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A MODO DE INTRODUCCION
En los últimos 20 años, computadoras, celulares, tabletas en todas sus formas, con o
sin acceso a internet, se han ido instalando en los hogares e instituciones educativas.
Son uno más en esos contextos. Son vehículos de comunicación e incomunicación
(paradoja social en la que estamos inmersos). Estos nuevos objetos promueven una
actitud activa e interactiva de quien participa, pudiendo prescindir de interlocutores
reales en la misma. Los diseños de los programas educativos y de los juegos ya no
apuntan a la socialización necesariamente. El objetivo actual, se fue centrando cada
vez más, en lograr que el sujeto desarrolle y ejercite diversas destrezas estratégicas e
intelectuales.
Los niños fueron quedando cada vez más a su merced: durante largos períodos de
tiempo, la estadía de los pequeños y los jóvenes en sus ratos de libres quedó bajo la
tutela de esta nueva tecnología para la que fueron desarrollando notorias habilidades,
pero en soledad.
Mientras tanto, en nuestros lugares de trabajo, fue creciendo a pasos agigantados la
demanda de niños y adolescentes incapaces de desplegar un mínimo de habilidades
que les permita incorporarse en los circuitos sociales de manera efectiva.
Los tiempos cambiaron. Con la integración de criaturas con algún tipo de trastorno, y
especialmente con Trastornos del Espectro Autístico al sistema educativo (con o sin
maestra integradora) “lo diferente” se hizo visible. La concurrencia de estos pequeños
y su familia, instaló la presencia de conductas indeseadas para la comunidad
educativa. Esto comenzó a dejar inmovilizados a directivos y maestros, quienes
empezaron a sentirse tironeados. Por un lado la responsabilidad de su educación. Por
el otro, la falta de formación teórica y técnica para hacer frente a esta situación.
Entrar en contacto con esta realidad que compartimos con los chicos, sus familias, sus
maestros, su grupo de pares… no puede menos que movilizar cada una de nuestras
fibras, no solo en lo profesional sino también en lo humano. Dando inicio a lo que me
he dado en denominar “el desarrollo de la resonancia empática terapéutica con
nuestros pacientes y su contexto”. Mirada que seguramente está impregnada de la
impronta epistemológica sistémico cibernética que me acompaña desde hace años en
mi quehacer cotidiano.
Dicho en otras palabras, para lograr desarrollar una resonancia empática dentro del
sistema terapéutico es imprescindible que nos conectemos con nuestra propia
capacidad empática y creativa. Poner en juego nuestra intuición y las propias
habilidades sociales. Así como la apropiación de los aprendizajes personales que da la
experiencia de vida y la puesta en escena de nuestra subjetividad toda. Siendo éste el
simiente en el cual se apoyarán los saberes técnicos, conceptuales y procedimentales,
la experiencia terapéutica adquirida y los marcos epistemológicos de referencia.
De unos años a esta parte, son muchas las investigaciones científicas que se han
desarrollado en torno a los Trastornos Generalizados de Desarrollo. A pesar de la
diversidad contemplada en este grupo nosológico en el DSM IV, el Autismo y el
Síndrome de Asperger, fueron quienes acapararon especial atención.
El Dr. Leo Kanner (1894-1981), fue el primero en describir el Autismo Infantil, también
conocido con Sindrome de Kanner. Él lo describió como la incapacidad innata que
tienen ciertos niños en relacionarse con otras personas. En 1943 publicó en el Journal
Nervous Child un estudio producto de la observación de la conducta de 11 niños.
Describiendo a Donald T. el Dr. Kanner dice “parece autosatisfacerse, no muestra
reacción alguna cuando es acariciado. Parece no notar cuando alguien entra o sale,
no parece estar complacido de ver a su madre, padre o a sus compañeros de juego.
Parece estar metido dentro de una valva viviendo para sí mismo”. Utilizó la palabra
autismo como un derivado del griego “auto”, si mismo.
Al mismo tiempo que Kanner estaba estudiando 11 niños en Maryland, USA el Dr.
