Está en la página 1de 5

Universidad de Cuenca

Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación


Lengua, Literatura y Lenguajes Audiovisuales
Poesía Latinoamericana
Gabriela Guapisaca Cabrera
Martes, 24 de abril de 2018

Gertrudis Gómez de Avellaneda

Reciba éste mi libro como leve tributo de mi agradecimiento, y habré terminado con
satisfacción, sino con gloria, el agitado periodo de mi existencia poética, guardando para
los días de mi vejez, si debo llegar a ella, el grato recuerdo de bondades tan halagüeñas
que deben servir de estímulo a otros ingenios más capaces que el mío de justificarlas por
completo.

(Prefacio de la Autora1)

El siguiente ensayo tiene como finalidad detallar algunos datos relevantes de Gertrudis
Gómez de Avellaneda; estudiando el contexto histórico en el que se desenvuelve; vida,
obras y análisis del poema A la virgen: Canto matutino. A partir de este poema, el ensayo
girará en torno a la estructura externa como interna, los símbolos, las imágenes y las
interpretaciones obtenidas de diversos autores.

Gertrudis Gómez de Avellaneda, dado su carisma, su personalidad, su belleza física y su


pasión desbordante, provocó tal fascinación entre hombres y mujeres que no necesitó más
que ser ella misma para lograrlo. Nació el 23 de marzo de 1814 en Santa María de Puerto
Príncipe, hoy Camagüey, Cuba. Hija del capitán de navío Manuel Gómez de Avellaneda y
de Felisa de Arteaga. En abril de 1836 partió con su familia hacia España, bajo el
seudónimo de “La Peregrina”.

De Avellaneda creció pensando, interpretando y escribiendo teatro "Mi gran placer y única
afición por aquella época era representar tragedias con otras muchachas de mi edad... Mi
familia llegó a concebir temores, y mi madre me prohibió terminantemente volver a tomar
en mis manos ninguna obra dramática. Pero ¿de qué serviría aquella privación? No
habiendo tragedias que leer, yo comencé a crearlas" (Bravo Villasante, 1967)
En el siglo XIX se intentó frustrar el ascenso de la mujer a la cultura. Los talentos
femeninos tuvieron que luchar con fuerzas para hacerse un sitio en la literatura, en la
prensa, en las artes, en todos los ámbitos en general. Las mujeres necesitaron demostrar que
tenían cosas importantes que decir, y que podían hacerlo. Lo lograron empleando buenas
armas: tesón, creatividad, audacia... algunas incluso tuvieron que simular ser hombres para
conseguir publicar. Gertrudis Gómez de Avellaneda, en 1840 hizo amistad con literatos y
escritores de la época en su estancia en Madrid

Hiriendo vivamente su imaginación la gloria de los grandes poetas, halagando la


delicadeza de su oído la armonía de los buenos versos, y enardeciendo su mente los
hechos heroicos, y todos los sentimientos de las almas nobles y generosas, fue para
ella desde sus primeros años el estudio una pasión, y el cultivo de la poesía un deber
imperioso, o más bien una necesidad irresistible. (Gallegos,1841, p. IX)

En 1841 publica dos libros: Poesías y su famosa, pionera y analizadísima novela Sab.
Durante toda su vida cultivó todos los géneros, escribió un total de diecinueve obras de
teatro que se estrenaron la mayoría en Madrid y tuvieron bastante éxito; nueve novelas,
incluida Sab y reedita dos veces sus poesías para sus "Obras completas". Publica poemas
sueltos y artículos en la prensa (Figarola-Caneda, 1929; Simón Palmer, 1991)

En su obra, sobre todo en su poesía, el amor es su tema fundamental, y sus versos eróticos
son de extrema y apasionada sinceridad, en la que funde la expresión robusta con una
intensa nota subjetiva de ternura y nostalgia. “Las calidades que más caracterizan sus
composiciones son la gravedad y elevación de los pensamientos, la abundancia y propiedad
de las imágenes, y una versificación siempre igual, armoniosa y robusta” (Gallegos, 1841,
p. IX)

De Avellaneda es una figura literaria del siglo XIX que destaca por tener una “sensualidad
vibrante y atractiva, pero, al mismo tiempo, un dinamismo nada tropical, una energía que le
permitió atravesar por la vida con predatorio ademán” (Gullón). Nunca perdió su
patriotismo ni su identidad cubana. Pero luego, tras unos tristes acontecimientos en su vida
personal (dos matrimonios, una hija ilegítima y la muerte de estos familiares). Gertrudis fue
desarrollando una fuerte fe católica, lo que le inspiró a escribir grandes obras, como Sad, A
la virgen: Canto matutino, Plegaria a la Virgen.

