Está en la página 1de 13

UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NUEVO LEON

FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES

MALTRATO PSICOLOGICO INFANTIL EN MÉXICO

Historia del pensamiento económico Raul Ibarra Delgado


Grupo 5CP 1953186
Juan Farid Assad Kalifa Licenciatura en Ciencias Políticas

MONTERREY, NUEVO LEON 10 NOVIEMBRE 20


Índice
Introducción
Antecedentes Literarios
Revisión de Métodos
Discusiones
Recomendaciones
Alternativas de Solución
Conclusión
Referencias
Introducción
¿Qué es el maltrato infantil?
En 1999, la Reunión de Consulta de la OMS sobre la Prevención del Maltrato de Menores redactó la
siguiente definición: “El maltrato o la vejación de menores abarca todas las formas de malos tratos
físicos y emocionales, abuso sexual, descuido o negligencia o explotación comercial o de otro tipo,
que originen un daño real o potencial para la salud del niño, su supervivencia, desarrollo o dignidad
en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.”
La definición dada anteriormente cubre una amplia gama de tipos de maltrato. Este capítulo se
concentra principalmente en los actos cometidos u omitidos por los padres u otras personas a cargo
que dan como resultado el daño al niño. En particular, se investigan la prevalencia, las causas y las
consecuencias de cuatro tipos de maltrato de niños por los cuidadores,
a saber:
– el maltrato físico;
– el abuso sexual;
– el maltrato emocional;
– el descuido.
MALTRATO FÍSICO
Se define el maltrato físico de un niño como los actos infligidos por un cuidador que causan un daño
físico real o tienen el potencial de provocarlo.
ABUSO SEXUAL
El abuso sexual se define como los actos en que una persona usa a un niño para su gratificación
sexual.
MALTRATO EMOCIONAL
El maltrato emocional se produce cuando un cuidador no brinda las condiciones apropiadas y
propicias e incluye actos que tienen efectos adversos sobre la salud emocional y el desarrollo del niño.
Tales actos incluyen la restricción de los movimientos del menor, la denigración, la ridiculización,
las amenazas e intimidación, la discriminación, el rechazo y otras formas no físicas de tratamiento
hostil.
DESCUIDO
El descuido se produce cuando uno de los padres no toma medidas para promover el desarrollo del
niño —estando en condiciones de hacerlo— en una o varias de las siguientes áreas: la salud, la
educación, el desarrollo emocional, la nutrición, el amparo y las condiciones de vida seguras. Por lo
tanto, el descuido se distingue de la situación de pobreza en que puede ocurrir solo en los casos en
que la familia u otras personas a cargo disponen de recursos razonables.
Ante las medidas que se tienden para atender este tipo de situaciones queda nula ante la existencia de
otros problemas, en la sociedad mexicana el maltrato infantil es recurrente en las costumbres en base
de regaño de usar golpes para educar, particularmente existe disconformidad ante lo que dicta la OMS
ante la protección de los derechos humanos de los niños y niñas, por lo que aunque internacionalmente
está considerado como una forma de errónea de educar y asimismo como un maltrato, algunas
familias siguen tratando con este tipo o minimizar todo el tipo de acciones
Las consecuencias del maltrato derivan de una serie de problemas para el desarrollo del niño, tanto
psicológicamente y físicamente, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor
riesgo de sufrir problemas mentales, conductuales, de agresividad o inestabilidad emocional, en
muchos casos el futuro de estos termina en el analfabetismo o la ignorancia, por lo que también
derivan a ser los siguientes en dañar la vida de un contrario, en su distinción llegan a ser peligrosos
para la sociedad al no recibir el trato que necesita un niño en su etapa de crecimiento, esto es en un
punto general de perspectiva por lo que se comprenden al igual que en las ocasiones donde suceden
en estos tipos de abusos es en hogares de inestabilidad social u económica.
EL Maltrato psicológico infantil
El maltrato psicológico a los niños, niñas y adolescentes en la familia es una de las tipologías
principales y potencialmente más dañinas de desprotección infantil y a la vez una de las que presenta
mayores dificultades para su identificación, evaluación y abordaje. Sin embargo, la atención que ha
recibido por parte de investigadores y profesionales y responsables de los Servicios de Protección
Infantil ha sido limitada, en comparación con otras tipologías como el abuso sexual, el maltrato físico
e incluso la negligencia. Uno de los primeros problemas que aparecen al revisar el conocimiento
disponible sobre el maltrato psicológico es la dificultad para su definición. El maltrato infantil es un
fenómeno que surge con el hombre, por lo que es tan antiguo como la humanidad. El maltrato infantil
no se presenta de forma aislada, sino que involucra una gran variedad de factores biopsicosociales.
