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YO

Cada vez que me preguntan la razón por la que elegí la carrera que tengo. Siempre cuento lo
que pasé en el colegio y lo que fue mi primer día en la universidad. Cuando estuve en el
colegio, mis profesores nunca se preocuparon por desarrollar esas habilidades de
comunicación que son tan importantes en la vida de cada ser humano; por ejemplo, nunca
expuse un tema. Solo veía que mi profesor escogía a los que más se desenvolvían y yo creía
que era correcto, además significaba un alivio para mí; porque tenía miedo de estar frente a
un público. Viví con ese miedo, hasta que ingresé a la universidad. Mi primer día fue
traumático. Mi profesor nos dejó como actividad que leyéramos una separata de dos hojas y
se fue, quién sabe a dónde. Luego de una hora aproximadamente el profesor regresó, y dijo:
“Escogeré a 2 estudiantes para que expongan el tema”. Rogaba al Cielo para que no me
escoja a mí, porque, repito cuando estuve en el colegio, mis profesores nunca se preocuparon
por ayudarme a desarrollar mis habilidades de comunicación.

Pero ese día tuve tan “buena suerte” que fui la elegida.

-“Tú, al frente”, esas fueron sus palabras.

Toda temerosa salí, pero entré en pánico y no dije nada absolutamente nada. Sentía cómo mis
mejillas se calentaban. Me paralicé. El profesor, lejos de ayudarme con alguna palabra de
aliento, porque creo que un profesor ante esa circunstancia debería alentar y dar confianza a
sus estudiantes, no lo hizo; sino que me tomó como objeto de burla y sentía que, en ese
momento, como se dice en términos coloquiales, “que me tragase la tierra”.

Fue en ese fatídico día que me dije: “Cuando seas maestra, jamás humillarás a tus alumnos,
sino siempre los ayudarás a vencer sus miedos con paciencia y mucho amor”. Hasta ahora
siento que estoy cumpliendo esa promesa por llamarla así.

Aymé Pilar León Gamarra


yo

En uno de mis múltiples puntazos que me dan decidí apuntarme a una excursión en
bicicleta por las Salinas de Maras en el Valle Sagrado (Perú). Para poneros en
antecedentes: el deporte y yo no nos llevamos bien, digamos que mi actividad
deportiva se limita a ir al gimnasio como máximo un mes y medio al año y a jugar al
Wii Sports en casa, así que imaginaros!!!!
En la primera cuesta ya estaba que no podía con mi alma y para postre el camino
estaba todo empedrado y peligroso así que ni corta ni perezosa agarré la bicicleta a
cuestas y en la primera carretera que vi paré a una furgonetilla que iba atestada de
gente y animalitos, endiñé la bici en la baca y me quedé esperando en el pueblo
tumbada a la bartola hasta que el resto de la expedición aparecieron hechos polvo,
eso sí, no me libré de las agujetas ya que al día siguiente tenía los brazos que no los
podía ni mover!!!!

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