Hans Asperger (1906-1980), nacido en Viena estudiaba 200 familias con niños
similares a los que Kanner estaba observando solo que no presentaban retraso en el
lenguaje. Aprendían a hablar pero su comunicación era limitada.
En 1944 publicó un artículo en alemán que fue traducido al inglés recién en 1989.
Aunque el término Síndrome de Asperger fue utilizado por primera vez en 1981 por la
psiquiatra inglesa Lorna Wing, cuya hija fue diagnosticada como autista.
Si bien es mucho más acotada la posibilidad de encontrar niños autistas tal como los
describiera el Dr. Kanner, no es inusual y hasta casi me animaría a decir que es casi
del orden de lo cotidiano, identificar cada vez a más niños dentro de lo que se ha
considerado en definir hoy día, dentro de los Trastornos del Espectro Autístico ( TEA).
En el Trastorno del Espectro Autístico se describen tres categorías que figuran dentro
de este diagnóstico: trastorno autista (también llamado autismo clásico), el Síndrome
de Asperger y el Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado (o autismo
atípico).
Multitud de libros y teorías disimiles se han escrito en torno a los Trastornos autísticos.
A modo de ejemplo las posturas de los psicólogos Bruno Bettelheim (1903- 1990) y
un americano Bernard Rimland (1928 – 2006) son diametralmente opuestas.
Bruno Bettelheim planteó que el autismo no tenía ninguna base orgánica. Fue él quien
introdujo el concepto de “madre heladera” Él explico que los niños autistas eran la
consecuencia de madres que no habían establecido contacto apropiado con sus hijos,
escasas de cariño y apego y de padres débiles o ausentes. Él descarto al autismo
como una condición neurológica. Este estigma no ha desaparecido y son muchos los
que todavía siguen culpándose o culpando a la madre del niño autista por su
condición.
Por el contrario Bernard Rimland, quien fue un ferviente defensor e investigador sobre
el tema, descartó toda implicación emocional en esta categoría. Él insistió que el
autismo es una enfermedad puramente biológica, neurológica, no emocional.
A comienzos de los años 90, tal como se describe detalladamente al comenzar este
libro, los Neurocientíficos informaron el descubrimiento sobre neuroimágenes
realizadas con monos, de un tipo de células situadas en la corteza premotora del
cerebro denominadas “neuronas espejo”.
Estas neuronas eran capaces de disparar cierta información, no sólo cuando se
realizaba una acción, sino también cuando se observaba a otro llevar a cabo el mismo
acto. En otras palabras, las neuronas del mono reflejaban, como en un espejo, la
actividad que estaba observando. Tal como lo desarrolla Gallese en 1996.7
Posteriormente con el uso de la Resonancia Magnética funcional al cartografiar las
regiones del cerebro humano, permitió tener acceso a los circuitos neuronales de los
cuales las neuronas en espejo formaban parte, destacando la participación de la
corteza pre frontal, temporal, el Sistema Límbico y la Amígdala.
El neurocientífico italiano, Giacomo Rizzolatti que descubrió las neuronas espejo,
señaló que “este sistema cableado es lo que nos permite captar las mentes de los
demás no a través de un razonamiento conceptual ni con el pensamiento, sino a
través de una estimulación directa de los sentimientos.” (Rizzolatti en Goleman,
2006)9
De los estudios científicos realizados se desprende que los mismos circuitos
neuronales activados en una persona que realiza acciones, expresa emociones y tiene
sensaciones, se activan también automáticamente mediante un sistema de neuronas
espejo, en el observador de dichas acciones, emociones y sensaciones.
Tal hallazgo de activación compartida, sugiere un mecanismo funcional denominado
simulación encarnada (ampliar con el cap.1 de este libro).