Durante siglos la agresión al menor ha sido justificada de diversas formas. Se les ha sacrificado para
agradar a los dioses, o para mejorar la especie, o bien como una forma de imponer disciplina. En la
historia encontramos mitos, leyendas y descripciones literarias referentes a la actitud de exterminio y
maltrato hacia los menores.El síndrome del niño golpeado fue descrito por primera vez en 1868
por Ambrosie Tardieu.Posteriormente, en 1946 Caffey describió la presencia de hematomas
subdurales asociados con alteraciones radiológicas de los huesos largos en los pequeños.Henry
Kempe y Silverman8 en 1962, crearon la expresión síndrome del niño golpeado, concepto este que
fue ampliado por Fontana6 al indicar que estos niños podían ser agredidos no solo en forma física,
sino también emocionalmente o por negligencia, de modo que sustituyó el término golpeado por el
de maltratado.Los estudios realizados en varios países señalan que el maltrato infantil es un problema
multicausal, en el que intervienen las características del agresor, el agredido, el medio ambiente que
les rodea y un estímulo disparador de la agresión (Ramírez Amador V. La poca fuerza familiar como
factores de riesgo para el maltrato infantil. Tesis de Terminación de la Maestría en Psiquiatría Social.
1999.). Desde hace varias décadas se han manejado cifras verdaderamente alarmantes de niños que
son objeto de la violencia de sus padres, lo que proporciona una idea general de la dimensión del
problema. Por ejemplo, los estudios realizados en E.U. por Kempe y Kempe en 1985 indicaron que
en 6 de cada 1 000 nacimientos se pueden presentar malos tratos, lo que daría un número total de 30
mil a 50 mil niños maltratados por año en aquel país. Más recientemente aún se sabe que los casos de
maltrato infantil han alcanzado la cifra de 24 millones al año. En América Latina y el Caribe hay 185
millones de personas menores de 18 años, de ellos el 50 % son niños y adolescentes. Cerca de 6
millones de niños adolescentes sufren agresiones físicas severas, y 80 000 mueren al año.
Antecedentes Literarios
Diversas organizaciones y asociaciones profesionales han elaborado su propia definición del maltrato
psicológico. Éste figura de forma invariable en todas las clasificaciones sobre la desprotección infantil
-es decir, sobre las diferentes situaciones de maltrato que pueden producirse hacia los niños en el seno
familiar que se han propuesto hasta la fecha. A él le acompañan como tipologías principales el
maltrato físico, la negligencia y el abuso sexual, además de otras tipologías que varían según sistemas
clasificatorios.
La Asociación Internacional para la Prevención del Abuso y Negligencia Infantil define el maltrato
psicológico como "el fracaso en proporcionar al niño un entorno evolutivamente apropiado y de
apoyo, incluyendo la disponibilidad de una figura primaria de apego, de forma que pueda desarrollar
un conjunto estable y completo de competencias emocionales y sociales que corresponden con sus
potencialidades personales en el contexto de la sociedad en la que vive. Puede consistir también en
actos hacia el niño que le provocan o tienen una alta probabilidad de provocarle daño en su salud o
en su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social. Estos actos deben estar razonablemente bajo
el control de los padres o personas que mantengan con él una relación de responsabilidad, confianza
o poder. Los actos incluyen restricción del movimiento, patrones de rechazo, denigración,
culpabilización, amenazas, inducción de miedo, discriminación, ridiculización u otras formas no
físicas de tratamiento hostil o rechazante" (International Society for Prevention of Child Abuse and
Neglect, 1999). Por su parte, la Asociación Profesional Americana sobre el Abuso Infantil define el
maltrato psicológico como "un patrón repetido o un incidente/s extremo/s de rechazo, aterrorizar,
aislamiento, explotación/corrupción, ignorar y/o negligencia hacia la salud mental/médica/educativa
del niño. Tales conductas transmiten al niño el mensaje de ser inútil, defectuoso, no querido, estar en
peligro, o sólo valioso en la medida en que satisface las necesidades de otro" (American Professional
Society on the Abuse of Children, 1995). Si bien estas definiciones gozan de una amplia aceptación,
profesionales e investigadores necesitan definiciones más operativas y precisas, y es aquí donde se
presentan las dificultades (Brassard y Donovan, 2006). Tal y como hoy día afirman Baker y Festinger
(2011), "ningún escrito que trata sobre el maltrato psicológico puede escapar al comentario de la falta
de consenso sobre su definición" (p. 69).
Éste es uno de los problemas que limita de forma importante los hallazgos de la investigación y la
validez de los datos actualmente disponibles sobre la incidencia y prevalencia real del fenómeno.
Algunos estudios llevados a cabo en España indican que el maltrato psicológico puede encontrarse
presente como tipología única o asociada en un 25-45% de los casos de desprotección atendidos por
los Servicios de Protección Infantil y que constituye la segunda tipología más frecuente después de
la negligencia (Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil, 2010; Palacios,
1995). Sin embargo, estos datos deben ser tomados con cautela dadas las diferencias metodológicas
de los estudios de los que provienen y que incluyen, entre otros, diferencias en la clasificación y
definición de las distintas tipologías de desprotección, en las fuentes de información consultadas, y
en la forma en que se computa la concurrencia de tipologías. Problemas similares se encuentra la
Asociación Internacional para la Prevención del Abuso y Negligencia Infantil, que tras recoger los
datos aportados por informantes de 75 países, concluye en la imposibilidad de disponer de cifras
fiables respecto a la prevalencia de las distintas tipologías de desprotección. Las diferencias en su
definición y en el grado de precisión y fiabilidad de los sistemas de registro de la información entre
los diferentes países -e incluso dentro del mismo país entre diferentes regiones o comunidades
impiden conocer cuántos casos se están produciendo, a qué tipologías corresponden, y si el fenómeno
se está incrementando o disminuyendo (International Society for Prevention of Child Abuse and
Neglect, 2008).
