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Samuel Beckett fue un dramaturgo, novelista, crítico y poeta irlandés, uno de los más
importantes representantes del experimentalismo literario del S XX, dentro del modernismo
anglosajón. Fue una importante figura del teatro del absurdo y uno de los escritores más
influyentes de su tiempo. Asentó las bases de un movimiento vanguardista irlandés.
Escribió sus libros en inglés y en francés. Su obra más conocida es el drama Esperando a Godot,
obra literaria escrita entre 1948 y 1949, publicada en 1952. En 1932 Beckett escribe su primera
novela “Sueño con mujeres que ni fu ni fa”, se publicó muchos años más tarde en 1993.
Beckett continúa su obra literaria hasta su muerte en 1989.
Primera época
Periodo intermedio
Durante los quince años posteriores a la guerra, Beckett escribió cuatro dramas
mayores. Esperando a Godot escrito entre 1948 y 1949.
Estas obras – a menudo encuadradas, con razón o sin ella dentro del llamado “teatro
del absurdo” – exhiben un acusado humor negro, con temas coincidentes con aquellos
de que gustaban los pensadores existencialistas contemporáneos de Becketts, aunque
el propio escritor no debe ser encasillado dentro de este grupo.
En términos generales los dramas tratan de la oposición entre una gran desesperanza y
la voluntad de vivir pese a esa carga, en el contexto de un mundo incomprendido e
incomprensible.
Según apunta Antonia Rodríguez-Gago, sus espacios dramáticos son, o bien abiertos e
indefinidos (Godot, Los días felices), o bien cerrados y claustrofóbicos (Final de partida,
La última cinta)
Últimas obras
A lo largo de los 60 y principios de los 70, la obra del irlandés evidencia una clara
tendencia – ya visible en gran parte de su trabajo de los 50 – a compactarse en formas
cada vez más simples y autorreferenciales, en lo que se ha descrito como minimalismo.
La última obra de Beckett es un poema: “What is the Word” (1988). Fue escrito en la
cama del asilo en el que pasó sus días postreros; existe una versión en francés del
mismo: “
Ninguna de las obras de Beckett sigue la ortodoxia literaria de su género; ninguna es fácil de
entender. Hay una cosa que sí que está clara, en todo caso: todas ellas revelan un pesimismo
tan absoluto acerca de todas las cuestiones humanas, que difícilmente se le podría encontrar
parangón en la historia de la literatura
Beckett ha sido un autor muy criticado. han aparecido inmediatamente gran cantidad de
críticas sobre Beckett. Estas críticas son, como mínimo, desconcertantes. Enfrentados a un
escritor que expresa una visión del mundo tan tajante y poco convencional, los críticos han
intentado frenéticamente justificar su existencia buscando indicios de sus propias ideas en las
obras de Beckett. La afirmación fundamental en que pretende apoyarse toda esta crítica es
que Beckett no puede querer decir lo que parece decir, ya que entonces sería realmente algo
muy desagradable.
«Todo el trabajo de Beckett retrata la tragicomedia de la condición humana en un mundo
sin Dios, sin ley y sin sentido. La autenticidad de su visión, la sobria brillantez de su
lenguaje (en francés e inglés) han influido a jóvenes escritores de todo el mundo».
NIHILISMO
En resumen, todo conocimiento es ilusión y todas las cosas carecen de sentido, por lo que
respecta a la mente humana. (En este extracto de la obra, la conversación sobre los
evangelistas, además del nihilismo podemos ver plasmada la falta de fe de Beckett.)
La fuerza o fuerzas que controlan el universo no pueden ser comprendidas y parecen ajenas
anhelos de la humanidad (Godot no llega nunca). Por tanto, las preocupaciones y acciones
de los seres humanos no tienen ningún significado, ya que carecen una finalidad última. En
ocasiones Beckett da la impresión de cierta complacencia morbosa al aludir a esta
certidumbre, como cuando hace decir al Innombrable: “No, hay nada que hacer sino tenderse
en el potro con el feliz convencimiento de que no somos nada por toda la eternidad”.
