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DEL NEGRO VACÍO, UN RELATO DE JOSÉ FCO. SASTRE GARCÍA · LA CORONA DE ASA. GIANLUIGI ZUDDAS.
· LOS DIOSES ASTRONATUAS y CIENCIA FICCIÓN Y FANTÁSTICO, DOS ARTÍCULOS DE EDUARDO FRANK.
LA AVENTURA EN EL DESIERTO, EUGENIO FRAILE LA OSSA
EDITORIAL
E
ste editorial será breve, ya que lo in-
teresante, amigo lector o lectora, es lo
que podrás encontrar en las páginas in-
teriores y no unas palabras introductorias más
o menos aburridas. Lo importante es que vol-
vemos, con este número 32, a la palestra en
SUMARIO nuestra constante andadura por el fandom.
Mantenemos la ilusión del primer número con
Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 el firme objetivo de traer a nuestras páginas la
La aventura en el desierto. Eugenio Fraile. . . . . . 2 mejor literatura de los diversos y heterogéneos
La última misión. Una aventura géneros que conforman el amplio universo de
del Capitán Trueno. El Nictálope . . . . . . . . . . . . 10 la Fantasía.
La evolución de la Ciencia Ficción en el cine. Y la mejor recompensa, a lo largo de es-
José Fco. Sastre García . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 tos años, ha sido la fiel respuesta de nuestros
Ciencia Ficción y Fantástico. Eduardo Frank . . . 19 lectores. Por ello, todo el equipo de redacción
La corona de Asa. Gianluigi Zuddas . . . . . . . . . 29 y colaboradores de la revista seguimos en la brecha a pesar del tiempo trans-
Los dioses astronautas. Eduardo Frank . . . . . . . 40 currido desde nuestros inicios, un tanto lejanos ya, pero también muy gratifi-
Del negro vacío. José Fco. Sastre García . . . . . . 58 cantes. ¡Muchas gracias!
Los hijos de Yig: silbidos en la oscuridad. Aprovecho estas líneas para desearos unas Felices Fiestas y un Próspero
Eugenio Fraile . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 Año Nuevo 2011.
Robin Hood. Entre el mito y la realidad.
José Fco. Sastre García . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Novedades editoriales . . . . . . . . . . . . . . . . . 112 Eugenio Fraile
Editor WT de Lhork
Ficha Técnica:
Titulo Original: Beau Sabreur
Año de producción: 1928
País: EE.UU.
Dirección: John Waters
Intérpretes: Gary Cooper, Evelyn Brent, Noah Beery, William Powell,
Roscoe Karns, Mitchell Lewis
Guión: Thomas J. Geraghty
Fotografía: Charles Edgar Schoenbaum
Duración: 70 min.Versión muda
Género: Aventuras
Sinopsis
E
l mayor Henri de Beaujolais, un apuesto oficial que ha jurado vivir y
morir por Francia y no mirar nunca a una mujer, es enviado a una
guarnición francesa en el Sahara. Pronto se le encomienda la misión
de firmar un tratado con el jeque El Hamel para frenar la revuelta de los
tuaregs y conservar ese territorio para Francia. Sus problemas aumentan con
la aparición de Mary Vanbrugh, una autora americana que se encuentra en la
zona para retratar el ambiente, y de la que se enamora enseguida, y Becquet,
un miembro rebelde de la Legión Extranjera que abandona el servicio para
soliviantar a los discípulos de Ala.
BEAU GESTE
Ficha Técnica:
Título Original: Beau Geste
Dirección: William A. Wellman
Texto: Eugenio Fraile La Ossa País: Estados Unidos
Foto de cabecera: Wikimedia Commons Año de Producción: 1939
Duración: 114 minutos
Género: Aventuras
2 Weird Tales de Lhork
Intérpretes: Gary Cooper, Ray Milland, Rob-
ert Preston, Susan Hayward, Brian Donlevy,
Broderick Crawford, J. Carrol Naish, Albert
Dekker, Donald O`Connor y James Stephen-
son.
Guión: Robert Carson (Novela de P.C. Wren)
Productora: Paramount Pictures
Música: Alfred Newman
Fotografía: Theodor Sparkuhl
Sinopsis
Un clásico del cine de aventuras basado en la
maravillosa novela de Percival Cristopher Wren.
Un grupo de legionarios franceses llega a fuerte
Zinderneuf, en medio del desierto de Nigeria, des-
cubriendo que los hombres que asoman por las
troneras, y que no respondían a sus saludos, están
muertos. Apoyados en los muros y en posición de
vigilancia, pero muertos. Este extraño suceso per-
mite adentrarse en una historia enigmática, que
tiene su origen en la desaparición de un valioso
zafiro muy lejos de allí y de tres hermanos alista-
dos en la legión por un asunto de honor.
BEAU IDEAL
Ficha Técnica:
Titulo Original: Beau Ideal
Año de Producción: 1931
País: EE.UU.
Dirección: Herbert Brenon
Intérpretes: Ralph Forbes, Loretta Young,
Irene Rich, Lester Vail, Frank McCormick, Otto
Matieson, Don Alvarado
Guión: Paul Schofield, Elizabeth Meehan
Música: Max Steiner
Fotografía: J. Roy Hunt
Duración: 82 min.
Género: Aventuras
2- LA TRILOGÍA LITERARIA
La magia del cine, con sus características pe-
culiares y únicas de vida y movimiento, ha tenido
siempre la virtud de llevar a su mundo los mejo-
res argumentos que la fantasía de los escritores
ha creado. No solamente ha hecho revivir casi
enseguida las grandes novelas que han obtenido
la simpatía y la aceptación del público, sino que
Weird Tales de Lhork 5
Ideal, de modo que la fama del novelista atrave-
saría numerosas fronteras, conociéndosele muy
pronto como el creador de emocionantes relatos
sobre la Legión Extranjera francesa. Su nombre era
Percival Christopher Wren y la literatura juvenil le
debe una importante y considerable aportación.
3- LA ESPADA Y LA PLUMA
Nacido en Devonshire (Gran Bretaña) en el
año 1885, Percival Christopher Wren curso
estudios universitarios en Oxford, llegando a gra-
duarse y dando muestras de notables aptitudes
para las letras. La vida del autor de Beau Geste,
como ha ocurrido a menudo con muchos otros
escritores, no se detendría no obstante en una pa-
cifica situación de estudio o de tranquila dedica-
ción al campo erudito y literario. Por el contrario,
la más variada gama de actividades aparecería en
el transcurso de su intensa y más bien corta exis-
Se trataba de un hombre de elevada estatura y tencia, ya que viviría únicamente hasta los cincuen-
magnífica presencia física que había interpretado ta y seis años de edad.
numerosas veces el papel de cowboy y que ahora Durante cierto tiempo abordo las tareas de
encarnaría el de un valiente y noble legionario. Su la enseñanza, siendo maestro de escuela e incluso
nombre era Gary Cooper y difícilmente puede director de un colegio. Sin embargo, su tendencia
ser olvidado por quienes son fervientes aficiona- innata a la aventura y a la exploración de los cam-
dos al séptimo arte. pos más diversos lo llevaría a introducirse y a ex-
Para el personaje secundario de un sargento perimentar sus propias posibilidades en los terre-
terriblemente severo, ambicioso y próximo a la nos más inesperados. Sus biógrafos nos refieren
locura, se pensó en un célebre actor que se había con asombre la capacidad casi ilimitada de Wren
especializado en papeles de hombre duro, llamado para probar fortuna en diversos oficios y trabajos.
Brian Donlevy, mientras que los hermanos del Sabemos que fue sucesivamente boxeador, comer-
protagonista eran encarnados por nombres tan ciante, cazador de fieras, explorador y periodista,
famosos en la historia de la cinematografía como al estilo de Mark Twain, («Las Aventuras de
Ray Milland y Robert Preston. La dirección de Tom Sawyer»), de Robert L. Stevenson («La
la cinta fue confiada a un experto conocedor de Isla del Tesoro») y de tantos otros autores, Per-
la técnica de este género de films, un verdadero cival C. Wren se sintió arrastrado por su íntimo
artesano del método: William A. Wellman. impulso a la indagación práctica de los lugares mas
La acción de la película se iniciaba con una in- ajenos a su patria y de los ambientes mas distin-
trigante escena que rápidamente captaba la aten- tos. Entre sus influencias literarias pueden citarse
ción del espectador: un pelotón de legionarios se autores como Frederick Marryat, Robert Michael
acercaba a una fortaleza situada en pleno desierto, Ballantyne, G. A. Henty y H. Rider Haggard.
observando con asombro que múltiples soldados Una carrera específica, no obstante, seria la
estaban apostados entre las almenas, absolutamen- que marcaría en concreto sus pasos y la que daría
te inmóviles y apuntando con sus fusiles, como si en realidad los medios para realizar sus aspiracio-
esperaran el ataque de un enemigo que no apa- nes como incansable viajero y como autor de una
recía por ninguna parte. Una densa columna de serie de aventuras basadas en hechos auténticos y
humo se elevaba posteriormente desde el interior en su propia experiencia: la carrera militar.
de la fortaleza y nada permitía adivinar el drama Desempeñando un cargo de funcionario publi-
que allí se había desarrollado. co y adscrito al Servicio de Instrucción de la India,
El título del film era Beau Geste y su simple Wren entro a formar parte en el cuerpo de oficia-
nombre evoca un grato recuerdo en todos aque- les de reserva de aquella colonia. Al principio sir-
llos que hemos tenido el placer de verlo y disfru- vió en el ejército ingles e indio. Sin embargo, a raíz
tarlo. de la Primera Guerra Mundial y habiendo obte-
Gracias a esta versión plástica, debida al prodi- nido el grado de comandante, su actividad militar
gio incomparable del cine, el nombre de un nove- se desarrollaría durante un importante periodo en
lista iba a hacerse mucho más famoso en todo el la Legión Extranjera Francesa. Hasta 1917 perma-
mundo. No solamente Beau Geste iba a ser leída neció en varios puntos clave del África Oriental y
con avidez por los mismos que ya habían vivido su Septentrional. Este fue el acontecimiento decisivo
trama en la pantalla, sino que muchas otras obras de la vida de Wren que lo introduciría a plasmar
del mismo autor alcanzarían un resonante éxito. por escrito las vicisitudes y los caracteres suma-
Las aventuras de los legionarios se desarrollarían mente variados que había visto y palpado con es-
en otros títulos como Beau Sabreur y Beau pecial atención.
6 Weird Tales de Lhork
En efecto, después de algunas tentativas litera- tables. Con todo, había que esperar aun la celebre
rias entre las que cabe destacar Dew And Mil- serie de los «Beau» para que su fama fuera com-
dew, aparecida en 1912, y Snake and Sword, pleta dentro del sugestivo y apasionante genero de
publicada dos años mas tarde, su nombre como aventuras. En 1924 se publico la novela que debía
escritor consagrado por un apasionante relato de dar a su autor la máxima popularidad. Apenas ver
la Legión titulado The Wages of Virtue ( El Sa- la luz, Beau Geste se convirtió en un best-seller,
lario de la Virtud) que vio la luz en 1916. Desde consagrando a Percival C. Wren como un novelista
entonces un nuevo género de aventuras se abriría consumado dentro de su categoría literaria. La per-
paso en el campo de la literatura juvenil: el mundo fecta técnica narrativa de la obra y la sorprendente
abigarrado e insólito de los legionarios ofrecía un novedad temática cautivaron muy pronto a un pu-
vasto material para desplegar las más emocionan- blico lector cada vez mas amplio. Por otra parte, las
tes intrigas y peripecias. diversas y esplendidas adaptaciones cinematográfi-
P. C. Wren se dedico desde aquel momen- cas contribuyeron decisivamente a incrementar la
to con ferviente y asidua pasión a la creación de fama del militar escritor. La historia del ciudadano
nuevas tramas y aventuras ocurridas en el mismo ingles que por enigmáticos motivos se alista en la
marco a la vez original, grandioso y repleto de Legión Extranjera francesa no solo sirvió de base
posibilidades. El autor poseía un profundo cono- fundamental a la obra mas celebérrima de Wren,
cimiento de la vida africana, axial como de la in- sino que se extendió sucesivamente en las nove-
mensa variedad de individuos que habían acudido las tituladas Beau Sabreur y Beau Ideal, publi-
a la Legión para olvidar o en espera de perdón cadas respectivamente en los años 1926 y 1928.
por algún delito cometido, y ello le proporcionaba Beau Sabreur, segunda novela de la trilogía que
una inagotable fuente de argumentos y de histo- comienza con Beau Geste, vuelve a estar dividi-
rias personales oídas de labios de los propios sol- da en dos relatos distintos. El primero tiene como
dados. El género iniciado por Wren obtuvo ense- protagonista a Henri de Baujolais (que ya apareció
guida gran aceptación y fue asumido por muchos como personaje secundario en la primera novela)
imitadores. No obstante, aquel creador tenía una y cuenta su preparación como oficial francés del
considerable ventaja sobre los demás escritores servicio secreto y una difícil misión que le conduce
de estilo parecido: haber sido el mismo legionario prácticamente hasta la muerte. El segundo relato
y poder escribir fundamentalmente acerca de lo recoge los mismos acontecimientos pero desde la
que había conocido. perspectiva de otros personajes (que aparecieron
En un mismo año, 1917, aparecieron The también brevemente en Beau Geste).
Young Stagers y la novela Stepsons of France El argumento de la tercera novela, Beau
(Los Hijastros de Francia), que logro un éxito Ideal, se centra en el valiente e intrépido John
resonante. La enorme viveza de las escenas, la lógica Geste, que vuelve de nuevo a la guerra, pero esta
férrea con que se traban los episodios y la atractiva vez con un nuevo compañero legionario llamado
notoriedad de los personajes que desfilan muchas Otis Madison. De este modo, los dos aventureros
veces como autenticas historias vivas conferían a amigos se dispondrán a participar en una guerra
las obras de Wren un interés y una fascinación no- religiosa contra un emir.
LA EVOLUCIÓN DE LA
CIENCIA FICCIÓN
EN EL CINE
C
iencia Ficción. La expresión evoca en nuestra mente imágenes de
naves espaciales, pistolas de rayos, seres extraterrestres… Si bien
es cierto que en buena parte ésa es la temática que se trata tanto
en la literatura como en el cine, también lo es que no se trata de un género
que se limite a combates intergalácticos, sino que abarca más aspectos, como
son mostrarnos el futuro tal y como el autor pensaba que acabaría por de-
sarrollarse, o hablarnos de la exploración espacial tal y como piensan que se
producirá o debiera producirse, etc.
El mundo del celuloide ha tratado este género con gran asiduidad, con
infinidad de películas de todo tipo y pelaje, con mayor o menor fortuna y ma-
yor o menor presupuesto, hasta conformar un tapiz de historias y remakes a
lo largo de un siglo en el que se entremezclan los diversos hilos conductores
hasta perder de vista el detalle para quedarnos tan sólo con el conjunto.
Durante todo este tiempo ha habido muchos cambios en el tratamiento
de las ideas expuestas en las películas, una evolución que poco a poco ha ido
dando lugar a una nueva manera de enfocar estos temas, hasta el extremo
de llegar a aventurarse planteamientos peregrinos y no tan peregrinos acerca
del motivo de mostrar determinados argumentos en cada momento, como si
una mano oculta pretendiera convencernos o implicarnos en algo…
Veamos esta evolución desglosada en las diferentes temáticas que abarca
la ciencia ficción.
LA CORONA DE ASA
S
olomon Kane ajustó el abrigo sobre sus hombros e intentó ignorar
el viento frío que soplaba sobre su espalda en la desolada landa. En
el cielo se sucedían las nubes cargadas de lluvia, y el mar ante él era
una extensión gris erizada por espumeantes olas que se estrellaban sin ce-
sar contra las rocas de la costa. Hacía tres horas que había dejado atrás el
pueblo de Bideford, ansioso por alcanzar aquella costa inaccesible que tanto
le había hecho soñar con aventuras y peligros cuando era niño. Sus ojos se
fijaban ahora en la Isla de Lundy, minúscula imagen a diez millas de la orilla, y
erraban a ratos por el horizonte buscando una vela. A su derecha se abría la
amplia desembocadura del Canal de Bristol, y sabía que era por allí, cerca de
Lundy, por donde transitaban habitualmente los buques mercantes armados
que salían de aquella ciudad, de Newport y de Cardiff. Desde esos puertos,
valientes comerciantes y hábiles comandantes de navío se hacían a la mar
para seguir las rutas de África Occidental, desafiando abiertamente la Bula
Papal que había repartido el imperio mundial entre España y Portugal, igno-
rando desdeñosamente a Inglaterra.
Usando la fuerza y la astucia, con ayuda de biblias y de balas de cañón,
aquellos comandantes se habían abierto un camino hasta el Cabo de Bue-
na Esperanza e incluso hasta las Indias Occidentales, amenazando a las dos
todopoderosas naciones católicas que reclamaban la posesión de los terri-
torios de ultramar. Solomon Kane compuso un triste gesto de orgullo recor-
dando que él también había formado parte de aquellas tripulaciones fuertes y
duras, dispuestas a arriesgar la piel por un buen negocio, y su mano derecha
fue a posarse casi por sí misma en la guarda del florete. ¿Pero qué quedaba
ahora de todo aquello? Nada, aparte del hecho de saber que esas aventuras
pertenecían ya al pasado. Su mirada se mostró dolorida y cansada por un
momento. Para cambiar de pensamientos, descolgó la alforja de su cintura y
se sentó, abriéndola para ver qué le había puesto como refrigerio Gwen, la
esposa galesa del posadero de Bideford, cuando había visto que salía esa ma-
ñana. Se disponía a sacar los paquetes para ponerlos en una roca lisa cuando
paseó una vez más la mirada por el mar, y lo que vio le hizo saltar violenta-
mente: a una cincuentena de brazas por debajo de él las olas rompían en una
Texto: Gianluigi Zuddas larga resaca, entre las puntas aceradas de los acantilados que porfiaban en su
Ilustración de cabecera: Sara Mila lucha contra las borrascas, incluso muy lejos de la propia orilla, y de entre las
rompientes emergía el largo cuello arqueado de un monstruo prehistórico
con cabeza de dragón que profería su mudo desafío al cielo nublado. Kane se
Weird Tales de Lhork 29
puso en pie, convencido por un instante de estar Intrigado, Kane buscó un medio de bajar para
viendo un fantástico animal marino que luchaba examinar más de cerca los despojos que el mar
con la resaca para alcanzar tierra firme, y sólo en- había arrojado a la orilla. ¿Desde qué tierra lejana
tonces comprendió que aquella feroz cabeza con y olvidada había aparecido aquel barco legendario,
sus colmillos había sido esculpida en madera, y re- y qué le había llevado a naufragar contra aquellos
cuperó el aliento que el estupor le había robado. acantilados? Kane recordaba lo que había apren-
¿Pero qué era entonces ese objeto medio su- dido sobre los antiguos vikingos: que hasta cuatro
mergido entre las rocas azotadas por el mar? Ol- siglos antes no había costa en el mundo que no
vidando su almuerzo, Kane buscó en el acantilado hubiera conocido sus crueles hazañas. Se contaba
un mejor puesto de observación, y casi inmediata- que incluso habían formado parte de las legiones
mente se dio cuenta de que se trataba de la proa romanas en los primeros tiempos del imperio.
de un barco, con un trozo del casco aún adheri- Pero en el siglo octavo, tras el ataque a la fortaleza
do. En la orilla, numerosos fragmentos de variadas sajona de Lindsfarna, se habían convertido en un
formas y otros objetos difícilmente indentificables, auténtico azote para todas las poblaciones litorales
esparcidos por todas partes, testimoniaban que desde el Atlántico hasta el Mediterráneo. Se con-
aquella singular embarcación había naufragado taba que en el año 860 seiscientos drakkars habían
después de haber llegado intacta hasta allí, y que dejado Jutlandia para abordar las costas de Frisia,
dicho drama no había debido de ocurrir mucho y que los rubios devastadores habían llevado sus
tiempo antes. razzias al corazón del reino de los francos, hasta
Kane estaba tenso y se estremecía de curio- la mismísima ciudad de París. Dinamarca, Suecia y
sidad. Concentró la vista en el pecio, sin sentir si- Noruega habían alumbrado aquella raza de pode-
quiera el rigor del viento que silbaba entre los ro- rosos depredadores, individualistas irrespetuosos
cosos relieves a los que había trepado. Un barco. con la religión propia y ajena, aventureros orgullo-
¿Pero qué barco era ése?, se preguntó. Después sos y salvajes, inmisericordes e indomables. Pero
de un momento, se dio cuenta de que el nombre después del siglo once habían desaparecido poco
que se le había pasado por la cabeza no era fru- a poco. Sus territorios nórdicos habían sufrido la
to de su fantasía, sino de precisos recuerdos: en invasión de los frisios, y de ellos y de sus fantásti-
el pasado había visto dibujos que representaban cos barcos no quedaba ya sino el recuerdo. Y he
las fantásticas y orgullosas proas que surcaban los aquí que ahora uno de aquellos drakkars de cabe-
mares, llevando consigo el desafío y la muerte en za de monstruo había surcado el mar, veloz, con
las mandíbulas abiertas de las cabezas de dragón. su roja vela hinchada por el viento, para hallar en
Y de aquellos navíos alargados, muy rápidos, ini- los acantilados de Devon el destino final de todo
mitables, habían desembarcado guerreros que se bajel.
habían abierto camino a golpes de espada y ha- Kane comprobó que no había manera de bajar
cha para matar y hacer pillaje. Conquistadores y a la orilla y se alejó, esperando hallar un sendero
piratas, mercenarios y destructores desaparecidos más practicable en el extremo del promontorio.
hacía siglos, cuyas hazañas habían sido escritas a Llevaba un cuarto de hora caminando cuando
hierro y fuego en todas las costas. La desmembra- comprendió, de la peor de las maneras posibles,
da embarcación era un drakkar vikingo, y los escu- que su impaciencia y la excitación de aquel descu-
dos rojos y negros que podían verse a lo largo de brimiento le habían vuelto peligrosamente distraí-
los flancos medio sumergidos habían visto estallar do e imprudente: una gruesa hacha de combate sil-
incendios en las costas de los francos y los sajo- bó en el aire, pasó como un torbellino a un palmo
nes, cuando los rubios piratas del norte bajaban a de su cabeza y golpeó su hombro con el mango,
hacer razzias desde los fiordos helados de sus tie- enviándole a tierra. Aturdido, apenas tuvo tiempo
rras. Pero, ¿qué hacía allí, ahora, aquel despojo de
épocas de las que no quedaban sino las crónicas
confusas y sangrientas? «Después de un momento,
Kane observó la afilada proa que las rocas ha-
bían mellado profundamente, incapaz de respon- se dio cuenta de que el
der aquella pregunta. Era un navío prácticamente
inmune al océano, con su larga quilla apenas curva- nombre que se le había
da que le permitía recalar en las más lisas playas. El
timón debía de haber estado, ciertamente, coloca- pasado por la cabeza
do a la derecha, ingeniosamente, y el desarrollo de
la contraquilla era admirable, a juzgar por lo que no era fruto de su
podía verse aún. Aquel barco debió de poseer una
extraordinaria elasticidad, reflexionó Kane, y una fantasía, sino de precisos
robustez a prueba de tempestades.Tenía un calado
mínimo y su longitud original podría haber sido recuerdos»
de un centenar de brazas. No cabía duda de que
alcanzó velocidades al menos cuatro nudos supe-
riores a las más rápidas carabelas españolas que se
construían ahora, y sus planchas debieron de ser
el instrumento perfecto para afrontar el océano.
30 Weird Tales de Lhork
de ver el arma rodar entre las rocas cuando un —Ahí está tu hoja, extranjero. Cógela y sigue
individuo de gran estatura surgió de entre los ma- peleando, se burló Kane. Yo tampoco tengo nada
torrales blandiendo una gran espada de doble filo, en contra de un buen duelo. Pero si tuvieras uso
y se precipitó hacia él aullando salvajemente. de tus ojos prestarías más atención a lo que haces,
—¡Por las Siete Colas de Satán! juró Kane, po- amigo mío.
niéndose en pie de un salto. —¡Te veo lo suficiente para dar con tus tripas,
Su florete saltó en el aire para parar el golpe bandido!
del adversario, pero fue abatido como una brizna —¿Ah, sí? ¡Pero dime al menos quién diablos
de paja. Sólo por un milagro del instinto pudo el eres tú y por qué razón quieres enviarme a los
puritano sustraerse a aquel asalto violento e ines- brazos de tu Odín!
perado, saltando súbitamente a un lado. El inicial —¡Muere! respondió el otro, lanzándose por
estupor no había sin embargo embotado sus re- enésima vez contra él.
flejos, templados por cien batallas ensangrentadas, Por alguna razón que ni él mismo comprendía
para replicar instantáneamente procurándose una bien, Kane sentía una cierta reticencia a asestar un
pronta defensa, y el impetuoso atacante prosiguió golpe definitivo al guerrero rubio; se limitó pues
su carrera cinco o seis pasos antes de poder de- a retroceder esquivando sus estocadas o desvián-
tenerse. Cuando el individuo se giró, juró en un dolas. Sospechaba que no era un salteador que co-
dialecto nórdico y Kane se percató de que lo en- diciase su bolsa, y el evidente hecho de que estaba
tendía Pudo ver que era un hombre rubio, robusto casi ciego hacía difícil para el espadachín matar-
como un búfalo, vestido con pantalones ajustados le sin titubeos como habría hecho con cualquier
y una chaqueta bordada de pieles. Sus brazos des- otro. Ahora, pasada la sorpresa, la aparición de ese
nudos eran musculosos y estaban cubiertos de individuo y el barco estrellado contra las rocas
tatuajes parecidos a letras rúnicas, y su rostro ace- se sumaban en su mente como un solo aconteci-
rado y bigotudo no auguraba nada bueno. miento, y Kane no tardó en decidir que el belico-
Sin dudarlo, se lanzó de nuevo contra Kane, ha- so individuo había formado parte de la tripulación
ciendo remolinear ferozmente su enorme espada. que había naufragado allí. Esto avivó su curiosidad.
Sólo su innata destreza permitió al espadachín de —Ya basta, dijo después de retroceder un
Devon desviar aquellos espantosos golpes con su poco más. Deja de portarte así o me veré obliga-
delgada hoja, pero cuando le hubo tomado la medi- do a matarte, muchacho. Dios es testigo de que
da a su adversario consiguió mantenerlo a distancia no me apetece, pero lo haré si no te detienes ahí
sin grandes dificultades, retrocediendo lentamen- mismo. ¿Me has comprendido?
te. El hombre rubio era un combatiente tan feroz —¿Matarme, tú? ¡Puah! El hombre rubio escu-
como tosco, y al inglés le pareció que estaba medio pió al suelo, resollando como un fuelle, y se detuvo
ciego o medio débil de mente por lo mal equilibra- un momento. No existe el sajón a quien Halfdan
do de sus ataques. En dos ocasiones la pesada hoja el Negro no pueda merendarse. Pero tengo que...
de este último hendió solamente el follaje de los ¡uf! Tengo que reconocer que no te manejas mal
arbustos, y otra vez acabó por hundirla profunda- con esa ridícula espadita.
mente en un montículo de tierra cuando intenta- —Mi nombre es Solomon Kane, muchacho. Po-
ba cortar en dos a Kane con un golpe de arriba a dría ser tu padre. Y este florete ya estaba más que
abajo. El puritano le golpeó el rostro con el florete, saciado de sangre humana cuando tú sólo eras una
demostrándole así que habría podido traspasarle vaga idea en la mente de tus padres.
fácilmente si lo hubiera querido. —¡Bravucón! replicó Halfdan, falto de aliento.
—¡Que Odín te maldiga! exclamó entonces el Quien quiera que seas, sácate de la cabeza la idea
desconocido. Acércate y deja de esquivarme como de pasar por aquí. O te vas, y rápido, o te corto en
una anguila, especie de cobarde. ¡Lucha como lo dos ahora mismo, maldito Solomon Kane. Ánimo,
hacen los hombres dignos de llamarse tales! desaparece, puesto que no quieres luchar.
Resollando, el hombre rubio se precipitó otra El espadachín compuso una dura sonrisa:
vez en su dirección y esta vez Kane decidió gol- —¿Y por qué no puedo pasar por aquí? Estoy
perle. Se agachó con brusquedad mientras la hoja en mi derecho de ir a donde quiera y no me gusta
de su adversario hendía el aire sobre su cabeza y que me bloqueen el camino.
le hundió profundamente el florete en un muslo. —A mí tampoco, te lo aseguro. Pero por aquí
Después le golpeó con el hombro en mitad del no se pasa. ¿Aún quieres batirte, sajón? ¡Adelante!
pecho y el otro rodó pesadamente por tierra. La Kane respondió a este despectivo desafío al-
espada se le escapó de las manos. zando instintivamente su florete, pero en ese mo-
—¡Carroña de sajón! gritó. ¡Te cortaré la cabe- mento se dio cuenta de cómo Halfdan entrecerra-
za y me haré una copa con tu cráneo! ba los ojos, intentando distinguir su imagen a una
Kane le vio levantarse como si no se hubiera distancia de sólo cinco pasos.
percatado de la herida y buscar furiosamente por —¡Al diablo! juró. Envainó rabiosamente el
el lugar para recuperar su arma. Estupefacto, se arma, después se volvió y se alejó rápidamente en
convenció entonces con seguridad de que el ex- la dirección por donde había venido.
traño y belicoso individuo debía de estar practica- —De todas todas, no puedo batirme con un
mente ciego, porque la espada estaba apenas a dos ciego. Parece que tú ganas, muchacho. Adiós.
pasos de él y parecía no verla. De una patada, se la —¡Eso es, vete! ¡Vete! le persiguió la voz. Has
mandó a los pies. comprendido de dónde sopla el viento, ¿eh, sajón?