Las investigaciones realizadas sobre la incidencia y prevalencia de la desprotección infantil han
mostrado con claridad que una parte muy importante de los casos que se producen no llegan a
conocimiento de los Servicios de Protección Infantil (Euser, van Ijzen-doorn, Prinzie y Bakermans-
Kranenburg, 2010), por lo que los estudios realizados con población general pueden reflejar mejor
las dimensiones reales del problema. En el caso del maltrato psicológico, la revisión de Binggeli, Hart
y Brassard (2001) sitúa en torno al 30% el porcentaje de la población general que refiere haber sido
víctima de maltrato psicológico en su infancia, mientras que Hart, Brassard, Binggeli y Davidson
(2002) sitúan este porcentaje entre el 10 y el 15% al considerar el maltrato psicológico en sus formas
más severas y crónicas. Es posible que estos datos se acerquen más a las dimensiones reales del
problema que las estadísticas de los Servicios de Protección Infantil, pero en cualquier caso han de
ser tomadas con cautela entre otras razones porque parece existir entre la población general una
tendencia a minimizar la importancia de este tipo de experiencias en la propia infancia (Brassard y
Donovan, 2006) y a responder de forma diferente en función de si las preguntas formuladas son de
carácter general o específico (Baker y Festinger, 2011).
El maltrato psicológico constituye una de las tipologías de desprotección infantil que mayores
dificultades presenta para su identificación, evaluación y abordaje. Como se ha señalado previamente,
parte de ellas derivan de los problemas inherentes a su propia definición. Incluso en la bibliografía
especializada y profesional no hay consenso en su propia denominación; a él se han referido
como emotional abuse, emotional neglect, emotional maltreatment, psychological
abuse, psychological battering, o psychological maltreatment (Baker, 2009). En general, emotional
abuse y psychological abuse se utilizan para referirse a actos hostiles hacia el niño, mientras
que emotional neglect y psychological neglect lo hacen para referirse a omisiones. Los
términos emotional maltreatment y psychological maltreatment son los de uso más generalizado;
ambos incluyen tanto acciones como omisiones que implican desatención a las necesidades
psicológicas del niño. En muchas ocasiones dichos términos se utilizan, equivocadamente como
argumenta O'Hagan (1993), como sinónimos. En este texto se han seguido las recomendaciones de
Baker (2009), Hart et al. (2002) y McGee y Wolfe (1991) de utilizar la denominación psychological
maltreatment (traducida como maltrato psicológico) por ser más amplia y permitir incluir
componentes tanto afectivos como cognitivos.
El maltrato psicológico ha sido, de las cuatro tipologías principales de desprotección -maltrato físico,
negligencia, abuso sexual y maltrato psicológico-, una de las últimas en recibir la atención de
investigadores y de los propios Servicios de Protección Infantil. Según Brassard y Donovan (2006),
las razones de ello pueden ser varias: la minimización de su importancia dada su elevada frecuencia,
la consideración de que un cierto grado de agresión psicológica en la familia es normal y esperable,
o el carácter en general no físico de sus secuelas, que hace que profesionales y responsables de la
administración pública sientan una menor urgencia y presión para intervenir que en los casos de
maltrato físico, abuso sexual o negligencia física severa. Revisiones recientes muestran la
preponderancia del interés sobre el abuso sexual frente a otras tipologías como el maltrato físico o la
negligencia en publicaciones e investigaciones del ámbito de la psicología y la salud mental (Chaffin,
2006). En la misma línea se encuentra la revisión de las publicaciones realizadas en Child
Maltreatment, una de las revistas especializadas de mayor calidad sobre el tema, que muestra que
entre los años 1996 y 2010 el número de artículos publicados sobre maltrato psicológico fue
sensiblemente inferior al de artículos sobre abuso sexual, maltrato físico y negligencia, que se situaron
en primer, segundo y tercer lugar respectivamente (Feiring y Zielinski, 2011)
Revisión de Métodos:
A partir del fichaje de información de encuestas y estadísticas, se dio con la mayoría de información
principal que se tiene recapitulado las etnografías en base de la cultura popular mexicana en base de
un análisis previo de sus acciones, la base de investigación se obtuvieron datos como gráficas, notas
periodísticas, noticias, casos que se rigen en una determinada nación como lo es México.
El método podría simplificarse de extensión simplemente del análisis cualitativo al estar
contemplando por datos de experiencia y recapitulando situaciones de la vida diaria, extendiendo el
conocimiento sobre el tema en base a la búsqueda de preguntas que fueran con más precisión de
obtención de información, al principio se planteaba hacer una revisión natural del entorno y campo
en el que ocurría la explotación infantil o maltrato infantil laboral pero se descartó debido a que a
información sería menor a la que pudiese conseguirse planteando el tema general con mayor
relevancia ante la cultura y los datos estadísticos de niños que participan en una actividad laboral en
obligación o voluntaria.
