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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE MÉXICO

Maestría en Derecho

Teorías Jurídicas Contemporáneas

Ensayo:

Importancia y comparación de las Teorías Jurídicas Contemporáneas

Profesor: Mtro. Aarón Rasso Sandoval


Autor: Juan Pablo Gómez Mendoza
Fecha: 2 de junio de 2017
Campus: Universidad Tecnológica de México
Campus Marina

1
Índice

Página

Introducción. 3

Desarrollo

I. Delimitación del alcance de las Teorías Jurídicas 4

II. Conceptos jurídicos comunes 4

II.1 Corrientes de reflexión. 5

III. Análisis específico 6

III.1 Origen y sistema teórico 6

III.2. Alcance normativo 9

III.3 Situación y críticas actuales 12

IV. Perspectivas futuras 17

Conclusión 20

Bibliografía 21

2
Introducción

Con el propósito de comprender la problemática de las teorías jurídicas contemporáneas

actuales, y para proponer una solución de casos específicos, previo a ser aplicadas, se deben

comprender los principales conceptos jurídicos abordados, precisamente por las actuales

teorías jurídicas, y para ello se deberá señalar primeramente de qué forma interactúan las

mismas en las circunstancias presentes, es decir, cuáles son sus puntos de contacto y

resolución.

Así, reflexionar sobre ellas, nos remite a ponderar el contexto en el cual se propone su

definición, siendo este, uno globalizado, altamente tecnificado, de dogmas políticos

cuestionados, modelos económicos caducados y sociedades participantes, aunque aún

aisladas por particulares intereses de grupo.

De esta forma, dicha delimitación permite dilucidar con meridiana claridad, que una

reflexión sobre las Teorías Jurídicas Contemporáneas, debe obedecer a una correcta

contextualización previo a considerar conceptos conclusivos, puesto que la realidad actual

de las Teorías Jurídicas no se puede comprender sin dilucidar sus antecedentes próximos y

lejanos.

Es por ello, que en el presente ensayo se pretende responder a las cuestiones sobre cuáles

son los conceptos en los que las Teorías Jurídicas Contemporáneas conviven y cómo dichos

conceptos podrán aplicarse para la solución de problemáticas y casos concretos.

3
Desarrollo

I. Delimitación del alcance de las Teorías Jurídicas

Reflexionar en esta segunda década del siglo XXI, sobre el contenido las Teorías Jurídicas

Contemporáneas, dista profundamente de las reflexiones realizadas el siglo pasado, puesto

que si bien es cierto existían iguales rezagos y desafíos en materia social, económica y

política, no existían dos elementos determinantes: la globalización (influido ampliamente

por la apertura de medios de información y comunicación supranacionales) y una sociedad

con acceso a herramientas tecnológicas superiores al estándar.

Así, iusnaturalismo, iuspositivismo neoconstitucionalismo, constitucionalismo popular y

nuevo constitucionalismo latinoamericano, pueden ser sujetos de una reflexión acotada para

comprender los actuales fenómenos jurídicos complejos a la luz de las desdibujadas

fronteras nacionales, amén de los adelantos tecnológicos.

De ello, se puede deducir que son primordialmente dichos aspectos, mas no lo únicos, los

que serán protagonistas en la difusión y búsqueda de protección y garantías legales que

obligarán a replantear los alcances y caracteres casi omnímodos de la corriente jurídica

dominante hasta la primera mitad del siglo XX, denominada Positivismo Jurídico y

permitirá la irrupción de nuevas corrientes y escuelas de pensamiento, que formularán

nuevos paradigmas en la Teorías Jurídicas Contemporáneas.

II. Conceptos jurídicos comunes

El derecho, como ciencia social, posee elementos que son comunes a sus distintas

ramas y escuelas de reflexión, en virtud de que la teoría del derecho busca consolidar en

4
conceptos universales, el significado del mismo independientemente del que le den de

forma individual cada una de ellas.

En tal sentido, si bien es cierto no es dable (o al menos posible) intentar fijar conceptos

universales e inmutables del derecho, sí es aceptable, desde una perspectiva objetiva y

externa, establecer conceptos que aclaren los alcances de determinada concepción de la

ciencia jurídica según cada escuela de reflexión.

II.1 Corrientes de reflexión.