Weird Tales de Lhork 31
Vete pues a contarles a tus amigos que te has en- fendía enérgicamente. Las hojas zigzagueaban en
contrado con Halfdan el Negro y que has salido el espacio que separaba a los adversarios y los
con vida. ¡No hay muchos que puedan presumir negros abrigos remolineaban en el aire, cuando
de ello!. Kane cayó como un halcón sobre las espaldas
Kane ni siquiera se tomó la molestia de res- de los dos hombres. Su florete iba por delante
ponder. Un momento más tarde, cuando se en- y atravesó de parte a parte a uno de los miste-
contraba ya a un centenar de pasos, aún le oyó riosos individuos. Éste se volvió súbitamente y
gritar: el espadachín tuvo que arrancarle el arma del
—Y la próxima vez que vuelvas por aquí, tráete cuerpo para que no se quebrara en sus vísceras.
también a tus hermanas. ¿Me entiendes, eh? ¡Vues- Tuvo la impresión de que la terrible herida no
tras hermanas, vuestras hijas y vuestras mujeres: había hecho más que acrecentar su ferocidad,
eso es todo lo que tenéis de bueno los sajones, porque le replicó con una estocada que el inglés
palurdos pordioseros! ¡Ah! ¡Ah! evitó a duras penas. Estupefacto, Kane vio una
—Descarado bastardo, gruñó Kane para sus cara velluda como la de una bestia y dientes que
adentros. Después no pudo reprimir una sonrisa. relucían como colmillos en una boca ancha y
He ahí a un tipo que no se deja intimidar por na- cruel. Pero había luchado demasiadas veces con-
die, pensó. ¿Realmente era un descendiente de los tra seres extraños y monstruosos como para
antiguos vikingos? A juzgar por su aspecto y sus quedar impresionado. Evitó otra estocada y le
vestimentas, parecía que así era, e incluso aquel es- hundió el florete hasta la empuñadura en el pe-
pléndido drakkar había pertenecido a uno de sus cho, agarrándole después la peluda garganta con
antepasados y había sido conservado hasta enton- las dos manos. Apretó con furia hasta que sintió
ces en algún lugar oculto. No había que sorpren- que el cuello del adversario se rompía, y cuando
derse de que el joven lo hubiera estrellado: aquel le soltó éste cayó muerto al suelo.
Halfdan era tan irrespetuoso como imprudente, Halfdan y el otro seguían luchando entre los
tan valiente como ciego. matorrales, tropezando en sus evoluciones, inten-
Mientras regresaba al lugar donde había deja- tando acabar el uno con el otro con terribles gol-
do la bolsa con su frugal comida, Kane percibió pes. El rubio vikingo podía estar herido y medio
que había alguien más en la landa. A un cuarto de ciego, pero Kane no recordaba haber visto jamás
milla dos campesinos o dos pastores, envueltos en a alguien que se batiera con tanto salvaje vigor.
largos abrigos negros parecidos al suyo, se dirigían Estaba claro que la furia y la deseperación aún le
hacia la costa, provenientes del lado del país de daban fuerzas para replicar al asalto de la vellu-
Bude, en la orilla opuesta del cabo. Kane se detu- da criatura. En efecto, antes de que Kane pudiera
vo, diciéndose que aquellos dos iban a encontrarse llegar en su ayuda, el vikingo alcanzó el cuello del
con un peligroso individuo acechando en su cami- otro con un terrible tajo que le hizo volar la cabe-
no. De pronto decidió que era absolutamente su za, separándola limpiamente del cuerpo. La sangre
deber impedir que Halfdan asaltara por sorpresa manó de las venas carótidas seccionadas y el inhu-
a los inocentes paisanos, de modo que desandu- mano individuo de agudos caninos rodó entre la
vo el camino. Mientras volvía sobre sus pasos, vio vegetación.
sin embargo que aquellos dos ya parecían haber- Durante algunos instantes, Halfdan el Negro
se percatado de la presencia del joven vikingo: en no hizo otra cosa que jadear. Después examinó su
efecto, habían echado a correr hacia el lugar don- herida en el brazo y emitió un irritado gruñido:
de éste estaba emboscado. Su comportamiento —¡Maldito sea Odín! juró. De desgracia en
dejó estupefacto a Solomon Kane: los dos indivi- desgracia, siempre podemos encontrarnos aún
duos a quienes había tomado por paisanos habían peor. Primero un sajón me hace polvo una pierna,
sacado de debajo de los abrigos largos y brillantes y ahora mi mejor tatuaje del antebrazo está corta-
sables y avanzaban a saltos anormalmente rápidos, do en dos y arruinado para siempre. ¿Tienes idea
bestiales, como lobos que hubieran avistado su de lo que cuesta un buen tatuaje, amigo?
presa. Sus movimientos tenían algo tan sutilmen- Kane no pudo evitar la risa. Después, perplejo,
te inhumano que hizo estremecerse al espadachín. examinó los increíbles cadáveres de los dos des-
Los perdió de vista cuando se internaron en un conocidos.
bosquecillo de matorral, pero ya su instinto le ha- —¿Pero qué son? Conozco Devon y Cornua-
bía impulsado a echar a correr desenvainando su lles como la palma de mi mano, por no hablar de
arma. toda Europa, pero nunca vi ni oí hablar de seme-
Incluso antes de llegar al lugar donde Hal- jantes seres.
fdan le había tendido la emboscada, oyó el es- —Son los Hijos del Lobo, gruñó Halfdan vol-
trépito resonante del metal chocando contra viendo el cuerpo de uno con el pie. ¿Nunca los
metal y los gritos de una furiosa lucha. El joven habías, visto, verdad? ¡Me lo creo! Estos malditos
hombre rubio cortaba el aire y la vegetación siguieron hasta aquí mi drakkar, y sabía que no tar-
con su gruesa espada y lanzaba obscenos jura- darían en encontrarme. Notan el olor de la pre-
mentos intentando mantener a distancia a sus sa incluso a través de todo un océano, y nadie se
dos extraños adversarios, que le acosaban con les escapa nunca. El único medio de sacárselos de
espantosa ferocidad. Halfdan estaba herido en encima es arrancarles el alma del cuerpo a esto-
un brazo, además de la pierna, y aunque pare- cadas.
cía estar en una situación desesperada se de- El puritano frunció el ceño:
32 Weird Tales de Lhork
—¿Llegaron en barco? Pero, entonces, hay mu-
chos otros. Mas ¿por qué te siguen y de dónde «En efecto, antes de que
venís, tú y ellos?
—Es una historia demasiado larga. De todas Kane pudiera llegar en su
maneras, gracias por la ayuda, sajón.
Halfdan se alejó a toda prisa. Cuando Kane le ayuda, el vikingo alcanzó
alcanzó, vio que el vikingo escrutaba el mar desde
lo alto de un precipicio que dominaba el mar. el cuello del otro con un
—Esos dos habían desembarcado solos, dijo fi-
nalmente el hombre rubio. Conozco su forma de terrible tajo que le hizo
actuar. Pero sus camaradas patrullan estas aguas
esperando una señal. ¡No consigo verlos!... ¡Maldi- volar la cabeza, separándola
tos ojos! Seguramente están al otro lado del cabo
en su barco infecto. Unos navegantes lamentables, limpiamente del cuerpo.»
esos Hijos del Lobo. Habría jurado que no con-
seguirían seguir mi drakkar. Y, sin embargo, ahora
están aquí.
—¿Estás solo? le preguntó Kane.
Antes de responderle, Halfdan le observó lar-
gamente. Después se encogió de hombros. Parecía —Sí, ¿pero el ciego?
no preocuparse demasiado por sus heridas, aun- —Más vale estar ciego que acabar entre los
que cojeaba visiblemente de la pierna que el espa- restos del naufragio. El hombre muerto no vale
dachín le había alcanzado. gran cosa, declaró.
—Hay una persona conmigo. Está abajo, en la —¿De dónde venís?
orilla, en una cabaña que he construido con los —De Groenlandia, respondió el hombre rubio.
restos de mi barco. Y antes de Marklandia, y antes de eso de Hellulan-
—Si necesitáis ayuda, tal como me parece, has dia y de Vinlandia. Los caras-peludas nos han obli-
sido un estúpido al atacarme, le reprochó el puri- gado a hacer un bonito viaje, persiguiéndonos du-
tano. rante tres meses. Y ésta es la última etapa. Dime,
—Quizá, rió Halfdan. Pero sé muy bien lo que ¿la ciudad de Haitabu aún existe? ¿Y Trondheim?
los sajones piensan de los vikingos. Con vosotros ¿Y Bergen la Bella? La Sippe de los vikingos no ha
siempre hemos discutido usando espadas en vez podido extinguirse así.
de palabras. Kane negó con la cabeza. Sabía que con la pa-
—Los sajones ya no viven en Devon, rectificó labra Sippe los escandinavos designaban el conjun-
Kane. Y los acontecimientos a los que te refieres to de la familia, sus bienes y sus tradiciones. Pero
están tan lejos en el tiempo que actualmente nadie nunca había oído el nombre de esas ciudades.
habla de ellos. Hoy en día, Escandinavia y Dinamar- —Groenlandia, murmuró pensativamente. Se
ca ya no albergan a la raza de los vikingos sino a cuenta que los vikingos de Noruega habían esta-
sus pacíficos descendientes, y los ingleses tenemos blecido colonias en las zona septentrional de las
otros enemigos. De tus antepasados piratas sólo Indias Occidentales. Pero el viejo capitán islandés
queda el recuerdo, muchacho. Es extraño que no Jon fue a esos territorios no hace mucho tiempo
lo sepas. y no encontró rastros de vida, salvo algunas casas
—¿Hablas en serio? Halfdan le miró, asombra- destruidas, secaderos de pescado y almacenes de
do, y después bajó tristemente la vista. Entonces sí grano arruinados.
que ha cambiado el mundo. Ya no hay vikingos en —¿Ah, sí? Puede que fueran las ruinas de
el norte... ¡Oh, dioses del Valhalla! ¡Es una noticia Sandsnes o de Harjolfsnes. Los Hijos del Lobo
que le dará el golpe de gracia a la pobre Ragna- quemaron esos países cuando mis bisabuelos aún
hild! no habían nacido. Pero mi pueblo aún resiste en
El joven había envainado la espada. Después Brattahlid. Ven, Solomon Kane, te ofreceré comida
miró alrededor entrecerrando los párpados. y bebida. Ragnahild y yo sólo hemos podido salvar
—Ayúdame a buscar mi hacha, sajón o bretón algunas pocas cosas del barco, pero lo suficiente
o cualquiera que sea tu raza, Solomon Kane. Ten- para reconfortar el paladar de un huésped. Hal-
dré que usarla muy pronto, si conozco a los Hijos fdan precedió al puritano a lo largo de la escar-
del Lobo. pada costa hasta hallar un sendero abrupto a su
Mientras que desandaban el camino para re- derecha. Poco después se encontraban en la orilla,
cuperar el arma, Halfdan le explicó que su misión caminando por una playa de guijarros y cantos ro-
era montar guardia en aquel lugar mientras la mu- dados a la sombra de las paredes rocosas
chacha a quien llamaba Ragnahild pescaba y prepa- —¿Ragnahild es tu esposa? ¿Fuisteis los únicos
raba la comida. Rió cuando Kane comentó que su supervivientes del naufragio?
defectuosa visión hacía de él un pobre guardián, —Sólo estábamos nosotros dos en el drakkar.
pero no se ofendió. Y realmente no puede decirse que fuera un nau-
—El lisiado puede montar a caballo, el manco fragio. Ragnahild quería llegar a esta costa, pero el
guardar un rebaño y el sordo cometer un homici- oleaje estrelló el drakkar contra las rompientes
cio, dijo alegremente. anoche mismo. Era imposible amarrarlo sólida-
Weird Tales de Lhork 33
mo... nunca me dice nada. Y tú, ¿quién eres tú, ex-
«No es una simple corona, tranjero?
Kane se presentó, inclinándose ligeramente.
sino la Corona de Asa, Pero el vikingo le interrumpió desde el interior:
—¡Ah, pequeña! Veo que has cogido pescado
rectificó Ragnahild. Es el esta mañana. Entra, inglés. Hoy vas a comer un pla-
to refinado, cocinado por las manos de una ver-
medio... el arma gracias a la dadera reina vikinga. ¡Un honor que no se tiene
todos los días, por las barbas de Odín!
que nuestros antepasados Ragnahild se precipitó dentro de la cabaña y
arrancó la cantimplora de sidra de las manos de
pudieron mantener a los Halfdan, para empujarle y sentarlo a la fuerza so-
bre un burdo taburete.
Hijos del Lobo lejos de —¡Borracho... bribón! ¡Te has peleado! Déja-
me ver la pierna. ¡Oh, dioses! Pierdes sangre y ni
Groenlandia» siquiera te das cuenta, inconsciente. Manténla esti-
rada un momento.
La joven temblaba como una hoja mientras se
arrodillaba ante su compañero.
mente, ¿entiendes? Maldito lugar, y maldita sea la —No es grave, la tranquilizó Kane, experimen-
testarudez de esa chica. tando una repentina simpatía por ella. Miró a su
Viendo que Kane no comprendía, el hombre alrededor y vio que en la cabaña había numerosos
rubio prosiguió: objetos de extraña factura pero fácilmente reco-
—Ragnahild es la última descendiente directa nocibles por su uso, unos colgados de las paredes
de la Sippe de Asa. Has oído la leyenda de la Reina y otros puestos sobre una mesa hábilmente cons-
Asa y de su Corona, ¿no? Bueno, es una Corona de truida con madera de desecho. En una esquina, una
extraños poderes. La pequeña tontuela está con- pequeña marmita estaba suspendida de un trípode
vencida de que puede encontrarla aquí y no hay metálico sobre un rústico hogar. Había dos jergo-
forma de hacerla cambiar de idea. Han sido tres nes con mantas de piel bien curtida. Sin el menor
meses a la búsqueda del Thingvellir y de la Coro- embarazo, Halfdan se había quitado los pantalones
na de Asa: ¡magia, fábulas, supersticiones! Y ahora y dejado a su compañera que le curara la profunda
mira en qué lío estamos. Eh,... tú que tienes bue- herida de florete. El hombre rubio guiñó un ojo a
na vista, ¿no ves barcos en el mar? Un bebedero Kane, apoderándose de nuevo de la cantimplora y
con una vela negra. Si lo divisas, avísame enseguida, bebiendo un largo trago. Luego se la pasó.
amigo mío. —Ahora Ragnahild está acostumbrada a cui-
Kane guardó para sí las preguntas que habría darme, explicó. Desde que viajamos juntos, he
querido formular, a pesar del interés y el asom- recibido tres heridas, una por cada escala que hi-
bro que habían despertado en él las concisas cimos. La primera fue en Marklandia, cuando ha-
explicaciones masculladas por el vikingo. Se con- bíamos recuperado el drakkar, y un piel roja me
tentó con responderle que el horizonte estaba tiró un lanzazo con mucha puntería. Imagínate qué
vacío y continuó tras él. La cabaña que Halfdan ocasión: no teníamos más que una canoa, y descu-
había construida estaba adosada al contrafuerte brimos que en el puertecillo de una tribu de ca-
rocoso en una pequeña ensenada. Oyendo el rui- zadores había uno de nuestros viejos drakkars to-
do de pasos sobre las piedras, una joven rubia y davía en buen estado. Hacía trescientos años que
esbelta salió al punto de la cabaña blandiendo un ya no teníamos tan hermosos navíos en Brattahlid.
puñal, y Kane vio en su actitud que estaba tensa Trescientos años en los que ningún vikingo había
y asustada. visto un drakkar. Ah, encontrar uno allí fue algo
—¿Quién anda ahí? gritó. grande para nosotros, ¿verdad, Ragnahild?
—Sólo soy yo, Reina: el viejo Halfdan. Vengo La joven le rodeaba el muslo con una venda y
con un amigo, respondió el vikingo con voz alegre. Kane vio que tenía los ojos brillantes por las lá-
Aún más sorprendido, Solomon Kane com- grimas.
prendió que la muchacha no estaba menos ciega —¿Qué ha pasado? Cuanto más finges estar
que su compañero, porque no pareció reconocer alegre, más graves son las noticias que traes. ¡Te
a Halfdan hasta que estuvo a una veintena de pa- conozco bien, Halfdan, especie de bobo!
sos. El vikingo le dio un golpecito afectuoso en la —Fue mi amigo Kane el que me hirió. Primero
mejilla y desapareció en la cabaña. un buen duelo, y después una buena borrachera
—Sidra y galleta: esto todo lo que tenemos a la salud del viejo Odín. Así es como nacen las
para ofrecerte, inglés. ¡Entra y siéntate! exclamó. amistades más sólidas. ¿No es así, Solomon?
Kane se había detenido en la entrada, delan- Ella se giró hacia el puritano:
te de la rubia Ragnahild. De cerca ya no parecía —Dime la verdad, señor Kane. Él intenta no
miope y sus ojos azules iban alarmados del uno preocuparme, pero yo sé que hay otra cosa.
al otro. Halfdan se inclinó hacia adelante para posar
—Está herido, murmuró. Halfdan está herido, una mano en su hombro y sonreírle con impre-
¿no es así? ¿Qué ha pasado? Siempre hace lo mis- vista ternura.
34 Weird Tales de Lhork
—Tenemos que irnos de aquí, querida. Este lu- interior estaba helado pero el litoral era hospitala-
gar ya no es seguro. rio, y la llamó Groenlandia, que quiere decir «país
—Están... están muy cerca, ¿es eso? verde». Sólo la mitad de sus barcos consiguieron
—Sí, replicó el vikingo encogiéndose de hom- regresar a la patria, pero después de él otros atra-
bros. Pero dos de ellos ahora le aúllan a la luna en vesaron la inmensidad del mar para colonizar esas
las praderas del más allá. Y con ésos, ya son doce costas, partiendo de Islandia y de los fiordos de
los que se han dejado la piel intentando detener a Noruega. Leif Eriksson, uno de los hijos de Erik el
Halfdan el Negro. Los Hijos del Lobo no han he- Rojo, se lanzó hacia otros países al sur de aque-
cho un buen negocio hasta ahora. Sin embargo, su llas tierras y descubrió las que iban a ser llamadas
barcaza está en estos lugares. Y no tenemos más Marklandia y Hellulandia, y finalmente la fabulosa
que nuestras piernas. Vinlandia, cálida y hospitalaria. Allí se fundaron
—Si al menos encontráramos el Thingvellir, otras colonias que prosperaron durante algunos
suspiró la joven. Sé que no está lejos. Gottrik dejó años. Pero un día nuestros ancestros fueron ex-
un escrito según el cual la traidora Freydis huyó pulsados por la fuerza de la fértil Vinlandia, por
hacia el Oriente con la Corona de Asa, para en- unas belicosas tribus de cazadores de piel roja con
terrarla cerca de la tumba de su padre en el Thin- quienes anteriormente habían comerciado pacífi-
gvellir del Devonshire. Y aquí estamos, en Devon. camente. Y pasó poco tiempo antes de que nos
Las viejas cartas no se equivocan y las leyendas encontráramos aislados de la madre patria, sin sa-
tampoco mienten. ber el motivo. Ningún drakkar volvió a atravesar
Kane había dejado la cantimplora de sidra des- el océano para traernos noticias a los del oeste
pués de beber. nunca más, y habíamos perdido el contacto con
—¿Buscáis una corona? preguntó cortésmente. el resto del mundo cuando en Marklandia nos en-
Pero ¿con qué objetivo? ¿Y por qué os persiguen frentamos por primera vez con los Hijos del Lobo.
los Hijos del Lobo? No ha sido posible averiguar de qué raza cruel y
—No es una simple corona, sino la Corona de salvaje descienden, aunque se dice que son el pro-
Asa, rectificó Ragnahild. Es el medio... el arma gra- ducto de obscenas uniones entre hombres y lobos
cias a la que nuestros antepasados pudieron man- practicadas en ritos de magia negra. Enseguida es-
tener a los Hijos del Lobo lejos de Groenlandia. talló la guerra entre ellos y nosotros. En aquellos
Pero hace varios siglos la infiel Freydis la robó, y tiempos lejanos, Asa era la reina, y fue ella quien
desde entonces nuestro pueblo se ha visto acosa- recibió como regalo de un hechicero piel roja las
do caba vez más por esas maléficas criaturas sali- piedras mágicas, cuya luz azul resulta insoportable
das de los fríos bosques y de las landas heladas del para los Hijos del Lobo. Asa las hizo engastar en
norte. Sólo resiste Brattahlid, y dentro de sus mu- su corona. Allí donde ella iba, los rayos azules de
ros aún combaten algunos miles de personas. Pero aquellas joyas cegaban y hacían huir enloquecidos
la ciudad está asediada. Halfdan y yo conseguimos a los Hijos del Lobo, y así fue como se preser-
escapar a duras penas. varon Hellulandia y Marklandia. Pero algunos años
—Para ir a la caza de una leyenda, precisó después, Freydis, una de las hijas de Erik el Rojo,
amargamente el vikingo. Las leyendas y las fábulas robó la Corona mientras la llevaba a defender una
debilitan el espíritu de los hombres. Sólo podre- ciudad asediada por los caras-peludas. La perver-
mos enfrentarnos a esos malditos con las espadas. sa mató a toda la tripulación del drakkar y huyó
Pero he aquí a Ragnahild con su hermosa cabecita lejos. Sólo sobrevivió un hombre, ese Gottrik al
llena de viejas historias, y yo he sido lo bastante que ya he nombrado, y antes de morir dejó esta
idiota y loco para escucharla. ¿Sabes lo que de ver- historia por escrito. Según las palabras de Gottrik,
dad me hace reír? El hecho de que los caras-pe- Freydis quería atravesar el océano en su drakkar,
ludas también lo creen, tanto que nos pisaron los el último que en aquella época estaba aún en con-
talones desde Vinlandia hasta aquí para intentar diciones de navegar, para enterrar la Corona junto
detener esta búsqueda. a la tumba de su padre. Así se vengaba cruelmente
—Las leyendas tienen a menudo un fondo de de todo nuestro pueblo y de la Reina Asa, que ha-
verdad, dijo Kane. No creo que sea locura escu- bía hecho expulsar de su Sippe a Erik el Rojo y lo
char las viejas historias. A lo largo de mi vida, he había deshonrado para siempre. Desde entonces,
descubierto que sacudiendo los polvorientos ve- los colonos tuvieron que abandonar todas las tie-
los de la fábula pueden sacarse a la luz extrañas rras del sur y del oeste, y sólo la costa de Groen-
realidades, que no siempre son comprensibles landia permaneció protegida contra las razzias de
para los hombres. los Hijos del Lobo. Pero en el siglo pasado, éstos
Ragnahild le miró con el rostro iluminado. aprendieron el arte de navegar y atravesaron por
—Pero no es una fábula, señor Kane. ¿Cono- millares el brazo de mar que separa Hellulandia de
ces la historia de mi pueblo? Groenlandia, destruyendo uno tras otro nuestros
—No muy bien. países. La única ciudad que resiste aún es Bratta-
—Hace poco más de seis siglos, Erik el Rojo hlid, porque está rodeada de altas empalizadas y se
se hizo a la mar desde el fiordo de Breide con eleva sobre un promontorio. Pero los caras-pelu-
veinticinco drakkars, rumbo a Occidente. Sobrepa- das la han asediado esta primavera, cuando los hie-
só Islandia y aún navegó durante seis días y seis los se fundieron. Nos odian y quieren exterminar
noches hasta que, el primero en todo el mundo, nuestra raza. Algún día... algún día lo conseguirán,
descubrió una fértil costa más allá del océano. El si nadie les detiene.
Weird Tales de Lhork 35
Ragnahild bajó tristemente la mirada. llamando a los dos exploradores. Han debido de
—Pero nosotros encontraremos la Corona vernos desde el mar.
de Asa, exclamó Halfdan con un estallido de risa, Los dos se precipitaron afuera y el inglés divisó
agitando la cantimplora. ¡Y muerte a los caras pe- un macizo barco de bordas altas a una media milla
ludas! de la orilla. La negra vela cuadrada se torcía de
La joven se giró hacia él, irritada. lado, revelando claramente su intención de ganar
—Si al menos tuvieras algo de confianza... ¡Ah, la costa pese al viento en contra.
pero es inútil! No eres más que un patán que sólo —Tienen buena vista, gruñó Kane.
sirve para manejar la espada y vaciar jarras, Half- —No, sólo tienen una buena nariz. Lo que es
dan el Negro. aún peor, porque gracias a su olfato de lobo pue-
Kane se dirigió a Ragnahild con una sonrisa. den seguir una pista alrededor del mundo. Han
—Es realmente extraordinario que hayáis con- percibido nuestro olor y saben que estamos aquí.
seguido cruzar el océano solos los dos. Si no me Poco después Ragnahil salió de la cabaña lle-
equivoco, tienes los ojos tan débiles como el va- vando dos gruesos petates marineros en los que
liente Halfdan. había guardado sus cosas apresuradamente.
—Es el hielo, explicó ella. Desde la infancia nos —Huyamos, Handalf. Esas bestias llegarán a
vemos obligados a cazar sobre grandes extensio- tierra aunque para eso tengan que estrellar su bar-
nes de hielo muchas horas al día. Y la cegadora co. Rápido... sabes que no le tienen miedo a nada.
blancura nos destruye inexorablemente los ojos Quizá en las tierras del interior podamos hacerles
a todos. Pero atravesar el océano y encontrar el perder nuestro rastro.
rumbo hacia esta tierra no ha sido difícil. ¡Mira! —Sí. Pero no confíes mucho en ello.
La joven sacó de un paquete un ancho disco El vikingo se echó al hombro uno de los sacos
de madera sobre el que se habían fijado unas re- y le entregó el otro a Kane. Acto seguido, se dirigió
gletas, finamente recubiertas de líneas y símbolos rápidamente hacia el acantilado. Llegados al sende-
rúnicos. En el centro había una piedra tallada, y de ro que subía hacia la landa situada sobre ellos, tre-
ella salían otras dos regletas móviles. paron con presteza por las rocas. Cuando por fin
—¡Una brújula solar! exclamó Kane asombra- llegaron arriba, se volvieron y comprobaron que el
do. Eso es lo que es, ¿verdad? ¡Por los cuernos de barco estaba ya en medio de los escollos, a unas
Satán! Había oído hablar de semejantes objetos doscientas brazas de la orilla. Una barca se separó
pero creía que eran divagaciones. Conozco a ma- de uno de sus costados y se dirigió a tierra a fuer-
rineros que venderían su alma por tener una. za de remos, arrastrando un grueso cable.
El mineral hábilmente encajado en el centro —Le he rogado a Odín mil veces que los en-
del disco era una cordierita de reflejos amarillos viara al fondo, gruñó Handalf, y apuesto a que aho-
y grises. Cuando el puritano levantó el objeto, vio ra me lo va a conceder. Están locos internándose
que una de sus facetas tomaba de pronto un in- así entre las rompientes. Pero dentro de poco ha-
tenso color azul, indicando la dirección en la que brán desembarcado todos. ¿Alguna vez has visto
se encontraba el sol incluso a través de las pare- una manada de lobos persiguiendo a un ciervo, So-
des de la cabaña. lomon? Estas criaturas cazan a su presa de manera
—Gracias a la piedra se puede determinar salvaje, gruñendo y aullando como bestias. Si no
la posición del sol y la dirección, incluso cuan- tuviera a Ragnahild conmigo, intentaría detenerles
do el cielo está oscurecido por las nubes o en en este acantilado. El paso es lo suficientemen-
mitad de la niebla, dijo Ragnahild. Y las cartas ha- te estrecho para permitir una buena resistencia.
cen el resto. Cuando llega la noche, nos orienta- ¿Qué dices, inglés? Quizá tú y la reina podríais ale-
mos gracias a las constelaciones. Con este ins- jaros lo suficiente mientras yo los retuviera.
trumento nuestros antepasados recorrieron el —¡No digas locuras, pedazo de buey con el ce-
océano como conquistadores. Con esto y con rebro lleno de paja! protestó la joven con lágrimas
los drakkars, cuya construcción dominaban como en los ojos. Si tú te quedas aquí, yo no me muevo.
grandes maestros. ¿Has entendido?
