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BACCANO!

VOLUMEN 08
BACCANO!
Volumen 08
1934 – ALICIA EN PRISIÓN
<EPISODIO CÁRCEL>

Escrito por Ryohgo Narita


Ilustraciones por Enami Katsumi
[ACERCA DE FIRO PROCHAINEZO]
LOS HERMANOS GANDOR HACEN
UNA FRANCA VALORACIÓN

—¿Firo? ¿Firo Prochainezo? ¿Cómo es él? Ha hecho una extraña pregunta de la nada,
¿no le parece? Es un amigo de la infancia. Crecimos juntos en el mismo viejo
apartamento. Eso es todo lo que hay.

—Umm. No puedo decir que sea muy listo.

—Me pregunto qué diría Firo sobre eso, viniendo de ti de entre todas las personas,
Berga. Opino que sería mejor afirmar que simplemente es temerario, no estúpido.

—Sí, sí, supongo que tienes razón. ¿Qué más? Oh, cierto. Ahora que lo pienso, ha
estado viviendo con esa chica por cuatro años ya, ¿verdad? ¿Cuál era su nombre? ¿Alice?

—Ennis, Berga. Y sí, es bastante obvio que se ha enamorado perdidamente de ella.


Sin embargo, sabiendo que todavía ni se han tomado de las manos, a veces me pregunto
si es humano. Ciertamente, me cuestiono lo mismo sobre Claire, pero de un modo
totalmente diferente.

—¡Ja! Te apuesto a que pasarán otros cincuenta años hasta que se casen. ¡Buajajaja!

—No obstante, permítame dejar esto en claro. Aunque en ocasiones, pueda ser
vergonzantemente ingenuo, debo aclarar que no es un tonto.

—Diría que es como un niño. Un muchachito con mal carácter.

—No entiende muy bien cómo tratar con las personas. Él es ingenuo en ese sentido.
Sin embargo, esa misma ingenuidad demuestra que Firo es fiel hacia aquellos que
aprecia, que puede llorar por sus amigos, entristecerse por ellos, reír con ellos, que
puede volverse frío por el bien de su Familia y que daría su vida por ellos. Es algo así
como una contradicción lógica: alguien que es perfectamente adecuado para ser un
camorrista e increíblemente inadecuado para ser un criminal.

—Solo di que es un soñador.

—…

—Oh, Keith. Di algo también, ¿no?

—Qué demonios, Keith. ¿Estuviste aquí todo este tiempo? ¡Buajajaja!

—…Es ingenuo.

—Eso es lo que acabamos de deci-

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Volumen 08 ILUSTRACIONES

—…Es tan ingenuo que ni siquiera puede mentirse a sí mismo. Con él, lo que ves es
lo que tienes. No tiene sentido que intentemos describirlo.

—¿Rompió su silencio solo para refutar todo lo que dijimos?

—Keith, estas molesto porque empezamos a platicar sin pedir tu… eeh… ¡quiero
decir, perdón! ¡Vamos, no seas así! No nos veas de esa forma, aah, mierda, Keith, otra
vez me estás asustando-

(Un silencio incómodo cayó sobre los hermanos)

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[ACERCA DE LADD RUSSO]
GRAHAM SPECTER HACE
UNA ODA LÍRICA

Permítanme contarles una triste, triste historia…

No hay una más triste en el mundo, en verdad.

Era una noche sin estrellas, negra como la tinta, la noche en que conocí al Jefe Ladd.
Espera, detente. ¿Sin estrellas? ¿Una noche? Eso es triste. Esta historia ya es demasiada
triste para mí. ¡Quiero decir, piénsenlo! ¡Sin estrellas! ¡Ninguna estrella en lo absoluto!
¿Pueden imaginar una cosa más triste en el mundo entero que una noche sin estrellas?
Estamos acabados. Terminamos. Kaput. Estoy tan triste que ya no puedo seguir
hablando. Así de triste fue la noche en que conocí al Jefe Ladd. No, no puedo continuar.
No tengo las fuerzas para seguir viviendo. ¡Mátenme! ¡Denme estrellas o denme la
muerte! ¡Cómo no puede haber estrellas la noche en que conocí a una persona tan
grandiosa, tan increíble, tan despampanante, tan! ¡Ab-so-lu-ta-men-te! ¡Fuera de este
mundo como el Jefe Laaaaaaaa!… ¿La? Laaa… ¡Sí! ¡Sí, es verdad!

¡Sí, eso es! ¡Ladd Russo es un grandioso, increíble, despampanante, absolutamente


fuera de este mundo sujeto! ¡Sin error alguno! ¡Los reto a que piensen una historia más
feliz que esta!

Es cierto. En aquel entonces, no era más que un mecánico común y corriente, solo un
Juan Pérez del montón que se ganaba la vida separando las cosas. ¡Pero, ahí fue cuando
sucedió! ¡Era una noche sin una sola estrella a la vista, una escalofriante, peligrosa y
espectacular noche sin estrellas! ¡Ahí estaba yo, sin nada de suerte, rodeado por todos
lados, recibiendo la paliza de mi vida de un montón de ex-boxeadores ahora gánsteres!

Pero, en ese momento, ¡bam! De la nada apareció el Jefe Ladd, ¿y saben lo que dijo?
Les contaré lo que dijo. Él dijo: «Es muy triste, una noche sin estrellas. Mátenme».

Luego, los gamberros se dieron la vuelta y se miraron entre ellos, como si no


entendieran que estaba pasando y antes de que te dieras cuenta, ¡bam, otra vez! Hubo
un crujido y un tintineo, el puño del jefe demolió los dientes de los pandilleros. Y,
entonces, ¿saben que dijo después?

—Dicen que es auto-defensa si alguien te mata mientras tratas de matarlos…

¿Y luego saben que dijo?

—En otras palabras, cuando les dije que me mataran, desde luego, tenían el derecho
de asesinarme. Sin embargo, al mismo tiempo, significa que tengo el derecho de
matarlos de igual forma. Tiene sentido, ¿no es así?

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

¡Siempre lo tiene! ¡Filosofía I, impartida por nadie más que el mismísimo Profesor
Russo! ¿Acaso no es el mejor, más feliz, estupendoso, peligrosísimo tonto idiota del
mundo? ¿Acaso no es muy genial?

Estaba tan feliz que tomé mi llave de tuerca y desarmé las articulaciones del resto de
esos pandilleros mientras seguían tratando de hallarle sentido a lo que el Jefe Ladd dijo,
esos granates. Luego, me hice amigo del Jefe Ladd.

No soy más que otro Juan del promedio, un idiota cuya única pretensión a la fama es
ser bueno con las manos; no obstante, ¡el Jefe Ladd! ¡Es un genio! ¡Un genio torpe!
¿Saben por qué es tan torpe cuando es tan listo? ¡Es porque tomó todo su talento y lo
invirtió en lugares que no tienen nada que ver con llevar una vida común y corriente!

Y es precisamente por eso que Ladd es el mejor.

¡Está hecho pedazos, lo ha estado desde el principio, pero a pesar de eso brilla con
tanta intensidad! ¿No están de acuerdo?

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Volumen 08 ILUSTRACIONES

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

[ACERCA DE HUEY LAFORET]


ELMER C. ALBATROSS EXPLICA
CON UNA SONRISA

Umm. Sí, es verdad. Creo que tenía quince años la primera vez que conocí a Huey.

Tenía una mirada en sus ojos que decía que odiaba al mundo entero, y la forma en
cómo te veía, te hacía sentir como si hubiera un muro entre él y tú, como uno de esos
espejos unidireccionales que no te permiten ver lo que hay detrás de ellos.

Al principio, me trató con frialdad; pero, conversamos y bromeaba, eventualmente


comenzó a sonreír para mí.

Es por eso que Huey es un buen hombre. Todos los demás lo evitaban y las únicas
personas con las que realmente hablaba alguna vez eran con nuestros maestros de
alquimia y conmigo, pero aun así. Simplemente sé que Huey Laforet es un buen hombre.
Incluso al día de hoy, lo consideró como mi mejor amigo.

Generalmente mantiene una máscara sobre su rostro que asemeja una sonrisa; no
obstante… de vez en cuando, deja que una real se deslice.

Esas son las únicas ocasiones en que permite que su verdadero yo se muestre, saben.

—Quiero destruir el mundo entero. A nuestros profesores, a ti y a mí. Todo y a todos,


sin excepción.

Esa fue la primera vez que escuché lo que realmente pasaba por su cabeza.
Experimentó muchas desgracias antes de que nos conociéramos, por lo tanto, supongo
que es entendible. Espero no les importe que no puedo explicar demasiado al respecto.
No estoy en posición de contar sus secretos, ¿o sí?

—Eso estaría mal —Le respondí de todas formas—. Porque si ese deseo se vuelve
realidad, no estaría cerca para ver tu expresión, tu sonrisa satisfecha mientras dices:
«Mi deseo se hizo realidad». Nunca sería capaz de ver tu final feliz.

Eso era lo que más anhelaba ver. Su final feliz.

Bueno. Supongo que es un poco maleducado decir que quiero ver su final, feliz o no;
pero, la verdad es la verdad, ¿eh?

Sin embargo, luego conocimos a Maiza y sus compañeros, juntos tuvimos una especie
de aventura y creo que más o menos fue entonces cuando me dijo:

—Sí, todavía quiero destruir el mundo.

Pero, ¿saben qué? ¡Era una sonrisa falsa la que me mostró en ese momento! Les juro,
no puedo expresar que aliviado me sentí.

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Volumen 08 ILUSTRACIONES

Aunque, creo que todavía tiene ese mal hábito de experimentar con las personas y
tratarlas como animales. Supongo que solo es su forma de vivir.

Verán, tiene problemas en llevarse bien con lo demás.

Sin embargo, a pesar de eso, me gustaría verlo feliz. No, es justamente por eso que
quisiera verlo feliz.

Sin duda, hay una forma de que incluso la persona más ingenua pueda encontrar la
felicidad con otras personas, saben.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

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Volumen 08 ILUSTRACIONES

[ACERCA DE VÍCTOR TALBOT]


EN EL SIGLO XXI, NILE DESPOTRICA

Digo esto.

No tengo nada que contar sobre él, salvo las más vehementes quejas.

Él siempre fue alguien que tenía que ver las reglas cumplirse al pie de la letra, incluso
en aquel entonces. Tan estricto que colocaba las leyes y normas antes que sus propios
sentimientos.

Sin embargo, digo esto.

Eso no quiere decir que se aferraba a las reglas como su única verdad, o que era un
dictador que disfrutara atrapar a las personas en una red de leyes.

Digo que probablemente pensara que la ley era el único medio de que las cosas
fueran justas, la única forma de que todos fueran felices.

Víctor era un tonto listo. Comprendía que no había manera de que todos en el mundo
fueran felices. Decidió que para alinear sus creencias y valores individuales, a fin de
minimizar el efecto en la disparidad de mentalidades, habría que ceder una cierta
cantidad de control a la ley.

Hasta ese punto, digo, está todo bien. Una escuela común de pensamiento.

No obstante, se colocó a sí mismo en el papel del villano, en la gran figura de la


maldad, soportando solo todo el desprecio que los detractores de dichas leyes
acumulaban sobre ellos. Es alguien volátil también, difícil de agradar a primera vista,
por lo tanto, digo que encaja bien con el papel que escogió.

Digo esto. Víctor Talbot era torpe y estúpido. Sin embargo, de igual forma digo esto.
De entre todos los alquimistas que conocí, él fue uno de los más humanos.

Casi tanto como Denkuro.

En cuanto al resto… Elmer, Huey, Laveau, Maiza, Szilard… todos y cada uno de ellos
estaba roto, de alguna forma. Víctor es un tonto, pero en cierta forma es quien se
preocupa más por el bien de los demás.

Un villano más absurdo no podría haber.

Antes trató de unir nuestro grupo de alquimistas mediante las leyes y, ahora, está
haciendo lo mismo con los Estados Unidos de América.

Supongo que eso demuestra qué tanto le importa ambos: el país y su gente.
En verdad. Un tonto ingenuo.

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[PERSONAJES]

Firo Prochainezo
Joven capo de la Familia Martillo. Se preocupa por su apariencia juvenil.

Ladd Russo
Sobrino de Placido Russo, el Don de la Familia Russo. Un loco asesino serial.

Huey Laforet
Inmortal, padre de Chane. Actualmente encarcelado, pero…

Renée Paramedes Branvillier


Una directiva de Nébula. ***** de ******, una ********, y en realidad una *** *********.

Félix Walken
Un asesino a sueldo legendario con base en Nueva York. ¿Sin embargo?...

Isaac Dian
El mismo de siempre.

Miria Harvent
¿La misma de siempre?...

Detective Edward Noah


Representante del Departamento de Justicia. Le desagrada Firo. Un agente modelo.

Víctor Talbot
Inmortal. Jefe de Edward. Boca de excusado.

Ennis
Un homúnculo creado de un inmortal. Ella misma es inmortal, de lo contrario,
indistinguible de un ser humano común y corriente.

Maiza Avaro
Capo de la Familia Martillo. Un inmortal gentil que luce como un hombre joven,
siempre sonriendo.

Czes
Un niño inmortal. Astuto y manipulador a pesar de su apariencia; sin embargo, se
deja llevar fácilmente por el ambiente.

Ronny Schiatto
Capo de la Familia Martillo. Tiene la mirada de un gánster. Demonio.

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Volumen 08 PERSONAJES

Misery1
Un hombre que trabaja en la prisión de Alcatraz. Técnicamente no es un empleado
de allí, sino afiliado de la División de Investigación.

Jacuzzi
Líder de una pandilla de jóvenes inadaptados. Bebé llorón. Casi llega a los veinte
años, finalmente empieza a preocuparse por su futuro.

Nice
Novia de Jacuzzi. Amante de bombas grandes y pequeñas. Usa lentes y un parche en
el ojo. Actualmente absorta en el estudio de los fuegos artificiales japoneses.

Chane Laforet
Hija de Huey. Letal con una daga. Se volvió muda a temprana edad, así que se
comunica principalmente a través de la escritura.
Vino
Claire Stanfield. Algo así como un asesino a sueldo errante. Fuerte. Realmente fuerte.
Se ha dicho lo suficiente.

1
N. de la T. Misery: en español se podría traducir como desdicha, sufrimiento o infortunio; sin embargo, ya
que se está usando como nombre personal lo dejaré en inglés.

- 16 -
-CONTENIDO-
EPILOGO I CAPÍTULO 04 – FRENTE
18 PENSEMOS EN EL EXTERIOR
176
PROLOGO I
22 CAPÍTULO 04 – REVÉS
TENGAMOS UNA CHARLA. SÍ, ADELANTE
PROLOGO II 196
37
CAPÍTULO 05 – FRENTE & REVÉS
PROLOGO III ¡SALGAMOS DE AQUÍ!
51 205
PROLOGO IV CAPÍTULO DE CONEXIÓN
59 UNA VISITA AL INFORMANTE
240
CAPÍTULO 01 – FRENTE
VAYAMOS A PRISIÓN CAPÍTULO REMANENTE
68 ¡LIBERTAD!
243
CAPÍTULO 01 – REVÉS
PROVOQUEMOS UNA PELEA
79
CAPÍTULO 02 – FRENTE
DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA
96
CAPÍTULO 02 – REVÉS
TRATEMOS DE INICIAR UNA CONVERSACIÓN
117
INTERLUDIO I
134
CAPÍTULO 03 – FRENTE
DISFRUTEMOS LA VIDA EN RECLUSIÓN
141
CAPÍTULO 03 – REVÉS
ACEPTEMOS NUESTROS ERRORES
159
[UNA VISITA AL INFORMANTE]
EPILOGO I

Por dónde debería iniciar.

Verás, es un poco difuso saber exactamente cuándo comienza y termina la


información que estoy a punto de revelarte. Técnicamente hablando, todo este desastre
ha estado ocurriendo desde antes que naciera y, tal vez prosiga mientras hablamos.

¿Qué? ¿No quieres que corrompa la información con mis opiniones?

¿Solo los hechos? ¡Ja! ¿Hablas en serio?

Mira, colega. No hago esto por el dinero.

Yo solo… umm. Sí. Quiero complementar la información sobre esto. Nada más.

Reunir todo lo que hay que saber sobre esos sucesos va incluso más allá de mi
habilidad reconocidamente prodigiosa.

Verás, en mi opinión, tienes que juntar cada trozo de información que hay que saber
sobre algo, cada diminuto fragmento esparcido por todo el maldito lugar y, solamente
cuando unes las piezas obtienes una idea decente de lo que está sucediendo.

Sí. Esta información solo es una pieza de la verdad, compuesta de millones de


opiniones.

Depende de ti desechar lo que no sea necesario y construir una imagen objetiva, ¿no
es así? Hasta iría tan lejos como decir que es su trabajo, como coleccionistas y
comerciantes de información.

Sí, por supuesto. Lo dejaré en claro, justo aquí y ahora.

Lo que voy a compartir es información totalmente subjetiva, reunida por y para mí.
¡Cosas que solo saben mi yo, yo mismo y yo!2

¿Qué? ¿Qué no me emocione tanto?

Hombre… Simplemente no lo entiendes, ¿cierto?

¿Acaso el hecho de que esté tan emocionado no es otra pizca de información?

2
N. de la T. Oh, español porque me has fallado. En inglés es «Stuff that’s known only to me, myself, and I!»,
en la cual “me, myself and I” son diversas formas de referirse a uno mismo siendo la principal diferencia su
uso gramatical. Ya que en español no tenemos tanta variedad de pronombres, y a mi falta de creatividad, no
pude idear una forma de mantener esas sutiles diferencias.

- 18 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Aprende a leer a la gente, cielos. La forma en que las personas dicen las cosas te
cuenta casi tanto como las palabras mismas.

A lo que me refiero, por ejemplo. ¿Cómo podrías imaginarte la escena que estoy a
punto de compartir contigo sin este entusiasmo que estoy mostrando como
acompañamiento?

Los reportes de los testigos siempre vienen envueltos con emoción. Es tu trabajo
clasificar la mierda, no el mío. Luego, veremos que se te ocurrió y formaremos nuevas
conclusiones por nuestra cuenta.

…Sí, eso es. El pasado se trata sobre las emociones.

Y es precisamente la clase de cosa con la que personas como ustedes se alimentan,


¿no es así?

Ustedes toman de las otras personas su sangre, sudor, lágrimas, sabiduría, valor,
desgracias, sueños, fuerzas, sentimientos, pasados y esperanzas; después, lo mezclan
todo junto y se lo tragan para luego vomitarlo, distorsionado y modificado, para que
todo el mundo lo vea.

…Auch, no me veas así. Lo dije como un cumplido, en serio.

Hombre, simplemente eres imposible.

Vamos, vete. Largo de aquí. Llama al vice-director. Trae a Gustav Saint-Germain.

Él y su jefe, ambos son iguales. Ellos fueron los únicos que se han reído cuando les
dije lo mismo que a ti, hasta me respondieron: «Por favor, basta de halagos. Me estás
avergonzando».

Es fácil de charlar con el señor Saint-Germain. El director también lo es; sin embargo,
nunca saldrá de esa montaña de papeles, ¿no es así?

…Ya te lo dije, no me veas así. Cielos. De verdad no entiendes una broma, ¿cierto?

Desde luego que sé que no está aquí. El señor Saint-Germain se encuentra en Chicago
en estos momentos, ¿verdad? Pasó la noche en el Hotel Gunslack de Chicago junto con
esa pequeña mocosa de camarógrafa, hoy desayunó huevos con jamón.

…¿Qué? ¿Cómo sé eso?

Porque estuve allí, por supuesto.

Yo fui el camarero que sirvió una taza de café negro, la especialidad de nuestro hotel,
a medida que intentaba agradecerme en medio de un bocado de huevos revueltos.
Deberías haber visto la forma en que sus ojos se abrieron de golpe cuando tomó el
primer sorbo; pero, a pesar de eso logró terminarlo todo. Pequeñita descarada.

- 19 -
Volumen 08 EPILOGO I

…Mira, comprendo que no tiene sentido. ¿Acaso parezco tonto? Claro que es
imposible llegar aquí desde Chicago en solo unas cuantas horas.

Fiuu. Hombre.

En serio no sabes nada sobre mí, ¿cierto?

¿Yo?

Pues, maldición. ¿Qué debería decir para presentarme?

Tengo unos cuantos cientos de nombres como para darte uno y que se mantenga,
sabes.

Ah, no. No me malinterpretes. No son seudónimos. Tengo muchos nombres reales.


Y cuerpos reales que van con ellos.

Pero, solo una mente conduciéndolos a todos. Solamente una.

…En realidad. Me pregunto sobre eso algunas veces. ¿La consciencia es algo que se
puede contar?

Es algo gracioso, de hecho. Puedo pensar con tanta claridad, sé que tengo una mente;
no obstante, cuando tratas de sentarte a contarlos, pues, maldición, ¿sabes? ¿Cómo se
supone que cuentas psiques? ¿Dices que te quedan cero consciencias cuando mueres o
antes de que nazcas? ¿Qué pasa cuando duermes y no sueñas? ¿Cuándo solo estas allí
sentado mirando a la nada?

Bueno, no sirve de nada filosofar al respecto, ¿cierto? Es algo que tenemos que
aceptar.

¿Cómo podríamos siquiera comprobar que tu consciencia y la mía son iguales en


primer lugar?

…Oh. Cierto. Desde luego. Lo olvidé por completo.

Mi nombre. Sí, sí, lamento eso.

Y no dejes que el modo en que sigo cambiando la forma de hablar contigo te afecte.

Mi mente aún no está segura, sabes. Sobre cómo tratarte, eso es.

Tengo muchos estilos de vida como nombres y cuerpos.

No obstante, aún poseo un nombre común. Uno que comparto con todos mis cuerpos.

Puede que nos veamos más seguido en un futuro, así que te contaré el secreto.
El nombre es Sham.

- 20 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Ah, no te angusties por recordarlo. Tómalo como una formalidad. Una introducción
descuidada, si así lo deseas.

Eso es todo lo que se me antoja decirte de antemano. Es un placer conocerte.

Ahora, bien. Regresemos al tema en cuestión.

¿Por dónde debería empezar?

Estuve presente en algunas partes y ausente en otras.

Y debo dejar en claro una cosa.

Este evento que estoy a punto de narrarte ya ha concluido.

Si piensas en él meramente como una fracción de una historia mucho, mucho más
larga; entonces, no, nada ha terminado todavía… Sin embargo, este arco en particular,
sí. Está finalizado.

Se trató de un solo acontecimiento que tomó lugar simultáneamente en Nueva York,


Chicago y en una pequeña isla cerca de la costa de San Francisco.

De nueva cuenta, siento que tengo que recordarte.

Estuve allí en algunas partes y ausente en otras.

Lo qué quiero a cambio de la información que estoy a punto de compartir contigo es


el informe de lo que sucedió en las partes que no presencié.

…Bueno. Eso puede esperar, ¿verdad? Veamos. ¿Por dónde debería empezar? Por el
principio, supongo. Un lugar tan bueno como cualquier otro.

Sin embargo, con cuál principio, esa es la cuestión…

Ah. Sí. Eso quiere decir que hay múltiples principios de esta historia. Unos cuantos
prólogos, si así lo deseas.

Desconozco cuál sea el correcto para empezar; pero, creo que comenzaré con el más
sencillo.

La historia de un camorrista encerrado en un cuarto de interrogación.

Nuestro joven hombre no es un integrante de una mafia.

No obstante, mafioso o camorrista, asumo que al FBI no le importa de cualquier forma


en cuanto pone sus manos sobre él. ¿Su nombre? Su nombre es…

- 21 -
Volumen 08 EPILOGO I

- 22 -
1934
Un sótano en algún lugar de Manhattan

—Firo Prochainezo.

Era un nombre. Su nombre, en realidad. El nombre que sus padres le habían dado.

Él no contestó.

El hombre sentado frente a él parecía tomarlo a la ligera, incluso riendo


amistosamente.

—Mírate, Prochainezo. Podrías pasar por una estrella de un musical de Broadway.


Una comedia, claro está.

—Si me tienes tanta envidia, podemos cambiar de lugar cuando quieras, detective
Noah —respondió Firo, una compleja mezcla de furia y desdén cruzó por su rostro
mientras levantaba la cabeza.

Era un rostro juvenil, un tercero se detendría, inseguro de si calificarlo como un


hombre o un muchacho. Esposas de un plateado insulso rodeaban sus muñecas.

Sus manos no eran la única parte de él que estaba cautivo. Echó otro vistazo
alrededor, asimilando el cuarto en el que se encontraba. No fue difícil. Se trataba de una
habitación pequeña.

No podía discernir para que era la habitación, ni el propósito de la estructura que la


alojaba. Había bajado del auto y se encontró observando a un edificio que bien podría
ser cualquiera de las decenas que cubrían las afueras de la ciudad; además, lo
apresuraron a que entrara al edificio y al cuarto antes de que pudiera hacer algo más
que echar un vistazo rápido a las inmediaciones.

Un solo espejo colgaba del muro. No había ventanas y la única puerta se encontraba
en la parte más alejada de la habitación. Concreto negro y ladrillos rojos se unían para
formar las paredes, luciendo extrañamente fuera de lugar bajo la luz del foco desnudo
que iluminaba el interior.

Motas de polvo flotaban perezosamente a través de la luz y Firo, inconscientemente,


comenzó a respirar de manera superficial cuando imaginó que los finos gránulos se
filtraban a sus pulmones.

—Si me lo preguntas… tu nueva oficina es algo defectuosa; aunque, pensándolo bien,


supongo que es apropiada para ti. ¿Estás seguro de que tus jefes no se cansaron de que
fueras un grano en el trasero y te enviaron aquí para deshacerse de ti?

Edward Noah simplemente se encogió de hombros y sonrió, ignorando el evidente


tono de burla en la voz del joven gánster.

- 23 -
Volumen 08 PROLOGO I

—Tienes mis más sinceras disculpas, Prochainezo; pero, este lugar es un tanto
especial, por lo que te agradecería si solo sonrieras y soportaras la deshonrosa
decoración interior.

—Eh... Has cambiado, detective.

—¿A qué te refieres?

—El viejo tú ya se habría puesto rojo como un tomate. Nunca sabías tomar una
broma —declaró Firo, la madurez en su voz contradecía su apariencia juvenil.

Más que nada, la sonrisa de Edward se ensanchó.

—Tú también cambiaste, Prochainezo —Firo guardó silencio—. Tú antiguo yo nunca


habría venido con los policías con tanta tranquilidad.

Firo desvió la mirada, indispuesto a ver a su viejo adversario.

—No quería causar problemas para la Familia…

—Bueno, si eso no provoca que suelte una lágrima, no sé qué lo hará. Comprensible,
supongo. Asumo que esa pequeñita organización es el único hogar que una rata de
alcantarilla como tú ha conocido —resopló Edward.

—Te agradecería que omitieras la parte de pequeñita. Aunque, a pesar de todo,


supongo que para el todopoderoso Departamento de Investigación de los Estados
Unidos, la mayoría de las Familias lucen pequeñas. O, espera, ¿cómo se hacen llamar
últimamente? Ustedes simplemente no se deciden, ¿no es así? —disparó de regreso
Firo.

Edward extendió los brazos y asintió.

—Sé exactamente a qué te refieres, Prochainezo. La División de Investigación ni


siquiera tiene la autoridad para arrestar sospechosos. Sin embargo, todo eso cambiará
el próximo año. Seremos la Oficina Federal de Investigación3. Aunque, personalmente,
sospecho que las personas simplemente nos llamarán FBI.

—Suena muy sofisticado… Pero, a final de cuentas, ¿acaso no es otro nombre en una
larga lista de ellos?

Lo qué Edward llamaba el FBI en un principio fue creado como una sola oficina en el
Departamento de Justicia de los Estados Unidos; no obstante, en menos de tres décadas
desde su fundación creció más allá de sus humildes raíces, expandiéndose en una
especie de fuerza policíaca nacional que abarcaba todo el país.

3
N. de la T. Federal Bureau of Investigation (FBI). Decidí traducir el nombre de la división en español. ¿Por
qué? Porque así me gusta más, como ya saben soy una traductora caprichosa que traduce los nombres
cuando se le antoja.

- 24 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

El actual director del departamento, J. Edgar Hoover, tomó su cargo en 1924 y de


inmediato se embarcó en reforzar el poder de su nueva responsabilidad, transformando
el una vez oscuro Departamento de Investigación en una nombre reconocido.
Rápidamente la división recibió la tarea de combatir las pandillas que proliferaron a
gran velocidad durante la Época de la Prohibición, convirtiéndose en una de las mejores
herramientas del Departamento de Justicia en la guerra contra el crimen organizado.

—Será un año difícil para criminales como tú —dijo Edward con aire de suficiencia,
inclinándose hacia adelante para ver a Firo a los ojos—. La ley de Armas de Fuego se
asegurará de eso. ¿Acaso no te molesta, saber que no podrás hacer espectáculos
pirotécnicos como antes?

—Yo no uso armas de fuego, así que no me interesa…

La Ley Nacional de Armas de Fuego de 1934 en realidad fue una legislación aprobada
específicamente para controlar las actividades violentas de los Familias del crimen
organizado en los Estados Unidos. Diseñada para restringir el acceso de las armas
predilectas por la mayoría de los gánsteres, la ley gravaba fuertes impuestos a las
pistolas tales como la icónica ametralladora Thompson y la mortal escopeta de cañón
corto; así como en los varios aditamentos que generalmente acompañaban a dichas
armas.

—No creí que incluso la ley colocaría restricciones sobre los silenciadores. ¿Acaso
tratan de llevar a la bancarrota a todos los inocentes armeros del país?

—No conozco a ningún inocente armero que se gane la vida con dispositivos
diseñados para ayudar a matar personas —replicó a la ligera Edward, riendo—.
Hablando de ganarse la vida, ¿cómo te ha ido? Debe ser difícil vivir de tus ingresos ahora
que no puedes exprimir a las personas hasta secarlas a cambio de alcohol ilegal. ¿No es
así como opera tu “Familia”?

—Lamento decepcionarte, pero nos va bastante bien sin el alcohol.


—¿Y qué hay de esa pequeña área recreativa que te dieron para administrar?

—Mira —dijo Firo, los músculos en su quijada contrayéndose—, entiendo que en


serio quieras disfrutar de tu oportunidad única en la vida para regodearte, pero ya va
siendo hora de que te detengas.

Edward abrió la boca para responder de regreso; no obstante, el ruido de la puerta


abriéndose lo detuvo en seco.

—Ah. Veo que se llevan muy bien.

- 25 -
Volumen 08 PROLOGO I

Un hombre entró, luego otro y otro, haciendo que la habitación ya de por sí pequeña
se sintiera aún más chica.

—Jum. Encantado de conocerte, sería la forma educada de saludar, supongo. Soy Bill
Sullivan —dijo el primer hombre lentamente, aunado a sus ojos caídos a medio abrir y
su forma de hablar daba la impresión de que se encontraba perpetuamente a punto de
quedarse dormido—. Umm. Ese hombre grande de por allá es el señor Donald Brown.
Aquel con lentes es el señor Alan Becker. Puedo ver que ya conoces al señor Noah. Todos
somos, umm, compañeros de trabajo, supongo, sí —declaró el hombre y, aunque lucía
bastante amistoso, los dos hombres de pie detrás de él bien podrían estar tallados en
piedra por toda la calidez que demostraban.

—Umm… No lo tomes personal, son así con todos —dijo Bill tras un momento de
silencio—. De vez en cuando necesitamos hombres severos para el trabajo duro.

Bill se acercó a Edward y sin prisas se aclaró la garganta, luego abrió la carpeta que
traía en su mano y comenzó a leer en voz alta con tonos acompasados.

—Ah, veamos. Firo Prochainezo. Edad veintidós. Soltero. Nació en Hell’s Kitchen. Su
padre fue un italiano inmigrante y su madre americana, y, oh. Ambos padres fallecieron
de tuberculosis. Mis condolencias. Umm. Salió de Hell’s Kitchen tras la muerte de su
madre, deambuló por las calles de Nueva York. Un tiempo inespecífico después, por
medios desconocidos, siguió los pasos de su padre y entró a una organización mafio-

—No es una mafia —corrigió Firo. Ni siquiera se sobresaltó ante la mención de la


muerte de sus padres; no obstante, ahora miraba fijamente a Bill con frialdad—. Es una
camorra.


Firo Prochainezo no era exactamente lo que uno llamaría un ser humano modelo.

Era un gánster, un símbolo viviente de lo que representaría los años treinta en la


historia de los Estados Unidos.

Sin embargo, no pertenecía a una mafia, ni era un integrante de las grandes Familias
criminales de la Cosa Nostra que mantenía bajo su control a los Estados Unidos. En
cambio, la organización a la que juró su lealtad era conocida como una camorra.

A diferencia de la mafia, que provenía de la Isla de Sicilia, la camorra se originó en el


continente en la ciudad italiana de Nápoles. Sus jerarquías, métodos y hasta los negocios
que empleaban para hacer dinero a menudo variaban enormemente a los de la mafia;
no obstante, en los Estados Unidos de América, particularmente entre los civiles,
quienes solo tenían la más vaga idea de las operaciones clandestinas del mundo
criminal, las dos palabas eran más o menos tratadas como sinónimos.

Firo Prochainezo era un capo, un ejecutivo, de una de dichas camorras, cuyo nombre
era la Familia Martillo. Se trataba de una camorra muy pequeña. Ciertamente, Firo era
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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

un capo, pero de igual forma lo eran casi una docena más; a decir verdad, un cuarto de
los integrantes de la Familia Martillo compartían el mismo título que él.

Como el ejecutivo más joven de la Familia, a Firo le fue confiado un pequeño casino
clandestino y tomaba su trabajo seriamente. No dudaría en dar su vida por la Familia
en caso de una emergencia y, asimismo, estaba totalmente preparado para tomar la vida
de los demás si demostraban ser una amenaza para sus hermanos.

Incluso cuando Edward Noah lo aprehendió con la excusa de obtener el reporte de


un testigo, tuvo cuidado de no mencionar nada que pudiera revelar algo sobre los
Martillos. Probablemente tenía confianza en su habilidad para evadir cualquier
pregunta sobre la Familia o el pequeño casino que administraba.

Detrás del rostro juvenil de Firo acechaba un gánster, un hombre familiar con la
violencia y los callejones oscuros de la ciudad. Ese hombre ahora había salido al frente,
despojándose de su aspecto aniñado para mirar fríamente a Bill Sullivan.

Se trataba de la faceta que Firo Prochainezo escondía de la luz de la sociedad.


—Ah. Sí, por supuesto. Una camorra. Mil disculpas. Lo hice apropósito —declaró Bill
y sonrió. Firo respondió dejando al descubierto sus dientes en una sonrisa y, en su
interior, señaló al hombre como un enemigo.

—Solo ten cuidado de no caminar a solas en nuestra territorio por la noche, colega.

—Lo tendré en cuenta —Bill pareció tomar la advertencia literalmente y luego


prosiguió como si nada hubiera pasado—. Ahora bien, como ya sabes, te hemos
convocado esta noche para, umm. Veamos. Oh, cierto. Queremos hacerte unas cuantas
preguntas sobre el acto de vandalismo que se llevó a cabo el año pasado en Mist Wall.
Oh, y no te preocupes, todavía no tenemos una orden de arresto para ti. Señor Noah,
por favor no atormente al joven, ¿está bien?

Firo frunció el ceño y miró con disimulo a los dos hombres que Bill había presentado
como Donald y Alán, luego observó de nueva cuenta al hombre frente a él.

Estos sujetos me irritan.

El último comentario innecesario de Bill no tenía sentido, a menos que uno asumiera
que había estado escuchando la conversación. El cuarto presumiblemente estuviera
bajo vigilancia.

—Bill, ponte serio —exclamó el hombre robusto al que Bill llamó Donald.

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Volumen 08 PROLOGO I

Edward parecía tomar el comentario sarcástico de Donald con calma y meramente


se encogió de hombros, desinteresado; no obstante, el hombre de lentes se rió y tocó
ligeramente a Firo en la cabeza.

—No lo tomes personal, niño. Le gusta burlarse de los muchachos como tú.

—¡Hey! Quítame las manos de encima —gruñó Firo, golpeando la mano y


fulminando con la mirada a su dueño—. Y no me llames niño.

El hombre en definitiva no era un muchacho; pero, por otro lado, las palabras “edad
media” parecían muy difíciles de digerir para describirlo. Se trataba de un hombre que
lucía lleno de vida, uno que realmente daba la impresión de estar en el apogeo de su
vida.

Sin darle importancia a la mirada sepulcral de Firo, tomó asiento frente a él, luego,
deliberadamente se inclinó hacia atrás, la silla crujió cuando apoyó su peso sobre las
dos patas traseras.

La hostilidad en los ojos de Firo se transformó en confusión cuando trató de procesar


el extraño comportamiento del hombre.

¿Se llamaba Alan Becker?

Parecía extremadamente seguro de sí mismo, casi arrogante. Firo se preguntó quién


era y porqué actuaba de esa forma. ¿Acaso Becker solo estaba abusando de su posición
de autoridad sobre él por ser un sospechoso? Frunció el ceño concentrándose, a medida
que intentaba darle sentido a la situación; luego respiró hondo y lo miró de nuevo.

¿Qué demonios?

Por un momento sintió que conocía al hombre sentado frente a él.

Sin embargo, sabía a ciencia cierta que nunca lo había visto antes, ni una sola vez en
sus veinte tantos años desde que nació. Comprendía eso y aun así…

Y aun así, el rostro estaba en sus recuerdos.

Espera…

El hombre sonrió, como si pudiera leer la mente de Firo y ver cómo emergía la
comprensión poco a poco.

—Deberías tener más cuidado, Firo Prochainezo —dijo. Levantó su mano derecha,
abriéndola y cerrándola delante de los ojos de Firo—. Por qué, de haber sentido
hambre… Tú habrías sido el almuerzo.

Estas palabras sirvieron como el último catalizador y Firo finalmente recordó con
certeza quien era el hombre frente a él.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Sus memorias no le habían mentido.

Él nunca se había encontrado con el hombre recostado en la silla delante de él en su


vida.

Sin embargo, al mismo tiempo, lo recordaba claramente.

Para ser exactos, el alquimista que devoró con su mano derecha, Szilard Quates, lo
recordaba.


Firo Prochainezo no era precisamente lo que uno llamaría un ser humano modelo.

En realidad, sería más preciso decir que no era un ser humano en lo absoluto.

Hace cuatro años, él y sus compañeros se vieron envueltos en una pelea entre
alquimistas, de dicha experiencia terminaron como inmortales.

A diferencia de los humanos normales, cualquier herida que Firo recibiera se curaría
instantáneamente.

El paso del tiempo no tenía efecto sobre su apariencia.

Independientemente de su intención, ahora estaba destinado a vivir por siempre.

No podía morir, a menos que otro inmortal colocara la mano derecha sobre su cabeza
y lo devorara.

Podría ser encerrado en un barril y lanzado al mar, o ser cortado en trozos y


mezclado en hierro fundido y, a pesar de eso, seguiría con vida.

Esa clase de ser era Firo Prochainezo. Se trataba de la tercera faceta que escondía de
la luz pública.


—Las reglas del demonio tienen unas cuantas lagunas legales, sabes —dijo el
hombre al que llamaron Alán, moviendo la cabeza con tristeza—. Yo no puedo dar un
nombre falso; pero, alguien más sí puede presentarte con uno. Genial, ¿verdad?

—Víctor… Víctor Talbot.

Firo buscó entre las memorias de otro hombre, tratando de recordar.

Víctor Talbot era un alquimista. Había estado allí junto con Szilard Quates y muchos
otros cuando Maiza invocó al demonio y recibió el elixir de la vida.

- 29 -
Volumen 08 PROLOGO I

Sin embargo, al parecer no había sido muy amistoso con Szilard o alguno de los
alquimistas que Szilard devoró, ya que sus recuerdos disminuían luego de ese punto.

No podía culparlos. A él tampoco le gustaría ser amigo de un arrogante despreciable.

La idea provocó que Firo palideciera, al percatarse de qué tan cerca había estado de
la muerte.

—Eeh —Víctor parecía encontrarlo sorprendente, más que cualquier otra cosa,
cuando Firo pronunció su nombre—. Así que la información era cierto, ¿eh? —Observó
a Firo directo a los ojos, sonriendo ferozmente y exclamó—. Realmente eres el que
devoró a ese maldito vejestorio.

Firo no contestó; no obstante, en su mente suspiró.

Maldición, sabe quién soy. ¿De qué tipo de información está hablando?

Como si hubiera leído la mente de Firo, Víctor golpeó la mesa con la palma de su
mano y comenzó a mostrar sus cartas.

—Conoces a esa chica, ¿cierto? ¿Creo que su nombre era Ennis? Esa chica que el viejo
hizo.

Firo inhaló sin querer profundamente cuando el nombre pasó por los labios de
Víctor. Todo su cuerpo se tensó como un resorte muy apretado, el único signo exterior
del disturbio que se había apoderado de él en su interior.

—¿Qué hay con ella?... —inquirió de manera neutral. Comprendía que no podía
permitirse seguir el juego de Víctor; sin embargo, por otro lado, no era como si pudiera
ignorarlo luego de un comentario evidente como ese.

Anteriormente Ennis se había opuesto a él y Maiza como una subordinada de Szilard


Quates. Quién poseía su vida misma en las manos; pero, al morir le transfirió ese poder
a Firo. Aunque, claro está, no podía abusar mucho de ello, ya que se había enamorado
perdidamente de ella a primera vista.

—¡Jaja! Relájate, compañero. Solo quería decir que ella siempre estaba a su lado;
sabíamos que literalmente no podía vivir sin él. Sin embargo, un día, el viejo
desapareció y ella apareció viviendo con alguien más. Tú. La primera vez que escuché
de la muerte de Szilard, pensé que a Maiza por fin le habían salido huevos y decidió
vengarse, ya sabes, por el homicidio de su maldito hermano; pero, oh cielos, estaba
seriamente equivocado. De modo que hice lo que tenía que hacer y, sabes qué, tu
nombre surgió.

—Debe haber sido difícil. Asumo que no haces eso seguido —Se burló Firo.

Un desdén puro de súbito se hizo evidente en la expresión de Víctor.


—¿Qué fue eso, rufián? ¿De dónde chingados saliste para creer que tienes el derecho
de contestarme de esa jodida forma a mí? Mafia, camorra, me vale madre. Todos ustedes

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

son una maldita amenaza para los Estados Unidos de América y eso es todo lo que me
importa.

Los anteojos sin marco de Víctor le otorgaban un aire intelectual; sin embargo, por
la forma en que se expresaba no se vería del todo fuera de lugar en un callejón. Golpeó
con ambas manos la mesa y se inclinó hacia adelante, fulminando con la mirada a Firo.

—Escucha y escucha bien, bazofia callejera. Si crees que estoy siendo un cabrón
ahora, estarás llorando como un bebé para cuando realmente comience contigo. Déjame
decirte qué clase de sujeto soy en este instante para que no tengamos complicaciones
en el camino.

Víctor golpeó la palma de su mano con el puño y estalló en una perorata acalorada.

—¿Sabes qué opino de rufianes como tú? ¿Sobre qué ustedes los gánsteres se
pavoneen por allí en sus fedora de mierda y en sus jodidas gabardinas como unos
malditos reyes del chingado mundo, como si realmente creyeran que son, no lo sé, la
maldita piedra angular del crimen? Te lo diré justo aquí y ahora, yo odio odio odio odio
odio odio odio odio odio odio odio odio odiagh —Víctor se detuvo, tosió y respiró con
dificultad, luego prosiguió sin perder el ritmo—. Odio odio odio odio odio odio odio a
todos ustedes, ¿lo entiendes? Algunos de ustedes puede que sean más amables que
otros, uno que otro quizá solo robe a los ricos y les da a los pobres como el maldito
Robín Hood, incluso algunos solo sean unos pobres ilusos que recibieron una mala
mano del destino y solo intentan ganarse la vida de la única forma que saben; pero,
¿sabes qué? Me vale madre. Los trataré a todos por igual, porque odio odio odio odio
odio odio odio odio odio odio odio odio odio odio odio odio odioagh-

Firo observó a Víctor mientras se aclaraba la garganta y trataba de respirar,


mirándolo como si le hubiera salido un tercer ojo.

—Cielos, no vociferes hasta quedarte sin aliento, idiota. ¿Y dos veces? ¿Cuántos años
tienes, doce?
—¡No me llames idiota, idiota! ¿Y eso en que te convierte a ti, ya que un idiota te tiene
a su merced?

—Sabes que soy un inmortal, ¿cierto? ¿Alguna vez pensaste que podría poner mi
mano derecha sobre tu cabeza mientras estabas totalmente al descubierto? —preguntó
Firo. Se había calmado lo suficiente para recuperar su juicio en cuanto Víctor comenzó
su perorata, reexaminando mentalmente la situación. Antes lo atraparon por sorpresa;
no obstante, ahora que comprendía quién era Víctor, sentía que el terreno de juego
estaba más que nivelado. Incluso podría tener la oportunidad de fanfarronear para salir
de ese desastre en el que se había encontrado.

Había casi un metro entre él y Víctor. Si pateaba la mesa y corría a toda velocidad
debajo de ella, calculó que tendría una buena oportunidad de poner su mano derecha
sobre la cabeza de Víctor durante la confusión, esposado o no.

Decidiría que hacer dependiendo de cómo contestara Víctor.


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Volumen 08 PROLOGO I

Aunque, Víctor solo bufó burlonamente, sin mostrar sorpresa o revelar alguna
abertura.

—¿Es una maldita broma? Mira, niño. Entiendo que creas que eres un verdadero pez
gordo; pero, ¿en serio intentas pelear frente a frente conmigo como un inmortal?

—¿Qué?

—¿Cuál es la diferencia entre tú y un pandillero que amenaza a un detective diciendo


«Voy a sacarte los ojos con mis pulgares»? ¿Honestamente creíste que esa clase de
amenaza de poca monta funcionaría con un representante del sistema judicial de la
nación?

Maldita sea. Al parecer no es un completo idiota.

No fue que la respuesta de Víctor provocó que cerrara la boca con lógica sólida. Sino
el hecho de que en algún momento durante el discurso de Víctor, los otros agentes de
la habitación se movieron furtivamente en posición alrededor de él.

Qué tipo de señal Víctor les había dado, Firo no sabía. No obstante, mientras Víctor
mantenía su atención, Donald Brown y Edward Noah se acercaron a los lados de la mesa
y ahora permanecían de pie flanqueándolo; entretanto Bill Sullivan caminó
tranquilamente detrás de Firo y ahora fumaba un cigarrillo a sus espaldas. El propio
Víctor había cambiado su centro de gravedad de tal forma que estuviera sentado en
equilibrio para ponerse de pie en cualquier momento, su mano derecha permanecía
muy cerca de su cintura.

—¿Hablas en serio? Si hago un movimiento en contra tuya en estos momentos, ellos


terminarán disparándote a ti también —declaró Firo; no obstante, Víctor solo se rió de
él.

—Ese es el plan, idiota. Dolerá como un demonio; pero simplemente puedo


desquitarme contigo luego de que ampute tus brazos y piernas y las encierre en una
caja de seguridad para que no puedan regresar a ti; entonces veremos quién es el
pobrecito.

—Tienes un punto…

—No es como si la inmortalidad realmente diera muchas ventajas. Bien podría sacar
el mejor provecho de ello —Se burló Víctor y Firo decidió enseguida que la hora para
charlar había terminado.

Era momento de mostrarles lo que podía hacer.

La idea se convirtió en acción y, en un movimiento fluido, sujetó la mesa con sus


manos esposadas y se levantó de golpe, los músculos en sus piernas y brazos trabajaron

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

juntos para mandar la mesa a volar. Las cuatro patas dejaron el suelo a medida que se
elevaba en el aire.

El hecho de que era de madera indicaba que la mesa no era ligera y la acción de
levantarla, perfectamente contrarrestó la fuerza con la cual Firo se había puesto de pie,
evitando que él mismo despegará. La mesa seguía en el aire cuando se agachó, mirando
por debajo del artefacto volador hacia su objetivo.

Que no se encontraba allí.

La única escena que recibió a sus ojos fue la silla y la pared detrás de ella. Víctor no
se veía por ningún lado.

¡¿Dónde demonios está?!

No pudo hacer más que mirar como loco por todos lados una vez, antes de que la
mesa cayera de pie, luego de dar una vuelta completa en medio del aire y aterrizara de
lleno sobre sus cuatro patas de nueva cuenta.

Un distinguido clic llegó hasta sus oídos.

Un agujero negro apareció delante de sus ojos. Se trataba de la boca del cañón de una
pistola.

—Por qué no te sientas.

Firo lentamente levantó la mirada de la boca del arma y vio a Víctor en cuclillas sobre
la mesa, observándolo fijamente a lo largo del cañón.

El federal sonrió y declaró:

—Ajá, eres justo como nuestra información dijo. Eres impaciente, impulsivo y
confiado hasta el punto de cometer el disparate de creer que tu capacidad de combate
te sacará de la mayoría de las situaciones difíciles.

—¿Acaso así te entrenan en el Departamento o fuiste a buscar un circo para que te


enseñaran esas acrobacias?...

—¡Ja! Eso no fue más que el mínimo de lo que aprendemos para perseguir y arrestar
a los enemigos corruptos del estado como tú. ¡Cualquier detective que haya pasado por
el entrenamiento básico puede hacer eso sin derramar una gota de sudor, tan elegante
y hermoso como un cisne en vuelo! —gritó Víctor, sacando el pecho con orgullo.

No obstante, sus subordinados no parecían compartir el sentimiento.

—Eeh. Lo siento, señor, pero no creo que nadie en nuestro departamento pueda
hacer eso.
—Nunca tendríamos personas nuevas en el departamento con requisitos mínimos
como esos.

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Volumen 08 PROLOGO I

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Señor, por favor baje de la mesa. La ensuciará.

—Bien… maldita sea. Estoy considerando despedirlos a todos ustedes por fallar en
apoyar a un agente necesitado —murmuró Víctor, enfundando su pistola y saltando al
suelo—. Y por si les interesa saber, pues, tenía planeado saltar todo este tiempo, pero
el aterrizaje sobre la mesa fue suerte.

—Ya veo...

Un extraño e incómodo silencio cayó sobre la habitación.

Luego de un rato, Firo suspiró y abrió la boca.

—Está bien. Como sea. Ambos sabemos que el “vandalismo” en Mist Wall o lo que
quieras son puras tonterías, así que vayamos al grano. ¿Qué quieres que haga?

Ciertos eventos que tomaron lugar el año pasado condujeron a Firo a un rascacielos
llamado Mist Wall y, eventualmente, se vio involucrado en una gran conmoción que
resultó en la mayor parte del último piso explotando en pedazos.

Se trataba de una historia larga con muchas partes que se unieron para formar el
todo; las maquinaciones de varias organizaciones, personas e inmortales llegaron a una
crisis en un complicado y confuso torbellino de acciones y violencia. Había sido un
evento grande pero aislado, uno que reveló muchas verdades y ocultado el doble de
ellas.

Ennis y Firo fueron arrastrados principalmente por el capricho de un hombre


conocido como Christopher. Sabían, claro está, quien había estado detrás del
bombardeo; sin embargo, extrañamente la policía no parecía considerarlo como un
problema apremiante en lo absoluto. De hecho, lucían bastante contentos de dejarlo
solo y pretender que la explosión nunca ocurrió.

Cuando Firo mencionó sin pensarlo qué extraño había sido, Maiza simplemente negó
con la cabeza y dijo:

—Escuché que un senador colaborador de Nébula hizo un poco de trabajo detrás de


escenas para asegurarse que fuera encubierto.

De esa forma, pasó un año sin incidentes y justo cuando Firo menos se lo esperaba,
la policía apareció en la puerta de su casa.

Maldición, debí haber actuado primero en lugar de permitir que vinieran por mí.

Se reprendió a sí mismo por su estupidez y Víctor sonrió como si estuviera de


acuerdo con la auto-evaluación de Firo.

—Oh, no queremos nada, realmente —declaró Víctor, haciendo un ademán de ser


inocente—. Simplemente pensé en ofrecerte unas vacaciones.

—¿Vacaciones?

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Volumen 08 PROLOGO I

—Ajá. Habló sobre un complejo turístico en la costa oeste, cerca de la gloriosa ciudad
de San Francisco. Una excursión a una relajante isla, no hay nada allí más que el cielo y
las olas del mar. Tentador, ¿no es cierto? Quién sabe, incluso podrías conocer a una de
las personas que mueven y hacen temblar a tu mundo ahí, además serás capaz de
disfrutar tanta paz y tranquilidad como desees, ya que nadie allí tiene permitido hablar.

Un mal presentimiento se acercó sigilosamente a Firo.

Las palabras que Víctor había elegido deliberadamente poseían un significado


especial para Firo, un miembro del bajo mundo criminal. El doble, considerando que
venían de la boca de un agente federal. Y la última parte fue demasiada evidente como
para ser ignorada, incluso si Firo lo hubiera querido.

Las piezas del rompecabezas se unieron en su mente, conduciéndolo


inevitablemente a una locación.

Como si confirmara esa corazonada que se había apoderado de él, Víctor sonrió
brillantemente y pronunció las cuatro palabras que sellaron el destino de Firo.

—¿Has escuchado de Alcatraz?

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

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En un cuarto clandestino de un Bar

¿Quieres saber sobre un prisionero que se trasladó de la filial en la que trabajaba


hacia Alcatraz?

Aah, ya veo. Sí, supongo que no te gustaría hablar sobre algo como eso en público.

…Pero, tengo que advertirte, yo no era nadie especial, solo un guardia de prisión más
del montón. No esperes que recuerde a todos los canallas que vigilaba. Generalmente
los llamábamos por números, sabes, no por nombres. Sin embargo… Supongo que si se
trata de alguien que era lo suficientemente malo para irse de viaje a la Roca, quizá me
acuerde de él…

¿Qué? ¿El 302010?

Oh.

Eh. Jaja…

¡Te refieres a ese bastardo! Sí, por supuesto que lo recuerdo. Su número era fácil de
memorizar, además. Entre tú y yo, no creo que pueda olvidarlo incluso si lo intento.

Sí, conozco su nombre. Me inquietaba, sabes.

Era Ladd… Ladd Russo, creo.

Dijeron que era el sobrino de Placido Russo. Sí, él mismo, el Don de la Familia Russo
allá en Chicago.

Creo que lo apresaron por homicidio, o robo… No lo sé, algo así, pero sinceramente
no nos importa a nosotros. Para nosotros los guardias, los reos solo son una serie de
números. Da igual si fuiste el autor de una masacre o un insignificante ladrón o algún
monarca del mundo criminal allá afuera. Allí dentro, solo eres un número… Bueno, así
es cómo se supone que debe ser de todas formas.

¿Cómo era en realidad? Ni idea. Eso difiere de prisión en prisión y es algo que no me
entusiasma lo suficiente como para meter mi nariz en ello. Ojos que no ven, corazón que
no siente4, ¿cierto?

Aunque, la verdad es que no te importa eso, ¿no es así?

Me citaste aquí para escuchar sobre 302010… sobre Russo, ¿o me equivoco?

4
N. de la T. Ojos que no ven, corazón que no siente: en inglés dice “See no evil, hear no evil”, su traducción
directa sería “No ver nada malo, no oír nada malo”. Al menos, personalmente, creo que suena extraño, así
que decidí cambiarlo por lo que a mí parecer es un dicho similar.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Aah, estás pensando que soy demasiado brillante y descarado para mi propio bien,
¿verdad?

Antes, cuando todavía era un guardia, traté de ser el sujeto que era silencioso y
eficiente. Del tipo intimidante y sombrío, ¿sabes? Pero, ahora soy muy diferente a cómo
era antes, en particular gracias a la persona de la que estamos hablando, ¿lo entiendes?
¿Sí?

La primera vez que llegó a la prisión le hice un chequeo rudo. Sí. Es para dejar en
claro que son criminales, que ya no son especiales. Para mostrarles que a partir de ese
momento, tienen que suplicar perdón por los crímenes que cometieron contra la
sociedad.

Eh, no, los otros guardias no van tan lejos. Aunque es importante asegurarse que los
prisioneros conozcan su lugar.

Alardeaba por ahí un poco más que los demás. Solo un poco.

Lo entiendes, ¿cierto? Simplemente pensaba que era genial que no importara qué tan
malo habías sido allá afuera, una vez que entrabas por esas puertas, yo era el jefe. Se
perdona que un hombre quiera presumir un poco, ¿verdad? No es como si los
prisioneros pudieran decir algo al respecto.

Como sea, entonces, sí.

Te lo mencioné anteriormente, pero lo volveré a decir. La razón por la que estoy


siendo tan abierto en estos momentos es para tratar de alejarme lo más posible del yo
de aquel entonces.

¿No lo entiendes?

…No, pues, sí. Te contaré después. Luego.

En que estábamos, ah, sí, sobre Russo.

Era inusual en muchos sentidos.

La expresión en su rostro cuando atravesó la puerta en ese instante, te hacía pensar


que estaba caminando hacia un hotel.

Estaba seguro de que sería alguna clase de pez gordo que había deslizado algo de
dinero a un abogado confiando en que entraría y saldría en un santiamén, o quizá se
había metido en unos cuantos problemas con otra Familia e hizo que lo encarcelaran
apropósito para esconderse de ellos.

- 39 -
Volumen 08 PROLOGO II

Bueno, sí, supongo que puedes ocultarte en prisión por un tiempo. Aunque si
molestabas a una persona con el poder suficiente, supongo que enviaría a un asesino
para cortar tu garganta mientras duermes o algo por el estilo. No es como si tuviéramos
alguna forma de saber ese tipo de cosas, sabes.

Pero, de todas formas. Pregunté a los otros guardias y resultó que ese no era su caso.
Es solo que se sentía sospechoso, ¿sabes? No el sujeto en cuestión, sino todos los
detalles sobre él simplemente no encajaban de alguna forma. Dijeron que había iniciado
algo en un tren… pero, a final de cuentas, lo encubrieron para que nadie se enterara que
alguna vez sucedió.

