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TRASTORNOS PARKINSONIANOS

Síndrome de las piernas inquietas


M.A. Llaneza-González, J. Abella-Corral, J.M. Aldrey-Vázquez,
A. Aneiros-Díaz, M. Macías-Arribi, D. Santos-García

SÍNDROME DE LAS PIERNAS INQUIETAS


Resumen. Introducción. El síndrome de piernas inquietas (SPI) es un trastorno del movimiento de origen neurológico, que se
manifiesta por clínica sensitivomotora localizada principalmente en las extremidades inferiores. Desarrollo. Se revisan las ca-
racterísticas epidemiológicas, fisiopatológicas clínicas y terapéuticas de esta enfermedad, y se hace un especial énfasis en los
criterios diagnósticos. Conclusiones. El diagnóstico del SPI es eminentemente clínico y se basa en los criterios de la confe-
rencia de consenso de los National Institutes of Health de 2002. Existen criterios específicos para grupos especiales (ancia-
nos con deterioro cognitivo y niños) en los cuales no es posible determinar si existe SPI mediante los criterios diagnósticos
habituales. [REV NEUROL 2009; 48 (Supl 1): S33-6]
Palabras clave. Agonistas dopaminérgicos. Criterios diagnósticos. Síndrome de piernas inquietas. Tratamiento.

INTRODUCCIÓN permiten establecer, con bastante fiabilidad, una prevalencia de


El síndrome de las piernas inquietas (SPI) es, posiblemente, uno alrededor del 5% de SPI entre la población general adulta [3-5],
de los trastornos del movimiento más comunes, aunque sigue dato similar a la cifra estimada por Ekbom en 1960 [6].
siendo relativamente poco reconocido y mal tratado incluso en Respecto a la edad de inicio de los síntomas, en aproxima-
la propia comunidad neurológica, probablemente al percibirse damente una cuarta parte de los pacientes comienzan en la in-
de forma exclusiva como un trastorno del sueño y al resultar es- fancia y la adolescencia, como demuestran Walters et al [7].
casamente efectivo su tratamiento médico. Aunque en estudios como el de Kentucky, realizados en po-
Sin embargo, es preciso recordar que el SPI constituye una blación general, parece que la prevalencia no varió significati-
enfermedad crónica, con frecuencia incorrectamente diagnosti- vamente entre sexos, otros, como el de Ulfberg et al [8] o el re-
cada, cuyos síntomas pueden afectar también a las manos y al alizado por Ohayon y Roth [5], demuestran que parece existir
tronco, incluso durante la vigilia. una leve preponderancia entre las mujeres con respecto a los
Hasta un 20% de los pacientes que sufren un SPI tienen una hombres.
forma grave de la enfermedad y pueden trascurrir períodos in- Los estudios de Winkelmann et al [9], Godbout et al [10] y
cluso de 10 años hasta que se realiza un diagnóstico correcto de Ondo y Jankovic [11] ponen de manifiesto una tasa de aproxi-
ésta. El hecho de que la enfermedad sea inocua en sí –es decir, madamente el 50-60% de formas familiares de SPI.
no pone en peligro la vida del paciente– ha agravado aún más La mayor parte de los árboles genealógicos indica un patrón
que se haya infravalorado el impacto que produce en la calidad autosómico dominante, pero aunque se han demostrado varios
de vida del enfermo. ligandos génicos, siguen sin conocerse las proteínas responsa-
bles específicas.
Parece que la prevalencia referida del 5-10% del SPI entre
EPIDEMIOLOGÍA la población general es similar en Europa y EE.UU., tal como se
Diferentes estudios han determinado que la prevalencia varía desprende de los tres grandes estudios citados [3-5], mientras
entre el 1,2 y el 29% de la población general; esta gran variabi- que parece ser inferior a estas cifras entre los asiáticos, según se
lidad puede deberse a varios motivos, como los criterios diag- concluye de los estudios de Tan et al [12] y de Krishnan et al
nósticos utilizados, los cuestionarios empleados o la selección [13] llevados a cabo en Singapur e India, respectivamente.
de las poblaciones, de manera que pocos estudios de gran tama-
ño incluyen un elevado número de participantes y han utilizado,
para la recogida de datos, las encuestas adaptadas a los criterios CRITERIOS DIAGNÓSTICOS
diagnósticos publicados en 1995 por el International Restless El diagnóstico del SPI es eminentemente clínico y se apoya en
Legs Syndrome Study Group (IRLSSG) [1], posteriormente re- los criterios de la conferencia de consenso de los NIH de 2002,
visados en 2002 en la conferencia de consenso de los National que se basan en los publicados, unos años antes, por el IRLSSG,
Institutes of Health (NIH) celebrada en Bethesda (EE. UU.) [2]. aunque actualizados como resultado de un mejor conocimiento
Se han realizado tres grandes estudios en población general, de la enfermedad.
llevados a cabo en Canadá, EE.UU. y Europa, cuyos resultados Existen criterios específicos para el diagnóstico del SPI en
ancianos con deterioro cognitivo y en niños, propuestos por
Aceptado: 23.12.08. Allen et al [2], así como criterios diagnósticos para el ‘aumen-
Sección de Neurología. Complejo Hospitalario Arquitecto Marcide. Ferrol,
to’ del SPI, procedentes también de la conferencia de consenso
A Coruña, España. de Bethesda (augmentation es el término que define el despla-
Correspondencia: Dr. Miguel A. Llaneza González. Sección de Neurología, zamiento de los síntomas del SPI a un período más temprano,
Complejo Hospitalario Arquitecto Marcide. Catabois, s/n. E-15405 Ferrol dos horas o más, en comparación con el momento habitual de
(A Coruña). E-mail: miguelllaneza@hotmail.com inicio diario de los síntomas antes de comenzar el tratamiento
© 2009, REVISTA DE NEUROLOGÍA dopaminérgico).