—Pero sobre todo eran maestros en el arte Kane les hizo seña de que se apresurasen.
de olfatear el oro, las mujeres o los buenos ne- —La muchacha tiene razón. Es inútil resistir
gocios, añadió Halfdan carcajeándose. Las mujeres, aquí, son demasiado numerosos.Venid. Conozco la
el dinero y la aventura: he ahí las únicas cosas que landa como la palma de mi mano, y hay una forma
pueden arrancar a un vikingo de su botella de hi- de llegar a Bude antes de que nos alcancen.
dromiel y la tibieza del hogar. ¡Y nunca se encuen- Los tres se adentraron entre los matorrales
tran en demasía! hasta que el puritano encontró un sendero prac-
—Eres un individuo grosero y no tienes nin- ticable, por el que siguieron alrededor de media
gún respeto por tu reina, le recriminó Ragnahild. hora, deteniéndose apenas para recuperar el alien-
La joven se disponía a encender el fuego bajo la to. Solomon Kane había mentido intencionada-
marmita cuando a lo lejos se oyó el sonido de un mente para no desanimar a la joven, pero sabía
cuerno, y el sobresalto hizo que el sílex se le esca- que no había engañado a Halfdan: Bude estaba al
para de las manos. menos a una docena de millas y no tenían ninguna
Halfdan ya había saltado, agarrando el hacha. esperanza de llegar salvos allí. Recordaba los sal-
—Nos hemos divertido demasiado tiempo, tos bestiales con los que había visto avanzar a los
amigo Kane. Ése es el barco de los Hijos del Lobo dos caras-peludas que habían atacado al vikingo y
36 Weird Tales de Lhork
no se hacía ilusiones: no tenían más de una hora
antes de verse obligados a batirse. Condujo a sus «Cuando el puritano
dos compañeros hacia una elevación del terreno, y
cuando estuvo en lo alto escudriñó la costa. levantó el objeto, vio que
—¿Ves algo? jadeó Halfdan, llevando a la mu-
chacha de la mano detrás de él. una de sus facetas tomaba
—Me parece que no, respondió. Pero los veía,
los veía demasiado bien: unas siluetas seguían ve- de pronto un intenso color
lozmente sus huellas a una milla escasa. No debían
de ser menos de treinta y desde allí se distinguía azul, indicando la dirección
el brillo de sus espadas. Se disponía a impeler a
los otros a avanzar cuando se dio cuenta de que en la que se encontraba el
Ragnahild tiraba enérgicamente del brazo de su
compañero, entrecerrando sus miopes ojos para sol incluso a través de las
escrutar el interior de la landa.
—¿Qué es eso? preguntó la joven con voz paredes de la cabaña»
quebrada.
Kane vio que señalaba un amplio círculo des-
provisto de vegetación y sobreelevado en relación
al resto del terreno, al pie del montículo sobre el de manera apreciable. Ya había subido allí cuando
que se hallaban. Ciertamente, el lugar no le resul- era niño, sólo porque aquel lugar le intrigaba lige-
taba desconocido. Eran los restos de algún antiguo ramente. Pero para buscar allí una tumba habrían
campamento, construido por gentes que visible- sido necesarios días y días de penoso trabajo.
mente se habían protegido de las filtraciones de —En el centro, les instó Ragnahild. ¡Cavad jus-
agua colocando para sus tiendas un sólido lecho de to en el centro, rápido!
piedras, para disponer de una base segura; al menos —Vamos allá. Halfdan dejó su saco en el suelo.
eso era lo que siempre había pensado cuando pa- Para ti el hacha, amigo Kane, y para mí la espada.
saba por aquel lugar en sus años de juventud. Así lo ¿Qué tal te sienta hacer agujeros en el suelo? A los
explicó a Ragnahild, impaciente por continuar. Pero vikingos no nos importa. Contrariamente a lo que
cuál fue su sorpresa cuando la oyó sofocar un grito piensa la gente, en el fondo el vikingo no es más
donde el alivio se mezclaba con la angustia: que un campesino. Mi padre decía que...
—¡El Thingvellir! Halfdan, mira: el Thingvellir. —¡Oh, apresúrate! ¡Apresúrate, estúpido char-
Oh, dioses... ¡Sabía que sólo podía estar aquí! latán! exclamó la joven, empujándole enérgica-
—Pero no es más que un círculo de tierra y mente hacia el centro del emplazamiento.
piedras dos yardas por encima del suelo, protes- Poco después, Solomon Kane y su rubio com-
tó Kane. No hay tumbas en los alrededores. Si así pañero estaban concentrados en el duro trabajo
fuera, yo lo sabría. con sus improvisadas herramientas. Ragnahild
—¿No lo entiendes? exclamó Ragnahild. El apartaba la tierra con sus manos, arrodillada en-
Thingvellir no es una tumba, sino un lugar donde tre ellos y arriesgándose a perder un dedo a cada
la gente tenía costumbre de reunirse para aprobar momento.
o discutir las decisiones de los jefes. Sin embargo, El puritano había renunciado a instarles a huir
es totalmente seguro que Erik el Rojo había ju- después de varios intentos, aunque fuera cons-
rado hacerse enterrar aquí, exactamente aquí, en ciente de que la horda de perseguidores estaba
este lugar. muy próxima ahora. Si había guardado silencio era
Si la joven mostraba un rostro metamorfosea- porque al final, batirse allí o una milla más lejos
do por una febril ansiedad, Halfdan el Negro no no le habría supuesto ninguna diferencia. No le
parecía menos turbado. inquietaba la idea de tener que enfrentarse a un
—Cerca de la tumba de su primera esposa, ex- enemigo tan superior en número, pero sentía una
plicó el vikingo. En otra época, en los alrededores punzada en el corazón pensando que dentro de
de este Thingvellir se extendía un país habitado poco, aquella rubia y apasionada Ragnahild sería
por mi pueblo, un puesto de avanzada desde don- asesinada por las bestiales criaturas de perruno
de partieron, se dice, los drakkars que se dirigieron rostro.
al Mediterráneo. Ahora no encontrarías ni una ta- —¡Al diablo! murmuró para su coleto. Y jus-
bla podrida, pero esta explanada de tierra batida to en ese momento su hacha chocó con un ruido
ha conservado su forma intacta a través de los sordo contra un objeto de madera.
siglos. Quién sabe... son leyendas, fábulas, habla- Con un grito, Ragnahild se puso a apartar la
durías, pero quizá la traidora Freydis verdadera- tierra con frenesí, y pronto sus esfuerzos descu-
mente huyera para acabar aquí después de robar brieron lo que sin duda era un féretro de tablas
la corona.Vamos a verlo de cerca. carcomidas. Agachándose sobre él, Halfdan tensó
Los tres bajaron del montículo y subieron a la sus músculos y se estiró, llevándose consigo la
plataforma artificial. Debía de tener al menos dos- tapa. En su interior había un esqueleto, ricamente
cientas brazas de ancho, estimó Kane. Centenares engalanado con gruesos braceletes de oro incrus-
de toneladas de piedras y tierra amasadas y nive- tado de piedras preciosas. Otras muchas joyas,
ladas, que las lluvias no habían conseguido alterar vajilla, copas de plata y gemas arrancadas de sus
Weird Tales de Lhork 37
monturas reposaban entre el barro que se había —¡Déjame hacer! gritó Halfdan, intentando
infiltrado en el sarcófago. El rubio vikingo compu- apartar a la muchacha.
so un gesto amargo. Pero ella se resistió, arañando compulsivamen-
—He aquí los restos del viejo Erik, jadeó. Pero te la madera y jadeando. Cuando la tapa saltó con
ninguna corona. Que Odín perdone mi insolencia, un golpe seco, Ragnahild estuvo a punto de volcar
pero me temo de verdad que el viejo dios barbu- la caja. Pero inmediatamente hundió las manos en
do esté riéndose allá arriba en su Valhalla, pensan- su interior y con un grito aún más salvaje que el
do en lo idiotas que somos, nosotros los pobres de los atacantes, ahora muy próximos, sacó un ob-
mortales. Dentro de poco me reuniré con él y le jeto que levantó por encima de su cabeza, ponién-
diré a la cara lo que pienso. dose en pie.
Halfdan se dirigió al cielo: Solomon Kane apenas fue consciente de aquel
—¿Me oyes, Odín? Pues bien, se acerca el mo- gesto porque había desenvainado su florete y se
mento en el que Halfdan el Negro irá a encon- había apartado algunos pasos de los dos vikingos,
trarte allá donde estés, y entonces sabrás lo que preparándose para enfrentarse al enemigo y vender
cuesta haberse burlado de mí durante tres meses. cara su piel. Todo lo que vio fue una luz azul que
Prepara pues tu garrote, porque ésta no te la per- se difundía suavemente en el aire por encima de la
dono. desolada plataforma, y su propia sombra se dibujó
—¿Quieres parar? gritó Ragnahild, agarrándole nítidamente en el suelo delante de él como si del
con sus manos manchadas de tierra. ¿Qué te pasa? sur hubiera surgido un segundo sol más potente
¿Has olvidado que los objetos dedicados a la me- que el primero. Bajo aquella onírica luminosidad, la
moria de un muerto siempre se entierran a su de- horda de asaltantes se le apareció de pronto como
recha? ¡Cava más! ¡Cava, cava, idiota sin cerebro! congelada en una extraña inmovilidad, y durante al-
¡No pierdas tiempo! gunos instantes, sobre la landa fría e inhóspita pesó
Kane volvió a ponerse manos a la obra codo un extraordinario silencio. Las espadas de los Hijos
a codo con el vikingo, agrandando el agujero a la del Lobo cayeron al suelo y sus manos peludas se
derecha del ataúd. Poco después repararon en levantaron para cubrir sus bestiales caras, al tiempo
la presencia de un segundo cajón, más pequeño, que volvían rápidamente la espalda y echaban a co-
y redoblaron sus esfuerzos para extraerlo. Esta- rrer en la dirección opuesta. Sólo cuando se hubie-
ba tan encajado entre las piedras que hizo falta ron alejado más de doscientos pasos empezaron a
descubrirlo hasta la mitad antes de poder sacarlo. lanzar gritos y gemidos inarticulados, salvajes, como
Ragnahild tenía los dedos ensangrentados y estaba si el terror les hubiera enmudecido hasta ese mo-
cubierta de barro de la cabeza a los pies. Ella fue mento. Su huida hacia el mar era algo más que una
quien agarró la tapa del cajón en el mismo mo- simple retirada: era la desgarradora y atormentada
mento en que, sobre el montículo del que habían derrota de unas criaturas que sentían a su espalda
bajado poco tiempo antes, aparecían las primeras el aliento de un horror inmanente, peor que la mis-
criaturas velludas envueltas en sus negros abrigos. ma muerte.
Lanzando gritos bestiales y enarbolando sus Solomon Kane se volvió, soltando lentamente
espadas, los Hijos del Lobo se precipitaron so- el aire que había retenido en los pulmones por
bre ellos pendiente abajo, y Kane tuvo ocasión de efecto de la tensión y el estupor. En el centro del
constatar más claramente que nunca sus oríge- Thingvellir, Ragnahild había caído de rodillas al sue-
nes lobunos en los impetuosos saltos con los que lo y lloraba, sacudida por los sollozos. Halfdan el
avanzaban. Era una banda de carnívoros de forma Negro tenía entre sus manos la diadema de oro
humana, excitados hasta lo indecible por el olor constelado de gemas, que despedían a la atmós-
de la presa. fera rayos de color azul como lentes de suaves
pulsaciones, y mantenía los ojos fijos en ella con
aspecto manifiestamente apabullado. Después de
«Su huida hacia el un momento, el rubio vikingo alzó la vista para en-
contrar la mirada no menos aliviada y perpleja del
mar era algo más que puritano.
—Que Odín me perdone, si aún lo merezco,
una simple retirada: murmuró. Esta corona no era una fábula. Y yo... yo
que durante meses me he burlado de Ragnahild y
era la desgarradora y la he tratado de idiota. Ahora tengo entre las ma-
nos la Corona de Asa y puedo ver con mis propios
atormentada derrota de ojos a esas bestias enloquecidas de terror. Sólo
una luz azul brotando del corazón mágico de estas
unas criaturas que sentían a piedras... y los Hijos del Lobo huyen como anima-
les delante del fuego. ¡Oh, dioses del Valhalla!
su espalda el aliento de un Ragnahild se levantó y le obligó a mirarla, abra-
zándole después con apasionado ardor y bañándo-
horror inmanente» le en sus lágrimas. Después, fue el turno de Kane
de sentir los cálidos labios en sus mejillas y los
brazos alrededor de su cuello. La joven depositó
la Corona sobre el cajón de madera, mientras que
38 Weird Tales de Lhork
el rostro de Halfdan aún conservaba la expresión inglesa, mi querido Halfdan. He ahí una magia de
contraída y una suerte de maravillada sonrisa. género distinto pero no menos eficaz, que voy a
—Bien, ahora sólo queda llevar la Corona para ayudaros a transportar a vuestra fría patria.
la defensa de Brattahlid, dijo el vikingo, si es que la
ciudad no ha caído ya. Pero para eso nos hace falta
encontrar un barco que nos lleve a Groenlandia. Diez días después, en el puerto de Bristol, los
¿Crees que será posible, amigo Kane? descargadores y los marinos de rostro curtido y
El espadachín señaló las joyas que engalanaban ojos penetrantes tuvieron ocasión de ver a un sin-
los restos mortales de Erik el Rojo: gular trío pasearse por los muelles y las tabernas.
—Con esas piedras y ese oro, no será ningún Uno era un puritano que había dejado atrás la ju-
problema. Sin embargo, me parece evidente que ventud, cuya mirada dura y aspecto decidido inspi-
sólo con la Corona de Asa, por poderosa y ma- raban respeto, y con él había una muchacha rubia
ravillosa que sea, solamente será posible alejar a bastante hermosa y un coloso de brazos tatuados,
los Hijos del Lobo de un único lugar. Si son miles, tan imponente que cualquier comandante querría
quizá tengáis que defenderos simultáneamente en enrolarle en su tripulación. Los tres se informa-
diez o cien plazas diferentes. Va a ser necesario ron en diversos lugares y finalmente fueron vistos
procurarnos los medios suficientes para mante- junto a un viejo lobo de mar, propietario de una
nerlos alejados para siempre. goleta anclada en la rada.
—¿De qué medios hablas? Después se dijo que habían comprado el barco
Los Hijos del Lobo habían desaparecido. Más y contratado una pequeña tripulación de aventure-
tarde, Halfdan y el inglés descubrirían que el barco ros, escogidos entre los numerosos desempleados
que habían torpemente amarrado en medio de los que frecuentaban el puerto en busca de trabajo.
escollos había sido desventrado empujado por la También se oyó decir que habían pagado en oro
resaca, y yacía inclinado sobre un flanco. Siguiendo contante y sonante, utilizando collares y joyas de
el rastro de las criaturas peludas, verían lo que ya factura arcaica, y corrió el rumor de que habían
imaginaba Kane, es decir, que su huida desespera- encontrado un tesoro oculto desde hacía siglos.
da había terminado al borde de los acantilados, y El navío se hizo a la mar con los tres pasajeros
que habían seguido corriendo sin ver para precipi- y provisiones para un largo viaje, y vieron cargar en
tarse y estrellarse todos en la playa pedregosa de sus bodegas cajas enteras de armas de fuego y pól-
cincuenta brazas más abajo. De ellos y de su barco vora. Nadie pudo jamás hacer suposiciones funda-
no quedarían más que trozos de madera y cadáve- das en cuanto a su destino, pero los que se habían
res destinados a ser llevados por las tormentas. acercado a los tres desconocidos juraron varias ve-
El puritano sonrió a sus dos amigos mientras ces haber constatado la misma particularidad: por
sus ojos parecían ya reflejar el feroz brillo de leja- los agujeros del petate marinero que llevaba la jo-
nas batallas, crueles combates de un futuro en el ven rubia salían de cuando en cuando rayos de luz,
que él no se contentaría con permanecer inmó- como si en su interior hubiera un objeto que ardie-
vil, mirando tristemente cómo la vida se deslizaba ra con un inexplicable fuego frío, de un intenso azul.
por su lado. Y un marino que se arriesgó a preguntar por aquel
—¿Qué medios, dices? Balas de hierro de diez fenómeno a la joven no obtuvo como respuesta
onzas y buenas armas de fuego de fabricación más que una sonrisa dulce y misteriosa.
LOS DIOSES
ASTRONAUTAS
E
n 1991 publiqué un libro al cual di el título de Los Dioses Astronautas1. Se
diría que es el mismo título de este artículo, pero no lo es. Existe una
obvia diferencia entre ambos: los signos de interrogación.
En aquella época cayeron en mis manos por primera vez varios libros y
artículos acerca de “extraterrestres en nuestro planeta”, escritos por auto-
res de varios países. Estos remitían al lector a otros variados materiales, en-
tre ellos los textos antiguos (incluida la Biblia). Siempre me habían interesado
estas cuestiones debido a su relación con el cosmos y con la Astronomía, mi
pasatiempo predilecto, por lo que no fue difícil que el misterio y la curiosidad
me tomaran de la mano y me arrastraran hacia las profundidades místicas.
Me convertí, pues, en un creyente de los hombrecitos verdes que circunva-
laban nuestro planeta y que habían hecho contacto con antiguas civilizaciones; y
quienes, aún hoy, ponen la estampa de sus tentáculos u otro órgano pertinente en
documentos científicos y militares para firmar acuerdos con algunos gobiernos. De
esta manera realizan incursiones y estudian nuestra especie, para lo cual mutilan
animales y secuestran a personas de vez en cuando y las registran como especíme-
nes de laboratorio. Y todos estos textos estaban supuestamente bien avalados
por las “evidencias” de los propios secuestrados, así como por hechos y lu-
gares tales como el Área 51 y el caso Roswell, por mencionar sólo dos ejem-
plos, y acompañados de otras opiniones como las de Erich von Däniken.
Con el correr del tiempo, al sumergirme en el estudio serio del universo,
tuve la oportunidad de conocer, hasta donde la ciencia ha alcanzado, cuáles
son los hechos que pueden ocurrir realmente y cuáles son las cuestiones im-
posibles dentro de los confines cósmicos (y las leyes de la Física). El análisis
científico del cosmos nos pone en guardia contra las mistificaciones, a la luz
de un nuevo enfoque apoyado por evidencias. En contraste, es asombrosa la
disposición de la mayoría de la gente para aceptar de inmediato cualquier
rumor como un hecho real. Parece que es parte de la naturaleza humana.
Y la creencia en visitaciones de astronautas extraterrestres es uno de estos
casos, al igual que la creencia en demonios, guijas y herejes (especialmente en
la Edad Media), por lo que tantas personas inocentes fueron vilmente asesi-
nadas en las piras de la Inquisición.
Texto: Eduardo Frank Sin embargo, la ciencia no es rígida; no puede serlo. Las teorías se some-
Ilustración de cabecera: Wikimedia Commons ten a revisión a la luz de los conocimientos nuevos. Desde un prisma cientí-
fico debemos aceptar la posible existencia de otras civilizaciones cósmicas.
Aunque aún no tengamos evidencia de ello. Pero la ciencia no niega rotunda-
40 Weird Tales de Lhork
mente esta posibilidad, pues la prueba de que es
posible está en nosotros mismos, en nuestra pro-
pia existencia en medio de la inmensidad sideral.
Si analizamos todas las posibles constantes y
leyes que estuvieron presentes al nacer el univer-
so, veremos que las circunstancias que conspira-
ron contra nuestro surgimiento fueron enormes.
Este hecho demuestra lo difícil que resulta el de-
sarrollo de la vida inteligente en el universo, por
lo que no debemos hacer asunciones precipitadas.
En primer lugar, hay que comprobarlo. He ahí el
por qué los “hombrecitos verdes que nos visitan”
existen sólo en nuestra imaginación.
Es a la raíz del asunto donde debemos viajar
primeramente. Sólo así nos daremos cuenta de
que muchos factores tienen que converger para
que, primeramente, exista una civilización inteli-
gente en otros mundos. En segundo lugar, se re-
quieren muchos más factores que hayan permitido
a esa civilización desarrollarse lo suficiente para
estar viajando por el cosmos y, finalmente, para
que haya podido llegar hasta los confines de nues-
tro sistema solar, en este sitio apartado al extremo
de uno de los brazos de nuestra galaxia espiral.
POSIBILIDAD DE VIDA
EN EL COSMOS
La posibilidad de vida inteligente en otros pla-
netas ha sido siempre un tema muy atractivo no
sólo para los científicos. A principios de los tiem-
pos modernos los astrónomos tenían la tenden-
cia de asumir que todos los planetas estaban ha-
bitados. Más todo lo que la ciencia astronómica
descubrió después sobre nuestro propio sistema S como nos imaginamos, aun cuando en sentido
solar, como ejemplo, contradijo esas suposiciones. muy general los científicos parecen estar de acu-
Pero este descubrimiento resultaba decepcio- Erich von Däniken (1935) erdo cada día más en la simplicidad de la maqui-
(Fuente: Wikipedia).
nante. Lo desconocido, lo incomprensible, resulta naria del universo, según Einstein señaló. A pesar
siempre más atrayente y cautivador. En ocasiones de que una amplia proporción de estrellas puede
nos infunde temor, pero ese temor es parte del poseer planetas, los requisitos que hacen apta la
misterio que nos hala como un imán. Era más fácil, vida y su ulterior desarrollo son extremadamente
pues, ignorar la evidencia; resulta más “natural” rigurosos dentro de ese fenómeno que da origen
crear fantasías, mitos y misterios, soñar con ellos y a la evolución y mucho más complejos para la vida
hacerlos parte de nuestra realidad cotidiana, pues inteligente.
así el ser humano se ayuda a escapar del estrés de La vida nace dentro de una temperatura acept-
la vida. Por consiguiente, el lego común continuó able, a partir de cierta densidad atmosférica y con
asumiendo que existía vida inteligente en los plan- una cantidad determinada de líquidos, básicamente
etas que se conocían y hasta imaginó poblaciones el agua. Ambos deben contener justamente el tipo
selenitas, marcianas y venusinas que comenzaron a de compuestos que puedan convertirse con facili-
aparecer en revistas, libros y series cinematográ- dad en estructuras biológicas, en el marco de una
ficas, incluidos algunos trabajos catalogados de evolución que siempre comenzará desde compu-
científicos. Y de estas creencias se aprovecharon estos simples hacia compuestos complejos que
los comerciantes, que vieron la ocasión de hacer crearán organismos simples y luego, organismos
mucho dinero creando publicaciones, filmes y complejos. De esta forma, es posible que en el
documentales. vasto océano cósmico palpiten seres con similares
Contrariamente a nuestra imaginación, fuimos esperanzas, éxitos y fracasos, que hayan desarrol-
descubriendo poco a poco que los otros planetas lado las ciencias y las artes, y cuya tecnología les
de nuestro sistema y sus satélites constituyen una permita penetrar en la investigación astronómica.
colección de mundos sin vida, al menos mientras En fin, seres que aunque sean diferentes a nosotros
no se halle algún tipo de microbios o plantas. físicamente, sientan, al igual que nosotros, la pro-
Como sugerimos más arriba, las condiciones que funda curiosidad de saber qué es el universo y se
pueden dar nacimiento a formas elevadas de vida hayan preguntado también si existen otros seres
son muy complejas. Tal proceso no es tan simple inteligentes como ellos en algún sitio lejano en la
Weird Tales de Lhork 41
dría dar origen a la vida al caer en cualquier pla-
neta cuyas condiciones sean aptas para comenzar
la compleja cadena de la evolución. En ella, las
formas biológicas que son capaces de modificarse
junto con su medio serán las que sobrevivan (la
selección natural). Esto nos demuestra que podría
haber vida similar a la terrestre hasta en mundos
que aparentemente no la permiten. No olvidemos
que formas de vida que en la Tierra se adaptaron
más adelante al nuevo medio rico en oxígeno, hab-
rían sido incapaces de sobrevivir y mucho menos
de nacer en la atmósfera primitiva de nuestro pla-
neta.
Mas la existencia de otras civilizaciones desar-
rolladas se encuentra sólo en hipótesis. La ciencia
no puede darse el lujo de aseverarlo sólo porque
lo dicte la lógica. Toda hipótesis en camino a ser
teoría necesita comprobación para ser aceptada;
he ahí la regla. Y es estricta. Aún no tenemos evi-
dencia palpable de la existencia de una inteligencia
extraterrena, sea igual, parecida o totalmente dis-
tinta a la nuestra. Por lo tanto, no estamos ante un
hecho.
, distinguido matemático e intérprete de la
ciencia, manifestó:
FALSAS PERCEPCIONES
No obstante, a pesar del obligado manejo
científico que debe preceder todos los aspectos
de nuestra vida, es cierto que todavía existe una
infinidad de cosas que desconocemos dentro del
marco de un campo enorme de investigación que
se extiende frente a nosotros. Cada vez que pene-
tramos en ese campo ilimitado, el sentido común
y la intuición ordinaria han de reorganizarse en
ocasiones para que continúen siendo sólidas razo-
nes o guías confiables. Nuestros órganos sensoria-
les sufren de limitaciones, nuestras percepciones
pueden distorsionarse, como se mencionó en el
ejemplo de los fenómenos atmosféricos que nos
hacen ver discos luminosos viajando por el cielo.
Hay otros ejemplos de ilusión óptica. Recien-
temente se comenzó a creer que en Marte existía
una enorme escultura de varios kilómetros de lar-
go, la cual representaba un rostro que parecía hu-
mano y podía verse con un buen telescopio sobre
el desierto rojizo. Incluso algunos llegaron a pensar
que era, de hecho, un rostro humano esculpido allí
para que fuese visto por los telescopios de la Tie-
rra, “a manera de mensaje para la humanidad”. He
aquí que comenzó, una vez más, el entusiasmo de
la imaginación y se filmó la película Misión a Marte,
de la Touchstone Pictures, donde se abordó este
ejemplo dentro de la trama.
Uno de los entusiastas más fervientes de esta
idea es Richard Hoagland, autor del libro Monu-
mentos de Marte, y cuya obra surgió precisamente
gencia de ideas no es casual: las falsas memorias de la visión del supuesto rostro. Hoagland ha lle-
han sido adoptadas de casi todos los casos de gado a pensar que la “escultura” podía estar rela-
lecturas, filmes y comentarios de dominio públi- cionada con las pirámides y la esfinge del antiguo
co. La mayoría de los pacientes posee una infor- Egipto, y hasta ha imaginado un posible contacto
mación más o menos detallada que sus subcons- entre ambas civilizaciones. Pero Hoagland abriga
cientes luego utilizan. La doctora Loftus explicó también otras posibilidades: mantiene que “esos
que se han implantado experimentalmente en antiguos pobladores de Marte no podían sobrevi-
varios pacientes memorias de cosas que jamás vir los cambios que el planeta sufría y, al irse esca-
ocurrieron. pando su atmósfera inicial y secándose sus aguas,
Sobre este aspecto, Robert Baker, psicólogo no tuvieron otro remedio que abandonar su mun-
emérito de la Universidad de Kentucky, ha mani- do en sus naves siderales en busca de otro cer-
festado que mediante la hipnosis puede alimen- cano con condiciones adecuadas para la vida”. ¿Y
tarse la imaginación de pacientes a los que se les qué mundo cercano y óptimo podía existir en las
hace una sugestión. Una vez que se les pide que inmediaciones? El nuestro, por supuesto. Richard
se relajen cómodamente sobre un sofá, es más Hoagland cree que aquellos marcianos fueron
fácil sugerirles cualquier “memoria” y el cerebro nuestros ancestros (el filme Misión a Marte tam-
del paciente hará el máximo esfuerzo por recrear bién presenta esta teoría).
hechos relacionados con la sugerencia dada. El pa- ¡Cuánta imaginación puede desarrollar una
ciente tratará de hacer creíble cualquier historia, percepción imaginaria! Pero nuevamente la tecno-
pues la hará creíble para él mismo. logía moderna vino a nuestro rescate y nos per-
Todos estos casos, claro está, pertenecen sólo mitió continuar tomando fotos de la superficie del
a pacientes convencidos de la veracidad de sus planeta rojo desde otros ángulos y a diversas ho-
fantasías. La ciencia médica está tratando de apli- ras del día, y recientes instantáneas divulgadas por
car el tratamiento adecuado a cada caso, con el la NASA demostraron que el “rostro esculpido”
fin de erradicar la fantasía que bloquea la memo- en el desierto marciano no es otra cosa que la ilu-
Weird Tales de Lhork 47
sión provocada por los efectos de la luz y la som- convencieron a Einstein y éste modificó todas las
bra sobre los accidentes del terreno en una hora bases de sus cálculos y declaró que aquel hecho
determinada. Hace poco el doctor Alden Albee, había sido “el gran fiasco de su carrera”.
científico del proyecto general de investigaciones
en Marte, del Jet Propulsion Laboratory en Pasa-
dena, California, mostró otras recientes fotos del CIVILIZACIONES CÓSMICAS
mismo lugar donde ni siquiera aparece una figura
al caer la luz del Sol en otro ángulo. Aun cuando los OVNIs son sólo un produc-
No es mi intención criticar a Hoagland, de la to de la imaginación y de ilusiones ópticas, tam-
misma manera que tampoco la ciencia critica a poco se ha comprobado que estemos solos en el
Percival Lowell por creer en una civilización mar- universo. Resulta necio, chauvinista y anti-científi-
ciana. El entusiasmo en descubrir otra civilización co creer que somos únicos, la única inteligencia
cósmica los llevó a ver cosas inexistentes en la cósmica. Caeríamos así en los tiempos cuando
superficie del planeta rojo, al igual que los cana- la iglesia manifestaba que nuestro planeta era el
les percibidos por Schiaparelli. La ciencia, como centro del universo y que todo giraba a nuestro
es justo en estos casos, no dio la espalda a tales derredor.
pretensiones y se dio a la tarea de investigar el Aunque jamás nos encontremos con “herma-
asunto. Esto demostró una vez más su flexibilidad, nos de intelecto” en la inmensidad cósmica, la idea
pues está muy lejos de ser rígida y mucho menos de que hay otras formas de vida es totalmente fac-
infalible. Al paso de cada descubrimiento compro- tible. Nosotros surgimos por el proceso natural
bado ésta se autocorrige, se modifica, se actualiza de una nebulosa en formación y en el universo se
y amplía su alcance investigativo. forman continuamente nuevas nebulosas que, a su
Einstein había previsto que el universo se ex- vez, forman nuevas estrellas por el calentamiento
pandía, pero luego se retractó y basó todos sus y la combustión de los gases que las componen.
cálculos posteriores en un universo teórico es- Producto de este proceso, nuestro planeta hoy
tático. Sin embargo, cuando se reunió con el as- orbita una estrella que es, a su vez, sólo uno de
trónomo estadounidense Edwin Hubble y el pá- los cientos de miles de millones de estrellas en los
rroco belga Monsenor Georges Lemaitre, éstos Percival Lowell (1855-1916). suburbios de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y nues-
le demostraron que el universo no era estático (Fuente: Wikipedia). tra galaxia es sólo uno de los muchos residentes
sino que se movía, se expandía realmente como el del llamado Grupo Local, perdida e indistinguible
propio Einstein había pensado al principio. Ambos T en medio de la periferia de un posible supergrupo
mayor de galaxias. No parece haber nada de es-
pecial acerca de nuestro sistema solar, de nuestra
galaxia y del Grupo Local. Este hecho hace surgir
una pregunta clave: ¿Qué de especial tenemos en-
tonces para llamar la atención a visitantes cósmi-
cos?