Nah, yo tampoco lo sé. Te lo estoy diciendo, no tengo ni la menor idea de que lo trajo
a nosotros. Si tuviera que adivinar, incluso afirmaría que alguien con un puesto alto del
gobierno trató de ocultar todo lo que sucedió en ese tren del resto del país, incluyendo
Russo. Sin embargo, nunca se me ocurrió investigar a profundidad, además no se acercó
a nosotros con la oferta de contarnos su historia.

Sí, era uno tranquilo.

Quiero decir, lucía lleno de espíritu, pero no hablaba mucho. Lo dejábamos hacer
llamadas por teléfono de vez en cuando, e incluso entonces no decía mucho que pudiera
ser un problema.

Hacía lo que se le pidiera. Supongo que podrías llamarlo un prisionero modelo.

Tenía vendas en todo un brazo, como si se hubiera lesionado de gravedad… Bueno,


en realidad era una prótesis. Lo revisamos cuidadosamente para asegurarnos que no
tuviera alguna especie de herramienta de escape en ella o algo similar, pero no era la
gran cosa. Las articulaciones no se movían. Era una cosa bastante sencilla. Lo único
extraño que tenía era que estaba conectada directamente a la parte superior de su
brazo, a sus huesos o algo así… Nah, también es la primera vez que escuchó de una cosa
como esa; pero, por lo que oí, ellos simplemente remacharon el maldito objeto
directamente a sus huesos expuestos. Uno de los sujetos que le hizo el chequeo médico
dijo que le daba escalofríos.

Pensé que tal vez se infectaría y moriría, pero de alguna forma consiguió mantenerse
saludable.

No daba problemas, solo pasaba los días como un prisionero. En realidad, hasta se
ofreció como voluntario para trabajo en prisión. Sí, un verdadero presidiario modelo.
Sé que no comenzó nada porque lo mantuvimos bien vigilado, solo para asegurarnos
que no usara un tornillo suelto de su brazo falso para forzar un cerrojo o algo.

Sin embargo, realmente no hizo nada que llamara la atención y el tiempo transcurrió.

Hasta ese día…

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Fue hace solo unos meses que cambió… no, supongo que sería más apropiado decir
que mostró su verdadera personalidad.

Justo cuando Alcatraz se transformó de una prisión militar a una normal.

Creo que sabes sobre eso, así que, bueno, sí. No hay mucho que decir, ¿verdad?

No se trata de una cárcel común y corriente.

Nadie va a la Roca directamente de la calle.

Ese lugar es una cárcel para personas que ya estaban en prisión.

Una isla sin escape en la costa oeste, especialmente destinada para los peores
reclusos de cada prisión en la nación.

Como sea, el peor de lo peor en la filial en la que trabajaba en aquel entonces era…
sí, este sujeto llamado Gustavo. Gustavo Bagetta. Él era el hombre más peligroso allí, sin
duda alguna.

Has escuchado de la Familia Runorata, ¿cierto? Ellos son una de las organizaciones
más grandes por esta parte.

Bagetta era uno de los altos mandos de ahí… pero debe haber causado algún
problema e hizo que lo arrestaran.

Tiene esta enorme cicatriz cerca de su cuello, lo suficientemente grande para pensar
que debió haber muerto; pero, al igual que Russo, daba la apariencia de que una herida
como esa no le molestaba ni un poco.

Además, también era un buscapleitos. Si los guardias trataban siquiera de darle una
pequeña paliza, él partía en dos sus malditas esposas y tranquilamente declaraba:

—Uups, se desarmaron. Podría haber lastimado a alguien. Porque no me dan un


nuevo par.

Luego, el gigantesco pandillero meramente les sonreía.

Por supuesto, provocó problemas allí dentro cientos de veces y no puedo describirte
qué dolor de cabeza era limpiar luego de él todo el tiempo.

Siendo sincero, no había ni un recluso en el lugar que pudiera derrotarlo en una pelea
y todos estaban tan asustados de él que no se atrevían a contarle al guardia sobre la
mierda que hacía. Supongo que era una especie de rey detrás de esos barrotes…

Hasta ese día.

Bagetta inició una conmoción en el comedor. Dijo que el sujeto sentado enfrente se
había burlado de él o algo así. E inició una pelea sobre eso.

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Volumen 08 PROLOGO II

Tomamos nuestras macanas y lo rodeamos, él se tranquilizó. No es que estuviera


asustado de nosotros, sino de los guardias ubicados en las ventanas de fuego detrás de
él con las miras sobre su espalda, así que, desde luego, se calmó.

Decidí que diría algo.

Sé que estaba siendo un cabrón, pero qué demonios. No es como si nos pagaran para
ser amables, ¿cierto? De modo que, sí, como sea, eeh, más o menos actúe de manera
arrogante y les hable a todos ellos, sintiéndome bastante bien por dentro.

—¿Quieres un viaje hacia Alcatraz? Cualquiera de ustedes que deseen descontrolarse


en una isla sin libros, ni periódicos, están invitados. Continúen ejercitándose todo lo que
gusten y yo, personalmente, me haré cargo de que los envíen a un viaje de ida y sin
escalas a Frisco5.

Ajá, de esa forma.

Como sea, apostaba que Bagetta conocía los rumores sobre ese lugar. Algunos otros
que habían estado observando también lo hacían, creo, porque cerraron la maldita boca
y se pusieron pálidos como una sábana.

Sí, hasta ese momento sentía que caminaba sobre las nubes.

Era genial. Casi sentía como si el mundo fuera mi ostra.

Luego, eso sucedió.

—¿Alcatraz?...

Un hombre comenzó a caminar hacia mí.

Ajá. Se trataba de Russo.

—¿Qué tienes que hacer para ser trasladado allí?

A decir verdad estaba un poco sorprendido. Ni siquiera habría imaginado que un


prisionero modelo, quien siempre mantenía la boca cerrada de repente decidiera
charlar con un guardia que tuviera su macana en mano.

Verás, generalmente tratamos de mantener las conversaciones entre guardias y


presidiarios al mínimo. Algunas prisiones prohibían hablar por completo. Sin embargo,
le di una respuesta. Russo parecía como si no supiera qué era Alcatraz y pensé que sería
una gran oportunidad para asustar a los reclusos más tontos que tampoco la conocían.

De modo que le conté. Sobre qué tan tenebroso era Alcatraz. Exageré un poco.

5
N. de la T. Frisco: versión corta para referirse a San Francisco cuando se quiere molestar a las personas que
viven allí.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Te lo dije, todavía me estaba sintiendo bien en ese momento, viendo cómo se


quedaba mudo…

—De cualquier forma, estamos pensando en mandar a los peores reclusos hacia allá.
No es nada por lo que cobardes como tú necesiten de que preocuparse; solo mantén tu
cabeza agachada y permanece como un preso modelo, ¿entendido?

Eso fue lo que le dije.

Y entonces…

En ese instante, pues… umm… lo que sucedió fue…

Él sonrió abiertamente.

Era una real de oreja a oreja. Como si no pudiera reprimir la emoción en su interior…

¿Qué demonios le pasa a este tipo? Pensé. En cuanto posé mis ojos sobre esa sonrisa,
tuve un muy mal presentimiento.

Ya ni siquiera me veía a mí. Dio media vuelta sin decir una palabra, regresó a su
asiento y terminó de comer como si Bagetta nunca hubiera iniciado ese problema.

Te lo digo, en ese preciso momento, sentí algo… una premonición realmente mala en
mi corazón. En serio, era como… Ni siquiera puedo describirla. Simplemente era un mal
presentimiento dentro de mí. Como esa sensación que tienes cuando estas de pie sobre
un puente realmente alto y de repente piensas «Mierda, ¿qué me pasaría si este puente
de pronto desapareciera?». La forma en cómo todo tu cuerpo se encoge sobre sí mismo.

Pero, no estaba sobre un puente, ni de pie sobre un techo. Solo en el interior de una
cárcel. Él era un recluso. Yo era un guardia. No debería haberme asustado de esa forma,
no obstante…

Sin duda alguna, me sentí aterrado, al ver su sonrisa.

Fue esa noche cuando el horror que experimenté se volvió realidad.

Escuché que hubo otra pelea grande en el comedor, así que tomé mi macana y corrí
hacia allá.

¿Qué crees que vi?

…Él meramente estaba sentado allí.

…Comiendo su cena.

Russo estaba sentado allí tranquilo, comiendo su cena. Era la hora de la comida.

Pensé que me volvería loco en ese instante, estaba muy aterrado.

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Volumen 08 PROLOGO II

¿Qué daba tanto miedo?

Bueno, verás… lo que trato de explicar es…

Él estaba comiendo su cena.

Russo estaba comiendo, solo, rodeado por docenas de reclusos, ¡todos ellos en el suelo
y gimiendo de dolor!

El pasillo que conectaba el comedor con el bloque de celdas se encontraba repleto de


presidiarios que sabiamente decidieron apartarse del camino, todos temblando de
miedo.

Los hombres que habían estado montando guardia estaban totalmente paralizados
en su lugar, solo veían a Russo como si se tratase de algo fuera de este mundo.

—¡Hey! ¡¿Qué rayos sucedió aquí?!... —grité a los otros guardias.

Puedes reírte de mí si quieres; pero, no quería preguntarle directamente a Russo. Era


demasiada aterrador… La escena de ese tipo sentado allí comiendo en una situación
como esa, me daba nauseas.

Ya había guardias que llegaron luego de escuchar sobre la pelea como yo, de pie en
las ventanas de fuego con los rifles preparados… sin embargo, solo se miraban entre sí.
No los culpo. Quiero decir, ¿a quién le iban a disparar?

Generalmente, cuando hay una gran pelea en la prisión, los tipos que ganaban se iban
a sus celdas para tratar de crear una coartada o algo por el estilo. Digamos que eso fue
lo que sucedió y Russo simplemente arribó luego de que la pelea terminara y decidió
empezar a comer, porque es de procesamiento lento, porque no entendió lo que había
pasado… Ajá, ¿no sería genial si ese fuera el caso?

No obstante, piénsalo. Para hacer pomada a docenas de reclusos de esa forma,


necesitarías más de uno o dos de tú lado, también. Y no parecía que se hubieran dado
una paliza entre ellos hasta noquear a los demás al mismo tiempo ni nada…

Sí, lo sé. Comprendo lo que quieres decir.

Yo también pensé lo mismo cuando lo vi, sabes.

Pensé, por un momento, que Russo, el tipo que estaba sentado y comiendo su cena
tan tranquilo como gustes, había derrotado por completo a todos los sujetos de
apariencia ruda esparcidos a su alrededor.

Me dije a mí mismo que era imposible que eso hubiera pasado, una y otra vez, pero
la escena delante de mí no cambiaba. No, no solo la escena frente a mis ojos. Esa sonrisa
que había mostrado antes en el día hizo que esa conclusión imposible saliera a flote en
mi mente. No podía más que imaginar esa sonrisa sobre su rostro mientras apaleaba a
todos los demás por cuenta propia.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Entonces… algo sucedió que solo sirvió como apoyo de esa descabellada teoría.

De súbito, una gran sombra salió volando de entre los prisioneros caídos.

—¡Aaaaaaaaaaaargh! ¡¡Maldito mocoso!!

Ni siquiera tuve que mirarlo. No había otro recluso tan grande como él en el lugar,
salvo por Gustavo Bagetta.

Era enorme; pero aun así rápido y fuerte como un buey también.

Viéndolo correr hacia Russo, no podía haber imaginado una vista más aterradora. Un
oso embistiendo habría sido más adorable que Bagetta ahora mismo.

Mientras corría, levantó una mesa cercana con una mano.

¡Puedes creerlo!
¡Una mesa, te lo juro! ¡Una maldita mesa!

Si llamas a un tipo que puede mover una silla con una mano fuerte. ¿Cómo demonios
llamas a uno que puede hacer lo mismo con una mesa? ¡El cabrón simplemente sujetó
una mesa larga hecha para cuatro personas y la agitó por allí como si fuera un palo!

—¡Teharépicadilloooooo!

Difícilmente pude distinguir lo que estaba gritando; pero levantó la mesa y luego la
balanceó directamente hacia Russo, justo cuando terminó lo último de su sopa.

Después, la cabeza de Russo reventaría como un huevo y eso sería su fin. Todo lo que
restaba era que los guardias en las ventanas dieran un disparo de advertencia y una vez
que Bagetta se pusiera boca abajo lo golpearíamos con nuestras macanas. Si se resistía
le daríamos unos cuantos orificios más por donde respirar y eso sería todo.

…Eso es lo que debería haber estado pensando; sin embargo, por más que lo
intentara ni siquiera podía comenzar a imaginármelo.

Además, eso fue no lo que sucedió de cualquier forma.

Escuché este ruido como de astillas y la mesa en la mano de Bagetta se partió por la
mitad, como si fuera un lápiz. Dos cortes limpios en un abrir y cerrar de ojos cayeron al
suelo.

Sin embargo, Russo ya no se encontraba ahí.

Se había deslizado… entre el cuerpo de Bagetta y la mesa. Recibir un golpe de esa


mesa habría sido más letal que una bala; no obstante, él solo sonrió con esa sonrisa que
me mostró antes en el día y lo esquivó como si fuera un juego de niños.

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Volumen 08 PROLOGO II

Y luego, él… él sonrió abiertamente.

¿Qué? ¿Qué no estaba sonriendo antes? Bueno, sí, pero…

Lo que quise decir es que… su sonrisa se volvió más grande.

Bagetta se detuvo en seco, sorprendido de ver que Russo apareció de la nada justo
enfrente de él.

Era una oportunidad de oro para que Russo lo derribara; no obstante, la dejó pasar.

Se limitó a encogerse de hombros con las palmas arriba y nos miró.

—Esto cuenta como auto-defensa, ¿cierto?

Luego de eso… pues, a decir verdad, se acabó en un santiamén.

Bagetta debe haberlo tomado como un insulto personal. Levantó su otra mano;
todavía puedo recordar las venas saltando claramente sobre su mano; y, en ese
momento, el puño de Russo se abrió camino hasta su plexo solar.

Y, así de simple, él circundó a Bagetta.

Bagetta pesaba mínimo el doble que él, pero Russo le dio un golpe directo en el
estómago y, así nada más, lo mandó a volar.

No estoy exagerando. Bagetta en realidad voló.

Salió disparado unos cuantos metros por el aire hasta que cayó con fuerza, luego
escupió un montón de sangre y se quedó quieto donde estaba.

Te lo juro, no se movió.

Ese tipo era como un oso y Russo lo derribó con un solo golpe. De un simple
puñetazo.

Al principio, tenía la certeza de que Russo había usado su brazo de metal. En ese caso,
se lo podríamos confiscar y el mundo volvería a tener sentido.

Pero… no obstante, maldita sea.

Le pegó a Bagetta con su mano derecha. La normal, no con la prótesis… Ahora que lo
pienso, no hay forma de que pueda golpear a una persona con un brazo falso. Se habría
dislocado el hombro.

Sí, entonces sucedió…

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Caminó lentamente hacia mí, mientras permanecía ahí parado con la boca abierta, y
exclamó:

—La vida es larga.

¡Lo dijo como si fuera un amigo que conocía de años!

De acuerdo a las reglas, debí haber levantado mi macana y ordenarle que no se


moviera. De haber traído un arma, la habría desenfundado. Sí, lo sé, aun cuando todo lo
que hizo fue caminar hacia mí.

—¡La vida es algo larga! Tú también lo crees, ¿no es así?

No podía entender una palabra de lo que estaba diciendo; no, gritando, en una voz
que retumbaba en el comedor.

Me pregunte a qué se refería. Aunque, no tenía curiosidad. Estaba asustado de mi


cordura y me aterró aún más porque Russo no actuaba como esperaba. Si tuviera que
describirlo, era como si un instinto primitivo dentro de mí me advirtiera que le temiera
a este hombre.

Vete lejos, me decía. Huye, corre, corre corre corre corre corre corre corre corre.

—He visto un montón de vigilantes por aquí y tengo que admitirlo. De entre todos
los guardias en esta prisión, tú eres el más alejado de la muerte. ¿No te parece?

Hablaba despacio, sus palabras avanzando lentamente hacia mí.

Cada vez que esa voz vibraba en mis tímpanos, la alarma de advertencia dentro de
mí sonaba junto con ella.

Me seguía diciendo que corriera, ¡corre corre corre corre corre! ¡Sal de una vez o
morirás!

Los guardias a mi alrededor parecían que estaban esperando mi señal. ¡Maldición,


cómo si tuviera la compostura para hacer eso! ¡Esos idiotas con los rifles, disparen de
una vez! Eso era lo que pensaba en aquel entonces; pero, entiendo que todo lo que hizo
fue caminar hacia mí. Si le disparaban habría noticias y artículos por todas partes sobre
derechos humanos o cosas por el estilo.

…Sin embargo, sabes, incluso al día de hoy, luego de todo este tiempo… Sigo creyendo
que sería mejor si alguien le hubiera disparado a muerte en el acto.

…Mierda, quita esa parte del registro.

Umm, dónde me quede… Ah, sí. Entonces, se acercó a mí y comenzó a evaluarme en


voz alta.
—No, no es que piense que estas destinado a vivir más ni nada… Habló de tu estado
mental. Es como si la idea de morir estuviera muy, muy lejos de tu cerebro… Crees que

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Volumen 08 PROLOGO II

gobiernas este lugar, ¿no es así? Crees que tienes las vidas de los prisioneros en tus
manos, nunca imaginando que lo mismo se puede aplicar a la inversa. Crees que estás a
salvo. Crees que no morirás. Los otros guardias parecen que constantemente tienen los
nervios de punta. Como si comprendieran que podrían morir en cualquier momento si
los prisioneros iniciaran un motín o algo por el estilo. Pero, tú. Te paseas por el lugar
como si fuera tuyo. ¡Mereces un cumplido!

No me odiaba. Ni estaba molesto conmigo, pero… maldita sea, quería matarme.

Lo sentía en mis huesos, esa intención asesina.

—¿Sabes cuál es mi pasatiempo? Es despertar a personas como tú.

Voy a morir. Me matará. Mi cabeza se inundó con estos pensamientos; sin embargo,
¡no pude hacer nada, ni una sola cosa! ¡Estaba tan asustado! ¡No podía… no pude
moverme! ¡Mis piernas no respondían!

Mientras permanecía allí de pie, incapaz de mover un músculo, él sonrió otra vez.

¡Se, se inclinó y susurró en mi oído, muy amistoso!

—Enseñar a personas como tú… que la muerte está mucho más cerca de lo que
creen…

…Ah, lo siento. Me perdí por un momento ahí.

Cada vez que me acuerdo de eso, no puedo dejar de temblar.

Si solo lo escuchas, parecería una estúpida amenaza de algún pandillero, nada de qué
preocuparse. Normalmente, lo habría ignorado sin pensarlo dos veces. Sin embargo,
viniendo de su boca era… pues. Se sentía real. Sí, eso es, se sentía real.

Daba la sensación de que no lo decía por asustarme. Sino que comentaba lo que
realmente consideraba era cierto. Como lo haría un niño.

¿Eh? ¿Qué pasó después?

Por supuesto que lo enviamos a solitario. Es decir, a confinamiento solitario,


atrapado en una habitación vacía sin nada detrás de la puerta salvo un baño. Desde
luego sin cobijas. Comparado a otras cárceles, nuestro confinamiento se encontraba en
el lado cómodo; incluso tenía luces eléctricas. Sin embargo, eso no significaba que era
un cuarto de hotel ni nada. Una semana allí te haría desear escalar las paredes.

Ladd Russo pasó diez días ahí.

Pero, renuncié antes de que saliera.

Casi como si huyera de él. Generalmente no es tan fácil dejar de ser un guardia de
prisión; pero, les dije que estaría enfermo por un tiempo y discutí mi salida.
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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Quería escapar de ese infierno antes de que Russo saliera sin importar lo que me
costara, sabes.

¿Él? Oí que lo terminaron enviando hacia Alcatraz, justo como quería.

¿Has escuchado de Al Capone? Sí. Russo entró en Alcatraz casi al mismo tiempo que
él, supongo que se podría decir que es un veterano allí… aunque solo han pasado un par
de meses, aun así.

Desconozco cuánto tiempo le queda ahí. Si no le añaden ningún cargo por homicidio
a su sentencia, ¡podría salir a las calles en solo uno o dos años!

Entonces, es por eso, esa es la razón, del porqué.

Del porqué tengo tanto miedo.

Oye, ¿no, no me, no me veo algo a-a-asustado?

¿A-acaso parezco que yo, tengo miedo de morir?

S-siento, se, se siente como si, él, ese tipo, Russo, él v-v-v-viniera, tras de mí…

¡Mira y respóndeme!

¡E-estoy asustado, ¿no es así?!

Quiero decir, ¿quién sabe? ¡Bien podría morir mañana! ¿Acaso no da miedo? No,
espera, tal vez muera justo ahora. ¡Parezco que tengo miedo de morir en este instante,
¿cierto?!

¡Si no pienso de esa forma, entonces él, él vendrá, vendrá por mí, aparecerá en mis
jodidos sueños con esa maldita sonrisa y aplastará mi ojo derecho! ¡Mi ojo izquierdo
también, maldición! ¡Mis piernas! ¡Brazos! ¡Torso! ¡Mi cabeza! ¡Incluso cuando ya no
quede nada, no estará satisfecho y hará trizas algo! ¡Algo que ya ni siquiera tenga forma,
aunque mi cuerpo ya no exista, lo aplastará y aplastará y aplastará y qué demonios está
golpeando en todo caso! Por favor, perdóname, me siento aterrado, estoy asustado, te
digo que voy a morir, tengo miedo, tengo miedo, tengo miedo y no importa que tanto
grite y grite y gritegritegritesusojossuvoznosevandemimente-

¡Aaaaah! ¡Aaaaaaaaaaah!

…Sí. Ya me tranquilicé. Lamento eso. Estoy bien.

Alcohol. Dame algo de alcohol.

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Volumen 08 PROLOGO II

¿Qué? Vamos. Lee mis labios. Necesito alcohol. Aguardiente. Licor. Alcohol, alcohol,
alcohol alcohol alcohol… alcohol… ¿qué? ¿Beber demasiado es malo para la salud?
Maldito idiota, es imposible que la bebida me pueda mata-

…No, tienes razón, podría matarme. No, lo que quiero decir, es que indudablemente
me matará.

Sí. La muerte es aterradora. Tengo miedo de morir, estoy tan jodidamente asustado…
Aterrado hasta la mierda. ¿Tú no lo estás? Lo estás, ¿cierto? ¿Cierto?

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

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Chicago
En un subterráneo, en la Matriz del Corporativo Nébula

Era una habitación extraña.

No, llamarlo una simple habitación sería un perjuicio. Se trataba de una instalación.

Incontables documentos y libros se alineaban en uno de las paredes, de igual forma,


varias pilas desarregladas de los mismos se encontraban dispersos en los escritorios de
madera. Hasta el piso había sido decorado con hojas sueltas de libros.

Un microscopio se asomaba por debajo de un pequeño montículo de papel; una


inspección más detallada revelaba que muchos otros instrumentos peculiares yacían
esparcidos por allí, dando a la habitación la apariencia de que un laboratorio y una
biblioteca habían chocado violentamente entre sí.

Si el cuarto hubiera estado solo, fácilmente se habría confundido por una instalación
abandonada; sin embargo, ese no era el caso. Varios hombres y mujeres en batas
blancas corrían atareadamente de aquí para allá, tomando notas con prisas en cualquier
hoja de papel que estuviera a la mano, respondiendo llamadas telefónicas y dando por
completo la impresión de estar terminando grandes cantidades de trabajo al tiempo
que en realidad no hacían nada.

—Umm… Oh, no. ¿Qué hago? ¿Qué hago? —una de los científicos dijo para sí misma,
levantando una mano para ajustar sus lentes a medida que caminaba arrastrando los
pies. Estaba tan preocupada con lo que sea que había atrapado su atención que no se
percató del libro cerca de sus pies y torpemente lo pisó, con un gran golpe ella se
tropezó y cayó al suelo de manera poco elegante sobre una pila.

—Iip.

Una diminuta nube de papeles dispersos se elevó en el aire. Los compañeros de


trabajo la miraron con incredulidad.

El ambiente cómico fácilmente conduciría a que uno creyera que el laboratorio se


localizaba en algún colegio o universidad, no en las profundidades de la matriz de una
de las compañías más poderosas del planeta.

No obstante, esa atmósfera inmadura solo se extendía hasta la mitad de la habitación,


donde la delgada pared del cubículo aislaba la vista del resto de la habitación.

Un hombre joven con un traje de negocios se encontraba allí sentado, sus manos
elegantemente dobladas sobre el escritorio.

Dirigía su vista hacia las cortinas que se habían descorrido; siendo precisos a la
sombra de ahí. La silueta de un hombre yacía allí, rígido y en silencio, como si tratara

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

de borrar su presencia y volverse uno con la oscuridad. No obstante, el hombre con el


traje de negocios no parecía importarle mucho.

—¿En serio necesitas ocultar tu rostro aquí? —preguntó suspirando—. Entiendo que
tienes una reputación que mantener; pero, honestamente, es algo incómodo hablar con
una sombra.

La silueta no contestó, ni se movió.

El hombre suspiró otra vez, se encogió de hombros como si dijera «Bien, lo haremos
a tu modo», y pasó al tema en cuestión.

—Bueno, como sea. El trabajo que tenemos para ti en esta ocasión es muy importante
y también es casi imposible. Bueno, normalmente esa es la norma, no es así. Desde
luego, por eso te llamamos.

La silueta mantuvo su silencio, ignorando el intento del hombre por iniciar una
conversación; pero se sobrepuso rápidamente y prosiguió para su audiencia muda.

—El nombre del objetivo es…

Silencio.

—Huey Laforet…

Si la silueta sombreada reconoció el nombre, no lo mostró.

—Actualmente se encuentra en Alcatraz; has oído del lugar, estoy seguro. Y no en


cualquier celda tampoco. Supongo que podrías decir que está recibiendo trato VIP. Y,
pues… Muy bien. Seré honesto contigo. Él es incapaz de morir.

Por primera vez, la silueta silenciosa mostró una emoción. Frunció el ceño y una
sombra pasó por su rostro.

Ahora fue el turno del hombre de ignorar a la sombra y prosiguió hablando con
tranquilidad, sin considerar su confusión.

—No bromeó, te lo aseguro… Has trabajado con nosotros desde hace algún tiempo,
así que confío en que comprendes a lo que me refiero cuando digo que Laforet es
incapaz de morir. Has visto algunos de nuestros experimentos, ¿cierto?

Ahora, la silenciosa figura sin rostro parecía un poco curiosa, como si quisiera que el
hombre continuara.

—Claro que lo has hecho. Sin embargo, debo advertirte. Laforet es algo diferente de
nuestros especímenes. Ha vivido por más de dos siglos… En otras palabras, es un
verdadero inmortal. Sus intenciones son insondables, además posee incontables
subordinados, muchos de los cuales él mismo crio desde niños. Aun ahora les ordena
desde la seguridad de su celda.

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Volumen 08 PROLOGO III

Nuevamente, un silencio expectante.

—Bueno. Umm. Tenemos nuestros motivos para pedirte que vaya tras un objetivo
inmortal. Oh, no. No me malinterpretes. Desde luego que no te estamos solicitando que
lo asesines. Cielos, no —El hombre hizo una pausa—. Al menos, no por ahora. Qué-

—Disculpen, espero no interrumpir —dijo la voz de una mujer, justo cuando el


hombre se preparaba para proseguir al verdadero motivo de la reunión—. Preparé algo
de té para el invit- ¡Auuch!

La dueña de la voz era una mujer con una bata blanca de laboratorio, la misma que
se había tropezado con un libro antes. Cuando se golpeó en su dedo pequeño contra el
borde de la pared del cubículo, gritó y retrocedió, lanzando los brazos al aire y enviando
el té negro y la vajilla volando por todas partes.

—¡¿Agh?!

Tanto el hombre de traje de negocios como la silueta oscura notaron el accidente al


mismo tiempo, pero reaccionaron claramente de distinta manera. El hombre gritó y se
echó hacia atrás, todavía sentado, y recibió la bandeja voladora de té en su frente por
sus esfuerzos, mientras que la sombra se movió hacia un lado en silencio, lejos del
chorro de agua de té hirviendo.

—¡Agh! ¡Auuch! ¡Cielo santo!

—¡Aah! ¡Lo siento mucho! ¿Te encuentras bien? —clamó la mujer, las lágrimas
brotaban de sus ojos mientras se disculpaba desesperadamente.

La mujer portaba un par de lentes de marco negro, su lindo rostro se distorsionó con
una mezcla de cansancio y culpa. Su flequillo estaba esparcido al azar sobre su frente,
mientras que el resto de su largo cabello había sido recogido de la cara. En contraste a
su apariencia más que desaliñada, el cuerpo que se ocultaba detrás de su bata de
laboratorio era tan voluptuoso que en otra ocasión, en otro sitio, ella no habría lucido
del todo fuera de lugar en las páginas de la revista Playboy.

Incluso su holgada bata de laboratorio demostró ser incapaz de esconder sus curvas
cuando se agachó a recoger la vajilla caída, además la forma en que su escote saltaba
seductoramente a la vista habría sido más que suficiente para atrapar la atención de
cualquier hombre fogoso. No obstante, el hombre joven con traje de negocios
meramente la fulminó con la mirada y se movió en su asiento, tosiendo ostentosamente
como si pretendiera que el accidente nunca sucedió.

—Ella te explicará el resto…

—¿Umm? ¿Explicar a quién sobre qué? —preguntó la mujer, alzando la vista con
curiosidad.

El hombre suspiró y golpeó su frente con la mano.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

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Volumen 08 PROLOGO III

—¡Explicar a él sobre el trabajo que tú solicitaste esta misma mañana, Directora


Branvillier!

La mujer junto las palmas de las manos, olvidando las tazas esparcidas cuando la
queja exasperada de su subordinado le dio un empujón a su memoria.

Renée Paramedes Branvillier se giró hacia la figura sombreada que se encontraba de


pie en un rincón de su oficina, parpadeando rápidamente como si lo viera por primera
vez y dijo:

—¡Oh! ¡Oh, vaya! Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, ¿no es
así? Deberías haberme avisado que venías. Hubiera preparado mejores bocadillos para
ti.

Sonaba más como una esposa indiferente que una científica y, al parecer, su última
divagación distraída fue la gota que derramó el vaso para su devastado subordinado.
Olvidando cualquier acto de compostura, una vena comenzó a pulsar dónde la bandeja
de té voladora había golpeado su frente a medida que levantaba las manos exasperado.

—¡Me dijiste que lo llamara esta misma mañana, Directora! ¡Esta! ¡Mañana!

—Aah. ¡Lo siento! No creí que vendría tan rápido… —admitió, luciendo muy a la
defensiva. El hombre solo dejó escapar un suspiro que parecía más un sollozo y meció
la cabeza entre las manos, entretanto la sombra mantuvo su silencio de costumbre.

Confirmando de forma indecisa que ya no hubiera más gritos hacia ella, Renée miró
a su asistente.

—Umm… En todo caso, ¿cuánto le contaste?

—Solo que deseamos que vaya hacia Alcatraz por Huey Laforet —masculló
roncamente el hombre. Renée pareció no percatarse de su tono hosco, en cambio junto
las palmas de las manos otra vez mientras se giraba hacia la sombra.

—¡Oh, por supuesto! Umm… Lo que quiero pedirte que hagas es que vayas a ver al
señor Laforet —declaró con alegría, con el mismo buen humor que cuando ofreció los
bocadillos imaginarios.

—Y luego, ¡te estaría muy agradecida si sacas uno de sus globos oculares y me lo
traes!


—¡Adiós, señor Walken! ¡Buena suerte! —dijo Renée alegremente, despidiéndose de
la figura mientras se alejaba caminando.

Su asistente con el traje de negocios suspiró.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—¡No grité su nombre así como así, Directora!

—¡Iip! ¡L-lo siento! ¡No era mi intención! —chilló Renée, cubriendo su boca con
ambas manos.

La sombra finalmente rompió su largo silencio y suspiró una vez.

—Le he dicho una y otra vez, señora Branvillier. Le di ese nombre a otra persona
hace mucho tiempo —exclamó sobre su hombro, su paso rítmico no disminuyó en lo
mínimo a medida que se marchaba.

—¡Oh! ¡Cierto! ¡Qué tontita soy! ¡Lo siento, señor Asesino a sueldo!

—¡No grité su ocupación así como así, Directora!

—¡Iip! ¡L-lo siento!

Se trataba del noveno trabajo que la sombra aceptaba de la científica y su


departamento; no obstante, a pesar de sus frecuentes visitas, ni una sola vez preguntó
qué hacían en ese extraño revoltijo al azar de laboratorio y biblioteca.

Nébula era un enorme conglomerado con participación en muchos giros diferentes;


de hecho, uno de los más grandes de los Estados Unidos; y cualquier persona normal
seguramente tendría curiosidad por lo que realizaban en la sección de Renée luego de
entrar. Quizá, hasta se preguntarían porqué poseía su propia área separada,
completamente aislada del resto del edificio; sin embargo, la silueta nunca había hecho
ni una sola pregunta sobre eso, tampoco.

Hoy no fue la excepción y la sombra dejó que el ruido de los científicos discutiendo
desapareciera conforme caminaba, juzgando silenciosamente a su cliente.

Renée Branvillier no era un ser conscientemente perverso.

La silueta que una vez había sido Félix Walken opinó que ella no tenía idea de que
los actos que realizaba eran malvados; pero, desde un punto de vista objetivo no podían
ser otra cosa.

Cierto, no muchas personas hacían cosas malas siendo totalmente conscientes de ello
y aceptando sus atroces acciones; sin embargo, incluso tomando en consideración eso,
ella era especial. Única.

La sombra decretó que ella era una mujer completamente inocente.

Que no tenía malas intenciones; pero, al mismo tiempo lanzaba a las personas a las
profundidades del infierno sin pensarlo dos veces.
La sombra anteriormente, en una ocasión, se topó con ella mientras llevaba a cabo
un experimento en un ser humano.

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Volumen 08 PROLOGO III

Le había preguntado de dónde secuestro a la chica, a lo que Renée contestó sin


vacilar.

—¿A qué te refieres? ¡Yo no la secuestré!

Renée sonrió, hundiendo hábilmente una aguja llena de algún líquido desconocido
en las venas de la chica semi-consciente.

—Pagué exactamente lo que me pidieron por ella —contestó ella y su sonrisa no


aminoró en lo más mínimo.

La científica, la investigadora, no dudaba. No vacilaba. No hacía preguntas. Todo lo


que podía ver era su propio trabajo.

El hombre que una vez fue conocido como Félix Walken se alejó del sonido de su voz.
Él, de igual forma, no vacilaba, y él, asimismo, no hacía preguntas.

Como si a él, semejante locura era nada más y nada menos que el modo natural del
mundo.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

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En Alveare, Nueva York

La espesa esencia empalagosa de la miel impregnaba el restaurante, mientras que


las voces en alto de un hombre y una mujer inundaban el aire, al punto que atrapaba de
inmediato la atención.

—¡Y entonces dije! ¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo?

—¡Era Romeo y Hamlet!

—Pero, ¿saben lo que nos contestó el guardia de seguridad en ese momento? Nos
dijo que su nombre era Juan, no Romeo. Desde luego, nos disculpamos por el caso de
identidad errónea, dimos media vuelta y nos fuimos.

—¡Fue una falsa alarma!

La extraña pareja había reunido una pequeña audiencia en medio de la habitación a


medida que orgullosamente exponían otra más de sus proezas.

—¿Qué? ¡¿Eso es todo?!

—¡¿Quieres decir que el guardia tenía la cabeza tan hueca como ustedes dos?!

Los comensales del restaurante hicieron saber su descontento con quejas e insultos;
pero el buen humor de la pareja no flaqueó en lo más mínimo.

—¡Ja! ¡Por supuesto que nos persiguió mientras corríamos, pero nosotros fuimos
mucho más rápidos!

—¡La alegría de la juventud!

La mayoría de los integrantes de su auditorio se encontraban en varios estados de


ebriedad; pero, aun así mantenían el suficiente sentido común para encontrar el fallo
con su historia.

—¿No querrán decir que huyeron?

—¡Ciertamente es una forma de ponerlo! ¿Acaso no es sorprendente, Miria querida?


¡Todo lo que hicimos fue correr en una sola dirección; pero, en realidad estábamos
evadiendo hábilmente el largo brazo de la ley!

—¡Fue talento natural! ¡Suerte de principiante!

—Ajá, está bien... Como sea. Solo finjan que jamás dije nada. Ustedes dos sí que son
algo más —exclamó uno de los comensales, riendo y moviendo la cabeza mientras
levantaba la mano, señalando a una de las meseras para que trajera otra ronda de
bebidas. Las bromas de la extraña pareja no tenían sentido para las personas normales;
no obstante, todos los clientes regulares del restaurante sabían que no había nada más
entretenido de escuchar cuando uno se encontraba ligeramente ebrio.
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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Casi había pasado un año desde que la Prohibición fue abolida.

La oposición pública hacia la Ley Seca se intensificó durante el año de 1929, luego
del colapso de Wall Street y la Gran Depresión que le siguió. Por todo el país se alzaron
voces en quejas, acusando al gobierno de obstruir empleos para las personas, enseguida
nació un movimiento para instar la reanimación de la manufactura y el comercio del
licor.

La Prohibición tuvo más efectos secundarios no intencionados que el simple despojo


del trabajo a los necesitados. Las organizaciones criminales por todo Estados Unidos
tomaron ventaja de la ausencia de alcohol legal y la incambiable demanda por él,
provocando que las mafias se volvieran más fuertes gracias a la venta ilegal de licor. En
cierto sentido, la creciente opinión en contra de la Ley Seca sucede coincidió con los
esfuerzos del gobierno a nivel nacional para invalidar el poder de sus enemigos.

Otros argumentos también se unieron para alentar el movimiento y, finalmente, en


el año de 1933, la Prohibición fue oficialmente abolida. Como resultado, las tabernas
clandestinas, los pub y bares ilegales que vendían alcohol durante los años de la
Prohibición salieron a la luz, comerciando abiertamente sus bienes a la vista del público.

Había, claro está, incontables tabernas clandestinas que solo habían logrado
sobrevivir gracias al hecho de que tiendas normales no tenían permitido almacenar
alcohol. Una vez que esa restricción arbitraria fue revocada, aquellos establecimientos
desafortunados fueron forzados a cerrar sus puertas.

Alveare, en cambio, emergió a la cabeza de esa dura lucha por la sobrevivencia y


ahora era, más o menos, parte del vecindario. Era popular entre los residentes no solo
por su licor, sino también por su comida, distinguida por el fuerte sabor dulce de la miel
que impregnaba todos los platillos.

Empleando ese aumento en los ingresos, el dueño de Alveare había renovado su


interior, reemplazando las mesas baratas y en su mayor parte convirtiéndolo en un
establecimiento mucho más respetable de lo que fue cuando era una taberna
clandestina. Seina6, asimismo, había contratado más personal, actualmente cuatro
meseras más corrían frenéticamente de aquí para allá entre las mesas junto con Lia,
quién había estado allí desde el principio.

Otra de las atracciones de Alveare era la peculiar pareja, los cuales ya ni se les podía
considerar clientes regulares; eran mal que bien ocupantes ilegales que vivían en el
restaurante.

Sus nombres eran Isaac Dian y Miria Harvent.

6
N. de la T. Seina: otra de las víctimas de Yen Press, anteriormente era Sena pero en la traducción oficial
pasó a ser Seina…

- 61 -
Volumen 08 PROLOGO IV

La mayoría de los comensales del restaurante conocían sus nombres; pero, lo


extraño era que solo sabían eso y nada más. Conocían los nombres de Isaac y Miria y
sabían que el par eran buenos narradores de raras y estrafalarias historias; pero eso
era todo.

Incluso entre el personal y los camorristas que se reunían en el restaurante, eran


pocos los que conocían el pasado de la pareja. Y, aquellos pocos seleccionados no los
trataban de modo diferente debido a eso, en cambio los dejaban ser, permitiendo que
las historias exageradas de Isaac y Miria se volvieran una de las atracciones principales
del restaurante; aunque de forma muy distinta de la que Isaac y Miria probablemente
pretendían, ya que la mayoría de las personas que venían a escuchar sus relatos
buscaban reírse y entretenerse.

—Bueno, acaso no es muy impresionante. No me importaría escuchar más de sus


relatos —dijo la voz de un hombre. Isaac y Miria hicieron una pausa, bajaron sus vasos
de jugo endulzado con miel y miraron hacia la voz desconocida. Pertenecía a un hombre
de mediana edad, sonrió tranquilamente mostrando unos brillantes dientes blancos
bajo un bigote espeso—. He venido aquí las últimas semanas y cada día cuentan una
historia diferente sobre el robo de otro lugar en algún lugar del país. Asumo que ustedes
dos deben ser famosos con los policías —declaró en broma; sin embargo, Isaac y Miria
parecieron haber tomado el comentario burlesco literalmente y sacaron sus pechos
orgullosamente.

—¡Para nada! ¡Nuestros disfraces son obras maestras absolutamente indescifrables


de engaño, sabes! De hecho, ¡te apuesto a que ningún agente de la ley del país sabe
quiénes somos!

—¡Es el crimen perfecto! ¡Somos como Edgar Allen Poe!

Tratar de encontrarle sentido a su estrafalaria charla habría provocado una migraña


en la mayoría de las personas; no obstante, el hombre simplemente sonrió y
animadamente les siguió el juego.

—Jaja. Disfraces, ¿eh? Aguarden un momento, los dos. Recuerdo un artículo en los
periódicos hace algunos años sobre un par de ladrones vestidos como momias egipcias.
No habrán sido ustedes dos, ¿verdad? Si mi memoria no me falla, ese artículo decía algo
sobre un hombre y una mujer, completamente envueltos con vendas, y creo que la
mujer tenía un vestido por encima de eso. Forzaron la entrada de un banco y escaparon
con todas las cajas de pañuelos que podían cargar.

Isaac y Miria jadearon de manera dramática y se voltearon a ver entre ellos, abriendo
lo ojos de par en par.

—¡Oh, no, Miria! ¡Los periódicos saben sobre nosotros!

—¡Ahora me acuerdo! ¡Estaban todas esas personas tomándonos fotos!

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—¡Increíble! ¡Pensé que no eran más que fotógrafos pasando por allí mientras daban
un paseo; pero, tal parece que en realidad eran reporteros del periódico! Esto es
terrible, Miria. ¡Nos enfrentamos a maestros del disfraz aún más hábiles que nosotros!

—¡Tienen que ser ladrones expertos! ¡Arsène Lupin modernos!

El hombre de mediana edad no le prestó atención al desarrollo del drama; no


obstante, en lugar de eso continúo persiguiendo el tema de las proezas de la pareja
excéntrica.

—Y, ¿qué hay del incidente de hace un par años, cuando una pareja de ladrones
irrumpieron la mansión Genoard allá en Nueva Jersey y robaron cada centavo de la caja
fuerte de la familia?…

—¡Ja! ¡No puedo contarte sobre ese!

—¡Tenemos el derecho de guardar silencio! ¡Y a un abogado!

—Umm… En ese caso, dejando de lado la cuestión de si robaron o no algo, ¿qué traían
puesto en aquella ocasión? —inquirió el hombre, todavía sonriendo.

Isaac frunció el ceño concentrándose, luego se giró hacia Miria.

—Dime, Miria. ¿Qué traíamos puesto entonces?

—¡Éramos indios! ¡Nativos americanos!

—¡Tienes toda la razón! ¡Éramos indios!

—¡Siguiendo la voluntad de la Madre Tierra y el Padre Cielo!

El dúo sonrió con satisfacción y el hombre de mediana edad hizo lo mismo.

Bueno. Sería más apropiado decir que sonrió burlonamente.

—¿Y cuándo lanzaron dinero por todas las calles de Nueva York?

—¡Ah! ¡Recuerdo eso! Iba vestido como un sacerdote…

—¡Y yo como una monja!...

—Jajaja, en serio. Así fue…

El hombre de bigote continúo haciendo preguntas por un buen rato, animando a


sacar historia tras historia de la pareja. Aquella ocasión en que robaron las puertas de
un museo, el incidente donde hurtaron todo el chocolate de una tienda de chocolates.
Aquel en el que se llevaron toda la ropa interior masculina que podían cargar y la vez
que hicieron un “home run” sobre las cabezas de los mafiosos de Chicago y salieron
corriendo con todo su dinero. Relato tras relato, robo tras robo…

- 63 -
Volumen 08 PROLOGO IV

Y de principio a fin el hombre mantuvo fija la sonrisa sobre su rostro.

Bueno. Sería más apropiado decir que sonrió burlonamente.

—Sorprendente. Ahora sí seré condenado. Increíble, no cabe duda —exclamó al final,


aplaudiendo con admiración. Isaac y Miria se ruborizaron apenados.

—Jajaja, no diga eso, señor. ¡Nos avergüenza! Adelante, también cuéntenos una
historia o dos, ¿le parece?

—¡Es dar y recibir! ¡Oferta y demanda!

El hombre soltó una carcajada y juntó las manos una vez.

—Así es, así es. Saben qué. Ambos vengan a mi tienda y les contaré todas las historias
que deseen —afirmó, tan amistosamente que a uno se le disculparía por pensar que él
y la extraña pareja eran amigos, en lugar de completos extraños.

—¡Oh, oh! ¡Así que eres dueño de una tienda, amigo mío!

—¡Asombroso!

—Cielos, ahora ustedes son los que me avergüenzan. No es gran cosa, pero la
considero mi hogar. ¿Les gustaría acompañarme y echar un vistazo?

La conversión sutilmente dio un extraño giro; pero, ni Isaac ni Miria parecían haberlo
notado.

Sin embargo, algunos de los clientes que se encontraban cerca, especialmente


aquellos que desprendían una atmósfera algo diferente de los ciudadanos normales que
respetaban la ley, sí se percataron de ello, y furtivamente se giraron en sus asientos.
Solo lo suficiente para que el hombre de mediana edad con el bigote entraran en sus
campos de visión.

Todo esto pasó inadvertido; sin embargo, Isaac comenzó a palpar algo dentro de su
abrigo y frunció el ceño.

—Ah, creo que debo haber olvidado mi cartera en la bodega cuando ayudamos a
limpiarlo hoy.

—¡Oh, no! ¡¿Estamos en bancarrota?!

—No, me imaginó que sigue allí. ¿Serías tan amable de ir a buscarla por mí, Miria?

—¡Por supuesto, Isaac! ¡Regresaré de inmediato!

Miria se levantó de golpe y salió corriendo, desapareciendo detrás de una puerta al


fondo de la tienda.

El hombre de bigote la observó marcharse, su sonrisa se volvió un poco irritada.

- 64 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Podrías haber ido a recogerla tú mismo. Eres más perezoso de lo que aparentas,
amigo.

—Quizás —dijo Isaac en un tono inusualmente cortante y conciso al tiempo que, de


igual forma, miraba hacia donde había desaparecido Miria.

Unos cuantos segundos pasaron en silencio, luego Isaac se aclaró la garganta y se


giró hacia el hombre.

—Muy bien, entonces. Vayamos a ver lo que tienes en tu tienda.

—¿Umm? ¿Qué, acaso no piensas esperar a tu amiguita? —preguntó el hombre,


claramente sorprendido; sin embargo, Isaac solo sonrió ampliamente y tocó de manera
amistosa su hombro.

—Desde luego que no, bobo. ¿Por qué querría llevarla a la estación de policía?

—¡Qué!

Un silencio cayó sobre todo el restaurante en el instante en que las palabras dejaron
los labios de Isaac, como si el propio Alveare hubiera jadeado y quedado callado. Cada
mirada en el restaurante se dividió entre Isaac y el hombre sentado junto a él. Éste
último se paralizó, puesto que jamás habría imaginado que Isaac vería a través de su
fachada. La camorra se congeló, porque, aun cuando habían descubierto las intenciones
del agente encubierto desde hace tiempo, no creían ni en sus más locos sueños que Isaac
podría haber hecho lo mismo.

—Así que lo sabías…

—Bueno, no es la primera vez que me interroga la policía. Ni por asomo.


Generalmente te lanzaría una bomba de pimienta a la cara y escaparía; pero, realmente
no quiero causar problemas aquí. Sería una lástima pagar su hospitalidad con una
conmoción, sabes.

—Lo entiendo. Ciertamente. Parece que no fue solo suerte lo que los mantuvo lejos
de la ley. Así que, dime, ¿qué cosa fue a buscar tu amiguita? ¿Algunas de estas bombas
de pimienta que mencionaste? ¿O tal vez un arma? —preguntó el hombre con
desconfianza, deshaciéndose de toda la cordialidad fingida.

Isaac miró alrededor pensativo, como si deliberara exactamente qué responder. Le


ahorraron el problema cuando dos hombres, uno muy gordo y otro muy delgado, se
acercaron jactándose desde la parte trasera del restaurante, sutilmente deteniéndose
para quedar entre él y el policía encubierto.
—Hey, Isaac. Miria y tú no tuvieron una pelea, ¿cierto?

- 65 -
Volumen 08 PROLOGO IV

—Ella salió corriendo por la puerta trasera sin tan siquiera mirar atrás.

—¡Mierda!

La exclamación provino de un hombre joven, que había entrado solo, luego del oficial
con bigote. Había estado sentado en una mesa por cuenta propia, a una distancia
considerable de Isaac; pero, aparentemente también era un miembro de la policía. Se
levantó de golpe y giró como si fuera a ir tras Miria; sin embargo, su compañero de
trabajo con más experiencia sacudió la cabeza de manera tajante e hizo un movimiento
negativo con la mano. El joven policía volvió a sentarse con una mirada irritada sobre
su rostro.

El hombre de bigote compartió esa mirada mientras se volteaba hacia Isaac,


empujando a Randy y Pezzo para chocar un par de esposas sobre el antiguo ladrón. Él,
de igual forma, apenas se percataba de que había subestimado enormemente a Isaac y
por su expresión, era evidente que no estaba nada feliz de haber quedado como un tonto
por alguien que había creído era un simple mentecato.

Los hombres de la camorra sonrieron tras ver el complejo despliegue de emociones


que pasaron por el rostro del oficial de policía y fácilmente percibieron los motivos
detrás de ellas.

Bueno. Sería más apropiado decir que sonrieron burlonamente.

El hombre de bigote no era un tonto. Sintió las miradas de la camorra sobre él y


sabiamente salió rápidamente de Alveare, llevando arrastras a Isaac con él mientras se
marchaba.

—Umph. Puede que tu amiguita se haya escapado —dijo de súbito—, pero haremos
que nos cuentes dónde se esconde pronto.

Unos cuantos minutos después de que la policía saliera con Isaac, Miria entró por la
parte de atrás, luciendo más desconcertada que nada.

—Isaac, no pude encontrar tu cartera por ningún lado. Crees que alguien la haya
robado… ¿Eh? ¿Isaac?

Los gánsteres fingieron demencia, mientras que los comensales normales y las
meseras desviaron la mirada culpablemente. Ninguno de ellos se atrevía a verla de
frente.

—Oigan. Hey, todos. ¿Qué pasa? ¿Dónde está Isaac? ¿Fue al baño?

Miria parecía haberse percatado de que algo andaba mal y veía de forma vacilante
de un lado a otro por la habitación. La sonrisa poco a poco se desvaneció de su rostro,
siendo reemplazada por una creciente expresión de preocupación.

—¿Isaac? ¿Dónde estás, Isaac? ¿Isaac?

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Isaac Dian fue arrestado ese día.

Había sido atrapado por policías vestidos de civiles, los cuales siguieron los rumores
de una extraña pareja que relataba historias de ser ladrones maestros. Aunque,
extrañamente, las noticias sobre su arresto no aparecieron en los periódicos los días
posteriores, ni cualquier noticia sobre un juicio llegó a los oídos de la Familia Martillo.
El tiempo transcurrió, como de costumbre.

Su arresto sucedió un mes antes de que Firo Prochainezo, asimismo, fuera capturado
bajo cargos de vandalismo.

Y así empezó todo.

- 67 -
Volumen 08 PROLOGO IV

- 68 -
Se trataba de una isla que en algún momento fue una fortaleza.

Había una diminuta isla cerca de la costa de la Bahía de San Francisco, conformado
en su mayoría por ominosos peñascos y escarpados acantilados, en cuya cima se
encontraba un pequeño grupo de edificios poco elegantes de concreto.

A diferencia de su versión animal, la Isla de Alcatraz7 era un lugar frío y sombrío.

Originariamente inhabitada, la isla fue convertida en un fuerte para proteger a San


Francisco durante la Fiebre del Oro en California. Sus formidables defensas se vieron
reforzadas aún más en la Guerra Civil y, después de todo lo que se dijo e hizo, la fortaleza
naval se jactaba de una impresionante colección de ciento cinco cañones de ruedas de
hierro de largo alcance, así como de cuatro temibles cañones Rodman, en su momento
el pináculo de la potencia de fuego militar.

La isla se convirtió en una prisión para criminales militares, aprisionándolos durante


la Guerra Civil y continúo haciéndolo incluso después de que su papel como fuerte se
volviera obsoleta. La fortaleza que se había creado para mantener a las personas
alejadas se transformó en una penitenciaria que encarcelaría en su interior a los
prisioneros de Guerra, simpatizantes de los Confederados, hasta algunos Nativos
Americanos. Cuando llegó el siglo XX pocos recordaban que alguna vez había sido una
fortaleza.

En el año de 1933, Alcatraz fue desactivada como prisión militar para ser renacida
como la prisión federal más formidable en los Estados Unidos de América.

La llamaban “inescapable”.

Se trataba de una palabra contundente e inquebrantable, igual que la isla prisión con
la que usualmente se le asociaba, y que provocaba en los reclusos temblar de miedo. No
obstante, para los ciudadanos de los Estados Unidos de América, el concepto de una
cárcel inescapable representaba algo más, algo que nunca había existido antes. Para
ellos, Alcatraz era un lugar que coexistía como parte del mundo y aun así, al mismo
tiempo, se encontraba totalmente aislado de él.

Durante los años, incluso décadas siguientes, las personas harían películas y
escribirían novelas sobre la diminuta isla cerca de la costa de San Francisco. La palabra
“inescapable” representó el único y solo hecho concreto que los civiles conocían sobre
la isla de Alcatraz, capturando la imaginación de millones.

7
N. de la T. Alcatraz: en la traducción al inglés dice “Unlike its namesake, the pelican”, que se traduciría
como “A diferencia de su tocayo, el pelícano”, decidí localizarlo por “A diferencia de su versión animal”, ya
que Juan de Ayala, quien descubrió la isla, la nombró como “La Isla de los Alcatraces” por la gran cantidad de
aves marinas de esa especie que encontró en el lugar. Ojo, no hay que confundirlo con la flor Alcatraz.

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Capítulo I: Frente VAYAMOS A PRISIÓN

Luego, en agosto de 1934, el hombre que había invadido a toda la nación con miedo,
pavor e incluso un extraño sentimiento de admiración, fue transferido a la isla. Al
Capone sumó su leyenda a la de Alcatraz y lo recibió con los brazos abiertos.

Unos meses después, otro bote muy parecido al que Capone había abordado,
comenzó su viaje hacia la isla, en esta ocasión portando una gran cantidad de
desesperanza y una justa dosis de ambición.


Diciembre de 1934
En un buque de escolta en la Bahía de San Francisco

—Estoy en el hoyo…

—No se permite hablar —dijo de manera cortante el guardia que supervisaba a Firo,
sin tan siquiera dignarse a mirar en su dirección.

La realidad de lo que estaba sucediendo lo golpeó como un ladrillo en cuanto el barco


comenzó a moverse, balanceándose de aquí para allá con las olas.

El lugar al que se dirigía Firo era, por supuesto, infame por ser inescapable e
impenetrable; pero, el misterio que la rodeaba también había dado luz a una gran
variedad de rumores. Firo había escuchado que todos los reclusos que pasaban por las
puertas de Alcatraz inevitablemente se volvían locos, que la milicia realizaba en secreto
experimentos inhumanos sobre los prisioneros y un sinfín de otras historias
estrafalarias sobre el sitio que llegó a ser conocido como la Isla del Diablo.

Firo se había burlado de ellas como cuentos absurdos y rebuscados en su momento;


no obstante, de pronto, cuando vio el perfil de la isla a la distancia, los rumores no
parecían tan ridículos como antes.

No era porque Alcatraz luciera aterradora. De hecho, todo lo contrario.

Desde el puerto de San Francisco, todo lo que Firo podía ver de Alcatraz eran los
acantilados y el edificio de la prisión sobresaliendo en la cima junto con otras
construcciones, que supuso eran sus instalaciones, rodeándolo. Los colores naturales
de la piedra y los hechos por el hombre del ladrillo se fusionaban perfectamente,
aunado al azul claro del cielo y un azul más oscuro del océano, casi lucía como un paisaje
creado por un pintor.

Exactamente por eso, la idea de lo que podría estar pasando detrás de esas paredes
de apariencia inofensiva se rehusaba a dejar la mente de Firo. Era como si en el interior
de ese lugar, casi irreal y fantástico en su serenidad, cualquier cosa podría suceder.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Después de todo, él mismo era un inmortal, un ser que estaría como en casa en las
páginas de un libro de cuentos. Tomando en cuenta que entidades fantásticas como el
propio Firo caminaban sobre la tierra, no estaría del todo sorprendido si juraban que
un dragón tenía su guarida en la temible isla.

Simplemente sería su suerte.

Realmente estoy en el hoyo y cavando.

Incapaz de pronunciarlo en voz alta, Firo pensó sus inquietudes para sí mismo a
medida que el bote se mecía ferozmente de un lado a otro. Ni siquiera iba tan rápido,
pero daba la sensación de que oscilaba de atrás para adelante, de izquierda a derecha,
sin ton ni son. Al parecer los rumores que había oído sobre las aguas de la Bahía de San
Francisco siendo inusualmente violentas y agitadas eran ciertas.

Por un momento pensó en huir y saltar al océano, incluso si terminaba recibiendo


unas cuantas balas; de todas formas se podía dar ese lujo. Sin embargo, por la apariencia
de las olas agitadas, Firo decidió que era muy posible que perdiera el conocimiento y se
hundiera en el fondo del mar, para jamás volver a emerger. La distancia entre el bote y
la costa era para reír; aunque, en realidad, la corriente del océano era una barrera aún
más impenetrable que las mismas paredes de Alcatraz.

