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MONÓLOGO

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,


y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Oh, tierras sevillanas, serás hasta el fin, padre y madre de este solitario poeta
que floreció en lo sencillo, lo liberal y popular
podría decirles a ustedes, aquí hoy, que aquella fue mi piedra angular
aquella que me guio en la oscura tempestad

Oh, España, añorándote y recordándote ando


Ando…ando entre los matices agridulces de mi incesante caminar
Me ceñiste a un manto blanco virtuoso
me diste una espada que pinta idilios y dolores a la par
¿Quién diría que mi España sublime, me daría el arma mortal?
arma mortal que vida me trajo y que me acompañara hasta la mar.
(Objeto - pluma y papel)

Campos de Castilla fue el amanecer ardiente


y el despertar de este caminante
que buscaba en paisajes castellanos e inmensas galerías tenues
expresar el sentimiento de este amante republicano
que quería con su patria estrechar la mano.

Antes que el río hasta la mar te empuje


por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

No quisiese dejar atrás a Soria,


pues en mi está marcada.
Soria me brindó el amor dulce
de una doncella delicada
Es mi Leonor, mi soñada Leonor,
la primera musa que el andar me regaló
Perderte en el agrio mar
fue más que devastador
pues de aquellos paisajes sorianos,
tuve que escapar yo…
Ahora hablemos de Segovia
Segovia con sabor a Guiomar
Fuiste aquella musa contradictoria
desvelo y somnolencia a la par
en las estrechas nubes de mí, ahondado ya, amar
te encontré casi desnuda casi porque lo que hice fue soñar.

Sevilla, Madrid, Francia, Soria, Segovia ¡Ay, caminos!


Caminos suaves y rocosos
En ustedes me encontré a cada paso, no más que descalzo
Entre filosofía y letras aprendí de mis fracasos, pero sin duda alguna
aprendí a amar y a dejar uno que otro paso…

Caminante, son tus huellas


el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Dolor, guerra, muerte, exilio, perdida


Son palabras que se usurpan en mi ahora,
aquí, lejos de la patria, el caminante está listo para emprender el último viaje…

Y cuando llegue el día del último viaje,


y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontrareis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

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