PESIMISMO
Por caminos totalmente distintos, Beckett ha llegado a la conclusión de Blaise Pascal de que la
condición humana es “inconstance, ennui, inquiétude”. Ve al hombre como ridículo muñeco
mecánico
REPETICIÓN
La obra presenta claros ciclos de repetición. Se repiten acciones, escenas, el final del primer
acto es muy similar al final del segundo acto: los personajes congelados en su lugar después de
decidir irse.
Según avanza la obra la audiencia comienza a sospechar que el ciclo se repite y que nada
cambiará para Vladimir y Estragón. Estas conclusiones se extrapolan a través de escenas
presentes en la obra.
- En los minutos finales de la obra Estragón dice que no puede seguir así. De forma
aislada es una declaración profunda, gracias al contexto sabemos que Vladimir y
Estragón han intentado suicidarse previamente y han fallado, en repetidas ocasiones.
Hemos escuchado esto antes, anuncian que no quieren continuar con sus vidas sin
sentido, pero de todas formas lo hacen.
- Uno de los ejemplos más claros de la repetición es la canción que canta Vladiir al
comienzo del segundo acto, la canción no tiene sentido y su significado se desvanece
en la incoherencia. La canción se vuelve representativa de cómo la repetición funciona
como un todo a lo largo de la obra.
Toda esta repetición implica una demostración de la naturaleza cíclica y condenada de la vida
de los personajes.
Vladimir y Estragón siguen y siguen obstinadamente. Son humanidad sin rostro vagando por
u paisaje lúgubre con un árbol retorcido. Son continuamente decepcionados por Godot, a
quien no ven nunca, y al que conocen solamente a través de su emisario, el niño. Este niño
parece siempre el mismo, pero es siempre distinto. Viene a reafirmar la fe de los dos
vagabundos en la existencia de Godot, aunque él mismo no sabe nada de su supuesto amo y
lo único que puede hacer es asegurar que la imagen que ellos se han formado es real. La
alegoría es tan clara como si el niño llevara casulla y birrete. Como en este mundo “no hay
nada que hacer”, Vladimir y Estragón llegan cada día y esperan. A veces oyen un “terrible
grito” y una “amenaza” ante la cual “se humillan”. De este modo saben que existe algún poder
superior y terrible por encima de ellos, ya sea éste GOD-OT o no, venga a ellos o no venga. La
filosofía determinista que subraya la mayor parte de la obra de Beckett se encuentra su
mejor expresión en este drama.
SIMBOLOGÍA
Sombreros
Árbol
Cinturón
SOMBREROS
Con yan pocos elementos presentes en Esperando a Godot, cualquier elemento que aparezca
en la obra adquiere una importancia adicional.
Vladimir, Estragón y Lucky llevan sombreros a lo largo de toda la obra. Estos son
intercambiables, de hecho son intercambiados entre los personajes a medida que se pierden y
que se encuentran.
CINTURÓN
En el final del segundo acto, sugiere por segunda vez que se suiciden, tienen un árbol y usan el
cinturón como soga. Prueban la fuerza del cinturón y este se rompe, el cinturón era el único
medio de escape de los hombres, la rotura del cinturón supone la eliminación de la única
opción que les quedaba disponible a Vladimir y a Estragón.
ÁRBOL
El elemento más importante de la obra- En el páramo el árbol es uno de los signos de vida:
brotan hojas, pasan las estaciones.
Dado que los personajes parecen estar encerrados en una existencia monótona y repetitiva
este paso del tiempo es muy importante, sugiere un ciclo de vida, más amplio que uno que se
asemeja y que opere a un nivel más alto que el de los personakes.
El árbol está en esencia encerrado en su propio ciclo, se ve obligado a repetir el mismo proceos
una y otra vez: crecen las hojas, luego las pierden, el ciclo se reestablece tal y como lo hacen
los personajes.
El árbol tiene también una gran importancia como marcador narrativo. Que esperen a Godot
junto al árbol, aunque Godot nunca llegue, permanecer al lado del árbol significa la posibilidad
de que este venga en un futuro, ya que es ahí donde se les indica que deben esperar a su
llegada. El árbol se convierte ene el sustituto de Godot pero sus cualidades estéticas sugieren
que la esperanza de su llegada se ve disminuida, tanto Vladimir como Estragón se burlan de su
aspecto: la patética apariencia del árbol como la posibilidad de la aparición de Godot; es
delgado roto y decepcionante.