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PRINCIPIOS INTERNACIONALES.
El mandato para la educación electoral, como el que generalmente se desarrolla para las
elecciones, es tomado no solo de la legislación nacional sino también de prácticas
internacionales comparativas y de instrumentos y principios establecidos por los países
en foros y tratados internacionales.
Una discusión detallada sobre estos principios y su relación con las elecciones la
podemos encontrar en una publicación del Centro para los Derechos Humanos de las
Naciones Unidas.1 En una encuesta de diecinueve instrumentos universales y
regionales, la publicación señala que "países y personas alrededor del globo han
reconocido que las elecciones libres y justas son un punto crucial para la continuidad de
la democratización y medios imperativos para darle voz a la voluntad de las personas."2
Para alcanzar esto, la publicación pone atención a lo que considera como elementos
comunes de la ley y procedimiento electoral, que aseguran que las elecciones están
siendo llevadas a cabo de forma justa y libre y bajo el mandato de la ley. En relación a
la información pública y a la educación al votante el documento reza:
124. El financiamiento y la administración deben proporcionarse para la realización de
campañas objetivas, informativas y de educación electoral no partidarias. Dicha
educación cívica es especialmente crítica para poblaciones con poca o ninguna
experiencia con elecciones democráticas. El público debe estar bien informado sobre
dónde, cuándo y cómo votar, así como sobre la importancia que tienen las elecciones.
La gente debe poder confiar en la integridad del proceso y en su derecho a participar en
éste.
125. La literatura debe estar ampliamente disponible y debe ser publicada en varios
lenguajes nacionales para asegurarse que habrá una participación significativa de todos
los votantes elegibles. Los métodos de multimedia deben ser empleados para
proporcionar educación cívica efectiva a las personas con diferencias niveles de
alfabetización. Las campañas de educación al votante deben extenderse a lo largo de
todo el territorio del país, incluyendo áreas rurales y aisladas.3
El Secretariado de la Comunidad Económica Europea se ha involucrado en gran número
de programas para apoyar las elecciones a través de Comunidad Económica. Entre 1993
y 1997, se organizaron un amplio rango de reuniones alrededor de la comunidad, a las
cuales asistieron Altos Oficiales Electorales y durante las cuales se sostuvieron
discusiones sobre la forma como se pueden mejorar las prácticas electorales y acordaron
producir un documento sobre práctica electoral.4 El documento, Good Commonwealth
Electoral Practice, es el resultado de las discusiones alrededor de un borrador. Estas
discusiones poseen información sobre prácticas en países que son miembros de la
Comunidad Económica Europea.
Los principios señalados en el documento están diseñados para ser aplicados no solo a
elecciones gubernamentales nacionales y locales sino también buscan asistir a las
personas en el fortalecimiento de sus propios sistemas electorales, lo cual no significa
que se conviertan en recetas definitivas. Aunque estén escondidos en la sección
encargada de las relaciones entre la autoridad electoral con los partidos políticos, los
párrafos sobre la educación pública siguen siendo importantes:
42. Los programas educativos no partidarios, apropiados y efectivos, aun cuando no son
siempre responsabilidad de un cuerpo electoral, son un aspecto esencial tanto en países
que se está desarrollando una "cultura" del voto, como en las democracias establecidas.
Como tal deben estar adecuadamente financiados y profesionalmente organizados,
enfocados a grupos particulares (por ejemplo: mujeres, grupos minoritarios, los
desfavorecidos y niños de colegio). Donde es viable construir prácticas para fomentar
las elecciones nacionales a nivel del colegio, es posible establecer centros que enseñen
procedimientos electorales y educación al votante.
43. El fomento, en particular, de la participación femenina en todas las facetas del
proceso democrático merece especial atención.
44. El costo de los programas de educación pública debe minimizarse mediante el cobro
mínimo o el acceso gratuito a los medios de comunicación de servicio público.5
El documento de la Comunidad Económica Europea va más allá de la declaración de las
Naciones Unidas al identificar la importancia de la educación electoral en "democracias
establecidas". Entre 1994 y 1997, la creciente sensibilidad frente al desempeño
democrático y la participación -especialmente frente a los resultados electorales y el
entusiasmo- entre democracias incipientes y establecidas dejó claro que la democracia
no puede sobreentenderse bajo ninguna circunstancia.
Existe, sin embargo, un consenso internacional general sobre la importancia de la
educación pública y la necesidad de establecer programas profesionales y rentables
como soporte de las elecciones y, por extensión, como soporte de una agenda
democratizadora más amplia.
Los grupos de observadores internacionales inevitablemente comentan sobre la
conveniencia de los programas de educación al votante y la preparación de los electores.
Estas afirmaciones amplían nuestro conocimiento con respecto a aquello que es
necesario para poder asegurar que no solo existan elecciones libres y justas, sino que
también exista un financiamiento adecuado para lograr una toma de decisiones
democráticas en países complejos y otras regiones políticas.