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La reproducción de los animales es principalmente sexual.

Para que haya un


descendiente, un individuo femenino y otro masculino aportan una célula cada uno. Con la
fecundación comienza el desarrollo de un cigoto, después de ocurrida la fecundación,las
hembras de reptiles y aves cubren al cigoto o embrión,y a las sustancias que lo
nutrirán,con una sustancia resistente para expulsarlas de su cuerpo, éstas células son muy
grandes y las llamamos comúnmente huevos, y su cubierta resistente es el cascarón. Para
entender la anatomía del aparato reproductor de los distintos grupos de mamíferos, y de
las notables diferencias existentes entre ellos, hay que saber que el desarrollo
embrionario tiene lugar independientemente en ambas mitades corporales, siendo una el
espejo de la otra, y que este tiene lugar además, estrechamente relacionado con el
del aparato urinario.
Salvo los monotremas que son ovíparos, todos los mamíferos son vivíparos.
La fecundación es siempre interna, lo que requiere que el macho inserte el pene eréctil en
el interior de la vagina de la hembra a través de la abertura externa conocida como vulva.

Índice

 1Anatomía del tracto genital


o 1.1Aparato reproductor femenino
o 1.2Aparato reproductor masculino
 2Biología de la reproducción
o 2.1Apareamiento y comportamiento social
o 2.2Desarrollo embrionario
o 2.3Prolificidad y cuidado de las descendencia
 3Véase también
 4Referencias
 5Bibliografía
 6Enlaces externos

Anatomía del tracto genital[editar]

Esquema del tracto urogenital de las hembras mamíferas: 1-Riñones; 2-Uréteres; 3-Ovarios; 4-
Oviductos; 5-Útero; 6-Recto; 7-Vejiga urinaria; 8-Uretra; 9-Vagina.

Aparato reproductor femenino[editar]


Los órganos que conforman el aparato reproductor de la hembra son comunes a todas
las especies, aunque existen diferencias significativas entre los distintos taxones.
El ovario es la glándula sexual femenina, en la que se producen los óvulos o células
sexuales femeninas. Una vez que estos han madurado son expulsados del ovario hacia las
trompas de Falopio u oviductos, que son los conductos por los que el óvulo llega al útero.
El útero es una víscera sacular de naturaleza glandular. Realmente, en la mayoría de las
especies se trata de dos cámaras separadas o cuernos uterinos, aunque el grado de
diferenciación de ambos varía entre las especies hasta fusionarse completamente
formando un útero simple, si bien esta condición sólo aparece en los primates no prosimios
(lémures, lorises y tarseros), armadillos, perezosos y algunas especies de murciélagos.
En todos los placentados existe algún grado de fusión de los cuernos uterinos que,
en marsupiales permanecen completamente separados.
El útero conecta con la vagina, única en monotremas y placentados y doble
en marsupiales, que se abre al exterior a través de la vulva. Junto a esta, un pequeño
músculo denominado clítoris es común en todas las especies, y en algunas de ellas está
dotado de un pequeño hueso.
En los monotremas la abertura del tracto urogenital, al igual que ocurre en reptiles y aves,
es común a la digestiva, dando lugar a un único orificio conocido como cloaca. En el resto
de las especies, la abertura urogenital es independiente de la intestinal, existiendo una
distancia entre ambas que varía entre especies. Lo mismo ocurre con el sinus
urogenital que es el espacio existente entre la vulva y la abertura de la uretra en el tracto
genital. La elefanta presenta el más espectacular sinus, que llega a medir hasta 60 cm. En
contraposición, los primates no lo presentan abriéndose al exterior de forma independiente
la uretra y la vagina.

Aparato reproductor masculino[editar]

Modelo didáctico del sistema urogenital de mamíferos.