El filósofo alemán Emmanuel Kant (1724-1804)
conjeturó en 1755 que nuestra galaxia, la Vía Lác-
tea, podía ser sólo una parte insignificante en un
conjunto enorme de “universos-islas”, de los cua-
les serían otros componentes ciertos objetos cla-
sificados como nebulosas. Tuvieron que pasar casi
doscientos años para que fueran aceptadas las hi-
pótesis kantianas y hoy sabemos que Andrómeda,
por ejemplo, no debe ser considerada una nebu-
losa sino un verdadero “universo-isla”. Hemos de
decir, sin temor a equivocarnos, que si el cosmos
fuera un desierto como el Sahara, todo nuestro
sistema solar sería en comparación un grano de
arena; y si comparásemos al universo con todos
los océanos de la Tierra, nuestro sistema solar se-
ría una gota de agua. De ahí que debemos aceptar
la posibilidad de que en rincones cósmicos lejanos
pudieron surgir en algún momento condiciones
semejantes a la nuestra: uno o varios planetas al-
rededor de una estrella, y que en alguno de ellos
se produjera esa cadena maravillosa y fortuita de
la evolución, y que ésta haya alcanzado el nivel de
la inteligencia, lo cual es la opinión de muchos in-
vestigadores.
Pero no es tan simple. Por la ley de las pro-
babilidades hemos de eliminar sistemas que, por
sus condiciones generales o debido a caracte-
48 Weird Tales de Lhork
comenzó a trabajar con las estrellas más cercanas
a la Tierra (Tau Ceti y Epsilón Eridanii), pues éstas
poseen sistemas planetarios similares al nuestro y
dentro del diagrama espectro-edad son casi igua-
les al Sol. Sin embargo, es muy difícil establecer el
número exacto de estos factores hasta su mínima
expresión. Existen algunas razones que nos hacen
suponer que el promedio de formación de estre-
llas en nuestra galaxia es diez, pero más allá de
esta cantidad todo se hace especulación según
nos adentramos más en el análisis. Sin embargo,
intentemos paso a paso considerar los pros y los
contras, y cuantificarlos.
Digamos que existe un trillón de cuerpos ce-
lestes situados muy lejos de sus estrellas (algo pa-
recido a Plutón y con una estrella parecida a la
nuestra), mientras que otros estarán demasiado
cerca (como Mercurio) y otros poseerán órbi-
tas demasiado excéntricas para permitir patro-
nes confortables de temperatura. No obstante,
hace algunos años la ciencia astronómica llegó
a la conclusión de que tal vez existan alrededor
de 640 millones de planetas similares al nuestro
donde pudieron darse las condiciones apropiadas
para una evolución parecida. Asimismo, aun cuan-
do haya planetas cuyas órbitas estén mucho más
alejadas de su estrella, sus condiciones estarán di-
rectamente proporcionadas al volumen y densidad
de ésta. Por ejemplo, si pusiéramos en el lugar del
Sol a una estrella azul que produjera alrededor de
diez mil veces más luz y calor, la zona de vida acti-
va se extendería de dos y medio a unas cincuenta
veces la distancia de Plutón. Si, por el contrario,
remplazáramos al Sol por una estrella roja más
pequeña y más fría, que emitiese una décimosexta
S rísticas específicas, no pueden sostener la vida. parte de la energía solar actual, entonces la zona
Los cálculos del radioastrónomo Frank Drake de vida aceptable podría estar dentro de la órbi-
Desiderius Papp (1895-2008) (miembro de SETI5) con su famosa fórmula ta de Venus. Al mismo tiempo, la estrella no debe
(Fuente:
www.cienciaenlavidriera.com.ar).
R*fpnefl fi fcL, constituyen hasta hoy el estudio ser ni doble ni múltiple, pues en torno a tales as-
más completo, lo que se acerca más a la reali- tros no puede haber órbitas regulares y simples.
dad. Esta intrépida ecuación expresa el número Además, la estrella en cuestión tiene que emitir
de civilizaciones técnicas en nuestra galaxia, en una radiación constante: no debe ser una estrella
términos de los factores necesarios para soste- variable de gran amplitud ni una nova. Y el radio
ner vida inteligente. Los tres primeros factores de la órbita planetaria debe mantenerse dentro de
son físicos: el grado en que se forman las estre- estrechos límites. Sólo de esta manera los mun-
llas, la fracción de esas estrellas que puede po- dos que giran alrededor de esas estrellas tendrán
seer planetas y el número promedio de planetas aseguradas las condiciones indispensables para la
por estrella, capaces de mantener la vida. Los vida, a menos que las combinaciones químicas y
dos factores que siguen son biológicos: la frac- los fenómenos físicos en sus atmósferas la hagan
ción de esos planetas en la cual la vida puede imposible.
surgir y desarrollarse, y la fracción de planetas A pesar de las semejanzas, la evolución de las
donde la vida es inteligente. Los dos factores úl- especies varía extraordinariamente sólo al pre-
timos representan la fracción de planetas con sentarse una pequeña diferencia inicial. La idea del
vida inteligente donde evolucionan civilizaciones antropomorfismo fue ya casi eliminada totalmente
que alcanzan alto nivel tecnológico capaz de co- del confín científico (a menos del uno porciento
municarse por medio interestelar y el ciclo de de probabilidades). El escritor polaco Stanislaw
vida promedio de esas civilizaciones. Lem llamó la atención hacia esa tendencia que él
Según la fórmula de Drake, el número de civili- consideró errónea, por lo que quiso romper ese
zaciones que puede haber madurado lo suficiente molde en sus dos obras Solaris y Diarios de Kohn
para establecer contacto con nosotros es de mil Tiki. Por su parte, Sir Fred Hoyle6 opinó que es
(o sea, cada cien millones de estrellas por término difícil o casi imposible creer que en otros rincones
medio poseen sólo una civilización). Drake basó su de nuestra galaxia o incluso en otras, exista una
investigación sobre un posible contacto, en lo ex- estructura química ordenada como en la Tierra. Y
puesto en 1944 sobre el rayo 21 del hidrógeno, y señaló, “Debemos esperar que haya una gran va-
Weird Tales de Lhork 49
que se nos asemejen físicamente es, en mi opinión,
casi nula. Pero no lo es, en cambio, la posibilidad
de hallar otra forma de inteligencia8.
La vida puede conformarse de infinidad de
maneras que no involucren a las proteínas ni a
los ácidos nucleicos como el ADN. Ya nadie cree
que la intrincada estructura del ADN es la úni-
ca ruta hacia la vida y se sabe que existen otros
elementos además del carbono (básicamente hay
cuatro elementos considerados como “claves de
la vida”: adenina, guanina, citosina y tiamina). Pero
en el cosmos debe haber también elementos to-
davía desconocidos por nosotros. Tales elementos
producirían formas de vida tan distintas, que entre
ellas y nosotros habrá siempre un gran abismo. Ja-
más podríamos asegurar que aunque una civiliza-
ción así sea inteligente y se desarrolle, siga nues-
tros mismos patrones de pensamiento.
A pesar de las posibilidades mencionadas, las
limitaciones seguirán vigentes como una “espada
de Damocles” sobre nuestra imaginación. Si con-
tinuamos observando los cálculos de la decanta-
ción o discriminación de rigor, veremos que sólo
en un cuerpo planetario entre cuatro mil podrían
surgir condiciones adecuadas para la vida que co-
nocemos, y solamente una estrella entre más de
doscientas posee un planeta como la Tierra. Pero
este estimado podría estar muy por encima de la
realidad si consideramos los descubrimientos as-
tronómicos de la última década. Por ejemplo, se
ha comprobado que aproximadamente el 90 por-
ciento de las estrellas nacidas en nuestra galaxia
S riedad de formas, aunque la variedad sea mucho se encuentra en su núcleo. Esto hace pensar que
menor que la esperada...” igualmente el 90 porciento de los planetas simila-
Fred Hoyle (1915-2001)
(Fuente: Wikipedia). Desiderius Papp7 previó que en los mundos res a la Tierra debe hallarse allí, si aceptamos una
habitados no había criaturas iguales al hombre distribución equitativa (aunque no es así necesa-
porque las condiciones diferentes de su medio las riamente, pues recordemos que todo depende del
haría diferentes. “El peso, la estatura, el organismo azar en las leyes del universo).
y los sentidos del hombre guardan estrecha rela- Aun siendo así, los núcleos de las galaxias son
ción con las dimensiones, la gravedad y la distan- sitios muy violentos, de mucha actividad cósmica
cia entre el Sol y el globo terrestre”, había dicho (cuásares, explosiones, púlsares, huecos negros
muy certeramente. Hoy está comprobado que la y otra infinidad de fenómenos), lo que sin dudas
gravedad es lo que más influye en nuestro tama- representa un enorme peligro para cualquier civi-
ño. Si la Tierra tuviese menos gravedad, nosotros lización que surgiera en una región estelar de tal
y las demás especies seríamos mucho más altos naturaleza. Sólo en los extremos de una galaxia
como promedio, nuestros huesos más largos. De como la nuestra, bien lejos del centro, las condi-
hecho, si los humanos logran establecer colonias ciones serán lo suficientemente tranquilas para
en otros planetas con menos fuerza gravitatoria, permitir que la vida surja y se desarrolle a lo largo
los que a partir de ese momento nazcan en ese de miles de millones de años. Y a pesar de esta
ambiente serán sin dudas más altos y estilizados. relativa tranquilidad, los aerolitos han hecho es-
Con el correr de los siglos, se podrían considerar tragos en nuestro planeta desde su formación y
incluso una nueva especie. siempre existirá el peligro de otro impacto de en-
En apoyo de estas opiniones, he aquí lo seña- vergadura que pudiera borrar a la humanidad.
lado hace dos décadas por el desaparecido Carl Como vemos, sobre la base de la fórmula de
Sagan, quien fuera director del Laboratorio de Drake el estimado continúa reduciéndose. Po-
Estudios Planetarios y poseedor del título David dríamos pensar que hay poco más de 60 millo-
Duncan de Astronomía y Ciencias Especiales de la nes de planetas en nuestra galaxia capaces de
Universidad Cornell, de Ithaca, Nueva York, y pre- crear el tipo de vida que conocemos. Pero la
mio Pulitzer de Literatura en 1978: decantación no termina aquí; el canal se hace
En otro planeta, con una sucesión diferente de aún más estrecho. De entre esos millones de
procesos fortuitos como origen de la diversidad planetas no todos harán surgir la vida y mucho
hereditaria y un medio ambiente distinto como menos la que luego pueda evolucionar racioci-
motor para seleccionar determinadas combina- nio. De todas formas, ¿en cuántos de ellos sería
ciones de genes, la posibilidad de encontrar seres tal fenómeno posible?
50 Weird Tales de Lhork
Asumamos por un instante que tales posi- aspecto a considerar: ¿Seremos tan importantes
bilidades de vida representen más o menos una como para producir interés en un contacto?
regla general, por lo que el mismo proceso co-
menzó en diferentes momentos en varios sitios.
De ahí se podría también asumir que hay una ci- COMUNICACIÓN CON LAS
vilización en uno de cada 300 mil planetas en los
que pueda realmente existir la vida. Si ese fuera ESTRELLAS
el caso, nuestra galaxia poseería alrededor de Es lógico suponer que cualquier civilización
poco más de dos mil civilizaciones. Pero, ¿cuántas esté siempre interesada en hacer contacto con
de ellas podrán haber alcanzado un desarrollo otra después de descubrirla entre los vastos rin-
tecnológico? cones siderales. Sería, más que una curiosidad, una
Después de diez mil años de haber aparecido obligación científica. Pero recordemos que esta
el humano, su desarrollo tecnológico sólo surgió opinión se basa en nuestros esquemas de pensa-
hace apenas doscientos años. Nuestra civilización miento. Nuestros científicos astronautas reaccio-
no tecnológica sobrevivió a la tecnológica en el narían de esa manera; ¿pensarán así otros viajeros
promedio de 50 a 1. Si suponemos de ahí que una siderales?
de cada cincuenta civilizaciones de nuestra galaxia Desde principios de los años 60 se vienen rea-
ha alcanzado un alto nivel tecnológico, habrá en- lizando investigaciones y se han creado hipótesis
tonces poco más de cuarenta civilizaciones desa- con la esperanza de recibir algún día una comuni-
rrolladas en la Vía Láctea. Desgraciadamente, esto cación del exterior por parte de otros seres ra-
es sólo una suposición aunque se base en un es- cionales igualmente deseosos de lograr este tipo
timado lógico. ¿Descubriremos algún día una sola de contacto. Fue el científico ruso Yosif Shklovsky
civilización como la nuestra luego de todos nues- quien llamó “milagro cósmico” a los fenómenos
tros esfuerzos? de escala cósmica que no pueden producirse por
Pasemos al último punto: ¿Cuántas de esas su- sí mismos y no pueden ser explicados por nues-
puestas civilizaciones habrán podido salir al espa- tra ciencia, lo cual indica que puede tratarse de
cio y/o enviar hacia el cosmos naves no tripuladas manifestaciones de una actividad ingeniera. Este
como hoy lo hace el humano? Este es uno de los “milagro cósmico” impulsaría de modo extraordi-
puntos que hace difícil creer en la visita de cosmo- nario el desarrollo de nuestro planeta en todos
nautas extraterrestres y mucho más en un sitio los campos que se conocen y en otros todavía
tan apartado de nuestra galaxia como en el que ocultos para el humano. Sin embargo, si existe una
nos hallamos. Esto no significa que cualquier civi- actividad ingeniera en nuestra vecindad cósmica,
lización que haya surgido miles o incluso millones ésta no ha sido advertida por los astrónomos y
de años antes que la nuestra no posea hoy una radioastrónomos de la Tierra. No obstante, en el
tecnología espacial muy superior y un esquema de cosmos hay cosas que no son visibles y sin em-
raciocinio que cumpla nuestros mismos patrones. bargo existen (los huecos negros no pueden verse
Pero también existe el peligro de que seres desa- y hemos descubierto que están ahí y se mueven,
rrollados con un patrón de pensamiento como el giran, se tragan todo lo que se acerque demasiado;
nuestro pudieron haberse destruido ellos mismos al igual que la llamada sustancia oscura, que tampo-
Observatorio de Arecibo (Puer-
y haber destruido a su planeta antes de alcanzar co es visible). to Rico).
un gran nivel de desarrollo. Por consiguiente, el hecho de que no se haya (Fuente: Wikipedia).
Por otro lado, es lo más probable que esos detectado una actividad ingeniera extraterrestre
planetas que puedan poseer vida desarrollada en tampoco significa que nuestro raciocinio sea el T
nuestra galaxia se encuentren distribuidos al azar.
Como promedio, podrían estar separados entre
45 y 50 años-luz, por lo que aquéllos donde vivan
civilizaciones con alta tecnología estarán distantes
entre sí a más de 13 mil años-luz, incluida la Tie-
rra. Esto reduce casi al mínimo la posibilidad de
“visitas de vecinos”, y mucho más fantástico sería
pensar en flotillas viniendo por acá a cada rato.
No obstante, sugiero firmemente a los creyentes
en OVNIs que se limiten a nuestros confines; es
demasiado pretensioso pensar en viajeros extra-
galácticos.
Pero hagamos alguna concesión: considere-
mos que las distancias ya no sean obstáculo para
una tecnología inimaginable por nosotros, que esa
supuesta civilización haya encontrado un modo
“rápido” de viajar por el espacio. Pero si una ci-
vilización ha logrado una tecnología que le permi-
te atravesar las distancias cósmicas de la misma
manera que hoy nosotros atravesamos en avión
el área del Océano Pacífico, surge entonces otro
Weird Tales de Lhork 51
la propia Tallin. Participaron como invitados inves-
tigadores de Estados Unidos, Francia, Hungría, Bul-
garia, Polonia y Japón.
El interés por la búsqueda de nuestros herma-
nos de raciocinio se incrementó considerablemente
luego del simposio de Biurakán. La propia partici-
pación en Tallin fue más amplia y sus discusiones
más ricas y profundas. Poco tiempo después la
agencia de noticias TASS difundió un comunicado
sobre señales captadas e investigadas por el astró-
nomo Nikolai Kardashev. Varios astrónomos mos-
covitas declararon entonces que las señales estu-
diadas, provenientes de un cuerpo situado a cinco
millones de años-luz y bajo la clasificación CTA-
102, podía proceder de seres inteligentes con una
civilización muy avanzada. Los investigadores del
Instituto Astronómico Sternberg pensaron que
tal vez era la primera prueba de que no estamos
solos en el universo y alguien trataba de comuni-
carse con nosotros. Sin embargo, poco después se
único en la galaxia. Los equipos de observación S detectó que eran impulsos lanzados por una es-
de la Tierra son todavía pobres para una empresa Frank Drake (1930)
trella pulsante.
de tal magnitud a pesar de los logros tecnológicos (Fuente: The SETI League). En 1964 el doctor Kardashev había formula-
actuales, y no hemos podido escudriñar todo el do una nueva base concreta para la captación de
diapasón posible de ondas entre los miles de mi- señales de otros mundos que podrían estar habi-
llones de estrellas de nuestra galaxia. tados. Expuso que, al poseer un potencial mucho
Para hacer un poco de historia en este tema, mayor que el nuestro, una civilización podría en-
en 1971 la ciencia aceptó definitivamente no sólo viar señales de intensidades extraordinarias, de
la posible existencia de vida superior inteligente carácter continuo, en cualquier dirección y en un
en el cosmos, sino que también se dio a la tarea flujo compacto. De esta forma, nuestros equipos
de encontrar a toda costa la forma de comuni- receptores/transmisores no tendrían que limitarse
carse con los científicos de esas “supercivilizacio- a trabajar en una longitud de onda determinada,
nes”. Fue en el Simposio Internacional celebrado sino que podrían operar en el rango de frecuencia
ese año en Biurakán, Armenia, entonces república más amplio posible para cubrir así todas las re-
de la URSS, el cual llevó el nombre de Problemas giones interestelares óptimas para la intercomu-
de la Comunicación con Civilizaciones Extraterrestres, nicación (se ha planteado que esta señal electro-
donde tomó parte la mayoría de los astrónomos, magnética hipotética presentaría características
físicos, radiofísicos, astrofísicos, biólogos, lingüistas, muy similares a las radiaciones cósmicas naturales
filósofos, especialistas en investigaciones espacia- que se exploran por los métodos ortodoxos de la
les, en teoría de comunicaciones, en cibernética y radioastronomía).
otros que se dedican a la búsqueda de vida inteli- Ha sido sólo en el transcurso del último cuar-
gente fuera de nuestros confines. Esta conferencia to de siglo que se hizo posible lograr un acerca-
fue organizada por la entonces Academia de Cien- miento científico mayor al problema. Son los gran-
cias de la Unión Soviética, la República de Armenia des éxitos actuales de la radioastronomía los que
y la Academia Nacional de Ciencias de los Estados estimulan la idea de establecer un vínculo intersi-
Unidos, bajo un acuerdo soviético-estadouniden- deral por ondas, idea que se ha convertido en fac-
se firmado un año antes, a pesar de las vicisitudes tor esencial en la investigación sobre la existencia
de la “guerra fría”. El astrónomo Viktor Ambar- de grandes civilizaciones extraterrestres. La cien-
tsumian, director del observatorio astrofísico de cia señala que nosotros debemos, en correspon-
Biurakán y presidente de la Academia de Ciencias dencia, enviar esas señales al cosmos para alentar
de Armenia, señaló que el descubrimiento de la esta iniciativa y lograr que nuestros mensajes sean
primera civilización del exterior será de una signi- recibidos y respondidos, aun cuando la respuesta
ficación inmensa para el destino de la humanidad demore siglos o milenios.
terrestre. Robert Dixon, director del observatorio de
En 1982 se celebró, también en la antigua Radio OSU y a cargo del proyecto Big Far Sear-
URSS, el Simposio Nacional “Búsqueda de la vida ch9, estima que lo primero es saber “si ellos están
racional en el universo”, en la ciudad de Tallin, ca- allí, si existen realmente y si son lo suficientemen-
pital de la entonces República Socialista Soviética te desarrollados para poder recibir nuestras seña-
de Estonia. Esta segunda gran reunión sobre cómo les, comprenderlas y transmitir una respuesta. “No
comunicarnos con seres inteligentes del cosmos, buscamos por ahora un diálogo,” ha dicho Dixon,
constituyó una continuación del simposio de Biu- “sería demasiado pretenderlo porque las respues-
rakán y agrupó a más de ciento cincuenta cientí- tas tardarían miles de años entre una y otra. Es
ficos procedentes de Moscú, Leningrado (hoy San sólo un monólogo lo que pretendemos, un monó-
Petersburgo), Gorki, Kiev, Járkov, Tartu, Vilna y de logo para saber si están allí y lo escucharán...”
52 Weird Tales de Lhork
En la VII Conferencia Nacional de Radioastro- lejano y su respuesta nos llegaría luego de otros
nomía de la antigua URSS, se presentó el proyecto miles de años. Los descendientes de los que en-
de un programa para las comunicaciones con ci- viaron el mensaje tendrán la responsabilidad de
vilizaciones extraterrestres, a iniciativa del astró- recibir y decodificar esa respuesta.
nomo checoeslovaco R. Pešek, bajo el nombre de El físico Paul Horowitz, del proyecto META-
CETI10. Allí se recordó que el primer intento de BETA de la Universidad de Harvard en Cambridge,
comunicación con seres del exterior había sido Massachusetts, opina que entre la luz, las partículas
realizado en 1960 por Frank Drake, creador del y las radioondas, estas últimas son las más adecua-
primer equipo de aparatos de búsqueda de radio- das para enviar nuestras señales hacia el cosmos,
señales de “las estrellas civilizadas”. entre ellas las microondas. Horowitz está conven-
En el rayo Láser se halla también una vía co- cido de que existe vida inteligente en algún rincón
municativa en el abismo interestelar. Los haces de de nuestra galaxia. Opina que de cien a uno son las
luz muy brillantes producidos por el Láser, casi pa- posibilidades de que la comunicación interestelar
ralelos a la perfección, no existen de esa forma tan podría estar ocurriendo ya en algún sitio de la Vía
precisa y afinada en la naturaleza —a diferencia Láctea y que algún día nosotros formaremos parte
del ruido de la radio—, por lo que una luz así sería de esa intercomunicación y la humanidad dejará
percibida con claridad suficiente sobre el fondo de estar aislada en el universo.
cósmico. Las civilizaciones muy avanzadas podrían, El físico norteamericano Phillip Morrison se-
de alguna forma, modular la luz incluso de toda ñaló:
una estrella para que ésta se encienda y apague
como un faro cósmico. Se ha señalado que algunas La naturaleza misma de la combustión de las
fluctuaciones lumínicas podrían ser artificiales, que estrellas y los gases en el cosmos producen mu-
el espacio puede estar lleno de señales que aún cho ruido en las frecuencias más bajas y en las
nosotros no somos capaces de interpretar. más altas. En un rango de miles de megahertz, un
Todos los investigadores en este campo de lugar medio entre ambas frecuencias es el lugar
búsqueda incesante tienen mucha esperanza igual- indicado para la escucha, pues es aquí donde el
mente en la astronomía infrarroja, la cual se ha ruido es mínimo.
venido desarrollando con rapidez en los últimos
años. Cuando una civilización haya construido al- Morrison es un apasionado de la búsqueda de
rededor de su astro central una biosfera artificial, mensajes cósmicos y opina que es algo parecido a
ésta tendrá que emitir, por fuerza, los rayos infra- una llamada telefónica de larga distancia, pero no
rrojos que corresponden a su temperatura, la cual será una llamada personal ni una llamada de esta-
deberá ser aproximadamente a la media de la su- ción a estación: ¡Será una llamada entre especies!
perficie terrestre, o sea, 300 grados Kelvin. Es por Como es de esperarse, existen todavía opinio-
ello que esta civilización tiene que ser observada nes muy diversas sobre este asunto, pero aparte
por los astrónomos como una fuente fija de rayos de las elucubraciones y sueños es importante se-
infrarrojos. ñalar que todos los científicos que hicieron cál-
Podría ser posible que astronautas de civili- culos no solamente con la fórmula de Drake, re-
zaciones desarrolladas estén viajando desde hace cibieron resultados positivos acerca de la posible
tiempo por la zona del universo que nosotros ob- existencia de vida inteligente en el cosmos, de una
servamos y que ejerzan ahora, en gran escala, su forma o de otra.
influencia sobre los fenómenos naturales que se Paul Horowitz (1942). Sólo en el aspecto de la información, hasta hoy
producen en esa parte del espacio interestelar. A (Fuente: Wikipedia). se han establecido cuatro formas principales de
pesar de que una gran cantidad de fuentes de ra- obtenerla y enviarla de regreso hacia sus remiten-
yos infrarrojos descubierta por nuestros observa- tes:
dores ha resultado ser de origen natural, la posibi- T
lidad de captar señales radioeléctricas creadas por
civilizaciones como la nuestra presenta un interés
particular.
Por otra parte, debemos concebir que cuan-
do los receptores de rayos infrarrojos de la Tierra
se sigan desarrollando y se hagan más sensibles,
descubriremos muchas más fuentes. Entonces, si
descubriéramos una fuente artificial emitida por
seres inteligentes en nuestra galaxia, ésta sería una
manera de informar sobre su existencia al resto
de los seres racionales de la galaxia; estaríamos en
presencia de un púlsar 11 artificial, una especie de
radiofaro.
La comunicación interestelar será un proceso
muy largo. Estará siempre limitada a la velocidad
de la luz, al menos durante muchos siglos para el
humano. De todas formas, un mensaje nuestro tar-
daría miles de años en llegar a un sitio cósmico
Weird Tales de Lhork 53
ser interrumpido, este viaje continuará tal vez por
miles y miles de años hasta que alguna inteligencia
superior descubra a estos viajeros metálicos y los
reciba como mensajeros de un mundo incógnito.
La Pioneer 10 se desplazará hacia las estrellas más
cercanas con una velocidad de diez a veinte kiló-
metros por segundo, lo cual significa que entrará
en esas regiones estelares sólo dentro de cente-
nares de miles de años. Por otra parte, el lector
no debe abrigar dudas de que la biotécnica resol-
verá el problema de los largos viajes interestelares
en las futuras naves tripuladas. El tiempo de estos
viajes podrá ser medido con la misma escala a que
está sometido el proceso normal de envejecimien-
to de los astronautas (se utilizará algún sistema de
hibernación).
¿ESTAMOS PREPARADOS
PARA ESE CONTACTO?
