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ABSTRACT: The article is oriented to provide theoretical materials that are useful for the
debate that must occur in the constitutional reform process that is announced in Spain.
With a clear informative intention, the author selects, extracts and - in an accessible way
for the reader through download - the recent doctrine that has analyzed and explained the
methodology and objectives of the ideological and theoretical approaches known as
"neoconstitutionalism" and "popular constitutionalism " Concludes with the criticism of
these approaches that in the author's opinion lead us to enact constitutions that "do not
constitute."
*
Profesor de Filosofía del Derecho. Universidad Alfonso X “El Sabio”
1
TUSHNET, Mark V. Popular constitutionalism as political law P.1001
1.- INTRODUCCIÓN
Aunque muchos autores describan remotos, o casi míticos, orígenes para los
neoconstitucionalismos, algunas autoras (ALTERIO, 2014) estiman que el
origen de la idea del “neoconstitucionalismo”, o como prefiere la mayoría
entender “neoconstitucionalismos”, puede tener su origen en la crítica al
positivismo que Ronald Dworking inició a fines de la década de los sesenta,
advirtiendo de una dualidad entre las normas jurídicas que permite
distinguir principios y reglas.
En mi opinión, y como veremos más adelante, la discusión sobre el
concepto, naturaleza jurídica, función y positivación de los principios es la
clave para comprender y rechazar todas estas dispares ideologías que
actualmente etiquetamos de “neoconstitucionalistas”, y ello es debido a que
todas ellas encuentran en esto de los principios la forma de modificar la
situación actual de los estados, orientándola a nuevos fines o valores
presuntamente más modernos y mejores que los existentes. Como dice
Dworkin -y es plenamente cierto-, en todo sistema jurídico plenamente
desarrollado la presencia de los principios es fácilmente constatable ya que
todo sistema jurídico mínimamente desarrollado los incorpora.
Pero tras esta “revelación” buena parte de la doctrina posterior fue incapaz
de percibir las distinciones ontológicas existentes entre los principios, los
fines, los valores, los ideales y las virtudes; y más concretamente entre
cualquier principio y los auténticos principios generales del Derecho.
Lógicamente, bajo la mentalidad positivista aún cegada por la idea del
sistema jurídico, esta pretensión de dotar de nuevos valores y fines al
Derecho (que para ellos se reduce al Ordenamiento Jurídico) necesita hallar
un cauce de positivización, y como eso es paradójico, no queda más
solución que inventar nuevas categorías, que adosadas a las actuales, las
hagan más aceptables. Los principios son idóneos para esto, ya que por su
propia compleja naturaleza ontológica, su carácter tópico y problemático, la
posibilidad de interpretarlos y aplicarlos de forma diversa en atención al
caso, parece que pueden ser el material idóneo para decir –sin
avergonzarnos- una cosa y su contrario, y eso en estos tiempos le hace
mucha falta al positivismo legalista.
La influencia perniciosa de esta distinción entre reglas y principios ha sido
especialmente dañina en estados que carecen de una regulación adecuada de
su sistema de fuentes de Derecho. Así entendido, esta concepción de la
normatividad, esta nueva “Teoría del Derecho” o este movimiento
ideológico -que cualquiera de las tres cosas puede ser- se caracteriza por
pretender superar el positivismo mediante la inclusión en la Constitución de
referencias axiológicas y de principios dotados de eficacia normativa.
En realidad, y caso de que tal técnica de “justicia material” funcionara, lo
que estaríamos consiguiendo es justificar la prórroga del estéril y agotado
modelo positivista, que ya se ha mostrado como definitivamente incapaz de
dar solución a los nuevos problemas derivados de los anhelos colectivos de
seguridad jurídica frente a los desafíos de los desarrollos tecnológicos y la
globalización.
En muchos estados latinoamericanos al amparo del descubrimiento de esta
pretendida “dualidad” y de las dispares -e interesadas- interpretaciones del
concepto y función de los “principios”, se han defendido teorías que
justifican y defienden la promulgación de normas jurídicas que ni autorizan,
ni prohíben nada; de altas cortes que vindican y ejercen funciones
3
normativas y de sentencias judiciales que se irrogan valor normativo con
eficacia erga omnes.
2
. GARCIA DE ENTERRÍA, E. , «Prólogo», en Theodor Viehweg, Tópica y
Jurisprudencia, Altea/alfaguara 1986, p, 16.
