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¿En qué consiste la ‘teoría del todo’?

En busca de
la unificación de las leyes

“La teoría del todo es una aspiración del ser humano reflexivo, del
filósofo, y también del físico cuando pretende comprender el
universo”, dice Manuel Torres Labansat, investigador del Instituto
de Física, de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM).
Esto se observa, por ejemplo, en el siglo XVII, cuando Isaac
Newton, físico británico, tuvo el chispazo de unificar la explicación
de fenómenos terrestres y celestes bajo una misma ley.
Antes que él, aún prevalecía la idea aristotélica de que las leyes de
la Tierra se referían a fenómenos imperfectos y nada tenían que
ver con la incorruptibilidad de los movimientos de la bóveda
celeste, donde se creía estaban fijas, cual tachuelas clavadas, las
estrellas.
“El surgimiento de la mecánica clásica implicó que la descripción
de los fenómenos en la Tierra y en los astros fueran descritos con
las mismas leyes: las de la gravitación universal. Newton se dio
cuenta de que son lo mismo y justamente la caída de una
manzana al suelo se da por la misma ley que hace que la Luna
gire alrededor de la Tierra. Ese fue un principio unificador
fantástico”, comenta este científico de la UNAM.
Esta maravilla teórica también fue percibida por Paul Valéry
(1871-1945), poeta francés, quien resumió la misma idea de
Torres Labansat en la siguiente frase:
“Uno tenía que ser Newton para darse cuenta de que la Luna está
cayendo, cuando todo el mundo ve que no cae”.
El segundo paso se dio en dirección de la unificación de dos
fenómenos aparentemente ajenos, la electricidad y el magnetismo,
pero que a mediados del siglo XIX, James Clerk Maxwell, físico
británico, fusionó en la teoría electromagnética.
“También se dio cuenta de que esa teoría predecía la existencia de
ondas electromagnéticas, y cuando calculó la velocidad con la que
se propagan estas ondas, se llevó la sorpresa de que lo hacen a la
misma velocidad de la luz. Entonces así concluyó que la luz
también es un fenómeno electromagnético”, explica Torres.
Entonces, de esta manera, Maxwell logró unir no solo dos
fenómenos antes considerados como ajenos, la electricidad y el
magnetismo, sino tres, cuando vio que la luz también formaba
parte de su teoría.
“Y esto tuvo implicaciones tremendas, no solamente en el
entendimiento de la naturaleza, sino también en las aplicaciones.
Por ejemplo, la posibilidad de transmitir señales (como las de la
televisión o la radio) se basa en la teoría de las ondas
electromagnéticas”, detalla Torres.
El tercer gran salto de la física en la senda de la unificación fue la
famosa fórmula de energía es igual a masa por velocidad de la luz
al cuadrado, formulada por Albert Einstein, genio alemán
naturalizado estadounidense, considerado el más brillante físico
del siglo XX.
“Con esa fórmula se entiende que de alguna manera la masa es
intercambiada con la energía, entonces esto quiere decir que están
íntimamente relacionadas. Es otro principio unificador fantástico”,
asegura este investigador de la UNAM.

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