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M.A. LLANEZA-GONZÁLEZ, ET AL

Aunque la presentación clínica más típica es la incapacidad zada por emisión de fotón simple han dado lugar a resultados
referida por el paciente de permanecer en reposo, precisando de variables e inconstantes: reducción de la función dopaminérgica
forma imperiosa movilizar una o varias extremidades, muchas presináptica [17], menor potencial de unión en los receptores
veces las descripciones de las sensaciones son tan variadas (do- D2 estriatales postsinápticos [18] o alteraciones talamocerebe-
lor, quemazón, frío, nerviosismo, inquietud, tirantez, hormi- losas o rubroprotuberanciales.
gueo, calor…) que pueden confudir y provocar errores diagnós- Las alteraciones del metabolismo del hierro [19-23] podrían
ticos. Por este motivo resulta fundamental realizar una historia tener relación con los mecanismos fisiopatológicos del SPI.
clínica detallada en la que se aborden las características crono- Mediante estudios neurofisiológicos no se ha podido demos-
lógicas de los síntomas a lo largo del día, las circunstancias o trar afectación cortical en el SPI [24,25], pero sí parece clara la
factores que los hacen mejorar o empeorar, y las alteraciones existencia de una inhibición supraespinal que se normaliza, casi
del ritmo del sueño que pueda experimentar el enfermo. por completo, tras la administración de levodopa [26], aunque
no se conoce con certeza si este efecto de la levodopa tiene lugar
Criterios para el diagnóstico de SPI en la médula espinal, en los ganglios basales o a nivel cortical.
según el grupo de trabajo de los NIH Los estudios transcorticales y del tronco cerebral han resul-
Criterios esenciales (deben estar todos tado normales en el SPI [27,28].
presentes para hacer el diagnóstico) Tampoco está claro el papel desempeñado por el sistema
– Urgencia o irresistible necesidad de mover las piernas, acom- nervioso periférico en el SPI; se observan anomalías en biopsias
pañada de sensaciones desagradables en ellas (a veces, sin de nervio sural de pacientes con formas idiopáticas y también
estas sensaciones desagradables, y a veces, afectando a ex- aparecen síntomas típicos del SPI en algunas formas de poli-
tremidades superiores u otras partes del cuerpo). neuropatías e incluso en casos de enfermedad de Charcot-Ma-
– Los síntomas anteriores suelen ocurrir o empeorar durante rie-Tooth [29], pero no se conoce si estos cambios periféricos
el sueño, el reposo o la inactividad. son primarios o, por el contrario, desempeñan un papel secun-
– Los síntomas mejoran total o parcialmente moviendo las dario en la fisiopatología del SPI.
piernas (caminando o estirando la musculatura afectada).
– Los síntomas empeoran o aparecen exclusivamente al ano-
checer o durante la noche (excepto en casos refractarios). CLÍNICA
El diagnóstico del SPI, como ya se ha dicho, es eminentemente
Criterios de apoyo clínico, por lo que resulta necesario identificar los síntomas cla-
– Movimientos periódicos de las extremidades durante la vi- ve que conforman los criterios mínimos universalmente acepta-
gilia o el sueño. dos para el diagnóstico desde 1995.
– Antecedentes familiares. Los síntomas sensitivos, habitualmente en miembros infe-
– Buena respuesta al tratamiento dopaminérgico. riores, son los más comunes, asociados a una compulsión para
mover las piernas, lo que ofrece cierta mejoría [30-35]. Lo más
Criterios clínicos asociados habitual es que las molestias se localicen entre las rodillas y los
– Exploración física normal. tobillos. Ocasionalmente, los síntomas sensitivos están ‘domi-
– Alteraciones del sueño. nados’ por el dolor, como describió originalmente Ekbom [36].
