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Donald Trump se negó a darle la mano al nuevo presidente y a asistir a la ceremonia

de investidura, ignorando las reglas no escritas de respeto entre adversarios


políticos. Todas las quejas, las demandas y apelaciones llevadas a cabo con la
esperanza de revocar el resultado de las elecciones, no llevaron a nada.

La Casa Blanca de Trump impidió a la fuerza el paso de inmigrantes en la frontera.


Legitimó el arrestarlos y enjaularlos. Declaró legítimo romper familias, separando de
un modo inhumano niños y niñas de sus padres.

La Casa Blanca de Trump legitimó el principio económico de mors tua vita mea (tu
muerte, mi vida), una perspectiva aislacionista y proteccionista que se materializa en
la forma de aranceles de importación, guerras comerciales y una mentalidad de
“nosotros contra ellos”

La Casa Blanca de Trump, esencialmente, legitimó el “trumpismo”. Una expresión


de esas partes de América que están ensimismadas, arrastradas por el falso mito del
sueño americano, empapadas de individualismo y un patriotismo distorsionado. Están
todavía dedicadas a una más que cuestionable idea de excepcionalísmo americano.
Estos son los verdaderos problemas que tendrá que afrontar Joe Biden. El reto es
transicionar culturalmente, no sólo políticamente, apelando directamente a las 68
millones de personas que votaron a favor del “trumpismo”.

La Casa Blanca de Trump legitimó la idea de que los organismos internacionales de


las Naciones Unidas pueden ser boicoteados si no aceptan la manera en la que EEUU
hace las cosas. Esto ocurrió con la UNESCO, continuando un proceso que empezó en
la administración de Obama, aunque por otros motivos. Ocurrió con la Organización
Mundial de la Salud, acusada de estar difundiendo mentiras sobre el coronavirus en
un intento de cubrir los fallos políticos y administrativos de Washington a la hora de
gestionar la pandemia. Ocurrió en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático. Todos estos son intentos de destruir el multilateralismo:
pensamiento político y acciones motivadas por el egoísmo y la arrogancia.

Línea dura frente a los inmigrantes y comunidades


LGBTQ+
El presidente republicano también acaparó titulares con su política de inmigración.
Trump impuso el llamado “Muslim Ban” (prohibición musulmana), prohibiendo
permanentemente la entrada a Estados Unidos a los ciudadanos de siete
países clasificados como “hostiles”. También retiró a Estados Unidos del Pacto
Mundial sobre Migración de la ONU. Posteriormente, el gobierno de Trump se puso
a trabajar en la desmantelación del proyecto de reforma de atención sanitaria
“Obamacare” que inició su predecesor. La sección sobre derechos LGBT de la página
web de la Casa Blanca también fue eliminada.

Tira y afloja sobre el muro en la frontera mexicana


En cuanto a la inmigración, Trump decidió seguir con su postura firme. Convencido
de la necesidad de levantar un muro en la frontera con México, una de sus promesas
electorales, el presidente pidió al congreso la aprobación del presupuesto para el
proyecto. Después de las elecciones a mitad de mandato, sin embargo, la oposición
demócrata consiguió la mayoría de la cámara y se negó a financiar el proyecto.
Esto llevó al llamado “shutdown”, una suspensión parcial de la administración
pública a la espera de la aprobación retrasada del presupuesto anual. “No puedo
confirmar cuando se va a abrir el gobierno. Lo que puedo confirmar es que no va a
estar abierto hasta que tengamos un muro o valla, lo que quieran llamarlo”, declaró el
presidente desde el Despacho Oval durante una llamada a las tropas estadounidenses
el día de navidad.

Además, en noviembre, el gobierno estadounidense anunció que quería impedir que


los migrantes que entraran al país ilegalmente pudieran solicitar asilo. El presidente
respaldó el cierre total cuando una caravana de migrantes que había venido desde
América Central se dirigía a la frontera de EEUU.

Niños migrantes separados de sus familias


Durante el mismo período, el mundo se escandalizó por las nuevas revelaciones sobre
las dramáticas experiencias de niños inmigrantes que eran detenidos y separados de
sus padres y familias en la frontera de EEUU con México. Una investigación de
Associated Press también reveló las terribles condiciones que los migrantes
soportaban mientras estaban detenidos.

Más tarde se manifestó que los padres de 545 niños todavía no habían sido
localizados. Los niños pueden que no los localicen en años. Quizás nunca.

