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Pruebas formales

Como relatamos en la lección previa, la lógica matemática se encarga de confirmar si


las conclusiones que se obtienen a partir de la información disponible se efectúan siem-
pre según las reglas que se han establecido. Otra vez, de un ser humano a otro, estas
reglas podrían cambiar. Para evitar esto, la lógica matemática propone una serie de re-
glas para deducir conclusiones a partir de ciertos hechos que se considran válidos, sin
que la lógica juzgue si realmente lo son o no, simplemente se supone que son ciertos.
Así, dada una serie de hechos, la lógica matemática establece una serie de procedimien-
tos para obtener conclusiones. Este es el esquema que se sigue en todas las ramas de
las matemáticas. De más esta decir, entonces, que toda la matemática depende fuerte-
mente de la lógica matemática y sus desarrollos. Cada una de estas áreas se ancarga
de establecer los hechos que se deben considerar ciertos y entonces apela a la noción
de prueba formal para deducir más y más información, que a su vez se emplea como
hechos ciertos para inferir nuevos resultados. Una prueba formal es precisamente lo
que todo matemático emplea en su vida cotidiana, con el agravante de que en la mayor
parte de ella no conoce la definición formal de prueba, ni los métodos admisibles para
efactuar una. Este curso pretende remediar esa terrible carencia en el historial de mu-
chos matemáticos.
Para motivar la noción de demostración y de las muchas posibilidades que existen
para conducir una, presentamos varios ejemplos. No se trata de presentar un curso de
análisis o de álgebra, sino sólo de ilustrar con ejemplos cuál es el esquema subyacente
a cualquier demostración en matemáticas, de tal forma que en su momento podamos
presentar la definicón de prueba.
Consideremos primero los axiomas que satisfacen los números reales. Para enuncia-
rlos usamos la escritura simbólica que mencionamos en la lectura previa. Suponemos
que tenemos operaciones + y · que actúan sobre dos número, y cuyo resultado es un
número. Existen elementos distinguidos (constantes) 0, 1 que actúan como neutros
aditivo y multiplicativos, respectivamente. Tenemos una operación extraña que se de-
nota −1 , de tal suerte que esta operación recibe un número y regresa un número, dig-
amos, recibe a y regresa a−1 , el inverso multiplicativo de a. En forma similar, podemos

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14 CAPÍTULO 2. PRUEBAS FORMALES

suponer que existe una operación − que asocia a cada número a su inverso aditivo
−a. Como es práctica común en matemáticas, a · b generalmente se abrevia como ab
cuando no hay peligro de confusión, pero el lector debe estar conciente que ab significa
realmente el producto de a por b. Los axiomas de los números reales son los siguientes.

1. ∀ a, b(a + b = b + a)

2. ∀ a, b, c(a + (b + c) = (a + b) + c)

3. ∀ a(a + 0 = a)

4. ∀ a∀ y[(a + y = a) → y = 0].

5. ∀ a(a + (−a) = 0)

6. ∀ a(∀ y(a + y = y + a = 0) → y = −a)

7. ∀ a∀ b(ab = ba).

8. ∀ a∀ b∀ c(a(bc) = (ab)c)

9. 1 6= 0

10. ∀ a(a1 = 1a = a)

11. ∀ a(∀ y(ay = ya = a → y = 1)

12. ∀ a(a 6= 0 → aa−1 = 1)

13. ∀ a(∀ y(a 6= 0 → (ay = ya = 1)) → y = a−1 )

14. ∀ a∀ b∀ c((a(b + c) = ab + ac))

15. ∀ a∀ b∀ c((b + c)a = ba + ca)

16. ∀ a(¬(a < a))

17. ∀ a∀ b∀ c((a < b) ∧ (b < c) → a < c)

18. ∀ a∀ b(a < b ∨ b < a ∨ b = a)

19. ∀ a∀ b∀ c(a < b → a + c < b + c)

20. ∀ a∀ b∀ c((a < b ∧ 0 < c) → ac < bc)