Konstantin Tsiolkovsky, padre de la astronáuti-
ca soviética, puso de relieve que el cosmos engen- sita extraterrena no sería muy agradable, y él no S
dra en sus entrañas la fuerza que lo gobierna; la sólo se refirió al carácter amistoso o belicoso de La sonda Voyager II.
más poderosa de todas las fuerzas de la naturale- los visitantes galácticos; le preocupaba la reacción (Fuente: Wikipedia).
za. Se llama la razón. del ser humano. Por una parte, estamos deseosos
de entablar un contacto así y por medio de los ra-
Por desgracia, los esfuerzos de un grupo de hu- diotelescopios escrutamos el firmamento en bus-
manos por desarrollarse en paz se han visto siem- ca de una señal para entonces responderla y hacer
pre forzados a coexistir con la irracionalidad de una invitación; por la otra, seríamos capaces de
otros. Los hechos de barbarie no pertenecen sólo atacar a cualquier visitante sin previo aviso. ¿Qué
al pasado de las sociedades feudales y el Oscu- sentido tiene entonces enviar una invitación? (La
rantismo. Continúan ocurriendo ahora, al recien- película Starman, de la Columbia Pictures, aborda
te despertar del siglo veintiuno. El escritor nor- esta cuestión).
teamericano Robert E. Howard, en su obra Más A pesar de ello, la mayoría de los científicos
allá del Río Negro, expresó que la barbarie era el relacionados con este campo es optimista. John
estado natural de la humanidad, y la civilización, en Michell afirmó en cierta ocasión que “nuestro fu-
cambio, era artificial; un capricho de los tiempos. turo contacto con la vida extraterrestre se produ-
Howard opinó que la barbarie triunfaría siempre cirá sin duda de manera tan gradual, que cuando
al final. A pesar de lo complejo de la personalidad llegue el momento de afrontarla abiertamente, ya
de Robert Howard y, de ahí, de su perspectiva pe- nos hallaremos condicionados para asimilarla y re-
simista, la aserción no está lejos de la realidad.Ten- cibirla”12. Agradecemos a Michell su punto de vista
dríamos que hacernos esta pregunta: ¿Entregaría tan esperanzador, pues esa condición para la hu-
usted un arma cualquiera a un demente o a un manidad sólo puede significar que habría desapa-
salvaje primitivo? El ser primitivo no sabría cómo recido de la Tierra la filosofía belicista. Este hecho
utilizarla y quizás no tendría intenciones hostiles sería esencial para que una civilización más avan-
hacia nosotros, pero no por ello dejaría de exis- zada que la nuestra se atreva a poner en nuestras
tir el peligro de que accionara el disparador por manos un poder tecnológico nuevo que el huma-
accidente. En cuanto al demente, está de más el no podría utilizar en su propia destrucción; aun-
comentario. que ya en estos momentos no es necesario que
Al analizar la posibilidad de un contacto di- nos llegue un poder destructor del exterior para
recto con miembros de otra civilización cósmica, poner en peligro nuestro mundo. Hoy la humani-
aparte del peligro biológico mencionado, nadie dad posee el poder suficiente para destruir varias
puede predecir cuál será la actitud de ellos hacia veces su planeta.
nosotros. Pero sí podemos predecir cuál podría Hace algunos años, el científico estadounidense
ser la nuestra. Se diría que ya está programada. Linus Pauling comentó que si se empleaba entonces
Naturalmente, frente a un peligro desconocido sólo el diez por ciento de la existencia total de ar-
debemos estar preparados para defendernos. Sa- mas nucleares (32 mil megatones en 1964) en una
bemos cómo actuarán probablemente las fuerzas guerra relámpago, sesenta días después de ese solo
armadas de la inmensa mayoría de los países, te- día de guerra y abarcando a Europa, a gran parte de
merosos de que “su seguridad nacional esté en Asia y a Norteamérica, de los 800 millones de se-
peligro”. Todos los científicos del mundo tendrían res humanos que habitaban entonces esas regiones,
la responsabilidad de intentar controlar los des- 720 millones habrían muerto, 60 millones estarían
afueros militaristas. Carl Sagan opinó que una vi- gravemente heridos y los 20 millones que queda-
Weird Tales de Lhork 55
sen con heridas y daños menores tendrían ante sí de pesquisa y comprobación. La ciencia nos exige
el dilema de la destrucción completa de todas las coraje para explorar lo intrincado, lo sutil, lo im-
ciudades, medios de comunicación y transporte, así ponente de este universo que habitamos, con una
como la desorganización completa de la sociedad, nueva luz y sólida perseverancia. He ahí la garantía
la muerte de todo el ganado y una intensa contami- más confiable que tenemos para resolver los pro-
nación radioactiva de todas las aguas y de todo ve- blemas prácticos que aún afrontamos y modificar
getal y grano. Ello significaría en muy corto tiempo nuestras teorías cuando se requiera.
el fin ulterior de esos sobrevivientes. Después de millones de años de Historia ha
Esto fue predicho en 1964.Ahora, al entrar en el habido sólo una generación privilegiada para vivir
siglo XXI, podemos predecir, sin temor a equivocar- este momento único de transición hacia la ver-
nos, la muerte instantánea de todo vestigio de vida dad: la nuestra. Nuestra generación ha tenido la
en la Tierra en menos de 48 horas. En la actualidad, suerte de haber nacido en tiempos de desarrollo
la potencia de los arsenales nucleares del mundo científico y técnico con cuyas herramientas puede
sobrepasa los 50 mil megatones de trinitrotolueno salir de la ignorancia y la superstición. Hemos des-
(TNT), y si consideramos que un megatón equivale cubierto muchos caminos dentro del intrincado
a un millón de toneladas, esta potencia permitiría dominio de la Física, donde las ideas pueden ser
hacer estallar más de 600 mil Hiroshimas 13. valoradas y comprobadas con precisión. La Física
De nuevo, otra pregunta inevitable: ¿Querrán se basa en la Matemática y la consistencia de éstas
seres desarrollados comunicarse y tener contac- es la lógica. A ese nivel, la Matemática representa
to directo con nosotros mientras subsistan en la un sistema completo y lógico donde no hay lugar
Tierra todos estos peligros, toda esa agresividad? para las relaciones no causales de la metafísica y
No olvidemos que el principio que rige a toda co- donde, más tarde o más temprano, aparecerán las
munidad social, científica y técnicamente avanzada explicaciones comprobadas de todo. Y el método
nunca debe ser el de la violencia. más rápido y efectivo para alcanzar esa meta es
Sin embargo, el concepto de civilización no es buscar esas reglas y leyes; la mejor manera para
tan simple. En nuestro esquema, una civilización es comprender nuestro universo y nuestro papel
“una sociedad de seres inteligentes con una o más en él. Es el escrutinio escéptico el que separará e
formas de comunicación que ha desarrollado una identificará la racionalidad de lo absurdo.
tecnología avanzada como la de los humanos, o aun La pseudociencia carece de lógica, de la mis-
más sofisticada, y que posee una conciencia indivi- ma manera que la magia, los sueños y lo fantás-
dual y social”. Pero como sugerimos anteriormente, tico. Pero hoy vivimos en la Era Cósmica, brillan-
esos seres deben poseer, al mismo tiempo, nuestros temente inaugurada por el Sputnik I en 1957 y el
mismos esquemas y patrones de pensamiento, o al vuelo del cosmonauta Yuri Gagarin el 12 de abril
menos bastante cercanos a nosotros en ese aspec- de 1961, que marcó en la historia la primera pre-
to. De no ser así, quién sabe cómo nos verán, cómo sencia del ser humano en el espacio estelar. A par-
pensarán y cómo podrían actuar. tir de ese hecho nuestro medio dejó de limitarse
Es menester poseer un conocimiento básico al mundo que nos rodea; hoy todo ese mundo a
de todas estas cuestiones con el fin de dar una nuestro derredor es el universo en toda su ex-
respuesta adecuada, según el caso. La investigación El Sputnik I. tensión, por lo que no deberíamos permitir que
de la naturaleza exige una mezcla de intuición, (Fuente: Wikipedia). la concepción del mundo continúe siendo dictada
comprensión y escrutinio, pero al mismo tiempo sobre bases mitológicas, mistificaciones o por dog-
las reglas estrictas que debemos seguir requieren T mas políticos. Para los evolucionistas los milagros
no existen, sin embargo, ¿quién puede negar que la
mera existencia del universo constituye un mila-
gro per se? No deberíamos limitarnos a decir que
el universo simplemente es, que siempre estuvo
ahí. Según nuestras percepciones, nos inclinamos
a creer que tuvo que existir un comienzo, pues
para nosotros todas las cosas tienen un comien-
zo; por consiguiente, el universo tuvo que haber
sido creado. Esto nos lleva entonces al tema de la
creación y debemos reconocer que la creación es
todavía un misterio.
No podemos pretender que lo sabemos todo.
Pretender eso es arrogancia. Darle a algo un nom-
bre como “la Gran Explosión” y pensar que tene-
mos la explicación para ello no resulta una buena
lógica después de todo. Fuera de nuestros pensa-
mientos científicos racionales existe un área de
conciencia, quizás más importante que la ciencia
misma. Porque si el universo nació de una gran ex-
plosión, fue creado por esa explosión. Entonces, la
típica pregunta científica sería: ¿Qué creó la explo-
sion que creó al universo?
56 Weird Tales de Lhork
Al hacerse más profundas la conciencia cientí- estrellas de neutrones que se han originado como
fica y la espiritual, se incrementará la desconfianza resultado de la explosión de una supernova.
en cualquier tipo de autoritarismo y ante nuestros 12.Véase Los platillos volantes y los dioses.
ojos se abrirá un universo mucho más rico. Muy 13. Léase el discurso del escritor colombia-
lejos han quedado la Edad Media y la época ego- no Gabriel García Márquez en la “Reunión de los
céntrica; sin embargo, no hemos alcanzado todavía Seis”, celebrada en Ixtapa, México.
la adecuada conciencia para comprender nuestro
universo en toda su magnitud. La gente sigue sien-
do arrastrada por mitos y es menester compren- LITERATURA CONSULTADA
der de una vez y por todas que si ignoramos algo
que se nos presenta misterioso e inexplicable, eso Asimov, Isaac. Asimov’s Chronology of Science and
no lo convierte necesariamente en “sobrenatural”. Discovery. Harper Collins, New York, 1994.
De hecho, los llamados “fenómenos sobrenatura- Calder, Nigel. Einstein’s Universe. Dutton, New
les” no existen; es que, simplemente, no hemos York, 1968.
descubierto aún de qué se tratan. Collins, Tony. “Strange sightings”. The Telegram,
Algún día, en un futuro lejano o cercano, nues- St. John’s [Terra Nova], January 30, 2005 (p. B-9).
tros avances científicos y técnicos irán sacando a Fisher, David E. The Ideas of Einstein. Holt, Rine-
la luz, paso a paso, de una manera natural y lógica, hart and Winston, New York, 1980.
todo lo que hoy nos parece misterioso y enigmá- Fleisher, Paul. Relativity and Quantum Mechan-
tico. Nada puede hacer inútil el quehacer científi- ics. Principles of Modern Physics. Minneapolis: Lerner
co. Los avances de la ciencia convierten cualquier Publications Co., 2002.
especulación en algo menos especulativo. Desde Frank, Eduardo. Los dioses astronautas. La Ha-
hace algún tiempo se ha venido desarrollando la bana, Editorial Gente Nueva, 1991.
Parapsicología, rama de la ciencia cuyo propósito Gatland, Kenneth W. (y) Derek Dempster.
es hallar la explicación científica de ciertos hechos Worlds in Creation (Foreword by Patrick Moore).
todavía desconocidos y que nos parecen misterio- Henry Regnery Co., Chicago, 1974.
sos. Mas ningún “misterio”, ninguna “hechicería”, Gregory, Richard. The Intelligent Eye. New York:
ninguna “magia” puede desafiar las leyes de la na- McGraw-Hill, 1970.
turaleza, que son las leyes que rigen el universo Hancock, Graham. The Mars Mystery. Toronto,
entero luego de su creación; en fin, las leyes físicas. Seal Books, 1998.
Durante cuatrocientos años, desde los tiempos de Hoyle, Fred. Frontiers of Astronomy. New York,
Galileo, la ciencia ha procedido siempre como una Mentor Books, 1957.
pesquisa abierta y profunda dentro de la maqui- Loftin, Robert. Identified Flying Saucers. David
naria de la naturaleza. Ha sido un gran triunfo del McKay Co., Inc., New York, 1968.
espíritu humano en el marco de una búsqueda de Mayor, John. Our UFO visitors. Hancock House
siglos para comprender el universo y su creación. Publishers, Ltd., Seattle/Saanichton: 1978.
La única manera de comprenderlo en toda su Menzel, Donald H. (y) Lyle G. Boyd. The World
vastedad. of Flying Saucers. A Scientific Examination of a Ma-
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New York, 1963.
NOTAS Michell, John. Los platillos volantes y los dioses.
Barcelona, Ed. Pomaire, 1967.
1. Editorial Gente Nueva, La Habana, 1991. Papp, Desiderius. Los mundos habitados. Barce-
2. Cita de Goals for Americana, 1960. lona, Ed. Iberia, 1949.
3. Project Blue Book (1ro. de febrero de 1966). Sagan, Carl. “Night Walkers and Mystery Mon-
4.Vease Broca’s Brain. gers: Sense and Nonsense at the Edge of Science”, en
5. Las siglas en inglés significan Búsqueda de In- Broca’s Brain, Londres, Coronet Books, 1980 (p.73).
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6.Véase Frontiers of Astronomy. The Encyclopedia Americana (copyright 1963), p. 1.
7.Véase Los mundos habitados. Sagan, Carl and Page, Thornton, eds. UFOs - A
8.Véase Broca’s Brain (p. 73). Scientific Debate, 1972.
9. “Gran Búsqueda a lo Lejos”. Severance, John B. Einstein: Visionary Scientist.
10.Comunicación con Inteligencias Extrater- Clarion Books, New York, 1999.
restres. Shklovskii, I.S. (y) Carl Sagan. Intelligent Life in
11. Estrella pulsante (la palabra se forma del the Universe. San Francisco, 1966.
apócope entre las palabras inglesas pulsant star). Son Tacker, Lawrence J.(Lt.Col.). Flying Saucers and
cuerpos celestes de los que se reciben impulsos ra- the US Air Force. D. Van Nostrand Co., Princeton,
dioeléctricos alternados con intervalos de silencio New Jersey, 1960.
, al contrario de las estrellas variables, cuya intensi- Von Daniken, Erich. Chariots of the Gods? Ban-
dad cambia sin interrupción del mínimo al máximo. tam Books, New York, 1971.
Las emisiones de los púlsares conocidos tienen lu- Wander Bonanno, Margaret. Strangers From the
gar dentro de una gama de frecuencias comprendi- Sky. Bantam Books, Inc., New York.
da entre cincuenta ymil MHz; los períodos van des- Ziegel, F.Y. Nuclear Explosion Over theTaiga. US Depart-
de un mínimo de 0,033 hasta 3,7 s. Los púlsares son ment of Commerce, Office of Technical Services, 1962.
Weird Tales de Lhork 57
José Francisco Sastre García
L
as estrellas brillaban con fuerza en una suave noche de verano, crean-
do reflejos titilantes en las calmas aguas del lago; la luna, en creciente,
parecía sonreír amablemente a la pareja que se sentaba junto a la orilla
observando el espectáculo nocturno…
—Es tan bonito contemplar el cielo… —sugirió la mujer con gesto so-
ñador.
Tendría alrededor de treinta y cinco años; de estatura mediana y com-
plexión fuerte, daba la sensación de ser más gruesa de lo que realmente era;
morena, no tanto por el sol como por su propia naturaleza, tenía los rasgos
de una persona que se había curtido en el campo: manos que ya comenzaban
a encallecer, un rostro que iba perdiendo poco a poco su suavidad, mostran-
do sombras de arrugas sobre todo en la frente… Sus ojos, azules como el
mar, quedaban enmarcados por una corta cabellera negra que le daba un
aspecto ligeramente masculino.
—Más aún si estás en buena compañía —aseveró su acompañante, mirán-
dola y dejando al descubierto al sonreír unos dientes absolutamente blan-
cos—; menos mal, Laura, que hemos podido sacar un poco de tiempo para
nosotros, porque entre el trabajo y los niños…
—Gracias por la cena, Jaime —admitió la mujer—. Quizás sea mejor así:
cuanto más tiempo pasas deseando algo, más disfrutas de ello cuando llega.
Desde luego, ésta ha sido una velada que difícilmente podré olvidar —ase-
guró, mirando fijamente los negros ojos de su acompañante. De repente, vio
algo por el rabillo del ojo y volvió la mirada hacia el cielo—. Mira, una estrella
fugaz.
El hombre observó el punto brillante que se movía por el cielo, surcándo-
lo de Este a Oeste.
—Qué extraño —murmuró, más para sí mismo que para su mujer—;
normalmente las estrellas fugaces no suelen permanecer tanto tiempo en la
visión…
Sorprendentemente, la estela que dejaba el objeto parecía ir acortándose,
Texto: José Francisco Sastre García y el brillo intensificándose.
Ilustración de cabecera: Morguefile —Eso no es una estrella fugaz —aseguró Jaime, poniéndose en pie con
interés—. Probablemente será algún meteorito, o la reentrada de algún sa-
télite.
58 Weird Tales de Lhork
—¿Tú crees? —demandó Laura, levantándose de la caída, y contempló al cabo de unos instantes,
a la vez; en su voz se percibía un ligero tono de anonadado, la formidable columna de humo que
temor—. ¿No correremos ningún peligro? se elevaba de un punto situado a su izquierda, a
—No, mujer —se burló él, cogiéndola de la aproximadamente un par de kilómetros.
mano para tranquilizarle—. ¿Tú sabes las proba- —Menos mal que no estaba Laura aquí —mur-
bilidades que hay de que un meteorito nos caiga muró sonriendo—. Le hubiera dado un infarto…
encima? Puedes estar tranquila, que lo que quiera Por un momento dudó sobre lo que iba a ha-
que sea caerá lejos de aquí. cer; en principio, lo más lógico sería volver a casa,
El brillo del objeto iba aumentando por mo- que seguramente su mujer estaría preocupada; sin
mentos a lo largo de su trayectoria; la estela que embargo, la curiosidad por ver de cerca lo que hu-
dejaba había desaparecido, como si se dirigiera di- biera caído del cielo fue superior a su cautela, por
rectamente hacia la pareja. lo que sacó el móvil del bolsillo y llamó a casa.
—Siéntate, y disfrutemos juntos de este espec- —¿Laura?
táculo —sugirió Jaime con calma—: vamos, Laura, El aparato no daba señal: en su lugar, una serie
no va a pasar nada… de ruidos de estática parecían indicar que no po-
—¿Estás seguro, Jaime? — insistió ella, poco o dría ponerse en contacto con su mujer; las interfe-
nada convencida por las palabras de su marido—. rencias parecieron disminuir por un instante, mas
Esto me da miedo, no me gusta nada. volvieron de nuevo con fuerza, obligándole, tras
—Vamos, mujer, de verdad que no va a pasar varios intentos fallidos, a dejar de intentar llamar.
nada. Según iba a guardar el móvil, éste comenzó a
Laura se sentó a regañadientes, mirando con sonar.
desconfianza aquella cosa que parecía acercarse —¿Laura? — había visto el nombre en el dis-
cada vez más; el brillo aumentaba poco a poco, play, pero se había borrado de inmediato, dejando
hasta dar lugar a una esfera de luz que tapaba las en su lugar el mensaje de llamada terminada—.
estrellas tras ella. Maldita sea —gruñó.
—Mira, si te vas a quedar más a gusto, vete a Al principio pensó que su teléfono se había es-
casa —sugirió el hombre con una sonrisa—. Lla- tropeado, y que tendría que comprarse otro; al fin
mas a la policía para decirles que hay un meteo- y al cabo, ya llevaba seis años con este modelo y le
rito cruzando el cielo, y ya está; y así vigilas a los había dado demasiado buen resultado; sin embar-
niños. go, tras unos segundos de vacilación, pensó que tal
—¿Y tú… vez no fuese problema del aparato, sino más bien
—Yo quiero ver en qué dirección cae —ase- de algún tipo de radiación que estuviera emitien-
guró Jaime. do el objeto caído.
—Está bien —admitió Laura de mala gana, po- Volvió a brotar en él el temor: ¿y si el meteori-
niéndose en pie—. Pero ten cuidado… —suplicó, to, o lo que fuera, era radiactivo? ¿Podía arriesgar-
dándole un ligero beso. se a acercarse a verlo? ¿No sería mejor dejar esas
El hombre la vio alejarse con gesto preocupa- cosas para la gente que sabía manejarlas?
do; sonrió suavemente, pensando en lo fácilmente Dudó durante unos instantes: la curiosidad lu-
que se asustaba su mujer de cualquier cosa que se chaba con la cautela, la naturaleza del meteorito
saliera se lo normal. Un meteorito… Si estaban con su familia… Por fin, pareció imponerse el sen-
continuamente cayendo sobre la tierra, aunque tido común: volvería a su casa para hablar con su
fueran microscópicos. mujer y tranquilizarla, y después quizás se acerca-
Se rascó el cabello castaño mientras observa- ría a ver qué había caído del cielo.
ba aquel punto de luz que parecía crecer cada vez No vivía lejos: casi se podían ver las casas del
más; al principio no estaba alarmado, pero aquello pueblo desde el lugar en que se encontraba, tan
prometía ser grande, por lo que un leve atisbo de sólo estorbaban dicha visión los árboles y la suave
aprensión sacudió su bien proporcionado cuerpo. elevación que llevaba hasta la calle principal; tenía
Con tal de que no fuera como aquello que había alrededor de unos veinte minutos, tal vez media
ocurrido hacía tanto tiempo en algún lugar de Si- hora andando, por lo que se lo tomó con calma;
beria de cuyo nombre no era capaz de acordar- de vez en cuando volvía la vista atrás para con-
se… templar el humo que aún se elevaba del lugar del
Creyó notar un sonido que le dejó helado: era impacto, un humo más denso de lo normal, tal vez
algo que no había oído nunca, y pensó que tal vez por haber caído en alguna zona húmeda; la suave
pudiera tratarse del rozamiento de aquel objeto brisa que se movía en la noche parecía llevar hasta
con el aire. Por el momento era muy lejano, más él un ligerísimo olor a algo indefinible: parecía em-
un tenue atisbo de rumor que un ruido como tal, palagoso, tal vez almizcleño, como si en el lugar de
una mareante sensación de levísimo zumbido, que la caída el meteorito hubiera aplastado y calcinado
se le metía en la cabeza pero no dejaba rastro al- a algún gran animal; sin embargo, estaba práctica-
guno en sus oídos. mente seguro de que no se trataba de olor a car-
El meteorito cayó a una velocidad impensable: ne quemada.
el hombre apenas fue capaz de seguirlo con la vista, Mientras caminaba, cayó en la cuenta de que
escuchando a continuación un tremendo impacto algo no encajaba, de que se había producido un
que hizo temblar ligeramente el suelo; se tamba- sutil cambio que no acertaba a entender. ¿Cuál po-
leó durante un instante, asombrado de la potencia día ser? Todo se veía igual: los árboles, las lomas, el
Weird Tales de Lhork 59
mente, aunque con cierta precipitación, empujó la
«En efecto, antes de que hoja y la apartó para entrar y cerrar tras de sí,
apoyando la espalda en la madera y dejando esca-
Kane pudiera llegar en su par un audible suspiro de alivio. Frente a él, su mu-
jer y sus hijos le miraban con gesto de espanto.
ayuda, el vikingo alcanzó —¿Qué ocurre? —inquirió ella, al ver la pali-
dez que había adquirido su rostro.
el cuello del otro con un —No es nada —se defendió Jaime, intentando
calmarse—. Sólo es el susto de haber caído el me-
terrible tajo que le hizo teorito cerca de aquí…
No quiso contar más: visto ahora, desde la se-
volar la cabeza, separándola guridad de su casa, todo el temor que había senti-
do se desvanecía con la luz eléctrica, la sensación
limpiamente del cuerpo.» de peligro se apagaba… ¿Y qué que los animales
hubieran callado? Era normal después de seme-
jante impacto. Seguramente en un rato volverían a
llenar la noche con sus ruidos habituales.
—Me tenías preocupada —le advirtió Laura,
contemplándole mientras se erguía y se dirigía
lago… Sólo distinguía como cambios la humareda al salón—. Se cortaban continuamente las llama-
y el leve olorcillo… das…
No se oía sonido alguno: ni el chirrido de los Aquello le recordó lo del móvil: volvió a sa-
grillos, nada. Ahora se daba cuenta claramente de carlo del bolsillo, contemplándolo estúpidamente
cuál era la diferencia: tal parecía que la naturaleza durante unos instantes; después, marcó el teléfono
estaba conteniendo el aliento, como si se avecinase de su casa. Dio un respingo al resonar, junto a él, el
una inminente tragedia, algún espantoso suceso… aparato del salón.
Ni siquiera la brisa sonaba al pasar entre las hojas —Cógelo, ¿quieres? —sugirió.
de los árboles, un agobiante manto de silencio, de La señal era bastante nítida, aunque aún se oían
absoluto silencio, se había asentado sobre la zona. bastantes parásitos.
Jaime tenía miedo de perturbar aquella antinatural —Se conoce que el meteorito emite algún tipo
calma, con la sensación cada vez más acuciante de de radiación —comentó, recuperando en parte su
que algo extendía sobre la región unos tentácu- antiguo aplomo: la experiencia pasada mientras
los de pesadilla, de horror; casi podía distinguirlos volvía a casa le había dejado los nervios tremenda-
contra el cielo estrellado, tenues sombras que iban mente tensos, y ahora comenzaba a sentir el bajón
apagando el brillo de las estrellas, absorbiendo su que sigue a la tensión acumulada—. Por eso hay
luz ansiosamente… Cerró los ojos y volvió a abrir- tanta estática en los teléfonos —se quedó pensa-
los: en el cielo no había habido cambio alguno, las tivo unos instantes—. Seguro que también la tele-
luminarias nocturnas seguían en su sitio habitual, visión…
aunque ahora… Ahora su resplandor parecía ha- Encendió el aparato: en todos los canales, la ima-
ber adquirido un carácter distinto, más… malévo- gen quedaba levemente enturbiada por puntos de
lo, tal vez. Conocedor de la astronomía básica, vio nieve que la distorsionaban, leves cortes de señal…
Aldebarán como un ominoso ojo que le vigilaba, al —Bueno, entonces lo mejor será no utilizar
acecho de su presa; Betelgeuse, Fomalhaut, Celae- ningún aparato electrónico hasta que vengan las
no, las Híadas… Con razón algunos decían que “la autoridades y se lo lleven —sugirió con fingida
noche tiene ojos”: eran aquellas malditas estrellas, alegría—. Venga, niños, a la cama, que mañana hay
que parecían drenar algo de su alma, reírse de él y colegio.
de sus fútiles esfuerzos por luchar contra ellas… Laura sabía que no todo iba tan bien: conocía
Inconscientemente aceleró el paso, tratando suficientemente a su marido para saber que le es-
de llegar al menos al pueblo, donde se sentiría más taba ocultando algo; pero no quería alarmar a sus
seguro que no en medio de la nada, bajo el perma- hijos, por lo que calló hasta que éstos estuvieron
nente acoso de lo que quiera que hubiera llegado en su habitación.
allí… Se cruzó con gente que andaba por las calles, —¿Qué ocurre? —preguntó, bajando al salón
preguntando qué demonios había pasado. Apenas para encontrarse a Jaime recostado en el sofá con
contó que había caído un meteorito. gesto cansado—. ¿Qué es lo que no quieres con-
Con manos temblorosas y la respiración agita- tarme?
da, apenas era capaz de atinar a introducir la llave —No lo sé —se sinceró el hombre, tratando
en la cerradura de su casa. de poner en orden sus pensamientos—. Si quieres
—¿Quién es? —demandó su mujer desde den- que te diga la verdad, no sé realmente lo que ocu-
tro. Podía percibir claramente el tono de miedo rre… o va a ocurrir.
en su voz. Le explicó la experiencia que había vivido ca-
—Soy yo, Jaime —anunció, dejando por impo- mino del pueblo, la sensación de terror e impo-
sible abrir él mismo. tencia que le había invadido durante aquel rato…
La puerta se entreabrió ligeramente, asomán- Su mujer le contemplaba con gesto cada vez más
dose por el resquicio el rostro de Laura. Suave- alarmado.
60 Weird Tales de Lhork
—Deberías decir todo esto a la policía —le —No deberías preocuparte tanto por eso —
advirtió. le animó su mujer—. Sólo es una historia más de
—¿Decirles qué? —se burló él irónicamen- las tantas que suceden a diario. Si consideran que
te—. ¿Que ha caído un meteorito y a causa de eso no debemos saber más, ellos sabrán por qué —al
tengo la intuición de que va a ocurrir algo malo? percibir su estremecimiento, le miró con preocu-
¿Que me ha parecido ver ocultarse las estrellas pación—. ¿Tienes frío? ¿Con este calor?
tras una especie de sombra? Vamos, Laura, piensa —No, no es nada —aseguró el hombre con
un poco: no podemos ir a la policía con semejan- gesto vago, tratando de quitarle importancia.
te historia: me harían pasar por un psiquiatra con —No se te va de la cabeza, ¿verdad? —Laura
toda seguridad. No, hace falta algo más, algún tipo le entendía perfectamente. Habían hablado varias
de prueba… veces del asunto, sin llegar a una solución clara—.
Oyeron las voces en el exterior: se asomaron Has tenido pocas noches buenas, con todas esas
a la ventana y vieron a la gente del pueblo albo- pesadillas…
rotada, andando de un lado a otro y señalando la —No te puedes imaginar lo que es eso —ad-
columna de humo que se elevaba aún del lugar del mitió pesarosamente Jaime—: esa maldita sombra
impacto; pero había algo más: helicópteros sobre- extendiéndose, corrompiéndolo todo, ocultando
volando la zona, iluminándola con sus focos; en la el cielo tras un velo de malignidad… Legiones te-
lejanía parecía oírse el sonido de sus motores… nebrosas recorriendo el mundo a sus órdenes…
—Mira, ¿ves? —Jaime señaló la escena—. Pare- —Pero son sólo eso, pesadillas —indicó su
ce que ya ha llegado el ejército. Ahora se encarga- mujer animosamente—. Es algo que sólo está en
rán ellos de todo, y nos olvidaremos de lo que ha tu mente. Tal vez deberías visitar a un psicólogo, a
ocurrido… ver si consigue sacarte todo eso de la cabeza.