Ahora bien, como ha quedado señalado en la introducción del presente Ensayo, se

abordarán aquellas corrientes constitucionales que actualmente se enfrentan en debates

teóricos, y de las que han abrevado los recientes modelos políticos para justificar, en gran

medida, sus muy discutibles mecanismos de actuación ante sus pueblos, porque

precisamente, contrario a lo postulado por el iuspositivismo (cuyo contenido será sometido

a análisis sucinto en el presente documento), el derecho no puede sustraerse de la realidad

social, económica, demográfica, política e internacional imperante actualmente (ni en lo

futuro debiera hacerlo).

Dichas corrientes de reflexión analizadas brevemente, serán el iuspositivismo ante el

iusnaturalismo, el neoconstitucionalismo y la influencia recibida del iusnaturalismo, así

como una reflexión sobre el constitucionalismo popular y el nuevo constitucionalismo

latinoamericano como corrientes derivadas y claramente diferenciadas del

neoconstitucionalismo, justamente por medio de la revisión de los conceptos específicos de

su origen y sistema teórico, alcance normativo, situación y críticas actuales y perspectivas

futuras, con el propósito de lograr un acercamiento a la solución de circunstancias políticas,

sociales, económicas en el contexto señalado en líneas superiores.

5
III. Análisis específico

III.1 Origen y sistema teórico

III.1.a Iusnaturalismo y Iuspositivismo

Resulta en una opinión aceptada de forma casi omnímoda, que el iuspositivismo

surge de forma contestataria, ante los postulados otrora dominantes del iusnaturalismo, en

sus muy variadas acepciones y concepciones, escuela jurídica imperante no como sistema

normativo uniforme en estricto sentido, pero sí como fuente de inspiración para los

postulados normativos originados desde la época grecolatina hasta que la ilustración surgió

como etapa de razonamiento.

Dicho surgimiento irrumpió en la idea subjetiva de que la norma jurídica debía considerar

máximas morales, del todo cuasi incuestionables y absolutamente obligatorias, y que solo

mediante la satisfacción de dichos principios, estaríamos ante la legitimación de dichas

normas.

Así, contrario a ello, la ilustración y el positivismo jurídico lograron generar el nacimiento

de una corriente del todo racional, a través de la reflexión sobre postulados reales y

mesurados, contrario a los principios de origen ético y moral subjetivos.

Es entonces que la norma logra construir aspectos que a la fecha forman parte del

basamento de casi cualquier sistema jurídico existente: la técnica jurídica de redacción de la

misma, logrando el equilibrio entre derecho objetivo, derecho subjetivo y sanción. Sin

embargo, no es el único contenido derivado de la revolución iuspositivista, sino que la

misma obtuvo para sí, el acotamiento del poder público, con el propósito de que la

autoridad sólo pudiera realizar aquello que la norma estrictamente prevé que pueda

efectuar. Su principal característica se basó en que el criterio legal debía ser aplicado sin

acudir a ningún elemento que no fuera estrictamente legal.

6
III.1.b Neoconstitucionalismo

Ahora bien, es tal el aporte del iuspositivismo, logrando establecerse como la corriente de

pensamiento dominante desde sus albores hasta que a la culminación del conflicto bélico

denominado Segunda Guerra Mundial surge una corriente, que los tratadistas han

denominado Neoconstitucionalismo, intentando identificarlo también como una respuesta

ante el positivismo.

Ello es así, pues como hemos dicho el iuspositivismo (y específicamente la teoría pura del

derecho), se centró en postulados que en todo caso resultaron en ideales imposibles de

cumplir, ante la ingente realidad de cada estado-nación.

Tal circunstancia provocó un distanciamiento conceptual entre, no solo las ramas

académicas, sino además políticas y sociales que debían converger para brindar soluciones

ante las apremiantes necesidades mundiales.

Mas, ¿por qué se habla de separación? La separación aludida fue consecuencia de que:

1. En tanto la norma general atendía supuestos del todo genéricos, no podía aplicarse a

casos concretos;

2. Los postulados teóricos, con creciente dificultad podían atender a eventos reales, al

haber sido diseñados en entornos de investigación plagados de la idea de la

separación del derecho, respecto del resto de disciplinas;

3. Generaciones de juristas que fueron educadas e informadas en la etapa

iuspositivista, defendieron el criterio de que la norma en sí misma debía defenderse

a costa el procedimiento, por sobre el contenido de la norma.