Firo frunció el ceño, recordando los eventos y las personas que lo llevaron a dónde
está ahora.


Hace una semana

—¡Jajaja! ¿Qué dices? Demasiado bueno para ser cierto, ¿no te parece? Tuve que
mover un montón de contactos para que esto sucediera, sabes. Generalmente, no
puedes ser enviado hacia Alcatraz desde las calles. Fue creada para los revoltosos de
otras prisiones, después de todo. Pero no temas, gracias a que mis elegantes
conspiraciones han desenrollado una alfombra roja que te llevará directamente de aquí
hasta a una diminuta isla cerca de la costa de San Francisco. Ahora bien, lo normal es
que nunca permitiría que un criminal de poca monta de una minúscula pandilla como
tú siquiera lo pensara; pero, considerando la importante ocasión, supongo que haré una
excepción. Amablemente te concedo el honor de agradecerme.

—Alto, alto, alto. Espera un momento. Cierra el pico y déjame decir una cosa —
exclamó Firo moviendo sus manos esposadas—, voy a decir esto poco a poco y por
partes para que tenga una mayor probabilidad de llegar hasta tu dura cabeza. Uno: por
qué yo. Dos: tengo que ir. Tres: ¿al maldito Alcatraz?
- 71 -
Capítulo I: Frente VAYAMOS A PRISIÓN

Víctor bufó y se encogió de hombros, como si pensara que era más que obvio.

—Creí que estarías un poco más emocionado sobre esto. ¿No quieres tener el
derecho de alardear?

—¿Qué?

—En otras palabras, una sentencia en Alcatraz no es algo así como una medalla de
honor entre los criminales como tú, ¿o me equivocó? Para personas como yo, una
estadía en Alcatraz no sería más que un símbolo de vergüenza; pero, imagino que las
cosas son diferentes en tu mundo, si entiendes a lo que me refiero.

—Tal vez… pero en este caso no. Ser enviado a una cárcel sin un juicio, solo porque
algunos federales pensaron que debía ir, no es nada más que un punto negro en mi
historial y en el de la Familia —contestó bruscamente Firo, sintiendo que el tenue
control sobre su temperamento comenzaba a soltarse otra vez.

Aunque, a lo mucho, su ira parecía divertir a Víctor.

—Bueno, ¿y si te digo que serías popular allá dentro? Considerando que eres lo
suficiente bonito, apostaría a que serías una pequeña celebridad ahí en cuestión de días.
Por otro lado, asumo que los guardias del lugar tienen una vigilancia muy estrecha como
para que nada como eso realmente suceda, así que no tienes de que preocuparte.

—…Noah, te importaría si mato a tu jefe.

—Eres más que bienvenido en intentarlo, pero algo me dice que vas a tener
problemas asesinando a un inmortal.

Firo se conformó con fulminar a Víctor con la mirada, mientras que el detective lanzó
su cabeza hacia atrás y rió, una ola de irritación lo inundó. El viejo él ya habría seguido
sus impulsos temerarios de abalanzarse sobre Víctor y colocar su mano sobre la cabeza
del otro inmortal hasta que suplicara por su vida.

Hizo una pausa, retrocediendo sus pensamientos un momento.

El viejo yo, eh…

Era cierto. Ahora era mucho más blando de lo que solía ser.

Salvo por sus amigos de la infancia: los hermanos Gandor y Claire Stanfield; y
honestamente, los consideraba más su familia que sus amigos; había vivido con el
corazón cerrado hacia el resto del mundo.

Entonces, un día buscó una pelea con un viejo inmigrante japonés llamado Yaguruma
y se encontró a sí mismo dando una voltereta por el aire. Una cosa llevó a la otra y fue
presentado a una organización conocida como la Familia Martillo.
La Familia, una organización criminal denominada una camorra, le proporcionó a
Firo un hogar, un lugar donde poder relajarse y bajar la guardia. Pensándolo bien, quizá

- 72 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

su tiempo en la Familia fue cuando su dura corteza comenzó a suavizarse y los colmillos
que siempre dejaba al descubierto al mundo poco a poco los fue enfundando.

Y la persona que lo había doblegado por completo fue…

Ennis, supongo. O quizá fueron Isaac y Miria.

Ninguno de esos tres se podrían considerar como ciudadanos modelos; pero,


tampoco se podrían clasificar del todo como criminales. Firo sonrió cuando recordó sus
rostros; no obstante, Víctor se aclaró la garganta ruidosamente y lo trajo de regreso a
la realidad.

—Muy bien, basta de estupideces. Quieres un motivo y te daré uno. Piensa en esto
como un convenio declaratorio8.

—¿Un qué?

—Ya me escuchaste. ¿Recuerdas a la chica que mencioné antes? ¿Ennis?

—¿Qué hay con ella?... —inquirió Firo, sintiendo como se aceleraba su pulso ante la
mención de la mujer que había estado pensando solo momentos atrás.

—Ella devoró un alquimista, hace mucho tiempo. ¿Te acuerdas de eso?

Firo no contestó, pero tenía la sensación de que lo hacía. Se trataba de algo que le
había preguntado a la propia Ennis y las memorias robadas en su interior respaldaban
la respuesta que recibió en ese momento.

Hace mucho tiempo, cuando todavía no era nada más que un títere sin emociones,
Ennis había devorado a un inmortal que fue a quitarle la vida a Szilard.

Esa acción irreflexiva fue el punto de inflexión en su vida. Conocimiento que jamás
se hubiera imaginado que existía surgió a través de ella, dando luz a las emociones en
su interior; culpa y arrepentimiento fueron las primeras de entre ellas; de esa forma
siguió adelante hasta formar la columna vertebral de su personalidad actual.

El propio Firo ya se había olvidado sobre el incidente; sin embargo, tal vez la misma
Ennis continuaba luchando con la culpa provocada por los pecados de su pasado. Le
disparó a Víctor una mirada asesina, preguntándose cuál era el objetivo del otro
inmortal, porqué tenía tanto empeño por revivir viejas cicatrices.

Pero, en lugar de mostrarle una sonrisa aduladora, Víctor se inclinó hacia atrás un
poco y cerró los ojos.

—Era mi amigo.

8
N. de la T. Convenio declaratorio: para los que no sepan de leyes como yo, básicamente es un arreglo entre
la fiscalía (Víctor) y la defensa (Firo) para disminuir el cargo del que se acusa.

- 73 -
Capítulo I: Frente VAYAMOS A PRISIÓN

Firo no tenía nada que decir al respecto. Desvió la mirada, las tres palabras
oprimiéndolo en exceso. Aunque, el ambiente sombrío no tuvo tiempo de arraigarse
cuando otra idea se le ocurrió y volvió a levantar la mirada.

—Espera un momento… No estás diciendo que quieres vengarte de ella ni nada,


¿verdad? —dijo, la tensión en su voz hizo evidente de que estaba más que preparado
para traer de regreso en cualquier momento la hostilidad que se había tragado. Tomó
respiraciones profundas y acompasadas como si esperara por la respuesta de Víctor,
dispuesto en esta ocasión para realmente cumplir con su amenaza y devorar a Víctor
de ser necesario.

Víctor armó una escena de pensar el asunto.

—No quiero tener que hacer eso, no más que tú —afirmó, escogiendo las palabras
con sumo cuidado—, si creyera que eso resolvería todo, te habría devorado hace unos
minutos y habría hecho lo mismo con Huey en cuanto pusimos la mano sobre él, pero…
Yo no soy como Szilard Quates y tampoco pretendo convertirme en nada parecido a ese
maldito hijo de perra en un futuro próximo.

—De verdad…

—De verdad. Sin embargo, eso no significa que simplemente vaya a restarle
importancia a la muerte de un amigo y dejar que todo quede en el olvido. Lógicamente,
entiendo que ella no era más que el títere de Quates, pero mi corazón no puede dejarlo
ir. Además, si es necesario, puedo presionar todo tipo de cargos por homicidio
convencionales sobre ella.

—¿Qué?...

—Mi amigo no fue la única persona que ella asesinó por órdenes del viejo bastardo,
Prochainezo, aunque fue el único inmortal. Encontramos varios cuerpos rondando por
allí en el antiguo escondite de Quates. Ahora bien, no tenemos evidencia conclusiva de
que ella fue quien los mató, pero si así fuera, entonces… Bueno. ¿Cómo harías para llevar
a una mujer a juicio cuando a los ojos de la ley ella ni siquiera existe?

—Hijo de puta…

Víctor se limitó a sonreír y encogerse de hombros, disfrutando la vista de Firo


rechinando los dientes.

—Pero, sigamos adelante. Ya que técnicamente tú eres Ennis, o mejor dicho, ella es
parte de ti, se me ocurrió negociar un convenio declaratorio contigo.

—¿Y?...

—Si haces lo que te pedimos, entonces podremos cerrar cuentas con los crímenes
que ella cometió. Nos haremos de la vista gorda.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Qué gracioso. Creí que no tratabas con “vándalos” como yo —espetó Firo; aunque
Víctor solo respondió con una mirada fuerte por su parte.

—Retírate, niño. No pretendo decirte que traiciones a tu Familia. Todo lo que voy a
pedirte es que vayas y, pues, espíes un poco a cierta persona que podría ser un enemigo
mutuo. Te daré los detalles de cuando si accedes.

—…¿Y cómo se supone que confíe en que mantendrás el trato cuando declaraste hace
unos minutos que odiabas mis agallas?

—Tienes mi palabra. Tómalo o déjalo, pero eso es todo lo que puedo ofrecer —afirmó
Víctor, desvaneciendo la sonrisa de su expresión a medida que se inclinaba hacia Firo.

Lo suficiente cerca para que Firo fácilmente levantara los brazos, aun esposados, y
colocara la mano derecha sobre la frente Víctor.

Sin embargo, él no pudo. No podía moverse.

Se encontró a sí mismo frente a una sensación de presión silenciosa, muy similar a la


atmósfera que a veces sentía de Maiza, Ronny, Yaguruma o su líder, Molsa Martillo. Se
trataba de un aura que sólo se lograba con años de experiencia y, delante de esa firme
e inquebrantable fuerza, Firo no pudo hacer nada más que tragar su ira y esperar,
petrificado en su lugar.

—Cubriré los crímenes que Ennis cometió —dijo Víctor, Firo sintió como un fino
sudor brotaba de su frente a medida que el detective de siglos le ofrecía su turbia
promesa.

—Te juró por cada ley que esta nación posee que mantendré mi palabra.


Lo caviló por tres días y luego de mala gana aceptó la oferta de Víctor.

Se sentía algo molesto consigo mismo por no haber tomado la decisión en ese
instante, por el bien de Ennis; sin embargo, lo pospuso por tres días con la esperanza
de que la Familia movería algunas cuerdas para liberarlo.

Tres días pasaron y nada cambió.

Firo apostó que tenía algo que ver con la naturaleza aislada del departamento de
Víctor; probablemente mantuvieran su presencia por debajo de la alfombra.

Quizá Ronny, quien por lo visto tenía una forma de conseguir lo imposible de vez en
cuando, podría haber hecho algo; pero, Firo no era del tipo que se aferraba a pequeñas
esperanzas.

- 75 -
Capítulo I: Frente VAYAMOS A PRISIÓN

Cada momento que desperdiciaba sentado sobre su trasero era otro minuto que
pasaba preocupado por Ennis y la Familia.

No me puedo dar el lujo de perder el tiempo así.

Firo finalmente aceptó la oferta de Víctor, aunque sea por salir del punto muerto en
el que se encontraba atascado y…

Y, pues bueno, eso lo llevó a dónde está ahora, sobre un barco que se balanceaba de
aquí para allá en la Bahía de San Francisco.

Aunque no había expresado sus sospechas ya que le molestó tener que ceder a las
peticiones de Víctor.

—Queremos que vigiles a Huey Laforet —dijo Víctor.

Lo hizo palidecer, tener que seguir las órdenes de Víctor lo hizo sentir como si
realmente fuera un peón del gobierno. Bueno, era cierto, pero Firo no actuaba
solamente para complacer al agente federal; tenía cierto interés personal en el tema.

Todo comenzó con Lamia, el grupo misterioso de homúnculos que se pusieron en


contacto con Ennis y él hace un año.

Habían llamado a Ennis una hermana y revelaron que Huey Laforet era su creador.

Desde entonces, el nombre se mantuvo en su mente.

Huey existía en sus recuerdos; siendo precisos en los de Szilard; pero, aun allí, él era
un misterio. Al parecer solo había estado en buenos términos con uno del grupo, un
hombre llamado Elmer C. Albatross; sin embargo, aparte de eso, prácticamente no había
información sobre él en las mentes de los alquimistas que tenía en su interior. A
diferencia de Víctor, quien simplemente se aisló de los demás, daba la sensación de que
Huey tuvo el cuidado de ser notado lo menos posible.

Firo decidió detenerse allí, renuente a explorar en los recuerdos de Szilard más de lo
que ya había hecho. En cambio, optó por tomar el camino más directo, tomando ventaja
de la situación para ir a encontrarse con Huey Laforet, sin dejarse influenciar por las
memorias dentro de él.

—No sabrá nada de ti, ya que ha estado atrapado en Alcatraz estos últimos años. Tú
tienes un chingo de información más sobre él que él de ti. Recuerda, llevas la delantera.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Algunos de los guardias te apoyaran desde adentro. Te pondrán al tanto sobre la


situación una vez que estés allá, trata de asegurarte que Huey y tú consigan algo de
tiempo a solas. Buena suerte.

Con las últimas palabras de motivación de Víctor todavía sonando en sus orejas, se
embarcó hacia San Francisco. No le agradaba ese hombre y confiaba mucho menos de
lo que le agradaba; no obstante, considerando la situación en la que se encontraba, le
agradecía esas palabras de ánimo. Necesitaba todo el apoyo que pudiera conseguir.

Medio ansioso y medio lleno de dudas, comenzó su travesía que lo llevaría a cruzar
el país y, antes de que se diera cuenta, se encontraba observando el bote que lo
transportaría hasta Alcatraz.

Entonces, justo cuando abordaba la nave, un guardia se acercó furtivamente a él y le


susurró con discreción en su oído:

—Bienvenido a Alcatraz, señor Prochainezo.

—Ah, acaso eres…

¿El sujeto del Departamento que tienen adentro?...

Aunque, las palabras se ahogaron en su garganta a medida que el guardia prosiguió


su discurso.

—El maestro Huey lo espera.

Un escalofrío recorrió su espalda y estalló en sudor frío ante la voz del hombre:
monótona y sin emociones.

—Dice que está ansioso de conocer a un compañero inmortal…

—…Hey…

—No se permite hablar —respondió el hombre de modo cortante; se esfumó su


fachada fría y fue reemplazada en un instante por la cara de un estricto, pero de lo
contrario, poco notorio guardia de prisión.

Fue como si Firo hubiera soñado despierto todo eso y en realidad nada pasó. Como
si el mundo mismo se esforzara por convencerlo de que nada fuera de lo ordinario
sucedió en lo absoluto.

«No sabrá nada de ti», mi trasero. Inútil policía pendejo…

Firo regresó de golpe al presente mientras el barco proseguía tambaleándose


erráticamente, transportándolo lento pero seguro hacia su destino final; aunque su mal
humor permaneció. Sin importar cómo viera su difícil situación, solo podía llegar a una
conclusión.

- 77 -
Capítulo I: Frente VAYAMOS A PRISIÓN

Le dio vueltas al asunto una y otra vez en su cabeza, en cada ocasión diciendo en voz
alta su ansiedad o pensándolo en silencio.

Esto es muy, muy malo…

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

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En Alveare, Nueva York

Justo antes de la hora de apertura del restaurante una mujer se encontraba sentada
sola dentro del área de servicio, luciendo extrañamente perdida y triste pese al dulce
olor de la miel inundando el aire.

Las meseras y la dueña del lugar iban de un lado a otro alrededor de ella,
preparándose para el ajetreo del desayuno, unos cuantos miembros de la Familia
Martillo, quienes también consideraban al restaurante como su hogar, se encontraban
en mesas cercanas, charlando tranquilamente entre ellos. No obstante, la mujer parecía
aislada de ellos, como si el ambiente sombrío que emanaba la desconectara del resto
del mundo y sus pensamientos despreocupados.

Unos cuantos rastros infantiles todavía permanecían en sus delicadas facciones;


aunque su ropa no era nada femenina. Vestía un traje sastre con pantalón, ropas que no
eran, en su tiempo, consideradas apropiadas para una mujer.

Su nombre era Ennis y no poseía apellido. Se trataba de un homúnculo creada por un


alquimista conocido como Szilard Quates.

Tras años y años de servidumbre sin discernimiento, traicionó a su amo y, como


castigo por ello, Szilard rompió los vínculos entre él y ella que funcionaban como
sustento de su vida. Había pensado que moriría ese día; sin embargo, un joven inmortal
devoró al antiguo alquimista y, al hacerlo, se encontró a sí mismo con la vida de Ennis
en sus manos.

—Firo…

Aunque en ese momento eran enemigos, el muchacho no solo salvó su vida; sino que
amablemente le proporcionó un lugar donde vivir.

Él fue la primera familia que alguna vez tuvo.

Al principio, no sabía cómo tratarlo muy bien; no obstante, el paso del tiempo
permitió que se ajustara y al cabo de un rato se adaptó a la nueva experiencia de tener
una familia.

Sin embargo, el joven ya no se encontraba con ella.

Hace una semana había sido escoltado por unos hombres que parecían trabajar con
el gobierno.
Cuando escuchó las noticias sobre el arresto de Firo, Ennis se sorprendió al
percatarse de qué tan conmocionada estaba.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Comprendía muy bien que Firo era un capo de la Familia Martillo, una organización
criminal, también de que al afiliarse con la Familia, Firo había aceptado implícitamente
su posición como un hombre que desafiaba a la ley.

Sin embargo, para Ennis, Firo solo era un joven extrañamente generoso y afable,
siempre complaciente y, aunque rara vez tenía un motivo para mostrarle ese lado suyo
que lo convertía en un camorrista, eso tampoco implicaba que alguna vez intentara
esconder algo de ella.

Además, por encima de eso, era su familia. Ennis había buscado una razón para
existir; sin embargo, él le dio un lugar a dónde pertenecer.

Solo ahora que no estaba, se dio cuenta sosegadamente de lo mucho que significaba
para ella.

Pero, no podía quedarse de brazos cruzados para siempre.

Firo no fue el único al que se llevaron.

Isaac Dian también había sido arrestado por oficiales de policía encubiertos, en el
mismo restaurante donde se encontraba Ennis sentada y todavía no regresaba. No
escucharon nada de él luego de eso; así que era una apuesta segura decir que había sido
encerrado en una prisión de algún lado.

Cuando le contaron a su compañera las noticias, todos se imaginaron que ella


empezaría a llorar como un niño o haría una escena.

No obstante, en cambio, Miria meramente guardó silencio y salió de Alveare. Desde


entonces, no había regresado.

Ennis no estaba presente para verlo por sí misma; pero, cuando se imaginó la
expresión de Miria en ese momento, no podía evitar sentir como si algo apretara su
corazón. Le debía su existencia a Firo, pero Isaac y Miria también fueron responsables
en gran parte de su nueva vida y los consideraba como amigos preciados.

Sin embargo, no había podido hacer nada. Ni por Firo, ni por Isaac, ni por Miria.

Ennis se sentía frustrada más allá de las palabras por su propia impotencia; pero, se
percató de que no serviría de nada seguir revolcándose en su depresión. En cambio,
decidió tratar de pensar en algo, cualquier cosa, que pudiera hacer para mejorar las
cosas.

Eso la llevó al día de hoy, donde se enfrentaba a otro largo día de hacerse preguntas
que no tenían respuestas.

—¿Te encuentras bien, Ennis?

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Capítulo I: Revés PROVOQUEMOS UNA PELEA

Aunque, hoy escapó de sus pensamientos ante la voz de un niño. Se trataba de Czes,
el chico que vivía con ella y a quién consideraba como un hermano pequeño. Lucía
preocupado, lo más probable es que fuera por la forma en que había estado meditando
los últimos días.

—Oh. Czes. Estoy bien. Solo me siento un poco indispuesta.

—Si te preocupa Firo, no deberías de estarlo.

—¿Soy tan obvia? Lo siento. Realmente no debería dejar que me afecta mucho, pero…

—No, ese no es el problema. Es lo normal. Pero, te digo que no necesitas preocuparte.


Quiero decir, tienes todo el tiempo del mundo, ¿no es así? Puede que Firo haya sido
arrestado; sin embargo, incluso si es llevado a prisión, no tienes por qué preocuparte
de que él muera para nada —dijo el chico con franqueza y Ennis contestó con una
sonrisa suave.

—Sí… Sí, tienes razón. Y tú lo entiendes muy bien, ¿verdad, Czes? Te tomó más de
cien años pero al final te reuniste con el señor Maiza…

—Uuh… sí… —murmuró lentamente Czes desviando la mirada y la sonrisa de Ennis


desapareció mientras se preguntaba si había cometido algún error.

No obstante, antes de que pudiera preguntar, una conmoción en la puerta delantera


atrajo su atención.

—Lo siento, señor, pero aún no abrimos.

—Sí, sí, como sea. Solo déjame pasar. Tengo negocios con uno de los Martillos.

Ennis dirigió su mirada hacia allí y vio a Seina, la dueña de Alveare, hablando con un
hombre de apariencia peligrosa con una voz grave y hosca.

—Oh, está bien. ¿Tiene cita?

—¿Qué eres, su secretaria? Mira, déjate de estupideces y solo dime si Maiza está aquí.
Se podría decir que él y yo tenemos tiempo de conocernos…

Ante la mención del nombre de Maiza, los camorristas sentados en las mesas también
se giraron para mirar al hombre de la entrada.

Maiza Avaro era el contador de la Familia Martillo, uno de los oficiales de mayor
rango de la Familia. A primera vista, parecía un simple sujeto de apariencia amable y
humilde; pero, en realidad, escondía una mente perspicaz detrás de su sonrisa amistosa
y no era una exageración decir que el motivo de que los Martillos siguieran por aquí a
pesar de su pequeño tamaño era en gran parte gracias a él.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Aunque, para Czes y Ennis había algo más aparte de eso…

—Bah. Muévete, voy a entrar de todas formas.

—¡Agh! ¡No, señor!

Ennis y Czes compartieron una mirada intrigante, luego se giraron para ver al
hombre mientras empujaba a Seina para ingresar al restaurante.

Ahora que podían verlo bien, notaron que vestía un abrigo delgado y lentes de marco
cuadrado se posaban sobre su nariz. Sus perspicaces ojos iban de un lado a otro de la
habitación; quizá como una medida de cautela o tal vez como una señal de hostilidad.
De cualquier modo, en el instante en que dio un paso adentro, la atmósfera cálida y
amistosa en el restaurante abruptamente descendió a menos cero grados.

El recuerdo del arresto de Isaac todavía seguía claro en la mente de todos, incitando
a que los hombres de la camorra se preguntaran si el intruso desconocido era otro
representante de la ley. Y, a decir verdad, el extraño no podría parecer más un hombre
de la ley a menos que entrara con su placa sobre el pecho a la vista de todos.

Sin embargo, aun cuando los Martillos se tensaron, preparándose para lo peor, había
una persona en el restaurante cuya ansiedad sobrepasaba la de ellos por mucho.

—¿Czes?...

Czes se había puesto blanco como una sábana en cuanto vio el rostro del hombre.

Ennis se percató de que algo andaba mal con solo ver la expresión del chico y buscó
con la mirada que lo había consternado tanto…

Observó su rostro y lo reconoció.

Ella nunca lo había visto antes; no obstante, las facciones del hombre se encontraban
en sus recuerdos.

No tenía forma de saberlo, claro está, pero su reacción fue muy similar a la de Firo
cuando lo vio por primera vez.

Él es… Ah, eso significa que es…

Recordó algo que no debería haber hecho. Ennis se estremeció, sacudida por una
repentina ola de arrepentimiento y culpa, por un dolor que comprendía que no podía,
ni debía, olvidar.

Y la única persona quien podría haber disminuido el dolor que sentía… ya no se


encontraba aquí.

La tormenta de emociones rugiendo dentro de Ennis lentamente comenzó a


mostrarse en su expresión; sin embargo, el extraño no parecía haberlo notado en lo
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Capítulo I: Revés PROVOQUEMOS UNA PELEA

absoluto, en cambio, optó por mirar alrededor del restaurante. Hasta divisar al chico
sentado junto a Ennis, aquel que lo miraba como si hubiera visto a un fantasma y las
duras líneas en su rostro se suavizaron solo un poco.

—Hey, Czes —dijo con tranquilidad—. ¿Hace cuánto que no nos vemos? Creo que
doscientos treinta tres años, ¿no?

El hombre extendió los brazos de par en par, recordando una época siglos atrás; sin
embargo, Czes no bajó la guardia ni un poco conforme pronunciaba el nombre del
hombre.

—Víctor…


—Ah, no, no tienes porqué. Solo pretende que no estoy aquí, ¿está bien? Perdón por
entrar de esta forma antes de que abrieran.

Víctor ahuyentó con un gesto de la mano a una de las meseras asiáticas mientras se
acercaba con un vaso de agua, luego caminó descaradamente a grandes pasos hacia la
mesa de Czes y tomó asiento sin preguntar.

—Ha pasado un tiempo, Czes. Me alegra ver que estás bien.

—Umm… Sí, lo mismo digo, Víctor…

En contraste al comportamiento alegre y jovial de Víctor, Czes se encontraba


claramente aterrado. Incluso la forma en que se retiraba poco a poco de su asiento, listo
para correr en cualquier momento, dejaba en claro que trataba de alejarse lo más
posible de Víctor.

O, mejor dicho, tan lejos de la mano derecha de Víctor como fuera posible.

Czeslaw Meyer también era un inmortal, la idea de ser devorado lo aterraba más que
cualquier otra cosa. Cierto, la mayoría de los inmortales temerían a la única cosa que
realmente los podría matar; no obstante, en el caso de Czes estaba casi al nivel de una
fobia.

Para empeorar las cosas, antes había sido traicionado por la persona en quien más
confiaba y la experiencia lo dejó profundamente destrozado. Pon estas dos cosas juntas
y era fácil saber por qué se encontraba tan perturbado por la visita totalmente
repentina y sin avisar de Víctor, en especial si consideramos que habían pasado siglos
desde la última vez que se vieron.

—Por qué estás tú…

—Oh, no es nada. Tengo algo qué discutir con Maiza.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—No parecías muy sorprendido de verme… Lo que significa… ¿Sabías que estaba
aquí?

—¿Eh? Sí, claro que lo sabía.

Víctor le había seguido el rastro.

Czes suprimió un temblor, ignorando el ligero escalofrío que lo inundó y centró toda
su atención en el otro inmortal.

—¿Acaso le preguntaste a un informante sobre mí? ¿O Maiza te dijo?

—¿Informante? ¿Te refieres al periódico Daily Days? Puff. Obtener información de


ellos es como sacarte un diente; sus labios están sellados cuando se trata de negociar
con el gobierno. Oh y tampoco le pregunté a Maiza. Han pasado, ¿qué serán, seis o siete
años desde la última vez que lo vi?

—Entonces, cómo…

—Hice que mi gente te vigilará todo este tiempo —declaró Víctor casualmente,
encogiéndose de hombros.

Las cejas de Czes se fruncieron con preocupación.

—¿Tú gente?

—Jajaja. ¿Por qué tantas preguntas, Czes? ¿No nos hemos visto en más de dos siglos
y así es como me recibes? ¿Te mataría sonreír un poco?

—¿Esa fue una pregunta que no querías responder?...

—Por todos los cielos. De verdad no piensas dejarme pasar, ¿no es así? Generalmente
no me agrada responder preguntas con preguntas; pero, considero que me he ganado
una, ¿no te parece? Hay algo que también necesito preguntarte —dijo Víctor y deslizó
abruptamente la sonrisa fuera de su rostro. Czes se tensó, el sentimiento de
intranquilidad, que había experimentado desde que Víctor entró, se afianzó de él.

—¿De, de qué se trata?

—Czes… ¿Qué le pasó a Fermet?

Czes jadió audiblemente, la sangre se drenó de su rostro en cuanto el nombre pasó


por los labios de Víctor. Hasta entonces, más o menos se había mantenido firme a pesar
de su miedo; sin embargo, el nombre de Fermet lo derrotó por completo, encogiéndose
tanto sobre sí mismo que incluso Ennis no pudo evitar darse cuenta, bajando la vista
hasta mirar a la mesa.

Víctor, desde luego, también lo notó y se movió de forma despiadada.

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Capítulo I: Revés PROVOQUEMOS UNA PELEA

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Recuerdas a Fermet, ¿no? Ese tipo que partió contigo al oeste cuando todos nos
separamos. Aunque, ¿sabes qué es lo gracioso? Mis hombres me dijeron que él no está
aquí. Solo tú. Me preguntó por qué será…

—D-detente…

—¿Ves?... Todos tienen preguntas que no quieren responder. Por el momento lo


dejaré pasar y te pediré que hagas lo mismo —afirmó Víctor, de pronto sonriendo otra
vez.

Sin embargo, el color no regresó al rostro de Czes.

Ennis habría interrumpido por el bien de Czes, especialmente cuando se veía tan
obviamente angustiado; sin embargo, cada vez que levantaba la mirada para encarar a
Víctor, no podía evitar retirarse por miedo.

Su cara estaba más clara que el agua en los recuerdos del alquimista que devoró. Para
él, Víctor no había sido solo un compañero de viaje más, sino también un amigo fiel.

Enfrentada con el conocimiento de que el hombre delante de ella fue amigo del
hombre que asesinó, se le dificultaba a Ennis pensar correctamente.

Tal vez había venido a matarla, a tomar venganza por la muerte de su amigo.

O quizá vino para recuperar la memoria de su amigo.

Ennis solo podía esperar a que Víctor hablara, tan rígida y tensa con el suspenso
como Czes lo estaba.

Víctor la miró de reojo y pareció percatarse de su ansiedad, de modo que abrió la


boca para decir algo.

Sin embargo, la voz que habló a continuación no fue la suya.

—¿Víctor? —Se trataba de un hombre joven, aparentaba estar a mitad de sus veintes,
su tono era una mezcla complicada entre sorpresa, alegría e incluso un poco de
hostilidad—. ¿Qué te trae por aquí?

Al igual que Víctor, también usaba lentes, pero, a excepción de eso eran totalmente
diferentes. El hombre alto que llamó a Víctor poseía una expresión suave y cálida sobre
su rostro, sus ojos estrechados, no con sospecha, sino con una alegría afable. Sus
anteojos rectangulares redondeados daban la impresión de un amable erudito.

Víctor, por otro lado, otorgaba la sensación de un frío y calculador depredador; no


obstante, su expresión, de igual forma, se suavizó solo un poco cuando alzó la mano
derecha a modo de saludo.

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Capítulo I: Revés PROVOQUEMOS UNA PELEA

—¡Hey, Maiza! ¿Cómo te trata la vida? Hombre, las reuniones son geniales, ¿no es
así? A veces, el sentimiento que tienes cuando te encuentras a un amigo y descubres
que han cambiado por completo en el lapso de tiempo que estuvieron separados es
incluso mejor que aquel que sientes la primera vez que se ven. Hace que te preguntes:
¿fueron ellos los que cambiaron tanto o fui yo? Trataba de enseñarle a Czes sobre eso;
pero, de verdad se está portando muy frío conmigo. ¿Te importaría echarme un poco la
mano?

—¿Acaso el final de la Prohibición te hizo tan feliz que reemplazaste toda la sangre
en tus venas por alcohol a modo de celebración, Víctor? Estás tan embriagado contigo
mismo que no pareces darte cuenta de las molestias que ocasionas a todos los demás.

—Ugh… Al parecer tú tampoco estás muy feliz de verme. Tal vez no debí haber
venido.

—Si comprendes dónde estás y lo que eso implica bajo el contexto de quién eres,
¿verdad? —preguntó Maiza, suspirando y negando con la cabeza—. ¿Qué negocio tiene
el asistente del director del Departamento de Justicia con nuestra pequeña Familia?

Un gran número de ruidosos y diminutos traqueteos llenó el restaurante a medida


que las sillas se giraban hacia Víctor.

La mayoría de las personas actualmente en el restaurante eran afiliadas a la Familia


Martillo y sobra decir que no estaban en buenos términos con la División de
Investigación. El arresto de Isaac y Firo los había dejado molestos y las miradas
dirigidas hacia el detective fueron aún más hostiles que de costumbre.

—Jaja. Mira a todos esos idiotas. ¿Es que no entienden que reaccionar de esa forma
cuando mencionan al Departamento es como si sujetaran un cartel dónde admitieran
que son criminales, eh, Maiza?

Víctor lucía impasible por la enemistad encauzada hacia él y Maiza solo suspiró otra
vez antes de inquirir.

—¿Solo has venido a provocar una pelea o acaso hay una emergencia real que
justifique la visita a domicilio?

—Pues, algo así. Si se trata de una emergencia o no depende de lo que Huey haga.

—¿Huey? —preguntó Maiza, desconcertado por la inesperada mención de su viejo


compañero y muy viejo en verdad, debido a que Huey Laforet se había convertido en un
inmortal a bordo del Advena Avis al igual que Víctor, Czes y el propio Maiza. Miró
dudoso a Víctor—. ¿No habías arrestado a Huey hace un par de años?

—Lo arresté a él, pero el problema es que todavía posee un ejército de compañeros
trabajando bajo sus órdenes en el exterior y están comenzando a inquietarse. Del modo
en que lo veo, esto fácilmente podría terminar convirtiéndose en otro Flying Pussyfoot.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Por supuesto, Maiza había oído los rumores de que unos terroristas secuestraron un
tren con ese nombre hace tres años. Sin embargo, solo lo escuchó gracias a que una
persona que conocía había estado sobre el tren en ese momento; la historia nunca se
hizo pública.

Tal vez alguien del gobierno ejerció su influencia para que la noticia nunca llegara al
periódico y, aunque hubieron muchas víctimas, la verdad sobre lo que sucedió esa
noche sangrienta nunca vio la luz del día.

Para personas como Maiza, que vivían del otro lado de la ley, la minuciosa perfección
en el bloqueo de los medios fue escalofriante. Ellos comprendían mejor que nadie lo
difícil que era encubrir algo fuera de lo normal.

Crímenes sencillos ya eran lo suficientemente difíciles de ocultar; a pesar de eso, ¿el


secuestro de un tren transcontinental? No solo era casi imposible, sino inimaginable. El
hecho de que alguien en realidad pensara en cubrir un incidente de esa magnitud era
abrumador.

—No me digas que fueron ustedes quiénes evitaron que llegara eso a los periódicos.

—¿Qué? ¿Nosotros? Nos sobreestimas demasiado, Maiza. Incluso nosotros no


tenemos la fuerza suficiente para llevar a cabo algo como eso. Supongo que hay otra
persona allá arriba que no desea que las noticias donde se involucran inmortales se
vuelvan públicas —Víctor frunció el ceño, quizá un poco desanimado por tener que
declarar la débil influencia de su departamento—. Alguien con un rango alto, asumo…
Maldición, ¿por qué trabajan en contra nuestra cuando intentamos hacer lo mismo?
Retrasados de mierda…

—Entonces, ¿qué hay con Huey?

—¿Eh? Oh, maldita sea, lo siento. Me dejé llevar un poco. Verás, el problema es que
estamos muy condenadamente seguros de que Huey mueve la batuta desde el interior
de Alcatraz, pero… No tenemos ni una puta pista de cómo —suspiró Víctor. Su voz
haciéndose más fuerte a medida que se lamentaba; por consiguiente, los miembros de
la Familia Martillo cerca de él alcanzaron a escuchar lo que dijo a continuación.

—Es por eso que enviamos a tu chico tras él.

El ruido de sillas moviéndose fue como un pequeño temblor esta vez, cuando los
hombres en el restaurante se pusieron de pie.

Maiza clavó una mirada fulminante a Víctor, su voz se tornó fría.

—¿Qué le hiciste a Firo? Escoge bien tus palabras, Víctor, porque dependiendo de tu
respuesta, podrías convertirte en nuestro enemigo.

- 89 -
Capítulo I: Revés PROVOQUEMOS UNA PELEA

Incluso Víctor no pudo evitar desviar la mirada de esos ojos fríos y levantó las manos
dócilmente en señal de rendición.

—Alto, alto. Tranquilo, Maiza. A lo mejor odio con pasión a las pandillas; pero,
preferiría no tener una guerra en mis manos. Por esa razón vine el día de hoy. Cielos, no
quiero pelear contigo. Solo esperaba aclarar las cosas, ¿está bien?

Víctor se levantó, hablando sin parar en un tono de voz herido como si tuviera el
derecho de sentirse ofendido.

—Mira. Él no escupió nada sobre su Familia y, por supuesto, no los traicionó. No está
trabajando para nosotros porque quiera, créeme.

Le echó un vistazo a Ennis, una compleja mezcla de emociones pasó por su rostro y,
cuando habló, parecía que ocultaba sus emociones.

—El chico se dejó caer por esta jovencita de aquí. ¿Ennis, era? Hicimos un trato, él
haría un trabajo por nosotros a cambio de que elimináramos tus crímenes.

—¿Qué?...

Ennis despertó ante la mención de su nombre y miró a Víctor directamente a los ojos
por primera vez.

Víctor mantuvo su mirada a medida que explicaba, cuidando de que su rostro no


mostrará ninguna expresión, ni burlona ni molesta, meramente en blanco.

Habló con tranquilidad y sensatez.

Lo hizo sin detenerse ni un poco aun cuando Ennis comenzó a ponerse pálida.

Era como si vertiera el resentimiento que sentía hacia ella en palabras.

—Víctor…

—No me veas así, Maiza. Por lo que parece, supongo que ambos, la señorita Ennis y
los malditos gánsteres de mierda escuchando tienen algo que decir; sin embargo, soy
un hombre ocupado y me doy cuenta de que excedí mi tiempo de visita. Creo que ya he
terminado por hoy.

Tras finalizar su explicación, Víctor levantó la mano a modo de despedida y comenzó


a caminar hacia la salida.

—Entonces, ¿qué piensa Huey? —inquirió Maiza detrás de él con urgencia—.


Entiendo que todo es un experimento para él pero, ¿cuál es su objetivo? ¿Opinas que
aislarlo de Elmer lo haya hecho más volátil?

—Eso es lo que me gustaría saber.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Víctor cortó el enigmático intercambio de manera concisa y frunció el ceño,


limpiando motas de polvo imaginarias de su abrigo.

—De cualquier modo, según mis fuentes, Huey aparentemente iniciará un


espectáculo de pirotecnia aquí mismo en Nueva York dentro de los próximos días.
Escucha, Maiza. Incluso si ese bicho raro de científico loco viene por ti, no tomes parte
en su festival. No saldrá nada bueno de ello. Ni para ti, ni para tu Familia. ¿Lo entiendes?

—¿Esa advertencia es el verdadero motivo de que vinieras el día de hoy?

—Ajá, lo es. Todavía te considero un amigo, Maiza. Todo lo que pido es que evites
convertirte en mi enemigo. En realidad, ya que estamos en ello, ¿por qué no renuncias
a este negocio criminal? —El agente federal emitió una rara sonrisa abierta, endulzando
su voz con nostalgia mientras murmuraba—. Entonces, podremos ir a beber juntos
como solíamos hacer.

Luego, empezó a gritar sobre su hombro a los gánsteres reunidos en el restaurante,


como si borrara las palabras sentimentales de hace un momento con intimidación.

—¿Lo entiendes, Maiza? Todavía te considero un amigo, ¡pero eso no cambia el hecho
de que odio a todos los gánsteres, ya sea que se hagan llamar mafia o camorra o la
maldita 'ndrangheta! ¡Ojalá todos murieran! ¡Retorciéndose de dolor! ¡Lentamente
deseando la muerte! ¡Lamentando el puto día en que nacieron! Toma en cuenta esto,
Maiza. ¡Si continuas revolcándote en el lodo de esta forma, nadie podrá distinguirte de
estos malditos puercos!

Habiendo dicho esto, de inmediato Víctor comenzó a caminar rápidamente hacia la


salida, sin siquiera detenerse a recuperar el aliento.

—Oh, disculpa —dijo un anciano cuando pasó rozando a Víctor mientras entraba.

—Umph…

Víctor lo ignoró y prosiguió hacia afuera.

En ese momento, sintió algo extraño cerca de sus pies.

¿Eh?

Quizá su pie se había atorado en la pata de una silla conforme salía. Bajó la mirada
hacia sus pies para ver que andaba mal y se percató de que algo extraordinario sucedía
en definitiva.

No pisaba nada.

Lo que es más, no podía ver el piso debajo de él.

¿Qué?...

- 91 -
Capítulo I: Revés PROVOQUEMOS UNA PELEA

Apenas tuvo tiempo de sentirse confundido cuando un golpe seco sacudió su cuerpo
y sacó el aire de sus pulmones. Abrió los ojos y se encontró mirando al suelo; la única
conclusión que su mente desorientada pudo visualizar fue que de alguna forma habían
lanzado su cuerpo por el aire.

¿Qué demonios? ¿Acaso me caí o qué?

No sintió nada en sus pies, nada que sugiriera que se había tropezado.

Mientras luchaba por darle sentido a lo que recién sucedió, una mano arrugada
apareció en su campo de visión con la palma extendida hacia arriba para ayudarlo a
incorporarse. Se trataba del anciano con el que se topó de camino afuera.

—¿Sucede algo, jovenzuelo?

Víctor alzó la mirada y reconoció el rostro del hombre asiático.

¡Kanshichirou Yaguruma!...

—¿Fuiste tú, anciano?...

No había nada en el expediente de Yaguruma indicando que fuera un experto en artes


marciales; sin embargo, esa fue la única explicación que a Víctor se le ocurrió para
justificar lo que acababa de pasar. Gruñó irritado y levantó una mano para alejar la de
Yaguruma conforme se levantaba.

No obstante, la mano de Yaguruma salió disparada y sujetó a Víctor por la muñeca,


los gruesos callos en la piel arrugada del anciano hicieron que Víctor se sintiera como
si las garras de una prensa mecánica lo hubieran atrapado. Yaguruma solo dio un ligero
tirón; pero el impulso de Víctor funcionó en su contra y prácticamente salió volando
hacia adelante otra vez.

Un pequeño choque golpeó su cintura y, antes de que se diera cuenta, de alguna


forma se encontraba sentado en un banco de la barra, su cabeza se estrelló bruscamente
contra la madera barnizada. Movió la cabeza aturdido, desorientado por el segundo
cambio de posición rápido en estos pocos segundos, y escuchó el ruido de vidrio
rompiéndose en algún lugar cerca.

—Deberías tener cuidado.

Echó un vistazo hacia el ruido y notó a un hombre con ojos afilados sentado junto a
él recogiendo lentamente los pedazos de la botella quebrada.

—Da igual si eres el asistente del director o J. Edgar Hoover o el mismísimo


Presidente. Imagina que hubiera pasado si golpeabas tu cabeza contra los vidrios rotos
cuando te caíste.

Víctor se encontró con la mirada tajante del hombre y finalmente pudo entender la
situación.

- 92 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Aparentemente los Martillos se ofendieron por su último comentario y decidieron


enseñarle que no deberían ser tomados a la ligera. Frunció el ceño, irritado por haber
sido tratado tan informalmente.

—¿Se supone que es una amenaza?... —contestó toscamente, tratando de ocultar su


furia detrás de una fachada de tranquilidad—. Porque no funcionará conmigo, así que-

Víctor se detuvo a media oración, ya que el hombre con los ojos sagaces se inclinó y
bajó la voz a un susurro para que solo Víctor lo escuchara.

—Mientras tu cuerpo trabajaba retirando los pedazos de vidrio roto de tu cara,


fácilmente alguien podría haber puesto su mano derecha sobre tu cabeza.

—Qué-

—Así como lo hizo Szilard Quates antes sobre el Advena Avis en 1711.

¿Quién rayos?...

Víctor miró de cerca al hombre otra vez, concentrando aún más en esta ocasión; pero,
sin importar cuanto lo intentara, no podía recordar a nadie que luciera como él entre
sus compañeros alquimistas. Y no podía creer que Maiza compartiera la información de
lo que sucedió a bordo del barco con toda confianza.

¡¿Quién chingados es este tipo?!

Conforme Víctor trastabillaba y luchaba por darle sentido a la situación, el hombre


sonrió y colocó su mano sobre la pila de pedazos de vidrio roto.

Luego, levantó la mano y la botella fue apareciendo por debajo de ella, intacta, como
si emergiera directamente de la palma de su mano.

—Pero qué mierda…

—¿Qué tal? Da más miedo de lo que pensaste, ¿no es así? Presenciar cómo aparecía
un misterio dónde creíste que lo sabías todo.

Víctor lentamente miró hacia Maiza; no obstante, el mafioso solo le regresó la


mirada, sin ofrecerle una explicación de la imposibilidad de lo que acababa de ocurrir o
del hombre que lo había hecho.

—¿Un mago? No, olvídalo. Todo saldrá a la luz cuando investigue tu historial.

El agente federal apretó los dientes y se levantó de la barra, todavía furioso y


desconcertado por perder de repente su ventaja.

—Ya veremos quién ríe al último… Espera y verás. Tus ridículas amenazas no
funcionarán con nosotros.
Las miradas hostiles de los Martillo lo siguieron mientras se marchaba, aunque no
disminuyó su paso.
- 93 -
Capítulo I: Revés PROVOQUEMOS UNA PELEA

Daba la sensación de que entendía que las miradas solas no serían suficiente para
matarlo, manteniendo su cabeza en alto para recibir la hostilidad sin miedo.

—Señor Yaguruma. Ronny. Exageraron un poco —suspiró Maiza, tomando asiento


en la barra junto con sus colegas capos.

—Ah, ¿de verdad? Pensé que estaba siendo blando con él. De haber ido en serio,
habría dislocado uno de sus brazos como una buena medida —declaró Yaguruma
riendo.

Ronny Schiatto, por otro lado, contemplaba la botella que había creado con una
expresión inescrutable.

—¿Ronny? ¿Sucede algo malo?

—No es nada… Es solo que, creo que no me recuerda para nada.

—Eso es lo que te preocupa.

Maiza sacudió la cabeza exasperado, mientras que Ronny lo miró con el ceño
fruncido.

—Bueno, da igual… Maiza. He tomado una decisión.

El hombre que alguna vez fue llamado demonio apretó los dientes, luciendo
extrañamente determinado.

—La próxima vez que sea invocado, dejaré una impresión más fuerte.


Una vez que salió, Víctor se apresuró al auto que lo estaba esperando y se marcharon
de inmediato.

—Umm. ¿Todo salió bien, señor? —inquirió Bill Sullivan sobre el hombro mientras
conducía el carro en medio de las calles.

—Ugh… ¡Por un demonio que fue bien! ¡La verdad es que me cagué del miedo! Maiza
nunca me había fulminado con la mirada de esa forma antes… ¡Por un momento pensé
que realmente iba a tratar de matarme allí mismo! Y el resto de ellos… Mierda, no sé.
Simplemente hay muchas cosas que no sé ahora mismo. Maldito Maiza. ¡En verdad fue
y se convirtió en un puto gánster!

—Eeh, señor. No creo que esté en posición de preguntar, pero, uuh. Tengo algo de
curiosidad sobre algo.

- 94 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—¿Eh? ¿Sobre qué? —contestó bruscamente Víctor, cansado de la forma indirecta de


hablar de su subordinado.

—Pues, si no mal recuerdo, me pidió que lo trajera aquí para que pudiera y lo cito:
«Advertir a un viejo amigo para que no se dejé engañar por las estupideces de Huey».
Así que, señor, ¿exactamente cómo hizo esa advertencia para justificar semejante
hostilidad que hasta sus rodillas temblaban cuando se subió al auto?

—Eeh, pues, uuh, ¿qué opinas que sucedió, detective Sullivan? —cuestionó Víctor,
esperando evadir la pregunta; sin embargo, no podría haber previsto la respuesta que
consiguió.

—Um. Considero que posiblemente fue e hizo algo estúpido, señor.

Víctor abrió la boca, luego la cerró, apoyó la espalda en el respaldo y se cruzó de


brazos con un enorme ceño fruncido sobre su rostro. No tenía nada que decir a eso y
usar su autoridad para callar a Sullivan no habría sido diferente de aceptar la derrota.

Ociosamente recapituló la conversación que mantuvo con Maiza; luego, de súbito


maldijo y chasqueó los dedos.

—Mierda. Olvidé decirle algo.

—¿Me atrevo a preguntar qué, señor?

—Iba a contarle sobre ese otro inmortal raro. Creo que su nombre era Isaac.

—Su implicación en este enredo salió de la nada.

- 95 -
Capítulo I: Revés PROVOQUEMOS UNA PELEA

- 96 -
Bahía de San Francisco
En la Isla de Alcatraz

—Bajen.

La voz contundente del guardia instó a Firo a que abriera los ojos.

Por la forma en que el bote no se balanceaba tanto como antes, al parecer por fin
habían atracado en algún lado.

Una sola bombilla inundaba con luz el espacio de carga del barco y Firo aprovechó la
oportunidad para ver a su alrededor.

Había tres personas en el bote con él.

No podía precisamente comenzar una conversación, considerando los guardias de


pie cerca de él; sin embargo, de cierta forma su apariencia le contaba sus historias.

El primero se trataba de un hombre asiático con tatuajes de dragones en ambos


brazos. Llevaba mangas largas que ocultaban gran parte de los tatuajes de la vista, pero
la cabeza de los dragones en sus muñecas y las colas retorcidas asomándose por debajo
de su cuello permitieron que Firo imaginara fácilmente el brillante arreglo de colores
serpenteando por debajo de las ropas. Tomando en cuenta su rostro, todavía era un
hombre medianamente joven; Firo apostó que casi llegaba a los treinta.

El siguiente era un gigantesco afroamericano. Por el escaso blanco en su espeso


cabello y las arrugas en su rostro, Firo lo situó en algún punto de sus cuarenta. Lucía
sereno y maduro, pero las profundas cicatrices por todo su rostro y cuerpo contaban
una historia completamente diferente. El ojo experimentado de Firo le dijo que las
cicatrices no eran relacionadas a un accidente de trabajo ni a un intento de linchamiento
por el KKK9. Las cicatrices indicaban peleas con puños o cuchillos, peleas que habían
terminado con huesos rotos y vidas perdidas.

El último se trataba de un hombre caucásico, tenía la cabeza agachada y la espalda


encorvada, mientras tanto suspiraba constantemente consigo mismo o murmuraba en
voz baja. De vez en cuando subía la voz, ganándose una tajante llamada de atención del
guardia que lo supervisaba, luego se volvía a tranquilizar. Parecía estar en sus treintas;
sin embargo, la atmósfera agotada que lo rodeaba provocaba que se viera más grande
de lo que su apariencia sugería, por lo que Firo habría aceptado fácilmente si alguien le
dijera que el hombre en realidad estaba en sus cincuenta.

Firo suspiró de nueva cuenta, echando un vistazo a sus tres anteriores compañeros
de barco.

9
N. de la T. KKK: son las siglas del Ku Klux Klan, la cual es una organización xenofóbica, homofóbica, racista,
antisemita, anticomunista y terrorista de extrema derecha que surgió en los Estados Unidos y que promueve
la supremacía de la raza blanca.

- 97 -
Capítulo II: Frente DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA

Junto con estos tres variados criminales, Firo finalmente arribó a la más
impenetrable y, para los reclusos, la más terrible prisión de la historia.

Había aceptado su destino hace tiempo; pero eso no volvía a la realidad más fácil de
digerir.

Afuera atardecía cuando Firo al fin bajó del barco y caminó sobre la isla propiamente
dicha.

Miró hacia arriba y lo primero que vio fue una torre de vigilancia.

En cuanto a los edificios, en realidad no eran tan altos. Sin embargo, en la isla que
evidentemente carecía de rascacielos con los que compararse, daba la sensación de que
lo veía todo como un símbolo absoluto de vigilancia, mirando hacia abajo a los reclusos
desde lo alto del cielo. Los guardias armados con rifles de francotirador situados en la
parte más alta de la torre solo aumentaban ese sentimiento azaroso.

Este lugar es bastante grande.

Firo no pudo evitar sorprenderse un poco mientras echaba un vistazo alrededor.

Desde la bahía de San Francisco, la isla parecía un pequeño peñasco inhóspito, pero
ahora que se encontraba sobre él, se percató de que el área que lo rodeaba era mucho
más amplio que su primera suposición. Aunque, al mismo tiempo, las rocas que
sobresalían a la redonda ahora parecían cercarlos, provocando que se sintiera un poco
claustrofóbico.

Se aventuró a mirar atrás, abarcando el horizonte de rascacielos de San Francisco. Se


veían tan próximos, como si pudiera alcanzarlos y tocarlos; no obstante, su diminuto
tamaño le afirmó que eso no era más que una ilusión. Volvió a echar un vistazo y ahora
los edificios lucían muy alejados, como si atisbara a través de una gran distancia a un
país lejano.

—Camina.

La voz del guardia lo sacó de sus pensamientos y junto con sus tres compañeros
reclusos, inició el largo y difícil viaje hacia la parte más alta de la isla.

La isla de piedra sobresalía del mar como una gran roca; Firo juzgó que el área con
mayor altitud de la isla tenía cerca de cuarenta metros sobre el nivel del mar. La isla
quizá medía cuatrocientos sesenta metros de largo, aunque el ancho posiblemente
fuera menos de la mitad de eso.

Por alguna razón, en verdad parece como si Arsène Lupin o el Profesor Moriarty
hubieran construido sus guaridas aquí.
Firo se percató de que apenas sabía algo de la isla, salvo los rumores que todos los
demás habían oído, y maldijo su falta de información. Probablemente podría haberse

- 98 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

detenido a leer algunos artículos de periódico sobre el lugar antes de venir, por lo
menos.

Había un edificio blanco al centro de la isla que parecía surgir delante de él mientras
caminaba, el cual asumió que quizá era la prisión en sí. Unos cuantos edificios más se
esparcían en las zonas aledañas, dando la sensación de una fortaleza en medio de la
nada.

El metal de los puertos se encontraba tan severamente oxidado que Firo casi creyó
que lo hicieron así a propósito; tal vez para grabar en los nuevos presidiarios la edad
del lugar; pero el edificio en el centro de la isla era tan evidentemente nuevo que incluso
era un poco inquietante, confiriendo al espectador una atmósfera de retorcida belleza
utilitaria.

Sí, en cierta forma, creo que escapar no es una opción.

Alcatraz se encontraba totalmente equipada con altas torres de vigilancia y otros


mecanismos de defensa que habían servido para mantener a los invasores a raya
cuando fue una instalación militar y ahora se unían con la ubicación natural de la prisión
para formar una barrera verdaderamente inescapable que aislaba a los presidiarios del
exterior.

Firo había escuchado historias de las corrientes letales y el frío mordaz que prevenía
cualquier intento por nadar; pero, a decir verdad, cuando levantaba la vista hacia los
guardias en alerta y sus largos rifles, constantemente mirando por aquí y por allá,
apostó que cualquier atentado de escape probablemente sería obstruido por una bala
bien colocada mucho antes de que los reclusos llegaran al mar.

Son más soldados que guardias, no es así.

Un sudor fino cubrió la frente de Firo a medida que proseguía su recorrido, nuevas
partes del horizonte lentamente se hicieron visibles. Pudo contemplar el océano azul,
el gran puente que se extendía desde la bahía de San Francisco, los edificios privados
del otro lado, todos ellos lucían aún más hermosos y vibrantes que antes.

Me pregunto por qué tarda tanto… Si estas fueran escaleras, probablemente ya


estaríamos en el décimo piso.

La pendiente estaba más pronunciada de lo que había pensado. Haciendo que la


subida al edificio de la prisión fuera un poco extenuante, en especial con las manos
atadas como estaban.

La brisa del mar había comenzado a secar el sudor en su frente cuando Firo y los
demás finalmente se detuvieron.

Los guardias que los acompañaban dieron una señal hacia la puerta. Un timbre sonó
desde el interior y la puerta construida en la pared de rocas se abrió.

- 99 -
Capítulo II: Frente DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA

Lo primero que recibieron sus ojos fueron las filas de barras de metal y pasando eso
se encontraba lo que Firo asumió eran las oficinas administrativas. Podía ver guardias
mirándolo por detrás de las ventanas de cristal.

Firo y los otros presidiarios caminaron al frente según las órdenes de los guardias,
miró alrededor de forma vacilante, pero se detuvo cuando uno de los guardias dio un
paso al frente y sacó a Firo del resto.

—Tú vienes por aquí.

Los prisioneros, que habían venido con él, observaron a Firo extrañamente, pero los
demás guardias los instaron a continuar y enseguida desaparecieron en una esquina
cercana.

—Por qué solo-

—No recuerdo haberte dado permiso para hablar —dijo bruscamente el guardia que
permaneció con Firo, el cual cerró la boca y a cambio miró el rostro del hombre. Por lo
menos, no era el mismo guardia que habló con él sobre Huey antes de subir al barco,
por lo que se permitió relajarse solo un poco.

El guardia condujo a Firo hacia una habitación al final del pasillo y abrió la puerta,
revelando a un hombre sentado en su interior escasamente decorado; el sencillo
escritorio y los libreros daban la impresión de una oficina común y corriente.

El dueño de la habitación levantó la mirada y observó a Firo, luego dirigió su atención


al guardia. Debe haber sido una señal silenciosa, ya que el guardia asintió una vez y se
excusó de inmediato.

A solas con el hombre en el cuarto, Firo dejó que su mirada deambulara sobre él.

Vestía un traje ajustado, marcando una gran diferencia a los uniformes sosos de los
guardias que había visto sobre la isla hasta el momento. Por el aspecto de la línea de
cabello que iba retrocediendo, ya comenzaba a quedarse calvo, y las arrugas sobre su
rostro le conferían una apariencia tajante y acabada. No obstante, contrario a su
atmósfera intimidante, el hombre envejecido sonrió cálidamente cuando se levantó
para saludar a Firo.

Al principio, Firo creyó que sería el director; pero la persona en sí rápidamente lo


sacó de su equivocación.

