La Formación de Habilidades Emprendedoras en los

Estudiantes de Ingeniería
Alejandro Valencia Arias1

Resumen – Las tendencias actuales de la ingeniería están orientadas hacia un enfoque multidisciplinar como vía para resolver
problemas cada vez más complejos. Como respuesta a estos desafíos, las universidades están reorientando la educación que
ofrecen a sus estudiantes de ingeniería, ya que el entorno para la práctica de este campo seguirá experimentando una importante
metamorfosis impulsada por la competencia en mercados internacionales de alta tecnología. Así, los nuevos ingenieros deberán
ser una combinación de destreza técnica y espíritu empresarial.
Para la realización de este trabajo se llevó a cabo un proceso de búsqueda y revisión de la bibliografía de fuentes secundarias
relacionadas con programas de emprendimiento desarrollados en facultades de ingeniería, exponiéndose su importancia,
descriptores, procesos de evaluación y casos exitosos en educación empresarial.
Se concluye que la influencia de la ingeniería en los procesos de emprendimiento ha sido frecuentemente ignorada en los
programas que fomentan el espíritu empresarial, olvidando que desde un enfoque ingenieril se desarrolla un proceso de
innovación significativamente mejorado y más sólido mediante la adopción de una mentalidad que incluye procesos estocásticos,
lo cual mejora las probabilidades de éxito y conduce a un proceso de desarrollo empresarial más estructurado.
Palabras claves – Creación De Empresas, Enseñanza Del Emprendimiento, Ingeniería Empresarial, Habilidades Empresariales.

Formation of Entrepreneurial Skills in Engineering Students

Abstract – Current trends in engineering are oriented towards a multidisciplinary approach as a way to solve increasingly
complex problems. In response to these challenges, universities are refocusing the education offered to engineering students,
since the environment for the practice of this field will continue experiment a major metamorphosis driven by competition in high
technology international markets. Thus, the new engineers should be a combination of technical skills and entrepreneurship.
To carry out this work it was conducted a search process and a review of literature of secondary sources related to
entrepreneurship programs developed in engineering schools. This work exposes the importance and assessment processes of
entrepreneurship education as well some successful cases in it.
It was concluded that the influence of engineering in entrepreneurship´s processes has been often ignored in programs that
promote entrepreneurship. These programs don´t consider that the engineering approach is developing a significantly improved
and more solid innovative process by adopting a mentality that includes stochastic processes, which enhances the chances of
success and leads to a more structured business development process.

Keywords – Entrepreneurship, Teaching Entrepreneurship, Engineering Entrepreneurship, Business Skills.

ingeniería han sido lentas para incorporar cursos de espíritu

INTRODUCCIÓN
Para D'Cruz y Tech (2007) los acontecimientos que
emergen de las organizaciones exitosas, incluidas las
universidades, indican que una de las fuentes de poder en una
economía del conocimiento está en la combinación de destreza
técnica y espíritu empresarial; en este sentido, los autores
plantean que los ingenieros de gran éxito no son sólo
académicamente astutos, sino que también poseen habilidades
empresariales; sin embargo, se observa que las escuelas de
empresarial en sus programas curriculares. Lo anterior, se
debe a que tradicionalmente los ingenieros en las diversas
disciplinas han sido entrenados para resolver los problemas
explícitos, como la búsqueda de las soluciones de n-
ecuaciones con n-incógnitas. En este tipo de problemas toda la
información requerida y su solución requieren la aplicación de
una estrategia específica aplicada a problemas de un
determinado tipo; sin embargo, la naturaleza de la economía
actual implica que los tipos de problemas que los ingenieros

1
Alejandro Valencia Arias. Facultad de Minas. Universidad Nacional de Colombia – Sede Medellín. Grupo de investigación en “Innovación y gestión
tecnológica”. Ingeniero Administrador y estudiante de Maestría en Ingeniería de Sistemas. Email: javalenca@unal.edu.co
Note. The manuscript for this paper was submitted for review and possible publication on Sep. 10, 2011, and accepted for publication on Nov. 28, 2011.
This paper is part of the Latin American and Caribbean Journal of Engineering Education, Vol. 5, No. 2, pp. 15-23, 2010. © LACCEI, ISSN 1935-0295

LATIN AMERICAN AND CARIBBEAN JOURNAL OF ENGINEERING EDUCATION, Vol. 5(2), 2011 15
deben resolver no se estructuran de esta manera.
Por otro lado, identificar oportunidades de negocio y tener
confianza en las habilidades personales para crear una
empresa puede ser mejorado mediante la educación y la
formación en emprendimiento, lo que sugiere que las personas
con más educación tienen más probabilidades de crear una
nueva empresa (Urban, 2006; Papayannakis et al, 2008); sin
embargo la eficacia de la educación empresarial para influir en
la elección de alternativas a favor del emprendimiento es un
tema que sigue siendo sometido a pruebas empíricas
(Byabashaija & Katono, 2011).