Dicho concepto consiste en la simulación automática, inconsciente y prerreflexiva. Es
un mecanismo obligatorio que no resulta de un esfuerzo cognitivo deliberado
encaminado a “ponerse en los zapatos de otro".”La simulación encarnada sería un
mecanismo funcional previo del cerebro, que desempeñaría un rol importante en el
enfoque epistémico del mundo dado que genera un contenido representacional. Aplica
el resultado de las acciones, emociones o sensaciones simuladas para atribuir este
resultado a otro organismo como un objetivo real que está intentando alcanzar, o como
emoción o sensación real que esté sintiendo”. (Gallese y otros 1996) 8 Este sistema
compartido de activación neuronal y la simulación encarnada que lo acompaña
constituirían una base biológica fundamental para comprender la mente del otro,
estableciendo así la base de lo que se conoce con el nombre de empatía.
La empatía cuenta con dos elementos, uno cognitivo y otro emocional.
En la actualidad, aparentemente, solo habría especulaciones acerca de cómo un
sujeto llega a atribuir intenciones a las acciones observadas. Se creería que la
predicción de la acción y la atribución de intenciones ( al menos de intenciones
simple) son fenómenos relacionados, apuntalados por el mismo mecanismo funcional
de la simulación encarnada mediante la activación de cadenas de neuronas espejo
lógicamente relacionadas.
En relación a las investigaciones realizadas con niños del espectro autístico, el mismo
Gallese dice que se generaron evidencias en torno a una disfunción selectiva o falla
parcial en el circuito neuronal de las neuronas espejo. La simulación encarnada no
operaría de manera espontánea en pacientes con TEA. La evidencia reciente indica
que cuando estos individuos observan las acciones de otro, no muestran una
activación del mecanismo de neuronas espejo, lo que sugiere que los fracasos
intersubjetivos empáticos, sean posiblemente debido a defecto en la estructura de
estas neuronas.
Sin embargo, aún así no está dicha la última palabra. Innumerables trabajos científicos
y agrupaciones sociales, sitúan por estos tiempos al Síndrome de Asperger en el
centro de un debate social.
Lo cierto es que sea como fuera las conclusiones a las que se arribe, no va en
desmérito (tal como se citara anteriormente) de nuestra intervención profesional
temprana. La detección y el abordaje oportuno, de determinadas características
clínicas comportamentales y estructurales ameritan que así sea.
Entre ellos podemos citar los criterios establecidos por la American Psychiatric
Association,en 1994 a través del DSM IV, el de la O.M.S, en 1993 por medio del CIE-
10, los de Szamari en 1992, los de Angel Rivière en 1997 y los del Sueco Chistopher
Gillberg, en 1998. Por otro lado contamos con la escala de evaluación del Australiano
Tony Attwood del 2002.
Habilidades Sociales
Como se puede observar pues, las diferentes corrientes epistemológicas han ido
aportando cada una lo suyo, sin poder llegar a una explicación única y certera sobre
las causas de las dificultades de socialización de aquellos que presentan Trastornos
del Espectro Autístico.
Desde otra perspectiva, como hemos visto, el contexto social también ha aportado lo
suyo a esta problemática.
Pasaremos ahora a analizar el concepto de las “habilidades sociales” desde marcos
teóricos cognitivo conductuales y sociológicos.
Haciendo un recorrido por la variada bibliografía escrita al respecto, tampoco se
observa una idea única a la hora de conceptualizar las habilidades sociales. Lo mismo
sucede al pretender calificar a una conducta como habilidosa, apropiada o
inapropiada. Dicho concepto se encuentra intrínsecamente ligado a la situación a
considerar y al contexto sociocultural donde se propone socializar a una persona. Lo
que para una sociedad puede ser considerado una respuesta social adecuada, no lo
es para otra. Aún comparando a una misma sociedad en dos momentos históricos
diferentes nos encontraríamos frente al mismo dilema. Por ej. Si se desea calificar las
conductas de un escolar con su docente allá por los años 1880, con niños que tutean y
abrazan a sus maestros en la actualidad, seguramente estaríamos catalogando a más
de la mitad de la población con respuestas sociales inadecuadas. Por ende, una
respuesta social solo se convertirá en una conducta habilidosa, si se encuentra dentro
de los patrones comunicacionales para esa cultura, para esa sociedad, y para el
contexto determinado en que se la va a implementar, dependiendo de factores tales
como la edad, el sexo, la clase social y la educación.