—Hola, señor Prochainezo. Me llamo Misery, el supervisor especial aquí en Alcatraz.

—¿Especial?

—Bueno, técnicamente, mi posición oficial es “asistente del vice-director”; pero


sabiendo que unos cuantos guardias seleccionados y yo estaremos a cargo de un ser
especial; el cual eres tú, desde luego; en lugar del director Johnston, pensé que trataría
de cumplir con las expectativas por esta vez.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—¿Trabajas junto a Víctor Talbot? —inquirió Firo con cautela, consciente del hecho
de que se encontraba en el territorio de alguien más; sin embargo, Misery se limitó a
sonreír, como si estuviera aliviado de que Firo comprendía a lo que se refería.

—Umm. Sí, oí de ti gracias al señor Talbot. Solo quiero que sepas, señor Prochainezo,
que me opuse a este plan desde el principio. Eres un tercero y un inmortal, al igual que
el invitado muy especial que tenemos alojado en esta prisión, declaré mi enorme
renuencia a que te usaran de esta forma.

—Me habría gustado que intentaras persuadirlo con un poco más de fuerza, si sabes
a lo que me refiero.

—Oh, créeme, lo intentamos. Lo golpeamos, apuñalamos, pateamos y disparamos;


pero es más obstinado de lo que piensas. Como último recurso tratamos de mantener
como rehén a su familia; pero, desafortunadamente, el señor Talbot es soltero.

Eh, así que tiene sentido del humor.

Firo permitió que algo de la tensión en su cuerpo se desvaneciera mientras se


recostaba, escuchando lo que Misery tenía que decir.

—Asumo que el señor Talbot te informó del motivo de tu visita aquí, desde luego.
Sobre Huey Laforet.

—Ajá, algo así.

—Umm, bien. En ese caso, iré directo al grano. El punto importante es que Laforet
tiene varias organizaciones directamente bajo su control y de acuerdo a las fuentes del
señor Talbot, algunas de ellas han comenzado a moverse. Tal parece que planean iniciar
algo en Nueva York, en algún momento de los próximos días. Algo grande.

—¿En Nueva York?

—En Nueva York. De modo que el señor Talbot se le ocurrió enviarte aquí, ya que no
solo eres inmortal, sino que Laforet no tiene idea de quién eres, por lo que no podrá
prepararse para tu llegada.

Se trataban de noticias inoportunas; pero no del todo inesperadas.

Ahora que lo pensaba, todo este enredo comenzó con el alboroto en Mist Wall de
hace un año y también gran parte de la culpa fue de los lacayos de Huey. Cuando recordó
lo extraños que habían sido, podía entender fácilmente que eran lo bastante volátiles
para ser causa de preocupación.

Además, también trataron de acercarse a Ennis, ¿verdad?...

Firo apretó los dientes, pensando en uno de los hombres de Huey en particular: un
hombre alto y sonriente de afilados dientes y ojos rojos. Aunque, no era como si pudiera
regresar a Nueva York para actuar de acuerdo a la información recién adquirida. Lo

- 101 -
Capítulo II: Frente DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA

hacía sentir tan impaciente que no podía pensar apropiadamente, teorizando que quizá
Víctor había retenido esos datos de él a propósito.

No resolvería nada si se volvía loco ahora. Lo único que podía hacer era trabajar
desde adentro para detener a Huey Laforet.

—Entonces… Me disculpo si suena un tanto grosero, pero…

—¿Dime?

—¿Lo que intentas decirme es que si quiero salvar a mis amigos en Nueva York,
podría verme en la necesidad de devorar a Huey Laforet? ¿Eso es lo que esperan que
haga? ¿Y tengo que ser yo porque Huey estaría en guardia si Talbot viniera él mismo;
mientras que yo podría acercarme furtivamente y devorarlo antes de que se dé cuenta
de que soy un inmortal?

Hubo un breve silencio entretanto Misery lo cavilaba. Al cabo, negó con la cabeza.

—No… No, considero que ni siquiera el señor Talbot sería tan frío.

—Lo consideras, pero no lo sabes.

—Umm… Todo lo que te puedo decir es que, personalmente, no desearía ese


resultado. Independientemente, hasta que llegue el momento, debo informarte que no
me puedo permitir tratarte de manera diferente a los demás presidiarios. No esperes
ningún privilegio especial. Los guardias que trabajan conmigo te contactarán cuando
llegue la hora. Hasta entonces, trata de no hacer nada que pudiera alertar a Laforet de
tu naturaleza.

Firo solo pudo sonreír afectadamente y sacudir la cabeza a eso.

—Lo siento, pero creo que ya se destapó el pastel.

—¿Qué?...

—Ya lo sabía. Estaba al tanto de que vendría y de que soy un inmortal —declaró Firo,
lanzando una explicación sobre lo que sucedió en el barco y, aunque su voz era serena
y constante, por dentro maldecía su suerte y sacudía la cabeza con resignación.

—Ya veo…

Misery se dejó caer pesadamente y colocó una mano sobre su frente cuando Firo
terminó de relatarle sobre el guardia que trabajaba para Huey, luciendo abandonado y
cansado.

—Parece que esperabas esto.

—Oh, claro. Es una de las cosas sobre él que más nos confunde.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Misery explicó que de alguna forma Huey no solo obtenía información del exterior,
sino que también era capaz de dar órdenes a sus colegas por todo el país mientras
permanecía en el interior de su celda, aislado de cualquier contacto con el exterior.

—Como ya lo sabes, un muy pequeño número de guardias están trabajando para él.
Sin embargo, no tenemos evidencia ya que se niegan a hablar cuando los cuestionamos
y sus antecedentes, cuando los investigamos, son totalmente ordinarios. Cuando el
director los transfiere a prisiones diferentes, solo pasan un par de días antes de que más
guardias se presenten en su nómina.

—Me parece que realmente logra que desquiten el sueldo, eh.

—No es un tema para reírse, te lo aseguro. Lo más desconcertante sobre ello es que
la habilidad de Laforet para reunir información simplemente no se puede explicar,
incluso si consideramos los agentes dobles en nuestro personal.

—Sí, eso lo entiendo.

Después de todo, solo unos pocos seleccionados aparte de los amigos de Firo y la
Familia conocían que era un inmortal. Daily Days sabía y Firo tenía la certeza de que los
informantes probablemente estarían más que felices de vender la información por el
precio correcto; no obstante, de cierta forma dudaba de que Huey tuviera acceso a un
teléfono que le permitiera llamar a la agencia de periódicos en Nueva York.

Tal vez, el propio Misery trabajaba para Huey.

Firo lo meditó por un momento y lo descartó. Se trataba de una teoría poco probable
a lo mucho; además, tenía la sensación de que Misery lo habría revelado en cuanto
estuvieran a solas de ser verdad.

Maldita sea. Supongo que tendré que lograrlo con lo que tengo.

Aparentemente, Víctor lo envío a Alcatraz para tratar de averiguar cómo obtenía


información Huey. Sin embargo, contrario a las intenciones del agente federal, Firo no
iba a entrar con la delantera, sino con una gran desventaja. Firo suspiró profundamente
una vez más, percatándose de qué tenía las probabilidades en su contra.

Misery sacudió la cabeza compasivamente; luego, de súbito, chasqueó los dedos


como si acabara de recordar algo.

—Oh, es verdad. Una última cosa antes de que continúes tu camino.

—¿Sí?

—¿Qué opinas de los reclusos que entraron contigo?

—¿Eh?
¿Se refería a los tres hombres que abordaron el barco junto a él? Firo creyó que era
una pregunta muy rara de hacer; no le habían permitido hablar con ellos en lo absoluto,

- 103 -
Capítulo II: Frente DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA

¿entonces qué podría decir? Lo máximo que podía ofrecer sobre ellos fue su impresión
por cómo lucían.

—¿Por qué quieres saber? —cuestionó Firo al cabo de un rato, respondiendo a la


pregunta con una pregunta.

—Oh, por ningún motivo. Es solo que tú nombre era el único en la lista del día de hoy,
sabes.

—¿Cómo?

—Cómo, en verdad. Las cosas han estado muy ocupadas los últimos días aquí en
Alcatraz. Tan ocupadas que, de hecho, alguien aparentemente traspapeló la orden de
programación y tres hombres que se suponían iban a ser transferidos la próxima
semana fueron puestos por error en el barco contigo.

Se trataba de una historia extraña. No le pareció a Firo que fuera particularmente


siniestra, pero algo definitivamente pasó. Había asumido que la gente de Víctor lo
arregló para que la repentina transferencia de Firo a la isla fuera menos sospechosa;
pero, tal parece que ese no era el caso.

—¿Alguno de ellos lo sentiste diferente? ¿Algo fuera de lo normal, quizá?

—No, en realidad no… Supongo que el hombre caucásico que hablaba consigo mismo
sonaba un poco mal de la cabeza, pero nada más aparte de eso.

—Ya veo… Tal vez… No, no. Olvídalo. Serán tus vecinos, así que trata de llevarte bien
con ellos. Aunque debo advertirte, las charlas entre los reclusos están estrictamente
prohibidas.

¿Se supone que ahora debo saber lenguaje de señas o qué?

Firo murmuró para sí mismo a medida que se quitaba la ropa, preparándose para su
examen físico.

Desnudo como el día en que vino al mundo, el joven gánster frunció el ceño mientras
miraba de reojo al guardia ubicado en la entrada. Podía entender al doctor; sin embargo,
siendo sinceros, era algo vergonzoso que el guardia también observara.

Con movimientos rápidos y experimentados, el doctor revisó su nariz, boca y orejas;


asegurándose de que Firo no ocultara nada en su interior. Acto seguido, dio un
repentino tirón y sacudida al cabello de Firo para garantizar que en verdad fuera de él,
prosiguió con un chequeo general físico y una exploración de las cavidades del cuerpo,
ambas resultaron ser deslumbrantemente veloces y en extremo minuciosas.

Tener que soportar una invasiva exploración de cavidades frente a los ojos de
alguien más, usualmente habría provocado que Firo se pusiera rojo como un jitomate y

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

jurara vengarse en quienquiera que lo sometiera a tan vil deshonra; no obstante, el


examen se terminó antes de que se molestara como se debe.

Eh. Eso fue algo más.

Firo fue por su ropa, encogiendo los hombros agotado; no obstante, el guardia que lo
había estado vigilando al parecer tenía otros planes.

—Quita las manos de la ropa.

—¿Qué?

—Tenemos lo último de la moda esperando por ti en la celda. ¿Adivina quién


caminara todo el camino hasta allá?


Rodeado por los guardias uniformados, Firo no se esforzó por ocultar el feroz ceño
fruncido sobre su rostro mientras caminaba por los pasillos de Alcatraz sin una pizca
de tela. Incapaz de sacar su mal humor en los hombres que lo cercaban, no tuvo más
opción que dirigir su ira hacia sí mismo.

Giraron en la esquina y Firo se encontró observando un largo pasillo.

Podía escuchar ruidos a su alrededor; no una cacofonía de voces como se podría


esperar, pero las suficientes para darle una idea de cuántas personas había allí.

De modo que aquí es donde nos alojamos, eh.

Barras de metal formaban paredes hasta donde alcanzaba a ver. Detrás de ellas había
estrechas filas de celdas, solo lo bastante grandes para albergar a una persona en cada
una, confiriéndole a Firo la sensación de personas siendo empacadas en el edificio como
sardinas.

Parece que son dos… no, ¿tres pisos de alto?

Firo también vio que las celdas estaban una encima de la otra, por lo que corrigió la
imagen mental a la de una colmena, aunque, desde luego, no había forma de que los
reclusos pudieran entrar y salir con tanta libertad como lo harían las abejas reales.

Ya es lo suficientemente malo que estemos atrapados en esta isla. ¿Era realmente


necesario que hicieran las celdas así de pequeñas?

Tristemente, no tenía el aplomo de pensar más allá de eso, dado su estado actual de
vestimenta.

Unos cuantos de los presidiarios miraron a Firo mientras pasaba caminando,


revisando a fondo la nueva pesca. La mayoría de ellos echaban un vistazo a su cara y

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Capítulo II: Frente DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA

hasta ahí llegaban; no obstante, algunos de ellos lo observaron hambrientos, sus ojos
iban arriba y abajo por todo su cuerpo.

—Bienvenido a Broadway, muñeco —susurró alguien.

Firo volteó a ver de dónde provenía esa voz y encontró a un hombre de baja estatura
con una fuerte quijada mirándolo de forma lasciva, unos dientes negros se asomaban
por entre los labios partidos.

Memoricé tu rostro, pendejo.

Firo bufó y siguió adelante, pensando amenazadoramente sobre qué le haría al


bastardo rechoncho cuando tuviera la oportunidad; no obstante, uno de los guardias le
indicó que esperara, deteniéndose en frente de la celda del hombre bajo.

—Cállate —dijo el guardia.

Ni siquiera había alzado la voz; pero esa simple palabra retumbó por toda la estancia,
dando la sensación de que llenaba el propio aire con su presencia.

—El próximo chico listo que intente hacerse el gracioso podrá practicar su
repertorio en el Agujero.

El silencio cayó como una manta sobre el largo pasillo.

Internamente asombrado por la forma en que las palabras del guardia funcionaron
como magia, Firo continúo caminando con los guardas hasta llegar casi a la mitad del
pasillo, todavía sobre el primer piso. Uno de ellos señaló que echara un vistazo a la
izquierda y Firo contempló una celda vacía.

Un guardia ubicado al final del pasillo accionó un interruptor y la pesada puerta de


la celda se balanceó hacia dentro. Otro le dio un codazo para que entrara y levantó la
mano, indicando al guardia que manipulara el botón para cerrar la puerta.

—Déjame darte un consejo —dijo el hombre en voz baja, su tono comprensivo pero
estricto—. Entiendo que ese cabrón de hace rato te molestó, pero no trates de tomar
acciones por tu propia cuenta. Si lo haces, las reglas dicen que tenemos que enviarte al
Agujero; en otras palabras, confinamiento solitario en los calabazos debajo de Alcatraz.

—En esta isla a los prisioneros no se les permite comodidades como la venganza.


—Lo último de la moda, eh —masculló Firo para sí mismo, sosteniendo las ropas que
habían dejado sobre su cama.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Eran gruesas ropas de trabajo, fabricadas para durar más que lucir bien, teñidas con
matices opacos de azul marino. La mayoría de la población en prisión probablemente
vestía ropa similar.

Firo realmente no quería pensar más allá de eso. Feliz de tener algo con que cubrirse,
se apresuró en ponérselas y luego miró con mayor detenimiento las ropas sobre su
cama, sorprendido de encontrar varias prendas de vestir.

Solo le habían dado un par de pantalones; sin embargo, tenía un cambio de camisa y
también de ropa interior. Seis pares de calcetines estaban ordenados pulcramente
sobre la cama, junto a un sombrero, un pañuelo e incluso un cinturón. Tenía dos pares
de zapatos, un par informal y otro más resistente para trabajar.

Y la sorpresa más agradable de todas, era el abrigo de lana que colgaba de una clavija
al fondo de la pared de su celda.

Umm, al menos no tendré que preocuparme de morir congelado.

Su propia inmortalidad se deslizó de su mente por un momento y miró con


curiosidad alrededor de su nuevo hogar.

La cama estaba conectada directamente a la pared, apoyada por cadenas de hierro.


En la esquina más apartada se encontraba un inodoro al aire libre y junto a él un lavabo.
Firo giró una de las llaves a manera de experimento e hizo un pequeño ruido de
asombro cuando agua potable salió a chorros con más fuerza de la que había esperado.

En la pared opuesta a su cama había un escritorio plegable y una silla que hacía juego.
Aún más inesperado fue el hecho de que le habían facilitado una gran variedad de
víveres, había artículos de tocador en un estante cercano al lavabo y diversas otras
necesidades sobre el escritorio.

Un rastrillo.

Una taza de metal.

Una máscara para los ojos.

Un peine.

Una barra de jabón.

Un cepillo de dientes y pasta de dientes también.

Un cortaúñas.

Un rollo de papel de baño.

Cera para los zapatos.

Incluso había una pequeña escoba para barrer el suelo acomodada en la esquina.

- 107 -
Capítulo II: Frente DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA

También dejaron un folleto delgado sobre el escritorio titulado: “Protocolos y Reglas


de la Institución”. Firo lo hojeó ociosamente mientras daba otra revisión rápida a su
celda. A decir verdad, de entre todos los lugares no había esperado tantas comodidades
en Alcatraz, incluso por un momento se permitió creer que quizá las cosas no serían tan
malas después de todo.

Luego, levantó la vista hacia el techo y su buen ánimo se hundió de nueva cuenta.

El techo era anormalmente bajo, provocando que Firo sintiera que podría colapsar y
aplastarlo en cualquier momento, además la brutal luz de la única bombilla, que colgaba
de ella, apuñalaba sus ojos y piel sensibles.

Echó un vistazo a la celda frente a él y se percató de que el hombre de allí, en ese


preciso instante, se encontraba en cuclillas cerca del baño.

Firo desvió la mirada, refunfuñando cuando se dio cuenta de lo que eso significaba.
El hecho de que podía ver la celda justo frente a él, sugería que lo mismo se aplicaba a
la inversa y esa información hizo que deseara salir tan pronto como fuera posible.


La primera toma de lista de Firo luego de su encarcelamiento le informó que el
enorme afroamericano y el delgado hombre asiático, que estaban antes en el barco, eran
sus compañeros de celda. Tal vez los tres hombres que originariamente habían estado
en las celdas fueron liberados hace poco, o quizá solo fueron “removidos” por otros
medios para que Firo y los otros estuvieran juntos. De cualquier modo, el hombre
caucásico que murmuraba a cada instante y que también había estado con él en el bote
al parecer había sido ubicado en otro lado.

Ahora, ¿qué hago?

Firo optó por ver el lado bueno de las cosas en lugar de seguir lamentándose sobre
su aprieto. Pensó para sí mismo que al menos no tendría que preocuparse de que el
techo o las paredes colapsaran a su alrededor, como sucedía en su niñez cuando a
menudo vivía en edificios baratos de mala muerte.

El problema era la comida.

Había escuchado bastantes historias de horror sobre las comidas en prisión.

De acuerdo a Randy y Pezzo, quienes habían servido sentencias de prisión en el


pasado, la comida en la cárcel era tan terrible que incluso el licor hecho con alcohol
diluido de tipo industrial era mejor. Tan mala que en realidad juraron solemnemente
jamás ser atrapados de nuevo. El hecho de que no estuvieran dispuestos a limpiar su
historial a pesar de la horrible experiencia fue motivo de muchas burlas entre los
Martillos en su momento; pero, ahora mismo solo deprimía a Firo pensar sobre eso.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Después de todo, si las cosas habían sido así de malas en una prisión normal, ¿qué
tipo de bazofia servirían en un lugar que hasta los criminales más despiadados
llamaban “Infierno”?

La idea se rehusaba a dejar su cabeza y Firo naturalmente arrastró los pies a medida
que se dirigía hacia la cafetería por su primera comida de prisión.

Lo primero que notó cuando entró a la cafetería fue que la atmósfera era totalmente
diferente a las largas filas de celdas.

Mientras que los bloques de celdas, afectuosamente llamados “Broadway” por los
reclusos, se sentían abarrotados y claustrofóbicos, la cafetería daba una especie de
sensación amplia y abierta. Hasta las aburridas paredes y techo, igual de inexpresivas y
sosas que las de su propia celda, no eran tan opresivas.

Por un momento incluso se sintió libre.

A Firo le habría gustado detenerse y respirar profundamente; sin embargo, la larga


línea de personas lo urgían a continuar, por lo que no tuvo más opción que mantener
su lugar. Uno por uno a los presidiarios se les daba su charola de metal, uno tras otro lo
extendían esperando por su comida y de uno a uno se iban, dispersándose para tomar
asiento en las mesas que elegían.

Echando un vistazo otra vez a su alrededor mientras salía de la fila con su comida,
Firo observó que la cafetería ya estaba repleta de personas, desterrando el sentimiento
de libertad y apertura que había experimentado momentos atrás.

Aparentemente se esperaba que los reclusos se sentaran primero en el lado más


lejano y siguieran a partir de ahí en orden; aun así Firo notó que se formaban unos
cuantos grupos de manera natural entre ellos.

Los blancos y negros se encontraban separados uno del otro.

Desconocía si alguien lo había invitado o él mismo tomó la decisión; pero Firo vio
que el afroamericano que entró al mismo tiempo que él ya había tomado asiento junto
a otros negros; inclusive el asiático delgado encontró uno de los pocos grupos de Asia y
ahora estaba con ellos, introduciendo comida en su boca sin decir una palabra.

El hombre caucásico que había estado en el barco con Firo se encontraba en la parte
más alejada de la cafetería él solo; temblando y estremeciéndose; sin embargo, Firo no
se iba a molestar en ir tan lejos. Decidió tomar asiento en una silla cercana y comer.

De acuerdo a Misery, cualquiera de esos tres, o incluso todos ellos, podrían tener un
motivo oculto al entrar en Alcatraz.

- 109 -
Capítulo II: Frente DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA

Al principio, Firo lo consideró en términos sencillos, el Departamento de


Investigación contra Huey; pero, ahora que lo pensó un poco más, decidió que podría
haber otras facciones, otros intereses participando en la situación.

Tal vez Huey los había llamado para ayudarlo a escapar.

La única cosa de la que estaba seguro era que probablemente no estuvieran de su


lado. Misery se lo hubiera dicho de ser así; el agente de FBI no tenía motivos para
esconder ese tipo de información de él.

Como sea. Todos los que están aquí son un enemigo de una u otra forma.

Tenía que cuidar su espalda todo el tiempo. Todos eran extraños y no podía
permitirse confiar en nadie.

Fortaleciendo su estado mental, Firo se preparó para presionar el interruptor que


guardaría sus emociones, permitiendo que fuera frío e implacable.

—¡¿Eh?!

Un fuerte chillido de repente se elevó de entre los tranquilos susurros en la cafetería,


naturalmente conduciendo a todos los reclusos a mirar hacia el lugar dónde se había
producido. Solamente que ese sonido fue como un balde de agua fría en la cara para
Firo.

—¿Firo? ¿Eres tú, Firo? ¡Sí lo eres!

Sus hombros cayeron bruscamente, las sombrías consideraciones de hace un


momento rápidamente salieron del escenario.

Espera espera espera espera espera. Aguarda un maldito segundo.

Reconoció esa voz.

En esta ocasión, se trataba de una voz que provenía de sus propios recuerdos, no de
los que pertenecían a Szilard Quates.

¡¿Qué demonios está haciendo él aquí?!

Lenta y de mala gana levantó la mirada hacia el propietario de la voz y observó a un


hombre muy familiar saludándolo vigorosamente con ambas manos y una gran sonrisa
sobre su rostro.

¡Isaac!

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Firo sacudió la cabeza ferozmente, dispuesto a despertarse en caso de que estuviera


soñando; sin embargo, el hombre que fue arrestado un mes antes que él se negaba
persistentemente a desaparecer.

Sabes, pensé que era un poco raro que nunca escucháramos lo que pasó con él luego de
que los policías lo atraparan; pero, no creí que estuviera aquí de entre todos los lugares…

Espera… ¿eh?

Los otros reclusos simplemente gimieron y sacudieron la cabeza después de ver


quién había causado la conmoción, regresando a sus comidas y levantando sus
cubiertos de nueva cuenta como si nada hubiera sucedido.

¿Qué les pasa?

Los guardias, asimismo, solo suspiraron e intercambiaron miradas de forma


significativa entre ellos, caminaron y se ubicaron alrededor de Isaac como si ese tipo de
cosas ocurrieran todo el tiempo. Se movieron como una máquina bien aceitada,
rodeándolo por todos lados en un instante.

—¿Otra vez tú?

—¿Umm? ¿Otra vez yo?

Dos guardias se acercaron y sujetaron a Isaac por las manos en medio de su saludo,
otros dos se agacharon y lo tomaron por las piernas.

—Sí. Otra vez tú.

—Lo lamento, señores. ¿Esto es algún tipo de broma?

—La única broma por aquí son las que haces de las reglas. No charlas entre los
presidiarios, ¿recuerdas? Bueno, supongo que tu décima visita a los calabazos te
refrescará la memoria. Incluso te daremos un par de cadenas extras gratis, solo por la
ocasión.

Los guardias levantaron el cuerpo de Isaac hacia el aire como si fuera algún tipo de
electrodoméstico estrafalario, cargándolo deprisa por la cafetería hasta la puerta más
alejada.

Firo se quedó sin palabras ante la extraña escena y todo lo que pudo hacer fue girar
ociosamente la cuchara mientras observaba.

Con las manos y pies ahora atados, Isaac solo podía retorcerse levemente conforme
alzaba la voz quejándose con los guardias que lo rodeaban.

—¡Agh! ¿Qué creen que están haciendo? ¡No estaba bromeando para nada! ¡Solo
decía un hola al estilo de Nueva York como celebración por una esperada reunión!
¡Suéltenme!

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Capítulo II: Frente DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA

Los guardias lo ignoraron, levantando aún más alto a Isaac a medida que lo
transportaban, su fluido trote entrenado dejaba en claro que estaba lejos de ser la
primera vez que hacían esta clase de cosas.

—Ajá, ajá, ya lo hemos oído antes.

—Cierra el pico y prepárate para tu estadía en el Agujero.

—Lo siento, colega, pero no estás en Nueva York.

—Veló por el lado positivo, podrás disfrutar de otra ronda de nuestras hospitalidad
estilo Alcatraz.

—Ssh. Vamos, campeón, upa. Te llevaremos a una linda y oscura habitación para que
puedas descansar tú solo. Hombre, te envidio tanto.

Los guardias se aproximaron a la salida de la cafetería con Isaac a rastras, haciéndole


comentarios sarcásticos mientras se marchaban.

¿Qué debería hacer? ¿Es necesario que haga algo?

Mientras jugaba con sus pulgares ociosamente, Firo se preguntó si debería tratar de
ayudarlo, cuestionando si podría cambiar algo incluso si defendía a su amigo de los
guardias. Su tren de pensamiento fue bruscamente interrumpido cuando Isaac contestó
a los guardias que lo acarreaban como a un sillón.

—¿Tienes envidia? ¿Por qué? ¡Ni siquiera te dan tanta comida allá abajo y las cadenas
hacen que sea difícil moverte!

—Puedes perder peso gracias a tu nueva dieta y jalar las cadenas te servirá como un
ejercicio gratuito.

—Umm. Tienes un buen punto. Muy bien, todos, ¡vayamos a los calabazos! Pero,
espera, ¿en serio estoy tan gordo?

—Tienes una cabeza gorda si eso cuenta. Ahora, cállate.

Eeh… Pues…

Uh. Como sea, creo.

Firo se dio por vencido y encogió los hombros, optando por tomar la situación con
calma.

Al menos, sé que puedo confiar en él…

Tenía que admitir que podía respirar un poco más fácil, sabiendo que por lo menos
había alguien en la isla en quien podía confiar…
—Hey, ¿conoces a ese idiota? Parecía que estaba-

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Nunca lo vi antes —contestó Firo suavemente, interrumpiendo al guardia a media


oración. Desvió la mirada y suspiró, sonriendo con amargura.

...Aunque, no sé qué tanto puedo depender de él.


Había sido solo por un momento, pero la atmósfera en la cafetería se había desviado
de la norma.

No obstante, ahora, las cosas regresaban rápidamente a la normalidad, al ser llevada


la causa de la conmoción a confinamiento solitario. Firo observó a Isaac desaparecer
por la puerta con el rabillo del ojo y se giró a presenciar su comida, con la intención de
tragarlo todo mientras saboreaba lo menos posible.
¿Eh?

Esperaba ver algo parecido a desechos de cerdo, provocando que la escena que
recibió sus ojos fuera muy asombrosa.

Solo le había dado a su charola la más superficial de las miradas antes de sentarse,
distraído por los complejos pensamientos que pasaban por su cabeza. Aunque, ahora
que echaba un mejor vistazo, estaba algo sorprendido de ver un conjunto de platillos
sobre su bandeja que en realidad lucían muy apetitosos. Todavía el vapor salía
perezosamente de su comida caliente e incluso la cantidad no era muy diferente a la
que usualmente consumía.

Podía observar zanahorias y verduras picadas flotando tentadoramente en la


cremosa sopa, el arroz al ajo lucía cuidadosamente frito para evitar que cualquier grano
se cocinara desigualmente. Junto al tazón de sopa sobre su charola se encontraba un
espacio para la ensalada verde aparentemente fresca y otro que albergaba el platillo
principal: un grueso filete Salisbury, generosamente bañado con una espesa y apetitosa
salsa café.

¿Qué demonios?

Tal vez solo se veía bueno; no obstante, aun cuando lo pensó, Firo se preguntó porque
alguien se tomaría la molestia de preparar comida mala que solo lucía deliciosa. Miró
sospechosamente, por extraño que parezca, a su atractiva comida y probó presionar el
filete con la parte trasera de su tenedor.

No se encontraba al nivel de lo que esperaría de un restaurante; pero el apetitoso


aroma que salió del jugo de la carne mientras brotaba de entre los delgados dientes del
tenedor fue más que suficiente para evocar un vigoroso rugido de su estómago.

Le echó un bocado con cautela y sus ojos se abrieron cuando sus papilas gustativas
recibieron un sabor más rico de lo que se había imaginado. Lo atrapó totalmente por

- 113 -
Capítulo II: Frente DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA

sorpresa, aún más considerando que había temido una horripilante comida todo este
tiempo.

La sopa, asimismo, era espesa y cremosa, mucho mejor que lo que preparaba él
mismo en casa. Los vegetales que flotaban en ella conservaban su textura y sabor, el
sonido crujiente cuando los mordía casi fue suficiente para hacer que olvidara que se
encontraba en la prisión de una isla cerca de la bahía de San Francisco, confinado por
todos lados con monótonas paredes de concreto.

Esto es muy extraño. Esta comida es…

—Muy sabrosa, ¿no es así?

Recién había terminado de llevar la última cucharada de vegetales a su boca cuando


el recluso sentado junto a él decidió iniciar una conversación.

—Entiendo cómo te sientes. Probablemente tenía la misma expresión en mi rostro


cuando lo probé por primera vez.

¿Eh? Espera, ¿tengo permitido hablar?

El recuerdo de Isaac siendo llevado al solitario por levantar la voz seguía fresca en
su mente, Firo vaciló, preguntándose si debería arriesgarse a contestar.

—No te preocupes por charlar —dijo el hombre a un lado de él sonriendo—. Al


principio, los guardias solían venir corriendo en cuanto un tipo abría la boca; pero,
ahora te permiten platicar en la cafetería siempre y cuando no seas muy ruidoso.

—Eh. ¿Por qué relajaron las reglas?

—El director que administra el lugar es listo, sabes. Comprende que si mantiene a
los reos muy limitados, se volverán locos. Y reclusos locos son jodidamente más difíciles
de controlar que si estuvieran felices. No es como si los guardias quisieran lidiar con un
motín más de lo que nosotros quisiéramos iniciar uno. Puedes apostar que las noticias
volarían por todo el lugar con algo como eso.

—Sí, ahora entiendo —contestó a media voz Firo, echando un vistazo hacia un
guardia cercano conforme hablaba. En efecto, el guardia ni siquiera volteó a ver en su
dirección. Firo escuchó con detenimiento y se percató de que podía oír sonidos
sosegados de conversaciones por lo bajo en todas partes de la cafetería.

—Aunque llamarnos reos felices sería muy flexible. La prisión sigue siendo un
infierno y uno aburrido además, a fin de cuentas. Mira a tu alrededor. La mayoría de
esos pandilleros ya están muertos por dentro, en espera a que sus cuerpos los alcancen.
Las luces están encendidas, pero no hay nadie en casa.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Qué lástima, supongo.

—Oye, en realidad, tú eres nuevo aquí, ¿no es así? Cuéntame, ¿cómo te trajeron aquí?

—¿Yo? Subí a un tren que me llevó a San Francisco y luego abordé un barco en el
puerto que me transportó el resto del camino.

El hombre sentado junto a él asintió con la cabeza, sonriendo ampliamente y


exclamó:

—Yo fui uno de los primeros tipos en este lugar. Nos transfirieron aquí de veinte a
treinta personas a la vez. Pasé tres días esposado en un tren con otras dos docenas de
personas y, ¿sabes qué? Nunca salimos del tren hasta que llegamos aquí.

—¿Eh?

¿Cómo pudo haber llegado a una isla por tren? Firo miró escépticamente al recluso
junto a él; sin embargo, el hombre solo sonrió de regreso.

—Movieron todo el maldito vagón del tren a un barco y nos transportaron hasta acá.

—Estás bromeando…

—Ja, desde luego que no. A nosotros los estadounidenses, nos gusta hacer las cosas
a lo grande, ¿sabes? Y por un demonio, funcionó, ¿no es así? En realidad es algo
espectacular, para ser honesto.

Firo dio un bajo silbido apreciativo ante la historia del otro hombre; luego notó que
había algo diferente sobre su improvisado compañero de conversación.

—Tú no eres como los demás, ¿verdad? No creo que tú te veas muerto por dentro.

—¿Eh? ¿Oh, yo? Eso es porque tengo algo que quiero hacer.

Firo asumió que significaba que el hombre tenía una especie de objetivo esperando
por él afuera. Desconocía qué tan larga era la sentencia del otro hombre, pero tenía que
respetar esa clase de fortaleza mental que mantenía esa descarada sonrisa sobre su
rostro a pesar de sus precarias condiciones.

El hombre le dio un golpecito amistoso en el hombro.

—Bueno, de todas formas, en el peor de los casos nos estaremos viendo mucho
tiempo en los próximos años; así que si hay algo que no conozcas del lugar, puedes
preguntarme.

—Sí, gracias. Soy Firo. ¿Y tú?

Firo ofreció su mano izquierda para un apretón de manos, luego la retiró


rápidamente cuando se percató del porqué el brazo izquierdo del otro hombre apenas
se había movido mientras comía.

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Capítulo II: Frente DISFRUTEMOS DE UNA BUENA COMIDA

—Oye… tú brazo…

—Oh, ¿esto?

El hombre levantó su flácida mano izquierda con la derecha y la dejó caer.

Un golpe sordo salió de la mesa cuando su mano hizo contacto y la robusta madera
incluso se estremeció un poco.

—Es una prótesis. Bastante bien hecha, ¿no lo crees?

—Vaya… ¿Es de metal? ¿Cómo te dejaron conservar esa cosa?

—Permiso especial. De hecho está cosa está directamente adherida a mis huesos; así
que no saben que podría suceder si trataran de quitarla. Ni siquiera yo mismo lo sé. Tal
vez termine matándome.

Al principio Firo creyó que el hombre estaba bromeando; pero lo dejó pasar sin hacer
más preguntas. Además, tampoco podía pensar en una buena excusa para que los
guardias lo dejaran conservar un brazo de metal; de modo que se encogió de hombros
y lo sacó de su mente.

El hombre con el brazo falso sonrió y lo extendió para un apretón de manos.

—Me llamo Ladd. Ladd Russo. Es un placer conocerte.

La sonrisa del hombre era de alguna forma peligrosa. Feroz y salvaje. Firo pensó que
si un lobo pudiera sonreír, así es como se vería.

La idea permaneció mucho tiempo por alguna razón, negándose a salir de la mente
de Firo mientras sujetaba el frío metal y lo estrechaba.
Y a lo largo de todo eso, se mantuvo dichosamente desapercibido de la extraña
conexión que los unía…

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

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En Millionaire Row, Nueva York

Todo empezó con Carnegie.

En el año de 1901, Andrew Carnegie10 construyó una mansión en la Quinta Avenida,


poniendo en marcha el proceso que transformaría la ampliamente ignorada calle a las
afueras de Manhattan en un lugar de ensueño. Actualmente era conocida como
Millionaire Row y se encontraba atiborrada de fantásticas casas construidas por
aquellos que se reunieron allí siguiendo el ejemplo del magnate del acero. La mayoría
de ellos tenían antecedentes similares a los del propio Carnegie, sus inmensas fortunas
fueron erigidas en base al valor de una sola generación de astutos negocios.

La calle, idéntica a las personas que vivían ahora en ella, personificaba el sueño
americano de la pobreza a la riqueza. Se transformó en una parte de la visión misma;
aquellos que anhelaban convertirse en ricos y famosos se decían a sí mismos que algún
día ellos también edificarían sus propias casas en Millionaire Row.

Hasta aquellos que argumentaban que el dinero no lo era todo tenían que reconocer
que realmente existían personas que habían encontrado la felicidad gracias al dinero y,
que dichas personas, las podrías encontrar viviendo en la Quinta Avenida.

Y, en este lugar de fabulosas riquezas y sueños que se volvieron realidad, alguien


lloraba.

Se trataba de un muchacho, la triste expresión sobre su rostro era todo lo contrario


a lo que uno podría esperar de una persona viviendo bajo el regazo de la suntuosidad.

—Uuuh… Uh no, uh no…

—Vamos, Jacuzzi. Detente de una vez. Estás llorando tanto que a mí también me
pondrás triste.

—Uuuh… P-pero… Agh… Es que, l-l-lo siento, mucho, Nice…

El muchacho tenía la mejilla presionada contra una columna de mármol, las lágrimas
descendían hasta mojar la alfombra roja.

El temible tatuaje sobre su rostro, en forma de una espada curvada perversamente,


confería al observador fortuito la impresión de un hombre despiadada, uno que tenía
poco uso para las lágrimas. No obstante, una inspección más detallada revelaría que
todavía poseía varios rasgos infantiles, y las lágrimas que caían de sus ojos facilitaban
la tarea de imaginarlo llorando a lágrima viva.

10
N. de la T. Andrew Carnegie: fue un industrial, empresario y filántropo estadounidense oriundo de Escocia.
Fue quien lideró el crecimiento de la industria del acero en los Estados Unidos a finales del siglo XIX.
Generalmente es conocido como una de las personas más ricas del mundo y de los EUA de la historia.

- 118 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

La mujer de rodillas junto a él, quien se esforzaba por detener su llanto, de igual
forma lucía muy peculiar.

Era joven, quizá de la misma edad que el muchacho que lloraba. Era bastante bonita,
pero su apariencia se estropeaba por la cicatriz que recorría su rostro y pasaba sobre
su ojo derecho, el cual se encontraba cubierto por un parche negro. Las cicatrices y el
parche en el ojo no hacían juego con el elegante par de anteojos que también usaba,
dando una imagen que no servía de mucho a fin de cuentas. Ciertamente, no lo que uno
esperaría ver en Millionaire Row.

Y no eran los únicos. Unas cuantas personas más se encontraban reunidas formando
un semi-circulo alrededor de la extraña pareja y ellos, de igual forma, no aparentaban
nada más que una pandilla de malhumorados del lado equivocado de la ciudad.

—P-pero, Nice, piénsalo… El señor Graham, él está… está…

—No estés tan triste por eso, Jacuzzi. Si continúas llorando de esa forma, no será
capaz de ir más allá.

Los espectadores intercambiaron miradas entre ellos, sosteniendo un debate entre


susurros sobre que lo acababan de escuchar.

—Esperen, ¿qué está pasando?

—¿Eh?

—¿Qué demonios sucedió? ¿Alguien murió?

—No me preguntes. Jacuzzi ya estaba llorando cuando regresé.

—Hablando de eso, ¿no creen que su llanto empeora con los años?

—¿Crees que se quede sin lágrimas pronto?

—De todas formas, ¿de dónde vienen las lágrimas? Creo que escuché en algún lado
que salían de tu cerebro11.

—Ugh, Dios mío. Entonces, ¿son como los mocos del cerebro? Qué espeluznante.

—Jacuzzi, hablando sobre muertos, llorando. Llorar… morir. Umm… ¿Alguien murió?

—Hyaha.

—Kihya.

—Maldición, no entiendo que rayas está pasando. Hey, Jon, ¿por qué llora esta vez?

—Ah, umm, pues. ¿Recuerdas a Graham Specter?

11
N. de la T. No opinaré nada sobre esta línea, ya que solía decir cuando era niña que los mocos eran partes
de tu cerebro que se derretían y qué cuando te sonabas mucho podrías quedar tonto jajaja

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Capítulo II: Revés TRATEMOS DE INICIAR UNA CONVERSACIÓN

—¿Quién?

—¿En serio no te acuerdas de él? Bueno, él es algo así como el jefe de los vándalos de
este vecindario y antes, cuando recién llegamos a Nueva York, tuvimos una
insignificante riña con él. Luego nos ayudó una vez, pasamos por una pequeña aventura
juntos y ahora nos respalda por así decirlo. Resulta que es una buena persona y un
amigo fiel.

—Eh, jamás me enteré de eso.

—Bueno, deberías. ¿Conoces el almacén en el muelle que usamos como escondite?


Graham nos lo dio… aunque, a pesar de eso, supongo que el inmueble técnicamente le
pertenece a otra persona, así que lo estamos utilizando sin permiso de todas formas.

—Wow, tampoco sabía sobre eso. Entonces, ¿por qué llora? ¿Ese tipo Graham murió?

—Jyaja.

—Desde luego que no. Si en realidad fuera algo serio, Nice le daría algo de tiempo a
solas para que lo superara.

—¿Qué? ¿Sigue vivo? Pero, ¿no dijo Nice algo sobre que él “iría más allá” hace un
momento?

—Se refería a “ir más allá” en Chicago, tonto.

—¿Chicago?

El resto de la pandilla de repente se reunió alrededor de Jon, participando en la


conversación cuando el nombre de su antigua morada pasó por los labios del hombre
irlandés. Todavía lo consideraban su hogar; únicamente fueron obligados a marcharse
debido a un conflicto con la mafia local de ahí.

—¿Acabas de decir, Chicago?

—Aguarda, ¿ese Chicago? ¿La ciudad del viento? Oye, creo que he oído sobre ese
lugar.

—Tal vez porque solíamos vivir allí, idiota.

—Hombre, ya lo extraño.

—¿Crees que se acuerden de nosotros?

—¿Los Russo seguirán por ahí?

—Me pregunto cuándo podremos regresar.

—¿Por qué quisieras? Si me lo preguntas, me parece bien vivir en esta gran casa para
siempre.

- 120 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Jejeje.

—Jyaja.

Jacuzzi no escuchó nada de lo que estaba pasando a su alrededor, todavía


preocupado con el tema que pesaba en su mente.

—Pero, Nice, ¡es mi culpa! ¡El señor Graham tuvo que expandirse porque tomamos
parte de su territorio! Y eso lo obligó a moverse a la zona de una pandilla más grande,
y, uh, ahora lo están persiguiendo y no sé qué hacer y-

—Es por eso que él irá a Chicago y una vez que esté allí, estará seguro. Te lo dije, no
te preocupes por eso.

—P-pero, mencionó que ayudaría a unos mafiosos que conocía… y luego él, me dijo
que me cuidara yo mismo, porque tal vez nunca regresaría, y, y, no pude detenerlo, pero,
tampoco puedo volver a Chicago para ayudarlo, y, pero, y, qué voy a hacer…

Jacuzzi continúo sollozando lastimeramente, desbaratándose y hablando consigo


mismo en un rincón.

El resto de su pandilla suspiró y se acomodó para el largo trayecto, esperando a que


Nice concluyera con el laborioso proceso de sacar a Jacuzzi Splot de su racha de llanto.

Sin embargo, había una persona en la casa que no estaba contenta con sentarse y
cruzar los brazos. Caminó a grandes pasos por detrás de Jacuzzi y le dio un elegante
coscorrón en la cabeza con el libro de su mano izquierda.

Jacuzzi se sorprendió y levantó la vista, seguían fluyendo lágrimas por sus mejillas, y
vio a una mujer rubia frunciéndole el ceño de manera severa.

—¿En qué estás pensando, Jacuzzi? Si continúas llorando tanto, ¡harás desaparecer
ese lindo dibujo sobre tu cara!

—¡¿Mi-Miria?!

Atrapado totalmente por sorpresa, Jacuzzi extendió una mano inconscientemente


para tocar su tatuaje, sintiendo un nudo en la garganta. Sus dedos no se veían
manchados; pero no pudo evitar girarse hacia Nice para asegurarse.

—¿To-todavía está ahí? ¿No lo manché?

—No te preocupes, Jacuzzi. Nunca he oído de alguien al que se le borrara un tatuaje.

—Fiiu…

El tatuaje significaba mucho para él, Jacuzzi colocó una mano sobre su frente y exhaló
un profundo suspiro de alivio una vez que estuvo seguro de que se encontraba sano y
salvo, su rostro se iluminó como si se hubiera quitado un gran peso de encima.
- 121 -
Capítulo II: Revés TRATEMOS DE INICIAR UNA CONVERSACIÓN

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Miria sonrió y dijo:

—¿Ves? ¿No se ve mucho más lindo ahora que ya no estás llorando?

¿Cómo podría seguir llorando frente a esa brillante sonrisa?

En realidad, Miria era un poco mayor que Jacuzzi, pero su despreocupada alegría
hacía difícil distinguir quien era más grande entre ella y los integrantes de la pandilla
de Jacuzzi.

Jacuzzi se limpió sus lágrimas y le regresó la sonrisa.

—¡Por supuesto! En qué estaba pensando al sentarme aquí a llorar por algo como
esto cuando Isa-

Se quedó paralizado como un conejo cegado por las luces de un auto, entretanto sus
amigos lo traspasaron con miradas enfurecidas, reprendiéndolo con los ojos en lugar
de palabras.

Jacuzzi permaneció allí sentado con la boca abierta por un rato, percatándose de lo
que estuvo a punto de comentar y jadeó, echando un vistazo al rostro de Miria.

—Umm… Eeh… ¿Miria?...

Su cabello ocultó su rostro de ser visto, volviendo imposible leer su expresión; no


obstante, por sus hombros caídos era evidente que la actitud alegre de hace un
momento había desaparecido.

—Isaac —susurró ella tan quedamente que habría pasado desapercibido de no ser
por el repentino silencio.

El nombre, entonado como una súplica, pasó sin ser respondida. Tal vez fue
demasiado para que ella lo soportara; ya que un ruido ahogado escapó de la garganta
de Miria y sus hombros comenzaron a temblar.

Agh, está llorando.

Los adolescentes a su alrededor desviaron la mirada y movieron los pies con torpeza,
aguantando la respiración en espera por lo que sucedería a continuación. Posiblemente
estallaría en llanto muy pronto y su rostro se arrugaría con tristeza.

Aunque, en lugar de eso, Miria pasó saliva con fuerza, tragándose el sollozo que
amenazaba con salir. Mordió su labio, dio media vuelta y sujetó la perilla de una puerta
cercana.

—No voy a llorar…

—Miria…

—¡No, estoy bien! Lamento haberlos preocupado. No es como si pudiera resolver


algo llorando, ¿verdad?
- 123 -
Capítulo II: Revés TRATEMOS DE INICIAR UNA CONVERSACIÓN

Giró sobre su propio eje para mirarlos y la sonrisa sobre su cara en ese momento era
la misma de siempre. Sin embargo, la forma en la que hablaba más rápido de lo usual,
casi tropezándose con las palabras, dejaba en claro que incluso la apariencia valiente
que ponía era algo delicado en el mejor de los casos.

—¡Isaac dijo que le gustó más cuando sonrío y cuando Isaac es feliz, soy feliz! Así que,
¡no voy a llorar! ¡Eso es todo!

Declarado eso, abrió la puerta y salió corriendo, cerrándola de golpe detrás de ella
mientras se marchaba en una ráfaga de ánimo exaltado.

El resto de la pandilla de Jacuzzi intercambió miradas preocupadas.

—¿«No voy a llorar»? ¿Acaso no fue ella la que lloró por tres días seguidos cuando
vino aquí el mes pasado?

—Sí, me acuerdo de eso. Luego, Jacuzzi empezó a llorar con ella. Cielos, qué dolor de
cabeza…

—¡Ya es suficiente, chicos! —contestó bruscamente Nice y las risas ahogadas


sufrieron una muerte abrupta.

—H-hey, tranquilízate, Nice. Solo era una broma.

Jacuzzi observó a sus amigos retroceder, con las manos en alto para aplacar a Nice y
su expresión se nubló una vez más.

—Uh, no debí haber dicho eso. S-soy de lo peor…

—¡Jacuzzi! ¡Basta tú también! ¡Solo terminarás llorando por nada otra vez!

—L-lo siento, Nice… P-pero… uuuh…

Y así todo comenzó de nueva cuenta, como una comedia barata. Jon suspiró y negó
con la cabeza, girando hacia el hombre asiático de pie junto a él.

—Ahora que lo pienso, Fang. Fue Chane quién hizo que Miria dejara de llorar, ¿no es
así?

—Ajá, fue sorprendente. No habían convivido mucho antes, ¿cierto?

—Ummm. De cualquier forma, ¿dónde está Chane? No la he visto en todo el día.

—Ah, ¿Chane? Salió el día de hoy.

Jon abrió la boca para preguntar a dónde había ido, luego la cerró, arribando a la
conclusión más plausible por cuenta propia. Aun así, Fang se rió entre dientes y le dijo
de todas formas.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Fue a una cita con el señor Walken.


En el parque de Madison Square, Nueva York.

Había una mujer joven sentada sobre una banca de un parque cercano a la Quinta
Avenida, perdida en sus pensamientos.

El parque de Madison Square era como una pincelada verde en medio de la paleta de
grises de la ciudad.

Si uno levantaba la vista hacia las copas desnudas de los árboles, las siluetas de acero
del Empire State Building y los demás rascacielos de Nueva York, que se asomaban de
entre las ramas sin hojas, proveían de algún tipo de telón de fondo fantástico y
surrealista frente a la serenidad del parque.

Era mucho más pequeño que Central Park; pero eso solo acentuaba la sensación de
un oasis en un desierto de concreto, atrayendo la atención de los transeúntes cuando
pasaban y calmando sus preocupaciones cuando entraban.

Chane Laforet se encontraba sentada a solas en este refugio frondoso, contemplando


distraída a los niños del vecindario que jugaban béisbol sobre la nieve que cayó un día
antes.

Meditaba sobre los eventos que sucedieron hace un mes, cuando uno de los amigos
de Jacuzzi había aparecido en el umbral de su puerta.

A decir verdad, Chane no conocía muy bien a Miria en ese momento. Todo lo que
sabía era que la mujer venía a visitar a Jacuzzi y su pandilla de vez en cuando. Algunas
veces hacía travesuras y en otras ayudaba con lo que sea que la pandilla estuviera
haciendo entonces; básicamente manteniendo una relación más o menos afectuosa con
sus amigos. Chane escuchó que en una ocasión salvo la vida de Jacuzzi y la pandilla
evidentemente los recibían encantados. Personalmente, Chane tampoco tenía nada en
contra de la mujer.

Sin embargo, cuando apareció en la puerta sola, Chane de inmediato sintió que algo
andaba mal.

El hombre que siempre se encontraba con ella, no la acompañaba. Chane no estaba


muy familiarizada con Miria o Isaac; pero, en algún momento llegó a pensar
inconscientemente en los dos como un solo ser, solo completos cuando estaban juntos.

- 125 -
Capítulo II: Revés TRATEMOS DE INICIAR UNA CONVERSACIÓN

Asumió por cuenta propia que quizá habían discutido.

En ese caso, probablemente no era asunto suyo. Luego, Chane se marchó de allí,
sacando el tema de su mente; no obstante, un par de días después, escuchó por
casualidad a Nice platicando con Jacuzzi.

—Parece que nadie ha oído de Isaac desde que los policías lo atraparon…

Jacuzzi prácticamente sufrió una crisis nerviosa luego de que Nice dijera eso y Chane,
asimismo dejó de escuchar.

Lo caviló por un momento y fue hacia la habitación donde Miria se estaba quedando.

Miria se giró mientras abría la puerta, sus ojos seguían rojos e hinchados. Era obvio
que había estado llorando hace poco.

«¿Estás bien?» —preguntó Chane. No podía hablar; pero, cargaba una libreta para
escribir, eso le permitía transmitir sus pensamientos con toda claridad.

Miria leyó el trozo de papel que le ofrecieron y logró sonreír un poco.

—Estoy bien… Lamento ser una molestia. Es solo que, alguien me dijo que nuestro
apartamento ya no era seguro y necesitaba un lugar dónde quedarme. Lo siento.

Chane se limitó a negar con la cabeza lentamente. Ella misma no consideraba a Miria
un fastidio en lo absoluto y sabía a ciencia cierta que Jacuzzi y su pandilla tampoco la
veían como una carga. Nice a menudo estaba ocupada con Jacuzzi, ya que el muchacho
escuchaba a Miria llorar y estallaba en llanto él solo; sin embargo, Jacuzzi tenía la culpa
y no Miria.

Chane observó con cuidado a Miria, asegurándose de que estuviera relativamente


estable; luego escribió.

«La policía también tiene a una persona muy importante para mí».

—Ah… Oh, entiendo. ¿Es tu novio?

«Mi padre».

Era la primera vez que “hablaba” con Miria; sin embargo, la otra mujer se adaptó al
extraño método de comunicación con mayor rapidez incluso de lo que Jacuzzi lo había
hecho; entablando un entendimiento mutuo de forma natural con ella casi de
inmediato. El rostro de Miria seguía húmedo con sus lágrimas y se sorbía la nariz de vez
en cuando; pero Chane no le prestó atención, en cambio encontró un gran cariño
creciendo dentro de ella por la mujer que aceptó sin esfuerzos a una persona tan
anormal como ella.

—Entonces… ¿han pasado años y años desde la última vez que lo viste?

«Casi cuatro años».

- 126 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Wow… ¿No estabas triste, Chane?

El movimiento del bolígrafo de Chane se detuvo por un momento mientras lo


meditaba un poco.

Sería una mentira decir que no sintió tristeza en el transcurso de estos años.

Sin embargo, cuando su padre fue alejado de ella, la única emoción que emergió de
su interior había sido de furia pura.

La ira la cubrió por completo y la dirigió hacia aquellos que se atrevieron a


separarlos. Hasta la condujo a unir fuerzas con un grupo de terroristas, seguidores de
su padre, en un intento por recuperarlo.

Probablemente, solo experimentó la verdadera tristeza y soledad luego de conocer


a Jacuzzi y sus amigos.

Su camaradería le quitó el filo a la furia y la tristeza entró rápidamente para llenar el


espacio que había dejado. Aunque, en poco tiempo, incluso ese sentimiento de
aislamiento desapareció, anulado gracias a sus nuevos compañeros.

Por lo que, a diferencia de Miria, nunca lloró sobre una almohada hasta empaparla
con sus lágrimas. Quizá, si se hubieran llevado a su padre en estos momentos, luego de
que aprendiera cómo abrir su corazón, las cosas serían distintas. Tal vez, si perdiera a
su padre para siempre, o si Jacuzzi o el hombre a quien le dio su corazón desaparecieran
de su vida para siempre…

Ni siquiera quería imaginarlo.

Chane vaciló, preguntándose qué decir, y al final escribió una respuesta que no era
del todo una respuesta.

«Estar triste no hará que regrese a mí».

—Tienes razón… ¡Eres muy fuerte, Chane!

Chane no pudo estar de acuerdo con eso.

¿Realmente era fuerte? Nunca había pensado que fuera de esa forma. De hecho, creía
que personas como Miria, quienes podían llorar libremente cuando perdían a sus seres
queridos, eran mucho más fuertes que ella.

Quizá sintiendo su titubeo, Miria mostró una leve sonrisa, confortando a Chane a
pesar de que había lágrimas todavía surcando sus mejillas.

—Estás esperando que regrese, ¿no es así? Igual que yo.

Esta vez, Chane asintió de inmediato.

—¡Eso quiere decir que somos amigas! —declaró Miria y una pizca de emoción tiñó
el rostro usualmente inexpresivo de Chane.
- 127 -
Capítulo II: Revés TRATEMOS DE INICIAR UNA CONVERSACIÓN

Chane se percató de que incluso estaba un poco interesada en escuchar la historia de


Miria. Lo caviló por un rato y luego escribió sus pensamientos en su libreta con una
impecable caligrafía.

«¿Podrías contarme sobre él?».

—¡Claro!

Chane charló con Miria hasta altas horas de la noche. En algún momento, se dio
cuenta de que estaba sonriendo.

Al día siguiente, Miria se atrevió a salir de su habitación, ofreciendo la misma sonrisa


brillante de siempre a Jacuzzi y sus amigos.

Desde luego, a veces pensaba en Isaac y lloraba cuando eso sucedía; aun así, se
encontraba mucho más tranquila a cómo había estado al principio.

Y bien, Chane estaba sentada a solas en la banca, tras recordarlo, soltó un suspiro
silencioso de alivio ante la recuperación de Miria.

Siendo sinceros, no había mucho que Miria pudiera hacer actualmente. La policía
tenía a Isaac y el mejor curso de acción posiblemente fuera esperar hasta su liberación.
Por lo que alcanzó a oír, no parecía que los crímenes que cometió fueran tan severos,
de modo que cabía la posibilidad de que saliera pronto.

Lo mismo no se podía decir de su padre.

Había sido arrestado bajo cargos de planear actos de terrorismo; pero, la verdad del
caso era un poco diferente. Casi todo sobre lo que habían reportado sobre Huey, desde
su edad hasta sus acciones, eran falsas.

Como inmortal, su padre era incapaz de mentir sobre su identidad; sin embargo,
otras personas no tenían tales restricciones para mentir sobre él, ya sea que él lo
quisiera o no.

Comprendía que las personas que arrestaron a su padre posiblemente estuvieran


interesadas en inmortales como él.

Podrían pasar años antes de que fuera liberado.

Incluso otro inmortal podría devorarlo, si eso pasara, entonces ella jamás lo volvería
a ver. No sabía.

La única información que obtuvo fue de un grupo de personas que conoció el año
pasado durante el incidente en Mist Wall, una extraña banda que aseguró trabajar para
su padre.

- 128 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Según ellos, su padre no solo se encontraba sano y salvo; sino que era capaz de dar
órdenes a sus subordinados en el exterior. En definitiva, fue un motivo de alivio; sin
embargo, no era garantía de que la relativa situación favorable de su padre duraría para
siempre. Además, no tenía ni la menor idea de qué intenciones tenía su padre con sus
experimentos.