De eso último, podemos inferir con claridad cuál fue el aporte del neoconstitucionalismo:

repensar, grosso modo, tales contenidos.

7
Por ello, el neoconstitucionalismo se puede comprender como contraposición del

iuspositivismo (al menos en sus extremos) puesto que:

1. Pugna que la norma, si bien continúa siendo la fuente general, para atender

supuestos específicos no puede depender solo de ella misma, sino que debe procurar

allegarse de ulteriores elementos de decisión;

2. Amplía su alcance a que la norma producida sea sujeta a la revisión de la realidad,

no como mero producto académico o legislativo, sino en un intento de acercarle a la

realidad, lo además se fortalece a través de las decisiones judiciales específicas;

3. La necesidad de atender derechos muchas veces ignorados o pasados por alto como

consecuencia de brindar la mayor atención al procedimentalismo antes que al

sustancialismo, arribaron a la necesidad de superponer el contenido (no fáctico) de

la norma, a su procedimiento de aplicación o ejecución, con lo cual se garantiza

decisiones, al menos en la consideración, apegadas a la realidad antes que al papel y

la tinta.

III.1.c Alternativas al Neoconstitucionalismo

De diferente origen, pero en igual posición contestataria, las corrientes denominadas

Constitucionalismo Popular y Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano, no deben

tampoco considerarse como estrictamente contrarias al Neoconstitucionalismo.

De las lecturas realizadas a las obras de tratadistas como los doctores Pedro Salazar Ugarte 1

y Pablo María Garat2, se puede distinguir que las citadas corrientes no se pueden constituir

en adversas al Neoconstitucionalismo, sino que formadas en contextos políticos, sociales,

1
Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
2
Profesor titular de Derecho Constitucional y Derecho Constitucional Tributario de la Pontificia Universidad
Católica Argentina.

8
económicos e incluso tecnológicos diferentes, tienden a ofrecer una relectura de lo

realmente relevante en cuanto a la construcción y aplicación del derecho.

Así, ambas consideran que la participación social directa en las decisiones estatales, no solo

juega un papel secundario, sino que las mismas brindan legitimidad a los postulados de

cada una, solo constituyéndose el Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano en una

tendencia cuyo extremo le conlleva graves perjuicios, como son los excesivos plazos de

revisión popular de las decisiones que deberían ser expeditas por su urgencia, y la búsqueda

de legitimidad popular mayoritaria, lo cual impide decisiones equilibradas.

Ese último carácter es compartido por el Constitucionalismo Popular, sin embargo su

carácter dista de basarse en documentos monolíticos (como en el Nuevo

Constitucionalismo Latinoamericano), sino que se basa en la irrestricta aplicación

jurisprudencial a casos concretos, lo cual permite flexibilizar la norma, contrario a aquel, en

que el cuerpo constitucional es inflexivo y omnímodo.

III.2. Alcance normativo

III.2.a Iusnaturalismo y Iuspositivismo

Por su carácter multicultural y como consecuencia de las diversas y distantes épocas

de su existencia, las normas construidas bajo los supuestos iusnaturalistas fueron de muy

variopintos calados y sin basamentos uniformes, pues cumplían funciones, en primera

instancia, de reguladores procesales y a su vez sustantivo en un mismo texto, como en los

de carácter religioso.

En otros más, su alcance se centraba en sancionar conductas antiéticas y contrarias a la

moral de la época, pero cuya sanción se perfeccionaría hasta que el sujeto quebrantador de

la norma (que no en todos casos podía denominarse ley) había fallecido y podía acceder a

las consecuencias espirituales de sus acciones terrenales.

9
En los casos más recientes, las normas adecuadas a los principios del iusnaturalismo hacían

un revisionismo de sus aspectos morales, pero construidas sobre criterios jurídicas que,

lejos de disipar su contenido, lo fijaban en cuerpos legales.

Por otro lado, el iuspositivismo atiende a circunstancias ideales, pero como gran aporte,

estableció criterios, si no uniformes, sí consolidados acerca de la formal construcción

textual del derecho, buscando su correcta aplicación.

Esta visión del iuspositivismo coincide con la necesidad de describir supuestos del “deber

ser”, pretendiendo escoger definiciones genéricas en las cuáles cualquier supuesto jurídico

pudiera convivir y consistir, con el propósito de que, habiéndose adecuado en conductas

materialmente desplegadas, se actualizara la consecuencia jurídica correspondiente, fuera

esta una sanción, la creación de algún derecho u obligación.