21. Para todo subconjuto X no vacío, si X está acotado superiormente, entonces X


tiene supremos (mínima cota superior).
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Otra vez, la última afirmación no se puede expresar sin recurrir ya sea a palabras
en español o a variables de segundo orden. La intención de estas afirmaciones es que
si estamos parados en un cierto conjunto en el que se cumplen todas estas propiedades,
este conjunto sea el de los números reales, que se denotan R. Es claro que R 6= ∅ pues
debe contener cuando menos al 0 y al 1. El lector puede corroborar sin dificultad que
Q satisface todos estos axiomas, excepto el último que se conoce como el axioma del
supremo. El axioma del supremo es el que establece una diferencia entre los racionales
y los reales.
Como una primera ilustración de una prueba consideremos el resultado que afirma
que todo número multiplicado por cero da como resultado cero. Lo primero que debe-
mos mencionar es la forma de escritura de la prueba. Está se describe en renglones.
Al final de cada renglón se coloca la justificación de lo que se haya hecho. El final de
la demostración, el último renglón, es la afirmación que se quiere demostrar. El ini-
cio de la prueba no es el mismo en cada caso, existen muchas formas de iniciar una
demostración formal. El lector debe preocuparse por la forma de construir la prueba,
no tanto por la justificación formal, pues éste no es un curso de análisis matemático.
Cuando escribamos un número natural entre paréntesis, por ejmplo (9), nos referimos
al axioma dado arriba, en este caso (9) refiere a que 1 es distinto de 0.
Primero expresemos los razonamientos informalmente y luego los formalizamos lo
más posible. Lo que queremos demostrar es que para cualquier número real a, a · 0 = 0.
Según (3), a + 0 = a, así que a · 0 + 0 = a · 0; por (5) 0 = a + (−a). Se sigue que
a · 0 = a · 0 + (a + (−a)). En seguida, apelamos a (1) y (2) para conmutar y asociar
de otra forma la suma, a · 0 + (a + (−a)) = a · 0 + (−a + a) = (a · 0 + a) + (−a). Por
otro lado, según (10), a = a · 1, así que (a · 0 + a) = (a · 0 + a · 1) = a(0 + 1) por
distributividad, pero lo que está entre paréntesis es 1, pues el cero es neutro aditivo. En
resumen, a · 0 = a + (−a) = 0.
Ahora escribimos con un poco más de formalidad y completud este bosquejo. Esto
se hace mediante renglones enumerados.
1. b + 0 = b (3)

2. a · 0 = a · 0 + 0 por 1. con b = a · 0

3. b + (−b) = 0 (5)

4. a · 0 = a · 0 + (a + (−a)) 3. con b = a y por 2.

5. a · 0 = a · 0 + (−a + a) por (1).

6. a · 0 = (a · +0 + a) + (−a) por (2).

7. b = b · 1 por (10).

8. a · 0 = (a · 0 + a · 1) + (−a) por 6. y 7. con b = a.

9. a · 0 = a(0 + 1) + (−a) por (14) en 8.

10. a · 0 = a · 1 + (−a) por (3).

11. a · 0 = a + (−a) por (10).


16 CAPÍTULO 2. PRUEBAS FORMALES

12. a · 0 = 0 por (5).