Mientras por el otro lado, los investigadores brasileños con Zilda Del Prette,y Almir Del
Prette a la cabeza con distintos colaboradores, van a decir que las variables que
competen a las personas (cognitivas, afectivas y comportamentales) y las variables del
ambiente (la situación, los interlocutores y el contexto cultural), va a influir en las
competencias sociales.
Una diversidad de técnicas y procedimientos surgen así para ser utilizados tanto por
terapeutas como pedagogos en el ámbito escolar para trabajar la adquisición de las
habilidades sociales:
-Entrenamiento de comportamientos manifiestos: por ensayo comporta mental,
instrucción, modelado, retroalimentación y refuerzo.
-Técnicas de reducción de ansiedad, como la de sensibilización sistemática y la
relajación.
-Técnicas cognitivas como la reestructuración cognitiva, la auto instrucción, el
autocontrol, el entrenamiento en solución de problemas interpersonales
-La imaginación eidética.( Del Prette 1999)6
En Estados Unidos, mientras tanto, Caroll Grey en 1994 10, propuso las confección de
una serie de recursos pedagógicos ideado a modo de historias sociales, guiones
sociales e historietas, para ser implementados por docentes, profesionales y padres de
niños con Síndrome de Asperger.
Las mismas fueron teniendo cada vez más auge y se fueron implementando con
diferentes variaciones conforme al marco teórico que lo sustentaba.
Pasaremos a describir algunas de ellas.
Historias Sociales:
Las historias sociales son cuentos cortos con un formato y directrices específicos, que
ofrecen al niño para ayudarlo a responder las preguntas que pueden llegar a necesitar
para la interacción adecuada con los otros en las situaciones sociales:
¿Quién está involucrado?
¿Cuándo y dónde ocurre esta situación?
¿Qué está ocurriendo y por qué?
Las mismas son individuales, acordes a la edad y característica de cada niño. Poseen
un formato y directrices específicos, con un contenido armado de acuerdo a la
capacidad y comprensión lectora. También se considera el tiempo de atención que el
sujeto puede sostener. Se utilizan para describir personas, destrezas, eventos,
conceptos o situaciones sociales. Generalmente son motivantes y ofrecen pistas
visuales que tienen como objetivo una conducta a mejorar.
Las historias sociales le proveen al sujeto información precisa y específica acerca de
qué sucede en determinadas situaciones y por qué. Están diseñadas para dar
predictibilidad a una situación que desde la perspectiva de un individuo con síndrome
de Asperger es confusa, aterradora o difícil de entender (Gray, 1998)12
Tipos de oraciones:
Control: son afirmaciones escritas por el sujeto para identificar estrategias útiles, para
recordar información incluida en una historia social, darle seguridad o definir su propia
respuesta.
Estas oraciones, parafraseando a Carol Grey, le dan al chico con síndrome de
Asperger, la oportunidad de controlar sus respuestas identificando estrategias
personales significativas para manejar situaciones difíciles.
Guiones sociales:
Si bien las personas con síndrome de Asperger son capaces de identificar las
emociones de otras personas, frecuentemente tienen dificultades para responder
apropiadamente a esas emociones. Para ayudarlos a conducirse en tales
circunstancias se implementaron los guiones sociales (Gray 1994).10
Los mismos consisten en darle al sujeto una serie de tarjetas, en donde cada una
contiene un breve guión social con 2 o 3 afirmaciones. Las tarjetas deberán estar
accesibles para ser utilizadas en el momento oportuno con otra persona en una
situación específica, a modo de ayuda.
Gray (1995)11 describe a la historieta como “una conversación entre dos o más
personas que incorpora el uso de dibujos simples” Estos dibujos se usan para ilustrar
la comunicación llevada a cabo, brindando información adicional para ayudar a
individuos que se esfuerzan por entender el rápido intercambio de información que
ocurre en una conversación. Estas historietas están armadas de manera tal que
favorezcan la reflexión y el entendimiento por parte del niño, al convertir a una
conversación abstracta en una representación concreta.
.