El 20 de Junio de 2018, el presidente de EEUU tuvo que echar marcha atrás sobre la
cuestión de la separación forzada de niños de sus padres en los centros de detención
de inmigrantes cerca de la frontera de EEUU con México. Una indignación
generalizada en todo el mundo hizo que Trump tuviera que retroceder, firmando una
orden que abordaba el problema parcialmente. Esta orden, sin embargo, todavía
permitía la separación de adultos y no tenía ningún efecto en aquellas familias (niños
incluidos) que habían sido separadas antes de que fuera firmada.
Disturbios del Capitolio: Los seguidores de Trump
asaltan el Congreso
Mientras la investidura de Biden se acercaba, un grupo de seguidores de Trump se
congregó frente al Capitolio, la sede del Congreso, el 6 de Enero, incitados por el
mismo presidente saliente. Después procedieron a asaltar el edificio, a ocuparlo
literalmente, mientras los miembros del Congreso estaban dentro, ocupados
certificando los resultados de la elección que ganó Biden. Cinco personas perdieron
la vida en el ataque, incluido un oficial de policía del Capitolio que murió debido a
lesiones sufridas durante los “disturbios del Capitolio”, como se ha calificado a los
acontecimientos, así como cuatro seguidores de Trump. Esto llevó al mismo Congreso
a emprender los procedimientos para la destitución de Trump por “incitación
intencionada a la insurrección”. El juicio en el Senado coincide con el final del
mandado de Trump y el inicio del la presidencia de Biden.

El Coronavirus y la crisis sanitaria


El mismo día que Trump fue exculpado por el Senado, se registró en Estados Unidos
la primera muerte por el nuevo coronavirus. Al mismo tiempo, el presidente y su
comitiva minimizaban insistentemente el riesgo causado por el SARS-CoV-2,
acusando a los demócratas de aprovechar de la emergencia para desestabilizar al
gobierno.

“Intentaron el timo de la destitución… este es su nuevo timo”, declaró Trump. Dos


meses más tarde, en Abril, con la pandemia en pleno apogeo, declaró que rayos
ultravioleta o el desinfectante inyectado en los pulmones podía curar a pacientes de
Covid-19, sin ninguna evidencia científica en la que sostenerse. Al mismo tiempo,
Trump señalaba repetidamente al “virus de China”, difundiendo noticias falsas sobre
la responsabilidad de Pekín en la propagación del virus.

Trump también acusó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de haber


reaccionado demasiado lentamente a la pandemia. Así, a mediados de abril,
decidió suspender la financiación de su país al órgano de la ONU. “La Organización
Mundial de la Salud eligió no compartir… esta información critica con el resto del
mundo, probablemente por razones políticas”, escribió el líder estadounidense en una
carta, declarando que iba a “poner fin a nuestra relación con la Organización Mundial
de la Salud”.
Disturbios del Capitolio: Los seguidores de Trump
asaltan el Congreso
Mientras la investidura de Biden se acercaba, un grupo de seguidores de Trump se
congregó frente al Capitolio, la sede del Congreso, el 6 de Enero, incitados por el
mismo presidente saliente. Después procedieron a asaltar el edificio, a ocuparlo
literalmente, mientras los miembros del Congreso estaban dentro, ocupados
certificando los resultados de la elección que ganó Biden. Cinco personas perdieron
la vida en el ataque, incluido un oficial de policía del Capitolio que murió debido a
lesiones sufridas durante los “disturbios del Capitolio”, como se ha calificado a los
acontecimientos, así como cuatro seguidores de Trump. Esto llevó al mismo Congreso
a emprender los procedimientos para la destitución de Trump por “incitación
intencionada a la insurrección”. El juicio en el Senado coincide con el final del
mandado de Trump y el inicio del la presidencia de Biden

Los años de Trump también han estado marcados por el aumento en movilizaciones
por parte de la comunidad afroamericana en los Estados Unidos, dirigida por el
movimiento de Black Lives Matter.
La mayor ola de protestas ocurrió en 2020, tras el asesinato de George Floyd a
manos de agentes de policía el 25 de mayo de 2020 en Minneapolis, Minnesota.
La comunidad afroamericana acusó a la policía de usar métodos violentos
desproporcionados contra personas de color.
Un video compartido en redes sociales mostró la muerte de Floyd en toda su
brutalidad. Miles de personas salieron a la calle en Minneapolis, exigiendo justicia.
La protesta se extendió a otras ciudades y estados, y pronto había tomado el control
de todos los Estados Unidos.
Las manifestaciones en contra del racismo y la brutalidad policial se sucedieron
durante todo el verano de 2020 en más de 2.500 ciudades y municipios, y en muchos
otros países alrededor del mundo.
En algunos casos, acabaron en enfrentamientos violentos, a menudo acelerados por
las fuerzas policiales, y hubo casos de incendios, robos y vandalismo.
Los enfrentamientos entre los manifestantes y los cuerpos de policía condujeron a la
muerte de 32 personas.
Al final de junio, en una entrevista con el medio de comunicación conservador Fox
News, el presidente Donald Trump acusó a uno de los líderes del movimiento Black
Lives Matter de intentar realizar un levantamiento popular en suelo americano.

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