3
GARCÍA AMADO J. A., Teorías de la tópica jurídica Universidad de Oviedo, 1988
(Nota 124)
5
En 1962 José María Rodríguez Paniagua4 descubrió esta obra de Viehweg,
publicando su recensión en el Anuario de Filosofía del Derecho. Luis Diez
Picazo tradujo a Viehweg al castellano y Eduardo García de Enterría redactó
su prólogo. Para nuestra mejor doctrina5, la existencia, la naturaleza, el
valor y la función de los principios es conocida desde la mejor etapa del
derecho romano y es -y ha sido siempre- indiscutible.
Por eso, podemos comprobar que nuestros mejores magistrados nunca
confundieron en sus sentencias los principios generales del Derecho con las
reglas, ni con las “rules”, ni con los valores, ni con los fines o con los
ideales; es decir que nunca mezclaron la ideología política con el Derecho,
ni este con la moral, precisamente porque conscientes de la amplia
dimensión de los jurídico, nunca confunden la Ley con el Derecho.
6
La definición está contenida en el artículo 161 de la Constitución y desarrollada en el art.
1 de la Ley Orgánica 2/1979.
7
vista estricto solo se puede considerar intérprete “auténtico” de la
Constitución a su autor es decir, a las Cortes Constituyentes. Esta
declaración produce un indiscutible trasvase de poderes del legislador
constituyente al órgano judicial de control (constituido) que merece alguna
reflexión. En España, también tenemos el sistema concentrado de control
constitucional que fue puesto en funcionamiento por primera vez a
principios del siglo pasado en el sistema jurídico austríaco. Conviene
recordar que la creación de un órgano propio ad hoc de control
constitucional hoy universalmente aceptado prácticamente sin
cuestionamiento, pone en práctica los cuestionables planteamientos
positivistas de Hans Kelsen7 que opinaba que el sentido inmanente de la
noción fundamental de «Constitución» implica la idea de una jerarquía de
las formas jurídicas. O lo que es lo mismo: que sin sistema normativo
piramidal y jerarquizado no tiene sentido que haya Constitución (sic.).
El trasvase del poder político desde el “constituyente” hacia el órgano
jurisdiccional de control (“constituido”) siempre se justifica bajo el falaz
argumento pragmático de búsqueda de una mayor flexibilidad normativa y
la mayor eficacia de su alta función de protección de los Derechos y
Libertades fundamentales de los ciudadanos.
En todo caso, este trasvase de poder plantea serias cuestiones y crea
importantes conflictos y situaciones constitucionales aporéticas, por ejemplo
respecto a la posibilidad de control preventivo de las “normas
interpretativas” dictadas por el Tribunal, o respecto a la tramitación y
7
Kelsen “La garantía jurisdiccional de la Constitución”, publicada originalmente en la
Revista de Derecho Público y Ciencia Política, París, 1928. Traducción: Rolando
TAMAYO Y SALMORÁN. Revisión: Domingo GARCÍA BELAUNDE en Anuario
Iberoamericano de Justicia Constitucional ISSN 1138-4824, núm. 15, Madrid (2011),
págs. 249-300
retroactividad de dichas disposiciones. En caso de reforma constitucional, el
poder constituyente debe cuestionarse este nuevamente este sistema y
pronunciarse sobre esta cuestión.
CUARTO.- La apertura en España de un intenso y complejo debate
técnico sobre las competencias de los gobiernos y las administraciones. En
las últimas décadas nuestro Tribunal Constitucional ha desarrollado una
minuciosa y casuística doctrina sobre los criterios de preferencia y la
prevalencia en el ejercicio de determinadas competencias concurrentes, la
concurrencia de títulos jurídicos habilitantes sobre un mismo espacio físico,
el carácter positivo o negativo de la atribución competencial y la forma y
límites del ejercicio competencial, atendiendo a su carácter, su regulación y
todos los factores territoriales, temporales y funcionales que puedan influir.
En España apenas se discute nunca sobre la corrección o incorrección del
contenido de una norma sobre educación, medio ambiente o turismo, porque
es suficiente con acreditar que el órgano autor de dicha regulación resultó
competente.
