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Las vacaciones en Navidad

Llegaron las vacaciones de Navidad y tuve que quedarme en casa a estudiar.


Un automóvil de lujo estaba estacionado frente a la casa. Me molestaba ver un
carro abandonado y decidí hacer algo: lo reporté a la policía, pero nadie vino a
investigar el caso. Tampoco los empleados de la agencia automotriz me dijeron
a quién pertenece. Bajé a ver si el carro despedía mal olor, pero nada. Puede
ser un carro robado y ya vendrán a buscarlo —pensé. Ayer vi a un hombre sa-
cando paquetes de la cajuela. Dejó un recado en el asiento. Otro hombre llegó
hoy y sacó más paquetes. Una señorita vino a llevarse el carro, pero éste tenía
una llanta desinflada. Yo quise ayudarle, pero había que cambiar los regalos a
los asientos. De pronto la alarma sonó y vinieron los policías. La señorita desa-
pareció. Los paquetes contenían ¡valiosas joyas! Yo expliqué a los policías lo
que había pasado, pero no me creyeron y me llevaron a la comandancia a que
declarara. Ahora tendré que preparar mis exámenes en la cárcel.

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