En los machos, el aparato reproductor consta de dos testículos que en un primer momento


son intrabdominales, y a lo largo del desarrollo, van descendiendo hasta una bolsa
extrabdominal de piel llamada escroto, excepto en elefantes, cetáceos y desdentados que
permanecen dentro de la cavidad abdominal.
El pene, presenta morfologías distintas, conduce la orina y el esperma a través de la
uretra, y en algunas especies de roedores, carnívoros y primates está dotado de un hueso
(el báculo). En los marsupiales, es doble guardando el necesario paralelismo con la vagina
de la hembra.
La próstata es común a todas las especies, aunque en algunas existen además otras
glándulas accesorias

Biología de la reproducción[editar]
Un componente fundamental de la evolución, del comportamiento, y de la historia de los
mamíferos está basado en la dedicación que las hembras ponen en el cuidado de
su descendencia, comenzando ésta incluso antes de que los óvulos se fertilicen.
Todas las hembras experimentan una cierta forma de ciclo estral en la cual los óvulos
deben prepararse y estar listos para una potencial fertilización. Las hormonas regulan
cambios en varios aspectos de la fisiología femenina a través del ciclo y preparan a la
hembra para la fertilización, la gestación y la lactancia.
En este variopinto grupo animal, pueden observarse muchas estrategias reproductivas, y
los patrones que vamos a ver a continuación son los extremos de una serie continua que
abarca esta variación.
Los factores ambientales, así como los requerimientos fisiológicos y sociales contribuyen
al patrón de la reproducción encontrado en cualquier población o especie. Las diferencias
en estos factores entre especies han conducido a la diversidad de los rasgos entre
mamíferos y sus formas de vida.

Apareamiento y comportamiento social[editar]


La relación entre individuos de ambos sexos con fines reproductivos conocen varias
situaciones en las especies mamíferas:1

 Poliginia. Es la más frecuente entre estos animales y consiste en el apareamiento de


un solo macho con distintas hembras en una misma estación reproductiva. Este
panorama da lugar a una intensa competición entre los machos en muchas de las
especies, exhibiendo el potencial necesario para que las hembras los elijan para
engendrar su descendencia. Así, se aprovechará mejor el potencial genético de los
machos dominantes, mejor preparados para afrontar los desafíos de la vida, pudiendo
engendrar el mayor número de crías posible, que, por otra parte estarán
supuestamente mejor dotadas genéticamente, mientras que las hembras pueden
dedicar el esfuerzo a la gestación y lactancia de la prole. El inconveniente es que
muchos machos no tendrán descendencia alguna a lo largo de su vida. 2
 Promiscuidad/Poliginandria. Tanto machos como hembras se aparean con múltiples
individuos del otro sexo a lo largo de la estación de cría. No es muy frecuente y se da
entre algunas especies de primates, entre ellos algunos homínidos.3
 Monogamia. Consiste en el emparejamiento de un macho y una hembra que durará al
menos toda la estación reproductiva. No es muy frecuente entre los mamíferos,
estimándose en alrededor de un 3 % de todas las especies. Algunas de ellas como
la orca parecen mostrar este comportamiento.4
 Poliandria. Consiste en que una sola hembra es la que se aparea con todos los
machos de la colonia. Este tipo de relación social es el que manifiestan los insectos
coloniales y entre los mamíferos ha sido observado en las ratas-topo desnudas. La
hembra reproductiva actúa de reina y se aparea con todos los machos de
la colonia impidiendo la reproducción del resto de las hembras que se ocuparán sin
embargo del cuidado de sus crías.
Como consecuencia de los esfuerzos que machos y hembras han de padecer para llegar a
reproducirse, muchos mamíferos tienen comportamientos complejos y morfologías
asociadas a la reproducción. Por ejemplo la mayor parte de las especies presentan un
marcado dimorfismo sexual con machos de mayor envergadura, en la mayoría de las
especies.
La reproducción de muchas especies tiene carácter estacional, siendo influenciada ésta
por estímulos ambientales tales como la duración de las horas de luz solar, los recursos
alimenticios o la temperatura ambiental, que dictan cuando debe tener lugar el
apareamiento. A menudo, los sistemas de acoplamiento pueden variar dentro de cada
especie dependiendo de las condiciones ambientales locales. Por ejemplo, cuando los
recursos son bajos, copulan con una sola hembra y ayudan al cuidado de la prole,
mientras que cuando estos son abundantes, la madre puede cuidar sola de sus crías
mientras que los machos procurarán engendrar descendencia con múltiples hembras.

