de los 10 días hábiles siguientes a la celebración de la
Audiencia.
• Incorporar al expediente de la Audiencia, bajo custodia en la Secretaría del Concejo
Municipal, todos los documentos e información referente a la Audiencia como son:
 Registro de los participantes.
 Comunicaciones recibidas.
 Intervenciones Escritas.
 Informe Final
6. INFORMACION PUBLICA
Artículo 196.- Período de información pública

El período de información pública corresponde ser convocado particularmente antes de


aprobar normas administrativas que afecten derechos e intereses ciudadanos, o para
resolver acerca del otorgamiento de licencias o autorizaciones para ejercer actividades de
interés general, y para designar funcionarios en cargos principales de las entidades.

Es cuando una persona requiere una información o exigencia legal ya no sea referenciada
en el expediente por la autoridad el inspector da un periodo no menor de 3 ni mayor de 5
días para recibir manifestaciones sobre el asunto antes de resolver el conflicto.

La información púbica es un trámite que se puede acordar por el órgano competente para
resolver el procedimiento por el que se permite a los interesados y a cualquier persona
examinar el expediente y formular las alegaciones que tenga por convenientes, además
toda persona tiene derecho a solicitar y recibir información generada, administrada o en
poder las instituciones públicas y demás antes obligadas de manera oportuna y veraz, sin
sustentar interés o motivación alguna, establecido en el inciso 5 del artículo 2 de la
constitución política.

7. CONCLUSIONES
Se concluye que los actos de instrucción son diligencias necesarias para el conocimiento
determinación y comprobación de los datos de los cuales deba pronunciarse la resolución y
que esta esta es una actividad instructiva que resulta ser indispensable para la resolución
de un procedimiento administrativo.

Una de las garantías del debido procedimiento es el derecho a la prueba que engloba a su
vez una serie de garantías que la administración debe necesariamente observar con la
finalidad de que sus resoluciones sean no solo legales sino también justas. El derecho a
probar forma a su vez parte del derecho de defensa y por tanto termina siendo una facultad
que, aunque reglada, debe ejercerse sin mayores limitaciones que aquellas establecidas en
la ley; a diferencia de lo que ocurre en la vía jurisdiccional, en el procedimiento
administrativo el derecho a ofrecer medios probatorios puede ejercerse en cualquier etapa
del procedimiento y sólo puede restringirse de manera motivada.
Los medios probatorios proporcionan datos e información que deben ser extraídos de su
contenido mediante su actuación y contradicción. Benefician a aquella parte que pudo
acceder mejor al conocimiento contenido en ellos, aunque no hayan sido aportados por ella.

La actividad probatoria implica una técnica procesal de prueba vs. contraprueba, en la cual
se desarrollarán las mejores habilidades legítimas y legales que exige la buena conducta
procesal, tanto para acreditar los dichos como para desacreditar los medios de la parte
contraria.

8. BIBLIOGRAFÍA
 EL PERUANO. (25 de Enero de 2019). TEXTO ÚNICO ORDENADO DE LA LEY Nº
27444. LEY DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL. Lima, Perú:
Editora Perú. Recuperado el 2 de Noviembre de 2022
 Guzmán Napurí, C. (s.f.). La Instrucción del Procedimiento. 298-312. Recuperado el
2 de Noviembre de 2022
 http://www.oas.org/juridico/spanish/gtm_res63.pdf
 https://www.ceenl.mx/participacion/img/Infografia_CP_audiencia_publica.pdf
 TEXTO ÚNICO ORDENADO DE LA LEY Nº 27806. (2 DE AGOSTO DE 2002). LEY
DE TRANSPARENCIA Y ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA. LIMA, PERÚ.
RECUPERADO EL 2 DE NOVIEMBRE DE 2022

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