Por ello, el estudio de las normas derivadas del iuspositivismo, resultó en un cúmulo de

ordenamientos tendientes a describir circunstancias ideales, que en ocasiones no alcanzaban

para que sanciones, derechos u obligaciones se actualizaran, pues el riesgo de no incluir

algún supuesto en su redacción, no podía perfeccionarse sino activando la maquinaria

legislativa.

Ello deviene de la inveterata consuetudo de que las decisiones jurisdiccionales, estatales y

de cualquier autoridad facultada, debían ceñirse estrictamente a la letra constitucional, sin

opción de privilegiar aquellos aspectos no normativos (y en un extremo, ni aún

considerarlos).

III.2.b Neoconstitucionalismo

Bajo la presente visión constitucional, la norma continúa siendo base de la aplicación del

derecho en la realidad objetiva de las sociedades. Así, es preciso señalar que la misma no

pretende bajo ningún concepto desvincularse o alejarse de la sustancia normativa.

10
Existe pluralidad de visiones sobre su alcance y contenido, pero diversos tratadistas como

el doctor Alfonso Santiago3, sostienen que precisa de la norma positiva para contener un

mínimo de exigibilidad, deberá precisarse en normas positivas y vigentes, de lo cual se

puede deducir su objetividad.

Así, siguiendo tal línea discursiva, el doctor Miguel Carbonell 4, refiere con meridiana

claridad que lo anterior no implica una sujeción inmerecida a la norma como monolito al

cual acudir de forma unicitaria, sino que siendo basamento jurídico de la actividad Estatal,

debe admitir y allegarse de los necesarios aportes de (i) ciencias y disciplinas

concomitantes e incluso inconexas, (ii) elementos fácticos y suprajurídicos que permitan

dilucidar la pertinencia de decisiones novedosas y (iii) aplicar, además del criterio

jurisdiccional o jurídico, el criterio moral y ético que otorgue la mayor y amplia garantía a

los derechos más fundamentales del ser humano.

Lo anterior, con el firme propósito de que aquellas porciones constitucionales y legales que

sean obscuras o incluso inexistentes, puedan obtener la complitud necesaria para que, ante

tales faltas o lagunas, no se deje en sentido alguno desprotegido al ser humano en sus

bienes jurídicos fundamentales a tutelar.

III.2.c Constitucionalismo Popular y Nuevo Constitucionalismo

Latinoamericano.

Las posturas dominantes en cuanto al alcance normativo de las presentes ramas,

constituyen casos especialísimos de análisis, por lo cual, el presente ensayo se constriñe a

disertar sobre los puntos de contacto y distinción entre ambas corrientes.

3
Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Austral de Buenos Aires, Argentina.
4
Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

11
Así, se tiene que, siendo completamente disímbolos en cuanto a su formalidad normativa, al

ser el primero de tendencia no codificada (por dominar las recientes tendencias en el

derecho norteamericano de germen anglosajón), y el segundo encontrarse descrito en

cuerpos normativos compactos, incorporando en su seno un amplio catálogo garantista, no

son del todo lejanos en cuanto a que sus normas son de especial interés para las

comunidades nacionales, requiriendo en todo caso, como ha quedado claro, la aprobación

mayoritaria y popular a las mismas, sus contenidos, alcances y decisiones.

Como nota distintiva, debe quedar claro que, aunque ambos sistemas difieren en cuanto al

contenido garantista en las constituciones de cada país5, ambos coinciden en que no es

dable que un solo órgano estatal sea el encargado de emitir la última decisión sobre su

aplicación, puesto que el criterio de “unos cuantos” no puede o debe superponerse a la “vox

populi”.

Es por ello que el alcance normativo de las presentes corrientes se centra en una

interpretación amplia y consensuada entre los principales actores del estado, incluyendo a

la sociedad en su conjunto.

III.3 Situación y críticas actuales

III.3.a Iusnaturalismo y Iuspositivismo

En la actualidad, el iusnaturalismo consiste en una corriente de reflexión, que como

podrá constatarse más adelante, es fuente de la cual ha tomado el Neoconstitucionalismo,

conceptos y descripciones puntuales, bases conceptuales y análisis teóricos para generar

postulados.