La interrupción del sueño es una característica principal
porque los síntomas empeoran al acostarse el paciente por la
FISIOPATOLOGÍA noche; lo más frecuente es que se afecte el sueño inicial, y pos-
Se desconoce, aunque probablemente sea el resultado de una teriormente, el paciente desarrolle somnolencia diurna, aunque
compleja interacción entre mecanismos periféricos y el sistema ésta raras veces es intensa.
nervioso central. Múltiples estudios farmacológicos, neurofisio- Frecuentemente asociados al SPI aparecen los movimientos
lógicos, genéticos y de neuroimagen funcional están contribu- periódicos de las extremidades durante el sueño o durante la vi-
yendo a un mejor conocimiento de la fisiopatología del SPI. gilia, así como inquietud motora, que a menudo se confunde
La afectación del sistema dopaminérgico es diferente a la con la acatisia. La actividad motora o incluso la distracción
existente en la enfermedad de Parkinson, como pone de mani- mental pueden hacer mejorar parcialmente estos síntomas.
fiesto el hecho de que la terapia dopaminérgica en el SPI no pa- El curso del síndrome es progresivo: el paciente experimen-
rece originar fluctuaciones motoras ni discinesias, aunque sí ta alternancia de fases de mejoría y otras de exacerbación de los
puede producirse ‘aumento’ del SPI con dichos fármacos en al- síntomas. No obstante, la mayoría de los enfermos asegura que
gunos pacientes [14]. las molestias son cada vez más intensas, de manera que, a largo
Así mismo, la disfunción de otras vías dependientes de la do- plazo, manifiestan síntomas durante el día y durante la noche, y
pamina, como la diencefaloespinal, podría aportar mecanismos no sólo en las piernas, por lo que con frecuencia se les diagnos-
alternativos en el desarrollo del SPI, puesto que la médula espi- tican trastornos neuropsiquiátricos.
nal podría verse afectada en la generación de movimientos pe- En ocasiones se describe el síndrome de las manos inquie-
riódicos de las piernas (MPP) y se han observado síntomas de SPI tas, que raras veces aparece aislado y suele ser el resultado evo-
y MPP en lesiones y enfermedades de la médula espinal [15,16]. lutivo de un SPI cronificado y frecuentemente mal tratado.
No obstante, la escasa mejoría de los MPP con la levodopa y la Es importante conocer las características clínicas típicas del
respuesta espectacular que suele obtenerse en el SPI indican que SPI para poder realizar el diagnóstico diferencial con otras pa-
los mecanismos subyacentes parecen parcialmente diferentes. tologías cuyos síntomas podrían resultar similares y originar
Los estudios de neuroimagen funcional realizados mediante errores diagnósticos; entre aquéllas cabe reseñar los calambres
tomografía por emisión de positrones y tomografía computari- nocturnos de las piernas, acatisia, distonías de los dedos de los

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pies, ataques de pánico, enfermedades vasculares de las piernas, La prueba diagnóstica fundamental es la polisomnografía,
‘maldición vespertina’ insomnio, síndrome de apnea-hipopnea aunque por su elevado coste y complejidad se han desarrollado
del sueño o mioclonías de inicio del sueño. otras alternativas como la actimetría y el test de inmovilización
Aunque resulta difícil descifrar la relación existente entre sugerida, algunas de las cuales pueden aplicarse en el entorno
ambos trastornos, parece que hasta un 20% de pacientes con en- domiciliario y registrar información durante períodos, por lo
fermedad de Parkinson puede sufrir SPI [35-37], lo cual apoya- que su uso puede servir para evaluar no sólo la gravedad del ca-
ría la teoría dopaminérgica como base fisiopatológica común de so, sino la respuesta al tratamiento.
ambas entidades.

