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4.1.1. COMPONENTES.- Para poder extraer una conclusión lógica utilizando el pensamiento
deductivo, tenemos que contar con una serie de elementos. Los más importantes son los
siguientes: argumento, proposición, premisa, conclusión, axioma y reglas de inferencia. A
continuación veremos en qué consiste cada una de estas y que son las siguientes:
4.1.2. CARACTERÍSTICAS.- Por su propia naturaleza, el razonamiento deductivo tiene una serie
de características que se cumplen siempre. A continuación veremos las más importantes:
4.1.3. TIPOS.- Básicamente, existen tres maneras o tres tipos en las que podemos extraer
conclusiones a partir de una o más premisas y son las siguientes: modus ponens,
modus tollens y silogismos.
Modus Ponens.- El modus ponens, también conocido como afirmación del
antecedente, se aplica a ciertos argumentos formados por dos premisas y una
conclusión. De las dos premisas, la primera es condicional y la segunda es la
confirmación de la primera.
Un ejemplo sería el siguiente: Premisa 1: Si un ángulo tiene 90º, se considera
un ángulo recto. Premisa 2: El ángulo A tiene 90º. Conclusión: A es un ángulo
recto.
Modus Tollens.- El modus tollens sigue un procedimiento similar al anterior,
pero en este caso la segunda premisa afirma que no se cumple la condición
impuesta en la primera. Por ejemplo: Premisa 1: Si hay fuego, también hay
humo. Premisa 2: No hay humo. Conclusión: No hay fuego.
Por eso El modus tollens se encuentra en la base del método científico, ya que
permite falsar una teoría mediante la experimentación.
Silogismos.- La última manera en la que se puede realizar un razonamiento
deductivo es mediante un silogismo. Esta herramienta consiste en una premisa
mayor, una premisa menor y una conclusión. Un ejemplo sería el siguiente:
Premisa mayor: Todos los humanos son mortales.
Premisa menor: Pedro es humano.
Conclusión: Pedro es mortal.
4.2. RAZONAMIENTO INDUCTIVO.- El razonamiento inductivo es otra de las bases del método
científico: mediante una serie de experimentos particulares se pueden formular leyes
generales que expliquen un fenómeno. Sin embargo, para ello es necesario el uso de la
estadística, por lo que las conclusiones no tienen por qué ser 100 % verdaderas. Es decir, en el
razonamiento inductivo, podemos encontrarnos casos en los que las premisas sean totalmente
correctas, y aun así las inferencias que hagamos a partir de estas estén equivocadas. Esta es
una de las diferencias principales con el razonamiento deductivo.
Ejemplo 1: Premisa 1: Todos los perros tienen pelo. – Premisa 2: Juan tiene
pelo. – Conclusión: Juan es un perro.
Ejemplo 2: Premisa 1: Solo los perros tienen pelo. – Premisa 2: Juan tiene pelo.
– Conclusión: Juan es un perro.
Ejemplo 3: Premisa 1: Solo los mamíferos tienen pelo.- Premisa 2: Juan tiene
pelo. – Conclusión: Juan es un mamífero.
Los términos que aparecen como evidentes son las palabras hombre, libre,
mujer. Pero, a modo de non sequitur (un tipo de error lógico) en la supuesta
premisa mayor se utiliza la palabra hombre en su acepción de especie (Homo
sapiens), mientras que en la supuesta premisa menor del quaternio
terminorum se ha trocado el significado de la palabra hombre utilizando la
acepción de género (hombre como sinónimo de varón). Es decir, se ha incluido
ocultamente un cuarto término, de allí que la conclusión es errónea.
-REGLAS DE LAS PREMISAS.- Como ya vimos ciertas reglas para los términos ahora
veremos las reglas de las premisas y que son:
Una afirmativa y otra negativa: Tiene que haber dos términos universales.
Uno de ellos tiene que ser el término medio, el otro tiene que ser el predicado
de la conclusión, pues la conclusión tendrá que ser negativa, (caso a) de esta
misma regla). Por tanto el término que queda será el sujeto de la conclusión
con extensión particular.
Algún A es B - Algún A no es C.
Sólo hay un término universal que es el predicado de la negativa, que por tanto
tiene que ser el término medio. La conclusión tendrá que ser negativa (caso a) de
la regla anterior), y por tanto el predicado tendrá que ser universal, y no puede ser
el término medio por tanto no puede haber conclusión.