Todavía perdida en sus pensamientos, Chane alzó la mirada, abarcando las ramas sin
hojas, los edificios de cristal y acero que se asomaban por detrás de ellas y el cielo azul
celeste que complementaba la imagen.

¿Qué debería hacer ahora con el nuevo conocimiento de cómo funcionaba el mundo?

Tal vez es mi turno de pedirles un consejo.

Pensó en Miria, Jacuzzi y Nice.

Y pensó en la persona con la que esperaba encontrarse, aquel quien primero le


mostró qué tan grande era realmente el mundo. El hombre que amaba.

Todavía faltaba una buena media hora para la hora que acordaron verse y Chane
pasó el tiempo contemplando distraídamente el tranquilo escenario alrededor de ella.

Un momento después, una oleada de movimientos atrapó su atención, debido a que


las aves que habían estado deambulando cerca de la entrada al parque de repente
volaron. Alguien había llegado.

Quizá era él.

Racionalmente, sabía que posiblemente ese no fuera el caso; a pesar de eso, no pudo
reprimir la anticipación que se hizo evidente en su normalmente rostro inexpresivo a
medida que miraba hacia la entrada.

Sin embargo, en lugar de alegría, la tensión se apoderó de su cuerpo cuando vio al


hombre que se encontraba allí de pie.

El abrigo negro que cubría su cuerpo no podía ocultar el hecho de que claramente
era alguien fuera de lo normal.

Portaba un antifaz negro con una retícula blanca de una mira cocida en el centro y
sujetaba dos bastones largos en sus manos mientras caminaba sin prisas hacia ella.

Creyó que era ciego; sin embargo, había una extraña seguridad en sus pasos a medida
que iba en línea recta hacia la banca donde ella estaba.

¿Quién?
- 129 -
Capítulo II: Revés TRATEMOS DE INICIAR UNA CONVERSACIÓN

No conocía a nadie que usara un antifaz como ese; pero, por algún motivo el hombre
se le hacía familiar. Desesperadamente repasó sus recuerdos, tratando de acordarse de
quien se trataba. La vieja herida en su hombro derecho, sanada hace tiempo, comenzó
a dolerle y su cerebro le advirtió que tuviera cuidado.

Quería hacer algo, cualquier cosa, pero entendía que estaría en la cúspide de la
insensatez actuar precipitadamente cuando todavía no recordaba quién era el hombre.

Aunque, las señales de alarma, que sus instintos le enviaban, hicieron que poco a
poco extendiera una mano hacia su cadera con la expresión en blanco y fría a pesar de
las sirenas detonándose en su interior.

La distancia entre ellos ahora era de solo casi cinco metros. Incluso si el hombre
tuviera una pistola, ella podría cubrir la diferencia y encargarse de él antes de que
desenfundara y disparara.

Lo evaluó con cuidado, tratando de predecir su próximo movimiento; pero, no estaba


preparada para que él de pronto se detuviera, torciendo su expresión con una sonrisilla
burlesca.

—Acabas de tomar tu cuchillo, ¿no es así?

¿Cómo?

—¡Jeje! Jejeje... jeejeejee... ¡hiaaa hiaa hiaa!

El sonido de su ruidosa risa llenó el hueco en su memoria y finalmente lo recordó.

¿Cómo?... ¡Él debería estar muerto!...

El hombre frotó su barba tipo candado con aire pensativo y le sonrió a Chane,
lanzado insultos hacia ella.

—Bueno, si estaré maldito. ¿Quién habría imaginado que una puta fanática como tú
estaría sentada aquí en el parque, perdida en sus pensamientos, luciendo toda linda
como una maldita pintura?

¡Spike!

Spike había sido un integrante de los Lémures de Huey Laforet, un francotirador que
prefería acechar desde las sombras para atacar desde lejos.

Chane ni siquiera estaba segura de si Spike era su verdadero nombre; todo sobre su
pasado era un misterio. Todo lo que los Lémures sabían sobre él era que se trataba de
un tirador de primera con su rifle de francotirador y, a decir verdad, eso era todo lo que
necesitaban saber. Lo único que les importaba a ellos eran los resultados producidos
por sus balas.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Habían trabajado juntos cuando tomaron el control del Flying Pussyfoot; sin
embargo, a final de cuentas los Lémures traicionaron a Chane y el propio Spike dejó una
herida de bala en su hombro como un regalo de despedida.

—Umm, me pregunto. ¿Qué clase de expresión podría tener la hija de Huey Laforet
mientras me observa como una maldita idiota? ¿Tal vez se enamoró de mí a primera
vista, un delicado rubor sobre sus mejillas y lágrimas en sus ojos? No es que las perras
frías como tú sean mi tipo, te importa. Personalmente, me gusta una muñeca que se
retuerce cuando la abrazo.

Chane se llevó una mano al hombro derecho y se preguntó cómo debería reaccionar
a este fantasma de su pasado. Cabía la posibilidad de que viniera bajo las órdenes de su
padre y, en ese caso, no podía tal cual cortarlo sin importar que tan repugnante lo
encontrara.

—¡Alto, alto ahí! ¡Las manos fuera del cuchillo, por favor! Quiero decir, ajá, entiendo
que tuvimos nuestros problemas en el pasado, pero, ¿no podemos hacer borrón y
cuenta nueva? —Spike extendió los brazos a los lados en señal de paz, pero las palabras
que salieron de su boca contaban una historia diferente—. No vine aquí a matarte,
sabes. Al menos, no el día de hoy.

Chane hizo una pausa, preguntándose cuál era su objetivo. Tal vez tenía pistolas
ocultas dentro de sus bastones. Aguardó en silencio, su cuerpo todavía rígido por la
tensión y listo para moverse en cualquier momento.

—Cielos, ¿te mataría confiar un poco en mí? Bueno, como sea. No me importa. Estoy
aquí por órdenes de mi jefe. Quería que le hiciera unas cuantas preguntas a la hija de
Huey y regresara con respuestas.

Chane estrechó los ojos, repasando las palabras en su mente.

Acaba de llamarme “la hija de Huey”.


Y dijo algo sobre su “jefe”.

Lógicamente hablando, entonces era muy poco probable que el jefe de Spike fuera
Huey.

Por lo tanto, él no actuaba bajo las órdenes de su padre.

Y eso quiere decir que puedo hacer lo que quiera.

Chane respiró profundamente, decidiendo cortar primero los tendones en sus


muñecas y tobillos. Se tensó, en espera del momento oportuno para poner su
atemorizante plan en acción.

Si Spike sabía lo que estaba pensando, no lo mostró en su rostro a medida que


despreocupadamente continuó hablando sin parar con una gran sonrisa deformando
su cara.

- 131 -
Capítulo II: Revés TRATEMOS DE INICIAR UNA CONVERSACIÓN

—Ahora que lo pienso, ¿cómo demonios se supone que consiga respuestas de ti? No
puedes hablar y yo no puedo ver. ¿Cómo crees que nos comunicaremos, eh?

Chane dejó de prestarle atención a sus palabras; la hora para conversar llegó a su fin.
Vio cómo tomaba aliento para seguir hablando y frunció los labios para dar voz a su
próxima oración…

—Sospecho que podríamos intentar Braille o algo así; pero, creo que la forma más
fácil de hacerlo es…

Chane pateó el suelo y salió volando hacia Spike como una bala de cañón. Con su
primer paso sacó el cuchillo derecho, con el siguiente extrajo el izquierdo y con el
tercero los retrajo hacia atrás con una velocidad deslumbrante, en preparación para
cortar los tendones de Spike. Tener amigos no la habían suavizado.

—…¡Llamar a un intérprete, ¿no?! ¡Hiaa hiaa hiaa hiaa!

Luego, ella estaba volando.

¡¿Qué?!...

Declarar que no lo había visto venir se habría quedado corto.

Ni siquiera sintió que nada la tocara; un momento estaba sobre el suelo y al siguiente
daba vueltas por el aire. Rápidamente dio un giro en medio del aire y logró enderezarse,
aterrizando sobre sus pies. Había perdido el equilibrio y el ritmo tranquilo de su
respiración se había roto; pero su desesperada contorsión evitó que cayera de lleno
sobre la espalda.

Se volteó para encarar a Spike y lo encontró de pie exactamente dónde había estado
hace un momento. No se había movido ni un poco.

La única diferencia era la sombra oscura que se encontraba a un lado de él.

Todo lo que Chane podía decir era que se trataba de un hombre rubio. El resto de él
se encontraba oculto detrás de un velo de puro negro: zapatos negros, abrigo negro,
saco y pantalón negro que no se hubieran visto nada fuera de lugar en un funeral. Hasta
su cara se encontraba casi oscurecida por el ala del sombrero de caza que vestía, lo
bastante inclinado hacia abajo para esconder sus facciones.

A diferencia de Spike, el hombre de negro fue alguien que Chane no reconoció en lo


absoluto; sin embargo, por su apariencia, probablemente fuera él quien la mandó a
volar por el aire.

Se puso aún más alerta, aunque Spike no pareció notarlo. En cambio, simplemente
hizo un agudo silbido de apreciación.

—Fiuu. ¿Acabas de lanzar a esa pequeña diablilla por encima de mi cabeza? Tengo
que admitirlo, Félix, mi amigo, estás en otro nivel.

- 132 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

¿Félix?

Ella conocía ese nombre.

De hecho, lo escuchaba todos los días.

Félix Walken era el otro nombre de su amado, Claire Stanfield, aquel que utilizaba
cuando hablaba con las demás personas salvo ella misma.

Sin embargo, el hombre de pie frente a ella no era Claire. Lo único que tenían en
común ellos dos era la atmósfera peligrosa que los rodeaba, una especie de aura
tangible, silenciosa y amenazadora.

El hombre de negro suspiró y sacudió la cabeza.

—¿Cuántas veces tengo que repetírtelo?...

—¿Eh? Oh, ¿eso de que vendiste ese nombre a otra persona? Bueno, en ese caso,
¿cómo rayos se supone que voy a llamarte? Piensa en los demás también, ¿te
importaría? Me refiero a que, probablemente vendiste ese nombre porque querías dejar
atrás tu pasado, pero mira que bien resultó eso. ¿Eh? ¿Tengo razón o tengo razón? —Se
rió Spike.

El hombre lo ignoró y se giró sin hacer ruido hacia Chane, su tono de voz era brusco
y serio.

—Hay una sola cosa que deseamos saber, señorita Laforet. Tan pronto como
respondas, te dejaremos ir-

—¡Y también nos haremos de la vista gorda con tus amigos! ¡Jajajaja!

¡¿Mis amigos?!

—¡Sabes, no podía creer lo que escuchaban mis oídos! ¿Quién habría pensado que te
unirías con ese mocoso tatuado que torció nuestros planes años atrás? Aunque, quiero
decir, no es que yo le guarde rencor al renacuajo. ¡Gracias a él, encontré un jefe que paga
mucho mejor que Huey!

—Es suficiente.

El hombre de negro interrumpió a Spike y continúo como si nada hubiera pasado.

—Esta es nuestra pregunta, señorita Laforet.

—¿Qué pretende hacer tu padre aquí en Nueva York?

- 133 -
Capítulo II: Revés TRATEMOS DE INICIAR UNA CONVERSACIÓN

- 134 -
Isla de Alcatraz
Bajo tierra

En las profundidades de la Isla de Alcatraz había un lugar apartado para el


confinamiento solitario. Los presidiarios lo conocían como el Agujero.

Incluso los criminales más despiadados, desterrados hacia Alcatraz como último
recurso para las prisiones normales que ya no podían mantenerlos a raya, temblaban
de miedo cuando mencionaban el Agujero.

Se encontraba ubicado en las entrañas de la prisión, por debajo del largo pasillo que
la mayoría de los reclusos llamaban hogar.

Los cuartos del Agujero en realidad eran bodegas modificadas, restos de cuando la
prisión había sido una fortaleza. No había luz eléctrica allá abajo; los prisioneros que
causaban problemas eran lanzados hacia una completa oscuridad. Las paredes eran de
ladrillo, no concreto, y para evitar que los presidiarios intentaran excavar un túnel para
escapar, eran atados con cadenas de hierro durante su estadía.

En los próximos años, el Director Johnston denunciaría la práctica de encadenar a


los reclusos como inhumana y construiría una nueva área llamada el Bloque D que
funcionaría como la nueva zona de confinamiento solitario. No obstante, ese suceso se
encontraba todavía muy lejos en el futuro; por ahora, la amenaza del Agujero seguía
siendo muy real, siempre presente en las mentes de aquellos prisioneros que deseaban
meterse en problemas.

Aunque, incluso por debajo de la oscuridad del Agujero, en un lugar que no figuraba
en los planos para nada…

En una apartada celda amueblada para una sola persona, él existía.

Había algunos que decían que la habitación originariamente había sido una zona
secreta de almacenaje o, quizá, un escondite temporal para los VIP no combatientes;
pero, nadie sabía con seguridad.

Era demasiada grande para ser considerada una celda de prisión. Más cercana al
tamaño de la habitación de un hotel.

Sin embargo, aunque el cuarto en sí era amplio, se encontraba amueblado de la


misma manera que cualquier otra celda en Alcatraz. Una cama y un lavabo eran los
únicos elementos fijos y, al igual que el resto de los reclusos, el hombre fue previsto con
el mínimo de las necesidades: una barra de jabón, una taza de aluminio, un rastrillo, etc.
El único alivio era que esta celda en particular se encontraba iluminaba por un sencilla
bombilla eléctrica, a diferencia de los cuartos del Agujero. Por lo menos, la oscuridad
no te llevaría a la locura, incluso si el aislamiento lo hacía.

- 135 -
Interludio I EN LA OSCURIDAD

Y, en el interior de ese solitario aposento, su existencia misma siendo un secreto


incluso para la mayoría de los guardias, el hombre habló.

—¿Cuál es la situación?

Dos hombres se encontraban iluminados bajo la luz desnuda de la bombilla.

—El otro inmortal, Isaac Dian, lo reconoció y causó una pequeña conmoción. Luego
de que Dian fuera retirado de la cafetería, sostuvo una breve conversación con Ladd
Russo; pero, por lo demás, fue cuidadoso de no llamar la atención.

Uno de ellos estaba sentado en el interior de la celda. El otro permanecía de pie


afuera.

Aquel que se encontraba en el exterior era un guardia, su uniforme arrugado era


tenuemente alumbrado por la luz que se filtraba a través de la ventanilla de la celda. La
puerta estaba cerrada; pero, su voz pasaba por la ranura de comida debajo del vidrio a
prueba de balas, llegando sin problemas hasta el hombre sentado sobre la cama en la
pared más alejada.

—¿Y qué hay de los otros tres reclusos que vinieron con él? —cuestionó Huey
Laforet.

—Prácticamente no tenemos información sobre ellos. Aunque, por ahora, ninguno


de ellos parece muy sospechoso.

—¿No hay información?... ¿Incluso se encuentran fuera de su red de trabajo?

—Sabemos quiénes son y qué hicieron para llegar aquí. Simplemente no hemos sido
capaces de sacar a la vista algún dato sobre ellos que nos parezca fuera de lo normal. La
única noticia relevante que ha sucedido recientemente es el hecho de que mis cuerpos
en D.C. y Chicago están siendo aniquilados sistemáticamente. Ocurre mientras duermen
o por accidentes fortuitos, lo que me lleva a pensar que quienquiera que está detrás
comprende cómo trabajamos Hilton y yo.

El prisionero hizo un ruido evasivo y decidió terminar la conversación, dejando que


se retirara su guardia.

—Muy bien. Por favor, continúe la vigilancia y avíseme si algo sucede, Sham.

—Claro, maestro Huey.

El guardia asintió respetuosamente a su maestro y dio media vuelta, dirigiéndose


enérgicamente hacia las escaleras que lo conducirían de regreso a los pisos superiores.
En poco tiempo, desapareció de la vista y solo permanecieron los ecos de sus pisadas
como prueba de que alguna vez había estado allí.

- 136 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Huey escuchó cómo los pasos se desvanecían y gentilmente sacudió la figura


silenciosa que yacía sobre la cama junto a él.

—Liza. Ya es hora de que despierte, Liza.

—Ohuaaa…

La voz que le respondió, todavía atontada con sueño, era la de una niña.

Se incorporó lentamente mientras se frotaba los ojos. Pero, extrañamente, cuando


abrió la boca un momento después, su voz era clara y alegre, como si hubiera estado
despierta desde un principio.

—¡Buenos días, papi! —dijo cantando y ofreciéndole a su padre una sonrisa brillante
que parecía iluminar la gris habitación.

Huey contestó con una sonrisa débil y exclamó.

—Buenos días, linda. ¿Cómo está la situación?

—¡Va muy, muy bien! ¡Atrapé a muchos y creo que a Sham también le está yendo
bien! Ah, umm, pero también hay unos raros.

—¿Raros?

—Umm, no puedo decir mucho al respecto porque los demás siguen investigando,
pero… ¡Pero, no te preocupes, papi! ¡Si son enemigos, nos podemos juntar todos y
matarlos, no hay problema!

Tenía la voz y apariencia de una niña; no obstante, las palabras que pasaron por sus
labios no eran nada inocentes.

Huey lo tomó con tranquilidad, la serena sonrisa nunca abandonó su rostro mientras
lo cavilaba, acariciando distraídamente el cabello de su hija con su mano izquierda.

—Muy bien. Por favor, dígame si averigua algo.

—¡Entendido, papi! ¡Seguiré el plan hasta entonces!

La niña asintió y sonrió, feliz de acatar la orden de su padre, y se dirigió hacia una
esquina.

—Ah —exclamó Huey por detrás de ella, una sombra pasó brevemente por su
rostro—. Liza. Una cosa más. No creo que sea capaz de interferir esta vez; pero, aun
así… trate de tener cuidado con Víctor.

—Está bien, papi —La niña se giró a verlo, en su rostro se mostraron las emociones
mientras pensaba en el otro inmortal—. ¡Seré extra cuidadosa! ¡Sé que Víctor es un gran
gordo maloso!

- 137 -
Interludio I EN LA OSCURIDAD

—Jaja… Sí, supongo que lo es —respondió Huey distraído, recordando una


conversación del pasado.

Se acordó de la charla que tuvo con Víctor antes de que fuera consignado a esta
prisión bajo tierra.


—Llegó la hora de que llores de alegría y te postres a mis pies, Huey. Conseguí una
suite especial en Alcatraz, lista solo para ti.

—Oh, cielos. ¿Planea cortarme en pedacitos y experimentar con mi cuerpo? O tal vez
será tortura. Supongo que nadie escuchará mis gritos en una isla tan solitaria, tampoco
lograra cruzar la bahía ninguna noticia sobre mí hasta los oídos de alguien.
—Inventa más estupideces, quieres. Algunos de los altos mandos del gobierno
probablemente les gustarían hacer exactamente eso y creo que los bastardos de Nébula
se mueren por hacerte unas preguntas también; pero, relájate. Y desespérate. Si tienes
tiempo de sobra después de eso, puedes usarlo para agradecerme, porque a dónde
pienso llevarte, nadie te pondrá un dedo encima.

—¿Desesperarme?...

—Escucha, cabrón. Eres un idiota incapaz de comprender los sentimientos de las


demás personas y el dolor que causas; a pesar de eso, sigues siendo un peligroso,
demente y exageradamente atractivo genio para tu propio bien; así que sin importar lo
que hagas, siempre te conviertes en el centro de atención. Eres un actor maestro y
morirías cada día de los trescientos sesenta y cuatro días del año sin inmutarte si
supieras que te daría resultado en uno solo de tus experimentos en el maldito
trescientos sesenta y cinco día. Además, posees un don para utilizar a las personas.

—Ah.
—Imagina lo que sucedería si dejara suelto a alguien como tú entre un montón de
políticos y científicos. Les habrías lavado el cerebro en menos de tres días. Primero les
susurrarías tus promesas al oído, atrapando su interés y antes de que se dieran cuenta
estarían comiendo de tu condenada mano. Uno de esos científicos diría «Oye, este
colega, Huey, creo que es un chico muy sofisticado. Deberíamos hablar con él y ver qué
tipo de información nos podría compartir». Y puedes apostar tu trasero que en ese
punto su cerebro ya estaría escurriéndole por las orejas. Entonces, oh, mira, una correa
de tu camisa de fuerza se soltó y, oh, al día siguiente entrarían y descubrirían que todos
en el laboratorio están muertos y, oh, ¡Huey maldito Laforet no está por ningún lado!
Oh, no, oh, qué mierda vamos a hacer señor Talbot, por favor haga algo aun cuando nos
dijo que justamente esto iba a pasar y lo ignoramos como los jodidos idiotas que
somos… y luego, tratarían de que vaya a buscarte; pero, ¿sabes qué? ¡Les diré que no!
¡Déjame decirlo otra vez! ¡No! ¡Una vez más para estar seguros! ¡Lee mis labios! ¡Ene!
¡O! ¡No!

- 138 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Me sobreestima. Aunque su infinita imaginación nunca deja de sorprenderme.

—¡Ja! ¡No hay forma de que sea lo bastante listo pata entender las cosas que haces!
¡Apuesto a que nadie podría! Así es, ¡apuesto a que ni siquiera tú podrías pensar en una
sola persona en todo el mundo que te entienda perfectamente!

—Bueno, Elmer, sería uno. Y Denkuro, también…

—¡No se supone que aceptes esa apuesta, tonto! ¿Tienes idea de lo estúpido que me
haces ver? Realmente debes odiarme para humillarme tanto, ¿eh?

—No lo odio, Víctor. Y debo insistir en que no puedo engañar a las personas tan
fácilmente como usted cree.

—¿Quieres apostar? Mira, Huey. Nosotros los inmortales, somos como un veneno
para la gente normal. Los herimos con solo estar cerca de ellos. Yo decidí encerrarme
en una botella por voluntad propia, pero tú, eres jodidamente inflamable y contagioso,
¿cómo demonios esperas que te deje estar así?

—En ese caso, ¿por qué no me devora?

—Porque, conociéndote, probablemente instalaste trampas en tus recuerdos o algo


por el estilo. Imagina si una de tus memorias en realidad fuera una especie de hipnosis
y me hiciera creer que soy tu. Bajaría la guardia por un momento y luego, bam, lo
perdería todo. Tus recuerdos ya estarían perfectamente conservados en mi interior, así
que solo sería cuestión de cambiar quien controla el cuerpo. Maldita sea, eres muy vil.

—Ah.

—¿Qué? ¿Te has quedado sin palabras? Tenía razón, ¿cierto?

—No, simplemente me maravilla su ingenio. No había considerado esa posibilidad


en lo absoluto. Víctor considero que tiene algo de talento como dramaturgo, un
narrador de historias. Realmente interesante.

—Ajá, como sea. Consúltalo con la almohada de tu celda.

—Debo de admitir que esperaba tener una conversación un poco más lógica.

—Sigue esperando, entonces. Sé que puedes hablar en círculos conmigo cuando se


trata de lógica. Qué bueno que fui yo quien te atrapó, así no tengo que convencerte de
nada. Tampoco quiero escuchar nada de tu parte. En otras palabras, me niego a charlar
contigo en lo más mínimo y te encarcelaré sin un juicio justo.

—Impetuoso y unilateral como siempre, ya veo.

—Bueno, seré honesto. No podrás ver el sol por un tiempo y admitiré que me das
lástima por eso. Sin embargo, no te preocupes. No sé cuántos años tome, pero… una vez
que nos encarguemos de Nébula, te dejaré salir.

- 139 -
Interludio I EN LA OSCURIDAD


Huey contempló distraídamente las paredes, recordando la mirada orgullosa en el
rostro de Víctor. Despacio y atentamente prosiguió con la conversación, aunque Víctor
no estaba allí para responder.

—No me afecta tanto no poder ver el sol…

Pronunció las palabras a solas y pasaron desapercibidas.

—Aunque… Extraño las noches del cielo estrellado.

El hombre rió y lentamente se puso de pie.

—Entonces, creo que me despediré de este lugar, Víctor. Liza —dijo, mirando a la
niña sentada junto a él sobre la cama, la cual balanceaba sus piernas de atrás para
adelante en el borde. Su voz cobró una atmósfera intencionada—. Por favor, pase el
mensaje a todos los Gemelos.

—¿De qué se trata, papi? —preguntó la niña impaciente, prácticamente saltando de


la cama para ponerse de pie junto a él.

—A partir de este momento, las siguientes áreas e individuos serán designados como
mis especímenes.

No lo dijo con placer, ni con tristeza. No había ni una nota de sombría determinación
en su voz.

Con tranquilidad y en silencio dio sus órdenes, como si para él, tales cosas fueran
meramente parte de su rutina de trabajo.

Sobra decir, por supuesto, que los deseos de sus futuros especímenes no eran algo
que había considerado en lo absoluto.

- 140 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

- 141 -
En Broadway, Isla de Alcatraz
Por la noche

—Psst. Hey. Oye, vecino. ¿Estás despierto?

Firo escuchó un susurro desde la celda a un lado de él y se levantó con los codos,
girando la cabeza hacia la voz.

—Tú ibas en el mismo barco que me trajo, ¿no es así?

Quienquiera que fuera, no parecía que hablaba directamente por la pared. Lo más
probable es que tuviera la cara junto a las barras de su celda, dejando que su voz llegara
hasta la cama plegable de Firo.

Naturalmente, estaba prohibido que los reclusos charlaran luego de apagar las luces;
no obstante, podían sostener conversaciones nocturnas siempre y cuando no fueran
muy ruidosos, dado que no había guardias situados en el largo pasillo. Además, gracias
a la forma en que los pasillos conducían el sonido, los presidiarios podían oír con
facilidad los pasos de los guardias que se acercaban; mientras dejaran de hablar en ese
momento y se arrastraran de regreso a sus camas, los guardias no podían probar nada.

Veamos… El tipo a un lado de mi celda junto a la cama era… el sujeto asiático con
tatuajes, ¿no?

—Umm… Sí, eso creo —contestó Firo con cautela, considerando lo que Misery dijo
cuándo recién llegó. No podía bajar la guardia alrededor de los tres reclusos que
entraron al mismo tiempo que él, no cuando desconocía cuáles eran sus intenciones.
Aun así, siempre que tuviera cuidado de mantenerse alerta…

—Me di cuenta que conseguiste el tratamiento especial cuando llegamos aquí. ¿Qué
te dan?

—Eh… No fue nada. Me hicieron unas preguntas sobre algunas personas que conozco
allá afuera. Creo que piensan que soy de la mafia o algo así. Bueno, dejaré que piensen
lo que quieran.

—Eeh. Entonces, ¿por qué estás aquí?

—¿Eh? Ah, eh. Dejé muy mal a unas personas.

Mantener una conversación con alguien al que no podía ver fue más difícil de lo que
pensó. Muy diferente a charlar con alguien por teléfono, de eso estaba seguro. Y desde
luego no ayudaba que el hombre asiático al otro lado fuera un completo extraño.

El propio Firo no era exactamente un civil inocente; pero, aun con todo, no podía
evitar sentirse un poco nervioso sabiendo que su compañero de conversación era
responsable de algo que garantizaba una sentencia en Alcatraz. Se preguntó cómo
sonaría para el otro hombre y cómo reaccionaría el asiático.

- 142 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—No me refiero a eso, compañero —dijo el hombre riendo—. Para nada.

—¿Eh?

—Lo que quise decir fue, ¿qué sucedió luego de eso? Tuviste que haber hecho algo
después de eso para conseguir un boleto aquí.

Oh, sí.

Había olvidado que nadie entraba en Alcatraz directamente de las calles. Bueno,
salvo casos especiales como Huey Laforet o el mismo Firo, claro está.

Espera, en ese caso, ¿qué rayos hizo Isaac para que lo transfirieran aquí?

La interrogante lo molestaba, pero tenía asuntos más urgentes a la mano.

—Ah, eh. Dejé mal a unos guardias también.


—Eh…

—¿Qué, no me crees? ¿Piensas que no podría hacerlo?

Había tratado de pasar por alto los detalles; sin embargo, a lo mejor había sido
demasiado evasivo.

Bueno, si dice que parezco un niño sin agallas, supongo que simplemente le daré una
probadita de lo que puedo hacer mañana.

No obstante, el hombre asiático solo se rió disimuladamente y exclamó:

—¡Ja! Tú también, ¿eh? Sí, sé a qué te refieres. Estás aquí por lo mismo que yo.

—¿Tú también?...

—Ajá. Bueno, en mi caso, estaba este guardia que me sacaba de quicio, así que le di
una mordidita en el cuello. Entiendes, ¿cierto?
¿Mordidita?...

Firo tembló un poco cuando la escena cobró vida en su mente.

—¡Jejeje! Oye, ¿has escuchado del odorigui? Es una forma de comer que tienen los
japoneses, masticas la comida mientras sigue viva y moviéndose. La sensación de algo
vivo retorciéndose contra tu lengua, contra tus dientes mientras las masticas…
¡Simplemente todo se fusiona con el salado sabor de la sangre y lo vuelve tan increíble!

—Sí, está bien. Creo que he escuchado lo suficiente.

—Alto, alto, escúchame hasta el final. Quiero decir, lo recuerdo ahora y… ¡Maldición,
esa sensación! ¡Ese efecto de desgarre mientras mis dientes atrapan la piel! ¡El sabor
del hierro inundando mi boca! El sonido del guardia gritando y el dolor de los garrotes

- 143 -
Capítulo III: Frente DISFRUTEMOS LA VIDA EN RECLUSIÓN

golpeando mi cabeza creando el condimento perfecto… ¡Delicioso! ¡Fue tan genial que
creí haber muerto y llegado al cielo!

El hombre al otro lado pisoteó las protestas de Firo y habló sin parar con su ahora
renuente compañero de conversación.

—Estás loco —dijo Firo con franqueza.

—¿En serio lo crees? No lo sé, ¿no es el hambre un instinto natural del hombre? Solo
estaba siguiendo el llamado de la naturaleza, sabes…

Un momento después, un golpe seco provino desde el otro lado de la pared, seguido
por otro y luego otro, el constante staccato rítmico de los dientes abalanzándose sobre
los dientes formó una melodía escalofriante que retumbó en los oídos de Firo.

Qué monstruosidad. Casi parece que tuviera la boca llena de colmillos y nada más… eh.

Firo hizo una pausa, sus pensamientos se dirigieron a una persona completamente
diferente. Se acordó de un hombre con una boca llena de puntiagudos dientes y ojos
teñidos de un sangriento carmesí. Un hombre que lucía como un monstruo.

Supongo que comparado con él, este tipo no es tan malo… Espero, no, tal vez no…

Firo lo meditó por un momento y decidió que tal vez sería una buena idea acercarse
un poco a su compañero de celda, por lo menos para aprender un poco más sobre él.

—Oye, ¿cómo te llamas? —preguntó.

—¿Eh? Oh, sí… Pues, si quieres llámame Dragón, por estos tatuajes en mis brazos. Mi
nombre real es Ryujiro, pero los estadounidenses nunca lo pronuncian bien.

—Muy bien, Dragón. Encantado de conocerte. Yo soy-

Firo se detuvo. Estuvo a punto de ofrecer un nombre falso, cuando recordó que los
inmortales como él tenían prohibido mentir sobre sus identidades.

Afortunadamente, Dragón resolvió impecablemente su dilema por él.

—Sí, ya lo sé. Firo, ¿cierto? Así fue como te llamó el idiota de antes en la cafetería.

—Sí…

—Hombre, ese bruto seguía hablando aun cuando los guardias se lo llevaron a la
fuerza, ¿no es así? Hey, ¿lo conoces? ¿Fueron compañeros de celda o algo así en la última
cárcel que estuviste?

—Eh… sí, algo así. Es una larga historia.

Firo actúo con torpeza por un rato, preguntándose cómo debería explicar su relación
con Isaac. Aunque, un inesperado ruido en el exterior irrumpió sus pensamientos y los
dispersó a los cuatros vientos.

- 144 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Se trataba de un sonido que instantáneamente lo ponía en tensión, uno que conocía


muy bien.

—¿Un disparo?...

—¿Eh? Sí, eso parece.

Más detonaciones agudas desgarraron la noche, chasquidos lacónicos rasgaron el


silencio en pedazos. Firo frunció el ceño, una repentina sensación de ansiedad se
apoderó de él.

No obstante, la voz de la celda junto a él parecía no tener tales inquietudes.

—Quizá alguien trató de escapar. Trató. Je. O tal vez tu amigo zoquete cometió su
último error. Jee jee.


—Ah, ¿los rifles? Los escuchas todas las noches. No les prestes demasiada atención.
He visto a sujetos volverse locos por obsesionarse con ellos.

—¿En serio? ¿Qué es todo eso?

Era la mañana del segundo día de Firo en Alcatraz y lo primero que hizo, luego de
sentarse frente a Ladd en la cafetería, fue preguntar al recluso con más experiencia
sobre los misteriosos disparos de la noche anterior.

Sin embargo, Ladd no pareció sorprendido en lo absoluto, ahuyentando las


preocupaciones de Firo con un indiferente gesto con la cuchara en su mano derecha.

—Solamente son los guardias haciendo prácticas de tiro, para asegurarse que
puedan disparar a los fugitivos o invasores durante la noche.

—Eh, sí, supongo que tiene sentido… Espera. ¿Invasores?

—Piénsalo. Tienen un montón de hombres poderosos encerrados aquí. ¿Quién dice


que alguna Familia o alguien más no decida lanzar un ataque para liberar a su jefe?

—Espero que nunca llegue a eso —comentó brevemente Firo, esperando dar fin a la
conversación. Sin embargo, Ladd ya había terminado de comer y, en cambio, miraba
atentamente a los guardias.

—Sabes, respeto a esos tipos. Realmente son algo.

—¿Los guardias? ¿Por qué?


—Puedes darte cuenta de que siempre están listos. Están preparados para matar o
morir.
- 145 -
Capítulo III: Frente DISFRUTEMOS LA VIDA EN RECLUSIÓN

Una sonrisa avanzó sobre el rostro de Ladd, la misma sonrisa salvaje de un


depredador que le había mostrado a Firo el día anterior.

—Los hombres que trabajan en esta prisión están listos para matar a los reclusos si
intentan escapar —declaró tranquilamente—, pero no es solo eso. No solo están
preparados para matar, sino también para morir. No toman esto a la ligera. Personas
como esas realmente me interesan. Casi siento que somos amigos, los guardias y yo. Tú
y yo también.

—¿Yo?

—Sí. Ayer cuando te vi por primera vez, estabas mirando alrededor de la cafetería
como si alguien fuera a tratar de asesinarte en cualquier momento. Tenías esta mirada
en tu cara que decía que todos eran un enemigo para ti.

—¿La tenía?

¿Fui tan obvio?

Si lo fue, entonces, quizá los otros reclusos también notaron la tensión en su cuerpo.
O, peor aún, tal vez Huey se dio cuenta.

Firo frunció el ceño, preocupado por la inoportuna posibilidad; aunque Ladd no


parecía prestarle atención ya que prosiguió hablando.

—¿Y sabes que odio? Detesto a las personas que no viven realmente. Tú sabes, esos
tipos que parecen solo existir, que siguen adelante con sus vidas con una mirada que te
dice que nunca creen que vayan a morir. Los odio tanto que casi me vuelven loco…
¿Entiendes a lo que me refiero?

—Más o menos…

—Y, finalmente, me gusta tomar a personas como esas y despertarlas. Disfrutó


mostrarles como toda su existencia siempre está pendiendo de un hilo y luego tallar ese
conocimiento en sus cuerpos y almas por toda la vida. Bueno. Eso fue lo que me trajo
aquí.

—Sí…

Lo entiendo. Entonces, ¿este sujeto es una especie de asesino? Sí posee cierto parecido
con Claire.

Firo se recostó, acordándose de su amigo de la infancia de Nueva York.

El hombre que estaba sentado junto a él, por fin terminó su comida y aprovechó el
repentino silencio para lanzarse de lleno a la conversación, frotando su estómago lleno
bastante satisfecho mientras ofrecía su opinión.

—¡Fiuu! ¡Estuvo delicioso! ¡Mis cumplidos al cheff! Oye, Firo, ¿sabías que puedes
pedir una segunda porción e incluso tercera? Es asombroso. Creí que la paga aquí era

- 146 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

demasiada baja, ¡pero resulta que lo reponen al cubrir las comidas! —exclamó Isaac
sonriendo ampliamente. Al parecer la prisión no lo había cambiado para nada.

Firo soltó un suspiro exasperado; sin embargo, no pudo evitar una sonrisa
estupefacta sobre su rostro.

Es difícil de creer que pasó la noche en solitario…

—¿Dormiste bien, Isaac?

—¿Umm? Oh, me regañaron mucho, me pusieron cadenas en los pies y luego me


encerraron, ¡pero ya estoy acostumbrado!

Firo frunció el ceño.

—¿Acostumbrado?

Ladd se rió y negó con la cabeza, ofreciendo una explicación.

—Tu amigo, el genio, es arrastrado al Agujero todo el tiempo por cosas cómo las que
hizo ayer. Por gritar en la cafetería, armar una conmoción, ese tipo de cosas. Nunca es
nada serio, así que sale de inmediato, pero… Aun así, la mayoría de las personas se
calman luego de su primera visita al Agujero.

Firo asintió, luego hizo la siguiente pregunta que se le ocurrió.

—¿También has estado allí?

—Lo máximo han sido diez días. Es un sitio realmente malo para estar, sin lugar a
dudas. Es completamente oscuro allí, así que ni siquiera puedes decir qué hora es, e
incluso se saltaron algunas de mis comidas. Solo descubrí que había estado allá abajo
por diez días enteros cuando salí y le pregunté a otra persona. Y es muy profundo por
debajo de la tierra, así que no se escucha nada. Ni siquiera esos disparos de los que
hablábamos antes.

Ladd hizo una pausa, meditándolo por un momento.

—En realidad, eso lo hace más difícil. Piénsalo, estás atado en la oscuridad. No
puedes moverte, ni ver, ni escuchar. Solo un minuto allá abajo sería suficiente para
volverte loco de aburrimiento. Oí de otro tipo que entró casi al mismo tiempo que yo,
pero con la diferencia de que estuvo dos semanas seguidas. Salió delirando y
murmurando, se golpeaba a sí mismo. Lo enviaron al hospital y aún no regresa.

Firo tragó saliva, la brutal descripción de Ladd provocó que el Agujero cobrara vida
en su mente. Se giró hacia Isaac y le dio unas palmaditas en el hombre.

—Isaac… Debo admitirlo, no creí que tuvieras la capacidad de hacer frente a algo
como eso. Incluso si fue solo una noche.

—¿Eh? No estuvo tan mal.

- 147 -
Capítulo III: Frente DISFRUTEMOS LA VIDA EN RECLUSIÓN

—Lo que tú digas, colega. En mi opinión, sigue siendo algo.

—Bueno, si eso piensas. El hada me hizo compañía anoche, así que tampoco fue tan
aburrido.

¿El hada?

Firo hizo una pausa con la boca abierta, tomando un minuto para procesar la palabra.
Luego, cerró los ojos y suspiró, sacudiendo la cabeza.

—Aquí vamos otra vez…

—¡No, hablo en serio! ¡Escuché la voz de una niña pequeña ayer y platicamos toda la
noche!

—Pobrecito de Isaac… Todo este tiempo lejos de Miria finalmente te afectó, eh…

—Bueno, no puedo negar que no ser capaz de ver a Miria hace que me siento muy
solo… ¡pero esa voz era real! Me hizo todo tipo de preguntas en la oscuridad. Apuesto a
que era Campanita, vino a visitarme desde el País de Nunca Jamás.

—De verdad, Isaac, ya fue suficiente… —Suspiró Firo en un intento por cortar los
desvaríos de su amigo antes de que se salieran de control.

—Me preguntó toda clase de cosas, sabes. Cómo te conocí y si había bebido el vino
también… No muy Campanitesco que digamos, ahora que lo pienso.

—¿Qué?

Firo se congeló.

La pregunta sobre el vino no tendría ningún significado para alguien como Isaac,
quién no estaba al tanto; no obstante, para Firo suponía mucho.

¿Se refería a la Gran Panacea?...


Si es así, eso quería decir que el hada de Isaac realmente existía. Después de todo,
Isaac no tenía conocimientos sobre el elixir de la inmortalidad e incluso si los tuviera,
no había motivos para que mintiera al respecto.

¿Quizá esta hada sea alguien trabajando para Huey?....

Lo molestaba mucho, tenía que admitirlo; sin embargo, no podía exactamente


comenzar a interrogar a Isaac con Ladd comiendo justo frente a ellos.

Decidió preguntar después cuando tuviera la oportunidad y por ahora trataría de


restarle importancia a la gran imaginación de Isaac como siempre.

—Está bien, está bien, como sea.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—¡No me crees, ¿verdad?! ¡Sabes lo que dicen que les pasa a las personas que no
creen en las hadas!

—En realidad, no.

—¡¿Qué?! —gritó Isaac, luego se calmó y miró pensativamente el techo—. Pues, tú


sabes… Dicen… eeh. Umm. ¿Qué es lo que dicen? Firo, ¿alguna idea?

—¿Por qué me preguntas a mí? —replicó Firo, esperando dar fin a la conversación;
sin embargo, Ladd asumió su falta de actividad y continuó.

—Pues, estamos hablando de hadas aquí —dijo—. ¿No harían simplemente feliz a las
personas incluso si no crees en ellas?

—¡Umm! ¡Creo que tienes razón! ¡Buenas noticias, Firo! ¡No estás en peligro después
de todo!

—¡Pónganse en paz de una vez!

—Cállense y coman.

Un velo de tranquilo silencio cayó sobre la cafetería, los últimos restos de la


conversación se desvanecieron a la nada cuando los guardias dieron su advertencia.

Firo se encorvó sobre su plato sopero vacío e hizo un ademán de estar comiendo, en
un intento por no atraer la atención. Tras asegurarse de que los guardias no lo
estuvieran viendo, echó un vistazo hacia Ladd y siseó.

—Hey, ahora que lo pienso, ¿no es Isaac el tipo de hombre que dijiste odiar? Del tipo
que piensa que nunca morirá.

Ladd solo se limitó a reír.

—No. Lo he estado vigilando desde hace unas semanas y… Bueno, seamos sinceros.
Algo anda mal en la cabeza de ese tipo. Molestarse con él sería como enojarse con un
cachorrito. Honestamente no tiene las neuronas suficientes para saber desempeñarse
mejor.

La noticia alivió las preocupaciones de Firo e incluso se relajó lo suficiente para


bromear un poco con Ladd.

—Sí… Supongo que tienes razón.

—¿Qué? ¿Qué es todo eso sobre mis neuronas? —susurró Isaac junto a ellos.

Firo no pudo evitar sonreír burlonamente mientras le daba un golpecito a su amigo


en la cabeza con la cuchara.

—Estamos diciendo que no hay nada aquí por lo que Ladd deba enojarse.

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Capítulo III: Frente DISFRUTEMOS LA VIDA EN RECLUSIÓN

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—¿Y eso qué quiere decir? ¡Oh! ¡Oh, ya entiendo! ¿Te refieres a que estás dispuesto
a perdonarme? ¡Gracias, caballero! ¡Es un buen hombre!

Estaba algo desencaminado, pero estuvo lo bastante cerca para que Ladd y Firo se
encogieran de hombros y lo dejaran pasar.

No era muy larga la hora de la comida en Alcatraz; aun así había tiempo suficiente
para que los reclusos charlaran un poco luego de que terminaran de comer.

—Eh, así que los dos son de Nueva York.

—Sí.

—¡Yo he viajado por todo el país! ¡Así que sería más preciso decir que vengo de los
Estados Unidos!

Ladd sonrió algo melancólico, una mirada distante entró a sus ojos ante la mención
de la Gran Manzana.

—Jejeje… Nueva York, eh. Conozco a una persona que vive allí. Es un tipo loco; pero,
aun así lo considero como un hermano menor. También está un poco mal de la cabeza,
prácticamente se vuelve un psicótico a menos que desarme algo todos los días. Hubo
una vez en la que usó una llave inglesa tan larga como mi brazo para desmantelar un
carro y, ¿saben qué? Dejó esa cosa en puras tuercas y pernos para cuando terminé de
golpear al conductor.

—Bien, suena como un bicho raro… Espera, ¿qué dijiste?

—¿Qué pasa, Firo? Aah, ya sé. ¿Tienes miedo de que nuestro amigo golpee a Ennis,
ya que ella también maneja? ¡No te preocupes! ¡Él es un buen hombre, te lo prometo!

—¡¿Qué?! Espera. Olvídalo. Ladd, ese tipo que conoces, ¿usa un overol azul? Y por
azul, me refiero a un azul de verdad, no estas cosas sombrías que traemos.

Isaac aplaudió como si la descripción de Firo le hubiera refrescado la memoria.

—¡Oh, creo que Miria y yo hemos visto a un hombre así antes! ¡Y también lo he visto
hablando con Jacuzzi!

—Alto, alto, esperen un momento. ¿Me están diciendo que los dos conocen a
Graham?

—Sí… Escuché que trató de invadir el territorio de los Runorata hace un tiempo y
ahora es un fugitivo —dijo Firo.

Ladd se recostó y miró distraídamente a las paredes, por una vez inusualmente serio.

- 151 -
Capítulo III: Frente DISFRUTEMOS LA VIDA EN RECLUSIÓN

—Graham está en problemas, eh… —murmuró, más para sí mismo que para Firo o
Isaac—. En ese caso, tal vez vaya a echarle un poco la mano cuando salga de aquí. Sí,
creo que eso haré. Quizá también visite a mi prometida mientras estoy en ello…

—¿Tu prometida? —espetó Firo, mirando horrorizado a Ladd—. ¿Tienes una


prometida e hiciste algo que te trajo aquí? ¿En qué demonios pensabas?

—Te lo dije. Tengo algo que quiero hacer.

—¿Eh? Oh, así que te referías a eso… ¿Quieres salir de aquí y volver a verla? Sí, eso
suena bien.

—¡Yo también veré a Miria otra vez! —gritó Isaac, fallando por completo en leer el
ambiente cuando volvió a interrumpir. La idea de su compañero parecía haberlo
emocionado exageradamente y su voz se alzó sin esfuerzo por encima de las charlas
tranquilas del resto de la cafetería, atrayendo la atención de los guardias cercanos.

—Creí haberles dicho que cerraran el pico y comieran, payasos —dijo refunfuñando
el guardia más cercano a ellos, entretanto sacaba su macana y avanzaba
amenazadoramente hacia Firo e Isaac, ellos agacharon de prisa la cabeza.

Y fue entonces cuando eso sucedió.


—¿Crees que soy gracioso, enano?

Se escuchó un fuerte traqueteo cuando las vajillas y bandejas de metal cayeron al


suelo, destruyendo de inmediato la atmósfera sometida que anteriormente dominaba
la habitación. Todos, guardias y reclusos por igual, se giraron a ver qué había causado
la conmoción.

Lo que atestiguaron fue a un delgado hombre caucásico pateando y forcejeando a


medida que un enorme afroamericano lo levantaba del suelo con una mano. Jadeaba y
golpeaba débilmente la mano que parecía un embutido aferrándose alrededor de su
garganta mientras lo subía más y más alto, hasta llegar a la asombrosa altura de casi
dos metros en el aire.

—Aagh… Ugh… Ack…

Respirando con dificultad y tosiendo, el hombre arañó la mano sobre su cuello e hizo
lo mejor que pudo para escapar; sin embargo, el agarre como de prensa mecánica no
disminuyó en lo más mínimo incluso cuando las uñas del hombre surcaron delgadas
líneas en la piel del brazo del atacante.

—Oye, esos dos son…

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Firo los reconoció en cuanto divisó sus rostros. Se trataban de los otros dos
presidiarios que hicieron el viaje hacia Alcatraz junto con Dragón y él.

—¿Crees que no te oí ayer cuchicheando sobre mí en el bote, pequeño cabrón? ¿Crees


que no vi cómo me resoplabas hace un momento? ¿Estás cicatrices te parecen
graciosas? ¿Eh?

—Y-y-yo no me re-agh, reí de- argh…

El afroamericano ignoró a su objetivo y lentamente tensó su agarre.

—Cielos, Gig. ¡Tranquilízate, hombre!

Los otros afroamericanos, quienes se encontraban sentados con el gigante lleno de


cicatrices trataron de calmarlo; sin embargo, tampoco les prestó atención, su pulgar
presionó lento pero seguro la arteria carótida del otro hombrecito.

—¡Hey! ¡¿Qué carajos crees que haces?!

—¡Detente!

Los guardias se acercaron corriendo, sacando sus macanas rápidamente, las


expresiones de tensión sobre sus rostros un completo giro radical de la atmósfera casi
cómica de un día anterior, cuando acarrearon a Isaac fuera de la cafetería. Todos en la
habitación, Firo incluido, solo pudieron sostener el aliento y observar cómo se
desarrollaba el drama.

Todos, así fue, salvo por un hombre.

—Ah, parece que hoy es mi día de suerte. ¿Qué opinas, Firo?

—¿Qué? —espetó Firo, desviando la mirada del espectáculo para ver a Ladd. El otro
hombre por su parte se ponía de pie lentamente, pasando desapercibido entre la
conmoción al centro de la cafetería.

—¿Cómo sabe un hombre que es su día de suerte? Es algo bastante dudoso, ¿no lo
crees? Quiero decir, la suerte de alguien cambia todos los días, según su condición física,
el clima, su estado de ánimo, la presencia o ausencia de sus amigos cercanos, de sus
enemigos jurados, de los débiles que tienen que morir y de los fuertes que tienen que
obedecer. Y luego ser asesinado de todas formas. Así que, cuando un hombre dice, entre
todas estas condiciones cambiantes, que está realmente en su mejor momento, que de
verdad es su día de suerte, creo que eso indica algo. Pienso que es algo por lo que vale
la pena poner tu vida en riesgo… ¿no?

Firo solo había conocido a Ladd por un día; aun así, sabía lo suficiente para afirmar
que el otro hombre no era usualmente tan conversador. Sintió un repentino escalofrío
recorrer su espalda, aunque no podía afirmar el porqué.
—Pues bien. Nos vemos luego.

- 153 -
Capítulo III: Frente DISFRUTEMOS LA VIDA EN RECLUSIÓN

—Hey, Ladd, espera. A dónde…

—¿Voy? A un buen lugar. Simplemente sigo el camino frente a mí, hacia las dos
personas que necesito matar más que a nadie más: ese monstruo rojo y Huey Laforet.

—¿Huey? ¡Espera, ¿Huey Laforet?!

Sin lugar a dudas no era un nombre que había esperado.

Si Ladd notó la sorpresa de Firo no lo mostró. En cambio, sonrió ferozmente y dirigió


la vista hacia el gigantesco afroamericano, al que habían llamado Gig. Tronó su cuello
de lado a lado, luciendo como si estuviera a punto de tener el mejor momento de su
vida.

—Algo sobre el hada que tu amigo mencionó me llamó la atención —dijo


distraídamente—. Y no se me ocurre una mejor forma de liberar algo de estrés y
conseguir una ida al Agujero todo al mismo tiempo. Dos pájaros de un tiro, ¿no?

Dejó a Firo e Isaac sentados en la mesa sin echar un vistazo atrás, caminando
majestuosamente hacia el centro de la habitación.

—Hoy en verdad es mi día de suerte —Meditó Ladd mientras se iba, dejando atrás
nada más que una persistente sensación de fría malicia que hizo temblar a Firo.

—¡No te muevas!

—¡Al piso!

Los guardias tenían sus macanas preparadas a medida que rodeaban al enorme
afroamericano en un semi-circulo y se escucharon una ráfaga de pisadas por detrás de
los orificios para disparar en las paredes conforme más guardias armados se
apresuraban a su posición.

Algunos de los reclusos observaron absortos cómo se desenvolvía el drama al centro


de la habitación, mientras que otros miraron pensativamente a los conductos de
ventilación instalados en el techo. La ventilación en el techo había sido creada para
arrojar un gas somnífero en caso de un motín; pero circulaban rumores entre los
presidiarios de que también había un gas neurotóxico de reserva en Alcatraz.

—¿Qué? Yo no me estoy moviendo —afirmó Gig sonriendo con soltura—. Oh, espera.
Te refieres a él.

Su agarre se tensó aún más sobre la garganta del hombre caucásico, interrumpiendo
su vía respiratoria por completo.

—Ya escuchaste al hombre. No te muevas.

—Ugh… grrk…

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Todo lo que el caucásico pudo hacer fue un ruido ahogado conforme su rostro se
tornaba azul, el frágil movimiento de sus extremidades se volvía más y más débil. Solo
era una cuestión de tiempo antes de que muriera, aunque ya sea que fuera por asfixia o
por un cuello roto, nadie lo sabía con seguridad.

Los guardias agarraron con fuerza sus macanas para darse valor a medida que se
preparaban para intervenir.

No obstante, antes de que pudieran actuar, una sombra revoloteó de entre sus filas,
penetrando el semi-círculo del personal de la prisión. Los guardias no podían
permitirse desviar la mirada de Gig; sin embargo, echaron un vistazo a la sombra a
medida que pasaba y notaron su anhelante sonrisa.

Se trataba de la sonrisa de algo que había encontrado a su presa; pero no era como
la de un cazador.

Ni era la sonrisa que Firo había visto antes, una sonrisilla de depredador.

Ni era una expresión de placer sin sentido.

Ni era una de furia irreflexiva.

Era algo retorcido, conducido no por instinto sino por una inteligencia viciosa…

La cruel sonrisa de un asesino.

—Hola.

—¿Eh?

Gig gruñó y miró hacia abajo a la extrañamente alegre voz que interrumpió su
violento acto. Alcanzó a ver por un breve momento a un hombre que apenas llegaba a
su hombro.

Sin embargo, antes de que sus ojos pudieran seguir hasta el rostro del hombre, un
golpe recorrió su abdomen y sintió que algo en su interior crujió en protesta.

—Fuh…

Se había preparado para el dolor de las macanas contra su piel. No podría ser tan
malo si lo comparaba con lo que había pasado antes.

No obstante, el temblor que se disparó en su cuerpo, subiendo desde la base de su


caja torácica, fue mucho peor que cualquier otra cosa que había experimentado.

El puño de Gig se aflojó, enviando al hombre blanco a chocar contra el suelo mientras
que él instintivamente se doblaba sobre sí mismo. Se le entumeció un costado; todo lo
que podía sentir era dolor y algo caliente esparciéndose por su estómago.

- 155 -
Capítulo III: Frente DISFRUTEMOS LA VIDA EN RECLUSIÓN

Por un momento, creyó que le habían disparado. Pensó que estaría a salvo, rodeado
por demasiadas personas como para que los guardias en los orificios de tiro se les
permitiera un disparo limpio; pero, al parecer se había equivocado.

Aunque el impacto que sacudió su cuerpo no fue causado por una bala.

A través del velo rojo de dolor, pudo distinguir tenuemente a una persona hablando
con él.

—Ahora nos podemos ver cara a cara —dijo la voz desconocida casualmente, como
si conversara con un viejo amigo—. Hace que sea más fácil darte un golpe limpio.

Gig levantó un poco la cabeza, abarcando el brazo izquierdo del hombre que colgaba
fláccidamente a su lado. Se trataba de una cosa poco manejable y poco elegante hecha
de hierro, solo algo más avanzado que el arma icónica del Capitán Garfio. Apretó los
dientes y Gig levantó aún más la mirada, determinado en al menos ver la cara del
hombre que le infligió tal dolor.

Lo que observó fue la parte trasera de la cabeza de un hombre, había girado tanto la
parte superior de su cuerpo que Gig era incapaz de ver la cara del hombre en lo
absoluto.

—Supongo que lo explicaré un poco más. Lo vuelve un juego de niños. Como quitarle
un dulce a un bebe. No podría ser más fácil que esto. Así como te encuentras ahora
mismo, es increíble, ridícula e inconcebiblemente…

Gig gimió.

—…fácil golpearte.

Luego, el cuerpo del hombre salió disparado como si fuera un resorte tensado, su
puño derecho dibujó un fuerte arco por el aire y embistió el rostro de Gig antes de que
siquiera pudiera ver la cara del hombre.

Gig perdió el conocimiento antes de que su cuerpo registrara el impacto, su enorme


cuerpo se levantó por un momento del suelo y arrastró a un guardia y una mesa con él
a medida que colapsaba sobre el piso.

El golpe seco fue insoportablemente ruidoso frente al presente silencio, una


tranquilidad casi innatural cayó sobre la cafetería.

Un minuto después, los cañones de hierro negro asomándose por entre los orificios
de disparo en las paredes giraron para apuntar a Ladd. Acto siguiente, los refuerzos
entraron violentamente por las puertas con las macanas listas a medida que aislaban la
habitación por completo.

—¿Otra vez tú? —exclamó uno de los guardias frunciendo el ceño y Ladd se limitó a
responder con una sonrisa y encogiendo los hombros.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Hey, hey, ¿por qué la mirada sucia? Simplemente me defendía de un peligroso


criminal. Ustedes deberían darme las gracias y quizá cortar medio año de mi sentencia
ya que están en ello.

Los guardias intercambiaron miradas entre ellos, perplejos, y lentamente se fueron


acercando a Ladd. Tal vez tuvieron algunos problemas con él en el pasado, ya que no se
precipitaron todos al mismo tiempo como lo harían normalmente. En cambio,
avanzaron con cautela, tratándolo como si fuera un arma de fuego viva.

Ladd parecía no darle importancia a su precaución, en lugar de eso, señaló al hombre


caucásico tendido a sus pies, todavía temblando y respirando con dificultad.

—El grandulón estaba a punto de lanzarme a este tipo. Me habría matado de seguro.
¿De verdad podrías culparme por defenderme? ¡Me dio el susto de mi vida! Uff. Saben,
si hubiera actuado un segundo tarde, probablemente estarían sacando mi cadáver
ahora mismo.

—¿En serio esperas que creamos eso?...

—Nah. No creí ni por un instante que fueran lo suficientemente tontos para que esa
excusa funcionara. Además, la última vez que la use, me encadenaron de pies y manos
y me arrastraron hasta el Agujero. ¡No se preocupen! ¡Confío en ustedes! Sé que todos
ustedes arriesgan sus vidas trabajando a diario aquí, y es gracias a ustedes y a su
determinación que fui capaz de sobreponerme y controlar estas emociones hirviendo
en mi interior… y centrarlas en solo una persona.

