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14/04/2020.

EL VIRUS DEL PECADO

De momento se han identificado casi a 2 millones de personas contagiadas por el covid-19


(aunque se cree que son muchísimas más) y más de 110.000 muertos según cifras oficiales
aunque algunos datos apuntan a más del doble.

Estas cifras asustan, dan temor y a uno le dan tristeza especialmente cuando a esas cifras le
ponemos cara. Todos hemos conocido alguna persona que ha sufrido los estragos del
coronavirus, o hemos oído testimonios de personas que han perdido a personas queridas sin
poder despedirse de ellas. Uno se pone en el lugar de esas personas y siente pena y en
ocasiones miedo por si también le pudiera pasar a él mismo.

Imagínate que los 8.000 millones de la población mundial estuvieran infectados por un virus
letal y por supuesto tú y todos tus seres queridos estuvieran infectados por este virus.

Este virus es real y se llama pecado y la vacuna existe verdaderamente y es la vida, sacrificio
sustitutorio y resurrección de Jesucristo. Mis preguntas son ¿te has puesto esta vacuna? ¿has
informado a otros de esta vacuna?

Mi reflexión es si hoy nos enterásemos de que un ser querido nuestro estuviera muy grave de
coronavirus y tuviéramos en nuestra casa la vacuna, creo que correríamos y se la llevaríamos,
pero ¿por qué no sufrimos igual cuando sabemos que están infectado de pecado y las
consecuencias de ese virus es un no un sufrimiento pasajero de una semanas, sino un
sufrimiento eterno?

Mateo 10: 28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed
más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Lo que nos pasa es que en muchas ocasiones no vivimos en consonancia con lo que creemos.
Y otras veces porque tenemos miedo de que las personas no reconozcan que están
infectadas de esta enfermedad llamada pecado y que necesitan la vacuna que Cristo
proporcionó.

Si por otro lado tú eres una de las personas que no quieres la vacuna, pero si estarías
dispuesto a pagar lo que hiciera falta por la vacuna del covid-19, te digo no tengas miedo de
las personas ni de las enfermedades que puede hacerte sufrir temporalmente o incluso
matarte, sino ten miedo de aquello y aquel que puede determinar cuál va a ser tu destino
eterno, o bien un sufrimiento eterno en el infierno o una vida eterna de gozo y ausente de
sufrimiento en el cielo.

Pero primeramente para ponerte esta vacuna tienes que reconocer que estás enfermo. Hoy
es un buen día para administrarte de esa vacuna, humíllate delante de Dios, pídele
sinceramente perdón por tus pecados y pon tu fe en Cristo como aquel que vivió la vida
perfecta que tú no puedes vivir, que sufrió las consecuencias de tu pecado en tú sustitución y
trasfirió su justicia a ti para que en el día del juicio final tú seas declarado justificado y
resucites para vida eterna junto a Dios y Cristo.

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