Tony Atwood (1998)2 afirmó que el habla y las burbujas de pensamiento usadas en
estas conversaciones, así como la elección de los colores, pueden mostrar
visualmente mensajes escondidos.
El color ayuda a algunos chicos a identificar la el contenido de la emoción y la
motivación detrás de una afirmación y cada conversación en forma de historieta
retrata visualmente lo que la gente hace, dice y piensa.
Autopsias sociales:
Richard Lavoie (Bieber, 1994)4 desarrolló autopsias sociales para niños con
problemas de aprendizaje y dificultades sociales. Las mismas tienden a desarrollar un
entendimiento de los errores sociales y aprender soluciones alternativas a los
problemas. Esta intervención ayuda a los niños con síndrome de Asperger a ver la
relación de causa efecto entre sus conductas y las reacciones de los demás.
Cuando aparece un error social, el niño se encuentra con el adulto para discutirlo y
disecarlo. Se analiza conjuntamente el error, de una manera no punitiva y se
determina quién salió lastimado en el mismo creándose un plan de acción para evitar
ese error en el futuro.
Las autopsias sociales proporcionan práctica, además de un feedback inmediato y un
reforzamiento positivo.
Se pueden usar tanto para analizar interacciones exitosas como erradas.
Tal como fuera descripto por Watzlawick y su equipo de colaboradores en 1974 20,
existen dos tipos diferentes de cambio:
Cambio-2, con cuya aparición cambia el sistema mismo. En otras palabras, el sistema
cambia cualitativamente y de una manera discontinua, es decir que se producen
cambios en el conjunto de reglas que rigen su estructura u orden interno.
Los sistemas que tienen la capacidad de variar de manera cualitativa son mucho más
capaces de adaptarse a las alteraciones de su ambiente que los sistemas que solo
admiten cambios de primer orden (Cambio 1). De ello se desprende que la capacidad
de aprendizaje estaría en directa relación con un cambio de segundo orden (Cambio
2).
El objetivo por tanto, fue apuntar a promover un modelo de cambio de segundo orden
La propuesta terapéutica fue generar y desarrollar nuevas estructuras en base a la
retroalimentación positiva. Promover en Mariano una nueva organización que facilitara
su inserción social y flexibilizara sus limitadas habilidades sociales.
Uno de los desafíos más importantes a la hora de trabajar las habilidades sociales con
pacientes diagnosticados con TEA, es la posibilidad de generar con ellos estructuras
cognitivas más estables, que les permitan la apropiación y generalización de lo
aprendido a diferentes contextos.
Como fuimos viendo, las alteraciones a nivel conductual de los Sujetos con Síndrome
de Asperger se han ido relacionando, con teorías biológicas por un lado y con teorías
explicativas a nivel cognitivo, como por ejemplo la Teoría de la mente o las que
apelan a fallas de la función ejecutiva, entre muchas otras.
Tal como describe Monfort y Monforth en su libro “En la mente” (2001)16 autores
como Riviére, Vygotsky, Trevarthen entre otros, han realizado valiosos aportes sobre
el desarrollo normal de las funciones superiores involucradas en la adquisición del
lenguaje comunicativo y las interacciones sociales en los niños. Señalando que si bien
para la adquisición del lenguaje no se requiere de ningún programa predeterminado y
se da naturalmente con la crianza del niño, no ocurre lo mismo en torno de la
socialización. Es en la intersubjetividad Primaria, como la describe Trevarthen
(1982,1995) que a partir de su participación en las interacciones desde dentro,
compartiendo intención y sentido, el niño va ir desarrollando la capacidad de “sentir
con”. Al mismo tiempo que por otro lado va a ir desarrollando el concepto de sentido
de “sí mismo” muy relacionado a la comprensión y expresión de estados mentales y
emociones.
En otras palabras, las personas con Asperger presentarían dificultades con esa
predisposición humana de establecer relaciones con los otros para poder junto al otro
encontrarse a sí mismo. Solo en y con el otro es que vamos construyendo nuestra
subjetividad y no de una manera autosuficiente.