—Tal vez tengas razón —aceptó mansamente
*** el hombre, mirando el reloj—. De momento, es
hora de ir al trabajo…
Durante varios días el ejército acordonó la
zona: los curiosos intentaban acercarse, pero eran ***
apartados sin contemplaciones; tan sólo podían
ver, desde la distancia, todo el despliegue que se Jaime trabajaba en una fábrica como montador
había efectuado en busca del meteorito. Habían de muebles: no es que ganara mucho dinero, pero
encontrado una roca de unos cien kilos de peso, entre su sueldo y el de su mujer se las apañaban
que habían embarcado en un camión cerrado. bastante bien para sacar adelante la casa y a los
Mientras tanto, el personal que andaba por la zona niños, uno de diez años y el otro de ocho.
iba enfundado en trajes herméticos en previsión Últimamente rendía menos de lo habitual: no
de alguna posible contaminación por algún agen- descansar en condiciones a causa de las pesadillas
te contenido en la piedra. Tomaban muestras de le agotaba, y le hacía cometer pequeños errores
plantas y animales, y se los llevaban para estudiar- por los que ya le habían avisado. Aquella mañana,
los detenidamente. le habían llamado para que se presentara en el
En los medios de comunicación habían dado despacho del jefe.
la noticia del impacto, aunque había sido muy —Buenos días, señor —saludó al entrar.
breve: aquel tipo de sucesos no se consideraban —Buenos días, Jaime —le saludó a su vez el
suficientemente interesantes, y, por tanto, se les señor Pedrosa, un hombre corpulento, de manos
daban reseñas muy breves. Se hablaba de una como jamones—. Por favor, siéntate.
roca meteorítica extrasolar rica en hierro, silica- Su subordinado hizo lo que le pedía, mirándole
tos y aluminio, y se restaba importancia al evento con temor: casi podía escuchar las palabras antes
advirtiendo que no era infrecuente que ocurriera de ser pronunciadas.
tal cosa… —Vamos a ver —comenzó afablemente el
Jaime seguía las noticias con interés, aunque hombre, entrecruzando los dedos y apoyando los
no conseguía sacar nada en claro: si los medios de codos en la mesa—. Me han llegado quejas de que
comunicación eran herméticos, aún lo eran más no haces tu trabajo como antes. Parece ser que se
los soldados destacados en la zona: varias veces te olvidan las cosas, y que tus ensambles no que-
había intentado entablar conversación con algu- dan demasiado bien rematados.
nos de ellos, mas sólo había recibido respuestas —Lo siento, señor Pedrosa —se disculpó Jai-
del tipo “No puede pasar” o “Es información con- me, bajando la mirada—. Es cierto, últimamente
fidencial”… no estoy pasando un buen momento y eso influye
—Me tienen harto —se quejó un día. Habían en mi rendimiento. Procuraré mejorar…
transcurrido un par de semanas desde la caída, y —Eso espero. No me gustaría prescindir de un
todo seguía igual de confuso y secreto—. ¿Por qué empleado que lleva aquí diez años —en su tono
no dan más información? ¿Acaso hay algo más en no había el más mínimo rastro de amenaza, sino
ese meteorito de lo que sabemos? más bien una nota de… ¿lástima?—. Has sido en
Recordó la aprensión sufrida la noche del im- todo este tiempo un empleado modelo, y eso de-
pacto, y le entró un leve estremecimiento. Aunque bería contar para algo.
se le había pasado todo temor, no podía borrar de —Le aseguro, señor Pedrosa, que intentaré
su memoria aquella sensación de pesadilla. mejorar.
Weird Tales de Lhork 61
—Está bien, Jaime.Vuelva a su trabajo. sus dueños, e incluso en algunas de las calles del
pueblo. ¿Qué podía haber ocasionado semejante
*** tragedia?
Sin embargo, no vio cadáver humano alguno.
Mientras volvía a su casa, Jaime seguía pensan- Si Laura y los niños no estaban en casa, era de
do en el meteorito; no conseguía sacárselo de la esperar que al resto de los vecinos les pasase lo
cabeza, se dio cuenta de que lo mejor era hacer mismo. Pero, ¿dónde habían ido entonces? En su
caso a su mujer y visitar a un psicólogo que le ayu- casa no había visto signo alguno de precipitación,
dara. de haber salido corriendo.
A su alrededor, los campos relucían verdes, ple- Por fin vio algo cerca del lago, una figura de
tóricos de vida; parecía que aquel año iba a haber apariencia humana que parecía contemplar fija-
una buena cosecha, aunque no podía descartarse mente las calmas aguas. Se acercó rápidamente,
que el calor pudiera agostarla si no llovía pronto: para ir frenando su paso a medida que observaba
estaban en julio, y las lluvias no habían sido dema- más detalles de aquella persona: era inusualmente
siado abundantes. alta, muy delgada a pesar de parecer perfectamen-
El viaje en coche le llevaba alrededor de quin- te proporcionada, con unas manos oscuras, casi
ce minutos por una carretera local llena de cur- negras, colgando laxas a sus costados y un cabello
vas y más curvas, encerrada entre colinas casi corto y de tonos arenosos. Quienquiera que fuese
todo el camino, sobre las que asomaba de vez en el desconocido debió oír los pasos de Jaime, ya
cuando, entre los árboles, algún pequeño edificio: que se dio lentamente la vuelta…
aquí una ermita, allá una cabaña… Sólo al llegar ¡Dios bendito! ¿Qué clase de criatura era
a un par de kilómetros del pueblo era cuando se aquella? Su moreno rostro era una máscara de as-
espaciaba el terreno, allanándose para dar lugar pecto extrañísimo, que parecía recordar más bien
a las fincas cultivadas y las naves de cría de ga- al hocico de algún animal exótico, un koala tal vez,
nado… con una boca de labios tan finos que más parecía
Aparcó frente a su casa, con la indefinible sen- un tajo en el rostro, una nariz chata y unas enor-
sación de que algo ajeno flotaba en el ambiente mes orejas; bajo la mata de pelo arenoso, unos bri-
del pueblo; miró a su alrededor, sin ver nada dis- llantes ojos verdes, gatunos, le contemplaban con
tinto de lo habitual, por lo que lo desechó, pensan- tal intensidad que parecían atravesarlo y escrutar
do seriamente en acudir a un psicólogo, mientras hasta sus más íntimos pensamientos. Todo en él
abría la puerta de su casa. parecía evocar, de alguna manera que Jaime no po-
—¿Laura? —casi de inmediato se inmovilizó, día entender, las inmensas extensiones desérticas,
sintiendo que su cuerpo era recorrido por un es- las grandes planicies de arena… Y, sobre todo, un
tremecimiento: no se oía absolutamente nada, ni aura de oscuridad, de perversidad tal, que le dejó
a los niños trasteando ni a su mujer andando por helado por un breve instante mientras el descono-
la casa. cido le dedicaba una amplia sonrisa llena de la más
Se asomó a una ventana esperando, más bien pura maldad…
deseando, ver a sus hijos jugando en el jardín; sin Con un grito, se dio la vuelta y echó a correr
embargo, no vio a nadie. No era muy extraño, a hacia el pueblo: tenía que llegar al coche, huir de
la hora de la comida prácticamente nadie andaba aquel lugar maldito mientras pudiera; en unos diez
por las calles, por lo que recuperó la tranquilidad minutos había vuelto junto a su casa. Jadeante,
en parte. abrió la puerta de su vehículo mientras sacaba las
Se asomó por la ventana que daba al lago, para llaves del bolsillo; con el nerviosismo era incapaz
observar la actividad de los soldados; sin embargo, de atinar a introducir la llave en el contacto, mien-
todo parecía en aquella zona paralizado: nadie an- tras miraba por los espejos: nadie parecía estar
daba de un lado para otro, los camiones estaban persiguiéndole, todo seguía igual que estaba cuan-
parados, y no se veía a ningún soldado de guardia do llegó.
junto a las vallas de protección… Consiguió arrancar, derrapando para enfilar la
Inconscientemente supo que algo andaba re- salida del pueblo y huir lo más lejos posible; por
matadamente mal, aunque fue incapaz de averiguar un momento pensó en su familia, pero lo desechó
de qué se trataba. Con un nudo en la boca del pensando que estarían todos muertos…
estómago, recorrió toda la casa, para comprobar Dejando atrás los campos cultivados, las naves,
que, efectivamente, no había nadie. ¿Dónde se ha- penetró entre las colinas, apretando el acelerador
bían metido? al máximo a riesgo de salirse de la carretera… Y,
Salió de la casa y fue directamente a hablar con de repente, se encontró volviendo a las primeras
sus vecinos, pero no se abrió ninguna puerta ante casas.
él, no se agitó ninguna cortina tras las ventanas… Frenó en seco: era imposible, estaba saliendo
Parecía que no había nadie en todo el pueblo. del pueblo, ¿cómo podía estar regresando sin ha-
¿Dónde podía haberse metido todo el mun- ber dado la vuelta? Con cuidado volvió a dar la
do? No oía siquiera el ladrido de los perros, el vuelta, y se dirigió de nuevo a las colinas…
silencio se extendía como una mortaja, como un De nuevo, las naves y las primeras casas. ¿Qué
terrorífico sudario que extinguiese toda señal de estaba sucediendo, qué locura era aquella? ¿Es que
vida… Se asomó por todas partes, para descubrir acaso el mundo se había vuelto loco? Fuera de sí,
animales muertos en los jardines de las casas de dio de nuevo la vuelta y volvió a intentar escapar,
62 Weird Tales de Lhork
pero fue inútil: en el momento en que iniciaba la
primera curva entre las colinas, aparecían frente a «En efecto, antes de que
él las casas del pueblo.
Dejando el coche por imposible, se bajó y Kane pudiera llegar en su
echó a correr hacia las lomas: tardó un rato, mi-
rando continuamente sobre su hombro, sin ver a ayuda, el vikingo alcanzó
ningún perseguidor tras él. Si por la carretera no
podía escapar, lo haría campo a través. el cuello del otro con un
Escaló jadeante durante un largo rato, con la
terrible sensación de estar atrapado en una pe- terrible tajo que le hizo
sadilla de la que no había manera de escapar; en
algún lugar, a su izquierda, se oía un murmullo le- volar la cabeza, separándola
jano, permanente, un sonido preñado de horror y
malevolencia que le aterraban hasta la locura. Inca- limpiamente del cuerpo.»
paz de resistirse, como un pájaro atrapado por la
letal mirada de la serpiente, comenzó a acercarse
al lugar del que procedían los murmullos, que au-
mentaron en volumen hasta dar lugar a una espe-
cie de cántico en una lengua que era incapaz de
entender. invitador, la reunión; en sus ojos verdes, gatunos,
Algo en el fondo de su alma resistía aún a tan profundos como el negro cosmos, Jaime en-
aquella pesadilla en la que se hallaba inmerso, contró la locura más absoluta y enterró el último
algo que le impelía a tener cautela, por lo que resquicio de cordura…
cuando vio que los árboles comenzaban a cla-
rear se agachó junto a un tronco, acercándose 2.— EL INCIDENTE
más despacio; los pulmones parecían arderle por
los esfuerzos de escapar; la respiración agitada,
acelerada, parecía que lo delataría ante quien se Todas las miradas se giraban al paso del hom-
encontrara cerca, las piernas le pesaban cual co- bre; de unos treinta y cinco años, no era su aspec-
lumnas de piedra… to precisamente lo que provocaba el asombro de
Por fin, vio una sorprendente escena: el claro los que se cruzaban con él: alto, de complexión
lo conocía, un amplio sitio en el que se erguían delgada y piel ligeramente pálida, eran sus extraor-
las tres últimas piedras de aun antiquísimo círculo dinarios ojos los que llamaban la atención, unos
megalítico, un cromlech que alguien había datado ojos ambarinos, brillantes, que brillaban divertidos
como de la época precelta; y la gente… eran los ante la sorpresa general que producían.
vecinos del pueblo y un numeroso grupo de sol- Entró en un bar y pidió un refresco; hubo de
dados, todos ellos con los brazos alzados hacia las reclamarlo dos veces, pues la camarera no era ca-
piedras, en círculo alrededor de ellas, cantando paz de apartar la mirada de aquellas profundidades
algo que jamás había oído, agitándose como juncos amarillentas.
ante la brisa... —Hola, Carlos —le saludó un joven de unos
—¡Fhet haingh! ¡T’lgah, Sham’Goath! ¡Kafth veinticinco años, a su derecha.
fhet khafth! ¡Sham’Goath dygft, ftg ksedh! —Ah, hola, Alberto —saludó a su vez a su in-
Descubrió con horror creciente a Laura y a terlocutor—. ¿Qué tal terminaste los exámenes?
los niños, haciendo coro con los demás; situa- —Bueno, regular —aceptó sonriendo amplia-
dos del otro lado del círculo, podía distinguir mente el joven—. No acabo de cogerle aún el
sus rostros, lo que provocó en él un profundo punto a esto de la Astrofísica, aunque ya casi lo he
pánico que lo inmovilizó: sus expresiones… conseguido… Y tú, ¿qué? —se burló mirando de
Eran meras máscaras de impasibilidad, ojos opa- reojo a la camarera—. Como de costumbre dan-
cos de los que no traslucía gesto alguno, rasgos do la nota, ¿no?
pálidos, como zombis escapados de una película —¿Tengo yo acaso la culpa de tener estos
barata de terror… Había estado a punto de sal- ojos? — se defendió Carlos con sorna—. Ya sé, ya
tar y correr hacia ellos, sacarlos de aquel mal- sé, podría ponerme lentillas. Pero me gusta esta
dito aquelarre o lo que quiera que fuese, mas sensación, ¿sabes? Descolocar al personal, ir de
el pavor le retenía tan eficazmente como unos misterioso…
grilletes de acero. —No seas tan fantasma, hombre —sugirió Al-
No podía ver lo que había en el interior del berto mientras daba un trago de su bebida—. A
círculo, aunque en ocasiones, al moverse la gente, ver si ahora va a resultar que eres un quedón…
creía distinguir algo, una sombra o una sustancia —No, no lo pretendo —admitió Carlos po-
líquida, aunque casi al instante la perdía de vista. niéndose más serio—. Sólo es una pose, lo sabes
Una mano suave, pero firme, se apoyó sobre bien. Cambiando de tema, ¿has visto en las noticias
su hombro: temía mirar a su dueño, pero no podía lo del meteorito en un valle de León?
evitarlo; giró la cabeza y se enfrentó al rostro ani- —Sí, pero no le he dado importancia —asegu-
mal del sujeto del lago, que le sonreía abiertamen- ró el joven mirando con sospecha el rostro de su
te y le señalaba con la mano izquierda, en gesto amigo—. ¿Por qué? ¿Acaso han dicho algo nuevo?
Weird Tales de Lhork 63
—Hombre, yo al principio tampoco le había de la entrevista no se ven expresiones reales, sólo
dado importancia —se defendió Carlos con ges- son máscaras, como si todos fueran… meros mu-
to sombrío—. Pero, por lo que veo, has dejado tu ñecos, como si actuaran bajo hipnosis.
intuición olvidada en algún cajón. ¿Acaso no te has “Hazme caso —aseguró, bajando la voz—, en
fijado en las imágenes? ese pueblo está pasando algo raro. ¿Qué te pare-
—¿Qué imágenes? —se sorprendió Alber- ce? ¿Tienes algo que hacer estas vacaciones?
to—. Si no han mostrado ni dicho nada fuera de —En principio no, Carlos —aceptó Alberto—.
lo normal, excepto la entrevista que hicieron a Pero, ¿debo recordarte la última vez que fuimos a
los vecinos del pueblo junto al que se produjo el buscar algo raro? Te empeñaste en buscar en el Ar-
impacto. chivo de Simancas el libro ése, el de los Nombres,
—Precisamente —se burló su interlocutor, be- o los Muertos, o algo así, y saliste trasquilado.
biendo un trago de su refresco—. No han dicho —La verdad es que esperaba encontrar allí
absolutamente nada fuera de lo normal, todo pa- alguna falsificación del Necronomicon depositada
rece tan común como siempre; y, sin embargo, la allí por un bromista, puesto que en algún sitio hay
entrevista que han emitido dice muchas más cosas alguna alusión a ese hecho —se defendió su ami-
de las que se cuentan. ¿No te fijaste en las expre- go—. Pero bueno…
siones de la gente? —De todas maneras, como me gusta andar de
—¡Vaya! —se chanceó el joven—. ¡Ya salió el un lado a otro, puedes contar conmigo —el joven
lector voraz! Tú y tu imaginación… Deberías dejar sonrió, mientras le brillaban los grises ojos.
de leer a esos escritores que tanto te gustan, esas —¿Y podremos contar con tu novia, Sonia?
historias de terrores surgidos del espacio y de la — inquirió Carlos—. Como bióloga, tal vez pueda
noche de los tiempos… echar una mano…
—Bueno, bueno, no te metas con Lovecraft —No sé… —dudó Alberto pensativamente—.
—Carlos fingió ofenderse—. Todos sabemos que Salió escaldada de lo de Simancas, te considera un
lo que escribe es ficción, a pesar de la pátina de tarumba y últimamente no hace más que insistir-
realismo que se le pretende dar con todas esas me en que no sabe por qué mantengo mi amistad
historias sobre el Liber Logaeth, el Manuscrito Vo- contigo…
ynich y demás. —Supongo que será por mi magnetismo —
“A pesar de todo, siempre puede existir la Carlos dejó escapar una alegre carcajada—. Ten
posibilidad de que desde el espacio llegue algo a en cuenta que cuando estoy cerca sólo tiene ojos
nuestro planeta que pueda incluso poner en peli- para mí… Venga ya, que es broma —advirtió bur-
gro toda vida… lonamente con una palmada en el hombro de su
Se interrumpió al oír unos quedos carraspeos amigo, al ver la repentina seriedad en su rostro—.
detrás suyo: volviéndose lentamente, vio a un Bueno, si no quiere venir, ella se lo pierde…
hombre de mediana edad y poblado bigote mirán-
dole, con la mano tapándose la boca procurando ***
ocultar lo que a todas luces era una sonrisa bur-
lona que pareció disolverse cuando se encontró —Aparca aquí —sugirió Carlos: estaban entre
frente a los ojos ambarinos. colinas, en un punto desde el que se distinguían las
—Disculpe, caballero —le interpeló cortés- naves y las primeras casas del pueblo.
mente, con una fría sonrisa que hizo que el otro —¿Por qué no entrar al pueblo? —inquirió
tragara saliva involuntariamente—, ¿puedo hacerle sorprendido Alberto.
una pregunta? —Prefiero no arriesgarme —aseguró su ami-
El tipo del bigote no parecía capaz de decir una go—: no me gustaría descubrir que no se puede
sola palabra, anonadado por la extraña presencia.
—¿Acaso se está riendo de mí? —insistió Car-
los, notando tras sí la sonrisa sardónica de Alber- «En efecto, antes de que
to.
—Yo, eh… no —se defendió débilmente el Kane pudiera llegar en su
hombre, incapaz de apartar la mirada de aquellos
ojos. ayuda, el vikingo alcanzó
—Entonces, permítame darle un consejo: cada
cual puede tener la opinión que le dé la gana, ésa el cuello del otro con un
es nuestra libertad; pero nadie tiene derecho a
burlarse de otras opiniones, por ridículas que pa- terrible tajo que le hizo
rezcan. ¿Lo ha entendido?
—Sí… volar la cabeza, separándola
—Venga, le invito a esta copa. Y recuerde lo
que le he dicho. limpiamente del cuerpo.»
Pagando las consumiciones, miró a Alberto y
juntos salieron del bar.
—Como te iba diciendo —Carlos continuó
como si no hubiera pasado nada, sonriendo ante
la mirada divertida de su amigo—, en las imágenes
64 Weird Tales de Lhork
salir, y podría ser conveniente tener un as en la —Busquemos un lugar tranquilo para hablar
manga… —sugirió Carlos, caminando por las calles. Seña-
Oyó a Sonia bufar desdeñosamente en el ló en la dirección de la que habían venido—. Ése
asiento trasero; de complexión delgada y estatura puede ser un buen sitio.
mediana, era de tez ligeramente morena, con un —¿Qué más tranquilo que esto? —inquirió su
cierto toque exótico, árabe, en unos rasgos en los amigo, mirando a su alrededor.
que resplandecían unos inquisitivos ojos marrones, Carlos no le contestó: se limitó a dirigirse ha-
enmarcados por una amplia y pelirroja cabellera cia donde había indicado. Al cabo de un rato, sa-
leonada. lían del pueblo y se internaban entre las colinas
—¿Qué estamos buscando esta vez? —se bur- siguiendo la carretera.
ló la mujer—. ¿El Santo Grial, el Arca de la Alianza? —Pero, ¿qué… —comenzó Alberto, callándose
¿O tal vez Excalibur? al hacer un gesto Carlos.
—Nada de eso —aseguró Carlos, bajándose Dieron un paso más… y se encontraron mi-
del coche—: sólo estamos siguiendo una corazo- rando hacia el pueblo.
nada. Y no vamos a hacer nada raro —le tranqui- —¿Cuándo hemos dado la vuelta? —se sor-
lizó—, tan sólo unas preguntas. No dejes las llaves prendió Sonia.
puestas —advirtió a Alberto seriamente—, y cie- Carlos los miró con expresión preocupada.
rra las puertas. —Es la primera vez que… —murmuró, más
Sonia y su novio se miraron, sonriendo ladi- para sí mismo que para sus amigos. Su tranqui-
namente: su amigo resultaba a veces un auténtico lidad parecía haberse desvanecido—. No es po-
misterio de tan extravagante como era; a veces sible.
pensaban que con tanto leer a gente como Machen, Se volvieron y caminaron de nuevo carretera
Lovecraft, Derleth y autores similares se le había adelante; una vez más, se encontraron de cara al
pasado de rosca la olla y era incapaz de distinguir pueblo.
la realidad de la ficción; sin embargo, casi de in- —¡Por todos… —exclamó por lo bajo Carlos.
mediato él se las apañaba siempre para desmentir —¿Qué ocurre aquí? —se asustó Sonia.
esa impresión de locura, asegurando que todo era —Tenemos que salir de aquí como sea —gru-
ficción, y aferrándose a una de sus frases favoritas: ñó su amigo—. Estamos en un bucle.
“Hay más cosas en el cielo y en la tierra…” —¿Cómo? —preguntó Alberto, sorprendido
Entraron caminando en el pueblo; en las fin- por la actitud de Carlos.
cas de alrededor, la gente trabajaba las tierras y —Un bucle… espacial, creo. Todas las salidas
entraba y salía de las naves, bajo una mañana de se cierran en entradas. ¿No os dais cuenta? Esto
bastante calor. El paseo entre las casas les mostró es una pesadilla de Lovecraft.
a unas personas de aspecto avejentado, pálidos, —Oye, deja los cuentos de miedo para los
que los observaban al pasar con unos rostros sin campamentos —le advirtió Alberto, mirando de
expresión o, en el mejor de los casos, una enorme reojo a su novia—. Te advierto que estás asustan-
desidia. do a Sonia…
—Es la una —advirtió Alberto, mirando su re- —Es para ello —aseguró Carlos—. Vamos, te-
loj—. ¿Os parece que tomemos un tentempié an- nemos que llegar como sea al coche. Por lo que
tes de comenzar la labor? veo, ha quedado fuera del bucle. Luego os expli-
—Por mi parte, vale —aceptó sonriendo Car- co…
los, buscando con la mirada algún bar o taberna en Se quedó helado: la gente del pueblo se estaba
la que pudieran entrar—. Aunque no veo por aquí reuniendo, y se dirigía por el camino hacia ellos.
ningún local… —Esto no me gusta nada —gruñó Carlos—.
—Ahí hay uno —señaló Alberto. Vamos, seguidme.
Entraron en un amplio bar de grandes crista- Empezó a trepar por una de las lomas, espe-
leras; a la izquierda, la barra se prolongaba hacia rando que el bucle no se cerrara por todas partes;
el fondo, mientras a la derecha un par de parro- tras él oía los jadeos de sus compañeros, andando
quianos se sentaban en una de la docena de mesas entre los árboles. De repente, vio frente a él las
que había, mirando el vaso que tenían delante con tierras y las naves del pueblo, y a los vecinos a mi-
fijeza. tad de camino.
El dueño, un tipo enjuto, de cara de ratón, se —¡Maldición! —gruñó, dirigiéndose hacia el
acercó desde el fondo. lado contrario por el que había trepado al prin-
—¿Qué queréis tomar? —inquirió Alberto. cipio.
—Casi prefiero no tomar nada —sugirió So- —¿Qué haces? —demandó Sonia con expre-
nia, mirando de reojo al hombre del otro lado de sión asustada.
la barra—. Se me ha pasado la sed. —¡Huir!
—Venga ya —se burló su novio—, no fastidies. Recorrieron unos doscientos metros mien-
—Francamente, tampoco yo tengo sed —Car- tras intentaban dejar atrás a sus perseguidores,
los miró significativamente a su amigo—. Demos que no parecían tener prisa alguna por cogerlos.
una vuelta hasta la hora de comer. Estaban agotados, tuvieron que ayudar a Sonia
—¿A qué ha venido eso? —se enfadó Alber- a seguir adelante… De vez en cuando miraban
to cuando estuvieron fuera, encarándose con los atrás, para constatar que aún seguían siendo aco-
dos. sados.
Weird Tales de Lhork 65
Repentinamente, Carlos se desvió hacia su de- Repentinamente, en el cerebro de Carlos bro-
recha, intentando volver de nuevo a la carretera. tó una idea, una imagen inesperada: una figura pen-
—¡Pero… —se alarmó Alberto. tagonal, una estrella de cinco puntas con un dibujo
—En principio deberíamos haber dejado atrás llameante en su interior…
el bucle —explicó su amigo entre jadeos—. Si Le pareció obvio probar con aquello, recrimi-
conseguimos alcanzar el coche, podremos largar- nándose mentalmente por no haberlo pensado
nos de aquí. antes: metió la mano en el bolsillo, y extrajo una
Detrás de ellos, los crujidos entre los árboles piedra de tonalidades verdosas con puntitos blan-
indicaban que los vecinos del pueblo aún seguían cos, con la forma que había imaginado y la figura
tras su pista; debían darse prisa, o terminarían de una especie de columna de fuego en su inte-
atrapados… rior.
Por fin, llegaron a un talud inclinado de unos La reacción del personaje que tenía enfrente
seis metros de altura desde el que podían ver la fue instantánea, sorprendente: su faz mudó a una
carretera: podían ver el morro de su vehículo aso- expresión de odio, de malevolencia tal, que Car-
mando tras una curva. los dio un involuntario paso atrás; sus ojos verdes,
—Hay que bajar de aquí —murmuró Carlos, gatunos, desprendían un feroz brillo, perverso, en
mirando a ambos lados—. Y como tenemos pri- una mirada que parecía contener toda la negrura,
sa… Seguidme. toda la obscenidad, toda la maldad del más profun-
Saltó con suavidad, procurando echarse hacia do cosmos… De sus finos labios brotó un torren-
atrás y clavar los tacones en la tierra del talud, te de palabras ininteligibles que destilaban veneno.
frenándose en la medida de lo posible; a pesar de Con una sonrisa lobuna, Carlos se abalanzó
todo, terminó rodando y golpeándose la cabeza; de nuevo sobre su oponente, que retrocedió in-
tras él, el ruido indicaba que sus amigos habían he- tentando evitar a toda costa que aquella piedra le
cho de tripas corazón y le seguían… Se dio cuen- tocara; no intentaba contraatacar, golpear, tan sólo
ta demasiado tarde de que si iban tras él, podrían se defendía del acoso, esquivando los intentos de
caerle encima: sintió un gran peso en la espalda, y su oponente de agredirle, dando la vuelta al coche
un fuerte golpe en los pies. parado, tal vez haciendo tiempo para que llegaran
—Me alegro… de haber servido de colchón los vecinos del pueblo…
—murmuró, dejando escapar ruidosamente el Por fin, el ser se dio la vuelta e intentó huir ha-
aire de sus pulmones; sentía humedad en la sien cia el pueblo; con movimientos sinuosos, serpen-
izquierda, probablemente se habría hecho una tinos, por un momento pareció flotar, deslizarse
brecha. sobre el suelo, pero Carlos fue más rápido y le
Cuando dejó de sentir el peso de sus amigos, alcanzó por la espalda, golpeándole con la estrella
se levantó trabajosamente y se volvió hacia ellos. de cinco puntas.
—Vámonos… Toda la zona se estremeció con el aullido que
Alberto y Sonia miraban fijamente al coche… brotó de la boca del ser, un alarido penetrante,
o más bien a la figura que se erguía junto a él, un agónico, un grito de desesperación que hizo que
hombre de rostro animal, de brillantes ojos verdes los tres amigos se taparan los oídos con las manos.
que parecían absorber su energía, que había per- Cayó al suelo boca abajo, retorciéndose como una
manecido oculto a su vista mientras estaban sobre serpiente, apartándose de sus enemigos apresura-
la loma. Carlos dejó escapar un suspiro de horror. damente.
