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La contaminación del agua constituye una

crisis mundial creciente. Esto es lo que hay


que saber.
Las fuentes de agua dulce del mundo reciben contaminantes procedentes de una
amplia gama de sectores, que amenazan la salud humana y de la fauna.

Desde grandes trozos de basura hasta sustancias químicas invisibles, una amplia
gama de contaminantes acaba en los lagos, ríos, arroyos, aguas subterráneas y,
finalmente, en los océanos de nuestro planeta. La contaminación del agua -junto
con la sequía, la ineficacia y el aumento de la población- ha contribuido a
una crisis del agua dulce que amenaza las fuentes de las que dependemos para el
agua potable y otras necesidades fundamentales. 

Las investigaciones han revelado que un contaminante en particular es más


común en el agua del grifo de lo que se pensaba: los PFAS, siglas de poli y
perfluoroalquilos. Los PFAS se utilizan para que los artículos de uso cotidiano se
vuelvan resistentes a la humedad, al calor y las manchas; algunas de estas
sustancias químicas tienen una vida media tan larga que se las conoce como "la
sustancia química eterna". 
Salvaguardar el suministro de agua es importante porque, aunque casi el 70 % del
mundo está cubierto por agua, solo el 2,5 % es dulce. Y solo el uno por ciento del
agua dulce es fácilmente accesible: gran parte de ella se halla atrapada en
remotos glaciares y campos de nieve. 

Causas de la contaminación del agua 

La contaminación del agua puede proceder de diversas fuentes. Puede penetrar


en el agua directamente, a través de vertidos legales e ilegales de fábricas, por
ejemplo, o de plantas de tratamiento de aguas imperfectas.

Gracias en gran medida a décadas de regulación y acciones legales contra los


grandes contaminadores, la principal causa de los problemas de calidad del agua
en EE. UU es ahora la "contaminación de fuentes no puntuales", cuando los
contaminantes son transportados a través del suelo por la lluvia o la nieve
derretida. Esta escorrentía puede contener fertilizantes, pesticidas y herbicidas
procedentes de granjas y hogares; petróleo y productos químicos tóxicos
provenientes de carreteras e industrias; sedimentos; bacterias originarias del
ganado; residuos de animales domésticos y otros contaminantes.

Por último, la contaminación del agua potable puede producirse a través de las
propias tuberías si el agua no se trata adecuadamente, como ocurrió en el caso de
la contaminación por plomo en Flint (Michigan; Estados Unidos) y otras ciudades.
Otro contaminante del agua potable, el arsénico, puede proceder de depósitos
naturales, pero también de residuos industriales. 

La contaminación del agua puede provocar problemas de salud humana,


envenenamiento de la fauna y daños en el ecosistema a largo plazo. Cuando la
escorrentía agrícola e industrial inunda las vías fluviales con un exceso de
nutrientes, como el nitrógeno y el fósforo; suelen promover la proliferación de
algas que luego crean zonas muertas o áreas de bajo oxígeno donde los peces y
otras formas de vida acuática ya no pueden prosperar. 

Nuñez, C. (2010, 5 de marzo). La contaminación del agua constituye una crisis


mundial creciente. National Geographic.

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