En este contexto es importante mencionar el concepto de
emprendedor propuesto por Nichols y Armstrong (2003),
quienes lo definen como “quien organiza, administra y asume
el riesgo de un negocio, empresa o nueva tecnología”. Esta
definición lleva implícito el requerir la investigación, el
análisis, el desarrollo, el diseño y la evaluación de nuevas
tecnologías desde las facultades de ingeniería. Ahora, el
cuestionamiento radica en la forma en que los programas de
enseñanza de emprendimiento en la ingeniería ofrecen
material específico de apoyo a quien asume el riesgo de crear
empresa (Nichols y Armstrong, 2003). Para esto, el ingeniero
requiere un conjunto de habilidades nuevas, más allá de su
formación técnica, siendo así profesionales más integrales al
incorporar habilidades empresariales y tener mayor destreza
para entender los problemas de factores no técnicos y
humanos que afectan las decisiones ingenieriles; por lo tanto,
el emprendimiento no solo implica capacitar a los individuos
para generar empresas sino que abarca el entrenamiento para
generar nuevas ideas y estrategias para aprovechar nuevas
oportunidades, ayudando a definir escenarios adecuados para
el desarrollo de nuevos proyectos.
Es así como las fronteras entre las disciplinas de ingeniería
están desapareciendo, y la práctica de la ingeniería tiende
rápidamente hacia una orientación intrínsecamente
multidisciplinar con el fin de resolver problemas cada vez más
complejos. Es por esto que para poder responder a estos
desafíos, la educación que se ofrece a los estudiantes de
ingeniería debe cambiar, ya que el entorno para la práctica de
ingeniería seguirá experimentando una metamorfosis
impulsada por la competencia internacional en mercados de
alta tecnología, la globalización de la industria, globalización
de los servicios y el impacto de las tecnologías de la
información, entre otros aspectos.
IMPORTANCIA DE LA ENSEÑANZA DE HABILIDADES
EMPRESARIALES EN INGENIERÍA
Es cada vez más frecuente encontrar un gran número de
instituciones universitarias que han implementado programas
para la formación en habilidades empresariales. Este
crecimiento de la formación en emprendimiento puede
considerarse como el reconocimiento de la importancia del
espíritu empresarial y de la necesidad de formación
profesional en este campo (Rasmussen & Sorheim, 2006); sin
embargo, el papel activo que deben jugar las universidades
debe ir acompañado de estrategias e iniciativas que fomenten
la adquisición de competencias necesarias para promover la
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creatividad, flexibilidad y capacidad de adaptación en los
estudiantes universitarios.
A pesar de esto, el campo de "la enseñanza del espíritu
empresarial" en las escuelas de negocios aún se sigue
dividiendo en cuanto a si el espíritu empresarial se puede
enseñar o no; los que favorecen el espíritu empresarial como
una disciplina académica independiente, lo ven como un
distintivo que permite la creación de riqueza, mejora la
productividad de una región, incrementa el empleo y ofrece
una dimensión más innovadora al entorno (D'Cruz y Tech,
2007). En este contexto Kuratko (2005) y Katz (2007) afirman
que cada vez hay más apoyo a la iniciativa empresarial como
una disciplina que puede ser enseñada y aprendida.
Es así como las universidades contribuyen a la formación
en iniciativa empresarial de forma indirecta (a través de la
educación de los individuos) y de forma directa (mediante la
comercialización de la investigación), la cual constituye una
fuente de ideas e invenciones con potencial comercial que está
lejos de ser plenamente utilizada en la mayoría de las
instituciones (Rasmussen & Sorheim, 2006), las cuales para
ser entendidas como instituciones emprendedoras debe
consolidarse como organizaciones flexibles que interactúan
con su entorno social y económico, adaptándose a los cambios
y buscando recursos adicionales de financiación, por lo que se
necesaria una fase de transformación no sólo en cuanto a
objetivos y estrategias de la universidad, sino en su propia
cultura institucional (Millet et al., 2008).
Se observa que la propensión de los estudiantes
universitarios a escoger el emprendimiento como destino
profesional es todavía escaso en comparación con otras
alternativas, situación que lleva a cuestionarse sobre el papel
que debe desempeñar la universidad como motor del proceso
de aprendizaje del estudiante como futuro emprendedor; en
este aspecto, se considera que la universidad debe desempeñar
tres roles complementarios: un papel estimulante (enfoque
psicológico); un papel promotor (enfoque sociocultural e
institucional) y un papel formador (enfoque gerencial)
(Benavides, Sánchez y Luna, 2004); sin embargo, se debe
considerar que el enfoque de una universidad hacia el
emprendimiento debe ir acompañada de una transformación
de sus servicios y un impulso a la innovación y flexibilidad de
la organización que permita una mayor interacción con el
entorno social y económico.
En este ámbito la Sociedad Americana para la Educación
en Ingeniería (ASEE) recomienda un cambio en la enseñanza
de la ingeniería para abordar directamente las necesidades de
una economía global y para fomentar la comprensión de la
relación entre las operaciones de ingeniería y negocios en la
formación profesional ingenieril; sin embargo, los estudiantes
de ingeniería son rara vez expuestos a la perspectiva
empresarial; y por el contrario, la mayoría de planes de
estudio de los programas de ingeniería han sido dominados
por el diseño y construcción de proyectos con énfasis en la
excelencia técnica, excluyendo la instrucción en habilidades y
herramientas para facilitar la comprensión de las fuerzas del
mercado (Dabbagh y Menascé, 2006).
Esto puede deberse a que en las grandes empresas, los
altos niveles de creatividad y generación de ideas innovadoras
no han sido vistos como elementos concernientes al papel del
ingeniero, lo cual constituye una falencia, ya que para
competir en un mercado lleno de cambios tecnológicos
acelerados, ciclos más cortos de vida del producto, reducción
de personal, entre otros; los ingenieros necesitan reinventarse
hacía un enfoque más empresarial (D'Cruz y Tech, 2007).