Ladd sonrió ampliamente e ignoró las miradas ceñudas dirigidas hacia él, en cambio,
miró hacia Isaac y Firo y les ofreció un asentimiento con la cabeza.

—Cuídense, neoyorkinos. Nos veremos otra vez en algún momento. Si todos


seguimos con vida para entonces, claro está.

—Wow —exclamó Isaac entretanto veía a los guardias escoltar a Ladd fuera de la
cafetería—. ¡Entonces eso fue lo que pasó! ¡Ni siquiera me di cuenta de que ese
grandulón trató de matar a Ladd! Alguien pudo haberse lastima-aaph.

—Sshh. Tranquilízate —susurró Firo, colocando una mano sobre la boca de Isaac.
Discretamente observó a Ladd marcharse, estudiando la expresión del hombre con
quien habían estado charlando amistosamente hace solo unos momentos atrás.

¿En qué diantres pensaba?

Firo ya se había percatado de que muy probablemente Ladd estaba chiflado en el


momento en que lo vio irse a buscar problemas basados en nada más que las ilusiones
de Isaac. Sin embargo, por la forma en que se movió y el poderoso golpe imposible que
asestó solo con sus puños… Esto le dijo a Firo que el hombre que estaba viendo se
encontraba lejos de ser un simple maníaco.

- 157 -
Capítulo III: Frente DISFRUTEMOS LA VIDA EN RECLUSIÓN

De repente, recordó donde estaba.

Estoy en Alcatraz.

Era un lugar donde se reunía a los criminales más volátiles e inconcebibles de todo
el país, indisputablemente lo peor de lo peor. Firo sintió como un sudor frío estallaba
en su frente cuando finalmente comprendió el verdadero peso de su misión.

—Isaac… Bromas aparte, ¿cómo demonios terminaste en esta isla?

Cierto, consideraba a su amigo ladrón un simplón; sin embargo, no creía que Isaac
estuviera loco y desde luego no pensaba que Isaac Dian fuera lo bastante peligroso para
garantizar una sentencia en Alcatraz.

No obstante, Isaac solamente lo miró extrañamente, como si se preguntara porque


Firo se había tardado tanto en cuestionarlo, y comenzó a explicar como si fuera la cosa
más normal del mundo.

—¿Umm? Ellos solo me dijeron que no podía ir a una prisión normal; así que me
pondrían aquí a cambio de acortar mi sentencia. ¿Puedes creerlo? ¡Lo redujeron todo a
solo cincuenta días!

—¿Cincuenta qué?... ¿Eso es todo? ¿Quién te dijo eso? ¿Quiénes son “ellos”?

—Umm. Parecía que era alguien muy importante. Si no mal recuerdo dijo que se
llamaba Víctor.

Firo dio un suspiro resignado y asintió; había medio esperado esa respuesta. Las
facciones con anteojos de Víctor aparecieron en su mente, ya evocando fuertes
sentimientos de resentimiento dentro de él.

Supongo que Isaac era su plan B en caso de que Ennis no fuera suficiente para
persuadirme, eh.

Quizá Víctor lo hubiera planeado todo en caso de que Firo no siguiera sus órdenes,
tramando usar a Isaac como rehén a fin de capturar a Ennis y luego usarla a ella a su
vez para controlarlo.

Firo apretó sus manos en puños cuando dedujo los planes de Víctor, su rostro
torciéndose de furia. Estaban tan apretados que pequeñas gotas de sangre cayeron a
sus piernas. Aunque, un segundo después, las gotas subieron por su cuerpo y
desaparecieron dentro de sus puños sin dejar rastro.

Maldito policía cabrón…

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

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En algún lugar de Nueva York
Oficina temporal del Departamento de Investigación

—¡Muy bien, mis leales súbditos! ¡Escuchemos cualquier información insignificante


que lograron recoger mientras no estaba aquí de niñera!

Víctor juntó las manos cuando despertó de su siesta, anunciando su intención de


regresar a trabajar.

No obstante, las pesadas voces que lo recibieron mientras entraba a la vieja oficina,
casi parecían tener el objetivo de ponerlo a dormir otra vez.

—Señor, si me permite. Nosotros hacemos la mayoría, sino todo el trabajo aquí,


entonces, ¿por qué usted se lleva todo el crédito?

—Ya, ya, detective Sullivan. Entiendo que desees sentirte apreciado; pero mi lema
es: al César lo que es del César. Aunque, sigue así y algún día serás tan talentoso como
yo.

—Como sea, señor. El reporte está justo allí, sobre el escritorio.

Víctor asintió brevemente y tomó asiento, revisando en silencio el informe de


Alcatraz. Al cabo, bajó los papeles y miró hacia Bill y Edward, luciendo por una vez serio
y malhumorado.

—Tal parece que la hora para divertirse y jugar llegó a su fin, caballeros. Los
partidarios de Huey están en posición para actuar. Estén listos para cualquier cosa. No
me sorprendería si todos en Nueva York desaparecieran de la noche a la mañana.

—Ja. No sería eso increíble, señor.

—No era una broma, detective —contestó Víctor bruscamente, interrumpiendo a


Edward a media risa—. Ese científico loco es una anomalía incluso entre nosotros, los
inmortales. No le importa las otras personas en lo absoluto. Nada lo agarra
desprevenido. Se usaría a sí mismo como un espécimen para sus propios experimentos
si lo cree necesario. Es igual a Maiza, jugando con la magia y la alquimia.

—Aah. ¿Eso convierte al señor Laforet en un mago, señor?

—Nada tan fantasioso. ¡Es un investigador sin esperanzas, un hombre loco con un
apetito insaciable por el conocimiento! ¡En el momento en que cumple una meta, esa
meta no se vuelva más que un escalón! ¡Para Huey Laforet, el fin siempre justifica los

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

medios; ya que para él son lo mismo! ¡Podrás saber en qué piensa pero no podrás
averiguar cómo lo hará! ¡Si tratas de interponerte, él solo lo anotará en sus
experimentos y considerara ese factor para la próxima vez! Maldita sea, no puedo
decidir si es un loco ingenioso o solo un loco…

—Umm… Perdón, señor. ¿Lo estaba maldiciendo o admirando? No puedo distinguir


—comentó Bill secamente.

Aunque, Edward parecía tomar las palabras de su jefe más en serio.

—Pero, señor, no hay nada que podamos hacer cuando ni siquiera sabemos cuál es
su objetivo. ¿Acaso el reporte de Alcatraz decía algo? ¿Prochainezo descubrió algo?

—No, no. Creo que no ha hecho contacto con Huey todavía...

Víctor frunció el ceño brevemente cuando el nombre del camorrista trajo recuerdos
no bien recibidos de su visita en Alveare, luego sacudió la cabeza y lo sacó de su mente.

—No importa. Ese mocoso nunca fue nada más que una apuesta; no esperaba algo
de él. Si al menos averigua cómo hace contacto Huey con el exterior, lo consideraré un
emocionante logro… Pero, ahora que lo mencionas, Misery dijo que unos cuantos
prisioneros hicieron el viaje con él. Tal parece que alguien más también está interesado
en este negocio.

—Alguien más…

—Ah. Nébula, de nuevo —Suspiró Bill y Víctor asintió fatigado.

—Posiblemente buscan obtener algo de Huey, por la fuerza si es necesario. De


cualquier modo, trataremos de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para detenerlos,
pero… ¿Umm? ¿Qué sucede, detective Noah? —Víctor ajustó sus lentes y miró a Edward,
notando que el detective lucía bastante desconcertado—. Parece que tienes algo que
decir.

—Eeh, no, señor. Es solo que, dijo que no esperaba mucho de Prochainezo…

—¿Eh? ¿Qué, vas a decirme que sientes lástima por él porque lo conoces y solo lo
estamos usando como una distracción?

—No, no, no es eso. Es solo que-

En ese momento, antes de que Edward pudiera llegar al punto, el teléfono sonó y
detuvo el flujo del tiempo en seco.



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Capítulo III: Revés ACEPTEMOS NUESTROS ERRORES

Al mismo tiempo
En Alveare

Pasado el mediodía significaba la hora pico del almuerzo y las meseras en Alveare
corrían de un lado a otro entre los clientes con toda clase de estilos de vida. Los
integrantes de la Familia Martillo, quienes más o menos eran dueños del lugar, se
retiraron discretamente a los rincones sombríos del restaurante por consideración al
flujo entrante de civiles comunes y corrientes.

Sentado a solas en una de esas mesas aisladas se encontraba un hombre que emitía
una atmósfera contundentemente diferente a la de aquellos que transitaban por el buen
camino, distraídamente sujetaba una copa de vino en una mano mientras se perdía en
su reflejo.

…Tengo que admitir que estoy sorprendido. No esperaba que incluso tú descubrieras
que soy.

Es por eso que elegir no saber algunas veces hace la vida muy interesante.

¿Umm? Da igual. Solo hablaba conmigo mismo.

…Entonces, por eso me estás pidiendo ayuda.

¿Estás segura sobre eso?

Tengo que recordarte que no hay nada que me impida ejercer mi poder.

Fue por eso que decidí usarlo principalmente para la Familia. Para mantener las cosas
interesantes.

Y, pues. Nunca rompí las reglas a esta escala, incluso para ellos.

Unos cuantos trucos con las nubes y quizá localizar a unas personas, desde luego, pero…

¿Sacar a alguien de prisión? Eso es violar las leyes, sin lugar a dudas.

Por supuesto, he visitado el lugar en secreto para visitar un conocido; sin embargo, eso
es eso y esto es esto.

Da igual. Solo ten en cuenta esto. Rescatarlo usando mi poder, equivale a que él
realmente cruce la línea y se convierta en uno de nosotros.

¿Estás preparada para aceptar eso?

…No lo estás, ¿verdad? Aah. Da igual.


Supongo que él significa todo para ti…

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Sin embargo, justamente por eso estás dudando, preguntándote si está bien que tú
decidas su destino por él, ¿no es así?

Te daré un momento para que lo medites. Tengo todo el tiempo del mundo.

…¿Qué pasa? ¿No lo harás después de todo?

Ya veo. De modo que esa es tu decisión. Eso también está bien. Creer en él y esperar está
bien.

Es la suerte del hombre decidir su propio destino, después de todo; aunque otros puedan
tratar de llevarlo por mal camino.

Una última cosa antes de que te marches. Un consejo…

Algo me dice que la policía podría tener vigilado tu apartamento.

Lo más sensato en tu caso sería permanecer con alguien que conozcas por un tiempo.

Tal vez llorar un poco, o mucho, para dejar que salga todo.

Cierto, lo que él hizo puede que haya sido egoísta…

Sin embargo, en parte eso fue lo que te cautivó de él, ¿no es así?

No sonrías de esa forma. Incluso estás haciendo que me avergüence.

—Umph…

Ronny Schiatto se encontró sonriendo cuando recordó los eventos de hace un mes.

Maiza lo vio, luciendo bastante desconcertado por alguna razón.

—Me atrevo a preguntar, ¿qué pasa, Ronny? Es un poco inquietante verte sonreír así
de repente.

—¿Umm? Oh, esto. No es nada. Da igual.

—No, no, opino que importa muchísimo. No es normal que te pierdas pensando de
esa forma.

—Simplemente deliberaba el amor humano por un rato.

La palabra “amor” sonaba tan extraña saliendo de la boca de un hombre como él que
Maiza en realidad se echó para atrás sobresaltado, una evidente curiosidad se hizo
aparente sobre su expresión.

—Por esa mirada sobre tu cara, asumo que mueres por una pelea, Maiza.

- 163 -
Capítulo III: Revés ACEPTEMOS NUESTROS ERRORES

—¡N-no, por supuesto que no!

—Umph. Da igual. En todo caso, parece que estás preocupado por Firo.

—Pues, sí… He oído mi porción de rumores sobre Alcatraz, al igual que todos los
demás —Maiza echó un vistazo alrededor y tomó la precaución de bajar la voz,
susurrando para que nadie más que Ronny lo pudiera escuchar a través de las charlas
en el ambiente—. Incluso los inmortales no son inmunes a la muerte del alma, al fin y al
cabo…

—No te preocupes. Estará bien.

—Bueno, sí —dijo Maiza pensativo—. Sí lo creo; pero, aun así…

Tal vez para aliviar los miedos de Maiza, Ronny ofreció su propia valoración de Firo
Prochainezo. No a través de los ojos de un demonio o los de un alquimista… sino a través
de los ojos de un gánster, un integrante de la sociedad del bajo mundo.

—Antes de ser un inmortal, Firo es un camorrista de la Familia Martillo. Nuestro


capo-società no lo eligió al azar.

Maiza asintió y sonrió amargamente ante las palabras de su viejo amigo.

—El nuestro es un trabajo demandante, ¿no es así?

—¿Desearías seguir siendo un alquimista?

—No… No, no lo hago. Hubo un momento en que me arrepentí de haberte invocado


en ese barco… pero, no me arrepiento ni por un segundo de estar aquí ahora mismo.

—Aah… Lo mismo digo.

Permanecieron allí por un rato, conversando amistosamente y dando sorbos a sus


bebidas.

Aproximadamente cuando el ajetreo de los clientes entrando para almorzar había


disminuido…

Algo fuera de lo normal sucedió.

La radio situada sobre la barra de la tienda emitió extrañas y repentinas noticias.

«…bzzt… zzz… consiguiente… vestigaci… osible lazos entre…»

«…policía cree…los hechos son…realidad trabajo de una organización criminal…»

—¿Eh?

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Una parte de los hombres restantes en el restaurante cesaron sus actividades y


alzaron la vista, concentrándose de repente en las palabras que se filtraban a través de
la estática.

Una de las meseras cercanas se percató del tono urgente del reporte en la radio y
giró un botón de la misma, ajustando la frecuencia.

«…Repito, las autoridades sospechan que el señor Placido Russo podría tener un vínculo
con las explosiones y los secuestros en masa de Elsen’s Hill, Illinois, actualmente están
investigando…»

Randy y Pezzo continuaron engullendo sus almuerzos aun cuando prestaban


atención a las palabras de la radio.

—¿Elsen’s Hill? ¿No está cerca de Chicago? Explosiones y secuestros, ¿eh? Negocios
turbios.

—Espera un momento… Placido… Es el Don de la Familia Russo, ¿no? ¿Ni siquiera es


tan famoso como Capone y mencionan su nombre en la radio?

—Sí, es extraño. Ha pasado un tiempo desde que el nombre Russo tuvo peso, incluso
en Chicago. Me pregunto por qué decidieron hablar de ellos ahora. Además, se supone
que son traficantes de autos, quien sabe porque los noticieros decidieron sacarlos a la
luz pública.

—Así es… Aunque. Explosiones y secuestros… ¿Qué les habrá sucedido?

Se encogieron de hombros y pasaron a lo siguiente, sacándolo de sus mentes.

Sin embargo, la radio anunció nueva información y el aire en el restaurante se


congeló.

«Las autoridades aún no han podido dar un estimado de las víctimas de los casi
trescientos explosivos detonados en el área. No obstante, las inexplicables desapariciones
dentro y alrededor de la zona de Chicago se han estimado a una cantidad aproximada de
doscientas personas, los ciudadanos de Illinois continúan expresando su preocupación en
relación…»

—¡¿Trescientas bombas?!

—¡¿Doscientas personas?!

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Capítulo III: Revés ACEPTEMOS NUESTROS ERRORES

«El senador Manfred Beriam, quien en estos momentos está visitando Chicago, hizo la
siguiente declaración sobre estos inquietantes eventos…»

La voz en la radio siguió transmitiendo; no obstante, las personas en Alveare ya no


le prestaban atención.

Maiza frunció el ceño, ignorando la charla exaltada que de súbito inundó el


restaurante.

—Parece que algo serio está pasando en Chicago.

—Umm.

—¿Elsen’s Hill?... ¿Ese no es el poblado de Nébula?

Nébula era un enorme conglomerado, uno de los más grandes del país. Aunque la
compañía tenía sus oficinas centrales en Chicago, también poseían muchas oficinas y
fábricas cerca del poblado de Elsen’s Hill.

—Es un lugar extraño. He oído rumores de que incluso el alcalde de allí trabaja para
Nébula.

—Yo escuché que más de la mitad de los pobladores de allí están vinculados con
Nébula de una forma u otra. Umm. Algo me dice que esto no solo se trata de un pequeño
argumento con el señor Russo…

Las noticias de las explosiones y secuestros en Chicago no influenciaban


directamente a los camorristas en Nueva York; a pesar de eso, un afilado brillo de
ansiedad se filtró en los ojos de Maiza. Si Placido Russo y su Familia realmente estaban
detrás de los ataques, cabía la posibilidad de que el gobierno invirtiera más recursos en
destruir al crimen organizado. Y, en ese caso, las Familias pequeñas como los Martillos
sin lugar a dudas serían fuertemente afectadas.

Maiza fijo su atención en las palabras que salían de la radio; sin embargo, a un lado
de él, Ronny meramente levantó un dedo hasta sus labios y sus ojos se volvieron
desenfocados cuando pensó en el asunto.

Umm… Creí que sería allá o en Nueva York, uno o el otro…

Tal vez Ronny sospechaba algo, porque permaneció allí un rato, empatando la
información de la radio con el conocimiento en su cabeza. Al cabo de un rato, pareció
llegar a una especie de conclusión y sonrió mientras tomaba el último trago de su vino.

—No, supongo que en realidad esto podría ser… Aah. Bueno. Da igual —murmuró
tranquilamente.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Enséñame de lo que eres capaz, Huey Laforet. Y lo misma va para el resto de


ustedes… los mortales involucrados en este juego.


En el parque Madison Square

—De modo que, ahora que entiendes cómo son las cosas, señorita Chane —declaró
Spike—, apreciaríamos mucho si nos acompañaras sin armar un alboroto.

La miró de manera lasciva y Chane apretó los dientes mientras reevaluaba su


situación.

Si estuviera solo, Spike no representaba ningún problema. No creía ni por un


segundo que el francotirador ciego y desarmado pudiera vencerla.

No obstante, el hombre que apareció para apoyarlo era un asunto totalmente


diferente.

El hombre al que Spike llamó Félix Walken se encontraba claramente a un nivel


diferente de los seres humanos comunes y corriente. Desconocía si se trataba de talento
natural o el producto de la práctica y el esfuerzo; sin embargo, la terrífica sensación de
presencia que lo rodeaba como si fuera algo palpable y por la forma en que la mandó a
volar sin esfuerzos por el aire hizo que Chane tuviera los nervios de punta. Sin
mencionar que, lo más alarmante de todo, era su nombre.

Félix Walken.

En una ocasión, Claire le contó que el nombre que usaba le había pertenecido
anteriormente a otro asesino.

Dicho asesino había sido uno de los más mejores incluso en las peligrosas calles de
Nueva York, prácticamente una leyenda del mundo criminal. También recordó que
hasta el mismo Claire reconoció a Félix Walken como la persona más fuerte que ha
conocido. Después del propio Claire, claro está.

Si el hombre frente a ella ahora mismo era realmente ese Félix Walken, el Félix
Walken original; entonces, probablemente se encontraba en muy, muy serios
problemas.

A pesar de eso, aun cuando procesó ese hecho, el miedo nunca invadió su corazón.

Nunca se le ocurrió a ella, ni siquiera por un segundo, huir. De hecho, la idea de


perder de vista a los dos hombres frente a ella, dejándolos libres para causar algún daño
a Jacuzzi y el resto de sus amigos, la preocupaba más que cualquier otra cosa. Sería más
rápido sacar el nombre de su empleador a golpes antes de que tuvieran la oportunidad

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Capítulo III: Revés ACEPTEMOS NUESTROS ERRORES

de hacer algo perjudicial. Además, incluso dejando todo eso de lado, no había forma de
que ignorara o huyera de las personas que obviamente deseaban lastimar a su padre.

—…Desafiante hasta el final, ya veo —Suspiró el Félix anterior, sacando ambas


manos de los bolsillos de su abrigo. Giró sus hombros ligeramente y dio un solo paso
hacia Chane.

Aquí viene.

Chane tomó con fuerza sus cuchillos y se tensó, preparada para salir disparada hacia
adelante y aprovechar la ventaja. Sin embargo, varias sombras oscuras entraron a su
campo de visión e hicieron que vacilara.

¡¿Quiénes?!

Les prestó la debida atención y notó que las sombras eran en realidad hombres; de
hecho, más o menos diez de ellos caminaban hacia ella desde la entrada del parque. La
mitad de los hombres eran fornidas montañas de músculos, mientras que la otra mitad
aparentaba a primera vista ser normales; pero, todos ellos iban vestidos en austeros
trajes negros que no lucirían fuera de lugar en un funeral, y cada uno de ellos tenían la
mirada fija sobre Chane. Quizá se debía a los trajes negros, pero ellos le recordaron a
los Lémures.

—Oigan, por aquí. Ella es a quien buscábamos —gritó Spike. A lo mejor escuchó el
sonido de sus pisadas mientras se acercaban.

La sonrisa de Spike se amplió; probablemente sintiéndose mucho mejor con la


llegada de los refuerzos que lo respaldaban en una situación ya ventajosa. Aunque los
recién llegados no parecían compartir su buen humor por alguna razón.

—Señor Spike. Tenemos un problema.

—¿Eh? ¿Un problema?

—Escuchamos en la radio que-

—Aguarda un segundo —Spike levantó una mano, ya había desaparecido por


completo la sonrisa de su rostro cuando frunció el ceño consternado.

—Hay un par de pies extras.

El Félix anterior fue el primero en captar lo que eso significaba y buscó con la mirada
a las sombras.
Sus ojos fríos se posaron en un hombre de inmediato.

- 168 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Se encontraba de pie en medio de ellos. Había estado, en realidad, desde hace un


tiempo.

Fue igual a cuando Chane se percató del Félix anterior. En el momento en que lo
vieron, él ya se encontraba entre ellos, de pie junto a Chane dando la sensación de que
siempre había estado allí.

Spike fue el siguiente en darse cuenta y frunció el ceño ante el inesperado intruso.

—¿Quién chingados eres? No estás de nuestro lado, ¿verdad?

El hombre simplemente abrió la boca para contestar sin ninguna preocupación.

—¿Quieres saber quién soy? Claro, te daré una respuesta.

El hombre pasó un brazo sobre los hombros de Chane y declaró con una voz
excesivamente confiada.

—Yo soy… yo.

El silencio reinó sobre el parque.

Tan descarada y tan inesperada fue su respuesta que Spike y el resto de sus hombres
se quedaron momentáneamente sin palabras.

—¿Quién diablos piensa este payaso que es? ¿Te crees una especie de héroe en una
película, apareciendo justo a tiempo para rescatar a la damisela en peligro?

Spike se burló, esperando provocar al hombre desconocido.

Pareció no tener efecto. El hombre solo miró a Chane y sonrió tímidamente.

—Pues, por supuesto que fue justo a tiempo. Estuve observando todo este tiempo.

—¿Qué?

—Verás, en realidad esperaba tanto a esto que llegué aquí temprano. Muy temprano.
Entonces, vi a Chane perdida en sus pensamientos, iluminada bajo la luz del sol que se
filtraba de entre los árboles y simplemente se veía tan linda que no pude interrumpir
eso.

Chane lo fulminó con la mirada, ruborizándose con un brillante rojo.

—Jajaja. Auu, no digas eso, Chane. Te juro que estoy diciendo la verdad. En serio te
veías hermosa.

Con eso, la mirada de Chane solo se intensificó.

- 169 -
Capítulo III: Revés ACEPTEMOS NUESTROS ERRORES

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—¿Ahora no es el momento para eso? ¿De qué estás hablando? Es imposible que
idiotas como esos sean más importantes que tu lindura para mí.

Spike aumentó su sentido del oído al máximo, pero, desde luego, la voz de Chane no
llegaba a sus oídos. Sabía que nunca envainó sus cuchillos, así que tampoco era probable
que estuviera usando lenguaje de señas. Decidió que se estaban burlando de él y enseñó
los dientes con un gruñido.

—¡De verdad no es el momento para esto, maldita sea! ¡Espera y deja de parlotear
por un puto segundo, cabrón!

Cuando golpeó con fuerza el bastón en su mano derecha contra el suelo, una vena
saltó en la frente de Spike.

—¿Quién carajos eres tú? ¿Tienes idea de lo que te pasará si no te largas en este
instante? No hablamos de un par de moretes y el orgullo herido, pendejo. ¡Te
mataremos!

—Alto, alto, compañero. Entiendo que estés molesto pero ahora te estás dando de
topes con tus propias palabras. Quisiste decir que voy a matarte a ti, ¿cierto?

—Qué mierda…

Maldita sea, ¿quién chingados es este tipo?

Spike apretó los dientes y habría mirado hacia dónde provenía la voz del hombre si
las circunstancias lo permitieran. Nunca había conocido a una persona que estuviera a
la par de su fanfarronería.

Aun así… Eso no es todo. No comprendo qué es, pero… Él es peligroso. Escuchó unas
jodidas sirenas en mi cabeza solo con el sonido de su voz.

Aguardó a que los demás hicieran el primer movimiento por él, percibiendo como
empezaba a sudar frío…

No obstante, el Félix anterior simplemente permaneció donde estaba, con los ojos
fríos y afilados, mientras que los otros a su alrededor parecían vacilar, esperando por
órdenes.

Spike decidió que tendría que calmarse y tomar la iniciativa. Con un gran esfuerzo,
se deshizo de la inquietud que sentía y habló con el intruso una vez más.

—Bien… Como sea, ya ni siquiera me importa. Al menos dime tu nombre para que
podamos hablar.

En realidad no esperaba una respuesta directa; sin embargo, el hombre lo sorprendió


contestando de inmediato.

No obstante, la respuesta que salió de su boca solo sirvió para confundir a todos aún
más.

- 171 -
Capítulo III: Revés ACEPTEMOS NUESTROS ERRORES

—Soy Félix. Félix Walken.

—¿Eh?

La réplica totalmente inesperada provocó que Spike y todos sus subordinados


voltearan a ver al hombre que ellos conocían como Félix; pero el susodicho solo frunció
el ceño y desvió la mirada, rehusándose a mirarlos a los ojos.

El Félix Walken intruso, también conocido como Claire Stanfield, prosiguió hablando
tranquila y confiadamente.

—El prometido de Chane Laforet.


Oficina temporal del Departamento de Investigación

El teléfono timbró.

—¿Brown?...

Víctor hizo una pausa y contempló el teléfono. La llamada entró en un momento


extraño y vaciló un poco más antes de exhalar profundamente, una vez que regresó a
ser un profesional tranquilo y sereno, tomó el auricular.

—Talbot. Ah, así que eras tú, detective Brown. ¿Qué sucede? —dijo Víctor,
relajándose un poco conforme la voz de Donald salía del teléfono.

Aunque se tensó abruptamente al momento siguiente cuando Donald dio su reporte.

—¿Qué?...

Víctor se puso de pie con el oído todavía en el auricular y con su mano libre señaló
una vez a Edward y luego a la radio, haciendo un gesto de dar vuelta a un botón.

Interpretando el gesto de manera literal, Edward se apresuró a la radio y la encendió,


acercándose para ajustar la señal.

No tuvo que haberse molestado, ya que la radio de inmediato transmitió un


comunicado de emergencia, el sonido era fuerte y claro.

«Las autoridades aún no han podido dar un estimado de las víctimas de los casi
trescientos explosivos detonados en el área. No obstante, las inexplicables desapariciones
dentro y alrededor de la zona de Chicago se han estimado a una cantidad aproximada de
doscientas personas, los ciudadanos de Illinois continúan expresando su preocupación en
relación…»

- 172 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Edward se petrificó cuando procesó las palabras, su expresión se distorsionó con


asombro y consternación, inclusive Bill paró sus actividades para escuchar, sus ojos
usualmente adormilados se encontraban abiertos y alertas.

—Así que… cuéntame —Logró decir Víctor, sus hombros temblando con una
aparente furia—, ¿Por qué mierdas no sabíamos nada de esto hasta que una maldita
estación de radio pública le pareció bien decirnos?

Hizo una pausa, escuchando a Donald.

—Ah… Sí. Está bien. Entiendo, detective. Te regresaré la llamada en cuanto hable con
el cuartel general y descubra lo qué está pasando.

Víctor colgó el teléfono poco a poco, casi con delicadeza. Daba la apariencia de que
ejercía sumo control y que si lo soltaba aunque sea por un segundo probablemente
terminaría rompiendo algo. Su usual fachada fría y arrogante desapareció y fue
reemplazada por una ira silenciosa.

—De modo que, nosotros, los agentes federales ni siquiera valemos tu tiempo, eh,
Nébula.

El antinatural tono tranquilo de su voz provocó que sus subordinados se intimidaran


sutilmente.

—Y, Huey Laforet… ¡¿Todos esos secuaces que moviste a Nueva York solo fueron un
truco?!

En ese momento, la manija de la puerta giró y ésta se abrió, luego un hombre asomó
la cabeza dentro de la oficina.

Ninguno de ellos había visto al hombre antes. Por su vestimenta parecía ser un
vagabundo desempleado y desamparado debido a la larga depresión; sin embargo, la
expresión perspicaz y animada en su rostro contrastaba tanto con su apariencia que los
detectives vacilaron.

En cualquier caso, ¿qué clase de vagabundo entraría a su oficina?

—¿Quién eres?

No es que tuvieran a una persona haciendo guardia afuera, aun así. Nadie podría
entrar por accidente…

—Saludos —dijo el vagabundo antes de que regresaran en sí. Su entonación culta de


nueva cuenta los desorientó, difiriendo por completo de cómo lucía—. Encantados de
conocerlos. Otra vez, quizá debería decir. Bueno. Debo admitir que es un placer
encontrarme con los estimados detectives del Departamento de Investigación…
Aunque, veo que solo hay tres de ustedes el día de hoy.

- 173 -
Capítulo III: Revés ACEPTEMOS NUESTROS ERRORES

—Qué… ¿Quién eres tú?

—Parece que ya escucharon las noticias por la radio, así que sin más preámbulos,
permítanme transmitir el mensaje del maestro Huey para ustedes.

Los detective se tensaron, ese inesperado nombre fue más que suficiente para que
tuvieron los nervios de punta.

—Ejem. El maestro Huey dice: « Lamento que las cosas tengan que terminar de esta
forma. Me arrepiento profundamente tener que hacer esto, Víctor».

¡¿Un mensajero?!

La forma en cómo apareció de repente el hombre en el momento adecuado, aunado


a las palabras que salieron de su boca, dejaba en claro que no se trataba de una broma.
Una pista crucial para la red de inteligencia y comunicación de Huey Laforet se acababa
de presentar frente a la puerta de Víctor, justo cuando más lo necesitaba.

No obstante, incluso mientras procesaba ese hecho, Víctor podía escuchar alarmas
de advertencia encendiéndose en su cabeza.

Por qué ahora, de entre todos los tiempos, se cuestionaba a sí mismo.

—Bueno… Está bien, entonces. No sé de lo qué estás hablando… Pero, quédate justo
allí y no muevas ni un maldito músculo.

Víctor fulminó al hombre con una mirada totalmente glacial; pero, la otra parte se
desatendió del asunto sin dificultad y hasta sonrió un poco cuando prosiguió.

—El maestro Huey también dice esto: «De igual forma me disculpo por agobiarlo con
esto cuando ya está ocupado; pero, no puedo arrastrarlo a esta pelea entre Nébula y
yo…».

—«Así que por ahora, perdóneme por mantenerlo ocupado solo un poco más» es lo
que dice.

Un diminuto golpe seco los alertó de que algo había caído a los pies del hombre.

Se trataba de una pequeña esfera con un monótono brillo de cobre, un delgado trozo
que parecía cordón sobresalía de ella. Un iracundo siseo inundó de pronto la habitación
silenciosa a medida que la pequeña llama al final de la cuerda continuaba
consumiéndose, emitiendo minúsculos vestigios de humo mientras lo hacía.

Víctor palideció en cuanto se percató de que se trataba.

—Todos al sue-

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Bill y Edward se zambulleron detrás de los escritorios cercanos antes de que pudiera
terminar la oración.

—¡Agh! Canallas cobar-

Nuevamente, fue interrumpido, en esta ocasión por un destello de luz de la esfera.


No tuvo tiempo de correr.

Y la oficina tembló con un rugido estremecedor.

- 175 -
Capítulo III: Revés ACEPTEMOS NUESTROS ERRORES

- 176 -
En Broadway, Isla de Alcatraz
Por la noche

—Hey. Oye, vecino. ¡Psst! Por aquí. ¿Estás despierto?

Ladd Russo había conseguido un boleto para el confinamiento; no obstante, eso no


quería decir que el tiempo se detuvo para el resto de los prisioneros. Eventualmente la
noche cayó y los reclusos fueron encerrados en sus celdas a esperar hasta que apagaran
las luces una vez más.

El sonido de la voz de alguien incitó a que Firo abriera los ojos.

No era como si tuviera nada mejor que hacer, así que apagó la bombilla de su celda
él mismo antes de que los guardias lo hicieran desde afuera. En realidad, había estado
cabeceando caprichosamente cuando una voz emocionada lo llamó desde la celda
contigua.

—¿Dragón?...

—Así es como me llaman. Pero, olvida eso. ¡Quiero hablar sobre ese tipo! ¡Tú sabes!
¡El de esta mañana!

—¿Eh? Oh, ah. ¿Te refieres a Ladd?

—¡Por supuesto que me refiero a Ladd! ¡Por un demonio, hombre, ese debe haber
sido el puñetazo más fuerte que haya visto!

—Aauuh… —bostezó Firo sin compartir el entusiasmo de su vecino—. Apuesto a que


Jack Dempsey lo habría hecho con más fuerza.

No podía decir que estuviera completamente interesado en dicha conversación,


aunque le ayudó como recordatorio de que los eventos de esa mañana no habían sido
un sueño. De hecho, deseaba de todo corazón que su entera sentencia en Alcatraz
hubiera sido un sueño; pero, desafortunadamente la realidad era una dura amante.

—Aunque sí —Caviló, se frotó los ojos y tomó asiento—. A mí también me


sorprendió. No sus golpes. Simplemente no creí que estuviera tan loco.

Dragón parecía no darle importancia a sus comentarios indiferentes y prosiguió


charlando emocionado desde el otro lado de la pared.

—¡Estuvo asombroso! Hey, ¿te fijaste que su mano izquierda era una prótesis?
¿Cómo crees que se la amputó? ¿Crees que pudo haberla perdido contra un oso come
hombres antes de ponerlo a dormir para siempre? O quizá fue un cocodrilo en el País
de Nunca Jamás quien se la comió… Jajaja. Te apuesto a que sabía deliciosa. En realidad,
estoy un poco celoso.

- 177 -
Capítulo IV: Frente PENSEMOS EN EL EXTERIOR

Firo frunció el ceño, imaginando a Dragón chuparse los labios con placer; luego
comentó:

—Entonces, ¿quién fue el Peter Pan que la cortó?

Aun cuando lo dijo, comprendió que era una pésima broma y Firo apretó los dientes
irritado. Tal vez en un intento por desviar su atención de su sentido del humor, lanzó
una pregunta hacia la pared.

—Debo de admitir, no pensé que conocieras la historia de Peter Pan.

La novela inglesa Peter y Wendy había sido un gran éxito en su país de origen y una
vez que cruzó el Atlántico hasta los Estados Unidos, demostró un triunfo similar allí
también. Firo había leído la vieja copia de Claire cuando era niño; pero nunca imaginó
que Dragón habría tenido una oportunidad parecida.

Una niño para siempre, eh… Sí, ahora que lo pienso, Claire dijo que Peter era su modelo
a seguir.

Por otro lado, Firo solo deseaba crecer tan pronto como pudiera y ganar algo de
respeto. Sonrió un poco cuando recordó su pasado.

Jamás pensé que sería yo quién fuera para siempre un… pues, joven, supongo.

Tal vez la próxima vez que viera a Czes lo molestaría llamándolo Peter Pan. Sus
pensamientos siguieron esa dirección por un tiempo antes de percatarse de que Dragón
no había contestado en un rato.

—Hey, ¿sucede algo?

—Oh. Eeh… Bueno, sabes —Dragón sonó inusualmente inseguro, aunque Firo no
podía ver su expresión para estar seguro—. Lo usé como practica para leer y escribir
en español, ¿qué tal?

—Eh. Oye, hablando de eso, en realidad eres muy bueno con el español, si lo sabías.

—Supongo. No es como si me hubiera criado con otros japoneses ni nada.

Eh, qué interesante… Aunque extraño. Me pareció que hablaba con esos asiáticos con
los que siempre come sin problemas.

Firo frunció el ceño y abrió la boca para cuestionar la contradicción de Dragón…

No obstante, claras pisadas hicieron eco en el pasillo de Broadway. El ruido de ellas


pasando a través de las barras de hierro permaneció en los oídos de los prisioneros
como si se tratara de la hoz de la mismísima Muerte.

Firo cerró la boca y se acostó, lanzando la manta sobre su cabeza, esperando en


silencio a que las pisadas pasaran de largo.

Aunque, en lugar de seguir adelante, se detuvieron frente a su celda.


- 178 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Hey, tú. ¿Acabas de tratar de ocultarme algo?

…¿Eh?

No estaba oyendo cosas. El guardia le hablaba a él.

A pesar de eso, no tenía idea de a qué se refería el guardia. Se mantuvo callado bajo
la cobija, esperando a ver qué pasaría a continuación.

Hubo un momento de silencio y luego Firo escuchó el sonido de la puerta en su celda


abrirse.

El ligero roce del metal finalmente impulsó a Firo a sacar la cabeza por debajo de la
manta. Alzó la mirada para ver a un guardia joven entrar a su celda, antes de siquiera
poder decir una palabra de protesta, el otro hombre se acercó a él y le quitó la cobija.

—¿Qué mierda? ¿Qué está pasando?

Firo se levantó de golpe, sorprendido; no obstante, el guardia lo interrumpió


fríamente.

—¿Qué está pasando? No lo sé. Tú deberías decírmelo.

Había un puñal sobre la palma del guardia. Se trataba de una pequeñita cosa
reluciente del tamaño de la palma de Firo y por el brillo plateado de la misma, Firo
podía decir que probablemente fuera nueva.

—¿Qué?...

Desde luego, Firo nunca había visto ese puñal antes. Aunque, sin darle tiempo para
explicar, el guardia sonrió perversamente y sujetó su brazo.
—Te crees muy listo, eh.

Firo andaba a tropezones detrás del guardia a medida que lo arrastraba hacia afuera,
todavía medio dormido y aturdido. Sacudió la cabeza, medio esperando despertarse y
descubrir que todo se trataba de un sueño; no obstante, el clic de las esposas cerrándose
alrededor de sus muñecas eliminó esa idea enseguida.

Todavía no era hora para apagar las luces, por lo que miró alrededor y vio que todos
en las celdas cercanas se acercaron a sus puertas, observándolo. Dragón en especial le
sonrió a Firo desde su celda y solo entonces Firo se percató del verdadero aprieto en el
que se encontraba.

Suspiró, aceptando lo que le deparaba y, para rematarlo, el guardia movió el puñal


“confiscado” amenazadoramente hacia él.

- 179 -
Capítulo IV: Frente PENSEMOS EN EL EXTERIOR

—Desconozco cómo lograste pasar de contrabando esta cosa —dijo él—. Pero, no te
preocupes, tendrás mucho tiempo para explicarlo durante tu estadía en solitario.


—De modo que trabajas para Misery, eh.

Varios guardias habían rodeado a Firo mientras lo conducían escaleras abajo y


pasaban una puerta fuertemente vigilada; sin embargo, se marcharon cuando entraron
a un largo pasillo, dejando solo al primer guardia que “encontró” el puñal en la celda de
Firo.

Firo esperó hasta escuchar la puerta cerrarse detrás de él para hacer la pregunta
principal.
El guardia no se sobresaltó, ni dio media vuelta a medida que lideraba el camino por
el pasillo.

—Me alegra saber que eres rápido en captar.

—Admito que no creí que me fuera a llamar luego de solo dos días de estar aquí.

—Se presentó una pequeña emergencia.

Firo frunció el ceño ante la rotunda explicación.

—¿Una emergencia?

—No es necesario que los prisioneros sepan del mundo exterior.

Entonces, ¿por qué carajos lo mencionaste, cabrón?

Firo abrió la boca para dar voz a su queja; después la cerró con el ceño fruncido
cuando decidió ignorar la evidente carnada del guardia.

—En ese caso, ¿qué tiene que ver todo esto conmigo?

—Estás al tanto de que Huey Laforet sabe sobre ti, ¿cierto? Así que ya no tiene
sentido moverse sigilosamente. Hemos decidido dejar que hables con él directamente.
Puedes preguntarle todo lo que quieras y a cambio probablemente también te haga
unas preguntas.

—Me parece algo imprudente… ¿Estás seguro de que esas fueron las órdenes de
Misery? No me dio la imagen de ser alguien tan impulsivo —comentó Firo bruscamente,
pero frunció el ceño un momento después cuando los hombros del guardia temblaron
con una risa silenciosa.

—Desde luego que no.

Solo cuatro palabras, pero hicieron que Firo se detuviera en seco.


- 180 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—¿Qué?...

—Estoy trabajando para Misery y sí recibí órdenes de ponerte en solitario esta noche
y ver qué harías.

—Espera…

Un escalofrío recorrió la espalda de Firo.

Sintió que el contenido de su estómago se revolvía inquieto, una sensación concreta


de presentimiento lo rodeó y se apoderó de él. Renuentemente rememoró su tiempo en
el barco que lo había traído a la isla y a pesar de sí mismo abrió la boca. Tenía que
averiguar si su sospecha era cierta.

—Entonces… estás trabajando para Misery y también para Huey —Suspiró Firo, ya
medio resignado, por su parte el guardia sonrió y asintió con la cabeza.

—Me alegra saber que eres rápido en captar.


El guardia condujo a Firo hacia las profundidades de la prisión subterránea.

Pasando una puerta secreta, bajando tramos de escaleras amuralladas con ladrillos
y hormigón, más y más profundo, más y más lejos…

Había una habitación.

Conforme descendía las escaleras, Firo sintió que estaba siendo transportado al
pasado de la isla, regresando en el tiempo a medida que caminaba; sin embargo, cuando
por fin llegó al fondo, esa sensación fue destruida en un millón de piezas.

Tres enormes puertas de concreto reforzado y acero bloqueaban su camino, las


cuales se abrían una tras otra a medida que el guardia lo dejaba pasar. Había más o
menos un metro de espacio entre cada puerta y las tres poseían fuertes cerrojos que las
mantenían cerradas.

El guardia abrió la última puerta y reveló un largo pasillo, al final del cual esperaba
otra puerta robustamente construida.

No obstante, a diferencia de las tres por las que había pasado Firo, ésta última tenía
una ventana y una pequeña ranura hasta abajo que parecía ser usada para entregar y
recibir las bandejas de comida.

Así que por eso hay tantas puertas bloqueando el camino, eh…

No pensaba que nadie pudiera hacerse tan pequeño como para pasar por esa
pequeña ranura; pero, tal vez si un inmortal pusiera en riesgo su propia vida, entonces

- 181 -
Capítulo IV: Frente PENSEMOS EN EL EXTERIOR

habría una posibilidad de escapar. A lo mejor hasta había verjas similares obstruyendo
los ductos de ventilación, a fin de prever que eso sucediera.

Se le ocurrió que podrían haber cortado el aire por completo y así Huey se sofocaría
eternamente; sin embargo, pronto se dio cuenta de que eso no sería diferente a solo
arrojar a Huey en algún río dentro de, quizá, un barril lleno de concreto. Firo pensó que
Víctor era inesperadamente humano, comparado a la compañía que frecuentaba.

Eh. Aun así, toda esa seguridad no sirve para nada cuando hay traidores entre los
guardias en turno de aquí.

Firo sonrió y como si sus pensamientos hubieran sido emitidos para que todos los
escucharon, el guardia se giró y sonrió.

—El guardia que habló contigo en el barco fue transferido a tierra firme. Por
supuesto, no respondió a ninguna pregunta y no es que pudieran torturarlo para
obtener la información. Escuché que lo tienen bajo vigilancia en estos momentos. Muy
estricta.

—Ya veo… Entonces, lo que quieres decir es que si te delato, también te quedarías
sin trabajo, ¿eh?

Si el guardia se sintió amenazado, no lo demostró en lo absoluto.

—Por supuesto. Sin embargo, alguien más tomaría mi lugar en poco tiempo.

—Sabes… Si tan solo me dijeras cómo hacen eso, podría estar en las calles como un
hombre libre a esta hora mañana.

—Pues bien. Tal vez el maestro Huey se digne a contarte si preguntas amablemente
—declaró el guardia, riéndose a la ligera mientras guiaba a Firo por el pasillo.

—Incluso con la ayuda de agentes dobles como yo, escapar de la isla está lejos de ser
fácil. Viste la seguridad haciendo guardia en la entrada, ¿cierto?

—Sí… Sí, lo hice.

Incluso si Huey de alguna forma lograra pasar las tres puertas reforzadas,
posiblemente solo hubiera unas cuantas rutas hacia la superficie y hacia la libertad.
Había oído que el Director era un hombre inteligente e ingenioso, a menos que Huey de
una forma u otra consiguiera que más de la mitad de los guardias estuvieran de su lado,
sería difícil intentar un escape.

—Aun así. Parece que está planeando irse pronto.

—¿Irse?... ¿Quieres decir que va a escapar?

—Para el maestro Huey, nada es imposible.

Alto, alto. Espera un segundo.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Firo solo había sido un prisionero en Alcatraz por dos días; no obstante, incluso ese
breve lapso de tiempo fue más que suficiente para grabar a qué extremos llegaba el
personal sobre la seguridad. Aun si Huey de alguna forma superaba la seguridad e
incluso si era un inmortal, ¿sería capaz de cruzar nadando el océano en medio de las
peligrosas corrientes y los hambrientos tiburones que rondaban la bahía? No, escapar
sería casi imposible.

Sin embargo, ese no era el motivo para el sobresalto de Firo.

Después de todo, no importaba cómo lo hiciera. Si Huey Laforet en verdad lograra


huir…

En ese caso, ¿qué pasaría conmigo?...

Se había infiltrado en Alcatraz para averiguar el misterio detrás de la red de


información de Huey; pero, si Huey desaparecía de la isla antes de que Firo consiguiera
hacerlo…

¡No me encerrarían aquí en lugar de él, ¿verdad?!

La idea revoloteó en su mente y sintió cómo se revolvía su estómago con ansiedad.

Se encontraba tan ensimismado con esa inoportuna idea que ni siquiera notó que
habían llegado al final del pasillo hasta que el guardia sacó las llaves.

El hombre abrió la complicada serie de cerrojos sobre la puerta y dio un paso atrás,
indicando a Firo que entrara.

—…Supongo que la mano derecha de alguien no saldrá disparada a mi cabeza justo


cuando abra la puerta, ¿cierto? —inquirió Firo, subiendo una ceja.

—Si esa hubiera sido la intención del maestro Huey, habría esperado hasta que
estuvieras encadenado para ponerte unas drogas en tu próxima comida —respondió el
guardia y Firo solo pudo fulminarlo con la mirada, luego abrió la puerta con cuidado.

Una vez que la puerta estuvo entre abierta, echó un vistazo al interior. Vio a una
persona sentada sobre una silla algo retirada de la puerta y se relajó, abriéndola por
completo.

Sin embargo, en ese momento…

—¡Pero si es Firo! ¿Qué te trae por aquí? ¿También te invitaron?

—Qué demonios…

¡¿Isaac?!

Firo dio un paso atrás inconscientemente cuando vio que la persona sentada sobre
la silla era ni más ni menos que Isaac Dian.

- 183 -
Capítulo IV: Frente PENSEMOS EN EL EXTERIOR

Un momento después, una mano apareció de entre las sombras y pasó a través del
espacio donde había estado antes.

Jadeó, luego forzó a que su respiración se acompasara y tensó el cuerpo, preparado


para entrar en acción. Todos eran un enemigo. No podía bajar la guardia ni por un
segundo.

No obstante, su fría evaluación de la situación se detuvo por un momento, después


se relajó minuciosamente, la atmósfera de hostilidad emanando de él disminuyó solo
un poco.

Se había percatado de que aquella mano que salió de las sombras se trataba de la
izquierda.

Hubo una pausa, luego una mano derecha se unió a la izquierda y comenzaron a
aplaudir.

—Excelente velocidad, debo admitir. Sus reflejos y evaluación de la situación


también son admirables. Umm… Quizá, hasta a la par con Nile y Denkuro.

La primera mitad habían sido profusos halagos.

Sin embargo, la segunda mitad se encontraba ausente de valuación, como si el


hombre oculto hablara consigo mismo. Acto siguiente, salió de las sombras, todavía
divagando consigo mismo.

A diferencia de las ropas azul marino que le habían dado a Isaac y Firo, el hombre
traía puesto un extraño uniforme de prisionero de color blanco marfil.

—Es un placer conocerlo al fin, Firo Prochainezo. Confío en que es la primera vez que
nos encontramos… O, tal vez, si tomamos en cuenta los recuerdos en su cabeza, esta
sería una reunión atrasada por muchos, muchos años —afirmó el hombre, su tono
tranquilo fue notablemente extraño considerando que también era un recluso. Le
ofreció a Firo una sonrisa que no revelaba absolutamente nada de lo que estaba
pensando.

Firo mantuvo su guardia en alto mientras comparaba el rostro del hombre con
alguno que albergara en los recuerdos de los muchos alquimistas en su interior.

—Espero que no te moleste que no comparta tu entusiasmo… Huey Laforet.


—Umm… Me da la impresión de que tiene mucha curiosidad sobre algo.

- 184 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Solo treinta segundos habían transcurrido desde el primer encuentro de Firo con
Huey.

Huey había regresado a su habitación e invitó a que Firo pasara, el joven camorrista
entró cautelosamente, mirando por todas partes. Aunque, una vez dentro, descubrió
que aparte del tamaño de la habitación, había poco que la diferenciara de su propia
celda.

Huey permaneció de pie junto a la pared del fondo, mientras que Firo ocupó el lugar
opuesto a él con Isaac en medio. No se molestó en ocultar su ansiedad y miró fijamente
al inmortal con más edad.

—Pareces el tipo de hombre que piensa que lo sabe todo, que le gusta jugar a Dios.
Así que, sí, tengo curiosidad del porqué quisieras hablar con alguien como yo. Tengo
curiosidad sobre lo que piensas que voy a preguntarte.

—Ah, ya veo. Creo que primero preguntaría el motivo exacto del porque el señor
Dian se encuentra aquí con nosotros —respondió Huey amistosamente, ofreciéndole a
Firo otra sonrisa enigmática.

Los sentidos de Firo le decían que Huey no le haría daño. Que Huey no mentía.

A pesar de eso, Firo no podía terminar de agradarle el hombre que se encontraba de


pie al fondo de la habitación. Sin embargo, ¿el por qué no le gustaba? No lo podría decir
con seguridad. Desde luego, estaba ese repentino ataque que marcó su primera
interacción, pero eso no era todo. Se trataba de sus instintos, la experiencia de todos
esos años que vivió como parte del último eslabón de la sociedad, la que rechazaba el
hombre frente a sus ojos.

Un extraño y tenso silencio se extendió entre Huey y él.

El guardia que había traído a Firo a la celda seguía de pie afuera, de modo que solo
Isaac sirvió de testigo de la rígida atmósfera. Como era de esperar, no pareció haberlo
notado en lo absoluto, solo reviviendo ante la mención de su nombre.

—¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Fue algo que hice?

—No. Sí. Espera, pues… Aah, olvídalo. ¿Qué estás haciendo aquí, Isaac? —A lo mejor,
deseando recuperar su compostura en lugar de batirse a un duelo verbal con Huey, Firo
deliberadamente miró a Isaac y le preguntó sin rodeos.

—Oh, ¿yo? Un guardia me llamó hace un rato, así que estaba charlando con este
monstruo cuando entraste.

—¿Monstruo?...

Firo no podía negar que Huey no era exactamente un ser humano; aun así. En
realidad no daba el ancho.

- 185 -
Capítulo IV: Frente PENSEMOS EN EL EXTERIOR

Isaac sonrió a sabiendas de la expresión confundida de Firo y sacó el pecho,


entregando una explicación fundamentalmente errónea.

—Escucha con atención, Firo. En el oriente llaman a los hombres que viven en
habitaciones secretas como esta “dashikiwarashi12”. ¡Si los ahuyentas, la mala suerte
caerá sobre ti, y si llegaras a encontrarlos en la calle tienes que ponerte los zapatos
sobre la cabeza y postrarte en el suelo frente a ellos! ¡Eso convertirá toda la mala suerte
en buena, así que asegúrate de practicar tu reverencia!

—Ajá… Sabes, es un buen cambio de ritmo que Miria no te esté animando; pero, por
alguna razón, solo provoca que quiera golpearte aún más.

Tal vez percibiendo la frustración de Firo, Huey dio un paso al frente para resolver
la situación.

—Gracias por regalarme algo de su tiempo el día de hoy, señor Dian. Disfruté de
sobremanera todas las historias que me contó; sin embargo, me temo que ahora
debemos despedirnos una vez más. Verá, tengo que discutir secretos muy delicados con
el señor Prochainezo. Espero que lo entienda.

Por un instante, una expresión dolida pasó por el rostro de Isaac; no obstante,
apareció y desapareció en un santiamén, la sonrisa regresó de inmediato a sus
facciones.

—¡Oh, oh! ¡Secretos, eh! Ya entendí. Muy bien, me iré. Pero, antes de marcharme,
¿podrías hacerme un favor y hacer feliz a las personas de aquí? Me di cuenta que todos
lucen tristes por algún motivo. ¡Apuesto a que todos tienen pasados trágicos!

—Oh, claro. Es un hecho que su felicidad es importante, no es así. Y recuerde, señor


Dian, todo de lo que hablamos debe permanecer en secreto. No nos ayudaría en nada
que nuestra buena suerte se escape, sabe.

—¡Por supuesto! ¡Tus secretos están a salvo conmigo! ¡Puede que no lo parezca, pero
tengo un don para guardar secretos!

Si eso fuera cierto entonces no estarías aquí en primer lugar, Isaac.

Firo se guardó el comentario para sí mismo; decirlo no tendría efecto alguno sobre
el antiguo ladrón.

Felizmente ignorante de las divagaciones de Firo, Isaac se puso de pie de un salto y


siguió al guardia afuera. Huey lo observó marcharse con una sonrisa gentil sobre su
rostro. Muy probablemente, Isaac pasaría la noche en confinamiento y luego lo llevarían

12
N. de la T. Dashikiwarashi: Es un juego de palabras con “zashikiwarashi”. El artículo “the” en inglés se
pronuncia como “za” en japonés; en la traducción inglesa decía “the shikiwarashi”, por lo tanto mis opciones
eran dejarlo en inglés o traducirlo fonéticamente, ya que para nosotros el “the” suena a “da”, de ahí el
“dashikiwarashi”. Los Zashikiwarashi son monstruos con apariencia de niños de la mitología japonesa, se
dice que se ocultan en las casas y traen buena suerte si son respetados y mala si son ahuyentados. La
mención sobre los zapatos en la cabeza y postrarse son referencias a historias y prácticas budistas.

- 186 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

de regreso a su celda a la mañana siguiente, uniéndose al resto de los prisioneros de


nueva cuenta como si nada hubiera pasado.

Firo mantuvo la mirada fija sobre Huey a medida que escuchaba el sonido de la
puerta cerrándose detrás de él.

No tenía la certeza; pero, la sonrisa que Huey le mostraba a él parecía un poco más
fría que con Isaac. El inmortal con más edad hizo un gesto hacia la ahora silla vacía.

—Por favor, tome asiento.

—Hazlo tú.

—Muy bien.

Firo hizo una pausa, perplejo, cuando Huey asintió e hizo justamente eso. La
sensación de ansiedad que lo molestaba desde que entró a la habitación solo se volvió
más fuerte.

Exhaló profundamente, tratando de mitigar su irritación; sin embargo, sus esfuerzos


fueron en vano ya que Huey eligió ese momento para iniciar la conversación.

—Me disculpo por lo anterior. A veces el impulso de hacer bromas infantiles me


supera. Espero que lo entienda.

—¿Eh? Ah, eso.

Aparentemente para Huey, fingir poner en riesgo la vida de Firo contaba como una
“broma infantil”. Firo frunció el ceño y apretó los dientes, asumiendo una fachada de
fría serenidad.

—No fue nada… Víctor hizo lo mismo en nuestro primer encuentro.

—Ah, sí, eso parece ser algo que haría él. Aunque es extraño. Luce un tanto molesto
considerando que no fue “nada”.

—Pensé que me habías llamado por que querías hablar. Si solo te vas a comportar
como un cabrón, me voy.

A decir verdad, Firo perdería más que Huey si la conversación terminaba aquí; a
pesar de eso, Firo esperaba que Huey cayera en su engaño.

Comprendía que solamente jugaba en las manos del inmortal con más edad al charlar
con él; aunque, tampoco es como si tuviera mucha elección.

—Entonces —dijo Firo—, ¿por qué pediste que Isaac viniera aquí?

—Umm. Escuché que también era un inmortal. Meramente deseaba conversar con
él. Fue muy ameno. Interesante, de hecho.

—…¿Y tú “meramente deseabas conversar” conmigo también?

- 187 -
Capítulo IV: Frente PENSEMOS EN EL EXTERIOR

—Bueno, no puedo negar que en parte así es, pero…

Huey cruzó las piernas y pareció pensar la pregunta por un momento.

—Pero, hay algo por lo que estoy levemente intrigado. Y usted, de igual forma, debe
tener cosas que desea saber sobre mí, ¿no es así? Otras interrogantes además de las que
Víctor le pidió que averiguara.

—No puedo negar eso, supongo… Aunque, en realidad no me gustaría preguntarte


nada. Solo quería decirte algo.

Firo se apoyó sobre la pared y cruzó los brazos, mirando fijamente al hombre
sentado delante de él.