La investigación cualitativa suele ser multimétodo en su enfoque del objeto de investigación, es decir,
a menudo utiliza diferentes métodos de recopilación de información simultáneamente. Proporcionar
datos descriptivos: contenido cultural de las personas, datos observables sobre lo que dicen, etc. Por
lo cual fue la más apta en establecer en esta investigación metódica de información, se plantearon
indicios de curiosidad en el enfoque sobre la labor en la que se desempeñaban los niños
principalmente por lo que a base de esto la investigación pudo tener más retardos por la búsqueda
exhaustiva de llevar una coherencia borde ante los temas y que estos encajaran como la comparación
de años 2019 y 2021 del ENTI, este censo que el INEGI brinda través de asimismo su investigación
en concreta a gráficas de pastel y estadísticas que llevara la información más precisa para todo aquél
que necesitase de la utilización de estos datos para concordarlos .
Para analizar los tipos de explotación y que era lo que producía asimismo los detalles de estos, se
trató prácticamente de la búsqueda del concepto en general como se plantea en la introducción los
temas centrales también se previó de que existiera más información acerca de los vistos como trabajos
laborales en los niños en los niños. Asimismo se conoció y se presentó brevemente más acerca del
concepto en general del maltrato infantil y la explotación infantil, ya que se tiene por entendido que
ambos conceptos tienen como diferencia el hecho de trabajar obligatoriamente y el recibir abuso de
parte de uno de los jefes ante la labor ya sea violación explotación o en el horario, no recibir un buen
salario o recibir golpes de parte de éstos, aunque en las investigaciones no se vio claramente si
existiera un punto en el que especificar a qué tipo de abusos pasaron los niños encuestados para el
tema del trabajo, con esto se busca llegar a plantear que la investigación fue en base a la información
que se obtuvo de internet a través de los medios comunicativos ya sea de noticias o la misma
plataforma de la de la organización de las Naciones Unidas en el tema de protección infantil.
Por su parte como información extraída de fragmentos de las leyes y las normas que se plantean la
República Mexicana a través de la ley del trabajo, esto con motivo de complementar la investigación
con las leyes planteadas y reconocer que estos actos son multados por la Ley Federal del trabajo más
sin embargo, la sociedad mexicana sigue viendo esto como un problema común y no por la gravedad
que se ve ante los derechos humanos de los niños y las niñas, por lo que en esta investigación se llega
a este punto el principal que se había planteado sobre la negligencia ante el tema de la explotación
infantil.
Discusiones
El aspecto controvertido de este tema claramente no se ve debido a la gravedad del asunto y asimismo
del por qué, las discusiones sobre este tema van más empleadas en las alternativas de solución y la
búsqueda de la raíz del problema, como se había planteado en lo largo de la investigación uno de los
problemas que está en relación con el maltrato infantil psicológico , donde una investigación de la
Unicef dice, estima que en México, el 62% de los niños y niñas han sufrido maltrato en algún
momento de su vida, 10.1% de los estudiantes han padecido algún tipo de agresión física en la escuela,
5.5% ha sido víctima de violencia de sexual y un 16.6% de violencia emocional. El 19 de agosto de
1982, tras una serie de sesiones extraordinarias derivadas por la violencia en Palestina, la
Organización de las Naciones Unidas(ONU), declaró el 4 de junio como el Día internacional de los
niños víctimas inocentes de agresión. La resolución aprobada en la resolución ES-7/8 de acuerdo con
la ONU, tiene el propósito de reconocer el dolor que sufren los niños en todo el mundo que son
víctimas de maltrato físico, mental y emocional. En el marco de la conmemoración, Ban Ki-moon,
secretario general de la ONU, expresó “en esta solemne ocasión, tenemos que insistir en el sacro
deber, consagrado en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos del niño, de garantizar
que todos los niños, sin excepción alguna, disfruten de protección especial”.
Información de la ONU, indica que México se ubica en el sexto lugar en América Latina, al tener un
alto número de homicidios de menores; tan solo en los últimos casi 25 años, murieron asesinados
diariamente dos niños o adolescentes, menores de 14 años. De acuerdo el último informe anual Unicef
México, este país ha logrado mejorar sus índices en el acceso a la educación básica, sin embargo los
problemas, niñas y adolescentes son la situación de pobreza extrema, mortalidad infantil y materna
en comunidades marginadas, inequidad por ingreso, origen étnico y género. Las comunidades
marginadas carecen de muchas necesidades, los indígenas se encuentran entre los grupos más
vulnerables en México, la desigualdad que existe en los ingresos en campo y ciudad son muy grandes.
En las localidades rurales con menos de 15,000 habitantes, la falta de ingreso afecta a 60.8% de la
población, mientras que en zonas urbanas, tan solo un 39.8% padece algún tipo de necesidad. En
2008, mientras el 44.2% de la población total vivía en condiciones de pobreza multidimensional, para
los niños, niñas y adolescentes esta cifra ascendió a 53.5% El tema de la violencia es un gran problema
social, pues la Unicef revela que entre 55 y 62% de los niños en México ha sufrido maltrato en algún
momento de su vida, 7 de cada 10 jóvenes viven o han vivido violencia en su noviazgo, 10.1% de los
estudiantes de educación secundaria han padecido algún tipo de agresión física en la escuela, 5.5%
violencia de índole sexual y 16.6% violencia emocional. De 2006 a 2010 en México fallecieron a
causa del crimen organizado niños y niñas menores de 18 años. La ONU asegura que en el mundo
existen 275 millones de niños que son maltratados con golpes, insultos, humillaciones y abandonos.