5
En tanto que, para el Constitucionalismo Popular, las Constituciones no deben incorporar los catálogos de
derechos fundamentales, sus mecanismos de garantía y mucho menos lo procedimientos de protección, para el
Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano es indispensable que ellos se encuentren descritos y considerados
en las mismas para ser efectivamente exigibles.

12
Así, con total certeza, se puede considerar que el iusnaturalismo, sin perder su carácter de

corriente jurídica, tampoco se ha transformado en el neoconstitucionalismo arriba indicado.

Ello es relevante si deducimos lo reflexionado por el doctor Rodolfo Luis Vigo6, que a la

postre permite identificar la existencia de diversos puntos de contacto entre ambas

corrientes, importando para los exclusivos efectos del presente Ensayo, que (i) las mismas,

lejos de demeritar la existencia del iuspositivismo, lo encuentran necesario para dar

fortaleza a su existencia y base de acción; y (ii) acuden a la interpretación y confían en el

criterio amplio del juzgador y en que se base, no solo en la construcción de la norma, sino

en un amplio análisis allende el texto legal –es decir, considerando el mundo real.

Por tanto, se puede conceptuar que el iusnaturalismo es a esta fecha, escuela de reflexión y

corriente doctrinaria histórica que influye en las Constituciones tardíamente como

proveedora de conceptos sobre los derechos fundamentales.

Por otro lado, el iuspositivismo se encuentra en un estadio de reconsideración, de acuerdo a

los aportes y análisis de tratadistas como el doctor Carlos Ignacio Massini 7, quien sin

entrever alguna crisis en su seno –como contrariamente considera Luigi Ferrajoli– sí se

encuentra en un momento de necesaria reflexión puesto que las críticas más agrestes en su

contra provienen de tratadistas que en suma le consideran anacrónico y descontextualizado

de la realidad del mundo fáctico.

Tal circunstancia ha pasado por el necesario análisis de sus postulados, incluso

controvirtiéndolos y cuestionándolos como inaplicables.

No se puede perder de vista un elemento toral en ello: la teoría del positivismo jurídico

nace primordialmente en los trabajos del sector doctrinal y académico del siglo XIX, lo

6
Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional del Litoral, Argentina.
7
Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad de Mendoza, Argentina.

13
cual permite elucubrar que su adaptación al mundo fáctico debía pasar por el conocimiento

de los juristas de barra, los postulantes, los legisladores, los administradores públicos, los

gobernados, además de los doctrinarios y académicos, la mayoría librepensadores.

Por tal razón, las críticas a su teoría, resultan fundadas en el mundo actual, en que se ha

dado cuenta de la necesidad de normas actualizadas no en el reloj cronológico, sino en el

social, en el político, en el económico, en suma, en el mundo real.

Baste recordar que en nuestra sociedad latinoamericana, de raigambre romano-germánica

en su mayoría, el derecho es visto con desconfianza por atenerse a describir la sociedad

ideal, antes que de permitir procesos que permitan lograrla, que como más adelante se verá,

germinó en movimientos políticos “restauracionistas” de la idea de terminar con la

oligarquía opresora, sea lo que ello significare, acreditando con ello, lo que tantas ocasiones

negó el iuspositivismo: la indisoluble necesidad del derecho, allegándose de aspectos supra

jurídicos para una mejor y más correcta aplicación y construcción.

III.3.b Neoconstitucionalismo

Como ha quedado explicitado en líneas superiores, el Neoconstitucionalimo por obvias

circunstancias se considera una de las teorías jurídicas contemporáneas más importantes, al

revitalizar aspectos no considerados en las ya analizadas teorías anteriores de forma

separada, sino brindando a cada postulado un peso específico y determinante en el llamado

“garantismo”, que ha permeado en muy diversos textos constitucionales, como haciéndolas

confluir, sin confundir la sustancia de sus postulados.

Así, la relevancia de la edificación de sistemas constitucionales y sus mecanismos de

control, en torno al Neoconstitucionalismo, gira en torno a que no demerita a otras fuentes

del derecho, sino que toma de ellas las posturas que brindan ejecutividad a la protección de

los bienes jurídicos tutelados como derechos fundamentales, puesto que se allega del

14
principio de legalidad o sujeción estricta a la norma en cuanto a la actividad estatal, pero

considera como obligadas aquellas fuentes externas que permitan una interpretación más

favorable y extensa para el particular; regula criterios mínimos (más no menores) de técnica

jurídica para una redacción, lectura e interpretación asequibles de normas efectivas, pero no

restringe la libertad de criterio del juzgador y la autoridad para allegarse de cuantos

elementos considere necesarios conocer.

