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Aristóteles
Kant
David Hume
Moore
Ante todo hay que decir que Hume tuvo razón en dos cosas:
- Que constituye una transgresión de las leyes lógicas pretender inferir
proposiciones prácticas, normativas, que constituyen un "deber", a partir de
proposiciones teóricas, descriptivas, enunciadoras de hechos, que contienen un
"es". Para que la conclusión sea normativa, al menos una de las premisas ha de
ser normativa.
- Tuvo razón también al afirmar que muchos filósofos morales no se han
preocupado demasiado en aclarar las razones por las que pasan de una serie
de proposiciones descriptivas de la realidad a otra serie de proposiciones
prescriptivas.
El principio supremo de la moralidad, según Sto. Tomás es: "El bien debe
ser hecho y el mal evitado". Esta primera afirmación, de la que parte, no es un
principio demostrable, pero esto no significa que no sea un principio evidente,
así como también son inmediatamente evidentes los primeros principios de la
ley natural que expresan cuáles son los bienes fundamentales del hombre: el
bien de la propia conservación, el de la conservación de la especie o ley de la
fecundidad y el bien o perfeccionamiento del hombre como persona o ley de la
perfección personal.
Para que haya un planteamiento correcto no basta con dar el paso del
"ser" al "deber ser".
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Una norma concreta puede inferirse de dos premisas, ambas normativas, o de
dos premisas, una de ellas normativa y la otra descriptiva, como en el ejemplo
anteriormente aducido: la mentira debe ser evitada (conclusión) porque el mal
debe ser evitado (premisa mayor) y la mentira es un mal social, ya que si fuera
lícita se haría imposible la vida social, y es un mal para el prójimo, que tiene
derecho a la verdad.
El principio: "el bien debe ser poseído y el mal evitado" aparece, pues,
como suprema premisa de toda argumentación moral que al contener el
"deber", éste puede encontrarse legítimamente en la conclusión moral, ya sea
a la que llega la ciencia moral, ya sea a la que llega la conciencia moral. En el
ejemplo propuesto por Santo Tomás, caben estas dos formulaciones:
- el mal debe ser evitado, la fornicación es un mal, debe ser evitada
(Filosofía moral)
- la fornicación debe ser evitada, esta acción es una fornicación , esta
acción debe ser evitada. (Conciencia moral)
I. Fundamentaciones heterónomas.
a) Fundamentación mágico-tabuísta.
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La actitud mágica parte de la experiencia de la limitación y relatividad de
lo humano, como la actitud religiosa, pero se diferencia de ésta en el intento
del hombre de incrementar su poder mediante la apropiación de la clave del
poder, incluso del poder divino, mediante acciones o ritos mágicos. No puede
hablarse, pues, de una dimensión ética del comportamiento humano, sino de
una instrumentalización de los poderes superiores al servicio del hombre.
b) Fundamentación mítico-ritualista.
Los mitos éticos y los ritos pueden ayudar a descubrir los constitutivos
éticos de lo humano, pero no constituyen el criterio suficiente para
fundamental críticamente la moralidad y, mucho menos, la moralidad cristiana.
c) Fundamentación voluntarista.
Esta doctrina, formulada por Sto. Tomás, que coloca al hombre como centro
del universo, tiene su versión laicizada en el pensamiento de Kant:
- para él, el valor moral, como valor supremo y absoluto, es algo de la
persona. Por otra parte, el contenido de la bondad moral reside en la actitud
coherente con la realidad de la persona.
- de la consideración del hombre como fin en sí mismo nace el concepto de
"reino de los fines": Todos los seres racionales están sujetos a la ley de que
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cada uno de ellos debe tratarse a sí mismo y tratar a los demás nunca como
simple medio sino siempre al mismo tiempo como fin en sí mismo. El hombre
no puede ser instrumentalizado, no puede ser medio para otros fines. La
moralidad se realiza cuando la persona es vista como fin en sí misma, por eso
es bueno aquello que lo es para el hombre.
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