Otras composiciones hay como La Felicidad, Al Mar, A la Luna, El Cementerio, La


Contemplación, en las cuales, al lado de las ideas nobles y de la elevación de
espíritu que distinguen a nuestra poetisa, se notan ciertos suspiros de desaliento,
desengaño y saciedad de la vida, que harán cree r al lector ( como nosotros lo
creímos al ver algunas muestra s en un periódico de Cádiz) que son fruto de la edad
madura , de esperanzas frustradas, de ilusiones desvanecidas por una larga y costosa
experiencia. (Gallegos, 1841. p.X)

Avellaneda se caracteriza por ser “La Peregrina” entre dos mundos, Cuba y España,
también ha mostrado una destreza en ambos subgéneros de la poesía religiosa, de modo que
no pertenece ni a una sola nacionalidad ni a un solo subgénero. Dicho esto, el siguiente
análisis, A la Virgen: Canto matutino, llega a un conocimiento más íntimo de la riqueza y
fervor de la poesía religiosa de Gertrudis Gómez de Avellaneda.

Este poema mantiene una gran conexión con los sentidos de la vista, olfato y táctil. Ya
desde el título implica este compromiso sensorial por los sonidos y olores del alba. Los
colores, perfumes y descripciones de los elementos de la naturaleza crean una imagen
general de lo femenino, caracterizando a la Virgen como una figura de exquisitas
fragancias. También, denota el sentido de parentesco entre la tierra y el cielo, evidenciando
que María está en todos lados y es madre de todas las criaturas.

La primera estrofa de “A la Virgen: Canto matutino” se enfoca más en el sentido de


la vista y la imagen materna:

Mientras la aurora con rosados tintes


Baña las nubes que al Oriente vagan;
Nubes que arrolla con su leve soplo
Céfiro blando:

 Los “rosados tintes” representan un color femenino o maternal y la acción de “bañarlas


nubes” se puede ver como bañar a un niño. La Avellaneda ha elegido palabras provocativas
de la infancia y la maternidad, puesto que las nubes son delicadas, ligeras y de forma
redonda. Incluso el “leve soplo” y “céfiro blando” es un detalle que sugiere la gentileza
materna.
 
La siguiente estrofa presenta una bella imagen de la pureza, la primavera y la regeneración
a través de los “aromas puros” (el sentido del olfato) que exhalan las flores:

Mientras exhalan sus aromas puros


Flores que guardan de la noche el lloro;
Lloro que ostentan convertido en perlas
Trémulas hojas

 Estas flores igual sirven de metáfora para la Virgen porque actúan como protectoras y
defensoras, que “guardan de la noche el lloro” que luego está “convertido en perlas”. Esta
conversión parece representar una regeneración. En la tercera estrofa encontramos el
sentido del oído:

Mientras preludian jubilosos himnos


Coros volubles de pintadas aves,
Trisca el rebaño, y hasta el toro fiero
Brama de gozo:

 Es interesante el contraste que hace entre los himnos de las “pintadas aves” y la brama del
“toro fiero”. La oposición de las emociones que evocan recuerda un contraste parecido, el
del amor y el dolor, que se ven en el misticismo. El poema sigue alabando a María y trata
mucho del alma. El vuelo del alma es un tema popular en la literatura religiosa y en el
misticismo. En este poema se trata del alma como el origen de la naturaleza; que todo de la
naturaleza es un reflejo del alma. La luz viene del alma al igual que “las sombras de la
noche fría” (línea 31).
 La idea del doble, del reflejo y el eco se nota varias veces. Las seis primeras estrofas
empiezan igual, con “Mientras…” y en otros momentos la voz poética empareja la última
línea de una estrofa con la primera de la siguiente: “Mire tu imagen” (36-37), “ecos” (40-
41), “Vuela mi ruego” (48-49) y “Vuelven ¡María!” (52-53). La voz poética no puede
separar a María de la naturaleza -- ni de los aromas, los sonidos ni de las imágenes
naturales. Tal vez la idea del eco se refiere al papel divino de María; ella es la “reina del
cielo” por el hecho de ser madre de Jesús, que es Dios, el creador de la tierra y la
humanidad.

Con su propio cuerpo, la madre es capaz de alimentar a su hijo, al igual que la tierra
alimenta al hombre (y los animales). Por tanto, jamás se puede separar el ser humano de la
naturaleza. Esta unión divina se manifiesta en la relación entre la Virgen y la tierra.
Además, el medio ambiente, la naturaleza, es precisamente lo que evoca los cinco sentidos
de los seres humanos. La naturaleza es el primer lugar donde se encuentran los olores,
vistas, texturas, sonidos y sabores.

 La última estrofa concluye con el alma envuelta en armonía, que nos recuerda una vez más
que este poema es un “canto matutino”. La armonía musical refleja la armonía entre la
Virgen, la naturaleza y el alma.

Fuentes Bibliográficas

Bravo Villasante, C. (1967) Una vida romántica: La Avellaneda.

Gómez de Avellaneda, G (1850) Poesía: Prólogo escrito por el Excmo. Señor D. J. N.


Gallego. En el primero de estas poesías cuando se hizo su primera impresión. Recuperado
de: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080021947/1080021947.PDF

Simón Palmer, M. (1991) Escritoras españolas del siglo XIX o el miedo a la marginación.
Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/ bmcg44p0

También podría gustarte