Ahora bien, tales bondades no están exentas de consideraciones gravosas por parte de otras

corrientes de pensamiento y escuelas jurídicas, como son el considerar que resulta

inaceptable que pocos juristas decidan la aplicación del derecho, sin ser sometido a un

consenso social o popular, siendo este, uno de los principales obstáculos para un diálogo de

la presente corriente y las que se analizan en el siguiente apartado.

Además de granjearle una amplia gama de críticas a tal situación, se debe considerar que

una vez alcanzado el mayor nivel en cuanto al control convencional de la constitución en

tales sistemas, se agota la posibilidad de que decisiones presumiblemente antijurídicas,

tiendan a ser cosa juzgada y por tanto no sean controvertibles las decisiones, precisamente,

de los tribunales normalmente constituidos por un número reducido de personas, lo cual lo

vuelve, en palabras de sus críticos, un sistema no confiable de aplicación del derecho.

III.3.c Constitucionalismo Popular y Nuevo Constitucionalismo

Latinoamericano.

Por otro lado, considerando el pensamiento de los doctores Eduardo Hernando Nieto 8 y

Pedro Salazar Ugarte, antes referido, las corrientes en cita enfrentan un panorama

revisionista a sus postulados, como parte del proceso de reflexión jurídica y filosófica

incentivada por la apertura académica de la Ciencia Jurídica. En dicho revisionismo,

8
Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica del Perú.

15
aunque no es consenso general, se pueden agrupar distintas críticas, que de suyo propio

aclaran la situación por la que pasan en la actualidad tales ramas del derecho.

Tales críticas se centran primordialmente en la tendiente propensión de crear multiplicidad

de normas secundarias y concretas que logran entorpecer un sano desarrollo jurídico de los

Estados-Nación que les han adoptado, dificultando además la aplicación de principios

generales a casos concretos. Ello remite invariablemente al aforismo latino que reza

“Pessima tempora plurimae leges”.

Aunado a lo anterior, los críticos de las presentes corrientes constitucionales, coinciden en

el aspecto de la controversia sobre el número de personas por cuya aprobación se legitima

su aplicación. Pues en tanto que en el Neoconstitucionalismo se critica la reducida cantidad

de revisores y emisores de las decisiones judiciales y administrativas, en los presentes casos

estamos ante la pluralidad de amplios grupos de personas que, si no legitiman con su

aprobación la ley, ésta no surtirá ni será válida, porque el “Pueblo” no la ha aprobado –idea

recalcitrante derivada del descontento popular respecto de la tiranía de los poderosos,

indicada en párrafos superiores.

Por todo ello, los sistemas jurídicos influidos por las presentes corrientes constitucionales,

lejos de abonar en la manumisión de la gente ante la “oligarquía” indeseada, han terminado

por ser sujetos de las pretensiones de amplios grupos de poder, amparados en

constituciones con amplios catálogos de derechos, empoderando a gobernantes que

comulgan con tales idearios, y que basan su legitimidad en la aprobación popular.

Todo ello, no ha hecho sino acreditar lo que reiteradamente se ha señalado en el presente

trabajo: el DERECHO, como ciencia, pero también como sistema normativo, no puede ni

podría desvincularse de la realidad social, política, económica, histórica y espiritual de los

16
pueblos, puesto que este es resultado de la realidad preexistente y no la señalada realidad,

es consecuencia del derecho mismo.

IV. Perspectivas futuras

Habiendo reconstruido un cotejo y una explicación sucintos (que no superficiales) de la

importancia de las Teorías Jurídicas Contemporáneas, ha de plantearse el cómo su análisis

reviste gran trascendencia para la solución de los problemas específicos en el contexto

actual.

Para ello, se debe acudir a guisa de ejemplo, al postulado propuesto por la doctora Marisa

Iglesias Vila9, quien en su concepción nos permite discurrir sobre el concepto de la

Interpretación Constitucional.

Así, tal Interpretación reviste la forma más alta de consideración de los principios que en la

especie deberían estar traducidos en leyes sustantivas y adjetivas, de cuya claridad se

desprenda la efectiva generación de obligaciones, derechos o sanciones a quienes se

ubiquen en sus supuestos. Sin embargo, dada la falibilidad humana, académica, legislativa

y jurisdiccional, no siempre es posible construir normas que permitan basar los actos de

autoridad o las decisiones jurisdiccionales, así como el sustento del ejercicio de la acción

por parte de los particulares en dichas normas, puesto que en tanto obscuras o con lagunas

existentes, las mismas se tornan eficaces.

