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Aunque la presentación clínica más típica es la incapacidad zada por emisión de fotón simple han dado lugar a resultados
referida por el paciente de permanecer en reposo, precisando de variables e inconstantes: reducción de la función dopaminérgica
forma imperiosa movilizar una o varias extremidades, muchas presináptica [17], menor potencial de unión en los receptores
veces las descripciones de las sensaciones son tan variadas (do- D2 estriatales postsinápticos [18] o alteraciones talamocerebe-
lor, quemazón, frío, nerviosismo, inquietud, tirantez, hormi- losas o rubroprotuberanciales.
gueo, calor…) que pueden confudir y provocar errores diagnós- Las alteraciones del metabolismo del hierro [19-23] podrían
ticos. Por este motivo resulta fundamental realizar una historia tener relación con los mecanismos fisiopatológicos del SPI.
clínica detallada en la que se aborden las características crono- Mediante estudios neurofisiológicos no se ha podido demos-
lógicas de los síntomas a lo largo del día, las circunstancias o trar afectación cortical en el SPI [24,25], pero sí parece clara la
factores que los hacen mejorar o empeorar, y las alteraciones existencia de una inhibición supraespinal que se normaliza, casi
del ritmo del sueño que pueda experimentar el enfermo. por completo, tras la administración de levodopa [26], aunque
no se conoce con certeza si este efecto de la levodopa tiene lugar
Criterios para el diagnóstico de SPI en la médula espinal, en los ganglios basales o a nivel cortical.
según el grupo de trabajo de los NIH Los estudios transcorticales y del tronco cerebral han resul-
Criterios esenciales (deben estar todos tado normales en el SPI [27,28].
presentes para hacer el diagnóstico) Tampoco está claro el papel desempeñado por el sistema
– Urgencia o irresistible necesidad de mover las piernas, acom- nervioso periférico en el SPI; se observan anomalías en biopsias
pañada de sensaciones desagradables en ellas (a veces, sin de nervio sural de pacientes con formas idiopáticas y también
estas sensaciones desagradables, y a veces, afectando a ex- aparecen síntomas típicos del SPI en algunas formas de poli-
tremidades superiores u otras partes del cuerpo). neuropatías e incluso en casos de enfermedad de Charcot-Ma-
– Los síntomas anteriores suelen ocurrir o empeorar durante rie-Tooth [29], pero no se conoce si estos cambios periféricos
el sueño, el reposo o la inactividad. son primarios o, por el contrario, desempeñan un papel secun-
– Los síntomas mejoran total o parcialmente moviendo las dario en la fisiopatología del SPI.
piernas (caminando o estirando la musculatura afectada).
– Los síntomas empeoran o aparecen exclusivamente al ano-
checer o durante la noche (excepto en casos refractarios). CLÍNICA
El diagnóstico del SPI, como ya se ha dicho, es eminentemente
Criterios de apoyo clínico, por lo que resulta necesario identificar los síntomas cla-
– Movimientos periódicos de las extremidades durante la vi- ve que conforman los criterios mínimos universalmente acepta-
gilia o el sueño. dos para el diagnóstico desde 1995.
– Antecedentes familiares. Los síntomas sensitivos, habitualmente en miembros infe-
– Buena respuesta al tratamiento dopaminérgico. riores, son los más comunes, asociados a una compulsión para
mover las piernas, lo que ofrece cierta mejoría [30-35]. Lo más
Criterios clínicos asociados habitual es que las molestias se localicen entre las rodillas y los
– Exploración física normal. tobillos. Ocasionalmente, los síntomas sensitivos están ‘domi-
– Alteraciones del sueño. nados’ por el dolor, como describió originalmente Ekbom [36].
La interrupción del sueño es una característica principal
porque los síntomas empeoran al acostarse el paciente por la
FISIOPATOLOGÍA noche; lo más frecuente es que se afecte el sueño inicial, y pos-
Se desconoce, aunque probablemente sea el resultado de una teriormente, el paciente desarrolle somnolencia diurna, aunque
compleja interacción entre mecanismos periféricos y el sistema ésta raras veces es intensa.
nervioso central. Múltiples estudios farmacológicos, neurofisio- Frecuentemente asociados al SPI aparecen los movimientos
lógicos, genéticos y de neuroimagen funcional están contribu- periódicos de las extremidades durante el sueño o durante la vi-
yendo a un mejor conocimiento de la fisiopatología del SPI. gilia, así como inquietud motora, que a menudo se confunde
La afectación del sistema dopaminérgico es diferente a la con la acatisia. La actividad motora o incluso la distracción
existente en la enfermedad de Parkinson, como pone de mani- mental pueden hacer mejorar parcialmente estos síntomas.
fiesto el hecho de que la terapia dopaminérgica en el SPI no pa- El curso del síndrome es progresivo: el paciente experimen-
rece originar fluctuaciones motoras ni discinesias, aunque sí ta alternancia de fases de mejoría y otras de exacerbación de los
puede producirse ‘aumento’ del SPI con dichos fármacos en al- síntomas. No obstante, la mayoría de los enfermos asegura que
gunos pacientes [14]. las molestias son cada vez más intensas, de manera que, a largo
Así mismo, la disfunción de otras vías dependientes de la do- plazo, manifiestan síntomas durante el día y durante la noche, y
pamina, como la diencefaloespinal, podría aportar mecanismos no sólo en las piernas, por lo que con frecuencia se les diagnos-
alternativos en el desarrollo del SPI, puesto que la médula espi- tican trastornos neuropsiquiátricos.
nal podría verse afectada en la generación de movimientos pe- En ocasiones se describe el síndrome de las manos inquie-
riódicos de las piernas (MPP) y se han observado síntomas de SPI tas, que raras veces aparece aislado y suele ser el resultado evo-
y MPP en lesiones y enfermedades de la médula espinal [15,16]. lutivo de un SPI cronificado y frecuentemente mal tratado.