Además, una cantidad significativa son obligados a trabajar, a prostituirse o a realizar prácticas
pornográficas, otros son víctimas de tráfico humano y muchos más son obligados a enlistarse en las
filas del ejército. Durante los últimos años, México se ha enfrentado a un incremento de la violencia
infantil, no hay pruebas de que esas tasas estén disminuyendo. Las agresiones contra los niños,
aumenta cuando son pequeños, pues son más vulnerables a ser lastimados, aún si la violencia es
emocional.
De enero a julio de 2021, en México el tipo de violencia más ejercido en menores fue psicológica con
37.8 por ciento; seguida de la sexual, 29.6 por ciento; y física, 26.3 por ciento, de acuerdo con datos
del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
El organismo aclara que no suma 100 por ciento, porque pueden presentarse varios tipos de agresión
en un mismo individuo. Además, en ese periodo se registraron mil 427 asesinatos de menores; y hubo
373 mil 661 nacimientos de madres adolescentes, de ellas ocho mil 876 fueron menores de 14 años.
La Organización Mundial de la Salud informó que en el orbe hasta junio de 2020, una de cada cinco
mujeres y uno de cada 13 hombres declararon haber sufrido abusos sexuales durante la infancia.
El maltrato infantil marca de por vida. Se muestra con un potencial daño a la salud física y mental de
quien lo padece, es un problema global; sin embargo, es posible prevenirlo con un enfoque
multisectorial, considera la académica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, María Teresa
Monjarás Rodríguez.
A propósito del 25 de abril, fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el
Maltrato Infantil, la especialista en primera infancia y edad preescolar deja en claro que esta etapa de
la vida es importante en materia de prevención, para evitar que la afectación cause pérdida de la
confianza y responsabilidad en los menores, incluso se replique por generaciones, modele
adolescentes y adultos apáticos con conductas antisociales y depresivas.
“No obstante, el maltrato incluso está desde antes del nacimiento, a veces con comentarios machistas
en culturas donde se fomenta la violencia, donde se dice ‘si es niño: ¡qué gusto!’, ‘si es niña, se acepta,
pero bueno’; desde antes del nacimiento se violenta, o incluso cuando es un bebé que no fue planeado,
ni deseado, también ya viene implícito un rechazo”, indica.
Para evitarlo, “hay que trabajar con políticas públicas que nos ayuden de manera integral, no solo a
los psicólogos, sino a otros especialistas como médicos, abogados, psiquiatras, trabajadores sociales
para laborar en conjunto y de manera interdisciplinaria”, acota Monjarás Rodríguez.
De otra manera, precisa, tendremos más problemas como sociedad; creo que se han manifestado, los
vemos con la adolescencia actual, donde su aislamiento con la tecnología está presente.
Asimismo, tenemos que trabajar con los padres de familia, principalmente para poder instruirlos en
qué es la agresión, cuáles son los tipos y cómo prevenirla.
De acuerdo con la especialista, “se sumó este factor de riesgo que fue la pandemia y que muchos
familiares, ante la desesperación, recurrieron a golpes y conductas crueles. Las palabras se quedan
grabadas, si nosotros queremos un infante sano, positivo y fortalecido, hay que emitir y mostrar
mensajes positivos”.
Cuando analizamos la cadena generacional de un niño maltratado, corroboramos que no solo se trata
de una etapa, el fenómeno va de generación en generación, por eso es importante trabajar con los
menores a partir de un enfoque sistémico, con familiares, tíos, abuelos, para erradicar esa herencia
cultural que aprendió a educar con gritos y golpes, enfatiza Monjarás Rodríguez.
En cuanto al nivel sociocultural, tenemos que de un total de 20 familias en el grupo estudio, 6 tienen
un nivel sociocultural bajo para un 30 %, 7 fueron consideradas promedio para un 35 %, y los 7
restantes tienen un nivel sociocultural alto lo que representa el 35 % del total. Aquí podemos apreciar
cómo no hay un predominio de determinado nivel cultural. En la literatura revisada encontramos
varios autores que se refieren al nivel sociocultural como factor a tener en cuenta para que se
desarrolle el maltrato infantil, pero no consideran sus diferentes niveles; por ejemplo, la Declaración
Médica Mundial18,21 plantea que la definición de maltrato del niño varía de una cultura a otra.
Desafortunadamente los razonamientos culturales por la conducta dañina hacia los niños pueden ser
aceptados, con demasiada ligereza, como prueba de que el tratamiento conferido a los niños no es
abusivo ni dañino.
Barreto P. L., plantea que las raíces históricas, culturales y sociales constituyen un reto a vencer al
enfrentar el maltrato infantil. Almenares Aleaga y otros15 consideran que los diferentes grados,
niveles, y concepciones de la violencia están en correspondencia con los valores, normas y creencias
de cada país, época y clase social. Xavier de Souza refiere, por su parte, que el factor cultural se
convierte en una fuerte influencia en la causalidad del maltrato por negligencia.