TRATAMIENTO
SPI SECUNDARIO Como el tratamiento actual es únicamente sintomático y no
Se diagnostica a los pacientes como SPI primario si no se en- etiológico al desconocerse la causa del SPI, se recomienda la te-
cuentra otra explicación y no existen antecedentes familiares rapia farmacológica únicamente en aquellos pacientes que cum-
positivos, y como SPI secundario, cuando presentan, al mismo plen los criterios diagnósticos específicos y cuya intensidad del
tiempo, algún otro trastorno con relación conocida con el SPI. síndrome deteriora, de forma significativa, su calidad de vida.
Las causas más frecuentes de SPI secundario son: insuficien- En la actualidad, los agonistas dopaminérgicos son los fár-
cia renal (uremia) [38,39], carencia de hierro [40-42], neuropa- macos de primera elección para el tratamiento del SPI y con
tías y mielinopatías, embarazo [40,43,44], enfermedad de Par- ellos se obtiene, habitualmente, una rápida y espectacular mejo-
kinson y probablemente temblor esencial, lesiones de la médula ría sintomática.
espinal (traumáticas, neoplásicas, siringomielia) [45,46] e inclu- En tres grandes estudios multicéntricos, controlados con pla-
so bloqueos medulares mediante anestesia epidural [47,48]. cebo, realizados en EE.UU. y Europa, se demostró una eficacia
Algunos fármacos, como los antihistamínicos, los antidopa- significativa, desde el punto de vista clínico y polisomnográfi-
minérgicos, los antidepresivos tricíclicos y tal vez los inhibido- co, con el uso de ropinirol en dosis de 0,25-4 mg, en toma única
res de la recaptación de serotonina, pueden desencadenar o agra- nocturna [51,52].
var el SPI. Así mismo, el pramipexol [53,54], la pergolida [55,56], la
En pacientes con SPI se ha observado una frecuencia mayor bromocriptina [57], la rotigotina [58], la apomorfina [59], la ca-
de diferentes formas de neuropatía, como diabetes, alcoholis- bergolina [58] y la levodopa [60,61] han demostrado eficacia en
mo, amiloidosis, radiculopatía y enfermedad de motoneurona, estudios controlados con placebo.
aunque la prevalencia de SPI en poblaciones con neuropatías es No se han realizado estudios comparativos entre los diferen-
similar a la observada en la población general [49,50]. tes agonistas dopaminérgicos. Tampoco se dispone de muchos
datos respecto al uso, a largo plazo, de los fármacos dopaminér-
gicos en el tratamiento del SPI, pero se ha observado el fenóme-
DIAGNÓSTICO no de augmentation, sobre todo con la utilización de levodopa,
Como se ha señalado, el diagnóstico es fundamentalmente clí- aunque se desconoce el mecanismo por el cual se produce.
nico, en base a una detallada historia y exploración física que Otras opciones de tratamiento, en caso de fracaso de los
permita descartar anomalías estructurales. agonistas dopaminérgicos, serían los opioides (metadona), la
Ahora bien, aunque no sean estrictamente necesarios, los gabapentina, las benzodiacepinas, los suplementos orales o in-
estudios neurofisiológicos realizados en los denominados ‘labo- travenosos de hierro, el baclofeno, la clonidina, el tramadol u
ratorios de sueño’ ofrecen una inestimable ayuda para apoyar el otros fármacos antiepilépticos, aunque con resultados mucho
diagnóstico de una forma objetiva. más pobres.

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RESTLESS LEGS SYNDROME


Summary. Introduction. Restless legs syndrome (RLS) is a movement disorder with a neurological origin that manifests in the
form of sensory-motor symptoms which are located mainly in the lower limbs. Development. We review the epidemiological,
pathophysiological, clinical and therapeutic characteristics of this disease, with special emphasis on the diagnostic criteria.
Conclusions. Diagnosis of RLS is mainly clinical and is based on the criteria established by the National Institutes of Health
consensus development conference in 2002. There are specific criteria for special groups (the elderly with cognitive
impairment and children) in which it is not possible to determine whether RLS exists or not using the usual diagnostic criteria.
[REV NEUROL 2009; 48 (Supl 1): S33-6]
Key words. Diagnostic criteria. Dopaminergic agonists. Primary RLS. Restless legs syndrome. Secondary RLS. Treatment.

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