No obstante, la escasa mejoría de los MPP con la levodopa y la Es importante conocer las características clínicas típicas del
respuesta espectacular que suele obtenerse en el SPI indican que SPI para poder realizar el diagnóstico diferencial con otras pa-
los mecanismos subyacentes parecen parcialmente diferentes. tologías cuyos síntomas podrían resultar similares y originar
Los estudios de neuroimagen funcional realizados mediante errores diagnósticos; entre aquéllas cabe reseñar los calambres
tomografía por emisión de positrones y tomografía computari- nocturnos de las piernas, acatisia, distonías de los dedos de los
pies, ataques de pánico, enfermedades vasculares de las piernas, La prueba diagnóstica fundamental es la polisomnografía,
‘maldición vespertina’ insomnio, síndrome de apnea-hipopnea aunque por su elevado coste y complejidad se han desarrollado
del sueño o mioclonías de inicio del sueño. otras alternativas como la actimetría y el test de inmovilización
Aunque resulta difícil descifrar la relación existente entre sugerida, algunas de las cuales pueden aplicarse en el entorno
ambos trastornos, parece que hasta un 20% de pacientes con en- domiciliario y registrar información durante períodos, por lo
fermedad de Parkinson puede sufrir SPI [35-37], lo cual apoya- que su uso puede servir para evaluar no sólo la gravedad del ca-
ría la teoría dopaminérgica como base fisiopatológica común de so, sino la respuesta al tratamiento.
ambas entidades.
TRATAMIENTO
SPI SECUNDARIO Como el tratamiento actual es únicamente sintomático y no
Se diagnostica a los pacientes como SPI primario si no se en- etiológico al desconocerse la causa del SPI, se recomienda la te-
cuentra otra explicación y no existen antecedentes familiares rapia farmacológica únicamente en aquellos pacientes que cum-
positivos, y como SPI secundario, cuando presentan, al mismo plen los criterios diagnósticos específicos y cuya intensidad del
tiempo, algún otro trastorno con relación conocida con el SPI. síndrome deteriora, de forma significativa, su calidad de vida.
Las causas más frecuentes de SPI secundario son: insuficien- En la actualidad, los agonistas dopaminérgicos son los fár-
cia renal (uremia) [38,39], carencia de hierro [40-42], neuropa- macos de primera elección para el tratamiento del SPI y con
tías y mielinopatías, embarazo [40,43,44], enfermedad de Par- ellos se obtiene, habitualmente, una rápida y espectacular mejo-
kinson y probablemente temblor esencial, lesiones de la médula ría sintomática.
espinal (traumáticas, neoplásicas, siringomielia) [45,46] e inclu- En tres grandes estudios multicéntricos, controlados con pla-
so bloqueos medulares mediante anestesia epidural [47,48]. cebo, realizados en EE.UU. y Europa, se demostró una eficacia
Algunos fármacos, como los antihistamínicos, los antidopa- significativa, desde el punto de vista clínico y polisomnográfi-
minérgicos, los antidepresivos tricíclicos y tal vez los inhibido- co, con el uso de ropinirol en dosis de 0,25-4 mg, en toma única
res de la recaptación de serotonina, pueden desencadenar o agra- nocturna [51,52].
var el SPI. Así mismo, el pramipexol [53,54], la pergolida [55,56], la
En pacientes con SPI se ha observado una frecuencia mayor bromocriptina [57], la rotigotina [58], la apomorfina [59], la ca-
de diferentes formas de neuropatía, como diabetes, alcoholis- bergolina [58] y la levodopa [60,61] han demostrado eficacia en
mo, amiloidosis, radiculopatía y enfermedad de motoneurona, estudios controlados con placebo.
aunque la prevalencia de SPI en poblaciones con neuropatías es No se han realizado estudios comparativos entre los diferen-
similar a la observada en la población general [49,50]. tes agonistas dopaminérgicos. Tampoco se dispone de muchos
datos respecto al uso, a largo plazo, de los fármacos dopaminér-
gicos en el tratamiento del SPI, pero se ha observado el fenóme-
DIAGNÓSTICO no de augmentation, sobre todo con la utilización de levodopa,
Como se ha señalado, el diagnóstico es fundamentalmente clí- aunque se desconoce el mecanismo por el cual se produce.
nico, en base a una detallada historia y exploración física que Otras opciones de tratamiento, en caso de fracaso de los
permita descartar anomalías estructurales. agonistas dopaminérgicos, serían los opioides (metadona), la
Ahora bien, aunque no sean estrictamente necesarios, los gabapentina, las benzodiacepinas, los suplementos orales o in-
estudios neurofisiológicos realizados en los denominados ‘labo- travenosos de hierro, el baclofeno, la clonidina, el tramadol u
ratorios de sueño’ ofrecen una inestimable ayuda para apoyar el otros fármacos antiepilépticos, aunque con resultados mucho
diagnóstico de una forma objetiva. más pobres.
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