Como se puede apreciar, todos ellos se refieren al factor cultural como una de las condicionantes para
que se produzca el maltrato infantil. Por nuestra parte consideramos que este efectivamente tiene una
fuerte base sociocultural, como quedó demostrado en nuestra investigación, pero discrepamos en
cuanto a la idea de que solo en las clases sociales con más bajo nivel cultural se produce el maltrato
infantil, ya que pudimos constatar que esto puede aparecer en todos los niveles socioculturales con
similares patrones. En el grupo control las 6 familias visitadas tienen un nivel sociocultural alto
Recomendaciones
Se podría establecer mejores medidas en el censo por el que se pasa, la situación debe ser atendida en
base a programas de promover la erradicación definitiva de la normalización del trabajo infantil como
se había planteado. A través de diferentes percepciones,
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha desarrollado seis recomendaciones
para prevenir el abuso infantil: apoyar a los padres, cuidadores y sus familias, ayudar a los niños y
jóvenes a afrontar los riesgos y desafíos mediante el cambio de actitudes y normas sociales que
apoyan la violencia y la discriminación, promover y apoyar servicios para niños y jóvenes, y hacer
cumplir las leyes y políticas de protección de la infancia, llevó a cabo la recopilación de datos y la
investigación (UNICEF, 2014).
También se encuentran las siguientes recomendaciones para la erradicación de la explotación infantil:
• Los gobiernos, los empleadores y los trabajadores deben unir fuerzas para liderar el desarrollo
y la implementación de los esfuerzos de eliminación de trabajo infantil. Es importante tener
un "diálogo" o acuerdo colectivo entre los siguientes dos grupos para tratar este grave
problema.
• Planificación familiar: Los gobiernos de los países con altos niveles de pobreza deben
fomentar la “planificación familiar” como mecanismo para eliminar la pobreza
intergeneracional, evitando así que muchas familias pobres se vean obligadas a enviar a sus
hijos e hijas a trabajar.
• Apoyo prioritario a las familias de escasos recursos: es importante centrarse en las familias
con mayores niveles de pobreza, ya que es allí donde los niños suelen tener que trabajar o
corren riesgos laborales.
• Definir claramente el concepto de trabajo inseguro y prohibido en cada país para ayudar a
focalizar esfuerzos y priorizar tareas que afectan la integridad física y psíquica de los
menores.
• Mejorar y fortalecer la inspección del trabajo: Si bien la inspección del trabajo es un
mecanismo muy importante para detectar casos de trabajo infantil, este método tiene muchas
deficiencias que deben superarse. Se debe dar prioridad a mejorar la aplicación de las leyes
sobre trabajo infantil, lo que significa fortalecer y proporcionar una gama completa de
servicios de inspección del trabajo para permitir que los inspectores del trabajo estén más
atentos al trabajo infantil.
• Elaborar una lista o listado detallado de las ocupaciones peligrosas, nocivas o insalubres,
prohibidas a los menores de edad y mantener abierta una disposición general que permita
poner en práctica las ocupaciones identificadas La sociedad está cambiando tal y como es
ahora.
• Impulsar programas que alineen la lucha contra el trabajo infantil con las estrategias
nacionales de desarrollo, especialmente las relacionadas con la reducción de la pobreza, la
educación y la promoción del empleo. Por lo tanto, se dará prioridad a las familias con niños
que trabajan en programas de reducción de la pobreza, incluidos los programas de generación
de ingresos y de ahorro y préstamo, con énfasis en los grupos de alto riesgo, como los padres
solteros.
Alternativas de Solución
Independientemente de su naturaleza, todas las formas de violencia contra niños, niñas y adolescentes
tienen graves consecuencias y es necesario prevenirlas y atenderlas. Para garantizar que estén
protegidos, y en apoyo a la implementación de la Ley General de los Derechos de Niños, Niñas y
Adolescentes (LGDNNA), en UNICEF acompañamos al Sistema de Protección Integral de Niños,
Niñas y Adolescentes (SIPINNA) de la República Mexicana en el desarrollo de programas estatales
de protección de la niñez y trabajamos de cerca con las Procuradurías de Protección de la Niñez a
nivel federal, estatal y municipal para asesorarlos en la identificación de las necesidades de la infancia
y la adolescencia, y en el desarrollo de mecanismos especiales para atenderlas.
Desarrollaron también la Guía para la Protección y Restitución de Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes y una caja de herramientas que delinean los procedimientos a seguir para proteger a la
niñez, donde esta normatividad sienta las bases de un Sistema de Protección Integral a nivel nacional
para el diseño y coordinación de políticas públicas en materia de infancia y adolescencia. Además,
como parte de ese Sistema, se reconfigura la respuesta del Estado frente las violaciones de derechos
de niñas, niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad. Diversos apartados de la Ley General,
entre ellos, el Título Quinto “De la Protección y Restitución Integral de los Derechos de Niñas, Niños
y Adolescentes” desarrollan la manera en que el gobierno, la sociedad civil, la familia y la sociedad
reaccionarán frente a la violación de derechos de niñas, niños y adolescentes, y actuarán de manera
concurrente para restituírselos de forma inmediata. Esta Ley General establece diferentes mecanismos
y procedimientos para asegurar la protección de niñas, niños y adolescentes cuyos derechos han sido
violados. Entre estos mecanismos se encuentran las Procuradurías de Protección (Federal y locales)
y el procedimiento que se debe seguir para la protección y restitución de los derechos de forma
integral. Uno de los mayores desafíos en el cumplimiento de la Ley General es que todos los
operadores de los mecanismos de protección especial conozcan y tengan herramientas concretas y
prácticas para la restitución de los derechos de niñas y niños. El Sistema Nacional para el Desarrollo
Integral de la Familia (SNDIF), específicamente la Procuraduría Federal de Protección de Niñas,
Niños y Adolescentes, tiene la atribución de desarrollar lineamientos y procedimientos para la
restitución de los derechos de niñas, niños y adolescentes.