Entonces ¿es posible enseñar algo que en el resto de los niños se desarrolla en forma
natural y depende de la motivación innata de los seres humanos para compartir
estados y emociones con los demás? Nos encontramos nuevamente dentro de una
paradoja “Debemos enseñar a utilizar conductas que de por sí son espontáneas”.
Tony Attwood y Carol Gray plantean como relevante puntualizar cómo los afectados
se acercan a “lo social”.
Mariano puntualizó:
1) Cómo pedir ayuda en la facultad para aclarar una duda sobre un tema dado por
el docente.
Durante las siguientes sesiones pudo focalizar el problema, confeccionar una lista con
diferentes situaciones de su cotidianeidad en donde experimentaba los obstáculos. Y
expresar lo que sentía al enfrentar esas situaciones. El punto de partida fue: No
comprende una consigna en la facultad y no animarse a preguntar.
Mariano pudo encontrar las diversas alternativas para resolver una duda, incluyendo a
los personajes involucrados en cada una de las escenas temidas por escrito. Se
focalizo en los personajes y sus posibles interacciones. Mariano se pudo centrar en los
problemas que afectaban a sus personajes.
Durante el inicio de cada interacción social ejercitada, hubo siempre una pregunta
informativa concreta a averiguar, por ejemplo preguntar por el nombre de una calle o
un lugar. Allí se hizo evidente que Mariano solía tener una interpretación estructurada
y rígida (literal) del lenguaje digital. Una dificultad para nominar elementos, sitios,
situaciones o sentimientos de más de una manera ¿facultad de derecho o de
abogacía, barrio o localidad…? Lentamente pudo aprender que había más de una
manera para expresar una idea o contestar una pregunta y por ende de establecer una
comunicación social interactiva y eficaz. En otras oportunidades se recurrió a la
composición de autopsias sociales y redacción de e-mails, para relatar situaciones
compartidas con otros.
El muchacho pudo comenzar a discriminar diferentes colores en el leguaje, distinguir
entre un lenguaje formal y literal, o uno más informal y cotidiano.
Mar
iano pudo armar un dispositivo enriquecido con recursos que le permitieron pensar
soluciones para resolver situaciones futuras, pudiendo acudir a esta “ayuda memoria
socio-emocional” cuando fuera necesario.
Para este tercer momento se recurrió a la observación como punto de partida del
reprocesamiento cognitivo. Observaciones y descripciones de escenas vividas por
otros y no solo las imaginadas por él para aprender modalidades, hábitos y
costumbres, enriquecían su mundo de ideas y acciones. Permitía un mejor contacto
con la realidad, facilitando el enfrentamiento de los propios fantasmas de su mundo
interno, desmitificando ideas incorrectas y autodescalificantes acercarse de sus
creencias frente a las personas. La tarea fue participar y prestar atención a la
interacción entre su grupo de pares y la observación de novelas, series y películas en
donde se presentaran temáticas juveniles o estuviera protagonizada por ellos,
mezclando épocas y géneros: Por ejemplo American Pie, Porky´s, La Sociedad de los
poetas muertos, propagandas con contenidos sobre cuestiones de género, etc.
En este punto la terapia se fue enfocando cada vez más hacia la construcción de una
lectura mental de los otros.
Para ello se comenzó por focalizar, sobre el patrón de adquisiciones de los distintos
términos relacionados con los estados mentales y la emocionalidad. Información que
sostiene diferentes grados de complejidad y exigencia según se trate de una u otra
categoría. No posee la misma dificultad el reconocer estados mentales como pensar,
dudar, temer, saber que ocultar, sospechar, enamorar. Lo mismo sucede con las
emociones, es mucho más simple reconocer, la tristeza, el enojo, la alegría, que la
envidia o la nostalgia, los cuales dependen de las vivencias personales de cada
persona y no solo de un proceso de mentalización.
Al conversar sobre este tema con Mariano, aparece su gusto por la ópera y la música
clásica. Su displacer por el baile excluyendo el que aparece después de la obertura
del primer acto de la ópera Rigoletto. Tanto a nivel verbal como analógico se observa
un importante desinterés e indiferencia por cualquier otro estilo musical
contemporáneo más cercano al que podrían escuchar su grupo etario.