En esta misma línea de ideas, el papel de un ingeniero ha
evolucionado de un inventor independiente y autosuficiente a
un miembro de un equipo interdisciplinario de las empresas, lo
cual se evidencia en la reducción que se ha producido en las
grandes organizaciones, generando que un creciente número
de graduados de ingeniería estén encontrando empleo en las
pequeñas empresas, las cuales requieren una amplia gama de
habilidades y conocimientos más allá de una ciencia sólida y
de experiencia en ingeniería. Por lo tanto, es deber de las
universidades formar ingenieros con los conocimientos y
habilidades para identificar oportunidades, entender las
fuerzas del mercado y comercializar nuevas tecnologías
(Duval, Reed y Haghighi, 2010).
Se observa entonces que la universidad como institución se
está moviendo hacia un paradigma más empresarial, tomando
conciencia que la actividad económica está influenciada por la
red de relaciones sociales y las instituciones en las que se
incluye el individuo u organización (Kenney y Richard, 2004).
A pesar de esta tendencia en las universidades, se observa que
si bien en la actualidad un número creciente de estudiantes de
ingeniería están siendo expuestos a la educación empresarial,
las investigaciones aún no han examinado la relación entre
estos resultados de aprendizaje o su influencia, sobre las
actitudes de los estudiantes, los comportamientos, las metas
profesionales, o la competencia profesional. Se supone que el
espíritu empresarial a través de planes de estudios bien
diseñados puede aumentar la competencia en estas áreas; sin
embargo, son pocas las investigaciones en el campo de la
enseñanza de la ingeniería que han puesto a prueba esta
suposición. Esto se puede deber, entre otras cosas, a las
siguientes razones: 1) la integración de la educación
empresarial en el currículo de la ingeniería es un esfuerzo
relativamente nuevo, 2) existe una falta de coherencia entre
los modelos de programas, las instituciones donde se originan
y sus enfoques pedagógicos y 3) la definición del
emprendimiento como un proceso continuo y transversal
(Duval, Reed y Haghighi, 2010).
En el ámbito personal, la ubicación del estudiante de
ingeniería en la posición de quien toma las decisiones en su
propia compañía lo incentiva a desarrollar mejor las
competencias profesionales necesarias en su futuro puesto de
trabajo. Esto también permite entender mejor las necesidades
del cliente teniendo presente que la práctica de la ingeniería
tiene un impacto inherente e inevitable en la sociedad
(Nichols y Armstrong, 2003). Por otro lado, la aparición de
spin-offs (empresas nuevas generadas a partir de centros de
investigación universitarios) genera puestos de trabajo
altamente cualificados y demuestra fuertes efectos
económicos; es así como con el conocimiento y la innovación,
las universidades están buscando la manera de desempeñar un
mayor papel en el desarrollo económico regional, educando
ingenieros con perfil innovador e ideas empresariales de base
tecnológica (O'Shea et al, 2007).
LATIN AMERICAN AND CARIBBEAN JOURNAL OF ENGINEERING EDUCATION, Vol. 5(2), 2011
En este punto se han dado crecientes discusiones sobre la
capacitación en iniciativa empresarial como una forma de
aumentar la capacidad innovadora, y al mismo tiempo,
aumentar el éxito de las empresas a través de la creación de
nuevas unidades de negocio. Una capacitación adecuada en
este aspecto representa desafíos educativos tanto a nivel
práctico como teórico, ya que las empresas necesitan
directrices para dirigir recursos hacia el establecimiento de
estrategias eficaces de crecimiento; en este mismo plano, la
academia debe reevaluar la manera de propiciar y estructurar
un entorno en el que prospere el espíritu empresarial de los
ingenieros (Ziyae y Zainal, 2009).
De igual forma, se ha hecho hincapié en la existencia de
una subcultura empresarial como factor influyente en el éxito
empresarial; un ejemplo de esto es el Silicon Valley, que
apoya la idea de que los empresarios se alimentan entre sí de
manera sinérgica y crean su propio entorno dinámico. Por otro
lado, las incubadoras y las organizaciones de apoyo al
emprendedor fortalecen estas capacidades y habilidades
(D'Cruz y Tech, 2007).
Lo anterior muestra que la educación empresarial está
formada por todo tipo de experiencias que dan a los
estudiantes la capacidad y la visión sobre cómo acceder y
transformar las oportunidades, lo cual va más allá de la
creación de empresas, ya que también se trata de incrementar
la capacidad de los estudiantes para anticipar y responder a los
cambios sociales; por lo tanto, la educación empresarial debe
orientarse hacia una formación que permita a los estudiantes
desarrollar y utilizar su creatividad e iniciativa, preparando a
los ingenieros titulados para trabajar en ambientes que
cambian rápidamente como consecuencia del mercado global
competitivo.
Es así, como estimular el espíritu empresarial innovador y
orientado al crecimiento se convierte en un reto económico y
social clave para las universidades, ya que éste se ha
vislumbrado como un requisito esencial para el crecimiento
económico, el desarrollo y la generación de nuevas fuentes de
empleo (Refaat, 2009).
