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En el mercado existe una gran variedad de materiales para construir, por tipo y según cada
necesidad específica. Con el avance de la tecnología la construcción se ha beneficiado con
el desarrollado producto que responden a necesidades muy específicas y que facilitan
obtener buenos resultados en un menor tiempo.
Hormigón
Para obtener una mezcla de hormigón homogénea, que cumpla con las propiedades de
resistencia para la cual han sido diseñadas, se requiere de mezclar en las proporciones
necesarias, el cemento, agua, arena y grava. Cumpliendo con los estándares de calidad
que permitan durabilidad y seguridad para la edificación.
Cemento
Es en material indispensable para obtener la mezcla de hormigón que se usa para vaciar o
colar la cimentación de una vivienda. La proporción de este material viene dada por la
resistencia de diseño requerida para la mezcla de hormigón.
El cemento como material para la construcción aporta propiedades deseables, tales como:
Resistencia a la compresión (capacidad para soportar una carga por unidad de área).
Durabilidad.
Estética de los acabados.
- Tipos de cimentación
Tipos de Cimientos:
Cimientos superficiales
Cimiento ciclópeo
Cimientos de concreto armado
Cimentaciones corridas
Cimentación por zapatas
Cimentación flotante
Cimentaciones profundas
Cimentación por pilotes
Cimientos superficiales: los cimientos superficiales son aquellos que descansan en las
capas superficiales del suelo y que son capaces de soportar la carga que recibe de la
construcción por medio de la ampliación de base. La piedra es el material más empleado en
la construcción de cimentación superficial, siempre y cuando ésta sea resistente, maciza y
sin poros. Sin embargo, el concreto armado es un extraordinario material de construcción y
siempre resulta más recomendable.
Cimiento ciclópeo: en terrenos cohesivos donde la zanja pueda hacerse con parámetros
verticales y sin desprendimientos de tierra, el cimiento de concreto ciclópeo es sencillo y
económico.
Cimientos de concreto armado: los cimientos de concreto armado se utilizan en todos los
terrenos, pese a que el concreto es un material pesado, presenta la ventaja de que en su
calculous se obtienen, proporcionalmente, secciones relativamente pequeñas si se las
compara con las obtenidas en los cimientos de piedra.
Cimentación por zapatas: las zapatas pueden ser de hormigón en masa o armado, con
planta cuadrada o rectangular, así como cimentación de soportes verticales
pertenecientes a estructuras de edificación, sobre suelos homogéneos de estratigrafía
sensiblemente horizontal.
Las zapatas aisladas para la cimentación serán de hormigón armado para firmes
superficiales o en masa para firmes algo más profundos, salvo las situadas en linderos y
medianeras.
La profundidad del plano de apoyo o elección del firme, se fijará en función de las
determinaciones del informe geotécnico, teniendo en cuenta que el terreno que queda por
debajo de la cimentación no quede alterado. Previamente para saber qué tipo
de cimentación vamos a utilizar tenemos que conocer el tipo de terreno según el informe
geotécnico.
Tipos de zapatas:
Zapatas aisladas
Zapata aislada cuadrada
Zapata aislada rectangular
Zapata aislada descentradas
Zapatas corridas
Cimentación flotante: cuando la capacidad portante del suelo es muy pequeña y el peso
del edificio importante, puede suceder que el solar del que disponemos no tenga superficie
como para albergar una losa que distribuya la carga; en tal caso es posible construir un
cimiento que flote sobre el suelo.
Cimentaciones profundas: las cimentaciones profundas se encargan de transmitir las
cargas que reciben de una construcción a mantos resistentes más profundos. Son
profundas aquellas que transmiten la carga al suelo por presión bajo su base, pero pueden
contar, además, con rozamiento en el fuste; las clasificamos en:
Cilindros
Cajones
• Suelo
• Técnica y economía
En resumen, los factores que determinan el tipo de cimentación, son: las cargas a las que
estará sometida la estructura durante su vida útil, las condiciones del suelo y el
procedimiento constructivo. Considero que en el procedimiento constructivo además de
planearlo tratando de ahorrar dinero y tiempo, deberá tomarse en cuenta las construcciones
colindantes, ya que ciertos procedimientos podrían dañar a las construcciones vecinas.
Problemas que causan una mala cimentación
Fisuras y grietas, desplomes y hasta colapso estructural, estas son algunas de las
consecuencias de una mala cimentación, es decir, de un contacto defectuoso entre nuestro
edificio y el terreno. Este es uno de los problemas más graves, frecuentes y difíciles de
solventar en la construcción, hasta el extremo de que, muchas veces, se nos da como única
receta la resignación. Y es que actuar sobre el terreno, a incierta profundidad y debajo de la
construcción existente, parecía casi una quimera.
Sin embargo, tras los últimos avances tecnológicos en micropilotaje, o en inyecciones de
resinas expansivas, parece que se abre una nueva vía para resolver estos difíciles
problemas, sin efectos excesivamente traumáticos. Soluciones que vamos a explorar en
nuestras páginas.