Esta discusión bizantina8 sobre las competencias -que dicho sea con los
debidos respetos, tiene su único origen en la deficiente redacción y la
ambigüedad del Título VIII de nuestra Constitución-, ha mantenido ocupada
a buena parte de nuestra doctrina y prácticamente a toda la jurisprudencia
constitucional, lo que ha restado bastante protagonismo, talento y energía al
debate sobre posibles reformas neoconstitucionales o redentoristas.
Todos los anteriores factores han servido en parte -a mi juicio- de vacuna
frente a la confusión y la oportunidad que causó el ya referido presunto
8
Por todas, ver la STC 141/2014, de 11 de septiembre de 2014. Disponible en:
http://hj.tribunalconstitucional.es/HJ/es/Resolucion/Show/24080 Fecha de acceso
15/12/2017
9
descubrimiento de que existe distinción entre reglas y principios… A
consolidar estas barreras para tratar de evitar una tardía pero posiblemente
muy virulenta infección están dedicadas estas líneas.
9
UPRIMNY, R., “Las transformaciones constitucionales recientes en América Latina:
tendencias y desafíos”. También, vid. UPRIMNY, R., “Modernización del Estado y
reformas constitucionales en América Latina: encuentros y desencuentros” en VV.AA. Los
procesos de control estratégico como pilares de modernización del Estado. Bogotá, BID,
PGN, 2007.
IANCIARDO, Juan; ZAMBRANO, Pilar. “Los a priori de la cultura de derechos”.
Cuestiones Constitucionales Revista Mexicana de Derecho Constitucional, [S.l.], p. 103-
142, jan. 2016.
10
Vg. Art. 1.- CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR: El Ecuador es
un Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano,
independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico. Se organiza en forma de
república y se gobierna de manera descentralizada. La soberanía radica en el pueblo, cuya
voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder
público y de las formas de participación directa previstas en la Constitución. Los recursos
naturales no renovables del territorio del Estado pertenecen a su patrimonio inalienable,
irrenunciable e imprescriptible.
11
MARTÍNEZ DALMAU, Rubén, “El ejercicio del poder constituyente en el nuevo
constitucionalismo”. Revista General de Derecho Público Comparado, 11, 2012 p. 1-15
democrático de derecho. Esta pretendida superación estaría fundamentada
en:
1) Reivindicación del concepto de soberanía popular y su identificación
con el poder constituyente
2) Incorporación de mecanismos de fortalecimiento democrático del
poder constituido a través de la participación directa en las
decisiones y del control democrático del poder político.
3) Búsqueda de mecanismos de materialización y continuada
efectividad de la Constitución sobre el resto ordenamiento jurídico.
4) Desaparición del poder constituyente constituido derivado (poder de
reforma de la Constitución por parte de los órganos constituidos), al
considerar materialmente indelegable al poder constituyente
democrático.
Para tratar de comprender un poco más profundamente los planteamientos
del neoconstitucionalismo, y siguiendo en esto a ALTERIO M.A.12,
entendemos que lo primero que hay que hacer es conseguir distinguir entre
sus diferentes versiones. Una vez revisadas, tenemos que aceptar que como
expone AVILA H.13, el neoconstitucionalismo ha impulsado una nueva
Teoría del Derecho, cuyos fundamentos discernibles desde el punto de vista
teórico podrían ser los cuatro siguientes:
12
ALTERIO, Ana Micaela. “Corrientes del constitucionalismo contemporáneo a debate”,
Problema. Anuario de Filosofía y Teoría del Derecho, [S.l.], p. 227-306, jan. 2014.
13
Cfr.ÁVILA H. “Neo-constitucionalismo»: entre la «ciencia del Derecho» y el «derecho
de la Ciencia»” Derecho & Sociedad Asociación Civil 65 40
En España estas tesis han sido difundidas por CARBONELL, M. y ATIENZA, M.: ,
ATIENZA, M.: “Ni positivismo jurídico ni neoconstitucionalismo: una defensa del
constitucionalismo postpositivista”. CARBONELL, M. «El neoconstitucionalismo en su
laberinto».En: Carbonell, Miguel (coord.). Teoría del neoconstitucionalismo. Madrid:
Trotta, 2007
11
1. Normativo (de la regla al principio): más principios que reglas.
2. Metodológico (de la subsunción a la ponderación): más ponderación que
subsunción.