ALGUNAS DIRECTRICES PARA ELABORAR PROGRAMAS DE
EMPRENDIMIENTO EN INGENIERÍA
Constantemente se argumenta que un mayor nivel de
conocimientos adquiridos en emprendimiento incrementan la
percepción de viabilidad en la creación y desarrollo de una
nueva empresa (Espíritu & Sastre, 2007); sin embargo, se
observa que las intenciones ocupan también un papel
preponderante en este proceso ya que se constituyen como el
mayor factor predictivo de cualquier comportamiento previsto,
incluido el espíritu empresarial; es así, como diversos modelos
de intención se han utilizado para comprender el proceso de
creación empresarial a nivel del emprendedor, encontrándose
que mientras que los rasgos de personalidad no son fácilmente
influenciables, los conocimiento que deben tener para
desempeñarse como nuevo empresarios si puede ser
transmitido (Urban, 2006) y puede ser fácilmente permeado
cuando el emprendedor registra una alta necesidad de logro,
un deseo de autonomía y una propensión a tomar riesgos
(Byabashaija & Katono, 2011), por lo que una universidad con
17
orientación emprendedora debe ser una institución que adapta
la mentalidad emprendedora en su organización y procesos
académicos de forma que la educación empresarial esté
disponible para todos los estudiantes universitarios,
independiente de la orientación de sus carreras.
En este sentido, desde diversas perspectivas se ha
destacado la importancia del emprendimiento empresarial
orientado hacia la ingeniería, sustentando que el ingeniero
contemporáneo debe ser capaz de: (a) comunicarse
efectivamente, oralmente y por escrito, (b) ser capaz de
trabajar en equipos multidisciplinarios, (c) ser capaz de
observar los problemas desde un enfoque global y multilateral,
(d) fomentar un espíritu empresarial, y (e) ser sensible a su
entorno cultural, social y económico (Dabbagh y Menascé,
2006). Todo esto muestra que los graduados en ingeniería
requieren una amplia gama de habilidades y conocimientos
más allá de los técnicos, y entre estas habilidades se
encuentran las habilidades empresariales.
Ligado a esto, las empresas han cambiado su estrategia
hacia las unidades de negocio, generando una mayor
implicación de personal en la gestión de una empresa y un
cambio en el direccionamiento de las mismas. Es por esto que
los ingenieros ya no se centran sólo en las actividades de
ingeniería, sino que también tienen que lidiar con
direccionamientos administrativos frente a la toma de
decisiones en finanzas, marketing y gestión empresarial; lo
cual requiere de otras habilidades que deben complementar los
conocimientos básicos en ingeniería (Bonnet et al, 2006).
Además, se debe mencionar que el emprendimiento
permite que los esfuerzos empresariales de alta tecnología
llevados a cabo por ingenieros, sean más deterministas que
estocásticos, mejorando en gran medida las posibilidades de
éxito empresarial; de esta forma, la enseñanza del espíritu
empresarial ofrece como ventaja evitar los errores y juicios
erróneos realizados por personas que han emprendido
previamente (D'Cruz y Tech, 2007), por lo que un curso de
emprendimiento no debe dar respuestas sino generar
mecanismos para que los estudiantes las generen por si solos
de modo que se proporcione un proceso de aprendizaje más
auto-regulado que les permita desarrollar metas de
aprendizaje, encontrándose más motivados e interesados en
alcanzar sus propósitos.
El espíritu empresarial consiste en el nexo de dos
fenómenos: la presencia de oportunidades lucrativas y la
presencia de individuos emprendedores, por lo que es
necesario equilibrar el desarrollo creativo con la incorporación
de habilidades empresariales. Un ingeniero se supone que es
dotado de un cierto volumen de conocimientos y en
consecuencia, se enfrentará a la elección de la mejor manera
de apropiarse de la rentabilidad económica de ese
conocimiento; así, los futuros ingenieros tienen que ser
entrenados para reconocer y desarrollar nuevas tecnologías y
adaptarlas al mercado (Refaat, 2009), es por esto que los
programas de emprendimiento deben inspirar a los estudiantes
para verse a sí mismos como poseedores de la capacidad
emprendedora, mediante el incentivo a la autoeficacia y la
confianza en sus capacidades, habilidades y conocimientos
adquiridos.
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En cuanto a la implantación de la enseñanza del espíritu
empresarial, se observan algunos problemas específicos
alrededor de la existencia de dificultades en el diseño
interdisciplinario de los planes de estudio debido a la rigidez
estructural y al conservadurismo respecto al perfil del
profesional. Además, los cursos de emprendimiento se ofrecen
de forma independiente al pensum profesional a pesar del
esfuerzo sistemático que se está llevando a cabo para
integrarlos en un marco más coherente (Papayannakis et al,
2008).
En estos términos, un rápido vistazo a las misiones de las
escuelas de ingeniería pone de manifiesto que muchas se han
comprometido a educar a los futuros líderes empresariales;
pero, siendo éste uno de sus principales objetivos, se observa
que es poca la atención prestada en cuanto al significado de
este liderazgo y a la forma como puede ser alimentado
(Graham, 2009), una forma de fortalecer este aspecto se
observa en facultades de ingeniería que brindan un enfoque de
empoderamiento a sus estudiantes, donde muchos programas
son parcialmente gestionados por ellos mismos, buscando
generar ingenieros capaces de operar con eficacia en
circunstancias exógenas a su profesión. Con estas medidas se
espera el apoyo y la generación de planes de estudio que
proporcionen a los estudiantes una comprensión más profunda
del impacto de las decisiones ingenieriles en un enfoque
empresarial (Graham, 2009).
