Está en la página 1de 2

ACTIVIDAD INTEGRADORA

La película “Ici et Ailleurs es una producción hecha en 1976 por los cineastas Godard-Miéville
que comenzó como una forma de mostrar al mundo, un mundo que existe, es real y que se
puede registrar. Entre las tantas problemáticas que presenta el mundo contemporáneo,
eligieron, en principio, la guerra palestina contra los israelitas. Por eso, esta producción se
encuadra en la categoría de “cine documental”, un cine que se ocupa de registrar la realidad,
tal cual se presenta ante el observador, si obviar que es una selección de imágenes.

Cine documental es una forma de representar el mundo que establece un saber en torno al
objeto que representa. El film responde así, en algunos aspectos, al modelo de documental
clásico. Concretamente, muchos conocen el estado de conflicto permanente entre Israel y
Palestina, pero la estética con la que se presenta, provoca conmoción en el espectador y se
espera que conlleve una acción de acuerdo con lo que se exhibe. Al menos eso esperaba el
Grupo Dziga-Vertov con lo que inicialmente se llamó “Jusqu’a la victorie” en el que
participaron Godard y Gorin, entrevistando a los protagonistas. En este aspecto, me remito a
Vertov, que caracteriza el documental como “una interacción con lo real”, es “una percepción
más”, el documental se convierte en parte de la misma realidad que registra y por lo tanto,
deviene en otra realidad, un nuevo significante que amerita analizar. En el film de este análisis,
el documentalista fue parte de las imágenes, aunque esté afuera del campo. Los diálogos que,
si bien existieron, no constituyen el sonido, sino que lo que acompaña las imágenes es una voz
en off que describe lo que la cámara toma, facilita la comprensión de las imágenes. Esta es otra
característica del este tipo de documental, en el que el documentalista interactúa con el
espectador dirigiéndole la lectura de las imágenes, evidenciando así la crisis de la imagen a la
que ha llegado el cine documental clásico.

Es una película en la que no trabajan actores sino gente común en lugares comunes, haciendo
sus actividades cotidianas que manifiesta otro rasgo específico del cine documental. En el de
Godard-Miéville, que no es el film original 1, sino una ampliación del citado en el párrafo
anterior, los protagonistas son revolucionarios, niños, estudiantes, líderes, para las tomas en
Palestina; los “actores” de París, son gente de la calle, en circunstancias banales, una familia
viviendo sus rutinas: la tarea escolar de una niña, la actividad doméstica de una madre y un
desempleado de una ciudad que aparenta normal, mejor dicho, casi como todas. En resumen,
es un registro de la inmediato, de las vivencias cotidianas, esas que no están guionadas. De
este modo, y según Deleuze, se logra la representación directa del tiempo.

En la película no hay un hilo narrativo que conecte hecho-reacción, o sea, un encadenamiento


de acciones que permita construir un relato; no se trata de la imagen-acción del cine
hollywoodense. Por el contrario, son lo que Deleuze denomina imagen-hecho que forman
bloques de significantes que no están relacionadas directamente con un significado, pero
definitivamente, llevan a que el espectador haga su interpretación. Se puede introducir, en
este punto del análisis, el concepto de indiscernibilidad intrínseco al documental, la
indeterminación respecto de poder diferenciar entre lo subjetivo y lo objetivo, real y de la
ficción, o si la realidad es nada más que la que el cineasta pone a la vista; además, no se puede
1
Godard retoma lo hecho en Palestina, que no cumplió con su cometido de llamar la atención sobre la
situación de dominio que vivían los vecinos de Israel y lo completa o complementa con imágenes de
París donde la realidad es bien distinta.
discernir qué les pasa a los “actores” respecto de su realidad. Son situaciones óptico-sonoras
puras, en las que el protagonista no puede actuar frente a lo que vive, a lo que ve y lo que
escucha. Por ejemplo, el grupo de espectadores que escuchan a un líder que habla solo y
distante, sin interlocutores y nos queda la duda si es un auditorio pasivo o pueden tener
alguna reacción. En otro sentido, el primer plano del guerrillero, donde el detalle que se
prioriza es el arma de repetición, se destaca el arma por sobre la persona, que, agregado a la
suma de imágenes relacionadas con la guerra en sí, con la propaganda revolucionaria, con la
revolución como tema escolar, nos hace pensar en un país donde lo único que existe es la
guerra; sin embargo, puede haber otra realidad que no forma parte del film.

Un aspecto a destacar del Aquí y en otra parte”, es el cuestionamiento que se hace al propio
documental; es decir, a la función discursiva del documental, esa interacción que se pretende
con el espectador. “Ici et Ailleurs” no logró su objetivo de terminar con la guerra, sino que
después de su realización, hubo masacres por parte de Israel al pueblo palestino y no se
alcanzó la emancipación aspirada. El cine documental, tal como lo vemos, es un compromiso
político-militante de sus realizadores, pero se completa con el acompañamiento de ese público
al cual está dirigido.

En la película de Godard-Miéville, interpela al espectador sin rodeos, mostrando imágenes


impactantes como la preparación de niñas para la guerra, el adoctrinamiento revolucionario
desde la escuela, mediante la propaganda o a través de líderes. Luego sorprende poniendo el
foco en el documental mismo o, mejor dicho, en las imágenes a las que estamos expuestos
todo el tiempo: propaganda, publicidad e incluso los mismos documentales. Los cinco actores
que muestran imágenes y las comentan, además la voz en off dice expresamente que las
imágenes que vemos son las que nos proponen y que podrían no ser elegidas por nosotros
sino por los que dominan los sistemas de comunicación.

Surge así otro elemento propio del documental que es su condición de ser reflexivo; por un
lado y siguiendo a Vertov, se busca construir un conocimiento acerca de la vida “tal como es”,
nos enrostra la realidad buscando una reacción, procura generar una dialéctica a partir de lo
que se pone en evidencia. Resulta que el cine documental moderno es una síntesis entre la
teoría del cine y la práctica política, que no se aleja totalmente de los recursos del cine
comercial, sino que los adopta y reorganiza configurando un producto estéticamente
diferenciado, así como se diferencia en cuanto a los objetivos que persigue, la militancia
respecto de las causas que aborda.

También podría gustarte