Desarrollo embrionario[editar]
Hay tres grupos importantes de mamíferos, cada uno de los cuales está representado por
una característica importante del desarrollo embrionario:

 Los monotremas (Prototheria) ponen huevos, que es la condición reproductiva más


primitiva de los mamíferos.
 Los marsupiales (Metatheria) los embriones nacen en una fase muy precoz de
desarrollo, después de un período muy corto de la gestación (8 a 43 días) con un
ínfimo grado de desarrollo. Se alojan en el marsupio donde permanecen
estrechamente unidos a los pezones hasta completar su desarrollo, y los periodos de
lactancia son proporcionalmente muy superiores a los de los placentarios. 5
 La gestación dura mucho más de largo en los mamíferos placentarios (Eutheria).
Durante este periodo, los jóvenes están vinculados recíprocamente con su madre a
través de una placenta, un órgano complejo que conecta el embrión con el útero.
Una vez que han nacido, todos los mamíferos dependen de sus madres para alimentarse,
pues sólo ellas pueden proporcionarles su primer alimento: la leche.
Existen además diversas fórmulas en las que el embrión no comienza su desarrollo
inmediatamente después de la cópula: Algunas hembras almacenan el esperma hasta que
las condiciones son favorables para que comience la fertilización, produciéndose ésta en
ese momento. En otras, los huevos son fecundados poco después de la cópula, pero la
implantación del embrión no tiene lugar hasta que las condiciones son satisfactorias. Este
proceso se conoce como implantación diferida. Por último, una tercera forma de gestación
no inmediata es el desarrollo diferido, en el cual el desarrollo del embrión ya implantado
puede retrasarse durante un cierto tiempo.
La reproducción estacional y los mecanismos de gestación no inmediata a la cópula son
estrategias reproductivas que ayudan a mamíferos a coordinar el nacimiento de la
descendencia para que ésta tenga lugar en los momentos en los que puedan aumentar las
ocasiones de su supervivencia.
Los procesos reproductivos comienzan con la ovogénesis y espermatogénesis, que son
las fases de producción de las células sexuales o gametos femenino (óvulo) y masculino
(espermatozoide).
En el folículo ovárico se forma el óvulo que a medida que va creciendo y madurando migra
hasta el exterior del ovario para recorrer el tracto reproductivo de la hembra hasta el lugar
donde se produce la fecundación o unión del óvulo con el espermatozoide que puede ser
en la vagina o el útero dependiendo de la especie. Una vez formado el huevo o cigoto,
comienza la reproducción celular, diferenciándose las tres capas que describen a los
amniotas: corion, amnios y alantoides, que irán también evolucionando a medida que se
reproducen sus células, especializándose en determinadas funciones que darán lugar al
desarrollo del nuevo individuo.

Prolificidad y cuidado de las descendencia[editar]


La hembra del cerdo pare muchas crías.

