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Tema 11

El proyecto de Dios para los padres


PARTE 2

Después de haber leído algunos documentos del Magisterio de la Iglesia con respecto a la Misión de
los padres en la vida de los hijos, podemos sacar cuatro palabritas que son muy importantes a tener
en cuenta en nuestra tarea como padres.

Estas palabras las podemos recoger de un texto de la Biblia que nos habla sobre Dios como padre
de Israel:

1
Cuando Israel era niño, lo amé, y desde Egipto llamé a mi hijo. 2 Cuanto más los llamaba, más se
alejaban de mí: ofrecían sacrificios a los Baales y quemaban ofrendas a los ídolos. 3 Yo enseñé a
andar a Efraín y lo llevé en mis brazos, y ellos sin darse cuenta de que yo los cuidaba. 4 Con correas
de amor los atraía, con cuerdas de cariño. Fui para ellos como quien alza una criatura a las mejillas;
me inclinaba y les daba de comer.
Os 11, 1 – 4.

1. Los ame
2. Les enseñé
3. Los cuidé
4. Les proveí

Estas cuatro palabras definen la gran misión que cómo padres tenemos en la vida de nuestros hijos.

1. LOS AMÉ

La experiencia más importante del ser humano es la de ser amado. Es decir, ser valorado, aceptado
y respetado tal y cómo es.

Definitivamente esta experiencia va desde las palabras tiernas, amorosas, cariñosas, hacia los hijos,
como lo experimentó Jesús de parte del Padre:

16
Después de ser bautizado, Jesús salió del agua y en ese momento se abrió el cielo y vio al Espíritu
de Dios que bajaba como una paloma y se posaba sobre él. 17 Se escuchó una voz del cielo que
decía: —Éste es mi Hijo querido, mi predilecto.
Mt 3, 16 – 17.

Jesús se sabe y se siente “Hijo querido y predilecto” porque el Padre se lo dice.

Cómo padres tenemos la gran responsabilidad de usar con nuestros hijos el “lenguaje del amor”.
Que no consiste en debilitarlos, en apocarlos, sino en fortalecer su ser personas, su dignidad de
seres humanos.

Hablamos de un lenguaje que transmite la seguridad y fortaleza necesaria para afrontar todos los
rechazos que les esperan en la vida a nuestros hijos.
Pero no solo se trata de “hablar con amor” sino también de “actuar con amor”:

4
Con correas de amor los atraía, con cuerdas de cariño. Fui para ellos como quien alza una criatura
a las mejillas;

El amor se dice y se expresa con gestos, con la forma de hablar, con las caricias, con el abrazo, con
el contacto.

Está por demás decir que hablamos de gestos, abrazos, caricias, besos, contacto propio de los
padres a los hijos, es decir, con el límite del respeto por su sexualidad.

El abrazo, el beso, el contacto, las caricias hacia los hijos, no se compara con las caricias, el beso, el
contacto, el abrazo hacia la pareja. Esta por demás decir, que los padres deben guardar siempre el
cuidado adecuado hacia sus hijos.

Un padre que respeta a su hija, la esta preparando para que ella sepa reconocer cuando un amigo o
novio ha cruzado la línea del respeto con ella.

Así pues, el amor es lo más importante. Si nos damos cuenta en nuestro texto, Dios dice que “amó a
Israel”, y luego, las otras tres palabras son la manera en que le amó.

Es decir, le amó, por eso le enseñó. Le amó, por eso los cuidó. Le amó, por eso les provee.

Así pues, no debemos temer ni medirnos en hacerles saber a nuestros hijos ¡Cuánto los amamos!

Y eso exige que en nuestros momentos de enojo y de cansancio, no descarguemos sobre ellos toda
nuestra frustración y desesperación.

Nada hiere más la dignidad de nuestros hijos que cuando usamos un lenguaje de dolor, de colera,
de crítica, de frustración.

PARA COMPARTIR

¿Cómo has usado el lenguaje del amor con tus hijos?

¿Crees que se hace tarde para amar?

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