La cimentación de un edificio no es ni más ni menos que la superficie de contacto y por lo
tanto de transmisión de cargas entre la construcción y el terreno.
Como la transmisión de cargas es una dimensión que relaciona el peso con la superficie de
contacto diremos que el terreno soporta una carga por unidad de superficie (por ejemplo,
Kg/cm²) Evidentemente cuanto más peso peor y cuanta más sea la superficie de contacto, o
de reparto, mejor.
El terreno tampoco es homogéneo, lo integran diferentes materiales como pueden ser:
arcillas, tierra vegetal con residuos orgánicos, áridos, roca de diferente dureza, por lo que
una edificación asentada sobre esos materiales puede sufrir asientos diferentes en función
de las resistencias del terreno, lo que produce inevitablemente grietas y desplomes.
Las cimentaciones pueden clasificarse en cimentaciones superficiales y profundas, pero los
problemas pueden surgir también en los muros de contención y en las pantallas.
Suponiendo que hemos diagnosticado correctamente cual es el terreno que tenemos y su
capacidad para soportar cargas, pueden surgir complicaciones que en el caso de las
cimentaciones superficiales suelen ser por varias causas:
Terrenos deficientes no detectados, como arcillas expansivas o suelos con
probabilidad de colapso
Existencia de huecos o zanjas previas con terreno no compactado.
Cimentaciones en desnivel, con problemas de deslizamiento.
Arrastre de tierras por corrientes subterráneas o fugas de agua de instalaciones.
Cimentación sobre terrenos con tensión admisible muy diferente que provocan
asientos diferenciales
Cuando el firme sobre el que debemos apoyar nuestra cimentación está a gran profundidad
se suele recurrir al sistema de pilotaje. Se trata de perforaciones profundas de diámetro
variable rellenas de hormigón.
El pilote puede trabajar transmitiendo las cargas al terreno por compresión o simplemente
por el propio rozamiento entre el hormigón y el terreno. Los fallos suelen producirse por:
Rozamientos negativos
Empujes laterales del terreno sobre el pilote que lo hacen trabajar a flexión, lo que
supone su colapso al no llevar armado suficiente para esa solicitación.
Planteamiento erróneo de los cálculos por un análisis deficiente de los empujes del
terreno o por la mala definición de la propia geometría o armado de los elementos que
intervienen, que son el arranque del muro y su conexión con la cimentación (punto de
mayor solicitación) o el propio muro, sometido a esfuerzos de flexión, o incluso en los
elementos de coronación y arriostramiento.
Colapso de los anclajes o de los elementos de apuntalamiento.
TIPOS DE RECALCE
Las actuaciones pueden producirse sobre la propia cimentación o sobre el terreno.
Podemos aumentar la capacidad de la propia cimentación, corrigiendo sus deficiencias,
mediante:
Refuerzo de la cimentación
Aumento de su superficie para disminuir la tensión sobre el terreno
Transmisión a firmes mejores a mayor profundidad.
Podemos también actuar sobre el entorno de la cimentación de varias formas: Con micro
pilotes debajo de la cimentación existente, o bien contiguos a ella y unidos después en sus
cabezas y a su vez a la propia cimentación mediante resinas o armaduras de conexión.
Podemos también aumentar la superficie de contacto entre la estructura y el terreno con
pozos contiguos a nuestra cimentación, ejecutados preferiblemente en bataches, armados y
conectados igualmente a la cimentación primitiva mediante resinas o armaduras de
conexión.
Las actuaciones sobre el terreno también son múltiples:
La más evidente buscaría mejorar su Tensión admisible y podría hacerse
fundamentalmente con diferentes tipos de Inyecciones: Jet-Grouting o inyecciones de alta
velocidad, Inyecciones con morteros especiales o resinas expansivas etc.
Estas últimas, quizás las más utilizadas en la actualidad, tienen la ventaja de mejorar no
solo la tensión admisible del terreno sino también tienen un efecto drenante y de expulsión
de las posibles bolsas de agua. Además, el efecto expansivo, bien calculado y controlado
por láser, puede producir una elevación de la cimentación o de la solera de elementos
estructurales excesivamente asentados.
Podemos simplemente actuar sobre el terreno anegado o con problemas del nivel
freático mediante drenajes de áridos, o lo que se denomina vibro flotación.
Cuando nos encontramos con problemas provocados por empujes laterales o deslizamientos
se puede actuar mediante la confinación de la cimentación a través de la creación de
recintos perimetrales que pueden ser pilotados antes de su hormigonado final y conexión
a la cimentación primitiva con resinas o armaduras de penetración.
CRONOGRAMA
Que los profesionistas conozcan los problemas que puede haber si no hacen
idoneidad de dichos materiales y los criterios para un adecuado control de calidad de los
mismos.
OBJETIVO ESPECÍFICO