3. Axiológico (de la justicia general a la justicia particular) Coexistencia de
una constelación de valores, a veces tendencialmente contradictorios, en
lugar de homogeneidad ideológica en torno a un puñado de principios
coherentes entre sí y en torno, principalmente, a las sucesivas opciones
legislativas
4. Organizativo (del Poder Legislativo al Poder Judicial). Omnipotencia
judicial en lugar de autonomía del legislador o reglamentaria. Lo que
implica la omnipresencia y supremacía de las decisiones del Tribunal
Constitucional en todas las áreas jurídicas, en todos los conflictos
meramente relevantes.
13
constitucional. Se trataría de evitar lo que en evidente tono de reproche se
ha denominado “tiranía de los muertos sobre los vivos”.
Resulta difícil analizar separadamente los elementos habitualmente
incluidos en cualquier planteamiento neoconstitucional, a pesar de lo cual
citaremos los más habitualmente referidos por la doctrina.
16
Cfr. YRIGOYEN FAJARDO R. “Hitos del reconocimiento del pluralismo jurídico
y el derecho indígena en las políticas indigenistas y el constitucionalismo andino” en
BERRAONDO, M. (coord.): Pueblos Indígenas y derechos humanos, Universidad de
Deusto, 2006. (pp. 537-567).
17
WOLKMER, A. C., “Pluralismo jurídico, movimentos sociais e processos de lutas
desde America Latina” en WOLKMER, A. C.; I. FERNANDEZ M. LIXA (Orgs.)
Constitucionalismo, Descolonización y pluralismo jurídico en América Latina, NEPE -
Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) Aguascalientes / Florianópolis, 2015, pp.
95-103
a otros pueblos y colectivos que coexisten, o se pueden formar, en el interior
de los estados. La pluralidad tiene como objetivo:
1. AUTONOMÍA: Entendida como reconocimiento de poder intrínseco a
los diversos grupos en forma independiente del poder estatal.
2. DESCENTRALIZACIÓN: Entendida como desplazamiento del centro
decisorio hacia esferas locales, muchas veces fragmentarias y
cambiantes.
3. DESCONCENTRACIÓN: Vinculada a la participación, intervención de
los grupos, sobre todo de los minoritarios, en el proceso legislativo y
judicial.
4. LOCALISMO: Reconocimiento de determinados privilegios del poder
local ante el poder central.
5. DIVERSIDAD: Reconocimiento de determinados privilegios de la
diferencia frente a la homogeneidad.
6. TOLERANCIA. Espíritu de indulgencia y práctica de la moderación.
15
ocasiones colisionan y resultan incompatibles con ellos. CONTRERAS
PELÁEZ F.J. 18 establece que estos “derechos diferenciados en función del
grupo” pueden ser de tres tipos:
1) Derechos de autogobierno: Se pretenden ejercen por las minorías
étnicas en las provincias, Estados federados, etc. cuando se consideran
mayoría.
2) Derechos poliétnicos: Exenciones frente a normas generales, incluso
de apariencia neutral, pero que consideran atentatorias contra la identidad y
del grupo por tanto discriminatorias.
3) Derechos especiales de representación: Cuotas étnicas en los órganos
legislativos que garanticen un número mínimo de escaños a las minorías. Se
trata de peticiones de discriminación positiva, normalmente fundamentadas
en razones históricas.
18
CONTRERAS PELÁEZ, F.J., “Los derechos indígenas en las nuevas constituciones
hispanoamericanas”, en Derechos y Libertades. Revista del Instituto Bartolomé de las
Casas, Madrid, Universidad Carlos III-BOE, 2012, pp. 83-107.
esta diferencia de legitimidad siempre debe prevalecer la interpretación
constitucional sobre la ley ordinaria.
Priorizando el principio de autodeterminación de los pueblos, y a
diferencia de las otras corrientes, el Constitucionalismo Popular no ve en las
mayorías amenaza alguna, sino todo lo contrario. En su defensa a la
soberanía popular, tiende a valorar más las manifestaciones mayoritarias y
globalizadas propias de la “cultura popular” que las diferencias sociales y
culturales que caracterizan el multiculturalismo o el indigenismo.
Los “populistas” favorecen herramientas y medidas tales como la
rotación en los cargos, los mandatos cortos, la descentralización del poder19.