Es aconsejable para las universidades adoptar un enfoque
en los currículos que permita fomentar la incorporación de
habilidades empresariales definiendo contenidos y métodos de
enseñanza para el emprendimiento, en consonancia con los
objetivos estratégicos planteados por cada universidad
(Volkmann, 2004). En este sentido se observa que aunque el
fomento al espíritu empresarial ha sido parcialmente
incorporado en los currículos universitarios, existe una amplia
variedad de factores que afectan los resultados de estos
esfuerzos y los objetivos del emprendimiento; esto cobra
importancia ya que el impacto de la educación empresarial se
ve afectado por aspectos específicos del diseño curricular y su
ejecución (Urban, 2006). En efecto, la incorporación de
habilidades empresariales en la planificación de planes de
estudio requiere de inversión de tiempo y recursos por las
universidades; sin embargo, los cambios involucrados puedan
tener considerables beneficios de largo plazo para la
institución (Frank, 2007).
Por otro lado, se ha desarrollado una conciencia más
positiva en educar a los ingenieros para desarrollar su espíritu
empresarial, determinándose que los empresarios potenciales
se pueden fomentar a través de programas de iniciativa
empresarial en las universidades haciendo posible la
enseñanza de habilidades enfocadas hacia el emprendimiento
(D'Cruz y Tech, 2007).
En este sentido, los ingenieros se vislumbran como agentes
principales del cambio y por tanto se debe pensar en el
contexto más amplio en el que desarrollen su trabajo,
requiriendo una amplia gama de habilidades y conocimientos
ajenos al campo técnico de la ingeniería que debe ser
fomentados mediante propuestas curriculares que busquen
formarlos como ingenieros emprendedores. Una de las formas
más tradicionales para la enseñanza de estas habilidades
empresariales se ha centrado en la elaboración de un plan de
negocios, ya que éste permite a los estudiantes integrar la
sostenibilidad a su idea empresarial, lo que estimula la
internalización y la sensibilización en este componente.
Además, permite escribir un plan que integra aspectos de una
amplia gama de temas y disciplinas como son la economía, los
aspectos organizativos, diseño de productos, la producción y
la estrategia. Igualmente, el trabajo en equipo, las habilidades
y las destrezas en formulación de proyectos pueden ser
practicados en la realización del plan; estimulando así las
habilidades de presentación que son consideradas de suma
importancia en la venta de un producto o una idea de negocio
(Bonnet et al, 2006).
Finalmente, dados los múltiples obstáculos que enfrenta la
enseñanza de habilidades emprendedoras, su aplicación real
sigue viéndose como un proceso a largo plazo que registra las
siguientes dificultades: la falta de componentes de libre
elección sobre emprendimiento en la mayoría de los
programas; la baja posibilidad de fomentar la colaboración
interdisciplinar, ya que los estudiantes se ven poco
incentivados e involucrados en trabajar con estudiantes de
otras áreas del conocimiento; y por último, la falta de
coherencia entre los programas de emprendimiento dirigidos
hacia los ingenieros, el cual es un problema que va de la mano
con los enfoques pedagógicos utilizados. Se observa así la
falta de homogeneidad en estos aspectos, lo que dificulta la
creación de métodos de evaluación que sean válidos y
generalizables a múltiples contextos (Duval, Reed y Haghighi,
2010).
TENDENCIAS DE LOS PROGRAMAS DE EMPRENDIMIENTO EN
INGENIERÍA
La introducción de la educación empresarial en las
universidades mayoritariamente técnicas debe ser parte de un
diseño estratégico más general hacia los estudios en las áreas
empresariales y de habilidades de gestión, ya que se requiere
un diseño diferente en los programas curriculares que
considere no sólo las capacidades técnicas, sino también las
competencias económicas y de gestión con el fin de crear,
diseñar y gestionar sistemas complejos tecno-económicos
(Papayannakis et al, 2008).
Además, Frank (2007) plantea que el espíritu empresarial
no debería limitarse a los estudiante de carreras
administrativas, sino que debe ofrecerse a los estudiantes de
todas las áreas y con una planificación orientada hacia el
sector privado, ya que puede estar perdiéndose una
oportunidad clave para educar a los futuros líderes al no
proporcionar un currículo que fomente y desarrolle la
innovación de los estudiantes y las competencias
empresariales. De igual manera Korhonen et al. (2007)
resaltan la necesidad de conocimientos administrativos y de
gestión por parte de los graduados en carreras ingenieriles.
En este aspecto, las diferentes tendencias frente al
direccionamiento de los programas y cursos de fomento del
espíritu empresarial para estudiantes de ingeniería coinciden
en la búsqueda de los siguientes objetivos:
 Utilizar un enfoque ingenieril que permita estructurar y
desarrollar un negocio que sea atractivo para los
LATIN AMERICAN AND CARIBBEAN JOURNAL OF ENGINEERING EDUCATION, Vol. 5(2), 2011
inversores y desarrollar productos que sean populares
entre los clientes.
 Usar el sistema de principios de ingeniería y técnicas para
analizar y mitigar los problemas encontrados en la puesta
en marcha de una empresa de base tecnológica con alto
grado de incertidumbre técnica.