Tras evaluar subjetivamente que estos atractivos por la danza y por los temas
musicales clásicos, mantendrían al joven al margen de los intereses de sus pares por
el contexto sociocultural en que se desempeña, se planifica trabajar sobre este
aspecto en primer lugar.
Se redefinen así los objetivos de trabajo (no los terapéuticos) proponiéndole darse la
posibilidad de ampliar sus conocimientos y gustos musicales. Se utiliza como situación
motivante una imagen aportada por Mariano de la película Amadeus. Se le sugiere
una comparación entre el rechazo social por la música de Mozart, motivada por la
incomprensión de la Nobleza por su composición musical (“Uso de muchas más
notas”) con el giro que debió de hacer la humanidad para acostumbrarse
auditivamente a disfrutar otros tipos de melodías y de instrumentos musicales.
Detengámonos aquí en nuestro análisis para recordar algunos conceptos volcados con
anterioridad en este libro y que pueden aportar a una mejor comprensión de lo
realizado.
Desde una visión integral, la empatía estaría constituida por tres componentes
funcionales que interactúan dinámicamente:
Un afecto compartido entre yo y el otro (casi siempre consistente en
compartir una experiencia afectiva del estado emocional inferido o real de la
otra persona). Claramente, en el trabajo con Mariano este ítem no solo haría
referencia a un montón de situaciones compartidas durante las sesiones, sino
además al trabajo relacionado con la observación de los videoclips e infiriendo
la emocionalidad de los protagonistas a partir de la interpretación musical.
Cierta capacidad cognitiva para diferenciar entre la conciencia del yo de
la del otro. Esto estaría presente en el trabajo conjunto en donde trabajamos
con autopsias sociales, en donde desglosamos sentimientos, sucesos y
alternativas posibles de alguna situación. Por ejemplo cuando trabajamos su
emocionalidad en relación a un supuesto caso de intrusión a su espacio
terapéutico sin su permiso. El objetivo fue conectarlo empáticamente con lo
que pudieron llegar a sentir sus compañeros de la Iglesia, al concurrir él, sin su
permiso, a un ensayo musical. Por citar una de las muchas situaciones
trabajadas.
Flexibilidad mental para adoptar la perspectiva subjetiva del otro. Esto
aspecto permite la regulación de las emociones pudiendo discriminarme del
sentir del otro. Como es de suponer este es el punto clave en el trabajo de
socialización de Mariano: Enfrentar sus dificultades para establecer relaciones
con los otros para poder junto al otro encontrarse a sí mismo. Solo en y con el
otro es que va a ir estructurando su subjetividad y no de una manera
autosuficiente.
A MODO DE CONCLUSION
BIBLIOGRAFIA
4-Bieber, J.(producer) (1994) Learning disabilities and social skills with Richard LaVoie:
Last one picked…first one picked on. Washington, DC:Public Broadcasting Service.
7-Gallese, V., Fadiga, L., Fogassi., and Rizzolatti, G. (1996), “Action recognition in the
premotor cortex” Brian, 1192: 593-609.
11-Gray,C.(1995). Teaching Children with autism t oread social situations. In K.A. Quill
(Ed.) Teaching children with autism. New York: Delmar.
12-Gray C. (1998) Social stories and comic strip conversations with students with
Asperger síndrome and high-funtioning autism. In E. Schopler, G.B. Mesibov, and L. J.
Kunce (Eds.), Asperger syndrome or high-funtioning autism? New York: Plenum.
16-Monfort, M. Monfort Juarez I.En la Mente. Ed. Entha Ediciones 2001. Madrid.
17-Stern, D. (1985) The Interpersonal World of the Infant. A View from Psichoanalysis
& Developmental Psychology. New. York: Basic Books.
19-Trevarthen. C. (2000) Musicality and the Intrinsec Motive Pulse: evidence from
human psychobiology and infant communication. En: Musica Scientie, Número
especial 1999-2000.