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“La enfermedad es el lado nocturno de la vida, una ciudadanía más cara. A todos, al nacer, nos otorgan una
doble ciudadanía: la del reino de los sanos, y la del reino de los enfermos. Y aunque preferimos usar el
pasaporte bueno, tarde o temprano cada uno de nosotros se ve obligado a identificarse, al menos por un timo,
como ciudadano de aquel otro lugar”
Susan Sontag.
Esta investigación es de gran importancia, ya que considera los tabúes sociales e ilumina la
enfermedad como propuesta ética para separar a los enfermos de los sanos. Kottow expone
tres teorías en los que gira en torno a estos estereotipos sociales. Tres países están implicados
en esta conspiración de poder simbólico para resguardar lo saludable ante una enfermedad.
Estados Unidos, encabezando la lista, presenta la enfermedad del canto negro como el tópico
de raza. Haití se desenvuelven en el cliché del gay norteamericano con la representación del
‘falo sagrado’ para un turismo sexual. Por último, Unión Soviética que considera la
enfermedad proveniente por un arma biológica por EE.UU.
Esta metáfora del virus representada por los discursos pretende materializar discursivamente
la temática de este agente patógeno, ya que pone en jaque una limitación de la realidad y
ficción de la enfermedad real ante una enfermedad literario. Kottow expone las tres obras en
diversas temáticas biopolíticas en donde está inmerso la enfermedad. En la obra de Mario
Bellatin, Salón de belleza; la autora resalta la concepción de lo feo/bello, libertad/encierro,
inclusión/exclusión y vida/muerte dentro de dos líneas temáticas: primero, el reclutamiento
de los enfermos, y, segundo, los enfermos terminales. Dentro de estos contextos se resalta un
sexo solitario en donde pone en manifiesto la masturbación, medicina y exclusión del cuerpo.
Dentro de la obra Loco afán. Crónica del sidario de Pedro Lemebel, se resalta todo los
discursos de dictaduras, neoliberalismo, homosexualidad y travestismo, estos dos últimos son
entes marginales de una sociedad ética-sexual en donde sus role políticos los desplazan de
una sociedad sana. Para Kottow, el acercarse a esta obra da una percepción de cómo la
homosexualidad y el travestismo son cuerpo enfermos que se encuentran bajo el dominio y
estrategia de poder del Ser y la Realidad. En la primera, homosexualidad, el cuerpo del
individuo se encuentra bajo prisión, tortura y persecuciones que conllevan a la muerte, por
otro lado, el travestismo simula prácticas de seducción en donde el revestimiento es un
modelo productivo para el disciplinamiento sutil de los cuerpos. Estos modelos identitarios
son una burla del hombre masculino que no solo desde la concepción religiosa, bautismo,
sino desde su nacimiento, social y biológico.
Por último, la obra de Fernando Vallejo, Desbarrancadero, está sujeta bajo los tópicos de
exorcismo y violencia. “El texto de Vallejo se dirige contra todos y todo lo que puede ser
subsumido bajo los términos de autoridad y moral: el Estado, la Iglesia, la familia, la
maternidad no sólo son organizados sino también insultados y directamente desvalorizados”
(Kottow, 2010:255). En este apartado la autora resalta el a la literatura y el arte como
espacios que servirán de exorcismo de las imaginaciones asociada a la mala madre. Para
Lemebel la escritura es un proceso que destruye, de-subjetiviza desbarrancando todo lo que
se le cruce en su camino, como es el virus.