—¿Qué clase de cosa es esa? —exclamó con —¡Vamos! —exclamó Carlos, haciendo un
voz estrangulada. gesto a Alberto y Sonia—. ¿Qué esperáis, una invi-
Por un momento se sintió paralizado por un tación por escrito?
terror asfixiante: aquel ser exudaba tal malignidad, Hubo de zarandearlos a ambos vigorosamente,
tal malevolencia, que bloqueaba sus reacciones y pues seguían inmóviles, petrificados por el horror
les impedía razonar con claridad… de lo que habían visto; por fin, consiguió que reac-
Por fin, más por instinto que por otra cosa, cionaran y entraran en el coche. Se dio cuenta de
Carlos atinó a moverse: se lanzó hacia delante, en que en el estado en que estaba Alberto no podría
un estallido de rabia, dispuesto a enfrentarse a la conducir, por lo que se puso al volante y, tras lim-
criatura; ésta, al verle avanzar, distendió sus finos piarse someramente la sangre que le caía sobre el
labios en una amplia sonrisa perversa, obscena, y ojo, hizo girar el vehículo para regresar por donde
levantó una mano con displicencia. Sin embargo, habían llegado. Tras ellos, la alta figura del ser de
cuando su contrincante estaba a poco más de un rostro animal los contemplaba con cólera, mien-
metro, su expresión cambió: pasó por el estupor, tras desde lo alto del talud los rostros impasibles
y, a continuación, por algo parecido al temor; dio de los vecinos del pueblo observaban su fuga…
un paso atrás en el momento justo en que el puño
de Carlos se proyectaba contra ella, lo justo como ***
para esquivarlo.
Reculó un par de pasos más, con un gesto aho- —¿Realmente no os disteis cuenta? —se sor-
ra de puro odio, los llameantes ojos verdes fijos prendió Carlos, mientras tomaban unos refrescos
en la figura que se le oponía; de sus labios surgió sentados en la terraza de un bar.
una palabra incomprensible, llena de sonidos gutu- —No, en realidad ni siquiera llegué a entender
rales, silbantes. lo que estaba ocurriendo —aseguró Sonia enco-
66 Weird Tales de Lhork
giéndose de hombros—. Ni ganas de saberlo, fran-
camente. Ya tuve suficiente con ver a ese horrible «En efecto, antes de que
tipo junto al coche…
—Creo que nos vas soltar uno de tus rollos Kane pudiera llegar en su
literarios, ¿no es así? —se burló Alberto, dando un
trago de su vaso—. Seguro que va a aparecer Lo- ayuda, el vikingo alcanzó
vecraft por algún lado.
—Pues mira por donde, sí —se burló Carlos, el cuello del otro con un
aunque la expresión de sus ambarinos ojos des-
mentía su aparente tranquilidad—. No esperaba terrible tajo que le hizo
encontrarme con algo así, pero…
“Siempre me había tomado esos temas como volar la cabeza, separándola
algo ficticio, escritos sólo para diversión de los
lectores —al ver que su amigo abría la boca para limpiamente del cuerpo.»
decir algo, levantó la mano en gesto conciliador—.
Sí, ya sé lo que vas a decir, pero insisto: incluso
cuando estuvimos buscando en Simancas, no espe-
raba encontrar el auténtico Necronomicon, sino
una falsificación de algún bromista.
“Pero ahora… —dejó escapar un profundo fundamental de esa solución, para poder mante-
suspiro—. Esto es distinto: lo que he visto no ner apresada a la criatura que haya llegado aquí en
es precisamente normal, y se acerca demasiado el meteorito.
a la obra de Lovecraft: un meteorito surgido de —¿No crees que estás exagerando? —sugirió
quién sabe donde, una región en la que de re- burlonamente Alberto.
pente todo el mundo parece estar hipnotizado, —Sí, creo que tanto leer esos libros te ha de-
el sujeto con el que me enfrenté en la carretera, jado los tornillos flojos —secundó Sonia—. Creo
al que, desde luego, podría asociar con los habi- sinceramente que todo eso son tonterías, y que
tantes de las arenas de los que habla mi escritor nos vamos a embarcar en otra loca historia de la
favorito… No, Alberto, en esta ocasión hay más que saldremos trasquilados….
de lo que se ve. Aunque no pretenda poner la —Ojalá tengáis razón y yo me equivoque —
mano en el fuego, diría que alguna de esas cria- admitió Carlos sombríamente—: me cuesta creer
turas de las que habla Lovecraft anda suelta por que la cosmogonía lovecraftiana esté basada en
León. algo real, pero esto… Se parece demasiado, no se
“Y para combatirla, no nos queda más reme- me escapa la posibilidad que eso implica para el
dio que usar ciertos elementos concretos —sacó mundo.
de su bolsillo una estrella de cinco puntas talla- —¿Y qué es lo que implica para el mundo, se-
da en piedra verdosa, y la depositó sobre la mesa gún tú? —inquirió Sonia con sonsonete burlón—.
con gesto grave—. Éste es el Sello de los Antiguos ¿La destrucción, el juicio final…
—explicó—: supongo que cualquier material val- —Según Lovecraft, esos seres pretenden recu-
drá, aunque lo habitual, no sé por qué, suele ser perar el gobierno de un planeta que les pertene-
la esteatita. Lo que sí es fundamental —señaló el ció eones antes de que existiera cualquier atisbo
centro de la piedra— es el grabado de su interior: de humanidad —explicó Carlos—. Sin embargo,
una columna llameante. Esto ata a las criaturas yo creo que no es algo tan simple: son tan ajenos
lovecraftianas, las encarcela en lugares concre- a nosotros, a nuestro mundo, que no es probable
tos: según el escritor y sus continuadores, Hastur que se rijan por nuestros parámetros mentales…
está atrapado en Celaeno, Cthugha en Fomalhaut, “No, pienso que se trata más que de gobier-
Cthulhu en algún lugar del Pacífico, en su ciudad no, de caos: su posición mental es básicamente
submarina de R´lyeh, y otros bajo el mar y algunas entrópica, es algo tan natural en ellos que no se
montañas… puede medir en términos de bien y mal. Ningu-
“Tomad —sacó de su bolsillo otra estrella, de- no de los sentimientos que nosotros podamos
jándola encima de la mesa—: una para cada uno. expresar significa realmente nada para ellos, son
Son la única protección contra esas criaturas y las como máquinas vivas para las que la destrucción
razas subhumanas que los sirven, no pueden acer- y la muerte son tan naturales como la creación
carse a ellas ni mucho menos tocarlas. y la vida.
“Ojalá me equivoque, pero me temo que esto —Pero estás hablando de una ficción —inter-
podría ser el preludio de algo mayor: estad aten- vino Alberto, encogiéndose de hombros.
tos a las noticias, porque creo que no tardando —Sí, de la ficción diseñada por Lovecraft —ad-
mucho comenzará a haber ataques de criaturas mitió Carlos con un gesto vago—; al menos, en
extrañas por todas partes. principio. Su esquema cosmogónico sólo sale de
“Nosotros, ahora, lo que tenemos que hacer su fértil imaginación, y de sus conocimientos acer-
es preparar la defensa y el ataque: hay que deter- ca del esoterismo y las religiones antiguas.
minar claramente cuál es la amenaza a la que nos “Sin embargo, ha habido investigadores que han
enfrentamos, para buscar la solución contra ella. apostado por algo más siniestro detrás de toda
Esto —levantó una de las piedras— será parte esta parafernalia: según se indica en algunos círcu-
Weird Tales de Lhork 67
—se interesó Sonia, con los ojos muy abiertos y
«En efecto, antes de que mirando en todas direcciones con expresión asus-
tada.
Kane pudiera llegar en su —Sí, Sonia —aseguró Carlos dejando escapar
un suspiro de resignación—. Los tres estamos en
ayuda, el vikingo alcanzó peligro. Quizás vosotros estaríais a tiempo de huir,
aunque no lo tengo muy claro: aquellos a quienes
el cuello del otro con un nos enfrentamos, conocidos en los Mitos como
Primigenios entre otros apelativos, no son de los
terrible tajo que le hizo que perdonan fácilmente…
—Que vengan —Alberto alzó un puño cerra-
volar la cabeza, separándola do agresivamente—. Sabemos cómo tratarlos…
—No, no lo sabes —le interrumpió Carlos
limpiamente del cuerpo.» suavemente, empujando las piedras hacia ellos—.
En cualquier caso, toméis la decisión que toméis,
os pido que no os separéis de estas piedras: son
vuestro seguro de vida, a no ser que empleen un
agente auténticamente humano.
“Insisto en que no voy a presionaros: tomaros
los, al traducir el Liber Logaeth del mago isabelino el tiempo que necesitéis para decidir si me ayudáis
John Dee se encontraron con la terminología em- o no. No os haré reproche alguno, no tengo dere-
pleada por Lovecraft para sus mitos de Cthulhu. cho a poner en peligro vuestras vidas…
Si dicha traducción es correcta, es factible pensar —No tuviste eso en cuenta cuando nos arras-
que Lovecraft tuvo acceso a dicha información, y traste a León —le acusó Sonia con gesto hosco.
pensar en una de dos posibilidades: o bien se tra- —Tienes razón, Sonia —admitió Carlos ba-
ta de una obra de ficción inglesa encriptada vaya jando la mirada—: no esperaba tropezarme con
usted a saber por qué, o bien se trata de una rea- lo que vimos. Esperaba algo más prosaico, no ver
lidad a la que tendremos que enfrentarnos tarde a una criatura aparentemente salida de unos rela-
o temprano. Y la única protección que tenemos, al tos de ficción. Si hubiera sabido lo que nos espe-
menos aparentemente, es esto —señaló las estre- raba, te aseguro que no os habría llevado…
llas de cinco puntas. “Ahora, si no os importa, voy a empezar a bus-
—Pero, ¿realmente lo crees? —preguntó Sonia, car información para tratar de delimitar cuál es la
sin atreverse a reírse abiertamente: aunque seguía criatura que ha irrumpido en el mundo —comen-
pensando que todo aquello era una broma, la ex- tó mientras se levantaba y pagaba las consumicio-
periencia sufrida en el pueblo leonés y las palabras nes—. Seguro que se trata de una entidad menor,
de su amigo le hacían dudar. pero en cualquier caso para expulsarla hay que
—No sé qué es lo que debo creer —admitió conocerla…
Carlos encogiéndose de hombros—: algo tan ma-
lévolo, tan siniestro… Me cuesta creer que pueda
ser cierto: disfruto de los relatos, pero no puedo, 3.— LOS OJOS DEL VACÍO
no quiero admitir que tras ese velo se oculte una
realidad tan espantosa.
“Antes de continuar con esto, debo advertiros: Las noticias sobre el meteorito caído fueron
hasta ahora os he embarcado en búsquedas inúti- espaciándose en el tiempo cada vez más, hasta
les, como un entretenimiento; pero esto es distin- no ser más que meras reseñas sin importancia; la
to, no voy a pediros que me echéis una mano: si información seguía siendo escasa, lo que irritaba
es cierto lo que temo, si las criaturas de Lovecraft sobremanera a Carlos, que intentaba a toda costa
andan sueltas, todo aquel que se enfrente a ellas acceder a los análisis realizados sobre él sin po-
se enfrentará a la locura descarnada, la corrupción der conseguirlo: en todo momento se tropezaba
del alma, la desaparición física… El destino de una con un muro de silencio, cuando no de hostilidad
mente débil es, habitualmente, peor que la muerte abierta.
misma… El tiempo que no pasaba de aquella manera lo
“En vuestras manos dejo si estáis dispuestos empleaba en revolver entre sus papeles, en visi-
a ayudarme o no; no voy a presionaros, aunque sí tar las bibliotecas, en intentar rastrear algún de-
os voy a hacer un comentario objetivo: los agen- talle que le permitiera ponerse sobre la pista de
tes de estos seres no son sólo subhumanos, como lo ocurrido en el pueblo de León. Todo lo que
el habitante de las arenas que nos encontramos encontraba se entrecruzaba indefectiblemente en-
en León, sino también personas vendidas por una tre sí, eran investigaciones basadas unas en otras,
porción de poder de la que creen que podrán dis- creando un círculo del que no conseguía salir. Un
frutar eternamente; ésos serán los que nos ras- par de semanas después, cansado por la falta de
treen, los que den con nosotros y nos entreguen, resultados y consciente de que el tiempo era fun-
a no ser que seamos más rápidos y astutos que damental, decidió coger el toro por los cuernos:
ellos. haría una nueva visita al pueblo maldito. No había
—¿Estás diciendo que estamos en peligro? sabido nada de sus amigos, lo que no le sorprendía
68 Weird Tales de Lhork
demasiado teniendo en cuenta el cariz que estaba designaba a la criatura que había que desterrar,
tomando la situación; con tal de que no les hubie- pero no podía imaginar de cuál se trataba. Aga-
ra pasado nada grave… chado entre los árboles, tras un pequeño arbusto,
Cogió su coche, y enfiló hacia León. Conocía procurando que su respiración fuese lo más lige-
bien el camino, se le había quedado grabado a ra posible, mientras contemplaba aquella extraña
fuego después del incidente que había sufrido allí: danza, aguzó el oído en busca de alguna pista que
temblaba como un azogado sólo de pensar en lo le diera la solución… Parecían todas palabras cor-
que iba a hacer, mas comprendía que si quería lle- tas, ladridos gangosos, excepto una: la que sonaba
gar al fondo del asunto no le quedaba más reme- como Samgoz, que se repetía varias veces.
dio que investigar en la zona… Distinguió, oculto por los asistentes, algo que
Esta vez aparcó aún más lejos: era de noche, y parecía moverse en el interior del círculo, una es-
las colinas de los alrededores ofrecían un aspec- pecie de sombra que se agitaba como si estuviese
to amenazador, como las gibas de un monstruoso viva, algo que en principio podría haber sido una
animal recostado, durmiendo hasta que un incau- tela oscura agitándose a impulsos del aire, pero
to lo despertara imprudentemente; no se oían los cuyos movimientos más parecían líquidos, pro-
cantos de las aves, ni los sonidos de los insectos, ducidos por una cosa pensante… Tan pronto lo
parecía que toda la creación en aquel lugar contu- veía como parecía ser un producto de su imagi-
viese la respiración a la espera de cazarlo… Sintió nación…
un escalofrío de horror al pensar en el ser con el Cerca de la gente, un poco apartados, vio a va-
que había luchado, al intentar evocar a qué nefan- rios de aquellos habitantes de las arenas de rostro
da cosa estaba sirviendo… animal; contó seis, aunque era probable que hubie-
Con sumo cuidado se bajó del coche y cerró ra alguno más por alguna parte, tal vez vigilando
la puerta; el chasquido fue suave, mas, en aquel si- para que no hubiera mirones… Aterrado por tal
lencio aterrador, era como un disparo de pistola posibilidad, miró a su alrededor, esperando ver a
que le sobresaltó y le hizo mirar a su alrededor, una de aquellas criaturas acechándole, dispuesta a
esperando descubrir rostros animales entre los caer sobre él de un momento a otro.
árboles. Procuró no moverse en lo más mínimo: en
Con el corazón palpitándole en el pecho como aquella situación, cualquier desliz podía resultar
un caballo desbocado, comenzó a trepar por la fatal. El peso de la estrella de cinco puntas en su
loma de su derecha; cautelosamente, con infinito bolsillo le daba algo de tranquilidad, aunque no era
cuidado, se deslizó entre los árboles procurando capaz de disipar las tinieblas que en aquel momen-
causar el menor ruido posible; aún así, cada vez to nublaban su mente, intentando bloquear su ra-
que una rama se partía bajo sus pies, se detenía ciocinio.
atenazado por el pánico, esperando que alguna ¿Y si… No, rodear aquel claro con la Señal de
criatura se abalanzara sobre él… los Antiguos parecía algo inviable: hacían falta de-
Las horas pasaban lentamente en aquel entor- masiadas piedras, y le descubrirían tarde o tem-
no envuelto en un impenetrable manto de silencio; prano. Un arma común contra los subhumanos
aunque había pretendido dirigirse hacia el pueblo, era factible, o al menos así lo creía, pero contra
comenzó a desviarse imperceptiblemente hacia su aquel al que servían… No, seguramente no habría
derecha, hasta que, al cabo de un rato, comenzó a opción alguna: su naturaleza era ajena al universo
oír en la distancia un murmullo; mientras se dirigía conocido, y por tanto su vida se regía por leyes
hacia él, el rumor fue creciendo, aumentando has- desconocidas que se burlaban de la muerte tal y
ta dar lugar a una especie de cantinela, de invoca- como nosotros la conocemos…
ción. Las palabras parecían ininteligibles, llenas de De repente, sintió que algo se erguía tras él:
consonantes, imposibles de pronunciar para una lenta, cautelosamente, se dio la vuelta para encon-
garganta humana. trarse con una de los servidores de los Primige-
Y, sin embargo, cuando llegó al origen de las nios a unos dos metros de distancia. Le sonreía
voces, le resultó meridianamente claro que se abiertamente, un gesto perverso, obsceno, que re-
trataba de seres humanos: en un amplio claro, ro- flejaba todo el odio que se desprendía de sus bri-
deando tres piedras de lo que parecía un antiguo llantes ojos verdes gatunos. Le hizo un gesto con
crómlech, los vecinos del pueblo se arremolinaban la mano, invitándole a que saliera al claro, a lo que
en un movimiento pendular, suave, con las manos Carlos respondió saltando contra él y derribán-
alzadas hacia lo que hubiera sido el interior de la dolo de un empellón; de la garganta de la criatura
construcción, entonando aquellas palabras que brotó un siseo, un aterrador sonido que a su rival
ahora, escuchadas con claridad, eran como gorgo- le recordó el de una serpiente furiosa; casi a conti-
jeos de una criatura acuática, como gritos de al- nuación, un penetrante alarido le aturdió momen-
guien ahogándose… táneamente, el tiempo justo como para que el ser
—¡Fhet haingh! ¡T’lgah, Sham’Goath! ¡Kafth se repusiera y se alzara sobre él, pero sin intentar
fhet khafth! ¡Sham’Goath dygft, ftg ksedh! atacarle.
Probablemente se trataba de una invocación o La eficacia de la piedra parecía incuestionable;
una alabanza, pero no reconocía en aquellas pa- pero, ¿valdría contra los dominados vecinos del
labras, repetidas hasta la saciedad, ninguno de los pueblo? Miró a su espalda, para comprobar que
nombres que había leído en la obra de Lovecraft; todos los ojos se habían vuelto hacia él, y que co-
estaba seguro que alguno de aquellos términos menzaban a avanzar en su dirección, sin dejar de
Weird Tales de Lhork 69
pronunciar en voz alta el execrable nombre de su notaba aquella ardiente mirada fija en sus pupi-
amo y señor: ese tal Samgoz. las, como si intentara vislumbrar algo a través de
Sin embargo, la huída que había proyectado se ellas. Atraído por el brillo esmeraldino, lo contem-
detuvo momentáneamente: no todas las miradas pló estúpidamente, como un pájaro atrapado por
eran humanas, no todas eran animales: había algo los ojos de una serpiente, perdiéndose en unas
tras ellos, una cosa que parecía alzarse como una profundidades tras las que creyó distinguir leja-
torre, aunque no era capaz de distinguir figura nos espacios siderales, universos ajenos a toda
alguna, sombra alguna, tan sólo la sensación de comprensión, estrellas cuya descripción escapaba
malevolencia y malignidad más aterradoras que a toda imaginación… Toda una erupción de abo-
había padecido jamás; las estrellas tras aquello se minaciones encerradas, escondidas en aquellas
habían desvanecido, mas la silueta estaba tan dilui- yermas extensiones, algunas de ellas libres, como
da que no había manera de saber el tamaño ni la Yog Sothoth o Nyarlatothep, para surcar el vacío
forma que tenía su enemigo. En su interior creyó infinito en busca de presas…
distinguir otra cosa, algo que dirigía su atención El habitante de las arenas distendió sus labios
hacia él de forma insistente, como si unos ojos lo en una amplia sonrisa… y el brillo verdoso co-
vigilaran a la espera de un error, unos ojos tras menzó a opacarse, la tonalidad empezó a cambiar
lo que no existía más que la nada, el vacío más sutilmente, a deslizarse hacia el oscuro, a llenarse
absoluto… Creyó que se volvía loco ante aque- de tinieblas. Poco a poco, la negrura interestelar
lla innombrable visión, ante una execrable mira- fue tomando posesión de aquellas gatunas pupilas,
da que transmitía toda la maldita perversidad del hasta dar lugar al vacío más absoluto.
cosmos más ignoto, toda la obscenidad de lo des- “Kh’m dfhg Sham’Goath”
conocido… El vacío estelar, eso era aquella cosa, Aquello brotó en su mente como un fogonazo;
la nada más absoluta, la negación de toda materia estuvo a punto de pronunciarlo en voz alta, a pe-
y toda energía… sar de no tener ni idea de lo que significaba ni de
A pesar de todo, consiguió mantener la sufi- cómo pronunciarlo. ¿Qué había sido? ¿Una comu-
ciente presencia de ánimo como para darse la nicación telepática? ¿Una ilusión suya, una imagina-
vuelta y huir de aquel nefando lugar, correr lo más ción debida a las circunstancias? Durante unos ins-
lejos que pudiera, pero ¿a dónde? Por mucho que tantes, no hubo más que un incómodo silencio. ¿Y
se escondiera, siempre habría alguna criatura de la persecución? No veía a nadie por ningún lado,
Ellos, siempre sería inmediatamente localizado y era como si no les preocupara…
perseguido, acosado como una bestia salvaje por “Úne… te Sham’Goath”
criaturas aún más salvajes… Sentía que la deses- De nuevo, aquel súbito golpe en sus pensa-
peración le inundaba en una incontenible marea, mientos: debía ser algún tipo de comunicación
que todo se derrumbaba a su alrededor… mental. ¿Era entonces ese Sham’Goath el ser que
Notaba las ramas bajas de los árboles azotán- estaba detrás de todo, la entidad menor que había
dole, su frenética carrera interrumpida por raíces llegado a la Tierra en el meteorito? Si era así, al
que parecían brotar malignamente delante de él, menos ahora tenía una idea básica para comenzar
buscando sus pies para hacerlo caer. En su esta- la investigación para expulsarlo del planeta o, al
do, era casi incapaz de distinguir a duras penas los menos, encerrarlo para que no hiciera más daño.
troncos de los árboles, el paisaje zumbando a su “Vacío…”
alrededor como en un caleidoscopio, tropezando Carlos no era capaz de entender lo que aque-
continuamente… lla criatura pretendía darle a entender: ¿acaso le
Tenía la sensación de haber corrido durante estaba ofreciendo que se aliara con ellos? ¿Y qué
horas cuando llegó junto al coche, de haber dado quería decir con lo de vacío?
mil vueltas y revueltas de un lado a otro, mas, al —¿Qué es lo que queréis? —demandó, inten-
mirar su reloj, se dio cuenta de que, en realidad, tando disimular el temblor de su voz.
no habían sido más allá de diez minutos; mientras La mirada oscura, opaca, lo decía todo: un
abría el vehículo miró a su alrededor, temblando mundo vacío, de caos, sin el más mínimo atisbo de
como una hoja, el pecho jadeante, los pulmones cordura; ése era el objetivo de Sham’Goath, el ob-
ardiendo por el esfuerzo, temiendo que sus perse- jetivo de los Primigenios, que en los tiempos anti-
guidores le hubieran alcanzado… guos habían brotado como obscenos cánceres por
Y sus temores se vieron confirmados: en lo todos los universos conocidos y desconocidos.
alto de la loma, una de aquellas criaturas de rostro “Úne… te Sham’Goath. Afin… idad”
animal le contemplaba con una expresión mezcla Parecía estar intentando asimilar mentalmente
de curiosidad e interés; todo rastro de odio, de la lengua de Carlos, pero le costaba sobremane-
perversidad visceral, parecía haber desaparecido ra; al parecer, su idioma era tan distinto, tan ajeno,
de aquel ser, borrado como si no hubiera existi- que no encontraba la pronunciación adecuada.
do y sustituido por una invitadora sensación de —¿Afinidad? —se sorprendió Carlos, recupe-
afinidad. Sus verdes ojos brillaban en la oscuridad, rando poco a poco el aplomo—. ¿De qué me ha-
igual que… bláis? No somos afines para nada, no tengo nada
¿Era posible que el color ambarino de sus ojos que ver con vosotros, condenados engendros.
hubiera podido impresionar a aquellas entidades? “Ojos… Vacío”
No, no podía ser, sus sentimientos no podían ser —¿Qué tienen que ver los ojos con esto? Yo
influidos por semejante nadería; y, sin embargo, soy un humano normal y corriente, y vosotros…
70 Weird Tales de Lhork
—gruñó, expresando en su rostro todo el asco rían que me uniera a ellos por alguna especie de
que le producía pensar en aquellas criaturas. afinidad que han creído detectar...
El ser permaneció en silencio durante un largo —Escuchad esto —le interrumpió Alberto,
rato, contemplándolo con aquellas profundidades señalando la televisión que había encendido.
estelares; por fin, le dio la espalda y se alejó entre Habían hecho un corte en la programación
los árboles en dirección a las piedras. Carlos, aún para dar un avance informativo especial: se estaban
anonadado por aquella extraña conversación que produciendo misteriosos ataques en las poblacio-
había tenido, montó mecánicamente en su coche y nes costeras de todo el mundo, con una virulencia
le dio la vuelta, alejándose del pueblo… especial en las islas del Pacífico: según los testigos
que conseguían dar explicaciones coherentes, ya
*** que algunos se habían vuelto completamente lo-
cos, los agresores eran unas criaturas de aspecto
Antes de comenzar a buscar información so- entre humanoide y pez que salían del mar y volvían
bre Sham’Goath, Carlos decidió vivitar a Alberto a él después de sus razzias nocturnas, arrastrando
y Sonia: le preocupaba no saber nada de ellos en con ellos a alguna que otra víctima y dejando tras
tanto tiempo. ¿Les habría pasado algo? de sí multitud de cadáveres mientras entonaban
Le recibió su amigo con una amplia sonrisa. desconocidas letanías.
—Hola, Carlos —saludó amablemente—. Pasa, Continuaron diciendo que también un par de
por favor. pequeños pueblos de la región noroccidental de
—Buenos días a los dos —les saludó a su vez China habían sido totalmente arrasados por unos
el hombre, sonriendo divertido al ver que aún no atacantes desconocidos, que habían masacrado
se habían arreglado: parecían recién salidos de la salvajemente a todo el mundo sin excepción y ha-
cama. bían hundido varias casas, como si hubiera pasado
—¿Qué te trae por aquí? —inquirió Sonia, ob- un ciclón.
servándole con cierta desconfianza—. Seguro que El especial informativo concluía notificando
es alguna de esas historias tuyas… que los ejércitos se habían movilizado para fre-
—Bueno, me preocupaba no haber sabido nar tal escalada de violencia, y que habían recibido
nada de vosotros en todos estos días —comentó carta blanca para reprimir aquellos ataques.
Carlos encogiéndose de hombros, fingiendo una —¿Y bien? —preguntó Carlos con sorna, vol-
despreocupación que no sentía—. No sabía si os viendo la mirada hacia sus amigos.
había pasado algo. —Eso no significa nada —aseguró Sonia con
—Pues ya ves que no —se burló Alberto—. escepticismo—. Una organización terrorista ca-
Parece que tus aprensiones no tenían ninguna ra- muflada que ha desatado una escalada de violencia
zón de ser… sin precedentes…
—No me equivocaba —aseguró Carlos som- —Reconozco las señales —aceptó Alberto—.
bríamente—. Uno de los Antiguos Primigenios He leído los libros de Lovecraft, y creo saber de
anda suelto: se llama Sham’Goath. qué criaturas estamos hablando: los Profundos sa-
—Sa… ¿qué? —se chanceó Sonia, resoplando liendo del mar, y los habitantes de las arenas, o los
con desdén—. Venga, deja de inventarte nombres Tcho Tcho, o ambos, en los parajes asiáticos. Y, sin
raros y de meternos miedo, que ya nos conoce- embargo, sigo sin estar convencido.
mos. —Está bien —aceptó mansamente Carlos,
—Sham’Goath —repitió Carlos despacio—. Y encogiéndose de hombros—, veo que no puedo
es real: tanto, que he tenido una especie de con- convenceros. De todas maneras, me preocupaba
versación con uno de sus servidores. no saber nada de vosotros y quería comprobar
“No sé, ha sido muy raro, pero creo que que- que estuvierais bien, así que no os molesto más. Si
acaso no volviéramos a vernos, ha sido un placer
«En efecto, antes de que conoceros…
1— INTRODUCCIÓN
L
os primeros reptiles aparecieron sobre la tierra hace unos 300 millo-
nes de años, en el periodo Carbonífero. A través de los rigores de la
evolución, algunos llegaron a ser más grandes, más inteligentes, y con
el tiempo a caminar erectos. Hace 275 millones de años aproximadamente,
durante el periodo Pérmico, aparecieron los primeros hombres serpiente.
Poco después de la Gran Guerra entre los Dioses, cuando los Arquetípicos
ya habían regresado al Elíseo, el Primigenio MenorYig, que toma la forma de
un enorme Hombre—Serpiente,o a veces,la de un descomunal Dragón oriental,
llegó a la Tierra desde el Planeta Zandanua, donde aún vive su hermano Rokon.
Yig fue el responsable de la creación de los reptiles y los insectos en la Tierra,
ayudándolos a evolucionar, para ser más grandes, más inteligentes y capaces
de caminar erectos.
El Primigenio Menor Yig, es considerado el Padre de todas las Ser-
pientes, y por ello los hombres serpiente le adoraron desde el principio.