Además, UNICEF ha apoyado a México ante la Alianza Global para Poner Fin a la Violencia contra
los Niños, Niñas y Adolescentes, como uno de los primeros países comprometidos en establecer
acciones concretas para contribuir a la prevención y atención de la violencia contra la niñez y la
adolescencia. En este contexto, hemos brindado asesoría para el desarrollo del plan de acción
nacional, de los planes estatales y de la vinculación de organizaciones de la sociedad civil,
empresarios, organismos autónomos e instituciones federales con el fin de alcanzar las metas
establecidas en esta alianza
Conclusión
El maltrato psicológico hacia los niños en la familia puede tener efectos altamente negativos para su
bienestar y para su proceso de desarrollo. Incluso hay autores que plantean que, salvo los casos
extremos de carácter físico o los que afectan a niños de corta edad, lo que realmente resulta dañino
para el niño en las restantes situaciones de desprotección -maltrato físico, abuso sexual, negligencia
física es el componente de maltrato psicológico que los acompaña (Garbarino et al., 1986). A pesar
de su relevancia, la revisión anterior ha puesto en evidencia la coincidencia de investigadores y
profesionales en la extrema dificultad de definir, identificar y valorar este tipo de situaciones.
En los últimos treinta años se han producido avances significativos en este objetivo. En este artículo
se han recogido las aportaciones consideradas más relevantes. Éstas han servido de base para una
propuesta de criterios que puedan ser utilizados por los profesionales de los Servicios de Protección
Infantil y de la salud mental de nuestro país.
Obviamente, la disposición de estos criterios no resta complejidad a esa tarea ni resuelve todos los
problemas que puedan presentarse al valorar este tipo de casos. Aquí debe mencionarse, por ejemplo,
la dificultad de establecer una relación causal entre el comportamiento parental y los síntomas de
daño que puedan observarse en un determinado niño, o de realizar predicciones fiables respecto al
daño potencial que tal comportamiento puede provocar en un niño concreto a corto, medio o largo
plazo. Numerosas investigaciones han constatado que no existe una relación directa, inevitable y
específica entre el comportamiento parental que puede ser definido como maltratante/negligente y la
presencia de daño -actual o potencial en el niño. La tipología del maltrato y el sexo del menor pueden
modular las consecuencias neurobiológicas y psicológicas del maltrato. El abandono o la negligencia
parecen provocar efectos más adversos y permanentes, ya que no permiten el desarrollo completo ni
adaptativo de las regiones neurobiológicas relacionadas con las habilidades cognitivas y emocionales.
Por el contrario, los niños que crecen en entornos violentos y que sufren malos tratos o abusos
constantes desarrollan una hipervigilancia que les hará responder de manera hostil ante cualquier tipo
de situación. Es difícil obtener patrones claros de estos tipos de secuelas, ya que normalmente los
niños que sufren malos tratos también padecen abandono, y viceversa. Además, es importante
destacar que el sexo de la víctima parece estar relacionado con el tipo de maltrato que recibe, y prueba
de ello es que las niñas suelen sufrir más abusos sexuales que los niños. En general los niños parecen
verse más afectados por las vivencias de maltrato, al mostrar déficits más pronunciados en el cuerpo
calloso, menor volumen cerebral y mayor volumen ventricular. Tal vez este dimorfismo marque las
bases biológicas de las diferencias observadas en cuanto a los trastornos psicopatológicos sufridos
durante la adultez. Por otra parte, muchos de los déficits presentados por los niños maltratados se
correlacionan negativamente con la edad de inicio del trauma y positivamente con la duración de éste.