Algún A es B - Algún A es C.
Los tres términos son particulares, y por tanto no puede haber término medio con
extensión universal, y por tanto no hay conclusión posible.
En otras palabras, se puede decir que el modelo de silogismo está compuesto por tres
proposiciones que incluyen un término medio (el cual es común a la dos premisas y se descarta
en la conclusión) y dos extremos.
Por ende el silogismo deductivo ayuda a realizar una argumentación deductiva jurídica, pero
hay que tomar en cuenta que el razonamiento deductivo es utilizado mayormente en
matemáticas ya que esta es exacta, pero de acuerdo a mi experiencia como a los distintos
autores de obras filosóficas, obras en psicología, y bastantes escritos e investigaciones
jurídicas, tenemos que tomar en cuenta que el silogismo como argumento deductivo en
derecho no siempre es perfecto y exacto, por ello como estudiosos del derecho tenemos que
tomar en cuenta al momento de querer utilizar este método como argumento jurídico que: El
ser humano busca la verdad o su máxima aproximación a esta y a encontrar las soluciones de
algún problema a cualquier manera, y por el principio de “racionalidad restringida” donde
nuestra capacidad de juicio muchas veces es imperfecta y limitada, especialmente en el
ámbito de la justicia, ya que todos buscamos justicia, pero esa justicia en su forma universal es
igual para todos (sanción al que incumpla la ley) pero en su forma particular (depende del acto,
el motivo que ocasiono el delito, los factores y otros aspectos) es muy diferente a la forma
universal, ya que cada uno puede ver el caso y analizarlo de diferente formas, más aún si se
busca encontrar al culpable y autor del delito y/o al autor de la vulneración del derecho.
Por eso el ser humano debe tener a su disposición y saber cuál es la mejor forma de utilizar y
administrar los recursos científicos y filosóficos, para acercarse o encontrar la verdad, pero
sobre todo, para llegar a una justicia real, justicia inclusive para el autor del delito; Por eso es
que el abogado siempre debe buscar la justicia, más allá de la verdad, debe primordialmente
encontrar justicia para todos, ya que la verdad no siempre es absoluta pero si es siempre
relativa, más aun si hablamos respecto a la justicia (palabras del autor Ricardo Rojas).
Puede apreciarse que la explicación en este ejemplo deductivo, posee una base científica, la
misma que consiste en la prueba de ADN practicada al sujeto asesinado. Así, teniéndose como
ciertas las premisas fácticas 1 y 2, la verdad de la conclusión se derivaría necesariamente de
ellas. Tal forma de razonamiento, si bien posee un alto grado de fiabilidad, ha sido materia de
múltiples cuestionamientos, uno de los cuales refiere que, si bien estamos ante una conclusión
que se apoya en una base científica, esta no es infalible, ya que lo único demostrable es que
“B” le tocó el cuello a “A”; por lo que no es suficiente contar con un sustento científico. En este
caso se presumiría iuris tantum (Presunción solo de derecho que ordena admitir como probado
en juicio un hecho, mientras no se tenga prueba de lo contrario) que “B” asesinó a “A”.
Otra de las críticas, se encuentra dirigida a explicitar la limitada cantidad de leyes científicas
existentes, aplicables al momento de reconstruir un hecho, sin las cuales sería imposible armar
un razonamiento deductivo. Al respecto, se ha señalado con acierto que, en la actualidad gran
parte de nuestras leyes científicas son probabilísticas y no universales, incluso la prueba de
ADN, aun siendo altamente fiable, es una prueba probabilística.
A efectos de diferenciar este tipo de razonamiento, con el razonamiento abductivo, que será
tratado en las posteriores líneas, se puede decir que un razonamiento inductivo es aquel que
se encuentra basado en máximas de la experiencia, entendidas estas como juicios hipotéticos
de contenido general, desligados de los hechos concretos que se juzgan en el proceso, y que si
bien son procedentes de la experiencia, resultan ser independientes de los casos particulares
de cuya observación se ha inducido y que pretenden tener validez para otros nuevos.
Este tipo de razonamiento puede ser de mucha ayuda para elaborar conjeturas, a partir de
hechos particulares; sin embargo, tiene un nivel de credibilidad mucho más bajo que la
deducción, pues la conclusión, producto de una inferencia inductiva, sirve para explicar por
qué se produce un hecho e incluso para aventurar si en el futuro se podría producir, pero no
sirve para averiguar si se produjo o no, realmente un hecho.