—No te metas con Ennis… o con mis amigos y la Familia —declaró Firo
rotundamente, recordando el incidente en Mist Wall de hace un año—. Mira. No es de
mi incumbencia lo que hagas y tampoco quiero devorarte ni nada. No creo que Maiza
tenga algún resentimiento contra ti, así que no necesitas preocuparte por eso.
¿Honestamente? No me importa si te conviertes en el enemigo público número uno o si
decides dominar el mundo, o lo que sea, siempre y cuando nos dejes en paz. No trates
de arrastrarnos en tu mierda, es lo que estoy diciendo. No me pongas a prueba. Ya estoy
lo bastante enojado con que me echaran a esta isla olvidada por Dios.

—Aah, ya veo. De modo que siente afecto por la señorita Ennis.

—¿Y eso qué?... —preguntó Firo, desviando la mirada.

—Escuché que el año pasado individuos trabajando para mí hicieron avances


desfavorables hacia usted y la señorita Ennis. Christopher y los demás deben albergar
fuertes sentimientos hacia ella.

—¿Y qué?

—Meramente deseo dejar en claro que personalmente no tengo intenciones de dañar


ni de acercarme a ella.

La sonrisa en el rostro de Huey pareció volverse más fría cuando se recostó en la


silla, la vieja madera crujió solo un poco.

—…No las tengo, así es, siempre y cuando coopere conmigo.

—¿Cooperar?

—Usted, así como los recuerdos de Szilard Quates, son de lo más preciados para mí.

Firo frunció el ceño sin reservas, sus cejas arrugándose en consternación.

Para ser honestos, lo medio había esperado; sin embargo, las palabras de Huey
confirmaron más o menos que sabía, o al menos tenía la suficiente evidencia para
asumir que Firo había devorado a Szilard Quates.

- 188 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—No sé de qué hablas… Además. Yo no veo qué hay de preciado en todo eso para
nada.

—No, no. Para mí, verá, los recuerdos de Szilard Quates, la información que él posee
en relación a la creación de la señorita Ennis y la incompleta Gran Panacea, son muy
valiosos.

El ceño fruncido de Firo se profundizó; aunque, no comentó al respecto.

—Sin mencionar que su propia existencia es de lo más intrigante para mí. Verá, yo
aún no he devorado a otro inmortal. No obstante, Szilard Quates hizo un festín con
docenas de personas y la oportunidad de observar qué efecto puede o no causar
devorar a un hombre como él en su psique es… Bueno. En resumen, sus experiencias,
tanto las pasadas como las futuras, son de un gran interés para mí.

Firo hizo una mueca y contestó bruscamente:

—¿Estás coqueteando conmigo o qué? Cierra el maldito pico. No hay nada


interesante al respecto, porque nada sucedió. Yo soy yo, fin de la historia.

—…Sin embargo, hubo un tiempo en que no podía haberlo admitido con tanta
seguridad, ¿no es así?

Firo abrió la boca para contradecirlo, pero se detuvo, de pronto se quedó sin
palabras.

No podía afirmar que no lo hubo. Huey rió con suavidad y prosiguió a explicar sus
teorías.

—Considero que los recuerdos que obtuvo de Szilard no son solo conocimientos. No
sé si alguna vez lo ha puesto a prueba, pero estoy casi seguro que si intentara, por
ejemplo, manejar un automóvil, descubriría que su cuerpo cumpliría la tarea con mucha
facilidad incluso si deliberadamente no busca la información. Por lo tanto, cuénteme.
¿Puede afirmar con certeza que esas memorias y experiencias del pasado, esas cosas
que no le pertenecen a usted, que se mezclan lento pero seguro en su interior no le han
influenciado en lo absoluto? ¿Qué sigue siendo usted mismo? ¿No se ha preguntado, ni
por un segundo, si realmente sigue siendo la misma persona que era antes de adquirir
su conocimiento?

Huey no decía todo eso para amenazar a Firo, ni para qué dudara de sí mismo.
Simplemente hacía pregunta tras pregunta con los ojos fríos y serenos. Estas preguntas
no tenían el objetivo de forzar una respuesta de él. En verdad no eran más que
expresiones puras de curiosidad, peticiones neutrales que demandaban respuestas
neutrales.

Aun así, Firo tembló, sintiendo un profundo abismo glacial respirando


interminablemente dentro de esa helada mirada. ¿Tenía rastros de sudor frío en su
frente?

- 189 -
Capítulo IV: Frente PENSEMOS EN EL EXTERIOR

—¿Qué quieres? —espetó.

Huey lo meditó por un rato antes de contestar.

—¿Qué es lo que quiero? Mi objetivo final es crear un demonio, supongo, pero…


Umm. Tal vez ese sea mi objetivo actual. No… Sin embargo…

Fue disminuyendo el volumen de su voz, sonando más parecido a que hablaba


reflexivamente consigo mismo. Al cabo, miró de nueva cuenta a Firo y abrió la boca una
vez más; aunque, aun así no se oía totalmente seguro.

—Creo… Creo que deseo comprender el final.

—¿El final?...

—Solamente deseo comprender.

Firo frunció el ceño, inseguro de lo que decía.

—¿Comprender qué?

—Algo. Cualquier cosa. No importa qué.

Huey descruzó las piernas y luego las volvió a cruzar, explayándose en una juiciosa
reflexión que iba dirigida tanto para él mismo como para Firo.

—¿Por qué nací? ¿Cuál es el objetivo de la vida? ¿Por qué está mal asesinar a la gente?
¿Conoce a personas que se han preguntado eso, temas que no tienen nada que ver con
el curso natural de la vida? Cuando era joven, siendo un filósofo yo también me
pregunté esas cuestiones; pero, a la larga me cansé de ellas. No era que las respuestas
me eludieran. Sino que encontré demasiadas respuestas. Incluso sin consultar a los
demás, descubrí que podía producir equis cantidad de conclusiones para cada
interrogante, torciendo las palabras y sus significados hasta arribar a cualquier
solución, y eso no mantuvo mi interés. Las respuestas se encontraban en mi corazón y,
aun así, no deducía de ellas ninguna revelación, ninguna catarsis. En cambio, aprendí
que disfrutaba estudiar las conclusiones alcanzadas por los demás, el acto en sí de
extraer los pensamientos de los demás más que de mí. Desde niños inocentes, hasta
ancianos, de los crueles, de los amables, de los perturbados, de los tontos y de los
sabios… Es más que normal que cada uno encuentre su propio y aislado significado de
la vida, su propia verdad del mundo, a pesar de eso… Deseo comprender. Todas esas
cosas. Deseo comprenderlo absolutamente todo.

—¿Absolutamente todo?...

—Los que viven actualmente, los que vivieron en el pasado, los que vivirán en el
futuro. Aquellos que nunca nacieron, pero que pudieron haber nacido. Deseo
comprender los corazones de esas personas, de esos otros. Y esto es solo un punto, un
ejemplo. Pero hay más, todavía hay más conocimientos de los que deseo apropiarme.
¿Qué existe al final del universo? ¿La parte más pequeña de la materia es la partícula o

- 190 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

la cuerda? ¿Es posible viajar a través del tiempo? ¿Acaso los universos paralelos
realmente existen? Y luego están las interrogantes sobre las personas, sobre los seres
humanos. ¿Cuál es la verdad detrás del reciente robo que vi en las noticias? ¿Quién era
Jack el Destripador? ¿Cuál era la verdadera identidad de Thompson el Picahielos, el
asesino serial que encabezó los titulares de Nueva York hace varios años? ¿Cuál es
tiempo idóneo de cocción para el pescado blanco? ¿Existen los poderes psíquicos? ¿Qué
hay al final del arcoíris? Inclusive deseo comprender esos elementos. Todo. Sí.
Absolutamente todo.

La voz del hombre de blanco aumentó en intensidad con locura a medida que
hablaba, elevándola con agitación.

—¿Qué pensaré cuando lo comprenda todo? ¿Qué me espera al final de ese camino?
¿Aburrimiento? ¿O emoción? ¿O quizá habrá un nuevo enigma allí, uno solo revelado
para aquellos que lo comprenden todo? Meramente deseo llegar a ese alabado altiplano.

—¿Cuál es el sentido de eso?...

—No tiene que haber uno. Tal vez el resultado, el hecho de que cumplí esa última
decisión, será el único sentido que derive de ahí. La respuesta a eso, de igual forma, yace
en la oscuridad. Sin embargo, es por eso que existo, para comprenderlo todo. Amo el
conocimiento, el hecho de saber, a tal grado que a veces pienso que si este mundo no
permite el conocimiento absoluto… Prefiero ver su destrucción.

—Aunque, en otras palabras, ¿eso también quiere decir que destruirías el mundo por
conocimiento?

—De ser necesario.

Firo no tenía nada que comentar al respecto.

Está loco. Completamente chiflado.

Cambió de posición intranquilo, preguntándose cómo escaparía del obviamente


hombre demente frente a él.

—…Ja…

Huey lo observó y de repente soltó una carcajada.

—¡Jajajajaja! ¡Ajajajajaja!

Firo dio un cauteloso paso hacia atrás.

¡¿De verdad perdió la cabeza?!

Al parecer, notando su ansiedad, Huey dejó de reír igual de súbito que como lo inició.
El hombre de blanco le ofreció una sonrisa infantil y se encogió ligeramente de
hombros.

- 191 -
Capítulo IV: Frente PENSEMOS EN EL EXTERIOR

—Era una broma…

—¿Qué?...

La boca de Firo se abrió cuando la emoción desapareció de la voz de Huey como si


nunca hubiera pasado.

—¿En serio creyó que semejantes ideas patéticas serían mi motivación? Qué
absurdo. No he soñado con destruir el mundo desde que era niño.

—¿Qué? —Logró decir Firo, más confundido que nunca.

—Verá. He notado que de vez en cuando la gente tiende a considerarme como una
persona con muchos secretos, unos que guardo muy cerca de mi corazón, y pensé que
a lo mejor usted sería uno de dichos individuos. Por favor, no me tome tan en serio.

Solo entonces Firo se percató de que Huey había estado jugando con él,
ruborizándose en partes iguales con furia y vergüenza… y un poquitín de alivio.

—Cabrón…

—Lle dije que en ocasiones tengo el impulso de hacer bromas infantiles, ¿no es así?

…¡Si le doy una paliza al bastardo solo estaré jugando en la palma de su mano!

Firo ignoró la fuerza con la que apretaba sus puños y trató desesperadamente de
frenarse y probar que tenía la situación bajo control.

—No eras muy popular con los otros alquimistas en aquel entonces, ¿no es así?

—Solo tengo un amigo.

—Sí, ese amigo debe ser un santo o tal vez solo pretende serlo. Eso o es un maldito
idiota o quizá un masoquista demente.

—No. Un demente, sí, y un charlatán, también. Sin embargo, él no pretende ser un


santo. Todo lo contrario… —murmuró Huey desviando la mirada. No estaba evitando
los ojos de Firo, en cambio, pareció que veía a una persona que no se encontraba allí y
por un momento, incluso lucía solitario—. Es un completo demente. Solo piensa en
cómo deleitar en su totalidad al mundo que contempla. Busca una forma para hacer feliz
a cada ser humano en el planeta, independientemente de sus opiniones, de su religión,
de si son buenos o malos.

—Pues… Suena muy raro cuando lo pones así, aun así, apuesto a que es mucho mejor
que tú.

El rostro de un alquimista apareció de súbito en la mente de Firo, proveniente de las


memorias de Szilard; pero lo ignoró y lo regresó a su lugar de momento.

Al cabo de un rato, Huey se puso de pie lentamente, mirando a todas partes como si
no hubiera estallado en una risa maniática hace poco.
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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Pero, dejemos de lado eso por ahora —dijo, indicando el final de esa discusión—.
Me gustaría trabajar con usted. Solo un par de preguntas de vez en cuando es todo lo
que pido. En caso de que prefiera “vender” los resultados de la investigación de Szilard,
estoy preparado para pagar lo que sea que demande, siempre y cuando esté dentro de
mi poder.

Firo vaciló, luciendo inseguro.

—Piénselo. Con el conocimiento que posee, no tendría motivos para perseguir a la


señorita Ennis. Y sobra decir que me aseguraré de que Christopher nunca la vuelva a
ver, también.

Fue la primera oferta concreta que Huey le había dado hasta el momento. Firo lo
meditó un poco; no obstante, antes de que pudiera llegar a una conclusión, Huey le
otorgó una fecha límite.

—Permaneceré aquí por un par de días más¸ antes de marcharme, lo citaré aquí una
última vez. Apreciaría si tuviera lista su respuesta para entonces.

Más o menos le acababa de contar a Firo que escaparía de Alcatraz en un par de días;
aunque Firo ya no podía sorprenderse más.

—Si acepta cooperar conmigo, entonces como una señal de confianza, un anticipo si
así lo prefiere, le diré cómo me comunico con las personas fuera de estas paredes, y
cómo consigo que los guardias trabajen para mí. Es lo que Víctor quiere saber, ¿cierto?

Un millar de preguntas emergieron dentro de Firo, cosas que desesperadamente


deseaba preguntar a este hombre que parecía verlo todo; sin embargo, a final de
cuentas solo externó una.

—¿Qué carajo eres?

Con un dedo, Huey, tocó ligeramente sus labios con aire pensativo conforme
consideraba la pregunta directa y, al final, solo le confirió a Firo la respuesta más fácil.

—No soy más que un investigador —dijo llanamente.

—Aunque, tal parece que a Víctor y al senador no les gusta lo que estudio.


Pasó un momento luego de que Firo siguiera al guardia fuera de la celda de Huey y
regresara a la suya.

Luego, se escuchó la voz de una niña por encima de la cama.


—¡Buen trabajo, papi!

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Capítulo IV: Frente PENSEMOS EN EL EXTERIOR

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Ah. Gracias, Liza. ¿Cómo le fue?

—Umm… ¡Hay una persona que da mucho, mucho miedo y nos está estorbando!
¡Tiene una llave inglesa que es enooorme! ¡Tan gran cómo su brazo! ¡Apuesto a que está
loco o algo así! Aunque, lo malo es que también es muy, muy fuerte. Ni siquiera Lamia
puede vencerlo… ¡Oh! ¡Pero, no te preocupes, papi! ¡Lo investigué así que ya no será un
problema! ¡Encontré a un buen rehén que se encargará de él enseguida, ya verás!

—Por supuesto. Eso es algo bueno, sí —murmuró Huey, sonriendo con gentileza. No
obstante, se detuvo por un momento, percatándose de que la expresión en la cara de su
hija era un poco diferente a la usual—. ¿Sucede algo?

El tono de voz de Liza albergaba una mezcla de sorpresa y celos mientras exclamaba:

—Nunca te oí reír de esa forma, papi. ¡Parecías que estabas muy feliz cuando
hablaste con ese hombre, Isaac, e incluso con ese espía de Firo!

Huey rió levemente.

—Jajaja. ¿Está celosa de que me divertí con personas que acababa de conocer, Liza?

—¡Ajaá! ¡Estoy súper celosa! ¡Esos dos se pueden morir para lo que me importa!
¿Puedo matarlos, papi? ¿Por fiiiiss?

—No, linda. De todas formas, ambos son inmortales, así que no podría matarlos
incluso si le diera permiso de hacerlo.

—Oooooh…

Liza bajó la cabeza; sin embargo, no pudo ocultar el tono preocupado e inquisitivo
de su voz conforme hablaba.

—¡Pero, hoy de veras actuabas diferente que de costumbre, papi!

—Es solo que conversar con el señor Dian me recordó un poco el pasado —explicó
tranquilamente Huey.

Pensó en su viejo amigo, y en sí mismo, de hace muchos años…

—Esos dos son muy parecidos, sabe… Ambos tienen personalidades similares y
ambos no están del todo bien de la cabeza.

- 195 -
Capítulo IV: Frente PENSEMOS EN EL EXTERIOR

- 196 -
En el parque Madison Square

—Ustedes sí que hicieron llorar a Chane, eh.

La joven de vestido negro y su acompañante pelirrojo permanecían totalmente


rodeados por hombres de apariencia peligrosa con abrigos negros.

En cualquier historia una situación como esta sería descrita como en grave peligro;
sin embargo, los pandilleros bien podrían no estar ahí por la reacción que el joven
mostró.

—Ahora tendré que golpearlos a todos en los ojos hasta que lloren tanto como ella.
Están advertidos.

—¿De qué carajos hablas? ¿Quién está llorando? —espetó Spike.


El joven se limitó a negar tristemente con la cabeza.

—Escucha. ¿No la oyes? Es la voz de Chane gritando, repleta de tristeza. Pidiendo


ayuda. ¿Todavía no la oyes? Toma, deja darte una pista: solo yo puedo oírla.

—¿Alguna vez piensas decir algo que tenga sentido? ¿Cuánto opio fumaste el día de
hoy, colega?

—¿Eres estúpido o qué? ¿Por qué necesitaría drogarme para hacer esto? Todo lo que
necesito es agudizar mis sentidos y luego puedo escuchar la voz de Chane fuerte y claro.

—Oye, Félix. No tú, sino el nuestro. ¡¿De verdad le vendiste tu nombre a este
subnormal?! Espera, espera, aguarda un segundo. ¿Eso significa que él también es un
asesino? —Se burló Spike.

Pero, en lugar de contestar, el Félix Walken anterior solo suspiró profundamente y


desvió la mirada, negándose a responder.
En cuanto al joven pelirrojo, que también era Félix Walken, aunque a veces lo
llamaban Claire Stanfield, miró curiosamente al hombre invidente.

—Ah, hey. Ahora te recuerdo.

—¿Eh?

Spike frunció el ceño y centró su agudo sentido del oído en dirección a la voz de
Claire. Por algún motivo el joven lo había estado molestando desde el momento en que
abrió la boca, haciendo sonar alarmas de advertencia muy fuertes en su cabeza por una
razón que no podía entender. No obstante, las siguientes palabras que salieron de la
boca de Claire sin lugar a dudas lo ayudaron a que recordara.

—Eres ese francotirador del tren.

- 197 -
Capítulo IV: Revés TENGAMOS UNA CHARLA. SÍ, ADELANTE

Las alarmas en su cabeza llegaron a su máximo nivel cuando Spike se paralizó, la


confianza que había ganado con su ventaja numérica se desmoronó en un santiamén,
colapsando como un castillo de naipes.

—Eh. Debo admitirlo, incluso en mi campo laboral no todos los días ves a una
persona sobrevivir luego de caer de cara de un tren en movimiento.


En algún lugar de Nueva York
Oficina temporal del Departamento de Investigación

Aun cuando los hombres con abrigos negros trataban de organizarse entre la
confusión del parque en Madison Square, había un lugar en Nueva York donde reinaba
un caos mayor.

Afortunadamente, la explosión en la oficina de Víctor no inició un fuego, pero un


denso humo negro todavía cubría la pequeña habitación, solo se podía apreciar la difusa
silueta de un hombre tosiendo mientras se levantaba con cuidado. La fuerza de la
explosión había mandado por los aires a Víctor; pero, de alguna forma logró mantenerse
consciente.

—Maldición… ¿Todos se encuentran bien? —dijo mirando alrededor. Notó


distraídamente que los documentos encima de los escritorios habían salido volando y
que la madera se encontraba ennegrecida y al rojo vivo, aunque los resistentes
escritorios apenas se habían desplazado.

—Ah… Pues, físicamente, creo que estoy ileso, señor.

—Cielos, ¿qué demonios acaba de pasar?

Víctor soltó un tranquilo suspiro de alivio cuando sus dos subordinados se asomaron
por detrás de los escritorios, se encontraban aturdidos; pero, aparte de eso, sin heridas.

—Fiuu. Gracias a Dios que los dos están bien.

—Uumm…

—Señor…

—¿Eh? ¿Qué pasa? —inquirió Víctor, mirando de reojo a sus dos subordinados.

—Pues, eeh, señor. Creo que es la primera vez que se preocupa por nosotros como
un ser humano común y corriente.

- 198 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Umm. Estoy de acuerdo con Edward. He trabajado para usted por mucho tiempo,
señor, pero esto es algo inédito. ¿Permiso para derramar lágrimas de felicidad, señor?

—Cabrones impertinentes…

Víctor apretó los dientes, enrojeciéndose con disgusto. En contra de lo mucho que
deseara atacar verbalmente a los dos, caminó hacia el hollín en el piso que marcaba la
ubicación dónde había detonado la pequeña bomba y la miró.

—Umph. ¿Crees que una bomba es suficiente para retrasarnos, Huey? ¿Pensaste que
esto sería capaz de controlarnos? Ja. Jaja. Ni lo sueñes —Hizo una pausa y echó un
vistazo alrededor—. Eh. ¿Qué le pasó al mensajero? ¿Supongo que huyó?

No quedaba nada dónde el extraño había estado parado hasta hace poco.
Probablemente salió corriendo justo antes de que la bomba explotara.

—Eeh… señor —dijo Bill suspirando—. En realidad, creo que el mensajero de Laforet
tuvo un éxito admirable.

—¿Qué? ¿A qué te refieres con eso?

Víctor se giró y notó a Bill mirando afuera de la ventana. El cuarto se localizaba en el


primer piso y la ventana daba directamente hacia la calle.

Siguiendo la mirada de su subordinado, Víctor echó un vistazo al exterior y se


percató de que el mensajero yacía sobre la acera en un caos sangriento, posiblemente
salió disparado por la ventana debido a la fuerza de la explosión.

Los brazos y piernas del hombre se encontraban doblados en ángulos anormales y


su cuello se había torcido en una dirección que en circunstancias normales habría sido
imposible de lograr. Estaba acostado totalmente inmóvil y por la cantidad de sangre
salpicada sobre el pavimento, apostaba que permanecería así.

Peor aún para Víctor, los transeúntes cercanos se apresuran a llegar luego de
escuchar la explosión, ahora docenas de ellos se habían congregado y miraban
directamente a Víctor quien se había asomado por la ventana.

A lo lejos podía oír el galopeo de un policía a caballo acercándose y apretó los dientes
aún más fuerte. Un vaso sanguíneo en su cerebro se rompió; sin embargo, se curó antes
de que pudiera sufrir de un derrame cerebral.

—Entonces, ¡¿así es como será, eh, Huey?!

Miró acaloradamente a la silenciosa masa de carne acostada sobre el pavimento y


gruñó.

—Lo sabía… ¡Sabía que debí de haber devorado al maldito bastardo en cuanto puse
mis putas manos sobre él!...

- 199 -
Capítulo IV: Revés TENGAMOS UNA CHARLA. SÍ, ADELANTE


Millionaire Row
En la mansión Genoard

—¡Aaaaaah! ¡Nooooo! ¡Señor Graham! ¡Noooooo!

—Vamos, Jacuzzi, tranquilízate. Ya no llores, ¿sí? Estoy segura de que él se encuentra


bien.

Jacuzzi había escuchado la transmisión de emergencia en la radio y de inmediato


sucumbió a la histeria.

El resto de su pandilla se había movilizado en un esfuerzo por encontrar algo


tranquilizador, Jacuzzi estaba en medio de otro ataque totalmente incoherente de
llanto; sin embargo, las noticias sobre Chicago le pusieron un alto a eso al instante y,
ahora, incluso ellos se encontraban de pie en silencio y tensos, casi tan preocupados por
el reporte como el propio Jacuzzi. Solo Nice sonreía con calma, continuando la tarea de
consolar al joven tatuado.

—¡P-pero Nice! ¡Oíste a la radio! ¡Volaron en pedazos trescientos edificios! ¡¿Quién


siquiera tiene tantas bombas?! ¡Es una locura! ¡Chicago desaparecerá de la faz de la
tierra en cualquier momento!

—Está bien, Jacuzzi. Anímate. Además, trescientas no son tantas —declaró Nice
reconfortantemente, a lo cual Jacuzzi la miró con los ojos abiertos.

—¿N-no lo son?

La sonrisa de Nice adquirió una inconfundible característica de ensueño a medida


que su único ojo se desenfocaba.

—Nope, no lo son. Tengo doscientas más que esas guardadas solamente en mi


habitación…

—¡Aaaah! ¡No-no-no, no digas nada más, es suficiente, lo siento, eso es aterrador, por
favor, no digas más! —gritó Jacuzzi tapándose los oídos con ambos manos y moviendo
la cabeza de lado a lado.

En otras palabras, lo mismo de siempre en la mansión Genoard; aunque, la atmósfera


dio un claro giró hacia lo peor cuando el timbre de la puerta de repente sonó.

Los jóvenes intercambiaron miradas ansiosas entre ellos a medida que el sonido
desaparecía, inseguros de qué hacer.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Prácticamente nunca recibían ningún correo y la mayoría de las personas que Jacuzzi
conocía en realidad no se molestaban en tocar o hacer sonar el timbre cuando iban de
visita.

—¿Quién crees que sea?

—¿Te has dado cuenta que ninguna persona que nos visita cuando Jacuzzi está
llorando son buenas noticias?

—¡Maldita sea, Jacuzzi! ¡Mira lo que has hecho!

—¡Deja de llorar, tonto!

—¡¿Nunca has considerado que tus lágrimas podrían poner aún más tristes a las
otras personas?!

—¡Piensa un poco antes de malgastar tus lágrimas, idiota!

—¡Detente!

—¡Jyaja!

Olvidando momentáneamente el timbre, los jóvenes se agruparon alrededor de su


líder, llenándolo de insultos, incitándolo a dejar de llorar y levantar la vista.

—¡¿Qué?! —aulló Jacuzzi, luciendo bastante ofendido por una vez—. ¡¿Por qué de
repente es mi culpa?!

Se levantó y caminó pesadamente hacia la puerta, siguió refunfuñando con desgana


en voz baja mientras se enjuagaba sus lágrimas.

—¿Dónde quedaron sus modales, chicos? Cielos, van a molestar a nuestros invitados
gritando de esa forma.

Alistando una sonrisa brillante sobre su rostro que desencajaba con la comisura de
sus ojos rojos, Jacuzzi abrió la puerta para dar la bienvenida a sus visitantes.

—Hey. Ha pasado mucho tiempo.

Un hombre joven con tatuajes sobre su cabeza afeitada permanecía en el umbral de


la puerta con una mano levantada a modo de saludo.

—¡Tim!...

—¡No sabes que aliviado me siento de que estés bien!

Sucede que la pandilla de Jacuzzi solo tendría que entretener a dos invitados ese día.

Uno era un hombre con lentes vistiendo un pañuelo sobre su cabeza rasurada: Tim.

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Capítulo IV: Revés TENGAMOS UNA CHARLA. SÍ, ADELANTE

La otra se trataba de una mujer tímida con algo que parecía una vara amarrada a su
espalda: Adelle.

Jacuzzi conocía a los dos y, a decir verdad, no se habían encontrado o despedido en


buenos términos. Después de todo, ellos fueron el motivo por el que Jacuzzi y su
pandilla se vio involucrada en el incidente de Mist Wall hace un año. Sin embargo, el
propio Jacuzzi parecía haber olvidado todo al respecto. Al menos, así era cómo actuaba,
sin mostrar una pizca de hostilidad hacia ellos y, en cambio, nada más que puro alivio
ante su buena salud, como si fueran buenos amigos de toda la vida.

—¡Y se-señorita Adelle! ¡Ya se encuentra totalmente sana! Menos mal…

Adelle, quien se estaba esforzando por ocultarse bajo la sombra de Tim, se detuvo
con vergüenza frente a la sonrisa de Jacuzzi.

—Umm. Yo… Yo… Eeh… Pues, yo…

—¿Oh? ¿Pasa algo? ¿Fue algo que dije? —espetó Jacuzzi mirando a Tim. El otro
hombre se limitó a suspirar y negar con la cabeza, con partes iguales de resignación y
sorpresa impresas en sus facciones.

—Realmente eres asombroso, sabías eso —dijo—. ¿Cómo te puedes preocupar tanto
por alguien que casi te asesina?

—¿Eh? ¡Ah!

Jacuzzi palideció un poco, como si acabara de recordar los eventos del año pasado;
no obstante, tragó saliva y mantuvo la sonrisa fija con tenacidad sobre su cara.

—¡A-aun así! Yo, quiero decir, todo fue un desastre en aquel entonces, y ambos
salieron heridos, así que, ¡desde luego que estaba preocupado! Y… y, nosotros también
hemos matado personas; por lo que no es justo de nuestra parte guardarles rencor por
algo como eso…

La voz de Jacuzzi fue apagándose lentamente conforme hablaba, hasta quedarse


callado; pero se sacudió como si quisiera salir de una crisis nerviosa y miró de nueva
cuenta a sus invitados.

—E-entonces. Umm, ¿qué los trae por aquí el día de hoy?

Eso fue más parecido a lo que Tim había esperado y tranquilamente expresó la
respuesta que preparó de antemano.

—Ustedes conocen a Graham Specter, ¿verdad?

—¿Qué?

“Conocer” sería poco; Jacuzzi había estado llorando de preocupación por el hombre
hace unos minutos. Antes de que pudiera comenzar a inquietarse de porque el nombre
había aparecido, Tim prosiguió.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Y, por supuesto, conoces a nuestra organización.

—Oh, umm, trabajas para el papá de Chane, ¿no?

Tim asintió, aunque no parecía del todo contento por eso.

—Sí. Hay un grupo trabajando bajo sus órdenes en Chicago y creo que tuvieron una
pequeña… discusión… con tu amigo Specter.

—¡¿Con el señor Graham?! —Jacuzzi no pudo evitar que un grito de sorpresa saliera
de sus labios, incluso el resto de su pandilla que escuchaba desde el pasillo,
intercambiaron miradas de preocupación—. ¡P-pero porqué! ¡¿Una discusión?! ¡¿De
qué tipo?! ¿Te refieres a una discusión discusión? ¡¿Qué harán con él?!

—Querrás decir qué hará él con ellos. Por lo que oí, tienen las manos ocupadas solo
tratando de detenerlo. Me pareció que estaban siendo despedazados, sinceramente.

—Oh.

—De modo que, Lamia usó sus cabezas por una vez. Verás, idearon el plan de tomar
a una persona que conociera como rehén y obligarlo a rendirse…

De súbito la mansión se sintió más fría.

Jacuzzi percibió el sudor frío bajar por su espalda mientras miraba vacilante a Tim.

—Eeh… Yo… En primer lugar opino muy, muy fuertemente que tomar rehenes es una
cosa terrible, horripilante de actuar y no deberías hacerlo si puedes evitarlo, con eso
firmemente en mente, tengo que preguntar… umm… ¿a-a quién planean secuestrar?

—Escuchamos que te llevas muy bien con él.

—¡Aaaaaaaaaah! ¡Noooo! ¡Lo sabía!

Jacuzzi retrocedió un poco, sollozando. Detrás de él, sus amigos se tensaron y se


prepararon para pelear, reaccionando a la agitación de su líder.

Sin perder el tiempo, Tim levantó las manos en un gesto apaciguador y sonrió
mientras decía:

—Alto, relájate. No puedo hablar por nadie más; pero, al menos yo no pretendo
arrastrarte en esto.

—¿Eh? ¿De verdad?

La sonrisa regresó con recelo al rostro de Jacuzzi; no obstante, lo siguiente que dijo
Tim hizo que desapareciera nuevamente.

—La mala noticia es que en esta ocasión yo no estoy a cargo; así que no puedo
asegurarte de que Lamia no pongo los ojos en ti.

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Capítulo IV: Revés TENGAMOS UNA CHARLA. SÍ, ADELANTE

—¡Imposible!

—Pues, no. Ustedes parecen tener muchos amigos fuertes y Liza mencionó algo de
haber encontrado a una persona muy fácil de secuestrar, por lo tanto… puedes estar
tranquilo, posiblemente.

Honestamente parecía que solo vino para preocuparlos más que prevenirlos; pero,
de cualquier forma, terminado su trabajo, Tim dio media vuelta para marcharse.

—Aunque, debo advertirte —declaró por encima del hombro—. Ni siquiera yo puedo
decir con certeza qué es lo que sucederá; pero, sea lo que sea, no te involucres. Los
Gemelos siempre están vigilando. Hasta en la remota posibilidad de que no lo hagan, no
querrás arriesgarte. Actúa como si estuvieran ahí todo el tiempo.

—Todo cuanto ven los Gemelos, llega hasta Huey. Incluso podrían estar a tu lado y
permanecer a tu lado; sin embargo, esa información aun así se filtraría. Así es como
Sham y Hilton trabajan.

Y con esas últimas palabras enigmáticas, Tim salió de la mansión Genoard.

—Umm… Señor Jacuzzi, yo, umm, siento mucho… lo que hice antes…

Jacuzzi estaba de pie con la boca abierta, observando a Tim marcharse; sin embargo,
regresó en sí con un sobresalto.

—¿Eh? Oh. ¡Ah! No, no, no, ¡no hay problema! Estoy totalmente bien —Le gritó a
Adelle, moviendo las manos con energía para demostrarle lo sano que se encontraba.
Adelle consiguió sonreír levemente y se giró para seguir a Tim, dejando sus propias
palabras intrigantes atrás a manera de disculpa por las cosas que había hecho.

—Los Gemelos son… son muy extraños. Un nombre comanda mil rostros y un rostro
controla mil nombres.

—Los Gemelos no son fuertes… y tampoco débiles. Ellos no funcionan de esa forma.
Ni siquiera yo… o hasta ese monstruo llamado Félix… los podría matar, incluso si
pudieran.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

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En Broadway, Isla de Alcatraz
Por la noche

—Por algún motivo, siento que mañana será un mal día —murmuró Firo para sí
mismo, contemplando inexpresivamente a la oscuridad. Habían apagado las luces desde
hace tiempo y ahora se encontraba acostado sobre la cama plegable de su oscura celda
con la manta sobre él.

Habían pasado un par de días desde su reunión improvisada con Huey.

Firo prosiguió su vida como un prisionero más o menos sin quejas.

El techo bajo lo oprimía cuando se acostaba a dormir.

Pasaban lista dieciséis veces al día.


Las tareas que lo ponían a realizar eran sencillas y aburridas.

Las reglas eran estrictas.

Firo ya estaba cansado de Alcatraz, de cada aspecto de ahí. Sinceramente, tenía


lástima de aquellos prisioneros que tenían cadenas perpetuas en la prisión de la isla.

Había pasado la noche luego de su charla con Huey en solitario y, siendo francos,
pensó que la experiencia era muy parecida a la que un esclavo experimentaría,
encerrado en el oscuro cargo de un barco de esclavos. A decir verdad, no tenía interés
en repetir la experiencia.

Los únicos pequeños consuelos que había logrado recopilar en Alcatraz; además de
sus conversaciones en voz baja con Isaac durante las horas de la comida, eran los breves
periodos de tiempo libre reservados para los reclusos y su encuentro casual un día en
la librería con un enorme pero amistoso italiano que le contó sobre Nápoles, el pueblo
natal de su padre.

Había pensado en decirle a Misery sobre el agente doble bajo su supervisión; sin
embargo, rápidamente descartó esa idea. De todas formas, no es como si tuviera una
forma de contactarlo. Por su parte, Misery seguramente consideró que llamar a un
supuesto recluso común y corriente como Firo demasiado seguido sería peligroso, de
modo que el camorrista pasó los días insignificantemente uno tras otro. Firo fue presa
del sentimiento impotente de que su vida transcurría inadvertidamente; pero, no podía
hacer nada más que estar alerta y observar.

El tiempo pasó, día tras día, hasta llegar a dónde se encuentra ahora, una vez más al
final de un día sin incidentes, escuchando ociosamente el claro ruido de las pisadas
retumbando por el pasillo.
Inclinó y asintió con la cabeza mientras murmuraba para sí mismo, medio dormido.

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Debe ser… Creo… tal vez uno de esos tres… debe ser, tiene que haber sido enviado
aquí por alguien más…

Soñoliento como estaba, olvidó mantener la voz baja y sus palabras fueron lo
suficientemente altas para ser escuchadas desde cualquiera de las celdas a sus costados.
Firo no le prestó atención, sus parpados continuaron flotando con desconcierto.

Después de todo, sabía que no había nadie en las celdas contiguas a la de él.

Hasta Dragón, con quien entablaba conversaciones susurradas entre las celdas de
vez en cuando, había sido escoltado a solitario esa tarde.

De hecho, Firo estuvo presente en el evento que le compró al hombre asiático un


boleto al Agujero. No solo presenció algo innecesario; también experimentó la inusual
pero desagradable sensación de tener la sangre de alguien más salpicando su piel.

Durante la tarde, se encontraban afuera sobre los campos de ejercicio.

Firo había divisado al hombre gordo con el hueco entre los dientes, que lo vio de
manera lasciva y lo llamó “muñeco” en su primer día, y fantaseaba ociosamente sobre
qué le haría al bastardo cuando eso sucedió.

El hombre gordo mostró una horrible sonrisa abierta y deambuló hacia Dragón,
claramente con la intención de buscar una pelea. Intercambiaron un par de palabras.

El largo rostro de Dragón se dividió en una sonrisa y se inclinó más cerca, sus labios
casi tocando la oreja del hombre.

La propia sonrisa del hombre gordo se amplió y se volvió aún más fea a medida que
se quedaba quieto y aguardaba; quizá esperando que Dragón le susurrara algo.

Entonces, Dragón le arrancó de un mordisco su oreja.

—¡Muh! ¿Eeh? ¿Qué?...

El hombre gordo jadeó, tenía la boca abierta pero ninguna palabra salía entretanto
la repentina conmoción y dolor lo inundaba. Contempló en silencio a Dragón como si
pidiera una explicación; no obstante, la única respuesta que obtuvo fue su propia oreja
cercenada en la cara.

—¡Aagh!

El miedo a la carnosa cosa roja delante de sus ojos le impidió darse cuenta de que se
trataba de su propia oreja y el hombre con el hueco entre los dientes inconscientemente
levantó el brazo para lanzarlo lejos.
En ese momento, Dragón desgarró un trozo de ese brazo también, al poco rato gritos
de dolor y chorros de sangre llenaron esa parte de los campos.

- 207 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

Los otros presidiarios se arremolinaron inquietos, mirando con cautela a Dragón; no


obstante, el hombre en sí solo masticó pensativo y caviló para él mismo.

—Pues, nada mal, supongo, pero… Uuum… Pensar de dónde vino me produce un
saborcillo desagradable.

Con un poco de fanfarronería, escupió el trozo masticado de carne y sonrió hacia Firo
a medida que el joven camorrista se acercaba, limpiándose irritado las gotas de sangre
que habían salpicado sobre él.

—Hey, Firo. Oh, no, ¿te cayó algo? Lo siento, es culpa mía.

—No sé en qué demonios estabas pensando, hombre…

—Pues, verás. El pervertido de allá me sonrió y dijo algo sobre que los asiáticos
parecían niños aun cuando eran adultos. Qué estúpida forma de romper el hielo, si me
lo preguntas.

—De modo que él es un fenómeno de esos, eh —Suspiró Firo, pero no lucía del todo
sorprendido conforme negaba con la cabeza—. Pensaba enviar al infierno a ese
bastardo yo mismo, sabes.

Solo bromeaba a medias.

Dragón sonrió conociéndolo, la sangre todavía manchaba sus dientes con un tono
rosado, y le dio palmaditas a Firo en el hombro.

—Sí —dijo él—. Pero si te soy sincero, cualquier otra persona habría funcionado
también.

—¿Eh?

Firo abrió la boca para preguntarle a Dragón a qué se refería; no obstante, antes de
que pudiera hablar, los guardias finalmente llegaron y los separaron a la fuerza. El
hombre gordo con el hueco entre los dientes fue llevado a un cuarto de la prisión,
mientras que Dragón fue conducido directamente a solitario.

Firo lo meditó en silencio, rememorando el ataque violento que sucedió esa tarde.

Así que, desde luego, Dragón no se encontraba en la celda contigua a la de él. Mientras
que Gig, el enorme afroamericano que ocupaba la otra celda de un lado, tampoco había
regresado del solitario. Según el rumor que circulaba su estadía allá abajo duraría al
menos diez días, considerando la forma en qué se comportó cuando los guardias le
dijeron que se pusiera en el suelo.

Además, había otra cosa extraña.

- 208 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

No lo vio de primera mano; sin embargo, Firo escuchó que el pequeño hombre
caucásico, el cual llegó a Alcatraz junto con él, también estaba abajo en solitario.

Al parecer, trató tontamente de escapar, alegando que Gig lo mataría si no salía de


allí.

Unos cuantos disparos de advertencia hicieron que se desmayara y, en un giro


irónico, el hombre inconsciente fue transferido al Agujero, más cerca de Gig que nunca.

A pesar de eso, no es que el afroamericano fuera capaz de llegar a él a través de las


gruesas paredes que separaban las celdas. Incluso suponiendo que esos muros no
existieran, Gig probablemente tendría problemas más importantes en sus manos que
un débil esquizofrénico. Es decir: Ladd Russo.

Eh, ahora que lo pienso, los tres tipos que vinieron aquí conmigo y mi primer amigo de
verdad en esta roca olvidada por Dios, todos se encuentran abajo en solitario, ¿no?.

Por un lado, pensó que fue un golpe de mala suerte; no obstante, por otro, se
cuestionaba si realmente solo era una coincidencia.

Si uno de esos tres que llegaron junto conmigo efectivamente tiene un motivo oculto…
¿Me pregunto cuál será?

Firo le dio vueltas al asunto en su cabeza mientras se quedaba dormido; pero el ruido
de las pisadas retumbó por los pasillos otra vez, Firo había perdido la cuenta de cuántas
veces habían sido esa noche, interrumpiendo sus ideas confusas. El claro ruido de las
pisadas al ritmo de los rifles disparando a la distancia formó un traumatizante dueto; el
sonido se filtró pérfidamente a través de los barrotes carcomiendo la paz mental de los
reclusos.

Aunque, en ese momento, así como así, la orquesta infernal llegó a su fin.

El leve chasquido de los disparos todavía se escuchaba a lo lejos; sin embargo, los
pasos fueron reduciendo su velocidad como una máquina sin cuerda, hasta detenerse
por completo.

—Otra vez tú…

Firo miró cansado al hombre que había estado recorriendo el pasillo mientras daba
señales a los guardias ubicados en el extremo opuesto, indicándoles que abrieran la
celda de Firo.

La puerta se deslizó con un golpe seco y momentos después alguien le arrancó su


delgada manta.

Había sido toscamente despertado hace un par de días de la misma forma y se repitió
el patrón. Firo pestañeó lentamente, sacudió la cabeza y miró de cerca al hombre que
acababa de entrar a su celda.

- 209 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

Era el mismo guardia de aquel entonces, sacando otro cuchillo plateado de los
pliegues de su manta.

Dando la espalda al exterior, solo Firo podía ver al guardia ofrecerle una sonrisa
cínica y cuando el hombre habló para todo el mundo sonaba como un estricto oficial de
la ley.

—Vas a permanecer allá abajo por un buen rato esta vez.


Área del confinamiento solitario, Isla de Alcatraz

Ladd abrió bien los ojos en la completa oscuridad y percibió las cadenas alrededor
de sus tobillos. Hacían clanc y clinc lentamente a medida que movía los eslabones de un
lado a otro.

Lo único que podían hacer los reclusos en la oscuridad del confinamiento, además
de dormir, era producir ese ruido.

No obstante, el sonido monótono tenía una forma de timbrar y resonar en los


ladrillos de las delgadas paredes. Y en el mundo sin luz del Agujero, oír dichas
resonancias tenía una tendencia a realizar estragos en la percepción de la distancia del
presidiario.

Algunos prisioneros se volvían locos en menos de una semana en solitario; sin


embargo, Ladd había pasado casi la mitad de su estadía en Alcatraz abajo en la
oscuridad, solo.

La mayoría de los reclusos solo sacudían la cabeza en admiración a él, pensando que
la forma en que permanecía alerta y cuerdo a pesar de sus frecuentes visitas al Agujero
era un signo de una increíble fortaleza mental.

Aunque, unos pocos, aquellos hombres experimentados que habían vivido lo


suficiente en el bajo mundo criminal como para saber… reconocían con precisión la
clase de hombre que era Ladd Russo en un instante.

Sabían que no se había vuelto loco porque siempre había estado loco, desde un
principio, y comprendían que la oscuridad no le afectaba porque nunca había visto la
luz en primer lugar.

Y entendían que el estado retorcido dentro de Ladd era algo que iba más allá de la
simple demencia que la oscuridad y la soledad ofrecían, que las personas como él se
encontraban tan trastornadas, enredadas y quebradas que nada podría empeorarlas
más.
Por su parte, Ladd guardó silencio.

- 210 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Únicamente el lento tintineo de las cadenas le hacía compañía al demente, igual que
siempre.

Sin embargo, ese día, una animada voz de repente salió de la oscuridad.

—¡Oye!

Ladd no contestó.

—Oye, tú. Eres Ladd Russo, ¿verdad?

Deteniendo su golpeteo de cadenas, Ladd alzó la vista y se percató de que la voz


provenía justo afuera de su celda.

—Entonces… Tú eres la Campanita de la que hablaba Isaac.


—¿Campanita? Oh, ¿así es como él me llamó? Sabes, pensé que lucía un poco
estúpido, pero, wow. ¿Qué es, un niño? Eso es muy gracioso.

—En realidad no me importa de todas formas. Lo que me interesa es saber qué


deseas de mí.

¿La voz de una niña en Alcatraz?

La mayoría de las personas habrían temido por su propia cordura. Sin embargo,
Ladd había estado seguro de una cosa desde el momento en que puso un pie en la isla.
Sabía que si el hombre al que había venido a matar realmente existía; en ese caso,
nada de lo que sucediera en Alcatraz se podría considerar “fuera de lo normal”. Dichas
normas no aplicarían en la isla.

Como si recompensara su inquebrantable creencia, se encontraba la imposible voz


afuera de la puerta, el sonido de una llave abriendo un cerrojo y la puerta abriéndose
lentamente.

Comenzó a mover las cadenas otra vez.

El portal de la puerta reveló una pequeña mano, débilmente iluminada por la opaca
linterna que sostenía. Ladd no le prestó atención.

—Uno de tus mejores amigos es un tipo llamado Graham Specter, ¿verdad, señor?
—preguntó la chica de cabello negro, sus ojos dorados bailaban por encima de una
sonrisa traviesa. Provocando que sus siguientes palabras sonaran más aterradoras
por su insensible crueldad.

—Lo voy a matar pronto, ¿así que me harías el favor de ser mi rehén?

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Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

—¡Oh, oh! ¡Y después! ¡De verdad te agradecería muchísimo si también me dejaras


matarte!


—Ah, bienvenido. Llega tarde.

Una vez más, Firo se encontró en las profundidades de la isla, en un lugar aún más
abajo que el Agujero.

De nueva cuenta, estaba frente al hombre de blanco.

Huey Laforet tomó asiento en la única silla, vistiendo las mismas ropas que había
usado antes. Cuando vio a Firo, sonrió y dobló el periódico que había estado leyendo,
poniéndolo a un lado.

—Ah, ¿esto? Como bien sabe, el Director de este lugar es muy estricto y muy bueno
en lo que hace. Por desgracia para mí, su habilidad me supuso ser desprovisto de
revistas o periódicos durante un tiempo. Sin embargo, el señor Misery, el cual estoy
seguro que ya conoce, vino a supervisarme directamente. Debo decir que estoy muy
agradecido por su abastecimiento de entretenimiento.

Firo pudo distinguir el nombre “Chicago” impreso en grandes letras mayúsculas


sobre el periódico descartado, al igual que otras palabras interesantes como
“explosiones” y “secuestros”; no obstante, lo ignoró y, en cambio, centró toda su
atención en Huey.

Huey le regresó la mirada, por lo visto interesado en el comportamiento de Firo,


antes de pasar finalmente al verdadero motivo por el que lo había citado a su celda.

—Uum. Entonces, confío que pensó sobre mi propuesta.

—…Sí. Ajá, lo hice. Solo tengo una condición.

—¿Condición?

—Ya he jurado que todo lo que poseo: mi vida, mi pasado y mi futuro es de mi capo-
società, Molsa Martillo. Si aceptas hacer negocios con la Familia, entonces seguiré su
decisión sin cuestionarlos. Pero, no puedo vender lo qué sé a otra persona según mi
propio criterio —dijo Firo de manera concisa, Huey hizo un ruido con aire pensativo y
lo consideró por un rato.

—En ese caso, ¿está diciendo que no fue una decisión personal venir a esta isla para
salvar a la señorita Ennis?

—Ella es parte de la familia —dijo Firo enseguida, como si eso explicara todo.

Huey pareció entenderlo y contestó:

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Ya veo, ya veo… El prospecto de negocio con su Familia ciertamente es intrigante,


debo admitirlo, pero… Considerando la personalidad de Maiza, apostaría a que las
probabilidades de una negociación exitosa serían ínfimas a lo mucho.

—Sí, a lo mejor.

—Entonces, ¿no requiere de mi información?

—Puedo adivinarlo muy bien… —declaró Firo, estirando los labios en una sonrisa
nada divertida a medida que accedía a los recuerdos ajenos en su cabeza—. Tu chico,
Christopher, mencionó algo muy interesante el año pasado. Algo así como «Fuimos
creados en base a la investigación de Szilard Quates que fue robada». ¿Te resulta
familiar?

—Vaya… Bastante indiscreto, joven Christopher.

—Así que me puse a pensar, viendo al guardia que está de pie afuera y a todos los
demás que trabajan para ti. ¿Qué pasaría si tu red comunicación no fuera más que?-

Sin embargo, antes de que Firo terminara, la puerta detrás de él se abrió de golpe.
Por reflejo, se giró a ver de quién se trataba, con los nervios de punta.

El guardia, que había traído a Firo allí, colapsó dentro de la habitación y un hombre
echó un vistazo al interior, balanceándose como si fuera a pisar el cuerpo.

Huey observó al hombre y solo asintió una vez, su expresión ni siquiera fluctuó.

—¿Oh? No recuerdo haberlo convocado aquí…

Luego, una sonrisa fantasmal pasó por sus facciones cuando entendió.

—Lo que significa que usted debe ser el asesino contratado por Nébula. Y si mi
información es correcta, entonces… El señor Félix Walken, ¿asumo?

El diminuto hombre caucásico simplemente sonrió, sin prestarle atención a la


repentina atmósfera helada.

—Ese nombre ya no me pertenece —afirmó—. Lo vendí a otra persona hace mucho


tiempo.

—Ahora… Ahora, solo soy un hombre sin nombre.



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Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

En el parque Madison Square, Nueva York

Regresando un par de días atrás, la escena se traslada a un parque de una ciudad a


varios kilómetros de distancia.

—Qué… Espera, qué… Mierda, maldita sea, yo-yo, necesito pensar… ¡Carajo! ¡Joder!
¡E-estás mintiendo, no es así, sucio bastardo!

Spike por fin entendió por qué las alarmas en su cabeza habían estado sonando; sin
embargo, no tenía tiempo de celebrar su descubrimiento. Aferrando los bastones que
sostenía en ambas manos, señaló a los hombres de negro alrededor de él.

—¡Maldición! ¡Retirada, retirada!


—¿Eh?

Vacilaron, mirándose entre ellos como si no creyeran lo que escuchaban sus oídos.
Hasta donde podían ver, claramente tenían la ventaja, superando ampliamente en
número a sus dos objetivos. Dirigieron la vista hacia su líder para confirmarlo.

Quizá escuchando el confundido ritmo de su respiración, Spike medio se giró y gritó


por encima del hombro.

—¡¿Están todos sordos o qué, idiotas?! ¡Luego les explico, solo corran! ¡Huyan de una
puta vez!

Spike salió corriendo con una velocidad que contradecía su ceguera, mientras que
los hombres de negro lo siguieron obedientemente a pesar de la evidente confusión en
sus rostros. Claire suspiró mientras los veía marcharse, hizo crujir su cuello unas
cuantas veces y fue tras ellos.

—Hey, no tan rápido. Todavía no he terminado con usted-

Acto siguiente, de repente estaba flotando en lugar de correr.

El hombre con el abrigo largo, aquel que una vez se llamó a sí mismo Félix Walken,
de pronto apareció junto a Claire, con el cuerpo inclinado hacia adelante. Con un
movimiento como el de un rayo sujetó una de las piernas de Claire y usó su impulso
para lanzarlo hacia arriba, mandando la parte superior de su cuerpo hacia atrás.

Chane jadeó mientras observaba, recordando su propia experiencia con la técnica


del Félix anterior; sin embargo, lo que le sucedió a ella no se repitió.

Todavía de cabeza en medio del aire, Claire sitúo su dedo índice sobre los labios del
Félix anterior, deteniendo en seco al hombre mayor. Al mismo tiempo, giró
magistralmente en el aire y aterrizó fácilmente sobre sus pies, justo enfrente del Félix
anterior.
- 214 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

El hombre golpeó el dedo de Claire a medida que descendía; pero, aparte de eso,
parecía totalmente imperturbable.

—Tengo una pregunta para ti…

—Nada mal… —declaró Claire, contemplando el rostro del hombre mayor.

No se trataba de una mirada feroz, debido a la falta de hostilidad en ella. Simplemente


una sincera sorpresa y admiración.

Por su parte, el hombre de negro estrechó los ojos y fue al grano.

—Te haces llamar Félix Walken. ¿Quién te dio ese nombre?

—¿Yo? Umm, pues, no puedo darte detalles, pero… Lo compré de una dama
realmente sorprendente como de treinta años.

Los ojos de Chane se abrieron.

Ella sabía, claro está, que su prometido había conseguido el nombre de otro asesino;
sin embargo, por el nombre en sí, creyó que el dueño anterior se trataba de un hombre.

Los ojos del hombre de negro se estrecharon aún más y murmuró pensativo para sí
mismo:

—Ya veo… Al parecer han surgido más generaciones nuevas de las que pensé en tan
poco tiempo.

Eso dicho, le dio la espalda a Claire y salió en dirección a Spike y sus hombres,
quienes apenas estaban encendiendo los motores de los autos.

—Nos volveremos a ver, pronto.

—Hey, esper…

Claire extendió su brazo para detenerlo; pero Chane lo sujetó del brazo y se detuvo
para verla.

—¿Eh? ¿Qué pasa, Chane? ¡¿Estás herida?! ¡¿Acaso esos cabrones te hicieron al-?!...

Chane negó con la cabeza y lo miró con urgencia.

—Oh, ¿estás preocupada por Jacuzzi y sus amigos? Oh, oh, sí. Ya veo. Está bien.
Entendido.

Claire levantó las manos en señal de rendición, luego colocó sus brazos alrededor de
los hombros de Chane.

—¡Oye! —llamó al Félix anterior, acercando a Chane hacia él—. ¿Te importaría darle
un mensaje a tu jefe por mí?

- 215 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

—¿De qué se trata?...

—Dile que sea un poco más cuidadoso cuando escoja sus peleas de ahora en adelante.

—Se lo haré saber…

El Félix anterior subió una mano a modo de despedida conforme se marchaba; no


obstante, el actual portador de su nombre parecía tener una pregunta más en mente.

—Hey, una cosa más. En todo caso, ¿a quién le vendiste el nombre?

Los pasos del hombre redujeron su velocidad hasta detenerse, miró con aire
pensativo al cielo, recordando melancólicamente al hombre que una vez había sido, y
contestó.

—No le vendí el nombre a un hombre. Se lo vendí a muchos.

—A un asiático, a un afroamericano, a un caucásico y a…


Unos días después
En una celda secreta, Isla de Alcatraz

Otro hombre dio un paso al frente por detrás del pequeño caucásico.

Era de ascendencia asiática y tenía tatuajes alrededor de ambos brazos.

También se unió un enorme afroamericano, con el cuerpo cubierto de cicatrices.

—Hey, Firo. Qué milagro encontrarte por aquí.


—Dragón… —murmuró Firo.

Dragón sonrió y le regaló un guiñó con el ojo.

Al parecer Gig todavía no se recuperaba por completo de su encuentro con Ladd, ya


que su rostro seguía siendo una masa de carne magullada e inflamada; pero, con todo y
eso se mantuvo de pie y miró en silencio a Huey.

—Ahora, las piezas del rompecabezas se están uniendo… —comentó Huey,


estrechando los ojos en reflexión.

—Así que. Ustedes tres, entonces.

—¿Qué?

- 216 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Firo miró de Huey a los tres hombres y luego de regreso, total y absolutamente
confundido.

Ignorando su desconcierto, Dragón y Gig entraron y lentamente se dispersaron,


rodeando a Huey y Firo por los tres lados. El pequeño hombre caucásico, quien mantuvo
su posición en la puerta, meramente sonrió y se encogió de hombros.

—¿Nosotros tres? Tal vez, tal vez no. No necesitas saber, te lo aseguro.

La sonrisa confiada sobre su cara era totalmente opuesta a las muestras de cobardía
que Firo había visto antes; no obstante, Huey no le dio importancia y recabó los hechos
en su cabeza.

—Ah, no. Alguien debe haberlos traído a este lugar, así que deben ser cuatro…

—Ya veo, no te llaman un genio por nada —comentó el caucásico y chasqueó los
dedos una vez. Otra persona apareció desde la oscuridad cerca de la puerta, revelando
a un hombre, que nunca había visto antes Firo, portando el uniforme de un guardia.

El rifle que sostenía flojamente en sus manos causó que la gran habitación de repente
pareciera pequeña y sofocante.

—Ahora entiendo. Ese barco no solo transportaba nuevos prisioneros, sino también
nuevos guardias.

Una leve sonrisa jugueteó en los labios de Huey y los cuatro hombres reaccionaron a
ello de su propia forma. Al cabo de un rato, Dragón rechinó los dientes y dio un paso al
frente para representarlos, sonriendo burlonamente.

—Tal vez, tal vez no —dijo, imitando a su compañero de antes.

—Alto, alto, esperen —exclamó Firo, sintiéndose claramente excluido. Miró a Huey
y frunció el ceño mientras preguntaba—. ¿Quién carajos son estas personas?

—Félix Walken. Confío en que ha oído hablar de él.

—¿Eh? Oh, umm. Pues, sí, supongo.

El ceño fruncido de Firo se profundizó y parecía tener algo que decir; no obstante,
por lo pronto solo asintió y dejó que Huey explicara. El hombre de blanco lucía tranquilo
a pesar de las circunstancias; pero, Firo tenía la sensación de que Huey haría la misma
expresión aunque estuviera colgando precariamente por un precipicio de un hilo.

—Son asesinos trabajando para Nébula. Debo de admitir, todo lo que sabía sobre
ellos era su nombre. Nunca habría imaginado que Félix Walken en realidad se trataba
de un grupo de cuatro personas trabajando en equipo.