Es así, que nace la obligación de interpretar el sentido, ya no material, sino primigenio de la

constitución de que se trate, como principal garante de la estabilidad jurídica de un Estado,

puesto que, al dar sentido factual a las disposiciones jurídicas en ella contenidos, se está

ante un auténtico estado de derecho.

9
Profesora titular de Derecho en la Universitat Pompeu Fabra, de Barcelona, España.

17
Habiendo argumentado sobre ello, es posible arribar a una consideración sobre la

interpretación de una norma tan general como la constitución, en relación con la solución

de aspectos y casos específicos.

Sobre ello, podría pensarse que no existe medio de conciliar las disímbolas posturas de las

cinco corrientes jurídicas aquí analizadas. Y si bien es cierto no existe mecanismo para

hacer coincidir sus planteamientos, postulados, criterios, bases, conceptos y orígenes, cierto

es también que ello no significa que no pueda proponerse un criterio aplicable a las

multicitadas cinco corrientes de pensamiento iusfilosófico.

Mas, ¿en dónde radica ese criterio que se puede aplicar a las ya referidas corrientes? La

respuesta más básica que se puede proponer es, en palabras y conceptos del que suscribe:

en la “Pertinencia de la Interpretación Constitucional”.

Así, la pertinencia de la interpretación constitucional, por general que sea y exista, no es

podrá ser nunca lo suficientemente ajena a cada caso en particular, pues si bien es cierto las

leyes que de ella emanan (lato sensu, sean generales o particularizadas), no pueden

encontrarse fuera de los principios por dichas constituciones normados.

Así, encontramos que precisamente el criterio de aplicación e interpretación jurídico de las

Constituciones, ha evolucionado para convertirse en la actualidad en un modelo que

conjunta lo asequible de las corrientes jurídicas más consistentes, como son el

iusnaturalismo y iuspositivismo, debiendo aún superar la pertinaz cuestión de si es dable

que solo un grupúsculo selecto de juristas decidan sobre el alcance de su interpretación o

deba ser limitada su aceptación (invocada como “legitimidad”), por el gran cúmulo de

ciudadanos, o en su defecto su validez consiste en el hecho de que solamente el Estado

puede y debe ser el emisor y juez de las normas emitidas sin que sean válidas opiniones

contrarias (como ocurre en los órdenes constitucionales de las dictaduras modernas).

18
Es precisamente esta reflexión la que nos coloca en perspectiva de que hablar del concepto

de “Pertinencia de la Interpretación Constitucional”, consiste en describir una actividad que

puede aplicarse a cada teoría jurídica analizada, puesto que, a pesar de haber sido

construidas en distintos escenarios sociales, políticos y económicos, se estima que las

mismas obedecen a la protección de los derechos fundamentales de la colectividad, así

como del particular.

19
Conclusión

Por todo lo anteriormente expuesto, válidamente se puede concluir que lo pertinente es

interpretar con la mayor amplitud, lo que en las Constituciones se encuentra descrito, más

allá de la Teoría Jurídica en que se base, allegándose de toda fuente de criterios y principios

acorde con sus textos, pues así no se demerita ni controvierte su sentido original, sino que

se le brinda un sentido superior y más amplio en favor del gobernado.

Ahora bien, la Pertinencia de la Interpretación Constitucional, no debería estar ligada a la

“legitimidad” de su aplicación, lo cual, en todo caso, sí podría contaminar el fondo de la

decisión. Legitimar el contenido de la constitución a través de medios en ella no previstos,

no abona en su interpretación, sino que la entorpece.

Es por ello que se considera que, como perspectiva futura, las teorías jurídicas

contemporáneas habrán de inclinarse en lo subsecuente a una ponderación que superponga

la interpretación amplia y garantista, por sobre la “obtención” de legitimidad de sus

decisiones, quedando en segundo plano ello, independientemente de que la misma sea

otorgada por un número reducido de personas (como en el Neoconstitucionalismo) o el más

amplio sector poblacional (como en el Constitucionalismo Popular y el Nuevo

Constitucionalismo Latinoamericano).

20
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