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Lengua materna

Taller de gramática. La coherencia


Hace seis mil años aparecieron los primeros signos en
Mesopotamia. Tiempo después y, de manera independiente, la
escritura nació también en Egipto, La India y China. Así pues,
los primeros apuntes eran dibujos esquemáticos.

El siguiente paso fue dibujar ideas abstractas, pues bien el


número de signos no dejaba de aumentar. Por este motivo, la
solución fue dejar de dibujar las cosas y las ideas infinitas para
empezar a dibujar los sonidos de las palabras. Finalmente,
llegaron a las letras.

Sin embargo, los primitivos sistemas eran laberintos de


símbolos. Debido a esta situación los aprendices de origen
noble, tenían que sobrevivir a una despiadada enseñanza. Este
conocimiento estaba solo al alcance de una selecta minoría de
escribas que ejercían un oficio privilegiado y secreto. La
consecuencia de la técnica fue que durante muchos siglos, la
escritura dio voz solo al poder establecido.

La invención del alfabeto abrió puertas para que muchas


personas pudieran acceder al pensamiento escrito, como
resultado la revolución se gestó entre los pueblos semíticos. En
torno al año 1000a.c, encontramos la escritura fenicia que
también derivó de esa misma matriz el alfabeto griego y más
adelante el latino. Este conocimiento contenía acertijos: solo se
anotaban las consonantes de cada sílaba, dejando al lector la
tarea de adivinar las vocales.
Por otro lado, los griegos habían conocido la escritura en la
época del apogeo cretense y de los reinos micénicos. A partir del
modelo fenincio se inventó en Grecia el primer alfabeto de la
historia, el cual tomó letras que no eran útiles para la lengua y
usó los signos para las cinco vocales que como mínimo se
requerían. Por consiguiente, se difundió en Europa el alfabeto
mejorado
Los expertos piensan que la invención del alfabeto griego
no fue un proceso anónimo o a cargo de una colectividad sin
nombre ni rostro. Por el contrario, fue un acto individual,
deliberado e inteligente que exigió una gran sofisticación
auditiva para identificar las partículas básicas que componen las
palabras.
Para terminar, los romanos aprendieron a escribir a
imitación de los griegos. Después, los etruscos fueron los
primeros en aprender el alfabeto griego y adaptarlo a su lengua.
Los romanos se abalanzaron ávidos sobre aquella maravillosa
innovación y adoptaron a su vez la escritura etrusca con ciertos
ajustes para adecuarla al latín.

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