Por supuesto, normalmente no se efectúa una prueba tan detallada, muchos de los
pasos se omiten por obviedad y conforme se hace más experimentado el matemático,
las pruebas se reducen más y más. Algo que no es tan recomendable, pues en la omisión
de algún paso se puede esconder un grave error. En cualquier caso, nuestra intención
no es presentar la prueba más elegante, sino ilustrar los pasos principales en una de-
mostración. En cualquier renglón de una prueba puede aparecer uno de los axiomas de
los números reales (tenemos 21 de ellos). Además, se puede usar uno o más axiomas
cero, una o más veces. Por más complicada y larga que sea una demostración, siem-
pre se efectúa en una cantidad finita de renglones, por lo que la cantidad de axiomas o
afirmaciones involucradas siempre es una cantidad finita.
Consideremos otro ejemplo. Usaremos hechos que no hemos demostrado aquí pero
que son bien conocidos. Queremos confirmar que si a 6= 0, entonces a2 > 0.
1. Si a 6= 0, entonces a > 0 o a < 0.
2. a 6= 0 por hipótesis.
3. a > 0 o a < 0 por 2. y 1.
4. Supongamos a > 0.
5. a · a > 0 · a por (20) e hipótesis adicional 4.
6. a2 > 0 por el resultado que antes probamos (a · 0 = 0).
7. Supongamos a < 0.
8. Si a < 0, entonces a · a > 0. Un resultado conocido: si a < b y c < 0, entonces
ac > bc.
9. a2 > 0. Por 8. y a · 0 = 0.
¿De donde sale el renglon 3.? Bueno usamos 2. y 1., pero ¿cómo? Este es uno de
los puntos más importantes de una demostración en matemáticas que se usa una y otra
vez. Se llama una regla de inferencia, concretamente «Modus ponens». Para ilustrarlo
considere el siguiente razonamiento:
• Si x es un perro, entonces x tiene rabo.
• Milaneso es un perro.
• Milaneso tiene rabo.
En forma símbolica, Modus ponens se escribe: de A → B y A se deduce B. Esta
es la regla de inferencia que quizá más determina la forma en que se desarrollan las
matemáticas. Después veremos que pueden aparecer otras reglas de inferencia, pero
Modus ponens seguirá siendo la más destacada.
Ahora podemos completar la descripción informal de una prueba formal. Supong-
amos que queremos demostrar una afirmación A. Tenemos hipótesis propios del teo-
rema, digamos que las colectamos en H (que puede ser vacío). Disponemos además,
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posiblemente (no necesariamente), de una lista de axiomas (como los de los números
reales). Una prueba formal de A consiste en una cantidad finita de renglones. En cada
renglón puede aparecer una afirmación por pertenecer a H, ser un axioma o haberse
obtenido mediante una regla de inferencia (como Modus ponens) a partir de algunos
renglones previos en la prueba. El último renglón debe ser la afirmación a demostrar
A.
Por supuesto, hay muchos aspectos adicionales que no han sido mencionados refer-
entes a pruebas formales, pero que serán mencionados en su momento. Por ejemplo, el
tipo de pruebas que es admisible, como reducción al absurdo, contrapositiva, etc.
En estas dos lecturas introductorias hemos tratado de mencionar, ilustrar, resumir,
diversos aspectos que motivan el estudio de la lógica matemática. Algo que se debe re-
marcar una y otra vez es que de ninguna manera se debe pensar que la lógica matemática
sólo existe para formalizar las matemáticas y cuidar que las demostraciones se lleven
a cabo correctamente. La lógica matemática junto con la teoría de conjuntos, consti-
tuyen la fundamentación de todas las matemáticas; cualquier área de las matemáticas
debe recurrir a ambas para poder desarrollarse, pero la teoría de conjuntos y la lógica
matemática son disciplinas por sí mismas. Tienen sus propios problemas, temas de in-
vestigación, desarrollos, técnicas, etc. Más aún, para su desarrollo intereactúan entre sí
y no requieren apelar a otras materias. Este curso de lógica matemática debe tomarse
como una oportunidad de incorporarse a una de las disciplinas más fuertes y funda-
mentales en matemáticas, en lo posible complementando el curso con uno de teoría de
conjuntos.
Resta describir el desarrollo del curso. Como ya se dijo, habremos de construir
lenguajes apropiados (lenguajes formales) para estudiar diversas estructuras matemáti-
cas, describir la forma precisa de interpretar esos lenguajes, establecer métodos de de-
mostración, por supuesto, con una definición de prueba formal para culminar con el
teorema más importante de la lógica matemática de primer orden: el teorema de com-
pacidad. Dado que todo esto puede resultar demasiado difícil para un principiante, se
acostumbra, y así lo haremos, comenzar con una lenguaje formal mucho más sencillo: el
llamado lenguaje proposicional. Este lenguaje, aunque limitado, presenta casi todas las
características de los lenguajes formales, pero es más sencillo de manejar, comprender
y aplicar. Por ello, dedicaremos algunas semanas a estudiarlo en detalle y aprender a
trabajar con él. Establecemos su sintaxis, semántica, y métodos de prueba, en lo posible
simulando la situación que se presentaría con lenguajes formales generales. Después
iniciamos el estudio de estos lenguajes generales, otra vez describiendo su sintaxis y la
semántica que se torna más compleja. Presentamos el método de prueba llamado de de-
ducción natural, para terminar con los teoremas de completud de Gödel y compacidad.
En todo este devenir, aparecerán numerosos ejemplos a otras áreas de las matemáticas,
como el ágebra, la teoría de gráficas y el análisis matemático.

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