Pero según Charles S. Peirce, la abducción es algo más que un silogismo: es una de las formas
de razonamiento junto a la deducción y la inducción. Por eso Peirce quien estudió
ampliamente este tipo de razonamiento, da a conocer que la abducción hay que analizarla
partiendo de su importancia para reconstruir casos complejos, los cuales no suelen apoyarse
en premisas infalibles. Para Peirce, existen pocas premisas infalibles que pueden establecerse
de forma perpetua, por eso señala Peirce, que, salvo en el terreno de la matemática y la lógica,
donde las ideas son infalibles y pueden aplicarse métodos deductivos, el resto de ideas son
falibles, es decir, se mueven en el terreno de la hipótesis.
Entonces, es por eso que también se parte del hecho cierto o conclusión con la que se cuenta,
hacia las premisas explicativas. Es decir, se recolectan datos e información, y luego se formulan
hipótesis al respecto. En tal sentido, suele llamarse a este tipo de razonamiento “inferencia a la
mejor explicación”, en donde, si bien se trata de una inferencia hipotética, de la cual no podría
afirmarse necesariamente la verdad de su conclusión, no se puede renunciar a ella, ya que
ante casos complejos, siempre es necesaria abordar los hechos partiendo de hipótesis
explicativas más aun con datos y pruebas con base científicas que puedan ayudar a resolver el
caso en concreto de forma más rápida y más precisa.
Ahora, si bien en un razonamiento abductivo se exploran varias hipótesis, estas deben ir más
allá de las simples conjeturas que surgen al examinar los primeros datos. Aquí debe tenerse en
cuenta lo señalado por Bonorino, quien citando a Bunge, señala que debe ponerse especial
cuidado en evitar el llamado “anclaje” de las primeras impresiones del caso, lo cual puede
traer falencias en el razonamiento; Dicho en otras palabras, hay que tener cuidado en el
anclaje o en querer quedarnos en las primeras hipótesis y conjeturas, ya que nos puede llevar
a no querer soltarnos de las primeras impresiones y de nuestro primer razonamiento
conclusivo, y por ende eso no nos permite abrir nuestra mente y razonamiento para otras
nuevas hipótesis que pueden aparecer después de los primeros datos, pruebas científicas así
como también de las primeras conjeturas e impresiones.
I. Observación/datos disponibles
II. Formulación de un problema
VI. Repetición de los pasos I-III las veces que resulte necesario
En esa línea, cuando se tiene un hecho de especial dificultad probatoria, debe iniciarse la fase
de investigación, observando los hechos base, o datos disponibles y luego elaborar posibles
hipótesis, las cuales irán siendo reafirmadas o descartadas a lo largo del proceso abductivo,
añadiéndose a lo largo de este información adicional que resulte relevante para el caso.
4.7. LA ANALOGÍA.- Analogía, palabra que viene del griego αναλογíα (que deriva de la unión
de la palabra ana que en latín significa (sobre o contra) y que en griego le dan el significado de
‘reiteración o comparación’ y también proviene de la palabra logos que quiere decir ‘estudio’),
en otras palabras contemporáneas analogía significa comparación o relación entre varias
cosas, razones o conceptos; Comparar o relacionar dos o más seres u objetos a través de la
razón, señalando características generales y particulares comunes que permiten justificar la
existencia de una propiedad en uno, a partir de la existencia de dicha propiedad en los otros.
En el aspecto lógico, permite comparar un objeto con otros, en sus semejanzas y en sus
diferencias. Una analogía permite la deducción de un término desconocido a partir del análisis
de la relación que se establece entre dos términos desconocidos. La analogía posibilita una vía
inductiva de argumentar. Nos permite intentar representar un pensamiento o experiencia
respecto a un objeto a través de una comparación de distintas dinámicas o situaciones; dando
a entender que éstas comparten similitudes.