Por otro lado, hay que tener presente que, en la clínica, hallazgos de serias alteraciones cerebrales
estructurales a menudo no se corresponden con la psicopatología esperada, y, del mismo modo,
afecciones preexistentes en los niños podrían incrementar el riesgo de abuso o maltrato. Tomando
como base todos los datos analizados y las limitaciones observadas, se pueden proponer distintas
líneas de investigación futuras. Sería interesante realizar estudios (utilizando técnicas de neuroimagen
funcional) sobre el desarrollo y los posibles déficits de los menores maltratados y que han sufrido
abandono en áreas como el córtex prefrontal y los circuitos de ansiedad, de modo que 502
www.neurologia.com Rev Neurol 2011; 52 (8): 489-503 P. Mesa-Gresa, et al permitieran entender y
relacionar estas experiencias con los neuromecanismos que los llevan a la agresividad. También sería
importante determinar si los datos obtenidos sobre el desarrollo cerebral de los niños maltratados y
las diferencias con respecto a las niñas poseen incidencia o guardan relación con los mayores índices
de trastornos de conducta antisocial prevalentes en los hombres y trastornos límite de personalidad
en las mujeres. Otros posibles estudios enmarcarían investigaciones más exhaustivas de las
diferencias en cuanto al desarrollo cerebral producidas por los distintos tipos de maltrato,
principalmente las diferencias entre el abandono y los abusos de tipo físico y sexual. Tras observar la
disparidad de los datos obtenidos en algunas áreas cerebrales, como son el hipocampo y la amígdala,
resultaría importante realizar nuevos estudios que aclararan estos puntos de controversia. Todos estos
datos podrían integrarse con los conseguidos en los estudios que han evaluado otros indicadores, tales
como niveles hormonales, variables inmunológicas y medidas del SNA. Y por último, y dado que la
mayoría de los estudios recogen muestras muy reducidas, y a pesar de las limitaciones existentes,
resultaría muy útil llevar a cabo investigaciones con muestras de sujetos más amplias, de modo que
se obtengan resultados más válidos y fiables.
Los menores que formaron parte de este estudio han sufrido maltrato grave y crónico. Como ya se ha
mencionado, la situación de maltrato está fuertemente relacionada con procesos de inadaptación, y
con graves alteraciones conductuales y emocionales (Adams, 2006; Boxer y Terranova, 2008;
Cicchetti y Valentino, 2006; Øverlien, 2010). La familia es la institución que debe proteger a los
menores y proporcionarles un entorno seguro para su desarrollo físico y emocional (Convención de
los Derechos del Niño, 1989), sin embargo la violencia contra los menores ejercida por los
progenitores y otros miembros de la familia es más frecuente de lo que se creía (Herman et al., 1999;
Yarwood, 2004). Como apuntaron De los Santos y Sanmartin (2005), existen diversos factores de
riesgo para el maltrato infantil, relacionados con la familia, el contexto social, y escolar. Los datos
obtenidos sobre los padres/madres en nuestra investigación indican la presencia de problemas
mentales, consumo de sustancias y estancias en prisión de los progenitores. Además como informó
en 2009 Unicef, los agresores de los menores suelen ser principalmente los padres. En este estudio el
60.5% de los progenitores (padres/madres), han ejercido el maltrato. Siendo la Negligencia
Física/Emocional, el tipo de maltrato más frecuente en esta muestra, al igual que informan otras
investigaciones (Fernández-Del Valle et al., 1999; Oswald et al., 2010, 2010). Coincidiendo con los
trabajos de Gilber et al. (2009) y Saldaña et al. (1995), en este estudio la prevalencia de los tipos de
maltrato es por este orden: Negligencia Física/Emocional, seguido de Maltrato Emocional, Maltrato
Físico, Testigos de Violencia de Género y finalmente Abuso Sexual. Si nos centramos en las
consecuencias del maltrato en la infancia, éstas son muchas y muy variadas. A nivel psicopatológico
el Retraimiento, la Conducta Agresiva y los Problemas de Atención son los síndromes que
presentaron prevalencias más elevadas. Los trastornos internalizantes y externalizantes, son más
frecuentes en menores institucionalizados que en población normal, como indican numerosos autores
(De Paúl y Arruabarrena, 1995; Fernández-Molina et al., 2011; Heflinger et al., 2000; López-Soler et
al., 2012; Pecora et al., 2009).
Referencias:
SciELO - Scientific Electronic Library Online. (n.d.).
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext
SciELO - Scientific Electronic Library Online. (n.d.).
https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext
El maltrato infantil. Definición y tipos. (2002).
https://files.sld.cu/prevemi/files/2013/07/definicion.pdf
Protección contra la violencia. (n.d.). UNICEF. https://www.unicef.org/mexico/protecci%C3%B3n-
contra-la-violencia
Staff, F. (2013, June 4). México: 6 de cada 10 niños sufren maltrato infantil. Forbes México.
https://www.forbes.com.mx/violencia-infantil-la-otra-cara-de-mexico/
GUÍA PRÁCTICA PARA LA PROTECCIÓN Y RESTITUCIÓN DE DERECHOS DE NIÑAS, NIÑOS
Y ADOLESCENTES. (2016, August).
https://www.unicef.org/mexico/media/1251/file/MX_GuiaProteccion.pdf
El maltrato infantil se presenta, incluso, antes del nacimiento. (n.d.).
https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2022_331.html
Neurobiología del maltrato infantil: el ‘ciclo de la violencia.’ (n.d.). Retrieved November 10, 2022,
from
https://www.scribbr.com/citation/generator/folders/7jwb188k65sRTbsdx3JpRK/lists/YP5ZfaS5VeIt
7QCqaQWfq/cite/webpage/
UNICEF. (2018). El trabajo infantil | UNICEF. Unicef.es. https://www.unicef.es/noticia/el-trabajo-
infantil
Camarero, A. (2017, April 17). EL PAÍS: el periódico global. El País.
https://elpais.com/elpais/2017/04/16/mamas_papas/1492322256_876489.html

También podría gustarte