 Conocer experiencias de empresarios, inversores y
proveedores experimentados para así obtener
conocimientos prácticos y herramientas empresariales
útiles.
 Fomentar la capacidad de diseñar componentes o
procesos para satisfacer las necesidades dentro de las
limitaciones económicas, ambientales, sociales, políticas
y éticas.
Otras habilidades importantes comunes a los programas de
espíritu empresarial se dividen entre habilidades “duras”
(utilización de nuevos materiales, capacidad de aplicar las
nuevas tecnologías, pensamiento abstracto, habilidades de
negocio y experiencias prácticas) y habilidades "blandas”
(comunicación eficaz, trabajo en equipo, flexibilidad, ética
profesional, pensamiento creativo, habilidades de liderazgo y
paciencia) (Nichols y Armstrong, 2003).
Con el fin de fomentar estas habilidades, Pistrui et al.
(2008) sugiere que las facultades de ciencias e ingeniería se
ven en la necesidad de adoptar las siguientes estrategias para
apoyar el desarrollo del espíritu empresarial: en primera
instancia se debe hacer de la educación empresarial y la
innovación una prioridad en todos los campos del
conocimiento, logrando su desarrollo transversal; en segundo
lugar, se debe satisfacer la demanda de planes curriculares
frente a estas habilidades, buscando una colaboración
interdisciplinaria entre estudiantes, profesores y universidades;
por otro lado, se debe buscar la conexión entre la comunidades
universitarias con los empresarios, la industria y el gobierno
para mejorar su competitividad estratégica (Millet et al.,
2008). Además es importante mencionar que se requiere una
renovación en las prácticas pedagógicas implementadas de
modo que profundicen más en aspectos que puedan motivar a
sus estudiantes hacia la creación de empresas.
Al aplicar estos argumentos, se sostiene que la
participación de la comunidad universitaria en la actividad
empresarial se ve influenciada por la estructura de las
relaciones sociales, la cual se caracteriza por la integración del
estudiante en una estructura de capas anidadas
institucionalmente, cada una de las cuales pueden influir en su
participación en la actividad empresarial. Ligado a esto, la
decisión del docente para ejercer e impartir la actividad
empresarial y el proceso de hacerlo se ve influenciado por las
políticas, normas formales institucionales, y el carácter
general de apoyo a su participación en la actividad empresarial
promulgada por la universidad, y, por los incentivos de
recompensa, expectativas normativas, así como el apoyo
desde su respectiva facultad y la red de colegas en que se
desenvuelve (Kenney y Richard, 2004).
Adicionalmente, se considera que tanto los estudiantes
universitarios que aspiran a trabajar en empresas establecidas
u organizaciones sin fines de lucro, así como aquellos que
planean lanzar sus propias empresas, se pueden clasificar
como empresarios potenciales; en consecuencia, la educación
19
empresarial debería estar disponible para todos los estudiantes
universitarios (Lee, Chang, & Lim, 2005). Por lo tanto en
estos programas, aún más importante que la formación, es que
los participantes se sientan cómodos y se entusiasmen con la
idea de adquirir habilidades empresariales, para que de esta
manera se puedan sentar las bases de una actitud positiva
hacia el espíritu empresarial y la creación de empresas
(Klapper, 2005).
En este sentido, Löbler (2006) ha enunciado varios
principios para el diseño de un programa de educación en
habilidades empresariales, los cuales ayudan a crear un
ambiente de aprendizaje para los estudiantes en cuanto a su
apoyo en la autonomía, la autosuficiencia, el pensamiento
independiente y en general, la capacidad de autogobierno.
Entre estos principios están: dejar que los alumnos desarrollen
sus propios objetivos de aprendizaje, deducir los contenidos
que se cubrirán como consecuencia a los problemas de
aprendizaje identificados por los estudiantes, diseñar
actividades que requieren la interacción y el conflicto
sociocognitivo, asegurar un flujo de información abierto entre
todos en el salón de clases, no volver a mostrar la forma de
resolver problemas y no decir que una respuesta es correcta o
incorrecta, entre otros; lo anterior, refleja la poca conveniencia
en la definición de currículos rígidos para los cursos de
emprendimiento, ya que se debe tratar de impulsar un contexto
que conduzca al aprendizaje en la toma de decisiones y a
consolidar un proceso abierto de aprendizaje donde el docente
sea un acompañante en el proceso de producción activa del
estudiante en cuanto a sus objetivos, prioridades y metas.
¿CÓMO EVALUAR LA ENSEÑANZA DE HABILIDADES
EMPRESARIALES EN INGENIERÍA?
Aún se está en la búsqueda de instrumentos de evaluación
capaces de capturar los datos necesarios para investigar cómo
la educación empresarial afecta los resultados en
emprendimiento de los estudiantes de ingeniería.
Generalmente estas evaluaciones se pueden agrupar en una de
tres categorías: 1) evaluaciones en el transcurso del curso, que
miden la reacción del estudiante a una determinada actividad;
2) instrumentos que buscan medir aspectos específicos, que
tienen que ver con la construcción de habilidades relacionadas
con el espíritu empresarial y 3) evaluaciones de los programas
o cursos de mayor alcance, incluyendo elementos y escalas
que pueden incluir el conocimiento, la satisfacción, la creación
de empresas, o incluso el impacto económico (Duval, Reed y
Haghighi, 2010), estas evaluaciones muestran los factores que
pueden haber incidido en el incremento o disminución de la
intencionalidad frente al emprendimiento, resultados que
ayudan a mejorar la orientación y priorización de actividades
al momento de planear un curso de creación empresarial
(Oosterbeek, Praag y Ijsselstein, 2010).