4.7.1.- USO EN DISTINTOS CAMPOS.- Podemos distinguir que la analogía se puede utilizar en
diferentes campos de las diferentes ciencias, por ejemplo:
4.8.1.- LAS FALACIAS.- Una falacia (del latín fallacia que significa ´´engaño´´) es un argumento
que parece válido, pero no lo es. Algunas falacias se cometen intencionalmente para persuadir
o manipular a los demás, mientras que otras se cometen sin intención debido a descuidos o
ignorancia. En ocasiones las falacias pueden ser muy sutiles y persuasivas, por lo que se debe
poner mucha atención para detectarlas. El estudio de las falacias se remonta por lo menos
hasta la época de Aristóteles, quien en sus refutaciones sofísticas identificó y clasificó trece
clases de falacias. Desde entonces se han agregado a la lista cientos de otras falacias y se han
propuesto varios sistemas de clasificación. Es muy importante estudiar Las falacias ya que son
de interés no solo para la lógica, sino también para la política, la retórica, el derecho, la ciencia,
la religión, el periodismo, la mercadotecnia, el cine y, en general, cualquier área en la cual la
argumentación y la persuasión sean de especial relevancia.
Que un argumento sea falaz no implica que sus premisas o su conclusión sean falsas ni que
sean verdaderas. Un argumento puede tener premisas y conclusión verdaderas y aun así ser
falaz. Lo que hace falaz a un argumento es la invalidez del argumento en sí.
4.8.2.- LOS TIPOS DE FALACIAS O SUS CLASIFICACIONES.- A lo largo de los siglos, se han
propuesto varias maneras de clasificar las falacias, pero todavía no se llega a una clasificación
definitiva. En esta sección se exponen algunas de las clasificaciones más influyentes.
La primera clasificación fue la de Aristóteles, quien dividió en dos grupos a las trece falacias
que identificó: las que dependen del lenguaje y las que no. En el primer grupo puso las seis
falacias que dependen de ambigüedades, anfibologías, combinaciones de palabras, divisiones
de palabras, acento y formas de expresión. En el segundo grupo puso las siete falacias que no
dependen del lenguaje, entre ellas los accidentes, la falacia de las muchas preguntas, la
petición de principio y la afirmación del consecuente.
Otra clasificación conocida es entre falacias formales e informales. Las primeras son aquellas
cuya invalidez se puede demostrar mediante métodos formales, tales como la afirmación del
consecuente y la negación del antecedente. Las segundas son aquellas cuya invalidez depende
del contenido de los argumentos o de la intención del que argumenta, por ejemplo la falacia
del hombre de paja o los argumentos ´´ad hominem´´ (se funda en las opiniones o actos de la
persona misma a quien se dirige, para confundirla o tratar de convencerla).
Aún otra clasificación es entre falacias deductivas e inductivas. Las falacias deductivas son
aquellas que pretenden validez deductiva, aunque no lo logren, como por ejemplo la
afirmación del consecuente. Las falacias inductivas son aquellas que solo pretenden dar apoyo
inductivo a la conclusión, aunque tampoco lo logren, como por ejemplo la generalización
apresurada.
Falacias formales.- Las falacias formales son aquellas cuyo error reside en la forma o
estructura de los argumentos. Algunos ejemplos conocidos de falacias formales son:
a. Afirmación del consecuente: Un ejemplo de esta falacia podría ser: Si María
estudia, entonces aprobará el examen. María aprobó el examen. Por lo tanto,
María estudió.
Esta falacia resulta evidente cuando advertimos que puede haber muchas
otras razones de por qué María aprobó el examen. Por ejemplo, pudo haber
copiado, o quizá tuvo suerte, o quizá aprobó gracias a lo que recordaba de lo
que escuchó en clase, etc. En tanto esta es una falacia formal, el error en este
argumento reside en la forma del mismo, y no en el ejemplo particular de
María y su examen.
Falacias informales.- Las falacias informales son aquellas cuya falta está en algo
distinto a la forma o estructura de los argumentos. Esto resulta más claro con algunos
ejemplos:
a) Falacia ad hominem: se llama falacia ad hominem a todo argumento que, en
vez de atacar la posición y las afirmaciones del interlocutor, ataca al
interlocutor mismo. La estrategia consiste en descalificar la posición del
interlocutor, al descalificar a su defensor. Por ejemplo, si alguien argumenta:
«Usted dice que robar está mal, pero usted también lo hace», está
cometiendo una falacia ad hominem (en particular, una falacia tu quoque ´´ Se
denomina tu quoque al argumento que consiste en rechazar un razonamiento,
o considerarlo falso, alegando la inconsistencia de quien lo propone´´), pues
pretende refutar la proposición «robar está mal» mediante un ataque al
proponente. Si un ladrón dice que robar está mal, quizás sea muy hipócrita de
su parte, pero eso no afecta en nada a la verdad o la falsedad de la proposición
en sí.