El Constitucionalismo Popular encuentra en los procesos de discusión
popular una fuente de legitimidad para el derecho constitucional. El pueblo
tiene como enemigo20 a los tribunales Constitucionales, que se muestran
como “sirvientes constitucionales” de las elites políticas. Para ALTERIO
A.M.21 el constitucionalismo popular propicia:
1) Frexibilizar la Constitución y excederla.
2) Desafiar la supremacía judicial.
3) Interpretar extrajudicialmente la Constitución.
4) Participación popular en las instituciones políticas y democráticas.
5) Recuperación de la relación entre Derecho y Política.
19
KRAMER, Larry The People Themselves: Popular Constitutionalism and Judicial
Review. Oxford University Press, 2004
GARGARELLA R. “El nacimiento del constitucionalismo popular. Sobre The People
Themselves, de Larry Kramer”
20
ALEXANDER, L y SOLUM, L. “Book Review: Popular? Constitutionalism?” en:
Havard Law Review, 118 Harv. L. Rev. 1594 (2004-2005); TUSHNET Mark V. Popular
Constitutionalism As Political Law Georgetown University Law 81 Chi.-Kent L. Rev. 991-
1006 (2006)
21
ALTERIO A.M “Corrientes del constitucionalismo contemporáneo a debate” Problema.
Anuario de Filosofía y Teoría del Derecho, 2014.
17
6.-CONCLUSIONES
22
ROCA I JUNYEN M. “Legislador y Administración” en La Notaría 2/2010 p. 5,
19
“sobreinterpretación” de las disposiciones constitucionales de carácter
programático o directivo; la primacía de la interpretación constitucional
respecto de la ley ordinaria (incluso contra legem); la importación y
creación de doctrinas jurisprudenciales directamente influenciadas por
corrientes ideológicas o intereses políticos y en suma, la creación una
todopoderosa “alta corte constitucional” considerada por ella misma
“interprete auténtica” de la norma fundamental, y en consecuencia también
de todo el ordenamiento subyacente.
Con la lectura de las anteriores líneas y la de los textos que he ido citando se
puede comprobar que las corrientes y variedades de este planteamiento
“neoconstitucional” están ya muy bien estudiados. Lo que no cabe duda es
que la Teoría del Derecho que conocemos como “neoconstitucionalismo”
está teniendo una grandísima influencia en toda la doctrina, y en
consecuencia y mediatizada por ella, en todos los procesos constituyentes y
de reforma constitucional que se han ido abriendo, especialmente en
Latinoamérica.
La idea de “dotar de valores” a los textos constitucionales, unida a la
propuesta de elevar al “máximo rango legislativo” los anhelos de mayor
justicia material de gran parte de la población es muy cautivadora. Sin
embargo, el lector juzgará si la forma de conseguirlo es esta.
Las constituciones efectivamente son las normas de máximo rango de un
ordenamiento, pero tradicionalmente han sido más que eso. Creo importante
recordar aquí el pensamiento de LUCAS VERDÚ P23. que nos enseñó que
una cosa es “tener Constitución” y otra bien distinta “estar en Constitución”.
23
LUCAS VERDÚ P. “Tener y estar en Constitución” Revista de derecho político, ISSN
0211-979X, Nº 75-76, 2009, págs. 275-285
BIBLIOGRAFÍA
ALEXANDER, L y SOLUM, L. “Book Review: Popular? Constitutionalism?” en: Havard
Law Review, 118 Harv. L. Rev. 1594 (2004-2005); TUSHNET Mark V. Popular
Constitutionalism As Political Law Georgetown University Law 81 Chi.-Kent L. Rev. 991-
1006 (2006) Center http://scholarship.law.georgetown.edu/facpub/233/ Fecha de acceso
15/12 /2017
21
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2112894.pdf Fecha de acceso 15/12/2015
KRAMER, Larry The People Themselves: Popular Constitutionalism and Judicial Review.
Oxford University Press, 2004 Disponible en :
https://books.google.es/books?id=sQNCmG-l9bcC&hl=es&source=gbs_navlinks_s
GARGARELLA R. “El nacimiento del constitucionalismo popular. Sobre The People
Themselves, de Larry Kramer” Disponible en:
http://www.juragentium.org/topics/latina/es/gargarel.pdf Fecha de acceso 15/12 /2017
23