Algunos mamíferos dan a luz muchas crías escasamente desarrolladas en cada estación
reproductiva. A pesar de este estado relativamente subdesarrollado, los jóvenes tienden a
alcanzar la madurez relativamente pronto, pudiendo reproducirse sin haber alcanzado el
tamaño o el aspecto de individuos maduros. Normalmente esto va relacionado con altos
índices de mortalidad y baja esperanza de vida como ocurre con los roedores o los
antiguos insectívoros. Por otro extremo del espectro de la historia de la vida, otras
especies dan a luz un escaso número de individuos en cada parto. Estas especies tienden
a vivir en ambientes estables donde la competición por los recursos es el único obstáculo
para la supervivencia y el éxito reproductivo. La estrategia de estas especies es invertir
energía y algunos recursos en conseguir descendientes altamente desarrollados que
consigan ser buenos competidores. Los cetáceos, los primates y los artiodáctilos son
ejemplos de las órdenes que siguen este patrón general.
Todas las crías de mamíferos tienen que alimentarse de leche durante un cierto tiempo al
inicio de su vida, y este alimento sólo puede proporcionárselo su madre, por lo que la
vinculación existente entre madre e hijo es imprescindible para que las crías puedan
comenzar el desarrollo extrauterino. La leche es un líquido orgánico producido por
las glándulas mamarias, rica en grasas, hidratos de carbono, proteínas, y
los minerales necesarios para el crecimiento de los recién nacidos.
La lactancia puede suponer un desgaste energético para la madre superior al de la
gestación, pero la leche es imprescindible para que las crías, una vez fuera del útero
materno puedan mantener su temperatura corporal, y crezcan y se desarrollen
adecuadamente. Pero no sólo tienen que alimentarlas, las hembras tienen que proteger a
sus crías de los depredadores, y éstas a su vez tienen que aprender de sus madres los
mecanismos que les permitirán seguir con vida, por lo que en muchas especies, la
descendencia permanece con la madre después de la lactancia durante un cierto período.
Por regla general, los machos dedican más esfuerzo a la difusión de su material
genético que a la protección y cuidado de la descendencia. Y esto es más frecuente
cuanto menos estable sea la relación entre el macho y la hembra. Así, aquellas especies
que establecen relaciones monogámicas son las que manifiestan mayor interés de los
machos por la protección de la descendencia.
En otras ocasiones, el macho participa en la protección de la descendencia de forma
indirecta, dedicándose a la protección del territorio que ocupa la manada o la preservación
de los recursos alimenticios.
No obstante, en ciertos casos, el comportamiento de los machos en relación con este
asunto, varía en función de las condiciones ambientales, responsables directas de la
disponibilidad alimenticia.
Independientemente del tipo de apareamiento, algunas especies como titíes o leones
africanos, comparten el cuidado de la descendencia de todas las hembras del grupo.
La mayoría de los mamíferos hacen uso una guarida o una jerarquía social para la
protección de sus jóvenes. Otros, sin embargo, nacen bien desarrollados y pueden valerse
por sí mismos relativamente poco tiempo después del nacimiento. Los más notables de
este respeto son los artiodáctilos tales como ñúes o jirafas. Los jóvenes cetáceos deben
también ser capaces de nadar por sí mismos poco después del nacimiento.
Exactamente igual que asistimos a grandes diferencias en cuanto a tamaño, forma o
comportamiento de las distintas especies, también la esperanza de vida de estos
animales varía enormemente de unas especies a otras.
Por norma general, puede asegurarse que cuanta menos envergadura tiene un mamífero,
menor es su esperanza de vida. Sin embargo, los murciélagos constituyen la excepción
que confirma esta regla, pues aun siendo relativamente pequeños, pueden vivir en
condiciones naturales incluso más de dos décadas, lo que es bastante más tiempo que el
que viven muchas especies de mayor tamaño.
Como norma general, los animales en cautividad suelen vivir más tiempo que los salvajes,
algo que resulta evidente teniendo en cuenta que sus condiciones de vida están
controladas para que les resulten favorables.
La esperanza de vida de los mamíferos salvajes se extiende desde un año o algo menos
hasta aproximadamente 70-80, si bien, algunas especies pueden sobrepasar esta edad. El
mamífero más longevo que se conoce es la ballena de Groenlandia (Balaena mysticetus):
puede llegar a vivir más de 200 años. Se considera que la edad máxima que puede
alcanzar un humano es de 120 años.

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