Las leyendas cuentan que esos hombres serpiente establecieron su Pri-
mer Imperio en Valusia, una fértil tierra próxima al centro del superconti-
nente de Pangea, que comprendía lo que ahora es el sur de Europa, el Medi-
Texto: Eugenio Fraile terráneo y el Norte de África
Ilustración de cabecera: Stock.xchng Caminaban erguidos, ágiles y sinuosamente sobre miembros anteriores a
los de los mamíferos, curvando sus cuerpos sin pelo con gran flexibilidad. Se
comunicaban de forma siseante en voz alta mientras iban y venían bajo la luz
Weird Tales de Lhork 97
y la Alquimia, que en su apogeo llegó a gobernar
gran parte del mundo.
Curiosamente, los indios Lakota de las Gran-
des Llanuras de Norteamérica, llamaban «Han» a
la personificación de la Oscuridad. No se sabe con
certeza cuántas de estas leyendas son ciertas.
Los registros de los Antiguos y de la Gran Raza
de Yith que habitaron la Tierra al mismo tiempo,
dicen poco de estos primeros Hombres Serpiente.
En cualquier caso, cuando los dinosaurios empeza-
ron a alzarse sobre sus ancestros del Eoceno hace
unos 225 millones de años, el Primer Imperio cayó.
A pesar de que la antigua Civilización de Va-
lusia fue destruida, muchos de los Hombres
Serpiente sobrevivieron. Huyeron a las pro-
fundidades de la tierra, arrastrándose en ma-
drigueras ocultas en las colinas de Gales o a
las Cavernas de Yoth, hasta que el mundo vol-
viera a ser más propicio para su forma de vida.
La mayor de las Civilizaciones Subterráneas de los
Hombres Serpiente fue la de Yoth, localizada bajo
lo que ahora es América del Norte. Su proximidad
del día. Los Hijos de Yig compartían muchas carac- al Pozo de Ngoth, en Oklahoma, donde se dice
terísticas con las serpientes, particularmente con que está aprisionado Yig, lo hace especialmente sa-
la familia de las cobras, pero con algunas mejoras. grado. Durante más de 200 millones de años, los
Eran inteligentes, con extremidades, caminaban er- Hombres Serpiente habitaron allí. Su civilización
guidos y su sangre era caliente. se hundió y renació cientos de veces.
A pesar de que los Hombres—Serpiente casi Bajo la tierra se encontraba el Reino Subterrá-
no habían desarrollado el oído, el resto de sus neo de K’n—Yan, bañado por una luz azul. Debajo,
sentidos estaban muy agudizados. Su abanico vi- se encuentran las Cavernas de Yoth, bañadas por
sual era muy preciso adaptado particularmente al una luz rojiza.Y debajo de ésta, está la Oscura Ca-
movimiento. Unos pequeños orificios hundidos verna de N’kai, donde mora el Primigenio Ts-
cerca de las fosas nasales les proporcionan una athoggua.
primitiva visión de infrarrojos. El sentido del olfato Este imperio, apoyado en la hechicería y la al-
se basaba en el uso de sus lenguas bífidas, transfi- quimia, y en su apogeo habría gobernado una gran
riendo los componentes de un olor a ese órgano parte del mundo del Paleozoico. No se sabe con
altamente sensible. certeza cuantas de esas leyendas son ciertas. Los
Como muchas serpientes, los Hombres—Ser- registros de los Antiguos y de la Gran Raza de
piente poseían veneno e incluso podían escupirlo. Yith que habitaron la tierra al mismo tiempo di-
Algunas variedades de Hombres Serpiente tenían cen poco de esos primeros hombres serpiente.
ojos hipnóticos y la mayoría solía hibernar duran- Estos seres eran enormes conos iridiscentes de
te largos períodos de tiempo. unos tres metros de alto por tres de ancho en la
Muchos Hombres Serpiente practicaban la base, formados por una materia arrugada, escamo-
hechicería. Las habilidades de asumir la forma hu- sa y semirrígida. Desde su cumbre se proyectaban
mana, someter a los espíritus de los asesinados, y cuatro miembros flexibles y cilíndricos, cada uno
reanimar cuerpos eran los Poderes Mágicos más de ellos de unos 30 centímetros de ancho, y de
comunes de los Hombres Serpiente. una sustancia similar a la de los propios conos. Es-
Los Hombres Serpiente gozaban de una ex- tas extremidades se contraían a veces hasta casi
traordinaria longevidad y quizás podían alcanzar desaparecer, y a veces se extendían hasta una dis-
una aparente inmortalidad debido a sus prácticas tancia de unos 3 metros. Al final de dos de ellos
de brujería. Algunos pueblos de la antigüedad si- había enormes garras o pinzas. En el extremo del
guen hablando en sus leyendas y folclore de es- tercero había cuatro apéndices rojos a modo de
tos seres como inmortales. Las leyendas cuentan embudo. El cuarto tenía al final un amarillento glo-
que, con su poderosa magia, y la ayuda de la fa- bo irregular de unos 60 centímetros de diámetro
bulosa Corona de la Cobra, que permitía a su con tres grandes ojos oscuros distribuidos alrede-
dueño leer los pensamientos de cualquier criatu- dor de su circunferencia central. Sobre esta cabeza
ra y controlar su mente, los Hombres Serpiente había cuatro delgados tallos grisáceos dotados de
establecieron su Primer Imperio en Valusia. En apéndices que recordaban en su forma a las flo-
esa época, el Pueblo Serpiente erigió grandes res, mientras que de la parte inferior de la misma
Ciudades de Piedra que contenían laboratorios y colgaban ocho antenas o tentáculos verdosos. La
Templos dedicados a Yig, así como a su «herma- gran base del cono central estaba envuelta en una
na y compañera», Shub—Niggurath, y a su hijos, sustancia gris y gomosa que posibilitaba la loco-
Byatis, «El de la Barba de Serpientes»; y Han, «El moción de la criatura por medio de expansiones y
Oscuro». Fue un Imperio basado en la Hechicería contracciones.
98 Weird Tales de Lhork
En las profundidades de la tierra, escondiéndo- de aquella figura, en ese preciso lugar, había dos
se hasta que el mundo volviera a ser más hospita- brillantes estrellas, visibles a pesar de la oscuri-
lario de nuevo, los hombres serpiente llegaron a dad, dos brillantes estrellas que relucían ardientes
ser prodigiosos científicos, capaces de crear otras como si se tratase de ojos. Ithaqua tenía un culto
formas de vida a su antojo. La vida era lujosa, y se muy escaso, aunque muchos de los habitantes del
vivía con regocijo. Entonces, se descubrió lo que lejano norte le adoraban por el terror que inspi-
seria la perdición de Yoth, cuando exploradores raba. Puede que los hombres de Siberia y Alaska
curiosos del Pueblo Serpiente descubrieron el ca- hayan ofrecido sacrificios al Wendigo para evitar
mino a la oscura N’Kai. Allí encontraron grandes que éste apareciera por sus campamentos, pero
altares erigidos en honor al Dios Tsathoggua, el parece que el culto organizado de Ithaqua era más
Dios Sapo poseía un tremendo poder y enormes bien poco frecuente. Este Primigenio recibió una
conocimientos y muchos hombres serpiente deja- mayor adoración en la lejana tierra de Hiperbó-
ron a Yig para adorarle. Yig no vio con agrado que rea.
su pueblo le abandonase, y los maldijo. Los hom- Los Hiperbóreos humanos llegaron hace un
bres serpiente de Yoth degeneraron, perdiendo la millón de años y formaron una nueva civilización.
facultad de hablar, sus extremidades y su inteligen- Hace 750.000 años, también se fueron. En la actua-
cia. Volvieron a ser las serpientes que habían sido lidad lo únicos restos de Hiperbórea que perviven
hace milenios atrás. Solo los creyentes escaparon forman la actual Groenlandia. En la época de la
de la maldición de Yig. El alto sacerdote Sss’haa migración de los hombres serpiente, hace unos 5
condujo a los auténticos creyentes fuera de Yoth. millones de años, las condiciones también estaban
Viajaron a Hiperbórea, una tierra al norte, donde cambiando en la superficie. Los dinosaurios que
se asentaron bajo el Monte Voormithadreth. habían destruido el Primer Imperio hacia tiempo
En aquella época, las tierras del norte eran cá- que habían desaparecido. Los mamíferos habían
lidas y fértiles. Vastas junglas, llenas de vida exóti- empezado a ascender. En África, los primeros ho-
ca, donde los tigres dientes de sable y los últimos mínidos estaban evolucionando, llegando a ser los
dinosaurios, habitaban gran parte del continente. primeros antepasados verdaderos del hombre.
En las entrañas de la tierra, la gran civilización cien- Después de abandonar Hiperbórea, los Hombres
tífica de los hombres serpiente continúo prospe- Serpiente intentaron formar un reino sobre la re-
rando. Llegado este tiempo se habían convertido cientemente aparecida tierra de Lemuria. Desafor-
en despiadadas criaturas de gran inteligencia. No tunadamente se encontraron en conflicto con la
tenían moral, y su única ley era que la curiosidad nueva raza humana.
debía satisfacerse siempre. Los mayores descubri- Hacia el 500.000 AC, la población de Hombres
mientos de los Hombres Serpiente de Hiperbórea Serpiente de Lemuria había descendido. Huyen-
continuaron siendo en la ingeniería genética. do hacia el Sur, los Hombres Serpiente llegaron
Se cree que los voormis que controlaron la al continente de Thuria. Allí fueron finalmente ca-
superficie de Hiperbórea desde hace unos 3 mi- paces de reconstruir su Imperio. Lo llamaron el
llones de años aproximadamente fueron creación Segundo Imperio y tenía su capital en Valusia, una
suya. Eran criaturas que sólo se erguían a medias tierra llamada así a causa de una leyenda. Se lucha-
y sus cabezas peludas las llevaban a la altura de ron muchas guerras, pero finalmente los hombres
sus muslos y caderas, ladrando y chasqueando los del continente de Thuria fueron condenados a la
dientes como los perros. Sus extremidades esta- esclavitud.
ban rematadas en forma de garras. No obstante Algunos huyeron hacia reinos menos opresi-
la especial afinidad de los voormis con Tsathoggua vos, pero en el centro del mundo, los Hombres
muestra que incluso entre los supuestamente fie- Serpiente impusieron su mandato. Desafortunada-
les la mancha del Dios Sapo perduró, rebelándose mente para Los Hijos de Yig, la Era de los Reptiles
y abandonando a sus creadores. llego a su fin, y la Era de los Mamíferos había co-
Los Voormis obtuvieron la libertad, y se abrie- menzado ya. Los Hombres Serpiente podían opri-
ron paso hasta la superficie, luchando contra los mir a los humanos más primitivos, pero estaban
Gnoph-Kehs, monstruos con cuernos que cami- condenados por la marcha imparable de la evo-
naban sobre dos, cuatro o seis patas, y fundaron lución. Les llevo un millón de años o mas, pero
su propia civilización primitiva en la superficie de las primeras civilizaciones humanas surgieron: Ka-
Hiperbórea. Alejados de la Gente Serpiente que melia, Verulia, Grondor, Thule, Commoria, la
adoraba a Yig, los Voormis pudieron nuevamente Atlántida y Lemuria.
venerar a su Dios favorito, Tsathoggua, y muchos Después de cientos de guerras, el Segundo Im-
se fueron a vivir bajo tierra para estar más cerca perio de los hombres serpiente fue destruido. En
de su señor. Se desconoce la suerte exacta que lo sucesivo, Valusia fue gobernada por los huma-
corrieron los hombres serpiente de Hiperbórea. nos.
Hace 1’7 millones de años, los voormis fueron Algunos hombres serpiente huyeron al sur del
barridos por el frío de Ithaqua, «El que Camina Continente de Thuria para crear un nuevo reino,
en el Viento», otro Primigenio también conocido pero la mayoría se estableció bajo la superficie te-
como el Wendigo. rrestre, hibernaron o simplemente murieron.
Se parecía curiosamente a la silueta de un Los hombres serpiente que quedaban no
hombre de grandes dimensiones. Y donde tendría deseaban dejar su mando sobre el mundo.
que haber estado la parte superior de la cabeza Donde la fuerza había fallado, usaron en cam-
Weird Tales de Lhork 99
bio el engaño. Usando sus poderes de camufla- zó hacia adelante, sin otra idea en su enloquecida
je, reemplazaron a los humanos en los puestos mente que la de atacar. No era frecuente que Kull
de poder y gobernaron en su lugar. Durante olvidara su habilidad luchadora en su furia pri-
eones tuvieron éxito, pero un Atlante llamado mitiva, pero ahora pareció como si un eslabón se
Kull, que conquistó la corona del Reino de Va- hubiera roto en su alma, para llenar su mente de
lusia, finalmente los derrotó descubriendo sus un afán incontenible por matar y derramar sangre.
engaños: Se desembarazaba de un enemigo a cada estoca-
da que lanzaba, pero aquellos seres le rodeaban,
(Kull recorrió el salón con un rápido movimien- muy superiores en número, y Brule tuvo que pa-
to de su mirada. Sin lugar a dudas, aquí no había rar una y otra vez estocadas que habrían alcan-
posibilidad alguna de que se cometiera un acto de zado su objetivo. Permanecía agazapado junto al
traición. Había presentes diecisiete consejeros, a rey, esquivando y atacando con una fría habilidad,
todos los cuales conocía; cada uno de ellos había sin producir tantos estragos como ocasionaban los
abrazado su causa cuando ascendió al trono. mandobles y arremetidas de Kull, pero sin dejar
—Hombres de Valusia...—empezó a decir, a la por ello de ser menos efectivo con sus golpes y
manera convencional. embestidas cortas desde abajo.
Y entonces se detuvo, perplejo. Lo consejeros Kull lanzó una risotada de locura. Los horribles
se habían incorporado, como un solo hombre, y rostros se agitaban a su alrededor como una man-
avanzaban hacia él. No había hostilidad alguna cha borrosa y escarlata. Sintió que el acero se hun-
en sus miradas, pero sus actos resultaban muy día en su brazo y dejó caer la espada, trazando un
extraños en una sala del consejo. El primero ya arco relampagueante, que abrió una enorme bre-
había llegado cerca de él cuando Brule se ade- cha en el pecho de su enemigo. Luego, las brumas
lantó de un salto, encogido como un leopardo. se disiparon, y entonces se dio cuenta de que él y
—¡Ka nama kaa lajerama! Brule se hallaban solos sobre un montón de horri-
Su voz restalló, rompiendo el siniestro silencio pilantes figuras esparcidas por el suelo, inmóviles.
de la sala, y aquel primer consejero retrocedió, lle- —¡Por Valka! ¡Qué matanza! —exclamó Brule
vándose rápidamente la mano a la túnica. Brule limpiándose la sangre de los ojos.)
saltó como un resorte y el hombre se precipitó de
cabeza hacia la espada desenvainada del picto, y —Fragmento de «El Reino de las Som-
cayó ensartado mientras su rostro se desvanecía bras», de Robert E. Howard, publicado en
y se transformaba en la cabeza de una poderosa 1929.—
serpiente.
—¡Atacad, Kull! —rugió la voz del picto— ¡To- Fue en el 18.000 AC. Poco después del reinado
dos ellos son hombres serpiente! de Kull, un gran cataclismo golpeo el continente
Lo demás fue una escena llena de sangre. Kull de Thuria. Fue el comienzo del fin para el reino del
vio cómo aquellos rostros familiares desaparecían sur de los hombres serpiente. Ciento quince años
y sus lugares eran ocupados por horribles cabezas después, los supervivientes de Lemuria, endureci-
reptilianas, en el momento en que todo el grupo se dos por siglos de desastres y esclavitud, cayeron
lanzó hacia adelante. Había un gran desconcierto sobre las ciudades de los hombres serpiente que
en su mente, pero su cuerpo no le falló. habían sobrevivido al cataclismo. El reino meridio-
El silbido de su espada llenó la estancia, y el nal (del sur) de los hombres serpiente fue destrui-
grupo que se precipitaba contra él se transformó do.
en una oleada rojiza. Pero los que quedaron volvie- Sin embargo, Estigia, el país humano surgido de
ron a atacar, aparentemente dispuestos a entregar sus cenizas, mantendría muchas de sus creencias,
sus vidas con tal de eliminar al rey. Unas espan- incluyendo la adoración a Yig, que los estigios lla-
tosas mandíbulas se abrieron ante él; unos ojos maron Set.
terribles miraron a los suyos, que devolvieron la mi- Los últimos restos de los hombres serpiente
rada sin parpadear; un olor fétido y nauseabundo huyeron más al sur, deteniéndose sólo cuando
impregnó la atmósfera, el olor de la serpiente, que alcanzaron el océano. Aquí, fundaron una última
Kull había conocido en las selvas del sur. Las espa- ciudad, Yanyoga. No tuvo la grandeza de ninguna
das y las dagas se precipitaron hacia él, y apenas de sus predecesoras. Subsistió durante miles de
fue consciente de que le herían. años, pero en el 10.000 AC también fue destruida,
Pero Kull se hallaba ahora en su elemento. por un cimerio descendiente de Kull, de nombre
Nunca, hasta ahora, había tenido que enfrentarse Conan, que conquistó el trono de la nación más
con enemigos tan crueles, pero eso le importaba poderosa de su época, Aquilonia, coronándose
bien poco; eran seres vivos, por sus venas corría la rey por la fuerza de su espada. Desde entonces,
sangre que podía derramarse y murieron uno tras la historia del mundo apenas se ha visto afectada
otro cuando su gran espada les arrancó las cabe- por los hombres serpiente. Siguen escondidos, ha-
zas de un tajo o les atravesó los cuerpos. (...) bitando en las más profundas cavernas, algunas ve-
El rey se dejó llevar por su afán de lucha, com- ces escondiéndose entre nosotros, pero su poder
batiendo según el terrible estilo atlante que bus- ha sido destruido.
ca la muerte para enfrentarse con la muerte; no
hizo el menor esfuerzo por evitar las acometidas
y las cuchilladas, se mantuvo firme, y hasta se lan-
100 Weird Tales de Lhork
2— LOS HOMBRES SERPIEN-
TE EN EL MUNDO MODERNO
Se pueden encontrar cuatro grandes clases de
hombres serpiente en el mundo moderno: Los
Degenerados, los Ocultos, los Soñadores, y los
Durmientes.
Los Degenerados se han retirado al subsue-
lo y afectan muy poco al mundo moderno. Algunos
se han degradado a causa de cruces con humanos,
mientras que otros simplemente han sufrido un
proceso involutivo.Varias subespecies han perdido
sus extremidades, su inteligencia, e incluso su ca-
pacidad para hablar.
Los más conocidos son los llamados Gusa-
nos de la Tierra, que pueden seguir teniendo
asentamientos bajo Gales y Escocia. También
entran en esta categoría Los Antiguos del Va-
lle Perdido, en el Sudoeste Americano, y los Repasemos ahora los elementos más significa-
Reptantes de la Ciudad Sin Nombre, en tivos del Pueblo Serpiente.
Oriente Medio, que también son hombres ser-
piente degenerados. Erguidos no medían más
de 1´50 m. Su cuerpo era delgado y deforme, 3— EL PUEBLO SERPIENTE
y su cabeza desproporcionadamente grande.
Cabellos lacios y serpentinos caían sobre un Los hombres serpiente fueron el resultado na-
rostro inhumanamente cuadrado, de labios tural de la evolución de los reptiles. Compartían
fláccidos y retorcidos que dejaban ver colmi- muchas características con las serpientes, parti-
llos amarillentos, aletas nasales planas y gran- cularmente con la familia de las cobras, pero con
des ojos rasgados y amarillos. Estas criaturas cuatro características evolucionadas.
podían ver en la oscuridad igual que todas las Son inteligentes, tienen extremidades, caminan
de su abominable especie. erguidos, y tienen sangre caliente. A pesar de que
Siglos de acechar en oscuras cavernas habían los hombres serpiente casi no han desarrollado
proporcionado a la raza atributos terribles e in- el oído, el resto de sus sentidos son muy agudos.
humanos. Pero el rasgo más repelente era su piel: Su abanico visual es muy preciso, y esta particu-
escamosa, amarilla y moteada, como la piel de una larmente adaptado al movimiento. Unos hoyuelos
serpiente. Un taparrabos hecho a partir de una cerca de las fosas nasales de los hombres serpien-
piel de serpiente le cubría la ingle y sus manos con te les proporcionan una primitiva visión de infra-
garras aferraban una corta lanza de piedra y un rrojos.
martillo de aspecto siniestro hecho con peder- Este sentido es el más desarrollado entre los
nal afilado. («People of the Dark». Robert E. Degenerados del subsuelo. El sentido del olfato
Howard). de los hombres serpiente es complementado por
Los Ocultos tienden a esconderse en la so- su órgano de Jacobson. Usando sus lenguas bífi-
ciedad humana, usando sus poderes de engaño das, los hombres serpiente pueden transferir los
para parecerse a los hombres. La mayoría de los componentes de un olor a este órgano altamente
Ocultos son grandes hechiceros que han vivido sensible.
durante milenios. Dos poderosos escondidos son Como muchas serpientes, los hombres ser-
el ingeniero genético Ssruthaa y el gran sacerdote piente poseen veneno. Ciertas subespecies pue-
Ssathasaa. den incluso escupir su veneno, como hace la co-
Los Soñadores son hombres serpien- bra escupidora de África. Algunas variedades de
te que escaparon hace ya mucho tiempo a las los hombres serpiente tienen ojos hipnóticos. La
Tierras del Sueño. Huyeron a esa tierra a tra- mayoría puede hibernar durante largos periodos
vés de las Bóvedas de Zin cuando Yig maldi- de tiempo. Muchos hombres serpiente son hechi-
jo Yoth hace mucho tiempo. En consecuencia, ceros. Las habilidades de asumir la forma humana,
muchos de los hombres serpiente de las Tie- someter a los fantasmas de los asesinados, y reani-
rras del Sueño siguen adorando a Tsathoggua. mar cuerpos son los poderes mágicos más comu-
Los Durmientes son hombres serpiente que nes de los hombres serpiente.
han hibernado durante miles de años y se están Lo mas importante, los hombres serpiente
despertando ahora. Ellos creen que el Final está son o bien extraordinariamente longevos o bien
cerca, y que muy pronto fundarán su tercer y últi- inmortales. Sigue habiendo muchos vivos que han
mo imperio. De todos los hombres serpiente, los visto el paso de los milenios.
Durmientes son los más peligrosos. Son extrema- En su apogeo, los hombres serpiente fueron
damente poderosos, y no recuerdan las amargas grandes científicos. Son más conocidos por sus
derrotas que erradicaron a su raza hace mucho creaciones alquímicas de substancias tóxicas y
tiempo. por su manipulación genética de muchas formas
Weird Tales de Lhork 101
de vida. Los voormis de Groenlandia y los gyaa-yo- Lin Carter
thn de K’n-yan todavía conservan las marca de la — “La Venganza de Yig”, por Lin Carter
manipulación a que les sometieron los hombres — “Donde un Dios Pisará”, por Scott David
serpiente. En el mundo moderno, solo algunos Aniolowski
Ocultos y Durmientes recuerdan su tecnología. La — “Los Gusanos de la Tierra”, por Robert E.
mayoría han caído de nuevo en la bestialidad o en Howard
la práctica de la hechicería. — Ithaqua (el Wendigo) “El que camina en el
En el mundo moderno, la sociedad de los viento”. The Wendigo, Algernon Blackwood; The
hombres serpiente casi ha desaparecido. Algunos gods, Lin Carter; Ithaqua, August Derleth; The
Degenerados y Soñadores viven en primitivas so- thing that walked on the wind, Brian Lumley
ciedades basadas en clanes, pero la mayoría de los
hombres serpiente residen entre los humanos. En
su mejor momento, se decía que la sociedad de ILUSTRACIONES:
los hombres serpiente fue casi anarquista, una so-
ciedad independiente de individuos. — Archivo Círculo de Lhork.
El principal dios de los hombres serpiente es — El Primigenio Yig:
Yig, su creador. Se le conoce por muchos nom- http:://img.zonafandom.com
bres, entre ellos Damballah, Kukulkan, Quetzal- — Mapa de Valusia. Edad Thuria.:
coatl, y Set. Yig usualmente se parece a un hu- Ilustración de Tim A. Kirk para Marvel Comics
mano con rasgos serpentinos, pero en algunas © 2004
formas parece una serpiente gigante. De acuerdo — Tsathoggua:
con las leyendas, Yig esta prisionero en la Fosa http://zafro.free.fr/download/
de Ngoth, bajo K’n—yan. En el pasado, los huma- — Gran Raza de Yith:
nos aprendieron como adorar a Yig de los hom- http://www.sectarios.org/wiki/images/5/5f/
bres serpiente. Entre los conversos estuvieron — Ithaqua:
los aqueronios, habitantes del reino de Aqueron http://foro—lovecraft—mexico.lefora.com/
o Acheron, y los estigios de la Edad de Hyboria, — Ilustración Hombre y serpiente en-
los Indios Americanos, y la gente de K’n—yan. En trelazados:
la actualidad, la Madre de las Serpientes, una Frank Frazetta
humana que ha renacido de las pieles de otras, — Cubierta “Kull. Exilie of Atantis”. Rob-
es una de las sacerdotisas de Yig más poderosas. ert e. Howard
Algunos hombres serpiente también adoran a Justin Sweet.
otros dioses ofidios, incluyendo al Oscuro Han — Ilustración Rey Kull:
y a Byatis. Marvel Cómics. http://poderfriki.blogspot.
Cuando habitaban Yoth, un número de hom- com/2009/04/kull-contra-los-malvados-hombres.
bres serpiente se convirtieron a la adoración del html
Dios Sapo Tsathoggua. Yig castigo a su pueblo por — Rey Conan a caballo y el dragón:
esto, maldiciéndoles con la involución. Solo unos http://cdn.extracine.com/files/2008/07/
pocos de los adoradores de Tsathoggua escapa- — Rey Conan en su trono:
ron, huyendo a través de las Bóvedas de Zin a las akiranuse.blogspot.com
Tierras del Sueño. Pero volverán…. —Cubierta ·People of the Dark”. Robert
E. Howard. http://img1.fantasticfiction.co.uk/im-
ages/c3/c17513.jpg
BIBLIOGRAFÍA:
— Archivos «Círculo de Lhork» y «Weird Ta-
les de Lhork»
— «Conan de Aquilonia», por L. Sprague de
Camp & Lin Carter
— «Conan el Bucanero», por L. Sprague de
Camp & Lin Carter
— “La Maldición de Yig”, por H. P. Lovecraft &
Zealia Bishop
— “La Edad Hyboria”, por Robert E. Howard
— «El Kit del Guardián» (Keeper’s Compen-
dium), por Keith Herber
— “Legiones de las Sombras”, por Karl Edward
Wagner
—“El Túmulo”, por H. P. Lovecraft & Zelia
Bishop
— “Los Siete Gases”, por Clark Ashton Smith
— “El Reino de las Sombras”, por Robert E.
Howard
— “Thongor y el Hechicero de Lemuria”, por
102 Weird Tales de Lhork
José Francisco Sastre García
ROBIN HOOD
ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD
EL MITO
R
obin Hood es uno de esos personajes que han entrado a formar
parte del mito con una fuerza tan arrolladora que ha trascendido el
tiempo para instalarse en el ideario anglosajón y, por extensión, en el
colectivo mental y emocional de la humanidad; al igual que otros como Artu-
ro, Sherlock Holmes, Drácula o Tarzán, por citar tan sólo algunos de ellos, su
espíritu pervive a pesar del tiempo transcurrido desde su génesis, allá por los
siglos XIII ó XIV. Pero, ¿qué o quién es Robin Hood?
Al margen de que haya sido un sujeto real o no, y acerca de tal ase-
veración se ha investigado mucho y profundamente sin llegar más que a la
conclusión de que probablemente existió alguien que dio origen a la leyenda,
la figura del arquero de Sherwood es mucho más que la de un bandido: es
el paradigma del buen ladrón, del luchador contra la injusticia y el abuso
de poder en un momento convulso en que los normandos habían invadido
Inglaterra y sojuzgado a sus habitantes, acabando con la nobleza para instau-
rar la suya propia. Normas distintas, costumbres distintas, incluso una lengua
distinta, el francés, unidas a los abusos que inicialmente habían cometido los
conquistadores con el pueblo sajón (que, a su vez, invadió las islas allá por el
siglo IV ó V d.C. desplazando a los anglos y las tribus celtas asentadas en el
momento histórico en que tal vez podría situarse el origen de la leyenda de
otro mito, el Rey Arturo), hacían necesario que alguien se levantara contra tal
barbarie y pusiera las cosas en su sitio…
Asimismo, la figura mítica trasciende más allá de este mero concepto:
como proscrito declarado, se convierte en habitante de los bosques, adqui-
riendo a su vez una cualidad semimágica, en parte sobrenatural, obtenida del
entorno en el que se mueve, plagado por el imaginario medieval de hadas,
duendes, trasgos y mil maravillas más. De hecho, uno de los detalles que apo-
yan esta idea es, precisamente, el atuendo verde con el que tradicionalmente
ha sido representado, al igual que otro personaje también altamente mágico
y de sobras conocido, Peter Pan. La irrupción de la doncella Marian en este
entorno como probable representación de la madre tierra, de alguna pagana
diosa de la fertilidad y de la naturaleza, no hace más que reforzar esta idea
Texto: José Francisco Sastre García de magia y religiosidad, de un cierto sincretismo entre cristianismo y paga-
Ilustración de cabecera:Wikimedia Commons nismo…