Por otro lado, Zidek (2010) expone que al momento de
realizar una evaluación sobre la formación en iniciativa
empresarial se ha optado por medir aspectos tales como: (a) la
capacidad de asumir roles de liderazgo en equipos
multidisciplinarios; (b) la capacidad de comunicarse de
manera efectiva, en un entorno interdisciplinario; (c) la
comprensión del espíritu empresarial, (d) la capacidad de
20 LATIN AMERICAN AND CARIBBEAN JOURNAL OF ENGINEERING EDUCATION, Vol. 5(2), 2011
escribir un plan de negocios, y (e) la capacidad para definir un
problema de la comunidad y utilizar el proceso de ingenieril
para ofrecer una solución.
Es así como la complejidad de la evaluación de la
iniciativa empresarial lleva a que los cursos se dividan en dos
categorías para mejorar la comprensión de estos. En primera
instancia, los cursos que explican el espíritu empresarial y su
importancia para la economía, donde los estudiantes son
agentes que permanecen a una distancia del sujeto; y en
segunda instancia, los cursos con una inclinación hacia la
experiencia en la formación de estudiantes, centrándose en las
habilidades necesarias para desarrollar sus propios negocios.
Teniendo presente estos diferentes ambientes, las
metodologías de evaluación se pueden enfocar en cursos
específicos (interés de los alumnos, la satisfacción del curso,
la adquisición de conocimientos, el enfoque pedagógico
aplicado) frente a evaluaciones a más largo plazo que
consideren la creación de nuevas empresas, el impacto
económico, o resultados que pueden requerir la evaluación de
seguimiento durante un periodo amplio de tiempo (Duval,
Reed y Haghighi, 2010).
Por último, se ha detectado que para ajustar los programas
y realizar dichas evaluaciones, el estudiante universitario debe
desempeñar un papel activo que permita la construcción de
mejores enfoques académicos, fomentando así el espíritu
emprendedor. De esta manera, para estar al tanto y
potencializar el impacto de los programas es necesario
conocer la opinión de los implicados en la oferta y demanda
de los programas de emprendimiento (Volkmann, 2004;
Urban, 2006), los cuales se constituyen en insumos necesarios
para el diseño de planes de estudios que proporcionen a los
estudiantes mejores perspectivas como futuros empresario.
CASOS EXITOSOS DE ENSEÑANZA DEL EMPRENDIMIENTO EN
INGENIERÍA
Lo visto hasta ahora muestra que se debe replantear el
papel de la enseñanza del emprendimiento hacia nuevos
modelos de aprendizaje que deben estar a la vanguardia de
roles más dinámicos en el proceso de emprendimiento, una
muestra de este tipo de iniciativas se enuncian a continuación
mediante algunos ejemplos de facultades y escuelas de
ingeniería que han establecido cursos o programas
incentivando el direccionamiento de sus currículos hacia la
creación de empresas:
Florida Tech’s Department of Engineering Systems
Este se compone de cuatro módulos. El primero se titula
sistemas de ingeniería empresarial, buscando proporcionar una
visión global de la aplicación de ingeniería en iniciativa
empresarial por medio de la puesta en marcha de un plan de
negocios; un segundo módulo se basa en las técnicas de
marketing, donde se ofrece a los ingenieros una orientación de
mercadeo que permite formular ideas innovadoras de alta
tecnología incrementando las posibilidades de éxito en el
mercado; un tercer módulo orientado a la estrategia de
producto, el cual se refiere la formulación de herramientas
específicas orientadas al posicionamiento de productos de alta
tecnología y por último el cuarto módulo se direcciona en
estrategias de comercialización de tecnología, que como su
nombre lo indica, brinda bases para el proceso de negociación
tecnológica (D'Cruz y Tech, 2007).
Engineering programs at The University of Texas at
Austin (Department of Mechanical Engineering)
En este departamento se han desarrollado cursos en
pregrado y postgrado para incentivar el espíritu empresarial;
uno de ellos se titula "Del laboratorio al mercado", el cual es
un curso de postgrado direccionado desde las actividades de
investigación que cubran necesidades del mercado. Es
importante aclarar que este curso está interrelacionado con la
Escuela de Negocios de la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales, la Facultad de Derecho y la Facultad de Ingeniería,
haciendo posible que los estudiantes trabajen en equipos
interdisciplinarios en el desarrollo de un enfoque de
comercialización de tecnologías específicas; por otro lado, el
curso incluye una serie de invitados que se suman el enfoque
pragmático del ingeniero empresarial (Nichols y Armstrong,
2003).
Whitaker School of Engineering at Florida Gulf Coast
University (FGCU)
Se ha titulado como servicio de aprendizaje donde se
espera utilizar el proceso de diseño de ingeniería para
identificar necesidades en comunidades específicas, basándose
en el trabajo con el cliente para identificar los criterios de
diseño y limitaciones, desarrollando así soluciones alternativas
que permitan preparar un plan de negocios para la estrategia
deseada. Este curso ha sido diseñado en tres fases:
identificación de necesidades, solución de problemas
ingenieriles y planes de negocio. Los proyectos resultantes son
propuestos por los estudiantes y solicitados por la comunidad.