—No precisamente —Se jactó Dragón, sonriendo y sacando su angosto pecho—.


Solía ser solo un emblema para los asesinos a sueldo, nada más que un nombre.

- 217 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

Nosotros fuimos quienes crearon la leyenda en Nueva York sobre “Walken el


Limpiador”.

—Estás hablando demasiado —contestó bruscamente el hombre con el uniforme de


guardia. Apuntó el rifle a Firo. Al igual que Huey, sus facciones inexpresivas no
revelaron nada; sin embargo, al mismo tiempo la atmósfera que irradiaba era
diferente—. Nosotros hacemos las preguntas aquí. ¿Quién eres tú?

—Eeh... Sabes, no estoy muy seguro de cómo responder a eso. ¿Supongo que no me
darías un minuto para pensarlo?

—Lo siento, pero no. Qué más da, decidiremos que hacer contigo después. La misión
viene primero.

Los tres hombres desarmados avanzaron lentamente hacia Huey, aunque Firo no
sabía qué tan bueno podría ser el hombre caucásico, apostaba que al menos Dragón y
Gig podían dominar una pelea por sí mismos.

Huey permaneció tranquilo, aunque, luego de un momento de consideración se giró


hacia Firo.

—Por desgracia, combatir no es una de mis áreas de experticia. ¿Consideraría


brindarme algo de apoyo?

—Lo siento, pero no —declaró Firo, imitando al guardia, mientras que Huey se limitó
a sonreír con arrepentimiento y lentamente colocó una mano sobre la silla.

Los asesinos a sueldo lucían precavidos y tensos conforme avanzaban, como si


aguardaran a que alguien hiciera el primer movimiento antes de saltar a la verdadera
acción.

En ese momento, un ruido interrumpió su cautelosa marcha.

Se trataba del sonido de pasos aproximándose.

Alguien venía, acercándose desde el final del pasillo.

El guardia había medio cerrado la puerta cuando entró, bloqueando la vista del
exterior del pasillo. La puerta tenía una pequeña ventana al nivel de los ojos; sin
embargo, el reflejo de la luz sobre el vidrio hacía imposible ver hacia el pasillo poco
iluminado.

Las pisadas se acercaron aún más, constantes y rítmicas, cíclicas como el movimiento
de las agujas del reloj o de un péndulo.

Cada impacto decisivo parecía hacer la atmósfera aún más sofocante y todos en la
habitación centraron su atención hacia las misteriosas pisadas, sus miradas
volviéndose una sobre la puerta medio abierta.

- 218 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Y luego, se detuvieron.

Un siniestro silencio se alargó por varios segundos, antes de que un sonido como el
de una bomba detonando de repente sacudiera la habitación. Todos se echaron hacia
atrás por el terrible ruido, instintivamente cubriéndose los oídos.

Tal y como pensaban, el sonido no había sido por nada. La puerta reforzada de metal
se dobló y abrió de golpe, el picaporte salió volando y golpeó ruidosamente el piso.

Y en el umbral de la puerta yacía…

—Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Encantado de conocerlos y, ahora que
lo pienso, también fue un gusto conocerlos. Buscó a Peter Pan encadenado. El niño por
siempre.

Un hombre que pertenecía ahí más que ningún otro.

Un hombre que se divertía más que nadie.

Un sonriente homicida más retorcido que cualquiera.

Un extremo de la cadena se encontraba alrededor del garfio de metal conectado a su


brazo y una niña pendía fláccidamente al final del otro extremo.

—Liza…

El homicida, Ladd Russo, escuchó el bajo susurró de Huey e identificó a su objetivo


de inmediato.

Y con la clase de sonrisa reservada normalmente para los hombres que ven al amor
de su vida por primera vez: una sonrisa demente, loca e infinitamente inocente y pura;
Ladd exclamó.

—Tic, tac, Laforet. El cocodrilo está aquí, acompañado del Capitán Garfio, ¿y adivina
qué? ¡Se muere de hambre!

- 219 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita


Minutos antes
En el confinamiento solitario

—¡Ahora bien! No me pienso acercar mucho porque no sé qué podrías hacerme si


estoy muy cerca, así que terminaré con todo desde aquí, ¿está bien? —chirrió desde la
puerta, cuidando de estar lejos del alcance de Ladd, algo no muy difícil, considerando
que sus extremidades estaban encadenadas. Mientras hablaba, ella sacó un par de
pequeños discos.

Los discos tenían un brillo plateado y un hueco en el centro, como donas de metal. El
radiante resplandor se volvía más agudo cerca de los bordes y el espectador atento se
habría percatado de lo que ese perverso brillo significaba: eran armas con cuchillas.
Entretanto Ladd observaba, la niña comenzó a girar uno alrededor de su dedo.

No era claro si estaba consciente o no del peligro en el que se encontraba,


considerando la poca iluminación. Aunque, de haberlo hecho, no mostró señales de ello
y continúo golpeando las cadenas a sus pies, de la misma forma en que lo había hecho
antes de que abrieran la puerta.

—¿Qué se siente estar atado así, señor?

—Sabes —dijo Ladd tranquilamente, apenas audible sobre el constante golpeteo de


las cadenas—, no puedo ver tu cara muy bien porque estás a contraluz…

—¿Umm?

—Sin embargo, apuesto a que tienes esta expresión en tu rostro diciendo que piensas
que nunca morirás.

—¿Eh? ¿De qué está hablando, señor? Usted es gracioso. Pero, sí, tiene razón. Es
imposible que pueda matarme ahora mismo. De hecho, yo soy quien va a matarlo
después.

La niña rió, pero Ladd no reaccionó. Clinc, clinc, hacían las cadenas.

—Y no sé qué discusión tuviste con Graham, pero te doy un consejo. Él no asesina a


las personas, pero… En una pelea justa, me vencería, así que mejor ten cuidado.

Clinc, clinc.

—Ya sé eso, tontito. Es por eso que voy a llevarte como reh-

—No obstante, ¿yo? Yo asesino a las personas.


Clinc, clinc.

- 221 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

—En realidad me da igual de quien se trate. Aun así puedo matar.

Clinc…

—Puedo matar mujeres o incluso niños. A quien sea que me moleste.

Cli-

De súbito el ruido de las cadenas se detuvo.

Ladd únicamente jalaba las cadenas que lo ataban; no obstante, a Liza le pareció que
el extremo de la cadena se había levantado del suelo.

—¿Eh?...

—Puedo matar.

Luego, Ladd se puso de pie de un salto, sus ojos brillaban misteriosamente en la


oscuridad. Las cadenas alrededor de su mano derecha se aflojaron hasta caer al suelo.

Entonces, solo entonces, Liza se percató de que algo no andaba bien.

Sus cadenas… No están atadas a sus pie-

Una parte de la cadena descendió formando un remolino, interrumpiendo todo


pensamiento…

Y solamente las palabras salvajes de un asesino quedaron atrás para llenar el vacío.

—Yo puedo matar.


Minutos después
En la celda secreta

Para Firo, la aparición de Ladd Russo en la celda de Huey Laforet fue


estupendamente repentina, increíblemente inverosímil y más que nada la atmósfera
que lo rodeaba fue asombrosamente peligrosa, saturada y casi zumbando con malicia.

Ladd extendió los brazos hacia los lados y sonrió, lanzando a la niña que había
arrastrado adentro.

Ella golpeó la pared con un pequeño ruido seco y cayó al suelo, pero, aparte de eso,
no se movió. Ni siquiera estaba claro si seguía con vida; sin embargo, Ladd no le prestó

- 222 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

más atención y en cambio fijó la vista cómodamente sobre las otras personas en la
habitación, ignorando la tensión en el ambiente.

—Ella presionó mi interruptor —dijo simplemente—. Eso es todo.

La prótesis al final de su brazo izquierdo colgó incómodamente de su codo cuando


levantó los brazos en alto, pero a Ladd parecía no importarle.

—¿Sabían eso? Todos tenemos un interruptor dentro. El cual decide si pueden matar
o no a otro ser humano. Eso es todo lo que hace ese pequeñito interruptor. Pero, si lo
presionas… ustedes pueden matar. Pueden asesinar a una persona. A cualquiera. Así
que, en otras palabras, tu habilidad para matar a otros seres humanos depende por
completo si pueden o no presionar ese pequeñito interruptor. ¿Pueden creerlo?

Nadie podía entender de qué estaba hablando y, mientras observaban


desconcertados, levantó el dedo índice hasta su frente y lo empujó.

—Así.

Una y otra, y otra, y otra vez presionó su propia frente.

—Así, y así, y así y así y así y así así así así así. Una y otra y otra vez hasta que pierdes
la cuenta, hasta que todo se mezcla y ya no sabes dónde comienza o termina algo,
presionas ese interruptor. ¡Todos esos interruptores dentro de mí, decenas, cientos,
miles, decenas de miles y cientos de miles de ellos! Así que, ahora entienden, porque no
puedo dejar de matar personas. ¿Cierto?

Está loco, pensó Firo y probablemente los Félix Walken anteriores a su alrededor
compartían su opinión. Aun siendo asesinos despiadados, fruncieron el ceño con
desagrado mientras veían a Ladd.

Únicamente Huey lo miró con aire pensativo; no obstante, el propio Ladd parecía
encontrar eso inaceptable. Se encogió de hombros y dio otro paso al interior, fijando la
vista sobre Huey Laforet.

—Ahora que lo entiendes, significaría mucho para mí si puedes morir por el bien de
esos millones de pequeñitos interruptores que acabo de presionar. Aunque, está bien.
Solo tienes que morir una vez.

Huey respondió encogiéndose de hombros, observando abiertamente a Ladd. En


verdad había despertado su interés; pero, primero quería saber con exactitud cuál era
el objetivo de Ladd.

—¿Dónde están sus modales, señor Russo?... ¿Comprende que es descortés irrumpir
en la habitación de alguien más de esa forma?

—No llamarían a personas como yo homicidas si tocáramos y preguntáramos con


anticipación si les parece bien que vayamos —contestó Ladd, como si fuera la cosa más
obvia del planeta—. Porque eso sería francamente descabellado.

- 223 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

Un indicio de diversión y alegría salvaje se filtró en su voz, extendiendo su presencia


por la habitación.

—Fiuu, por fin. Mis músculos y cerebro ya entraron en calor…

Tronó su cuello primero a la izquierda, luego a la derecha, después empujó su puño


derecho contra la prótesis que colgaba fláccidamente, tronando sus nudillos de igual
forma.

—Entonces. ¡Bien, bien, bien bien bien! ¿Cómo quieres morir? Voy a matarte hasta
que desees poder hacerlo. Oh, aunque no tienes nada de qué preocuparte. Te dejaré
elegir. Puedes morir o puedes ser asesinado. ¡Te agradecería que hayas decidido para
cuando terminé de cortarte en pedacitos!

Avanzó y tal vez no tenía ojos para nadie más salvo para Huey, ya que no miró ni a la
derecha ni a la izquierda mientras caminaba.

El guardia levantó su rifle, frunciendo el ceño mientras enredaba su dedo sobre el


gatillo.

—Oye, cabrón. ¿Quién carajos te has creí…do?

Ladd Russo ya se encontraba justo enfrente de él.

Hubo una especie de discrepancia lógica en función. Hace solo un instante, Ladd
había estado caminando hacia Huey, observándolo directamente, y luego, al siguiente
se había girado y acercado ágilmente al guardia con el rifle en un abrir y cerrar de ojos.

—Eres molesto.

Hubo un ruido seco, una especie de crujido enfermizo, y el cuerpo del guardia perdió
fuerzas.

—No estás precisamente estorbándome, pero la forma en que me ves, me molesta.


Tu hostilidad, me molesta. Tu voz, me molesta. Tu existencia, me molesta. Eres molesto
así que me molestas y eso me enfurece, molesto hijo de puta.

Las palabras de Ladd llegaron a los oídos del guardia y solo un segundo después de
eso, finalmente reconoció el dolor.

Algo andaba mal con su brazo.

Cualquier sensación había desaparecido de esa extremidad, reemplazada solo con


una agonía abrasadora; sin embargo, antes de que pudiera bajar la mirada para revisar
lo que había sucedido, se encontró con un amplio orificio negro frente a sus ojos.

Se trataba de la boca del arma que había estado sosteniendo hace solo un minuto.
—Oh, pero gracias por el rifle. Te debo una.

Hasta ese momento, el guardia se percató del gran aprieto en el que se encontraba.
- 224 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Y solo entonces comprendió que Ladd había sujetado el cañón del rifle para
arrebatárselo de las manos. Bajó la mirada y divisó su muñeca y dedos torcidos en
ángulos antinaturales; no obstante, de pronto fue despojado de incluso el aire para
gritar en agonía.

—De hecho, toma, permíteme recompensarte por eso ahora mismo. Muere.

Antes de que lo pudiera pensar dos veces, antes de que incluso el guardia comenzara
a sentir miedo, Ladd jaló el gatillo.

Una explosión perturbadora inundó la celda.

El ruido rebotó en las paredes de la habitación aislada e, incluso Firo, quien estaba
acostumbrado al sonido de los disparos, se encogió inconscientemente.

Ese cabrón…

Un chorro de sangre salpicó las paredes; sin embargo, fue menos de lo que Firo había
esperado.

El guardia ciertamente fue alcanzado por la bala; pero, solo había perdido su oreja
derecha y su consciencia, no su vida. Se desmayó incluso antes de tocar el suelo, el
hombre dibujó un pequeño semi-circulo con la parte superior de su cuerpo a medida
que giraba y caía, descendiendo sin fuerzas al frío piso.

El dolor había provocado que se desmayara, no el miedo. Un método más directo


estaba involucrado. Cuando pasó a un lado de su cabeza y le arrebató la oreja, la bala
había pasado ligeramente a un costado de su sien, golpeando con fuerza el cerebro en
su interior. Al estar tan cerca de la boca del arma cuando se disparó, también hizo que
estallaran sus tímpanos y junto con el ruido y el impacto lo condujeron a la oscuridad
antes de que se diera cuenta de lo que había pasado.

Los restantes tres reclusos cautelosamente rodearon a Ladd, intercambiando


miradas ansiosas entre ellos y luego hacia él.

Aun así, ellos no se apresuran de inmediato hacia él, y Firo creyó que podría conocer
el motivo conforme observaba la situación desenvolverse.

Sí, con eso basta para hacer que cualquiera dude.

La sensación indescriptible irradiando de Ladd era retorcida pero inmaculada. Casi


se sentía como si cada átomo del aire que lo rodeaba hubiera sido grabado con un
instinto puro de matar.

Lo más extraño era que Ladd no mostraba ninguna abertura a pesar de su postura
agresiva. Firo tuvo el presentimiento de que incluso si él mismo atacaba a Ladd desde
su ubicación justo detrás del hombre, estaría viendo el cañón de un rifle antes de que
diera el primer paso.

- 225 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

El ambiente de ansiedad en la habitación aumentó rápidamente, Ladd solo rió entre


dientes y pateó al guardia inconsciente en la cara.

—¡Ja! Estaba mintiendo, colega. Era una broma. No asesinaría a un patético matón
como tú. Todavía. De ninguna forma desperdiciaría este sentimiento creciendo dentro de
mí en algo tan trivial.

Ladd mostró una sonrisa salvaje y dirigió su mirada al techo. Dragón expuso sus
dientes con una sonrisa a modo de respuesta, aunque había poca felicidad en ella.

—Eres consciente de lo que acabas de hacer, lunáti-

—¡Justo allí! ¡Es suficiente! ¡Cierra el pico!

Ladd interrumpió la fanfarronería de Dragón antes de que siquiera empezara como


se debe y bajó las manos con el rifle apuntando hacia el suelo.

—Muy bien. Ni siquiera sé quién chingados son ustedes, pero entiendo. Solo cállense,
no digan ni una palabra, cierren la boca, pónganse en el suelo y bésenlo.

—Qué…

—Déjame explicarte cuál es la importancia de que mantengas el pico cerrado.


Personalmente, he visto tantas malditas personas parlotear sin parar sobre que «estas
serán las últimas palabras que escuches» y «lleva estas palabras contigo al más allá»,
pero eso le da una oportunidad con quienquiera que esté luchando para hacer un
contraataque. Qué loco, ¿no te parece? Lo veo todo el tiempo: en libros, en obras de
teatro, ¡hasta en la vida real! Ni siquiera entiendo el motivo; pero, de algún modo
mientras más cómodo se sienta alguien con matar, más tonterías hablan cuando llega
la hora de la acción, parloteando sin parar y sin parar. ¡Como podrás haber adivinado,
sucede que yo soy una persona así! Por lo tanto, per se, en vista de esa revelación, diré
que solo uno es suficiente y, ya que ese uno es, desde luego, yo, quiero que todos ustedes
se callen. Son aburridos. Tráguense esas palabras y llévenlas ustedes mismos al más
allá si tanto es su puto deseo de entregarlas.

Dragón se quedó boquiabierto, sus afilados incisivos se veían por completo conforme
luchaba por procesar el ridículo discurso obstinado. Incluso los ojos de Firo se abrieron
de par en par, mientras que Huey meramente sonrió y prosiguió con su observación de
Ladd con una atmósfera de un científico intrigado.

No obstante, por detrás de Ladd, ligeramente a la derecha, provino una profunda voz
grave cuando una gigantesca sombra marchó hacia el frente.

—Dragón. Este es mío —dijo Gig, moviéndose fluida y lentamente hacia Ladd.

—Oye —dijo el enorme afroamericano de manera amistosa—. No pude enseñarte


de lo que soy capaz la última vez, sabes. Sería grosero de mi parte contenerme, ¿no lo
crees?

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Las últimas palabras todavía pasaban por sus labios cuando salió corriendo hacia el
frente en un monstruoso despliegue de velocidad.

¡Santo cielo, es rápido! Pensó Firo, un poco desconcertado. Casi parecía incorrecto
que algo tan grande se moviera con tanta velocidad, pasando a través del aire como una
ráfaga de viento y acercándose a Ladd. Es completamente diferente a como era antes en
la cafetería.

Incluso a primera vista, resultaba evidente que Gig era diestro en alguna arte marcial,
su cuerpo se deslizaba tan cerca del suelo como una bala de cañón dirigida justo a las
rodillas de Ladd.

El rifle permaneció inmóvil junto a Ladd.

El rostro de Gig se arrugó con una desagradable sonrisa, seguro de su victoria.

El rifle cayó al suelo con un traqueteo.

—¡¿Eh?!

Desde su baja posición, todo lo que Gig podía ver eran los pies de Ladd, ostentando
un sofisticado juego de pies.

A continuación, ya no veía los pies, debido a que su campo de visión fue bloqueado
por un puño.

Para cuando se percató de que un gancho bajo pasó rozando el suelo, el puño de Ladd
ya se había enterrado profundamente en la piel de su cara.

—Conteniéndote o no —declaró Ladd, el arma que le había conferido una gran


ventaja yacía olvidada a sus pies—, fuiste grosero en el instantes en que levantaste tus
puños contra alguien, estúpido bastardo.

—Maldito demente…

—Cabrón…

El caucásico y Dragón, ambos murmuraron incrédulos en voz baja; aunque, Ladd solo
bostezó y se estiró. En cuanto a Gig, no se encontraba en condiciones de hablar, tenía la
nariz en tal estado que llamarla destruida o hundida sería una descripción más precisa
que solo decir que estaba rota.

—Entonces, regresando a la conversación. ¿Quiénes dijeron que eran ustedes, otra


vez?

—Tienes idea de con quién estás tratando, lunáti-

—Maldita sea, creí haberte dicho que te callaras —dijo Ladd, encogiéndose de
hombros casualmente—. No me importa quienes sean o que han hecho. Simplemente
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Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

cierren el pico. Incluso si son un millón de veces más fuertes que yo, inclusive si son
dioses o demonios que pueden hacer que mi cabeza explote con solo pensarlo,
sencillamente cállense.

En estos momentos Ladd parecía estar lleno de aberturas y los Félix restantes fueron
tras él al mismo tiempo, uno de cada lado.

El caucásico se dirigió por el rifle a los pies de Ladd, mientras que Dragón saltó
directamente a la garganta de Ladd, sus dientes al descubierto como los colmillos de un
perro rabioso.

—No quiero escuchar sobre sus pasados, o sus puntos de vista, o qué trucos tienen
debajo de la manga, o cuánto me odian, o de qué están orgullosos o sobre cualquier
leyenda de hechizos de magia que alguna vez oyeron en los cuentos de hadas…

Ladd se movió a medida que hablaba y, aunque sus movimientos eran rápidos y
eficientes, cada uno seguía siendo extrañamente violento. Tal vez cautivado por el lento
ritmo de su discurso, el hombre caucásico y Dragón reaccionaron un segundo tarde a
las acciones de Ladd.

El puño derecho de Ladd salió disparado hacia el rostro de Dragón; pero, en lugar de
preocupación los ojos del asiático brillaron con alegría a medida que sonreía y abría la
boca ampliamente, se encontraba tan abierta que asemejaba a la mandíbula dislocada
de una enorme serpiente. Tan pronto como el puño de Ladd despejó sus dientes, Dragón
lo mordió, su quijada cerrándose como una trampa para osos.

Un shock pasó a través de los huesos de la mano de Ladd, seguido por una tremenda
presión, como si lo apretara un tornillo de mecánico.

No obstante, la fuerza no se escapó del brazo de Ladd; inclusive sonrió con ferocidad,
como si eso hubiera sido exactamente lo que esperaba.

Ladd ignoró el dolor y se giró, en un gran movimiento que empleó todos sus
músculos y liberó la fuerza dentro de su cuerpo de una sola vez.

—Lo que sea que fuera… Los escucharé cuando los mate.

Apretando el rifle con sus manos, el caucásico levantó la vista para ver a una sombra
oscura dirigiéndose a toda velocidad hacia él.

Se trataba de Dragón, con los ojos abiertos de par en par con sorpresa y
consternación.

Ladd había levantado su cuerpo al aire y balanceado el puño donde Dragón seguía
pegado como una especie de guante de box ridículo, haciéndolo descender justo sobre
la cabeza del hombre caucásico.

—Eh… ¿Eso es todo?

- 228 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Un silencio espectral reinó sobre la habitación cuando Ladd echó un vistazo a la


redonda, examinando su trabajo. Los cuatros Félix Walken anteriores yacían dispersos
a su alrededor, hasta el último hombre.

Huey ladeó la cabeza a un lado con curiosidad, murmurando por lo bajo para sí
conforme daba voz a sus pensamientos.

—¿El legendario Félix Walken fue incapacitado por un simple hombre? Bueno, quizá
en esta situación sería correcto decir que su oponente se encontraba más allá de lo que
alguien consideraría humano…

Ladd se percató y apretó su puño derecho todavía sangrando, la sonrisa del loco
homicida se extendió una vez más por su rostro.

—¿Qué tanto murmuras? ¿Ensayas cómo suplicar por tu vida?

Huey sonrió levemente.

—Mi deseo por estudiarlo se ha incrementado un poco.

—Qué gracioso que digas eso. Mi deseo por matarte se incrementó hasta niveles
estratosféricos desde que entré —declaró Ladd, otorgándole a Huey una sonrisa cruda
que contrastaba con las risitas reservadas del científico.

Sin ser el centro de atención, Firo se apoyó en la pared y decidió observar al par y
cómo se desenvolvía la situación.

Se miraron entre ellos por un rato, luego Huey optó por romper el silencio.

—Se hizo llamar el cocodrilo.

—Puede que haya dicho algo como eso, sí.

—En Peter and Wendy, Peter Pan representa el estado mental de los niños, inocente
pero cruel debido a esa inocencia, ignorante tanto del bien como del mal. En contraste,
aunque el Capitán Garfio es el villano, él representa al adulto racional. En ese caso, ¿qué
significado tiene el cocodrilo? ¿Cuál es su papel? ¿Qué representa, usted que ha venido
a destruirme?

Por su expresión era aparente que Huey no esperaba una respuesta; sin embargo,
Ladd simplemente negó exasperado con la cabeza y contestó.

—Fuerza bruta e instinto asesino más allá del bien y del mal. Gula infinita. Piensa en
mí como una catástrofe, una fuerza de la naturaleza.

Huey no respondió.

—Soy un asesino. Me gusta matar personas. Si el Cielo y el Infierno realmente existen,


entonces ya conseguí un boleto para el Infierno más de mil veces. Sin embargo, nunca
me he retorcido las manos preocupado de si eso es bueno o malo. Incluso si un acto de

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Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

asesinato es cometido sin la intención de hacerlo, sin odio o siquiera un buen motivo
para quitar esa vida, solamente la víctima se preocuparía de si eso es bueno o malo.
Aunque, eso jamás cruzara la mente del asesino ni por un segundo. Simplemente sigo
mis instintos, masticando a las personas y escupiéndolas. En otras palabras, todo lo que
pienso es en mí. Eso es todo. Así que pensé para mí, si puedo matarte, aun cuando
escuché que no puedes morir, eso sería muy divertido. Eso es todo. Honestamente no
hay nada más que eso.

Ladd sonó extrañamente tranquilo mientras respondía y Huey estrechó los ojos con
admiración.

—Pensé que no era más que un simple y violento asesino; pero, ahora veo que tiene
algo de poeta —declaró.

—¡Jaja! ¿Yo? ¿Un poeta? Estás insultando a todos los poetas de verdad allá fuera.

Ladd abrió y apretó los puños una vez más, apareciendo el asesino ardiente y
profundo en sus ojos una vez más.

—Tendré que defender el honor de todos los poetas ofendidos del mundo, ¿no lo
crees?

—Pero, ¿ha considerado esto? —De repente preguntó Huey—. Si en verdad es por
ese motivo que desea aniquilarme; en ese caso, ¿no tendría que dividir su intención
asesina?

—¿Eh?

—Disfruta matar a las personas que piensan que nunca morirán, ¿correcto? Por esa
razón decidió asesinarme, a mí, un inmortal. No obstante, en ese caso…

Huey hizo una pausa de una respiración, como si gozara del momento, pareció reunir
sus ideas y sonrió fríamente.

—¿Sabía que Firo Prochainezo, el hombre que actualmente está apoyado contra esa
pared, también es un inmortal?

¡Hijo de tu puta madre!

Firo jadeó, sintiendo como la situación cambió de pronto. En un instante, le


arrebataron su posición de un observador tercero y lo lanzaron justo en medio de la
discusión de Ladd y Huey. Posiblemente Huey buscaba distraer la intención asesina de
Ladd aunque sea un poco y, al mismo tiempo, forzar a Firo a ponerse del lado de Huey.

Todo esto transcurrió en su mente en un abrir y cerrar de ojos. Firo apretó los dientes
y fulminó a Huey con la mirada, luego suspiró y dirigió la vista hacia Ladd.

—¿Está diciendo la verdad, Firo?...

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BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

En lugar de contestar en voz alta, Firo caminó lentamente hacia Huey y se paró detrás
de él, ligeramente a su derecha.

Acto seguido, llevó un dedo a sus labios y lo mordió.

El sabor metálico de la sangre inundó su boca y el dolor se extendió desde su dedo.


La sangre cayó al piso; sin embargo, un par de segundos después parecía que el flujo del
tiempo retrocedió por sí solo y el sabor de la sangre en su boca desapareció junto con
el líquido mismo, fluyendo de regreso a la pequeña herida.

Los ojos de Ladd se abrieron un poco cuando presenció por primera vez lo que
significaba realmente ser un inmortal; pero, de lo contrario, su expresión no reveló
nada de lo que pensaba en su interior.

—Ajá, así están las cosas. Lamento eso.

Se sentía como si estuviera traicionando a un amigo y Firo no podía negar que le


dolía un poco. Sin embargo, tenía que admitir que posiblemente era mejor cortar lazos
con alguien como Ladd. La niña pequeña que yacía inmóvil en un rincón provocó que
vacilara incluso antes del movimiento calculado de Huey.

Ladd lo observó por un rato con una expresión imposible de leer…

—Ja.

De súbito se rió, el volumen fue creciendo hasta que se carcajeó de todo corazón,
tenía la cabeza inclinada hacia atrás con regocijo.

—¡Jajajajaja! ¡Ya veo! ¡Ya lo entendí, así que eso es! ¡Eso es! ¡Firo! ¡Muchísimas
gracias, me enseñaste algo realmente grandioso!

¿Lo hice? ¿Qué fue lo que dije?

Firo titubeó, inseguro de lo que estaba sucediendo; no obstante, Ladd chasqueó los
dedos y se volvió a reír.

—Te lo dije, ¿no? ¡Solo mato personas que están seguras de que nunca morirán! ¿No
recuerdas lo que mencioné junto con eso? ¡Dije que eras diferente a esos idiotas!

—¿Y?... Entonces, ¿qué se supone que significa eso?

—Mira, Firo. Seguro, eres un inmortal; pero, aun ahora una parte de ti todavía tiene
miedo de morir. Tus ojos están vivos. ¡Todavía ahora! ¡Incluso en este preciso
momento! Entiendes, ¿acaso no puedes comprender que sigues en guardia mientras ves
a Huey Laforet? ¡Tienes esa mirada en tu cara que dice que podría tratar de matarte en
cualquier momento! Y eso. Eso me ha enseñado algo muy importante.

Ladd tomó aire, después mostró una sonrisilla desagradable.

- 231 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

—Esa mirada que tienes me dice que existe una forma de matar a los inmortales.
Todavía puedes morir. ¿Cierto?

Firo jadeó sin querer.

—Bueno, como sea. Los dos pueden formar un equipo e intentar vencerme. Me
parece bien. Simplemente tendré que averiguar cómo matar a un inmortal incluso si
tengo que sacarles la información a golpes. No tengo prisa.

Ladd comenzó a saltar sin hacer ruido sobre sus pies e hizo un poco de
shadowboxing13.

—Les daré algo de tiempo para que lo discutan.

—Pues, bien. Ya escuchó al señor Russo. ¿Qué haremos? —inquirió Huey sobre el
hombro. No sonaba del todo preocupado.

Firo simplemente suspiró y apretó los dientes.

—Escucha, Laforet.

—¿Oh? ¿Diga? ¿Qué sucede?

—Antes me preguntaste si tenía miedo de que Szilard o alguno de los otros


alquimistas dentro de mi cabeza controlara mi mente.

Huey echó un vistazo hacia atrás, obviamente curioso del motivo por el que Firo de
pronto decidió revivir ese tema; sin embargo, permaneció en silencio y dejó que Firo
continuara.

—No… No me importa. Siempre que ese viejo bastardo no decida hacerle algo a Ennis
o a mis amigos, me da igual lo que él o alguien más haga con mi cuerpo.

Huey no contestó.

—Me da igual que suceda conmigo. Con tal de que mi mundo permanezca pacífico,
no me importa quién sea… o si no existo en lo absoluto, incluso si solo soy parte de un
sueño que alguien que conozco tiene.

…Ahora que lo pienso, solía discutir con Claire sobre esto todo el tiempo…

Firo sonrió con afecto, recordando aquellos días de su infancia.

13
N. de la T. Shadowboxing: es un ejercicio empleado en los entrenamientos de deportes de combate,
especialmente en el box. Su principal uso es para preparar los músculos antes de que la persona a entrenar
comience a realizar actividad física más rigurosa. Solo se necesita a una persona quien lanza golpes a nadie
en particular.

- 232 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—¿Puedo preguntar por qué decidió mencionar esto ahora? —inquirió Huey y Firo
sonrió en respuesta.

—Pues, viendo que no sé qué vaya a suceder dentro de poco…

—Solo quería decirlo antes de despedirnos.


Nueva York
Estación de Policía NYPD

Tres hombres se encontraban sentados en la sala de espera del NYPD14, cada uno con
una expresión diferente sobre su rostro.

La policía los arrestó e interrogó sobre la explosión mientras inspeccionaban la


oficina, luego de muchos interrogatorios largos y preguntas difíciles, finalmente fueron
retirados los cargos. El problema era que, más o menos, seguían atascados en Nueva
York hasta que las personas aún más arriba en la cadena de mando que Víctor
terminaran el papeleo.

Víctor miraba peligrosamente al techo.

—Maldita sea. Huey nos atrapó y lo hizo muy bien. El mocoso que enviamos a
Alcatraz probablemente está durmiendo tranquilo en la cabeza de Huey en estos
momentos, o tal vez se cambió de bando. Ya nada me sorprendería.

—No lo sé, señor —dijo Edward en voz baja.

—¿A qué te refieres, detective Noah? Umm, ahora que lo recuerdo, ibas a comentar
algo antes de que el hombre bomba viniera a saludarnos, ¿no es así?

Edward se mantuvo callado por un segundo, luego, renuentemente, como si no


quisiera hablar pero tampoco soportaba quedarse él solo con la información, expresó:

—Señor… Lamento corregirlo de esta forma; pero, Prochainezo no llegó a dónde está
por mera suerte, tampoco porque adulara a sus superiores.

—Eh… así que lo tienes en muy buena estima después de todo. En ese caso, ¿crees
que podamos esperar algo de él?

—No. No, creo que no —afirmó Edward lacónicamente.

14
N. de la T. NYPD: siglas en inglés para New York Police Department; en español Departamento de Policía
de Nueva York.

- 233 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

Víctor frunció el ceño consternado.

—¿Exactamente a qué te refieres, detective?

—Quiero decir que deberíamos esperar que algo malo sí le suceda a él.

Los ojos de Edward se concentraron en algo muy lejano, daba la sensación de que
estaba viendo al pasado, observando a la rata callejera conocida como Firo Prochainezo
elevarse entre los rangos del bajo mundo criminal.

—No deberíamos esperar nada de él en lo absoluto. Pero, debemos tener cuidado.


Tenemos que cuidar nuestras espaldas.

—Después de todo es un gánster… Un villano hasta la médula.


Celda Secreta, Alcatraz

—Oh, y ya que estamos en eso, creo que debería mencionar una cosa más.

—¿Diga? —preguntó Huey distraídamente, ignorando a Firo casi por completo a


favor de Ladd, quien observaba con impaciencia.

—Dijiste que Félix Walken era un grupo de cuatro personas, ¿cierto?…

—Así es —Huey no apartó la vista de Ladd, mientras que él le regresó la mirada llena
con deseos homicidas.

Un pequeño ruido llegó hasta sus oídos, el sibilante susurro de la piel separándose
de la carne.

—¿Umm?

Acto seguido, apareció un frío punzante hundiéndose en su espalda.

—¡¿Ah?!

Luego, el frío se transformó en calor y el calor en dolor, causando que su respiración


se quedara atrapada en su garganta.

El impacto pareció perforar su columna, extendiéndose a partir de allí a todo su


cuerpo. Después, tan pronto como emergió, desapareció.

Notó débilmente que ya no podía mover los brazos ni piernas.

- 234 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

A medida que caía hacia adelante, sus ojos vieron a Ladd mirándolo fijamente. Los
ojos del homicida estaban redondos como un plato, la hostilidad se había desvanecido
por un momento frente a la sorpresa. Huey supo entonces que lo que sea que le haya
sucedido no tenía nada que ver con Ladd Russo.

Su cuerpo golpeó el piso helado y, desde atrás de él, pudo escuchar la voz glacial de
Firo.

—De hecho…son cinco.

Firo movió su mano derecha hacia la cabeza de Huey, con la intención de cortar su
consciencia definitivamente.

Aun cuando la sombra de Firo poco a poco oscurecía por completo su campo de
visión, la mente de Huey sufría con una tormenta de pensamientos excitados.

Jamás habría soñado con esta posibilidad.

Pensé que tenía el control de la situación hasta cierto punto y mira. Ve cómo estos
elementos imprevisibles aparecen delante de mí.

Se volvió doloroso respirar y Huey sintió cómo su consciencia se desvanecía con


velocidad.

Huey sonrió con ironía, el rostro de su viejo amigo flotando en su mente.

Mira, Elmer. Es justo como lo dijo.

—Es por esto que… el mundo es interesante.

- 235 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

- 236 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

El silencio y la quietud dominaban en la celda.

La diminuta silueta, que yacía inmóvil en un rincón, de repente se estremeció.

—Umm… Uuuuh… ¡Ah!

Justo como despierta luego de una noche de sueño, Liza estuvo completamente alerta
tan pronto como recuperó la consciencia y se levantó de un salto.

¿Por cuánto tiempo había estado inconsciente? Se preguntó por un instante.

—¡Oh, no!... ¡Me desmayé una hora entera y veintisiete minutos!…

No había un reloj en la habitación, aun así ella sabía.

—¡Papi!

Al percatarse de que se encontraba en la celda de su padre, miró como loca por todas
partes, buscándolo.

La primera cosa que notó fue que la puerta colgaba medio abierta y un guardia
familiar yacía boca abajo justo afuera.

Sin embargo, nada de eso le importó. Girando casi por completo, de repente se
congeló, la escena de algo vestido de blanco inmóvil en el suelo hizo que temblara hasta
la médula.

—¡Papi!

Liza corrió al lado de su padre.

Había un puñal enterrado profundamente en su cuello. Por lo visto, la cuchilla había


cortado por completo su columna vertebral.

—No… ¡Noooo! —gritó la niña, tomando el puñal con ambas manos y tirando de él
tan fuerte como pudo.

Se escuchó un crujido enfermizo de huesos rompiéndose a medida que el cuchillo


salía de la herida, la sangre salpicando por todas partes.

Un shock, aún más grande que el de antes, estremeció el corazón de la niña cuando
vio la sangre fluir del cuerpo de su padre; sin embargo, se relajó un poco al notar que se
detenía y cambiaba de dirección, regresando a su cuerpo.

- 237 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

…Está vivo. ¡Vivo15!

Racionalmente, Liza sabía que su padre era inmortal y, que se recuperaría de


cualquier herida, siempre y cuando no fuera devorado por otro inmortal; sin embargo,
la imagen del cuchillo en su espalda la había angustiado a un nivel por debajo del
pensamiento racional.

—Ah…

—¡Papi! ¡Papi, despierta! ¡Despierta, papi! ¡Por favor!

—Oh… ¿Liza? ¿Dónde están todos? —Huey logró sentarse lentamente.

Liza retrocedió sorprendida y echó otro vistazo alrededor; sin embargo, seguía sin
haber nadie cerca salvo por el guardia caído junto a la puerta.

—¡Está bien, papi! ¡No tienes nada de qué preocuparte! ¡Ya no hay nadie más aquí!

Con cautela, Huey se puso de pie, examinando clínicamente el estado de su cuerpo


mientras se levantaba. De pronto, se dio cuenta de que algo andaba mal y se giró hacia
Liza.

—¿Oh? Qué extraño —dijo a media voz—. No puedo abrir mi ojo izquierdo. ¿Le
importaría echar un vistazo por mí y ver cuál es el problema, Liza?

A decir verdad, ya tenía una buena idea de lo que había sucedido; aun así le preguntó
a su hija, incitado por mera curiosidad. Quería descubrir lo que Liza, quien lo
consideraba perfecto, pensaría de esto.

—Pa… papi…

Vacilante y temerosa, Liza extendió una mano y tocó el ojo izquierdo cerrado de su
padre…

Una vez retirado el párpado, no reveló más que un hueco de un rojo oscuro.

El globo ocular, que debería haber estado allí, faltaba; de modo que la niña se
encontró cara a cara con una horrenda oscuridad rojiza.

Huey olvidó incluso el hecho de que había perdido su ojo izquierdo cuando los gritos
de Liza inundaron la atmósfera, con la intención de grabar la reacción de su hija en su
memoria.

15
N. de la T. Pude haber traducido esa línea de otra forma, pero… La imagen de Liza como el Dr. Frankstein y
Huey como el monstruo cuando recién le da vida gritando “¡Está vivo! ¡Vivo!” hizo que me partiera de risa y
decidí dejarlo así. Además de agregar esta inservible nota al pie solo para insertar esa imagen en sus
cabezas.

- 238 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Reexaminó sus acciones.

Confirmando de nueva cuenta que era un horrible ser humano.

Y sonrió alegremente, tomando la decisión de volver a empezar sus experimentos


tan pronto como fuera posible.

- 239 -
Capítulo V: Frente & Revés ¡SALGAMOS DE AQUÍ!

- 240 -
En Daily Days, Nueva York

Y creo que pararé ahí por el día de hoy.

Considéralo un depósito.

Te lo dije, ¿no es así?

Estuve presente en algunas partes.

Pero no en otras.

Ya te conté la mayor parte de lo que sucedió en prisión durante esos días. Aunque,
no lo mencioné todo. Un par de temas seleccionados continúan sin revelarse.

Se encuentran muy estrechamente relacionados con ciertos sucesos que


acontecieron en otro escenario, sabes. Eventos que ocurrieron en Chicago. Los cuales
solo tienen sentido en su contexto.

Ahora bien, te estaría muy agradecido si me dijeras lo que tú sabes.

Porque lo entiendes, ¿no?

Lo que te he contado, mi versión de la historia, es solo una parte del todo, de algo que
únicamente puede estar completa con la información de lo que sucedió en Chicago.

¿Qué tipo de persona es Graham Specter?

¿Qué hizo ese demente de Ladd Russo para romper las cadenas que ataban sus pies?

¿Por qué el mocoso de Firo Prochainezo arrancó el ojo de Huey?

¿Qué sucedió con Firo y Ladd luego de que Huey perdiera la conciencia?
Exactamente cómo contactaba el maestro Huey con el mundo exterior… Bueno.
Supongo que ya deberías saber la respuesta a esa pregunta en particular.

No obstante, la solución a todas esas interrogantes y más, solo podrán ser reveladas
hasta que conozca lo que realmente sucedió en Chicago.

Me disculpo. Si te soy totalmente sincero, sí quiero contarte. Sin embargo, más que
eso, deseo saber que ocurrió allí donde no estaba yo de testigo.

Ansío poseer la información que solo los informantes como ustedes tienen en su
poder y, quizá, incluso obtener de ella nuevas hipótesis de las que ni siquiera ustedes
tienen conocimiento y recuperar todas las piezas perdidas de este rompecabezas.

En ese sentido, supongo, soy igual al maestro Huey.

- 241 -
Capítulo de Conexión UNA VISITA AL INFORMANTE

Vaya… Ya es hora de cerrar, ¿eh?

Bueno, será mejor que me vaya despidiendo.

Cuando venga mañana, puede que sea alguien más o tal vez ni siquiera venga.

A lo mejor estás un poco confundido; pero todo esto se solucionará si puedo


reunirme con el señor Saint-Germain.

Sí, sí. Siempre estoy vigilando. Yo siempre estoy observando algo.

Me guste o no, tengo que ver más cosas que los demás.

Ese es el destino de Los Gemelos. Mi destino y el de Hilton.

Y, en este caso… tal vez podría convertir ese destino en dinero, por lo menos.

Bueno. De cualquier forma, espero volver a hacer negocios con ustedes en el futuro,
señor Informante.

Confiaré, para bien o para mal, que toda esa información completará mi mundo.

- 242 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

- 243 -
Isla de Alcatraz, San Francisco

—Ah, hoy es tu último día aquí, ¿no es así? Felicidades.

Isaac sonrió tímidamente a Misery.

—Pues, eeh. No sé qué decir. ¡Lamento todos los problemas que te he causado!

—Sabes… eres la tercera persona cuyo ingreso supervisé personalmente. Los otros
dos entraron, pero todavía no han sido liberados.

—¡Sorprendente! ¡Entonces, ¿eso quiere decir que soy el único sobreviviente?! No,
espera, no puedo ser tan asombroso, ya que me atraparon… ¡En ese caso, tú debes ser
el fantástico, señor Director!

—¿Qué? No, yo no soy… Bueno, supongo que el Director Johnston es bastante


grandioso, pero, aun así… —Misery murmuró por lo bajo, confundido. Sacudió la cabeza
para olvidarlo y le dio a Isaac unos consejos—. Nadie ha dejado esta isla tan rápido
como tú; con vida, claro está. Por supuesto que ya has pagado por tus crímenes aquí en
prisión; sin embargo, solo tu vida allá fuera, en la sociedad, te dará la certeza si de
verdad te has reivindicado. Así que te diré esto: De ahora en adelante, abandona tus
actos delictivos y vive por la sociedad, por los Estados Unidos de América. Vive por las
personas que amas.

—¡Entendido! ¡Daré lo mejor de mí, solo espera y verás! —gritó Isaac sacando el
pecho con orgullo como un niño.

Misery sonrió inconscientemente conforme extraía un sobre del interior de su traje.

—Umm. Sabes, nunca pensé que llegaría el día cuando dijera estas palabras, pero
toma. Este es tu pago por un mes de trabajo forzado, así que recíbelo con la frente en
alto. Acá entre nos, añadí un pequeño extra como regalo de despedida.

Isaac tomó el sobre de papel y le mostró a Misery una brillante sonrisa.

—¡Muchísimas gracias! ¡Vaya, no sabes cuánto significa esto para mí! ¡Gracias y te lo
vuelvo a agradecer, señor Director!

—Te digo que no soy el Director…

—Entonces, eeh, ¿Jefe?

—Bueno, supongo que eso funciona…

Misery se despidió de él, todavía sonriendo, Isaac también sonrió y salió de la oficina.

- 244 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

Al igual que cuando entró, un guardia lo condujo a un barco que lo estaba esperando
en el puerto y luego…

Isaac Dian dejó Alcatraz.

La luz del sol poniente teñía los prominentes acantilados de un profundo y cálido
matiz de naranja, las tonalidades del crepúsculo transformaron la generalmente
funesta isla en algo de sublime belleza.

—Hermoso…

Isaac pensó en su pasado, en cómo había contemplado esa misma isla tantas veces
cuando era joven…

Y súbitamente, incluso más de lo que deseaba la libertad, anheló ver a Miria.


—Oh, no… Esto no es suficiente para regresar a Nueva York.

Luego de una larga serie de trámites en una oficina del Departamento de


Investigación, Isaac finalmente fue libre.

La mayoría de los reclusos eran enviados a servir el resto de sus sentencias en


prisiones normales incluso después de ser liberados de Alcatraz; no obstante, Isaac en
realidad nunca fue juzgado, por lo que fue directamente de la Roca a ser un hombre
libre.

Al parecer, Víctor había programado una cita para reunirse con él; pero, se encontró
con algunos problemas en Nueva York, en su lugar Isaac habló con un hombre que se
presentó como el jefe de Víctor antes de que lo dejaran marcharse.

Por aquí y por allá en las calles, Isaac podía escuchar transmisiones de radio sobre
algunos problemas inminentes en Chicago; sin embargo, no le prestó atención a las
urgentes voces.

En cuanto recibió las ropas que había usado cuando fue arrestado, sacó su cartera y
junto el dinero en su interior con la pequeña suma que Misery le había dado, luego se
dirigió directamente a la estación de trenes.

Todo lo que deseaba hacer era reunirse nuevamente con Miria tan pronto como fuera
posible.

El problema yacía, sin importar qué tantas veces lo pensaba, en que no tenía
suficiente dinero para tomar un tren transcontinental de regreso a Nueva York. El
trabajo forzado no se pagaba muy bien que digamos y solo lo había hecho un mes

- 245 -
Capítulo Remanente ¡LIBERTAD!

encima de eso. Aun con la “indemnización” de Misery y los pocos billetes que traía en
su cartera, se quedaría sin dinero mucho antes de kilómetros.

Normalmente esto no habría sido un problema, solo tendría que robar algo de dinero
de algún villano que pasara y destinarlo para una causa mejor; no obstante, Misery, la
asombrosa persona-director-jefe en la mente de Isaac, le dijo que abandonara sus actos
delictivos y que viviera por las personas que amaba. Con un gran esfuerzo de voluntad,
descartó la opción de hurto.

Por solo un segundo, pensó en su casa, tan cerca que podría llegar caminando allí;
sin embargo, en ese momento el rostro de Miria apareció en su mente y desechó la
opción de regresar a su casa sin dudarlo.

—Además, si me atrapan… podrían matarme… —murmuró Isaac quedamente y, tras


esas misteriosas palabras, se dirigió a una cabina telefónica cercana.

La operadora lo comunicó con Alveare y, con la ayuda de Seina y el asesoramiento


de Ronny, consiguió el número de teléfono dónde se encontraba la persona con la que
deseaba hablar y volvió a marcar. De nueva cuenta, la operadora lo ayudó a transferir
la llamada y una voz familiar contestó. Le pertenecía a uno de sus amigos, a un joven
con un temible tatuaje en un costado de su rostro.

Jacuzzi lloraba a moco tendido y hablaba entre sollozos por el teléfono, repitiendo
una y otra vez cuánto se alegraba de que Isaac se encontrara a salvo…

Y, luego, escuchó la voz con la que había estado soñando.

La voz que más anhelaba oír.

Ella sonaba muy feliz, aun cuando se sorbía la nariz, incluso en medio de sus risas
sollozantes, y antes de que Isaac se diera cuenta también se encontraba sonriendo.

¿Qué debería decir? ¿Qué podría decir?

Vaciló, preguntándose cómo debería iniciar.

De pronto, se le ocurrió una idea y, antes de que pudiera pensarlo bien, pasó por sus
labios, sonando tan impetuoso y confiado como siempre.

—¡Lo siento, Miria! Resulta que mi cartera estaba en mi bolsillo todo este tiempo.

No se trataba de una broma ni de un alarde, solo una honesta disculpa desde el fondo
de su corazón. La voz de Miria salió de inmediato por la bocina, en perfecta sincronía
con él igual que siempre.

—¡Está bien, Isaac! ¡Ya no recuerdo nada de eso!

Isaac soltó un suspiro de alivio, después habló lentamente, como si dudara de


continuar.

- 246 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

—Bueno, verás, Miria… Sucede que no tengo el dinero suficiente para regresar… así
que… si puedes, eeh, agarrar el dinero necesario para mi boleto de tren de mi escondite
y venir a verme, eso sería genial…

Por la respuesta entusiasta de Miria, era seguro decir que atravesaría corriendo el
país hasta él si así fuera necesario.

Isaac frunció el ceño mientras sostenía el auricular en su oreja escuchándola hablar.


Le pareció que no era justo de su parte hacer que Miria recorriera todo el camino hasta
él, así que decidió ir tan lejos como pudiera y reunirse con ella a mitad de camino.

Echó un vistazo al horario en su mano y acordó una estación que recordaba.

Se trataba de la ciudad en dónde Miria y él una vez se disfrazaron como jugadores de


béisbol y le enseñaron a un montón de gánsteres el error que cometían.

—En ese caso… ¿Qué te parece Chicago? ¡Creo que puedo llegar hasta allí con lo que
tengo!

Miria aceptó con entusiasmo, mientras que Isaac sonrió ampliamente, el gran viaje
hacia el este ya se estaba desarrollando en su mente.

—Muy bien. Entonces, voy a conseguir un boleto para Chicago. ¿Dónde te gustaría
vernos?

Escribió la hora y el lugar en un pequeño pedazo de papel y lo guardó en su bolsillo,


su mente llena con esperanza mientras pensaba en el día de mañana.

El sol se puso en el oeste; sin embargo, el corazón de Isaac Dian se dirigía al este.

El hombre libre habló en el auricular, sus palabras cortas y simples.

El único pensamiento en su alma era ver a Miria otra vez.

Y, quizá, su intención brilló a través de sus palabras, por sencillas que fueran, eran
más que suficientes para tranquilizar el corazón de Miria.

—¡Entonces, está decidido! ¡Nos vemos en Chicago!

- 247 -
Capítulo Remanente ¡LIBERTAD!

- 248 -
PALABRAS DEL AUTOR

Hola, hola. Encantado de conocerlos, para aquellos que conozco por primera vez. Y
para el resto (que sospecho son la mayoría) que están de regreso, ¡hace tiempo que no
nos vemos! ¡Lamento hacerlos esperar a todos!

Fiuu, este volumen de Baccano! tardó casi dos años en hacerse. Bueno, hubo el CD
Drama y la nouvelle16 que venía junto con él, claro está, pero con todo y eso, ha pasado
tanto tiempo que hasta yo estoy nervioso.

Bien. El relato de la cárcel termina con este episodio y ahora nos trasladaremos a las
calles.

Estoy pensando en un formato un poco diferente de lo que hice con los Episodios
Local y Expreso de 1931. Probablemente me tome un tiempo llegar hasta el final, pero
les estaría muy agradecido si me acompañan en el viaje.

De cualquier forma. Sí que ha pasado mucho tiempo, ¿no es así?

Encontré toda clase de detalles que había olvidado por completo, una canasta entera
de sorpresas, ¡y escribí esta cosa! Toda mi memoria ahondó en recordar elementos
inútiles como los diálogos de Turner.

De modo que, es el primer Baccano! en casi dos años y…

Tengo algo que decirles, queridos lectores.

Umm… Pues, aquellos que vieron los anuncios publicitarios quizá ya estén
enterados; ¡pero, Baccano! será adaptado al manga por Dengeki Comic Gao!

Je... jejeje… ¡Muajajajaja!

Ha pasado casi medio año desde que la idea fue propuesta por primera vez. Desde
entonces, cada vez que veo mensajes en internet diciendo cosas como «las historias de
Narita no pueden adaptarse a un manga» y «Tiene que vender más antes de siquiera
pensarlo», he tenido que luchar contra el impulso de publicar la noticia por toda mi
página principal y rematarlo con esta declaración: «Jajaja… ¡Cómo han cambiado los
tiempos, patéticos humanos!17» Pero, ay de mí, el contrato claramente estipulaba que

16
N. de la T. Nouvelle: narración de menor extensión que una novela y menos desarrollo de la trama y
personajes, aunque sin los recursos narrativos propios del cuento.
17
N. de la T. Y no solo tuviste un manga, Narita, ¡también un anime, una novela visual, una segunda
adaptación al manga e incluso tus novelas fueron licenciadas en Norte América! ¡En sus caras incrédulos!

- 249 -
Volumen 08 PALABRAS DEL AUTOR

tenía que mantenerlo en secreto. Ahora que lo pienso, hubiera sido muy inmaduro de
mi parte hacer eso. Así que, te doy las gracias, contrato.

Como sea, el manga iniciará su serialización en el número de Gao! que sale a finales
de diciembre de este año. Por desgracia, aún no he conocido al Sr. Gin’yuu Shijin, quién
se encargará del arte y la historia. En su lugar, me reuní con el Sr. Ogino, el cual
supervisa el proyecto del manga.

Es la primera vez que mi trabajo se adaptará al manga, y estaría mintiendo si dijera


que no me siento un poco nervioso. Aun así, pensé en todos ustedes, en los fans de la
obra original, y apretando los dientes me puse en marcha hacia la oficina de
MediaWorks, preparado para, quizá, fumar un cigarrillo o dos y decir lentamente: «Será
mejor que permanezcan fieles a la obra original si saben lo que les conviene… capisci».

Así que, en nuestra primera junta. En cuanto nos sentamos, el Sr. Ogino abrió la boca
y dijo…

Ogino: Entonces, sobre Baccano! ¿Les parece bien cambiar la atmósfera general del
trabajo? Realmente sacudir con fuerza las cosas, saben.

Yo: (¡Ajá! ¡De modo que por fin muestras tus verdaderas intenciones! Pero, tengan
cuidado, ¡nunca permitiré que lleven a cabo sus viles planes!) Jaja, ¿tienes algo
específico en mente?

Ogino: Estábamos pensando en hacerlo un poco más parecido a Weekly Shonen


Champion.

Yo: ……

Ogino: O tal vez así como Suruga-jou Gozenjiai de Nanjo Norio se convirtió en
Shigurui.

Yo: ……

Ogino: Ya enviamos las colecciones completas de Hellsing, Shigurui y Jojo’s Bizarre


Adventure al Sr. Gin’yuu Shijin.

Yo: …¡Bien!

Estreché las manos con el Sr. Ogino y luego tuvimos una larga discusión sobre los
grandiosos mangas serializados en Champion, hasta que, finalmente, el Sr. Wada, mi
editor para las novelas, nos interrumpió con un exasperado: «Lo siento, no entendí ni
una sola palabra de lo que dijeron».

…Pero, de cualquier caso. Siento un poco de culpa por emocionarme tanto cuando ni
siquiera he conocido al mangaka todavía. Además, ¡el Sr. Ogino espera bombardearlo
con tres series a la vez! ¡¿Acaso eso no es demasiado?!... ¡¿Por qué me preocupo tanto

- 250 -
BACCANO! 1934 – ALICIA EN PRISIÓN <EPISODIO CÁRCEL> Ryohgo Narita

por alguien que ni siquiera conozco todavía?!... ¡Sr. Gin’yuu Shijin! ¡No se rinda ante el
feroz ataque del Sr. Ogino!

De modo que, como pueden ver, yo también estoy esperando con ansias la nueva
serialización en Gao!, ¡y espero que al menos algunos de ustedes compartan mi
entusiasmo!

Entonces, el próximo volumen es el Episodio Calles y será más rápido y furioso. Me


gustaría probar algo elaborado y alegre, todo lo opuesto a la atmósfera pesada que
impregnó el Episodio Cárcel. Aunque no prometo nada, ya que todavía estoy
escribiéndolo…

Pero, de todas formas, ¡gracias por leer y espero que continúen disfrutando Baccano!
en el futuro!

A partir de aquí son los agradecimientos y reconocimientos, al igual que en el último


volumen.

Mi eterno agradecimiento al Sr. Wada, mi editor, al Sr. Suzuki el editor en jefe y, por
supuesto, al resto del departamento de la editorial. Gracias a mis correctores, a quienes
nunca puedo ver a los ojos ya que jamás cumplo con la fecha de entrega y, desde luego
a los diseñadores quienes se aseguran de que mis libros siempre luzcan impecables.
Gracias al departamento de mercadotecnia, al departamento de publicaciones, al
departamento administrativo y a todos los demás en MediaWorks.

Gracias a mi familia, amigos y conocidos, en particular a los que viven en la ciudad


de S.

Gracias Sr. Enami Katsumi, quien trajo el mundo de Baccano! a la vida con su arte a
pesar de la ridícula agenda que le impuse.

Y, por supuesto, a ustedes, los lectores…

¡Gracias desde el fondo de mi corazón!

Agosto 2008

Listo para manejar luego de comprar un auto nuevo aunque sea incapaz de
conducirlo a cualquier lado por culpa del caos,

Ryohgo Narita

- 251 -
D.D.
Daily Days Novels
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https://dailydaysnovels.wordpress.com/

TRADUCCIÓN AL INGLÉS
Anonspore

TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL
Clixea

EDICIÓN
Clixea

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