b) Falacia ad verecundiam: Se llama falacia ad verecundiam a aquel argumento
que apela a la autoridad o al prestigio de alguien o de algo a fin de defender
una conclusión, pero sin aportar razones que la justifiquen.
c) Falacia ad ignorantiam: Podemos llamar falacia ad ignorantiam al argumento
que defiende la verdad o falsedad de una proposición porque no se ha podido
demostrar lo contrario.
d) Falacia ad baculum: Se denomina falacia ad baculum a todo argumento que
defiende una proposición basándose en la fuerza o en la amenaza.
e) Falacia circular: Se llama falacia circular a todo argumento que defiende una
conclusión que se verifica recíprocamente con la premisa, es decir que justifica
la veracidad de la premisa con la de la conclusión y viceversa, cometiendo
circularidad.
f) Falacia del hombre de paja: Sucede cuando, para rebatir los argumentos de un
interlocutor, se distorsiona su posición y luego se refuta esa versión
modificada. Así, lo que se refuta no es la posición del interlocutor, sino una
distinta que en general es más fácil de atacar. Tómese por ejemplo el siguiente
diálogo:
Persona B: Si Islandia es el mejor país del mundo, eso sólo significa que las
opciones son muy pocas y muy pobres.
Una referencia a una autoridad siempre es una falacia lógica, aunque puede ser un
argumento racional si, por ejemplo, es una referencia a un experto en el área
mencionada. En este caso, este experto debe reconocerse como tal y ambas partes
deben estar de acuerdo que su testimonio es adecuado a las circunstancias. Esta forma
de argumentación es común en ambientes legales.
Por definición, los razonamientos que contienen falacias lógicas no son válidos, pero
muchas veces pueden ser (re) formulados de modo que cumplan un modo de
razonamiento válido. El desafío del interlocutor es encontrar la premisa falsa, esto es,
aquella que hace que la conclusión no sea firme.
4.8.3.- SOFISMAS.- La palabra sofisma viene (del griego antiguo deriva de las palabras sophia y
sophos, que significan "sabiduría" o "sabio") desde los tiempos de Homero, y se utilizó
originalmente para describir la experiencia en un conocimiento o profesión particular. Sin
embargo, gradualmente, la palabra también llegó a denotar sabiduría general y especialmente
sabiduría sobre asuntos humanos (por ejemplo, política, ética). Este fue el significado atribuido
a los Siete Sabios griegos de los siglos VII y VI a. C. (como Solón y Tales de Mileto), y este fue el
significado que apareció en las historias de Heródoto. Platón dice que los sofistas no están
interesados en obtener la solución correcta, sino que solo quieren que todos los oyentes estén
de acuerdo con ellos. Entonces se conoce como sofista al experto en retórica que, en la
Antigua Grecia, se dedicaba a la enseñanza del sentido de las palabras. El concepto se entendió
de diversas formas a lo largo de la historia. Muchas veces, el sofista era considerado un sabio
que, gracias a sus conocimientos, podía educar a la gente.
Pero nosotros estamos estudiando la palabra SOFISMA y no así la palabra SOFISTA, lo cual nos
lleva a decir de acuerdo s diferentes estudios que el significado de la palabra SOFISMA es
cualquier argumentación adulterada que se usa para defender una falacia (algo que puede
resultar falso). Una falacia es una declaración, noción, creencia, razonamiento o argumento
basado en una deducción falsa, errónea o inválida. Ejemplo de Sofisma: La ciencia no puede
explicarlo todo por ser humana
4.8.3.1.- TIPOS DE SOFISMAS.- Existe una alta gama de clasificaciones para los sofismas, pues
aún no se ha llegado a un consenso. Pero Aristóteles, los diferenció identificando los que
resultan del lenguaje o lingüísticos, con los que no resultan de este o son extralingüísticos.
4.8.4.- DIFERENCIA ENTRE FALACIA Y SOFISMA.- Aunque es frecuente ver como se utiliza el
término falacia y sofisma como sinónimos, sin embargo, existe una pequeña o gran diferencia
entre estos dos conceptos. Una falacia es un razonamiento incorrecto pero con apariencia de
razonamiento correcto. Es un argumento engañoso o erróneo (falaz), pero que pretende ser
convincente.