Cada estudiante tiene la obligación de identificar una
necesidad en la comunidad. En este enfoque el espíritu
empresarial se centra en convertir la solución propuesta no
sólo en un producto o en un proceso de trabajo, sino en el
desarrollo del modelo de negocio. Por otro lado, el curso está
estructurado de tal manera que los estudiantes pasan tiempo
extracurricular con la comunidad para probar, revisar y volver
a probar las soluciones propuestas, mientras el tiempo de clase
se utiliza para transmitir a los estudiantes de ingeniería los
conceptos empresariales necesarios para escribir un plan de
negocios abreviado (Zidek, 2010).
Brown University’s Division of Engineering
En la Brown University se desarrolla un curso que invita a
los estudiantes a trabajar con socios industriales en el
desarrollo tecnológico de productos, con horarios, plazos,
etapas y presupuestos reales. Este realismo compromete a los
estudiantes no sólo en los aspectos técnicos de la investigación
en ingeniería y desarrollo, sino también en los aspectos no-
técnicos que determinan sus decisiones. Este proceso lleva el
acompañamiento del profesorado asegurando así que las
experiencias de aprendizaje estén al alcance de los estudiantes.
La participación del docente es vital y es lo que diferencia al
curso de una pasantía tradicional, ya que el curso presenta un
enfoque más individual y más estructurado en cuanto a
ambientes de aprendizaje. Por otro lado el objetivo del curso
LATIN AMERICAN AND CARIBBEAN JOURNAL OF ENGINEERING EDUCATION, Vol. 5(2), 2011
no es que los estudiantes de ingeniería lleven a cabo todos los
aspectos técnicos mientras los estudiantes de administración
toda la parte comercial de los proyectos, sino que se busca
realizar un cruce significativo en ambas direcciones para
asegurar un conocimiento más interdisciplinario. Por último,
es importante mencionar que las composiciones y temáticas
del equipo se deciden por la facultad, aunque los estudiantes
pueden expresar sus preferencias hacia ciertos proyectos
(Creed et al, 2002).
Empresa Juvenil (EJE) y curso de Emprendimiento e
Innovación Tecnológica en la Escuela Superior Politécnica
del Litoral (ESPOL)
La ESPOL definió dos estrategias de acción encaminadas a
desarrollar habilidades empresariales en los estudiantes de
todas las carreras universitarias, la primera es en la creación
de una Empresa Juvenil (EJE) que permite un mayor
acercamiento de los estudiantes hacia el sector industrial y
productivo, esta es una iniciativa completamente administrada
por los universitarios donde los estudiantes brindan
consultorías con el apoyo de docentes especializados en
diversos temas, lo que fomenta el desarrollo de diversas
habilidades empresariales; la segunda estrategia es el curso
Emprendimiento e Innovación Tecnológica, el cual se
establece bajo el modelo de aprendizaje basado en la
experiencia, mediante actividades que simulan contextos
reales empresariales (Denise y Lasio, 2007).
Además, se plantean como objetivos del curso que los
estudiantes reflexionen sobre las competencias empresariales
y sus utilidades para el desempeño profesional y laboral, en
este aspecto, Izquierdo y Buyens (2007) han identificado el
impacto positivo del curso con respecto al fomento ciertas
habilidades como la formación de redes de contacto,
habilidades de comunicación, e identificación y evaluación de
oportunidades de negocio.
CONCLUSIONES
La influencia de la ingeniería en los procesos de
emprendimiento ha sido parcialmente ignorada en los
programas que fomentan el espíritu empresarial, olvidando
que desde un enfoque ingenieril se desarrolla un proceso de
innovación significativamente mejorado y más sólido
mediante la adopción de una mentalidad que incluye procesos
estocásticos, mejorando las probabilidades de éxito y
conduciendo a un proceso de desarrollo de productos más
estructurados.
Los programas de emprendimiento deben fomentar la
materialización de las investigaciones en ingeniería llevando
estos resultados hacia el sector productivo y promoviendo el
liderazgo de los ingenieros en el ámbito empresarial; esto
fomenta el desarrollo de los conceptos de innovación y
creatividad que se consolidan como habilidades profesionales
fundamentales.
Un ingeniero se supone que es dotado de cierto volumen
de conocimientos técnicos, lo que cotidianamente lo lleva a
enfrentarse a la elección de la mejor manera de apropiarse de
la rentabilidad económica de ese conocimiento, es allí donde
radica la importancia de la educación en habilidades
21
empresariales para los futuros ingenieros, los cuales deben ser
entrenados para reconocer y desarrollar nuevas tecnologías.
A lo largo del texto se observa que el cuestionamiento
tradicional sobre la enseñanza del emprendimiento (el
empresario nace o se hace) ya no es relevante, dado que la
mayoría de investigaciones sustentan que el espíritu
empresarial se puede aprender por medio de la instrucción
formal y mediante un aprendizaje experiencial. Es por esto
que el reto actual es encontrar técnicas útiles para capacitar a
los estudiantes de ingeniería en emprendimiento y el desafío
consiste en conceptualizar y articular el espíritu empresarial
como un enfoque multidisciplinario para el proceso de
creación de valor económico y social frente a la incertidumbre
y los recursos limitados.
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